Revista de Bellas Artes, época 3, núm. 7, 1982

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Ines, quedaba ubicado casi en las afueras de Ia ciudad, en Ia misma calle que ahora, con ese mismo nombre, forma parte del tumultuoso centro de Ia capital. La situaci6n social de Ia mujer era, a todas luces, inferior a Ia del var6n. Prohibido para elias el saber, y con esto, estaba vedado su ingreso a cualquier centro de estudios. Juana Ines, en su infancia, logr6 aprender a leer desde temprana edad, al asistir regularmente con su hermana mayor, a las clases correspondientes. Poco tiempo bastaba a tan Iucido cerebra para asimilar los conocimientos y, apropifmdose de ellos, relacionarlos con otros, que ella siempre logr6 profundizar por cuenta propia. Asi, en breve dominaba Ia gramatica y el latin, y como su inclinaci6n natural Ia impulsaba a continuar estudiando, por su cuenta y riesgo profundizaba y digeria conocimientos derivados de Ia lectura de libros que el abuelo poseia en su biblioteca. No tuvo mas maestros Juana Ines en toda su vida. Los asombrosos conocimientos que lleg6 a poseer no son fruto mas que de una inteligencia privilegiada, de una claridad de juicio fuera de toda medida, de una absoluta penetraci6n en los problemas cientificos y filos6ficos, y de una pasmosa capacidad de sintesis para relacionar las diversas disciplinas entre si. Cuando a los 17 aiios, o a los 20, segun las distintas fechas de nacimiento que de ella tenemos, entr6 al convento, su vida estaba ya marcada por el estudio de las artes y las ciencias. No tendria en adelante mas maestro que su clarisima inteligencia, ni mas condiscipulos que sus mismos libros.

Mas de trescientos aiios han pasado desde que Juana Ines profes6 como monja jer6nima. El 24 de febrero de 1669 hizo sus votos y adopt6 para siempre, para el convento y para Ia gloria literaria universal el nombre de sor Juana Ines de Ia Cruz. Sor Juana, en su celda del convento de San Jer6nimo, enclaustrada para toda Ia vida por voluntad propia, pero sin perder jamas Ia absoluta libertad de espiritu que siempre posey6, sigui6 acumulando conocimientos cuya cantidad y profundidad, en nuestros dias, seria asombroso que los poseyera cualquier persona: hace trescientos aiios resultaba esa sabiduria absolutamente portentosa, tamando en consideraci6n el poco rigor academico con el que los adquiri6. Sin maestro y sin condiscipulos, se queja ella, para intercambiar sus experiencias, y con Ia sola campania de su privilegiada y altisima inteligencia, sor Juana estudiaba y escribia, al mismo tiempo que elaboraba con justeza en su cerebra las consecuencias l6gicas de sus conocimientos. Cada horizonte que descubria Ia llevaba a tratar de abarcar todo el conjunto de ciencias que ensuepoca habia. Y cada nuevo estudio era relacionado, forzosamente, con disciplinas ya estudiadas, lo cualle abria un caudal de inquietudes para estudiar una nueva. Mientras esto sucedia, Ia pluma de sor Juana plasmaba sonetos, endechas, silvas, redondillas, villancicos, liras, ovillejos, decimas, quintillas, todas las formas poeticas de su tiempo literario, dominadas con admirable inspiraci6n y maestria, producci6n que Ia coloca, en "r


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