Revista Pastoral Popular Nº326

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¿De quiénes dependen los Bancos Centrales “Autónomos”?

Neoliberalismo y Crisis Económica

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Álvaro Ramis

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i algo deberá quedar en limpio después de esta tormentosa crisis financiera internacional es la comprobación empírica y constatable de la insensatez de las políticas neoliberales. En los cuatro años que han transcurrido desde la quiebra de Lehmans Brothers en 2008, las tesis que la escuela de Chicago y sus adláteres habían proclamado como “verdades científicas” se han reducido a dogmas revelados, que sólo se pueden defender con el escudo ideológico de la fe del carbonero, que no acepta hechos ni evidencias. Entre estas nociones que han caído al nivel de las creencias mitológicas hay algunas que gozan en Chile de particular asidero y veneración. Es el caso de la autonomía del Banco Central. Tanto la derecha en el gobierno, como la oposición concertacionista, comparten una fervorosa adhesión a este planteamiento ya que concuerda con una de las creencias más asentadas en los últimos treinta años, que afirma que la única función de un banco emisor debe ser el control de la inflación. Recordemos que la autonomía de Banco Central chileno se concretó por medio de una ley orgánica constitucional aprobada en octubre de 1989, a pocos meses del fin de la dictadura militar. Se trató de uno de los acuerdos de la transición más tensos y complejos ya que la intención de Pinochet era designar íntegramente el nuevo directorio con el fin de hipotecar la política económica del nuevo gobierno dePastoral Popular

mocrático. Finalmente se llegó a un compromiso con la designación de Andrés Bianchi como presidente de un primer directorio que contó con la anuencia de ambas partes. La nueva ley estableció un método de designación del directorio que distribuye “binominalmente” su composición, y que garantiza que el Banco no esté sujeto ni a la fiscalización de la Contraloría General de la República ni a la de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras. Tampoco se le considera parte de la Administración del Estado. Cabe por tanto la pregunta del poeta clásico Juvenal ¿Quis custodiet ipsos custodes?, ¿Quién vigila a nuestros vigilantes?. Ya en 1975 la dictadura militar había impedido, por medio de una reglamentación interna, que el Banco Central proveyera financiamiento al sector público y al sector privado no financiero, vetándole la promoción del crecimiento y el empleo. El argumento, propuesto antes por monetaristas como Kydland y Prescott o Woodford, radicaba en que su única tarea debía consistir en mantener la estabilidad macroeconómica y financiera. En cierto modo esta normativa fue anticipándose a un proceso que con posterioridad acabaría involucrando a la inmensa mayoría de los bancos centrales del mundo. En la actualidad el Banco Central de Chile no sólo continúa ejerciendo su rol bajo esta orientación, sino que además realiza un activo proselitismo de esta política. Su afán “adoctrinador” llega al


Neoliberalismo y Crisis Económica

10 paroxismo en un concurso escolar llamado “economía más cerca”, organizado por el propio BC, en el que se invita a los estudiantes secundarios chilenos a escribir relatos y cuentos breves que respondan a la pregunta “¿Por qué es importante que el Banco Central de Chile sea autónomo?1”. Si los escolares ya deben conocer la única respuesta correcta ¿Que debate podríamos tener los adultos sobre esta materia?

Sumario

propició el grave endeudamiento de rarán la recuperación económica los países periféricos (Grecia, Portuen vez de obstaculizarla, porque gal, Irlanda, España, Italia) que viela confianza es el factor clave hoy ron disminuir la competitividad de en día”. Finalmente, la conducción del BCE, buscando ciegamente la sus exportaciones y a la vez tuvieconfianza de los mercados, ha oriron contraer créditos exorbitantes ginado una desconfianza alarmante para pagar sus importaciones de los en el Euro, poniendo en riesgo no países del norte de Europa. El BCE, sólo su propia supervivencia como confiado en la “gran moderación” divisa, sino también la viabilidad de la volatilidad económica, anunmisma de la Unión Europea como ciada por Ben Bernanke en 2004, proyecto político. nunca previó un nuevo ciclo de crisis sistémica como la que estalló El Banco Central. ¿Un nuevo Una situación parecida vive en 2008. Para salir de este ciclo de dictador? España, que hoy muestra un extraendeudamiento el BCE ha obligado ño acuerdo entre ciudadanos, para los gobiernos periféricos a iniciar Desde la fundación del primer bantidos políticos, sindicatos, experdrásticos procesos de disminución co central, el banco de Suecia en tos, y analistas en un sólo punto: del gasto público, (especialmente 1668, han existido voces que pela indignación ante la desastrosa en salud, educación, subsidios del dían que los bancos centrales fuegestión de la crisis por parte del desempleo, pensiones, etc.) acomran independientes de los gobierBanco de España y su gobernador, pañados de brutales reformas labonos por el temor a que los gobiernos Miguel Ángel Fernández Ordoñez. rales, recortes del salario mínimo; emitieran moneda sin restricciones Se le achaca su extrema permisiaumento del IVA, desregulación de para financiarse, provocando una vidad ante la evidente burbuja insectores económicos, que amenazan ola inflacionaria como la que vimobiliaria, la lentitud en la reforma con dar el golpe de gracia al modelo vió Alemania durante la república y reestructuración de las cajas de social europeo. Ante las advertende Weimar que llegó a superar el ahorro ahora quebradas, así como cias de la mayor parte de los econo26.000.000.000% en 1923. Este atála pasividad ante las indemnizaciomistas, que pronosticaban que este vico temor no tiene en cuenta que nes millonarias que se asignaron a tipo de medidas iban a elevar aún muchos economistas actuales consisí mismos los directivos de instimás el desempleo y conducir a un De la exclusión a la inclusión y del cielo a la tierra Pag 01 deran que hoy no existe la inflación tuciones de ahorro arruinadas. La agravamiento de la recesión, Jean Editorial por “exceso de emisión monetaria” Claude Trichet - entonces presidenreciente nacionalización de Bankia ya que los Bancos Centrales yalanoExclusión te del Banco Central Europeo, se li(tercer banco español) Tortura de Pagha02llevado al Magistral Obispo Luis Infanti en firmemente la Universidad que, Católica Silva Henríquez manejan la cantidad deClase dinero en delmitó a decir “Creo absurdo todos los informes en que circulación, y que en realidad la en la coyuntura actual, las políticas año a año Fernández Ordóñez sosAcogida del Concilio en la Base Popular Pag 06 inflación se determina de acuerdo a que impulsen la confianza aceletuvo con vehemencia que su país 2 Pablo Fontaine ss.cc. la demanda de crédito . Pero la resposeía uno de los sistemas bancapuesta al peligro inflacionario del mundo. Sin ¿De quiénes ha dependen los Bancos Centrales “Autónomos”? rios más solventes Pag 09 sido mucho más fuerte ha llegado embargo, de acuerdo al modelo de yÁlvaro Ramis en la actualidad a situaciones draautonomía vigente, la gestión de un Volver a Jesús Narración entre mujeres Pag 12 Ordoñez máticas, como las que actualmente director como Fernández enfrenta la eurozona. María Angeles Martínez, odn sólo deberá responder ante la historia y ante su conciencia. Autónomos Profetismo y Martirio de Oscar Romero Pag 18 La actual crisis del Euro es de las autoridades democráticas, los Hna. Francisca Morales inexplicable sin atender a las resbancos centrales se han mostrado ponsabilidades del Banco Central altamente dependientes de los inteJesús, víctima de la discriminación Dimensiones de una ley Pag 21 Europeo (BCE), creado en 1998 con reses de los mercados. Ossa un estatuto autónomo y Manuel un mandato que le impele a buscar exclusivaFin de ciclo. Cambio de rumbo. Los artículos firmados no reflejan necesariamente la opinión de la revista. mente un Euro fuerte, con una inSe autoriza la reproducción siempre que se indique la fuente y se envíe un ejemplar a la redacción flación al máximo control. El cumSin embargo el dogma de la autonoplimiento estricto de este objetivo mía comienza a caer. Economistas Pastoral Popular


Editorial

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De la exclusión a la inclusión y del cielo a la tierra

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l presidente de Colbún hizo un anuncio que ha sido interpretado diversamente. Todos lo aplauden: los unos, porque les parece que el movimiento ciudadano por un Aysén sin represas ha tenido impacto; los otros, porque la moratoria propuesta les parece ser un llamado por parte de la empresa - si no una presión - a los políticos, para que se pongan a pensar en el futuro energético de Chile. Ya la ministra de Medio Ambiente, María Ignacia Benítez, recogió el guante de ambas interpretaciones al anunciar un “nuevo paradigma”: “Se trata de un cambio de paradigma social en que la ciudadanía exige muchas más, no sólo tener trabajo sino que tener calidad de vida. Eso pasa por entender el desarrollo sustentable incluye tres variables: el cuidado del medio ambiente, la equidad social y el crecimiento económico”. La ministra menciona de manera clarividente el paradigma de la inclusión. Si se lo practica, es de esperar que se produzca un giro copernicano en las políticas públicas. Porque desde hace ya muchos años, al menos desde el quiebre producido por el golpe militar, la práctica dominante en nuestro país ha sido y sigue siendo excluyente de grupos y realidades. Así lo describe en este número de la revista la magistral lección inaugural del año académico en la Universidad Silva Henríquez dictada por el Obispo Infanti. Él habla allí de un “poder torturador” que se expresa en actos de los tres poderes del Estado y produce la “tortura de la exclusión” al no aceptar ideas, valores u orientaciones que se apuntan como anhelos y hasta derechos de participación de grupos. Un ejemplo sectorial de exclusión sería también la “autonomización” del Banco Central, practicada en Chile desde 1975 y decretada por ley desde octubre de 1989, con lo que se lo ha segregado y apartado de la promoción social y de los controles democráticos, como lo describe el artículo de Álvaro Ramis. Para que el “nuevo paradigma” de la inclusión prevalezca sobre el antiguo no basta un anuncio y una proclamación. Todos tendríamos que ponernos a la obra.

Es lo que quisieron expresar también algunos grupos ciudadanos que respondieron el jueves 31 de mayo a la convocatoria de diez colectivos reunidos en la Coalición Ecuménica por el Cuidado de la Creación a realizar una CAMINATA PARA CELEBRAR LA PRESENCIA DEL ESPIRITU EN EL COSMOS, comenzada en el Cerro Huelén y terminada en el claustro de los Franciscanos en la Alameda. La Coalición es “ecuménica” porque en ella participan cristianos y no cristianos. En todo caso, esa tarde y esa noche de fines de mayo se cambió también el paradigma creacional por el del cosmos donde el “espíritu” es un impulso a la vez original e inmanente que lleva la materia hasta la vida y al lenguaje. Todo ello quedó configurado plásticamente en un gran mándala o círculo transparente que simboliza la inclusión fraternal, a la Francisco de Asís, de todo lo excluido o sometido y dominado por los sistemas exclusivamente económicos: grupos sociales, personas, animales, medio ambiente. La inclusión pasa también por un cambio de paradigma religioso. Se vislumbra ya que Dios no está en el cielo, sino en la tierra, esto es, en la seriedad y ternura con que nos cuidemos mutuamente los seres humanos entre nosotros; que el cielo no está después de la muerte, sino en la vida misma, en el empeño y el gozo que ponemos en que ésta deje de ser el infierno que es para algunos. Fue la visión y la práctica del obispo Oscar Romero, como lo explica el artículo de la hermana Panchita Morales. Fue también la de Jesús de Nazaret, en su forma de comunicarse con mujeres, según la narrativa de la hermana María Ángeles Martínez, y también en su forma de resistirse a la discriminación entre hombres y mujeres, enfermos y sanos, justos y pecadores, judíos y gentiles, y otras, que llevaban a cabo los poderes políticos y religiosos de su época, como lo expone el artículo sobre las víctimas. PP.

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TORTURA DE LA EXCLUSIÓN Clase Magistral del Obispo Luis Infanti en la Universidad Católica Silva Henríquez

Padre Leonardo Santibáñez, Congregación Salesiana Sr. Jorge Baeza Correa, Rector de la Universidad Católica Silva Henríquez

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uisiera en primer lugar agradecer la posibilidad de compartir algunas reflexiones y que me hayan invitado a este momento tan prestigioso de la Universidad Católica Silva Henríquez, a cuyos representantes aquí presentes les deseo que tengan un grato y fecundo Año Académico 2012. Quiero agradecerles también que Chile tenga una Universidad que se llame “Cardenal Raúl Silva Henríquez”, porque llevar su nombre es algo significativo para el país, y ciertamente es un desafío. Un grato y buen desafío. El primer encuentro que tuve con el Cardenal Raúl Silva Henríquez fue en Coyhaique, entre el 1 y el 20 de febrero de 1974, cuando él fue de vacaciones lejos de sus oficios pastorales y su presencia en acciones sociales. En esa ocasión fue de vacaciones, fue a pescar y descansar. Era un fanático pescador, sin embargo cuando salía a pescar, día a día su pesca no tenía buenos frutos. Quizás era un gran pescador de personas, pero en los ríos de la Patagonia no tenía buenos resultados, lo que provocaba una “sana burla” de los amigos.

Un día me invitó a caminar por la ciudad de Coyhaique y fuimos al mercado. Miró los varios puestos y compró el pescado más grande que encontramos. Volvimos a la casa con un tremendo pescado de más de un metro de largo, y dijo a todos, con orgullo: “aquí tengo el fruto de mi pesca”. Esta pequeña anécdota me ayudó a entender que el Cardenal Silva era un hombre con grandes metas, grandes sueños, grandes ideales, grandes proyectos, grandes realizaciones y alegrías para su pueblo. Eso lo buscó día a día con su testimonio de vida y sus decisiones, y lo plasmó en “Mi Sueño de Chile”. Desde una fe viva, inquieta, incisiva, buscaba el Derecho y la Justicia para cada hijo e hija de esta tierra amada. Para una Universidad que lleva su nombre, el sueño del cardenal Silva es ciertamente un desafío entusiasmante y permanente, que la obliga a discernir, desde la fe, para hacer que “el Ser Humano sea lo más hermoso que Dios ha hecho”. El cardenal Silva celebró siempre el ser y sentirse: hijo de Dios, hombre de fe, e hijo de esta Pastoral Popular

tierra, y por eso buscaba siempre ser un hombre de justicia, de derecho y de paz. Hijo de Dios e Hijo de esta tierra como dos alas para volar alto hacia la construcción del Reino de Dios, para hacer de esta tierra una tierra hermosa. Las situaciones históricas que le tocó vivir, situaciones sociales, políticas y eclesiales -participó entre otros en el Concilio Vaticano II- lo convencieron de que estábamos presenciando una “nueva época de la humanidad”. Efectivamente hoy estamos en esa época, donde se necesitan personas “significativas”, se necesitan profetas que iluminen el camino de esta nueva historia que hay que escribir. Hoy, en este convulsionado Chile actual, su voz y su acción resonarían potentes para que brille Cristo y su Evangelio, e impregnen la cultura actual. La “tortura” que hirió gravemente a Chile décadas atrás, con las violaciones a los derechos humanos e hirió la dignidad y el alma de Chile, podemos decir que hoy sigue presente entre nosotros, aún cuando tenga rostros, es-


Actualidad Nacional tilos y estrategias diferentes. Pero es una tortura igualmente ofensiva, inhumana e inmoral, porque hiere gravemente y margina a amplios sectores sociales y desespera a tantos hermanos y hermanas que buscan su dignidad y sus derechos. Yo la llamaría la “Tortura del Poder”: un poder económico, un poder político y un poder judicial que crea excluidos y marginados de la dignidad y de los bienes que Dios ha creado para todos. La tortura del poder económico, que se cree dueño de los bienes de la tierra. Sobre todo de bienes indispensables para la vida (no solo humana) como el agua, los alimentos y la energía. La tortura del poder político, que busca descarnadamente permanecer en el poder para que prevalezcan sus ideales, sin preocuparse de lo que opinen y sientan las personas, marcando cada vez más una distancia entre la mayoría de

3 los políticos y su pueblo. La tortura del poder judicial, que interpreta las leyes siempre en beneficio de los poderes económicos y políticos. Entonces, la persistencia de estos poderes llega a ser una real tortura para la dignidad y los derechos de las personas. Los derechos a la libertad y a la igualdad, los derechos a la solidaridad y a la participación, en una palabra, los derechos a la paz, son un proceso histórico que marca generaciones de derechos que van ayudándonos a tomar conciencia cada vez más que la dignidad de la persona no es violada sólo al ser torturada o al ser asesinada físicamente, sino que también es violentada paulatina y persistentemente, a través de hechos que le quitan valor y dignidad a sus búsquedas, a sus ideales, a sus sueños, a sus proyectos. Ciertamente el virus de la tortura surge del orgullo de sentirse

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unos superiores a otros. Surge del egoísmo del tener unos más que otros. Surge del creerse y sentirse como dioses, dueños y señores de la vida y de los bienes que Dios, dueño de la vida, ha regalado para todos. Es la tortura de la exclusión, que experimentamos en tantas expresiones políticas: lo vemos en la Constitución misma del Estado, en el binominal, en tantas expresiones donde unos quisieran ser dueños de los demás, excluyéndolos. Tortura de la exclusión, que la vemos en tantas expresiones sociales: cuando la ciudadanía, efectivamente, no tiene acceso a las decisiones relevantes del país, ni siquiera hay posibilidades de plebiscitos vinculantes; cuando se desalienta a las organizaciones sindicales; cuando el derecho a la vivienda, a la educación, a la salud, al trabajo son más un privilegio para


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4 algunos que un derecho esencial para todos. Tortura de la exclusión, que la vemos expresada en realidades étnicas: por ejemplo en grupos sociales como los hermanos Mapuches o los migrantes, sobre todo latinoamericanos, que también son bastante excluidos de la mesa común de nuestra Patria. Tortura de la exclusión, que la vemos incluso a nivel territorial: con un centralismo político exagerado, sin considerar la diversidad y las distintas necesidades de las varias regiones o sectores del país. Tortura de la exclusión, que la vemos especialmente en los bienes: como insistimos permanentemente, a través de la privatización y especialmente de la mercantilización de los bienes comunes, esenciales para la vida y la dignidad de la persona, como el agua, los bosques, los mares, los minerales, la energía, las comunicaciones, los bancos... Son derechos que exigen dignidad: de la persona, de las co-

munidades, de las culturas, de los pueblos miembros ya de una sola humanidad, que vivimos como una sola familia, en una casa común que es nuestro planeta, que percibimos y experimentamos cada vez más enfermo, deteriorado, depredado, cada vez más invivible y que deja profundas interrogantes para la “vivibilidad”, especialmente de las futuras generaciones. La violación de estos derechos son ya una violencia grande, una tortura, que cuestiona y desafía nuestra ética, nuestra espiritualidad, nuestra fe, y va incubando un potencial de indignación y de mayor violencia entre sectores sociales y entre pueblos. Sin embargo, damos gracias a Dios porque como humanidad estamos creciendo, significativamente, en la conciencia de estos derechos y deberes que tenemos, sintiendo incluso que ya la famosa Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU de 1948, si bien fue de gran valor, hoy ya tiene un valor más bien relativo e histórico. Hoy sentimos con mayor fuerza la necesidad de una presencia más activa y efi-

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caz del rol del Estado, para proclamar, para defender, para proteger, los derechos de las personas, de los pueblos, de los bienes comunes. Y también el rol más activo y eficaz de la comunidad internacional, para esta misma responsabilidad humanitaria. Pero yo creo que sobre todo sentimos la urgencia de que crezca más aún la conciencia del pueblo, de los ciudadanos, para hacer valer su dignidad y sus derechos, pues justamente la indiferencia, el silencio, la pasividad de la ciudadanía favorecen y acrecientan la injusticia, la pobreza, la exclusión, la violencia. ¿Cómo no va a ser ésta una misión esencial de la Iglesia, de los centros de estudio, de una Universidad Católica? Siento que es un desafío urgente y exigente ayudar a nuestro pueblo a tomar conciencia de su dignidad y de sus derechos, porque la convulsionada sociedad en que vivimos quisiera llevarnos por otros caminos, y es justamente esta tortura del poder que hablábamos antes, la que se siente más molesta e indignada cuando el propio pue-


Actualidad Nacional blo empieza a tomar conciencia de sus derechos y empieza a exigirlos, porque con ello hace tambalear este poder excluyente, hasta derrumbarlo. Seguramente el querido Cardenal Silva hoy tendría un mensaje duro, crítico, indignado hacia los poderes que estructuran su tortura a la dignidad de las personas y de la creación a través de un modelo económico – político neoliberal. Lo haría para llamarlo a la conversión. Como hizo Jesús con Zaqueo, diciéndole: “Hoy quiero ir a tu casa, quiero entrar en tu corazón, en tu conciencia, en tu esquema y en tu modelo sociopolítico. Quiero entrar a tu casa para ver tus decisiones, tus acciones injustas y violentas, para convertirlas en acciones de justicia y de paz”. Y esto, el Cardenal Silva lo haría por la fe en el Dios de Jesucristo resucitado, con la misma espiritualidad de Jesús, quien siempre oye el clamor y el sufrimiento de su pueblo. La conversión y la búsqueda de mayor dignidad y calidad de vida pasa hoy, esencialmente, por la educación, pues una nueva época de la humanidad requiere de nuevos educadores, de nuevos profetas, de nuevos testimonios, de nuevos estilos de vida, de nuevas iniciativas, de nuevos pensamientos. Así nos lo decía también Einstein: “Un problema no puede superarse con el mismo principio o criterio que lo creó”. El cardenal Silva, antes de su fiel ministerio sacerdotal, estudió Derecho. Y como en su tiempo el Espíritu, en su discernimiento personal y eclesial, lo llevó a implementar Cáritas, la Vicaría de la Solidaridad, la Vicaría de Pastoral Obrera y centenares de otras obras del Espíritu, hoy, creo que haría presente a la Iglesia sobre todo en el campo de la educación. Y quizás

5 implementaría alguna iniciativa, incluso jurídica, para declarar ilegal la pobreza (no los pobres), para individualizar leyes, instituciones y prácticas sociales que van creando un proceso creciente de empobrecimiento y exclusión social. Esto, frente a un sistema dominante que cree, y quisiera hacernos creer, que la riqueza, y no la vida, es la prioridad; frente a políticas que atacan más los efectos que las causas de la pobreza; frente incluso a los jefes de todas las naciones que a través de la ONU ya en 1974 se comprometieron a erradicar la pobreza absoluta para el año 2000 y al ver imposible de alcanzar esta meta, en el año 1995 se comprometieron a reducir a la mitad la pobreza para el año 2015. Estamos llegando a ese año ya muy próximo y vemos los resultados en nuestro país y en el mundo entero: aumenta la pobreza, aumentan los pobres. Especialmente en estos últimos 10 años experimentamos que este sistema imperante practica una lucha no contra la pobreza, sino contra los pobres, abdicando así al derecho fundamental a la vida, creando incluso constituciones, leyes (como en Chile), para legalizar la liberalización de los mercados, desmantelando los Estados, privatizando casi todos los sectores públicos, mercantilizando los bienes comunes (agua, alimentos, aire con los bonos de carbono, etc.). Este proceso de empobrecimiento, además de ser inhumano e inmoral, es ilegal, pues no se nace pobre, se llega a ser pobre, porque hay estructuras sociales que promueven la pobreza.

versaría con los jóvenes. Decía en Mi Sueño de Chile: “Pido y ruego que se escuche a los jóvenes, y se les responda como ellos se merecen. La juventud es nuestra fuerza más hermosa. Ellos tienen el derecho a ser amados y la responsabilidad de aprender a amar de un modo limpio y abierto”. Todo lo aquí planteado, sin el amor de Dios experimentado y celebrado en nosotros y manifestado hacia Él, hacia nuestros hermanos y hacia cada ser de la maravillosa creación que Dios ha convocado a nuestra responsabilidad y sabiduría, todo estaría destinado al fracaso. ¡Gran desafío y compromiso para todos los cristianos y personas de buena voluntad! Pues tenemos mayor conciencia y experiencia del Amor de Dios, de Jesucristo y su Evangelio, para construir un país fraterno y hacer de Chile, de su pueblo y de sus bienes, el derecho a participar en “una mesa para todos”. Hacer de Chile un gran altar, donde celebremos al Dios de la paz, donde alabemos las maravillas de Dios entre nosotros con nuestras acciones y con nuestras obras. Esto es creer en la Resurrección de Cristo, que a través nuestro, lleva a cada una de sus criaturas a su plenitud, a su perfección, haciendo “cielos nuevos y tierras nuevas”. En esta noble y divina misión, todos estamos invitados a participar con sabiduría, responsabilidad y amor. Que nuestra respuesta sea decidida, generosa y convincente. ¡Muchas gracias!

Y para terminar, creo que para una acción tan valiente y decidida, pero urgente y necesaria de construir una nueva época, una nueva patria, el Cardenal Silva conPastoral Popular


Iglesia y mundo

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Acogida Del Concilio En La Base Popular Pablo Fontaine ss.cc.

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omienzo con una anécdota. Poco tiempo después del Concilio pasó por Santiago el abate Pierre, fundador de los traperos de Emaús, y alojó en el colegio del cual yo era rector. Conversando una mañana sobre una “iglesia de los pobres”, me dijo, con una mirada picaresca, que, durante la 2ª guerra mundial, él había deseado que algunos aviones bombardearan el Vaticano para empezar a aligerar la Iglesia de riquezas y burocracias. Por supuesto que estas cosas, dichas entre broma y serio, harían dudar de la mansedumbre del santo varón, pero se entienden en el contexto de esa conversación, y sobre todo cuando él agregó: “pero me dije: soy un tonto. Si así ocurriera, vendrían los americanos y construirían edificios más grandes y ricos. La bomba ya estalló y se llama Juan XXIII y el Concilio”. A partir de esa bomba casi mítica, ambos compartíamos esa mañana nuestra común y gozosa esperanza en un vuelco importante de la Iglesia con su consecuente beneficio para la Evangelización. En la realidad no ha faltado alegría por los pasos que ha dado la Iglesia, pero muchos nos hemos quedado con la sensación de habernos detenido en la mitad del camino. Pastoral Popular

Y eso último se relaciona con nuestro tema que tiene de dulce y de agraz. Por lo demás es superfluo decir que escribo aquí a partir de una experiencia muy limitada. Partiendo por las primeras expectativas que nos ofrecía el Concilio Vaticano II, puedo decir que las viví enseñando en un Escolasticado en que alumnos y profesores nos preparábamos para algo muy grande. No sólo por el hecho insólito de que se anunciara un Concilio, sino sobre todo al ver que diversas líneas de búsqueda, en el campo litúrgico, bíblico, patrístico y teológico en general, parecían converger hacia un punto destinado a una verdadera conversión y reforma de la Iglesia. Era asistir a un acontecimiento casi milagroso. Más allá del sector católico, el mundo entero lo contempló expectante. Más tarde viviendo en una población de Santiago, pude calibrar el valor y el peso que adquiría ese “mundo” al que la Iglesia debía servir; mundo que se hacía concreto y tangible en familias y organizaciones de pobladores y trabajadores. Crecía en nosotros el conocimiento, admiración y respeto ante esa realidad popular. Al planteamiento del Concilio sobre una Iglesia que está en el mundo, no fuera de él, y que


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procura servirlo, se unía el llamado urgente de Medellín a una opción por los pobres. Simultáneamente en nuestro país se levantaba un movimiento general de apoyo al mundo obrero- urbano y campesino- con la decisión de acompañarlo en su camino por la conquista de protagonismo y justicia social. La influencia de dicha realidad, iluminada por documentos y diversas reflexiones, constituyó el canal por el que el Espíritu impulsó el éxodo de sacerdotes y religiosas hacia el mundo pobre, realizado con un espíritu de bastante humildad y verdad, sin ser avasalladores ni darse ínfulas de conquistadores. Siempre había un liderazgo de los sacerdotes pero se daba en un contexto de respeto mutuo y buscando para el laico popular un lugar de formación y acción con bastante autonomía. La utopía y el deseo de una Iglesia de los pobres en que los pobres fueran los importantes, se

Recuerdo con cariño esa vida poblacional en Joao Goulart y San Gregorio, entre amigos muy queridos, con visitas mutuas, con el tecito familiar, con reuniones pastorales de mucho entusiasmo y la perspectiva de una liberación integral de nuestro pueblo. Era un entusiasmo que se originaba en el Concilio todavía cercano, reafirmado y localizado con Medellín y Puebla. Fervor que se hizo patente más tarde con la persecución y defensa de los perseguidos durante la dictadura. mantenía vigente, aunque no siempre estuviera claro qué significaba esto en concreto. Ese anhelo se había verbalizado en expresiones del Papa Juan XXIII, comentadas y ampliadas en el ambiente conciliar y en numerosos estudios teológicos. Ese sector de cristianos populares políticamente conscientes aspiraba a una Iglesia cuyo centro neurálgico fueran los pobres, realidad que pensaba estar casi a la mano.

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A partir del movimiento desencadenado por el Concilio, se deseaba una Iglesia que claramente manifestara existir para la salvación de todos, para la liberación del pecado y todas sus consecuencias como la injusticia, la explotación, la prepotencia de los más poderosos, el autoritarismo. Y que por lo tanto viviera dentro de sí misma estas realidades.


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durante el postconcilio podrían ver esa nueva forma de sacerdocio, pero ésta no llegó.

Ciertamente que la Iglesia dio algunos pasos en las direcciones señaladas. Pero para ese mundo popular que imaginó una comunidad eclesial muy cercana, acogedora, participativa, defensora sin reservas de un pueblo pobre, víctima de injusticias seculares, con una autoridad cuya designación contara en algún grado con una aprobación de los fieles; el entusiasmo primero por el Concilio y sus réplicas latinoamericanas, se enfrió en gran medida. A partir de los cambios litúrgicos que el mismo Concilio produjo, se esperaba que se avanzara en una mayor flexibilidad de las celebraciones y en su arraigo en la cultura popular. Que las iglesias locales tuvieran mayor injerencia en el desarrollo de los signos litúrgicos. A veces se mejoraron los libros y las prescripciones del culto, pero fueron reprimidos los intentos de una mayor libertad y creatividad para la

participación de los fieles, especialmente los que provenían de medios populares. El movimiento “cristianos por el socialismo” fue un intento de desprender a la Iglesia de sus vínculos con el poder económico y político para lograr que fuera un factor de animación de la sociedad en busca de un mundo más justo y humano. Tal vez por fallas de sus mismos dirigentes y de la autoridad de la Iglesia se perdió una ocasión de servicio al mundo como el que pedía el Concilio. También se esperaba el sacerdocio para hombres casados. Como no se aceptó en el Concilio, muchos quedaron esperando que

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Esta brecha entre la gozosa llegada del Concilio a sectores populares y su limitada realización práctica, es explicable por muchas razones, entre otras que es muy difícil cambiar mentalidades y hábitos que están en lo más íntimo de las personas e instituciones. También es verdad que no se da un vuelco histórico de tamañas dimensiones sin dolor y largo tiempo de maduración. También era de temer que los documentos conciliares fueran recibidos con sorda resistencia por algunos sectores. Sin embargo podemos mantener aquella esperanza del abate Pierre a que me refería más arriba y comprender que el dinamismo del Concilio no ha dado todavía todo su fruto. Esos mismos sueños, aun no concretados, continúan en el sentimiento del pueblo católico prontos a aflorar en la práctica. Bastaría otra “bomba” como Juan XXIII para que la Iglesia despertara a una nueva primavera y los grupos herederos de la esperanza conciliar volvieran a cantarla.


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i algo deberá quedar en limpio después de esta tormentosa crisis financiera internacional es la comprobación empírica y constatable de la insensatez de las políticas neoliberales. En los cuatro años que han transcurrido desde la quiebra de Lehmans Brothers en 2008, las tesis que la escuela de Chicago y sus adláteres habían proclamado como “verdades científicas” se han reducido a dogmas revelados, que sólo se pueden defender con el escudo ideológico de la fe del carbonero, que no acepta hechos ni evidencias. Entre estas nociones que han caído al nivel de las creencias mitológicas hay algunas que gozan en Chile de particular asidero y veneración. Es el caso de la autonomía del Banco Central. Tanto la derecha en el gobierno, como la oposición concertacionista, comparten una fervorosa adhesión a este planteamiento ya que concuerda con una de las creencias más asentadas en los últimos treinta años, que afirma que la única función de un banco emisor debe ser el control de la inflación. Recordemos que la autonomía de Banco Central chileno se concretó por medio de una ley orgánica constitucional aprobada en octubre de 1989, a pocos meses del fin de la dictadura militar. Se trató de uno de los acuerdos de la transición más tensos y complejos ya que la intención de Pinochet era designar íntegramente el nuevo directorio con el fin de hipotecar la política económica del nuevo gobierno dePastoral Popular

mocrático. Finalmente se llegó a un compromiso con la designación de Andrés Bianchi como presidente de un primer directorio que contó con la anuencia de ambas partes. La nueva ley estableció un método de designación del directorio que distribuye “binominalmente” su composición, y que garantiza que el Banco no esté sujeto ni a la fiscalización de la Contraloría General de la República ni a la de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras. Tampoco se le considera parte de la Administración del Estado. Cabe por tanto la pregunta del poeta clásico Juvenal ¿Quis custodiet ipsos custodes?, ¿Quién vigila a nuestros vigilantes?. Ya en 1975 la dictadura militar había impedido, por medio de una reglamentación interna, que el Banco Central proveyera financiamiento al sector público y al sector privado no financiero, vetándole la promoción del crecimiento y el empleo. El argumento, propuesto antes por monetaristas como Kydland y Prescott o Woodford, radicaba en que su única tarea debía consistir en mantener la estabilidad macroeconómica y financiera. En cierto modo esta normativa fue anticipándose a un proceso que con posterioridad acabaría involucrando a la inmensa mayoría de los bancos centrales del mundo. En la actualidad el Banco Central de Chile no sólo continúa ejerciendo su rol bajo esta orientación, sino que además realiza un activo proselitismo de esta política. Su afán “adoctrinador” llega al


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10 paroxismo en un concurso escolar llamado “economía más cerca”, organizado por el propio BC, en el que se invita a los estudiantes secundarios chilenos a escribir relatos y cuentos breves que respondan a la pregunta “¿Por qué es importante que el Banco Central de Chile sea autónomo?1”. Si los escolares ya deben conocer la única respuesta correcta ¿Que debate podríamos tener los adultos sobre esta materia? El Banco Central. ¿Un nuevo dictador? Desde la fundación del primer banco central, el banco de Suecia en 1668, han existido voces que pedían que los bancos centrales fueran independientes de los gobiernos por el temor a que los gobiernos emitieran moneda sin restricciones para financiarse, provocando una ola inflacionaria como la que vivió Alemania durante la república de Weimar que llegó a superar el 26.000.000.000% en 1923. Este atávico temor no tiene en cuenta que muchos economistas actuales consideran que hoy no existe la inflación por “exceso de emisión monetaria” ya que los Bancos Centrales ya no manejan la cantidad de dinero en circulación, y que en realidad la inflación se determina de acuerdo a la demanda de crédito2. Pero la respuesta al peligro inflacionario ha sido mucho más fuerte y ha llegado en la actualidad a situaciones dramáticas, como las que actualmente enfrenta la eurozona.

propició el grave endeudamiento de los países periféricos (Grecia, Portugal, Irlanda, España, Italia) que vieron disminuir la competitividad de sus exportaciones y a la vez tuvieron contraer créditos exorbitantes para pagar sus importaciones de los países del norte de Europa. El BCE, confiado en la “gran moderación” de la volatilidad económica, anunciada por Ben Bernanke en 2004, nunca previó un nuevo ciclo de crisis sistémica como la que estalló en 2008. Para salir de este ciclo de endeudamiento el BCE ha obligado a los gobiernos periféricos a iniciar drásticos procesos de disminución del gasto público, (especialmente en salud, educación, subsidios del desempleo, pensiones, etc.) acompañados de brutales reformas laborales, recortes del salario mínimo; aumento del IVA, desregulación de sectores económicos, que amenazan con dar el golpe de gracia al modelo social europeo. Ante las advertencias de la mayor parte de los economistas, que pronosticaban que este tipo de medidas iban a elevar aún más el desempleo y conducir a un agravamiento de la recesión, JeanClaude Trichet - entonces presidente del Banco Central Europeo, se limitó a decir “Creo firmemente que, en la coyuntura actual, las políticas que impulsen la confianza acele-

La actual crisis del Euro es inexplicable sin atender a las responsabilidades del Banco Central Europeo (BCE), creado en 1998 con un estatuto autónomo y un mandato que le impele a buscar exclusivamente un Euro fuerte, con una inflación al máximo control. El cumplimiento estricto de este objetivo

rarán la recuperación económica en vez de obstaculizarla, porque la confianza es el factor clave hoy en día”. Finalmente, la conducción del BCE, buscando ciegamente la confianza de los mercados, ha originado una desconfianza alarmante en el Euro, poniendo en riesgo no sólo su propia supervivencia como divisa, sino también la viabilidad misma de la Unión Europea como proyecto político. Una situación parecida vive España, que hoy muestra un extraño acuerdo entre ciudadanos, partidos políticos, sindicatos, expertos, y analistas en un sólo punto: la indignación ante la desastrosa gestión de la crisis por parte del Banco de España y su gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordoñez. Se le achaca su extrema permisividad ante la evidente burbuja inmobiliaria, la lentitud en la reforma y reestructuración de las cajas de ahorro ahora quebradas, así como la pasividad ante las indemnizaciones millonarias que se asignaron a sí mismos los directivos de instituciones de ahorro arruinadas. La reciente nacionalización de Bankia (tercer banco español) ha llevado al absurdo todos los informes en que año a año Fernández Ordóñez sostuvo con vehemencia que su país poseía uno de los sistemas bancarios más solventes del mundo. Sin embargo, de acuerdo al modelo de autonomía vigente, la gestión de un director como Fernández Ordoñez sólo deberá responder ante la historia y ante su conciencia. Autónomos de las autoridades democráticas, los bancos centrales se han mostrado altamente dependientes de los intereses de los mercados. Fin de ciclo. Cambio de rumbo. Sin embargo el dogma de la autonomía comienza a caer. Economistas

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Vicepresidente Manuel Marfán presidió reunión del Comité de Estadísticas del BIS Irving Fisher Committee (IFC) que por primera vez se realizó en Santiago.

como Jan Toporowski han mostrado que la pretendida independencia de los Bancos Centrales es una mera ilusión, ya que sólo han pasado de depender de los gobiernos a depender de otros bancos centrales más poderosos, y más gravemente aún, de especuladores financieros que controlan indirectamente sus activos. Situación que puede ser peligrosa para países como Chile: “Fuera de Europa y de Norteamérica los bancos centrales son especuladores “macro fondos”, dependientes de los gobiernos de estados Unidos y de Europa cuyos bonos tienen ellos. Estos bonos pagan muy bajos rendimientos, pero los altos rendimientos concomitantes con altas tasas de interés en Europa y Norteamérica, podrían representar salidas de los flujos de capital de los mercados emergentes3”. A nivel político el nuevo presidente de Francia, François Hollande, presionado por la crisis y por la demanda ciudadana, propuso en su programa una reforma al estatuto del BCE que incorpore un nuevo mandato que incluya la promoción del crecimiento y el empleo. De esta forma sería posible la emisión de eurobonos que den un

respiro a los países periféricos. Un cambio similar se está produciendo en Argentina donde la presidenta Cristina Fernández ha iniciado el trámite de una nueva Carta Orgánica del Banco Central, que ampliaría su mandato con el fin de perseguir objetivos múltiples que incluyen el crecimiento, una distribución del ingreso más equitativa, la promoción del crédito sectorial y la estabilidad de precios. Este tipo de reformas permitirá una efectiva coordinación entre la política fiscal del ejecutivo y la política monetaria del ente emisor. Respecto a la reforma argentina, 20 economistas heterodoxos de diversas universidades, encabezados por George Irvin, Costas Lapavitsas, y Marc Lavoie, suscribieron el 16 de mayo una carta en la que afirmaron un punto muy determinante: “El nuevo mandato permite que el gobierno actual, y los próximos gobiernos, elijan entre políticas económicas acertadas y equivocadas, mientras que la legislación anterior institucionalizaba las políticas erróneas”4. Arrancar a un Banco Central del actual paradigma restrictivo no asegura per se una orientación correcta. Pero permite devolver a los Pastoral Popular

Estados un marco básico de soberanía que les permita tener control sobre su política monetaria, y especialmente sobre la tasa de interés, que viene a ser la gran herramienta que permite regular el crédito y orientarlo a su función social y productiva, desincentivando la especulación y la usura. Un punto de partida, urgente, crucial y necesario, especialmente cuando el endeudamiento masivo de las familias chilenas parece augurar un futuro trágico, a no muy largo plazo. Una regulación efectiva del sector financiero puede ayudar a hacer posible que la esfera económica vuelva a estar sometida a controles democráticos y ayudaría a evitar un desastre social como el que hoy vive Grecia y otros paises que como Chile parecen seguir su mismo camino. Notas: 1 http://www.economiamascerca.cl/ 2 Ver entrevista a Marc Lavoie en http:// w w w . p a g i n a12 . c o m . a r / d i a r i o / e c o n o mia/2-190191-2012-03-22.html 3 Jan Toporowski. “El banco central como fondo de cobertura: La nueva política económica del banco central”. OLA Financiera. nº 10 sept. dic. 2011. UNAM México. p. 127. 4 http://www.telam.com.ar/nota/25383/


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