a posteriori

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a posteriori



A POSTERIORI (subst., adj. e adv.) D. : Nachträglichkeit (subst.), nachträglich (adj. E adv.), - F. : après-coup (subst., adj. E adv.). – En. : deferred action, deferred (adj.), - Es. : posteridad, posterior, posteriormente. – I : posteriori (adj.), posteriormente (adv.) Termos frequentemente utilizados por Freud com relação à sua concepção da temporalidade e da causalidade psíquicas. Há experiências, impressões, traços mnésicos* que são ulteriormente remodelados em função de experiências novas, do acesso a outro grau de desenvolvimento. Pode então ser-lhes conferida, além de um novo sentido, uma eficácia psíquica. Laplanche e Pontalis, in Vocabulário da Psicanálise, Martins Fontes, pág. 33.


Nada hay más misterioso en el vivir que los instantes que preceden al sueño. Se diría que se repiten a la inversa los instantes del nacimiento. Y que se trata de un desnacer. No cabe una situación más radical, aunque sea vivida superficialmente. Maria Zambrano, in Los sueños y el tempo, ediciones Siruela, pág. 54


Vista de Nest/Nasty no atelier do carrer Ribera, Barcelona, 1996 View of Nest/Nasty at Ribera street workshop, Barcelona, 1996


Nest/Nasty, detalhe cera rosa, olhos de boneca, dentes infantis, mecanismo de corda, tecido, gravuras, lã, luvas de látex e talco - 1ª versão, 1996 Nest/Nasty, detail pink wax, doll’s eyes, teeth, winding mechanisms, fabric, wool, engravings, latex gloves and talcum powder - 1st version, 1996


Nest/Nasty, detalhe com manipulação Nest/Nasty, detail with manipulation




Poeira Os contadores de histórias jamais imaginaram que a Bela Adormecida se levantaria recoberta de uma espessa camada de poeira; eles nunca sonharam com as sinistras teias de aranha que o primeiro movimento dos seus cabelos ruivos esgarçaria. Entretanto tristes camadas de poeira invadem sem parar as casas, sujando-as uniformemente: como se tratassem de dispor os sótãos e os velhos quartos para a entrada das obsessões, dos fantasmas, das larvas que o odor putrefato da velha poeira embriaga e substancia. Quando gordas moças “boas para todo serviço” armam-se, a cada manhã, com um grande espanador, ou mesmo de um aspirador elétrico, elas talvez não ignorem absolutamente que contribuem, tanto quanto os sábios mais elogiáveis, para afastar os fantasmas malfeitores que a limpeza e a lógica repugnam. Um dia, é verdade, como a poeira continue, ela começará provavelmente a ganhar das serviçais, invadindo os imensos escombros de edifícios abandonados, das docas desertas: nessa época distante, não haverá nada que nos salve dos terrores noturnos, na ausência dos quais nos tornamos grandes contabilistas. Georges Bataille, Obras Completas, volume I, pág.197.

Nest/Nasty (a posteriori) 1996-98 Cera rosa, dentes, decalques, pequenas gravuras, bola de gude, tecido, talco 59 x 100 x 5 cm Nest/nesty (a posteriori) 1996-98 Pink wax, teeth, tracings, small etchings, marble, fabric, talc




Vista geral de a posteriori na sala Athos Bulcão, Brasília, 1998 View of a posteriori at Athos Bulcão Gallery, Brasília, 1998


Nest/Nasty, detalhe com manipulação Nest/Nasty, detail with manipulation


Belle Mère, 1996 Tecido, bordado e pÊrolas Cloth, embroidery and pearls



Quero vocĂŞ, para sempre, 1998 cera rosa, gravura, dentes, tecido e talco I want you, forever pink wax, engravings, teeth, fabric and talcum powder



Eu sou uma coisa estranha. Eu não tenho alma nem corpo. Não podem ver-me, mas podem ouvir-me. Eu não existo por mim mesmo, só um ser humano pode me dar vida, quantas vezes o desejar. E minha vida é curta, porque morro quase no mesmo momento em que nasço. E assim, seguindo o capricho humano, posso viver e morrer incontáveis vezes a cada dia. Aos que me dão vida não faço nada, mas quem causar meu nascimento provará dolorosa sensação, consciente da curta duração da minha vida, da minha vinda e partida. Adivinha escrita e distribuída por Mozart no carnaval de Viena, em 1787.



Detalhe de a posteriori na sala Athos Bulcão, Brasília, 1998 Detail of a posteriori at Athos Bulcão Gallery, Brasília, 1998


Sexo, Violência & Arte, 1998 vídeo, 2’46’’ Sex, Violence & Art, 1998 video, 2’46’’



Luva personagem, 1997 crochet, olho de boneca, cera rosa Glove character, 1997 crochet, dolls eyes. pink wax




MÁ-MÁ, 1998 cera rosa, dentes, lã MÁ-MÁ, 1998 pink wax, teeth, wool


Nota. (que sólo quiere ser el inicio de un intercambio epistolar).

Ana, querida, Me pregunto con frecuencia de qué modo, a través de la práctica, la investigación o la reflexión artística, -algunas personas que queremos, creemos, o quizás, simple y llanamente, necesitamos-, debemos vehicular y dar forma a los entresijos de nuestro propio autoconocimiento. Me refiero, no tanto a la concreción formal, sino, de una manera más precisa, a la articulación de posibles sentidos -una vez se hace pública- conducidos sobre una base crítica, de cuestionamento, de desvelamiento e, incluso, por qué no, de cierta denuncia. Habito en ese ente desdibujado, perdido y roto que se empeña en aglutinarse bajo el término Europa, dividido entre el silencio pasivo ante el genocidio, las matanzas crueles, el aumento de posiciones excluyentes, de marcado carácter racista, y su desvergonzado afán por domesticar a todos sus súbditos: en el nombre de la democracia, los valores humanos van quedando acotados en el valor de contribuyentes. El axioma es fácil: quienes no pueden “contribuir” (con sus impuestos) no son contribuyentes, obvio, pero ¿qué hay de su condición humana?. Este parece ser un tema sobre el que es preferible no pensar, al fin y al cabo no es de rentabilidad prioritaria, ¿no es cierto?. Opino que, como mínimo, es ésta una época de obligada “revuelta” y comparto con quienes consideran que la “revuelta” psíquica, psicoanalítica -y artística-, se refiere fundamentalmente al acto de cuestionar, de transformar, de cambiar, de interrogar las apariencias... y en este sentido general, me identifico con tu trabajo: con tu guiño (bajo una primera apariencia inocua) a situaciones en el límite de lo soportable; con esa (maravillosa) especie de falta de equilibrio que veo como una de las constantes de tu narración continuada. Recuerdo que, en una presentación de tu trabajo a un grupo de estudiantes, ésta generó un interesante debate que acabó centrándose en las ideas de deseo y de pesadilla... uno de ellos comentó: “es que... es perverso”. Yo maticé: no, en mi opinión “no es” : “alude a”... Veo esta actitud, que deja abierta un amplio abanico de grados de implicación con el espectador, querida Ana, como otro de los pilares de tu práctica creativa.


Pero, volviendo la vista al mundo que esta dislocada época ofrece, que se nos presenta con el eufemismo de aldea global, con una de las mayores dosis de engaño, desorden y ruina moral, cultural y social (al más puro estilo occidental y de primer mundo), no puedo por menos que plantearme, de nuevo, de qué modo artistizar (permíteme el término) el trauma al que la realidad nos somete. Hemos hablado a veces acerca de la reivindicación del dolor (además del placer) como constituyente esencial de lo humano (pienso en el comentario sobre algunas ideas de Kobena Mercer), si bien empieza a ser necesario ampliar el planteamiento a cómo entender (o al menos aproximarnos) al dolor ajeno (Elaine Scarry). Confío en que podamos profundizar en esta idea. Como sabes, bajo el concepto de “realismo traumático”, Hal Foster opina que en el arte contemporáneo el trauma se ha literalizado, se ha vuelto un despliegue de la herida. Es, dice, como si nada fuera real a menos que se registre -física y fenomenológicamente- en el dolor. No estoy segura de compartirlo totalmente, o quizás no lo entiendo en la precisión óptima; en cualquier caso, lo que sí despierta mi interés es la reflexión relativa (y paralela) a propósito de la imposibilidad de la representación, ¿qué términos de relación y/o de distancia se establecen entre la representación y el objeto representado?. (No olvido tampoco el estudio de una posible “superación” (¿o desviación?) de la idea trauma en estos años finales de los noventa). Creo -aunque tímidamente- que a tu trabajo puede atribuirsele un claro intento de redefinición de la experiencia, diría que tanto individual como histórica; e incluso apuntaría que las pulsiones (en su sentido más amplio) que lo generan parecen provenir de adentro y de afuera a la vez... quizás en un pulso entre la afirmación y la negación del “sujeto”... quizás en un trapecio de vértigo compartido: psicológico, psicoanalítico y fisiológico ¿contextual?... en el límite de lo soportable... Quedo a la espera de tu respuesta. Amparo Lozano Barcelona. Octubre 1999.


Nota. ( que só quer ser o início de um intercâmbio epistolar)

Ana, querida, Me pergunto com frequência de que modo, através da prática, da investigação ou da reflexão artística –nós que queremos, acreditamos, ou quem sabe, pura e simplesmente disto necessitamos – devemos veicular os emaranhados do nosso autoconhecimento e dar-lhes forma. Me refiro não tanto à concretização formal, mas antes, de uma maneira mais precisa, à articulação de possíveis sentidos – uma vez conhecidos – elaborados sobre uma base crítica, de questionamento, de revelação e, porque não, de certa denúncia. Habito este ente desfigurado, perdido e remendado que insiste em aglutinar-se sob o nome Europa, dividido entre o silêncio passivo ante o genocídio, as matanças cruéis, o florescimento das posturas excludentes de marcado caráter racista e seu desavergonhado afã por domesticar a todos os seus súditos, um lugar onde, em nome da democracia, os valores humanos vão sendo equiparados aos dos contribuintes. O axioma é simples: os que não podem “contribuir” (com impostos) obviamente não são contribuintes. Mas o que acontece com sua condição humana? Este parece ser um assunto sobre o qual é preferível não pensar. Afinal não seria rentável, salvo engano. Opino que esta é uma época de necessária “revolta”, no mínimo, e concordo com quem considera que a “revolta” psíquica, psicanalítica e artística diz respeito fundamentalmente ao ato de questionar, de transformar, de mudar, de interrogar as aparências. E, nesse sentido geral, me identifico com teu trabalho (à primeira vista, de aparência inócua), e sua cumplicidade com as situações no limite do suportável; e com essa (maravilhosa) espécie de falta de equilíbrio que vejo como uma das constantes da tua narração. Recordo que, em uma apresentação do teu trabalho a um grupo de estudantes, surgiu interessante debate que acabou centrando-se nas idéias de desejo e pesadelo. Um estudante comentou: “é que... é perverso”. Eu matizei: não, na minha opinião “não é”, mas sim “alude a”... Vejo esta atitude, que abre um leque amplo de implicações com o espectador, querida Ana, como outro dos pilares da tua prática criativa.


Mas, volvendo o olhar para o mundo que esta deslocada época oferece, apresentado sob o eufemismo da aldeia global, com grandes doses de falsidade, desordem e ruína moral, cultural e social (no mais puro estilo ocidental e de primeiro mundo), não posso deixar de perguntar-me, outra vez, de que modo artistizar (permita-me o termo) o trauma a que a realidade nos submete. Estivemos falando algumas vezes sobre a reivindicação da dor (ademais do prazer) como constituinte essencial do humano (penso no comentário sobre algumas idéias de Kobena Mercer). Começa a parecer necessário estender aquelas observações, no sentido de entender a dor alheia – ou ao menos dela nos aproximarmos (Elaine Scarry). Espero que possamos aprofundar-nos nessa idéia. Como saber, a partir do conceito de “realismo traumático”, Hal Foster opina que na arte contemporânea o trauma literalizou-se, tornou-se uma exibição da ferida. É, diz ele, como se nada fosse real, a menos que se registre – física e fenomenologicamente – na dor. Não me sinto segura para concordar totalmente, ou quem sabe não o entenda com a precisão ideal; em qualquer caso, o que sim desperta meu interesse é a reflexão relativa (e paralela) a propósito da impossibilidade da representação. Que termos de relação e/ou de distância se estabelecem entre a representação e o objeto representado? (Não esqueço tampouco o estudo de uma possível “superação” – ou desvio – da idéia trauma neste final dos anos noventa). Creio, embora timidamente, que a teu trabalho se pode atribuir uma clara tentativa de redefinição da experiência, diria que tanto individual como histórica; e inclusive anotaria que as pulsões (em seu sentido mais amplo) que o geram parecem originar-se dentro e fora ao mesmo tempo... quem sabe pulsando entre a afirmação e a negação do “sujeito”... quem sabe em um trapézio de vertigem compartilhada: psicológica, psicoanalítica e fisiológica... contextual? No limite do suportável... Na espera da tua resposta. Amparo Lozano Barcelona. Outubro, 1999.


da sĂŠrie dos planetas, 1999 crochet, cera rosa, dentes Planet serie, 1999 crochet, pink wax, teeth



fotografia/ photography: Dani Soter: 1, 12, 18, 19, 20, 21. 24, 25 Santos Montes: 2, 4 Lu Macieira: 5, 6, 7, 10, 14, 15 Edgar Cesar: 9, 11 Nazareno: 16 texto: Amparo Lozano

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