Pastoral completa 327

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Un pasado y un futuro Editorial

Un pasado y un futuro

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n estos últimos meses hemos estado recordando el acontecimiento grande que fue para la iglesia católica de los años 60 - y pensamos que también para todas las demás iglesias - el Concilio Vaticano II. En efecto, se cumplen 50 años, dos generaciones bien crecidas.

Los tiempos son otros hoy. Está claro. Para la gran mayoría de los adultos católicos activos el Concilio no es objeto de recuerdo personal, sino meramente histórico: han oído hablar, o han leído sobre él. En el presente número de esta revista volvemos hacia ese acontecimiento pasado desde tres ángulos de nuestra realidad presente, para asomarnos a un posible futuro. El primer ángulo es la visión que de sí misma tiene una juventud que crece y vive en La Legua Emergencia. Lo describe Paulo Álvarez. En la desolación en que se encuentra y en el asolamiento al que la somete la arbitrariedad y violencia policial, esta juventud ni siquiera se pregunta ya dónde está la Iglesia del Vaticano II, sino simplemente dónde está el cabro que nació en una cueva (en Belén), y que murió preguntándole a su padre (Dios) por qué le hacía sufrir tanto abandono. Y hace suyo, sin saberlo, ese grito desesperado. El segundo ángulo es el de un movimiento feminista católico. Lo representa Loreto Fernández. No se imaginaron los 2.500 varones participantes y Padres Conciliares que cincuenta años más tarde iban a ser cuestionados tan radicalmente por mujeres que, siendo las más numerosas entre los feligreses, no llegaron a configurar un uno entre ciento de quienes algo pudieron decir, no en las aulas, sino apenas en los pasillos conciliares. El tercer ángulo de visión es el de una hermanita de Jesús, Donata Cairo, perteneciente a una congregación que ve y busca a su Dios en las personas y los grupos más pobres en todo el orbe – entre artistas de circo, entre gitanos y gitanas trashumantes, entre trabajadores de temporada en Copiapó, mujeres y hombres – una congregación religiosa de hermanas universales,

sin límites en su amor, que más pertenece al futuro de una iglesia del espíritu que al presente tan terrenal , organizado y publicitado, para mal y para bien, de nuestras instituciones. Desde tres ángulos distintos, son tres críticas a nuestra iglesia del presente, partiendo de lo que el Espíritu pareció haberle dicho a las iglesias en tiempos del Vaticano II. En el cuarto artículo, Oscar Beozzo cuenta algo de lo que se urdió, muy políticamente en la trastienda y en los grandes escenarios, para que se produjeran los dos documentos mayores del Concilio: el que vincula el destino de la Iglesia con el del mundo, Gaudium et Spes, y el que define a la Iglesia más bien como un pueblo que camina que como jerarquía con báculo… En el quinto, Manuel Ossa describe a grandes trazos el ambiente social, político y cultural que precedió y acompañó al Concilio, dando a entender así, desde abajo, algunos de los hilos que se enhebran en el tejido doctrinal y pastoral de la trama conciliar. Termina este número con un fraternal llamado de Pablo Fontaine, en nombre del Jesús que entre nosotros fue pobre, a no olvidarnos de los pobres – bien material y concretamente - nosotros todos quienes, por el mero hecho de tener algún mejor pasar, podemos ser interpelados por otros como ricos.

Pastoral Popular

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Concilio y Actualidad

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n octubre de 2011, en el contexto de uno más de los encuentros teológicos de las comunidades del sur argentino-chileno1, realizado en la población La Legua, el ex poblador y vecino de siembra de esa población, -ahora jubilado cura obrero y actual misionero itinerante- Mariano Puga, comenzaba la liturgia callejera afuera de la capilla de Legua Emergencia con estas palabras: “Yo creo que este es lugar de todo Santiago donde mejor se sentiría Jesús de Nazaret. Aquí viviría y aquí vive, aquí habría sido escupido (…) aquí hubiese sido excluido del sistema porque tomaba o porque andaba con borrachos, drogadictos y putas, porque andaba y se metía con los impuros (…) este Jesús, el desprestigiado, el tomador, el mujeriego, el que andaba rodeado de maleantes (…) es como cuando le decía a Bartolomé –¿se acuerdan ustedes no?-. Aquí de Nazaret de Galilea, puede salir algo bueno. Como se ha dicho muchas veces, de La Legua puede salir algo bueno. De La Legua sale lo mejor que hay en Chile, lo mejor que hay en Chile, de aquí sale algo único por eso que es tierra santa. Padres y madres, abuelos y abuelas que son protagonistas de su historia (…) Cristo metido en la mierda.”

Conversatorio CEDM, junio 13 de 2012.

Desde La Legua Emergencia preguntan ¿dónde está Dios? Paulo Álvarez

Sumario

tu dice a las iglesias (cap 4, p. 29; 2002) donde el Concilio declaraba el compromiso del pueblo de Dios y sobre Cuando el CEDM me invitó a participar del todo de los pastores y teólogos de auscultar, discernir e conversatorio titulado “Experiencias, testimonios, exinterpretar las múltiples voces de nuestro tiempo. pectativas, decepciones y sueños a 50 años del ConciEditorial lio Vaticano II ¿Qué iglesia estamos construyendo?” pasado y unleído futuro Pág 01 Contes ¿Qué iglesia estamos construyendo? me daba cuenta que, a Un pesar de haber y oído algo Concilio y Actualidad to como poblador, como compañero de vida de Legua sobre el tema, poco sabía de su sentido, pero fundamenDesde La Legua Emergencia preguntan ¿dónde está Dios? Pág 02 Emergencia. talmente que si escasamente palpaba su vivir y opción, Paulo Álvarez más allá del arrojo casi heroico de algunas y algunos En muchos sentidos, continuamos edificando comprometidos con ser iglesia del Nazareno, es por la Mirada feminista al Concilio Vaticano II: 50 años después Pág 06 la iglesia del y para el poder, por cierto no exclusiva de tibieza que sus inspiraciones y dimensiones tienen en Loreto Fernández una realidad social o territorial única. una porción importante de la iglesia actual. La hermanita Magdalena y el Vaticano II Pág 10 Una iglesia que mira y no ve o no quiere ver La pregunta del CEDM era invitada a contes Donata Cairo que el narcotráfico (esa tragedia social que condena al tarse desde la experiencia personal; desde ahí pedí a algunos amigos2 que me dieran pistas sobre el Concilio El Concilio Vaticano II y su época ser humano a la tiranía de la droga) es Págcausa 15 última de las condiciones de pobreza y empobrecimiento que Vaticano II. Entonces me hablaron de hombres que se Manuel Ossa la sociedad y el sistema han provocado en unos sobre atrevieron a pensar/hacer distinto, de una iglesia donde otros. las esperanzas y las angustias de los hombres de hoy Vistazos sobre el Concilio Pág 18 son las alegrías y las tristezas de los discípulos de CrisOscar Beozzo Una iglesia que es, pero que no siente. En la to, de la incorporación inculturada de la fe. Resaltaron Página de Pablo angustia, impotencia, fracaso, desprecio que parte vital de su significancia pasa por meterse en Carta a los (católicos) ricos Págdel 22 Otro, alteridad (en los chicos marcados por la pasta base por los signos de los tiempos. Finalmente, me recordaban su Pablo Fontaine ejemplo). Ser-poder, utilizarlo sin sentir su pretendida carácter ecuménico, celebrativo un declarado comproCartas a la Ryedacción Pág 24 omnipotencia ciega y muda ante sus propias perversiomiso con la pobreza. Releí a Ronaldo Muñoz, ese flaco nes, ante lalaopinión falta de poder de la mayoría y el exceso de como Jesús, “teólogo aprendiz poblador”, y di un necesariamente Losde artículos firmados nocon reflejan de la revista. poder de pocos. El reflejo de vida de los Otros podría epígrafe que él escoge para hablar sobre lo que el espíriSe autoriza la reproducción siempre que se indique la fuente y se envíe un ejemplar a lalaredacción Pastoral Popular


Un pasado y un futuro Editorial

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n estos últimos meses hemos estado recordando el acontecimiento grande que fue para la iglesia católica de los años 60 - y pensamos que también para todas las demás iglesias - el Concilio Vaticano II. En efecto, se cumplen 50 años, dos generaciones bien crecidas.

Los tiempos son otros hoy. Está claro. Para la gran mayoría de los adultos católicos activos el Concilio no es objeto de recuerdo personal, sino meramente histórico: han oído hablar, o han leído sobre él. En el presente número de esta revista volvemos hacia ese acontecimiento pasado desde tres ángulos de nuestra realidad presente, para asomarnos a un posible futuro. El primer ángulo es la visión que de sí misma tiene una juventud que crece y vive en La Legua Emergencia. Lo describe Paulo Álvarez. En la desolación en que se encuentra y en el asolamiento al que la somete la arbitrariedad y violencia policial, esta juventud ni siquiera se pregunta ya dónde está la Iglesia del Vaticano II, sino simplemente dónde está el cabro que nació en una cueva (en Belén), y que murió preguntándole a su padre (Dios) por qué le hacía sufrir tanto abandono. Y hace suyo, sin saberlo, ese grito desesperado. El segundo ángulo es el de un movimiento feminista católico. Lo representa Loreto Fernández. No se imaginaron los 2.500 varones participantes y Padres Conciliares que cincuenta años más tarde iban a ser cuestionados tan radicalmente por mujeres que, siendo las más numerosas entre los feligreses, no llegaron a configurar un uno entre ciento de quienes algo pudieron decir, no en las aulas, sino apenas en los pasillos conciliares. El tercer ángulo de visión es el de una hermanita de Jesús, Donata Cairo, perteneciente a una congregación que ve y busca a su Dios en las personas y los grupos más pobres en todo el orbe – entre artistas de circo, entre gitanos y gitanas trashumantes, entre trabajadores de temporada en Copiapó, mujeres y hombres – una congregación religiosa de hermanas universales,

sin límites en su amor, que más pertenece al futuro de una iglesia del espíritu que al presente tan terrenal , organizado y publicitado, para mal y para bien, de nuestras instituciones. Desde tres ángulos distintos, son tres críticas a nuestra iglesia del presente, partiendo de lo que el Espíritu pareció haberle dicho a las iglesias en tiempos del Vaticano II. En el cuarto artículo, Oscar Beozzo cuenta algo de lo que se urdió, muy políticamente en la trastienda y en los grandes escenarios, para que se produjeran los dos documentos mayores del Concilio: el que vincula el destino de la Iglesia con el del mundo, Gaudium et Spes, y el que define a la Iglesia más bien como un pueblo que camina que como jerarquía con báculo… En el quinto, Manuel Ossa describe a grandes trazos el ambiente social, político y cultural que precedió y acompañó al Concilio, dando a entender así, desde abajo, algunos de los hilos que se enhebran en el tejido doctrinal y pastoral de la trama conciliar. Termina este número con un fraternal llamado de Pablo Fontaine, en nombre del Jesús que entre nosotros fue pobre, a no olvidarnos de los pobres – bien material y concretamente - nosotros todos quienes, por el mero hecho de tener algún mejor pasar, podemos ser interpelados por otros como ricos.

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n octubre de 2011, en el contexto de uno más de los encuentros teológicos de las comunidades del sur argentino-chileno1, realizado en la población La Legua, el ex poblador y vecino de siembra de esa población, -ahora jubilado cura obrero y actual misionero itinerante- Mariano Puga, comenzaba la liturgia callejera afuera de la capilla de Legua Emergencia con estas palabras: “Yo creo que este es lugar de todo Santiago donde mejor se sentiría Jesús de Nazaret. Aquí viviría y aquí vive, aquí habría sido escupido (…) aquí hubiese sido excluido del sistema porque tomaba o porque andaba con borrachos, drogadictos y putas, porque andaba y se metía con los impuros (…) este Jesús, el desprestigiado, el tomador, el mujeriego, el que andaba rodeado de maleantes (…) es como cuando le decía a Bartolomé –¿se acuerdan ustedes no?-. Aquí de Nazaret de Galilea, puede salir algo bueno. Como se ha dicho muchas veces, de La Legua puede salir algo bueno. De La Legua sale lo mejor que hay en Chile, lo mejor que hay en Chile, de aquí sale algo único por eso que es tierra santa. Padres y madres, abuelos y abuelas que son protagonistas de su historia (…) Cristo metido en la mierda.” Cuando el CEDM me invitó a participar del conversatorio titulado “Experiencias, testimonios, expectativas, decepciones y sueños a 50 años del Concilio Vaticano II ¿Qué iglesia estamos construyendo?” me daba cuenta que, a pesar de haber leído y oído algo sobre el tema, poco sabía de su sentido, pero fundamentalmente que si escasamente palpaba su vivir y opción, más allá del arrojo casi heroico de algunas y algunos comprometidos con ser iglesia del Nazareno, es por la tibieza que sus inspiraciones y dimensiones tienen en una porción importante de la iglesia actual. La pregunta del CEDM era invitada a contestarse desde la experiencia personal; desde ahí pedí a algunos amigos2 que me dieran pistas sobre el Concilio Vaticano II. Entonces me hablaron de hombres que se atrevieron a pensar/hacer distinto, de una iglesia donde las esperanzas y las angustias de los hombres de hoy son las alegrías y las tristezas de los discípulos de Cristo, de la incorporación inculturada de la fe. Resaltaron que parte vital de su significancia pasa por meterse en los signos de los tiempos. Finalmente, me recordaban su carácter ecuménico, celebrativo y un declarado compromiso con la pobreza. Releí a Ronaldo Muñoz, ese flaco como Jesús, “teólogo aprendiz de poblador”, y di con un epígrafe que él escoge para hablar sobre lo que el espíri-

Conversatorio CEDM, junio 13 de 2012.

Desde La Legua Emergencia preguntan ¿dónde está Dios? Paulo Álvarez

tu dice a las iglesias (cap 4, p. 29; 2002) donde el Concilio declaraba el compromiso del pueblo de Dios y sobre todo de los pastores y teólogos de auscultar, discernir e interpretar las múltiples voces de nuestro tiempo. ¿Qué iglesia estamos construyendo? Contesto como poblador, como compañero de vida de Legua Emergencia. En muchos sentidos, continuamos edificando la iglesia del y para el poder, por cierto no exclusiva de una realidad social o territorial única. Una iglesia que mira y no ve o no quiere ver que el narcotráfico (esa tragedia social que condena al ser humano a la tiranía de la droga) es causa última de las condiciones de pobreza y empobrecimiento que la sociedad y el sistema han provocado en unos sobre otros. Una iglesia que es, pero que no siente. En la angustia, impotencia, fracaso, desprecio del Otro, alteridad (en los chicos marcados por la pasta base por ejemplo). Ser-poder, utilizarlo sin sentir su pretendida omnipotencia ciega y muda ante sus propias perversiones, ante la falta de poder de la mayoría y el exceso de poder de pocos. El reflejo de la vida de los Otros podría

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ayudar a palpar lo que siente aquél que está viviendo muerte. Una iglesia que no pocas veces retrata la pobreza y a los empobrecidos como recurso estético, como conductora de un grupo inanimado, relativamente capaz y depreciado. Al retratar la pobreza desde la comodidad, desde el discurso, desde una artificiosa pero real estructura jerárquica, vertical y machista, las pobladoras y pobladores entienden que iglesia es cualquier cosa menos comunidad. Iglesia es el cura, los religiosos, los ritos, el cuerpo santo, el templo, pero no ellos. Una iglesia que no conoce su iglesia. No sabe ni se siente dispuesta a saberse ni a acompañarse. Mostrar hechos relativamente recientes podría ayudar a comprender la realidad en la que la iglesia local requiere encaminarse. Nada asegura que cambie lo que la falta de mejores condiciones de vida no ha conseguido hacer, pero su debida atención sería una señal inequívoca del lugar que escoge la iglesia para servir.

He aquí tres testimonios:

En muchas casas de Legua Emergencia la fecha de navidad está abrazada de soledades diversas y dispersas, soledad concreta de carne y hueso. La muerte ha marcado la psique de los pobladores.

Tres testimonios 1 Disfrazado de viejito pascuero… “Hace cinco años atrás, disfrazado de viejito pascuero para ganarse unos pesos extras, T recorría el mismo día de navidad las calles de la población sacándose fotos o llevándoles regalos a los niños y niñas. Casualmente se equivocó de casa e ingresó a una donde había tres hermanos solos, porque sus padres estaban presos en la cárcel, (él y otros vecinos conocían la situación, pero no tenían contemplado hacer nada tan extraordinario). El mayor no tenía más de 12 años; sin embargo, había preparado para sus hermanos menores una cena que consistía en un pollo asado y nada más. Cuando él llegó disfrazado, simplemente quedaron con la boca abierta, pensaban que efectivamente el viejito pascuero se había acordado de ellos y que venía a visitarlos; actuó en consecuencia. Se sentó a compartir con ellos, los abrazó, les habló con ternura y después de las 12 de la noche se fue a su casa donde su familia lo esperaba inquieta porque no llegaba, y sin un peso extra porque se los dejó al niño mayor. Luego, entre penas impotentes, le relató a su familia y a algunos amigos que su navidad habían sido las miradas incrédulas y desamparadas de esos niños”3.

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4 2 Antes pensaba que algo andaban haciendo, “Me han detenido ocho veces desde que empezó la Intervención. Antes me ponía nervioso porque con los pacos te puede pasar cualquier cosa. Bueno, igual ahora me pongo nervioso (…) Me obligaron a bajarme los pantalones y tener que sentarme en cuclillas tocándome el hoyo; eso me paso tres veces y me sentía pa’ la cagá, porque nadie merece ser tratado así. Hasta que empecé a decirme yo mismo que no iba a aguantar otra vez y que me les iba a parar. Al año siguiente, en otro control intentaron hacerme lo mismo y me negué firme, que estoy en mi derecho y la weá, pero me agarraron me echaron al furgón y al rato estaba en la comisaría (…) Nadie de ellos me respondió por qué hacían eso conmigo; siempre contestaban que estábamos intervenidos. De ahí que caché que lo que les pasaba a otros vecinos era lo mismo. Antes pensaba que algo andaban haciendo, como también la gente piensa eso de uno, pero después quedé claro que los que andaban en cuestiones raras eran ellos (…). Ya sabís lo que le ha pasado a algunos cabros aquí: han perdido pega, familia, aprecio por ellos mismos por lo que han hecho los pacos; les cagaron la vida. ¿Quién te saca estar en cana injustamente? (…). La cuestión aquí es un chiste: los pacos no hacen nada cuando se necesita que hagan algo, no se meten en las mochas, no paran los balazos, el tráfico no ha disminuido, los pasturris que llegan a vivir a la población son cada vez más. A lo más, para un rato y sigue la otra semana (…) La gente está sin pega, le pagan una weá de sueldo,

tiene varios hijos, esta marca y más encima tienen todos los días que comerse la violencia de la población. Mejor te tirái un tiro o te volvís loco, entrái en la pasta y te olvidái de tanta mierda, eso es lo que ha pasado con tanto cabro, hasta minas. Yo cacho que aquí o te enfermái de las balas o de la droga que tenís que echarte encima para olvidarte de las balas (…). Puta, cuando pienso la weá me da pena, porque yo quiero mi población y estos güeones mienten, los políticos mienten, se llenan la boca y la gente cree que todos somos malos. Vai a cualquier parte, decís que soy de La Legua y la weá es como si tuvierai lepra. ¿Hay cachao?, yo he cachao miradas cuáticas, aunque igual sirve cuando se pasan rollos con uno, porque, sin necesidad de sacar ficha, yo digo que soy de La Legua y tenís mitad de la pelea ganá…” (R) 4. 3 Aún sigo soñando con fantasmas “A mí, hermano, me cagaron la vida; sentía que todo por lo que había luchado se iba en unos segundos. Fíjate que con el tiempo, después de lo que me pasó, he pensado que quizá no es lo peor, que también esto me ha ayudado a ver las cosas de otra manera, porque antes yo era un güeón que no estaba ni ahí con nadie más que con mi familia, y estaba preocupado de tener cosas, mi casa, que saliéramos una vez al mes a comer, que tuviéramos vacaciones. Estaba encalillado, bueno, hasta ahora estoy encalillado, y quería vender mi casa y comprarme otra para irme de la población con mi señora y mis dos niños (…). Con el paso del tiempo creo que las cosas no eran tan así como las veía y hoy estoy más convencido que no se trataba sólo de un tema de la policía, sino más bien de una venganza por parte de los traficantes quienes, confabulados con los pacos, producto de la actitud de mi mamá con respecto a luchar, dar entrevistas y denunciar la situación que la población vive, se pegaron el show conmigo (…) partí al Easy de Gran Avenida para comprar pintura; tomé el colectivo y a la cuadra siguiente tres pacos me bajan, me tratan como a un delincuente, me hablan con agresividad, garabatos. Yo me resistí y forcejeé con los tres; me querían pegar y yo no me dejé hasta que me echaron dentro del furgón y me llevaron a la comisaria. Allá me dicen que me habían encontrado 125 papelillos de pasta base de cocaína (…). Me puse nervioso, no podía hablar una frase, no

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podía sacar el habla, era como si la lengua se me hubiese pegado al paladar. Me dolía el estómago, me faltaba el aire y me volvía a preguntar qué había hecho mal o qué hemos hecho para que gente como ésta nos trate así (…). Llegó mi mamá, mi papá, mi señora, mis hermanos, algunos amigos, cuñados. Mi señora les grito de todo y yo, desde dentro del calabozo, les gritaba que me soltaran, pacos corruptos, conchesumadres, etc. Mi señora les preguntaba gritando, ¿pueden saludar a sus hijos sabiendo que le están cagando la vida a una familia?, ¿pueden llegar tranquilos a sus casas después de un día de trabajo?, ¿cuánta plata quieren? Ella pensaba que entregando los dos millones con que acabábamos de vender nuestra casa podía solucionar algo el tema como lo hacían en la calle, pero me metieron en la cárcel de San Miguel, donde estuve tres meses (…). Cuando salí y llegué a la casa no quería ni ver la calle por miedo a los pacos y la depresión. Perdimos la plata que teníamos porque mi señora le pago a puros abogados sinvergüenzas; perdí mi pega, quedé con un certificado de antecedentes en proceso y con un juicio pendiente que duro más de tres años y en el que la Corte decidió por dos votos contra uno que era inocente. Siento mucho alivio, mucho cansancio, mucha angustia. Aún sigo soñando con fantasmas…” (T) 5. ¿Dónde está Dios para los pobladores? ¿dónde está el cabro que nació en una cueva? Pero en muchos otros sentidos, la construcción de iglesia ha sido experiencia de lucha, aprendizaje, dolor, parido de amor y de vida. Por ejemplo la toma de Nueva La Legua (1947) se hizo de la mano del cura obrero Rafael Maroto. La construcción de organizaciones sociales, culturales, políticas, deportivas fue promocionada o albergada por la iglesia. La iglesia fue cobijo y rostro de los perseguidos, torturados, humillados por la dictadura militar y por los luchadores de justicia y verdad. Fue denuncia responsable, ante la indiferencia del estado y de parte de la sociedad civil chilena por las condiciones de pobreza, estigma y violentación provocada. ¿Que está pasando en los pobladores y pobladoras de La Legua, ante la pregunta de qué se espera de la iglesia o qué iglesia se quiere? Los pobladores siguen viviendo desde hace dos décadas, un proceso de desafiliación. Algunos, porque han visto en otras religiones sentido de Dios; otros, porque los sentidos de ayer de-

vienen vacios hoy, porque la constatación de su realidad genera la pregunta no solo de dónde está la iglesia sino de dónde está Dios. Algunos siguen esperando y queriendo de la iglesia lo ritual, otros no esperan absolutamente nada. La celebración/liturgia continúa negada. La iglesia-comunidad ignora qué celebrar. Los espacios están marcados por signos y simbolos ahistóricos, alineantes con una idea neoliberalizada de la vida. En ultimo se piensa que no hay nada que celebrar. No soy parte de está iglesia –dice Nacho-, tampoco somos iglesia, no queremos iglesia. Porque esa iglesia habla el lenguaje de Dios rey y no del cabro que nació en una cueva, que se hizo último entre los últimos, pequeño entre los pequeños, hijo de un carpintero y una mujer como cualquiera y que por lo demás murió preguntando, con miedo, por qué su padre le quitaba la vida en pos de la vida de Otros. Que la iglesia corte con la jerarquía y con la complicidad de los ricos Los pobladores de La Legua, que históricamente han visto a una iglesia local jugada por su vida, que mayoritariamente es creyente y quiere su iglesia, que instituyó de hecho, respeto y valoración por su iglesia más que ninguna entidad en la población, quieren que la iglesia corte con la jerarquía y con la complicidad de los ricos y poderosos. Quiere una iglesia que se conmueva con y entre la muchedumbre, que hable nítida y celebradamente. Una iglesia con buen humor, ecuménica, Nazarena y que de verdad se juegue por su opción preferencial a los pobres, siendo pobre entre los pobres.

Notas: 1

2

Comenzado hacía fines del 90 en el sur de ambos países. Los encuentros tienen un carácter ecuménico, austral y diverso de humano. Se realizan dos veces al año para reflexionar y buscar, en comunidad, la teología desde y del pueblo. Andrea Castillo, Matías Valenzuela y Nicolás Viel.

3

Todas las citas son extraídas de la investigación “Vidas intervenidas, prácticas e identidades en conflicto. La población Legua Emergencia (19492010)” realizada por el autor de este artículo.

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Entrevista realizada en marzo de 2010

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Entrevista realizada en abril de 2010. Los hechos de abuso policial grave se multiplican con creces en la investigación, dando cuenta de prácticas sistemáticas de violación de derechos humanos, que en los últimos dos años se han reducido en número.

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Mirada Feminista al Concilio Vaticano II: 50 años después1 Loreto Fernández Martínez

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or qué una mirada feminista? No necesito justificar la necesidad de plantearse desde un locus que ha sido considerado uno de los corpus teóricos y movimientos sociales, políticos y culturales más significativos del s. XX y que ha desencadenado una serie de transformaciones en todos los ámbitos, las cuales siguen en curso. Ahora bien, en lo concreto este escrito es feminista, porque no puedo imaginarme pensar ni escribir nada que no lo sea. He sido feminista antes de que pudiese discursivamente reconocer y apropiarme de este relato específico que busca relaciones humanas completamente otras, dignas, justas, inclusivas, para todas y todos sin excepción. He sido feminista desde el saber intuitivo originado en el malestar del cuerpo que me enseñó tempranamente que no era lo mismo ser niña que niño. Escribo desde la conciencia de que pobladoras, estudiantes, artistas, intelectuales, migrantes, cristianas, ateas, jefas de hogar, lesbianas, indígenas, jóvenes y viejas, trabajadoras todas, nos manifestamos de múltiples formas en diversas partes del mundo, por nuestras libertades, por la autonomía de nuestros cuerpos, por el derecho a nuestros derechos, por el reconocimiento de la igualdad fundamental

y de la expresión de nuestras diferencias. Las mujeres católicas no hemos estado al margen de estos procesos, a pesar de las censuras y reprensiones al interior de la Iglesia y la desconfianza que provoca fuera de ella en las militantes, que no conciben como posibilidad seguir adhiriendo al cristianismo -en cuanto uno de los principales bastiones del patriarcado- y subvertir el orden imperante; pretensión que sí tenemos las feministas cristianas. Por otro lado, ¿Por qué darnos el tiempo de pensar un acontecimiento eclesial que, más allá de las formas que hace que cualquier estudiante de teología u otra persona comprometida pastoralmente “conozca”, para muchas y muchos de dentro y fuera de la iglesia católico romana, no es más que “historia” de algo que pudo ser? De un algo: “para unos, desconocido; para otros, olvidado; para una notable mayoría, incomprendido”. Lo hacemos justamente por eso, porque queremos mirarnos desde la historia, resistir y recrearnos desde ella, o, parafraseando al gran pensador argentino Rodolfo Kusch, queremos poner en juego la Pastoral Popular

verdad del presente, explorando el pasado con conciencia de límite y de liberación. Aclaro que esto no es un análisis detallado de lo que el Concilio puede representar, sino más bien un acercamiento que intencionadamente se hace desde un lugar interesado, a saber, interrogar el acontecimiento con ojos de feminista y creyente. 1) Contexto El s. XX cristalizó una serie de avances en distintos campos del saber. El normal transcurrir evolutivo de la condición humana, siempre cambiando, se aceleró con la caída de los grandes imperios, los procesos de descolonización, las dos guerras mundiales, la irrupción de las mujeres en el ámbito público, los nuevos descubrimientos científicos, el desarrollo tecnológico, el impacto de los medios de comunicación, enumeración a la que podríamos sumar una larga lista de otros elementos de diversa índole y grado, enmarañados entre sí como causas y efectos, de una época que vino a coronar la modernidad, como reconocimiento fáctico de la autonomía humana, arrojada a su propio arbitrio.


Concilio y Actualidad El surgimiento del Concilio no es por tanto un hecho aislado, sino que viene a hacerse parte de los cambios mundiales en curso. Estos deseos venían pujando hace mucho al interior de la propia Iglesia como conciencia de que se necesitaban transformaciones profundas en el estudio de la Sagrada Escritura, las formas litúrgicas, la catequesis, el ecumenismo, el compromiso pastoral, entre otros aspectos y que se expresaba tanto en la reflexión teológica como en las prácticas eclesiales (JOC, Acción Católica, curas obreros, etc.) Mención especial merece la Conferencia Episcopal de Río de Janeiro, en 1955 que dio paso a la creación del Consejo Episcopal Latinoamericano, CELAM, y que por su espíritu de colegialidad episcopal es considerado como un acontecimiento precursor del Concilio. Para nosotrxs2, esto tiene plena consonancia con la fe, pues la experiencia cristiana se funda en la creencia de que Dios se hace carne humana y que actúa en la historia. Por lo mismo, la fe dice relación a la mirada con la que se aquilatan los hechos y el cómo se busca ubicarse en ellos mismos. 2) Metáfora: Juan XXIII, o cuando hacemos tiempo mientras nos acomodamos…cuidado Dios nos puede sorprender. La elección de Juan XXIII se efectuó después del largo pontificado de casi dos décadas de Pio XII (marzo de 1939 a octubre de 1958) “Razonablemente” los cardenales escogieron un pontífice anciano, provisional, que diera tiempo de hacer una transición mientras se reordenaban las filas vaticanas. Pero a tres meses de su elección, Angelo Giuseppe Roncalli, quien pasaría a la historia como “el papa bueno” sorprendió a todxs, y molestó a muchos, anunciando el XXI Concilio

7 Ecuménico, el I Sínodo de la diócesis de Roma y la revisión del Código de Derecho Canónico. Anuncio que daría paso al Concilio Vaticano II. El que el Concilio fuera convocado por Juan XXIII quien falleciera ocho meses después de haberlo inaugurado (11 de octubre de 1962- 3 de junio de 1963), es un buen recordatorio de como Dios actúa, poniéndose siempre en los márgenes. De este papa que tan poco se esperaba, provino el Concilio que tantas esperanzas concitó. Para nosotrxs, que vivimos tiempos complejos, en que por un lado la innegable crisis de la iglesia católica –en que la pedofilia es un triste síntoma de una grave enfermedady por otro, los nuevos escenarios culturales y sus cambios vertiginosos nos hacen muchas veces andar a tientas sin saber qué rumbo seguir, puede ser fuente de consuelo, ánimo y esperanza saber que comprometiéndonos también con los procesos que se gestan desde abajo, aquello por lo que no apostaría ninguna transnacional, solidarixs con los empobrecidos de un sistema que hace desechables a las personas, estamos siendo y haciendo parte de la Buena Nueva de Jesús, quien bendecía el nombre de Dios, por revelarse a lxs pequeñxs (Cf. Mt. 11, 25). 3) Iglesia-pueblo de Dios-presencia de mujeres No parece razonable analizar el papel de las mujeres en la iglesia y particularmente en el Concilio, sólo por el número de participantes. De hecho, la mayoría de quienes concurren a las iglesias son justamente mujeres, y sin embargo, la estructura eclesial sigue siendo patriarcal, excluyente y hasta misógina en ocasiones. Justamente por lo mismo, es que el dato del número en espacios resolutivos adquiere un Pastoral Popular

ribete particularmente interesante. Los asistentes al Concilio eran alrededor de 2500, la mayor parte padres conciliares -obispos de los cinco continentes y superiores generales de las congregaciones religiosas masculinas. Había además asesores expertos elegidos por el Papa o los obispos que colaboraban en los trabajos de las comisiones; observadores o delegados de otras confesiones cristianas que inicialmente fueron 31 y culminaron en 93, y finalmente auditores: 36 hombres y 23 mujeres, representantes del laicado o de congregaciones religiosas femeninas, que ingresaron recién en la tercera cesión del Concilio. Es decir, la representación de género que demográficamente en el mundo se mantiene alrededor del 50%, en el Concilio fue de 1 a 99...Respetable 1% de mujeres con derecho a “escuchar y a acatar” y que no estuvo exento de polémicas, por la molestia de algunos que no se resignaban a que féminas estuviesen presentes en tan magno acontecimiento. Sea como fuere, los complejos mecanismos que permiten la exclusión por medio de procesos a través de los cuales se reproducen y naturalizan determinados comportamientos, repercute en efectos directos sobre todo el colectivo asociado a dichas prácticas. En este caso, la continuidad de la Iglesia, su presente y su futuro se juegan en buena medida en si se mantendrá la concentración de poder, tan ajena a la horizontalidad de relaciones establecidas por Jesús o seriamente se buscarán mecanismos que aseguren relaciones democráticas y participativas. En este sentido la categoría “Pueblo de Dios” del Concilio quiso afirmar el papel de todxs lxs bautizadxs, particularmente del laicado, reconociendo su participación activa en todas las obras de evangelización de la Iglesia y afirmando


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8 que no somos de segunda categoría, pues todos somos llamados a la misma santidad y a compartir la misión que le da razón de ser a la comunidad eclesial. A pesar de las concesiones que dejaron en la Constitución L.G. vestigios de una eclesiología preocupada de mantener el status de la jerarquía, como ejemplo parte del n°27: “Los Obispos rigen, como vicarios y legados de Cristo, las Iglesias particulares que se les han encomendado, con sus consejos, con sus exhortaciones, con sus ejemplos, pero también con su autoridad y con su potestad sagrada, que ejercitan únicamente para edificar su grey en la verdad y la santidad, teniendo en cuenta que el que es mayor ha de hacerse como el menor y el que ocupa el primer puesto como el servidor n° 28: “…Los presbíteros, aunque no tienen la cumbre del pontificado y en el ejercicio de su potestad dependen de los Obispos, con todo están unidos con ellos en el honor del sacerdocio…” n°29: “En el grado inferior de la jerarquía están los diáconos..” y en el n° 30 se menciona, como podemos imaginar, a lxs laicxs: “El Santo Concilio, una vez que ha declarado las funciones de la jerarquía, vuelve gozosamente su espíritu hacia el estado de los fieles cristianos, llamados laicos. Cuanto se ha dicho del Pueblo de Dios se dirige por igual a los laicos, religiosos y clérigos; sin embargo, a los laicos, hombres y mujeres, en razón de su condición y misión, les corresponden ciertas particularidades cuyos fundamentos, por las especiales circunstancias de nuestro tiempo, hay que considerar con mayor amplitud. Los sagrados pastores conocen muy bien la importancia de la contribución de los laicos al bien de toda la Iglesia. Pues los sagrados pastores saben que ellos no fueron constituidos por Cristo para asumir por sí solos toda la misión salvífica de la Iglesia cerca del mundo,

sino que su excelsa función es apacentar de tal modo a los fieles y de tal manera reconocer sus servicios y carismas, que todos, a su modo, cooperen unánimemente a la obra común.” Ya sería interesante analizar en sí misma la tensión obvia de estos párrafos entre la mantención del clásico esquema piramidal obispos, presbíteros, diáconos y laicos y el que discursivamente en el mismo escrito se apele a relaciones amistosas e igualitarias; pero además de eso, en la Constitución Lumen Gentium el Concilio nos dejó como legado un documento, que apartándose de las primeras redacciones que partían hablando de la iglesia desde su jerarquía, estableció un orden en que el primer capítulo habla del misterio de la iglesia, el segundo es dedicado al pueblo de Dios y recién en el tercero se refiere al ordenamiento jerárquico. De este modo, se impulsa una saludable y evangélica eclesiología –hoy en desuso en muchas partes- que con claridad establece que el corazón de la iglesia no está en el poder sagrado de unos pocos que se ejerce sobre fieles necesitados de guía, sino de la comunión en hermandad y amistad de un pueblo donde “no hay judío, ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer” (Ga. 3, 28) Con la misión de compartir gozosamente el mensaje de vida buena y abundante de Jesús. La “sacralidad” entonces, corresponde al Pueblo de Dios en su conjunto y el Vaticano II, hizo conciencia de que la Iglesia ha de ser sacramento de la unión de Dios con un mundo del que ella es parte, no centro. Un modelo de iglesia así, lejos de la concepción quiriarcal que concentra el poder de algunos varones privilegiados sobre otros varones y sobre todas las mujeres, es plenamente compatible para las aspiraciones de feministas cristianas, si se establece de modo orientador hacia relaciones cada vez de mayor Pastoral Popular

igualdad, en que no se necesiten establecer jerarquías, sino ministerios entendidos como servicios, que pueden ser efectuados por todxs al interior de la comunidad, en procesos rotatorios y democráticos que permitan un discipulado de iguales. Además del 1% de auditoras, el Concilio dedicó algunos párrafos a las mujeres, particularmente en la Constitución G. S: “Las mujeres reivindican, allí donde aún no lo han conseguido, la igualdad de derecho y de hecho con los hombres” (GS 9), “es lamentable que los derechos fundamentales de la persona no estén todavía protegidos en la forma debida por todas partes. Es lo que sucede cuando se niega a la mujer el derecho de escoger libremente esposo y de abrazar el estado de vida que prefiera o se le impide tener acceso a una educación y una cultura iguales a las que se conceden al hombre” (GS 29), “la activa presencia del padre contribuye sobremanera a la formación de los hijos; pero también debe asegurarse el cuidado de la madre en el hogar que necesitan principalmente los niños menores, sin dejar por eso a un lado la legítima promoción social de la mujer” (GS 52), “las mujeres actúan ya en casi todos los campos de la vida, pero es conveniente que puedan asumir plenamente su propio papel según su propia índole. Todos deberán reconocer a la mujer la participación propia y necesaria en la vida cultural y promoverla” (GS 60). Junto a ello, se dedicó palabras especiales a las mujeres en el punto 4 del Mensaje Final del 8 de diciembre de 1965, donde se llega a decir, sin ningún sentido de proporción ni autocrítica, que: La Iglesia está orgullosa, vosotras lo sabéis de haber elevado y liberado a la mujer,


Concilio y Actualidad de haber hecho resplandecer, en el curso de los siglos, en la diversidad de sus caracteres, su innata igualdad con el hombre. Tanto los números señalados como el mensaje final no pasan de ser actos de corrección y hasta buena voluntad, que sin embargo, mantienen una visión de las mujeres estereotipadas en su rol de compañeras y no como sujetas de su propia existencia, usando un tono anacrónico muy distinto al contexto de revolución cultural mundial en el que se dieron y evidenciaron que tanto en las expectativas de apertura que suponía la iglesia de los 60´ como ahora, la jerarquía tiene serias dificultades para entender que el mundo cambió y sigue cambiando y que la real igualdad de participación para varones y mujeres, es un piso ético mínimo si se quiere ser, como se pretende, una voz autorizada como “experta en humanidad”. 4) ¿Qué podemos esperar? Escuchando voces de quienes escucharon el Concilio El pastor metodista argentino José Míguez Bonino, compartiendo en un Congreso en México en 1964 lo que estaba aconteciendo en el Vaticano II, al que asistía invitado como observador, comentaba con respecto a los padres conciliares: “El contacto con la realidad los ha despertado.[…] Y así, llevados por una urgencia misionera y social, se ven conducidos a estudiar y apreciar ideas más profundas de renovación[…] Me parece que este es el mayor signo de esperanza”. Por su parte, la uruguaya Gladys Parentelli, quien asistiera como auditora, planteó en los 90’: “La Iglesia como institución debería desaparecer porque es un mal

9 ejemplo. […] La peor de todas las jerarquías es la del Vaticano. Lo que le interesa es su propio poder. La Iglesia que queremos las mujeres no tiene que ver con la actual, autoritaria en extremo, vertical, patriarcal, machista, que acumula riquezas y predica cosas de la boca para afuera. Hay poco espacio para la libertad, la compasión, la solidaridad y el amor pleno.” ¿Con qué quedarnos?¿Las grandes expectativas que se generaron en un primer momento y que dieron paso a cambios sustantivos en la Iglesia, o en el desengaño de quienes vieron frustrados sus anhelos al ver que al poco correr del tiempo se impuso un estilo que fue acallando el ímpetu renovador del Vaticano II?. No estoy segura; pienso que la incertidumbre es un factor siempre presente en la historia, más allá de cualquiera de las leyes que pueden operar en los procesos sociales. Esta apertura a multiplicidad de escenarios, nos da un margen de libertad que tendría que ser aliciente que nos anime a leer y re-leer el Concilio, apropiándonos creativamente de lo que fue, de lo que pudo ser y de lo que eventualmente puede dar. Al respecto les comparto dos inquietudes, que surgen de mis propias cavilaciones. La primera es que no pienso que avancemos si nos situamos desde ideas románticas cargadas de nostalgia. La iglesia cambió y el mundo también. Las esperanzas se tendrían que fundar en nuestra osadía de mirar el ayer para aprender, el hoy para ver donde está pasando Dios y animarnos a actuar en consecuencia. Tendríamos que afinar el oído y reconocer que la Ruah ocupa formas, lenguajes y expresiones muy diferentes a nuestros archiconocidos discursos. Lo segundo: tampoco me parece Pastoral Popular

que podamos situarnos en una criticidad desde el “no lugar”, la meta historia, con la pretensión de que superamos las contradicciones de los procesos históricos. ¿Y si dejaste la iglesia simplemente para reproducir las malas prácticas en otros espacios? ¿Después de la disidencia qué?. El presidente Salvador Allende, nos decía en su ya mítico discurso radial minutos antes de morir: “la historia es nuestra y la hacen los pueblos”. Los deseos de cambio que favorecieran a todxs, particularmente a las clases trabajadoras y a lxs empobrecidxs que animaron esa época en nuestro país, parecían completamente aniquilados por la dictadura y el modelo que impuso. Hoy, casi 40 años más tarde, volvemos a sorprendernos escuchando en boca de nuestrxs jóvenes las proclamas políticas de antaño, pidiendo justicia, igualdad y dignidad, pareciera que algo está cambiando, algo está por suceder… Entonces, ¿Por qué no parafrasear y decir “El Concilio es nuestro, lo hace el Pueblo”? ¿Es que Dios no hace nuevas todas las cosas? (Apoc. 21, 5) Puede que no lo veamos, que no nos demos cuenta, pero “Lo viejo y anticuado está a punto de desaparecer” (Heb. 8, 13).

Notas: 1

Adaptado de presentación en Escuela Graduada de Teología, Universidad Central de Bayamón, Puerto Rico, 8 de marzo de 2012

2

En aquellas palabras cuya terminación denota género masculino o femenino, utilizaré [X] como una fórmula de lenguaje inclusivo que a su vez, aligere la lectura del texto.


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Hermanita Magdalena y el Concilio Vaticano II Hermanita Donata de Jesús

Introducción1:

S

e me invitó a participar de este foro en conmemoración de los 50 años del Concilio. Coinciden con los 60 años de presencia de las Hermanitas de Jesús en Chile. Una buena manera de recordarlos… Aquí quisiera hablar especialmente de nuestra fundadora, la hta Magdalena, ella que lanzó un nuevo estilo de vida religiosa. Pero no puedo hablar de ella, sin hablar, por lo menos un poco de Carlos de Foucauld. Y lo hago con temor y temblor. Por dos razones: la primera porque el Hermano Carlos es una figura cuya estatura es gigantesca y siento que es un atrevimiento muy grande de mi parte. Segundo porque a pesar de sentirme y ser “su hija espiritual” siento que no soy “especialista en el tema”, no hice estudios especializados sobre él. Así que son más intuiciones que certezas, por haber estado cerca de Nota: 1

La Hna. Donata Cairo aclara que para esta ponencia se ayudó con un estudio muchos más amplio que hizo la Hta Annie, especialista y colaboradora muy cercana a la hta Magdalena, segunda responsable general después de la hta Magdalena. Para lo del hno Carlos de Foucault, sacó algunas ideas de una conferencia de Carlos Palacio, seleccionado, reconstituido y completado con su experiencia personal.

otras htas, más experimentadas que yo, en los caminos que él nos ha trazado, cuales son mis hermanas mayores, y es con ellas que hoy intentamos desentrañar la actualidad del mensaje. Hno. Carlos de Foucauld: No quiero aquí contar la historia de su vida… hay muchos libros en circulación…Lo que quiero es trasmitir algo de su mensaje. La experiencia del Hno. Carlos es el Evangelio. Una de las genialidades del Hno Carlos es no haber restringido la experiencia a una única forma de vivir y esto es una riqueza y un desafío. Hoy hay 19 familias religiosas que lo han tomado como inspirador de su vida, entre religiosas/os, laicos y movimientos… en la Iglesia. El Hermano Carlos se arriesgó a entrar por un camino y a dejarse conducir. La itinerancia geográfica del Hno Carlos es expresión de su itinerancia espiritual. Busca la Trapa, busca ser ermitaño, busca el desierto… busca sin parar. Esa búsqueda gira alrededor de una pregunta: ¿Qué quieres de mí? ¿Cómo responder? ¿Qué debo hacer? Pastoral Popular

El hno. Carlos es un convertido: una conversión que le lleva al descubrimiento de Dios como absoluto: “Una vez que descubrí a Dios, me di cuenta, dice, que no podía hacer otra cosa que vivir únicamente para Él”. Esto es lo que justifica la continua búsqueda de la voluntad de Dios. Otra característica de esta experiencia es que poco a poco el Hermano Carlos fue descubriendo el absoluto de Dios en la carne humana de Jesús de Nazaret. Es un descubrimiento aplastante para él. Es algo muy fuerte. Así se puede entender qué significa para él “gritar el Evangelio con la vida”: no tiene otra manera de decirlo. Para él, vida y misión coinciden… La dimensión contemplativa del Hno. Carlos que no encontró en la Trapa, ni haciéndose ermitaño, sólo la encontró al hacerse “próximo del otro” como consecuencia de sus largas horas de adoración Eucarística. Era otra contemplación la que buscaba, no menos seria e importante. A veces pensamos que la contemplación se puede vivir solo en los monasterios. Esto es una manera de empobrecer la contemplación. Para el hno.


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11 cialmente la hta Magdalena, con su sensibilidad femenina, ha aportado muchas intuiciones sobre la vida religiosa y ha percibido antes que todos aquellos signos de los tiempos que después se han trasformado en los puntos de referencia del pensamiento y los escritos del Concilio. Y ella fundó la fraternidad en el año 1939. El hecho de poner al centro la Encarnación, la Adoración Eucarística en una vida religiosa completamente inserta, la vida de Nazaret, el compartir la vida con los pobres, cuestionaba todo lo que suponía pertenecer a la “dignidad religiosa”. Dignidad religiosa: hacerse una de ellos:

Hermanita Magdalena de Jesús

Carlos esa contemplación, lo lleva a meterse en el corazón del mundo, porque es ahí que encontraba a Dios. Pero eso no es evidente. Esa vida, esa experiencia, ese itinerario, serían imposibles sin esa dimensión contemplativa nueva. Una vida mezclada con la gente pobre solo se sustenta a largo plazo por gente mística, en el sentido fuerte y profundo de la palabra. Y esa es nuestra espiritualidad. Esa proximidad del Señor Encarnado será la pasión del Hno. Carlos. Es donde él va aprendiendo que Dios, sólo es Dios en Jesús de Nazaret como próximo, como cercano, como pequeño, y por lo tanto al revés de lo que pensamos, se encuentra donde nosotros no lo iríamos a buscar. Para el Hno. Carlos la pasión por Dios y la pasión por los hermanos son inseparables.

Es muy diferente vivir una

causa, defender la justicia, luchar por los pobres, o estar con ellos porque son el rostro de Dios. No somos en primer lugar, “actores sociales” somos más bien “hermanas” que se acercan. Y esto marca una manera muy diferente de estar. Como quería el Hno. Carlos, somos testigos de Jesús. La hermanita Magdalena y p. René Voillaume recogieron el mensaje del Hno. Carlos y a través de ellos llegó hasta nosotras. Aquí, por un tema de tiempo, voy a hablar solo de la Hta Magdalena. Ella dice, para expresarme con sus palabras: “El hno. Carlos es nuestro único fundador. Yo soy simplemente la que trata de trasmitirles su pensamiento, después de haberlo buscado con la mayor fidelidad posible…” El hno Carlos, y quienes recogieron su pensamiento, no solo precedieron el Concilio…sino espePastoral Popular

En sus escritos leemos: “Como Jesús, durante su vida humana, hazte toda a todos: árabe en medio de los árabes, nómada en medio de los nómadas, obrera en medio de los obreros... pero ante todo humana en medio de los humanos…No te veas obligada, para salvaguardar tu dignidad religiosa y tu vida de intimidad con Dios contra los peligros exteriores, a levantar una barrera entre el mundo laico y tú. No te pongas al margen de la masa humana. Como Jesús, sé parte de esta masa… Me atrevo a decirte más: Antes de ser religiosa, sé humana y cristiana, con toda la fuerza y la belleza de la palabra…Cuanto más perfecta y totalmente humana seas, más perfecta y totalmente religiosa serás…” Fundamentos: Esta gratuidad de vida se fundamenta sobre el misterio de Belén y Nazaret. Y dicen nuestras constituciones que: la misión propia de la fraternidad en la Iglesia es este llamado a expresar con toda la vida el misterio de salvación que se manifiesta en Belén y Nazaret.


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12 Un nuevo estilo de vida religiosa: Empieza así un nuevo concepto de vida religiosa, marcado por el compartir del trabajo y la vida de los más pobres. Además se ponen en valor las “virtudes humanas”. Esto transforma completamente las reglas de conducta habituales de la vida religiosa. “No se te pedirá, en nombre de la modestia religiosa, vivir con los ojos bajos, sino que deberás abrirlos muy grandes para ver bien junto a ti todas las miserias y también todas las bellezas de la vida humana y de todo el universo” (P. 25). y: “Pongan el AMOR por encima de todas las reglas” (P. 22). Y en otra ocasión: “El amor generoso se encuentra fácilmente, pero el amor delicado y respetuoso es más difícil y más raro.” También nuestra relación fraterna y próxima con el mundo islámico era novedosa. Nosotras hemos nacido en Argelia en medio de los nómadas del desierto del Sahara... Y el dialogo en la vida entre cristianos y musulmanes ha tenido valor profético que ha cambiado la Iglesia Católica y fue llevado al Concilio Vaticano II como diálogo interreligioso. También nuestra pertenencia a las Iglesias Orientales durante todos los primeros tiempos de fundación. Esto habla de ecumenismo ya antes del Concilio, así como la pasión por la Unidad…todo esto era muy novedoso. En el interior de la Iglesia, la Hta. Magdalena se topa con varias fronteras. Una, la que separaba la vida del mundo religioso de la vida de la gente común. Otra frontera era la oposición de Roma y de ciertas congregaciones religiosas contra su nuevo ideal – sobre todo cuando se

trata de la primera fundación de una fraternidad obrera. Es así que ella funda una fraternidad obrera en los suburbios de Roma, para que pudieran verlas de cerca. Esto no fue comprendido en el inicio, porque las contemplativas estaban entonces sometidas a una clausura estricta y se esperaba que las hermanitas tuvieran la misma manera de vivir. La hermanita Magdalena en cambio soñaba con una vida sencilla, “mezclada completamente a todos, sin barrera y sin clausura estricta” (L I, 383); “¿Por qué cuando se es religiosa debe una cerrar su corazón en lugar de abrir...? Hacerse una de ellos es enriquecerse en su contacto despojándose de la ilusión de tener siempre que dar algo. Esto pide un alma abierta a toda disponibilidad”. Texto del Concilio: Inútil aquí citar los textos del Concilio que seguro, nos están resonando al escuchar estos textos, que vienen a ratificar estas intuiciones profundas de la hta Magdalena. Cito solo una de la GS 1: Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo… La Iglesia se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia. La hora de la prueba: En el 1959-1960, nosotras también hemos sido intervenidas y hemos tenido la Visita apostólica. Comenta hta Magdalena: «Pienso en la palabra que un día me dijo un Obispo: «Solamente se puede decir que se ama realmente a la Iglesia Pastoral Popular

después de haber sufrido por ella»… Esta Visita marca dolorosamente, porque lo esencial de nuestra vocación ¡parecía comprometido! Sobre todo lo que tocaba la pobreza de la institución. Así es que el Concilio Vaticano II fue percibido como un bálsamo sobre una gran herida. La Iglesia tomaba como propio todo lo que la hermanita Magdalena había presentido como apertura al mundo en la diversidad de sus culturas y de sus religiones, como deseo ecuménico, como prioridad otorgada a los más pobres.... La unidad: Después del Concilio nacerán diversos Secretariados: para la Unidad de los Cristianos, para las religiones no cristianas. Ella dice en una carta: Este Concilio es por excelencia el Concilio de la Unidad… Me parece estar viviendo lo que soñaba desde muchos años… La hermanita Magdalena escribe a todas las hermanitas, en 1965, al final de este Concilio: “Nuestra mirada y nuestros corazones deberán dirigirse ahora hacia el porvenir. Ya no hay que gemir sobre el pasado, sino que miremos el porvenir de frente en la perspectiva de esperanza que nos aporta la Iglesia de hoy…Es una aurora llena de esperanza que deja entrever un porvenir tan hermoso. Lv.3 P.4 Compromiso con la justicia: Y brotará también, un poco en todas partes del mundo, el deseo de que la Iglesia sea más signo de la predilección de Dios por los pobres, los pequeños. Y la idea de la Iglesia como “pueblo de Dios” El Concilio había manifestado la diversidad del rostro de la Iglesia. Muchos obispos venían a


Concilio y Actualidad las Tre Fontane, nuestra casa general en Roma para encontrarse con la hta Magdalena. Venían de todas las situaciones, de todos los continentes y expresaban el deseo que la iglesia local estuviera más comprometida en la realidad social y política de su continente. Después del Concilio, se elaboraron reflexiones teológicas a partir de las situaciones concretas de opresión. El mismo año, en América Latina, todos los obispos tomaban solemnemente, en Medellín, la decisión de una “opción por los pobres”, lo que significaba un compromiso por la justicia. Un poco más tarde surgiría la teología negra en África del Sur, y otras reflexiones que han enriquecido y renovado el pensamiento teológico de la Iglesia. Muchas superioras generales, con sus consejos iban a ver a la hta Magdalena para conversar y ver cómo vivir las inserciones en los ambientes populares… Una fraternidad ecuménica Otra consecuencia del Concilio, es una gran apertura ecuménica, que ha permitido a la hermanita Magdalena realizar un llamado a concretar comunidades de hermanitas de confesiones diferentes. Escribe el 24 de agosto 70: “Anuncio a las hermanitas la próxima realización de un proyecto que tengo desde hace casi treinta años: poder acoger como hermanitas a jóvenes de otras Iglesias. L.IV P.423 Lo que ella quería era que estas jóvenes pertenecientes a otras Iglesias puedan ser hermanitas conservando la pertenencia a sus Iglesias. Esta idea fue muy nueva en esa época.

13 El Papa Pablo VI va a visitarla en septiembre del 73 a Tre Fontane y es una gran alegría para hermanita Magdalena. Él le habla a las htas allí reunidas: “El motivo de mi visita es para reconocerlas en tanto Iglesia, para decirles que verdaderamente la Iglesia es feliz con su existencia, su presencia, feliz de que sean lo que son, que hayan creado una tradición Charles de Foucauld…Yo sé que la Iglesia en adelante les reconoce, que está feliz y contenta con su presencia. Aún si ustedes desean ocupar el lugar más silencioso, más invisible, no aparecer en ninguna ceremonia en los primeros lugares, sepan que la Iglesia las ve. La Iglesia oficial, responsable en mi pobre persona, la Iglesia les tiene cariño, ella las ama y las bendice.” L.V P.87

límites y de las limitaciones, pues la verdad y el amor acaban siempre por triunfar. Muy pronto cumpliré 85 años y he visto grandes transformaciones en la Iglesia a través de nueve Papas sucesivos, de León XIII a Juan Pablo II, y todos ellos representaban una misma continuidad en su deseo de hacer más presente a la Iglesia en el mundo de su tiempo y más atenta a la dignidad de la persona humana.

Para la hermanita Magdalena este reconocimiento representaba algo muy fuerte. Evocándolo, escribía a las hermanitas unos días más tarde: “Para mí esta visita ha sido el término de tanta incomprensión y sufrimientos en la elaboración de una obra que yo sabía querida por Dios, y que había encontrado una tal oposición a lo largo de mi camino; pero también mucho apoyo y confianza de parte de los que representaban directamente para mí la autoridad de la Iglesia. L.V P.108

Para las hermanitas lo que veo o, más bien lo que deseo, es que su número crezca para permitirles establecerse en los países que las piden, y en aquellos en los que las situaciones de opresión y la pobreza material son más evidentes. Pero lo que más deseo es que sean cada vez más pequeñas a la luz del Pesebre de Belén y pobres a la luz del taller de Nazaret; cada vez más caritativas entre ellas, en primer lugar para que las fraternidades sean oasis de dulzura y de paz, de alegría y de amor. Que ellas sean cada vez más acogedoras hacia todos aquellos que vienen a tocar a la puerta, que no dejen a alguien sufrir en su barrio sin ir a socorrerlo. Que impulsen a quienes las rodean hacia una evolución social y espiritual, permaneciendo humildemente a la escucha de los valores evangélicos que ellos llevan en si mismos y que sean como una levadura que desaparece en la masa para hacerla crecer.

Mirada sobre el pasado y sobre el porvenir En 1983 en una entrevista de la Nouvelle Cité, les plantean estas preguntas: “Usted se ha visto mezclada a muchos eventos de la Iglesia, ¿qué le queda a usted de esto? ¿Qué es lo que más le impactó?” Ella responde: “Lo que más me impacta, es la esperanza que hay que conservar, más allá de los Pastoral Popular

Otra pregunta era la siguiente: ¿Cómo ve usted el futuro, para usted? ¿Para las hermanitas? ¿Y para la Iglesia?” ¡Ella tenía entonces 85 años! Y responde: “Lo que veo para mí, es partir hacia el paraíso lo más pronto posible, después de haber terminado lo que me queda por hacer todavía.

¿Lo que yo veo, o más bien lo que yo deseo para la Iglesia? En


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la Palmilla, en la Pob. La Victoria, como los gitanos y el pueblo mapuche donde nos hemos quedado por más de 10 años. Nos hemos ganado la vida con el trabajo obrero trabajando por años en varios tipos de fábricas, como empleadas domésticas, en las pesqueras de Talcahuano o los parronales de Copiapó. Muy pronto llegaron las primeras htas chilenas, pero nunca fuimos una muchedumbre. Actualmente somos 14 hermanitas en Chile en tres fraternidades: La Victoria en Stgo, la Libertad en Talcahuano y en los minerales en Copiapó donde seguimos compartiendo la vida con los trabajadores temporeros. También de varias nacionalidades: chilenas, francesas, italianas y argentinas.

Charles de Foucauld con dos esclavos que él compró para liberarlos.

primer lugar, y este es el deseo de muchos, que permaneciendo la Iglesia de todos, sea cada vez más la Iglesia de los pobres, de aquellos que Cristo ha amado con un amor de predilección, que todos los pastores de la Iglesia tomen partido sin tener miedo de comprometerse por los que están oprimidos y son despreciados. Para que sea la Iglesia de los pobres, que no construya ya palacios episcopales y no se rodee de muebles y objetos de lujo, que suprima poco a poco los títulos honoríficos como los ‘Reverenda madre’ para que estos cargos expresen realmente un papel de servicio. Que abra de par en par sus puertas a las otras Iglesias, y que sea cada vez más misericordiosa

hacia todos, acogedora como Cristo hacia los no creyentes y los perseguidores.” L.VII P.480 Actualmente estamos presente en 71 países y en muchas inserciones: entre los gitanos, circos, cárceles, feriantes, con los campesinos, con los pueblos originarios, en las poblaciones periféricas de las grandes ciudades etc… Y nosotras aquí en Chile, cumpliendo 60 años de presencia. ¿Qué podemos decir? En Chile llegamos a pedido de San Alberto Hurtado en el año 52. La hta Magdalena lo conoció en la clínica donde murió un mes después. Hemos vivido siempre en las poblaciones marginales como Los Nogales de Santiago, en Maipú, en Pastoral Popular

Personalmente nací en Italia, y hace 22 años que vivo en Chile donde me quedé 20 años en Copiapó, compartiendo la vida, las esperanzas y las luchas con los trabajadores temporeros de la fruta. La mirada que Jesús tenía sobre esta realidad era una mirada tierna y amorosa. Y esta mirada de Dios continúa sobre este mundo: este es el mundo amado por Dios, no hay otro. Esta es la mirada que intentamos agudizar en nuestras realidades humanas donde nos toca vivir. La contemplación es precisamente tener ojos para esto, para ir hasta el fondo de esta verdad. Entonces se entiende por qué, en la realidad cotidiana y banal, el Hno Carlos decía que hay que gritar el Evangelio con la vida. Es exactamente lo que hizo Jesús. Es Jesús, el tesoro que hemos encontrado en el campo y hemos vendido todo para comprar ese campo… La invitación es entonces: que vayamos, vendamos todo para comprar ese campo… Muchas gracias…


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El Concilio Vaticano II y su época guerrilla de la Sierra Maestra. Cuba se sacudía así de la dictadura de Batista.

Manuel Ossa

1959 es también el año en que Camilo Torres volvió de sus estudios y se radicó en Bogotá, participando con Orlando Fals Borda, el comprometido e innovador sociólogo colombiano, en la fundación de una Escuela de Sociología. Camilo impulsaba al mismo tiempo varios programas de acción comunal en barrios populares. Esas actividades van a culminar en su decisión de participar en la lucha del Frente de Liberación Nacional hasta su muerte en combate en 1966.

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Ponencia Foro Panel Centro Ecuménico Diego de Medellín, 13 de junio, 2012.

Camilo no fue un caso aislado. Él ya se había unido a sociólogos, como el nombrado Fals Borda, que elaboraban la “teoría de la dependencia”. Esta discusión con la sociología y con los análisis marxistas marcará el camino que seguirán luego los llamados “teólogos de la liberación”, como Gustavo Gutiérrez y Rubem Alves desde fines de la década de los sesenta.

¿Cuál era el ambiente social, político, cultural y eclesial que se vivía entonces, a fines de la década de los años 50 y durante la de los 60, en Europa y América Latina?

Paralelamente, desde fines de los años 50 se estaba preparando, primero en México, con Carlos Fonseca y Tomás Borge, luego desde Costa Rica, la revolución sandinista contra el régimen de Somoza en Nicaragua. Impulsada desde adentro por movimientos estudiantiles y por la lucha guerrillera que se organiza desde 1960 en el Frente Sandinista de Liberación nacional, la revolución va a culminar en 1978 en la toma del poder.

1. América Latina era en esa época un crisol de experiencias nuevas: en enero de 1959 tenía lugar la toma de La Habana, culminación de un amplio movimiento preparado en México desde comienzos de la década y continuado luego en la

Esos años son igualmente el tiempo de los “desarrollismos” inspirados en la doctrina económica de la CEPAL de Raúl Prebisch (en cuya dirección estuvo entre 1950-1963). Es la doctrina que siguen en parte los gobiernos de Juscelino Kubits-

E

l Concilio fue convocado en 1959 y su primera sesión tuvo lugar en 1962.

Camilo Torres Restrepo

Pastoral Popular


16 en la revuelta estudiantil de mayo del 68.

chek en Brasil y Arturo Frondizi en la Argentina (ambos de 1958-1962), y que están en la base de la “revolución en libertad” de Eduardo Frei Montalva (1964-1970), la cual también estaba vinculada con la Alianza para el Progreso de Kennedy. Los “desarrollismos” se aplicaron en forma políticamente ambigua, sin resolver las tensiones sociales y los problemas económicos. Ello y el ejemplo de la revolución cubana, explican la radicalización de los movimientos sociales. Del final de esa época es el intento del Che Guevara, quien, tras su fracasada tentativa en el Congo (1965), se va a apoyar y promover la guerrilla boliviana (1966-1967). Su gesta reviste un alto valor simbólico para los movimientos de izquierda y también para el desarrollo de la Teología de la Liberación.

2. Europa, a quince años del fin de la segunda guerra, se había levantado ya de las ruinas materiales. Entre las dos guerras había tenido lugar la revolución rusa y luego una gran crisis económica. El mundo se había dividido en dos bloques entre los que la “guerra fría” y la “coexistencia pacífica” configuraban dos formas de tensión permanente durante decenios. Las luchas por la emancipación de las antiguas colonias francesas e inglesas era uno de los campos en que se confrontaban indirecta los dos bloques. A este lado de la “cortina de hierro”, la histórica lucha entre las clases sociales parecía debilitarse al calor del “Estado de Bienestar” favorecido por las coaliciones seudo socialistas o laboristas en Suecia, Inglaterra y Alemania. Pero el inconformismo de muchos frente a la dominación de nuevos poderes imperiales económicos y políticos estaba latente, y se fue incubando hasta su eclosión Pastoral Popular

Paralelamente, las guerras habían desencadenado procesos de práctica política y de reflexión filosófica y religiosa de gran envergadura. Muchos de ellos directamente generados a partir del choque que habían causado en los espíritus y en los cuerpos los horrores de los campos de concentración, las luchas de la resistencia en Francia y Alemania, los bombardeos de ciudades como Londres, Dresden, Colonia, Berlin y la aniquilación de Nagasaki e Hiroshima. No solo habían habido experiencias traumáticas: en ellas mismas, se produjeron también encuentros profundos entre personas y grupos. Estos sucedieron en los trabajos forzados, en los campos de concentración, en la clandestinidad de quienes no aceptaban ser víctimas sino que oponían resistencia al terror nazi. Allí se encontraban judíos, cristianos, comunistas, ateos y librepensadores. Era la experiencia nueva de una solidaridad inédita. Esta solidaridad es la que en los períodos de entreguerras y luego en la posguerra de 1945 suscitó o consolidó nuevas formas de organización eclesial, como la misión de París y el compromiso de


Concilio y Actualidad vida de los sacerdotes obreros; la fundación de los Petits Frères por el P Voillaume, inspirados en Charles de Foucauld; la creación de la JOC, con el sacerdote belga José Cardijn; del monasterio ecuménico de Taizé, en Francia, con Roger Schütz, nacido originariamente como refugio de los judíos contra los nazis. Todas éstas fueron experiencias que renovaron el catolicismo francés desde adentro, catolicismo que tuvo la dicha de contar con el respaldo de portavoces y representantes como Mons. Suhard, cuyas cartas pastorales (Essor ou Déclin de l’Église; Le Sens de Dieu; Le Prêtre Dans la Cité) y sus iniciativas audaces para insertar a la iglesia en la sociedad inspiraron a varias generaciones de sacerdotes y laicos en Europa y en América Latina en su espiritualidad y su compromiso social. De estas experiencias - he mencionado solo los movimientos que más han influido en las iglesias cristianas - salieron reflexiones que ayudaron a reestructurar la vida eclesiástica sobre otros y renovados pilares. 3. La cultura.- En estrecha conexión con tales experiencias de entreguerras y de posguerra de mediados del siglo XX, surgen movimientos literarios, artísticos y filosóficos que analizan, elaboran e interpretan la condición humana y critican la moral cristiana o católica. Destacan los nombres de François Mauriac y Paul Claudel, junto a André Gide. En filosofía, abren nuevos horizontes al pensamiento Henri Bergson, Emmanuel Mounier, Jacques Maritain y Maurice Blondel que inspirarán a una generación de teólogos. Les sucede el existencialismo de Sartre, que se afirma como un humanismo,

17 y el existencialismo cristiano de Gabriel Marcel, como también los humanismos de maestros de generaciones como Albert Camus y Antoine de Saint-Exupéry, Los filósofos de la Escuela de Frankfurt, discípulos de Husserl y de Heidegger, aplican su reflexión fenomenológica a los dominios de la historia concretamente vivida en Alemania, y en particular a las terribles consecuencias del “carácter autoritario” de una sociedad que se había hecho cómplice de la persecución de los judíos bajo el régimen nacionalsocialista de Hitler. Es el diagnóstico de Wilhelm Reich elaborado por Erich Fromm. Otros analistas psicosociales, como Alexander y Margarete Mitscherlich, critican igualmente, aunque desde una perspectiva más conservadora, la “incapacidad de hacer duelo”, es decir, la incapacidad para auto criticar la complicidad de la sociedad entera con los crímenes nazis. 4. La teología. Los movimientos sociales y las reflexiones filosóficas suscitadas por los acontecimientos históricos planetarios del siglo XX están en la base de una gran renovación de los estudios bíblicos y teológicos, estrechamente ligados a la vida de la gente. Se desarrollan los estudios de teólogos sistemáticos como Karl Rahner, y de biblistas como Agustin Bea. Este último influyó decisivamente como Cardenal en la apertura de la Iglesia Católica a los métodos histórico-críticos de la interpretación bíblica y, como prefecto del Secretariado por la Unidad de los Cristianos, contribuyó a la apertura hacia el ecumenismo. Otro movimiento, el de la llamada “nueva teología”, tuvo una enorme influencia liberadoPastoral Popular

ra en la teología conciliar, aunque inicialmente fuera reprimido por la Iglesia Católica. En él trabajaron mano a mano los dominicos de Le Saulchoir, como Marie-Dominique Chenu, Reginald Garrigou-Lagrange e Yves Congar, y los jesuitas de Fourvières, cerca de Lyon, como Henri de Lubac y Jean Daniélou, vinculados con Pierre Teilhard de Chardin. 6. Todos estos movimientos y experiencias que fueron reflexionados cultural, filosófica y teológicamente en un intenso medio siglo confluyeron en el Concilio abriéndolo a la historicidad del “fenómeno humano” y de la religión cristiana, y por tanto, sensibilizándola a las angustias y esperanzas de la gente (GS), y a la primacía del laicado como pueblo de Dios y comunidad carismática sobre la consideración jerárquica de la iglesia (LG). Desde este punto de vista, Juan XXIII aparece como un hombre particularmente sensible a todos estos movimientos históricos y como catalizador de lo que en esa reunión conciliar llegó a cristalizar. Su papel fue clave. Pero él no fue el único, ni actuó en solitario. Hasta aquí llego, aquí me quedo. No quiero entrar en la evaluación del tiempo postconciliar, pues prefiero quedarme escuchando todavía los ecos del viento atronador y sintiendo el calor de las lenguas de fuego que entonces remecieron y animaron a ese gran grupo de seguidores de Jesús que es la Iglesia Católica.

Manuel Ossa B., junio 2012


Concilio y Actualidad

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Vistazos sobre el Concilio Vaticano II

Conferencia dictada El 9 de junio de 2012 en la Universidad Católica Silva Henríquez1, en el marco de un encuentro de laicos y laicas organizado por Amerindia.

Oscar Beozzo

E

s una alegría estar acá, en una aula de esta Universidad que lleva el nombre del Cardenal Silva Henríquez a quien le debemos mucho.

nos en la elección de los miembros de las comisiones. Con ellos, se logró presentar una lista de 160 obispos entre los que no quedó ninguno de las listas anteriores.

El Cardenal Silva y el Concilio

Debemos mucho, pues, a Silva Henríquez y a Larraín, que tuvieron el coraje de decir: avanzamos, con permiso o sin permiso, para buscar lo mejor para el Concilio. En esta casa que lleva su nombre, le agradecemos por eso.

El primer día de congregación General, el 13 de octubre de 1962 llegó el Secretario del Concilio y dijo: “hoy les toca a Uds. señores Obispos, elegir las comisiones del Concilio, diez comisiones, dieciséis obispos para cada comisión. Pero como Uds. no se conocen, para adelantar el proceso aquí ya tenemos una propuesta de nombres para cada comisión, Porque hubo gente que ya viene trabajando hace cuatro años en esto y ya saben, han preparado los esquemas. Son la gente más indicada para seguir esta labor.” En ese momento se levantó el Cardenal Silva Henríquez y pidió la palabra. Le fue denegada por no estar en el reglamento. Pero él se tomó igual el micrófono y habló

Notas: 1

El texto ha sido preparado por la redacción de la revista sobre la base de la grabación de la conferencia.

La sorpresa conciliar Cardenal Raúl Silva Henriquez

sin permiso diciendo que, como de verdad no se conocían, pedía que se suspendiera la sesión y que les dieran tres días a los obispos para conocerse y preparar una lista con los mejores de todo el mundo. Con Mons. Manuel Larraín, Vicepresidente del CELAM, y Mons. Helder Cámara, se fueron a hablar con el Presidente del CELAM, Darío Miranda, de México. Como éste no se sintiera autorizado por el reglamento, Silva Henríquez ofreció la casa de los Salesianos, convocando a unos seiscientos obispos. Así se juntó una mayoría que contrapesó a los 450 obispos italiaPastoral Popular

El 25 de junio de 1959, Juan XXIII había dado la gran sorpresa del anuncio del Concilio. Se conserva en Bologna una agenda del Papa. En ella escribió que aquella mañana se había encontrado con 18 Cardenales en la Iglesia de San Pablo extra muros; que había anunciado el Concilio y que, tras el anuncio. “se hizo un silencio impresionante”. Los Cardenales no reaccionaron, no aplaudieron, ni comentaron. Nadie sabia qué hacer con este anuncio del Concilio. Un mes antes de la apertura del Concilio, el Papa dirigió al mundo un mensaje radiofónico diciendo: “Tenemos que mirar los signos de los tiempos”, las señales, los interpelantes que encontramos


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en la realidad del mundo, no necesariamente en la iglesia.

trabajo, porque están activas en la cultura y la vida política.

Signos de los tiempos

Entre estas tres señales no había nada interno de la iglesia. Y terminaba diciendo que, frente a estas señales y a los países en desarrollo, la Iglesia quiere ser Iglesia de todos. No es una Iglesia secta que mira sólo a unos y deja aparte a otros. Sino una Iglesia para todos, pero principalmente una Iglesia de los Pobres, desde las angustias, dolores, alegrías y esperanzas de los pobres. Marcó bien desde adónde quería hablar y proponer el Concilio. El Concilio es para la vida del mundo.

Y nombró tres signos. El primero fue el de los pueblos que habían sido colonizados y accedían a su liberación, entrando en el concierto de las naciones. En los años 60 eran sobre todo las naciones de África. En dos o tres años, unas treinta naciones habían llegado a su independencia. Juan XXIII tomó en serio este signo de los tiempos, reemplazando a viejos obispos europeos por jóvenes negros de treinta años que llegaron a Roma junto con los ancianos de las viejas iglesias. El segundo signo fue que los obreros, los trabajadores, ahora daban su contribución clave para la vida de sus países y la vida internacional, con sus sindicatos, sus partidos, su presencia en la construcción de la sociedad. Y el tercero, dijo, es la irrupción de las mujeres en el escenario de la vida pública de los países. Y que van al mercado del

Las orientaciones de Juan XXIII: alegría, misericordia, pastoral Inmediatamente antes del comienzo del Concilio, Juan XXIII se encerró en la Torre San Giovanni durante ocho días, sin recibir a nadie, ni al Secretario de Estado, para preparar en su retiro la alocución de apertura. Esa alocución comienza con la frase: “Gaudet Mater Ecclesia - se alegra la Madre Iglesia, citando al evangelio de Lu-

cas que cuenta la alegría de María en su encuentro con Isabel. Es uno de los grandes textos de la vida de la Iglesia. Juan XXIII, recoge allí toda su experiencia de vida, todos sus sueños, todo lo que añoraba para la Iglesia y lo pone en un texto sencillo, sin grandes pretensiones, pero que va a marcar todo el Concilio. Empieza diciendo: “Tenemos que apartarnos de los profetas de desgracias, que cada día anuncian que el mundo se está acabando, que todo va mal”. “Apartémonos de esta gente”, “profetas de desgracia, de desventura, tenemos que tomar una mirada positiva”. Luego agrega que no podemos negar que en la historia hay problemas, errores, desvíos, pero que no hay que seguir condenándolos, pues ya hemos condenado lo suficiente. Ahora llegó el tiempo en que, en vez de condenaciones, haya misericordia. La iglesia debe ser una iglesia de misericordia. Frente a quienes decían que había que reafirmar la pureza de la doctrina, Juan XXIII va a decir que es verdad que hay que presentar la doctrina, pero de manera tal que todos y todas la puedan comprender. De poco sirve, si no logramos decirla de una manera que sea alegría en la vida de las personas e ilumine su vida. Toda la doctrina tenia que ser presentada de manera eminentemente pastoral Un nombre nuevo: Constitución Pastoral Este discurso impactó. Mientras unos insistían en la doctrina, oponiéndola a la pasto-

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Concilio y Actualidad

20 ral, él pone lo pastoral como el valor más importante al que va a subordinarle la doctrina: “la doctrina sólo tiene valor si la presentamos de manera eminentemente pastoral”. No es por nada que el último documento aprobado el 7 de diciembre de 1965 fue la Constitución Pastoral Gaudium et Spes. Esta Constitución provocó mucha oposición, aún entre grandes teólogos como Rahner, Congar y Ratzinger. Ellos estaban por aprobar la primera parte donde están los principios generales, pero no la segunda que trataba de la demografía, de la familia, de la economía, de la guerra y de la paz, de la política y la cultura, es decir, de los problemas reales del mundo. Es cierto que eran cosas del contexto de hace cincuenta años. Pero, como lo sostenían los obispos Larraín y Cámara, allí se jugaba una concepción de la Iglesia y del Concilio, que “para nosotros y para nuestros laicos lo más importante es que la Iglesia diga una palabra solemne en el Concilio sobre la economía, sobre la política, la cultura”. Así este documento recibió la más alta calificación, al ser denominado “Constitución pastoral Gaudium et Spes”, junto a Constituciones dogmáticas como la Lumen Gentium. La palabra “pastoral” es una palabra nueva para calificar un documento conciliar, recogiendo así la inspiración más profunda del Concilio.

buscando la vida, la esperanza, la salvación, la luz para las personas. Ésta era también la visión de otro gran hombre de iglesia del siglo XX, el dominico Chenu, quien había hecho experiencias que no todos habían hecho. Como obrero, trabajó en trabajos forzados en un campo de concentración nazi, donde no podía celebrar misa ni tenía espacio para orar. Saliendo de allí, escribió su Teología del Trabajo. En ella se lee: “He tenido que encontrar a Dios en mis manos que trabajan en un campo que yo no quería, campo de concentración”. Es el primer gran texto del siglo XX que comprende el mundo de las realidades terrenas y de la realidad cotidiana como el mundo donde Dios está presente. Chenu no fue perito del Concilio, pero fue a ayudar a un obispo de Madagascar que lo llamó como su procurador, dado que él no podía asistir. Aunque nunca pudo tomar la palabra en el Concilio, él fue quien insistió en que el Concilio tenía que ser para la gran mayoría de la humanidad y empezar con un gran mensaje al mundo hablando de lo que todo el mundo podía entender: la fraternidad, la justicia, valores importantes en la vida cotidiana de las personas. Fue ése el mensaje corto que dio el Con-

Aporte de un cura obrero: el dominico Chenu Así las dos constituciones van juntas, como los dos lados de una ventana. Lumen Gentium, la Constitución Dogmática sobre la Iglesia, no puede ser leída sin Gaudium et Spes, la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo, porque no se puede pensar a la Iglesia sino al servicio del mundo,

Marie-Dominique Chenu

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cilio en su primera sesión, el 20 de octubre de 1962. Este texto, aunque fue modificado a partir del borrador de Chenu y, según lo que él mismo dijo, “le metieron mucho agua bendita”, sin embargo está ya apuntando al documento que más tarde iba a ser Gaudium et Spes.Los laicos ¿Qué pasa con los laicos en el Concilio? Se abre el Concilio y no hay ningún laico. Tampoco ninguna mujer. Había un laico entre las 863 personas de la preparación, en el comité de gestión de las finanzas. Pero Juan XXIII tenia un amigo que había conocido y apreciaba mucho: Jean Guitton. Lo había conocido en Francia cuando era Nuncio en Paris. Era de la Academia Francesa de la Lengua y escribía en los principales periódicos. “Venga al Concilio”, le invita el Papa. Pero al llegar al Vaticano, no había ningún lugar previsto para él. Tuvieron que meter al único laico católico entre los observadores protestantes. Otras iglesias católicas no latinas Al final de la primera sesión, hubo algunos discursos claves sobre la cuestión de la Iglesia. Uno de ellos fue el de Máximos IV, Pa-


Concilio y Actualidad triarca melquita de Antioquía. En su discurso, pronunciado en francés, dice: “Nuestra Iglesia. la melquita, no debe nada a Roma ni a su liturgia, ni a su teología que viene de los Padres de la Iglesia del Oriente, ni a su estructura que no es de arriba para abajo, sino conciliar. Somos católicos, pero no somos romanos”. Ahí llamó la atención sobre algo muy importante: cuando hablamos de iglesia pensamos a la iglesia latina y nunca en que junto a la iglesia latina hay otras veintiuna iglesias católicas, pero orientales, con diversidad de idiomas y de liturgias. Sin ecumenismo no hay catolicismo El 21 de noviembre del 64, el mismo día en que se aprobó la Lumen Gentium, están otros dos documentos que no se pueden separar: el documento sobre las iglesias católicas orientales, y el Unitatis redintegratio, que trata de la búsqueda por mantener o recuperar la unidad de la iglesia de Cristo que es una. Hablamos del ecumenismo con los Protestantes, con los Ortodoxos, con las antiguas Iglesias Orientales. No podemos ser católicos si no somos ecuménicos. Hubo otros dos discursos importantes: uno del Cardenal Montini, que habló de reorganizar la iglesia en torno a dos ejes: no solo hacia adentro, sino también hacia fuera, hacia el mundo y los ateos con quienes hay que dialogar. El otro discurso fue del Cardenal Lercaro que dijo que “si la iglesia no mira a los pobres, es una iglesia que va a pasar al lado de las cuestiones importantes, al lado de las cuestiones de Jesucristo”.

21 Desgraciadamente, no fue ése el eje de todo el Concilio. Laicos y mujeres: una difícil entrada al Concilio Un cambio importante sucedió, sin embargo, cuando se comenzó a discutir el tema de la Iglesia como Pueblo de Dios. Se creó una nueva categoría dentro del Concilio, además de los padres conciliares, de los peritos, de los canonistas, se abrió la de los “auditores”. Auditores en latín quiere decir los que oyen, pero no los que hablan. Pero en esta categoría entró un grupo de laicos por primera vez . El Cardenal Suenens advirtió: “muy bien, muy interesante, pero ¿dónde están las laicas?”. Habían entrado puros hombres. Más de algún obispo se mofó de la ocurrencia. Sin embargo, a la tercera sesión llegaron las mujeres. Los laicos trabajaron en las comisiones que más cerca les concernían Uno de ellos fue Henrich Keegan, un obrero de la JOC inglesa y luego de la JOC internacional, fundada por Joseph Cardijn, el cura belga, hijo de un minero que había sufrido de toda la explotación de las minas de carbón. Cardijn había jurado dedicar toda su vida a la clase obrera. Keegan fue nombrado para la comisión de la economía del trabajo. Se pensó que era conveniente que él hablara a los obispos. Pero llegó una intimación de la Secretaría de Estado para conocer el discurso que Keegan estaba preparando. Le hicieron cambios aquí y allá. Sin embargo Keegan leyó su propio discurso, no el que le habían corregido en la Secretaría de Estado.

Vino también una mujer, Pastoral Popular

Louise Monet, hermana de Jacques Monet, antiguo ministro francés y uno de los artífices de la Comunidad Europea. Louise era una mujer brillante, presidenta del Movimiento Femenino Internacional. Por prohibición de la autoridad eclesiástica no pudo pronunciar el discurso que tenía preparado. En la IV sesión del Concilio, una mexicana, Luisa Icaza. Presidenta, junto a su esposo Pepe Icaza, del Movimiento Familiar Cristiano de América Latina, fueron nombrados auditores laicos y asistieron a la comisión de demografía y familia. Como ella pedía la palabra y no se la daban, se levantó y dijo: “Uds. no me dan la palabra, pero me la tomo, porque yo tengo 10 hijos y Uds. no saben lo que es es engendrar un hijo, tener que educarlo. Pero yo lo sé”. Y empezó a hablar de toda su experiencia como mujer, como madre, como esposa y como presidenta del Movimiento Continental de Familias Cristianas” Y también otro que se llamaba Bartolo Pérez, que yo conocí bien, obrero sencillo, que tenía sólo educación primaria, trabajando en un barrio obrero en Sao Paulo y que sucedió a Keegan como presidente de la JOC internacional y fue nombrado auditor en el Concilio en la tercera y cuarta sesión. Hice con él una larga entrevista donde me explicaba las dificultades de ser auditor en un Concilio, porque todo se hablaba en latín y él nunca había oído una palabra en latín, sólo cuando era niño e iba a la misa que era en latín, pero no entendía nada. Hasta aquí algo de la experiencia del Concilio que nos señala algo de cuanto tendríamos que cambiar en la iglesia para que cada cual se sintiera como en su propia casa y donde cada cual tiene algo que aportar.


La Página de Pablo

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bailes, viajes, espectáculos grandiosos?¿Nada les dice las palabras de Jesús como “Ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo”?

CARTA A LOS (CATÓLICOS) RICOS Pablo Fontaine ss.cc

Queridos amigos(as): Al ver este título, tal vez ustedes querrán que primeramente se defina qué es ser rico. Pero si leen la carta entera, verán que no es necesario. Cada uno de nosotros tendría más bien que considerar en qué medida puede llamarse “rico”. Por lo demás me refiero a dos grupos: en primer lugar a los que poseen grandes fortunas o perciben notables remuneraciones; y secundariamente a los que tienen “un buen pasar”. Unos y otros tenemos que hacernos un examen de conciencia sobre nuestras actitudes frente a la pobreza. Puede extrañar que me dirija sólo a los católicos. Es que precisamente me interesa referirme a mi familia espiritual con una particular preocupación de que ésta siga el camino de Cristo, lo cual es también mi propio desafío. En nuestro país se ha hablado mucho de desigualdad, y con razón, no sólo porque es impresentable que en una sociedad, una parte de ella goce de tantos beneficios mientras la otra mire de lejos sin tener acceso a los bienes más básicos. No importaría mucho si hubiera una brecha entre rico y rico. Nuestra desigualdad significa, en la práctica, que una gran cantidad de chilenos sufre la pobreza o gran estrechez económica y cultural, con todas las consecuencias materiales, anímicas y espirituales que dichas carencias acarrean. Los otros chilenos, los que manejan mucho dinero, ése que se cuenta por millones ¿pueden quedarse de brazos cruzados esperando que los economistas solucionen el problema? ¿Pueden continuar llevando ese tren de vida que se deja ver a veces en banquetes,

Independientemente de que los políticos y los técnicos encuentren o no las soluciones para este dolor de nuestro país, ya tan prolongado, se requiere con urgencia el aporte solidario de cada persona que goce de alguna prosperidad económica. Es un llamado para todos ustedes, para todos nosotros. Una antigua doctrina de la Iglesia sostiene que los bienes en la medida en que no son necesarios, no nos pertenecen, pertenecen al pobre. Es verdad que no siempre es fácil distinguir lo superfluo de lo necesario. Toca a cada uno procurar que lo necesario se restrinja y que lo superfluo sea más grande. Si una señora estima que todas sus joyas son indispensables, tal vez llegue algún día a reconocer que no es así y a descubrir, con la ayuda del Evangelio, que puede vivir sin ellas. Podrá conservar algunas, por ejemplo por su valor como recuerdo, y así vender las restantes para que el dinero sea distribuido entre los pobres. Lo que esa dama no podría decir, en cristiano, es: “esto es mío y yo hago con ello lo que quiero”. Tampoco alguien puede decir “todo lo que tengo me lo he ganado con mi trabajo y hago con ello lo que quiero”. Ninguno de nosotros es dueño absoluto de los bienes que ha ganado o recibido. Debe compartir por lo menos lo que puede estimarse superfluo, porque los bienes de la tierra son para todos los humanos. No se trata de entregar el capital que mueve una industria, porque con él se está creando una fuente de trabajo para otros, pero conviene que nos detengamos a pensar hasta qué punto cada viaje, cada traje, cada fiesta dada en nuestra casa podría tomar dimensiones más modestas, transformando ese gasto en una ayuda al pobre. Pero hay que ir más allá de lo superfluo. Siempre es posible ayudar más, cuando mi hermano necesita este apoyo para vivir humanamente. De ahí la palabra de San Alberto Hurtado “dar hasta que duela”. No hay que olvidar que el que ha ganado su fortuna también ha recibido de otros sus capacidades: de sus padres, del ambiente, de su educación. También ha recibido la inteligencia y ánimo para trabajar. Es que todo es regalo que viene de lo alto. Agradecido, debe compartir con el que ha recibido menos capacidad. Por gratitud y espíritu fraternal.

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La Página de Pablo

23 ve a su hermano en necesidad, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?”(1 Jn.3, 17). Son palabras muy graves, pues podemos estar muy equivocados al sentir que amamos a Dios, rezamos y recibimos sacramentos, mientras mantenemos el corazón duro sin “ver” al hermano que sufre.

La razón principal de todo esto es la enseñanza de Jesús que desea hacer un mundo de hermanos en que todos tengan una vida digna y feliz. En cierta ocasión él contó una parábola sobre un rico que vivía con toda la abundancia posible, teniendo en la puerta de su casa a un pobre llamado Lázaro que sufría hambre y enfermedades. El juicio que la parábola hace para este rico es muy severo. Él resulta condenado y Lázaro salvado. En este caso el pobre no era un empleado del rico. El rico no le había hecho ningún mal ni estaba obligado a pagarle por contrato. Simplemente este rico vivió en el lujo y no acudió en ayuda del necesitado. A la súplica del rico, ya condenado, Abraham responde: “Hijo, recuerda que tú recibiste tus bienes durante la vida, mientras que Lázaro recibió males. Ahora él encuentra aquí consuelo y tú, en cambio, tormentos”(Lucas 16.25). Esta Parábola no pretende asustarnos con el castigo de Dios, porque Dios es bondadoso y nos ama. Pero es una enseñanza para que midamos la seriedad de la vida y de los bienes que nos han sido confiados. Y a la vez recordemos cuánto amor debemos tener con nuestro prójimo por el cual murió Cristo. No se trata tampoco de regalar dinero por calles y plazas, fomentando el abuso y la pereza. Hay otras alternativas más fecundas y más respetuosas de las personas. Si muchas personas de fortuna, católicas o no, se unen para ayudar con una suma importante de dinero, pueden juntar lo necesario para apoyar la creación de pequeñas empresas cuya gestión sea monitoreada por personas especializadas. O podrían buscar creativamente otros caminos que significaran apoyo al pobre sin menoscabar su dignidad. Esto no arregla todos los problemas ni mucho menos, pero es un pequeño paso de solidaridad con el más desprotegido. Además responde mejor al Mensaje de Jesús que vive en el pobre y nos dice desde ahí: “Tuve hambre y no me diste de comer” (Mat.25, 42). Dice la Primera Carta de San Juan: “Si uno goza de riquezas en este mundo y cierra su corazón cuando

A lo que San Juan alude más adelante en la misma Carta: “El que no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve” (1 Jn.4, 20). Hay un número suficiente de católicos que podrían entregar sumas considerables de dinero a favor de los pobres. No basta proporcionar una que otra ayuda a instituciones de beneficencia. Es lógico entregar a los hijos lo necesario para estudiar y tener las herramientas necesarias para su vida, pero es exagerado extender este deseo a todas las generaciones siguientes. No se puede vivir ahorrando para tenerle la vida hecha a todos los descendientes ni para salvarse de todas las crisis posibles. Los ricos deben convertirse y cambiar su forma de vida a favor de sus hermanos. ¿Es tan imposible que uno que gane 6 millones mensuales destine un millón para sus hermanos más desfavorecidos? Y otro tanto puede decirse respecto a cifras más altas. De otro modo, ¿cómo dormir tranquilos, cómo sentarse diariamente ante una mesa bien provista o gozar de muchos bienes: espléndidas casas, costosos lugares de descanso, exclusivos viajes de placer mientras Lázaro carece de todo en la puerta de la casa? ¿Cómo podemos tener todo eso mientras hay niños que no se alimentan bien ni reciben la atención médica adecuada? ¿Y cómo participar sinceramente en el partir el Pan Eucarístico, el de la solidaridad universal, si llega a ser para nosotros un gesto vacío? Lo que les digo a ustedes me lo digo a mí mismo y en cierta manera a todos los que desean seguir el camino de Jesús de Nazaret. Alguien puede temer que, al llevar una vida más sobria, su vida llegue a ser triste y llena de escrúpulos. No es así. El solo saber que esas renuncias dan vida a otros hogares, traen la sonrisa a los niños y procuran un trabajo justo, alegra nuestra vida. Mis palabras no son amargas. Créanme que son palabras de cariño y esperanza. Cariño por mis hermanos pobres y ricos, y de esperanza para que crezca significativamente la generosidad de éstos y el alivio de aquéllos. Deseándoles la mayor alegría en dar y darse a los hermanos, los saluda cordialmente

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Cartas a la Redacción

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Sobre el artículo “Jesús víctima de discriminación”, su autor ha recibido dos cartas, una de Pablo Fontaine, la otra de Francisco Bélec. Estimado Manuel: Leí con interés y aprobación tu artículo “Jesús, víctima de la discriminación”. Pero me quedan dos preguntas, tal vez resultado de mis pocas entendederas aunque sean buenas tus “explicaderas”. Acepto plenamente que la entrega de Cristo no se da como un ritual de sacrificio, para aplacar al Padre, pero pienso que su oblación es un acto de amor en el cual procuramos entrar todos nosotros solidarios con el y con todas las víctimas. Y en este sentido se puede hablar de su sacrificio y del nuestro. Lo segundo: tú hablas de “la capacidad que sólo ellas, las mujeres, tienen para decidir sobre sus cuerpos en todos los dominios”. Me pregunto ¿quién puede decidir sobre su cuerpo en todos los dominios? ¿Pueden ellas entregar su cuerpo a todos los hombres o mujeres que quieran? ¿Pueden eliminar a toda criatura que lleven en su vientre? Algunos límites en esta materia no implican discriminación. Es todo lo que me atrevo a preguntarte sobre tu excelente artículo. Un abrazo, Pablo.

Respuesta del autor: Estoy de acuerdo plenamente contigo en tu idea sobre el sacrificio de Cristo. De hecho, al citar a Moingt (nota 2) adopto sus palabras que van en el mismo sentido tuyo: sacrificio es “agotar todos sus recursos de vida por los otros y por Dios”, lo que, agrega Moingt ahí mismo, “es un sentido que no tiene nada que ver con los rituales sacrificiales”. En cuanto a la capacidad de decisión de las mujeres respecto a su cuerpo, admito tu crítica. Mi planteamiento fue demasiado general. Quería subrayar solo que los temas en torno a las relaciones sexuales y la procreación no pueden tratarse autoritativamente, como si fueran del dominio del Estado o de la Iglesia, sino que la mujer debe ser respetada como sujeto de sus propias decisiones. Pero quedó sin decir que, por involucrar relaciones con otras personas, esas decisiones deben ser sometidas a una deliberación que llegue a formularse en un juicio ético donde tenga cabida la solicitud y el cuidado del otro o de los otros implicados. De todas maneras se trata de situaciones complejas. Es tan simplista y falaz decir: “yo hago con mi cuerpo lo que quiero”, como condenar a rajatabla todo aborto, antes de averiguar nada sobre las circunstancias del embarazo o el proceso de gestación.

Carta de Francisco Bélec Estimado Manuel: Mucha satisfacción me dio tu artículo “Jesús, victima de la discriminación”, en la última entrega de Pastoral Popular. Este famoso “sacrificio” supuesto de Jesús, para salvarnos y pagar por nuestros pecados... Muy satisfecho que hayas podido darle cuerpo escrito a tus consideraciones por lo que en tantos siglos hemos tergiversado el papel de Jesús. Pero en gran parte, el haber interpretado la vida y muerte de Jesús depende de muchos escritos del Nuevo Testamento. De hecho, te confieso que hace ya mucho tiempo que soy alérgico a Pablo en sus cartas personales o supuestas, por tener gran parte de su pensamiento inscrito en eso que somos pecadores redimidos por la sangre de Cristo. (Por ejem. Rom. 5, 6 - 11) Gracias por este escrito tuyo, por el grávido artículo de mons. Infanti, los demás escritos y por el aviso del día de oración por los pueblos originarios. Amistosamente, Francisco Bélec, p.m.é. Pastoral Popular


Concilio y Actualidad

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ayudar a palpar lo que siente aquél que está viviendo muerte.

Tres testimonios 1 Disfrazado de viejito pascuero…

La Iglesia que amo

“Hace cinco años atrás, disfrazado de vie Una iglesia que no pocas veces retrata la poRonaldo Muñoz breza y a los empobrecidos como recurso estético, como jito pascuero para ganarse unos pesos extras, T recorría el mismo día de navidad las calles de la conductora de un grupo inanimado, relativamente capoblación sacándose fotos o llevándoles regalos paz y depreciado. Al retratar la pobreza desde la comoPocas catedrales de cantopero y oro, a los niños y niñas. Casualmente se equivocó de didad, desde el discurso, desde una artificiosa real casa e ingresó a una donde había tres hermanos estructura jerárquica, vertical y machista, las pobladomuchas capillas de barro y tabla. ras y pobladores entienden que iglesia es cualquier cosa solos, porque sus padres estaban presos en la cárcel, (él y otros vecinos conocían la situación, menos comunidad. Iglesia es el cura, los religiosos, los Pocos ricos adiestrados a la indiferencia, ritos, el cuerpo santo, el templo, pero no ellos. pero no tenían contemplado hacer nada tan exmuchos pobres expertos en pasión compartida. traordinario). El mayor no tenía más de 12 años; Una iglesia que no conoce su iglesia. No sabe ni sin embargo, había preparado para sus hermase siente dispuestaPocos a saberse ni a acompañarse. Mostrar nos menores una cena que consistía en un pollo letrados calculadores y prudentes, y nada más. Cuando él llegó disfrazado, hechos relativamente recientes podríaque ayudar a commuchos sencillos saben de fe y de asado esperanza. simplemente quedaron con la boca abierta, penprender la realidad en la que la iglesia local requiere saban que efectivamente el viejito pascuero se encaminarse. Nada asegura que cambie lo que la falta Pocos doctores muy seguros de su doctrina, había acordado de ellos y que venía a visitarlos; de mejores condiciones de vida no ha conseguido hacer, muchos testigos queinequívoca escuchandel de verdad. actuó en consecuencia. Se sentó a compartir con pero su debida atención sería una señal ellos, los abrazó, les habló con ternura y después lugar que escoge la iglesia para servir. las 12 de la noche se fue a su casa donde su Poco poder de fariseos y sacerdotes de de carrera, familia lo esperaba inquieta porque no llegaba, He aquí tres testimonios: mucho servicio humilde a los hermanos más pequeños. y sin un peso extra porque se los dejó al niño mayor. Luego, entre penas impotentes, le relató En muchas casas de Legua Emergencia la fecha Pocos proyectos de dólares y marcos, a su familia y a algunos amigos que su navidad de navidad está abrazada de soledades diversas y dismuchas de sudor y canto. habían sido las miradas incrédulas y desamparapersas, soledad concreta de mingas carne y hueso. La muerte ha das de esos niños”3. marcado la psique de los pobladores.

Pocas ceremonias en palacios y cuarteles, muchas fiestas en aldeas y barrios marginales. Pocas bendiciones de armas, bancos y gobiernos, muchas marchas de paz, justicia y libertad. Poco temor al Dios del castigo y de la muerte, mucho respeto al Dios del amor y de la vida. Poco culto de espaldas al pueblo a Cristo rey eterno en las alturas; Mucho amor y seguimiento a Jesús el de María, Compañero, Profeta, Hijo del Padre. Poco, cada vez menos, mucho, cada vez más

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4 2 Antes pensaba que algo andaban haciendo, “Me han detenido ocho veces desde que empezó la Intervención. Antes me ponía nervioso porque con los pacos te puede pasar cualquier cosa. Bueno, igual ahora me pongo nervioso (…) Me obligaron a bajarme los pantalones y tener que sentarme en cuclillas tocándome el hoyo; eso me paso tres veces y me sentía pa’ la cagá, porque nadie merece ser tratado así. Hasta que empecé a decirme yo mismo que no iba a aguantar otra vez y que me les iba a parar. Al año siguiente, en otro control intentaron hacerme lo mismo y me negué firme, que estoy en mi derecho y la weá, pero me agarraron me echaron al furgón y al rato estaba en la comisaría (…) Nadie de ellos me respondió por qué hacían eso conmigo; siempre contestaban que estábamos intervenidos. De ahí que caché que lo que les pasaba a otros vecinos era lo mismo. Antes pensaba que algo andaban haciendo, como también la gente piensa eso de uno, pero después quedé claro que los que andaban en cuestiones raras eran ellos (…). Ya sabís lo que le ha pasado a algunos cabros aquí: han perdido pega, familia, aprecio por ellos mismos por lo que han hecho los pacos; les cagaron la vida. ¿Quién te saca estar en cana injustamente? (…). La cuestión aquí es un chiste: los pacos no hacen nada cuando se necesita que hagan algo, no se meten en las mochas, no paran los balazos, el tráfico no ha disminuido, los pasturris que llegan a vivir a la población son cada vez más. A lo más, para un rato y sigue la otra semana (…) La gente está sin pega, le pagan una weá de sueldo,

tiene varios hijos, esta marca y más encima tienen todos los días que comerse la violencia de la población. Mejor te tirái un tiro o te volvís loco, entrái en la pasta y te olvidái de tanta mierda, eso es lo que ha pasado con tanto cabro, hasta minas. Yo cacho que aquí o te enfermái de las balas o de la droga que tenís que echarte encima para olvidarte de las balas (…). Puta, cuando pienso la weá me da pena, porque yo quiero mi población y estos güeones mienten, los políticos mienten, se llenan la boca y la gente cree que todos somos malos. Vai a cualquier parte, decís que soy de La Legua y la weá es como si tuvierai lepra. ¿Hay cachao?, yo he cachao miradas cuáticas, aunque igual sirve cuando se pasan rollos con uno, porque, sin necesidad de sacar ficha, yo digo que soy de La Legua y tenís mitad de la pelea ganá…” (R) 4. 3 Aún sigo soñando con fantasmas “A mí, hermano, me cagaron la vida; sentía que todo por lo que había luchado se iba en unos segundos. Fíjate que con el tiempo, después de lo que me pasó, he pensado que quizá no es lo peor, que también esto me ha ayudado a ver las cosas de otra manera, porque antes yo era un güeón que no estaba ni ahí con nadie más que con mi familia, y estaba preocupado de tener cosas, mi casa, que saliéramos una vez al mes a comer, que tuviéramos vacaciones. Estaba encalillado, bueno, hasta ahora estoy encalillado, y quería vender mi casa y comprarme otra para irme de la población con mi señora y mis dos niños (…). Con el paso del tiempo creo que las cosas no eran tan así como las veía y hoy estoy más convencido que no se trataba sólo de un tema de la policía, sino más bien de una venganza por parte de los traficantes quienes, confabulados con los pacos, producto de la actitud de mi mamá con respecto a luchar, dar entrevistas y denunciar la situación que la población vive, se pegaron el show conmigo (…) partí al Easy de Gran Avenida para comprar pintura; tomé el colectivo y a la cuadra siguiente tres pacos me bajan, me tratan como a un delincuente, me hablan con agresividad, garabatos. Yo me resistí y forcejeé con los tres; me querían pegar y yo no me dejé hasta que me echaron dentro del furgón y me llevaron a la comisaria. Allá me dicen que me habían encontrado 125 papelillos de pasta base de cocaína (…). Me puse nervioso, no podía hablar una frase, no

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