Si la vida te da dilemas

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ÂżY si la vida te da dilemas? Dilemas te da la vida

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Autores: Viviana Lorena Ortiz Villada viviana.ortiz@ucp.edu.co Daniel Humberto Ospina Ospina daniel.ospina@ucp.edu.co Ilustraciones por: Viviana Lorena Ortiz Villada Pereira – Risaralda – Colombia 2018

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Mi nombre es Juan Montería, tengo 10 años recién cumplidos, vivo en una vereda Colombiana, un lugar donde el color verde aún es el que más se percibe en el horizonte, donde el trinar de los pájaros ameniza las tardes, en el que el mango y otras frutas no vienen en bolsitas y podemos dejar las pepas limpiecitas.

En medio de tanta naturaleza queda mi casita, allí vivo con mi abuelo, mi abuela y mi tío. En esta ocasión, voy a contarte un poco sobre mi, y también lo que me pasó la semana pasada, tres momentos que marcaron mi vida, tres decisiones que cambiaron mi manera de ver el mundo, tres instantes que jamás volverán. 3


Yo vivía en Bogotá, una ciudad grande, agitada, llena de construcciones, de inseguridad y violencia, todo lo contrario de aquí: pocas personas, vecinos a cuadras de distancia, un lugar tranquilo. Te preguntarás, ¿con quién vivía allá?, así que diré la verdad: con mi mamá; Una joven emprendedora, que solita me sacó adelante en esa capital, poco tiempo podía pasar conmigo ya que trabajaba de día y de noche, yo la entendía porque todo allí era costoso. Nuestro hogar era un inquilinato, por lo que siempre estaba rodeado de gente mayor. Un día decidieron llevarme

para donde mi abuela, así, de la nada, sin mi opinión, sólo alcancé a escuchar en medio de murmullos que a mi mamá se la habían llevado presa, ¿se imaginan cómo me sentí? Fue un cambio realmente difícil, porque, además de la tristeza que tenía por lo que sucedía con mi mamá, era dejar a mis amigos, mi escuela, mi vida, y llegar al campo con personas que no conocía, un mundo que yo no había explorado, me sentía solo, confundido y agobiado, aunque les confieso que ya me adapté.

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En la finca en la que vivo cultivamos café, plátano y tenemos un lago con muchos pececitos, cada mañana al despertar siento el olor a naturaleza húmeda, a tierra, a lo amargo del tinto, escucho los perros ladrando (que por cierto tengo dos) y hasta el sonido de los cerdos de la granja porcina que queda como a 5 minutos de mi casa, es más, si me subo a la loma que hay después de la cocina, puedo olfatear la comida extravagante para los marranos. Me gusta montar en bicicleta, ando para arriba y para abajo en ella, tengo un celu con el que escucho música y bailo bachata, me gusta tener muchos amigos pues nunca había estado en tanta soledad y en mi nueva escuelita puedo hacer eso. 5


Soy muy alegre, extrovertido y divertido, eso dice mi familia; pero a veces soy agresivo, oculto cosas, me puedo enojar por pequeñeces y peleo, por eso en ocasiones me rechazan y dicen que soy problemático, pero enserio estoy intentando cambiar.

Estudio en una escuela genial, tenemos como mascotas a tres conejos, sembramos una huerta, y hay una zona para correr, saltar y jugar fútbol, además, tengo ya dos mejores amigos: Miguel y Mario, con ellos me siento en el salón, les cuento los chistes que me invento y ellos se ríen siempre, tienen más paciencia que mi familia junta cuando se trata de mí, jugamos en cada descanso fút, yo soy el arquero y ellos mi defensa, hacemos buen equipo.

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La

semana pasada ocurrió

algo y es de lo que les quería hablar desde el inicio, pero como siempre me voy por las ramas… El martes estábamos en clase de matemática, cada uno con su cartilla y escribiendo en el cuaderno, estaba haciendo mucho calor y a mis amigos y a mí, se nos ocurrió poner los morrales por el rincón para estar con más espacio y a ver si nos sentíamos más frescos. A la hora de salida, teníamos un montón de cosas regadas, entre esas los cargadores de los celulares, ahí nos dimos cuenta que Miguel y yo teníamos uno parecido, no le dí importancia y cogí el mío, lo empaqué y salí corriendo para alcanzar a unas niñas que viven cerca a mi finca. Como les dije anteriormente, me encanta escuchar música en mi cel y lo uso cada vez que puedo, por eso, ese día apenas llegué a la casa busqué el cargador entre el canguro y lo saqué, noté ahí mismo una pequeña etiqueta blanca con unas letras extrañas, ¡Ese 7


cargador no era mío! Empaqué el equivocado y me entró una duda existencial pues no sabía si devolverlo, mi celular tiene la bateria mala y se descarga hasta con mirarlo y para rematar mi cargador está fallando, se desconecta a cada rato, y toca hacer maniobras para que dure el traspaso de energía, le pedí uno nuevo a mi abuela y ella no quiso darmelo, cree que es una bobada que ande con aparatos y, con ese otro, tendré como jugar en el cel más seguido, aunque… Migue es mi amigo… Debería pensarlo. Al día siguiente, estaba muy preocupado con esa situación, así que le pregunté a Miguel si había cargado su celular en la noche, y me contestó que ¡claro!, y que fue muy raro porque le cargó más rápido que de costumbre. ¿Qué? Si a mí ni me cargaba. Ahora sí, ¿que haré? O mejor dicho:

¿Tú qué harías ante este dilema? ¿Por qué? 8


Desperté al jueves tan tan contento, con una sonrisa que me tocaba hasta las orejas, sentía que mis ojos brillaban y mi cuerpo bailaba de emoción ¿saben por qué? mi tío llegaba del pueblo y como era costumbre me llevaba un regalo, casi siempre juguetes. En la escuela no veía la hora de salir, estaba ansioso por destapar mi regalo, jugar con él, tenía que aprovechar que ni tarea tenía para la casa, pero de pronto, justo cuando iba en la puerta del salón, María, una compañera, me jala del hombro para pedirme un favor, favor que me implicaba ir hasta la finca de ella a 15 minutos de la mía, para ayudarle a arreglar la bicicleta pues sabía que yo tenía una que arreglaba solito. No se imaginan la confundida que me metí, porque lo que más me apetecía era ir a jugar con el regalo y si ayudaba a María podía perder tiempo para hacerlo y quizá para el otro día si me dejaban un montón de tarea, pero también pasaba por mi mente ese día en el cuál yo estaba triste, recién llegado de la ciudad y sin qué comer al descanso por que esa mañana la leche del refrigerio no me gustaba, y María que había llevado lonchera, dividió su sánduche a la mitad y me dió el lado más grande sin pedirme nada a cambio… ¿Entonces? ¿Qué hacer? A pensar otra vez…

¿Tú qué harías ante este dilema? ¿Por qué? 9


A

pesar de todo esa fue una

buena semana, hasta me felicitaron en la escuela. Como les conté, a veces causo problemas y molesto a los demás, pero el viernes me porté de maravilla, estuve juicioso, pensando, leyendo, participando, no motivé

a la indisciplina, ni peleé con mis compañeros, la profesora me dió un premio por mi buen comportamiento, sin embargo mi felicidad no era tan completa, Mario, mi mejor amigo, no estaba de acuerdo con que me hubieran dado ese premio, que por que él se porta bien todos los días y entonces le deberían dar premios también y no se los dan. Mientras mis otros compañeros me felicitaban y me animaban, Mario ni se me arrimaba por andar pensando que era una injusticia, hasta el punto de hacerme sentir culpable por recibir ese premio. Deberé pensar de nuevo...

¿Tú qué harías ante este dilema? ¿Por qué?

¿Si ven? qué semana tan pensativa la que tuve, ¿no les parece?…

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María: Ya han pasado varias semanas desde lo último que les conté, y ahora ando en una encrucijada emocional, sentado en una piedra que dobla mi tamaño, pensando y pensando mientras veo el sol ocultarse entre las montañas. ¿Se acuerdan de María? la niña que compartió conmigo la lonchera alguna vez, pues ella, ha dejado de ir a la escuela, supongo, que algunos de mis compañeros saben el motivo, pero sólo lo discuten entre ellos, yo me preocupo y le cuento a mi mamá porque es muy raro que una niña tan juiciosa como ella se haya esfumado de esa manera, ella amaba estudiar, la promovieron de grado porque hasta en los descansos se quedaba practicando divisiones, ni siquiera yo hacía eso; Yo prefiero ir a abrir o cerrar huecos, correr, jugar, hacer de todo, menos quedarme en el salón. ¿Y ella? era diferente. Recuerdo que siempre había sido solitaria, a veces hasta grosera y contestona, pero nada como para ser el motivo de su ausencia. Cuando ya estaba oscuro, decidí pararme de la roca y dirigirme a paso lento, muuuy lento hasta la finca, mi mamá me estaba esperando con el ceño fruncido por mi demora, claro, estaba toda preocupada porque no le avisé donde iba a estar y llegué ya muy tarde, me dio dos palmadas en las nalgas y después me preguntó que qué me pasaba, le dije que aún no podía sacarme de la cabeza a María y ella cambió inmediatamente la expresión de su cara, se notaba un poco triste, me sentó en sus piernas para contarme algo que me dejó sorprendido. Resulta que mi mamá estuvo hablando con el primito de María y él le contó que una vez ella se había escapado de la casa, dormido en pleno monte, aguantado hambre y frío porque la mamá de ella cuando se enoja es muy

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agresiva, les pega muy duro a los hijos, los insulta y los trata como si fueron lo peor. Para ese entonces esa señora hasta llamó a la policía para que realizaran la búsqueda porque María duró noches sin llegar a la casa, cuando por fin dieron con ella, la policía advirtió a la mamá de que si no se comportaba le quitaban a los hijos y los mandaban para Bienestar Familiar. Pues las cosas como que se calmaron por un tiempo, pero luego María volvió a comportarse extraño, altanera, vulgar, odiosa, mala clase, antipática y hasta agresiva con algunos del salón. Mi mamá me dice que es porque somos el reflejo de lo que vivimos en nuestra casa, y si ella no recibe afecto ese vacío es el que mostrará ante nosotros. ¿Cómo una persona que no le demuestran el amor en su familia, que la golpean y regañan por todo, va a demostrar amor a otros? y más si lo único que puede asociar María con amor es el maltrato. Yo creo en ella, porque conmigo ella tuvo un gesto muy noble, que cualquier persona no hubiera hecho, ahora estoy más preocupado, porque en el salón nadie se preguntó el por qué ella actuaba de esa forma, nadie se puso en sus zapatos, y antes generábamos más pelea, la escuchábamos insultar a otros y nos reíamos cuando ellos también respondían con tres piedras en la mano, no la comprendimos y tal vez por eso ella se quedaba en el descanso estudiando, era tan sola, y encontraba en el aprender ese apoyo emocional que tanto necesitaba, su polo a tierra y su escape. Ahora sabiendo eso, ¿qué haré? ¿Qué harías tú?

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