Cuentos para el andén Nº33

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nº33

diciembre 2014 - enero 2015

elmuro [3] andénuno [5]

Nacimiento, Eva Puyó andéndos [9]

Tres microrrelatos de , ¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género andéntres [12]

Dos microrrelatos de, Susana Camps lapuertadelanevera [13] diccionariodesaturno [14] brevemente [15]

Relatos en cadena dindondin [16] decamino [17] entrecocheyandén [19]

Charcutería, Blanca Fernández

novedades

metroligero [22]

Retomamos el cuento de un alumno de taller, que vuelve a dejarnos un relato Entre coche y andén. Hay más formas de escribir aquí, encuéntralas en grupoanden.com en Cuentos para el andén/Quiero escribir aquí.

Edita: Grupo Andén C/ Feijoo, 6 - 4ºA - 28010 Madrid | edicion@grupoanden.com | www.grupoanden.com Comité editorial: Alejandro Moreno, Víctor García Antón, Leticia Esteban | Editora: Natalia Muñoz. Asesores de contenidos: Sergi Bellver, Juan Carlos Márquez, Kike Cherta, Juan Martini (Buenos Aires, Argentina) y Mónica Pano (Argentina) Publicidad: edicion@grupoanden.com | Diseño: www.jastenfrojen.com Ilustración: Coordinación: www.leticiaestebanilustracion.com Ilustración portada e interior: © Srimalie Bassani | http://srimaliebassani.blogspot.it

Con la colaboración de:


elmuro

Tema: Reflejos

Ganadora: El bosque de hielo - Noelia Rodríguez (Huesca)

Finalistas:

Allí vivía ella - Vicente Lachén (Huesca) Night Thai Temples - Ricardo Silvestre - Mislata (Valencia) Timisoara 6 - Araceli Esteves - Santanyí (Mallorca)

Concurso de fotografía Participa enviando tus fotos a lector@grupoanden.com Consulta las bases y mira las fotos en Facebook y grupoanden.com Tema del próximo concurso: Por las paredes

Te escuchamos: Cuentos para el andén @cuentosanden lector@grupoanden.com

Este Cuentos para el andén trae tres microrrelatos que son tres clavos para el ataúd de la violencia de género, cuyo entierro esperamos celebrar pronto. También hay una abuela que juega a las cartas, cangrejos ermitaños, peces que se sientan a descansar y un foro de lectura para niños y jóvenes. Y más cosas. No te quitamos más tiempo, esperamos que lo disfrutes.

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andénuno

Nacimiento Eva Puyó

MI abuela juega a las cartas con mi hermana y conmigo. Tiene las uñas cortas y pintadas de un fucsia un poco descascarillado. Cuando juega es como mi padre, se concentra y no admite que los demás lo hagan para pasar el rato. Es bastante tarde. Ya nos ha dado de cenar unas empanadillas rellenas de huevo duro y atún, y nos ha peinado el cabello hasta dejárnoslo suave y liso, primero con el cepillo de cerdas negras, después con el peine de púas delgadas. Ha invertido cerca de una hora en hacerlo. Ahora podría pasar la mano entre mis cabellos sin encontrar ningún enredo. En mi clase todas llevan el pelo tan largo como yo. En la de mi hermana, a casi todas les han cortado una media melena. Mi hermana ha tenido que esperar un año para hacer la comunión conmigo, y por eso todavía conserva el pelo largo dentro de una clase de chicas trasquiladas. Mi abuela maneja el taco de cartas con soltura. Las vuelve a barajar como para quitarles las malas energías que le han hecho perder la última partida, y las recoge dentro de su funda de cartón. Son unas cartas raras. Nos las regalaron en la caja de ahorros y a veces cuesta identificar las figuras. A mi hermana y a mí nos gusta mirar la cara joven y delgada del paje o del caballero y hacer como que bebemos de la carta del as de copas. Mi abuela bosteza y nos dice: "Es hora de ir a la cama". Mis padres se han marchado juntos y nos han dejado a solas con ella. No suelen hacerlo. Logramos convencer a mi abuela para que nos permita ver un rato más la tele.

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andénuno

Encima de la televisión hay una fotografía en la que mi hermana y yo estamos junto a la Virgen del Pilar. Mi abuela pidió que nos la tomaran una vez que la acompañamos al Pilar a rezar. Mi abuela estuvo atenta. Seguramente a mi madre se le habría pasado y después de hacer la primera comunión ya no hubiéramos podido entrar en el camarín de la Virgen, y entonces, según mi abuela, no estaríamos bendecidas. En la fotografía mi hermana y yo vamos vestidas igual, pero de distinto color. El suyo es un vestido rosa, el mío, el mismo vestido pero en azul. El azul es el color de los chicos, y es el que me suele tocar a mí cuando llevamos la misma ropa, pero en distinto color. Nuestro traje de comunión sin embargo va a ser completamente idéntico, y de color blanco. Mi abuela nos ha comprado un par de pulseras de oro, con nuestro nombre grabado, como para que nos puedan identificar a pesar de llevar todo igual: el traje, la diadema, los zapatos y los guantes. Nos ha dicho que ella nos ha hecho un regalo caro, mientras que mis abuelos del pueblo tan solo nos dan caramelos cuando vamos a verlos. Mi abuela también quiso que nos hiciéramos una foto las pasadas Navidades con un Rey Mago, de barba blanca postiza. Estamos las dos en bata de colegio, con un par de regalos en nuestras manos. Mi hermana, un peluche de un gato. Yo, un coche de policía. Tan solo tenían esos dos juguetes para hacer todas las fotografías, y, como siempre, fue mi hermana quien escogió el muñeco blando y de chica. También cuando jugamos juntas en la terraza yo adopto los papeles de padre de familia y de novio con las muñecas. En la imagen, sostengo el coche de policía con un gesto serio y responsable. Después de hacernos la fotografía nos quitaron los juguetes y se los entregaron a otras dos chicas que estaban esperando detrás de nosotras.

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andénuno

Mi abuela se duerme en el sillón y ronca, somos nosotras finalmente quienes tenemos que despertarla para que nos acueste. Mi abuela es gorda y grande, y nos mete en la cama de matrimonio de nuestros padres sin preguntarnos si queremos pasar la noche junto a ella. Mi hermana y yo nos reímos al principio con los ronquidos de mi abuela, que se vuelve a dormir al instante, pero luego no podemos pegar ojo y le pedimos un vaso de agua o ir al baño para que cesen los ronquidos durante un rato. Mi padre nos despierta cuando ya entra la luz por los agujeritos de la persiana del cuarto. Aparece como una exhalación, abraza a mi abuela que a duras penas puede entender lo que está pasando. "Es un chico, mamá, es un chico", grita. Yo sonrío y miro a mi padre, y me contagio de esa alegría que hay de pronto en casa, con mi abuela llorando. Después de que mi padre repita varias veces lo de que es un chico es cuando me doy cuenta de la nueva situación y comienzo a entristecerme. No sé si estoy del todo conforme con relajarme y empezar a ser una chica.

tw Del libro: Ropa tendida. Xordica Editorial, 2014. Eva Puyó (Zaragoza, 1976). Ha publicado relatos y reseñas en medios como Público, Heraldo de Aragón y Letras Libres. Ropa tendida, su primer libro, vio la luz en 2007. Coincidiendo con el veinte aniversario de Xordica se reedita este volumen de cuentos que se lee como una novela de familia.

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andéndos

Tres microrrelatos de ¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género La sombra Lucía Díaz MI hermanito dice que vino desde el zaguán. A mí me parece que salió de la habitación grande, muy temprano, apenas antes que mamá se levantara (ella se restregaba los ojos) a preparar el desayuno. Poco a poco se ha metido en cada cuarto, y también en los corredores; ha llegado hasta el patio trasero donde jugamos con el Pelusa. Ahora a nosotros nos da mucho miedo andar por allí y nos quedamos muy quietos, muy juntos, cerca de mamá, no vaya a ser que él regrese y la encuentre sola. b Lucía Díaz reside en Mar del Plata y es la coordinadora del Taller de Minicuento de Ciudad Ficticia: www.ficticia.com.

Ronda infantil Silvia Alejandra García A la niña que está en el medio le quisieron regalar una tijerita de oro para que aprendiera a bordar. Pero la niña, tijera en mano, se abre paso entre las niñas de la ronda y, con una sonrisa despiadada, avanza hacia la puerta de la casa, donde su padrastro la espera con un cliente. b Silvia Alejandra García reside en San Carlos de Bariloche. Es profesora y licenciada en Letras.

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andéndos

Revancha Ana María Oddo COMO todas las noches, el mago corta a la mujer en tres pedazos. Cabeza, cuerpo, extremidades. Desde una pequeña caja, la boca de ella sonríe. Con increíble destreza, con rapidez, el mago cambia de lugar las cajas: la de abajo, arriba; la de la derecha, a la izquierda. En un instante, nada es lo que era. El mago dice las palabras mágicas, las cajas se ordenan, las tapas se abren y la mujer aparece, íntegra. Su boca sigue sonriendo. Hace una reverencia frente al público y gira en dirección al mago. Él parpadea, desconcertado. Ella lo mira fijamente. Su mirada es tan penetrante que la cabeza, el cuerpo, las extremidades del mago van cayendo en rodajas como cortadas por un cuchillo gigante. El público aplaude enardecido ese truco inesperado. La mujer vuelve a saludar y, con aire altivo, abandona el escenario sin dejar de sonreír. b Ana María Oddo reside en Castelar, provincia de Buenos Aires. Es docente, narradora oral y escritora.

tw Del libro: ¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género. Macedonia Ediciones, 2013.

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andéntres

Dos microrrelatos de Susana Camps Moluscos LOS cangrejos ermitaños del Mediterráneo organizan desde antiguo una porra a vida o muerte. Parte de la creencia, bastante extendida entre algunos de ellos, de que solo se conjura la milagrosa aparición de una concha nueva si primero se rompe la propia, acción que, a pesar del riesgo que conlleva, se recompensa con la conquista inmediata de un nuevo alojamiento. Otros, por el contrario, se atienen a la idea tradicional de que hay que tener garantizado el cambio antes de emprenderlo. La porra consiste en apostar quién lo conseguirá antes. La muerte es, obviamente, condición que descalifica. Los terceros, los que apuestan, nunca pierden.

Perspectivas TENGO un pez que se sienta en el suelo de la pecera a descansar. Mi hijo opina que es peza y está embarazada: necesita reposo. Para que yo me quede tranquila, el niño chuta el cristal con los dedos hasta que la peza no puede soportarlo y cambia de posición maldiciéndonos. Enseguida interviene mi hija, que por supuesto está a favor de la idea de embarazo. Propone comprar una redecilla que, en el posparto, sirva a la peza para depositar con garantías a su prole en una guardería protectora. Y no es mala idea, porque todos sospechamos del gordote negro que chupa las plantas. Esa actitud de abate, ese lacónico pasar por vegetariano nos inquieta. Nos dijeron que ayudaba a limpiar el acuario, y es verdad que desarrolla su labor de un modo impecable. Ni siquiera hemos vuelto a saber nada del rayadito que nos divertía tanto, el que soltaba largos hilos negros rizados. Pero aunque eficiente, es difícil querer a un pez que crece tanto.

tw Del libro: Viaje imaginario al Archipiélago de las Extinta, Talentura Libros, 2013 Susana Camps Perarnau es licenciada en Filología Hispánica y doctora en Traducción. Ha publicado crítica literaria, entrevistas y artículos de investigación, la novela El sueño robado (Montesinos), el estudio La literatura fantástica y la fantasía (Mondadori) y microrrelatos en las antologías Mar de pirañas (Menoscuarto) y De antología (Talentura).

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lapuertadelanevera

Guerra

Sandra

Eduardo Zavala O empezamos a comprar platos desechab les, o damos por term inada la guerra.

que La única guerra de la es na vale la pe es on ad oh alm http://desiertosyjardines.blogspot.com.es/

Frío Lazar La última vez que me abrazaste, dej aste suficiente espac io para que el frío ocupas e ese lugar.

Rosi García Frío glacial, frío absurdo, frío abismo, frío silencio... Frío, soledad y la nevera vacía. http://dibujandounpensamiento.blogspot.com.es/

Elia Burdey robar vidas, Y volveremos a lugares, s, ne situacio ra escribir Pa s. to en mom hay que robar.

Lucía Berruga luna Si vas a robar la sitio, su en la ve a pon un os im muchos segu en buscando la luz . ito fin in el

Robar Luis Esther Ligero pé de ca es e m o Cuand que ve mi tumba, tu para o p er robar un cu ajas. b re s la a poder ir

Joan Otero Quiero saber cu ándo pararás de robar lo que me queda, no sea qu e compre algo mañana qu e tampoco pueda aprovech ar.

http://sobrevolandolacultura.blogspot.com.es/

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diccionariodesaturno

Una nueva civilización está empezando de cero en Saturno, aún no tienen claros algunos conceptos, ¿les echas una mano con el diccionario? Participa en www.grupoanden.com

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l de ías g r eo. e qu en á r s s, r a cha l te tica. ar l r u e v b i í i m e uil IA a n pol ntr TIC de eq ad lase e S d l U e c a J cto igu e la e, d lav l 1. A mos. ía de ipal d la s cos anta princ cer o F n y 2. obia eco pio guie r ado. 3. F ar m d i e l d llo, pers i Laz cultad n can c y n u Fa , se ras 4. abre do ructo i p e rá st qu iola ras rte s con s. o ste p Fab a i / a s s s l h e . n ra ra sc gio com ot. GIA arit) telet le pa s reli e la gsp A d o l b m l e e b M o. ta. o d nta ion led oca 2 (Del f. MediPoco reganizac -montesdeto rra el br s 1. ato. s or en cie on im oc bar por la lagro http://x le que n a i do . M mens visib la m de 2. m ier Xi ión in s . do Jav imens osé día ma a o t J a ez o, l dí 3. D s San ied artín de i m s u M ena .es/ L n r si ez m AR pasea a Lóp s cad gspot.co Ñ a i l o l O l S re aos.b lir a De 3 1. Samuerte. e que atbtp://filodelc la av sh a ll Jesú L . 2 aria M


brevemente

Acuse de recibo Semana 11 de concurso: 8 de diciembre de 2014 Ganador: José Manuel Dorrego Había escrito cien veces: te quiero. Escribió con trazo firme, caligráfico, con esa paciencia y minuciosidad que ponen los náufragos en todo lo que emprenden, intuyendo que, probablemente, cuanto les queda es todo un pasado por delante. Escribió un "te quiero" por hoja, una botella por papel, un mensaje por botella: cien botellas en total. La respuesta llegó dos meses después arrastrada por las olas hasta la orilla, dentro de otra botella. El mensaje era claro, conciso, breve y letal: no insistas, decía.

diciembre Emoticono parlante Semana 12 de concurso: 15 de diciembre de 2014 Ganadora: Noemí Pérez Espino El mensaje era claro, conciso, breve y letal: "no insistas", decía seguido de un emoticono con un corazón. -Vero, yo flipo, no entiendo su rollo. -Ya tía, igual es que le va este juego. -¿Qué juego? ¿No insistas y un corazón? ¿Eso qué significa? No entiendo estos whatsapp absurdos que, además, nunca, nunca me dice a la cara, es como si el whatsapp de las narices lo transformara en un emoticono parlante. Yo quiero una relación normal, hablar, mirarle a los ojos, humano, tía, humano. - Mándale el emoticono ese del huevo frito, ese confunde mogollón. - ¿Sí? Éste se va a enterar de lo que vale un peine.

tw Relatos finalistas de diciembre del concurso Relatos en Cadena, organizado por la Cadena SER y Escuela de Escritores. Puedes leer todos los seleccionados en www.escueladeescritores.com o www.cadenaser.com.

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dindondin

Càmeres Submarines. El reto de fotografiar bajo el agua Hasta el 12 de abril de 2015 Museo Marítimo. Barcelona http://www.mmb.cat

Marwan 27 de diciembre Sala Galileo Galilei. Madrid http://www.salagalileogalilei.com

I Concurso de Microrrelatos "Anarcorganismos". Entrega hasta el 29 de diciembre http://www.tregolam.com

Escaparate para nuevos creadores gráficos de Es Baluard y Fundación Camper Hasta el 15 de enero Palma de Mallorca http://www.esbaluard.org

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decamino

Leoteca es una comunidad virtual de lectores, posible gracias a su formato de red social. El primer espacio donde los niños exploran, opinan y comparten lo que leen. Ofrece a los niños una nueva vía de acercarse a la lectura de forma participativa y atractiva. Dispone de una enorme base de datos con más de 35.000 títulos en la que colaboran las editoriales más importantes de nuestro país. Está diseñada para unir a todos aquellos niños, profesores y familias que quieran descubrir una nueva experiencia de lectura en el entorno digital.

tw Actualmente Leoteca se encuentra realizando el I Concurso de mini-reseñas para niños de hasta 14 años con la intención de darles voz a la hora de hablar de literatura. Si tienes alguna propuesta que te gustaría realizar en tu biblioteca, colegio o librería con los más pequeños no dudes en contactar con ellos.



entrecocheyandén

Charcutería Blanca Fernández Alumna de taller de escritura creativa de Clara Obligado

LO primero era tener al marrano bien cebao, engordarlo hasta que pesase al menos doce arrobas. Por eso, al menor descuido de mi tío, su mujer le retiraba el plato para echar al cerdo los sobrantes. "Ya comerás", le gritaba, dejándole con la cuchara a medio camino de la boca. El puerco estaba feliz, aunque mi tío no tanto. Él se quejaba de hambre durante los meses del engorde y, a escondidas, se acercaba a la despensa para no perder cintura. Por las noches, yo escuchaba su refriega; gruñía piropos y rechinaba los dientes intentando apaciguar a mi tía bajo su peso. Como no tenían hijos, me acogieron cuando mis padres, flacos como anguilas en aquel universo de carne, embarcaron rumbo a Viena para abrir un bar de tapas. Y así, fui destinada a bañar al cerdo, animal pulcro donde los haya, aunque ella insistía en restregarle aprovechando el agua que desperdiciaba su marido. Le habíamos apartado del resto por su lozanía y el animal se ponía interesante si, a través de las trancas de madera, veía a alguna puerca en celo. Caminaba hinchado, balanceando las lorzas, restregándose los pelos del morro. Para diciembre anunciamos la matanza. Se invitó a familiares y vecinos a disfrutar del festejo y se encargaron tripas y especias. Prendimos un buen brasero y los asistentes se sentaron alrededor de las mesas a beber anisete y tomar unas roscas antes de la faena. Mi tía y

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entrecocheyandén

sus comadres, con los vasitos apoyados en la pila, lavaban las tripas y miraban de reojo a sus esposos que, engalanados con delantales de plástico, caminaban en busca del marrano. Unos con otros, los hombres bailaban con mi tío en el centro, su carrillada flotando sobre el mandil como un cuello isabelino, el cerdo aguarda lustroso, chilla en el frío del corral. Harta de la espera, mi tía se secó las manos, agarró la navaja barbera animada por las comadres y en un santiamén brotó el chorro en dirección al cubo. Las roscas se atascaron en las gargantas. Alguien escupió el anisete. Nadie se atrevió a hablar. ¿Qué más da un cerdo que otro?, explicó mi tía removiendo la sangre para evitar que cuajase.

tw Blanca Fernández. Desde 2009 participa en los talleres de escritura creativa de Clara Obligado. Ha publicado sus cuentos en distintas antologías: Los inquilinos del Aleph, Futuro imperfecto, la Isla… Charcutería está incluido en su libro Los que huyen de la colección El Pez Volador.

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metroligero - holakokoro

Š Jasten FrÜjen

tw Kokoro es un personaje singular, que se cuela en CpA, para contarte historias en pocas palabras.

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