Ensayo de guerra a favor del pueblo ucraniano y la lucha mapuche

Page 1

Ensayo de guerra a favor del pueblo ucraniano y la lucha mapuche

Seis meses en los cuales, en contra de todos los pronósticos, las fuerzas armadas y el pueblo ucraniano han logrado ya derrotar en la mayor parte del país la invasión de una potencia nuclear con un ejército diez veces más poderoso. Seis meses en los cuales las tropas invasoras habrían sufrido la muerte de entre unos 40.000 a 60.000 soldados; es decir, una cifra mayor a la totalidad de los soldados rusos muertos en la guerra de Afganistán en una década. Seis meses en los cuales las fuerzas ucranianas no sólo han logrado repeler al ejército ruso en los alrededores de Kiev, el norte y el centro de Ucrania, sino que, además, propinarle sendas humillaciones militares como aquella representada por el hundimiento del Moskvá (hasta ese entonces el buque insignia de la flota rusa en el Mar Negro). Seis meses luego de los cuales la invasión no ha podido lograr siquiera algunos de sus objetivos iniciales tales como la conquista completa del Donbas, el cual todavía se mantiene en una parte importante bajo control ucraniano, habiéndose de hecho logrado establecer una sólida línea de defensa en los alrededores de las ciudades de Odesa Nicolaiev, Járkiv y las regiones no ocupadas del propio Donbas

La gloriosa resistencia del pueblo ucraniano en contra del ejército imperial neo zarista, dirigido por el sátrapa del pueblo ruso Vladimir Putin y sus perros rastreros tales como el ideológo neo fascista Alexander Dugin, ha cumplido seis meses.

Referente del Marxismo Colapsista Miguel Fuentes desde Kiev

Miguel Fuentes

Seis meses luego de los cuales, además de la gran victoria inicial en la Batalla de Kiev, el ejército ucraniano ha logrado recuperar una serie de importantes posiciones estratégicas que habían sido anteriormente capturadas por las fuerzas invasoras (por ejemplo, la isla de las Serpientes en el mar Negro), así como también realizar un gran número de proezas táctico operativas como la de los recientes ataques en contra de las bases militares rusas en Crimea y en los alrededores de la ciudad de Jersón. Seis meses luego de los cuales el ejército ucraniano, otra vez contra todos los pronósticos, ha desatado en días anteriores una potente contraofensiva con el objetivo de liberar la capital regional de Jersón y otras ciudades del sur de Ucrania tales como Melitópol.

Seis meses luego del estallido de la guerra más importante en Europa desde el fin de la II Guerra Mundial y de las dos primeras fases por las cuales ha atravesado este conflicto (1 Ofensiva inicial rusa, movilización popular ucraniana masiva y Batalla de Kiev y 2 Captura de Mariúpol y segunda ofensiva rusa en el Donbás), se ha abierto así una tercera etapa del mismo, signada por la contraofensiva ucraniana en el sur y el peso decisivo que están tomando en la

Guerra de Ucrania (agosto 2022)

Todo esto en coordinación con un creciente movimiento de resistencia patriótica partisana desplegado en todos los territorios ocupados (desde Jersón hasta Mariúpol y el este de Ucrania) que ha venido protagonizando una serie de atentados y ejecuciones sumarias en contra de funcionarios políticos del ejército de ocupación, así como también en contra de colaboradores y traidores ucranianos. Lo anterior, en un escenario en el cual comienza a aumentar no sólo el descontento entre las filas militares rusas que han debido cargar con los costos más altos de la invasión, sino que, asimismo, en una serie de sectores sociales y políticos al interior de la propia Rusia. Un ejemplo de esto puede encontrarse, entre otros, en el caso del reciente atentado en contra del ideólogo ruso fascista Alexander Dugin y su hija (una importante figura de la ultraderecha rusa), adjudicado al día siguiente por una organización político militar autodenominada como “Ejército Republicano”, la cual defiende la necesidad de derrocar a Putin y de detener la guerra fratricida que lleva adelante este último en contra del hermano pueblo ucraniano.

guerra la utilización de algunas armas enviadas por las potencias occidentales tales como los lanza misiles de largo alcance HIMARS (durante los primeros meses habría destacado por parte de las fuerzas ucranianas el uso de drones de ataque y los ya famosos misiles anti tanques javelin) Esto último, en el contexto de una nueva dinámica de enfrentamiento armado que apuntaría a socavar la enorme superioridad militar que, hasta ahora, le ha brindado a Rusia el uso de artillería masiva y sus grandes reservas bélicas. Un ejemplo de lo anterior puede verse, entre otros, en la actual situación en el Jersón ocupado, lugar donde el uso de las plataformas HIMARS ha permitido al ejército ucraniano no sólo inutilizar la totalidad de los puentes que conectan a la ciudad con sus líneas de aprovisionamiento militar en el este, sino que, además, la destrucción de decenas de puestos de almacenamientos de armas de las tropas invasoras.

Seis meses luego de los cuales, desde los días de la gloriosa movilización popular masiva en la cual se entregaron cientos de miles de fusiles a la población y en la que el propio pueblo ucraniano (padres, madres, abuelos, niños) se volcó a la tarea de preparar la defensa militar de grandes ciudades, pueblos, villas… ese mismo pueblo ha logrado ya anotarse una de las gestas más importantes de la historia bélica de este siglo: la resistencia, hasta ahora exitosa, en contra de una potencia nuclear poseedora del segundo ejército más poderoso del mundo: ¡la Rusia Imperial Neo Zarista! Seis meses de resistencia que fueron coronados en días recientes, en la capital de Ucrania, con la realización de un acto de verdadero desafío a los invasores, con una exposición de tanques y blindados rusos destruidos, volviendo así en realidad (de manera humillante) el sueño del nuevo zar Putin que esperaba realizar una procesión de tanques en las calles de Kiev para conmemorar su “victoria”

¡Una procesión de tanques y blindados rusos completamente destruidos por la voluntad de un pueblo soberano, un pueblo en armas dispuesto a sacrificarse ante el peligro! ¡Un pueblo bendecido por la sangre! ¡Un pueblo educado en el enfrentamiento, heredero de la gesta soviética en contra de Hitler y templado en el martirio de mil masacres (Holodomor, Babin Yar… Bucha)! ¡Un pueblo que ha sabido enfrentar las matanzas de mil generales sedientos de sangre, y soportar casi impávido la sombra de desastres planetarios inconcebibles (Chernobyl)! Ese pueblo que hoy, otra vez, se levanta, con el espíritu de mil aguerridos cosacos, para enfrentar al nuevo tirano imperial: ¡Putin! ¡Ese pueblo que, como muchos otros pueblos, nos enseña que para vencer hay que morir! ¡Un pueblo en armas que demuestra, otra vez, que no hay dignidad posible sin lucha! Aquel pueblo ucraniano que, al menos hoy, debe avergonzarnos a todos porque al lado de aquel… ¡parecemos unos cobardes! Ese pueblo que entiende que el enemigo no puede ser “contenido”, “engañado” o “burlado”, tal como nos repiten en nuestros países esas dirigencias de izquierda autocomplacientes salidas del regazo amable de las elites (en Chile han adoptado recientemente el nombre de Frente Amplio), sino que debe ser aniquilado. ¡Aniquilar al enemigo! ¡Esa es la gran lección de la lucha del aguerrido pueblo ucraniano!

La traición frenteamplista, consumada hoy desde el entramado estatal partidario del nuevo “régimen neoconcertacionista”, esa telaraña político institucional anti popular cuyo origen se remonta a la firma del llamado “Acuerdo por la Paz” del 15 de noviembre de aquel año, instante durante el cual la actual coalición gobernante acordó junto a los antiguos partidos concertacionistas y la derecha neoliberal pinochetista una primera “hoja de ruta” (constitucional) para desactivar el proceso de lucha de masas abierto por la gran rebelión chilena Traición frenteamplista cuyo objetivo prioritario, desde los días de la firma de dicho acuerdo infame, fue satisfacer el intento de las elites tanto por coartar la posibilidad de un movimiento popular independiente de las castas políticas patronales, así como también por trasladar el conflicto social abierto por el estallido desde las calles hacia los salones del Palacio de La Moneda, el congreso y ese parlamento “en miniatura” en que llegó a transformarse desde su creación la Convención Constitucional.

Todo esto en el marco del impulso de una ofensiva ideológica generalizada, orquestada al unísono por las filas del progresismo wokista del Frente Amplio (FA), el Partido Comunista (PC), los partidos de la antigua Concertación y la propia derecha pinochetista, que se propuso desde el primer minuto debilitar, arrinconar y en último término derrotar ideológica y políticamente a las diversas corrientes en las que se expresó el llamado “octubrismo” Es decir, todas aquellas tendencias que, al calor del estallido social, defendieron tanto la necesidad de una caída revolucionaria del gobierno de Sebastián Piñera, así como también el cumplimiento

Ante el poder de un pueblo que lucha

Seis meses luego del inicio de la guerra en Ucrania, los cuales casi coinciden en Chile con el de la instalación, a más de trece mil kilómetros de distancia, del gobierno de la nueva coalición frenteamplista, un escenario histórico radicalmente opuesto se configuraba en este país. En este caso, no el de la heroica lucha de un pueblo y un Estado por su propia sobrevivencia, sino que, por el contrario, un escenario marcado por el avance de una importante traición hacia los sectores populares, esta vez por parte de aquellos que habían logrado acceder hacía poco al control de la maquinaria estatal: la traición frenteamplista. Esta última, orquestada en contra de los sectores que protagonizaron en las calles el estallido social chileno de octubre del 2019.

que hoy, ya maduramente burguesa y empoderada del arte aún más exquisito de la “razón de estado” (un “arte” que heredaron sin duda de sus padres y abuelos presidentes y ministros concertacionistas), avanza implacable sobre los sectores populares. Traición frenteamplista que, legitimada y “explicada” por esa nueva camada de intelectuales serviciales del naciente poder neoconcertacionista entre los que se cuentan algunos monigotes tales como Víctor Orellana, Luis Thielemann o Víctor Tamayo (esos hámsteres académicos educados en la escuela de prostitución ideológica progresista de aquel verdadero cafiche intelectual del poder burgués llamado Carlos Ruíz), se cobra hoy dos nuevas víctimas: ¡los líderes revolucionarios mapuche Héctor y Ernesto Llaitul, representantes de la “Coordinadora Arauco Malleco” (CAM)! Todo esto con la bendición, claro, de cada una de las “vocerías” pro gubernamentales de la Coordinadora 8M y de esas nuevas rameras “antipatriarcales” del capital llamadas “Feminismo”, “Plurinacionalidad” y “Diversidad”.

Traición frenteamplista (artera, desleal y con “perfil universitario”) que hoy, impulsada a punta de una represión estatal sistemática de los movimientos sociales, de la persecución política, del uso indiscriminado de la ley de seguridad interior del estado y la militarización de la Araucanía, se condimenta cada tanto con aquellas piruetas de monos amaestrados del capital a las que nos tienen acostumbrados la nueva elite frenteamplista desde sus “nobles” días de dirigentes de izquierda pre millenial en la FECH y la FEUC. Esto como queriendo repetir, ahora desde el control del aparato estatal, cada una de sus traiciones al movimiento estudiantil de décadas pasadas (recuérdese el papel de Boric, Jackson o Vallejo en la rebelión estudiantil del 2011), educados desde sus inicios en el exclusivo “arte” de las “bajadas” de tomas universitarias, la delación, la traición a estudiantes movilizados y la “negociación” con decanos y rectores

El comienzo de la traición frenteamplista

de algunas demandas democráticas básicas tales como la abolición de la corrupta institución represiva de Carabineros, el fin de las AFP’s, la conquista de la educación gratuita universal y la conformación de una verdadera Asamblea Popular Constituyente

Héctor y Ernesto Llaitul, apresados hace algunos días por el gobierno criminal, represor y corrupto de Gabriel Boric (heredero preclaro de su mentor Piñera) y que constituyen, en

Traicióncorruptos.frenteamplista

muchos sentidos, los mejores exponentes de lo más noble y digno que le va quedando a la lucha de clases chilena. Héctor y Ernesto Llaitul, representantes asimismo de la centenaria lucha del pueblo mapuche, aquel pueblo valiente y combativo cuyo origen legendario se encuentran nada menos que en el enfrentamiento y la derrota consecutiva de dos imperios: el poderoso Tawantinsuyu (conquistador implacable y sabio de los Andes) y el por ese entonces magnánimo Imperio español, fundado hacía poco tiempo por el gran Carlos V y administrado por aquel entonces por Felipe II. Esa lucha centenaria, más antigua que el propio Estado chileno, que se cobró tempranamente aquellas victorias que hicieron temblar a la por ese entonces imbatible monarquía española desde los cimientos de su poder colonial en el sur de América: ¡las cabezas cortadas y sangrantes de un Pedro de Valdivia y un Óñez de Loyola!

Esa lucha, la lucha del pueblo mapuche y sus pueblos precedentes, exaltada de forma brillante en el poema épico hispano de La Araucana, que convirtió al territorio mapuche, a contrapelo de lo acaecido en la mayor parte de América en donde los pueblos indígenas caían uno tras otro sojuzgados ante el naciente sistema colonial, en un territorio inexpugnable e independiente del poder europeo, ¡un territorio soberano! Esa lucha del pueblo araucano que, combinando desde temprano una sabia utilización del arte militar (recordemos la capacidad de un Lautaro para aprender las tácticas de guerra españolas) y una notable aptitud de adaptación económico social a las nuevas condiciones impuestas por el invasor europeo, le permitió a este pueblo hacia los siglos XVIII y XIX la conformación de lo que se llamaría más tarde Wallmapu, el “país mapuche”. Este último, un territorio soberano que llegó a abarcar enormes extensiones de tierra en el centro sur de Chile y Argentina, caracterizado por el desarrollo de una pujante economía ganadera y campesina, base del poder de los grandes caciques o loncos araucanos

Lautaro

Aquellos loncos o “grandes jefes” del pueblo mapuche que obligaron a la propia monarquía española y al posterior Estado chileno no sólo a reunirse con ellos, en contadas ocasiones, en condiciones de igualdad (debiendo ubicarse en una situación de dignidad equivalente con las comunidades indígenas), sino que, además, a reconocer, en sucesivos “parlamentos”, la

Héctor Llaitul

soberanía mapuche de sus territorios. Esa lucha mapuche que, a pesar de aquel ataque a traición y genocida que significó por parte de los Estados de Chile y Argentina el impulso de las llamadas “Pacificación de la Araucanía” y la “Conquista del Desierto”, ha sabido mantenerse hasta nuestros días, esto de alguna manera emulando (aunque en muchos casos a una escala mayor) la gesta de otros pueblos indígenas que, tales como el aymara, el quechua o el rapanui, han logrado también resistir el avance colonizador europeo y chileno, devenido hoy en explotación y opresión neoliberal capitalista.

Esa represión asesina en contra de los movimientos populares, la represión del FA y el PC, represión doblemente traidora, artera y depravada por provenir de sectores que decían tener algo que ver con los movimientos sociales (exaltada y legitimada en el ámbito digital por algunas de esas cuentas monigotes del gobierno en las redes sociales) que, aunque encarnada principalmente en la ya totalmente patética figura presidencial de Gabriel Boric (convertido en un verdadero eunuco de los poderes empresariales) y sus cómplices Izkia Siches y Camila Vallejo (esas hoy auténticas serpientes de la represión policial), implicaría ya al conjunto de

Eso es justamente lo que representan las figuras de Héctor y Ernesto Llaitul, la herencia misma de Lautaro, actualizada hoy en el contexto histórico de un sistema capitalista absolutamente decadente (en putrefacción) y en la reproducción de un Estado (chileno) en franca descomposición. Un Estado chileno en desintegración cuyas políticas actuales de “plurinacionalidad” y “buen vivir” no constituyen, en realidad, más que una adaptación de las tradicionales prácticas europeo modernas (centenarias) de asimilación de los pueblos indígenas. Esas mismas prácticas de explotación, opresión y exterminio (esta vez endulzadas ideológicamente por las nuevas modas “pro diversidad” del wokismo frenteamplista hípster) de las que la propia familia de Boric (implicada en el pasado en el genocidio del pueblo selknam) sabe muy bien. Esas prácticas de opresión y exterminio que hoy las ratas frenteamplistas (junto a sus cómplices “comunistas”) no tienen reparos en reproducir, por ahora comenzando a hacer un uso más o menos indiscriminado (a mansalva), más o menos “contenido” (ósea, de manera “encubierta”), de la antigua “ley maldita” (hoy llamada “ley de seguridad interior del estado”), esto como preparando futuros escenarios de represión generalizada (masiva) en contra del pueblo.

Dos ejemplos entonces, separados en lo geográfico, pero a la vez con hilos comunes en lo histórico y social, los casos ucraniano y mapuche, uno marcado por la heroica resistencia de todo un pueblo soberano, el otro por la traición y la cobardía de una nueva casta usurpadora de la soberanía popular y de la herencia del octubre rebelde. Uno y otro, el caso ucraniano y el mapuche, muy disímiles quizás en lo referente al contexto histórico y la coyuntura sociopolítica

instituciones y organizaciones “oficialistas” Esa represión, la represión frenteamplista, que se ha convertido hoy en el “sello de agua” de cada uno de esos nuevos “partidos del régimen” (Revolución Democrática, Partido Humanista, Convergencia Social, COMUNES, etc.), esos pupilos de la represión bacheletista concertacionista y herederos de las prácticas represivas de la derecha y el mismísimo perro Pinochet.

Represión política y tortura durante el gobierno de Gabriel Boric

Y es que con el encarcelamiento de Héctor y Ernesto Llaitul, estas nuevas culebras frenteamplistas, sus partidos políticos y sus empleados ideológicos académicos, servidores del culto a dicho árbol magallánico maldito de donde fueron ahorcados los primeros dirigentes de la Federación Obrera de Magallanes en 1920 y aduladores rastreros de la charlatanería neobacheletista, se han transformado en lo que siempre fueron: ¡una nueva casta política dominante! Una nueva “elite del poder” que ha terminado hoy de transitar desde sus “nobles” pasados de delatores en la FECH a aquellas esferas en donde se deciden las necesidades de esas “razones de estado” (patronales) que siempre terminan pagando los pobres. ¡Eso representa el apresamiento de los Llaitul, el bautismo de fuego (anti popular) de una nueva generación (esta vez hípster, millennial y progre) de ¡enemigos del pueblo!

Esa represión frenteamplista bacheletista que encubierta y disfrazada de “discusión teórica” en las páginas de esos hoy nuevos pasquines del progrerío neoconcertacionista (llámense Actuel Marx, Jacobin, Revista ROSA o La Izquierda Diario), se intenta pasar de contrabando entre las rendijas de un necesario, sopesado y muy académicamente “serio”… ¡debate estratégico! ¿Debate estratégico? Pues que los Atria (FA), Baradit (FA), Mayol (FA), Tamayo (FA), Ruíz (Autonomismo), Orellana (Autonomismo), Thielemann (Autonomismo), Tijoux (Marxismo académico), Müller (Trotskismo) o Torres (Trotskismo), desde las filas del PS concertacionista hasta el trotskismo institucional parlamentario, se metan dicho “debate estratégico”… ¡por el orto!

Miguel Fuentes Agosto 26 Septiembre 4, 2022

Sus ataques al pueblo... ¡serán respondidos por el pueblo mismo!

¡Viva la lucha del Pueblo ucraniano! ¡Muerte a los invasores! ¡Por la Victoria Total! ¡Armas para Ucrania! ¡Viva la lucha del Octubre chileno! ¡Viva la lucha del pueblo-nación mapuche! ¡Libertad inmediata de Héctor Llaitul!

Ucrania ¡La LuchaLlaitulSanta!

¡Solidaridad con el Pueblo de Ucrania! ¡Solidaridad con el Pueblo Nación Mapuche! ¡Libertad a Héctor y Ernesto Llaitul!

¡Dos ejemplos de Resistencia! ¡Dos caminos a la Victoria!

Dos realidades, la ucraniana y la chilena, separadas como hemos dicho por continentes en lo geográfico pero unidas en lo histórico y lo social por algo más importante: ¡la lucha inmemorial de los oprimidos y opresores capaz de atravesar todas las fronteras!

Pueblo Digno… ¡Pueblo en Armas!

¡Perro Putin! ¡Perro Boric!

inmediata, aunque a la vez, en última instancia, complementarios, esto al menos en lo que respecta a esa capacidad (transhistórica, eterna y sublime) que poseen los pueblos del mundo para enfrentar a sus opresores (en el caso del pueblo ucraniano afectado por siglos de opresión nacional gran rusa y en el chileno mapuche por siglos de explotación colonial y capitalista). Esa capacidad (sacra) que hoy ha tomado forma concreta en el enfrentamiento de estos valientes pueblos en contra de dos tiranos: el sátrapa de ultraderecha Vladimir Putin y el monigote millennial (con “sensibilidad poética”) del capitalismo chileno Gabriel Boric.

¡La Herencia de Lautaro Indomable!

Pueblo de ¡Levántate!Chile

Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.