La Traición Feminista (Ensayos por Ucrania)

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La traición feminista El feminismo ante la guerra de Ucrania Miguel Fuentes Secciones Parte I La traición feminista -El feminismo como moda mainstream 1 -El reflujo de la “marea lila” 2 -Del pañuelo violeta al feminismo Versace. O el feminismo como peste 3 -La metáfora del estanque de nenúfares 4 -¡La traición feminista! 5 Parte II La traición feminista en acción -El feminismo de ministerios de Irene Montero en España 6 -La traición feminista del estallido popular chileno del 2019 7 -¡España! ¡Chile! ¡O la podredumbre del feminismo! 8

Parte III

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El movimiento feminista ante la guerra de Ucrania -Las diversas caras del feminismo ante la agresión rusa 9 -El genocidio ruso y la “complicidad feminista” 10 -La violación como política de guerra de la invasión rusa 11 -Retrato descarnado de una violación cotidiana a mano de los invasores 12 -Alice Schwarzer junto a la ultraderecha alemana: una paz a la medida de Putin 13 -La marcha del 8M y el “silencio ucraniano” del feminismo socialista 14 -El encubrimiento de “Pan y Rosas” de las violaciones masivas en Ucrania 15 -¡Contra el feminismo cómplice de la invasión! ¡Armas para Ucrania! 16

La traición feminista

El feminismo ante la guerra de Ucrania

Parte I La traición feminista

El feminismo como moda mainstream

El movimiento feminista ha sido durante la última década, en muchos sentidos, un movimiento social bastante ambicioso… en las palabras. Enmarcado en el desarrollo de la llamada “tercera ola” feminista, este movimiento se ha caracterizado por proclamar durante los últimos años la necesidad de una profunda renovación no sólo de la sociedad contemporánea, sino que, a la vez, de los propios parámetros a través de los cuales se ha entendido hasta hoy el concepto de “transformación social” en el terreno de las organizaciones de izquierda1. Desde aquí, impulsando una pretendidamente nueva perspectiva de “igualdad de género”, este movimiento ha intentado imprimir su sello ideológico (influenciado fuertemente por ciertas pensadoras liberales tales como Simone de Beauvoir y Judith Butler) en algunos de los principales procesos

1 Las llamadas primera y segunda ola del feminismo se habrían desarrollado al alero de algunas consignas tales como la legalización del sufragio femenino (siglo XIX y comienzos del siglo XX) y el desarrollo de ciertas discusiones teóricas alrededor del cuestionamiento de los “valores patriarcales” y las condiciones sociales de opresión de la mujer imperantes en la sociedad capitalista contemporánea (décadas 1960-1980). Nótese aquí, sin embargo, que los avances más tempranos en materia de igualdad de género y reconocimiento de los derechos sociales de la mujer se dieron primeramente, por lo general, en el contexto de movimientos sociales de transformación revolucionaria cuya deriva ideológica no sólo tuvo poco o nada que ver con el desarrollo del así conocido “movimiento feminista”, sino que, además, estuvo caracterizada por un importante grado de hostilidad teórica en contra de este último. En el caso de la Revolución Rusa de 1917, por ejemplo, el vanguardista programa reivindicativo del naciente Estado soviético alrededor del problema de la opresión de la mujer tomó forma en paralelo al desarrollo de una constante denuncia y combate de las corrientes feministas burguesas de ese entonces, por aquellos momentos hegemónicas en Europa occidental, Estados Unidos y otras regiones del mundo (por ejemplo, América Latina).

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de lucha de clases vistos en tiempos recientes en los así denominados países occidentales, esto sobre todo en aquellas regiones más sometidas al influjo de ciertas potencias imperialistas tales como Estados Unidos; por ejemplo, América Latina.

Más aún, como producto de una importante masificación de las ideas levantadas por el movimiento feminista contemporáneo (denominado como dijimos como “tercera ola”), aquellas han terminado por filtrarse tanto en el mainstream mediático y la discusión política nacional de numerosos países, así como también en las propias esferas de la institucionalidad estatal y los grupos dirigentes de diversos gobiernos, muchos de los cuales (buscando una mayor aceptación de sus agendas políticas) no han dudado de catalogarse como “feministas”. Esto último, tal como puede verse en el caso de los gobiernos de Alberto Fernández en Argentina o Gabriel Boric en Chile, los cuales han venido de hecho utilizando activamente sus respectivos perfiles “feministas” como una herramienta política al servicio tanto de la implementación de sus planes neoliberales, así como también para intentar empalmar con el sentir de un sector de los sectores medios y las elites profesionales de sus países (particularmente permeables al influjo valórico de las sociedades de consumo occidentales).

En definitiva, el movimiento feminista se habría convertido hoy en una especie de “moda ideológica” de la cual estaría profitando una gran parte de los sectores políticos pro-capitalistas en diversas regiones del globo2. Algo así como un “show” mediático (o “performance políticoinstitucional”) ante el cual las elites burguesas buscarían por todos los medios no quedarse afuera. Moda, show y performance que, promovida ahora desde las propias esferas del poder burgués y alimentada al ritmo de las batucadas de la más reciente actividad de “cuerpos pintados”, demostración pública de “empoderamiento simbólico” o “taller de deconstrucción masculina”, tendría como objetivo fundamental la replicación de una serie de propuestas ideológicas que harían hincapié, antes que en el cuestionamiento revolucionario de la democracia burguesa, en el “copamiento femenino” de esta última. Esto por la vía de una ampliación de las cuotas de representatividad de las mujeres en el seno de las estructuras de representación del poder político capitalista. Es decir, aun cuando se apele en algunos casos a un lenguaje socialista, renegando en los hechos de los métodos de la lucha de clases y la violencia revolucionaria por los de la “sororidad” (sintetizados en el “yo te creo hermana”) y la apelación a las bondades de una democracia parlamentaria realmente “paritaria”3

2 Dicho de otro modo, algo similar a lo sucedido con las anteriores primera y segunda “olas” del movimiento feminista, las cuales a poco andar terminaron también convertidas (tal como señalaron en su momento una serie de exponentes del marxismo clásico tales como Marx, Engels o Lenin que vieron en las ideas del naciente feminismo no mucho más que dispositivos ideológicos al servicio de la legitimación de la democracia burguesa) en el furgón de cola de uno u otro de los proyectos de modernización capitalista de aquel entonces. Puede mencionarse aquí, asimismo, aunque ciertamente en otro contexto histórico, el caso de una de las fundadoras del ideario feminista moderno Olympe de Gouges, enviada a la guillotina por Robespierre y los jacobinos en 1793 como producto de sus actividades contrarrevolucionarias.

3 O sea, anteponiendose el principio de la “confraternización entre mujeres” al del enfrentamiento (enconado y sin cuartel) entre clases sociales antagónicas, enemigas.

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La tercera ola feminista como moda mainstream El reflujo de la “marea lila”

Pero luego de aproximadamente una década de auge del movimiento feminista, la “tercera ola” parece no sólo estar amainando, sino que, asimismo, encontrarse en franco retroceso. Y en su retirada, lo que esta “ola” está dejando a su paso no está luciendo nada de bien. Para ser francos, el escenario sería más bien parecido al de esas grandes olas (pensemos en algún tsunami de baja intensidad) que, al volver al océano, dejan regadas por la playa una asombrosa cantidad de basuras de todos los tipos y tamaños: objetos inutilizables, trozos de embarcaciones, casas destruidas, pedazos de madera y fierros retorcidos, bolsas de plástico, restos orgánicos, peces y crustáceos muertos, animales en descomposición e incluso cadáveres, todo entremezclado con restos masivos de algas putrefactas y un ejército de aves marinas circundando los alrededores a la espera de alguna oportunidad alimenticia.

Un escenario de “retirada” al parecer caótica y en todas direcciones de la “revolución feminista” que, en una especie de “sálvese quién pueda” generalizado signado por el principio de “mejor tomar el mejor puesto disponible en las instituciones antes de que el movimiento amaine del todo”, ha terminado una década luego de iniciada en una seguidilla de “performances” de la más abierta subordinación política a la misma sociedad burguesa patriarcal que dicha “revolución” pretendió supuestamente cuestionar. ¡La más pura subordinación a la sociedad patriarcal que el movimiento feminista dijo había llegado el momento de “abolir”! ¡La más pura e incuestionable sujeción a los partidos, instituciones y representantes del “heteropatriarcado capitalista” que las “hermanas” del feminismo contemporáneo dijeron era necesario “superar”!

Todo como dejando en evidencia que luego de tan sólo una década de iniciada esta “tercera ola” feminista, no sólo nada ha cambiado en lo sustancial en lo referente a la situación de la opresión de la mujer y las características estructurales (fundantes) del sistema social actual, sino que, peor aún, este último sería defendido y legitimado hoy por esas mismas figuras del feminismo internacional (o como dijimos “hermanas”) que, tal como lo visto en Chile o España, no dudaron un segundo en ponerse al servicio de las nuevas generaciones de “patriarcas progresistas” defensores del statu quo neoliberal-capitalista en sus países. Esto tal

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como muestra recientemente la actitud asumida por los movimientos feministas hacia las figuras del presidente chileno Gabriel Boric y su par español Pedro Sánchez, ambos supuestamente (a pesar de las numerosas denuncias feministas de las que han sido objeto) de “ascripción feminista”. O bien, tal como puede verse en los grados de literal pleitesía que rindieran las organizaciones feministas al presidente argentino Alberto Fernández luego de que aquel diera por finalizada en Argentina la “revolución feminista” al promulgar en dicho país la legalización del aborto y declamar, en tono grandilocuente: “Mujeres, empodérense; les prometo que el primer feminista voy a ser yo”.

Tal como una ola que luego de destruir (o bien tan sólo “dañar”) el borde costero de algún pueblo se retrotrae dejando al mismo más o menos intacto y a la espera de alguna que otra obra reconstrucción o “plan de reurbanización” (cosmético) que dejará todo igual, así también la última de las “olas” del movimiento feminista moderno ha comenzado a retroceder. Esto último, como señalamos, dejando intocados cada uno de los pilares de la sociedad “burguesapatriarcal” que este movimiento afirmó era el momento de derribar. ¡Esto como mostrando, de la forma más fehaciente posible, que dicha “ola” no fue nunca más que una excusa (o moda ideológica), potenciada y visibilizada por las elites en el momento preciso, para facilitar la contención (o bien el “desvío institucional”) de las luchas del pueblo!

Del pañuelo violeta al feminismo Versace. O el feminismo como peste

Reflujo internacional de la “marea feminista” que, entonces, luego de tan sólo una década (o sea, luego de poco más de lo que dura una cierta moda de vestuario), ha devenido en ese gran pozo de agua estancada y maloliente llamado “pos-sororidad” en el que se reproducen los nuevos engendros de las “politicas de género” del neoliberalismo tardío. Esos seres ideológicamente monstruosos (entre orcos andrógenos de onda alternativa y académicas sofisticadas “empoderadas”) que, como era de esperarse, han pasado a formar parte de dicha fauna de animales ponzoñosos que componen las castas gobernantes del capitalismo. Esta vez para asumir sus nuevos papeles, en tanto “ministras de la igualdad”, delegadas gubernamentales de este u otro “departamento de la mujer” o “voceras” de esta o aquella política de “inclusión femenina”, al servicio de los propios sistemas de dominación de la

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Alberto Fernández y la “revolución feminista”

sociedad capitalista “heteronormativa” que dichas “hermanas” pretendieron alguna vez, en sus performances universitarias de niñitas de las elites, “combatir”. Esto por ejemplo al calor de esas pintorescas jornadas de rebeldía lila “anti-machos” supuestamente indómita en las que aquellas asían a menudo al viento esos pañuelos violetas de mierda (símbolos ineludibles de una nueva estafa burguesa) con los cuales se encargaron de “bordar” (como en un taller de “autocuidado femenino”) las narrativas ideológicas de sus futuras carreras ministeriales. Carreras ministeriales que hoy estas “hermanas” (convertidas en verdaderas gollums neofeministas de la política institucional) impulsan en mancomunión perfecta con los mismos “dinosaurios” y gerontes de la política burguesa que en algún momento impugnaron.

Los “pañuelos violetas”

Esos pañuelos violetas ya inmundos, impregnados por la grasa acumulada alrededor de sus cuellos de infantas traidoras del pueblo al calor de una década de movilizaciones inútiles, que hoy han pasado a decorar (como recuerdos desteñidos de una época de rebeldía juvenil pretérita) las oficinas de múltiples gobiernos neoliberales y oficinas parlamentarias en donde se alistan los próximos ataques a los derechos de los sectores populares. Esos pañuelos seborreicos que, como abscesos y pústulas violáceas aparecidas por doquier en el cuerpo de unos movimientos sociales infectados por la eclosión de una nueva ideología conciliadora, han comenzando a estallar derramando en el proceso histórico esa pus fétida llamada “feminismos ministeriales”, aquel último estadio particularmente grotesco (terminal) del feminismo convertido en peste.

Pañuelos violetas (en proceso de decoloración) que hoy siguen ocupando las representantes del movimiento feminista, de la forma más descarada posible, en sus frecuentes “reuniones de coordinación” con gobernantes, ministros, policías y banqueros para discutir como dar un apropiado “enfoque de género” al próximo plan de privatización o ley represiva que las castas tienen en mente para seguir castigando, en pos de sus privilegios, a naciones completas.

Pañuelos violetas ya roídos (absolutamente corrompidos) que van dando paso, con cada vez más frecuencia, a esas carteras Chanel, bolsos Louis Vuitton o abrigos Versace, Christian Dior o Prada con que las nuevas parlamentarias, ministras o delegadas presidenciales nacidas de los movimientos del “Ni una menos” y el “Me too” hacen hoy gala de los ideales feministas 2.0 (post-movimientos 8M) de sus nuevos y flamantes “feminismos de ministerios”. ¡Esto como

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para demostrar a cualquier incrédulo (o incrédula) que nunca fue cierto eso de que Gucci y la teoría de género no pueden ir, realmente, de la mano!. Después de todo… ¿no son acaso Donatella Versace, Emma Watson o Beyoncé también “hermanas”?

La metáfora del estanque de nenúfares

Retroceso mundial de la “marea feminista” que, luego de algunos años, ha devenido en una verdadera laguna de agua estancada en la cual pululan toda esa familia de insectos, babosas y bichos asiduos a los círculos más íntimos del poder del capitalismo contemporáneo. Un gran lago de aguas detenidas teñidas de tonalidades púrpuras que, en una especie de imagen invertida (absolutamente opuesta) de los nenúfares de Monet, exhibe en su superficie los fluidos violáceos siniestros y repugnantes de la reciente traicion feminista. ¡Esa traición express, casi gratuita, pagada por las elites con mera repartija parlamentaria y unos cuantos cargos abonados en módicas cuotas, de cada “manifiesto feminista” escrito por cada coordinadora y/o plataforma 8M de la última década!

Una laguna de nenúfares podridos que sirve como hogar de esos sapos y culebras de aguas macabras en que se han materializado las “políticas feministas”, convertidas ahora en novísimas recetas neoliberales presentadas bajo la falsa etiqueta de “derechos sociales”. Un estanque de ninfeáceas devenidas en plantas pestilentes y nauseabundas, utilizadas esta vez no como modelos de dichas representaciones pictóricas de la belleza del impresionismo tardío, sino que como alimentos para puercos. Un jardín de lirios acuáticos transfigurados en una gran concentración de malezas marinas desprovistas de toda forma. Un manojo de calas de agua privadas de su propia esencia y ya carentes de todo sentido. Una laguna de lotos colonizados por moscas en cuyo centro se hallan los restos de una ideología muerta, la ideologia del pantano feminista y los nenúfares de la “tercera ola”, transformados en nada más que en decorativos violetas de las políticas del capitalismo dominante.

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“Unidas y Valientes” - Modelos feministas (Versace)

Laguna de aguas detenidas de coloraciones púrpuras en que imperan las algas tóxicas de un movimiento empantanado en el que habita una aglomeración de ranas y sapos que croan al ritmo de cada gobernante de turno. Esas ranas y sapos de cada “ministerio de la mujer” que desovan por millares en estas aguas malolientes los huevos gelatinosos de cada nuevo renacuajo (designado ahora como “política gubernamental pro igualdad”) del feminismo institucional, aquella estafa grosera del liberalismo burgués devenida en “secretaria de género” del neoliberalismo. ¡Ese fraude teórico final de un feminismo intrínsecamente caduco! ¡Ese timo ideológico postrero de un feminismo descompuesto! ¡Como un manojo de lotos putrescentes! ¡Como una aglomeración de ninfeas marchitas de una doctrina caída en desgracia por la acción de aquel agente corruptor llamado “moderación” y “buenas costumbres”!

Moderación, buenas costumbres y políticas liberal-burguesas de las cuales la “dama de sociedad” Virginia Woolf, la académica progresista Judith Butler o la falsa socialista (y reciente patrocinadora de la candidatura de Joe Biden) Angela Davis han sido siempre, tal como la gran mayoría (sino la totalidad) de las demás representantes icónicas de ese pozo infecto conocido como feminismo moderno, unas representantes clarísimas. ¡Como un pozo de aguas estáticas en el que yacen los cuerpos fenecidos de las verdaderas ideologías de combate de las mujeres explotadas, mancillados por los colores violáceos de los feminismos de la conciliación y la mansedumbre! ¡Esos colores azul-estridentes de las banderitas de un feminismo made in USA, exportado vía elites académicas a las luchas del “tercer mundo”! ¡Esas tonalidades purpúrea-chabacanas de unas chapitas feministas del 8M inspiradas en una teoría de género made in France, articulada no en el seno de sindicatos, talleres fabriles o de las luchas populares, sino que en los putos cafés y restaurantes de la bohemia intelectual parisina! Esos colores de la “marea lila” en tanto traición… ¡la traición feminista!

¡La traición feminista!

¡Feminismo! ¡Generación de víboras promotoras de un modelo neoliberal con “perspectiva de género”! ¡Concentración universal de serpientes defensoras de políticas represivas con perfil “inclusivo”! ¡Estandarte repulsivo del liberalismo con el cual se ha consumado el último de los engaños de las clases dominantes a los movimientos sociales, disfrazado esta vez de talleres

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Nenúfares (Nymphéas) - Claude Monet

ministeriales de “concientización” sobre los beneficios de la “copita menstrual” y los “discursos diversos”! ¡Feminismo! Aquella bandera lila impregnada del perfume venenoso de la conciliación con el poder capitalista que, enarbolada por toda esa caterva de académicas burguesas “cool” que van desde las ya mencionadas Simone de Beauvoir y Judith Butler hasta las más recientes de las voceras de cada coordinadora 8M en Latinoamérica, poco o nada han tenido que ver con las reivindicaciones históricas por la igualdad que las mujeres han hecho avanzar (o al menos plantear) al calor de cada una de las revoluciones sociales de los últimos siglos. ¡Feminismo! Esa bandera de la modernidad tardía cuya única utilidad ha sido mellar el filo del verdadero espíritu de lucha revolucionaria de los movimientos populares, ¡para luego traicionarlos!

La traición de un movimiento que habló mucho, pero que se convirtió pronto en la mesita de centro de los grandes salones de la política oficial. Un movimiento devenido en el florerito de cristal (circunstancial) de las salas de estar en los cuales los viejos y nuevos prohombres de la política (desde Joe Biden a Gabriel Boric) deciden todo. Un movimiento de la traición del pueblo transfigurado en un prostíbulo de narrativas “socialmente críticas” que abren de buena gana sus piernas, luego del debido pago en cargos y una ligera sesión de maquillaje teórico (léase pintarrajeo ideológico lila de labios), ¡al servicio de los intereses empresariales! ¡Como verdaderas putas discursivas de la “sororidad” y el “yo te cuido hermana” transformadas ahora en teorías de (y para) las elites!

¡Dichas teorías rameras (cuyo nombre técnico es “teoría de género”) zalameras de los nuevos señores burgueses del “progresismo woke”, dispuestas a satisfacer (al ritmo de mamadas venéreas de epistemología universitaria radical) la necesidad voraz que tienen aquellos de relatos “teóricamente novedosos” con los cuales embaucar a las masas! Como en un burdel, llamado “academia crítica”, en el cual las narrativas feministas del “neoliberalismo lila” dan muestras de su gratitud con el poder burgués colocándose disciplinadas en cuatro patas para ser penetradas por las exigencias (sin duda atendibles) de la economía de mercado. ¡Esto para luego solazarse (y sobajearse) con las castas empresariales entre las sábanas de una cama denominada progresismo pos-universitario y hablar, con cigarro en mano, sobre las complejidades socio-teóricas (ciertamente desafiantes) del “empoderamiento femenino” en la era del “lenguaje inclusivo”!

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Niña arrodillada descansando sobre ambos codos - Egon Schiele

¡Feminismo! Pendón teórico del liberalismo “mora” que, a pesar de todas las distorsiones que sus exponentes han intentado fabricar para dotarse de un “disfraz socialista”, jamás tuvo nada que ver ni con Rosa Luxemburgo ni con ninguna de las pensadoras socialistas que, en medio de los avances de los proyectos de transformación revolucionaria de los siglos pasados, pusieron en el foco de sus elaboraciones los derechos de las mujeres trabajadoras. Esto incluso a pesar de los deslices liberales de algunas de estas últimas, debidamente corregidos en varias ocasiones por dirigentes revolucionarios de la talla de Lenin; por ejemplo, en el caso de sus aleccionadoras y moralizadoras recriminaciones a Clara Zetkin por su excesiva condescendencia teórica con algunas de las sandeces en boga del feminismo de aquel entonces4 .

Aleccionadoras, moralizantes y edificantes lecciones de Lenin sobre el problema de la opresión de las mujeres con las cuales aquel iluminó (siempre en compañía de su fiel y devota esposa Nadezhda Krupskaya) una buena parte del camino a recorrer por la liberación social de aquellas. Lecciones y enseñanzas teóricamente sagaces y a la vez moralizantes del “patriarca bueno” (y bondadoso) de la más importante revolución proletaria hasta nuestro días sobre la condición de la mujer en el capitalismo que, a todo esto, han estado siempre muy por encima de todo ese bodrio teórico cultural-existencialista de una Simone de Beauvoir producido entre fiestecitas de elites, cafés parisinos y una que otra sesión de orgía sexual con Sartre entre medio (muy comunes entre las elites intelectuales parisinas de seudoizquierda de esos años). Orgías sexuales tan cuestionables como los propios grados de colaboración que tuvieron Beauvoir y Sartre, disfrazados de una résistance intellectuelle más falsa que sus “inclinaciones socialistas”, con el régimen pro-nazi de Vichy en tiempos de la ocupación hitleriana (algo ciertamente esperable de este tipo de pensadores “radicales”).

4 Revísense aquí, por ejemplo, los textos de Clara Zetkin sobre sus discusiones con Lenin sobre la llamada “cuestión de la mujer”. Una versión en español de estas conversaciones puede encontrarse en el material “Sobre la emancipación de la mujer. Recuerdos sobre Lenin (fragmento)”: https://www.proletarios.org/books/ZetkinSobre_la_emancipacion_de_la_mujer.pdf

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Sandeces del feminismo de los que los programas socialistas de la modernidad no sólo prescindieron hasta hace muy poco, sino que, además, demostraron en los hechos ser totalmente innecesarios (y superfluos) en vistas de los avances logrados en materia de igualdad femenina en el contexto de revoluciones como la soviética que se caracterizaron desde un comienzo, entre otras cosas, por sendas conquistas en materia de igualdad femenina tales como la del derecho a voto, al divorcio o la legalización del aborto. Esto último inclusive mucho antes que en las propias democracias burguesas. Estupideces del feminismo liberal-burgués, equiparables hoy a cada una de esas performances pedorras en pro del “empoderamiento corporal” o la “deconstrucción masculina” que se han transformado en moneda corriente de las organizaciones feministas actuales, que aún antes los mismísimos Marx y Engels (acompañados también cada uno de por vida por sus respectivas y piadosamente revolucionarias esposas) no dudaron en despreciar con crudeza en sus elaboraciones. Esto último abogando por un apartamiento de las mismas de los programas de la naciente socialdemocracia y las dos primeras Internacionales.

Aquellas tonterías del “liberalismo radical” que incluso Trotsky, a pesar de haber mostrado una preocupación particularmente notable por la situación de la mujer, jamás se dio el trabajo ni siquiera de considerar. Sandeces y tonterías inscritas en la genética misma del feminismo en tanto “escuela teórica” que hoy intentan pasar de contrabando los feminismos burgueses (desde los de cuño eminentemente “progresista-institucional” hasta los así denominados “separatistasradicales”) como una supuestamente novedosa forma de “activismo popular” o “empoderamiento de base”. Estupideces e imbecilidades de ese gallinero de polluelas intrínsecamente cobardes de los “feminismos universitarios” cuya máxima expresión de combatividad ante la historia se ha reducido a una que otra inútil “funa” (o “escrache”) de perfil adolescente. Expresiones de “combatividad pueril” que, a todo esto, las propias organizaciones “feministas marxistas” (estas últimas más o menos idénticas en todo a las feministas-radicales)

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Krupskaya - La esposa de la revolución

se empeñan en replicar, aunque en este caso chantándoles (de modo siempre más o menos grosero) el apelativo de “socialistas”.

¡Feminismo! ¡Confederación de ineptas! ¡Coalición de incompetentes! ¡Sarta de inútiles que pretendieron “cambiar el mundo” pidiendo permiso! ¡Y que tranzaron a poco andar toda su combatividad por unos cuantos cupos parlamentarios y minutos de jet set mediático¡ ¡Revolucionarias de ONG’s! ¡Combatientes de ministerios! ¡Partisanas de claustros académicos! ¡Guerrilleras de peluquerías! ¡Concubinas y futuras esposas del poder mercantil! ¡O bien simplemente amantes de futbolistas y actores millonarios, tan alejados de las luchas populares como sus sesiones de manicure en los salones exclusivos del privilegio!

¡Feminismo! Movimiento espurio de mercachifles de la posmodernidad disfrazadas de radicalismo cuyo único aporte a la revolución, ¡ha sido traicionarla! ¿Feminismo?¡El feminismo ha muerto! ¡La tercera ola ha terminado! ¡Ahogada en su propia corrupción! ¡Derrotada por su podredumbre!

Parte II

La traición feminista en acción

El feminismo de ministerios de Irene Montero en España

España, ese país caracterizado durante los últimos años por una extraña mezcla de “consolidación monárquica”, auge neo-reformista y avances de los “feminismos de salón” (o “institucionales”) cuya configuración actual tiene su origen en aquel primer acto de ascenso de las elites políticas del “izquierdismo woke” hispano motorizado por la instrumentalización que llevó a cabo PODEMOS (ese instrumento político “progre” del neoliberalismo español) del clima de descontento social que alimentó el surgimiento del “movimiento de los indignados” del 2011. Proceso de instrumentalización-institucionalización de este último en el marco del cual prosperaron y se reprodujeron, al modo de virtuales rémoras de los movimientos populares, aquel tipo de alimañas social-burguesas que representa de manera tan bien Irene Montero, hoy cara visible de las “políticas feministas” del gobierno neoliberal del PSOE5 .

5 Un caso parecido al de Irene Montero a nivel internacional es el de la congresista demócrata norteamericana Alexandria Ocasio-Cortez.

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Irene Montero, la ministra neoliberal, la súbdita feminista de la corona, la traidora del pueblo; en definitva, Montero la burguesa, responsable por cada una de las “políticas feministas” del gobierno imperialista de Pedro Sánchez que, saludadas con entusiasmo incluso por ese gran “patriarca de patriarcas” llamado rey de España, no han servido más que para acompañar la agenda de reformas neoliberales del PSOE. O bien, en última instancia, para deslegitimar al propio movimiento feminista y a la lucha por la igualdad de la mujer que PODEMOS dijo alguna vez representar. Lo anterior permitiendo con ello, como dijimos, que hayan sido algunos sectores de derecha tales como VOX o el Partido Popular quienes vengan apropiándose de las banderas de aquella.

Deslegitimación generalizada del movimiento feminista español potenciado, entre otras cosas, por esos auténticos ejemplos de “consecuencia” de algunas de sus principales figuras que, a los pocos años de su ingreso al gobierno, terminaron a su haber con sendos “casoplones” y propiedades tales como con lo sucedido con la propia Montero con la mansión que comprara hace un tiempo en conjunto con su “mentor político” Pablo Iglesias en el exclusivo pueblo madrileño de Galapagar. Inconsecuencias groseras del “feminismo de ministerios” español acompañado, asimismo, por todo ese circo que han montado las elites wokistas hispanas alrededor del hasta ahora completamente inútil “Ministerio de Igualdad”. Este último dirigido por Montero y salpicado en el último año por una seguidilla de literales estafas mediáticas como la del “cartel inclusivo” producido en el marco de la campaña “El verano también es nuestro” en donde, en el contexto de una supuesta denuncia en contra de la “cosificación de la belleza femenina”, no sólo se robaron las imágenes de una serie de modelos, sino que, además, aquellas fueron manipulados de acuerdo, tal como las propias modelos implicadas denunciaron, a una serie de criterios discriminadores y racistas.

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Irene Montero y el Rey de España

Todo esto sin mencionar esa otra serie de cuestionamientos públicos al pretendido “compromiso social” de la feminista Montero tal como los vistos con ocasión de su viaje junto a otras líderes de PODEMOS en el Falcon de Pedro Sánchez a Nueva York. Viaje que incluyó, por supuesto, una necesaria sesión de compras (y de “internacionalismo feminista”) en las exclusivas tiendas de Times Square, esto en medio de la difícil situación económica por la que atraviesa España. Feminismo de salón incapaz siquiera de asegurar sus propias conquistas ante la derecha tal como demuestra hace poco la derrota de Montero y de PODEMOS en la reforma a la ley “sólo sí es sí” ante la alianza del PSOE y el PP. Derrota casi tan humillante (de hecho patética) como la del mismo Pablo Iglesias que luego de una vicepresidencia en el gobierno del PSOE plagada de actos de la más pura pleitesía al poder institucional, fue “dado de baja” de la política (al menos por un periodo) por la figura de VOX Rocío Monasterio que literalmente lo expulsó, luego de denunciar sus graves inconsecuencias de izquierdista vendido y barrer el piso con su discurso progresista, de un debate televisado por la cadena Ser6

La traición feminista del estallido popular chileno del 2019

Una situación en muchos sentidos parecida, en definitiva, a la vivida en los últimos años en Chile en el marco del estallido social del 2019 cuyo “desvío institucional” fue alentado (y viabilizado) desde un inicio por la complicidad que tuvo el movimiento feminista chileno y sus principales organizaciones con la firma del “Acuerdo por la Paz” y la posterior “trampa constituyente”. De hecho, no fue ciertamente una casualidad que una gran parte de las figuras de este movimiento que saltaron a la luz pública durante dicho periodo hayan provenido, casi exclusivamente, del ámbito de las elites burguesas y los sectores profesionales acomodados, resaltando asimismo aquellas procedentes de las castas intelectuales y académicas históricamente subordinadas a las políticas neoliberales de las rectorías universitarias7. Otro

6 El debate entre Pablo Iglesias, Rocío Monasterio y otros panelistas puede ser encontrado en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=EoXnrI-2KWI.

7 Un ejemplo clarísimo de esto puede verse en el caso de la dirigente feminista Alondra Carrillo, una de las principales figuras de la Coordinadora 8M y cómplice directa de la “trampa constituyente” con la cual la burguesía chilena logró contener, cooptar y luego derrotar la rebelión popular chilena del 2019.

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La mansión de Irene Montero en Galapagar

segmento social particularmente fecundo en términos del número de figuras feministas chilenas salidas de su seno durante el estallido popular fue el de las elites artísticas de la llamada “escena progre” entre las que se cuentan, entre otras, la comediante de adscripción neobacheletista Natalia Valdebenito y la cantante chileno-francesa Anita Tijoux, esta última asidua a los círculos del exclusivo jet set de los premios Grammy y la cadena televisiva norteamericana MTV.

No fue tampoco casualidad, igualmente, que la inserción del movimiento feminista en el proceso social abierto por el estallido popular se haya producido no sólo luego del momento de mayor radicalización de este último, sino que, además, en el contexto de una drástica disminución de los niveles de violencia callejera (criticada en su momento por el movimiento feminista como una expresión de “violencia patriarcal”). Lo anterior, por ejemplo, de la mano de la masificación que tuvieron ciertas expresiones de “lucha performática” feminista tales como la coreografía del colectivo “LasTesis”, cuyo aumento en popularidad se dio casi en paralelo a una virtual desaparición en escena de los sectores de masas que venían protagonizando los grandes enfrentamientos populares de semanas previas8 .

De la violencia callejera a las “performances” masivas de LasTesis

Performances feministas que se masificaron por aquellos momentos en las calles de Chile y de otros países y que, caracterizadas por promover un “traslado” de las formas de lucha del movimiento de protesta desde los combates callejeros al ámbito de las “intervenciones simbólicas” y las “coreografías masivas”, constituyeron una especie de anticipo (por esos

8 Contexto de caída brusca de los niveles de radicalización social vistos durante las primeras semanas del estallido social chileno que se vio potenciada por la reaparición en la escena política de aquella serie de tradicionalmente inservibles expresiones de “protesta social” (por ejemplo, las “marchas masivas”) que constituyeron, en instantes en los cuales estuvo planteada la posibilidad de un caída revolucionaria del gobierno de Sebastián Piñera, un importante respiro para la elites políticas y las clases dominantes, hasta ese instante puestas en “jaque” por la irrupción del movimiento popular. Una muestra temprana de esto fue la organización de la llamada “marcha más grande de la historia de Chile”, saludada en ese entonces incluso por los propios partidos derechistas. Otra muestra de lo mismo, ya a las puertas del inicio del “desvío institucional”, pudo verse en la multiplicación de un sinnúmero de “movilizaciones simbólicas” (tan inútiles como en el caso de las “marchas”) en pro del “empoderamiento corporal” (por ejemplo, manifestaciones de “cuerpos pintados”), actos públicos de “descontento antipatriarcal” (por ejemplo, reuniones masivas en favor de la “copa menstrual”) o la convocatoria de los ya en aquellos instantes muy populares “talleres de deconstrucción masculina”, esto tan sólo por nombrar algunas de dichas estupideces.

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momentos quizás no tan claro) de ese verdadero “show” (en versión performática feminista, indigenista y “progre”) de subordinación neoliberal que se tomaría la escena política chilena algún tiempo después: la “Convención Constitucional”. Show político-institucional que, avalado como señalamos por algunas organizaciones feministas tales como la Coordinadora 8M, terminaría por allanar el camino para la entrega (y la derrota) de cada una de las demandas y aspiraciones sociales que motorizaron el levantamiento del 2019.

Esto último, entre otras cosas, al validar y legitimar el “enclaustramiento institucional” de la protesta popular con su participación en la “ruta de reforma constitucional” que habían acordado anteriormente los partidos políticos tradicionales de la derecha pinochetista y la antigua Concertación en conjunto con las nuevas castas frenteamplistas. Un ejemplo de esto pudo apreciarse en el impulso de las candidaturas de la antigua “anarquista” Alondra Carrillo y la trotskista Karina Nohales de la Coordinadora 8M para la elección de convencionales constituyentes del año 2021, habiendo servido aquellas como un importante antecedente para la futura transformación del movimiento feminista chileno en un mero grupo de presión institucional en el seno de los “contubernios parlamentarios” que la Convención Constitucional no tardaría en comenzar a replicar en los salones del ex Congreso Nacional. Esta vez, como sabemos, con el pleno auspicio del propio movimiento feminista.

Otro ejemplo de lo mismo pudo apreciarse en el posterior abandono que hiciera la misma Coordinadora 8M y su principal figura Carrillo en la Convención Constitucional, en conjunto con otros sectores de seudo izquierda tales como la “Lista del Pueblo” y las castas intelectuales neoconcertacionistas incluidas en el arco de académicos pro Frente Amplio que van desde Alberto Mayol hasta Luis Thielemann, de algunas de las principales reivindicaciones impulsadas por el movimiento social chileno por ese entonces; entre otras, la de la liberación de los presos políticos de la revuelta, la nacionalización del cobre o la reforma del código de aguas, etc. En otras palabras, el rol de Carrillo y el resto de las representantes del movimiento feminista en la Convención se caracterizó desde un inicio, como dijimos, por ser completamente instrumental al plan que se habían fijado los partidos partidos políticos oficiales

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Alondra Carrillo (Coordinadora Feminista 8M)

(desde el ultraderechista Partido Repúblicano hasta el Partido Comunista) por “cooptarinstitucionalizar” (y por esa vía derrotar) el proceso de protestas sociales abierto por el estallido popular del 2019. Lo cual quiere decir que el movimiento feminista y sus principales organizaciones habría constuido, entonces, uno de los “baluartes” político-sociales de nada menos que la traición y derrota del completo proceso de luchas sociales iniciado en octubre del 2019.

Cooptación, desvío y finalmente traición de la lucha del potente movimiento social que despertó con el estallido chileno que, en el marco de ese antro político de entreguismo a los intereses capitalistas en el cual se transformó tempranamente la Convención Constitucional, no fue más que la antesala de una dinámica de descomposición aún mayor del feminismo chileno y de sus aliados en el progresismo neoconcertacionista, ya por ese entonces convertidos en no mucho más que en “grupos de presión” (o lobby) parlamentario entregados a la siempre inútil tarea (aprendida en sus días de dirigentes universitarios de “izquierda”) de “incidir” en el teje-maneje de la política de las elites. Esto al modo de un “anticipo macabro” para aquel literal festival de horror político visto posteriormente con la entrada en masa de algunos de los principales rostros del movimiento feminista al nuevo gobierno neoliberal de Gabriel Boric (una situación que hoy atestigua a la perfección el rol de Antonia Orellana como ministra de la Mujer).

Festival de deformidades del nuevo “feminismo gubernamental” que, una vez clausuradas las dinámicas de lucha popular abiertas el 2019, se vio acompañado desde el inicio de la ya fracasada Convención tanto de la reaparición de algunas de las principales “engendros” exconcertacionistas de la institucionalidad burguesa pre-estallido, así como también del surgimiento de una serie de nuevos rostros femeninos de la nueva “política de acuerdos” (de estilo noventero) que ha venido siendo uno de los sellos del gobierno de Boric. Figuras políticas de esta nueva creación mutante de la política chilena llamada “feminismo neoliberal” que, desde las bacheletistas Paulina Veloso y Elisa Loncón hasta las “comunistas” Karol Cariola y Camila Vallejo, ahora oportunamente dotadas de una particular “sensibilidad feminista”, vienen abogado con todas sus energías en los últimos años por fortalecer las dinámicas de cooptación de la lucha social en las que se enmarcó el ascenso de Boric a la presidencia. Esto por supuesto mostrando a cada instante, a cada oportunidad que les brindan las cámaras, sus respectivos pañuelos “pro empoderamiento de las mujeres”.

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Lo anterior, con el apoyo directo o el silencio cómplice, como era de esperarse, de sus “hermanitas” en el llamado feminismo “radical” representadas, como ya señalamos, por las voceras de la ya mencionada Coordinadora 8M y otras “organizaciones lilas” (y muy “sororas”) tales como la “Coordinadora Ni una Menos” y una ciertamente abundante fauna de colectivos feministas muy dados a adoptar el apellido de “mujeres en lucha”. ¡Todas juntas! ¡Las hermanas! ¡Desde Elisa Loncón a Alondra Carrillo! ¡Desde Maite Orsini y Camila Vallejo hasta las exconvencionales “radicales”! ¡Todas juntas! ¡Las hermanitas! ¡Todas sirviendo como “comparsa lila” del gobierno de Boric y de cada uno de sus planes pro-empresarios!

¡Todas juntas! ¡Las sororas! ¡Dando ahora su consentimiento para todas y cada una de las medidas represivas del gobierno “progre” de Boric en la Araucanía o en el norte de Chile!

¡Todas juntas! ¡Las hermanas! Muy disciplinadas y guardando el silencio más sepulcral ante “papá” gobierno y “papá” congreso en su último ataque a los intereses populares, ¡nada menos que ante la votación y aprobación de la nuevas ley de “gatillo fácil” (por ejemplo, la ley NaínRetamal)! Y así, las que se atrevieron a desafiar parlanchinamente en las calles al mismo Neruda en su impugnación del “patriarcado” escuchan ahora en perfecto mutismo a los representantes del órden burgués que hacía poco desafiaron susurrarles, de forma simpaticona y en algunos casos con una ligera palmada fraternal en las nalgas: “me gusta cuando callan, muchachas, porque están como ausentes”. ¡Todas juntas! ¡Las hermanitas! En completo silencio o incluso propiciando el avance de leyes que, esta vez refrendadas por el propio movimiento feminista, ¡no significan más que licencias para matar al pueblo! ¡Todas juntas! ¡Las sororas! ¡Ahora con las manos manchadas de la sangre de los explotados! ¡Desde hoy cómplices de cada asesinato de cada luchador de los movimientos sociales chilenos por parte de las fuerzas represivas!

¡Las hermanas! ¡Las hermanitas! Devenidas ya en meras administradoras del neoliberalismo y los planes políticos de las elites. Todas actuando en íntima connivencia con esos otros “clubs” de ex dirigentes sociales devenidos en “representantes institucionales” y “operadores” neoconcertacionistas abocados a la tarea de hacer posible la articulación de cada movida pro-

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Antonia Orellana y el nuevo “feminismo neoliberal” chileno

empresarial de la administración neoliberal de Boric9. Esto claro con la complacencia de aquellas nuevas “planas intelectuales” pro-gobierno alojadas en toda esa sarta de “Think tanks” del progrerío frenteamplista que van desde la Fundación SOL hasta Nodo XXI, dichas canteras de reclutamiento de los nuevos rostros gubernamentales de las políticas privatizadoras que tan bien representa el actual subsecretario del Trabajo (y antiguo presidente “autonomistagramsciano” de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile) Giorgio Boccardo. Todos debidamente instruidos, desde Boric hasta el último suche político del nuevo gobierno de los “cambios graduales” y el “no avanzar, pero transar” de la nueva coalición oficialista del progresismo woke chileno, en esas tan necesarias clases de feminismo que se encarga de brindarles la académica “radical” y otro de los rostros del feminismo burgués chileno Luna Follegati10

Luna Follegati, un feminismo “radical” de alcurnia

¡Las hermanas! ¡Las sororas! Todas entremezcladas con ese pantano de las nuevas elites del oficialismo frenteamplista y la más variopinta colección de movimientos progre-liberales; por ejemplo, aquel representado por la (el) activista transexual “Emilia” Schneider, codeándose a menudo con ese nuevo tótem del wokismo-hípster chileno a la cual todos estos, estas y “estes” conchasumadres rinden culto: Michelle Bachelet, ahora presentada con una especie de renovado perfil “social” y carente, obviamente, de cualquier reminiscencia de su pasado como represora de estudiantes, asesina de luchadores mapuche y enemiga del pueblo. Todas, todos y “todes” compartiendo con aquella esas inspiradoras veladas empapadas de “idealismo progresista” en las cuales estas nuevas generaciones de políticos neoliberales millenials intercambian miradas y sonrisas cómplices, henchidas tanto de una supuestamente

9 Un ejemplo destacado de esto es, sin duda, Rodrigo Mundaca, exdirigente de MODATIMA (“Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente”) y una de las figuras principales (y miembro honorario) de esta nueva estirpe de operadores políticos neoliberales.

10 Esta última salida también (en perfecta armonía con su pasado perfil de “anarquista-libertaria” de alcurnia) del seno de las más rancias elites sociales chilenas educadas en ciertos colegios de perfil tan franciscano y modesto como la aristocrática Alianza Francesa y el exclusivo Saint George. O sea, un orígen muy similar al del propio Boric (proveniente de las elites sociales magallánicas) y de la gran mayoría de dirigentes frenteamplistas; entre otros, por ejemplo, Jorge Sharp, Gonzalo Winter o Maite Orsini.

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“desinteresada” voluntad y sentido de transformación histórica, así como también de esa pícara complicidad de las elites cuando hacen “política para el pueblo”.

Líderes feministas chilenas con Bachelet

¡Las hermanas! ¡Las hermanitas! ¡Las sororas! Como ante una verdadera y sabia mater (“la michelle”, la “bache”, la “soa del pueblo”, como le dicen ahora cariñosamente) tan sabiamente comprensiva (aunque no por eso menos “sagaz” políticamente) y como dotada de un verdadero y profundo sentido histórico de “radicalismo responsable” (o sea, la misma mierda noventera de los consensos, pero en nuevo formato woke). Esa “madre de Chile” siempre asidua a impulsar, con perfecta coherencia neoliberal, proyectos de cambio social muy “responsables”, muy “mesurados” y muy “graduales” que, obviamente, quedan siempre en nada.

¡España! ¡Chile! ¡O la podredumbre del feminismo!

Tal como una ola que luego de arremeter con furia el borde costero de algún pueblo termina por retroceder dejándo a este último más o menos intacto, así también la más reciente de las “olas” del movimiento feminista moderno ha comenzado a retirarse del proceso historico. Esto dejando tras de sí intocados no sólo cada uno de los pilares de la sociedad capitalista contemporánea, sino que habiéndose convertido, luego de tan sólo haber humedecido un poco los soportes marmóreos del aparato de dominación de las clases poseedoras, en parte integral de la misma. ¡Esto como mostrando, de la forma más cristalina posible, que dicho movimiento no fue nunca más que una trampa! Un trampa, la “trampa feminista”, puesta a punto ya sea para facilitar la contención de una serie de estallidos sociales o procesos de lucha social vistos en diversas regiones del mundo (especialmente en América Latina), ya sea para permitir el “desvío institucional” de los altos niveles de odio generados por las dinámicas de explotación capitalista en numerosos países. Aquello tal como vimos, de forma palmaria y en cierta medida “brutal”, en los casos de España y Chile.

¡España! ¡Chile! ¡Esos reinos ideológicos del wokismo contemporáneo! ¡Esas tierras malditas de la “derrota eterna” en donde el feminismo campeó a lo largo y ancho de los movimientos sociales, ¡hasta arruinarlo todo! Esas tierras fértiles del izquierdismo leguleyo y la sodomización institucional de la lucha de clases en las cuales el feminismo imperó como

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monarca dominante de la movida “progre” y el completo espectro político, esto para luego socavar sus propias bases al negar con sus actos corruptos sus postulados fundacionales y dañar así, de forma irreparable, a los mismos movimientos sociales de los que aquel profitó como un parásito. Esto con resultados realmente nocivos, tal como atestigua hoy en España y Chile la irrupción de VOX y del ultraderechista Partido Republicano, para los sectores populares. ¡España! ¡Chile! ¡Esos paraísos de la ineptitud y la cobardía intrínseca de los izquierdismos de salón en donde el feminismo reprodujo hasta la saciedad los discursos de un liberalismo manido, ¡hasta entorpecerlo todo!

Tal como luego del rompimiento de una ola lo suficientemente poderosa para penetrar algunas decenas de metros tierra adentro y destruir las primeras filas de casas de un determinado pueblo regresa al océano dejando una hilera de abundantes desperdicios, ¡así mismo el movimiento feminista en retirada deja hoy tras de sí nada más que un reguero de basura! ¡Una gigantesca estela de pensamiento muerto! ¡Una montaña monumental de narrativas obsoletas! ¡Un monte everest completo de los restos en descomposición de millares de “encuentros de empoderación femenina”, “talleres de cuidado mutuo” y “performances “corporales radicales” inútiles! Ese monte fabuloso de la impostura feminista en cuya cima, sentados en pose meditativa y extática cual dioses del gran olimpo neoliberal iberoamericano, se encuentran las figuras de los expresidentes José María Aznar y Ricardo Lagos alrededor de los cuales se halla reunido un concilio de vejestorios “notables” en el que abunda una cantidad realmente asombrosa de representantes decrépitos (de todos los colores políticos) de los planes de “modernización” (o sea, de privatización) de los noventas. Es decir, todos esos eunucos (ahora absolutamente seniles) de las burocracias estatales que algunas vez imperaron en los llamados partidos tradicionales de la post-dictadura franquista y la “transición” chilena.

Viejos de mierda y dinosaurios de las políticas “globalizadoras” de comienzos de siglo que, acompañados de un grupo no menos nutrido de arpías sexuagenarias educadas en el arte de la aplicación de los planes del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, en posiblemente su último aliento de vida, contemplan satisfechos y conmovidos (recordando sus propios pasados de jóvenes políticos “rebeldes”) el curso de “arrepentimiento institucional” que han decidido tomar las representantes (y hoy nuevas “cachorras” y strippers del capitalismo tardío) del “movimiento sororo”. Todos y todas, desde el español Federico Jiménez Losantos hasta los chilenos Andrés Zaldivar, Hernán Larraín y Mariana Aylwin, levantando sus manos con gestos de aprobación benefactora en un profundo exultatis de solidaridad intergeneracional en honor de los logros más recientes del movimiento feminista (compuesto como es sabido en un gran porcentaje por sus hijas y nietas) en la tarea de consolidar un poco más el poder de las elites dominantes.

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El feminismo ante la mirada de aprobación de la política de los noventas

Logros del movimiento feminista iberoamericano en la consolidación del poder de las elites de los cuales dan testimonio tanto las constantes subordinaciones del feminismo español (vía PODEMOS) a las medidas neoliberales del gobierno de Pedro Sánchez, así como también el último llamado de la representante de la Coordinadora 8M Alondra Carrillo a apoyar a la lista del gobierno neoliberal y represor Gabriel Boric en el más reciente circo institucional de la política chilena post-estallido: la segunda elección de convencionales constituyentes.

¡Feminismo! ¡Traición! ¡Feminismo! ¡Basura! Movimiento espurio de mercachifles del liberalismo disfrazadas de “discurso igualitario” cuyo único aporte a la lucha social, ¡ha sido traicionarla! ¿Feminismo?¡El feminismo ha muerto! ¡La tercera ola ha terminado! ¡Ahogada en su propia mierda! ¡Derrotada por su decadencia! ¿Feminismo? ¡El feminismo ha muerto! Y si no… ¡hay que matarlo!

Parte III

El movimiento feminista ante la guerra de Ucrania

Las diversas caras del feminismo ante la agresión rusa

Es cierto que las posiciones del movimiento feminista ante la guerra de Ucrania no pueden reducirse a una única postura, existiendo en realidad una multiplicidad de perspectivas ante la misma. Esto desde las que apoyan a Ucrania y su derecho a defenderse en contra de una invasión extranjera hasta aquellas que, asumiendo por lo general un discurso de corte pacifista, neutralista o de tono izquierdista, han tendido a mostrar distintos grados de simpatía ya sea con las narrativas antinorteamericanas alimentas por Rusia, ya sea con los reclamos de esta última y otros actores en contra de las políticas de injerencia de la OTAN en Europa u otras regiones11

11 Para una contextualización de la actual guerra ruso-ucraniana y las principales ideas fuerza de la propaganda rusa pueden revisarse los demás materiales de la serie “Ensayos por Ucrania” publicados hasta ahora: “Armas para Ucrania” (2023), “Los Cerdos de Putin” (2023) y “Ensayo de guerra a favor del pueblo ucraniano y la lucha mapuche” (2022). Los enlaces de estos ensayos pueden encontrarse en el blog de la página de “Marxismo y Colapso”: www.marxismoycolapso.com/blog

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Ejemplos de las primeras posiciones (pro-ucranianas) pueden ser encontradas en el ámbito de ciertas organizaciones y referentes feministas en distintos países de Europa del Este, Escandinavia y la propia Ucrania, más proclives por una serie de razones históricas y geopolíticas de larga data a tener en consideración los peligros asociados a las políticas imperiales rusas. Es decir, cuyas respectivas sociedades conocerían de manera directa, con mucha anterioridad al inicio de la actual invasión de Ucrania, los costos de la ocupación rusa de sus territorios.

En el caso de las posiciones más favorables a las narrativas pro-rusas, aquellas tienden a ser más frecuentes en el seno de los movimientos feministas de Europa occidental, Estados Unidos y, especialmente, en regiones tales como América Latina caracterizadas por una larga tradición de oposición a las políticas norteamericanas. Uno de los rasgos distintivos de estas posiciones ha sido una mayor predisposición a asumir un tipo de postura en la cual el acento se pondría no en un rechazo del carácter ilegítimo de la invasión rusa, sino que, por el contrario, haciéndose eco de una narrativa pretendidamente “pacifista” y/o “neutral”, en una denuncia tanto de Rusia como de Ucrania como causantes del conflicto. Es decir, asumiéndose que ambos países y sus aliados (por ejemplo, la OTAN) serían los responsables de promover por igual una peligrosa espiral de armamentismo y confrontación bélica12 .

En definitiva, es cierto que el movimiento feminista presentaría importantes diferencias internas en lo referente a sus posiciones ante la actual invasión rusa que se asociarían, aparentemente, a una posible diferenciación “regional” o incluso “continental” del mismo13 .

12 Una discusión en contra de esta y otras ideas que buscan conferir una mayor legitimidad a la invasión rusa mediante una igualación del papel de la potencia atacante (Rusia) y el del país atacado (Ucrania) puede encontrarse en uno de los ensayos anteriores de esta serie titulado “Los Cerdos de Putin”.

13 Como dijimos, los movimientos feministas de ciertas regiones tales como Europa del Este o Escandinavia se caracterizarían por ser más proclives, por una serie de razones históricas y geopolíticas, a la causa ucraniana. A su vez, los movimientos feministas de Europa occidental, Norteamérica y América Latina serían más propensos, por el contrario, a asumir un discurso de tipo “neutralista” y “pacifista” más cercano a las posiciones pro-rusas, esto posiblemente como producto del tradicional perfil antinorteamericano imperante en las organizaciones de izquierda en dichas regiones. Nótese aquí, con todo, la menor tradición histórica e influencia internacional que poseerían los movimientos feministas de Europa del Este en comparación con los feminismos occidentales, siendo por lo tanto las posiciones de los primeros ante la actual invasión rusa (pensemos en los movimientos feministas

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El movimiento feminista

Con todo, a pesar de que efectivamente no ha existido una posición única de este movimiento ante el conflicto bélico en Ucrania, no es menos cierto el hecho de que aquel no sólo habría estado muy lejos de mostrarse a la altura de los desafíos planteados por la invasión rusa desde un punto de vista programático, político o ético-valórico, remitiéndose en realidad (salvo situaciones puntuales) a un tratamiento más bien pasivo de la misma. Peor aún, el movimiento feminista habría llegado a transformarse en diversos países, tal como discutiremos a continuación, en un importante “amplificador ideológico” de la propaganda de guerra de los invasores. Esto sobre todo en aquellas ocasiones en las cuales este último ha terminado asumiendo, como veremos, una perspectiva justificadora de la invasión encubierta de un discurso de tono supuestamente “neutral” o “pacifista”.

El genocidio ruso y la “complicidad feminista”

El curso de instrumentalización institucional del movimiento feminista visto en el último tiempo con la participación de éste en una serie de gobiernos tales como los de Pedro Sánchez en España y Gabriel Boric en Chile no representa la única muestra de la creciente lejanía, abandono y traición de aquel respecto de sus postulados fundacionales14 . Un indicio todavía más patente de esto en el plano internacional se encontraría en algunas de las definiciones desarrolladas por el mismo para caracterizar y responder ante la actual guerra de Ucrania, las cuales simbolizarían, de hecho, uno de los ejemplos más claros de su presente curso de degeneración como fenómeno social de lucha. En este caso, sin embargo, esta nueva traición del movimiento feminista internacional no se remitiría a una mera convivencia con (o promoción de) las políticas neoliberales de uno u otro gobierno “progresista”, sino que, mucho peor aún, a su complicidad ideológica con un literal genocidio: el genocidio de la invasión rusa de Ucrania.

Genocidio del pueblo ucraniano hoy totalmente evidente para el mundo entero que avanza implacable de la mano de matanzas indiscriminadas, bombardeos masivos y la destruccion de ciudades completas ante el cual una gran parte del movimiento feminista internacional simplemente no repara. Esto ya sea por una complicidad ideológica directa con la invasión rusa, ya sea por una especie de “descuido discursivo” explicable quizás por la primacía en su seno de una agenda política que no estaría dispuesta a dar ninguna prioridad teórica o práctica a la lucha de un pueblo como el ucraniano (tradicionalista y poco clasificable en el marco de los modelos de “sujetos de lucha” de los feminismos occidentales) en contra de una agresión imperial.

Es decir, un pueblo cuya sola existencia y voluntad de acción histórica aparecería en algún sentido como incómoda desde un punto de vista teórico o valórico para los paradigmas clásicos del pensamiento feminista, autodefinido como “antipatriarcal” y “antiheteronormativo”. Dicho de otro modo, un tipo de “matriz discursiva” que estaría literalmente en las antinomias del tipo de conservadurismo valórico y sentido social patriótico que, primando hasta hoy de manera hegemónica en el seno de la sociedad ucraniana, expresó de manera tan bien (entre otros muchos ejemplos) el jóven matrimonio de Yaryna Arieva y Sviatoslav Fursin que, tan sólo momentos antes de tomar los fusiles para ir a enfrentar a los invasores, decidieron casarse en una ceremonia ortodoxa tradicional el mismo día del comienzo de la invasión rusa.

de algunos países tales como Polonia, Moldavia, Georgia o la propia Ucrania) mucho menos gravitantes a la hora de definir la impronta ideológica del feminismo internacional ante este problema.

14 Veánse aquí las secciones anteriores de este ensayo referidos al papel del movimiento feminista respecto a estos gobiernos, caracterizados como es sabido por la aplicación de una nutrida agenda de reformas neoliberales.

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Genocidio del pueblo ucraniano hoy absolutamente claro para la comunidad internacional que sigue materializándose a costa de desplazamientos forzados de poblaciones, del secuestro de cientos de miles de personas (entre ellos decenas de miles de niños) y de la persecución en los territorios ocupados de la lengua y la historia ucraniana ante el cual una parte importante del movimiento feminista internacional simplemente calla. Genocidio del pueblo ucraniano a manos de la invasión rusa que una parte significativa del movimiento feminista internacional contempla ya sea en completo silencio, ya sea desde una supuesta “actitud crítica” que tendería, en última instancia, a negarlo.

Lo anterior, como dijimos, desde un presunto pacifismo que, en aras de un discurso falsamente “equidistante”, terminaría replicando (directa o indirectamente) varios aspectos de la propaganda de los invasores que buscan ocultar o bien distorsionar algunas cuestiones evidentes tales como el hecho de que ha sido Ucrania (y no Rusia) el país invadido por una potencia agresora. Esto ocultándose además que esta invasión y virtual genocidio no constituiría ningún producto “aislado” de la geopolítica contemporánea (alentado, por ejemplo, por las políticas expansivas de la OTAN en Europa del Este), sino que, por el contrario, formaría una parte integral de la centenaria historia de opresión nacional y colonial a la que ha sido sometido el pueblo ucraniano a manos del Estado ruso.

Todo esto en el marco de una narrativa “anti-guerrerista” en la cual se pasaría sencillamente por alto, de forma sospechosamente conveniente, no sólo cualquier referencia sustantiva a las ya mencionadas masacres, asesinatos colectivos y bombardeos indiscriminados de ciudades y pueblos protagonizados actualmente por Rusia en contra del pueblo ucraniano, sino que, además, las masivas violaciones y vejaciones cometidas por los invasores en contra de miles de mujeres ucranianas. Esto como si los derechos de las mujeres ucranianas parecieran no valer lo suficiente como para que estos crímenes sean considerados como una bandera de denuncia válida por esas mismas organizaciones feministas que hicieron uso hasta las saciedad de las

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Matrimonio de Yaryna Arieva y Sviatoslav Fursin

consignas del “Ni una menos” y el “Me too” para irrumpir en la esfera pública. ¡Como si las vejaciones, torturas y asesinatos en masa a las que las mujeres ucranianas están siendo sometidas no fueran lo suficientemente relevantes como para ser incluidas en las declaraciones “pro mujeres” de los feminismos occidentales!

Las masacres rusas en Ucrania (Bucha)

La violación como política de guerra de la invasión rusa

Vejaciones, torturas y asesinatos tales como los sufridos por la ucraniana Anna que, tal como muchas otras mujeres de su pueblo en las cercanías de Kyiv, fue violada brutalmente en reiteradas ocasiones por un soldado ruso luego de que su esposo fuera asesinado en la puerta de su casa al intentar protegerla15. Vejaciones, torturas y asesinatos tales como en los casos de Nika y Dasha, violadas colectivamente por tropas rusas en el distrito de Brovary y cuyos maridos terminaron también siendo cruelmente asesinados16. O bien tales como las de Viktoriya en el pueblo de Borodianka que fue violada repetidamente por militares rusos, los cuales se dieron además el tiempo de destruir su casa, sus posesiones e incluso de matar a sus perros. Esto antes de darse a la tarea de asesinar indiscriminadamente a una serie de pobladores en las cercanías17 .

Vejaciones y torturas tales como las de las numerosas adolescentes violadas colectivamente por las bestias rusas en Bucha, quedando algunas de aquellas estériles para el resto de sus vidas

15 “Rusia y Ucrania: Soldados del ejército ruso me violaron y mataron a mi marido” (BBC). Enlace: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-61080556

16 “Ucrania acusa a los soldados rusos de usar la violación como método de guerra. Estas dos mujeres dicen que la justicia es difícil de encontrar” (CNN). Enlace: https://cnnespanol.cnn.com/2022/05/10/ucrania-violacionesrusos-victimas-testimonios-trax/

17 “Las víctimas que fueron violadas por soldados rusos buscan justicia” (NYT). Enlace: https://www.nytimes.com/es/2022/07/01/espanol/rusos-ucrania-violacion.html

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como producto de la ferocidad de las agresiones18. ¡Vejaciones, torturas y asesinatos tales como las salvajes violaciones de niños y bebés de entre uno y diez años de edad en Kharkiv!19 . Violaciones de niños y bebés luego de las cuales se produjo en muchos casos la lamentable muerte de los mismos. ¡Violaciones de niños y bebés que han sido incluso difundidas en redes sociales por los propios perpetradores y aplaudidas por un nutrido auditorio de animales rusos pro-invasión20!

La violación masiva de niños ucranianos por invasores rusos

¡Violaciones y vejaciones infinitas por parte de los demonios rusos en contra de mujeres ucranianas y niños de todas las edades a menudo promovidas por las propias esposas de los asaltantes!21 ¡Violaciones y torturas perpetradas por las bestias invasoras en contra de ucranianas muchas veces saludadas con un entusiasmo sádico por decenas de miles en las plataformas mediáticas rusas!

Vejaciones, torturas y asesinatos en contra de millares de mujeres ante las cuales los feminismos occidentales responden con mero silencio, ¡sin decir nada! Esto incluso a pesar no sólo de que dichas vejaciones hayan constituido hasta ahora una de las facetas más bárbaras de

18 “Una niña ucraniana de 14 años se queda embarazada tras ser violada por 5 soldados rusos y podría no tener más hijos” (La Razón). Enlace: https://www.larazon.es/internacional/europa/20220501/462gmcngcfci7dkdqu35ueg42a.html

19 “Crímenes de guerra: Ucrania acusa a los soldados rusos de violar a un bebé y atacar a unas trillizas de 9 años” (Perfil). Enlace: https://www.perfil.com/noticias/internacional/crimenes-guerra-ucrania-acusa-soldados-rusosviolar-bebe-atacar-trillizas-9-anos.phtml

20 “Rusia detiene a un soldado de su ejército por violar a un bebé en Ucrania” (PressDigital). Enlace: https://www.pressdigital.es/texto-diario/mostrar/3546811/rusia-detiene-soldado-ejercito-violar-bebe-ucrania.

21 “La llamada en la que la mujer de un soldado ruso le da permiso para violar a ucranianas: «Solo usa protección»” (ABC). Enlace: https://www.abc.es/internacional/abci-llamada-mujer-soldado-ruso-permiso-paraviolar-ucranianas-solo-proteccion-202204191145_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F

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la invasión, sino que, además, de que aquellas estén siendo utilizadas por parte del ejército invasor como una verdadera “política de guerra” en pos de la sojuzgación del pueblo ucraniano. ¡Violaciones, torturas y agresiones masivas cometidas en muchas ocasiones en frente de los propios esposos, padres o hijos de las víctimas, ante las cuales los feminismos de occidente han decidido callar! ¡Como si a los feminismos del “movimiento sororo” les interesara una basura la situación de las mujeres que son víctimas de estos crímenes de guerra, siendo totalmente inmutables a los gritos de desesperación de miles de ucranianas puestas ante la disyuntiva de la violación o la muerte!22

La violación o la muerte23

Retrato descarnado de una violación cotidiana a mano de los invasores

Feminismos occidentales de mierda completamente indiferentes a los gemidos de dolor de miles de mujeres de cuyas entrepiernas ensangrentadas, desgarradas por el filo lacerante de una penetración metálica homicida, mana a borbotones una sangre mezclada con la esperma ácida de los monstruos de la invasión rusa. Esa sangre púbica de un pueblo violentado que chorrea a través de las piernas de mujeres trabajadoras virtuosas, mancilladas por una ocupación extranjera asesina. ¡Como la expresión última de una humillación nacional hundida en el vientre desgarrado de una patria ucraniana que clama, desde aquellas alcobas de la ignominia, una venganza implacable! ¡Como una nación con mil laceraciones punzantes, florecidas en sus pieles abiertas a costa de los golpes y torturas de una fuerza agresora impúdica!

¡Feminismos occidentales basuras cuya “vocación pro mujeres” empieza y termina en el punto exacto en donde comienzan sus “compromisos institucionales”! ¡Feminismos occidentales arteros dispuestos siempre a sacar una que otra declaración de apoyo a las mujeres “palestinas”, “iraníes” o “africanas”, simplemente porque lo consideran “cool” y un buen insumo propagandístico para sus “carreras ministeriales”, pero que frente a las violaciones masivas

22 “Three Russian soldiers raped my mother and sister. The fourth made me watch.” Hundreds of cases of rape by Russian soldiers in Ukraine” (Euromaidan press). Enlace: https://euromaidanpress.com/2022/04/25/hundredsof-ukrainian-women-raped-by-russian-soldiers

23 Fuente: Buty Mamoyu (blog), Ucrania.

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rusas en Ucrania, ya sea por un tema de “agenda” o bien porque decir algo sobre aquellas podría ocasionarles algún tipo de “traspié parlamentario” capaz de dañar sus limpios perfiles de “izquierdistas anti-OTAN”, han decidido mantener la boca cerrada!

Todo esto importándoles una comino las vejaciones a las cuales millares de mujeres son sometidas en Ucrania a diario a manos de dichos asaltantes russkies sacados de esta u otra prisión de aquella tierra fecunda en violadores y asesinos llamada “Madre Rusia”, dicha creación monstruosa de los zares opresores educados en el arte de la opresión de mil pueblos soberanos. Violadores y asesinos russkies que acostumbran en los territorios ocupados a asaltar por las noches las casas de familias ucranianas para someter mujeres de todas las edades ya sea en sus propios lechos, ya sea encima de cualquier mesa, piso o superficie inmunda disponible, forzándolas a punta de fusiles, amenazas y golpes a actos atroces y deleznables.

Violadores rusos

Todas ellas toqueteadas de forma impune en cada rincón de sus cuerpos por las manos callosas y sucias de un animal de estepa siberiana, llevados por una invasión criminal al seno de familias de esfuerzo obligadas a ver como sus madres, esposas e hijas sucumben en sus hogares ante una horda de delincuentes que osan llamarse a sí mismos “libertadores”. Violadores y asesinos russkies semi-analfabetos cuyos tufos putrefactos en los que se mezcla el hedor de su más reciente borrachera de vodka y ración de sopa caldeada de verduras shchi, se ha impregnado para siempre en la limpia piel de las vírgenes violentadas de la nación ucraniana. Esas doncellas de un pueblo asaltado obligadas en medio del caos, la desesperación y el griterío de una masacre próxima a abrir sus piernas ante un agresor foráneo feroz. ¡Esa bestia infrahumana llamada “soldado ruso” siempre ávida por bajarse los pantalones para enterrarse como una sanguijuela en lo más profundo de sus orgullos de mujeres honestas!

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¡Ese criminal russki salido de esta u otra tribu de asesinos semi-nómadas llamadas “unidades militares rusas” (venidas de esta u otra prisión de más allá de los Urales), clavados ferozmente en el vientre de las mujeres decentes de la nación trabajadora ucraniana! ¡Ahora condenadas a recordar de por vida el vaho pestilente de aquellos hocicos de respiración agitada y jadeante de los cuales chorreaba, por entre los espacios de sus dentaduras medio podridas y carcomidas por las peores infecciones, esos hilos de baba asquerosa que el invasor derramaba sobre sus puros y ateridos cuerpos al momento de penetrarlas! Cóctel de sudor y otras secreciones corporales de un ocupante de horda bárbara que, mezcladas con la sangre de una víctima sepultada en vida en el fondo de un océano poluto de movimientos pélvicos frenéticos, da forma a esa concentración grasosa de materia humana convertida en el “lecho nupcial” obligado del violador y su víctima.

¡Allí donde se combina, entre los jadeos lascivos del agresor y el griterío circundante, el semen venenoso y mortal de los invasores moscovitas con el llanto de todas las víctimas de Ucrania! ¡Como un estallido de emanaciones pútridas que se derrama como una papilla grumosa y ensangrentada sobre las mujeres mártires del pueblo ucraniano! ¡Todas ellas! ¡Las doncellas proletarias de Ucrania! ¡Sepultadas en vida debajo de una mole repugnante de grasa humana que pugna como una masa de carne asesina por insertarse más y más en el vientre de una hija honrada del trabajo! ¡Todas ellas! ¡Las vírgenes vestales del pueblo pobre ucraniano! ¡Sepultadas en vida debajo de esa sinfonía mortuoria de quejidos de calzones ensangrentados que forman la partitura homicida y feroz de la violencia rusa! ¡Ellas! ¡En cada ciudad, pueblo o villorio en los que habitan las madres, hijas y hermanas de un pueblo orgulloso! ¡Ellas! ¡Las mujeres de la patria ucraniana! ¡Sepultadas en la muerte eterna de una violacion cotidiana!

¡Cotidianas! ¡Eternas! ¡Las violaciones masivas de la invasión rusa! ¡Como en un eco histórico de las violaciones de los ejércitos imperiales en contra de las hijas de la Crimea tártara! ¡Como un recordatorio de las violaciones de las hordas de Stalin en los países ocupados por el imperio soviético luego de la derrota del nazismo! ¡Cotidianas! ¡Eternas! ¡Las violaciones masivas de la ocupación imperialista de Ucrania! ¡Ahora reactualizadas con saña suprema y maligna en contra de las mujeres de la nación ucraniana! ¡Violación! ¡La última de las afrentas a la dignidad de las naciones libres! ¡Violación! ¡La vejación más deleznable a la que pueden ser sometidos los pueblos indómitos! ¡Ahora cometidas en Ucrania por encargo de la corte del Kremlin y su nuevo zar Putin! ¡Ahora planificadas y ejecutadas de manera fría y calculada por las tropas ocupantes para infligir el mayor terror posible en la patria cosaca! Violaciones antes las cuales los feminismos de occidente… ¡guardan silencio! Violaciones ante las cuales los feminismos de occidente… ¡enmudecen!

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Las víctimas de Rusia …

Próximas Secciones (Material en proceso de elaboración)

Alice Schwarzer junto a la ultraderecha alemana: una paz a la medida de Putin

La marcha del 8M y el “silencio ucraniano” del feminismo socialista

El encubrimiento de “Pan y Rosas” de las violaciones masivas en Ucrania

¡Contra el feminismo cómplice de la invasión! ¡Armas para Ucrania!

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