Revista de Bellas Artes, núm. 11, 12, 1973

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SEPTIEMBRE / DICIEMBRE 197J • Digitalizado par

NUEVA EPOCA Nacional de BellasArtes


SECRETARIA DE EDUCACION PUBLICA

Secretario: V lctor Bravo Ahuja Subsecretario de Cultura Popular y Educaci6n Extraescolar: Gonzalo Aguirre B. JNSTITUTO NACIONAL DE BELLAS ARTES Y LITERATURA

Director General: Luis Ortiz Macedo Subdirector Tecnico: Fernando Gamboa

REVISTRDE

BELLAS

ARTES

Subdirector: Oscar Oliva jefe de Redaccion: Brianda Rodriguez Disefio: Rafae l Lopez Castro La colaboraci6n sera so iicitada por e l director; no devolveremos originales env iados espontaneamente ni acu saremos su recibo. De lo aqu{ publicado responden solo los firmantes. La propied ad intelcctua l de las obras que aparecen revierte a sus autores; solo ellos pueden autoriz ar su reproducci6n total o parcial. lRegistro en tr<imite] Correspondencia: Revi sta de Bell as Artes. Palac io de Be llas Artes, Mex ico . 1, D. F. Tel. 512. 60.43. Precio de ejemplar: '$ 15.00 M.N. Suscripci&n anual, 6 entregas: $ 75.00 One year, 6 issues: U.S. $ 8.00 lmpreso en lmprenta Madero , Avena 102, Mexico 13, D. F.

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SUMARIO HOMENAJE A PABLO NERUDA DIBUJOS 4, 6, 8 Jesus Martinez EL MAR ES UNA LLAGA 11 Carlos lllescas CANTO GENERAL 15 Alfredo Cardona Pef\a DIBUJOS 47, 49, 51 , 52, 53 Rafael Calzada PABLO 33 Carlos Pellicer UL TIMAS PALABRAS 34 Bernardo Ruiz FOTOGRAFIAS 30, 32, 35 , 36, 40 An(bal Angulo PARA UN ESTUDIO DE PABLO NERUDA 38 Guillermo Samperio LOS ULTIMOS AJ\JOS DE PABLO NERUDA 47 Luz Elena Zamudio ENTREVISTA CON PABLO NERUDA 55 Ernesto Mej Ia Sanchez DIBUJOS 61, 62 , 63 Benito Messeguer EN TORNO A "POESIA Y ESTILO DE PABLO NERUDA" LIBRO CLAVE DE LA CRITICA NERUDIANA 64 Enrique Jaramillo Levi DISCURSO DE ACEPTACION DEL PREMIO NOBEL 41 Pablo Neruda TIEMPO DE ENCUENTROS: ALTO CUZCO Y MACHU PICHU 68 Sol Arguedes NOTA SOBRE EL CANTO GENERAL 72 Antonio Castro Leal DIBUJOS 74, 76, 78 Vlady EN LOOR DE PABLO NERUDA 82 Andres Henestrosa VIAJE POR LAS COSTAS DEL MUNDO 85 Pablo Neruda LA CONCEPCION DE LA TIERRA EN EL CANTO GENERAL 87 lnes Arredondo CUANDO YO ERA EL MEJOR POET A DEL MUNDO 92 Roberto Fernandez Iglesias NERUDA Y LA CRITICA 94 Silvia Duran Pay an

VIDA CUlT

de

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Nosotros, los perecederos, tocamos los metales, el viento, las orillas del oceano, las piedras, sabiendo que seguiran, inm6viles o ardientes, y yo fui descubriendo, nombrando todas las cosas: fue mi destino amar y despedirme.



Quiero medir lo mucho que no se y es as( como llego sin rumba, toco y abren, entro y miro los retratos de ayer en las paredes, el comedor de Ia mujer y el hombre, los sillones, las camas, los saleros, solo entonces comprendo que all ( no me conocen. Salgo y no se que calles voy pisando, ni cuantos hombres devor6 esta calle, cuantas pobres m ujeres incitantes, trabajadores de diversa raza de emolumentos insatisfactorios.

lnstituto

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Antigua noche y sal desordenada golpean las paredes de mi casa: sola es Ia sombra, el cielo es ahora un latido del oceano y cielo y sombra estallan con fragor de com bate desmed ido: toda Ia noche luchan, nadie conoce el peso de Ia cruel cla ridad que se ira abrie ndo como un a torpe fruta: as( nace en Ia costa, de Ia furiosa sombra, el alba dura, mordida porIa sal en movimiento, barrida por el peso de Ia noche, ensangrentada en su crater marino.

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CARLOS ILLESCAS

ELMAR ES UNA LLACA

A Pablo de Neruda, mano fraternal

VI

Tras las nubes el sol noes ni d(a ni sombra es Ia forma del humo rerdido, descubierto en el pan cotidiano de las frustradas ansias de no saberlo todo, sacrificados. He aqu I, pues, Ia gem a pervertida de una corona intolerable. En las entrafias de su mito largas batallas inferimos o premiosas derrotas de Ia pereza, Ia violencia del soplo, uncidos a Ia noria. A los d las de siempre habituados desarraigamos del coraz6n al arbol; alcanzamos un aterido premio como naufragos sin compal"ila. El tiempo cose nuestras ropas como un descubrim iento del sudario; a su vaso de hierro sumisi6n del agua, el pez, los adoquines de las calles dond e estrenamos trajes visibles. La relaci6n de nuestro d Ia, vedlo, globo lleno de gas con caries de muiiecos sucios. Cruzaremos las manos sobre los viejos y radiosos libros fantasmas en los cementerios

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y en nuestras mesas el ganado pastar(a con adorables ratas, aquellas que amamantan las monedas del salario del moho. lPartimos con el d (a, disco revuelto en los pecados, natatorio coraz6n en Ia decima transparencia de vasa? llas uvas trepan las ralces de otros ecos iluminados, desconocidamente, en el lupanar del profunda orangutan? Sitio del aire del h (gada amanuense porque Ia hoguera cuece Ia existencia de un vicio consumado. -A ratos, hasta perdernos lo sabemos todo. Nadie nos quiere. iOh, impotentes! Las ferias multiplican los espejos y somas el pelo en Ia sopa, Ia cabeza del ajo, leganas en el vino, pero protestamos al no querer morir culipandeados lejanos de las sombras de mujeres que nuestro luto comeran. El d (a, antes, nac(a en Guatemala arborescente en lamparas de alcohol; tulipanes par(an las jaguares. Su perfumada lengua. Tal ceniza era Ia trama de hilos oticiantes. Todo era falso. El d (a es humo invadido par una dinast(a de injurias. Amor Ia misantrop(a. Anos del harapo flameados par el alma enterrada -perdido escudo sin arder. Desespero. Ayer es manana y me vom ito de tristeza; faroles tapian las amadas sombras con femures de otros suefios. Cualquiera nos orina impunemente; no somas nadie, apenas de las prendidas a cacharros aberrantes, aceitunas ,podridas en el fonda de los toneles don de posa el d (a, tambien ruina y desastre. Venid aver los hospitales del esp(ritu. Comprended estas razones. Van y vienen represos en los cueros, labrados en piedras ancia nas , estos d (as.

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LQuien esta libre de pecado, decidlo? -Quien lo este que aseste Ia primera noche en el ojo de vidrio de los dlas que nadie espera.

XI

XII

XIII

Ven ian 路los muertos custodiando Ia sonrisa del alba, encendian los cipreses al roce de los albinos huesos y el pantano recogia Ia triste luz de sus antorchas; all i meditaba Ia ultima piedra del mundo, cavilosas arenas temblaban aun bajo el peso solitario de una hoja. El alba era una dilatada calvicie del vago d fa, suntuosos lamparones de niebla, sobre los muertos, tend1an Ia bandera sucia de un sudario indeseable. Las puertas al batir, estrepitosas, los dientes cruj ian sobre herrumbrosos goznes y jugaban al beso del viento que seria, sin duda, el ultimo aire del mundo. Alertadas sombras de pajaros disecados, carbones de memorias marchitas suscitan en las grandes tazas, maceran ojos antiguos de fantasmas, taladran en silencio las orejas de hermosisimas mujeres -hechizadas en sus cavidades por los comejenes del mal tiempo, mientras avanza el dia y su carrera es inutil y temblorosa y desfalleciente como si los muertos sofiaran todavfa en Ia carrera del fuego de los d las de antafio.

... Largos son los dlas del prevenido espanto las hojas o rostra vaciado aun dentro de Ia mascara nubian los queridos epitafios como una soledad sin Ia flor de los Iibras invocados al pie de las calles y nada resuelve caminar con Ia metralleta de los suefios y Ia combinacion de los numeros magicos exprimidos de las estrellas de un fntimo esqueleto Nubes delatan Ia vacuidad del cielo en los herrajes del sol apenas Ia leche enfrfa de ollas sefiudas porque de podridos diamantes estan los suefios hechos Ia sangre produce gorriones en las viejas ansias y Ia mujer que amamos detiene con un dedo Ia marea del instante y se rompe como granada en cien mil rubles en los abrojos del perfume tundidos a golpes expuestos en las rocas llamamos a las puertas de los pobres empefiosamente fantasmas presados en un lampar6n de los manteles porque hemos dejado de existir en las hornazas y en los nifios que nos olvidan al tornarnos brujos yo canto mas que las probables cenizas de mi brazo empefiosamente antorcha rusticidad ffsica en el d fa despues de memorizar como es posible el canto de los gallos en los I fmites del suefio ilegftimo ...

LHabra posado a prisa el hacha de Ia guerra su lengua sobre el tajo tuerto de Ia I lnstituto de un toro degollado al sol de median Nacional de

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ZQuien Ia reencarnacion dilata de Ia ira, al infortunio impone un astro y su diamante -mientras habla- desnace en las rocas nocturnas , a Ia vista del padre de los fusilados? Como gota de siglo impresa en una llama de las mutilaciones radie su ceguera; sin omitir dolencia atice las heridas y recuerde mujeres con carbunclos rojos, ardientes dinastlas de cenizas, briosos lagos sus pechos, mano calida el cencerro de Ia misericordia por el sol brufiido. Raldo de humildad en muerte cruda apenas obtenida, al albear cerrada Ia descarga. ZCon cuantos cristos acompafiara sus gajos durante Ia consumacion de helados pies, sobre Ia yerba? En torno al agujero el hielo jadeara. Hijo y cripta partiran Ia tierra donde el futuro husmee su destino; porque nada se pudre bajo el cielo enfermo -torna combate el hacha hendida a muerte sobre el mundo.

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ALFREDO CARDONA PEr\JA

CANTO GENERAL

La primera idea fue escribir un Canto General de Chile. Le interesaba a Neruda Ia parte geografica de su pals, extraordinariamente poetica, con desiertos calcinados, ventisqueros, fiordos: una mezcl a lntimamente ligada a Ia humanidad chilena. En esa forma trabaj6 algunos poemas en Mexico. {En 1943 apareci6 en fragmento mlnimo el Canto General de Chile.) Cuando regres6 a su patria, siempre en el plano de este trabajo, encontr6 dos novedades: primero, las luchas del pueblo chileno eran muy apreciables; se le hicieron mas objetivas con sus viajes a las minas, a Ia pampa, al desierto; segundo, despues de su famosa visita al Macchu Picchu en el Peru, vio las ralces de Ia historia americana "confundidas y como debajo de Ia tierra". "Cambie entonces el plan - me dijo- y lo transforme en un Canto General llevando el prop6sito de arquitectura un poema a toda nuestra America." En aquella epoca - 1943- no tuvo tiempo para desarroll ar tan ambicioso deseo. lntervino en Ia vida pol ftica de Chile y no podIa dedicarse a escribi r poesla. Luego vino Ia persecuci6n. Recuerdese -en Ia Carta para mil/ones de nombres:._ Ia petici6n de su Partido, en el sentido de que dispusiera de un afio para realizar Ia obra; se iba a ir a Isla Negra, Iugar de Ia costa, cuando se inici6 el ataq ue del imperialismo y Chile se con vi rti6 en una inmensa carcel. Es famoso el "yo acuso" de Pablo en pleno senado ch ileno, lo que motiv6 su persecuci6n, siendo escondido de casa en casa:

Fui fugitivo de Ia polic(a: y en Ia hora de crista!, en Ia espesura de estrellas solitarias, cruce ciudades, bosques, chacarer(as, puertos...

Ya desde el segundo o tercer dla de haber roto con el gobierno antipopular de Gonzalez Videla, y a pesar de haberse movilizado Ia policla en su busqueda, comenz6 Ia tarea de dar fin al Canto General. Desde el 4 de febrero de 1948 hasta el 8 de enero de 1949 se escribi6 todo el libro, salvo lo que ya estaba publicado. Trabaj6 el autor diariamente, sin descanso, con una lucidez incomparable. Puede decirse que el Canto General fue realizado a grandes saltos geograficos, meditado en Ia carcel, intuido en medio de una zozobra y amargura sin precedentes. En Mexico, pocos d las antes de aparecer Ia obra, Neruda me dict6 las siguientes palabras: "Debo advertir que si salen muchos nombres propios, asf como resefias de actos importantes e insignificantes, esto se debe a que por una parte he querido dar Ia sensaci6n de nuestras luchas continentales a traves de un romanticismo revolucionario que no esta en desacuerdo con el realismo a que aspira tener el libro. Causara extrafieza leer nombres sin inguna importancia hist6rica, como los de Gonzalez Videla y secuaces; lo he hecho deliberadamente para que caiga sobre ellos un estigma simb61ico. Yo se que el pueblo los castigara, pero en mi poema queda una acusaci6n del molde humano de ellos: son dipl omaticos, alcahuetes, periodistas pervertidos y sabuesos de una dictadura corrompida. Se que esto es algo duro, que asombrara y molestara a no pocos lectores, pero quiero que piensen en lo amargo que es para mf concretar las realidades de este tiempo. "Creo que mi libro desde su comienzo es un libro alegre, sano, optimista, a pesar de Ia tristeza que lo circunda no en forma total. Senti durante un afio de trabajo encarn alegrfa embriagadora, pues Ia .d d b lnsmuto a M1h. . . ~~ a . me a a oc N'ffi%iralaeto,~,,;u~l1LTA D1g1tahzado par BellasArtes


del pueblo cuando ya se me crefa en el fonda de Ia derrota. Asf pues tuve dos inmensas fuentes de alegrfa: por una parte, Ia satisfaccion de mi libra, y por Ia otra Ia realidad intangible de sus materiales de lucha. "La primera parte del Canto General es Ia America de Ia vegetacion, de los metales y de los rfos. Luego viene Ia conquista con Ia extension hacia Peru y Chile; este canto termina con A pesar de Ia ira, en que se cuenta como, por encima de los crfmenes, vinieron a nuestra America las ideas y Ia capacidad industrial del Renacimiento. Me propuse juntar en su verdadero color Ia avalancha espanola con su supersticion y su crueldad. En Chile y, en general, en Ia America del Sur, tenemos pedestales injustos, como el de Valdivia; una gran avenida !leva su nombre, y a su amante lnes de Suarez, rapaz desvergonzada y aventurera, se le consagra un restaurante muy popular. Se debe a que inmediatamente despues de Ia conquista, una casta se apodero del movimiento de liberacion implantando una nueva forma de dominio sabre nuestras poblaciones. Necesitaban estos verdugos espanoles un endiosamiento para tener Ia espada siempre levantada. Asf, vemos como las oligarqu fas criollas traicionaron hasta el recuerdo de los heroes ind fgenas y han dedicado con pudor algunos recuerdos vergonzantes a los grandes heroes de Ia primera lucha americana. De estos heroes el mas extraordinario es Lautaro. Este gran patriota de Ia araucan fa fue un joven surgido de Ia mas a primitiva que viendo Ia tragedia de su pueblo entro al servicio de los espanoles: se hizo caballerango del conquistador Valdivia solo para estudiar Ia tactica guerrera del enemigo; pudo muchas veces haber matado al capitan extranjero, pero llegado el instante oportuno, lo abandono, regreso a su gente y fue elegido Toqui. Entonces dirigio Ia guerra contra los invasores, empleando no solo su misma tactica, sino otra de su invencion que era Ia marcha hacia Ia retaguardia, presentando batalla por dos !ados de Ia columna central Asf, el 25 de d iciembre de 1553, Lautaro, en Ia memorable batalla de Tucapel, extermino al ejercito espanol, haciendo prisionero a Valdivia y a sus capitanes, que fueron ejecutados. "La guerra patria de los promaucas fue extraordinaria y, a pesar de los refuerzos con que contaban las tropas enemigas, no fueron vencidos. Pero Lautaro, que debio ser el sfmbolo de Chile, fue humillado por los nuevas aristocratas y por los nuevas aprovechados, quines le han puesto su nombre a un villorio del sur de Chile, no existiendo una estatua suya en Santiago, mientras hay docenas en memorias de los invasores. "Precisamente el canto siguiente se llama La arena traicionada, y es Ia historia de como fue burlada Ia independencia araucana por estos m ism os grupos, que olescribo m inuciosamente en el Canto V (las fuerzas retrogradas que traicionaron nuestra arena son las tiranfas, el imperialismo, Ia injusticia, tc.). "EI Canto VII -La tierra se llama juan- esta escrito con las mismas palabras del pueblo, con sus faltas y su modo de decir las casas. Son vidas de trabajadores contadas por ellos m ism os. "EI IX es una invocaci6n a los Estados Unidos de Norteamerica para lograr Ia paz del mundo. "EI X es Ia historia de Ia persecuci6n ordenada por Gonzalez Videla.

"EI X I relata una huelga en las minas de oro de Chile, teniendo como escenario una region desolada. "EI XII son cartas a poetas vivos y muertos. "EI XIII es una salutaci6n de Ano Nuevo. "EI XIV es el pacffico amanecer de nuestros puertos: un canto a las islas, a las aves, a las piedras de las orillas, al Antartico. "EI libra termina con el canto Yo soy, en donde cuento mi vida, desde Ia infancia hasta Ia epoca actual, continuando con mi testamento. "A traves de todas estas visiones he querido real izar el retrato de las luchas y victorias de America, as f como parte de nuestra zoologfa y de nuestra geologia. "EI Canto General es posiblemente el mas poetico de mis Iibras. "Creo que es el ensayo de una Ifrica capaz de enfrentarse con todo nuestro universo." El 3 de abril de 1950, en Ia residencia del arquitecto mexicano Carlos Obregon Santacilia, tuvo Iugar el acto de Ia firma de los ejemplares suscritos del Canto General. Predomin6 Ia asistencia de extranjeros residentes en Ia capital azteca, miembros de Embajadas 路 europeas y espanoles republ icanos. Con este acto se daba fin a una serie de lentos preparatives editoriales y se comenzaba a distribuir Ia obra poetica mas importante de nuestro tiempo. Los pintores Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, mismos que habfan ilustrado el libra, firmaron al !ado del autor los primeros ejemplares. Los invitados salieron con una voluminosa obra bajo el brazo. AI recibir el volumen se tenfa Ia impresion de algo extraordinario. Se abrlan las paginas, se admiraban las ilustraciones, se saltaba por encima de aquella montana de renglones cortos. Neruda estaba feliz. No pod fa ocultar su satisfaccion. Su esposa nos hab{a dicho dfas atras: "No pueden imaginarse Ia alegr{a de Pablo con el Canto General. Esta como si fuera a recibir de Ia imprenta su primer libra." Pocas semanas despues, Neruda se embarcaba para Europa sin recibir un solo homenaje escrito por su publicaci6n, ni siquiera un articulo mas o menos interesante. Con excepcion de quien esto escribe, nadie se ocupo de Ia obra. lAsombro, temor, curiosidad por saber quien serla el primero en criticar el gran poema? Creo que todas estas circunstancias se barajaron. En general, una frialdad desventurada cayo sobre el esfuerzo de quien era, indiscutiblemente, el primer poeta americana. Mas los estudios vendran, indudablemente, desencadenados por Ia misma logica de los hechos. Ante obra asf no es preciso esperar el comentario inmediato. "Crecera con los anos", ha dicho joaquin Garda Monge a prop6sito del poema. Pero Neruda sintio un vacfo sospechoso y abandono el pals. Tuve Ia suerte de asistir, durante mi cercanfa con el poeta, al nacimiento material del libra. La empresa fue cobrando fuerza a medida que aumentaba el numero de suscriptores y se pudo movilizar el capital necesario. Todos los dfas me hablaba Neruda de los adelantos editoriales, hasta que al fin me mostr6 las primeras pruebas de imprenta. Envio las galeras a Rivera y a Siqueiros, para que estos escogieran sus temas. El primero se encarg6 de Ia parte prehispanica - retospecea. Fue esta una tiva- y el segundo prueba de paciencia "1\1\!1)'1~~ffi<>l ~i! ql~ ~oNWtuLTA

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prometieron una fecha y Ia cumplieron meses despues. Pero entregaron dos obras maestras. El motivo prehispanico fue realizado con esa intensidad y multiplicaci6n de formas y volumenes que Rivera imprime a sus obras de gran espacio: un abigarramiento, pero abigarramiento que reproduce Ia historia a traves del lenguaje de Ia simbologfa. En Ia parte austral hay batallas, geologfas, c6ndores, quetzales, animales y dioses. La impresionante ciudadela de las nubes - Macchu Picchu- , Ia figura de un arquitecto con rico gorro tamizado. En el centro Ia escalinata ensangrentada; en Ia parte superior, un contador de estrellas; abajo Ia figura de un jaguar. La America del Norte -Mexico- tiene el sacrificio humano, el volcan imponente, el resplandor tragico de Anahuac. Rivera, a quien visitaba por aquellos d fas para recoger su biografla, me mostr6 un d fa Ia tela en el suelo, invitandome a recorrerla por los cuatro Iados: all f don de pon fa los ojos 'comenzaba el cuadro o habfa un detalle minusculo que sin embargo gravitaba en su centro, con unidad independiente y al mismo tiempo sometida al plan totalizador del emblema. "He inaugurado - me dijouna nueva epoca en mi pintura, pues no habfa hecho estas cosas antes". En efecto, era el primer mural en pequeiio que sal fa de sus manos. La parte encomendada a Siqueiros es una alarde politico. Ya se sabe que Siqueiros deposita su fuerza en lo colosal. Toda su obra es una gigantomaquia desorbitada, henchida de una virilidad entusiasta. El espectador de sus cuadros, como ante Orozco, recibe una impresi6n planetaria, un entusiasmo cicl6peo. Siqueiros interpret6 el triunfo del socialismo en el mundo: un gigante, con los brazos en alto, emerge de Ia costa terrena. Es impresionante Ia figura en medio de un sol despedazado, entre multitud de fragmentos

geol6gicos y vivientes. No hay silueta, no hay minucia ni anecdota, hay una garra vital que sostiene las formas y las profundiza. La guerra esta aquf, pero tambien Ia paz. El cielo que corona Ia lejanfa, con sus nubarrones encolerizados y sus pinceladas freneticas, tiene sangre y esperma, sudor y aliento profetico, estableciendo una Intima comuni6n con el tono de lucha del libro, con su denuncia y su latigazo creador. No podemos establecer diferencias entre los cuadros que galardonan el Canto General. Uno y otro se corresponden, sostienen el haz y el enves de Ia doble caratula. Rivera interpret6 Ia guerra preclasica, un pasado que alimenta secretamente las inspiraciones de America. Siqueiros vision6 el triunfo del hombre, su imprecaci6n y su gesto, poniendo intensidad en el torso, en Ia materia disgregada del mundo . Hab fa que ponerle un "pie de grab ado" a los cuadros. Neruda habfa seiialado varios fragmentos y no se ponfa de acuerdo. Me los mostraba y volvfa a buscar en el poema. AI fin, leyendo, comparando, escogi6 para el trabajo de Rivera estos versos:

... Los trabajos iban hacienda Ia simetrfa del panal en tu ciudadela amarilla, y el pensamiento amenazaba Ia sangre de los pedestales, desmontaba el cielo en Ia sombra, conduc(a Ia medicina, escrib (a sobre las piedras. Para el tema salvadores, los ve

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queiros aparecieron, de

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... Y vi cuantos eramos, cuantos estaban junto a m (, no eran nadie, eran todos los hombres, no ten (an rostro, eran pueblo, eran metal, eran caminos. Y anduve con los m ismos pasos de Ia primavera en el mundo . . .

D.Jrante varias semanas, Neruda se dedic6 a las correcciones. Lo encontraba por Ia manana sentado frente a un mar de papeles. Yo le ayudaba en aquella correcci6n. Habla sobre todo muchas faltas de puntuaci6n, aumentadas por Ia costumbre del poeta de no utilizar el punto y coma. Correglamos de prisa, desplazando los halagos de Ia lectura para dedicarnos a Ia tarea de ver las letras, las palabras. AI fin se corrigi6 aquella interminable catarata sinf6nica. Miguel Prieto vigilaba con su sabidurla los incontables problemas tipograficos que iban surgiendo. Un d(a pudimos ver el libro formado. Se vela imponente. Quinientas setenta y cinco paginas incluyendo los Indices. El Canto General sali6 sin una errata importante. En Ia contraportada, Ia division del libro en 15 grandes cantos y sus correspondientes capltulos, en seguida el poema y por ultimo Ia lista de suscriptores, 343 en total clasificados en los siguientes palses: Mexico, Argentina, Brasil, Costa Rica, Chile, Cuba, Venezuela, Panama, El Salvador, Honduras, Guatemala, Peru, Ecuador, Checoslovaquia, Francia, Estados Unidos, Rep ubi ica Espanola, Inglaterra, Hungrla, ltalia, Polonia, URSS. En Ia ultima pagina se hab(a redactado una sencilla y grande noticia: "Esta edicion, especial y limitada, Ia primera del Canto General de Pablo Neruda, se publico en Ia ciudad de Mexico bajo los auspicios de una comision editora formada por Marla Asunsolo, Enrique de los Rlos, lng. Cesar Martino, Arq. Carlos Obregon Santacilia. Wenceslao Roces y Cesar Godoy. La Direccion tipografica estuvo al cuidado de Miguel Prieto. Las dos pinturas que ilustran, en forma de guardas, esta edicion fueron ejecutadas especialmente para Ia obra, como homenaje al autor, por los pintores Diego Rivera y David A. Siqueiros. La obra ha sido realizada en los Talleres Graficos de Ia Nacion y se acabo de imprimir en dfa 25 de marzo de 1950. lntervinieron en los trabajos de confeccion de Ia obra: Los cajistas Ricardo Macias y Manuel Gil Gonzalez, los prensistas Vicente Chacon y Cirilo Ramos, el encargado del taller de offsett, Jorge Segui, el encuadernador Jesus Sanchez. Consta Ia tirada de 500 ejemplares en papel "Malinche", de fabricaci6n mexicana, numerados del 1 al 500; de ellos, 300, destinados a los suscriptores, llevan las firmas de Pablo Neruda, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Se han tirado, ademas, 50 ejemplares en papel manila, sin numerar, unos y otros fuera de comercio." Agotada Ia primera edici6n que alcanza en Ia actualidad Ia suma de 500 pesos mexicanos ejemplar, se procedio a Ia seg 111sfiRfttJ1ato menor y precio econ6mico, con el t ..CONACULTA

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Esta edici6n del Canto General de Pablo Neruda es reproducci6n facsimilar de Ia especial y limitada que, al cuidado de Miguel Prieto, se imprimi6 en los Talleres Grcificos de Ia Naci6n. Se ha hecho una tirada de 5,000 ejemplares en los talleres de "off. set" Graficas Barcino, calle del Doctor Garda diego 209, por cuenta de Manufactura de Libros, S. de R. L. Meyerbeer 57-D, Mexico, D. F. Con motivo del envio de las dos primeras ediciones trazamos unas cuantas observaciones sobre las ideas que nos iba suscitando Ia misma lectura del Canto. De mas esta decir que no estan completas ni cuidadosas, pero pueden servir de pauta a futuras investigaciones. Ad aperturam libra . .. La lampara en Ia tierra

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I. AMOR AMERICA (1400). lPor que pone Neruda esa m isteriosa fecha de 1400, cuando America no tiene firmada el acta de nacimiento? Tal vez quiso concretar hist6ricamente su Canto, iniciarlo un siglo antes de Ia conquista. El siglo XV es decisivo para America; ocho afios antes de su terminaci6n, el Almirante verfa por primera vez Ia tierra nueva. Ya exist fan los nombres y las artes, ya America se habfa descubierto a sf misma, pero

las claves se perdieron o se inundaron de silencio o sangre. Esto es importante. Todo eso que llaman "cultura arcaica" no es mas que Ia perdida de las claves. A lo mas que llega el arque61ogo moderno es a interpretar el pasado valiendose de ganzuas y linternas sordas. Que los dioses le sean propicios en esta aventura · con el silencio. El poeta es diferente. Saca los moldes de cera del pasado y se fabrica sus propias Haves. El pequefio poema Amor America anuncia lo que vendra libro adentro. Y lo universal del poeta se declara desde el memento en que junta el "legamo incasico" a las "flores zapotecas": Sur y Norte de nuestra inmensidad. II. VEGET ACIONES. Los tres rei nos salen de Ia tierra. Crece el tiempo en Ia fertilidad. Se mencionan los arboles-padres, y el mafz aparece "como una Ianza terminada en fuego". Luego vienen las bestias. Neruda inicia lo remoto con una iguana. "Era el crepusculo de Ia iguana", es decir, era lo mas antiguo de lo antiguo. De los animales de America, es Ia iguana un hermoso pedazo del diluvio. Neruda es el millonario de las imagenes: "el hormiguero monaca!", "el gunaco fino como el oxfgeno", Ia anaconda "devoradora y reli· giosa". y por primera vez esta palabra tremenda: utero. Ill. VIENEN LOS PAJAROS. No es s61o lo que repta, sino lo que vuela. Como en Ia metamorfosis del gusano, America deja su envoltura y asciende al azul. Los cardenales, el tucan, los ilustres loros, el condor, "fraile solitario del cielo", Ia torcaza, Ia loica, el flamenco, el quetzal y las · alas del albatros estableciendo "el orden de las soledades".

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IV. LOS RIOS ACUDEN. America es "Ia amada de los rlos", ha sido "tatuada por los rlos", en Ia frente le brillan los lagos. Breves oraciones al Orinoco, Amazonas, Tequendama, Bfo-Bio. Este ultimo relacionado con Ia vida Intima del poeta, como que corresponde al paisaje de su primera nifiez: "Tu me diste el lenguaje, el canto nocturno mezclado con lluvia y follaje".

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V. MINERALES. lmpresionante preludio al martirologio americano. La madre mineral fue quemada, marti rizada, corro fda y podrida "cuando los fdolos ya no pudieron defenderla". En una nov(sima entrada a Ia madera carbonizada del subsuelo. Se habla de "las vifias del meteoro" y de los "subterd.neos del zafiro". Aqu ( esta Neruda como en pro pia casa, describiendo los palacios oscuros de Ia materia. Primer acto de magia en el Canto. VI. LOS HOMBRES. El verso mas llamativo de este bello poema al habitante preclasico, que sirvi6 de tema general a Rivera para ilustrar Ia primera guarda del libro, es este: "Como faisanes deslumbrantes descendlan los sacerdotes de las escaleras aztecas". Se trata de una alusi6n a los trabajos monumentales de Ia raza, que iban hacienda "Ia simetrla del panal". Desfilan los caribes, los tarahumaras, los araucos y los mayas, "que habfan derribado el arbol del conocimiento". Esta primera parte del Canto, una de las mas poeticas y vitales, corresponde al Genesis. Vendran los Deuteronomios y Levlticos dolorosos, los Exodos y los Numeros. Pero en La !timpara en Ia tierra hay tantos poemas como palabras, y cada palabra encierra varios. Alturas de Macchu Picchu

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Aqu( esta Ia ciudadela de Macchu Picchu y el Cuzco amaneciendo como Ia flor mas pensativa del mundo. Es uno de los poemas hist6ricos del Canto ya que, como hemos dicho, al visitar estas ruinas prehispanicas con· cibi6 Neruda Ia idea de transformar su primitivo Canto General de Chile en un poema a Ia America entera. Ha hundido Neruda las manos "en lo mas genital de lo terrestre", verso extraordinario, uno de los mas impresionantes de su poesla. En doce partes se divide este poema incasico, que es Ia penetraci6n al mundo silencioso que fuimos, y ademas un regreso a las estaturas de Ia nieve , a lo inaccesible. "La ciudad como un vaso se levant6 en las manos de todos ." Neruda, al cantar las columnas glaciales, asciende por el viejo endecast1abo libre, y este metro de el voluntariamente olvidado muestra su dominio en Ia declaraci6n - no versificaci6n- I(rica, sobre todo en las partes marcadas con los numeros VIII, IX y XII : "Sube conmigo, amor americana"; "Aguila sideral , vifia de bruma", este ultimo una hermosa letanfa qu e ha comenzado a influir en no pocas producciones contemporaneas. Los conquistadores Esta es Ia historia dolorosa, Ia historia tragica y sombrla. En 1534 "los carniceros devoraron las islas" . Se term ina con el prejuicio de Ia "mansa" historia mostrando el IHstihRBq ui sta en una forma salvaje. Primer mu ~13na!ieJfl r~~COULTA

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epico de Diego Rivera en Ia escalinata del Palacio Nacional de Mexico. "Los caballeros de Colon" aquf se espantan y huyen: no pueden soportar una poesfa en donde se les dice que "Cortes no tiene pueblo, es rayo frio, coraz6n muerto en Ia armadura". Ni que Alvarado venga "con garras y cuchillos" sobre Guatemala. Cayeron como lobos y quemaron las obras completas del maya. Se ennumeran los libros de esa biblioteca, estos son los tftulos: "el temblor del rfo", "Ia ciencia del polen", "Ia ira de los Dioses del Envoltorio", "las migraciones a traves de los primeros universos", "el secreto del ave verde", "el idioma de las estrellas". Luego viene Balboa, el que muri6 con Ia cabeza atravesada en un palo. Dice Neruda que fue un "misterioso mufieco de Ia sal descubridora" y un "novio mortal". Despues Ximenez de Quesada y todos los demas. Aquf se asiste a Ia agonfa del Peru, cuando Valverde le dijo a Atahualpa, arbol insigne: "Te llamaras Juan". y el indio respondi6: "Juan, juan me llamo para morir". El poema se cierra con Ia conquista de Chile, en donde los personajes centrales son Pedro de Valdivia y Lautaro, educado en las madrigueras de Ia nieve. En Chile Ia conquista lleg6 a Ia ferocidad. Neruda Ia interpreta con extraordinario realismo. Se trata de una lucha que, iniciada en 1535, dura tres siglos. Los conquistadores mutilan a los prisioneros y por su parte los naturales se comen el coraz6n de los intrusos. Aquf recordamos un antiguo verso de Neruda, que no corresponde al Canto en una forma literal, pero que encuentra en el su verdadero marco: "Si pudiera arrancarme los ojos y comermelos... " Sin embargo, de don Alonso de Ercilla y Zuniga, primer cantor de aquellas hazafias, a don Hernan Cortes, quemador de naves y de pies, hay su diferencia. Ercilla es un humanista, un paje del prfncipe don Felipe, un disclpulo - no muy aprovechado- de los mas sabios latinistas de Ia epoca, en cuyos aprestos ret6ricos se funden, como dicen los cronistas, "Ia fineza natural de su ingenio, lo atinado de su juicio y Ia bizarr(a de su esp fritu". Ercilla permite el caso extraordinario de que nazca un poema dedicado al enemigo. La Araucana disgust6 tanto a Hurtado de Mendoza que este encarcela al autor por un "quftame ahf esas pajas"; lo condena primero a muerte, lo perdona luego a regafiadientes y posteriormente lo manda a Espana despojado de sus bienes. Pero Mendoza, siendo despues virrey del Peru nombrado por Felipe, quiere desquitarse y ordena escribir un poema "dedicado a el mismo", el famoso Arauco Domado (titulo de Lope) escrito por Pedro de Ofia, primer poeta "oficial" que nace en tierra chilena. Este Pedro de Ofia es un pajaro Iisonjero, experto en besamanos e inclinaciones. Es, ademas, autor de una cr6nica en verso acerca del temblor de Lima en 1609, y de £/ Vasuaro, ultima de las obras que escribi6 no sin antes dar a Ia estampa su Ignacio de Cantabria, dedicado a Ia Compafifa de jesus, quien coste6 Ia edici6n de Ia obra. Cortesano y alambicado, adulador profesional de Hurtado y de los condes de Chinch6n, a quienes dedica £ / Vasauro, Pedro de Ofia es un poco gongorino en el retorcim iento y barroquismo de las imagenes, indu-

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dablemente un poeta de calidad a veces desmadejada, pero de merito indiscutible. Ofia nace como Neruda en La Frontera, relata en su poema las luchas e insurrecciones de entonces y tiene parlamentos posiblemente mejores que los de La Araucana. Hecho singular es que en Chile haya sido Ia poes(a compafiera cercana de las armas, y que poetas y guerreros se disputen los honores de Ia fama La historia de ese pals hermano com ienza con La A raucana y termina con el Canto General, que es, ademas, el verdadero cantor de Ia gesta del continente Americana. Tras las incontables batallas, viene Ia lndependencia chilena y el pal~ cae en manos de oligarcas sin escrupulos dispuestos tanto a matar como a enriquecerse. Los generales son condecorados por asesinar a los heroes aut6ctonos descendientes de Lautaro, Caupolican y Tucapel. Las ultimas expediciones punitivas tienen Iugar a fines del siglo pasado y los indios aceptan, por fin, Ia ley chilena. Los Conquistadores, de Neruda, estan pintados al rojo vivo y tanto que esta parte del poema es una especie de venganza sagrada. Neruda habla en nombre de Ia raza y tritura sus versos hasta hacerles sal ir sangre. Pero La luz vino a pesar de los puriales, y en ella, im pi (citos, Los Libertadores. De ese arbol de Ia libertad, crucificado en Ia tierra violenta, multiplicando en tantas hojas ilustres, se desprenden los libertadores. Y el primero que llega es Cuauhtemoc. Neruda le llama "joven hermano", estableciendo fraternidad con el "joven abuelo" del autor de La Suave Patria, Ramon Lopez Velarde. Y as( com ienza: joven hermano, hace ya tiempo y tiempo nunca dormido, nunca consolado, joven estremecido en las tinieblas metalicas de Mexico, en tu mano recibo eldon de tu patria desnuda. Fray Bartolome de las Casas, con el implacable pan de su dulzura, pasa al !ado de los libertadores de Ia espada. El padre blanco, en esta sucesion de hogueras, destaca su perfil de antigua medalla imperecedera, hasta llegar a Lautaro. En esta parte Ia poes(a de Neruda vuelca su amor. Es particularmente impresionante el poema que lleva por titulo La educaci6n del cacique, porque muestra Ia preparaci6n natural del habitante prehispanico: "Acech6 Ia comida de las aguilas", "arafi6 los secretos del penasco", "entretuvo los petalos del fuego", "ley6 las agresiones de Ia noche". . . de nuevo Ia letan(a de Neruda, como una oraci6n cayendo sabre las almas. Hay en seguida un intermedio que cierra Ia America conquistada y abre Ia colonia con todo su cortejo de p (caros y de santos, mas los prim eros que los segundos. Entonces "lleg6 Ia ley al mundo de los r(os y vino el mercader con su bolsita". En esta galer(a desfilan Bernardo O'Higgins, San Martin, Mina, Miranda, Jose Miguel Carrera, Manuel Rodriguez, Bolivar (en Ia entrevista con San Martin en Guayaquil, 1822); Sucre, Toussaint L'Ouverture (Hait0, Morazan (Centroamerica), Juarez, Lincoln, Marti; Balmaceda, de Chile,

Emiliano Zapata, Sandino, Recabarren, Prestes, del Brasi I. . . Se cierra con Llegarci el d/a, un canto de confianza en el porvenir del mndo americana, fecundado con Ia sangre y el ejemplo de sus heroes. El poema a Jose Miguel Carrera es particularmente importante. Tiene una Antiestrofa que es Ia reencarnacion de "lnclinas razas uberrimas, sangre de Hispania fecunda", de Ruben Darla. El hexametro en las manos de Neruda, hecho con una lucidez inconsciente. La arena traicionada Este es el desfile sombr(o de los traidores de todas las patrias americanas. Porque America ha amamantado "hijos terribles con venenosa leche de serpiente". Este es el cap ltulo que no pueden sufrir los ojos com prometidos, ya sea porque han ayudado a los regfmenes antipopulares exhibidos pals por pals, ya sea por su condicion de escritores puros. Aqu I esta Ia pequefia hoja de tilo cayendo sabre el hombro del valeroso Sigfrido. Mas Ia Ianza en em iga no le traspasara, porque el guerrero se ha vuelto a bafiar en Ia sangre que lo hace invencible. El primero que desfila es el doctor Rodriguez de Francia, del Paraguay, aquel que se sent6 en su sill6n "como una estatua sordid a y cesarea". Viene luego Rosas, de Ia Argentina, que fue combatido y aniquilado por Domingo Faustino Sarmiento. Del Ecuador sale Garda Moreno, fulminado por Ia pluma de Juan Montalvo, y de Venezuela Juan Vicente Gomez. Estos son los dientes de tiburon, pero sucede que en el desfile hay sus miquitos totalitarios, sus enanos brujos, y estos son Estrada Cabrera y Jorge Ubico, de Guatemala; Machado, de Cuba; Melgarejo, de Bolivia; Maximiliano Hernandez Martinez, de El Salvador, el te6sofo que repartla aguas multicolores entre sus ministros y asesin6 a veinte mil trabajadores; y ademas, Trujillo, Somoza y Carlas, distribuidos en sus respectivas haciendas. Sin olvidar a Morifiigo, del Paraguay. No termina en los dictadores el desfile sombrfo, sino que luego vienen las organizaciones imperialistas, las entidades negativas y los poetas celestes, "mas ciegos que las coronas del cementerio". America, no invoco tu nombre en vano Los dieciocho breves poemas de este capitulo son otras tantas incursiones por Ia vastedad del paisaje y los litorales de nuestro mundo. Son aereas contemplaciones a Ia tierra, a los hombres, a los peligros que acechan como pantanos venenosos Ia paz y Ia tranquilidad de los campos. La poesla, con Ia mirada enhiesta de las aguilas, con el zumbido de las helices que se duermen en vertiginoso movimiento, va mirando "el aire indefinible, Ia luna de los crateres, el panico del cuarzo" y "el sulfato dormido en su estatura de larga geograffa". Canto general de Chile El poeta tuvo primeramente Ia idea de escribir un canto a su patria, Chile, que encerrara en sus dimensiones Ia geograf(a y e ~ ~ HM!fm8¡ Esta idea, a medid a . q~e ~ue desarrol ~dlefisl~elat~~NAaJLTA D1g1tahzado por '""'• ....,' BellasArtes


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ampliar Ia escritura a Ia America en general. El gran poema a Chile ha quedado, dentro de su obra, como un "movimiento" de Ia sinfonfa epica, perfectamente estructurado y cerrado en s( mismo, pero estableciendo relaciones con el plan unanime del Canto. La caracterlstica fundamental del poema es una . enorme capacidad descriptiva, una penetracion en Ia naturaleza austral. Neruda ha "pintado" verbalmente un mural, ha dejado testimonio de su fuerza telurica en versos desgarrados y fosf6ricos, donde los adjetivos son los relampagos y los sustantivos el fuego. Lenguaje endurecido por los hielos terrestres, versos golpeados sobre las piedras, en donde las cacofon las se oyen naturales y espontaneas, como productos que son de una especial manera de sentir las cosas. Habla de Ia "aspera espesura donde Ia yegua arde", siente Ia tierra como una "catedral de parpados palidos". La nostalgia que envuelve a los primeros poemas se expresa con una dignidad y una ternura que deja atras los suspiros y quejas de las inconform idades me no res. Su sen tim iento esta concebido en audaces y desusadas genutlexiones mentales, y se advierte como nunca Ia presencia de un poeta, de una fuerza dem iurgica, de una boca echando vapores glaciales. Neruda recorta el poema en pequerios cuadros; no solo aparece el oceano, con su desnudo "aparecido y verde", "no solo el trueno sobre el nevado resplandor", sino las pequerias y vibrantes industrias: Ia talabarterla,h alfarerla y los telares. Tampoco olvida los siniestros -inundaciones y terremotos- , ni Ia botanica con el "idioma frio de las fucsias". Y tras una recordaci6n a los amigos que compartieron el azoro de los primeros descubrimientos naturales, termina con los poemas titulados jinete en Ia 1/uvia, Mares de Chile y Oda de invierno a! r/o Mapocho, donde junta sus melodfas fundamentales.

Desde los Poemas so!ariegos de Leopoldo Lugones, y mas todavla, desde Ia venerable Oda a los ganados y las mieses del maestro argentino, no se habla cantado a una patria con tal majestad. Metodos distintos rigen esas obras, como corresponden a retlejos mentales de epocas diferentes y desde luego antagonicas, pero el dispositivo poetico se dirige al mismo objeto. Ambos poemas son transformaciones de una misma voluntad estetica. De esta manera, cuando Pablo Neruda vuelca su amor a Ia tierra diciendo:

.............................. no puedo dormir sin tu mirada de cristal y tiniebla. Me llamas dulcemente como una novia pobre, esta repitiendo con diverso lenguaje las palabras con que Lugones finaliz6 su oda in mortal:

i Feliz quien como yo ha bebido patria en Ia miel de su selva y de su roca! La tierra se llama Juan juan es el nombre del pueblo: juan carpintero, juan albariil, juan peon de hacienda. "Sus huesos estan en tod4s partes. Pero vive. Regres6 de Ia tierra. Ha nacido". AI hablarme del plan de trabajo que habfa adoptado para el desarrollo de su libro. Neruda se detuvo complacido en el capitulo VIII, dedicado por entero a citar .nombres de obreros que vivieron, padecieron y murieron , o que adecen en las plantaciones de banano, e ~e ett.Jt~ffAClJLTA

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querido - me dijo- rendir homenaje a los hombres que construyen Ia vida con su sangre; a los trabajadores del pueblo, explotados y escarnecidos." El poeta adopt6 Ia forma de hablar de ellos, y con gran sencillez recogio e interpret6 sus palabras. Testimonios son de un gran valor social. Van refiriendonos sus historias, sus martirio, sus esperanzas. Todos los poemas comienzan en nombre propio, y alcanzan por lo mismo un conmovedor efecto humano. Es Ia poesfa en camisa y pantal6n de manta, desprovista de aparatos ajenos a Ia sencillez. jesus Gutierrez, agrarista, dice: "En Monterrey muri6 m i padre, Genovevo Gutierrez, se fue con Zapata". Luis Cortes, de Tocopilla, dice: "Camarada, me llamo Luis Cortes. Cuando vino Ia represi6n, en Tocopila me agarraron. Me tiraron a Pisagua. Usted sabe, camarada, como es eso. Muchos cayeron enfermos, otros enloquecieron". Olegario Sepulveda, zapatero talcahuano, dice: "Oiegario Sepulveda me ll amo. Soy zapatero, estoy cojo desde el gran terremoto". Arturio Carrion, navegante iquique, escribe a su mujer una carta que dice: "J unio 1948. Querida Rosaura, aqu f me tienes, en lquique, preso, mandame una camisa y tabaco. No se hasta cuando durara este baile." El poeta popular Abraham Jesus Brito "fue haciendose agua por los ojos, y por las manos se fue hacienda ralces" . La salitrera Margarita Naranjo dice que esta muerta y que toda su vida Ia pas6 en Ia pampa. Eufrosino Ram lrez dice que tiene que tomar las planchas calientes del cobre en las manos, y entregarselas a Ia pala mecanica. Salen casi , ardiendo y pesan como el mundo. Finalmente aparece Calero, trabajador del banano en Costa Rica, a quien Pablo Neruda conoci6 a traves de las paginas de Ia novela de Carlos Lui s Fallas, Mamita Yunai (1941). Calero es "gigante oscuro, nino golpeado, harapiento y errante". Que despierte el lenador Estamos frente a otra de las grandes construcciones sinf6nicas del Canto General verdadera co lumna de su b6veda. Es el poema que Ia America indiana dirige a los Estados Unidos de Norteamerica. El autor recit6 este poema poco antes de Ia salida de su libro, en el cine Prado de Ia ciudad de Mexico, y a ralz de ese acto hube de escribir para un diario las sigu ientes im presiones: Pablo Neruda recita sus poemas. No los dice. Los recitadores oficiales, los toea-laud por tandas, suelen exclamar: "Yo no recito, yo digo los poemas." Y es que, en el fondo, sedan cuenta del rid(culo que consiste en pon er los ojos en bl anco y cantar el ioh, tu! virreinal. Por mas que tratan de no poner los ojos en blanco, ni de decir el ioh, tu! virreinal, incurren, cultivan, aderezan ese rid lcu lo tan sonoro. Por eso es que, recitando, dicen que no recitan. Pablo Nerud a recita y da una ensenanza. Dignifica Ia rec itaci6n, Ia eleva y Ia !lena de miste riosas instalac iones inalambri cas. Contagia optim ism o Neruda. Pasy es un barco y queda un amoroso aceite flotando sobre las alm as. Walt Whitman y Ruben Darlo, sus hermanos

profundos, se encuentran en el y se multiplican. Walt es el Padre, Ruben el Hijo y Pablo el Espiritu Santo. El poema Que despierte el leiiador es el canto A Roosevelt mas Las hojas de hierba mas el anhelo tacito de las razas americanas. Pablo Neruda recita este poema y electrocuta las gargantas chiquitas del vicio oratorio, y quema las operas cfvico-sociales y pone a vibrar las arpas vocales y os regala un vaso de sidra hecho con las espumas de su manzana de Adan. Pablo es Ia aventura con Ia luz, el camino de Damasco con Ia espada y el trueno navegando sobre Ia voz. La voz de transforma en un leopardo hambriento comiendo verdugos. La voz de Pablo es como una campana que enloqueciera de pronto a las dos de Ia manana gritando: iincendio, incendio! Los hombres reposan en sus cabanas. Pero Ia campana convoca, ordenando Ia extinci6n salvadora. Tengo ante m( a un hombre robusto, de rostro melanc61ico y budico. Es Pablo Neruda. Viene de las profundidades de America, hijo de un ferrocarrilero y de una mujer que muere dejando al nino de tres meses. El padre lo toma, monta a caballo y huye con el por Ia montana y el cubil, buscando un poco de leche. Ese nino es ahora un hombre que esta frente a m (, en un cine de Mexico cedido para el recital. Sube torpemente - como un albatros- las escalerillas que conducen al escenario. Lleva consigo los versos en grandes papeles impresos. Comienza a leer despacio, seguro, absolutamente sencillo, naturalmente solemne. Se suscita en el publico, a medida que Ia voz se va calentando, ese fen6meno de igniciones emotivas tan semejante al agua en el fuego: lentos movimientos del an imo, burbujas al principia lejanas, que poco a poco, en Ia proporci6n en que aumentan las calorlas verbales, se van juntando hasta danzar entusiasmadas. Las pausas, los finales internos, no desprenden aplausos porque el ambiente ha paralizado sus demostraciones, y, como en los conciertos sinf6nicos, reserva su desahogo a Ia sorpresa final. En verdad el publico se encuentra ante un sacerdote que va quemando inciensos y leyendo numeros. Hay acusaciones terribles. Isaias, que pon la las culebras debajo de las camas y hablaba escupiendo sangre, puede ser un abuelo de este guerrero pluvial. A veces entorna los ojos como en el acto de Ia consagraci6n. Permanece se ntado, pero a llegar al ultimo parlamento, se levanta y lee de pie Ia term inaci6n grandiosa. Es el momento en que el agua se sale del recipiente absolutamente colmado de vapor estallante. El pub Iico se levanta y regala al poeta Ia ovaci6n absoluta. lnstit~t9 _, _ , ZCual poes (a I 1\Jaci~e, t~COt<IPA'EULTA Digitalizado par BellasArtes


dice, en d6nde reside el secreto de su contagiosa electricidad? Trae Ia metafora nueva del combate, Ia imagen como una estrella quemandose en las manos del pueblo y el rompimiento de las viejas ventanas Ilricas, en cuyos cristales tir6 una piedra de venganzas sagradas. Tal hube de escribir, para dejar constancia de aquel acto publico que llen6 por completo Ia sala. El primer poema que se escribi6 a los Estados Unidos de Norteamerica en nombre de las razas latinas, fue, como se sabe, el canto A Roosevelt, de Ruben Darlo, incluido en los Cantos de vida y esperanza (1905). Fue Ia primer poesla antiimperialista, Ia primera abiertamente pol ltica que se producla en Ia America Espanola. Neruda tendrla entonces cuatro o cinco alios, como lo dijo, sin sospecharlo, el propio Ruben Darlo en su poema:

(Apenas brilla, alzandose, el argentino sol y Ia estrella chilena se levanta . . . ) 51, apenas se levantaba Ia estrella cbilena de Ia poes(a, esa estrella que habr(a de continuar el canto A Roosevelt, reforzandolo a intensificandolo. El poema de Darlo apenas era una advertencia:

Tened cuidado. El poema de Neruda es ya una amenaza que contesta a otra amenaza: si Norteamerica arma sus huestes para destruir Ia musica y el orden que amamos,

saldremos de las piedras y del aire para morderte: saldremos de Ia ultima ventana para volcarte fuego: saldremos de las olas mas profundas para clavarte con espinas: saldremos del surco para que Ia semilla golpee como un pufio colombiano, saldremos para negarte el pan y el agua, saldremos para quemarte en el infierno. (Pag. 376).

Antes de exclamar con el pufio cerrado, Neruda abre Ia mano para dejar caer una flor amorosa: ."AI oeste de Colorado River hay un sitio que amo", dice, y recuerda el olor de acero de los bosques de Arizona y Wisconsin, Milwaukee "levantada contra el viento y Ia nieve", los pantanos de West Palm y los pinares de Tacoma. Canta Ia luna de Manhattan, "Ia cuchara de hierro que come tierra" y el pequefio hogar del farmer, Ia luz, los mecanismos y Ia energla del Oeste, "el gigante muchacho en el tractor", todo eso que es fuerza y agricultura, poder levantado por los hombres. Pero ... el entrecejo de Neruda es largo y sombrlo, porque ennumera cantando los o probios y abusos de Ia influencia en otros territories. Las penetraciones financieras, los monopolies industriales y Ia presion a Ia libertad son algunas de las formas negativas de esa


fuerza. "Que nada de esto pase", dice el poeta. "Que despierte el lenador. Que venga Abraham con su hacha y con su plato de madera a comer con los campesinos." Y luego, finalmente, Ia famosa oracion por Ia paz:

Paz para los crepusculos que vienen, paz para el puente, paz para el vino ... y con toda Ia humanidad de Ia vida,

paz para Ia camisa de mi hermano, paz para mi mano derecha que solo quiere escribir Rosario. (Pag.381)

Los cap(tulos siguientes estan referidos a diversos acontecimientos en Ia vida del poeta, y a numerosas meditaciones sobre Ia naturaleza y los hombres. En El fugitivo cuenta Neruda c6mo anduvo perseguido y recibi6 Ia ayuda del pueblo. Pel igr6 gravemente su vida, pero una fuerza interna le sostuvo, hasta que pudo escapar de sus enemigos. Tuvo espacio y tiempo suficiente, en medio de Ia inseguridad que le rodeaba, para escribir poemas enteros en donde registran nuevas luchas y perdiciones, cartas a sus amigos en el mundo, elogios a las ciudades y r(os amados. As( el libro va adensandose en su pro pia selva, va metiendose en s ( mismo, hasta terminar sofocado y triunfante. Pero hay, a lo largo de numerosas paginas, un capitulo en donde es preciso detenerse, porque revela Ia naturaleza del autor, su condici6n de escritor empapado por las aguas del universo. expresivo. Ese capitulo se titula El gran oceano, y corresponde al numero XIV de su libro. Desarrolla en grandes impregnaciones de materia una tentativa de filosoffa poetica de Ia naturaleza. Toda Ia poesla de Neruda es oceanica, parece venir de los vertigos marinas. Aun cuando se sienta tierra firme, aparecera mojada y estrellada. Una lectura detenida del primer poema de este libra revelador -ÂŁ/gran oceano- mostrara Ia reserva mas profunda de su condici6n poetica, algo que Ia raz6n no alcanza porque esta defendida por el instinto original. El mar es una "copa acumulada de todo movimiento", unidad que no ha sellado Ia mente. El mar "calma Ia curvatura del silencio". Frente a este universo en libertad, que tiene y guarda el origen de las especies, se levanta Ia tierra, que es limite, castigo y forma; es decir, prisi6n. "La tierra hizo del hombre su castigo", pero ademas, y escrito en un verso estremecedor, "escudrin6 los huevos de Ia muerte". La poesla de Pablo Neruda es una flor submarina que se arroja contra las piedras, mientras mama "Ia leche estremecida de Ia estrella". Es en este capitulo en donde Ia poesla se desenvuelven su elemento natural, y por eso dice sus mas escondidos secretos, toea los vientres verdaderos de su causa en el tiempo. La respuesta a todos los enigmas duermen en el seno del mar. Neruda remite a ese abismo viviente Ia raz6n de su voz. en los momentos favorables a Ia ere

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este eponismo naturalista. Yo mismo, en mi Poema Nuevo, 1 he rozado las llamas azules de las 路madres marinas. El verso de Neruda (que otros llamaran anti -verso) es una ola que viene del fondo "con rafces hijas del firmamento sumergido". Precisamente en el poema a Ia ola (pag. 502) pueden encontrarse las definiciones de su naturaleza r(tmica. En el poema XVII de este libro misterioso y genesico, los enigmas no obtienen contestacion, porque "el mar lo sabe", porque es el depositario de toda formaci6n, j:>uliendo sus formas innumerables "entre las uvas sanguinarias del tiempo": En esta concepcion (que bien podrlamos !lamar vedica) del mundo de las apariencias, el hombre despierta envuelto en Ia realidad "como un pez encerrado en el viento". Mas Neruda ha desterrado el "miedo c6smico", el trascendentalismo por el trascendentalismo que se agota en sf mismo, y su poes(a esta cubierta de escamas vigilantes. Los poemas siguientes son salutaciones primorosas a las estructuras del mar, a sus conchas y caracoles de color indecible. Nombra directamente al spondylus, Ia rostel/aria y el nautilus, Ia mollusca gongorina y los pajaros de las islas - amados y poetizados tambien por Darlo- , subrayando con el exotico nombre de phalacrocorax el poema correspondiente, que saluda Ia "celeste magnitud" de las aves, en cuyos vuelos se concentran las emanaciones "del viento de Ia vida". El ultimo capitulo se titula Yo soy, y es un recuento biografico-poetico del autor, desde su infancia diluvial y salvaje - zapatos mojados, troncos rotos ca(dos en Ia selva, rlos y rastrojos- hasta Ia disposici6n testamentaria y el saludo a los nuevos poetas de America, a los que un d Ia

hilaran en el ronco telar interrumpido las significaciones de manana. Los ultimos poemas acusan en cierto modo el sofoco del esfuerzo, el jadeo de locomotora a quien Ia distancia no ha vencido. Rapidos escorzos de quien tiene prisa por terminar~la jornada y empezar otra. Neruda confiesa que su libro "ha nacido de Ia ira", pero que no s61o Ia c61era se encontrara en sus paginas: tambien fuerza positiva, pensamiento afable y alegr(a "de manos congregadas". Los versos finales no t ienen nada de espectacular o intenso: son redacciones que de una manera sencilla impresionan por lo que tienen de jornada cumplida:

As{ term ina este libro, aqul dejo mi canto general escrito en Ia persecucion, cantando bajo las alas clandestinas de mi patria. Hoy 5 de febrero, en este afio de 1949, en Chile, en "Godomar de Chena", algunos meses antes de los cuarenta y cinco de mi edad. 1 Cuadernos Americanos. Aria XIV. Vol. LXXIX, No. 1, enero-febrero, 1955, Mex ico, D. F. pags. 233-256.

Esto se escribe precisamente en Ia pagina 568, despues de llevar el esfuerzo de Ia concentraci6n hasta ss ultimas posibilidades. Expuesta a gran des rasgos Ia h istoria editorial y sensible de Ia obra, no quedan fuera de Iugar algunas conclusiones. La primera, que el Canto General es uno de los mayores y mas densos esfuerzos de arte que se hayan producido en el siglo XX, o si se quiere, en Ia segunda mitad del siglo que tantas revoluciones y crlmenes ha desatado en Ia conciencia del acaecer. Puede objetarse el desahogo personal ante determinados incidentes, pero no se le puede negar Ia enorme experiencia poetica en el acumulada. La poesfa ha recogido las emociones mas profundas de una epoca, proyectandolas al porvenir. En cuanto al aspecto formal de Ia obra, tan combatido por las tradiciones imperantes, no recuerdo quien me dijo (pienso en Xavier Villaurrutia) que esta poesla del Canto es Ia naturaleza sin marco, es decir, lo torrencial del verbo.EI poema es un marco que le ponemos a Ia naturaleza: aqu( esta un rfo, alia esta una casa, a Ia izquierda se levanta un arbol. Este es el marco, en cuyos !(mites bordamos Ia imagen. Neruda no usa ese marco. Neruda se derrama tal como los rlos "que se salen de madre", arrastrando detritus, bestias destripadas, relampagos y fantasmas. Pero, en medio de este correr y derramarse por Ia poesla, Pablo Neruda construye su propio lenguaje y vuelve al endecasflabo y el hexametro, cultivando inconscientemente otras formas tradicionales, como el benemerito verso de nueve sflabas, presente en grandes parlamentos del Canto. Hay, pues, un marco en esta salida del limite, una silueta perfectamente delimitada. Ademas de que no podemos considerar "retoricamente" una poesla que nace precisamente para castigar los desmanes de Ia pudibundez formal. Poes(a del hombre para el hombre, en uno de los documentos mas conmovedores que se hayan escrito en America. Ahora debemos referirnos al interrogante que se habran hecho los posibles crlticos literarios: lEs este libro de Pablo Neruda el libro poetico mas importante de nuestro tiempo? lEs Pablo Neruda el poeta representativo de Ia America actual? A lo que respondemas: 51. El Canto General, tanto por sus caracter(sticas lineales como por su enorme contenido pol ltico y social, es, en su genero, el libro mas importante de nuestro momento hist6rico. Pablo Neruda es el poeta del Continente. No es posible volver aqu ( al divorcio entre arte y polltica, y menos aun el divorcio entre arte y lo que se ha II amado, despectivamente, "propaganda pol ltica". Todo arte es propagaci6n de algo, contagio intencionado de algo. El Canto General es Ia divulgaci6n amplificada de Ia vieja idea del hombre sobre Ia tierra, mas dueno y poseedor de su mundo. El Canto General es una articulaci6n verbal de contenido ideo16gico positivo. Por eso fuimos los primeros en difundir Ia noticia de que esta obra resultaba el equivalente, en las letras, del fen6meno muralista mexicano: porque su gran espacio, y lo apretado de su universo expresivo, realizaba en igualdad de belleza Ia predica de las masas. Esta actitud Ia unica originalidad del arte cont "'""'""n!>I!G'II:!" ti~ACULTA

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purismo, vuelta a Ia afiagaza de las "esencias". Este libro, que no escapa a los defectos del desahogo privado ni al insulto de circunstancias, es Ia primera respuesta de Ia poe'sfa al mundo vigente. La primera decimos, porque hasta ahara no ten Iamos una declaracion "estetica" sabre los falsos valores que por siglos m ixturaron Ia educacion social de nuestros pueblos. El gran "affair" historico de Ia conquista de America, por ejemplo, Ia valentla de denunciar el imperialismo aprovechando Ia dilataci6n y el contagia de Ia poesfa, esa poesfa que con sus ilusiones y carantofias retoricas habla producido en America Ia hipocresla y el elegantismo derrochador, as( como otras calamidades mayores, como son el divorcio entre escritor y hombres, en una dolorosa batalla contra Ia lealtad. Esta poesla que no habla superado Ia nota "crepuscular" que ya apuntaba Henriquez Urena refiriendose a Mexico, y siendo numerosa para el lirismo del yo personal, se encontraba practicamente desierta de poemas universales en donde el alma de lo popular se conmueve, celosa de sus capillas Intimas, de su laberinto, de su soledad intelectualizada e ilustre. El Canto General marca una evoluci6n decisiva en Ia historia de nuestra poesla; cierra Ia nota crepuscular e inaugura los ortos epicos. LQue otro libra de imaginaci6n ha demostrado el poder adquisitivo de Ia conciencia ante los materiales de lo informe, dando a las casas mas humilladas e insatisfechas un asombroso poder salvador? Si el poeta, como dicen las teorlas al uso, es el receptor y retransmisor de las energlas anonimas del pueblo; si en Ia voz del poeta - os magna sonaturumse reflejan y sobrenadan las notas diferenciales de su tiempo; si, en fin, el artista es el "hombre colectivo" preconizado por Jung, Ia poesfa contenida en el Canto General de Neruda reproduce, a traves de las vicisitudes de Ia imagen, los descompuestos armazones de un mundo agotado y febril que sin embargo construye un mundo nuevo, tornandose optimista por lo mismo que emerge de Ia descomposicion. Pero cierta crltica - eco de los encuadernados cisnes-- ataca Ia poesfa del chilena por apartarse de las "puntas de diamantes" que !Iaman Cosmos y otras entidades metaflsicas, y no perdonan el supeditar lo "incorruptible" de Ia poesfa a lo "sucio" de Ia expresion social. Todo esto es necesario explicarlo, combatirlo. Para Neruda el proceso es muy sencillo: Ia poesfa, como reflejo del pen sam iento en su forma neutral ante los movimientos progresistas del mundo, es una invencion del capitalismo, quien desde luego puso atencion al peligro que representaban los poetas. Con Ia destruccion del feudalismo y el avance del capital financiero antiguo, aparece por primera vez Ia nocion del arte por el arte, hoy defendida por los ultimos restos del surrealismo. LPor que se produjo este fen6meno ? Junto a Ia expansion de los enciclopedistas, Ia burguesla vio un enemigo en cada poeta, y ha querido aplastarlos por diferentes medias, impidiendo el desarrollo de ellos hacia Ia vida, combatiendo las iniciativas que pudieran libertarlos. Ha empleado Ia persecucion economica implacable y Ia teorizacion de Ia pureza. Neruda recuerda como casas t(picos de tragedias de vidas poeticas, a Jose Asuncion Silva en America y a Rimbaud en Franci lnstituto "Silva - dice- t ~io~al~ci t~CONAGl!JLTA Digitalizado par BellasArtes


parte al abismo por Ia sola voluntad de los salchicheros de Charleville. Los que estan enamorados de Ia leyenda-Rimbaud no piensan en que, por solo ese hecho, estan al servicio de Ia derrota del pensamiento." Tambien los ideologos han predicado el arte por el arte y Ia destruccion ffsica de los escritores, aconsejandoles el alcoholismo y el suicidio, y tratando de fomentar para ellos un clima caotico y miserable. Toda esa cosa agria, cruel y descompuesta que divide a los escritores y artistas desaparecera con el cambio social, pues dentro de Ia comunidad obrera hay trabajo y dignidad para todos. Los escritores que, como Neruda, se han arrojado a esta lucha, defienden el conglomerado intelectual del presente y del futuro, y los mas nobles ejemplos de Ia tradicion literaria:

.•.

Que amen como yo ame ami Manrique, mi Gongora, mi Garcilaso, mi Quevedo: fueron titanicos guard ianes, arm ad u ras de platina y nevada transparencia, que me ensefiaron el rigor, y busquen en mi Lautreamont viejos lamentos entre pestilenciales agon (as. Que en Mayakovsky vean como ascendio Ia estrella y como de sus rayos nacieron las espigas. Vemos como una poesfa de contenido politico, poesfa de ojos despiertos al servicio del hombre, ama los viejos maestros del rigor y aprovecha Ia tradicion verbal castellana como ejemplo de libertad, siendo esta libertad Ia del pueblo y no Ia de las castas o sectas ideologicas que pugnan por Ia salvacion de las almas lfricas. Esta clase de libertad esta fabricada para dar una falsa nocion de independencia. Dentro de ella todo parece facil, pero es el caso que los escritores no pueden editar sus obras si no arreglan sus ideas de acuerdo con las del projimo de Ia esquina. Los pintores - con excepci6n de los muralistas mexicanos- se han refugiado en el arte abstracto, han vendido su silencio, y el capital les ha hecho creer en un arte sin significa· cion alguna. En cuanto a los poetas ... dice Neruda: "Hay que ver Ia cantidad de versos que se escriben disfrazados de gran profundidad. Hay que hacer un examen de sus trabajos para darnos cuenta de que son, no solo el retrato del cansancio y de Ia esterilidad, sino el espejo donde se reflejan los afanes deliberados de confundir y desorientar a Ia sociedad en que viven." Y concluye: "Con mayor o menor entusiasmo, estos poetas ayudan a Ia continui- 1 dad de un regimen que est<\. condenado a muerte ." Expuesta Ia lucha, es facil adivinar por que una obra de Ia importan.~ia del Canto General no ha merecido un solo comentario favorable. No ha sido mi prop6sito analizar con detenimiento esta obra grande y callada como las b6vedas, en donde encontramos Ia epopeya de America, el poema de Ia esperanza y de Ia absoluta liberaci6n. Dfas vendran mejores. Por lo pronto, un valioso conjunto de independencias mentales, a lo largo de nuestra dilatada geografla, ha saludado el nacimiento de una obra que desde Walt Whitman y Ruben Darlo esperaba el momento dorado para germinar en los hombres, las patrias y las mieses.

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Pero no hay nada como el viento de los duros montes, el agua de riego en los fr(os canales, el espacio inmovil, Ia luz colmando Ia copa del mundo y el olor verde de Ia tierra. Por eso tengo que volver a tantos sitios venideros para encontrarme conm igo y examinarme sin cesar, sin mas testigo que Ia luna y luego silbar de alegr(a pisando piedras y terranes, sin mas tarea que existir, sin mas familia que el camino.



CARLOS PELLICER

PABLO

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Mis recuerdos inmediatos que me saltan !Ienos de vida y de m uerte congregan a m i al rededor tantas imagenes que apenas puedo distinguirlas claramente. Sal (- de Mexico rumbo a Santiago de Chile el lunes 10 de septiembre para dormir en Bogota, y, el siguiente dla, por Ia manana volar a Santiago. Abandonaba el hotel para dirigirme al Aeropuerto cuando lleg6 nuestro consul general en Bogota para darme Ia noticia de Ia calda del gobierno del doctor Allende y que Ia situaci6n en Santiago era ya de violencia. El avi6n que me correspond Ia no aterriz6 en Santiago, y yo, al d fa siguiente, regrese a Mexico, De no haber ocurrido Ia traici6n de los militares y de los partidos politicos enemigos de Allende, yo habrla llegado a Santiago el martes 11 por Ia tarde como a las 5 y habrla salido inmediatamente para valparaiso en busca de Neruda a quien me uni6 una amistad de medio siglo. Pense : saltare al senor Presidente a quien tanto quiero y estimo. Ire aver a Pablo . . . Y al dfa siguiente comenzan~ mis obligaciones en Santiago. Hablar con el poeta era mi mayor deseo al viajar a Chile. Sabfa lo terrible de su enfermedad desde hada dos meses: ya estaba para! ltico. Le escrib ( una carta que nunca le envie y cuando se supo el golpe de los militares en Bogota pense en Pablo lleno de ira y de impotencia ffsica. No, no puedo imaginar los ultimos doce d las de su ex is tencia, sin poder ocultarle lo ocurrido, sin poder moverse de Ia cam a, para! ltico por los ultimos .efectos del cancer, esos d las, indudablemente, fueron horribles, constituyeron el mas espantoso martirio, no puedo imaginarmelo. Matilde, su esposa, l habra podido conseguir medico y medi ~inas estando Valparat'so ya en rnanos de los marinos l'raidores, ya de acuerdo con los otros? Por Ia imaginac i6n de tan excepcional poeta de-

bieron pasar las imagenes mas crueles, el final de hoy 0 de ayer, Ia represi6n contra el pueblo y los partidarios del gran patriota; Ia destrucci6n de un gobierno limpiamente elegido, en fin, tantas y tantas cosas que estaban en el coraz6n de Pablo. El martirio de esos d fas, su martirio, el mas tremendo que haya sufrido hombre superior alguno, Ia angustia de esos d las me llen6 el coraz6n para mucho tiempo. Heroe sin proponerselo, su muerte as(, fue heroica. Desde Ruben Darlo nuestra America no habla tenido un poeta que influyera tanto como Neruda. La serie de Residencia en Ia tierra abri6 un surco nuevo y el viento en Ia obra nerudiana sigue soplando todavla en nuestra America. Neruda es un poeta a escala universal por su frondosidad y por su torrente. Es el mayor cielo poetico de nuestros d las en el mundo entero. Con un idioma propio, ya desde sus primeros libros, descubre nuevas tierras y da a Ia palabra distinta temperatura. Fue complicado y sencillo, pero tanto en una orilla como en Ia otra el faro de su mirada poetica se ilumin6 con Ia misma fuerza. El inventario de sus temas es innumerable, desde un canto a Ia cebolla, hasta las alturas de Macchu Picchu, ese poema tan justamente celebre. Emparejar Ia vida con Ia obra, realizarse como hombre y como poeta, ser fie! a s( mismo, constituy6 el paso por Ia historia de Pablo Neruda. Queda vacante el sitio que el ocup6 como poeta sin par de nuestro tiempo. El es por excelencia el poeta de America. Su voz poetica, grabada en discos, debe ser escuchada en las escuelas de ensefianza media y preparatoria, porque en ella, en su voz, hallamos el aliento de todo un continente, Neruda es America en Ia poesla, como Bolivar lo es en el pensamiento y de Ia acci6n determinados.

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BERNARDO RUIZ

ULTIMAS PAL ARRAS

Taller de narrativa del INBAL

Ya ves noche estrellada, canto y copa en que bebes el agua que yo bebo, vivo en tu vida, vives en mi vida, nada me has dado y todo te lo debo Mujer nada me has dado. Crepusculario Pablo Neruda

Cuando alguien muere queremos justificar nuestro silencio (ya que el unico que podia comprender aquellas palabras que callamos no ha de o(rlas). Somos vulnerablemente falibles, en ello radica el secreto de nuestra humanidad. Sin embargo, el hombre que magnifica cada una de sus carencias y las transforma por medio del toque creador de su genio para darles una nueva dimension, es un hombre capaz de dar a su vida un significado. De ah( Ia importancia de nuestras debilidades. Se puede fallar innumerables veces siempre y cuando nuestras faltas aporten una nueva proyeccion para Ia vida, para el conocimiento, para el hombre. Es posible eternizar Ia colera de un individuo, es posible in mortal izar su sufrim iento, su alegr(a o sus congojas. Tal vez sea posible que Ia vida misma se eternice en su renacer constante. Por ello es factible que un hombre pueda hacer su vida eterna. Y pienso en Ia literatura como un camino para ello. Se piensa en el crepusculo como Ia culminacion de un hecho: el d(a. Se olvida que es el nacimiento de Ia oscuridad nocturna. Y que Ia belleza esta en todas partes; solo hay que saber reconocerla. Ese es el oficio del poeta. Ser el puente entre Ia noche y el dfa; ser en su oficio una met<ifora para Ia metafora. Ponerse en el Iugar de Ia m uerte para sen alar

donde ha estado el dfa. Yivir a diario Ia muerte o el fracaso para indicar Ia vida y el triunfo. Es ser todos los hombres y ser uno porque son necesarias Ia dimension del universo y de Ia partfcula para comprender tanto a uno como a otra. Y traducirlo al lenguaje de todos los hombres. El poeta debe ser en Ia extension absoluta de Ia palabra. Es Ia posibilidad del infinito. En los 路diccionarios, en las enciclopedias, se leera "Pablo Neruda - Neftal f Reyes- hombre (en el sentido aristotelico de Ia palabra), poeta nacido en Chile a principios del siglo XX cuya obra sobresaliente es el Canto General; gano el premio Nobel y quiso morir en Isla Negra". Se leera un telegrama que no dice nada, pero al cual querran hacer aprender a los niiios de las escuelas. Probablemente. No obstante, es doloroso saber que mas que saber su muerte se olvida su sentido de Ia vida, el que quedo dicho desde el principio de su creacion:

Dame Ia maga fiesta. Dios, dejala en mi vida dame los fuegos tuyos para al umbrar Ia tierra.l Cuando escribi6 Crepusculario, porque se sab(a puente del infinito, hombre capaz de proyectar en sus palabras todos los sentidos del universo. Como partlcipe de Ia mortalidad se sab(a finito, limitado, pero con Ia intuicion de no ser solamente un cuerpo al que se habita. Para los griegos, humanos eran los seres que podfan hacer uso de Ia palabra. Para Ezra Pound "Yale mas presentar una sola imagen en toda una vida que producir obras voluminosas" (Poetry I, 6). Y Neruda equilibro ambos extremos del juicio poundiano a traves del manejo de un cada palabra !lena , c9n SJ-1 senti do t ~ONMULTA

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argumentar muchos juicios desfavorables; pero no debemos olvidar que aun el error enseiia d6nde estan, en ton ces, los cam inos mas sustanciales y perfectos tanto para el sentido del arte como para Ia vida misma y su conciencia: As( pues, si vivir fue solo anticiparse a Ia tierra, a este suelo y su aspereza, l1brame tu, amor m(o, de no cumplir y ayudame a volver a mi puerto bajo Ia tierra hambrienta.2

Pese a los cuarenta aiios que separan Una casa en Ia arena de Crepusculario, Neruda continuo dentro de su trayectoria firme en el centro de su idea:

Que se te vaya Ia vida hermano, no en lo divino sino en lo humane no en las estrellas sino en tus manos 3 es decir, una ' vida Ilena de todos los deseos, de las soledades y de las angustias que llenan el tiempo de los hombres. Asimismo, para hermanarse con todos los seres humanos renuncia al goce de las cosas:

Alto de mi corazon en Ia explanada desierta donde estoy crucificado como el dolor en un verso. Mi vida es un gran castillo sill ventanas y sin puertas4

tro del resto del nuevo cosmos. Solo de este modo se podra cumplir el inamovible deseo del artista:

para entonces reconocer que: Ia muerte del m undo cae sobre mi vida5

o:

Y viven en tu vida mis infinitos suefios9 Modo l.mico para Ia vision poetica de eternizarse. De ser, cuidando para siempre las palabras. Creando el silencio.

mi alma es un carrusel vac (o en el crepusculo6 Porque Ia felicidad es posible para todos los hombres pero es necesario comprender tambien el sufrimiento, sensaci6n donde es mas intenso el desamparo. Y este sentimiento nace del fondo mismo del alma del poeta, donde el, el creador, es radical mente un ser solitario que debe atenerse a sus propias intuiciones. De ah ( que sea tan intenso el fulgor de sus palabras y provoque a veces por su esterilidad un terrible aniquilamiento:

Se va Ia poes(a de las cosas o no Ia puede condensar mi vida? 7 Dada su condici6n de ser que enlaza el total y Ia unidad, considera tambaleantes ambas posiciones y solamente podra a traves de su fuerza y su esperanza rescatar del caos sus intuiciones para darle siempre un nuevo sentido a su universo:

La carne pasa tu vida queda toda en m i verso de sangre o de seda8 Y esta sangre y esta seda deberan ser elementos que, combinadas, conformen el poema y lo equilibren den-

Mis alegr(as nunca las sabras hermanita y mi dolores ese, note las puedo dar: vinieron como pajaros a posarse en mi vida, una palabra dura las haria volar.1 o NOT AS. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.

C. Dame Ia maga fiesta. pg 61 B. Amor para este libro. C. El estribillo del turco. pg 25. C. El castillo maid ito. pg 28. C. Tengo miedo pg. 73. C. Mi alma pg. 66 C. Barrio sin luz. pg. 40 C. El estribillo del turco pg. 24. A. Poem a xvi C. Hoy que es el cumpleaiios de mi hermana pg. 68.

Bibl iografla. A) XX poemas de am.orr y una canci6n desesperada Neruda, Pablo Bibl. Clasica y Contemporanea No. 28 Ed. Losada 14a ed. Bos. As. 1970 B) Casa en Ia Arena Neruda, Pablo Editorial Lumen. Col. Palabra e Imagen. Barcelona s/a C) Crepusculario. Neruda, Pablo Bibl. Clasica y rM~~''"'~ 路 297 Ed. Losada 3a ed. de t ..CONACULTA

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Hoy es el d Ia mas, el que trala una desesperada claridad que muri6. Que no lo sepan los agazapados: todo debe quedar entre nosotros, d Ia, entre tu campana y mi secreta. Hoy es el ancho invierno de Ia comarca olvidada que con una cruz en el mapa y un volcan en Ia nieve viene a verme, a volverme, a devolverme el agua desplomada en el techo de mi infancia. Hoy cuando el sol comenz6 con sus espigas a contar el relata mas claro y mas antiguo como una cimitarra cay6 Ia oblicua lluvia, Ia lluvia que agradece mi coraz6n amargo. Tu, mi bella, dormida aun en ag•::.sto, mi reina, mi mujer, mi extension, geografla, beso de barro, c(tara que cubren los carbones, tu, vestidura de mi porfiado canto, hoy otra vez renaces y con el agua negra del cielo me confundes y me ob ligas: debo reanudar mis huesos en tu reino, debo aclarar au n m is debe res terrestres.


GUILLERMO SAMPERIO

PARA UN ESTUDIO DE PABLO NERUDA Taller de narrativa del IN BAL.

"ay dice Ia gente ay si no cabe duda que el mas gallo se llama Pablo Neruda huifa ay ay ay" Nicanor Parra

La producci6n poetica de Pablo Neruda presenta grandes dificultades de analisis. Por un lado lo voluminoso de su obra y, por otro, el enmarcamiento artlstico latinoamericano en el que se encuadra. Asimismo, se hace necesaria Ia consideraci6n de los niveles especlficos - en su concreci6n- que participan en las diferentes estructuras poeticas manejadas y recreadas por el poeta ch ileno. Como primer nivel general, es indispensable Jocalizar el Iugar que ocupa Ia poesla de Neruda dentro del campo literario latinoamericano. Emplearemos unas comparaciones con Ia intenci6n de delimitar Ia producci6n poetica nerudiana. Vicente Huidobro publica sus primeros volumenes en los afios de 1912-13,1 mientras que Neruda aparece en 1923-24 con Crepusculario y 20 poemas de amor. . . Ambos poetas elaboran sus primeros Iibras a Ia edad de 18 afios. Los dos nacen, por decirlo asl, en el contexto de una nueva problematica latinoamericana; surgen ante Ia necesidad de nombrar de manera distinta los objetos acufiados por Ia naciente sociedad burguesa, que se extiende por toda America Latina.2 Pero Ia soluci6n poetica difiere de 1 Ecos del alma, Canciones de Ia noche, La gruta del silencio y Las pagodas ocultas. 2 A este respecto ser(a de gran utilidad estudiar Ia influencia del nivel estructural sabre ambos poetas, para graduar Ia potencialidad poetica que desarrolla una coyuntura hist6rica,

poeta a poeta; en Ia particular traducci6n de Ia realidad utilizan medios diversos. Vicente Huidobro, desde un principia, aborda el problema de Ia forma; intenta desembarazarse de las metricas amordazadoras, que venlan produciendose hasta entonces.3 Como Tablada - en Mexico- sufre Ia influencia de Ia poesla oriental; as( Huidobro publica sus tres ideogramas Tridngulo arm6nico, Fresco nip6n y Nipona.4 En estos ideogramas las palabras se diseminan en Ia pagina formando figuras geometricas; Huidobro elabora una teor(a y una practica poetica denominada por el: creacionismo; ademas de que profundizando en este sentido, ha de mantenerse a traves de su poesla Ia problematica formal. E inclusive es activo participante del movimiento surrealista, al lado de Tristan Tzara, Apollinaire y Andre Breton, entre otros . Pablo Neruda, por el contrario, adopta una posicion mas expectante y se inscribe, en Ia primera etapa de su producci6n poetica, en una corriente que fija su atenci6n de man era predom in ante en el contenido; aunque esto signifique darle menos importancia a Ia forma que al contenido poetico. En sus libros, hascd aho ~路a mencionados, descubrimos una preocupaci6n profunda por el esclarecimiento de su circunstancia como es el proceso de aburguesam iento de las sociedades latinoamericanas, y en especial con Ia entrada de los capitales extranjeros en las econom (as nacionales. Tanto Neruda como Huidobro, incluyendo a Vallejo, podrlan ser consider ados como poetas de coyuntura.

3 Aunque, en Ia practica, es un joven poeta que arrastra su pasado rom6ntico, en el campo te6rico plantea Ia imperante necesidad de una constante transformaci6n del quehacer poetico . 4 Las acotaciones sobre Huidobro han sido consultadas en ll'lstiW!e'ores de Ia nueva poes(a el texto de Saul Yu la,tinO(Jmeri!jana, B i 路~ONACULTA

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social, y de su condici6n de adolescente. De ahf que surja con el una especie de neorromanticismo, que en ocasiones se ace rca a los Ifmites de Ia exaltaci6n sentimental. Lo que en Becquer reviste un elemento propi0 . cohesionante, en Neruda aparece como un necesario punto de apoyo para su busqueda particular. Es por ello que el sentimentalismo Nerudiano en sus afios de juventud, cobra el papel de elemento extrafio, agregado; y por eso mismo un tanto debil. Resulta muy sintomatico a este respecto, que precisamente 20 poemas . .. haya sido - y sea- Ia obra de mayor venta. Lo que sucede con 20 poemas .. . es que, asf como esta escrito, responde a las necesidades sentimentaloides de muchos latinoamericanos.5 No sucede lo mismo con Estravagario (1958), Canto General (1950) y con las diferentes Residencias, que son obras donde Ia madurez de Neruda se muestra plenamente. Tanto Neruda como Huidobro arriban a las ideas del socialismo, y esto los lleva a participar y, de alguna man era, a amalgamar Ia practica pol ltica, en comb inacion con Ia practica poetica. Esta toma de posicion ante las contradicciones sociales, los caracteriza como intelectuales proletarizados. Se enfrenta al problema de Ia adecuaci6n entre poes(a y lucha de clases, entre arte y sociedad burguesa, todo lo cual se constituye en centro nodal de su producci6n poetica. La respuesta de Neruda deviene en una poesfa militante, directa, anticultural. Se manifiesta fascinado por Ia sencillez de los objetos, por los procesos simples de Ia naturaleza, por las actividades cotidianas: y siempre con un afan de desm istificaci6n. En Huidobro Ia respuesta es mas debil debido a su trayectria creacionista6; aunque existen poemas de declarada militancia - como es el famoso canto a Lenin. Esta caracterlstica pol ltica de los escritores chilenos los situa en 路:n campo bien definido de Ia por demas heterogenea intelectualidad latinoamericana: el de los poetas marxistas. Aqu f nos podemos desprender de Huidobro para seguirle los pasos a Neruda. En Ia necesidad de atrapar un contenido, Pablo Neruda desemboca en dos grandes regiones sustanciales; Ia primera eminentemente polftica, y Ia segunda divisible en un par de subregiones: el amor y el canto a Ia diversidad. Ejemplos claros de esta franca division de contenido los podemos localizar desde las Residencias hasta los ultimos poemas (lncitaci6n al nixonisidio). La Victoria

Y fue con mi Partido Comunista (bello como un desfile proletario), cuando en el mu ndo un d (a sobrevino este camino revolucionario (Diorama de Ia Cultura, 15/IX/7 3 )

5 Es importante se iial ar que esa respuesta sentimentaloide de los latinoamericanos es determinada, principalmente, por Ia tan difundida ideologla burgues-humanista que mistifica Ia mayor(a de las relaciones entre las diferentes clases y estratos sociales. 6 La fuerza dominante en Ia obra de Huidobro se localiza en el tratamiento revolucionario de las estructuras poeticas, y en Ia constru cci6 n de metaforas que desentraiian a su materia prima, entregandonos un objeto distinto, creado.

En este poema Ia materia prima poetica es Ia del testimonio politico. La estructura es simple: endecasllabos y rima combinada. Es evidente que Ia estructura formal ocupa un puesto secundario y lo importante es el contenido que trasmite. Es un poema -entre muchos- dirigido a Ia mayorla del pueblo chileno con Ia intenci6n de exponer un proceso pol 1tico al n ivel de Ia poes(a. Veamos Ia contrapartida: Rechaza los re/6mpagos

Aprend I Ia velocidad para dejarla en el espacio y de mi Iento movimiento hice una escuela innecesaria como una tertulia de peces cuyo paseo cotidiano se desarrolla entre amenazas. (Diorama .. . 19/V 111/73)

La materia prima cambia definitivamente. Ambos poemas citados son producidos en Ia misma epoca, pero llevan Ia diferencia de contenido al plano de lo radical. Rechaza los re/6mpagos - poemas de tres estrofas- no ensefia el juego de Ia metafora di recta, Ia musicalidad inmanente. Entra en el tratado de Ia diversidad: espacio, re/6mpagos, movimientos, velocidad, y termin路a en una tertulia de peces. Citaremos fragmentos de Estravagario para analizar el mismo fen6meno:

Entonces entr6 Ia Guillermina con dos relampagos azules que me atravesaron el pelo y me clavaron como espadas contra los muros del invierno. Esto sucedi6 en Temuco. Alia en el Sur, en Ia frontera. (D6nde estard Ia Guillermina)

Sentemonos pronto a comer con todos los que no ha comido, pongamos los largos manteles, Ia sal en los lagos del mundo, panader las planetarias, mesas con fresas en Ia nieve, y un plato como Ia luna en donde almorcemos. (EI gran mantel)

El primer poema, escrito veinticinco afios despues de su primer a epoca, carece de motivaciones pol (ticas, su materia prima es el amor, un amor de cuando Yo tenfa ccatorce afios I y era orgullosamente oscuro. El tratamiento que recibe im agen de Ia adoles. c~nciq es mucho m Efeqtf~eoNAEULTA

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las que se encuentran en 20 poemas . .. , e incluso que en Crepusculario. En relaci6n a ÂŁ1 gran mantel, ambos poemas son complementarios, ya que se funden en un mismo volumen con Ia vida completa del realizador. Si bien Neruda no renuncia a Ia poesfa denunciadora, como es el caso de muchos poetas, tampoco deja de lado el Canto General; comprende Ia mision del poeta planteada por el propio desarrollo de Ia sociedad en sus multiples determinaciones. Inclusive, su poesfa geologica (Odas elementales y Nuevas odas elementales) no es una poes(a que se limite a mostrar desde una perspectiva I(rica los elementos de Ia tierra, sino que se combina con Ia crftica de los seres urbanos, de las metropolis que se alejan cada vez mas hondamente del campo, de Ia vegetacion y Ia vida. Es muy facil caer en el juego nerudiano de un puro canto a Ia naturaleza. recuerdense las opiniones que agradecen a Neruda Ia reivindicacion de, por ejemplo, Ia cebolla y el eucalipto. Neruda tiene siempre presente en su produccion poetica que, tanto en el Amazonas como en Santiago, subsisten hombres con condiciones miserables.7. El querla (y este deseo forma parte de su concepcion del mundo) que todos departieran alrededor de una mesa, que tuvieran una Guillermina, que los hombres trajeran el aroma del cedro en los bolsillos, y Ia fotograffa de Temuco en Ia cartera. 7 0 sea, que de acuerdo a su posicion en lo pol ltico -como el caso de jose Revueltas en Ia narrativa mexicana- no era posible que dejara de lado el tratamiento de los efectos producidos porIa explotaci6n de las clases oprimidas chilenas.

Sus poemas plantean Ia necesidad del uso comun de los objetos, de los sen tim ientos y del trabajo. La vitalidad de su poesfa consiste en emplear Ia naturaleza, Ia cotidianidad, el lenguaje transparente, como materia prima, que se prolonga, luego, hasta Ia problematica de los seres humanos. Pero, si en conjunto, Ia obra poetica de Pablo Neruda aparece como un gran todo con tendencia cr(tica constante, es indispensable diferenciar las regiones espec(ficas sobre las que trabajo el poeta. Comunmente se tiende a separar los elementos de conjunto, con Ia intencion de unilateralizar y des vi rtuar el trabajo total. En vida, Neruda, recibio crudos insultos de los "intelectuales" pequefio burgueses y acomodaticios, que estaban alimentados por un singo de lucha ideologica, y no de lucha poetica o art lstica. Era para degradar a uno de los gran des poetas latinoamericanos. En Estravagario contesta a sus agresores: " . .. pueden ser sencillos y oscuros,/ pueden no tener orejas,/ pueden aguantar Ia desdicha,/ pueden esperar una flor,/ en fin, podemos existir,/ aunque no acepten nuestras vidas/ unos cuantos hijos de puta". (Testamento de otofio). Pablo Neruda heredo a los habitantes de America Latina un arsenal de poemas para vivir de Ia rabia y Ia nostalgia. A los hombres de Ia ciudad les recuerda su pals vegetal, a los campesinos les habla, conmovido, de sus tristezas y de su circunstancia geografica. Neruda asimilo en su poesla esa existencia primitiva del mundo, aquellos materiales que alimentaron a Ia humanidad: Ia rnano y Ia naturaleza.

LTA


PABLO NERUDA

DISCURSO DE ACEPTACION DEL PREMIO NOBEL

Mi discurso sera una larga travesfa, un viaje m (o por regiones lejanas y antfpodas no por eso menos semejantes al paisaje y a las soledades del Norte. Hablo del extrema sur de mi pals. Tanto y tanto nos alejamos los chilenos, hasta tocar con nuestros lfmites el Polo Sur, que nos parecemos a Ia geograffa de Suecia, que roza con su cabeza el norte nevado del planeta. Por all(, por aquellas extensiones de mi pat ria, adonde me condujeron acontecimientos ya olvidados en sf mismos, hay que atravesar, tuve que atravesar los Andes buscando Ia frontera de mi pals con Argentina. Grandes bosques cubren como un tunel las regiones inaccesibles, y como nuestro camino era oculto y vedado, aceptabamos tan solo los signos mas debiles de Ia orientaci6n. No hab(a huellas, no exist(an senderos, y con mis cuatro compafieros a caballo buscabamos, en ondulante cabalgata -eliminando los obstaculos de poderosos arboles, imposibles r(os, roquerfos inmensos, desoladas nieves, adivinando mas bien-, el derrotero de mi propia libertad. Los que me acompafiaban conoc(an Ia orientaci6n, Ia posibilidad entre los grandes follajes, pero para saberse mas seguros, montados en sus caballos marcaban de un machetazo aqu f y alia las cortezas de los grandes arboles, dejando huellas que los guiar(an en el regreso, cuando me dejaran solo con mi destino. Cada uno avanzaba embargado en aquella soledad sin margenes, en aquel silencio verde y blanco. Los arboles, las grandes enredaderas, el (humus} depositado por centenares de alios, los troncos semiderribados que de pronto eran una barrera mas en nuestra marcha, todo era a Ia vez una Naturaleza deslumbradora y secreta y a Ia vez una creciente amenaza de frio, nieve, persecuci6n. Todo se mezclaba: Ia soledad, el peligro, el silencio y Ia urgencia de mi misi6n. A veces segulamos una huella delgad fsima, dejada quiza por contrabandistas o delincuentes comunes fugitivos, e ignorabamos si muchos de ellos hab (an perecido sorprendidos de repente por las glaciales manos del invierno, por las tremendas tormentas de nieve que, cuando en los Andes se descargan, envuelven al viajero, lo hunden bajo siete pisos de blancura. A cada lado de Ia huella contemple, en aquella salvaje desolaci6n, algo como una construcci6n humana. Eran trozos de ram as acumulados que hab fan soportado muchos inviernos, vegetal ofrenda de centenares de viajeros, altos tumulos de madera para recordar a los cafdos, para hacer pensar en los que no pudieron seguir y quedaron alii para siempre debajo de las nieves.Tambien. mis compafieros cortaron con sus machetes las ramas que nos tocaban con las cabezas y que descend Ian sobre nosotros desde Ia altura de las con (feras in mensas, desde los robles cuyo ultimo follaje palpitaba antes de las tempestades del invierno. Y tambien yo fui dejando en cada tumulo un recuerdo, una tarjeta de madera, una rama cortada del bosq ue , para adornar llfl~itfiro uno y otro de los viajeros desconocidos. Nacional de t_.CONACULTA

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Ten(amos que cruzar un r(o. Esas pequefias vertientes nacidas en las cumbres de los Andes se precipitan, descargan su fuerza vertiginosa y atropelladora, se tornan en cascadas, rompen tierras y rocas con Ia energ(a y Ia velocidad que trajeron de las alturas insignes, pero esa vez encontramos un remanso, un gran espejo de agua, un vado. Los caballos entraron, perdieron pie y nadaron hacia Ia otra ribera. Pronto mi caballo fue sobrepasado casi totalmente por las aguas, yo comence a mecerme sin sosten, mis pies se afanaban al garete mientras Ia bestia pugnaba por mantener Ia cabeza al aire libre. As( cruzamos. Y apenas llegados a Ia otra orilla, los vaqueados, los campesinos que me acompafiaban me preguntaron con cierta sonrisa: -Huvo mucho miedo? -Mucha. Cre( que habfa llegado mi ultima hora -dije. -lbamos detras de usted con el lazo en Ia mano -me respondieron. -Ah ( mismo -agreg6 uno de ellos- cay6 mi padre y lo arrastr6 Ia corriente. No iba a pasar lo mismo con usted. Seguimos hasta entrar en un tunel natural, que tal vez abri6 en las rocas imponentes un caudaloso r(o perdido o un estremecimiento del planeta, que dispuso en las alturas aquella obra, aquel canal rupestre de piedra socavada, de granito, en el cual penetramos. A los pocos pasos, las cabalgaduras resbalaban, trataban de afincarse en los desniveles de piedra, se doblegaban sus patas, estallaban chispas en las herraduras; mas de una vez me vi arrojado del caballo y tendido sabre las rocas. Mi cabalgadura sangraba de narices y patas, pero proseguimos empecinados el vasto, el esplendido, el dif(cil camino.

Algo nos esperaba en media de aquella selva salvaje. Subitamente, como una singular vtston, llegamos a una pequefia y esmerada pradera acurrucada en el regazo de las montafias: agua clara prado verde, flares silvestres, rumor de rfos y el cielo azul arriba, generosa luz ininterrumpida por ningun follaje. All f nos detuvimos como dentro de un cfrculo magico, como huespedes de un recinto sagrado, y mayor condici6n de sagrada tuvo aun Ia ceremonia en Ia queparticipe. Los vaqueros bajaron de sus cabalgaduras. En el centro del recinto estaba colocada, como en un rito, una calavera de buey. Mis compafieros se acercaron silenciosamente, uno por uno, para dejar unas monedas y algunos alimentos en los agujeros del hueso. Me un ( aellos en aquella ofrenda destinada a toscos Ulises extraviados, a fugitivos de todas las raleas, que encontar(an pan y auxilio en las 6rbitas del toro muerto. Pero no se detuvo en este pun to Ia inolvidable ceremon ia. M is rusticos amigos se despojaron de sus sombreros e iniciaron una extrafia danza, saltando sabre un solo pie alrededor de Ia calavera abandonada, repasando Ia huella circular dejada por tantos bailes de otros que por all ( cruzaron antes. Comprend ( entonces de una manera imprecisa, al lado de mis impenetrables compafieros, que exist(a una comunicaci6n de desconocido a desconoc ido, q ue habfa , un a peti ci6 n y una respuesta aun en las mas lejanas y apartadas s ol ~d ~de~ de este mu t_.CONACULTA

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Mas lejos, ya a punto de cruzar las fronteras que me alejar(an por muchos aiios de mi patria, llegamos de noche a las ultimas gargantas de las montaiias. Vimos de pronto una luz encendida que era indicio cierto de habitacion humana, y al acercarnos, hallamos unas desvencijadas construcciones, unos destartalados galpones al parecer vacfos. Entramos a uno de ellos y vimos, al calor de Ia lumbre, grandes troncos encendidos en el centro de Ia habitacion, cuerpos de arboles gigantes que all ( ard (an de d (a y de noche y que dejaban escapar por las hendiduras del techo un humo que vagaba en medio de las tinieblas como un profunda velo azul. Vimos montones de quesos acumulados por quienes los cuajaron en aquellas alturas. Cerca del fuego, agrupados como sacos, yacfan algunos hombres. Distinguimos en el silencio las cuerdas de una guitarra y las palabras de una can cion que, naciendo de las brasas y de Ia oscuridad, nos trala Ia primera voz humana que hab (amos topado en el camino. Era una cancion de amor yde distancia, un lamento de amor y de nostalgia dirigido hacia Ia primavera lejana, hacia las ciudades de donde ven(amos, hacia Ia infinita extension de Ia vida. Ellos ignoraban quienes eramos, ellos nada sab(an del fugitivo, ellos no conoc(an mi poes(a ni mi nombre. lO lo conocfan, nos conoc(an? El heho real fue que junto a aquel fuego cantamos y comimos, y luego caminamos dentro de Ia oscuridad hacia unos cuartos elementales. A traves de ellos pasaba una corriente termal, agua voldnica donde nos sumergimos, calor que se desprend fa de las cordilleras y nos acogio en su seno. Chapoteamos gozosos, lavandonos, limpiandonos el peso de Ia inmensa cabalgata. Nos sentimos frescos, renacidos, bautizados, cuando al amanecer emprendimos los ultimos kilometros de jornada que me separar(an de aquel eclipse de mi patria. Nos alejamos cantando sobre nuestras cabalgaduras

plenos de un aire nuevo, de un aliento que nos empujaba hacia el gran camino del mundo que me estaba esperando. Cuando quisimos dar (lo recuerdo vivamente) a los montaiieses algunas monedas de recompensa por las canciones, por los alimentos, por las aguas termales, por el techo y los lechos, vale decir, que por el inesperado amparo que nos salio al encuentro, ellos rechazaron nuestro ofrecimiento sin un ademan. Nos hab(an servido y nada mas. Y en ese (nada mas}, en ese silencioso nada mas habfa muchas cosas subentendidas: tal vez el reconocimiento, tal vez los m ismos sueiios. Senoras y senores: Yo no aprend( en los libros ninguna receta para Ia composJcJon de un poema, y no dejare impreso a mi vez ni siquiera un consejo, modo a estilo para que los nuevos poetas reciban de m( alguna gota de supuesta sabidurla. Si he narrado en este discurso ciertos sucesos del pasado, si he recibido un nunca olvidado relato en esta ocasion y en este sitio tan diferentes a lo acontecido, es porque en el curso de mi vida he encontrado siempre en alguna parte Ia aseveraci6n necesaria, Ia formula que me aguardaba, no para endurecerse en mis palabras, sino para explicarme a m( mismo. En aquella larga jornada encontre Ia dosis necesaria a Ia formaci I ooema. All( me fueron y 路 I 1r1st1tuto ., . 路 d 1 路 d 1 1 I d a d as as aportac1ones e a t1erra y e a rna. . ~1en~o que a %iaCi!Wtl fifC!f~EON~LTA D1g1tahzado par BellasArtes


solemne en que entran par parejas medidas Ia soledad y Ia solidaridad, el sentimiento y Ia accion, Ia intimidad de uno mismo, Ia intimidad del hombre y Ia secreta revelacion de Ia Naturaleza. Y pienso con no menor fe que todo esta sostenido -el hombre y su sombra, el hombre y su actitud, el hombre y su poes(a- en una comunidad cada vez mas extensa en un ejercicio que integrara para siempre en nosotros Ia realidad y los suenos, porque de tal manera Ia poesfa los une y los confunde. Y digo de igual modo que nose, despues de tantos alios, si aquellas lecciones que recibf al cruzar un rfo vertiginoso, al bailar alrededor del craneo de una vaca, al banar mi piel en el agua pruficadora de las mas altas regiones, digo que no se si aquello sal fa de m f mismo para comunicarse despues con muchos otros seres o era el mensaje que los demas hombres me enviaban como exigencia o emplazamiento. No se si aquello lo vivf o lo escribf, no se si fueron verdad o poes(a, transicion o eternidad, los versos que experimente en aquel momenta, las experiencias que cante mas tarde. De todo ella amigos, surge una ensenanza que el poeta debe aprender de los demas hombres: No hay soledad inexpugnable. Todos los caminos llevan al mismo punta: a Ia comunicacion de lo que somas. Y es preciso llegar al recinto magico en que podemos danzar torpemente o cantar con melancol(a; m as en esa danza o en esa cancion estan consumados los mas antiguos ritos de Ia conciencia : de Ia concienc ia de ser hombres y creer en un destino comun. En verdad, si bien alguna o mucha gente me considero un sectario, sin posible participacion en Ia mesa comun de Ia amistad y de Ia responsabilidad, no quiero justificarme, no creo que las acusaciones ni las justificaciones tengan cabida entre los deberes del poeta. Despues de todo, ningun

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poeta administr6 Ia poes(a y si alguno d e el ias se de t uvo en ac usar a s us sem ejantes, o si otro pens6 que po dia gastarse Ia vid a defe ndi end ose d e recrim inac io nes razo nabl es o absurdas, mi convi cc io n es q ue so lo Ia vanidad es capaz d e d esvi arnos hasta t ales extremos. Digo qu e los ene m igos d e Ia poesfa no estan entre quienes Ia profesan o resg uard an , sin o e n Ia fa lta de co nco rdan c ia del poet a. De ah f qu e nin gun poeta te nga mas e nemigo esenc ial qu e s u propia incapac id ad para ente nde rse con los mas igno rad os y exp lotad os d e s us conte mpora neos, y esto rige para tod as las e pocas y para todas las ti erras. El poeta no es un (peq ueno d ios). No, no es u n (peq ueno dios). No esta signado pa r un d es tino ca bal (st ico superio r a l de quienes ejerce n otros menesteres y oficios. A menudo ex prese q ue e l mejo r poeta es el ho mbre q ue nos ent rega e l pan de cad a d fa: e l panadero mas prox imo, que no se cree d ios. El cumple s u majestuosa y humild e fae na d e amasar, met e r al ho rno , do ra r y entregar el pan de cad a d(a co mo u na ob li gacio n co muni taria. Y si e l poeta ll ega a a lcanzar esa se ncill a concie ncia, podra tam bien Ia se nc ill a co nc iencia conve rtirse en parte d e un a co losal a rtesan fa, d e u na co nstrucc io n sim ple o com pli cada, que es Ia const ruccio n d e Ia soc iedad, Ia transfo rm ac io n de las cond ic io nes que rodean a l ho m b re, Ia en t rega de s u mercader(a: pan , ve rdad , vino, sue nos. Si el poeta se incorpora a esa nun ca gastada lucha par consignar cada ? rm ~nos de los otros su rac io n de co m promiso, su d edi cacio n y s u t e rn ur31, . el !rabajo com ~~~~n~ He Yt1ec~~~ULTA

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hombres, el poeta tomara parte, los poetas tomaremos parte en todo el sudor, en el pan, en el vino, en el suef\o de Ia Humanidad entera. Solo por ese camino inalienable de ser hombres comunes llegaremos a restituirle a Ia poes(a el anchuroso espacio que le van recortando en cada epoca, que le vamos recortando en cada epoca nosotros mismos. Los errores que me llevaron a una relativa verdad y las verdades que repetidas veces me recondujeron al error, unos y otras no me permitieron -ni yo lo pretend ( nunca- orientar, dirigir, enseiiar lo que se llama el proceso creador, los vericuetos de Ia literatura. Pero sl me di cuenta de una cosa: de que nosotros mismos vamos creando los fantasmas de nuestra propia mitificacion. De Ia argamasa de lo que hacemos, o queremos hacer, surgen mas tarde los impedimentos de nuestro propio y futuro desarrollo. Nos vemos indefectiblemente conducidos a Ia realidad y al de los caminos de Ia tranformacion, y luego comprendemos, cuando parece tarde, que hemos construido una limitacion tan exagerada que matamos lo vivo en vez de conducir Ia vida a desenvolverse y florecer. Nos imponemos un realismo que posteriormente nos resulta mas pesado que el ladrillo de las construcciones, sin que por ello hayamos erigido el edificio que contemplabamos como parte integral de nuestro deber. Y en sentido contrario, si alcanzamos a crear el fetiche de lo incomprensible (o de lo comprensible para unos pocos), el fetiche de lo selecto y de lo secreto, si suprimimos Ia realidad y sus degeneraciones realistas, nos veremos de pronto rodeados de un terreno imposible, de un tembladeral de hojas, de barro, de nubes, en que se hunden nuestros pies y nos ahoga una incomunicacion opresiva. En cuanto a nosotros en particular, escritores de Ia vasta extension americana, escuchamos sin

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tregua el llamado de llenar ese espacio enorme con seres de carne y hueso. Somos conscientes de nuestra obligacion de pobladores y - al mismo tiempo que nos resulta esencial el deber de una comunicacion crftica en un mundo deshabitado, y no por deshabitado menos lleno de injusticias, castigos y dolores- sentimos tambien el compromiso de recobrar los antiguos suef\os que duermen en las estaturas de piedra, en los antiguos monumentos destruidos, en los anchos silencios de pampas planetarias, de selvas espesas, de rlos que cantan como truenos. Necesitamos colmar de palabras los confines de un continente mudo y nos embriaga esta tarea de fabular y de nombrar. Tal vez esa sea Ia razon determinante de mi humilde caso individual, y en esa circunstancia, mis excesos, o mi abundancia, o mi retorica no vendrfan a ser sino actos los mas simples del menester americana de cada d Ia. Cada uno de mis versos quiso instalarse como un objeto palpable, cada uno de mis poemas pretendio ser un instrumento util de trabajo, cada uno de mis cantos aspiro a servir en el espacio como signo de reunion donde se cruzaron los caminos, o como fragmento de piedra o de madera en que alguien, otros, los que vendran, pudieran depositar los nuevos signos. Extendiendo estos deberes del poeta, en Ia verdad o en el error, hasta sus ultimas ct.nsecuencias, decid (que mi actitud dentro de Ia sociedad y ante Ia vida deb fa ser tam bien humildemete partidaria. Lo decid ( viendo gloriosos fracasos, solitarias victorias, derrotas desl Comprend I, metido en el escenario de las luchas de America que m i .m)sio~ humana n Clf~tONACtiLTA

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extensa fuerza del pueblo organizado, agregarme con sangre y alma, con pas1on y esperanza, porque solo de esa henchida torrentera pueden nacer los cambios necesarios a los escritores y a los pueblos. Y aunque mi posicion levantara y levante objeciones amargas o amables, lo cierto es que no hallo otro camino para el escritor de nuestros anchos y crueles palses si queremos que florezca Ia oscuridad, si pretendemos que los millones de hombres que aun no han aprendido a leernos ni a leer, que todavla no saben escribir ni escribirnos, se establezcan en el terreno de Ia dignidad, sin Ia cual no es posible ser hombres integrales. Nuestras estrellas primordiales son Ia lucha y Ia esperanza. Pero no hay lucha ni esperanza solitarias. En todo hombre se juntan las epocas remotas, Ia inercia, los errores, las pasiones, las urgencias de nuestro tiempo, Ia velocidad de Ia Historia. Pero, lque serfa de m( si yo, por ejemplo, hubiera contribuido en cualquier forma al pasado feudal del gran continente americana? lComo podrfa yo levantar Ia frente, iluminada por el honor que Suecia me ha otorgado, sino me sintiera orgulloso de haber tom ado una m lnima parte en Ia transformacion actual de mi pals? Hay que mirar al mapa de America, enfrentarse a Ia grandiosa diversidad, a Ia generosidad cosmica del espacio que nos rodea para entender que muchos escritores se nieguen a compartir el pasado de oprobio y de saqueo que oscuros dioses destinaron a los pueblos americanos. Yo escogf el diflcil camino de una responsabilidad compartida, y, antes que reiterar Ia adoracion hacia el individuo como sol central del sistema, prefer( entregar con humildad mi servicio a un considerable ejerito que a trechos puede equivocarse, pero que camina sin descanso y avanza cada d Ia enfrentandose tanto a los anacronicos recalcitrantes, como a los infatuados impacientes. Porque

creo qut mis deberes de poeta no solo me indican Ia fraternidad con Ia rosa y Ia simetrla con el exaltado am or y con Ia nostalgia infinita, sino 路 tambien con las asperas tareas humanas que incorpore ami poesla. Hace hoy cien alios exactos, un pobre esplendido poeta, el mas atroz de los desesperados, escribio esta profecla: A l'aurore, armes d'une ardente patience, nous entrerons aux splendides Villes (AI amanecer, armadas de una ardiente paciencia, entrare mos a las esplendidas ciudades) . Yo creo en esa profecla de Rimbaud, el vidente. Yo vengo de una oscura provincia, de un pals separado de todos los otros por Ia tajante geografla. Fui el mas abandonado de los poetas y mi poesla fue regional, dolorosa y lluviosa. Pero tuve siempre confianza en el hombre. No perd ( jamas Ia esperanza. Por eso tal vez he llegado hasta aqu ( con m i poes Ia, y tambien con mi bandera. En conclusion, debo decir a los hombres de buena voluntad, a los trabajadores, a los poetas que el entero porvenir fue expresado en esa frase de Rimbaud : solo con una ardiente paciencia conquistaremos Ia esplendida ciudad que d ara luz , justi c ia y dignid ad I os los hombres. A '1 ' h b , Ins11tuto Sl a poes1a no a ra cantado en vano. . . . Nacional de t_.CONACULTA

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LUZ ELENA ZAMUDIO

LOS ULTIMOS ANOS DE PABLO NERUDA

En 1968 Pablo Neruda edita un libro ya publicado antes en sus Obras camp/etas, en Ia secci6n de libros ineditos Las monos del dfa. El poeta ve cercana su muerte y decide hacer un balance de los trabajos que ha realizado durante su estancia en este mundo, necesita tener lista su respuesta:

All (en Ia aduana me preguntaran cuantas cosas labre, complete, deje moviendo entre manos abiertas y mortales ... 1

_) -_

A traves del libro va analizando minuciosamente su actitud frente a cada uno de los oficios que conoce, haciendonos sentir al mismo tiempo, Ia admiraci6n que le inspira el portador del hacha agresora de Ia arboleda, el amigo de Ia tierra que utiliza sus uf\as para removerla y dedica su vida al cuidado del trigo para que madure, se multiplique y sea suficiente para saciar el hambre de todo el mundo. Todos sabemos que Neruda, fue un gran luchador y defensor de las clases oprimidas, siempre sof\6 con Ia emancipaci6n de America Latina y en cuanta oportunidad tuvo lo declar6 publicamente, por ejemplo, cuando rechaz6 el nombramiento de miembro honoraria del lnstituto Nacional de Artes y Letras de Estados Unidos. Declar6 en esa oportunidad: "Soy contrario a Ia agresividad de America del Norte, sus incursiones en Vietnam, Ia America Latina y otras partes del mundo." Esta actitud del escritor, de incorporar a su poesfa Ia vida toda, con sus dfas y sus noches, y al hombre con sus problemas, sus alegrfas y sus pasiones, nunca fue bien vista por algunos, como Andre Coyne, que ese 1 Pablo Nerud a. Obras Comp/etas. Las manos d el dia. 3a. Ed. Buenos Aires, Losada. 1968. p . 962.

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mismo ario consider6 que Neruda al tomar esta postura con su obra lo que hacia era "Mal gas tar Ia poes fa o hacer uso de ella, aunque sea con las mas justas intenciones." 2 En 1969 Neruda edita Aun, libro lleno de reminisencias, en el que el poeta regresa a su primera infancia, de nuevo se encuentra en el ambiente que mas grabado tiene en Ia memoria, en esa tierra que desperto sus sentidos a Ia naturaleza, que lo enserio a escuchar el canto de las aves, el rugir de las aguas, el soplar de los vientos; que lo enseri6 a contemplar los campos, las semillas, a percibir el olor de Ia madera. Esa tierra que lo form6 poeta le inspira estos versos

Temuco I corazon de agua, patrimonio del digital: antafio tu casa arborea fueron cuna y campana de mi canto y fortaleza de mi soledad. (3) Es evidente Ia admiraci6n de Neruda hacia Ia naturaleza, en especiai Ia del sur de Chile, y Ia influencia que esta ejerce sobre su obra. El poeta se integra de tal forma a ella, que se siente roca, se siente rfo, se siente arbol. El declara:

Si hay una piedra devorada en ella tengo parte: estuve yo en Ia rafaga, en Ia ola, en el incendio terrestre. (4) Esta deliciosa intimidad entre el mundo natural y el poeta y esas fijaciones que de su niriez tiene Neruda, han dado motivo a muchos estudiosos para que elaboren trabajos de gran valor, como el realizado por jaime Concha, titulado, "Los or(genes (La primera infancia de Neruda)", publicado en Ia Revista lberoamericana. En el mes de julio, cuando el poeta cumple 65 arios de edad, en Buenos ires se imprime su libro Fin de mundo, donde hara extensiva a todo el siglo, Ia introspecci6n iniciada en su libro Las manos del d/a. Neruda manifiesta su angustia por el tiempo que se pasa sin sentirlo. La desesperaci6n ante Ia brevedad de Ia vida no es una preocupaci6n reciente; el hombre siempre ha estado buscando Ia forma de alargar su existencia sobre Ia tierra y esta preocupaci6n Ia ha reflejado en las artes. Podrlamos evocar por ejemplo las sentidas Cop/as de jorge Manrique a Ia muerte de su padre, que quiza inspiraron a Neruda para escribir los sigu ientes versos:

Donde esta ahora aquella gente? Y aquella nacion que se hizo ? Lincoln y Whitman que se hicieron? (5) (2) Andre Coyne . cesar ( 3) Pa blo Ne ruda . A{m. (4 ) Pa blo Ne ruda. Aun. (5 ) Pabl o Ne rud a. Fin 1969 , p. 5 0

Vall e jo. Bu e nos Aire s. 1968. Barce lona . Lum e n, 19 7 1. p. 53 Ba rcelo na. Lumen , 1 9 7 1, p. 7 3 de mundo . Buenos Aires, Losada,

Pablo Neruda siente que el siglo XX ha sido de completa incomunicaci6n, considera que lo hemos pasado en una torre de Babel donde nadie ha podido entenderse, ni ponerse de acuerdo para construir algo:

. .. de todo un siglo de muerte me pongo a escuchar lo que dice el mar que no me dice nada (6). El cronista, abrumado ante tanta sangre y tanta injusticia, no cree posible que este siglo termine esteril. Su amor hacia el mundo lo hace imaginar que, para finales de nuestra centuria, algo debe haber germinado sobre Ia tierra. En septiembre, el Partido Comunista lo proclama candidato a Ia presidencia de Ia Republica; postulaci6n que rechaza para hacer manifiesto su apoyo a Salvador Allende, quien es electo presidente ese mismo ario. 1970. Despues de ese Fin de mundo, solamente un hombre va a huir "de las grandes devastaciones que acabaron con Ia humanidad", ese hombre es Rhodo, quien busca tierra para for mar un nuevo rei no , en su nuevo Iibro La espada encendida. De Ia ciudad aurea de los Cesares, tambien destruida, queda una sobreviviente, Rosla. La naturaleza purifica a Rhodo y a Ros(a para despues provocar un encuentro entre estos des unicos seres del mundo. Neruda, de una manera mltica, nos hace sentir el fuego del amor que nace entre ellos;

Rosla desnuda en Ia agricultura en marafiada, Ros(a blanca y azul, fina de petalos, clara de muslos, sombr(a de cabellos, se abrio para que entrara Rhodo en ella y un estertor o un trueno manifesto Ia tierra; el r(o torrencial saludaba a Ia luna; dos estirpes contrarias se hab(an confundido (7). Pero no todo es alegrla, pronto aparece Ia espada encendida del Dios que quiere exterm inarlos; despues de correr y correr, fortalecidos en ei amor, vencen al enemigo y se convierten el los mismos en dioses, siendo al mismo tiempo los progenitores de Ia nueva humanidad. En esta hermosa fabula, La espada encendida, sentimos nuevamente como el poeta sigue en busca de un medio que salve al mundo, y Ia (mica salvaci6n que encuentra es el Amor, que podemos percibir, por ejemplo, en el dialogo que cierra el libro:

Dice Dice Dice Dice

Ros(a: Rompimos Ia cadena. Rhodo: Me daras cien hijos, Ros(a : Poblare Ia luz. Rhod o: Te amo . Viviremos. (8)

(6 ) Pa blo Nerud a Fin de mundo. Bue no s Aires. Lo sad a. 196 9, p. 1 79 ( 7) Pablo Ne rud a. La espada encendida. 2a . e d. Bue nos ires. Losa d a, 1972, lnstituto ( 8) Op. cit., p. 1

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El deseo de renovar Ia faz de Ia tierra tambien lo deja traslucir en su vida pol (tica. En ocasi6n del Ill Congreso de Ia Comunidad Latinoamericana de Escritores, realizado en Puerto Azul, Venezuela, en julio de 1970, Pablo Neruda pronuncia el siguiente discurso: "Saluda con respeto. Hablar ante escritores es hablar ante el espejo . Nuestras frustaciones, Iimitaciones y defectos, n uestra comprensi6n despiadada, nuestra mutua incompresi6n salen de nosotros mismos. Nos conocemos. Tratamo s rle construir una fragil fraternidad, rodeados por enemigos sombrlos. Urdimos el camino individual de nuestros sueiios y luego vemos que se trata del camino de todos, el antiguo joven humanismo eterno que fue defendido ayer por tantos otros que eramos a Ia vez nosotros mismos. Una brillante generaci6n de escritores ha surgido, llenandonos de orgullo. Y bien dijo mi compatriota Braulio Arenas: no son solo los del Boom, hay muchos mas. Un sal to gigantesco se prepara para crear n uestra mayor grandeza al mismo tiempo que se acercan nuestros pueblos a una verdadera independencia. Vivimos, sin embargo , una epoca que sobrevive; hab itamos aun un continente a margo. La represi6n en Guatemala y Santo Domingo denunciada en este Ill Congreso de Ia Comunidad Latinoamericana de Escritores, Ia condici6n humillada de Puerto Rico; las tinieblas criminales que envuelven a Haiti; Ia herida siempre abierta de Nicaragua; las torturas que en Brasil son pan de cada d(a; los escritores siguen encarcelados en Bolivia. Cuba esta cercada por un boicot impuesto desde el Norte a nuestras republ icas, bo icot que no deja pasar alimentos ni medicinas ni Iibras. En Paraguay las carceles estan llenas de presos o lvidados. En Chile, mi patria, ya va siendo costumbre d isparar sabre grupos de obreros o estudiantes. Hablo de estos dolores porque nos siguen, nos rodean y nos advierten un deber comun, un deber del pensamiento, de Ia conciencia y de Ia expresi6n . Pidi6 en su discurso el Presidente Caldera, el 3 de julio, que llevaramos Ia esperanza a nuestros pueblos. Es ciertamente esa una parte de nuestra profesi6n : somas tal vez de una manera o de otra profesores de esperanza. Como es tambien tarea de escritores Ia denuncia de Ia iniquidad. Que Ia conciencia de cada uno de nosotros halle el camino mas justa para ayudar a Ia liberaci6n y a Ia dignificaci6n de los pueblos de Ia America dolorosa que es nuestra raz6n de ser, nuestro amory nuestro tormentoso destino". (9) Ese mismo aiio Neruda pub! ica su Iibro Las piedras del cie!o, en el que nos presenta al mundo filtrado a traves del topacio, de Ia piedra rodante, de Ia turquesa, a quien tiernamente llama su novia:

Turquesa, te amo como si fueras mi novia, como si fueras mfa: en todas partes eres : eres recien lavada : {9) Comunidad Latinoamericana de escritores. boletln 9 . "Congreso latinoamericano de escritores" Vene zuela. Libros de Mexico, 1970. p. 21

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recien azul celeste: recien caes del cielo: eres los ojos del cielo: rompes Ia superficie de Ia tienda y del aire; almendra azul; una celeste: novia1 o . Neruda nos cuenta que en el principio del mundo Ia piedra ya existfa, y desde entonces ha desempefiado su labor. Primero se encarg6 de endurecer Ia tierra; una vez lograda esta tarea, empieza a moverse, se multipl ica y va tomando formas distintas: se convierte en paloma, se convierte en campana, en viento, pero Ia magia debe acabar algun d fa y ya purificadas, sin asperezas, las cosas volveran a su estado ~rimitivo . El poeta, a lo largo de su libro, va haciendo un interesante recorrido por las piedras y termina gritando : Alia voy, alia voy, pied ras, esperen! Alguna vez o voz o tiempo podremos estar juntos o ser juntos ... 11 1971 sera un afio trascendental en Ia vida de Neruda. El 15 de abril se da a conocer el nombramiento del poeta como embajador de su pa(s. "Pablo Neruda, como embajador chileno en Paris, hace brillar el regimen de Allende"; este sera el comentario general. El 18 del mismo mes, esde Paris, Neruda hace una declaraci6n pub Iica en Ia que reconoce su error al creer en Stalin; nos dira.: "Soy culpable, pero cabe preguntarse quien no lo es, lo importante es que no he reincidido ". Esta decepci6n no es tan reciente, ya dos afios antes, en su libro Fin de mundo habla manifestado con un poema, titulado "EI Culto (II) ", su equivocaci6n al creer que el sucesor de Lenin realmente luchaba por los intereses del proletariado.

Un mi116n de horribles retratos de Stalin cubrieron Ia nieve con sus bigotes de jaguar ... Fue Ia proliferaci6n de aquel impasible retrato Ia que incub6 lo desmedido .. . Pero Ia luz se descubri6 y recobramos Ia raz6n: no por un hombre y por su crimen arrojar(amos el bien a Ia bodega del malvado : recu peramos el am or y seguimos de pueblo en pueblo mostrando al hombre Ia verdad y Ia bandera venidera.I2 ( 10) Pablo Neruda. Las piedras del cielo. 2a. ed . Buenos Ai res. Losada, 1971. pags.13, 14. ( 11) Pablo Neruda. las piedras del cielo. 2a. ed . Buenos Aires. Losada, 1971. p. 83. (12) Pablo Neruda. Fin de mundo . Buenos Aires. Losada, 1969. pags. 108, 109.

El poema comprueba su desiluci6n con respecto a Ia persona de Stalin, pero reafirma su posicion ideo16gica y pol ftica . 21 de octubre, fecha memorable, por todas las partes del mu ndo corre Ia gran noticia, todos los peri6dicos en idiomas diferentes anuncian: "Pablo Neruda, Premio Nobel de literatura 1971 ". La Academia Sueca de las Letras califica Ia obra del escritor de "Poesfa que con el efecto de una fuerza natural hace revivir el destino y los suefios de un continente". Pablo Neruda, que se encontraba en Pans, al saber Ia noticia dec lara: "jamas me he sentido mas c.ompenetrado con el pueblo chileno que en estos momentos", y agrega, "Yo no he amado mas que Ia poesfa en mi vida." Con motivo de este gran acontecimiento, muchas personas hacen sentir al poeta Ia admiraci6n que tienen por el y por su poesfa y lo felicitan por su exito. Entre algunas de estas personas podrfamos mencionar a Salvador Allende, desde luego, quien lo hace a nombre de todos los chilenos, a muchos otros, y aun a su contrincante Iorge Luis Borges. Sera hasta el 10 de diciembre cuando Pablo Neruda, junto con los demas galardonados, recibira oficialmente su premio. En esa ocasi6n el sirve de portavoz de sus compafieros para hacer manifiesto su agradecimiento por Ia distinci6n concedida. Dijo que el y sus compafieros hablan viajado "desde Ia ermita del escritor, desde Ia penumbra de los laboratories, para reunirse bajo estas luces que nos complacen pero tambien nos enceguecen . .. ". Neruda, en esos momentos de gran emoc1on, se confirma no como un poeta para un grupo restringido de gentes, sino como un cantor del pueblo, afirm6: "Yo pertenezco a las masas, no a unos pocos selectos, y hoy me siento acompafiado de esas gentes invisibles y es en su nombre que quiero agradecer a Ia Academia Sueca de las Letras el honor que me han conferido". En ese afio muchos seran los crlticos que analizan Ia obra de Neruda. Saul Yurkievich realiza un ensayo titulado: "La imaginaci6n mito16gica de Pablo Neruda". Yurkievich hace un anal isis de Ia obra de Neruda; fija su atenci6n principalmente en Tentativa de hombre infinitivo y en Residencia en Ia Tierra y de esta ultima se interesa en especial por el poema "Galope muerto". Para darle mas valor a su ensayo Yurkievich utiliza algunas declaraciones hechas por el mismo Neruda, como Ia dirigida a su amigo Eandi, en noviembre de 1928, en Ia que manifiesta el concepto que tiene del oficio del hacedor de poesfa; para Neruda "EI poeta no debe ejercitarse, hay un mandato para el y es penetrar Ia vida y hacerla profetica: el poeta debe ser una superstici6n, un ser mftico ... Ia poesfa debe cargarse de sustancia universal, de pasiones y cosas". Yurkievich logra penetrar en lo mas profundo de Ia obra del poeta y encuentra que "La naturaleza es para Neruda origen y fundamento, Ia potencia primera, Ia realidad por excelencia cuya sacralidad reverencia y cuya fuerza quiere poseer hasta Ia saturaci6n y el anonadamiento ... Lo que Neruda exalta y reverencia no reside en las jerarqu las celestiales, trascendentales, nes concretas, ultraterren as, sino inmediatas de Ia l't_A~O~ULTA

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reproducci6n, Ia descomposici6n y recomposici6n de to viviente, las mutaciones de este cielo y esta tierra; todo, noche, lava, oceano, mareas, alba, esta para el entraiiablemente, carnalmente ligado con Ia vida huma-

na".l3 Existen otros muchos estudios en torno al Nobel de literatura 1971; mencionare solamente algunos de ellos: E/ monismo ag6nico de Pablo Neruda (Estructura significado y filiacion de "Residencia en Ia tierra") realizado por Alfredo Lozada, quien difiere de Ia interpretacion que Amado Alonso hace de Residencia en Ia tierra, por considerar que el materia probatorio que ofrece es "con frecuencia erroneo e inadecuado".14 Para Lozada a Neruda to agobia Ia tarea de encontrar el Iugar que ocupa el hombre en el vasto diseiio y en especial el papel que desem pen a en Ia desintegracion, y afirma que el poeta da "una respuesta viva, contemporanea••• llega a constatar en carne viva - para su generacion- que Ia destruccion procreadora equivale efectivamente at ciego impulso sexual, a Ia servil violencia de Ia carne, cuando los atributos impersonates y aun hostiles de las fuerzas naturales no son de algun modo modificadas por el calido aporte humano, cuan. do al impulso primordial no to redimen el cariiio y el respeto a Ia vulnerable integridad de Ia persona humana", interpretaciones que Lozada saca de "Las furias y las pen as." Is Es importante recordar Ia Antologfa escencial realizada por Hernan Loyola, quien ademas de ofrecernos 13 Saul Yurkievich. Fundadores de Ia nueva poesfa latinaamericana. Espana. Barral. 1971. pags. 17 4, 17 5. 14 Alfredo Lozada. El monismo ag6nico de Pablo Neruda. Mt!xico. Costa-Amic. 1971. p. 7. 15 Op. cit. p. 9.

un prologo que define at poeta como traductor y recolector de las peripecias contemporaneas "del hombre de America Latina", hace una interesante seleccion de los poemas de Neruda inscritos en mas de treintitantos libros, de 1920 a 1970. El 7 de abril de 1972 Pablo Neruda llega a Nueva York invitado por el Pen American Center para participar en las celebraciones con motivo del quincuagesimo aniversario de Ia fundacion de esta instituci6n. El d fa 10 pronuncia un d iscruso en el que censura a los enemigos del progreso chileno, dijo en esta ocasi6n: "Los guerreros secretos se proveen de todas las armas para desviar el destino que escogio el pueblo de Chile • . . Como en esta clase de guerras, los canones parecen haber pasado de moda, usan un arsenal antiguo y nuevo. Se pueden all f escoger los do lares, las flechas, las industrias telef6nicas y telegraficas: todo parece justo para defender a los viejos e irracionales privilegios" y_ termina su discurso diciendo: "No se si sera indiscrecion de un poeta que solo tiene un aiio de embajador". Durante su estancia en Nueva York realizo otras actividades, dio dos recitales, uno de ellos en el salon Hammarskjold, en las Naciones Unidas y el otro en el Poetry Center • El d fa 13 tiene una charta en Ia Universidad de Columbia, con profesores y estudiantes. Un d fa despues regresa a Parfs. El 28 de abril, en Ia Universidad de Puerto Rico, Concha Melendez lee su conferencia titulada: Pablo Neruda: Residente en Ia tierra y amador de America. La conocida cr ftica literaria, hace primeramente referencia a otro estudio que dedico at poeta, aiios atras, y que se titula su extremo imperio. . ~ons!dera que a

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hizo este primer ensayo, le augur6 al poeta "posibles imperios en su ansia", no imaginaba que ese imperio alcanzara tal magnitud. Le parece asombroso ver como el poeta va acercandose cada vez mas a Ia naturaleza y como logra confundirse en ella. Concha Melendez nos dira a este respecto: "La aspiraci6n de residir en Ia tierra, consciente de sus problemas vegetales y minerales, lo acerc6 a Ia zoologfa y a Ia geologia; a ofr el ritmo de las estaciones; el golpear de Ia lluvia y el viento: todo lo que Ia tierra es y <3:limenta, lo quiere suyo con anhelo planetaria, que no he encontrado en ningun otro poeta en ni larga experiencia de estudiosa. En Ia primera parte de su poesfa residi6 en Ia tierra, mas sin lograr Ia penetraci6n total que buscaba" .16 Otro de los aspectos de Ia obra de Neruda estudiados por Concha Melendez, en el presente ensayo, es el afecto cada vez mas creciente que el poeta va a desarrollar en torno a nuestra America, ese amor que lo movi6 a escribir poemas tan emotivos como el dedicado a las "Alturas de Machu Pichu". Extiende su estudio a obras mas recientes como Fin de mundo, Las piedras del cielo, se despide cantando con el poeta el ultimo verso del ep flo go al libro Las uvas y e/ viento.

Que suban los racimos que los propague el viento as( sea. Repite Concha Melendez para enfatizar iAsf sea! Para el mes de mayo, despues de este per (odo de tanta agitaci6n para el poeta, Neruda ya tiene preparado otro libro, Geograf(a infructuosa, en el que hace una nota de claratoria que es importante copiar: "EI ano de 1971 fue muy cambiante para mis costumbres. Por eso y por no parecer enigmatico sin raz6n esencial dejo constancia de desplazamientos, enfermedades, ale路 grfas y melancol las, eli mas y regiones diferentes que alternan en este libro. Algo fue escrito entre Isla Negra y Valparaiso, y en otros caminos de Chile, casi siempre en autom6vil, atrapando el paisaje sucesivo. Tambien en automovil muchos otros poemas fueron escritos en otono e invierno por los caminos de Ia Normand Ia francesa.I7 Este libro se inicia a plena luz, sus primeros versos nos preludian una alegre musica de campanas cristalinas:

A plena I uz del sol sucede el d (a, el d(a sol, el silencio sello, extendido en los campos del camino.Is Pero esta luz brillante poco a poco se va extinguiendo y de Ia musica de las campanas solamente va quedando el eco, pues el poeta ya no manifiesta su antiguo entusiasmo ante Ia vida, sigue viendo las fall as que antes notaba, pero ya no propane soluciones: parece estar cansado. Ahora se presenta como un 16 Sin n ombre, "Pablo Neruda: residente e n Ia tierra y am ador de America". Concha Me lendez. p. 17. 17 Pablo Nerud a. Geograffa infructuosa. Buenos Aires路Lo路 sada. 1972. . 1 8 Op. w. p. 9.

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El 5 de febrero de 1973 Pablo Neruda renuncia a su cargo de embajador de Chile en Pads y ante Ia Unesco. Tres dlas despues, se da publicidad a Ia carta en Ia que pone a disposici6n del presidente Salvador Allende su renuncia indeclinable; en ella recuerda al primer mandatario que al aceptar el cargo de embajador, lo hizo manifestando que lo asumirfa por un corto tiempo. El poeta se siente satisfecho, pues considera que los lazos que unen a Chile con Francia se afirmaron durante el ejercicio de sus funciones. El poeta concede a Ia revista mexicana Siempre! Ia ultima entrevista period fstica de que se tiene not icia.

blanco abuelo que cuenta historias a sus nietos y que recuerda a sus seres queridos ya desaparecidos:

Deje de ver a Federico . . • Tambien Miguel es invisible ... De cuanto arne, que pocas cosas me van q uedando para ver, para tocar para vivir. 1 9 Constantemente esta aludiendo a Ia muerte, ya ve las cosas desde Ia puerta, parece que esta a punto de de sped irse. Las evocaciones del ambiente que lo hizo tan feliz, ahora estan cargadas de tristeza, estan cansadas. Quiza piensa que ya es tiempo de que regrese a su estado inicial , a ser piedra.

lncitaci6n a/ nixonicidio y alabanza de Ia revoluci6n chilena, sera el ultimo libro que el poeta vea publicado; con el da una contribuci6n a sus compatriotas chilenos para que sientan el apoyo que les envla desde el si116n en que se encontraba casi inm6vil debido al cancer que poco a poco estaba acabando con su fortaleza y dominio ffsicos, pero sera a partir del 11 de septiembre cuando el poeta se ve fuertemente agravado; Ia dolencia ffsica se ve sobrepasada por Ia dolencia moral que le produce ver a sus hermanos pisoteados por los imperialistas que siempre estan dispuestos a frenar el desarrollo humano. El asesinato de su compafiero y amigo, el presidente Salvador Allende, lo sumira en una profunda tristeza. La fortaleza y el optimismo de Neruda poco a poco han venido desvaneciendose, ve realizadas esas terribles pesadillas que tanto lo aquejaron, su coraz6n se ve gravemente afectado; Ia tristeza le obliga a callar su canto para siempre. El d fa 23 de septiembre, el poeta s~ despide definitivamente del mundo, pero este se mega a contestar el adios. El cortejo que acompafia el cuerpo del escritor a esa tierra que lo transformara en parte de ella misma para seguir sustentando a Ia humanidad, clamara emocionada: "Camarada Pablo Neruda... iPresente! ... Camarada Salvador Allende •.. iPresente! . .. iPresente! ... iPresente ahora y siempre! "

Yo encogido, sin calles ni v1tnnas, callada mi campana de cristal, con mi pequef\a espina lastimosa voy sin vivir, ya mineralizado, inm6vil esperando Ia agonla, mientras florece el territorio azul predestinado de Ia primavera.2o En los primeros d las de diciembre regresa a su patria, despues de dos afios de ausencia. " El pals recibe con los brazos abiertos a su poeta ••. " , dijo el vicepresidente de Ia Republica, general Carlos Prats, al darle Ia bienvenida a Pablo Neruua. El dfa 5, del mismo mes, todo el pueblo chileno organiza un homenaje al poeta, en el Estadio Nacional. Allende, que se encontraba en Argel en esos dlas, envla un saludo a Neruda por este justo homenaje. 22 Pablo Neruda. Geograffa Jnfructuosa. Losad a. 1972. p. 50. 23 Op. cit. p. 138.

Buenos Aires.

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ERNESTO MEJIA SANCHEZ

ENTRE VISTA CON PABLO NERUDA

Nunca trate mucho a Pablo Neruda, aunque tuve Ia oportunidad de tenerlo cerca en varias posadas del mundo; por eso vale narrar c¡o n detalle Ia ultima vez que lo vi, un dla que me concedi6 casi entero. Esto no quiere decir que antes hubiera sentido despego por su obra; por el contrario, desde muchacho lo lef hartamente, con Ia pasi6n del joven, y no en sus Veinte poemas de amor y una canci6n desesperada (esta ultima, habrla que decirlo alguna vez, procedente del libro de Cervantes: I, 13-14} ni en su "Farewell", que ya hadan suyo las recitadoras, sino en sus dos primeras Residencias originales, ediciones madrilefias de Cruz y raya, que para mf siguen siendo lo mas granado de su obra, quiza por el golpe inicial que me produjeron. No dudo que despues cosech6 frutos mas numerosos: duros, fuertes, acidos o dulces, profthicos o nostalgicos y hasta sentimentales o descorazonados; todo eso, creo sin mucha fe, se encontraba ya maduro y cefiido en el "residente en Ia tierra", que fue toda su vida Pablo Neruda. Cuando se despidi6 por primera vez de Mexico, agosto de 1943, yo no habfa llegado; cuando volvi6, despues de persecuciones y enfermedades, septiembre de 1949, lo vi alguna vez en casa de Manolo Altolaguirre, ocasi6n en que este le mostr6 mis dos primeros impresos y le tom6 Ia famosa fotograffa de los pies desnudos. Si en este punto me engafio, no puedo olvidar que Ia copia que tengo me Ia obsequi6 Manolo, con aut6grafo de Neruda en tinta roja. Por entonces, "enfermedades en su casa", hadan a Neruda permanecer en ella rodeado de partidarios mas que de poe tas, aunque a veces se junt_aran ambos en una misma persona. De lo que s( estoy seguro, en esta epoca, es de que un partidario me ofreci6 una fajilla de reclame para otro impreso que por entonces ten fa en Ia impren-

ta (el texto de Ia fajilla lo firmarla Neruda, ror supuesto, si yo ingresaba formalmente a Ia Iglesia del Partido) . Recuerdo que se lleg6 a redactar: "Otra vez Nicaragua canta con voz universal Pablo Neruda"; pero al no aceptar Ia condici6n, ignoro si Neruda supo de una cosa o de Ia otra, o de amb"as a Ia vez. Tampoco pudo saber que quise ser subscriptor del Canto general, que aparecerla en abril de 1950; fui con un amigo querido a ver a Marla Asunsolo al efecto, que vivfa en Ia placita o parquecito Pasteur, a un . paso de Ia Reforma, pero ya las subscripciones se habfan agotado. Fue una lastima y Ia unica oportunidad que tuvo mi patria original de figurar en Ia lista de los veintitantos pai'ses auspiciantes, no gubernamental sino personalmente. Tengo muchos libros suyos dedicados de su mano y otros obtuve para amigos de cerca, al igual que otros hicieron con los mfos. El primero, El habitante y su esperanza, u.nico que logre conservar entre mis 'navegaciones y regresos', de sus libros en prosa de 1926, que yo estimo en mucho, a pesar de su declaraci6n de '"no entregar a Ia prosa los hallazgos de Ia poesla", tiene una curiosa errat a caligrafica: en mi primer apellido escribi6 una s de mas al final, quiza recordando a mi antihom6nimo Sanchez Mej fas; alguien se lo dijo y enmend6 el signo con chistoso pajarito, equilibrandolo co" una flor a Ia izquiercja. El texto dice: "su amigo que le recordara en los Mares del Sur". Por lo visto en ese momento era lefsta; pero mas que todo bibli6filo de sf mismo: se neg6 terminantemente a devolverme los Primeros poemas de amor (Los Veinte poemas}, que le habfa editado Manolo Altolaguirre en sus Ediciones Heroe de Madrid, poco antes de que se desatara Ia Guerra Civil de aleg~ndo inocente y taimadamente de que c6 1)11:~&9 v.o UJi Jibr..,.liiUtlii ~lliLT'A ~ac1onal ae •.&\.UNio\'"U Digitalizado par BellasArtes


el no tenia. El razonamiento no tan brillante y convicente que se diga, pero le deje Ia edicion de buen grado , Los anos sesenta tuvieron una mayor aproximacion, aunque no personal. En 1964 llego a Mexico el biografo mas denso y encarnizado de Neruda (encarnizado en el sentido de minucioso, puntualizador y exigente, no en el de danino, como quisieran algunos): Emir Rodriguez Monegal, a dar unos cursos y con El 11iajero inm611il en trama. A pesar de invitado por una institucion que me es adversa, pero que aprovecho mis mejores anos mozos, no d ud6 en acercarse a m I, sabedor que las Obras del fundador de esa casa estaban en m is manos, y que por ese medio pod fa develar un cap ltulo oscuro de Neruda: Ia relacion epistolar entre Alfonso Reyes y Hector A. Eandi, que tanto hicieron por extraer del Oriente y situar en Europa al Neruda de Residencia en Ia tierra. Naturalmente que lo primero que hice fue relacionar a Rodriguez Monegal con Manuelita, Ia viuda de Reyes, y con su anuencia y buena voluntad, repasar el archivo y coordinarlo con las cartas de Neruda a Eandi; Ia de 21 de noviembre de 1930 es bien decidora: "Que bueno ha sido ese Alfonso Reyes. i.Debo escribirle dandole las gracias? Mejor sera que cuando aparezca mi nuevo libro se lo man de con algunas Ilneas." En El 11iajero inm611il. lntroducci6n a Pablo Neruda se narra con detalle toda esta malla de cartas (pp. 63-75) y se hacen los reconocimientos de rigor (pero exagerados en cuanto a mf): "a dona Manuela Reyes, viuda del gran pol{grafo mexicano, que desde Ia capilla alfonsina preside Ia continuidad viva de una obra que no ha cesado de multiplicarse, a pesar de Ia desaparicion flsica de su creador: ella me dio Ia correspondencia de don Alfonso con Neruda y con Eandi, que se citan en el texto. Tambien me ayudaron Ernesto Mej(a Sanchez, desvelado editor de Reyes y erudito verdaderamente .. ." (p. 334). La obra de Rodriguez Monegal se term ino de imprim ir el 19 de agosto de 1966, pero dos a nos antes, justamente, Neruda Ia conocfa en su original, segun se sabe por unas palabras que pronuncio en Ia Biblioteca Nacional de Santiago de Chile (Obras camp/etas II, pp. 1118-1119), de tal manera qu e no es improbable que haya visto mi nombre entre los reconocimientos que acabo de citar y que en julio de 1966, en Tlalpan, en casa del maestro Wenceslao Roces, haya firmado, con una preciosa caligraffa arquitectonica, a ruego del comisario jose Ignacio Mantecon, el primer volumen de sus Obras camp/etas, dedicandolo a una persona ausente, quiza evocada ahf por un rapto de su fabulosa memoria. Anos mas tarde, recordo firmemente el momenta y a cada uno de los concurrentes a Ia casa de Tlalpan. (Tam bien de los sesenta datan magn fficos obsequios para mi coleccion nerudiana: en primer Iugar el ejemplar No. 147 de Oceana, edicion de 310 ejemplares, hecha en La Habana a principios de 1961, que debo al poeta Eduardo Lizalde . / En septiembre de 1962 me firm6 en Oxford Pablo Luis Avila su Viaje a/ coraz6n de Neruda (Torino, Gheroni & Co, 47 pp. en romanos) que es el mismo ensayo introductorio a Ia Anto/og/a poetica de Pablo Neruda, publicada por los Quaderni lberoamericani de Giovanni M. Bertini, en el mismo

ano. El primer impreso ingreso a las Cantos ceremoniales, tambien de 1962. En 1969 el poeta comenz6 a publicar una serie de art(culos periodlsticos; Excelsior, de Mexico, en su "Diorama de Ia cultura", dio a luz varios de ellos, entre ellos aquella "Nostalgia nerudiana: se ha perdido un Caballo 11erde", 16 de noviembre de 1969; creo, sin ofensa de nadie, que con solo leer el titulo tuve el arranque inmediato de enviarle un Caballo 11erde que yo me tengo, el No . 1, adquirido en Madrid el ano anterior, en Ia Librerla de Leon Sanchez Cuesta; pero Neruda necesita el 5-6, dedicado a Herrera y Reissig, que imprimi6 Manolo Altolaguirre, en Ia calle de Viriato No. 73, pero que debi6 llevarse Ia llamarada de Ia Guerra del 36). En Caracas, a 3 de julio de 1970, me toc6 estar a su lado, cuando cele!Jramos el lii 路Congreso de Ia Comunidad Latinoamericana de Escritores, reunido en Puerto Azul. Le pase papel o lapiz para Ia improvisacion escrita de su saludo. En el estrado cuchicheabamos como viejos amigos; hicimos una cita para despues del magno recital poetico que congreg6 Ia ultima noche a Ricardo Molinari, Sara de Ibanez, Leon de Greiff y al propio Neruda. Como de Mexico no pudo llegar Carlos Pellicer, presidente de Ia Mesa Directiva de Ia Comunidad, y a quien le correspondfa por edad y gobierno representar poeticamente al pals, tuvimos que elegir, rapidamente y con buena mano, a Eduardo Lizalde, que fue Ia sorpresa de Ia noche, por su juventud y gran calidad, que no desmereci6 ante ninguno de los mayores. As( me lo hizo saber Neruda Ia misma noche, cuando bajamos al sotano de Ia bib! ioteca del Ateneo; as( se gozaba en repetirlo dos anos despues, en Paris. Lo del s6tano tiene su historia y debo, sin imprudencia, contarlo como pas6: Ia cita estaba hecha previamente, como dije. Pero Neruda no sabla de que se trataba, de tal manera que algun amigo venezolano quiso interponerse o echarla a perder. Neruda ni yo cejamos; parec(a que esta actitud daba importancia al asunto. Sucedi6 o sucedla que poco antes del viaje a Caracas un grupo de antiguos amigos y colegas hablamos desayunado con el candidato a Ia Presidencia de Mexico, Lie. Luis Echeverria. El obsequio a los concurrentes con ejemplares lujosos de los Veinte poemas y de los Cien sonetos de amor, Me expreso su gran admiracion por Neruda y como guardaba como tesoro el manuscrito de Un canto para Boll11ar; hasta me propuso para algun d la hacer Ia edici6n facsimilaria del manuscrito. Yo le dije que dentro de pocos dlas verfa a Neruda en Caracas, que le comunicarla ese proyecto y que si deseaba que le llevara alguno de los libros que se obsequiaban entonces para que se lo dedicara. Accedi6 gustoso y cum pi ( Ia misi6n, quiza excesivamente, pues al momenta de firmar el ejemplar comunique a Neruda que ese dla el Lie. Echeverria ya era Presidente electo de Mexico. Esto le produjo gran alegrla y hallo Ia oportunidad de pedir, con Ia mayor discreci6n, Ia libertad de jose Revueltas, en una posdata de Ia dedicatoria_ Neruda habla lamentado publicamepte, en el discurso de d las antes, Ia prision de Revueltas; me parecio de buena ley contribuir a que pidiera su libertad, como, efectivamente, se logro por el, aunque no con Ia rapidez de mi vuelo de Caracas a Parte, a pedirle su firma en Mexico. Me limite nSt1tuto , Un canto para ~a>blb?Jar8e Pt~t(YNj(ttJLTA

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estandc ambos en Caracas, patria del Lmertador. En los Veinte poemas solo deje que escribiera su nombre y Ia fecha, en espera de alguien que los merezca, que no yo. En abril-mayo de 1972 estuve en Paris y Burdeos por el Coloquio lnternacional . Jose Marti, organizado por Ia Universidad bordelesa. Tuve Ia fortuna de encontrar viejos amigos en ambas ciudades; de ver Ia ultima exposicion de Picasso en su ultimo dla, 29 de abril, en Ia Galerie Felix Vercel, y Ia premiere mundial de George de La Tour, en Ia Orangerie, a mediados de mayo. A Neruda no pude verlo, estaba fuera de vieja villa; pero le deje un saluda por media de Robe rto Armijo y de Jorge Edwards, su secretario, y las primeras ediciones del Nuevo canto de amor a Stalingrado y de Ia Tercero residencia, que a m i regreso en octubre me devolvieron "cordialmente" firmadas. Es clara que tengo o tenia mas Iibras suyos, pero nunca quise fatigarlo ni con mi admiracion ni con su escritura. En el octubre de 1972 me atrev( a llevar tres suyos, por si acaso lo vela. Esto lo hicieron posible, como en el caso de las firmas de mayo, Roberto Armijo y Jorge Edwards. Nos recibio el 12 de octubre. Esto lo he referido en un poema en prosa, pero ahl esta como condensado y emocionado el dla casi entero que nos dedico. Naturalmente era d(a feriado para las embajadas, legaciones y consulados de Ia Amerique Latine y el hombre no dejaba de tener sus compromisos, ademas de los achaques que le hablan sobrevenido. Asl y todo fue un gran dla: como el rondo feliz de una amistad, con modo o moderato, de toda una vida iniciada a Ia altura de su Crepusculario y que lo alcanzaba y segu fa leyendo hasta su Geograf(a infructuosa; sin halagos, consignas ni inclinaciones, so lo sostenida por los amigas y los Iibras y sobre todo por ese hilo duro y tremante, de esa otra santidad, que es Ia poesla.

Tomamos el metro en las Tullerlas y hacienda algun cambia llegamos a Ia Motte-Piquet y Ia Place du Chili, sede de Ia Embajada. Neruda nos esperaba desde temprano, palido y de negro " hasta los pies vestido"; sin embargo, tuvimos una primera interrupcion: una enfermera, que el bromeando Ia llamaba "Ia vampiresa", tenia que tormarle una muestra de sangre; el, exagerando, dijo que le extrala un litro diario. Nos sentamos un rato, en un salon del piso bajo, para ver los Iibras de obsequio que le llevaba. Todo lo publicado sabre Nezahualcoyotl hasta ese octubre, por encargo de Ia Comunidad Latinoamericanade Escritores, con objeto de avivarle su pas ion por el poeta ind (gena mexicano, para ver si le "sal Ia" algun poema en el cuarto centenario. Examino los Iibras con detenimiento, gozando con las paginas e ilustraciones. Puse en ultimo termino, abajo del grupo, Ia edicion del Acolmixt/e Nezahua/c6yotl, de Salomon de Ia Selva, que yo habfa preparado con un prologo. Fue el primer libro que tom6, en contra de mi prevision de que podrfa tener cierto despego por las ultimas actividades y actitudes pol fticas del nicaraguense. Suced fa todo lo contrario: contaba para el su poesfa, que admiraba en grado sumo, de manera que Ia platica, insensiblemente, se concentro en el. Me pregunto Ia fecha de su muerte (5 de febrero de 1959) y el sitio donde murio. Le conteste: Paris, Mqntana Hotel, cuarto catorce, rue Saint-Roch No. 12, premier arondissement, precisamente donde estoy hospedado. No dejo de alarmarle Ia coincidencia, a Ia que replico con una arruga mas en el entrecejo. Despues pregunto por los otros hermanos De Ia Selva, el pol ftico, dijo; el escultor, dijo. Todos son muertos, le replique. Se hizo un feo silencio, que el mismo interrumpio: ~~~~~ mo n era un gran poeta; hay . ~ue .sacarlo del oi~.J~~~g~~~c!lt~ SI~~~~AtOLTA

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prometo una presentaci6n para hacer un volumen como los mfos de Losada. Armijo puede hacer una crltica y tu una biografla, que vayan despues." Ambos prometimos (y aun estamos en lo dicho). Luego agrego: "Mi presentacion no puede ser muy larga, una pagina y media, para que se imprima en pagina frontal y termine a Ia vuelta." Aqu ( hubo otra interrupcion. Llegaron de pronto unos 40 baletistas y cantores chilenos que deseaban compartir un rato con su embajador. Neruda nos explic6 que actuarlan esa noche en el Palais Chaillot y que deb famos ir a verlos; tambien nos propuso, que para seguir conversando, podIa hacerlos esperar un poco, ;:>ara quedarse con nosotros, o que nosotros esperaramos un rato, porque iba a saludarlos a cada uno personalmente y a dirigirles unas palabras. Opta路 mos por lo segundo, que no paso de diez minutos. Estuvo de nuevo con nosotros haciendo recuerdos de los amigos de Mexico, mexicanos y espafioles. Roces lo habfa visitado recientemente; estaba ahora en un con路 greso en Belgica y luego volveria a Paris. Del comisario Mantec6n supo que trabajaba yo a su lado. Elogi6 su conocimiento de los libros y su buen humor. Tom6 un ejemplar del Retrato de mi madre, de Andres Henestrosa, edici6n que lleva un pro logo m (o, y dijo: "No te equivoques, es una obra esta de Andresito." Sonri6 de satisfacci6n al saber que Revueltas estaba libre. Sin transici6n nos invito de inmediato a instalarnos en su despacho~studio de arriba, donde estaban sus libros, los suyos y los preferidos por el. Quer(a mostrarme su coleccion dariana, en particular. Aproveche el momento para hacer lo mismo con mi "nerudiana": Aquel primer Caballo verde, de octubre de 1935; las paginas de su pr61ogo a Muerte a/ invasor, de llya Ehrenburg (Mexico, 1943), que el no tenfa, segun me dijo, ni

con stan en sus Obras, y que tuve el gusto de obsequiarle; una fotograffa en el aeropuerto de San Jose de Costa Rica, al lado de don joaqufn Garda Monge, Fernando Lujan y Alfredo Sancho, que ni siquiera conoda y que tambien le obsequie; y Ia fotograffa de los pies descalzos, autografiada, que me regal6 Altolaguirre, y que tampoco tenia; IT'e adelante a ofrecerle negativo y copias brillantes para sus Obras, lo que al fin pude cumplirle, desde Mexico a Chile, el 3 de enero de este afio. Neruda subio lentamente en un pequefio elevador con asiento; cuando Armijo y yo ascendimos por Ia escala de caracol todavfa nos dio tiempo para abrirle las puertecitas del despacioso artefacto. Nos insta16 en el despacho, en c6modas poltronas verdes, entre sus libros queridos y los suyos que iban apareciendo. No descansamos demasiado. Comenz6 a hablarnos de Ia poesla de Nicaragua, en especial de Pablo Antonio Cuadra, a quien mucho estimaba: "iUstima que se nos hizo franquista! ", dijo de veras muy lastimoso. Yo le explique que eso hab(a sido una racha de Ia Guerra Espanola, que dividio a todo el mundo hispanico, pero que Cuadra habia rectificado muy valientemente y ahora en Nicaragua no solo era un hombre limpio dentro de Ia oposici6n somocista, sino que habfa sufrido persecuciones y prisiones. Mucho lo satisfizo esta noticia. Recordaba los Poemas nicaragilenses (Santiago de Chile, 1933), impresos por Nascimento, Ia editorial que publico sus primeros libros . Yo conoc( uno de ellos enviado por Neruda a Cuadra, tal vez muy juvenil, arrogante o profetica: "AI otro Pablo de America. Pablo Neruda." Sabfa poco de joaquin Pasos y de Manolo Cuadra. Nad a de Carlos sobre Ernesto Card e. n,al, Q1e da pena m~IN!a~ ra~efrc>f~NAOOLTA

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0 Naturalmente era el nombre de Nicaragua que en los ultimos anos llegaba a sus o(dos con mas frecuencia. No creo que lo creyera un competidor; mas bien lo que rechazaba era Ia mezcolansa cat61ico-marxista, o quiza su cubanismo desenfrenado o irracional. 0 parecia desconfiar de que su comunismo fuera verdadero. Una frase que memorice mas por lo ir6nico que por lo justo, cerro el tema: "iEse Cardenal es demasiado comunista.•. ! " De Mexico recordaba con aprecio, ademas de los mencionados Henestrosa y Revuelt!lS, a Cardona Pena (que el consideraba mexicano) y a Efraln Huerta. Se detuvo un momentu para elogiar a Lizalde: "Ese poeta que ustedes se sacaron de Ia bolsa en Caracas. i Ese es bueno! " Le h ice ver que a Lizalde debi6 conocerlo jovencito, principiante y que ahora hab Ia crecido por todas partes. Que lo unico que hab (amos hecho en Caracas era darle Ia alternativa. Sonri6 satisfecho. Volvimos a los libros. Comenz6 con Ia primera edici6n de las 1/uminaciones de Rimbaud (Leon Vanier, 1892); Los Cantos de Maldoror (Lacroix, 1869); nada de Paul Fort, como podrlan creer algunos, Y Darlo, Darlo todo, en primeras ediciones, y no solo raras, sino rar(simas. Me llam6 Ia atenci6n de inmediato, en relativo orden crono16gico en que estaban colucadas, una de Los raros, con Ia fecha de 1906 en el lomo, grabada en hoja de oro como pez de su ex-libris. "Esa edici6n no existe", fue mi reacci6n. Y Ia de Neruda fue de gran felicidad, pues quiza pens6 de repente que posela un milagro o una edici6n no registrada, por lo menos en mi memoria. La explicaci6n de caso fue bien sencilla; con solo abrir Ia port ada me di cuenta que se trataba de Ia primera edici6n de. 1896, bien rara por cierto, Ia primera que tenia en mis manos durante esta vida o de lo que de ella me quede (Buenos Aires, Talleres de "La Vasconia", 1896). Tamana sorpresa dio Iugar a otra. Neruda me pidi6, con generosa humildad o con Ia inocente gratitud de un nino al que uno le compone o le regala un juguete, que le escribiera de mi puno en Ia ultima pagina una nota notarial, que recuerdo mas o menos as(: "Esta es Ia primera edici6n de Los Raros, Buenos Aires, 1896. La silueta de Darlo que figura en Ia cubierta es de Eduardo Schiaffino", pues hasta las tapas conserva ese dichoso ejemplar. Le entregue el ejemplar; gozoso, quiso que pusiera mi firma y fecha al pie. Desde luego que lo hice honradfsimo. Esto dio ocasi6n a que me autografiara los ultimos libros suyos que el haya toeado: Ia Selecci6n que hizo Arturo Aldunate en 1943, de su vieja editorial Nascimento, ejemplar que me obsequi6 Augusto Monterroso al regresar de su destierro en Chile, de lo que Neruda se dio cuenta al momento, pues conserva dicho ejemplar Ia firma del donante y un ingenuo barquito de Ia misma mano. Hablamos ahora de Monterroso, de sus exitos crecientes, me pidi6 que en Ia primera oportunidad le enviara libros suyos, como en efecto lo hice, de acuerdo con el autor. En este ejemplar escribi6: "A Ernesto Mejia Sanchez, con un fraternal abrazo. Pablo Neruda. 1972 Paris." La segunda firma Ia puso en Ia segunda edici6n an6nima de Los versos del capitan (Buenos Aires, Editorial Losada, S. A., 1959), aclarando abajo " exan6nimo". La tercera en Ia primera edici6n de Las uvas y el viento (Santiago de Chile, Nascimento, 1954),

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edicion en gran formato, que habfa compra,do a mi regreso de Europa, en Ia librerfa de Ernesto Cardenal, en Managua, 1954. De Ia tres, podr(a ufanarme de Ia primera, por lo intimosa; pero yo prefiero Ia segunda, Ia de Los versos del capitan anonimo, pues ademas de dibujar en ella una graciosa y verde flor, como en Las uvas y el viento viene en ella Ia carta de Rosario de Ia Cerda (hoy sabidamente Matilde Urrutia) en que dice, hablando de autor: "No venia vencido . . . estaba lleno de ilusiones y de esperanzas para su pequefio y lejano pals, en Centro America. Siento no poder dar su nombre. Nunca he sabido cual era el verdadero, si Martinez, Ramirez, o Sanchez •.. " Algo me toea por el pals, por el ultimo apellido y aun por Ia parentela imaginaria de Ia remitente. He leldo muchas veces esta carta y me pregunto por que Matilde Urrutia (o Neruda) eligieron un "pequefio y lejano pals, en Centro America", como patria del capitan, y c6mo otearon el ultimo de los apellidos del ultimo de sus amigos en el autor an6nimo de 1952. La razon da muchas razones; Ia primera que se ofrece es esta: en Centro America (como escribe Rosario de Ia Cerda) suele creerse que no hay grandes poetas y que Sanchez es un apellido comun y corriente, lo suficiente para preservar el anonimato. Pero para m f, como para otro, que hay razones del coraz6n que Ia raz6n no comprende. Dejenme a ml con mi ilusi6n. Le digo que entre esos libros no esta todo lo que deja a los nuevos poetas de America en el II "Testamento" del Canto general. Le digo los versos. Es gozo extrafio o (rse en otra voz. Me dice que Ia mayor parte ya estan en Ia "fundaci6n Neruda" y que los que ahl tiene son los que viajan con el y que viajaran definitivamente a Chile. Todavfa tiene en secreta su proximo retiro, pero ya se le ve en los ojos, al mirar con que nostalgia anticipada, por Ia ventana, Ia copa de los arboles de Paris, en el otofio recien llegado, que ya no vera mas. Sigo diciendo el "Testamento". No se imagina Neruda que sepa tanto Neruda el visitante. Le respondo con Ia anecdota bibliog¡ratica de Juan de Alba, aquel poeta mexicano que publico Dios existe, en replica a Ia imagen del Nigromante del mural de Diego Rivera, Manana en Ia Alameda. juan de Alba tiene ah( dos versos que valen todo el libro y ademas una lecci6n de literatura contemporanea: "La antigua

juventud gongorinera I tornandose ha nerudataria." Entre risas logra decir casi un elogio: "Pero tu no nerudeas." "Nerudie de chico como todos los de mi edad." Otra interrupcion. Llega un espafiol viajante en los Pafses Bajos, que ha estado varias veces en Paris, sin ver, sin poder ver a Neruda. Jorge Edwards lo ha pasado casi sin consulta. El hombre cuenta que padecio carcel en Ocana, al lado de Miguel Hernandez, que Hernandez recordaba mucho a Neruda. Neruda permanece en silencio, compungido. Edwards me llama a su lado como para disculparse, realmente para decirme que el recien venido padece una halitosis que mata; ipobre el pobre, quiza algun virus adquirido en "Ia carcel! Se haec un silencio general. Neruda tendra seguramente una comida con los embajadores de Ia Amerique Latine. Es prudente retirarse. "Nos vamos, Pablo." "Te escribiremos." Por fin suelta el secreta: "A Ia Canciller(a de Santiago o a Ia Isla Negra." Me toma las manos en las suyas: " No te olvides dice, Ia obra de Salomon de Ia Selva." Despues el silencio. Sabido su regreso a Chile, le escrib( una primera carta el 3 de enero de 1973, por el afio nuevo y por darle algunas noticias gratas: Ia fotograf(a de los pies descalzos, las que tomamos en el octubre de Paris (muy malas) y por enviarle libros de Monterroso, Lizalde y Andres Henestrosa, ademas varias separatas y traducciones de Neruda al ingles, de Keith Ellis, de Ia Universidad de Toronto, que me pidio ponerlos en relacion. AI fin Ia buena nueva: que el Dr. Aguirre Beltran me hab Ia pedido una antologla suya para Ia colecci6n SEPSetentas, ya autorizada previamente por el, cuando el doctor estuvo en Paris, poco despues de octubre. La carta, el env(o todo, fue por conducto diplomatico, de Ia Embajada de Chile en Mexico a Ia Cancillerfa de Santiago; pero no tuve respuesta. El 30 de junio volvl a Ia carga, por correo aereo registrado, enviandole los libros de Salomon de Ia Selva y una posdata de Henestrosa. Le confiaba mi esperanza en su salud y en Ia salud de Chile. No obtuve respuesta; ahora menos. AI redactar estas I(neas, me ha II amado long distance K. Ellis, y me dice que una colega de Toronto. estuvo en Santiago en los d (as tragi cos y lo vio y por ella sabemos que recibio por lo menos Ia primera carta.

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Y fue a esa edad ... Lleg6 Ia poes(a a buscarme. No se, no se donde sali6, de invierno o r(o. No se como ni cuando, no, no eran voces, no eran palabras, ni silencio, pero desde una calle me llamaba, desde las ramas de Ia noche, de pronto entre los otros, entre fuegos violentos o regresando solo, all ( estaba sin rostra y me tocaba.


Yo no sabla que decir, mi boca no sabla nombrar, mis o jos eran ciegos, y algo golpeaba en mi alma, fiebre o alas perdidas, y me fui hacienda solo, descifrando aquella quemadura, y escribl Ia primera linea vaga, vaga, sin cuerpo, pura tonterla, pura sabidur(a del que no sabe nada, y vi de pronto el cielo desgranado y abierto, planetas, plantaciones palpitantes, Ia sombra perforada, acribillada por flechas, fuego y flares, Ia noche arrolladora, el universo.

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Y yo, mfnimo ser, ebrio del gran vacfo constelado, a semejanza, a imagen del m isterio, me sentf parte pura del abismo, rode con las estrellas, mi coraz6n se desat6 en el viento.


ENRIQUE JARAMILLO LEVI

EN TORNO A POESIA Y ESTILO DE PABLO NERUDA

Pablo Neruda es probablemente el poeta que mayor atencion, merecida, ha recibido en este siglo de parte de especialistas y publico lector. Sobre algun aspecto de su obra fecunda se han escrito miles de artlculos, resefias y notas en periodicos y revistas. Tambien ha sido considerable Ia cantidad de libros publicados en torno al vate chileno, recientemente fallecido. Hay dos libros, en particular, que se destacan por Ia seriedad y penetracion crltica con que estudian Ia poetica de sus diversas plasmaciones artlsticas: Poesfa y estilo de Pablo Neruda: interpretacion de una poes!a hermetica, 1 de Amado Alonso, y Poetica y Poesfa de Pablo Neruda,2 de Jaime Alazraki, aunque podrlan mencionarse por lo menos nueve libros mas de sobresalientes meritos; serlan los siguientes: ÂŁ/ nuevo arte poetico y Pablo Neruua, de Arturo Aldunate Phillips;3 Pablo Neruda; regres6 el caminante (aspectos sobresalientes en Ia obra y Ia vida de Pablo Neruda), de Morris E. Carson; Pablo Neruda y otros ensayos, de Alfredo Cardona Pefia; Pablo Neruda, de Mario Jorge Lellis; Trinidad poetica de Chile: Angel Cruchaga Santa Marfa, Gabriela Mistral y Pablo Neruda, de Mario Osses; Mito y verdad de Pablo Neruda, de Ricardo Paseyro, Arturo Torres-Rioseco y Juan Ramon Jimenez; Cinco rostros de Ia poesfa, de Rene Perez Galo; Neruda y yo, de Pablo de Rokha, y Para una cr(tica de Pablo Neruda, de Roberto Salama. 1 Alonso, Amado. Poes[a y estilo d e Pablo Neruda : interpretacion d e una poesfa hermetica. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1951 (se usara Ia cuarta edici6n aumentada, de 1968). 2 Apazraki, jaime. Pohica y poesfa d e Pablo Neruda. Nueva York: Las Americas Publishing Co., 1965, 222 pp. 3 Ver datos bibliograficos de los nueve libros citados en Ia lista que aparece al final de este ensayo.

En su extenso estudio Poesfa y estilo de Pablo Neruda, Amado Alonso se propuso interpretar Ia Indole de Ia poes(a de Neruda, segun lo advierte en el prologo, y explicar las dificultades de comprensi6n provocados siempre por los especiales procedimientos expresivos. Una cuidadosa lectura del libro deja Ia honda impresion de que ambos prop6sitos han sido, no solo cumplidos plenamente, sino que Alonso va mucho mas alia de sus metas iniciales y se ubica detras de Ia poes(a para entenderla desde sus estratos oscuros, procurando ser el tambien una conciencia creadora que maneja elementos irracionales y del sen tim iento, sin dejar por eso de conservar una Iucida vision de conjunto, una vision crltica. Es decir: Alonso logra ser, en su estudio de Ia poes(a de Neruda, especialmente aquella que esta recogida en Residencia en Ia tierra (cuyo primer tomo aparece en 1933, en Santiago de Chile), un crltico cabal, en el sentido de que, desdoblandose en todo momento en psicologo que rastrea los or(genes mismos de Ia creacion y analista literario que reacciona frente a los textos y los interpreta y evalua, nos presenta tanto el desglose riguroso de los detalles tematicos y fo rmales que hacen posible - mediante su interpretacion- Ia aparicion de las emociones poeticas, como las correspondencias y resonancias que Ia totalidad del verso o de una estrofa produce en el animo de un lector sensible. y el analisis, que a menudo parte del texto hermetico, alucinante, o aparentemente contradictorio, queda justificado siempre y cuando caiga en manos (en mente, mas bien) de lectores que necesiten hurgar en las entrafias del sin sentido y Ia emoci6n ca6tica para poderse expli car mejor este tipo de poes(a, pues Alonso sostiene, con m que "en poesla, ser y d~ s~~C:Of..IA<trJLTA expresarse son u 111 1

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mide ni por lo facil ni por lo diflcil que sea de comprender". Se trata, pues, de una advertencia inicial de Alonso, que habra de hacerse clara disposici6n de fe en el lector de su libro y muy probable motivo de identificaci6n con sus criterios basicos sobre Ia naturaleza de Ia poesfa y del acto de creaci6n propiamente: hablando del caracter hermetico de gran parte de Residencia en Ia tierra y refiriendose a Ia falta de gratuidad o de simple capricho de esta manera de ser de dicha poesfa, sen ala Alonso: " ... cuando un poeta que lo es, y grande, encuentra en este modo extrafio de poetizaci6n Ia forma mejor de realizar su destino de artista, entonces no tenemos mas remedio que aceptarlo y honrarlo, agradecidos por el enriquecimiento que con poes Ia tan personal nos proporciona". Solo que Alonso, deslumbrado ante Ia extrafieza, se impone el deber de esclarecer las incongruencias y hallarles sentido profundo mediante el descenso forzado al subconsciente mismo del poeta, pero sin permanecer mucho tiempo a nivel de los orlgenes sino, mas bien, subiendo nuevamente a Ia superficie interpretativa de Ia lectura crltica, volviendo a bajar a los estratos irracionales, ascendiendo otra vez al primer estrato para dejarse influir y permitirse una serie de intuiciones, y as(, constantemente, segun los metodos de analisis que, en general, siguen sus colegas Leo Spitzer y Damaso Alonso, maestros de Ia estil lstica como sistema de crltica, con algunas diferencias de procedimiento cada cual. La interpretacion poetica que desea sustentarse desde el primer capitulo de Poes(a y estilo de Pablo Neruda se basa en el argumento de que hay un orden progresivo en Ia poesla de Neruda, desde Crepusculario (1919) hasta Residencia en Ia tierra (en sus diversas publicaciones: I, 1925-1931; II , 1931-1935), que consiste en "una progresiva condensacion sentimental por ensimismamiento, un cada vez mas obstinado anclaje en el sentimiento, en lo hondo de sf mismo, desentendiendose cada vez mas de las estructuras objetivas". Esto ha requerido una manera nueva de "relaci6n entre el sentir y su expresion adecuada, y Ia tecnica de representacion ha ido extremando los procedimientos oscuros", lo cual da por resultado "una agravaci6n progresiva en su m ism a Indole, desde Ia melancol fa hasta Ia angustia" en el sentimiento poetico de Neruda. Alonso insiste mucho en torno a los multiples elementos de desintegracion y autodestrucci6n de los seres y las cosas en esta poesla, y no escatima esfuerzo en citar, analizandolos, los mas m fnimos detalles de estos versos llenos de imagenes de deformacion y desintegracion, con frecuencia de estructura on (rica, en donde "los objetos y sus representaciones parecen empuj.arse, penetrarse, comprimirse y deformarse con ca6tico inf lujo redproco, como en los suefios, en los que no rige el principio de contradiccion". En Residencia en Ia tierra, apunta Alonso, Ia ausencia de fe se instala en el primer plano de Ia conciencia, "y Ia vision de naufragio universal, de Ia muerte de todo movimiento, de Ia desintegracion de todo ser, ya no es tan solo Ia atmosfera venenosa en donde suceden los suenos poeticos de Neruda, sino que for ma parte de lo que ocurre". Y lo que ocurre, justamente, es Ia lucha constante entre el anhelo y Ia destruccion. Examinando

varios versos de caracter marcadamente agonico, en el sentido Unamuniano. Alonso llega a Ia conclusion -y lo prueba- de que Ia desintegracion poetizada es una peculiar pero valida vision del mundo, y de que Ia angustia que Ia acompafia posee un fondo metaffsico, solo que "Ia relacion que guardan no es de causa a efecto, por el camino de Ia raz6n", sino que Neruda entiende como un morir continuo "lo que Heraclito vio como el incesante cambiar de todas las cosas", ya que "Ia desintegracion de cada ser expresa Ia contextura emocional del contacto del poeta con el mundo y Ia vida". Resulta que, segun lo explica Alonso, el poeta se aferra a cada cosa, pero cada cosa se hunde con el, porque no le da el sentido necesario para su vida. Y es esa falta de senti do para s ( mismo lo que .se traduce en Ia vision desintegradora. Alonso termina este capitulo de su libro afirmando que Ia angustia de Ia poesla nerudiana "como que encuentra cerradas todas las salidas, se encrespa mordiendose a sf misma como una agua feroz mordiendose y sonando (verso de Neruda ah( citado). Estas ideas aparecen como explicaciones que buscan convencer, una y otra vez, de distinto modo, a lo largo de dicho capitulo, lo cual acaba por producir monotonla, y consecuentemente, cansa un poco. Lo mismo sucedera con casi todos los demas cap ltulos, referidos a otros temas que el crltico descubre e interpreta reiteradamente en los textos que va citando. Esto se constituye, a mi modo de ver, en un mal cronico del libro. Otra seccion, dedicada a dilucidar las diferencias y relaciones existentes entre intuicion y sentimiento en poesla, apunta que, idealmente, Ia intuicion serla el sentimiento objetivado, cosa que no siempre se logra. AI respecto, Alonso sefiala que Neruda se entrega no pocas veces "al movimiento efusivo de su sentimiento, y con frecuencia suele dejar las intuiciones no mas que esbozadas". Este desequilibrio contribuye a Ia dificultad de comprension que aqueja esta poes(a y hace de Neruda un poeta romantico, "con momentos de desgarram iento, conscientes o no .. . tan frecuentes en el que debemos tenerlos por caracterlsticos". Otro capitulo del libro profundiza en el ensimismamiento y Ia enajenacion, como constantes fundamentales de Neruda en su poetica, deliberadamente cimenta. da en una fiel conciencia de sf misma que se manifiesta como parte integral de lo expresado en muchos versos. Alonso procura probar que, contrario a lo que ocurre en Ia poesfa barroca de Gongora, por ejemplo, Ia de Neruda el pensamiento "no sigue labrados caminos laberlnticos, sino que es intricado como manigua, embrionario, sin configurar". Aunque en Neruda tambien se dan elementos barrocos, este "Ianza su pensamiento en chispazos entrecortados, embriones y larvas de pensamientos raciona les que juntan en simbiosis sus luces y sus sombras en una m ism a construcci6n sintactica". Alonso considera que se puede diferenciar entre Ia poes(a barroca extrema y Ia de Neruda, llamando a Ia una diflcil y a Ia otra oscura: "Ia oscuridad esta en el pensamiento poetico", m ientras que "las dificultades, en los procedimientos de representacion". Mas adelante, a fin de explicar en detalle Ia configuracion del Ia entrelazan o dejan I 1

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examina con gran paciencia, apegado siempre rigurosamente al texto, los significados IE!xicos, las relaciones de estos con el estilo empleado para expresarlos, y las interpretaciones de Indole tematica que de lo anterior se desprenden. Amado Alonso dedica minuciosos capltulos a Ia interpretacion, sucesiva y desde multiples enfoques de orden basicamente estillstico, del ritmo, Ia sintaxis y Ia forma propiamente dicha. Pero antes de entrar en este tipo de analisis y apoyado siempre en citas adecuadas,4 vierte una luz indispensable sobre las causas y consecuencias de Ia generalizada mala lectura que suele hacerse del poeta de Residencia en Ia tierra, asl como tambien en torno a Ia manera en que el (Alonso) considera que debe procederse este respecto afirma que antes de Residencia, Neruda, como los poetas tradicionales, describ Ia respetando las Ieyes objetivas de Ia realidad representada, "y nos contagiaba su sentimiento poetico por entre las llneas de Ia descripcion". En Residencia no sucede asl, sino que tiende obsesivamente al sentido unico de su fondo emocional; "por eso las cosas no son representadas en sus estructuras, sino deformadas, barajadas, on lricamente h lbridas. Es el profundo mar del sentimiento lo que se poetiza con imagenes-sfmbolos. Los heterogeneos y deformados objetos que brotan y caen sin armar entre sf un cuadro de validez objetiva estan aquf conjurados porIa voz del sentimiento como resonadores adecuados. Y muchos lectores se pierden entre Ia voz que resuena y esos escombros de objetos que solo funcionan como resonadores: se pierden entre el sentimiento simbolizado y las cosas que solo son sfmbolos expresivos de un sentimiento". A Amado Alonso "le preocupa bastante Ia dificultad que han tenido los lectores de Neruda para captar eficazmente tanto sus postulados emocionales como los recursos estillsticos que los expresan. Es por ello que dicho crftico insiste en el hecho de que para comprender y gustar Ia parte hermetica de Ia poetica nerudiana "no es bueno el tratar de entender intelectivamente primero las construcciones externas y desde elias entrar despues en el sentimiento, sino que, al reves, las construcciones externas nos seran comprensibles cuando lleguemos a elias desde el sentimiento que las provoca". Ahora bien, en Ia practica, este procedimiento de comprension poetica que Alonso recomienda se aplica solo al nivel de las primeras lecturas (los poemas de Residencia suelen exigir varias), pero no al metodo del analisis que el mismo emplea en descifrarla. Es decir: lo primero es dejarse invadir por Ia atmosfera emocional, por lo que se esta tratando de decir, no por Ia complejidad con que formalmente se dice. Esto se requiere (como, de diferente manera, lo sefialan tanto Leo Spitzer como Damaso Alonso al proponer el metodo que consideran mas efectivo para penetrar cr lti camente e n Ia poesla) como un primer y esencial paso de lector inteligente, antes de intentar un analisis mas cientlfico del "centro vital" partiendo de Ia forma. Cuando Amado Alonso examina e!ementos tales como 4 Los procedimientos empleados tienden a id en tificarse con los que utiliza ese otro crftico de Ia estil fstica, Damaso Alonso, al proceder en su analisis desde Ia "forma externa" hasta Ia "forma interna", a fin de hallar Ia raz6n de ser de lo expresado.

los encabalgamientos sintacticos, los ritmos en cadena, Ia puntuacion, las construcciones anomalas y las mutilaciones, etc., no esta haciendo mas que explicarse las causas del hermetismo o las razones de ser de Ia "oscuridad" de esta poesla, y tratando de probar que no se trata de simples artificios formales sino de exigencias expresivas del sentimiento. Si Alonso no procediera en su analisis de lo exterior a lo interior, este interior ("centro vital", segun Spitzer) hecho de contenidos emocionales no pasarfa de ser mas que un conjunto de intuiciones, de estados de animo vagos, de borrosas sugerencias. El problema consiste, por supuesto, y esto no lo resuelve expllcitamente Alonso, en que un lector que no sea crltico (como ocurre con Ia inmensa mayorla de los lectores que tiene cualquier escritor) solo puede nutrise en Ia atmosfera que este formalmente construida con claridad y relativa sencillez; cuando esto no sucede (como en el caso de Residencia), Ia forma resulta ser una distracci6n y un impedimento. La prueba de esta contradiccion entre lo que Alonso le recomienda hacer a un lector medio, y lo que este es capaz, real mente, de entender si no dispone de un metodo crftico riguroso, es todo el analisis formal que constituye buena parte de Poes(a y estilo de Pablo Neruda. En un extenso capitulo dedicado a Ia Indole de Ia fantasia caracterlsticos con que Ia fantasia del poeta representa su mundo y lo expresa. De hecho, se trata de un registro clasificado de las dificultades de compresion que el lector medio encuentra en Residencia en Ia Tierra. Ah I exam ina todos los pasajes que, a su entender, ofrecen alguna oscuridad. De particular interes son las secciones referidas a Ia particularizacion de lo gem!rico, a Ia abstracci6n como modo de intensificar Ia vision, a Ia objetivacion de lo subjetivo y viceversa, a las implicaciones onlricas de multiples slmbolos (rosas, palomas, golondrinas, mariposas, pe-

ces, campanas, amapolqs, uvas, espadas, sal, numeros, etc.) . lmpresiona Ia meticulosidad casi psicoanalltica con que este crltico escudrifia y descifra significados concretos, partiendo siempre de su enorme caudal (el de Alonso) de conocimientos lingufsticos, antropol6gicos, minerologicos y, sobre todo, de su certera capacidad de relacionar simb61icamente las cosas. Citando diversas estrofas, Amado Alonso muestra c6mo el suprimir Ia designacion del motivo directo y el poner ante el lector lo ilustrativo "no de otro modo que si fuera el tema directo", funciona constantemente como uno de los recursos -lleno de variaciones y matices a nivel sint;:ictico- mas caracterlsticos de Ia poesla recogida en Residencia en Ia tierra. Ademas, resulta de gran interes Ia explicacion que, en cada caso particular estudiado, provocan en Alonso "los desbocamientos de Ia fantasia hacia Ia desmesura", los cuales a menudo son de Indole on Irica. Con el titulo de "La conversion poetica de Pablo Neruda", Amado Alonso dedica el ultimo capitulo de su libro, a partir de su segunda edici6n, al estudio del tercer volumen de Residencia (as( llamada: Tercero Residencia, fechada 1935-1945, Buenos Aires, Ed. Lo路 sada, 1947, y que incluye su Espana en el coraz6n, anter iormente publicada en Chile - en 1937- como cuader no de poem as de . Aqu (, a punta e l crftico que los siete po

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libro estan estrechamente conectados con los de Ia segunda Residencia pues estan imbuidos del "mismo obstinado ensimismamiento, el mismo buceo de sonambulo en lo solo individual, Ia misma desolada soledad en Ia perpetua agon Ia de su pregunta sin respuesta", pero que por ello, precisamente, son dispares con el res to del volumen. Y de pronto Ia Indole de sus versos se transforma radicalmente, motivada por Ia ideologla comunista del poeta. Su poesla se hace "Ia del hombre con los hombres ... una poes(a social y de combate pol ltico, de adhesion y repulsion para el pr6jimo, de alegato y execracion, de esperanza y rabia: de acci6n". Su poesla se hace clara, Ia realidad aludida ya no queda escondida entre las imagenes-s(mbolos sino que "corre casi siempre al descubierto, ilustrada y significada por las imagenes". En todos sus poemas politicos, nos dice Amado Alonso, su nueva disposici6n hacia el lector "le hace con frecuencia aflojar Ia tension poetica y dar a su verso andares proslst icos". La lectura de Poes/a y esti/o de Pablo Neruda exige gran esfuerzo de concentracion, al igual que el libro de Neruda que examina, y un estado de animo muy especial, predispuesto al escrutinio sostenido, diHcilmente encontrado fuera de los ambitos academicos. No es un libro para gente que lee a Neruda para ver de que manera "se compromete", ni para averiguar por que se dan los premios Nobel de Literatura. Es, en cambio, un estudio de inusitada y rigurosa penetraci6n crltica y un valioso auxilio para todo aquel que desee acercarse a Ia poes(a para, a traves de su cuestionamiento y relectura, tratar de comprender mejor su verdadera naturaleza, 路 mas alia de Ia curiosidad o el entretenimiento. Bibliograffa complementaria

Libras sabre Neruda Aldumate Phillips, Arturo. El nuevo arte poetico y Pablo Neruda. Santiago de Chile. Editorial Nascimiento, 1936. -Carson, Morris E. Pablo Neruda: Regres6 el caminante (aspectos sobresalientes en Ia obra y Ia vida de pablo neruda) . Madrid . Plaza Mayor Ediciones (New York), 1971. -Cardona Peiia, Alfredo . Pablo Neruda y otros ensayos. Mexico. Ediciones de Andrea (Colecci6n Studium 7), 1955. - Lellis, Mario Jorge de. Pablo Neruda . Buenos Aires. La Mandragora, 1959. - Osses, Mario. Trinidad poetica de Chile: Angel Cruchaga Santa Marfa, Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Santiago. Universidad de Chile, 1947 . - Paseyro, Ricardo. Arturo Torres-Rioseco. Juan Ramon Jimenez. Mito y verdad de Pablo Neruda. Mexico. Asociacion mexicana por Ia libertad de Ia cultura, 1958. -Perez Gala, Rene . Cinco rostros de Ia poes!a. (Miguel Hernandez, F . Garcia Lorca, Cesar Vallejo , P. Barba J acob, P. Neruda). Quito . Editorial Universitaria, 1960 . - Rokha, Pablo de. Neruda y yo . Santiago de Chile. Editorial Multitud, 1955. - Salama, Roberto. Para una cr/tica de Pablo Neruda. Buenos Aires. Editorial Cartago, 1957 . L ibros sabre poesfa chilena e hispanoamericana - Azocar, Ruben . La poes/a chilena mode rna . Santiago de

Chile Ediciones Pacifico del Sur, 1931. - Dlaz Arrieta, Hernan (Alone). Historia personal de Ia literatura chilena. Santiago de Chile . Zig-zag, 1962 (segunda edici6n). - Torre Guillermo de. La aventura estitica de nuestro edad y otros ensayos. Barcelona . Editorial Seix-Barral , 1962 . - Torres-Rioseco, Arturo. New World Literature: tradition and revolt in Latin A ~f{~ftlitYr University of California , 1 49

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SOL ARGUEDAS

TIEMPO DE ENCUENTROS: ALTO CUZCO Y MACCHU PICCHU {En homenaje a Pablo Neruda)

Aqu( en el Cuzco, coraz6n de mi mu ndo, supe cuan hondo amo . Me hiri6 como un relampago en los ojos antiguos de una llama, y estos mis ojos, que han !lorado con otros, se me asomaron hoscos como agujeros en Ia ra(da manta de un hermano . Bajo Ia sombra de un lejano silencio sin campanas se oyeron nuestras almas. Bajo Ia sombra de este mismo silencio y en sus ecos naci6 para nosotros nuestro Mexico. Cuando en Ia luz barroca el agua fil tra a Ia ra (z del barro, cuando a Ia nieve y en el aire raro desnudos de reliquias suben cantos, cuando a las rocas altas se vinculan mis sangres confundidas en sus claustros ocultas, por caminos abiertos en un tiempo de encuentros, y en el instante quieto en que resumen mis vidas continuadas, aqu( en Cuzco coraz6n de mi mundo, mi coraz6n encuentro. Aqu( en el alto Cuzco.

(Rumiando mi reposo, y balbuceando, entre un tictac ruidoso que adelanto y unos pasos que siento que se a/ejan quieta esto y como el agua en lo pro Digitalizado par

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y abierta, como su brocal redondo. Como un pozo me estoy, como un agujero 1/eno, como resumidero de casas que no entiendo).

He visto Mfchu Picchu. La presencia y el sueiio. Vuelvo de un largo viaje casi eterno a mezclarme de nuevo entre hombres y mujeres de mi tiempo. lDonde, donde pongo este amor inmenso? He o(do el Urubamba. Mi sangre se ha encrespado en furiosos accesos, llamada por el r(o que enlaza nuestras aguas. lCuando, para cuando vendra a mi encuentro? He palpado aire ajeno. La piel en que me envuelvo ya no me pertenece. Y esta cara, estas manos, me perd ieron y estan huerfanas sin duefio, lComo, como alivio este dolor intenso? He escalado alto el Huayna. La vida que me viaja, desgarrando linderos intramuros de Ia hierba, fijo un instante y enraizo aposento. iCuanto, cuanto cansa el estar muriendo! He hallado mis silencios y mis ecos. Estoy hablando a otros cuando me hablo, y en las cosas que digo se entrafian mis palabras en las otras que me oigo, entre largas pausas largas en que alerta me calla y no se quien es quien me habla. Cuando as( yo me escucho, son otros los que me hablan. Cuando hasta mi !Iegan ellos, cuando a m( yo regreso, leoma aprendo, quien me enseiia a acariciar a un pueblo?

II

Yo, fragil criatura que sin embargo un nombre llevo, todav(a tiemblo si en esto pienso y si recuerdo. Nunca volvere a ser Ia que yo era antes. Fue en los ultimos dlas del ultimo verano, estando de costumbre, deshabitada y sola, cuando ocurrio de pronto mi encuentro con los Andes. Y cumpliendose en mf, como en cita impostergable, se allegaron de golpe todos mis habitantes. Sub( entonces peldaiios de un espeso silencio, los o (dos zumbaron me palabras desde adentro, y paso a paso huellas de todas mis edades quedaron en Ia niebla que de m( me separaba. Desde afuera del tiempo dende se esta de paso llegue y colgue mis almas que estaban suspendidas, como si yo no hubiera nacido todav(a.

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En el vasto anfiteatro benevolos gigantes de erguidas testas calvas castamente nevadas med (an tiempo en tiempos y espacio e y cada vez mas alt s y ajenos se alej

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G -â‚Źada vez mas fr(os y cada vez ms blancossin llevar ni una muerte , morosa y pequenita, que m it igara el miedo eterno de las casas vivas. Sin una sola muerte, que pequenita y debil, siquiera el tamano de un sueno tuviere . Los gigantes benevolos volvieron crueles al perder su epidermis en el horror abstracto de distancias sin huellas en e1 insomn ia blanco. iAh Ia lenta ca(da de Ia sangre ya huerfana rodando lentamente en glaciares suspendidos, ventisqueros de espanto, silencios sin vivencias!

IV

v

Como un inmenso pajaro posado Machu Picchu cobija Ia ciudad petrificada, y en las islas del fr(o crece un nido caliente de selvas y de r(os bajo el ala del puente tendido par los incas en Ia historia y el mito . Ah( me estuve yo, Ia mujer asimilada, acrecentando vidas y reanudando lazos, estrangulando venas en las vidas minusculas que as( nos van viviendo, entre batallas oscuras de mezquinas e inutiles heroicidades diarias. Ah( me estuve yo, quieta y callada, en calida adherencia entre Ia axila del aguila, juntando los pedazos y pedacitos rotos del infinito yo que se llama nosotros.

Yace en s( Ia ciudad y en su muerte amanecida, blanca en palidas lunas acumulando siglos. Muerta como planeta de crateres vac(os, como amor consumando su oficio de cenizas. Muerta como cadaveres de otros que ya fuimos , como se van muriendo los que aun no hemos sido . Muerta y muriendo va Ia ciudad como un abuelo, como una infancia, como este instante asido o inasido. Piedra sabre piedra; bajo piedra, piedra y piedra en media, definitiva y muerta como un adios sin panuelos. Yo he vista desde el Huayna tendido su esqueleto : desde entonces me existen tantas casas que en mf toda memoria construira desde ahara con andamios de sus huesos. Muerta y muriendo va en Ia historia de mi historia. Si ah (,en ti te estas muerta, Machu Picchu , lpor que, par que tu fuerza? Si ya tan solo siendo vamos siendo otros, y al musgo de tus piedras no lo nace nuestra humedad presencia, si ya no resucitan en caricias conocidas las caricias fenecidas, si estas ah( enterrada, como placenta que olvido su oficio, como un iman inerte en el reposo vencido, si estas aposentada lnstituto como aire detenido en tiempo absorto Nacional de t_.CONACULTA

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y ausencia sin vado, lpor que, por que tu fuerza, Machu Picchu? Muerta, eres tu quien nos habitas ioh ciudad construida y sin cesar destruida adentro de nosotros mismos! Que extratia debi6 ser Ia muerte tuya ... Que gigantesco el hombre cuando as( destruye ...

VI

El Urubamba irrumpe bronco y r(o, 路 rfo bravlo como ariete vivo. Briilca el agua en astillas al quebrar sus orillas en un oceano vivo de muertes sucesivas. No hay paz, no hay paz imentira! ruge el r(o encima de las piedras, metido entre sus venas, pretiando con su niebla de paz a Machu Picchu. El r(o en mi momento y en el momento de ellos. El rio cuando llego, el r(o cuando salgo, el rio cuando encuentro. El rio como un punto de mi espacio fluyendo en los otros espacios que no me son ajenos. Atropellandose como trope( de potros brama el r(o siempre nuevo, brama el r(o siempre viejo. En cada gota un toro, en cada salto de Ia espuma un puma despenandose en s( mismo. Y agazapada en el fondo Ia serpiente de los slmbolos abrazando geograf(as entre sus tensos anillos. Poderoso chorro ronco, agitado y turbulento, arrancando y arrastrando fragmentos de recuerdos rotos. Aqul el dolor de los hombres que no lo fueron del todo, y estrangulados lamentos de hembras que parieron siervos Aqu( Ia teatral grandeza y Ia miseria verdadera. 路 Pir<imides, terrazas, catedrales de lagrimas, centrales hidroelectricas. Aqul los dioses falsos. Aqu( los falsos duetios: Aqu( nosotros y los hijos nuestros . . Rio sangre de las piedras, sudor de Ia madera, agua mansa en los contornos de una mansa idea~ iEI rio, el rio! El rio salpicado, el rio torturado en quejido y bramido, en rugido, aullido y grito.

( iCuon silencioso y lascivo es ef.rfo que taimado se sube a Machu Picchu colgondose en cortinas de vapor tlmido y humo! La cubre de pelusa suave y humeda, y en diario y familiar misterio del crepusculo, como granos .de piedra en Ia penumbra, procesionan las hormigas entre flores amarillas).

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ANTONIO CASTRO LEAL

NOTA SOBRE EL CANTO GENERAL

Pablo Neruda, poeta telurico. Naci6 en esa region de Ia tierra donde los valles son mas estrechos, que prolonga su territorio abrupto, pespunteado de islas boscosas, hasta el Antartico. Donde "M urmura Ia dureza, y despiertan las palabras que hieren, que amamantan espinas". Tierra de "remible sangre oscura, bajo cuya luz de aren .. r1 v hay muertos sino largos ciclos de sal, azules ramas de misterioso metal muerto". Cuyos "matorrales Ia lluvia tifi6 con sus lamentos", en donde no se oye sino "ese grito de toda Ia soledad unida" y donde el "radiante laurel de Ia frontera perfuma las lejanas intendencias". Donde de las montafias "un ruido de agua baja hasta nuestras rafces"; en cuyo "extremo alj6far aparece Ia funa ciega por corredores enlutados de cobre". Tiempo agreste cuyo perfume puede llenarnos "hasta que derramamos Ia tierra como viejos cantaros enterra路 dos"; con fragancia de "pobres flores derribadas por el peso del cobre y las cordilleras"; "estirpe del relampago", "en Ia hoguera o cardo enfurecido forman capas de azul electrizado"; donde en el arbol poblado de verdura "se durmi6 como un pajaro el invierno". Tierra que se arrastra hasta donde "sus aguas puras tocan los terribles harapos de mi tierra"; "nieve de nitratos derramada sobre los hombros del dolor"; campos mineros, "dolores del filo abierto de Ia miseria, lepra del mundo, arrabal de muertos, gangrena acusadora y venenosa''. Donde el mar tiene "voz enfurecida", donde "hasta el limite todo es silbido de Ia sal, todo Ia luna loca y el estelar caballo desbocado del hielo".

Mar del desierto y adelanta Ia esp

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del aspero habitante solitario , entre alcatraces, rocas de fr(o sol y estiercol, costa quemada fl paso de una aurora inhumana. Y bajo los puentes de su rio como "un racimo de cabezas golpeadas por el frio y el hambre como por dos inmensas aguilas"; cuya "brusca ceniza corre junto al sollozo echado al agua negra". Donde suben "las gotas del copihue rojo a conocer el sol de las guitarras", donde Ia roca "decapita su purpura en Ia arena y conduce sus triangulos marinos hasta las secas lunas litorales", donde Ia "brufiida amapola sobre el quemante trigo pone sus puntuaciones escarlata", donde "el roble duerme solo, muy vertical, muy pobre, muy mordido, con su traje de roto maltratado y su cabeza llena de solemnes estrellas"; donde Ia araucaria, "su firme za atravesada de aire" , guard "todo el invierno todos los nidos del mojado acero", sin que Ia primavera "rompa su red de implacable estatua" . Y esta tierra agria, de gran des zonas desoladas, "apartada por todo el frio del planeta", de gargantas minerales, con un mar colerico y regiones heladas donde apenas sonrie Ia primavera, al mismo tiempo que "leva sus dolores a Ia espalda" ha ido acumulando una "ciencia deshojada". El instinto popular, que distingue entre aquellos que, aun a costa de su vida, han querido siempre Ia salvacion de America, de aquellos

otros que, solo para su provecho y validos del poder, !levan a los pueblos por caminos extraviados. Pero Ia leccion mas profunda es como un unanimismo con Ia tierra, reminiscencia que c6rre por Ia sangre, Ia sangre, "solo golpe duro que en Ia vena pregunta por el hombre". Unanimismo y reminiscencia extraidas de su oscura profundidad por Ia magia de Ia poesia. El Canto general, insondable repertorio poetico, unica epopeya de nuestro tiempo, que canta desde el origen del mundo americana, su fauna y su geografla, sus civilizaciones prehispanicas y sus diversas epocas historicas hasta Ia Independencia y mediados del siglo XIX .

Tierra mfa sin nombre, sin America, estambre equinoccial, Ianza de purpura , tu aroma me trep6 por las ra(ces hasta Ia copa que beb(a, hasta Ia mas delgada palabra aun no nacida de mi boca. Especie de apasionado evangelio para Ia salvaci6n de los pueblos de America; denuncia implacable de sus enemigos nacionales y extranjeros; lamento y martirologio de los redentores, los grandes y los pequefios. Y en esta gran epopeya, como en toda su obra lirica, por tercera vez en Ia historia da nuevos frutos el arbol milenario de Ia poesia espanola: Gongora, Ruben Dario y Pablo Neruda.

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Aquel certero escarabajo vo16 con elitros abiertos hasta Ia cereza infrarroja. La devor6 sin comprender Ia qu(mica del poder(o y luego volvi6 a los follajes convertido en un incendiario. Su coraz6n deriv6 como un cometa saturado por Ia radiaci6n deliciosa y se fue ardiendo en Ia substancia de tan quemantes electrones: al disolverse alcanz6 a ser un slntoma del arco-iris.


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lnvierno, no me busques. He partido. Estoy despues, en lo que llega ahora y desarrollara Ia lluvia fina, las agujas sin fin, el matrimonio del alma con los arboles mojados, Ia ceniza del mar, el estallido de una capsula de oro en el follaje, y mis ojos tard(os solo preocupados por Ia tierra.


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Perd6n si cuando quiero contar mi vida es tierra lo que cuento. Esta es Ia tierra . Crece en tu sangre y creces. Si se apaga en tu sangre tu te apagas.

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T odos los poetas excelsos se re(an de mi escritura a causa de Ia puntuacion, mientras yo me golpeaba el pecho confesando puntos y comas, exclamaciones y dos puntos, es decir, incestos y crlmenes que sepultaban mis palabras en una Edad Media especial de catedrales provincianas.

La proxima vez que regrese con mi caballo por el tiempo voy a disponerme a cazar debidamente agazapado todo lo que corra o que vuele: a inspeccionarlo previamente si esta inventado o no inventado, descubierto o no descubierto: no se escapara de mi red ningun planeta venidero.

Todos los que nerudearon comenzaron a vallejarse y antes del gallo que canto se fueron con Perse y con Eliot y murieron en su piscina. Mientras tanto yo me enredaba con mi calendario ancestral mas anticuado cad a d (a sin descubrir sino una flor descubierta por todo el mundo, sin inventar sino una estrella seguramente ya apagada, mientras yo embebido en su brillo, borracho de sombra y de fosforo, segu Ia el cielo estupefacto.

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ANDRES HENESTROSA

EN LOOR DE PABLO NERUDA

Con Ia misma propiedad con que al morir Victor Hugo se redujo a unas cuantas palabras un acontecimiento que abarcaba al mundo, se pudo en nuestros dlas, reducir a parecidas cuatro palabras un acontecimiento que abarca a un mundo entero: "Ha muerto Pablo Neruda". Pablo Neruda ha muerto para todos: para su patria y para todas las patrias; para los poetas y para los ci udadanos; para los hombres Iibres y para Ios esclavos; para los que viven y los que han muerto; para los que han nacido y para los que van a nacer: ha muerto un fervoroso y denodado defensor de Ia libertad, Ia independencia y de Ia justicia: ha muerto con Ia pluma y el fusil en las manos; nunca mejor hermanados plumas y fusil. Senores, el hombre esta de luto. Ha muerto el, pero no su palabra; se vino por tierra el arbol, pero no sus flares y sus frutos: Pablo Neruda vivira mientras haya sabre Ia tierra una injusticia que abatir, mientras Ia libertad peligre, mientras a Ia mesa del hombre falten el libra y el pan. El ira y vendra sabre Ia tierra mientras sus suenos no se conviertan en realidad, como dijo de los heroes un abuelo suyo, el cubano jose Marti. • Pablo Neruda no descansara en paz mientras haya guerra. As( lo dijo y se lo pidi6 jose Revueltas: "Pablo Neruda, no descanses en paz". Lucha con Ia pluma y el fusil en las manos en defensa nuestra, en defensa de todos, que para eso te produjo Ia tierra en un doloroso y laborioso parto. Ha muerto Neruda y con el algo de todos nosotros ha muerto, pero al mismo tiempo ha nacido y se ha producido en todos los poetas y ciudadanos Ia porci6n de poeta y de hombre que sumadas con las otras porciones, de lo que perdimos con su partida. Tus palabras daran a luz nuevas palabras, tus Iibras nuevas Iibras, Pablo. • Ahara que has muerto, Neruda, es cuando vas a

comenzar a vivir. Cuando nos repongamos del dolor de tu partida, cuando nos resignemos a no verte mas entre nosotros, cuando quedc establecido que tu acci6n sirvi6 a Ia causa de Ia libertad, que es Ia del hombre; entonces se volvera a tus letras, a tus Iibras, que son otras formas de acci6n. Por ellos no moriras del todo, tambien, como dijo el otro. En los miles de versos que escribiste, en los centenares de renglones que fluyeron de tu pluma hay mucho que ha de pasar, pero tambien mucho que resistira los embates del tiempo, tan celoso de que otro -tenga- eternidad. Se dira de ti que eras caudaloso, amazonico; que el r(o de tu poes(a arrastraba impurezas, barro, inmundicias que encontr6 en su curso; sf, pero tambien detritus para fecundar otros carmenes, limo y abono para otros jardines; y sobre los hombros de tu rio los cielos y las estrellas. Rio de aguas amargas que al encontrarse con el mar lo endulzaron en un largo trecho. Era tu poes(a - diran- como un remolino, como una racha huracanada que abri6 y cerro ventanas, que derrumb6 puertas y muros. Un lamento y un arrullo, un suspiro y un sollozo, palabras herm osas y palabras feas, dichas a medias o apenas balbucidas, diran los crfticos y los historiadores de las letras que era tu poes(a. Imprecacion y bendici6n, diran que fue . Pero de cuando en cuando aquella pal a bra que todos buscaron, solo tu pudiste dar con ella, Pablo. El suspiro que vence al huracan, para que sea cierto lo que dijo Vicente Huidobro: "Se puede abrir con un suspiro Ia puerta que haya cerrado el huradn". • Ten (a Pablo Neruda generoso el coraz6n, pronta Ia inteligencia al perdon, a Ia comprensi6n y a Ia piedad. Como Dar(o se compadecfa de los poetas y de los escritores princip' sllillicflue escribi6 pr61ogos ,Y , a g,uienes dijo ~~iofM~aeo f~ON~~ULTA D1g1tahzado par BellasArtes


Ante sus pad res y pares se arrodi llo. As( to h izo con Gongora y Quevedo, con Lope y Calderon de Ia Barca, con el marques de Santillana y Jorge Manrique, con los dos Luises, Santa Teresa y Gracian, sin mencionar a los clasicos de todas las antiguedades: Salomon y Anacreonte, Virgilio y Ovidio, Homero, Hes(odo y Nezahualcoyotl. Devotamente, fervorosamente, leyo a los lectores suyos, americanos: Ercilla y Ona, Cieza de Leon y Garcilaso Inca, Gomara y Vernal Dlaz, Acosta y Sahagun, Las Casas y Motolinla. Frecuento a otros americanos: Ruiz de Alarcon y Sor Juana. A todos llamo a concilio y a Ia concordia final. Con todos sostuvo dialogos apasionados. Hasta a los poetas mas humildes de su siglo leyo. Todos proyectan su sombra en el gran muro que es Ia poes(a de Pablo Neruda. Algunas sllabas y algunas palabras suyas se mezclan a sllabas y palabras de Neruda. • Amo a Mexico, canto sus glorias, hizo el elogio de sus triunfos y de sus hombres representativos, y, a Ia manera de Jose Marti, se dolio anticipadamente de que pudiera no cumplir fielmente con su destino. Se fue at sepulcro con Ia idea y Ia certeza de haber habitado Ia misma casa que habito -Ramon Lopez Velarde - aquella casa en que celebramos el bautizo de Cibeles.

• Mexico puede reclamarlo, por los poemas que le inspiro, por el tiempo que vivio entre nosotros, por el amor que tuvo a sus cosas y el intento de penetrarlas y desentranar sus reconditeces y misterios; Mexico puede, sf, reclamarlo y proclamarlo, un poco suyo, ni mas ni menos que to hace con Rafael Landlvar, con Leon Felipe, con Rafael Heliodoro Valle, y to hara en su di'a con Cardoza y Aragon, con Ernesto MejIa Sanchez, y a otros que no olvido y miro desde aqu(. Poetas y escritores fueron tan grandes que muy bien pueden repartirse entre dos patrias sin mengua de su grandeza. Muere Pablo Neruda en horas dif(ciles y en horas inciertas para Chile. El dolor de verla en escombros, precipito su muerte, to mato de Ia muerte que quiso para sf: en medio de incendio y del fragor de Ia lucha por Ia libertad . lgnoramos cuales fueron sus ultimos momentos; pero sabemos que sus ultimos versos fueron de condenacion y que su pluma mas que en tinta se moj6 en sangre y en lagrimas, que a postremas son las (micas que no se secan jamas. Las palabras que as( se escriben son las unicas eternas. Por elias vivira siempre Pablo Neruda. [Lunes 8 de octubre de 1973)

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PABLO NERUDA

VIAJE

POR LAS COSTAS DEL MUNDO

En estos ultimos afios vague por Mexico, corr( por todas sus costas, sus altas costas acantiladas, incendiadas por un perpetuo relampago fosf6rico. Desde Topolobambo en Sinaloa, baje por esos nombres hemisf ericos, asperos nombres que los dioses dejaron de herencia a Mexico cuando en el entraron a mandar los hombres, menos crueles que los dioses. Anduve por todas esas sl1abas de miesterio y esplendor, por esos sonidos aurorales. Sonora y Yucatan, Anahuac que se levanta como un brasero frio a donde !Iegan todos los confusos aromas desde Nayarit hasta Michoacan, desde donde se percibe el humo de Ia pequefia isla de Janitzio, y el olor de malz y maguey que sube por jalisco, el azufre del nuevo volcan de Paricutln juntandose a Ia humedad fragente de los pescados del !ago de Patzcuaro . Mexico , el ultimo de los pa(ses magicos, magico de antiguedad y de historia, magico de musica y geograf(a. Haciendo mi camino de vagabundo por esas piedras azotadas por Ia lluvia pere nne, entrecruzadas por un a ncho hilo de sangre y de musgo, me sent( inmenso y antiguo, digno de andar entre tantas creaciones inmemoriales. Valles abruptos, cortados por inmensas paredes de roca, de cuando en cuando colinas elevadas recortadas al ras como por un cuchillo, inmensas selvas tropicales, ferv ientes de madera y de serpientes, de pajaros y de leyendas, en aquel vasto pa ls habitado hasta sus ultimos confines por Ia lucha del hombre en el tiempo, en sus grandes espacios encontre que era mo s los pa(ses ant(podas de Ame rica. Nunca he estado de acuerdo con Ia convencional frase diplomatica que hace que el Embajador del Jap6n encuentre en los cerezos de Chile, como el ingles en nuestra niebla de Ia costa, como el aleman en nuestra nieve circundante, que somos parecidos, muy parecidos despues de tantos discursos a todos los pa(ses. Me complace Ia diversidad terrenal , Ia fruta terrestre diferenciada en todas las latitudes. No resto nada a Mexico , el pals amado, poniendolo en lo mas lejano a nuestro pals oceanico y cereal , sino que elevo sus diferencias, para que nuestra Ame rica tenga todas sus capas, ~us alturas y sus profundidades. Y no hay en America, ni tal vez en el planeta, pa ls de mayor profundidad humana que Mexico, y sus hombres. A traves de sus desiertos luminosos, como a traves de sus errores gigantescos, se ve Ia misma cadena de grandiosa generosidad , de vitalidad profunda, de inagotable historia, de germinaci6n inacabable. Por los pueblos pescadores don de Ia red se hace tan d iafana que parece una gran mariposa que volviera a las aguas para adquirir las escamas de plata que le faltan, por sus centros mineros en que, apenas salido , el metal se convierte de duro lingote en geometr(a esplendorosa, por las rutas de donde sale n los conventos cat61icos espesos y espinosos como cactus colosales, por los mercados don de. Ia legumbre e~ presentada _como una flor y d o nd e Ia riq_u~~11rlllllllk~g111~IL frf?,l~J1~s y sabore; ll e~a al parox1smo, nos desv1amos un d1a hasta que, ~tr.ave~ando Mex1~~J!f811~1 8e U~ON~~OLTA D1g1tahzado par :~!~: BellasArtes


sumergida de Ia mas v1e1a raza del mundo, el idolatrico Mayab. All ( Ia tierra esta sacudida por Ia historia y Ia simiente y junto a Ia fibra del henequen crecen aun las ruinas llenas de inteligencia y de sacrific ios. Cuando se cruzan los ultimos caminos y llegamos al inmenso territorio donde aquellos antiguos mexicanos dejaron su bordada historia escondida por Ia selva, encontramos una nueva especie de agua, Ia mas misteriosa de todas las aguas terrestres. No es el mar, ni es el arroyo ni el r(o, ni nada de las aguas conocidas. En Yucatan no hay agua sino bajo Ia tierra, y esta se resquebaja de pronto produciendo unos pozos enormes y abruptos, cuyas laderas llenas de vegetacion tropical dejan ver en el fondo un agua profund(sima verde y cenital. Los mayas encontraron estas aberturas terrestres llamadas cenotes y las divinizaron con sus extrafios ritos. Como en todas las religiones, en un principio consagraron Ia necesidad y Ia fecundidad y en aquella tierra Ia aridez fue vencida por esas aguas escondidas, para las cuales Ia tierra se desgajaba. Entonces, sobre los cenotes sagrados, por miles de afios las religiones primitivas e invasoras aumentaron el misterio del agua misteriosa. En las orillas del cenote, cientos de v(rgenes condecoradas por Ia flora y por el oro, despues de ceremonias nupciales, fueron cargadas de alhajas y precipitadas desde Ia altura a las aguas corrientes y profundas. Desde Ia gran profundidad sub(an hasta Ia superficie las flores y las coronas de las v(rgenes, pero elias quedaban en el fango del suelo remoto, sujetas por sus cadenas de oro. Las joyas han sido rescatadas en una m(nima parte despues de miles de afios y estan bajo las vitrinas de los museos de Mexico y Norteamerica. Pero yo, at entrar en esas soledades, no busque el

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oro sino el grito de las doncellas ahogadas. Me parec(a o (r en los extrafios gritos de los pajaros Ia ronca agon (a de las v(rgenes, y en el veloz vue lo con que cruzaban Ia tenebrosa magnitud del agua inmemorial; me parecla ver las manos amarillas de las jovenes muertas. De pronto, sobre Ia esta tu a que alargaba su ma no de piedra clara sobre el agua y el aire eternos, vi una vez posarse una paloma . No se que aguila Ia persiguirla, nada tenia que ver en aquel recinto en que las unicas aves, el atajacaminos de voz tartamuda, el quetzal de plumaje fabuloso, el colibr( de turquesa y las aves de rapifia pose(an Ia selva para su carnicer(a y su esplendor. La paloma se pos6 en Ia mano de Ia estatua, blanca como una gota de nieve sobre las piedras tropicales. La mire porque ven(a de otro mundo, de un mundo medido y armonico, d e una columna pitagorica o de un numero medite rraneo. Se detuvo en el ma rgen d e las tinieblas, me mi ra a los ojos cuando yo mismo ya pertene c(a a ese mundo original a me ricano , sa ngriento y antiguo Ill l ~sti{&'tt}te a mis o jos hasta . . I' d Nacional de t_.CONACULTA perderse en el cielo. 1

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INES ARREDONDO

LA CONCEPCION DE LA TIERRA EN EL CANTO GENERAL

Hay ocasiones en las que no se puede hablar con Ia brillantez del que quiere hacer una apolog(a, sino con Ia opacidad de un lector desinteresado , frente a un texto . Estas son las ocasiones en que es innecesario el ditirambo y puede hablarse , amablemente, de partes de una obra. Yo propongo a ustedes que pensemos sobre lo que es o significa una cosa fundamental en Neruda: l2 tierra. La tierra toda de Hispanoamerica. La tierra propia, particular del poeta. y los hombres, el entre ellos, bajo y sobre esa tierra. El Canto General comienza as(:

"Antes de Ia peluca y Ia casaca fueron los r(os, r(os arteriales: fueron las cordilleras, en cuya onda ra(da el condor o Ia nieve paredan inm6viles: fue Ia humedad y Ia espesura, el trueno sin nombre todav(a, las pampas planetarias. El hombre tierra fue, vasija, parpado del barro tremulo, forma de Ia arcilla, fue dntaro caribe, piedra chibcha copa imperial o s(lice araucana Tierno y sangriento fue, pero en Ia empunadura de su arma de crista! humedecido las iniciales de Ia tierra estaban escritas. Nadie pudo recordarlas despues: el viento las olvid6, el idioma del agua fue enterrado, las claves se perclieron o se inundaron de silencio o路 sangre.

No se perdi6 Ia vida, hermanos pastorales. Pero como una rosa salvaje cay6 una gota roja en Ia espesura y se apag6 una lampara de tierra" Encontramos tierra, agua y viento en Ia introducci6n que el llam6 "La lampara en Ia Tierra". "EI hombre tierra fue" en ese mundo primero de America. "Antes de Ia peluca y Ia casaca", alia, al principio, cuando no hablan llegado. "Los carniceros [que] desolaron las islas", ni se hab(an tenido contacto con otras culturas que no fueran las abor(genes. "EI hombre tierra fue, vasija, parpado del barro tremulo. "Tierno y sangriento fue" y "en Ia empufiadura de su arma de crista! humedecido I las iniciales de Ia tierra estaban I escritas". As( que no sola mente el era tierra sino que en el arma que empufiaba su mano estaban escritas las iniciales de Ia Gran Madre. Esta Gran Madre, piedra angular de todas las culturas primitivas (y digo primitivas como primeras, puesto que esta presente en Grecia, en Roma, en multitud de culturas regionales de Ia Europa Medieval, y en el mundo entero, en donde se muestra en todos los ritos de fecundidad}. Esta Gea del mundo prehispanico preside toda Ia secci6n que Neruda llam6 "La lampara en Ia Tierra" y atraviesa secretamente todos los cantos, aunque en algunos presentes, de modo primordial, otras fisonomlas. En el ambito denso de Ia edad antigua americana

"A las tierras sin nombre y sin numeros bajaba el viento desde otros dominios, . .tra~a a lluvia hi ~m~M~~~ de t_.CONACULTA D1g1tahzado par BellasArtes


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En Ia fertilidad crec(a el tiempo" Y crecfan tambien el jacaranda y el ma(z y "el ombu deten (a el a ire libre" "bajo un fresco pueblo de estrellas". America era una arboleda balanciada entre los mares. Esa America a Ia que llama "utero verde" y de Ia que va nombrando, como Adan en el primer d (a del mundo, a las bestias y los pajaros. Tambien nombra y canta a los r(os que Ia cruzan:

"Amada de los r(os, combatida por agua azul y gotas transparentes, como un arbol de venas es tu espectro de d:osa oscura que muerde manzanas: al despertar desnuda entonces eras tatuada por los r(os" dice, y nos presenta una vez y otra, Ia imagen gigantesca de Ia mujer plena y fecunda. Luego enumera a los hombres: los caribes, tarahumaras, aztecas, mayas, incas, araucanos, que Ia habitaban, que creaban piramides y tambien

"Los mitos de las tierras amorosas, Ia exuberancia humeda de donde lodo sexual y frutas derretidas iban a ser actitud de los dioses o palidas paredes de vasijas." DiHcilmente podemos encontrar en parte alguna, forma mejor para hablar de las selvas, de Ia tierra caliente. Pero para su America ind (gena Neruda q uiere una sola figura mltica. En "Alturas de Macchu Picchu" Ia llama "Madre de piedra, espuma de los c6ndores" y Ia increpa gritandole:

"Antigua America, novia sumergida tambien, tambien, America enterrada, guardaste en lo mas bajo en el amargo intestino, como un aguila, el hambre? " Pero desde el principia sabemos que los signos, las iniciales de Ia tierra se perdieron y "nadie pudo recordarlas despues' '. El poeta intenta salvar de las ruinas grandiosas al hombre que qued6 sepultado en elias:

"A traves del confuso esplendor a traves de Ia noche de piedra, dejame hundir Ia mano y deja que en ml palpite, como un ave mil afios prisionera el viejo corazon del olvidado". Desenterrar al que habit6 las pampas, las sabanas, las altas montaiias, las selvas, los valles, al que supo las iniciales que hemos perdido, es una ambici6n inmensa que no puede complirse, y el lo sabe cuando dice:


"Sube a nacer conmigo, hermano . Dame Ia mano desde Ia profunda zona de tu dolor diseminado. No volveras del fondo de las rocas. No volveras de tiempo subterraneo . No volvera tu voz endurecida. No volveran tus ojos taladrados. M (rame desde el fondo de Ia tierra labrador, tejedor, pastor callado" Y desde el fondo de Ia tierra no le llega ninguna voz, solo el recuerdo doloroso de los sufrimientos que el sabe que padecieron los hombres muertos. Todo es silencio . Entonces pide que durante toda Ia noche vuelvan a juntarse "los silenciosos labios derramados" contando paso a paso, palabra por palabra, gota a gota, Ia historia completa de sus infortunios para que el pueda hacer dos cosas: una "hablar por vuestra boca muerta" y Ia otra "llorar horas, d(as, afios, / edades ciegas, siglos estelares". Pide el silencio y Ia esperanza, al mismo tiempo que Ia voz, Ia lucha y las armas, aparente contradiccion que se resuelve en el canto, donde el recuerdo y el olvido, Ia vida y Ia muerte, estan juntos. Todav(a en "Los conquistadores" se refiere a Ia tierra como una persona, o un personaje arcaico y poderoso por sf mismo. La llama a defenderse de ellos:

"Ciegalos con estiercol negro 路 hundelos en tu emisferio sujetalos entre las ra(ces en Ia oscuridad de tu cama" y mas adelante:

"Te hablo dormido, llamando de tierra a tierra, madre peruana, matriz cordillera. Como entro en tu arena! recinto Ia avalancha de los punales?" Pero todo es inutil, los conquistadores vencen . Vencen hasta el fundo, hasta los dioses y los mitos. No solo las grandes ciudades se convierten en ruinas, sino que abajo mas aun de donde se pisa, se pierde todo . El oro y Ia desdicha se encuentran en las entrafias de Ia Gran Madre, que en cuanto tal ha muerto . No queda otra cosa que llorar .

"Dejadme bajo los pabellones padecer y hundirme como Ia ra(z muerta que no dara esplendor: Bajo Ia dura noche dura bajare por Ia tierra hasta llegar a Ia boca del oro. Quiero extenderme en Ia piedra nocturna. Quiero llegar all (con Ia desdicha" Del antiguo senor de America no quedan mas que el recuerdo y unos descendientes despojados que Neruda identifica con todos los proletarios de este continente .

Pero en todo el Canto General vamos viendo que, aunque muchas veces se le afiore y se le invoque es imposible volver a encontrar a Ia Gran Madre, a Ia Tierra mltica. La encontramos en "Los libertadores" como un recuerdo cuando habla de los toquis:

"Arauco fue un utero fr(o, hecho de heridas, machacado por el ultraje .... . .. . .. " o al referirse a Caupolican

"Mas hondo ca(a esta sangre. f-b.c(a las ra(ces ca(a. Hacia los que iban a nacer." Y parece que estas voces siguen resonando en busca de lo que no hade volver. Mas de 130 paginas despues, cuando en "La arena traicionada" se refiere a "Los indios,; escribe :

"EI indio huyo desde su piel al fondo de antigua inmensidad de donde un d(a subio como las islas: derrotado se transformo en atmosfera invisible se fue abriendo Ia tierra, derramando su secreta senal sobre Ia arena" Notemos que a partir de "Los conquistadores" Ia tierra, en su advocacion de Gea, solo aparece cuando se habla de los indios. No habra de volver mas ese indio enterrado con su sefial, en Ia arena; desvanecido en Ia atmosfera. Otros son los que vienen en Iugar suyo a habitar Ia tierra amada. Nacen de ella y por ella luchan, sin que dejemos de notar que Ia sangre que circula por sus venas no es extrafia a Ia sangre enterrada. Esta idea de los enterrados que nutren a los vivos, de aquellos que guard a Ia tierra para alcanzar alguna vez j usticia, es e I siguiente gran tema que c ~mtinua por los caminos subterraneos. Es ahora otra diosa: Ia terrible, Ia dolorosamente amante Cuatlicue, reina de Ia vida y de Ia muerte, bipolar divinidad casi imposible de entend er. La que preside los destinos de los antiguos indios, de los nuevos proletarios. Amasados uno en otro, en carne viva, tienen el rostro partido como Ia diosa, Ia mitad de ese rostro mira al pasado generico, donde las tumbas son socavones comunicantes, y Ia otra mitad mira al futuro de Ia America Latina, tienen los signos de Ia fecundidad unidos a los de Ia muerte , Gea y Tanatos en una sola figura, como Ia diosa . Son indios y proletarios. Son gente de todas las razas, de todos los tiempos juntos: " Aqu( vi ene el arbol, el arbol de Ia tormenta, el arbol del pueblo . De Ia tierra suben sus heroes como las hojas por Ia savia.

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muestos azotados y heridos muertos de rostros impasibles Aqu( viene el arbol, el arbol cuyas ra(ces estan vivas, sac6 salitre del martirio, sus ralces comieron sangre y extrajo lagrimas del suelo" Las hojas, las ramas de este arbol, son " los libertadores". Cuando comienza a nombrarlos, a contarlos, significativamente empieza por Cuauhtemoc, le siguen Fray Bartolome de las Casas, Caupolican, Lautaro, Pedro de Valdivia, Manuela Beltran, Tupac Amaru, O'Higgins, San Martin, Mina, Miranda, Carrera, Miguel Rodr(ez, Sucre, Toussaint, Morazan , Ju<Tez, Lincoln, Martf, Zapata, Sandino Recabarren, Prestes. He hecho esta lista tan larga unicamente para hacer notar que en ciento una paginas dedicadas a los heroes que suben de Ia tierra, Ia encontramos muchas veces como paisaje, como campo de lucha, como objetivo, como amor de " Los libertadores", pero solo en do s ocasiones como a Ia antigua Diosa Madre a Ia que hasta ahora so lo en dos ocasiones como a Ia antigua Diosa Madre a Ia que hasta ahora nos hemos referido, y eso, muy de pasada, porque hay que tener los ojos muy a tentos para descubrirla cuando habla de Juarez:

" Tu rectitud impenetrable sale de nuestra dura geologia" y de Marti:

"Donde se abren tus ultimas cortezas yace Mart( como una almendra pura." Deja a los hombr es que luchan y recorre America Hispanica con Ia mirada:

"Yo te amo, pura tierra, como tantas cosas ame contrarias: Ia flor, Ia calle, Ia abundancia, el rito. Yo te amo, hermana pura del oceano Estaba solo. Era llanura y soledad Ia vida"

Ia piedra en su estatura, Ia victoria del cobre huy6 dejando un crater de ordenado voldn, como si aquella estatua, estrella verde, fuera arrancada al pecho de un dios ferruginoso dejando un hueco palido socavado en Ia altura" La piedra estatua enterrada con sus vertebras de cobre huy6, y dej6 unicamente el socav6n, el volcan falso, Ia mina que devora a los hombres.

"Los libertadores" con su "intermedio" termina "Recoged de las tierras el confuso latido del dolor, las soledades, el trigo de los suelos desgrandos: algo germina bajo las banderas: Ia voz antigua nos llama de nuevo. Bajad a las ra(ces minerales, y las alturas del metal desierto, tocad Ia lucha del hombre en Ia tierra a traves del martirio que maltrata las manos destinadas a Ia luz. No renuncieis al d (a que os e ntregan los muertos que lucharon. Cada espiga nace de un grano entregado a Ia tierra, y con el trigo, el pueblo innumerable junta ra(ces, acumula espigas, y en Ia tormenta desencadenad a sube a Ia claridad del universo" Ya no es puramente Ia sangre ind(gena Ia que dara mieses, es en general Ia sangre de los que lucharon por Ia independencia de todos los pueblos de lberoamerica. A partir de "Los libertadores" Ia tierra se hace roca, agujero de mina o superficie. No vuelve a ser utero primigenio, aunque esa idea se siga sientiendo profundamente conmovedora y primordial para e l hombre. Pero ya es otra cosa: es el Iugar en el que habita, es el suelo, el mineral, Ia riqueza por cuya distribuci6n justa, 路pel ea. Y esta nueva amalgama, en Ia que el hombre y tierra se confunden, en que el hombre modifica el paisaje, tiene tambien una gran belleza.

Con el mismo calido amor con el que pasa por el desierto, atraviesa el paramo, las cordi II eras, Ia pampa. Un tema en el que siempre hace hincapie es en las minas y el sa litre de Chile. Precisamente en las minas nos encontramos el esqueleto de Ia ant igua Madre:

"Es tan d(ficil vera traves de Ia tierra (no del tiempo, que eleva su copa transpare nte . iluminando el alto resumen del roc(o) pero Ia tierra espesa de harinas y rencores, bodega endurecida por muertos y metales no me deja mirar hacia abajo, en el fondo donde Ia entrecruzada soledad me acecha"

"Las vertebras del cobre estaban humedas, descubiertas a golpes de sudor en Ia infinita luz del aire andino. Para excavar los huesos minerales de Ia estatua enterrada por los siglos, el homb re construy6 las galer(as de un teatro vac (o . Pero Ia esencia dura,

En Ia parte V del Canto nos da cuenta de las satrap(as, de las oligargu(as, de las !eyes, las elecciones fraudulentas, de los falsos arist6cratas, los explotadores, los validos, los abogados del d61ar, Ia Standard Oil y Ia intromisi6n de los Estados Unidos de Norteamerica a todo lo largo de los pa(ses que le quedan al sur, dedicando pequefios poemas sobre Ia desgracia, en ese sentido, de cad l los tormentas y Ia .m~ertt; de miles II ltitON~C\JLTA 1

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resurja lo enterrado adquiere una nueva fuerza, si no tan bella ni poderosa como Ia de Ia Gran Madre Tierra, sf igual mente entranable. En el fondo sigue existiendo Ia misma enorme Cuatlicue paridora de muertos, quiza los mismos padres germinales de que nos ha hablado antes. En "Las masacres" dice:

ella surgiran los hombres nuevos que al plantar lo haran cantando, y cuyo malz al nacer repetira, grano por grano, Ia canci6n de Ia libertad:

En Ia parte VIII "La tierra se llama Juan" vuelve a Ia misma idea:

"juntemos todo el grano vivo antes de que vuelva a Ia tierra, y que el nuevo ma(z que nace haya escuchado tus palabras y las repitan y se repitan y se canten de dl'a y de noche, y se muerdan y se devoren, y se propaguen por Ia tierra, y se hagan de pronto silencio y se hundan debajo de las piedras"

"Sus huesos estan en todas partes. Pero vive. Regreso de Ia tierra. Ha nacido . Ha nacido de nuevo como una planta eterna Lo enterraron y viene cantando con nosotros

Pero Neruda, fiel a su pals de largo litoral, al pensar en su propia muerte no pide estar junto a los muertos germinales, en el vientre de Ia Gran Madre, sino en medio de Ia roca, frente al mar, y asl lo dice explfcitamente:

La tierra es tuya, pueblo, Ia verdad ha nacido contigo de tu sangre"

"Compaiieros, enterradme en Isla Negra, frente al mar qu~ conozco, a cada 路area rugosa de piedras y de olas que mis ojos perdidos no volveran a ver. Cad a d Ia de oceano me trajo, niebla o puros derrumbres de turquesa, o simple extension, agua rectil(nea; invariable, lo que pedl, el espacio que devoro mi frente"

"Nadie sabe donde enterraron los asesinos estos cuerpos, pero ellos saldran de Ia tierra en Ia resurreccion del pueblo"

Ya no Ia sangre, dicha con esa palabra, pero s( Ia antigua si miente que resurge, Ia volvemos a encontrar en "En los muros de Mexico" :

"Conozco tu corona de nopales y se que bajo sus ra(ces tu subterranea estatua, Mexico , se construye con las aguas secretas de Ia tierra y los lingotes ciegos de Ia minas"

Sabemos que este deseo nose cumpli6. Sabemos las circunstancias desoladoras de su muerte. Pero aun podemos esperar que se cumpla alguna vez una de las ultimas estrofas con que termina el Canto General:

Mas hay que ver que entre Ia cita anterior y esta existen casi doscientas paginas en donde se mencionan paisajes y tierras del hombre pero sin ninguna de las dos connotaciones a que nos hemos estado refiriendo. Como hemos visto, en Ia tierra germinan, como esperanza, Ia sangre, los huesos, Ia ira enterrados, y de

"Libro comun de un hombre, pan abierto es esta geografla de mi canto, y una comunidad de labradores alguna vez recogera su fuego y sembrara sus llamas y sus hojas otra vez en Ia nave de Ia tierra".


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ROBERTO FERNANDEZ IGLESIAS

CUANDO YO ERA EL MEJOR POETA DEL MUNDO

Querida Frapagu :

En mi casa, entre trago y trago, lela mis poemas, que barbaridad! El entusiasmo mutua era como de subirse a las lamparas (esta no es una frase muy original pero se trata de una carta y buena), realmente descubrlamos el mundo, America no nos bastaba. En el I Imite de Ia euforia, antes de los hipos y Ia part ida, me declarabas el mejor poeta del mundo, sf senor, nada menos, y nada mas. A los pocos dfas, me invitabas a comer a tu casa. Tranquilos. Con Ia familia. Cuando nos tocaba al mismo tiempo que tu padre eran las platicas serias; si no, por lo bajo, segufamos con nuestros problemas, que eran tales que no recuerdo ninguno. Luego, como no fumabas frente a los jefes, con el cafe en mana era Ia hora del piano que ten las en tu recamara. Situaci6n un poco rara para un piano, vaya uno a saber. Entre cigarro y cigarro, haclas salir del piano las canciones gringas d e nuestro humor: As time goes by, Blue moon, I'm in the mood for love y nunca pudiste con Manhattan, aquel himno de Eddie Duchin. Cuando el repertorio no daba mas, repertorio limitado, aficionado, era Ia hora de tus poemas. Que bruto. Sin necesidad de trago, ni de alcoholes, volvfa el entusiasmo, el desborde, el desgariitamiento anlmico por Ia profundidad de Ia palabra, por Ia modernidad de Ia form a, Ia cl aridad de los conceptos y de in.mediato venia el nombramiento de ser tu el mejor poeta del mundo. No habfa mas alia, non plus ultra. Listo. F ueron varios meses de esto. H asta que un d fa, . como en toda historia que se respete, en media de una borrachera espeluznante, cuando yo terminaba de leer e l segundo o tercer poema de Ia noche, soltaste Ia frase tu no eres el mejor poeta del mundo. Confi ado, todavla segu l Ia I 11 ld~utdaro, el m~or eres tu. Mov.iote e.l dedo fWI'ilfiahWliz~~ONACIJLTA 1

Me dirijo a t i aunque ya conozcas todo el cuento porque tengo que contarselo a alguien y tu tambien eras el mejor poeta del mundo. Bueno, yo te nombraba y tu me devolvlas Ia pelota. Ahara, como catorce o quince arias despues creo que lo decfamos en serio. Lo asegurabamos tan seriamente que siempre cuento esta historia, sabre todo a mis alumnos de talleres literarios o cuando hay algun joven que se siente hermano .de Tarzan. No hay nada mas apabullante que decir: yo e ra el mejor poeta del mundo. Eso debe ser el final del cuento. Ahara quiero ir al comienzo, cuando nos encontramos en Ia Escuela de Medicina de Ia Universidad del Estado de Mexico en Toluca. ZQue hacfa un panamef\o estudiando medicina en T o1uca? Esa es otra historia, pero si ademas hace versos y se dice poeta es mas extrario todavfa; hasta Margaret Randall, el d fa que Ia conocl me dijo que raro, pensar que una ciudad tan fea tenga poetas. Todas estas son historias que se me van llegando y deja que Ia maquina las escriba, ni se par que, a lo mejor para dar el ambiente o alga asl. Mi tema debe ser Neruda, un senor que esta en media de nuestra historia. Como no quise escribir un articulo necrol6gico y maestro y tod as esas casas como' hablar de Ia resurrecci6n socialista, me puse a contarte 'esta anecdota con Neruda. Los dos estudiabamos medicina, ya lo dije yo recib Ia un cheque mensual y pagaba deudas y compraba casas para el mes, sabre todo una dotaci6n d e bote llas. Licores que culminaban una noche de tortas y cervezas en e l San Carlos, d e do mino en el Co nde, y eran nuestra salvaci6n cuando todo estaba cerrado, hasta nuestro presupuesto.

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de no. Yo encontre a uno mejor. Tengo un libro de el, te lo voy a mostrar cuando vayas a Ia casa. Con tus palabras quede casi muerto, incompleto, esperando el d Ia de ir a tu casa, de conocer al que nos quitaba el titulo. AI fin fuimos a comer a tu casa y yo que siempre he sido tan trag6n ni caso hice a Ia comida, creo, pues me interesaba mas conocer a nuestro rival y vencedor. Cafe en mano, dentro de tu cuarto, armados de cigarrillos, ibas al piano y te detuve, nada, el poeta mejor del mundo. Te relste, igual que cuando haces una de tus bromas presbiterianas, y sacaste de Ia almohada un ejemplar de lo que hoy se es Ia edici6n pirata de los Veinte poemas de amor y una canci6n desesperada. No me lo diste, sino que, abriendolo, lefas versos, estrofas, fragmentos. Creo que me quede call ado, ped I prestado tu ejem-

plar y nunca te lo devolvf. Hab fa descubierto un mejor poeta que tu y que yo. Tambien fue el comienzo del calvario de Ia literatura. Si hab fa uno mejor que yo, era posible que hubiera uno mejor que ese. Y empece a buscar y encontre a todos, digo, no quiero ser hablador, a casi todos. AI dejar de ser el mejor poeta del mundo tuve que aprender a serlo para igualar a aquellos, a los otros, para no ser igual sino a m ( mismo. Desde entonces estoy en eso. En cambio tu seguiste Ia medicina, mas o menos en serio, titubeante hasta que te has declarado, por decreto, peleado con Ia literatura. Ahora, Neruda esta muerto, America tiembla porque quiere cambiar y no Ia dejan y yo escribo esta carta para que quede constancia de un - simple hecho obsturo, cuando Neruda nos enseii6 que no eramos los mejores poetas del mundo.

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Hasta luego, invitado. Buenos d las. Sucedi6 mi poema para ti, para nadie, para todos. Voy a rogarte: dejame intranquilo. Vivo con el oceano intratable y me cuesta mucho el silencio. Me muero con cad a ola cad a d (a. Me muero con cada dla en cada ola. Pero el d (a no muere nunca. No muere. lY Ia ola? No muere. Gracias.



VIDA CUlTURAl y ARTISTIC A

SEPTIEMBRE ARTES PLASTICAS El 6 de septiembre, en Ia Sala de Esposiciones Temporales del Museo de Arte Moderno se inaugur6, Ia exposici6n del pintor colombiano Omar Rayo titulada, "EI arte del rigor geometri co" . Lucinda Urrusti, expuso su obra reciente - pinturas y dibujos- en las salas 4 y 5 de Bellas Artes. Esta muestra se inaugr6 el 12 de septiembre. "Extension del huevo negro", obra reciente de Carlos Nakatani, se lnaugur6 el 19 de septiembre en Ia Sal a Metropol itana de Bellas Artes. Esta exposici6n const6 de 43 obras entre acuarelas, gouaches, grabados, acrflicos y tallas en madera. DANZA L'Ensemble Folklorique de Israel y el Ballet de Jerusalem se presentaron, los dlas 1, 2 y 3 en Ia Sala de Espectaculos de Bellas Artes. La direcci6n y Ia coreografla de a cargo de Gano

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su pals como el mejor core6grafo folcl6rico de Israel. El Ballet Bat-Dor de Israel debut6, el 20 de septiembre a las nueve de Ia noche, en Ia Sala de Espectaculos de Bellas Artes. La fundadora de este ballet, Ia Baronesa Batsheva, de Rotshild y Ia primera bailarina Jeanette Ordman dirigen y promueven este ballet que ha creado un estilo novedoso que combina las tecnicas clasicas y modernas de Ia danza. El Bat-Dor se present6 en Bellas Artes los d (as 20 y 22 de septiembre. El Taller Coreografico de Ia UNAM, que dirige Gloria Contreras, se present6 en el Teatro del Bosque, dentro de Ia Temporada Dominica! que organiza el INBAL, los dlas 1, 9, 23 y 30 de septiembre interpretando cuatro programas diferentes.

LITERATURA Dentro del ciclo "La rebeli6n y el amor en cuatro poetas mexicanos", se present6 el poema de Jaime Sabines "Tarumba", los dlas 7, 12,21 y 23 del mes de septiembre, en diferentes centros culturales de Ia ciudad de Mexico. La declamadora argentina Mara Kelton, ofreci6 el j ueves 27 de septiembre un recital de poes (a en Ia Sala Ponce de Bellas Artes, con poemas de Neruda, Garda Lorca, Vallejo, Gabriela Mistral y German Pardo Garda. El Departamento de Literatura del IN BAL, cre6 en el mes de septiembre el Taller de Narrativa en Ia Capilla Alfonsina. La finalidad del Taller de Narrativa es Ia de dar una formaci6n te6rico-practica a los escritores j6venes, para el desarrollo de este genero literario. El coordinador de este Taller es Augusto Monterroso. Los alumnos escogidos fueron: Bernardo Ruiz, Luis Chumacero y Guillermo Samperio. El 28 de septiembre se celebr6 en el vestlbulo del Palacio de Bellas Artes, un homenaje a Pablo Neruda con Ia asistencia de escrito-

Omar Rayo

Lucinda Urrusti, Paisaje

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Ensemble Folklorique de Israel

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jose Revueltas, Carlos Pellicer y el grupo musical de "Los Folkloristas". Como conductora 路de Ia ceremonia estuvo Raquel Tibol. Dentro del ciclo de Mesas Redondas en Ia Capilla Alfonsina se trat6 el tema "Literatura, ideologfa y sociedad" el 27 de septiembre, con Ia intervenci6n de los escritores Ramon Xirau, Salvador Elizondo, juan Banuelos, Enrique Gonzalez Rojo y Vicente Lenero.

MUSICA El grupo de los Folkloristas, se present6 en Bellas Artes el viernes 7 de septiembre, en una funci6n popular a beneficio de los damnificados por el sismo. El sabado 7 a las nueve de Ia noche, se present6 en Bellas Artes, Ia Orquesta Sinf6nica de Xalapa bajo Ia direcci6n de Fernando Avila. La OSX interpret6 musica de: Debussy, jatchaturian, Stravinsky y Moncayo. El cantante griego Mikis Theodorakis, se present6 en Bellas Artes los dfas 11, 13 y 14 de septiembre. Theodorakis, una de las personalidades musicales de nuestro tiem po, interpret6 en Ia Sal a de Espectaculos algunas de sus mas recientes composiciones. E I cantante folkl6rico Oscar Chavez, se present6 en Bellas Artes los dlas 25, 27 y 20 de septiembre, esta ultima fue funci6n popular.

TEATRO La obra El cerco de Numancia, de Cervantes se present6 durante todo el mes de septiembre en el Teatro jimenez Rueda, bajo Ia direcci6n de Manuel Montoro, con Ia Compafila Nacional de Teatro. La obra Malcom contra los eunucos de David Halliwell, se present6 durante todo el mes de septiembre en el Teatro del Granero, bajo Ia direcci6n de Alejandro Bichir. Se abri6 Ia convocatoria at Festival de Otoiio 1973, para obras ineditas de autores nacionales organizado por el Departamento de Teatro del INBAL, Esta convocatoria se cerro el primero de octubre.

OCTUBRE ARTES PLASTICAS El 4 de octubre se abri6 at publico en el Museo de Arte Moderno, galerla de Exposiciones Temporales, Ia exposici6n titualda "Hacia un perfil del Arte Latinoamericano" (Arte Conceptual). El 5 de octubre se inaugur6 Ia exposici6n "30 arquitectos de 30 anos", en Ia Galer Ia Jose Clemente Orozco. El d Ia 19 de octubre, en Ia Sal a Metropolitana de Bellas Artes, se inaugur6, Ia exposici6n de obras recientes de Eduardo Vazquez Baeza. El pintor Antonio Pelaez inaugur6 su ex posicion de 60 61 eos el pasado 23 de octubre en Ia Sala Nacional de Bellas Artes, siendo considerada como una de las mas importantes muestras de Ia temporada. El 26 de octubre se inaugur6 en Ia Galerla jose Ma. Velasco una exposici6n colectiva de grabado. DANZA El Ballet Provincial de San Luis, que dirige Lilia Lopez se presento

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en el Teatro del Bosque los dlas, 15; 22, 26, 27, 28 y 29 de octubre como parte de un programa tendiente a presentar en Ia capital actividades artlsticas de Ia provincia. El Taller Coreografico de Ia UNAM que dirige Gloria Contreras, se present6 en el Teatro del Bosque el domingo 7 de octubre a las 12:00. LITERATURA Continuaron las conversaciones en Ia Capilla Alfonsina, con el tema: Literatura, ldeologla y Sociedad, el dfa 25 de octubre a las 19:00 hrs. Durante el mes de octubre se presento dentro del ciclo intitulado "La rebeli6n y el amor en cuatro poetas mexicanos" el poerna de Juan Banuelos, "No consta en aetas", bajo Ia direcci6n de German Castillo. MUSICA El pianista escandinavo Damgard Madsen dio un recital en Ia Sala Ponce el d (a 26. La Orquesta Filarm6nica de Ia rfti9~t 0 b ajo Ia direcci6n de <kaci~<tJeinf~~NAWLTA BellasArtes


Antonio Pelaez, Pared Publica No. Ill

de Beethoven el 4 de octubre en Ia Sal a de Espectaculos del INBAL. Con Anshel Brusilow como conductor huesped Ia OSN inici6 su Temporada de Otoflo 1973. La OSEM, bajo Ia direcci6n de Enrique Batiz se present6 los sabados 6, 13, 20 y 27 de octubre a las 20:30 hrs. en el Palalcio de Bellas Artes. Antes de iniciar su segunda temporada 1973, Ia OSN realiz6 una gira por el sureste del pals y por Guatemala, conforme al programa presidencial intitulado Arte a Provincia.

OPERA El dfa 11 de octubre se inici6 Ia tem porada popular de opera en Bellas Artes. En dicha temporada se interpretaron las operas Madame Butterfly y Turandot, de Puccini y Ellxir de Amor, de Donizzetti.

TEATRO La obra Oficium Tenebrarum, dirigida por Luis de Tavira, se estren6 el 5 de octubre en el Teatro del Bosque.

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Taller coreografico

NOVIEMBRE ARTES PLASTICAS El jueves 1o de noviembre se inauguro en Ia Sala de Exposiciones Temporales del Museo de Arte Moderno Ia muestra titulada "Arte Grafico Aleman de Hoy. " El creador del cinetismo plastico, VIctor Vasarely, presento una exposicion integrada por relieves, serigraflas y tapices Esta muestra tuvo Iugar en Ia Sala de Exposiciones Temporales del Museo de Arte Moderno, siendo inaugurada el jueves 8 de noviembre. El pintor Vicente Gandia inauguro en el Salon de Ia Plastica Mexicana, el 10 de noviembre, su exposicion de oleos, dibujos y grabados. DANZA El Ballet Nacional, que dirige Guillermina Bravo, se presento los dlas 6 y 11 de noviembre en Bellas Artes. El Ballet Independiente, bajo Ia direccion de Raul Flores Canelo, se presento en Bellas Artes los d las 18 y 25 de noviembre.

El Taller Coreografico de Ia UNAM , que dirige Gloria Contreras interpreto una seleccion de coreograflas de su repertorio los d las 16, 17 y 18 de noviembre en el Teatro del Bosque. Los grupos de improvisacion Expansion Siete y Quanta se presentaron los d Ias 2 3 y 25 de noviembre en el Teatro del Bosque. MUSIC A Bajo Ia direccion de Edouard Van Remoortel, Ia Orquesta Sinfonica Nacional se presento en Bellas Artes los dlas 2, 4, 9, 11, 16 y 18 con obras de Beethoven, Brahms, Schumann, Carrasco, Rachmaninov y Kuri Aldana. Los dlas 23, 25 y 30 de noviembre, Ia Orquesta Sinfonica Nacional se presento en Bellas Artes, bajo Ia direccion de Antoni RosMarba, con obras de Bruch, Mahler, Velazquez, Strauss y Lan Adomian. La Orquesta Filarm6nica del Estado de Mexico se present6 en Bellas Artes los dlas 3, 10, 17 y 24 de noviembre bajo Ia direcci6n

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de varios conductores huespedes. La Orquesta Filarm6nica de Bamberg se presento los dlas 13, 14 y 1 5 de noviembre en el Palacio de Bellas Artes bajo Ia direccion de Zdenek Makal. El Sr. Presidente de Ia Republica asistio al concierto inaugural de este evento que formo parte del programa de cooperacion mexicano-aleman. Los dlas 21 y 28 de noviembre Lauro Flores ofreci6 un recital en el Palacio de Bellas Artes. El grupo folkl6rico Los Calchakis se presentaron en Bellas Artes los dlas 1, 5, 8 y 10 de noviembre. El XII Festival de Musica Judla concluy6 en el Palacio de Bellas Artes los dlas 12 y 22 de noviembre. TEATRO: Durante el mes de noviembre se llevo a cabo el Festival de Otofio 1973, con obras ineditas de autores nacionales. Las funciones fueron a las 20:30 horas. en el T eatro concluyeron el 12 de 'Ml.-fi-.;,,~~1 de

41_.CONACULTA


Los Calchakis

DICIEMBRE ARTES PLASTICAS Desde el dla 4 se instalo en Ia Sala 1 y 2 del Palacio de Bellas Artes, Ia muestra de serigraflas, litograflas e intaglios de artistas iberoamericanos, que Ia Compafi(a Carton y Papel de Mexico dono al lnstituto Nacional de Bellas Artes y Literatura; en esta exposicion se exhibi6 tambien Ia coleccion que Ia misma compafi Ia dono el afio anterior. En conjunto las dos muestras realizaran una gira por las galerlas de provincia del INBAL . Leopolda Flores inauguro una exposicion de sus obras el d(a 6 en las Salas 4 y 5 del Palacio de Bellas Artes, Ia muestra incluye lo que el ha llamado murales pancarta. En Ia Galer(a jose Clemente Orozco, se llevo a cabo Ia Exposicion "Hacia un perfil del Arte Latinoamericano", "Arte Conceptual", desde el d(a 7 y el mismo d(a en Ia Galerla Chapultepec, se abrio una exposicion con oleos de Tzipora Rolen. En Ia Galer(a jose Ma. Velasco, tambien el d(a 7, se inauguro una exposicion colectiva de Navidad, con Ia obra de mas de 30 pintores

mexicanos; dos dlas antes en Ia Sala Metropolitana del Palacio de Bellas Artes, Alfonso Dom (nguez hab(a inaugurado Ia exposicion de 34 de sus mas recientes oleos; y el mismo d(a 5 de diciembre en las Salas 4 y 5 del Palacio de Bellas Artes, se inauguro Ia exposicion "Obras 1962-73 de Tarragona", ti ntas y acuarelas. Permanecieron en el Museo dt A r te Moder no las exposiciones "Lo invisible hecho visible", de Paul Klee y los relieves, serigraflas de Victor Vasarely. En Ia Sala Nacional de Bellas Artes se continuo Ia exposicion con 60 oleos de Antonio Pelaez. En las Salas 2 y 3 del Museo de Arte Moderno continuo expuesta Ia Coleccion Carrillo Gil con obras de Jose Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Wolfang Paalen y Gunter Gerszo. En Ia Galer(a Chapultepec, se presentaron oleos de Luz Marla Morales y fotograflas de Marla Cristina Ramirez. DANZA El Ballet Folklori co de Mex ico, de Amalia Hernandez se presento los

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d(as 5, 12, 19, 23 y 30 en Ia Sala

de Espectaculos del Palacio de Bellas Artes. El Ballet Nacional de Guillermina Bravo, realizo dos presentaciones los d las 1 y 2 en el T eatro del Bosque. TEATRO La Compafi!a Nacional de Teatro, presento hasta el 16 de diciem bre en el Teatro Jimenez Rueda, Ia obra El Proceso, de Franz Kafka, dirigida por Hector Azar; esta obra fue en memoria del maestro Fernando Wagner. Carlos Ancira y Anita Blanch participaron como actores huespedes. La temporada de T eatro Infantil se realizo de Junes a viernes a las 9 :00 y 11 :00 horas en los Teatros Orientacion, Comonfort y del Bosque. MUSICA El grupo Los Folkloristas, se pre.: sento en Ia Sala de Espectaculos del Palacio de Bellas Arte5 el lunes horas. El sabado 1o H'I'\P-il<,ii'ln~ll afi>nf_&~ONAWLTA


de Mexico termin6 su temporada en el Palacio de Bellas Artes. La Orquesta Sinf6nica Nacional , present6 los ultimos siete conciertos de su Segunda Temporada 1973, bajo Ia direcci6n del conductor espaf\ol Antoni Ros-Marba,

los solistas fueron Manuel Suarez, Ruben Islas, Manuel Enriquez, Alicia Urreta y Angelica Morales La OSN tambien present6 dos conciertos extraordinarios los dlas 21 y 23 a las 21 :00 y 17:00 horas, respectivamente, bajo Ia direcci6n

de Manuel Suarez y con Ia participaci6n de Hector Rojas, como solista; el p rograma de este par de conciertos estuvo form ado por obras de Manuel de El las, Manuel M. Ponce, Jose Luis Gonzalez, Silvestre Revueltas y Rodolfo Halffter.

Orquesta Sinfonica de Bamberg

POLITICA INTERNACIONAL:

MEM®RANDA LOS ACONTECIMIENTOS INTERNACIONALES MAS IMPORTANTES DE LA SOCIEDAD CONTEMPORANEA

LOS PUNTOS DE VISTA DE LOS AUTORES MAS DESTACADOS EN LAS PUBLICACIONES DE MAYOR PRESTIGIO INTERNACIONAL Raymord Aron · LE POINT tv\arcel NleOergang -FOREGN AFFAIRS Frarco Salvi - POJTICA INTERNAZIO'-JALE V Rybakav -INTERNATIO'-JAL AFFAIRS William K,ngston- THE POLITICAL QUARTERLY P1erre Rordot - LE MOIS EN AFRIQUE

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