Bitácora Luisina Marzola - Taller 5C 2020

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Bitรกcora Analizando el 2020

Nosotros

2020


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Segundo año consecutivo que me hace acordar, que no importa los planes y objetivos que uno se proponga, nunca se realizan como uno quiere o piensa cómo sería. Y automáticamente me hace acordar la frase “El hombre propone y Dios dispone.” Detesto ese proverbio.


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Nunca pensé que iba a vivir una pandemia, menos una cuarentena, y mucho menos en lo que supuestamente iba ser mi último año de dcv. Me imaginaba este año muy diferente. Me había organizado para rendir los finales faltantes en el primer cuatrimestre, así en el segundo cursaba mercadotecnia y terminaba tranquila la tesis. Un plan que me permitía disfrutar este último año y, a su vez, esquivaba producirme frustración con varias cosas al mismo tiempo, para no terminar en una crisis nerviosa. Tome la decisión de rendir los finales el año que viene o cuando se pueda rendir presencial. Nada me apura, son solamente tres finales, pero de todas formas se siente más lejano el título comparándolo cuando uno comienza a estudiar..


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Todo bien, pero no pienso rendir oral el final de tecno 3, cuando después de dos años sigo sin entender de qué va la materia. Se abren las mesas de finales para todos

Tecno 3: vamos a tomar en formato oral


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En el 2019, cada vez que escribía una fecha, me confundía de año y ponía 2020. Solamente pienso pobre de mí, que en su momento no sabía lo que iba a venir: el año del siglo XXI, que se convirtió en el equivalente de la edad medieval para los historiadores.


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No importa que trate de aprender con los cursos online, no son lo mío. Lo que me lleva a pensar, que después de cinco años estudiando diseño, sigo odiando la computadora igual que desde el primer día. Me genera rechazo, y más aún si sé que tengo que trabajar con más de dos programas..


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La tesis me hizo aprender más datos de mi ciudad. Lo que me hace pensar, que no importa cuánto tiempo viva uno en determinado lugar, nunca lo llegará a conocer en su totalidad. Por ejemplo, me di cuenta que la flor que tiñe de amarillo todas las primaveras mis zapatillas, era de tilo, un árbol que llego a la ciudad en barco desde Alemania. Y son los mismos árboles que aún siguen sobre la avenida 7. ¿Cuánta gente vio esos árboles? ¿Qué historias esconden?


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Estar encerrada en mi casa, nunca fue un problema para mí. Siempre fui hogareña y recelosa del tiempo que me dedico solamente para mí. Por algo, en los diferentes grupos de amigos que tengo, en todos me bautizan como la abuela del grupo. No me voy a disculpar por odiar a salir a bailar, cuando prefiero estar tranquilamente en mi casa, en vez de estar en un lugar en donde la gente que no conozco me esté empujando para encontrar el camino al baño, y sin pedir permiso. Abuela y orgullosa


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Pero extraño juntarme con amigos, tomarme el micro porque ahí surgían mis mejores ideas, y caminar desde la facultad hasta una librería, mientras me pierdo por las calles mirando los edificios, o escuchando conversacionesajenas, o inventando una historia cuando veía a dos personas peleándose. Una costumbre que me hubiera servido mucho para inspirarme para la tesis, pero #cuarentena.


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Detesto las redes sociales, pero al mismo tiempo es un fenómeno que me interesa. Y después de hacer un curso sobre la ética de las redes, me di cuenta que es perfecto para el marketing y publicidad de una empresa, pero para compartir tu vida privada, nada agradable. Un lugar en donde nada es lo que parece, pero al mismo tiempo es un lugar increíble para expresarse y otro medio para generar una cultura. En fin, las redes sociales, un mundo raro, una dimensión paralela.


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Pensar en la tesis, me hace pensar en la difícil decisión que tomé cuando finalmente decidí cambiar de carrera. El diseño nunca estuvo en mi mente, y todavía no me creo el coraje que tuve en su momento, que por pura intuición me metí de lleno en dcv. No tenía ni idea que era el diseño, cuáles eran las reglas de este nuevo mundo y sobre todo, no tenía la más pálida idea que era Adobe. Conclusión, me metí en una carrera que no sabía de qué iba. Es imposible no acordarme lo insegura que me sentí durante ese primer año, y lo aliviada que me sentí con el aprobado del último trabajo, porque me di cuenta que había encontrado algo que me apasionaba. Y durante estos últimos años, me terminó enamorando. No solo porque aprendí académicamente, sino que en todas las cursadas aprendí alzar la voz y no tener miedo de defenderme o defender a otro, aceptar todo tipo de críticas y no sentirme atacada por las malas porque sé que puedo mejor, no tener miedo a equivocarme porque de ahí se va a algo mejor. Pero sobre todo, decidir empezar a estudiar diseño, me enseño que salir de la zona de confort es lo mejor que puede hacer uno para sí mismo. No solamente conoces nuevos aspectos de vos mismo, sino que te relacionas con personas que en otros ámbitos nunca te hubieras acercado.


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Estar encerrada, terminando una carrera, uno de mis principales pensamientos son: ¿Cuál va ser mi siguiente paso? ¿Qué es lo que quiero? ¿Realmente quiero esto?

decisiones

yo



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