La Ilustracion

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Introducción Los años que van desde 1810 a 1830 son los años de la lucha Emancipadora. Durante este período la nacionalidad toma el perfil que la define y se produce su principal rasgo de crecimiento espiritual. Durante estos años se produce el punto de partida del proceso de formación de las nuevas estructuras morales y espirituales del pueblo venezolano. La Ilustración fue el gran movimiento de las ideas liberales que se generalizó en toda Europa en las décadas centrales del siglo XVIII y que junto con la Revolución Francesa y la Libertad de los Estados Unidos, irradio con especiales consecuencias a las colonias españolas en América. En este encuentro observaremos los puntos más resaltantes del Movimiento de la Ilustración y su influencia sobre el movimiento independentista americano.


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La Ilustración Cuando en 1784 se le preguntó a Emmanuel Kant ¿qué era la ilustración? Este contestó: «La ilustración es el abandono por el hombre del estado de minoría de edad que debe atribuirse a sí mismo. La minoría de edad es la incapacidad de valerse del propio intelecto sin la guía de otro. Esta minoría es imputable a sí mismo, cuando su causa no consiste en la falta de inteligencia, sino en la ausencia de decisión y de valentía para servirse del propio intelecto sin la guía de otro. ¡Ten la valentía de utilizar tu propia inteligencia! Este es el lema de la ilustración.»

Por otra parte, los ilustrados consideraban que la Ilustración permitiría la liberación de los viejos dogmas que paralizaban el criterio propio de los individuos y permitía que estos pensaran por ellos. Luego de la Edad Media, eran muchos los mitos, la magia, la imaginación y la ignorancia que corría por imaginarios e idearios de las gentes comunes, la Ilustración sólo perseguía convertir este conocimiento en ciencia. Los ilustrados consideran que su fuente es la razón humana, convirtiendo a la tradición en objeto de crítica.


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En la primera mitad del siglo XVII el panorama intelectual de la mayoría de los hombres instruidos estaba dominado por dos fuentes de autoridad: los autores clásicos grecorromanos y la Biblia cristiana. Ambos estaban reforzados por el Renacimiento y la Reforma, era un mundo que todavía no estaba liberado completamente de la tradición medieval. Hechos como la Revolución Científica, la transformación de la economía, la evolución tecnológica, el descubrimiento de nuevas tierras y nuevas culturas, cambiaron la forma de vida de los europeos y modificaron las ideas de los intelectuales acerca del mundo en que vivían.



Al igual que la Revolución Científica, la Revolución Intelectual estuvo muy relacionada con la ampliación de los conocimientos, y éstos a su vez con la expansión del espacio humano. Los grandes descubrimientos geográficos, los viajes, las exploraciones, entre otros. expandieron el espacio cultural de los europeos, permitiendo que estos manejaran mucho mejor sus conocimientos acerca de la Tierra y sus recursos. El grupo de intelectuales que conformaban a la Ilustración era un número reducido de la burguesía, los navegantes, los mercaderes y los funcionarios administrativos no participaron en este movimiento. Los que si participaron fueron los filósofos, que no representaban a toda la burguesía, pero la mayoría de ellos tuvieron que ver con la vieja nobleza.


Ya que los integrantes de la Ilustración provenían de la nobleza, eran un grupo acomodado y con fortuna, que vivían en cierto modo de la renta de su propiedad agraria y de las pensiones de la corte. Se trataba de una nueva elite, que gracias a la fama y el nivel de sus ingresos ascendieron socialmente consiguiendo algunos títulos y privilegios de los grados inferiores de la nobleza. Lo importante de su trabajo intelectual tenía un peso creciente en el estado moderno y en los sectores clave de la actividad económica en proceso de transformación.


El período anterior fue la era del razonamiento sobre los principios básicos, mientras que la Ilustración se dedicó a buscar la mente de Dios mediante el estudio de la creación y por la deducción de las verdades básicas del mundo. Esta visión de algún modo puede haber llegado hasta nuestros días, en los que la creencia de los individuos en las verdades es más provisional, pero en aquel momento, la verdad era una noción poderosa, que contenía las nociones básicas sobre la fuente de la legitimidad de las cosas.


El elemento de crecimiento más obvio en la vida intelectual del siglo XVIII lo constituyeron por una parte las ciencias físicas y por la otra las ideas y suposiciones relacionadas con ellas. Durante este período no produjo Europa ningún científico de la talla de Newton o de Galileo. Más que hacer nuevos descubrimientos fundamentales de naturaleza trascendental, explotó e incrementó el acervo de ideas y conocimientos científicos que les habían sido legadas por los gigantes del siglo anterior, refinando, elaborando y dando a conocer sus ideas.


La influencia de las ciencias físicas sobre las ideas políticas fue considerable, aunque indirecta. Muchos escritores, sobre todo, en la segunda mitad del siglo XVIII, solían suponer demasiado fácil que el mundo político y social se podían entender de la misma manera y por los mismos procesos que el mundo físico. El pensamiento radical en los problemas sociales, casi nunca estuvo basado en un examen verdadero de los mecanismos políticos y económicos, tal como pretendió estarlo gran parte del pensamiento del siglo XIX, sino más bien, en criterios esencialmente inductivos de un orden social ideal.


Las más grandes figuras de la vida intelectual del siglo XVIII no fueron arrastradas a aceptar las suposiciones sin pruebas y el excesivo optimismo que caracterizó a muchos de sus seguidores. Ni Hume, ni Kant, los dos filósofos más grandes del siglo, compartían la difundida creencia “ilustrada” en los poderes casi ilimitados de la razón humana. Los más grandes pensadores políticos del período fueron Montesquieu (1689-1755) y Rousseau (1712-1718). De todos los escritores que trataron problemas sociales y políticos de la historia moderna, fue Montesquieu el más fértil de ideas y uno de los de alcance intelectual más amplio.


Fue casi el único de entre ellos en darse cuenta de que el buen gobierno, especialmente en Estados grandes y complejos, era difícil de lograr y que no surgía de la aplicación más o menos mecánica de unos cuantos principios generales desarrollados a priori. No exageraba los poderes de los gobernantes y de los gobiernos y su capacidad para reformar la sociedad desde arriba. Algunas de las ideas de Montesquieu, sobre todo su creencia del poder del clima para determinar la psicología humana, y por consiguiente el carácter de las instituciones políticas, era tan mecanicista como las de cualquiera de sus contemporáneos. Otras eran sumamente esquemáticas, especialmente su suposición que cada forma de gobierno tenía su principio dominante: virtud en una república, honor en una monarquía, miedo en una tiranía.


Si Montesquieu fue desde muchos puntos de vista el más moderno de los grandes pensadores políticos del siglo, Jean-Jacques Rousseau fue el más dinámico y el más revolucionario en su influencia. El no sólo escribía de política, ni era este su tema principal. No era un pensador sistemático, era sobre todo, un visionario; es de esto de donde emanan todas su flaquezas y su fortaleza. Lo que buscaba era una sociedad que fuera más esencial, y sobre todo más igualitaria que las de Europa civilizada. Buscó esa sociedad con un fervor que era esencialmente religioso. Su innovación más importante en el campo de las ideas políticas probablemente fue el concepto de la voluntad general que figura en su escrito “Contrato Social”. Este fue sobre todo un esfuerzo por conciliar el egoísmo del individuo (admitido por todos los pensadores de la “Ilustración”), con el bien común y los intereses de la sociedad.


Durante el período de la Ilustración, no podemos hablar de un conflicto entre la ciencia y la religión, sin embargo, los nuevos descubrimientos científicos y el desarrollo de nuevos paradigmas en el área social y política, produjo una clara revisión sobre las respuestas que daba la religión a las preguntas de carácter físico, de carácter cotidiano y de carácter trascendental.


La difusión de las ideas en la Europa del siglo XVIII pudo lograr una rapidez y efectividad hasta entonces desconocida, sobre todo por el desarrollo de la imprenta. En todos los Estados europeos aumentó grandemente la cantidad de libros publicados durante el siglo XVIII, y en su segunda mitad, su incremento fue muy rápido. Toda esta materia impresa hizo más que ninguna otra cosa para difundir (por supuesto, frecuentemente en una forma diluida y más que simplificada) las ideas de la época sobre cuestiones intelectuales políticas y sociales.



Influencia de la Ilustración. Ruptura del modelo colonial Una nueva corriente crítica del saber humano se expande por Europa con el pensamiento ilustrado y penetra en todos los espíritus. A España llega con la Dinastía de los Borbón que sucede a los Habsburgo. A las colonias americanas viene en los empaques del comercio y en las valijas de las nuevas autoridades. Según los viajeros más connotados, como Alejandro de Humboldt, las ideas de la Ilustración circulaban libremente en Venezuela.


El centro superior del saber colonial es la Universidad de Caracas (1721). A fines del siglo XVIII, un grupo de catedráticos progresistas, el sacerdote Baltasar de los Reyes Marrero entre ellos, contagiados con las ideas ilustradas de España y del enciclopedismo francés, se proponen estimular a los alumnos universitarios para el estudio de la ciencia experimental y la filosofía innovadora. Se comienzan a discutir las ideas de los pensadores europeos más influyentes: René Descartes, Baruch Spinoza, Galileo Galilei, Gottfried Wilhem Leibniz, Juan Bautista Lamarck, Etienne Bonnot de Condillac, John Locke .


Muchos de los profesores son criollos ilustrados. Sus alumnos son quienes fundamentan la Independencia y construyen la República: Juan Germán Roscio, Miguel José Sanz, Cristóbal de Mendoza, Fernando Peñalver, José Ángel de Álamo, influidos también por la filosofía política de la trilogía Montesquieu-Voltaire-Rousseau. Las doctrinas que orientan la independencia se concretan en El espíritu de las leyes de Montesquieu, inspirado a su vez en la obra de John Locke: Ensayo sobre el entendimiento humano.


En cuanto a los principios que deben caracterizar a los gobiernos, según Locke, su legitimidad deriva “del consentimiento del pueblo, porque siendo los hombres naturalmente iguales [...] ninguno de cuantos componen la sociedad civil está obligado o sujeto al capricho de otros, sino solamente a leyes fijas y conocidas hechas para el beneficio de todos”. De Rousseau toman las relaciones entre el pueblo y la autoridad, sobre la base de derechos y obligaciones. Los Derechos del Hombre y del Ciudadano sirven de modelo a declaraciones afines en Europa e Hispanoamérica. La Revolución francesa proporciona a los venezolanos las locuciones de inspiración política para escribir sus documentos oficiales.


Por último, los criollos invocan las antiguas libertades de los pueblos españoles para justificar la independencia: “Las provincias ultramarinas de la monarquía no son, no han sido nunca colonias y su estatuto jurídico político es semejante al de las provincias y reinos peninsulares”. Por tanto... “todos los habitantes del imperio tienen el derecho de establecer dentro de los límites territoriales que a cada una de las provincias corresponden, constituciones que les garanticen el ejercicio de la soberanía y de la libertad”.


A manera de conclusiones La IlustraciĂłn, como movimiento, tuvo la tarea de diseminar por toda Europa, las nuevas ideas sociales y polĂ­ticas que fueron surgiendo de la mano de Montesquieu y Jean-Jacques Rousseau, entre otros pensadores, y los debates que se generaron debido a sus poderosas ideas. Este movimiento vino a AmĂŠrica y tuvo repercusiones importantes dentro del insipiente movimiento independentistas, permitiendo generar ideas y el contexto para que el movimiento emancipador tuviera contundencia y calara en la conciencia de la sociedad colonial.


Bibliografía 1. Anderson.M.S.La Europa del Siglo XVIII. Breviarios. Fondo de Cultura Económica. Méjico 1966. 2. Fermín Manuel. Momentos Históricos de la Educación Venezolana. Editorial Romor. Caracas 1991. 3. Jorge Nadal Oller, J. Vincen Vives, Rosa Ortega y Mario Hernández. Historia de España y América. Social y Económica.Vicens Bolsillo. Tomo V. Quinta reedición. España 1985.


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