Por los caminos de maria

Page 1

Colegio Diocesano “San José” “Respuestas nuevas, a hombres nuevos, en situaciones nuevas”

POR LOS CAMINOS DE MARÍA Peregrinando junto a la Madre de Dios 1.- Tradición bíblica. En el Génesis encontramos las peregrinaciones que Abraham, Isaac y Jacob hacen a los santuarios de Siquem (Gn 12, 6 - 7; 33, 18 - 20), a Betel (Gn 28, 10 - 22; 35, 1 - 15) y Mambré (Gn 13, 18; 18, 1 15). En estos lugares Dios se manifiesta y promete una tierra que habitará el pueblo de Israel. En el Éxodo se nos narra el viaje hacia esa tierra de la promesa (Ex 19 - 20). Durante este viaje son numerosas los momentos y las distintas formas en los que Israel siente la presencia y cercanía de Dios (Num 10, 33 - 36; 9, 15 - 23; 2Sam 7, 6). En los salmos encontramos los cantos a Jerusalem, la ciudad sagrada, el lugar en el que se encuentra el Templo, la "Casa de Dios" (Sal 42, 5; Sal 84, 6 - 8) Para el israelita adulto había tres momentos a lo largo del año en los que debía peregrinar a la "Ciudad Santa" para presentarse ante el Señor. Estas fiestas eran:  La Pascua. La gran fiesta anual de Israel en la que se hace memoria de la liberación de la esclavitud.  Pentecostés. Cuando Israel celebraba la entrega de los Mandamientos a Moisés en el Sinaí.  La fiesta de los Tabernáculos. En la que Israel recuerda el tiempo en el que fue peregrino en el desierto habitando en tiendas. También Jesús, como judío participó en estas peregrinaciones. En Lc 2, 41 se nos narra como, con doce años (la edad adulta para el mundo judío) acudió con sus padres al Templo de Jerusalem y en Jn 11, 55 - 56 encontramos otra de las peregrinaciones a Jerusalem con motivo de la Pascua. Pero es Lucas quien nos presenta toda la vida y el ministerio de Cristo como una peregrinación cuyo destino final es Jerusalem (Lc 9, 51 - 19, 45). Por su parte Juan señala que Jesús explica todo su Misterio como una peregrinación que salió del Padre y al Padre volverá (Jn 16, 28) En Hch 2, 5 encontramos como el comienzo de la misión de la Iglesia se da en el contexto de una peregrinación, la de Pentecostés.

2.- Para el cristiano Cristo ha cumplido de una vez para siempre con la peregrinación. Él ha traspasado el santuario y se encuentra con el Padre, por eso ya no es obligatorio volver a hacerlo. Pero el cristiano vive su vida como una continua peregrinación a la "Casa del Padre" y la Iglesia se concibe a sí misma como "peregrina en este mundo". A lo largo de la historia la peregrinación ha tenido para el cristiano distintas formas. En el s. IV, en el contexto de la Paz Constantiniana, cuando se encuentran las reliquias de la Pasión del Señor, la peregrinación a los santos lugares (aquellos en los que tuvieron lugar los acontecimientos de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor) se convirtió en uno de los actos de Piedad más extendidos. Un gran número de cristianos se sintieron impulsados a visitar la Tierra del Señor, la Tierra Santa. Durante la Edad Media, las peregrinaciones aumentaron y los destinos variaron. Ya no será solo la Tierra del Señor, sino también las tumbas de los apóstoles y de los mártires. Esta peregrinación medieval constituyó un motor de expansión de la cultura cristiana por toda la Europa Occidental, configurando económica, espiritual y culturalmente lo que hoy llamamos Europa.


En la época moderna, por el influjo del protestantismo y las ideas de la Ilustración, la peregrinación adquiere más la forma de un "viaje interior" con una breve procesión de carácter simbólico: el "Vía Crucis". A partir del s. XIX se recuperan las peregrinaciones como práctica de piedad cristiana, pero ahora cambiarán su fisonomía con respecto a la peregrinación medieval. Los cristianos se van a dirigir a los santuarios que constituyen expresiones de la identidad de la fe y de la cultura cristiana de una nación. Es el caso de Fátima en Portugal, Lourdes en Francia, Czestochowa en Polonia, Aparecida en Brasil, Guadalupe en Méjico o Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá en Colombia.

3.- Espiritualidad La peregrinación tiene para el cristiano diversas dimensiones: a) DIMENSIÓN CRISTOLÓGICA. La peregrinación es para el cristiano, la parábola del camino hacia el Reino y configura al cristiano como homo viator (hombre en camino) que se mueve entre la oscuridad de la fe y la sed de la visión, entre lo estrecho de la Historia y la aspiración de la eternidad, entre el afán de la actividad y el deseo de la contemplación. El autor de la carta a los Hebreos nos dice que no tenemos una ciudad estable y caminamos hacia la casa prometida del Padre. Somos peregrinos hacia el cielo (cf. Heb 13, 14). La peregrinación nos configura con Cristo que salió del Padre y al Padre volvió. b) DIMENSIÓN PENITENCIAL. La peregrinación es un camino de conversión. Es un camino donde tomamos conciencia de nuestros propios pecados y de los lazos que nos atan a las cosas pasajeras, hasta conseguir la libertad interior que nos lleve a comprender cuál es el sentido de la vida. La vuelta de la peregrinación a nuestro lugar de vida ha de estar acompañado del propósito de cambiar de vida y orientarla hacia Dios. La peregrinación es un momento privilegiado para acercarnos al sacramento de la Reconciliación como fruto de ese examen de nuestro camino en la vida que debe llevarnos a volver a la casa del Padre c) DIMENSIÓN FESTIVA. ¡Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor! (Sal 122, 1) La peregrinación supone un alivio y una ruptura de la monotonía diaria en espera de algo diverso. Es una ocasión para expresar la fraternidad cristiana, la convivencia, la amistad. En la peregrinación nos hacemos compañeros de camino y disfrutamos de la presencia y compañía de aquel que el Señor ha puesto a nuestro lado. d) DIMENSIÓN CULTUAL. Toda peregrinación es un acto de culto. Caminamos para ir al encuentro de Dios, para estar en su presencia y tributarle el culto de la adoración abriéndole nuestro corazón. Alabanza, adoración, acción de gracias, imploración, petición de perdón por los pecados... son todos actos que se realizan en la peregrinación. La imagen de María que encontramos al final de nuestro camino es signo de la presencia de la Madre de Dios junto a su hijo siempre vivo, en la Gloria del Padre, que intercede por nosotros en favor de todos los hombres. Esa misma imagen ha sido testigo de la oración de miles de hermanos nuestros que han elevado ante ella su voz esperanzada en busca de paz, amor y gracia de Dios. e) DIMENSIÓN APOSTÓLICA. La situación itinerante del peregrino se asemeja a la de Jesús y sus discípulos que recorrían los caminos de Palestina anunciando el Evangelio de la Salvación. La peregrinación se constituye en anuncio y a nosotros en apóstoles y misioneros llamados a dar testimonio del inmenso amor que Dios nos ha tenido al hacernos hijos suyos. Es por tanto un anuncio de salvación. f) DIMENSIÓN DE COMUNIÓN. La peregrinación se hace en comunión con nuestros hermanos y con el Señor mismo que nos acompaña por el camino como acompañó a los discípulos de Emaús. Caminamos en comunión con la Iglesia entera que peregrina en la tierra. Caminamos en comunión con aquellos que, antes que nosotros, recorrieron los mismos caminos y llegaron a la misma meta. Caminamos en comunión con la ciudad entera situada a los pies del santuario y con la que nos comprometemos a hacer de ella un lugar donde el Reino de Dios pueda crecer y dar fruto. Caminamos


en comunión con la ciudad entera que eleva su oración al Padre y cuyo trabajo aparece reflejado en la obra que contemplamos.

4. La meta La meta de toda peregrinación es cumplir la Voluntad de Dios. Cumplir la voluntad de Dios caminando y acogiendo al que camina con nosotros. Peregrinar con María es escuchar como nos dice: Haced lo que él os diga. María no nos da, nos enseña. Nos enseña a caminar tras los pasos de Jesús. Nos enseña a escuchar la Palabra de Dios. Nos enseña a descubrir cuál es la Voluntad de Dios. Nos enseña a acoger al mensajero, a aquel que trae la Buena Noticia del Señor para nuestra vida. María es nuestra Maestra. Ir a verla o recibirla en casa es ir a ver o recibir al Señor. Recuerda que Jesús nos la entregó como Madre y ella nos muestra cuál es el camino, cuál es el sentido de nuestra vida, cuál es la fórmula de la felicidad: HACED LO QUE ÉL OS DIGA.

EVANGELIO Del evangelio de Juan (Jn 2, 1 - 12) Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.» Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.» Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.» Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.» Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos. Después bajó a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.