Educar en la interioridad es educar en la felicidad. Por Dani Gómez-Olivé

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Foto cedida para Petit Dialogal #58

Educar en la interioridad es educar en la felicidad Dani Gómez-Olivé Artículo original en Dialogal #58 - Hivern 2016

Cómo educar la interioridad? Como acompañar este proceso para descubrir nuestro mundo interior? Como adentrarse en el camino que nos conduzca a reconocer quienes somos? Estas cuestiones, aunque puedan parecer nuevas no lo son tanto. En efecto: ahora las nuevas corrientes pedagógicas nos hablan de la necesidad de considerar la competencia intrapersonal o incluso de tener en cuenta la inteligencia espiritual a la hora de educar, pero los clásicos ya hablaban de considerar al ser humano como una expresión acabada de la energía universal que se manifestaba en cada individualidad. Para griegos y latinos la energía armoniosa que es el macrocosmos, omnipresente y lleno, se manifestaba en cada uno de los microcosmos (cuerpos) que habitamos. La educación para ellos suponía un proceso de auto descubrimiento de esta plenitud universal que cada uno contiene desde siempre. En este marco, el proceso educativo era un arte que debía permitir el despertar para que el individuo pudiera descubrir la sus competencias y su verdadera identidad. Si vamos a la etimología de la palabra educar, nos daremos cuenta de que en su raíz latina, ex-ducere, significa «sacar de dentro a fuera". Y qué es lo que habría que sacar de dentro a fuera? Se trataría de hacer emerger la mejor parte de uno mismo, lo que se tiene ya pero que aún no ha descubierto. Así, la finalidad primera y última de toda educación, en su sentido clásico (y no tanto clásico) sería acompañar a hacer descubrir la sabiduría interior, esa sabiduría innata que todas y cada una de la criatura que tenemos dentro de nosotros.

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El proceso educativo es un proceso de conocimiento, de autoconocimiento. Educar es descubrir la propia interioridad. Educar en la interioridad es educar en la felicidad. Llegados aquí la pregunta principal que nos planteamos en este artículo sigue sin responderse: y esto de descubrir nuestro interior, como se hace? No hay caminos únicos. Se podría decir que hay tantos caminos como individuos. Aquí se indican algunos caminos a recorrer, que son los que han caminado muchas otras, pero los andes son infinitos. Por eso es importante que cada uno encuentre aquellos que le son más convenientes para llegar a saborear lo que somos. Del mismo modo que es posible mostrar un paisaje hermoso si antes no la has pisado, tampoco es posible educar en la interioridad si quien muestra el camino no ha hecho previamente descubierta interior. Por lo tanto, hay un fuerte reto personal en todo esto que concierne en la educación de la interioridad: el salto personal e intransferible que supone asumir el reto de este viaje personal. En Camí Endins (www.camiendins.org) proponemos transitar por los senderos que han seguido muchas otras personas antes que nosotros para acceder a su interior. Casi todas ellas nos hablan, de una manera u otra, de atención plena en el presente, de silencio y de meditación como herramientas para llegar a degustar este interior que nos habita, nos acompaña y nos da pleno sentido. Estas son los instrumentos que utilizamos en los talleres de Camí Endins para adentrarnos en esta maravillosa aventura interior. Atención plena para significar que el camino de búsqueda interior debe ser consciente, querido, libre, abierto e intenso. Atención plena en el presente porque es en el presente donde se juega la felicidad. Plenamente conscientes en el presente, conscientemente atentos al presente, para dar el siguiente paso, el del silencio. Silencio no como ausencia de ruidos externos (que también) sino sobre todo de ruidos internos. Ejercicio difícil porque hay que acallar las voces interiores que no paran de hablar y distraernos, que no paran de juzgar y juzgarnos, que no paran de decidir por nosotros, cuando no prestamos atención. En el silencio habrá que restar muy atentos, de nuevo, a las malas pasadas del ego que nos confunde y nos identifica con nuestros pensamientos, sentimientos y emociones. Tenemos pensamientos sentimientos, emociones, sí, pero nosotros son mucho más: el ser que somos y que toma forma en el cuerpo que habitamos es mucho más que eso. Por último, la meditación como herramienta transformadora que nos ayuda, lentamente pero incansable, a pasar a un estado en el que, por fin, tomamos conciencia de lo que somos: arte y parte del ser creador, generador de amor, paz, bondad y felicidad infinita. Precisamente por eso es importante emprender este viaje, ya que educar en la interioridad es educar en la felicidad. La propia y la de los demás. Seremos lo suficientemente valientes para emprenderlo?

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