Matar a un ruiseñor un final inesperado

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MATAR UN RUISEÑOR: UN FINAL INESPERADO

PABLO QUILES MARÍN Master de Acceso a la Abogacía


Pablo Quiles Marín

En una pequeña ciudad del estado sureño de Alabama se encuentra un hombre viudo y con dos hijos, que además casualmente es abogado. Él se llama Atticus Finch. Atticus Finch es el encargado de realizar la defensa jurídica de un hombre de color que había sido acusado de violar a una mujer blanca. Esta defensa es designada de oficio, y se lleva a cabo por la petición del Juez Taylor. Nos encontramos que en esta ciudad, tenemos una población totalmente dividida a causa del racismo, que imperaba en el marco temporal de la Gran Depresión. Los familiares de la mujer violada, cuando se enteran de que Atticus va a ser el encargado de llevar la defensa del caso, se ponen manos a la obra para hacer ver al señor Finch de que están en contra de él, y hasta incluso de su propia familia. Recibe visitas a su domicilio a largas horas de la noche, amenazan a sus propios hijos con tal de conseguir su propósito: que nadie asuma la defensa del hombre negro. Muchos de los habitantes de la ciudad tratan de disuadirle para que se retire del caso, pero él está decidido a seguir adelante, a pesar de las consecuencias que su empeño en defender a un negro pueda acarrear para él y su familia. Pero no contaban con un elemento subyacente en lo más hondo del pobre abogado de la pequeña ciudad, el amor por la justicia. Como decía Antoine de Saint- ExuperyI: “Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor ” Amor que Atticus deriva en la confianza en su cliente, y, a pesar de las complicaciones que puedan surgir, siempre hay que seguir adelante. No importan las amenazas, ni los insultos, él confía en demostrar la verdad. Volviendo a la temática jurídica que se trata en la película, tenemos que tener bien presentes que estamos en una época donde imperaba el racismo, y ante un procedimiento mediante el cual se acusa a un hombre negro de violar a una mujer blanca. Una combinación digna de una bomba de relojería.

Aquí comienza mi película, Teniendo como presente: -

Hechos fácticos: una mujer sufre una presunta violación por un hombre de color, debido al racismo, la gente mira raro y ataca a Atticus (abogado) por prestarse a defenderlo.

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Su calificación jurídica: se le acusa de un delito de violación. En nuestro ordenamiento jurídico, este delito está previsto y penado en el artículo 179 CP (tomando como referencia que en la película se sigue un juicio mediante Tribunal del Jurado, hay que destacar que, en nuestro

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Escritor y aviador francés, autor de la famosa obra El Principito, nacido en Lyon 1900 1


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ordenamiento no sería posible un juicio por jurado, porque las competencias que señala artículo 1 de LOTJ son las siguientes conductas delictivas: homicidio, amenazas, omisión del deber de socorro, allanamiento de morada, incendios forestales, infidelidad en la custodia de documentos, cohecho, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos, fraudes y exacciones ilegales, negociaciones prohibidas a funcionarios e infidelidad en la custodia de presos). El Tribunal del Jurado es la institución para la participación de los ciudadanos en la Administración de Justicia, mediante la cual personas designadas por sorteo contribuyen al enjuiciamiento de determinados delitos, a través de la emisión de un veredicto relativo a la prueba de los hechos. -

El petitum: el ingreso en prisión del hombre de color.

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Sujetos que intervienen: Atticus Finch (abogado defensor), Tom Robinson (acusado), Bob Ewell (testigo, padre de la víctima, y agresor de su hija según las declaraciones del acusado), Mayella Ewell (víctima), sheriff Tate (testigo), el jurado, el Juez Taylor y el Fiscal Gilmer.

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El proceso que se sigue: Tribunal del Jurado.

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Medios de prueba utilizados: Pruebas testificales principalmente. Todas son pruebas circunstanciales.

Comienzan los preparativos, el primer paso es escoger bien a los miembros del Tribunal del Jurado. Para ser miembro de un jurado, los únicos requisitos que se exigen son ser ciudadano español y mayor de edad, saber leer y escribir, y no estar impedido física, psíquica o sensorialmente para el desempeño de la función de jurado. No hay, por tanto, ningún límite de edad para intervenir en esta forma de administrar justicia, si bien las personas mayores de 65 años pueden ser excusadas si lo solicitan. Por otro lado la Ley establece una serie de causas por las cuales se impide al ciudadano la participación en el Jurado: condenados por delito doloso y no hayan obtenido rehabilitación, procesados y acusados pendientes de señalamiento o celebración de juicio oral, o quienes estuviesen sufriendo detención, prisión provisional o cumpliendo pena por delito, y los suspendidos de empleo o cargo público en virtud de procedimiento penal mientras dure dicha suspensión. Atticus necesita conseguir que personas de color también formen parte de este Tribunal, hay que recordar la época en la que estamos y cualquier ayuda no viene mal. Hay tensiones a la hora de recusar a los integrantes, el abogado de la acusación tampoco da su brazo a torcer. Después de más de seis horas de discusiones con el juez presente, ante el que Atticus observa su predilección por la otra parte: ve con malos ojos al que para él es “un negro”, consigue de los nueve miembros del tribunal, dos hombres de color y una señora blanca, que aparentemente iba a descartar, pero

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descubre que está casada con un nigeriano. El día señalado para la celebración del juicio, se abrirá la sesión si concurren al menos veinte candidatos (art. 38 LOTJ) siendo posible la recusación de algunos de ellos, aunque ha de mantenerse este número mínimo para poder continuar con el procedimiento. Para ello es posible recurrir a la lista de sorteables. Si concurriese el número suficiente se procederá al sorteo de los nueve miembros y dos suplentes (art. 40 LOTJ). Las partes pueden recusar sin motivo, es decir, recusación sin causa, hasta un total de cuatro por la acusación y cuatro por la defensa. Constituido el Tribunal, se lleva a cabo el juramento o promesa de los designados, bajo una fórmula modelo, en la que juran el desempeño fiel de su función, la rectitud en el examen de las pruebas, la imparcialidad en el veredicto y el secreto de las deliberaciones (art. 41 LOTJ). Tras el juramento o promesa, se dará comienzo a la celebración del juicio, situándose el acusado/s de forma que sea posible, su inmediata comunicación con los defensores. El Magistrado-Presidente decidirá si se celebra el juicio a puerta cerrada (art. 43 LOTJ). Comienza el juicio, y Atticus, a los pocos minutos, ya observa una actitud muy desfavorable, la del Fiscal Gilmer, que a pesar de ser la persona que representa y ejerce el ministerio público en los tribunales, se encuentra ante una actitud de pasotismo sospechosa, conocedor de la época de racismo en la que nos encontramos y creyéndose sabedor del veredicto del jurado. Atticus ve el Juicio perdido, nada concuerda con la versión que él mantiene, parece que todos se hayan puesto de acuerdo, se practican las pruebas, principalmente se muestran las testificales de la víctima, del acusado, de la autoridad policial que acudió al escenario donde se desarrollaron los hechos, y el padre de la víctima. Todos ellos manteniendo la culpabilidad de Tom. También las alegaciones del fiscal, actuando como parte acusadora, no dan un rayo de luz. Lo único que se le ocurre es exculpar a su representado argumentado el racismo como injusticia social de la época, y la valoración de la prueba circunstancial a la hora de condenar a alguien, pero sabe que no es suficiente. Entonces solicita un receso de cinco minutos. Llega al baño y se moja la cara con agua muy fría, él sigue creyendo en su cliente, tiene que demostrarlo y sabe que va por buen camino, es, entonces, cuando debido al cansancio, sentía que le pesaban los hombros, estaba cansado y hasta tenía frio.

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Decide secarse la cara y tirar todo el trabajo por la borda. Se dispone a salir hacia la Sala, cuando realiza un gesto desde la puerta de salida en un intento de encestar el papel húmedo sobre la papelera, y recae en un dato que antes había pasado por alto. Con paso firme y seguro de sí mismo, decide sacar por último al acusado Tom ante el estrado. Sin mediar palabra alguna, y ante la mirada atónita de todos los presentes, le entrega una hoja en sucio al que todos miraban como “negro despreciable” y vuelve a ocupar su lugar en la mesa de abogado defensor. Deja pasar cinco segundos y se sirve un poco de agua, después respira, y respira... Y vuelve a respirar. En ese preciso momento, se pone en pie y estalla su enorme puño contra la mesa, y exclama con voz grave y fuerte: “¡Escribe tu nombre!”. El acusado sin entender nada y asustado, como el resto de los presentes, comienza a escribir. Cuando ya se encuentra a meros segundos de finalizar, Atticus Finch vuelve a gritarle: “¡Para!”. En ese grito estremecedor, Atticus se vuelve y señala a Mayella, la presunta víctima, y sin dejar de señalarla y manteniendo sus ojos centrados en ella: -

Tom, ¿con qué mano estás escribiendo?

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Con la izquierda, señor Atticus.

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¿Por qué no coges el lápiz con la mano derecha?

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No puedo.

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¿Por qué?

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Me segué el ligamento del brazo derecho con 14 años, mientras segaba el trigo.

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Mueve el brazo derecho.

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No tengo ningún tipo de movilidad.

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Levántate y sitúate a medio metro de Mayella -Tom se levanta sin profesar

ninguna palabra por su boca-. Ahora coge el brazo que tienes con movilidad y acércalo a su rostro. Se escucha un resoplo de asombro de todo el auditorio. Y Atticus, lleno de valor finaliza: Mayela Ewel fue golpeada salvajemente por una

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persona que utilizó su mano derecha, y Tom Robinson, que hoy se sienta en este banquillo, sólo puede valerse de su izquierda. Ahora señores, es la realidad a la que no hay más remedio que sujetarse. Consiguió demostrar la inocencia de su cliente, obteniendo además la unanimidad de los miembros del Tribunal del Jurado, ya que, en un juicio, son fundamentales las pruebas de las que dispones, pudiendo dar el enfoque necesario para salvar a tu cliente. En mi opinión, todo depende de cómo se mire, en mano de cada uno está conseguir demostrar su postura.

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