Armas para Ucrania! (Ensayos por Ucrania)

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¡Armas para Ucrania! ¡Tanques, HIMARS, Javelins! ¡Por la victoria del pueblo! Miguel Fuentes Secciones -El primer año de la guerra de Ucrania 1 -¡La lucha ucraniana triunfa! 5 -Los cerdos de Putin 7 -¡Armas para Ucrania! ¡Armas para el pueblo! 14

¡Armas para Ucrania!

¡Tanques, HIMARS, Javelins! ¡Por la victoria del pueblo!

El primer año de la guerra de Ucrania

Se ha cumplido el primer año de la guerra de Ucrania. Un primer año durante el cual el pueblo ucraniano ha logrado no sólo resistir la agresión de una potencia imperialista con un poder bélico muy superior al suyo, sino que, además, culminar un exitoso y en muchos sentidos heroico contraataque en el cual se consiguió la liberación de prácticamente la totalidad de la región de Kharkiv e importantes avances en las regiones ocupadas de Donetsk y Lugansk. Todo esto momentos antes de la victoria quizás más sustantiva de las fuerzas ucranianas luego de la batalla de Kyiv: la liberación de Kherson, capital del óblast del mismo nombre y anexada hacía poco tiempo por Rusia (supuestamente para siempre) luego de la realización de una serie de referéndums ilegales y sin legitimidad alguna. Todo esto, asimismo, en el contexto de una sucesión de retrocesos bélicos del ejército ruso que lo han llevado no sólo a perder más de la mitad de los territorios ocupados en Ucrania desde el inicio de la guerra, sino también a sufrir cuantiosas pérdidas materiales y en vidas, llegándose a hablar hoy de una cifra cercana a las 150 mil bajas. Es decir, una cifra muy superior a la totalidad de bajas que tuvo Rusia en más de una década de su fallida invasión a Afganistán.

Actualmente, luego de la estabilización de la línea del frente hacia finales del año pasado, se están librando cruentas batallas hacia el oeste del eje Svatove-Kreminna en la región de Donetsk y en los alrededores de la ya mítica ciudad de Bakhmut, la cual ha logrado resistir por alrededor de ocho meses sin que las fuerzas invasoras hayan sido capaces de capturarla. Esto en el marco de una nueva ofensiva rusa que, hasta el momento, no ha producido ningún avance sustancial en ningún sector del frente. O sea, apuntando a lo que podría ser, de hecho, luego de la primera ofensiva rusa que logró la conquista de alrededor de un 20% del territorio ucraniano no ocupado luego de la invasión rusa del 2014 y la segunda ofensiva que fue capaz de asegurar importantes avances en el este ucraniano (por ejemplo, la captura de la ciudad de

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Severodonetsk), la ofensiva más inútil de todas las lanzadas por Rusia en la presente guerra. Esto sin mencionar, asimismo, la también fallida campaña masiva de ataques con misiles y drones que buscó desde finales de octubre, a costa de un bombardeo periódico de decenas de ciudades y localidades a lo largo de Ucrania, inutilizar la infraestructura básica del país con el objetivo de dañar o inutilizar la red eléctrica, de comunicaciones y de calefacción durante el invierno.

Guerra de Ucrania Marzo 24 - Noviembre 13 (2022)

Sin embargo, estas importantes victorias del ejército ucraniano no se han logrado sin pagar un alto costo. Más de cien mil bajas, la muerte de miles de civiles, la masiva destrucción y virtual reducción a escombros de ciudades enteras como Mariupol, Marinka o Bakmhut, dan cuenta de ello. Esto además de las periódicas y sucesivas masacres a las cuales las tropas invasoras han sometido al pueblo ucraniano, acompañadas a menudo de la realización de torturas generalizadas, asesinatos colectivos y violaciones masivas de mujeres y niños (contándose en algunos casos violaciones de bebés de hasta uno o dos años de edad) en diversas regiones. Todo esto plagado, asimismo, de los centenares de ataques inmisericordes con misiles y drones perpetrados por el ejército ruso en las propias calles céntricas de la capital ucraniana (Kyiv) y de numerosas otras ciudades y pueblos a lo largo del país.

Ataques en los cuales se ha llegado incluso a producir en varias ocasiones el derrumbe de edificios residenciales enteros como resultado del impacto directo de poderosos proyectiles. Esto tal como con lo sucedido durante los primeros meses de la guerra en Borodkianka con la destrucción casi total de algunas de sus áreas residenciales o con el desplome completo de un edificio residencial en el centro de Kyiv durante el inicio de la campaña de bombardeos con drones. O bien, tal como lo visto con motivo del derrumbe de blocs de departamentos enteros en Dnipro y otras ciudades en meses recientes como producto del impacto de misiles cruceros. Derrumbes de edificios enteros luego de los cuales, posteriormente de venirse abajo en segundos encima de familias enteras (muchas veces cuando aquellas dormían), no ha sido infrecuente escuchar, como en una escena salida de algún cuento infernal, los gritos de decenas de personas atrapadas entre los escombros clamando desesperadas por ayuda.

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Familias completas aplastadas en vida por bloques de cemento y pedazos de fierros retorcidos entremezclados con lo que alguna vez fueron los hogares de familias ucranianas de todos los tipos, tamaños y estratos sociales. Familias completas en algunos casos reducidas o bien a uno que otro sobreviviente saliendo empolvado de las ruinas de sus casas, o bien a uno que otro perro o gato vagando en pena en busca de sus seres queridos (en muchas ocasiones ya muertos). Por ejemplo, Krym, el “perro que llora”, extático ante los restos de su casa destruida en una villa en Dnipro, en espera de su familia entera asesinada. Por ejemplo, el gato Phoenix, vagando quemado entre las ruinas del pueblo Andriivka luego de un bombardeo ruso. Por ejemplo, Shafa, Ginger, el “gato en la ventana”, el “perro de Bucha” y decenas de miles de otras mascotas errantes que han sido y son también víctimas del genocidio ruso en Ucrania.

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Las masacres de Bucha Krym

Destrucción sin límites que ha significado también la devastación de numerosos espacios naturales, la inutilización de vastos terrenos de tierra agrícola y la muerte de cientos de miles de animales silvestres como efecto de los combates, el fuego y el envenenamiento de los bosques, ríos y mares que producen los mismos. Destrucción sin límites que se ha cobrado en días recientes, otra vez, la vida de familias enteras en Zaporizhzhia luego de que otro edificio residencial colapsara luego de recibir el impacto de otro de los misiles de Putin. Todo esto sin siquiera considerar ese otro tipo de terror (más silencioso, pero posiblemente más brutal) que se vive hoy en los territorios ocupados. Territorios controlados hoy por la dictadura del Kremlin en donde ya funciona una vasta red de cámaras de tortura y represión masiva puesta en pie por los invasores tanto para intentar eliminar de raíz cualquier posibilidad de resistencia a estos últimos, así como también para buscar una completa erradicación de la identidad nacional ucraniana.

¡Nunca desde las invasiones de Hitler en el contexto de la Segunda Guerra Mundial se habían visto en Europa los niveles de devastación como los presenciados hoy en Ucrania! ¡Nunca desde Hitler se había llevado a cabo en Europa una guerra de expansión y conquista imperial como la que sostiene hoy Rusia en territorio ucraniano! ¡Nunca desde Hitler habíamos vuelto a ser testigos en Europa de un genocidio de la envergadura del que lleva a cabo hoy Putin en suelo ucraniano! ¡Nunca desde las campañas de odio y exterminio de la Alemania nazi habíamos presenciado a un Estado imperialista implementar, de forma tan descarada, una ofensiva propagandística tal como la que impulsa hoy Rusia en los medios para justificar ante el mundo sus políticas de sojuzgación imperial y asimilación cultural en Ucrania! ¡Devastación! ¡Conquista! ¡Genocidio! ¡Odio! ¡Exterminio!... de los cuales las ciudades de Mariupol, Marinka o Bakhmut, completamente destruidas por Rusia, son ya mudos testigos.

¡Y es que ni siquiera las intervenciones más groseras del imperialismo norteamericano durante el último siglo (pensemos en la guerra de Vietnam o la invasión de Irak) habían declarado tan abiertamente sus intenciones imperiales como en el caso de la actual invasión rusa a Ucrania! Lo anterior, al menos, si traemos a colación aquí la serie de afirmaciones de Putin intentando justificar su invasión con la necesidad supuestamente “vital” que tendría Rusia (y él mismo)

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Marinka

de seguir los pasos de Pedro el Grande para restaurar su “grandeza imperial” pasada1. Es decir, apelando directamente (y de forma totalmente cristalina) al pretendido “derecho” que tendría Rusia de abogar por una “restauración” del poder de los zares y del dominio estalinista sobre Europa del este. ¡El tiránico poder de los zares que hoy, reactualizado en los sueños imperiales de Putin, se cierne como una negra sombra de destrucción y exterminio sobre cada habitante y ser vivo en Ucrania! ¡El poder de la muerte! ¡El poder de la tiranía rusa!

¡La lucha ucraniana triunfa!

¡Pero el pueblo y el Estado ucraniano luchan valientemente por su sobrevivencia! ¡Y triunfan! Esto no sólo defendiéndose exitosamente de los bombardeos masivos, las masacres y el genocidio, sino que, además, ¡contraatacando! Pese a todos los pronósticos, pese a todos los augurios, pese a todos los análisis y pronósticos, muchos provenientes del mismo campo de los imperialismos occidentales que hoy colaboran con la heroica resistencia ucraniana (recordemos que los propios analistas del Pentágono daban por hecho una posible caída de Kyiv en días), ¡la lucha ucraniana triunfa! Esto nada menos que ante una potencia imperial que comenzó la presente invasión con una enorme superioridad bélica: ¡la sanguinaria Rusia imperial neozarista!

Esa misma Rusia imperial de los pogromos anti-judíos durante la era de los zares. Esa misma Rusia que se repartió Polonia en complicidad con los poderes imperiales de Europa central en siglos pasados. Esa misma Rusia (ahora con ropaje soviético) del Holodomor y las masacres de Katyn. Esa misma Rusia de Stalin que, sin dudarlo, decidió nuevamente colonizar Polonia y sus poblaciones en complicidad con el régimen nazi, llegando posteriormente otra vez, algunas décadas más tarde, a masacrar a la propia población soviética durante la represión de la Primavera de Praga. Esa misma Rusia imperial (hoy bajo ropaje putinista) de la destrucción casi total de Grozni durante la guerra de Chechenia y de la primera guerra de agresión nacional en contra de Ucrania en el 2014. Esa misma Rusia que hoy, a vista y paciencia del mundo entero, comienza a mover sus tentáculos en Moldavia, Georgia, Armenia y otros países de la zona, preparando posiblemente (gane o pierda en Ucrania) nuevas aventuras imperiales.

1 Compárense aquí las narrativas de Putin en torno a la necesidad de una recomposición de la “grandeza imperial” de Rusia con los discursos ideológicos con que Estados Unidos intentó dar legitimidad a algunas de sus pasadas intervenciones imperialistas; por ejemplo, los discursos de “guerra contra el comunismo” o luego “guerra contra el terrorismo”.

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El Imperio ruso2

Pero aun así, enfrentando a dicha bestia centenaria devoradora de pueblos que parece sintetizar lo peor y más brutal de toda la historia del imperialismo moderno, ¡Ucrania resiste y contraataca! Y al modo de la lucha entre un David y Goliat colectivos de la era contemporánea, ¡Ucrania triunfa! Ya sea con nada más que con fusiles kalashnikov, tanques soviéticos medio obsoletos y con algunos centenares (o menos) de Javelins donados desde occidente, esto tal como ocurrió durante los días de la movilización popular generalizada que permitió los espectaculares triunfos en la Batalla de Kyiv o la defensa inquebrantable de numerosas ciudades tales como Chernihiv, Kharkiv, Mykolaiev u Odesa. Ya sea con la casi veintena de HIMARS donados posteriormente por los imperialismos occidentales (sólo luego de haberse dado por enterados de que el Estado y el pueblo ucraniano no permitirían ser arrasados), tal como aquellos que permitieron posteriormente la exitosa ofensiva hacia Kupyansk y la liberación de Kherson. Ya sea, asimismo, con el centenar de tanques occidentales (entre otros, los famosos Leopards) que ya están llegando a suelo ucraniano y que permitirán prontamente, muy posiblemente, no sólo el inicio de una nueva ofensiva de Ucrania en el sur y el este del país, sino que, además, imprimir una dinámica completamente inédita al teatro bélico. ¡Con todo en su contra! ¡O bien con todo a su disposición! ¡La lucha ucraniana triunfa!

2 Fuente: https://fineartamerica.com/featured/the-workers-oppressed-by-tsar-pope-mary-evans-picturelibrary.html

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HIMARS

¡Armas! Ya sean simples fusiles, granadas, municiones, tanques o jets de la era soviética. Ya sean Javelins, HIMARS o Leopards. ¡Armas! Las que hacen y harán posible que el pueblo ucraniano no termine de sucumbir, otra vez, a la dominación militar de un poder imperial sanguinario. ¡Armas! Aquellas que significan para el pueblo y el Estado ucraniano su propia existencia. ¡Armas! ¡Para defenderse de las masacres! ¡Armas! ¡Para defenderse del genocidio!

¡Armas! ¡Hoy más esenciales para Ucrania que el pan o el agua que dan vida, porque una vida en esclavitud no merece ser vivida! ¡Armas! ¡Armas! ¡Armas! Esas mismas que hoy, en los momentos de mayor necesidad y urgencia, en el momento más clave y definitorio para la lucha del pueblo ucraniano por su literal sobrevivencia como nación independiente, una parte de la izquierda mundial intenta quitarlas de las manos a sus defensores, buscando con ello dejar expuestas a millones de familias, millones de hogares, millones de almas, ante la codicia y las vejaciones de una ocupación extranjera feroz. Una izquierda que se hace llamar a sí misma como “progresista” o incluso “anti-imperialista”, pero que con sus posiciones en contra del envío de las armas que requiere Ucrania para su defensa… ¡no hacen más que ponerse del lado del agresor imperial! Es decir, ¡del lado del tirano Putin!

¿Pero quiénes son estos puercos que, tomando supuestamente las banderas del “pacifismo” o incluso (risas) del “anti-imperialismo”, son capaces de traicionar de esta manera tan artera (y sucia) las justas aspiraciones de todo un pueblo (el pueblo ucraniano) cuyo único pecado (ante los ojos de estos cerdos izquierdistas pro-Putin) sería evitar ser masacrados y sojuzgados por una potencia extranjera? ¡Demos una mirada más de cerca a estos putos puercos! ¡Los puercos de Putin!

Los cerdos de Putin

¡Puercos propagandistas de Putin tales como toda esa caterva de “analistas internacionales” cuyo perfil oscila entre el hípster de izquierda “agudo” y el intelectual “socialmente comprometido” que se extiende en países como España desde algunos políticos del estilo de Pablo Iglesias hasta aquellos influencers de quinta categoría con ínfulas de “geoestrategas” tales como Aníbal Garzón! Todos ellos repitiendo, por una razón u otra, en el marco de sus particulares narrativas políticas de mierda, alguna de las cancioncillas de moda de la

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propaganda putinista; por ejemplo, la de la llamada “multipolaridad”, la necesidad de una mayor “autonomía europea” o bien la de detener el “peligro atómico”. Todos ellos utilizando para su propia conveniencia cada nueva “línea editorial” de la propaganda rusa, ya sea para adaptarla a uno que otro de los relatos izquierdistas serviles al Kremlin, o bien para justificar el genocidio ruso en Ucrania en aras de un pretendido proyecto geopolítico de “anti-influencia” norteamericana. Esto como si existiera algo de “progresivo” en reemplazar la hegemonía incontestada de un poder imperial (por ejemplo, la de Washington) por una multiplicidad de hegemonías imperiales que, tales como en el caso de Rusia o China, simplemente sustituirán las agendas de expansión imperialista de Estados Unidos por sus propios planes expansivos, en muchos casos basados (por el carácter más limitado del poder de estas potencias regionales) en métodos de conquista y sojuzgación imperial todavía más bestiales, esto tal como puede verse hoy en Ucrania.

Proyecto “multipolarista” y de una mayor “autonomía europea” que ha llevado generalmente a toda esta masa de analistas “anti-otanistas” (tal como atestiguan los mismos Iglesias o Garzón) a besar el culo de una asombrosa cantidad de regímenes burgueses y gobiernos reaccionarios de todos los tipos y colores alrededor del mundo. Esto desde el gobierno socialneoliberal del PSOE en España hasta el régimen genocida sirio de Bashar al-Assad o la mismísima teocracia corrupta de Irán. ¡Evidente! Porque deberían ser algunas tiranías tales como las de Irán o Corea del Norte, en conjunto con sus ciertamente “benévolos” amos imperiales (y también potencias nucleares) de Rusia y China, en tanto exponentes preclaros de un nuevo orden geopolítico (léase “multipolar”) realmente “democrático” y “respetuoso” de los derechos humanos, las cuales estarían llamadas supuestamente a “detener” el peligro de una guerra atómica. Esto a pesar no sólo de que en esos países no exista el más mínimo atisbo de “democracia”, sino que, además, del hecho de la ciertamente obsesiva pretensión de estos últimos por dotarse cada uno de la mayor cantidad posible de armas nucleares para amenazar a medio mundo con sus respectivas “demandas internacionales”. ¡Evidente! ¡Tan evidente como el hecho de que la guerra de Ucrania es una “operación especial” y que el ejército de

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Aníbal Garzón. El “multipolarista”

ocupación ruso estaría, en realidad, “liberando” (y no arrasando) ciudades tales como Mariupol o Bakhmut!

¡Puercos “multipolaristas” de Putin! ¡Cerdos “anti-otanistas” del imperialismo ruso! Todos ellos, desde los Iglesias a los Garzón, rodeados a cada instante de ese concierto de vejestorios semi-seniles del “antiamericanismo iberoamericano” que, personificados en algunas figuras del izquierdaje pro-ruso tales como Miguel Riera (España) o Atilio Borón (Argentina), se encargan también de repetir cada tanto, desde sus lujosas residencias de “izquierdistas combativos”, los desvaríos de unos individuos incluso más decrépitos que ellos. Por ejemplo, entre otros, el periodista senil Seymour Hersh, reconocido en las últimas décadas por sus disparates en torno a la muerte de Osama bin Laden. Todo esto por pensarse, ya sea por longevidad o bien por un interés más bien “pecuniario” que los lleva siempre a servir lo mejor posible a los relatos de las embajadas rusas locales, en el medio de una nueva “guerra patriótica” en la cual Putin interpretaría el papel de un nuevo “Stalin” o de cualquier otro de los líderes soviéticos que sea más conveniente para sus alucinaciones.

Todo esto acompañado a menudo de una lluvia aún más abundante de disparates pro-invasión rusa que estos intelectuales expirantes (medio muertos) del izquierdismo hispanoparlante del siglo pasado (cuya fecha de caducación ya estaría vencida hacía varias décadas) se empeñan en desperdigar en las redes sociales por medios tan disímiles como El Viejo Topo, Viento Sur, Telesur o Canal RED. Disparates (o delirios) tales como que las masacres de Bucha fueron un “montaje” o que Ucrania “destruyó” Mariupol que estas sabandijas decrépitas (y verdaderos fósiles vivientes) de la izquierda pro-putinista en Iberoamérica propagan, muy posiblemente, bajo los efectos de aquellas botellas de vino (el caso de Miguel Riera es realmente notable) que sólo las llamadas whisky-izquierdas (educadas en el fino arte de traicionar sus propios ideales) pueden permitirse. Todo complementado, claro, de las siempre tan bien ponderadas cancioncillas alrededor de la necesidad de detener el “nazismo ucraniano” y el “peligro banderovita” con las cuales estos intelectuales de la izquierda jurásica (y hoy literales mercenarios) suelen dar muestras de su docilidad ideológica al Kremlin.

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Miguel Riera - El “luchador antifascista”

¡Todo con el objetivo de ponerse al servicio de la agenda mediática del genocidio ruso en Ucrania! ¡Todo con el fin de avalar y legitimar, desde sus mansiones y banquetes de caviar de izquierdistas vendidos, la masacre de todo un pueblo! ¡Todo por cumplir sus roles de mascotas dóciles de los afanes de conquista y dominio imperial del sátrapa Putin! ¡Docilidad ideológica de puercos al servicio del poder de dictadores de la cual Riera y Borón, acostumbrados a besar el trasero de todas y cada una de las dictaduras de “izquierda” en el mundo, saben muy bien! ¡Mansedumbre ideológica de puercos “socialmente críticos” al servicio de imperios “progresistas” (Rusia, China o cualquier otro) a la cual los viejos borrachos de las izquierdas iberoamericanas se han hecho hoy adictos! ¡Cada uno ya perfectamente entrenado en el exquisito arte de poner sus flácidos culos a disposición de cualquier “emperador” o reyezuelo de la “geopolítica” contemporánea (sea Putin, Xi Jinping, Maduro o Kim Jong-un) presto a hacer un guiño a dicho espacio corrompido y miserable en el cual se ha transformado la izquierda de nuestros días! ¡Docilidad de perros izquierdistas zalameros de proyectos burgueses de todo tipo que abarcaría, en su infinita decadencia, tal como vimos antes, desde el social-neoliberalismo del corrupto régimen bolivariano en Venezuela hasta la dictadura burguesa nicaragüense y la teocracia de los sanguinarios ayatolas iraníes!

Esa misma docilidad y sumisión al tirano Putin de las que esos otros loros repetidores del imperialismo ruso en Chile tales como los también decrépitos Hugo Gutiérrez (exdiputado comunista), Eduardo Artés (referente político estalinista) y Alejandro Kirk (youtuber opinólogo) constituyen también una muestra evidente. Cada uno, ya sea en su condición de títere de izquierda del gobierno neoliberal de Gabriel Boric en Chile (Guitérrez), cacatúa ideológica pro monarquía socialista norcoreana (Artés) o charlatán mediático de plataformas latinoamericanas de periodismo basura tales como Telesur (Kirk), reproduciendo siempre en redes sociales literalmente todo lo que pueda ayudar (fake news y “teorías” terraplanistas incluidas) a las campañas de desinformación rusas. Esto tal como ocurrió en numerosas oportunidades durante el último año en las cuales estos izquierdistas pro-imperialismo ruso no tuvieron el más mínimo empacho al difundir los más grotescos bulos informativos tales como el del pretendido “rapto” y “ejecución” por parte de “nazis ucranianos” del influencer pinochetista chileno Gonzalo Lira o bien el ya referido supuesto “montaje” de las masacres de Bucha.

O sea, algo parecido a lo dicho con motivo de las figuras de Riera, Borón o Iglesias, aunque en los casos de Gutierrez, Artés y Kirk sin que estos posean la más mínima credencial de seriedad académica o intelectual. Es decir, al modo de unos completos farsantes. ¡Los farsantes de Putin! ¡Los embusteros de la propaganda rusa! ¡Los embaucadores hispanoparlantes del Kremlin! Farsantes, embusteros y embaucadores más falsos que los reportajes tendenciosos (en realidad montajes propagandísticos) del “periodista” Kirk en los territorios ocupados en el Donbás que intentan describir a las tropas rusas invasoras como unos pretendidos “libertadores”. Farsantes, embusteros y embaucadores más mentirosos que la supuesta “vocación” de Gutiérrez por la defensa de los derechos humanos, la cual ha quedado ciertamente muy clara en los últimos años no sólo con su silencio cómplice respecto a las violaciones de estos derechos cometidos por las dictaduras nicaragüense, venezolana o china, sino que, además, en su virtual desprecio por el respeto de aquellos en el caso del pueblo ucraniano, víctima de uno de los peores genocidios perpetrados en Europa desde los tiempos del Tercer Reich.

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Grupo de farsantes y embaucadores que va desde los ya mencionados analistas políticos defensores del “multipolarismo” de PODEMOS y el “bolivarianismo” en España hasta los embusteros “anti-otanistas” (de todas las variedades imaginables) que abundan en el seno de las izquierdas latinoamericanas y que incluiría, además, como era de esperarse, a dicha boutique de mascotas ideológicas de Putin (versión poodles) en la cual se ha transformado el movimiento feminista europeo. Este último plagado de figuras tan domesticadas al statu quo capitalista neoliberal como en el caso del clan de izquierdistas pro-imperio ruso ya referido y prestas asimismo, esta vez desde el ámbito de los “estudios de género” y la “teoría queer”, a poner sus propios culos pintados de violeta (con todo el consentimiento necesario de unas feministas tan “empoderadas”) a disposición de la propaganda de guerra del Kremlin. ¡Como verdaderas prostitutas ideológicas de la invasión rusa!

¡Tal como las rameras francesas que alguna vez se sometieron dóciles a cada polla de soldado nazi y represor del régimen de Vichy cómplice de la ocupación hitleriana! ¡Tal como aquellas puercas de la colaboración con el fascismo en Europa que abrieron sus piernas con deleite a las tropas de las Waffen-SS! ¡Tal como esas mismas meretrices (pagadas o no) “amigas” del nazismo que fueron parte integral de las vastas redes de delación al servicio de Hitler y que fueron posteriormente literalmente cazadas por los movimientos de resistencia popular antifascistas! ¡Tal como aquellas golfas de la traición al pueblo que enviaron a miles de luchadores populares a los tentáculos de la Gestapo y que terminaron a su debido momento apaleadas, rapadas o incluso linchadas en las calles por los pueblos liberados de las capitales europeas a medida que el nazismo iba siendo derrotado! Así mismo hoy una gran parte del movimiento feminista contemporáneo, ese antro pérfido de colaboracionismo con cada proyecto burgués del planeta, ese habitáculo violeta de conciliación de clases en el cual se han gestado todas y cada una de las más recientes traiciones a los movimientos populares, han decido otra vez satisfacer con sus narrativas “antipatriarcales” basuras (carentes de toda crítica revolucionaria sustantiva) las ansias de un nuevo tirano de pueblos: ¡Putin!

Esta vez, tal como atestigua el caso de la líder del feminismo internacional Alice Schwarzer (una de las caras más reconocidas de las llamadas segunda y tercera ola feminista), buscando encubrir su complicidad con la invasión rusa y los planes de expansión imperial putinista nada

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Hugo Gutiérrez. El “defensor de los derechos humanos”

menos que con un llamado a la “paz del mundo”. ¡Un llamado a la “paz entre los pueblos” a vista y paciencia de una de las agresiones imperialistas más brutales del último siglo! ¡Un llamado a la “fraternidad universal” teniendo en frente el sistemático y literal genocidio del pueblo ucraniano! ¡Un “grito por la paz”, en momentos en que el clamor de los asesinatos masivos de las tropas rusas en Bucha o Izyum todavía resuena en los muros de cada hogar de Ucrania! ¡Un “manifiesto por la paz”, en instantes en que la sangre de las violaciones masivas perpetradas por las fuerzas rusas en contra de miles de mujeres y niños todavía se escurre entre las entrepiernas de sus cuerpos mutilados! Un “llamado a la paz” (a la medida de Putin) firmado esta vez, nada menos, que con la ultraderechista (y semi-fascista) “Alternativa por Alemania”, esas ciertamente blancas palomas del ultranacionalismo europeo con las cuales Schwarzer y la supuesta “izquierdista” Sahra Wagenknecht organizaron una pretendida “marcha por la paz” (muy conveniente para el Kremlin) en las calles de Berlín hace algunas semanas.

Marcha por la “paz” que, en mancomunión perfecta con los intereses imperialistas rusos y la ultraderecha europea, llegó incluso a ser promovida por las propias agencias de seguridad putinistas, interesadas en sumarse (y confraternizar) con cualquier movimiento que sirva a los fines de la maquinaria militar rusa. Esto con el objetivo de permitir, entre otras cosas, que el genocidio que comete hoy Rusia en suelo ucraniano (ejemplificado como dijimos en el caso de las múltiples masacres y violaciones masivas de mujeres cometidas por las fuerzas rusas) pueda seguir siendo llevado adelante con toda impunidad. Masacres y violaciones masivas de mujeres y niños de entre uno y ochenta años de edad que las “marchas por la paz” de Schwarzer y Wagenknecht ni siquiera consideran. Violaciones masivas de mujeres y niños, muchas veces resultando en la realización de cruentas torturas y asesinatos salvajes de las víctimas, a veces en sus propias casas junto a toda su familia, a veces simplemente en páramos, bosques o en las calles de múltiples ciudades y pueblos ante las cuales, como decimos, las marchas del feminismo europeo por la “paz” hacen oídos sordos. ¡Esto como si los derechos del pueblo ucraniano a su existencia valieran una mierda! ¡Esto como si los derechos de las mujeres ucranianas no fueran lo suficientemente importantes para el movimiento feminista!

Fines de la maquinaria militar genocida rusa en Ucrania a los que estas puercas ideológicas del feminismo europeo sirven con sus movilizaciones basura (¡del mejor modo posible!) no sólo

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Alice Schwarzer. La “feminista por la paz del mundo”

al negar al pueblo ucraniano el derecho a su legítima defensa ante un agresor imperialista sanguinario, sino que, además, al fortalecer en los hechos el relato de este último al presentar la actual invasión rusa como un “lamentable” conflicto promovido por las potencias occidentales o los “afanes belicistas” de la propia Ucrania. O bien, en última instancia, al presentarlo como una “innecesaria” conflagración armada en la cual “no habrían lados buenos ni malos”, sino que solamente “víctimas”; es decir, equiparando las acciones de la potencia imperial agresora (Rusia) y el país invadido (Ucrania).

O sea, la misma monserga funcional a los intereses expansivos del Kremlin que repiten también, cada uno ateniéndose a sus respectivas “escuelas ideológicas”, esa verdadera confederación de papanatas inútiles (derrotados desde hace más de medio siglo) del “izquierdismo anti-otanista latinoamericano” cuyas únicas victorias han sido en las últimas décadas o bien una que otra “elección parlamentaria”, o bien una que otra declaración “viralizada” en Twitter o Facebook. Esa monserga del “ni con Rusia ni con la OTAN” o el “no a la avanzada guerrerista” que replican desde los promotores del neoliberalismo “bolivariano” (esa receta ideológica particularmente miserable que intenta presentar al corrupto régimen de Maduro como un tipo de “socialismo del siglo XXI”) hasta un sinnúmero de organizaciones trotskistas ya muy bien adaptadas (acomodadas) al juego parlamentario y las instituciones burguesas. Todos ellos, desde el periodista charlatán “pro chavismo” de Marco Teruggi hasta esas nuevas figuras de la renovación trotskista institucional argentina y hoy mascotas parlanchinas del peronismo Myriam Bregman y Nicolás del Caño, como cómplices (directos o no) de una u otra de las variantes discursivas del Kremlin.

Analistas “geopolíticos”, “multipolaristas”, pensadores izquierdistas-jurásicos, comunistas socialneoliberales, estalinistas semi-seniles, embaucadores mediáticos y feministas colaboradoras del imperialismo ruso y la ultraderecha que, en conjunto con ese amplio abanico de referentes políticos y organizaciones de las llamadas “izquierdas no alineadas” que pululan desde el partido socialneoliberal de PODEMOS en España hasta las “izquierdas anti-OTAN” y el trotskismo en América Latina comparten, al menos, un punto en común: el de oponerse a los envíos de armas que el pueblo ucraniano necesita desesperadamente para su defensa. ¡Esto en momentos en que la vida de toda una nación pende de un hilo! ¡Esto en instantes en que el destino de todo un pueblo se juega ante la agresión de un invasor imperialista implacable!

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Myriam Bregman. La “parlamentaria trotskista de la neutralidad”

Todos repitiendo, todos diciendo: ¡Deteneos! ¡Deteneos! ¡Por la paz! ¡Deteneos! ¡No a la guerra! ¡Deteneos! ¡No se puede derrotar a Rusia! ¡Ellos tienen bombas nucleares! ¡Ellos tienen bombas nucleares!

¡Deteneos!, dicen los puercos. ¡Deteneos!, repiten las puercas. ¡Porque no queremos derrotar a Rusia! ¡Porque somos cómplices de Rusia! ¡Porque somos cómplices de Putin! ¡Porque somos cómplices del genocidio ucraniano!

¡Armas para Ucrania! ¡Armas para el pueblo!

¡Armas para Ucrania! ¡Armas para el pueblo! ¡Ahora! ¡Ninguna paz sin victoria! ¡Ninguna paz sin triunfo! ¡No a la paz de los esclavos! ¡Guerra! ¡No la paz de los humillados! ¡Combate! ¡Hasta que cada invasor sea exterminado! ¡Hasta que cada invasor se convierta en abono agrícola del fértil suelo ucraniano! Hasta que cada invasor regrese a la “Madre Rusia”, ¡en bolsas! O bien, intercambiado como prisionero. O bien, en caso de rendirse o, mejor aún, de levantarse en rebelión en contra de sus propios oficiales, que sea recibido en Ucrania como a otro hermano. ¿Paz? ¡Posiblemente! Pero no cualquiera, sino que una con cada soldado de ocupación que pisa actualmente tierra ucraniana en cualquier ciudad o pueblo del Donbás, Zaporizhzhia o Crimea (hasta el último centímetro), ¡de regreso en Rusia! ¡Porque esa es la voluntad de la nación ucraniana! ¡Porque esas son las condiciones de un pueblo soberano! Una paz, quizás, con las cabezas de la propia monarquía neo-zarista y de su nuevo reyezuelo Putin, ¡cortadas! ¡Una paz como producto de la victoria! ¡Una paz como producto de las armas! Una paz, ¡conquistada a cañonazos!

¡Armas para Ucrania!

¡Armas para Ucrania! ¡Armas para el pueblo! ¡Ya! ¡Ninguna paz sin triunfo! ¡Ninguna paz sin victoria! ¡No a la paz de la humillación nacional! ¡Guerra! ¡No a la paz de la esclavitud patria! ¡Guerra! ¡Hasta que cada puto invasor sea aniquilado! ¡Ahora! ¡Porque esa es la voluntad de Ucrania! ¡Porque ese es el mandato del pueblo cosaco! ¡Una paz por la sangre, en la sangre y a costa de la sangre! ¡Sangre! ¡Guerra! ¡Victoria! ¡Esa sangre sagrada de los pueblos liberados por la cual aquellos han sido capaces de derribar señores y reyes! ¡Y de acabar auténticos imperios! ¡Esa sangre de los pueblos que luchan que se encuentra inscrita en los colores de cada bandera latinoamericana, derramada hace siglos en las gestas libertadoras

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de cada patria americana! ¡Esa sangre de los valientes soldados de la guerra de independencia norteamericana y los esclavos insurrectos de la revolución haitiana! ¡Esa sangre de las guerras de independencia libradas por los pueblos chileno, argentino, colombiano o mexicano (y por muchos otros pueblos latinoamericanos) en contra de la tiranía española! Esa sangre de los pueblos que luchan por su independencia que hoy, dos siglos después, es derramada otra vez en Ucrania, en contra de otra monarquía, esta vez tan sólo disfrazada de “república”: ¡la monarquía neo-zarista del tirano Putin!

La sangre de los pueblos libres ¡Armas para Ucrania! ¡Armas para el pueblo! ¡Sin dilaciones! ¡Tanques, HIMARS, Javelins, Jets! ¡De todos los tipos! ¡De todos los orígenes ¡Armas desde Estados Unidos! ¡Armas desde la OTAN! ¡Armas desde Alemania, Francia y España! ¡Armas desde cada país del mundo! ¡Armas para Ucrania! ¡Armas para el pueblo! ¡Armas! Porque tal como en el pasado fue válido y legítimo que el soldado de la independencia estadounidense recibiera pertrechos provenientes de una de las por ese entonces más tiránicas monarquías imperiales europeas: la monarquía absoluta francesa, así mismo es válido que hoy el pueblo ucraniano, en lucha desesperada por su existencia como pueblo y nación independiente, reciba armas, ¡de quien sea! Porque tal como en el pasado fue válido y legítimo que las naciones latinoamericanas recibieran ayuda del tampoco nada inocente imperio británico en su lucha en contra de la opresión hispana, ¡así mismo hoy el pueblo ucraniano puede recibir armas de cualquier imperialismo! Y tal como fue también válido y legítimo, algunos siglos más tarde, que el pueblo soviético y el propio Stalin recibieran ayuda de los imperialismos occidentales para derrotar a Hitler, ¿entonces por qué el pueblo ucraniano no puede hoy, también, recibir ayuda de esos mismos imperialismos para derrotar a quien está haciendo todo lo que tiene a su alcance para seguir los pasos del nazismo?

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¿O acaso alguien puede negar que de lo que se trata el conflicto ucraniano es de la agresión de un imperio en contra de una nación oprimida? ¿O acaso puede dudarse que lo que está en juego es la independencia y la opresión nacional de todo el pueblo ucraniano? ¿O acaso alguien puede rebatir el hecho de que lo que mueve las acciones de Putin son los mismos apetitos imperiales de conquista territorial y sojuzgamiento de poblaciones que han movido a cada uno de los tiranos imperiales del pasado; por ejemplo, en el caso de los propios zares rusos a los cuales aquel busca emular? Y entonces, ¿por qué la distinción? ¿Por qué en un caso se puede abogar por el armamento de unos pueblos para favorecer la derrota de unos imperialismos (sea el de Estados Unidos durante la pasada invasión de Irak o antes el de Inglaterra durante la guerra de las Malvinas), pero en el caso del pueblo ucraniano a lo único que puede aspirar este último es a las “negociaciones de paz”?

Negociaciones de paz en las que los mismos que abogan por aquellas esperarán siempre, claro, pretendiendo patearle los pies a Ucrania por debajo de la mesa para que se muestre “generosa” y acepte cada vez más concesiones, que ésta entregue una buena tajada (sea Crimea o el Donbás) de su territorio soberano. Negociaciones de paz en las cuales se intentará obviamente presentar las pretensiones de Ucrania a un restablecimiento íntegro de sus límites territoriales de 1991 como “excesivos”, esto al mismo tiempo que se aceptan esas otras pretensiones (las del tirano Putin) como perfectamente “comprensibles”. Lo anterior, tal como se ha encargado de dejar en claro el presidente brasilero Lula en días recientes con su recriminación a Zelensky por su según él “desmedido” anhelo a “quererlo todo”, entendiéndose por este concepto (“quererlo todo”) su justa y noble ambición por expulsar a las tropas de ocupación rusas desde Crimea. Aspiración legítima de reintegración integral de los territorios robados por Rusia a un país soberano que, no es de extrañar, no podía más que presentarse ante un gusano como Lula (entrenado en el arte de someterse a cada paso a la derecha y los empresarios de su propio país) como ciertamente “exótica”.

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La alianza ruso-norteamericana en contra del nazismo

¡Armas para Ucrania! ¡Armas para el pueblo! ¡Ahora! Porque no se puede negociar con el nuevo fascismo, porque no se puede apaciguar a la bestia de pueblos neozarista, porque no se puede dialogar con el tirano del este. ¡Armas para Ucrania! ¡Para preparar la gran ofensiva de primavera! ¡Armas para el pueblo! ¡Para detener al nuevo colonialismo! ¡Armas! ¡Ahora! Porque el primer año de la guerra de Ucrania logró lo improbable: la resistencia y un primer contraataque. Y porque el segundo año logrará lo imposible: ¡la victoria!

Abril 8 / 20233

3 Material producido durante los meses de febrero y abril.

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