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SIR HOTEL

INAUGURADO EN MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y NUEVE, EL HOTEL ORFILA SE UBICA EN LA CALLE DEL MISMO NOMBRE EN MADRID EN UN PALACETE CONSTRUIDO EN MIL OCHOCIENTOS OCHENTA Y SEIS. MARCO DE UN NUEVO CONCEPTO DE HOSTELERÍA EN LA CAPITAL DE ESPAÑA, EL EMBLEMÁTICO EDIFICIO SE HIZO CÉLEBRE EN LOS AÑOS VEINTE ENTRE LA SOCIEDAD MADRILEÑA ALBERGANDO NUMEROSAS REPRESENTACIONES ARTÍSTICAS DE NIVEL.

Era justo en un teatro habilitado dentro del palacete, donde ahora se ubica la terraza. Luego llegaron los noventa, década que daba comienzo a la reconversión del edificio en un hotel que respetaba el aire señorial de la época. No faltaban las comodidades propias de un establecimiento de lujo para un espacio que conserva la fachada, el zaguán y la escalera principal del edificio original del siglo diecinueve. En el año dos mil uno el hotel ingresaba en la Asociación Relais & Châteaux, que agrupa a las grandes referencias de mayor prestigio del mundo y de la que en la actualidad forman parte cerca de quinientos establecimientos.

Caracterizado por su atmosfera tranquila y refinada repleta de obras de arte originales de los siglos dieciocho y diecinueve, su última remodelación lleva el sello del interiorista Lorenzo Castillo, quien ha realzado el estilo atemporal del hotel como referente del lujo y clasicismo contemporáneo, siempre respetando la esencia del establecimiento. Poniendo en alza su estructura original de suelos de mármol pulido en el Hall, Salita de Té y Bar, no ha dudado en entelar las paredes en un terciopelo color “tête de negre” con te- las suntuosas, vibrantes y frescos que mantienen su espíritu para que resalten obras, como por ejemplo el retrato al óleo de Fernando VII firmado por Vicente López, discípulo de la Escuela de Velázquez.

Entre su destacada colección de obras de arte -destaca otro lienzo notable, primero en dar la bienvenida al visitante en el Hall es una escena campestre de Primitivo Holandés, fechado en mil seiscientos setenta y uno-, treinta y dos habitaciones, doce de ellas suites, todas diferentes, caracterizadas por su cuidada decoración con muebles de época, papeles pintados ingleses, pasamanería y suelos de mármol policromado. Con una entrada con sillería y tresillo procedentes del Palacio Medina Sidonia, restaurados y retapizados, los muebles de las habitaciones han sido traídos directamente de distintos países de Europa (todos del siglo diecinueve) con sillas venecianas que se mezclan con albornoces bordados con las iníciales de distinguidos clientes habituales.

Por su parte, los salones del establecimiento –“Tragaluz”, con salida directa al jardín, el “Salón de Té” y

“La Terraza”, el mejor espacio para estar dentro de la ciudad sin que lo parezca, con un trampantojo que aúna la vegetación del jardín con la fuente central del mural principal- son perfectos para celebrar reuniones de trabajo, recepciones, comidas y cenas en una atmósfera cálida, tranquila y de absoluta privacidad. Suma valor a la experiencia su restauración, con “El Jardín de Orfila by Mario Sandoval” (dos Estrellas Michelin, tres Soles Repsol y Premio de Gastronomía 2013), galardonado por dos años consecutivos con un Sol Repsol. Allí se puede disfrutar de una deliciosa cocina bajo un exquisito menú degustación, su suculento brunch o los sofisticados cócteles de empresa. Los sabores tradicionales se desarrollan ampliamente bajo la mano de las técnicas más actuales, respetando y realzando la fuerza de cada materia prima presente.

Solo queda pasar por su Bar, de estilo clásico inglés. La mejor y más amplia variedad de cócteles de este rincón viaja en paralelo de un sinfín de opciones de cafés y tés que bañan su cuidada selección de pastas, tapas y sándwiches.