Poesía y Reflexión

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Poesía y Reflexión


Lucks, José Ricardo Poesía y Reflexión / José Ricardo Lucks; – 1a ed. – Don Torcuato : STRUO Ediciones, 2016 Libro Digital, PDF - (272 páginas; 21x15 cm.) Archivo Digital: Descarga y Online ISBN: 978-987-24677-5-3 1. Poesía. I. Título. CDD 861

Diseño de portada y contraportada: J. R. Lucks

Queda terminantemente prohibida, sin la autorización expresa y escrita del titular del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial con fines comerciales de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la fotocopia y el tratamiento informático. © 2016, J. R. Lucks Primera edición: Febrero 2016 ISBN 978-987-24677-5-3 Hecho el depósito que marca la ley 11.723

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“No aprendemos de nuestras experiencias… sino de

reflexionar sobre nuestras experiencias”. John Dewey (1859-1952) Filósofo, pedagogo y psicólogo.

A mi querida esposa; compañera,

amante y amiga. Sin quién nunca hubiese yo intentado la pretensión de experimentar lo que significa ser poeta.

Gracias mi amor.


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Índice

Índice Prólogo.................................................................................................. - 15 Felicidad ¿inalcanzable? ...................................................................... - 19 El tesoro del habla ................................................................................ - 23 Avanti, sempre avanti ........................................................................... - 27 Es triste sólo ser gato ........................................................................... - 33 Un tonto rey imaginario, o no ............................................................... - 37 Sus manos nunca estuvieron vacías .................................................... - 43 Amor y chocolate ................................................................................. - 47 Vida de perros ...................................................................................... - 51 Los árboles son un problema… en el mundo del revés ....................... - 57 Equilibristas .......................................................................................... - 63 Votos o Amores .................................................................................... - 69 Consensos posibles.............................................................................. - 75 Hagámoslo algo personal ..................................................................... - 79 Ironías sí, Sarcasmos no ...................................................................... - 85 Agradecer a tiempo .............................................................................. - 91 Ser hipócrita es una decisión, mala...................................................... - 95 Nietzsche, Sabina y los monos .......................................................... - 101 Dylan y Los 007 .................................................................................. - 107 Matando estrellas ............................................................................... - 113 Tiempos más modernos aún que los de Chaplin ............................... - 119 Sueño Galatéico… o pesadilla ........................................................... - 127 Podemos arreglarlo ............................................................................ - 133 Pensar para dónde vamos ................................................................. - 139 -


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Ya estamos cerca… ........................................................................... - 145 Mentiras en sociedad .......................................................................... - 151 Charlar con el viento ........................................................................... - 157 Ignorancia y Felicidad ......................................................................... - 163 Aprender a compartir .......................................................................... - 169 Puntos Suspensivos y Finales ........................................................... - 175 Igualando luces y oscuridades ........................................................... - 181 Hablan, hablan, hablan ....................................................................... - 189 Aún no es tarde para hablar el mismo idioma .................................... - 195 Aprender a vivir de nuevo ................................................................... - 201 Pensar el tiempo ................................................................................. - 205 El Alma y el Vilo, mala yunta .............................................................. - 209 A no rendirse....................................................................................... - 215 No todo cambia ................................................................................... - 221 Dicen, seguramente dicen algo .......................................................... - 227 Quedarse dolerá, pero mata marcharse ............................................. - 233 Secretos por olvidados ....................................................................... - 239 Inocencia............................................................................................. - 245 Como empezar a leer no hay apertura ............................................... - 251 Lo fundamental no cambia demasiado ............................................... - 255 El asunto es cómo .............................................................................. - 261 Epílogo ................................................................................................ - 267 Tabla de Ilustraciones ......................................................................... - 271 -

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Ă?ndice


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Ilustración 1: Diversos Encuadres y Puntos vista desde Lanzhou

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Textura de base www.dailyoverview.com/five. Fractal de fondo generado con www.sciencevsmagic.net/logicgrid/

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Prólogo

Prólogo

Escuché alguna vez que para ser poeta hay que poder ver siempre las cosas como si fuese la primera vez. Supuestamente es una creencia o afirmación que viene de la cultura celta. Me pareció sencillamente fantástico. Ver SIEMPRE las cosas como si fuera la primera vez. Emocionarse como la primera vez. Asombrarse como si nunca se hubiese visto esa cosa. Disfrutar, gustar, olfatear, paladear como “vírgenes” de los sentidos. Claro que esto dejaría de lado las cosas que se incorporan a la cultura personal como “gustos adquiridos”; los que la primera vez no te gustan pero que si “resistís” y te animás a la segunda y a la tercera prueba, empezás a encontrar lo que los demás te decían que era tan maravilloso. Tal vez para los celtas lo que se incorporaba de esa forma no era tan importante, no sé; o tal vez simplemente no haya poesías dedicadas a estas cosas. En fin. Lo cierto es que ser poeta, desde mi punto de vista, está muy cerca de amar (al menos a aquello sobre lo que se escribe) y por eso, esto de ver las cosas como primera vez no sólo me ha servido para leer, creer entender y tratar de escribir poesía sino también para amar y mantener ese amor a lo largo del tiempo. Re-enamorándome cada día como si fuese la primera vez. Creo en el amor y creo que la poesía es (aun la de protesta) una manifestación de amor. Por eso quiero dar vida (que demos vida) a este libro, en el cual apoyándome en grandes Poetizas y - 15 -


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Poetas (sí, con mayúscula a propósito) reflexiono e invito a reflexionar –otro de mis grandes amores. No pretendo tener razón en mis conclusiones (cuando las haya). No pretendo que mi reflexión sea la correcta o que usted así lo considere, me importan más las preguntas que se plantean en muchas de ellas. Como en la primera ilustración de este libro, esas preguntas o reflexiones no pretenden ser más que diversos encuadres y puntos de vista, todos subjetivos y obviamente discutibles. Son invitaciones (tal vez en algunos casos provocaciones) a pensar, a “discutir” conmigo y/o con el Poeta citado, a mover la masa encefálica para algo más allá de lo de todos los días. Espero, también, que disfrute del “arte” que precede a cada comentario. No sólo me divierte hacerlo sino que ceo realmente que adorna y aligera un poco el escrito. Como “extra”, las ilustraciones encierran un secreto en su nombre. La mayoría de las texturas de base están generadas a partir de fotografías provenientes de un sitio de imágenes llamado Daily Overview (www.dailyoverview.com), que todos los días publica hermosas fotos aéreas de nuestro planeta. Las que no provienen de este fueron tomadas de otros sitios, públicos también, que siempre serán citados. En cada caso he tomado una de esas imágenes, la he editado digitalmente con herramientas comunes de computadora personal y le he agregado un fractal o una figura “tridimensional” (otras de mis debilidades) para hacerla más atractiva –según mi criterio.

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Prólogo

Si le interesa develar el supuesto secreto sólo tiene que visitar el enlace que corresponde a cada imagen (o pensar a partir de la descripción de la fotografía) y ver por qué cada ilustración tiene el nombre que tiene. Ojalá le divierta hacerlo. Es otro “ejercicio” para pensar y concordar o disentir. Aclaración: varias de las entradas tienen ya un tiempo de vida, puesto que las escribí en su momento (cuando me provocaron a hacerlo) y sólo unos años después me decidí a publicarlas como libro. Por lo tanto si percibe que algunas pudieran referirse a situaciones que ocurrieron algunos años atrás, es muy probable que no se equivoque. Las incluí de cualquier forma porque consideré que la invitación a reflexionar no perdió actualidad, aunque tal vez el evento que las originó pudiese haberlo hecho. Finalmente… como voy a decir en alguna parte del libro: “soy optimista, pero de largo plazo”. Tenemos un mundo que necesita mejora constante; tenemos una sociedad que siempre necesitará educarse, pensar críticamente, aprender, reflexionar… Rescatar piezas literarias de otras épocas y difundirlas con la intención de usarlas como base de un ejercicio mental, con certeza ayudará a nuestro mundo a ser mejor –o al menos a evitar ser peor. Creo que es lo mínimo que podemos hacer, es (ojalá) la base para actuar luego y ser protagonistas. Los invito, los provoco. Ojalá esta obra sirva para algo de lo que me propuse, ojalá vaya usted a disfrutarla.

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Ilustración 2: Volare I. In rilassamento

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Textura de base www.dailyoverview.com/thirtysix,11nov15. Fractal generado con www.dangries.com/Flash/FractalMakerExp/FractalMaker_exp

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Felicidad ¿inalcanzable?

Felicidad ¿inalcanzable?

Quiero comenzar compartiendo con ustedes un poema que me gusta mucho, de Khalil Gibran. Él llamó a esta pieza: “De la felicidad y la esperanza” y dice así:

“La felicidad es un mito que perseguimos, y que al concretarse nos irrita; como el río fluye correntoso a la llanura, y que a su llegada se enturbia y debilita. Pues el hombre sólo es feliz cuando aspira a las alturas; cuando logra su meta, pierde interés y anhela nuevas aventuras. Si encuentras a uno que es feliz, y que aunque improbable en la raza humana se siente satisfecho con su sino, te ruego no perturbes su nirvana”.

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Siempre que lo leo me deja, a priori, una sensación de tristeza. Sin embargo, cuando lo pienso y lo digiero; cuando lo entiendo y lo acepto, me da fuerzas, me provoca, me estimula, alimenta mi “adicción” a vivir, a lograr, a buscar, a pretender de mí más y más. Gibran nos dice, nos confirma, que la felicidad es inalcanzable. Nos “condena” a ser eternamente insatisfechos cuando nos dice que alcanzar el mito nos irrita. ¿Estamos realmente condenados a ser infelices?, ¿estamos irremediablemente condenados a vivir buscando sin alcanzar? No, de ninguna manera. Sutilmente el poema nos revela una de las lecciones más antiguas y más importantes de la filosofía. La felicidad no está en la meta, sino en el camino. No es que estemos condenados a buscar sin alcanzar, estamos llamados a encontrar en la búsqueda, en esas alturas a las que debemos aspirar, esas a las que el poeta se refiere. Esto (de mala manera, puesto que también hay una buena) ha sido maravillosamente aprovechado por quienes van agregando pulgadas a los televisores cada año, o caballos de fuerza a los autos, o lo que sea a lo que sea con tal de que, insatisfechos constantes, sigamos comprando. Ha sido también descrito como patología por hordas de psicoanalistas (pretendo decirlo en el mejor sentido de la palabra, a hordas me refiero), que dan en llamarlo histeria u obsesión (dependiendo del caso, deseo siempre insatisfecho, o deseo imposible de satisfacer).

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Felicidad ¿inalcanzable?

No sé si está mal o no, no lo critico. Prefiero verlo de otra forma, tal vez más a la de José Ingenieros: el hombre de los ideales. Esas alturas que Gibran describe son para mí ideales, tal vez inalcanzables, pero que no por eso dejan de elevar al ser humano y eventualmente a la humanidad. Intentos de mejora constante, personales y colectivos, que implican esfuerzo, trabajo, dedicación… que dan placer, sentido… eventualmente, que nos hacen felices mientras los persigamos, saboreando el supuesto dulce momento de alcanzarlos. Y luego: a comenzar nuevamente. A soñar más alto, a trabajar más duro, a perseguir algo más complejo y por lo tanto más satisfactorio. No es un problema de qué crédito sacar para comprar pulgadas adicionales. Tampoco es un problema de deseos inalcanzables o imposibles (de los que según mis amigos psicoanalistas, de los que aprendí y a los cuales creo, no podemos escapar). Se trata de buscar ser mejor, de encontrar la felicidad en el buscar y en el poder seguir buscando. El poema de Gibran termina pidiéndonos un acto de caridad. Nos ruega que de encontrar a alguien que se crea feliz, no lo perturbemos contándole historias como las que se cuentan aquí. Puede ser que sea caridad, ¿para qué complicarle la vida a alguien que cree que sin aspirar a nada puede realmente ser feliz? No creo que esa haya sido la intención del poeta. Creo que la última estrofa no es sino una ironía que debe movilizarnos desde lo profundo. De todas formas, si nosotros no sacamos de su estado de sopor al que se cree feliz sin buscar nuevos y mejores horizontes, alguna propaganda u oferta de televisores lo terminará haciendo por nosotros.

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Ilustración 3: Espiral en la gran M

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Textura de base www.instagram.com/p/0vjA0ciUAW, 11nov15. Fractal generado con www.dangries.com/Flash/FractalMakerExp/FractalMaker_exp

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El tesoro del habla

El tesoro del habla

El que sigue es un verso extractado del Martín Fierro I, poema épico que es un clásico de la literatura argentina.

“Y aunque a las aves les dió, con otras cosas que inoro, esos piquitos como oro y un plumaje como tabla le dió al hombre más tesoro al darle una lengua que habla”. Me pareció interesante la comparación que hace Hernández. Evidentemente parte de algo que considera valioso, los piquitos de oro de las aves. Imagino que lo que pretende decir es que gracias a esos picos de oro escuchamos alegres cantos, que son, de alguna forma, estéticamente apreciables. Es obvio que el autor no vivía en una ciudad y por lo tanto no lo despertaban los cantos de los pájaros –en un nido frente a

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Martín Fierro. José Hernandez. Editorial Añil, 2003.

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su balcón–, cualquier día de la semana a las cinco de la madrugada. Pero la culpa de eso no la tiene el pájaro sino el que construyó el edificio. Las costumbres cambian y si bien, con el fin de buscar relajación, somos capaces ahora de comprar discos con cantos de pájaros, sonido de viento, rumor de olas, etcétera, la mayor parte de las veces nos molestan cuando son espontáneos y naturales. El hombre y su tecnología se adueñan del mundo, ya no necesita de los pájaros y de sus picos de oro. Puede sintetizar sus cantos en una máquina electrónica, grabarlos en un medio óptico o magnético y reproducirlos cuando quiera; probablemente no a las cinco de la mañana. ¡Interesante!... ¿Conveniente?... ¿Deseable? Una de las cosas que ayudó al hombre a desarrollarse de tal manera de poder “prescindir” de los pájaros verdaderos es justamente lo que el poema dice que se recibió como mayor tesoro: el habla. Si bien todas las especies se comunican de una forma u otra (los pájaros con sus cantos), el habla en el hombre –la capacidad de transmitir conceptos complejos, la de eventualmente guardar esos conocimientos para que otros los utilicen luego, etcétera– ha influido notablemente en el desarrollo de una cultura, que llega a este punto de odiar a los pájaros que cantan a las cinco de la mañana puesto que sus sonidos se pueden sintetizar y grabar para escucharlos en momentos más “oportunos”.

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El tesoro del habla

Está bien el habla, es buena, nos ha hecho desarrollar mucho y ese desarrollo en gran medida es bueno y noble. Pero como con los pájaros, hay muchos que usan el habla más para hacer ruido que para producir placer estético. No es de ahora, supongo, la gente ha dicho pavadas y tonterías desde que empezó a hablar. Lo que pasa en la actualidad es que con los medios masivos de comunicación, las pavadas y las tonterías (que por alguna razón parecen vender más que las cosas serias) no sólo se transmiten cuando se emiten, sino que luego se repiten a toda hora y eventualmente a todo el mundo. ¿Sería mejor que hubiese más pájaros y menos habladores? ¿El tesoro del habla se habrá convertido, en parte, en una maldición? El canto de un pájaro es sólo eso, un canto. Una palabra es una caricia, un arma, un engaño, un… Hablar es efectivamente un tesoro, pero no todo lo dicho vale la pena ser escuchado. Tal vez, como somos tan selectivos con cuándo y de qué forma queremos escuchar los cantos de los pájaros, deberíamos serlo también para reconocer las imitaciones de “joyas”, que muchas veces vienen mezcladas en el tesoro del habla. Una vez me dijeron (o leí e ingratamente me olvidé de quién): “La mayoría de las personas parecen mucho más brillantes de lo que son. Esto se debe a que la luz viaja más rápido que el sonido y no todos los que parecen brillantes al verlos se sostienen en su brillantez cuando acabamos de escucharlos”.

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Ilustración 4: La Estrella de Ipanema

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Textura de base www.instagram.com/p/0vjA0ciUAW, 11nov15. Fractal generado con www.sciencevsmagic.net/fractal/

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Avanti, sempre avanti

Avanti, sempre avanti

Hay unos fragmentos de poesía que siempre me inspiraron, sin importar el momento de mi vida en que me los crucé o fui por ellos. Son las dos estrofas iniciales de sendas partes de los Siete sonetos medicinales II. Las mismas dicen así:

“Si te postran diez veces, te levantas otras diez, otras cien, otras quinientas; no han de ser tus caídas tan violentas ni tampoco, por ley, han de ser tantas. … No te des por vencido, ni aún vencido, no te sientas esclavo, ni aún esclavo; trémulo de pavor, piénsate bravo, y acomete feroz, ya mal herido”. Suenan ideales para momentos duros, para momentos de crisis profunda, cuando hay que tomar decisiones y la peor que se puede tomar es la de paralizarse, la de no volver a levantarse. II

Siete sonetos medicinales. Pedro Bonifacio Palacios (1854 - 1917), fue un poeta argentino conocido también por el seudónimo de Almafuerte.

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Vale la aclaración de que me quedo con estas estrofas y tal vez con alguna más. El resto de los sonetos no necesariamente son de las cosas que yo practicaría, pero en el disenso también hay verdad. ¿Por qué no citar a alguien con quien no necesariamente se está en un todo de acuerdo? El lector, al menos a eso aspiro yo, debe sacar sus propias conclusiones. Volviendo a la reflexión, hay personas que toman fuerzas de la adversidad. Incluso pareciera que estas necesitan muchas veces de un golpe para reaccionar. Pasa, repetidamente, que la tranquilidad adormece, que la falta de un fuego quemando las plantas de los pies hace relajar demasiado. Nadie quiere, conscientemente, pasar por momentos adversos. Nadie pide que le caigan encima calamidades. Pero si a uno le llegan, si no se pueden esquivar, mejor aplicar los versos antes citados que simplemente dejarse atropellar. Los cantos a la esperanza surgen desde el dolor, no desde el placer. La fe, la vocación de cambiar algo, el espíritu de mejora, la voluntad de evolucionar –o hasta de revolucionar–, surgen de momentos de zozobra y no de tiempos de paz. El avance, casi siempre, nace de -o muy cerca a- la desesperación. No sugiero pedir o buscar la calamidad, pero sí aprovecharla. El humano debe estar constantemente en movimiento. Es como los tiburones que si dejan de moverse se asfixian. El humano no se ahoga por falta de aire, pero sí se estanca como sociedad y se pierde en sí mismo. La historia nos ha dado crisis y momentos de zozobra. Por supuesto uno siempre piensa que los peores son los que tiene que vivir. Pero basta una ligera mirada hacia al pasado para - 28 -


Avanti, sempre avanti

pensar en las grandes guerras mundiales y cómo se sentirían los que tuvieron que vivirlas; o en las invasiones “bárbaras” a los imperios griego y romano y la sensación de fin de mundo que habrán vivido aquellos habitantes del Mediterráneo. Marguerite Yourcenar, justamente muy poco después de la Segunda Guerra Mundial, le “hace” decir al emperador romano Adriano, en su novela histórica Memorias de Adriano III, algo que me pareció maravilloso cuando lo leí y que en referencia a las supuestas invasiones bárbaras que algún día llegarían deja una esperanza: “El porvenir del mundo no me inquieta; ya no me esfuerzo por calcular angustiado la mayor o menor duración de la paz romana; dejo hacer a los dioses. No es que confíe más en su justicia que no es la nuestra, ni tengo más fe en la cordura del hombre; la verdad es justamente lo contrario. La vida es atroz y lo sabemos. Pero precisamente porque espero poco de la condición humana, los períodos de felicidad, los progresos parciales, los esfuerzos de reanudación y de continuidad me parecen otros tantos prodigios que casi compensan la inmensa acumulación de males, fracasos, incuria y error. Vendrán las catástrofes y las ruinas; el desorden triunfará, pero también de tiempo en tiempo, el orden. La paz reinará otra vez entre dos períodos de guerra; las palabras libertad, humanidad y justicia recobrarán aquí y allá el sentido que hemos tratado de darles. No todos nuestros libros perecerán; nuestras estatuas mutiladas serán rehechas y otras cúpulas y frontones nacerán de nuestros III

Memorias de Adriano es una novela de la escritora belga Marguerite Yourcenar, que describe parte de la vida emperador romano Adriano, particularmente lo que sentía en momentos cercanos a su muerte. El libro fue publicado en Francia en 1951.

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frontones y cúpulas; algunos hombres pensarán, trabajarán y sentirán como nosotros; me atrevo a contar con esos continuadores nacidos a intervalos regulares a lo largo de los siglos, con esa intermitente inmortalidad. Si los bárbaros terminan por apoderarse del imperio del mundo, se verán obligados a adoptar algunos de nuestros métodos y terminarán por parecerse a nosotros”. La autora hace hablar a un emperador agonizante y por eso el mensaje de esperanza va mezclado de tanta amargura y sensación de fin. Pero me pareció adecuado porque eso es justamente lo que sentimos cuando el mundo cae sobre nuestras espaldas. El Adriano de Marguerite nos garantiza que la situación eventualmente se arregla. Los disruptores, los bárbaros, se van a terminar pareciendo a nosotros, dice. ¡Qué maravilloso! La semilla del nuevo orden ya está plantada en el que rompe el orden anterior, inevitablemente. Hay un canto de esperanza y de garantía combinados en esta cita. El mundo se “acomoda”, o al menos hasta ahora, después de innumerables catástrofes y vicisitudes, siempre se acomodó. La pregunta es si todos los que vivieron durante esas situaciones quedaron igual, mejor o peor de lo estaban antes de que las mismas ocurrieran. Seguramente habrá que analizar varios factores para contestar la pregunta que cierra el párrafo anterior, pero muy probablemente la mayoría de los que sobrevivieron –y seguramente de los que hasta mejoraron su posición–, fueron

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seguidores o practicantes de lo que aconsejan las estrofas de Almafuerte citadas al inicio. Fuerza, coraje, รกnimo. Avanti, sempre avanti.

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Ilustración 5: Erba Regale

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Textura de base www.dailyoverview.com/thirtyseven, 11nov15. Fractal generado con www.sciencevsmagic.net/fractal/

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Es triste sólo ser gato

Es triste sólo ser gato

Pablo Neruda escribió una vez un poema al cual puso por título: “Oda al gato” IV. Su segunda estrofa dice así:

“El hombre quiere ser pescado y pájaro, la serpiente quisiera tener alas, el perro es un león desorientado, el ingeniero quiere ser poeta, la mosca estudia para golondrina, el poeta trata de imitar la mosca, pero el gato quiere ser sólo gato y todo gato es gato desde bigote a cola, desde presentimiento a rata viva, desde la noche hasta sus ojos de oro”.

IV

“Oda al gato” es un poema de Pablo Neruda incluido en su obra Navegaciones y regresos, publicado por Editorial Losada, en 1959.

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Y siempre que lo leo me pregunto: más allá de los verdaderos gatos, ¿quedarán gatos en este planeta? ¿Habrá alguien que quiera ser lo que es y nada más?, alguien que no piense en inflarse los labios, rellenarse alguna parte del cuerpo, ser más alto, o más bajo, o más flaco, o más musculoso, etcétera, etcétera. El gran pecado de la actualidad es no querer nada… ser gato –versión Neruda. Si no se quiere nada, si no hay nada que comprar, ningún servicio o tratamiento que adquirir, ningún libro de autoayuda que leer… nada… si no se quiere nada: se es nada; al menos para el mercado. ¿Será así? ¿Nos habremos transformado inconformes constantes, o nos habrán transformado en eso?

en

Pero, por otro lado, no está mal querer mejorar, querer ser más. No me refiero a inflarse los labios o comprarse una faja reductora, me refiero a estudiar, a progresar. No querer ser lo que uno es, porque se puede ser más de lo que uno es. El motor de la humanidad han sido los ideales de mejora, que no siempre nos han mejorado, pero que de todas formas nos llevan hacia adelante aunque más no sea en zigzag. Entonces, ¿es bueno o es malo ser como el gato de Neruda? Depende. A mí los gatos no me gustan, así que prefiero ser como el hombre del poema que quiere nadar y volar; o como el ingeniero, que aparte quiere ser poeta. El gato de Neruda parece estar orgulloso de ser lo que es y nada más. No está mal ser orgulloso de lo que uno es y ha logrado, pero ¿por qué nada más? ¿Por qué no pretender algo más sin dejar de ser, o disfrutar lo que se tiene? - 34 -


Es triste sólo ser gato

Estoy hablando del tan mentado punto de equilibrio. Muchísimo más difícil de encontrar que otros puntos famosos, como el “G”. Querer más pero no inútilmente. Querer ser otra cosa pero no sólo por vanidad. Querer mejorar en verdad, no solamente aparentar mejoría. El poema de Neruda comienza insinuando que el gato sólo quiere ser lo que es porque: “nació completamente terminado, camina solo y sabe lo que quiere”. Me resulta triste. El hombre no nace terminado, al contrario, tiene el derecho y la obligación de terminarse y a eso se llama vivir y cueste lo que cueste es lo divertido de andar dando vueltas por este mundo. El hombre no camina solo… no puede… no debe. El hombre se acompaña y eso hace la vida mejor, más completa, más rica, más entretenida… más vida. El hombre no sabe lo que quiere. Es verdad que eso angustia un poco, pero es que el hombre es libre de querer lo que sea y en esa infinitud de cosas y destinos que puede querer, es que no sabe lo que quiere hasta que se decide a querer algo. Eso es lo fenomenal de ser libre y de ser hombre. Menos mal que no somos como los gatos, sería más fácil tal vez… pero creo que sería muy triste.

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Ilustración 6: “Ricing” a la Van Gogh

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Un tonto rey imaginario, o no

Un tonto rey imaginario, o no

Hay una letra de Sui Generis V, entre tantas otras, que me impactó violentamente cuando la descubrí. Aún hoy, cuando la sigo escuchando, tratando de entender, figurándomela, me impresiona, me afecta, me mueve VI. El tema en cuestión se llama “Tribulaciones, lamentos y ocaso de un tonto rey imaginario, o no” y comienza así: “Yo era el rey de este lugar, vivía en la cima del colina, desde el palacio se veía el mar, y en el jardín la corte reía, teníamos sol, vino a granel, y así pasábamos los días. Tomando el té, riéndonos al fin…”

V

Grupo musical argentino surgido en los años 70. Se supone que la letra original habla de la Revolución Francesa, la de 1789 (al menos eso me han dicho algunos “conocedores”). Pero a mí me gusta pensar en esto asumiendo para nosotros el rol protagónico, no sólo como lo que tal vez hubiese escrito Luis XVI si se hubiese podido escapar de la guillotina. VI

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Agradable, interesante, deseable. Es un tema escrito a principios de los 70. Hace ya unas décadas. Seguramente una época menos agitada que la que vivimos hoy… o tal vez no. No al menos en el país en el que se escribía esta canción. En esa época el palacio era tal vez un departamento de múltiples ambientes en una gran avenida. Hoy es el balcón del piso superior de la casa en el club de campo. ¿Quién sabe? Pero más allá de cuál era o es hoy esa colina que pone al relator en perspectiva de ver desde lejos, algo pasaba en ese reino: “Yo era el rey de este lugar, aunque muy bien no lo conocía, y habían dicho detrás del mar, el pueblo entero pedía comida”. Tal vez no sea para cada uno de nosotros ni el piso de lujo del edificio, ni la casa en las afueras… tal vez es el auricular que nos ponemos para escuchar música y no sentir a nadie más; o tal vez es el programa de chismes para no escuchar el de política; o es el de bailes y patinajes para no ver el de investigación; o es algo suave para evitar la dureza de la realidad. No sé cuántos en los 70 no sabían que había un pueblo que pedía comida (real o figurativamente), pero me da la sensación de que hoy somos más. Pueblos que piden alimentos, educación, salud, seguridad, asilo, los mismos derechos que el resto, viajar como personas y no como bestias… piden y piden. El problema del rey no era que le pidiesen. Eso lo tenía resuelto: simplemente no prestaba atención.

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Un tonto rey imaginario, o no

“No los oí. Que vil razón, les molestaba su barriga”. El problema del rey fue “la forma” en que le terminaron pidiendo: “Yo era el rey, de este lugar, hasta que un día, llegaron ellos. Gente brutal, sin corazón, que destruyó, el mundo nuestro. Revolución. Revolución”. No pidieron escribiendo con letra cursiva en papel carta de colores pastel. O tal vez sí empezaron así, pero nadie recibió la misiva y si la recibió no la leyó, al menos no con el detenimiento o interés necesarios. Por eso en la poesía que da letra al tema, hubo revolución, arrebato, invasión, muerte, sangre, violencia, dolor, llanto, usurpación, despojo, pérdida de identidad… Tendremos que seguir escuchando temas como este por mucho tiempo más sin entender lo que nos quieren decir. Ahora que estamos en una época de revivir pasados, que tantos grupos - 39 -


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musicales salen de los geriátricos para volver a dar su último recital (no lo critico, me parece fantástico), ¿por qué no los escuchamos?, en vez de sólo oírlos y saltar como desaforados esperando una mágica reconversión nostálgica de nuestra edad. Hace más de cuatro décadas ya alguien nos decía que no seríamos más que un tonto rey imaginario si pretendíamos seguir viviendo en una burbuja de fantasía. Si seguíamos ignorando y hasta tal vez alimentando la desigualdad. Ese mensaje era y ES para nosotros. ¿O es que todos creímos y seguimos creyendo que se le hablaba a otro (a Luis XVI tal vez)? Hoy, muchísimos años después, increíblemente nos asombramos de que nos pasen algunas cosas de las que le pasaron al rey de la canción. ¿Dejaremos que dentro de otras decenas de años les pasen cosas peores a nuestros hijos? ¿Nos terminará ocurriendo lo que al imaginario?: “Yo era el rey, de este lugar. Tenía cien capas, de seda fina, y estoy desnudo, si quieren verme, bailando a través de las colinas”.

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tonto rey


Un tonto rey imaginario, o no

Me dirán que nadie, por sí solo, puede cambiar una realidad como esta. Me dirán que es muy fácil escribir y nada más… y es probablemente cierto (aunque no pueden saber si escribo y nada más). Puede ser que así sea… pero escribo (al menos) porque me parece que hoy estamos tan metidos en nuestros palacios, tan escondidos detrás de auriculares y pantallas, que -si ni siquiera nos decimos esto a nosotros mismos- es mejor ir vendiendo las capas antes de que nos las arrebaten.

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Ilustración 7: Hamburg-tainers

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Textura de base www.instagram.com/p/4mbxx1iUGz, 11nov15. Fractal generado con www.sciencevsmagic.net/fractal/

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Sus manos nunca estuvieron vacías

Sus manos nunca estuvieron vacías

El 1° de Mayo se conmemora el Día del Trabajador en casi todo el mundo, excepto en algunos pocos países. Uno de los que no lo hace ese día es, justamente, aquel en el cuál un 1° de Mayo, pero de 1886, se masacraron hombres, mujeres y niños durante enfrentamientos entre “fuerzas del orden” y personas que protestaban reclamando mejores condiciones de trabajo y una jornada laboral de ocho horas. Irónico, ¿no? ¿Más ironía? El Día del Trabajador se celebra no trabajando. Como el Día del Estudiante se conmemora no estudiando. Incluso en algún país, tal vez el propio, el acto del Día del Trabajador se realiza el 30 de abril para no “arruinarle” a la gente el feriado del 1°. Así no sólo no tiene que trabajar sino que tampoco tiene que molestarse en asistir al acto, que para muchos es en realidad un trabajo. No se trabaja el 1° y tampoco el día anterior porque el acto se realiza en horario laborable, nunca luego de la jornada de trabajo. Irónico por duplicado, ¿no?

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Poesía y Reflexión

Pero dicen que el trabajo es bueno. No sé, tal vez sí, aunque en este mundo moderno por lo bueno se cobra, no se paga… entonces, si el trabajo es bueno: ¿por qué pagan por hacerlo, en vez de cobrar por dejarnos trabajar? Trabajo deriva de una palabra latina que significa tortura; y laborar, de donde sacamos el porteño laburo VII, significa fatiga, esfuerzo, también en latín. Debe ser por eso que pagan y no cobran por dejarnos trabajar. Habría que buscar mejores palabras para nombrarlo. Demasiada ironía. Hay un poema que da letra a una canción que canta Alberto Cortez. Se llama “El abuelo un día”. Algunas de sus estrofas recitan lo siguiente: “El abuelo un día subió a la carreta de subir la vida. Empuñó el arado, abonó la tierra y el tiempo corría. Y luchó sereno por plantar el árbol que tanto quería. Y el abuelo un día lloró bajo el árbol que al fin florecía, VII

Lunfardo argentino.

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Sus manos nunca estuvieron vacías

lloró de alegría cuando vio sus manos, que un poco más viejas no estaban vacías”. Esto no me parece irónico. Cada vez que leo o escucho este poema me emociono. Será porque tuve abuelos (y padre, madre, suegros y tíos) que trabajaron toda su vida y que me inculcaron que el trabajo es la única forma de lograr cosas. Trabajo en el sentido amplio de la palabra, esfuerzo (pero gozoso, no torturante), dedicación, amor por lo que se hace. No es que esté mal vivir de renta, pero eso no quiere decir que no haya que trabajar. No importa de qué tengamos la suerte de vivir, no importa cuál sea el empleo que tenemos (que no tiene que ver con el trabajo del poema de Cortez), el trabajo es en gran parte lo que nos hace ser. El buen trabajo, el trabajo que hace bien, el que emociona hasta las lágrimas cuando uno ve que finalmente las manos dejan de estar vacías: ese es el que hay que celebrar. Ese no se conmemora con dos días de feriado o ignorando masacres. Ese trabajo se conmemora trabajando, todos los días, gozando y enseñando a nuestros hijos a gozar de algo que vale la pena, a pesar de la supuesta “tortura” y el “sufrimiento”, porque te llena las manos, porque te llena la vida. Salud al abuelo del poema de Cortez. Salud al buen trabajo, al que llena manos, al que se celebra trabajando.

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 8: Cabeza de Flecha

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Amor y chocolate

Amor y chocolate

Hay una canción que interpreta Bryan Adams que aprecio particularmente. El tema en cuestión se llama “¿Has amado realmente alguna vez a una mujer?” y una de las estrofas del poema que le da letra dice: “Para amar realmente a una mujer, para entenderla, tienes que conocerla profundamente en su interior, escuchar cada uno de sus pensamientos, ver cada uno de sus sueños, y darle alas cuando ella quiera volar”. ¿Se podrá hacer esto? Para describir al amor, o para definirlo, se recurre en general a los poetas, porque de otra forma uno se mete en problemas. El personaje del demonio, representado por Al Pacino en la película El abogado del diablo, dice en su diálogo refiriéndose al amor: - 47 -


Poesía y Reflexión

“El amor está completamente sobrestimado. Bioquímicamente es como comer grandes cantidades de chocolate”. No es una frase poética pero sí “estética”, aunque cínicamente. ¿Qué definición usamos? Comer grandes cantidades de chocolate (o de alguna otra cosa, o tomar o…), le sirve seguramente a alguna empresa que lo vende, así que me imagino cuál sería la respuesta del mundo moderno (si pudiera sentarme a hablar con él o ella): “Para qué amar, para qué esforzarse, si esta pastilla, o este producto, o este lugar de vacaciones, consumido sin moderación, producirá el mismo efecto en usted”. Tal vez el punto sea que amar, a la usanza tradicional, no busca producir cosas en uno, sino en el otro. Como dicen los poetas que dieron letra a la canción: entender al otro, ver sus sueños y escuchar sus pensamientos; no por obligación, sino por querer hacerlo. Puede sonar un poco obsesivo, por lo tanto, lectores psicoanalistas, abstenerse de diagnosticar en este momento. Amar es dar, no recibir (aunque saber recibir es también una forma de amar). Para recibir hay que ser amado y eso es un privilegio, no un acto de consumo. Darle alas al amado cuando quiere volar es amar. Dejar ir es, muchas veces, amar. Amar a otro no necesariamente produce el disfrute que mucho chocolate (y los químicos que lo componen) hace sentir a nuestro sistema hormonal. Amar es a veces guardar silencio y no llorar, no siempre estallar en gritos de placer. - 48 -


Amor y chocolate

El amor, como los otros sentimientos, el hombre no los inventó, los trae desde que dejó de ser mono. La humanidad ha avanzado mucho. Hemos descubierto millones de cosas, nuestras vidas se han modificado casi infinitamente desde ese momento en que según Darwin dejamos la banana para eventualmente agarrar un control remoto. Pero el amor es el mismo desde aquella época. ¿Por qué nos cuesta tanto describir algo que sentimos desde hace miles de años? En este mundo moderno y light en el que vivimos se han inventado cosas y compuestos para poder consumir grandes cantidades de chocolate sin que engorde y altere el arquetipo de cuerpo “ideal” del momento. Se puede sintetizar el chocolate, engañar a las papilas gustativas y tal vez al sistema hormonal; definitivamente no se puede hacer lo mismo con el sentimiento que, aunque no podamos definir, mueve a la humanidad. No nos dejemos engañar por cínicas definiciones estéticas o por substitutos sintetizados, el amor, aunque cueste ponerlo en palabras, lo venimos sintiendo y practicando desde que somos humanos, nadie puede inventar un reemplazo o venderlo en pastillas. Tenemos que hacerle caso a los poetas, (Adams, Kamen y Lange en este caso) y buscar en el otro la respuesta a qué es amar. Cuando podamos entender a ese otro, ver sus sueños y escuchar sus pensamientos, cuando seamos capaces de dejarlo volar, de ser necesario… tal vez entonces sepamos lo que es amar, tal vez entonces podamos decir que amamos y sólo así ganar el derecho de poder esbozar una definición. 9

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Ilustración 9: Hermosa Primavera Enrejada

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Vida de Perros

Vida de perros

Uno de los temas probablemente más conocidos que canta Alberto Cortez tiene por letra una poesía VIII que dice entre otras cosas: “Era callejero por derecho propio. Su filosofía de la libertad fue ganar la suya sin atar a otros, y sobre los otros no pasar jamás. Aunque fue de todos nunca tuvo dueño que condicionara su razón de ser. Libre como el viento era nuestro perro, nuestro y de la calle que lo vio nacer. Era un callejero con el sol a cuestas, fiel a su destino y a su parecer, sin tener horario para hacer la siesta ni rendirle cuentas al amanecer. […]” VIII

El poema se llama “Callejero” y da letra a una canción incluida en el disco Coincidencias, Discográfica PolyGram, 1989.

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Más allá de cualquier comentario sobre lo buena o lo mala que puede ser una vida de perros, creo que el mensaje más fuerte del poema tiene que ver con la falta de sometimiento con que este ser vivía su vida; sin siquiera preocuparse por la rotación de la Tierra al no rendirle cuentas ni al amanecer. No tener dueño que a uno lo condicione. Mejor dicho, no buscarse uno, ya que desde que se abolió la esclavitud los dueños que nos someten nos los buscamos: sea para que nos paguen un sueldo, sea porque por moda o presión social nos hacemos adictos a algo que nos esclaviza, sea que hasta por amor nos dejamos manipular por alguien que sólo por hacerlo nos demuestra que no corresponde a nuestro sentimiento. Vivir sin dueños, sin reglas. ¿Se puede vivir sin reglas? No estoy hablando de las básicas, hasta los perros respetan entre ellos ciertas reglas que permiten la preservación de la especie. Entre los antiguos griegos (que pensaron o inventaron casi todo excepto el dulce de leche, el colectivo y la birome) esto ya era algo tenido en cuenta. Por allá por el siglo IV antes de Cristo se inició una corriente filosófica que se denominó cínica. Hay al menos dos explicaciones para este apelativo, pero ambas tienen relación con la vida perruna. La primera sostiene que algunos de sus adherentes se juntaban en un templo dedicado a Hércules llamado Cinosarges, en referencia a los perros (del griego kyon). A su vez hay dos ideas de porqué a este templo se le denominaba así. Una era que Hércules (bastardo, hijo de Zeus, el “jefe” de los dioses griegos, y una mortal) había sido “echado como un perro” por Hera, la esposa de su padre y de allí la relación. La otra versión dice que este templo o gimnasio se llamaba así porque entre sus hazañas Hércules - 52 -


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había matado a Cerbero, el perro de tres cabezas que cuidaba la puerta del Hades (inframundo de los griegos). La otra explicación de porqué se llamó cínicos a estos antiguos griegos se relaciona con que dichos filósofos vivían un poco como los perros: sueltos. Se recostaban en lugares públicos, tenían relaciones sexuales o hacían sus necesidades donde les venía la gana, no trabajaban, vivían de lo que conseguían por allí, probablemente en forma muy similar a la del perro de Cortez. El cinismo, nombre de esta corriente filosófica, se reía y burlaba principalmente de lo estructurado de la sociedad griega de la época, muy preocupada por lo estético (aún sin siliconas ni botox), dedicados a mejorar sus cuerpos para mostrarse agradables a los demás (cosa que los cínicos detestaban). No respetaban las formas de la sociedad, no se sometían a las costumbres del “buen gusto”, no aceptaban lo convencional. Despreciaban también las riquezas y toda preocupación material que alienara la vida en función de la obtención de bienes. Hoy se entiende al cinismo como la sátira o la burla de lo “socialmente” aceptado, pero con una connotación negativa. El diccionario de la Real Academia Española lo define como desvergüenza, defensa de acciones vituperables, impudicia, obscenidad descarada… ya no se ve como la crítica a prácticas tal vez ridículas y muy probablemente hipócritas, que no hacen al humano más humano sino más autómata, más manejable, más consumidor… obviamente porque los diccionarios no los escriben los cínicos. ¿Cómo se hace para ser un buen cínico? ¿Para no buscarse dueños inútiles, para no meterse en estructuras sin - 53 -


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sentido a las que reportar, para no tener que cumplir reglas autoimpuestas que no tienen más beneficio real que el que obtiene el que nos vende algo? Somos cínicos en el mal sentido (no respetando las convenciones) cuando no pagamos un impuesto, o cuando manejamos por la banquina de una ruta, o cuando tiramos un papel en la calle. No lo somos en el bueno (pienso yo) cuando nos vestimos a la moda aunque no nos guste o no nos quede, o cuando ahorramos para comprar algo solamente porque todos lo tienen, o cuando transpiramos en exceso para bajar el kilo de más sólo porque no queremos que otros no lo vean (en vez de hacerlo porque es saludable). La moda, los modelos que se pretenden imponer para consumir hasta el hartazgo, las adicciones que nos inyectan subliminalmente por los medios masivos no son otra cosa que una burla cínica a la libertad del hombre. ¿Por qué no ser cínicos contra ese cinismo que se ríe groseramente de lo que nos hace diferentes a los perros: la verdadera libertad del hombre? Los perros no se hacen tantas preguntas (ni el de Cortez ni los que dieron nombre a los filósofos cínicos), tal vez por eso viven como viven: bien los que viven bien y mal los que viven mal. Yo en cambio no puedo dejar de preguntarme cuál es el nivel de cinismo correcto para vivir como un ser humano libre, pensante, social; porque yo sí puedo decidir ser cínico cuando tiene sentido revelarme y a su vez someterme a la salida del sol o a lo que sea por los que amo y con los que convivo en sociedad. Somos libres de usar nuestra capacidad cínica para burlarnos de lo verdaderamente ridículo… el asunto ahora será

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Vida de Perros

decidir, cada uno desde lo profundo de su ser, qué es eso a lo que hay realmente que despreciar. El gran logro no es vivir la vida despreocupadamente, es vivirla no preocupándose por lo que no tiene sentido y para eso hay que preguntarse qué es lo que no lo tiene, o qué es lo que sí y olvidarse del resto. Pero cuidado, si la sugerencia de cuál es el tema vital viene recomendado en una publicidad, por un “líder de opinión” o, como se dice ahora, por un influencer en una red social, mejor sospechar.

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Ilustración 10: Ejes Venustianos

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Textura de base www.instagram.com/p/3g7TWTCUAX, 11nov15. Fractal generado con www.sciencevsmagic.net/fractal/

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Los árboles son un problema... en el mundo del revés

Los árboles son un problema… en el mundo del revés

Una gran empresa productora de automóviles (bueno, en realidad la empresa es grande, lo de “gran” es opinable, ya verá) tiene un inmenso cartel publicitario (evidentemente de su propiedad o al menos alquilado por mucho tiempo) en una de las autopistas de mi ciudad. Es un cartel de grandísimas dimensiones en el cual, obviamente, se colocan avisos de sus productos y los mensajes que esta empresa quiere transmitir a sus potenciales clientes. El cartel está sobre un puente y con el tiempo, debajo del mismo, han ido creciendo unos árboles. Las ramas de estos “molestos engendros de la naturaleza” han comenzado (unos seis meses antes de escribir esto) a tapar el cartel. La empresa de automóviles, en un evidente “acto de grandeza” (grandeza aquí como “sinónimo” de soberbia), ha colocado una leyenda en el mismo que dice: “Los árboles que tapan este cartel son un problema, que no queremos resolver”. - 57 -


Poesía y Reflexión

Supongo que es suficientemente claro el mensaje: la empresa aprovecha para intentar mostrar su supuesto lado ecológico y comunica que decide (supongo que desde una magnanimidad que cree muy noble) no cortar los árboles a pesar de que tapan su precioso cartel. ¿No es ridículo? ¿Son los árboles el problema? ¿A quién le causan el problema y cuál es el real problema? ¿No será el cartel lo que en realidad molesta, distrae a los que conducen por la autopista y tapa la vista de un hermoso pedazo de cielo? ¿Se puede justificar tanta soberbia como para pensar que un árbol es un problema? ¡Pobre empresa grande!, un árbol se interpone en su camino. El árbol va a seguir creciendo y yo voy a ver por cuánto tiempo la supuesta propaganda ecológica sigue siendo funcional a la compañía que decide utilizar el cartel de esa forma. Este asunto me hizo pensar en una poema llamado “El reino del revés”, de María Elena Walsh, que puede sonar muy ingenuo, muy infantil, o considerarse en realidad muy anarquista, muy revolucionario. Sus primeras estrofas dicen así: “Me dijeron que en el reino del revés nada el pájaro y vuela el pez, que los gatos no hacen miau y dicen yes porque estudian mucho inglés. Vamos a ver cómo es el reino del revés, vamos a ver cómo es el reino del revés. Me dijeron que en el reino del revés - 58 -


Los árboles son un problema... en el mundo del revés

nadie baila con los pies, que un ladrón es vigilante y otro es juez y que dos más dos son tres. […]” Tal vez podría agregarse una estrofa que dijera: Me dijeron que en el reino del revés creció un árbol otra vez, que tapó un lindo cartel de bella tez a cortarlo con fluidez. ¿Somos tan pero tan ingenuos? ¿Qué hace falta para despertarnos de esta pesadilla en la que dejamos que un ladrón sea vigilante y otro juez, en la cual un árbol es “etiquetado” como problema, o donde dos más dos son tres cuando hay que pagar un impuesto pero dos más dos tienen que ser cinco a la hora de recibir un subsidio? ¿Trabajamos para vivir o vivimos para trabajar? ¿Comemos para alimentarnos o sólo ingerimos cosas sin sustancia pero con saborizantes que maravillen a nuestras papilas gustativas? ¿Amamos o creemos que haciendo mucho el amor es realmente suficiente? El mundo del revés sólo tiene (tendría) que existir en los carteles publicitarios, en los programas que hacen supuestamente famoso a alguien por bailar, cantar o desvestirse durante algunas semanas en la televisión, o en las mentes fantasiosas o nefastas de algunos que quieren enriquecerse sin trabajar, ser amados sin amar o ser respetados sin haberse esforzado nunca en la vida por ganar ese respeto. No - 59 -


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deberíamos dejar que salga de allí. No deberíamos dejar que se meta en nuestra forma de vivir. Los carteles, los programas de televisión sin contenido, los fantasiosos y los nefastos nos van a afectar indefectiblemente, pero no tienen por qué contagiarnos. Lo básico debe seguir estando vigente: • • • •

el trabajo es bueno, el verdadero amor es desinteresado, el esfuerzo del hombre por mejorar lo mejora realmente, los modelos de vida a seguir son los que hacen algo útil y trascendente, no los que ganan o compran 5 minutos de fama en un programa televisivo. los árboles NO SON un problema y los carteles publicitarios muchas veces sí.

Los animales viven regidos por reglas “automáticas” impuestas por la naturaleza o por algún mecanismo de preservación propio, no tienen que preocuparse de pensar o decidir qué está bien y qué no. Los hombres en cambio hacemos reglas, las escribimos y las validamos pasándolas por un congreso (algunas incluso en contra de nuestra preservación). Seguramente no sería terriblemente trascendental el impedir o no que esta empresa pudiese cortar un poco las ramas del árbol para que su cartel consiguiera seguir “disfrutándose”; lo que sí me parece debe ser defendido (a nivel de regla hecha por nosotros) es el “derecho” del árbol a no ser considerado un “problema” por la soberbia de una “empresa grande”, que se cree en capacidad de resolver o no la vida y el tamaño del árbol por motivos que nada tienen que ver con la ecología, la sociedad o la

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Los árboles son un problema... en el mundo del revés

convivencia con la comunidad a la que pretende venderle sus productos. El mundo del revés en que vivimos, en muchos aspectos, lo es porque las reglas que nos inventamos los hombres para vivir ponen las cosas al revés. Estemos alerta, no vaya a ser que pronto promulguen una regulación que diga que todos debemos andar por la calle agachados, porque de otro modo seríamos un “problema” que impediría la vista de los carteles bajitos.

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Ilustración 11: Ensanche Barceloní

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Textura de base www.dailyoverview.com/thirtysix, 16nov15. Fractal generado con www.sciencevsmagic.net/fractal/

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Equilibristas

Equilibristas

La Doctora Amelia Imbriano, psicoanalista, publicó hace un tiempo, en la página web de la fundación que dirige IX, un artículo titulado: “¿De qué sufren los adolescentes hoy?”. A esta pregunta ella se responde: “Una posible respuesta: del exceso. Y, no solo del exceso cometido por ellos, sino del exceso del discurso –me refiero al modo en que lo económico-político-social incide a través de su estilo de llegada a cada uno– […] Con la globalización de la gestión mercantilista, se ha generado una sociedad tendiente a la adición y a la adicción, en donde lo que se consume debe llegar hasta el exceso de la máxima satisfacción y no regresar. […] Todo se articula en demasía, por abundancia o por falta, es decir: si hay, hay mucho y si falta, falta mucho. Se sufre del ‘hay mucho’: demasiado trabajo, demasiado estudio, demasiados juguetes, demasiado alcohol, IX

http://www.praxisfreudiana.com.ar/ 20 de noviembre de 2015.

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demasiada tecnología, demasiada competencia, demasiada violencia, etc. Se sufre del ‘falta mucho’ (hay nada): hambre, desocupación, indigencia, analfabetismo, inseguridad, anomia, falta de tiempo, etc. En el mundo actual, si bien se habla de ‘libertad’, se ha globalizado el consumismo como un modo de esclavitud moderno. El actor está obligado por el sistema a ‘consumir’. ¿Su modo de sufrimiento será justamente el de ‘ser consumido’?” Estamos, definitivamente, fuera de equilibrio. O mucho o poco; o demasiado o exiguo… y lo peor es que nos hace sufrir. No pareciéramos lograr tener mucho de lo bueno: amor, alegría, ganas de ayudar a los otros, voluntad de mejorar…; o escasez de lo que molesta: inseguridad, angustia, problemas económicos o ecológicos… sino excesos de lo malo y carencias de lo deseable. Equilibrio, ni más ni menos (ni de más ni de menos), viene de una antigua palabra latina: aequus, que significa plano, liso, uniforme. La familia de palabras incluye algunas como: igualitario, equidad, equiparar; pero también, por la negativa, o por la falta de aequus: iniquidad, desigualdad, equívoco. La palabra equilibrio en sí (aequilibrium) surge de unir aequus con libra, que es en latín medida de peso, libra de peso, balanza. Así llegamos al concepto de justo. La justicia, el símbolo del equilibrio, la balanza, lo mismo de cada lado, lo plano, lo liso, el justo medio, lo adecuado, ni más ni menos (ni de más ni de

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Equilibristas

menos), lo correcto, lo sin exceso, lo sin defecto… ¿lo sin sufrimiento? ¿Por qué salimos del equilibrio? ¿Será una posible razón el que pareciéramos siempre querer lo mejor, lo último? ¿Qué tal si “sólo” quisiéramos lo necesario, lo adecuado, lo que haga falta y no más? ¿Qué tal querer “sólo” lo que corresponda, lo que alcance, lo justo? ¿Será que “sólo” querer eso nos “devolvería” un poco al equilibrio? ¿Será que algunas veces nos quejamos de “faltas” de cosas que realmente no son justas, no son necesarias o equilibrantes? ¿Será que tal vez nos desequilibramos por exigir cosas que no son del todo equitativas o equiparantes? ¿Nos sacan del equilibrio?, ¿nos dejamos sacar del equilibrio?, ¿o nos sacamos nosotros mismos? No nos gustan los límites, por eso los excesos o las insuficiencias… nos pasamos, nos extralimitamos y, como decía un filósofo estoico llamado Epícteto: “Luego de rebasar la medida no hay límite”. Cuando no hay límite no hay punto de referencia. Lo “más” o lo “menos” se transforman en la única posibilidad cuando no hay centro, cuando no hay equilibrio. El Martín Fierro X, poema épico que nos legara José Hernández, canta entre sus versos:

X

Martín Fierro. José Hernández. Editorial Añil, 2003.

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“Dios formó lindas las flores, delicadas como son; le dió toda perfeción y cuanto él era capaz, pero al hombre le dió más cuando le dio el corazón. Le dió claridá a la luz, juerza en su carrera al viento, le dió vida y movimiento dende la águila al gusano; pero más le dio al cristiano al darle el entendimiento. Y aunque a las aves les dió, con otras cosas que inoro, esos piquitos como oro y un plumaje como tabla le dió al hombre más tesoro al darle una lengua que habla. […] Pero tantos bienes juntos al darle, malicio yo que en sus adentros pensó que el hombre los precisaba que los bienes igualaba con las penas que le dio”.

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Equilibristas

No hace falta que acordemos si el dios del que habla Hernández es el Dios de alguna religión o es la evolución de Darwin. Lo que creo que queda claro es que tenemos corazón, entendimiento, habla y muchas otras cosas más, que nos hacen más. Las penas, los sufrimientos, los excesos, las faltas, en definitiva los desequilibrios, infinidad de veces nos los causamos nosotros mismos, no nos los produce nadie externo, nos los autoinfligimos. ¿Por qué no usar el entendimiento, el corazón y todo el resto de las maravillas que nos hacen humanos, para evitar las “penas” del desequilibrio? Los hombres somos libres, eso significa que no estamos condenados al equilibrio de los instintos como los animales. Nosotros tenemos el “derecho” a vivir desequilibrados, en exceso o en defecto. Los resultados parecieran estar a la vista. Elijamos el equilibrio o el desequilibrio, pero sepamos que es nuestra elección. Hagámosla nuestra elección. No terminemos como los animales, viviendo en “automático”, pero una vida impuesta por desequilibrantes que ganan dinero con nuestro sufrimiento al hacernos creer que sin límites es mejor. Excesos o carencias, sufrimientos y penas… o corazón, entendimiento y habla, para buscar un equilibrio.

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 12: Desértica en-Nevada

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Votos o Amores

Votos o Amores

Quiero “regalarles” un poema a los políticos de mi país, en donde hace poco hubo elecciones. No importa qué país, no importa qué elecciones, no importa cuándo fueron… después de todo no hay demasiada diferencia. La única que yo encuentro (¡y eso que he buscado!), es que en otros países (en algunos al menos) las mentiras, las barbaridades, las ridiculeces, etcétera, se dicen en otro idioma. Y claro, dichas en otro idioma, casi siempre, todas las barbaridades suenan un poco más “elegantes”… …Aunque después de pensar (no mucho, ciertamente) llegué a la conclusión de que la gente de esos otros países debe creer más “elegantes” las idioteces que se dicen en los nuestros, porque ellos también las escuchan en otro idioma. Por lo tanto, realmente podría decirse que no hay ninguna diferencia. El poema en cuestión es una traducción de una obra de Edgar Allan Poe, que en su versión en inglés se llama “To F..s S. O..d”. El nombre traducido significa: “Para F..s S. O..d” y las iniciales misteriosas son aparentemente de Frances Sargent

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Poesía y Reflexión

Osgood, una poetisa estadounidense intercambiaba poesía romántica.

con

la

cual

Poe

El poema dice más o menos así: “¿Quieres ser amada? No dejes entonces que tu corazón se aparte de su rumbo, siendo todo lo que eres y nada de lo que no. Así para el mundo tus modos, tu gracia y tu belleza, serán cuestión de admiración sin fin, y el amor, un simple deber”. No es que esté enamorado de ningún político; pero ellos, que sí quieren ser amados por el pueblo, deberían tomar un poco el consejo del poeta: • • • •

Ser sinceros, Ser lo que son y no otra cosa. Decir lo que son, lo que creen, lo que piensan, Decir lo que realmente irán a hacer.

Es obvio que algunos van a amarlos y otros no, los que piensen como ellos sí y los otros no. El problema es que esto último no es aceptable por muchos candidatos. Deciden ser lo que son y lo que no, para que los amen, o voten, los que piensan como ellos y los que no, también. Deben ser muchas veces lo que no son y esconder absolutamente lo que sí. Siquiera pueden, en algunos casos, ser sinceros a medias.

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Votos o Amores

Uno de los ganadores de la elección (representante de uno de los extremos del posible espectro), que consiguió un porcentaje de votos que nadie esperaba (ni él mismo), dijo en un reportaje efectuado al día siguiente de los comicios: “No somos utopistas…”, refiriéndose a cómo iría a presentar en el Congreso Nacional sus propuestas de campaña. A meses de asumir, un día después de la elección, lo planteado en campaña con absoluta vehemencia dos días antes, era calificado por el mismo candidato como “utopista”. No hubiesen sido éstas unas maravillosas frases de campaña: • • • •

No somos utopistas; No creemos que “cualquier” medida sea posible; No les vamos a prometer cosas que sabemos imposibles de llevar adelante por nosotros mismos; Sabemos (más bien creemos) que la política es el arte de lo posible y no de lo correcto (lamentablemente) así que haremos lo que podamos (con el objetivo primordial de sostenernos en el poder).

Pero seguramente este discurso no habría de lograr tantos votos. El acto de “sincericidio” post-electoral de este mentado candidato me hizo acordar a una frase maravillosa que dice: “La política es como el violín: se toma con la izquierda, pero se toca con la derecha”.

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Poesía y Reflexión

Fantasías de cuando derechas e izquierdas eran algo concreto. La izquierda, supuestamente, más dada a “repartir” y la derecha a “conservar”. Como casi siempre hay más gente que espera que le repartan, en relación a los que tienen que “defender” lo conseguido conservando, el poder se toma más sencillamente con la izquierda. Pero luego, siguiendo consejos de Maquiavelo y entendiendo que el príncipe nunca debe enfurecer a los poderosos XI, una vez conseguido el poder: a tocar con la derecha y reconciliarse con los “conservacionistas”, que si bien en general son menos en cantidad tienden normalmente a ser más poderosos. ¡A no ser utopista!, diría este candidato ya electo. Seguramente acordaremos, mi querido lector, que aquí el utopista estoy siendo yo. Los políticos no quieren ser amados ni admirados, sólo ser votados. Por eso el poema de Poe no les va. Tal vez hasta pudiese usarse como “prueba de admisión / rechazo” a las candidaturas: si se le lee el poema a un candidato y le gusta, habría que prohibirle “ejercer”, evitar que comience una vida de actor en política; no vaya a ser que alguna vez gane alguna elección y después tenga que ser removido por “sincero”, por “utopista”. Soy optimista, pero de largo plazo. Algún día entraremos en razón, nos dejaremos de creer mentiras, nos dejaremos de decirlas, seremos “sólo” lo que somos y nos podremos admirar entre todos. XI

El Príncipe. Nicolás Maquiavelo. Editorial Época, 1987. Capítulo XIX, página 107.

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Votos o Amores

Me gustaría ver ese día, por eso, cada mañana, trato de ser lo que soy y no otra cosa, y trato de transmitirle a mi hijo el deber de hacer lo mismo. No le prometo más que satisfacción personal por su coherencia y el amor que le prodiguen aquellos a los que él se entregue con esa sinceridad… después de todo, mi hijo no tiene que votarme.

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 13: Floride Royale

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Consensos posibles

Consensos posibles

Está de moda por estos días en mi país la palabra consenso. Consenso viene de sentir, que significa percibir con los sentidos, pero también darse cuenta, pensar, opinar. Por otra parte, el prefijo con significa en unión, en colaboración (colaborar, de hecho, es trabajar junto con otros). Me movió a pensar en esto de los consensos un poema que releí de Sor Juana Inés de la Cruz, llamado: “Finjamos que soy feliz”. Un fragmento del mismo dice así: “… Todo el mundo es opiniones de pareceres tan varios, que lo que el uno que es negro el otro prueba que es blanco. A unos sirve de atractivo lo que otro concibe enfado; y lo que éste por alivio, aquél tiene por trabajo. - 75 -


Poesía y Reflexión

El que está triste, censura al alegre de liviano; y el que está alegre se burla de ver al triste penando. Los dos filósofos griegos bien esta verdad probaron: pues lo que en el uno risa, causaba en el otro llanto. …” Y eso que Sor Juana estaba en un convento en el que, probablemente, no hubiese mucho lugar para el disenso, o sea para sentir, pensar u opinar diferente. ¿Será factible el consenso?, ¿podremos opinar igual?, ¿hará falta que opinemos, sintamos o pensemos igual? Muchos de los que se llenan la boca con el consenso son en realidad intolerantes que lo único que quieren es que se haga lo que ellos dicen, o sea que el otro haga lo que a ellos se les ocurre. Obviamente hablo de mis amigos los políticos. En general los que piden consenso son los que no están en el poder… hasta que llegan a él, una vez allí, ya no les parece tan seductor el escuchar al otro. Pareciera que el consenso, de poder existir, sería la solución sub-óptima, porque si Sor Juana tiene razón –lo cual es bastante probable– partimos de puntos de vista diferentes; o tiene razón uno o el otro. Para lograr un consenso, un punto medio, ambas partes deberán dejar de pensar algo de lo que piensan, ignorar parte de sus opiniones. - 76 -


Consensos posibles

Esta es la versión de consenso que muchos tienen, lamentablemente, y por eso es difícil llegar allí. A mí me gusta pensar de otra forma, el consenso no es dejar de lado parte de lo que pienso u opino para no tener que matarme contra el otro. El consenso puede (¿debería?) ser colaborativo, creativo, educativo. Mi punto de vista es parcial, igual que el del otro, el consenso se logra cuando ambos nos “educamos” en lo que aún no pensamos, en lo que aún no hemos sentido u opinado. Cuando con más información ambas partes miramos nuevamente la realidad, el consenso comienza a ser más razonable, más posible. Sor Juana tiene razón, pensamos distinto, sentimos distinto, pero en mi opinión es muchas veces por ignorancia, por no saber lo que el otro piensa y por no querer o poder ver desde el punto de vista del otro. Para definir con-senso, usé una palabra que me gusta más: co-laboración. Trabajar junto con otros es más fácil que pensar y sentir lo mismo. ¿Qué tal si buscamos cosas en las cuales se pueda co-laborar?, aun si no hay consenso en el cómo. Soy un convencido de que si todos trabajamos en lo mismo, aunque opinemos diferente en algunas cosas, vamos a lograr más que si no lo intentamos. El consenso es bueno, es crecer, es encontrar una verdad más allá de la propia verdad, no es perder un pedazo de opinión. Trabajemos para eso, pongámonos de una vez y en serio, a “co-laburar”.

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 14: Blueberry Clues

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Hagámoslo algo personal

Hagámoslo algo personal

Corrupto es lo contrario de íntegro y me resulta interesante la cuestión. Íntegro es lo que está completo; de hecho, es la mejor definición de integridad que encontré. A la persona íntegra no le falta nada de lo que le tenga que faltar, tiene todo: tiene valores, tiene principios, tiene lo que tiene que tener y actúa en función de eso. Es íntegro en su pensar y actuar. Íntegro es un derivado de entero. Si corrupto es lo contrario de íntegro es evidentemente porque al corrupto le falta algo, le falta honestidad, le faltan principios; o dice una cosa pero hace otra, por lo tanto no es íntegro, es defectuoso en su hacer comparado a su decir. El corrupto tiene un pedazo que está perdido, que no está. Etimológicamente la palabra deriva del verbo romper. Algo corrupto es algo roto, algo a lo que le falta un trozo, una característica, una condición. Lo que me despertó a la reflexión es que normalmente no se descubre a los corruptos por su condición de defectuosos, déjeme jugar con las palabras-, o sea por su defecto, por su falta… sino por lo que le sobra, por lo que tiene de más.

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Poesía y Reflexión

Tiende a suceder que los corruptos tienen casas de más, o automóviles de más, o viajan de más, o gastan de más… ¿Tan “ubicados” estamos en lo material que es más sencillo descubrir a un corrupto por lo que le sobra de este tipo de cosas? Nos resulta más fácil hacer las cuentas de cuántas casas y autos debería tener, que poder descubrir las faltas. Es que la falta, el defecto, es de cosas no materiales: principios, honestidad, coherencia entre dichos y hechos, compromiso con su profesión, con sus empleados o sus electores, etcétera. ¿Será que estas cosas inmateriales son más fáciles de esconder, o será que no las tenemos tan presentes como los televisores y los viajes al exterior y por eso no nos resulta tan obvia su ausencia? Hay un poema que le da letra a una canción de Joan Manuel Serrat. Aquí algunos de esos versos: “Probablemente en su pueblo se les recordará como cachorros de buenas personas que hurtaban flores para regalar a su mamá y daban de comer a las palomas. Probablemente que todo eso debe ser verdad aunque es más turbio cómo y de qué manera llegaron esos individuos a ser lo que son ni a quién sirven cuando alzan las banderas. Hombres de paja que usan la colonia y el honor para ocultar oscuras intenciones, tienen doble vida, son sicarios del mal. - 80 -


Hagámoslo algo personal

Entre esos tipos y yo hay algo personal. Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad viajan de incógnito en autos blindados a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad, a colgar en las escuelas su retrato. … Y como quien en la cosa nada tiene que perder, pulsan la alarma y rompen las promesas, y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer nos ponen la pistola en la cabeza. … No conocen ni a su padre cuando pierden el control ni recuerdan que en el mundo hay niños nos niegan a todos el pan y la sal. Entre esos tipos y yo hay algo personal. …” Íntegro es el que está completo. Corrupto es al que le falta algo, pero también al que le sobran cosas. La canción de Serrat habla de los más malos, de los que nadie quiere. ¿Qué tal si hacemos algo personal el asunto de la integridad?, ¿qué tal si nos hacemos un inventario propio de lo que nos falta… o hasta de lo que nos sobra? ¿Será que en algo también nos corrompemos sin llegar del todo a lo que Serrat nos describe?

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Poesía y Reflexión

Una manzana podrida, aunque más no sea en un pequeño trozo, es corrupta. Y todos sabemos lo que pasa cuando esa pequeña corrupción no se corta rápidamente… Hagamos de esto de la integridad algo personal. Juzguémonos a nosotros mismos antes de empezar a mirar para otro lado. Tal vez encontremos faltas reparables antes de empezar a encontrar que nos parecemos demasiado a los personajes del poema. Antes de empezar a romper promesas, por ejemplo, a nuestros hijos, a nuestros seres queridos; antes de ni recordar que en el mundo hay niños, antes de empezar a negarle a alguien el pan, antes de empezar a sembrar calumnias o a mentir con naturalidad. Qué bueno sería que pudiésemos hacer de la integridad algo personal. Asegurarnos de que hacemos lo que decimos y de que podemos decir todo lo que hacemos. Hagamos, por favor, de la integridad, algo personal.

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Hagรกmoslo algo personal

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 15: Florero Di Porto

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Ironías sí, Sarcasmos no

Ironías sí, Sarcasmos no

Escuchando una canción que se llama “Irónico”, interpretada por una cantautora canadiense de nombre Alanis Morissette, me puse a pensar –inevitablemente– en este tema. Algunas de las estrofas del poema que dan letra a la canción dicen así: “Un hombre cumple noventa y ocho años, gana la lotería y muere al día siguiente. Hay una mosca negra en tu copa de vino blanco. Llega el perdón para el sentenciado a muerte, dos minutos demasiado tarde. ¿No es irónico?, ¿no te parece irónico? Es como que llueva el día de tu boda. Es cuando alguien se ofrece a llevarte apenas terminas de pagar el boleto. Es como ese buen consejo, que decidiste no tomar. ¿Quién hubiera sabido? … Es un embotellamiento cuando ya estás llegando tarde.

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Poesía y Reflexión

Es un cartel de no fumar en tu descanso para salir a fumar. Es como diez mil cucharas cuando lo único que necesitas es un cuchillo. Es conocer al hombre de mis sueños, y acto seguido conocer a su bella esposa. ¿No es irónico?, ¿no te parece irónico? Un poco demasiado irónico…” Nos habremos visto más de una vez en situaciones así. Nos habremos sentido muchas veces sujetos de una burla no organizada por nadie, una simplemente espontánea. “Ironías de la vida”. Pues para la Real Academia Española eso es la ironía, una burla “fina y disimulada”, un “tono burlón con lo que algo se dice”. Etimológicamente significa disimulo, interrogación fingiendo ignorancia. Y normalmente lo que nos pasa es que reaccionamos con furia a esta burla “de la vida”, maldecimos y nos rebelamos porque no aparece causa visible. Nos enojamos e insultamos aunque no veamos al receptor del insulto; por eso muchas veces nos queda dentro esta mala energía y la descargamos transfiriendo nuestro mal humor al primer ser querido que se nos cruza. Un sabio amigo me dijo una vez: “Cuando la vida se ríe de vos, lo mejor que podes hacer es reírte vos de la vida”.

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Ironías sí, Sarcasmos no

Ante mi desconcierto, mi amigo me explicó que enojarme con una ironía de estas de las que estamos hablando era gastar energía inútilmente. O evitaba la situación, o la cambiaba; si no podía ni evitarla ni cambiarla entonces debía aceptarla y la mejor manera de aceptarla era reírme de ella. Su lógica se basaba en que si estuviese viendo una película en la cual se desarrollase una situación así, como la que me acababa de acontecer –por ejemplo en una italiana de Fellini o una de Mel Brooks o Woody Allen–, lo normal sería reírse, pasarla bien. Si la ironía es graciosa cuando le sucede a otro, ¿por qué no cuando le pasa a uno mismo? Si no se puede cambiar o evitar, entonces reírse; al menos sólo uno de los males. Así cuando uno llega a su casa y se enfrenta a ese ser querido, en vez de descargar con él o ella un enojo reprimido se comparte algo gracioso. Es un buen consejo, pero como tercera opción. Primero evitar o cambiar. Evidentemente hay más “sabiduría” en el consejo que en el cómo encarar lo inevitable. Antes de reírme tengo que seleccionar lo pasible de ser evitado –aunque más no fuese en el futuro– y lo que mediante una acción concreta pudiera ser cambiado. Esto me volvió a la mente pensando en ironías, pero en algunas que ni en película ni en la vida real deberían causar risa, como que en países con muchos recursos haya gente muriendo de hambre; o que se gasten fortunas en guerras o jugadores de fútbol pero millones de niños no tengan garantizada la educación o tres comidas decentes por día. Estas no dejan de ser “burlas”, aunque ya no finas ni disimuladas, por mucho esfuerzo que algunos hagan por - 87 -


Poesía y Reflexión

esconderlas o disfrazarlas. Por eso deben ser categorizadas más bien como sarcasmos: “Burla sangrienta, ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata…”. Injusticias. Seguramente deberían ser cambiables o evitables y no sólo risibles. Aunque más no sea a largo plazo, aunque más no sea desde el pequeño lugar y aporte individual que cada uno puede hacer. Enojarse y despotricar, pero sin accionar, es inútil. Reírse de este tipo particular de “ironía injusta sobre la cual, aunque no se vea el responsable visible, sí se puede hacer algo”, sería sólo ayudar a disimularla. ¿Cuántos libros se podrían comprar con lo que se paga por una estrella del fútbol? ¿Cuántos platos de comida se pagarían con lo que valen dos o tres misiles?, o mejor, ¿a cuánta gente se le podría dar trabajo con lo que se gasta en cualquiera de estas cosas? Esas son preguntas que no sé si tienen respuesta; la que probablemente sí tenga es qué hacer con el que tiene hambre o está sin trabajo y aparte “me queda cerca” (mi prójimo, mi próximo). Si son tantos los sin trabajo y los con hambre, alguno debe estar cerca. ¿No será demasiado irónico –de nuestra parte– preocuparse por los males del mundo y no por el hambre, el trabajo o la educación del que me cruzo todos los días? Cambiar la injusticia, o evitar que se vuelva a repetir, es la única forma de vivir bien estas ironías o sarcasmos.

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Ironías sí, Sarcasmos no

Aunque ese cambiar o evitar sea consecuencia de algo que iniciamos aun sin saber cuándo vaya a tener efecto. Aunque sepamos desde ahora que nunca veremos el cambio a ocurrir…

…o quién sabe, tal vez –como en la canción que despertó esta reflexión– soñando a que si me pongo a hacer lo que pueda para luchar contra estas ironías y sarcasmos, tal vez cuando cumpla noventa y ocho años me dé cuenta de que algo cambió y sienta que gané la lotería, pudiendo al día siguiente morir tranquilo, sin necesitar que nadie me desee paz en el descanso por estar convencido de habérmela ganado.

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 16: Hoyos @ NYCP

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Agradecer a tiempo

Agradecer a tiempo

Hay un poema de Borges que “juega” con la muerte y con la actitud del hombre ante ella, el destino posterior, el cómo encararla, etcétera. Más allá de lo autobiográfico del poema, o de con o contra quién el autor y personaje se debatía, me llamó mucho la atención parte de la descripción inicial del protagonista humano:

“Un hombre trabajado por el tiempo, … un hombre que ha aprendido a agradecer las modestas limosnas de los días: el sueño, la rutina, el sabor del agua, una no sospechada etimología, un verso latino o sajón, la memoria de una mujer que lo ha abandonado hace ya tantos años que hoy puede recordarla sin amargura …”

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Poesía y Reflexión

La simplicidad de lo que puede –y debe– disfrutarse y por lo tanto agradecerse. Irónicamente Borges las llama las “limosnas” de todos los días. Un hombre que ha aprendido a agradecer se ha hecho hombre. Se ha dado cuenta de que “todo” esta fuera y que él, para ser, tiene que ponerse fuera de sí, hacia los otros, hacia los que reciben el agradecimiento. ¿A quién se le agradece el sueño, la rutina, el sabor del agua…? Quién sabe a quién, pero no es a uno mismo. La simpleza del sabor del agua o del sueño, para los que los tenemos, un valor totalmente subvaluado en comparación con lo que trabajamos para conseguir alguna bebida con sabor a quién sabe qué, siempre y cuando nos adormezca en el proceso de ingerirla y no necesariamente para acceder al sueño, sino para poder perder el control sin vergüenza. Poder agradecer la rutina, la buena rutina, la rutina de hacer las cosas bien y poder seguir haciéndolas. La rutina del buen trabajo, la rutina del buen amor, de la familia. No la mala rutina de la soledad, del estar rodeados de mucha gente sin estar acompañados por nadie, esa que terminamos construyendo por no querer entrar en la buena rutina del compromiso con otro. El inmenso placer que da lo que a uno le apasiona: para Borges –y para mí también– una etimología o un poema. Con eso alcanza, ¿no? ¿O hace falta que la etimología me la lean en un teatro, o en un estadio lleno de luces y de olores a cigarrillos que no sólo hacen mal a los pulmones? ¿Qué es entonces lo que nos apasiona?: el poema, el estadio, el cigarrillo…

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Agradecer a tiempo

El poder agradecer el olvido, el recuerdo que de tanto haber pasado ya no duele, ya no amarga. Qué bueno sería poder agradecer sin tener que estar frente a la muerte. Qué bueno poder hacerlo sin tener que tener muchísimos años. Es muy probable que lo que planteo sea demasiado utópico. Es probable que lo que quiero no sea posible. Nos la pasamos –al menos yo me la pasé– gran parte de la vida queriendo llegar a lugares determinados, a cumplir ciertos objetivos (autoimpuestos por mí en su gran mayoría) para darme cuenta después de haber llegado que lo divertido era ir acercándome; que lo que debía agradecer era la posibilidad de ir, no el hecho de haber llegado. Por suerte la vida sigue presentando opciones, por suerte me imagino que dentro de un tiempo podré disfrutar del recuerdo de algo que ahora no puedo agradecer todavía, aunque se lo merezca. Agradezco el saber esto, aunque no lo entienda. Agradezco a don Jorge por haber escrito ese poema para mí, aunque él no lo supiera. Agradezca, que también lo escribió para usted, ¿sabía?

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 17: Algarrobo Dulce y Salado

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Ser hipócrita es una decisión, mala

Ser hipócrita es una decisión, mala

Pensando en el tema de la integridad me encontré con una canción escrita por John Lennon para su álbum Imagine, que entre otras cosas dice: “Tú puedes lustrar tus zapatos y usar un traje. Tú puedes peinarte y lucir simpático. Tú puedes esconder tu cara tras una sonrisa, pero una cosa que no puedes esconder es cuando estás ‘lisiado’ en tu interior. Tú puedes usar una máscara y pintar tu cara. Tú puede llamarte a ti mismo la raza humana. Tú puedes usar cuello y corbata, pero una cosa que no puedes esconder es cuando estás ‘lisiado’ en tu interior. … Tu puedes ir a la iglesia y cantar un himno. Tú puedes juzgarme por el color de mi piel. - 95 -


Poesía y Reflexión

Tú puedes vivir una mentira hasta que mueras, pero una cosa que no puedes esconder es cuando estás ‘lisiado’ en tu interior. …” “Crippled Inside” se llama este tema de Lennon, del cual él mismo llegó aparentemente a decir que se trataba de un tema anti-religioso, anti-nacionalista, anti-convencional y anticapitalista. Demasiados “anti”, ¿no? Tal vez estuviese “enojado” cuando la escribió. Tal vez decepcionado. Tal vez cínico –en la definición original con la que se denominaba a los filósofos griegos que predicaban, con su forma de vivir. En contra de los convencionalismos hipócritas, según ellos, de la sociedad en la que vivían–; tal vez con ganas de cambiar las cosas desde uno de los lugares de donde él podía, desde su poesía. Crippled significa lisiado, algo o alguien que tiene una falta o un daño. Se usa muchas veces en forma peyorativa, no es una palabra políticamente correcta. Igual que corrupto: el que está roto, dañado, con un faltante. Ni Lennon ni yo hablamos de faltas de pies o manos. El crippled inside (lisiado en su interior) de Lennon, o el corrupto al que me refiero, es el que no tiene valores sociales, o mejor dicho, el que decide no ser honesto, o sincero, o solidario, pero sabiendo y teniendo la capacidad de serlo. Es el que se mutila a sí mismo esa potencia, esa posibilidad que es a su vez un deber. Hipócrita es el que desempeña un “papel”, según la etimología griega. El que vive bajo su “actuación” una verdad

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Ser hipócrita es una decisión, mala

diferente de la que muestra. El que es algo diferente debajo (hypo es en griego debajo) de la capa superficial. La canción de Lennon habla de los hipócritas, de los que esconden, bajo un cuello y una corbata o de un himno en la iglesia, a otra persona que no es coherente en sus acciones con la imagen que muestran. La canción de Lennon habla de los que viven una mentira hasta morir y que además mienten con su vida a los que con-viven con él o ella. Escarbando en la palabra la cosa se pone peor, o se entiende aún más al amigo John. Crippled viene del verbo creep que quiere decir moverse lentamente para no ser notado. Palabras y frases verbales derivadas de este verbo se usan para indicar algo que causa repulsión, o algo que se comporta en forma servil y obsecuente. Cualquier semejanza con lo que puede causar o significar la hipocresía, no es pura casualidad. ¿Qué tiene que ver esto con la integridad? Todo, según creo. Íntegro es el o lo que está entero. En referencia al ser humano es aquél que no sólo tiene todo lo que tiene que tener (valores, principios, ecuanimidad, sentido de justicia, sentido de pertenencia a su comunidad), sino que aparte se comporta como dice y como debe. Es el que no es hipócrita, es el que no se mutila la solidaridad por avaricia o el que no se inhibe de ser honesto por conseguir una ventaja personal, es el que no miente para esconder una verdad que lo incomoda. Si tuviera que resumir lo que les falta, por decisión propia, a los no íntegros, a los corruptos, a los crippled inside de Lennon, tal vez lo mejor sería ir a otra canción del mismo autor: “All You Need is Love” (Todo lo que necesitas es amor).

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Poesía y Reflexión

“Amor, amor, amor,… No hay nada que puedas hacer que no pueda ser hecho. Nada que puedas cantar que no pueda ser cantado. … Es fácil. … Ninguno que puedas salvar que no pueda ser salvado. Todo lo que necesitas es amor, todo lo que necesitas es amor. …” Cuando escribió esta poesía estaba menos enojado, o más esperanzado. Lo cierto es que tanto la integridad como la no hipocresía son tan deseables como para no perder la esperanza; como para que no importe ser tildado de utópico en su búsqueda, su prédica y por sobre todo su práctica. La hipocresía y la integridad son temas de decisión. Nadie es hipócrita por ignorante, todo lo contrario, hay que saber lo que se hace para decidir mentir u ocultar. El corrupto no está desinformado de lo que está bien o mal, decide no ser íntegro como persona y actuar en contra de su comunidad. No son inevitables estas dos mutilaciones voluntarias del ser humano. La persona que no tiene una pierna no puede “crecer” otra en su lugar. El hipócrita puede dejar de mentir, el corrupto puede convertirse en íntegro. Tal vez todo lo que necesiten es amor. ¿Se podrá eliminar la hipocresía del mundo cantando canciones?, ¿se podrá inculcar la integridad desde un libro o desde un blog? No sé, pero tampoco sabe el hombre si hay vida

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Ser hipócrita es una decisión, mala

fuera de la Tierra y sigue mandando señales para ver si alguien contesta; o si tiene alguna utilidad visitar el planeta Marte y sin embargo gasta fortunas –que podrían sacar de la miseria a millones de personas– en darse el gusto. Lo que seguro se puede hacer es educar para que nuestros hijos tengan un mundo más íntegro y sin hipocresía. ¿Cómo se hace eso? Muy fácil, no hay que saber hablar o escribir y menos cantar como Lennon; lo único que hay que hacer es dejar ahora, ¡ya!, de ser hipócritas y corruptos. Hay que comenzar, ¡ahora!, a ser personas íntegras. Los chicos sólo tendrán que copiar lo que ven de sus mayores. Todo lo que se necesita es amor y la voluntad de tomar la decisión. Todo lo que ellos necesitan es amor, integro, sin hipocresía.

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 18: Tapa o TAPO

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Nietzsche, Sabina y los monos

Nietzsche, Sabina y los monos

Un tema que canta Joaquín Sabina, llamado “Eclipse de mar”, comienza hablando de lo que dice el periódico y luego sigue por lo que comenta la radio o un supuesto programa de lo que me imagino una televisión. Una sección de esa letra dice:

“Hoy dijo la radio que han hallado muerto al niño que yo fui que han pagado un pasote de pelas por una acuarela falsa de Dalí. Que ha caído la bolsa en el cielo, que siguen las putas en huelga de celo en Moscú. Que subió la marea, que fusilan mañana a Jesús de Judea, que creció el agujero de ozono, que el hombre de hoy es el padre del mono del año 2000”. Esta espectacular.

última

frase,

particularmente,

me

resultó

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Poesía y Reflexión

Como el tema fue escrito “el siglo pasado”, por allá por 1990, habla del año 2000 como de un hipotético futuro. Aunque no fue por el “juego de tiempos” que me resultó interesante, sino por una idea que tuvo Nietzsche hace dos siglos, publicada en 1878. En Humano demasiado humano XII, un libro en el que Nietzsche empieza a protestar contra todo, dice: “Tal vez toda la humanidad no sea más que una fase de la evolución de una especie determinada de animales de duración limitada; de suerte que el hombre haya provenido del mono y vuelva otra vez al mono, aunque hoy no haya nadie que tenga interés en este maravilloso desenlace de la comedia”. Sabina –que debe haber leído a Nietzsche y a unos cuantos filósofos más– nos deja en esa última frase de la cita un testimonio de lo que los medios nos transmiten cada día como anticipo del fatal arribo de la hora en la cual el temor del filósofo se haga realidad. Nietzsche veía al hombre involucionar nuevamente hacia el mono (por “ceder” su libertad ante la moral de la época), en caída libre por un tobogán de embrutecimiento que él pretendió cambiar. Sabina resume, en esa frase que sugiere la misma involución, lo que los periódicos y los medios nos muestran a diario, lo que publican, lo que prácticamente exaltan en sus páginas y en sus pantallas y parlantes. Pero la involución de la que Sabina se percata no es por apegarnos demasiado a la moral, sino por todo lo contrario: por la exaltación de la corrupción, por los jueces que insultan y discriminan, por los XII

Humano demasiado Humano. Friedrich Nietzsche. Editorial EDAF, 1998.

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Nietzsche, Sabina y los monos

funcionarios que roban, por los asesinatos pasionales y los animales que abusan de menores, por el descaro ante la pobreza y por la desidia ante la des-educación. Por las programaciones televisivas en las que bolsas de silicona recubiertas con piel humana son el único contenido y por la droga, el alcohol y cualquier otra cosa que hoy se consume para esconder la angustia de no tener proyecto, de no querer vivir una realidad vacía que muchos parecen haber elegido. Por toda la basura que todos los días nos encontramos en los medios masivos de comunicación, que hacen de esa basura: noticia y espectáculo. ¿Cuánto tuvo que ver Nietzsche con esta involución, al recomendar el egoísmo y predicar el desapego a aquella moral que tanto le molestaba, por más hipócrita que a él le pareciese? ¿No le habremos hecho demasiado caso al filósofo? ¿El problema de Nietzsche era la moral, o la gente que decía seguirla? Pagaría por sentarme en una mesa de café con Joaquín y don Friedrich a charlar de esto... Lo que Nietzsche intentaba evitar pareciera estar pasando de todas formas (no por apegarnos hipócritamente a una moral, sino por desapegarse de cualquier moral que no se pueda pagar con tarjeta de crédito, en cuotas sin interés) y Sabina lo canta con una estética maravillosa, aunque muy preocupante. Por otro lado (y sé que esto le puede sonar paradójico en un nihilista) Nietzsche mostraba esperanzas. En el mismo libro ya citado decía: “[…] así también, merced a la ruina eventual de la civilización terrestre en su conjunto, pueda producirse una deformación mucho mayor y, por último, un embrutecimiento del

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Poesía y Reflexión

hombre hasta que lo restituya a su naturaleza simiesca. Precisamente porque podemos abarcar con la mirada esta perspectiva, estamos quizá en situación de prevenir semejante desenlace”. Pareciera que no hemos podido prevenir nada, pero tal vez no sea tan grave. Sabina, también sutilmente, nos sugiere eso en el estribillo: “Hoy amor, como siempre el diario no hablaba de ti, el diario no hablaba de mí. El diario no hablaba de ti, ni de mí”. Claro, el diario no habla de los que trabajan, de los que estudian, de los que todos los días se toman el tren o el autobús para hacer algo útil; a menos que los tranviarios estén de huelga, o el transporte colectivo se accidente y la gente se lastime, o que algún desgraciado viole o mate a alguien en su camino a estudiar o trabajar. Tal vez por poder “abarcar con la mirada esta perspectiva”, por tener enfrente todos los días la basura que llena la mayoría de los medios sabiendo que no hablan “de ti ni de mí”, podamos prevenir el desenlace que profetiza Sabina. El diario habla de lo a-normal, porque lo normal no es noticia. ¿Será así o me estaré queriendo convencer de que a pesar de todo aún no llegamos a ser de vuelta animales? Si la noticia es la corrupción y no la honestidad, debe ser porque aún hay más honestos que corruptos y por lo tanto lo llamativo es el corrupto.

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Nietzsche, Sabina y los monos

El diario habla de las huelgas de putas, del milésimo fusilamiento de algún pobre Jesús sin nombre en algún lado, del agrandamiento del agujero de ozono en aras de seguir usando cosas que son cómodas para el involucionante humano por más que destruyan el mundo de a poco. La radio cuenta histéricamente cómo se cayó la bolsa –de un lugar tan remoto como el cielo– en la cual no tengo dinero apostado; y también de lo que un idiota pagó por una copia de un cuadro de Dalí, que tal vez hasta sea mejor que el original. Leer el diario y verlo lleno de porquería debería ser entonces una “alegría”, si está allí es porque sigue siendo lo llamativo, lo fuera de lo normal. ¡Claro!, como en el circo, donde siempre desfilaron los raros, las mujeres barbudas; no las amas de casa, o las estudiantes, o las enfermeras, o las maestras. Por eso ahora la televisión está llena de mujeres “afeitadas” peleándose entre sí por quién tuvo más sexo con el ex de la otra, desvistiéndose y arrastrándose por un caño, porque son las raras, son las que causan “admiración” o risa, no son las normales. Lo preocupante es que en la carpa del circo todo era muy claro, los que desfilaban por el centro de la pista estaban allí para entretener o para asombrar, no para ser imitados. Con la televisión hay que tener un poco más de cuidado, no siempre resulta tan obvio. Si vivimos evitando imitar a los que publica el diario o salen en la televisión, tal vez nos salvemos de ser los padres de los monos del año dos mil y algo. Como dice mi amigo Nietzsche, tal vez podamos prevenir “semejante desenlace”. Después de todo, según Sabina, el diario no habla de nosotros, porque como somos normales, como somos gente común, no le llamamos la atención a nadie. - 105 -


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Ilustración 19: JusceBitschek Frame

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Dylan y Los 007

Dylan y Los 007

Por allá por la década del 60 del siglo pasado, Bob Dylan se –y nos– hacía una cantidad de preguntas en una canción que se hizo muy famosa XIII. En la letra de esa canción se encuentran expresadas algunas dudas como estas: “¿Cuántos caminos el hombre debe recorrer antes de que lo llamamos hombre? … ¿Cuántas veces deben volar las balas de cañón antes de que las prohibamos para siempre? … ¿Cuántas veces el hombre debe mirar hacia arriba antes de poder ver el cielo? ¿Cuántas orejas debe tener un hombre antes de poder escuchar a la gente llorar? ¿Cuántas muertes deberán ocurrir antes de que el hombre se dé cuenta de que demasiadas personas han muerto ya? XIII

“Blowing in the wind”. Canción de Bob Dylan, publicada en el álbum The Freewheelin' Bob Dylan en 1963.

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Poesía y Reflexión

… ¿Cuántos años debe existir cierta gente antes de que se le permita ser libre? ¿Cuántas veces puede un hombre voltear su cabeza pretendiendo no haber visto? …” Muchas preguntas. Buenas preguntas. Preguntas que lastiman porque siguen sin ser respondidas. Para Dylan las respuestas: flotan en el viento. “The answer my friend, is blowing in the wind”. Una banda venezolana, también de esa década, “adaptaba” algunos temas famosos y luego los interpretaba con la misma música. El grupo que “tomó prestada” esta canción se llama Los 007 y con la música original cantaba: “Nada le importa a la gente de mí nada le importa de mí. … Hay quienes gastan dinero en placer y hay quien no puede comer. … El mundo gira y todo sigue igual como cuando yo no nací y aunque verdades yo pueda decir a quién le puede importar …” - 108 -


Dylan y Los 007

Acá no había preguntas. Parece que a pesar de haber tomado la música fielmente, la “bajada” de la letra desde Estados Unidos a Latinoamérica (esta canción también la cantaba más al sur el famoso Sandro) le puso un toque pesimista a las preguntas de Dylan. ¿O sería que lo que el viento le contestaba a Dylan hacía que las preguntas fuesen en realidad irónicas? El estribillo de la canción de Los 007 sentenciaba: “Basta de hablar porque es igual dejen el viento soplar”. Resignación. No era lo que Dylan decía. Aparentemente en una entrevista que le hicieron sobre la canción, insinuándole que sus preguntas tenían una respuesta poco feliz, él contestó: “…la mejor forma de responder a las preguntas de la canción es exponerlas”. Lo que le soplaba en el viento a Dylan no sería maravilloso, pero él sugería seguir exponiendo las preguntas, tal vez hasta que alguien las quisiera escuchar. La otra canción, la que a millones que no sabían inglés les habrá sonado igual, llamaba a la resignación… qué diferencia notable, ¿no? Una de las preguntas de la canción original de Dylan pretendía saber:

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Poesía y Reflexión

“¿Cuántos años puede existir una montaña antes de ser tragada por el mar?” Supongo que algún estudioso de las montañas o de los mares podría responder a eso, pero seguramente la respuesta sería algo así como miles de años. Que la erosión destruya sistemáticamente la montaña y el viento la lleve al mar debe ser un proceso lento. ¿O sería que Dylan, hace 50 años, previendo el desastre ecológico en el que el hombre metió al planeta, estaba avizorando inundaciones terribles que harían al mar comerse a las montañas en poco tiempo? Este plazo corto sería bueno para responder a las otras preguntas; lo negativo es que nadie quedaría para ver prohibidas a las balas de cañón, o a la gente entendiendo que ya murieron o lloraron demasiados seres humanos. ¿Tan “irónica” será la letra? ¿Nos podremos contestar finalmente las preguntas cuando sea tan tarde que ya hayamos arruinado todo? Espero que no. Definitivamente no me quiero resignar. Tal vez haya algunas preguntas, como la de la prohibición de las balas o la de la montaña, que en soledad yo no pueda responder; pero hay algunas que son preguntas personales, que no tengo que esperar a nadie para contestar ni tampoco buscar la respuesta en el soplido del viento. Yo me puedo contestar cuánto tiempo voy a tardar para escuchar llorar al que tengo al lado, yo me puedo contestar cuánto tiempo hace falta para que me sensibilice lo suficiente como para ver que no estoy solo en este mundo. - 110 -


Dylan y Los 007

Yo me puedo contestar cuánto tiempo más voy a dar vuelta la cabeza ante la injusticia, ante la corrupción, ante el hambre; y no estoy hablando del hambre en África –que es muy importante pero no puedo resolver–, estoy hablando del hambre del que tengo enfrente, o incluso del hambre de afecto de mi hijo, o de mi tía mayor a la que ignoro desde hace años y la cual me necesita. Esas preguntas me las puedo contestar yo solo y usted también. No hace falta resignarnos, exponer las preguntas no es la única salida; podemos contestarnos algunas nosotros solos enfrente del espejo; eso sí, si la respuesta no nos agrada la culpa es nuestra, no miremos alrededor, no echemos la culpa al “mundo” que gira desde que nosotros nacimos. Hay una parte del mundo a la que nosotros hacemos girar, en esa, al menos, si sólo dejamos al viento soplar, es porque no somos lo suficientemente: ……….. (Llene cada uno, con su conciencia y su espejo, los puntos suspensivos).

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 20: Estrella de Aguamiel

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Textura de base www.dailyoverview.com/twentyfeight/, 29nov15. Fractal generado con www. kevs3d.co.uk/dev/lsystems/#

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Matando estrellas

Matando estrellas

Vino a mi reflexiva (y obsesiva) atención, hace unos días, la letra de una canción bastante famosa, cuyo nombre en inglés es “Video Killed the Radio Star”. En castellano se traduce como: El video asesinó a la estrella de radio. La letra dice algo como esto: “Te escuche en ‘el aire’ allá por el 52 en un intento de sintonizarme contigo … Ellos tomaron crédito por tu segunda sinfonía re-escrita con una máquina y nueva tecnología y ahora entiendo los problemas que tú ves … Conocí a tus niños … ¿Qué les dijiste? El video asesinó a la estrella de radio … Las imágenes aparecieron y rompieron tu corazón … - 113 -


Poesía y Reflexión

Y ahora nos encontramos en un estudio de grabación abandonado escuchamos las grabaciones y parece que tanto tiempo ha pasado … Tú fuiste el primero … Tú fuiste el último El video asesinó a la estrella de radio. … En mi mente y en mi automóvil, no podemos rebobinar porque hemos ido demasiado lejos Las imágenes llegaron y rompieron tu corazón, la culpa es de la video grabadora. Tú eres una estrella de la radio. … El video asesinó a la estrella de radio. …” El video de este tema, irónicamente (o no), fue el primero que se transmitió por MTV (Music Television), un canal de televisión que transmite básicamente videos musicales. El lector se preguntará por qué aclaro qué es MTV siendo que es tan conocido, pues bien, lo hago en beneficio de alguien que dentro de un tiempo lea esto, cuando algo más haya asesinado al video. MTV comenzó a transmitir en 1981, en agosto de 1981. El tema es de un grupo británico llamado The Buggles y aparece en un álbum de nombre nada más ni nada menos que: La era del plástico.

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Matando estrellas

Parece que, como dice la canción, el video como medio de llevar la música a los oyentes “mataba” a la radio y a sus estrellas. Si bien la televisión ya reinaba, pasar música sin imágenes por televisión no resultaba muy lógico. El video resuelve ese problema. Las estrellas de radio que no “dieran” bien en imágenes, irían a morir. No estoy en contra del avance, lo que no me gusta es que el avance mate otras cosas. Desde siempre hubo quejas por lo nuevo. Sócrates se quejaba de los escritores porque decía que el discurso escrito no podía defenderse, entonces escribir mataba a la palabra conversada. Nietzsche se quejaba de que la imprenta de Gutemberg hacía tan fácil el trabajo de producir libros que entonces cualquier idiota escribía, sobre todo en momentos en el que a alguien se le había “ocurrido” enseñarle a la gente a leer. Y el ferrocarril mató a la diligencia, el avión al trasatlántico y ahora Internet mata al libro, al discurso, a la radio, a la televisión… y tal vez dentro de poco al avión y al ferrocarril. ¿Por qué lo nuevo mata a lo viejo? ¿Por qué no avanzamos de una manera menos “destructiva”? El avance es bueno, los cambios son buenos. La tecnología, cuando la usamos para bien, es buena, aunque haya cambios y aplicaciones de la tecnología que dan algo de miedo. También hace unos días leí sobre unos muñecos llamados Reborns (que traducido quiere decir Renacidos, www.reborns.com). Estos muñecos sintéticos son trabajados hasta hacerlos parecer bebés reales, pueden incluso solicitarse con un opcional de latidos de corazón. Según la nota que leí algunos los coleccionan, aunque también se usan con fines terapéuticos cuando los verdaderos bebés ya no están. - 115 -


Poesía y Reflexión

Las tiendas que los venden no los ponen en las vidrieras porque les parece un poco extraño exhibir “bebés”, así de reales parecen parecer. Cada uno de estos renacidos es distinto y único, anuncian sus fabricantes, tienen pelo y uñas increíblemente trabajadas para parecer reales. Se “fabrican” incluso en base a fotografías de bebés reales. No pretendo hacer un juicio de valor, tal vez en algunos casos sea necesario este sustituto, pero ¿no será que tal vez dentro de un tiempo tendremos que escuchar en una canción que los renacidos “mataron” a los verdaderos? En Japón, donde aparentemente hay mucha gente mayor que vive sola ya que su familia está muy ocupada, se producen hace tiempo unos muñecos robóticos que se venden como compañía. Alguna nota que leí sobre el tema en su momento los asemeja a nietos sustitutos. ¿Escucharemos alguna vez una canción, cantada por un robot, que diga que los robots mataron a las familias?, porque películas de esto, que en parte “mataron” al teatro, ya vimos. Matar no es bueno, ni a las estrellas de radio, ni a los bebés, ni a los libros, ni al avance tecnológico. Tomémonos un tiempo para pensar. El video no mata a nadie porque no tiene manitos para agarrar un revólver, somos nosotros los que “descartamos” una forma de escuchar música por otra. Somos nosotros los que dejamos a los ancianos abandonados como para que terminen necesitando un robot que los acompañe. Somos nosotros los que en la soledad en la que nos encerramos, para “vivir la vida libremente y sin compromisos”, tenemos que terminar comprando bebés de plástico para sentir que tenemos familia.

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Matando estrellas

La canción de los Buggles tiene sobre su final una especie de lamento –o al menos a mí me gusta escucharlo así–: “…no podemos rebobinar porque hemos ido demasiado lejos”. Este lamento debería advertirnos para no que hagamos lo mismo, para que nosotros no vayamos demasiado lejos, ya que si lo hacemos luego es muy probable que, aun queriendo, no podamos rebobinar. Tal vez Sócrates tenía razón y esto hubiese sido mejor decirlo que escribirlo, porque entonces se podría haber conversado sobre el asunto y desarrollarlo mejor. Tal vez Nietzsche tenía razón y yo soy uno de los idiotas que no debería escribir, lo hago sólo porque ahora es hasta más fácil hacerlo de lo que lo era en su época. No sé, sólo espero no haber ido demasiado lejos…

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 21: 9.999 Habitaciones

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Textura de base www.instagram.com/p/4C0rX5iUN3, 5 DIC 2015. Fractal generado con www.recursivedrawing.com/draw

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Tiempos más modernos aún que los de Chaplin

Tiempos más modernos aún que los de Chaplin

Escuchando una canción llamada “Ever Changing Times” (lo que puede traducirse como Tiempos de cambio constante, o Tiempos siempre cambiantes) me pareció interesante lo que decía y por lo tanto busque la poesía que le da letra para poder reflexionar sobre ella. Encontré dos temas con el mismo nombre. Uno de ellos es de un cantautor llamado Steve Lukather y dice cosas como: “Cuando se pone el sol a través de la niebla color marrón en un pueblo vacío … es el resultado de un pasado venenoso y no pasará mucho tiempo hasta que no haya nadie para comer o respirar esa es la senda que hemos tomado. Por lo tanto ponte en fila y sigue a los tontos o levántate y grita la verdad. Estos son tiempos de cambio - 119 -


Poesía y Reflexión

llenos de signos peligrosos y la única esperanza de sobrevivir es borrar las mentiras todas las lágrimas de cada ojo que todas las mujeres, hombre y niños se den cuenta estos son tiempos de cambio …” Letra Interesante… perturbadora tal vez. El otro tema es de Aretha Franklin, data de 1991 y dice: “Es un tiempo de cambios … todo va a tanta velocidad parece como si viese mi vida y todo lo que hago preguntándome si los sueños en los que creía podrán aún volverse realidad. Atrapados entre medio, todo vuelve a ti y a mí quedándonos sin tiempo, … tanto de mi vida, aún por completar esperanzas y temores viéndola transformarse en algo nuevo …” Algo angustiante también. Vivimos en tiempos de cambio. En tiempos de angustia. En tiempos que parecen dominarnos en vez de lo contrario. Siempre creo que todas las personas, de todas las épocas, han pensado lo mismo:

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Tiempos más modernos aún que los de Chaplin

Me imagino a un romano pensando en si poner los ahorros familiares en la compra de una tienda para vender comidas y bebidas cerca del Coliseo, justo una semana antes de las invasiones bárbaras al imperio. Me imagino a un joven que lleno de ilusiones en 1939 se encuentra, de repente, en una guerra que parecía no tener fin. Me imagino a alguien, algún artista, alguien con inquietudes y apetitos por conocer, que en la Edad Media vive el oscurantismo sin poder imaginar el Renacimiento.

Ha habido muchos tiempos de cambio. Algunos de decadencia. Algunos de prosperidad. La característica –tal vez diferencial– de “estos tiempos nuestros” es que todo pasa a mucha velocidad, muy rápido, los cambios se aceleran. Conversando con docentes, hace unas semanas, me contaban cómo la “niñez” en el aula cambia, más o menos, cada cinco años. El “largo” de una generación se ha acortado. En los últimos cinco años han aparecido nuevas tendencias, nuevas drogas, nuevas formas de comunicarse por el etéreo Internet, etcétera, y esto ha generado que los niños de 15 años sean distintos a los de 10 y los de 10 a los de 5. Antes las generaciones eran de 15 años, o incluso más. ¿Cómo nos adaptamos los padres a eso? ¿Cómo se adaptan los educadores y las escuelas?

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Poesía y Reflexión

Zygmunt Bauman, sociólogo polaco, escribió sobre el final del pasado siglo XX un maravilloso libro llamado Modernidad líquida XIV. En ese libro, Bauman se refiere a cómo antes uno podía “construir” su vida sobre lo sólido: su profesión, la familia, su trabajo en una empresa a la que “pertenecía”. Hoy, en cambio, (para bien y/o para mal) construir es difícil porque el mundo dejó de tener componentes sólidos. Hoy todo y todos “fluimos” como líquidos, de una profesión a la otra, de una familia a la otra, de una empresa a la otra. Nuestros hijos, los de 5 los de 10 y los de 15, se crían y educan en un mundo líquido. Como se pregunta Aretha: ¿Se darán cuenta de la velocidad a la que van? ¿Se preguntarán si sus sueños van a cumplirse? ¿O como viven en este mundo “líquido” de Bauman ya no “producen” sueños de mediano plazo? Mi generación –que tiene varias veces 5, 10 ó hasta 15 años sumados en diversas combinaciones– soñaba cosas que tal vez no podían cumplirse, o que los tiempos cambiantes no dejaron acontecer. ¿Cuántos futuros se soñaron en la década de 1960, tanto por pacifistas como por revolucionarios, que terminaron con los soñadores en un escritorio burocrático o en una tienda vendiendo cigarrillos o gaseosas? ¿Tendrán nuestros hijos el derecho de tener sueños así, independientemente de cómo terminen? ¿O sólo estarán “condenados” a soñar con lo que alguna propaganda comercial XIV

Modernidad líquida. Zygmunt Bauman. Fondo de Cultura Económica, 2003. Primera edición en inglés Polity Press & Blackwell Publishers, 2000.

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Tiempos más modernos aún que los de Chaplin

les promete a cambio de sus tarjetas de crédito o las de sus padres? ¿Podrán soñar los jóvenes con un mundo mejor que el que les dejamos? ¿O los cambiantes tiempos les habrán arrebatado esa “capacidad” y ese derecho, a cambio de una promesa de placer ilimitado en alguna discoteca, en alguna bebida o en alguna droga? ¿Estamos mejor que ayer y peor que mañana?, lo cual sería el resultado de un trabajo bien hecho, ¿o estamos peor que ayer y degradándonos? ¿Cuándo llega la próxima invasión bárbara o desintegración del imperio? ¿De dónde van a venir estos bárbaros “salvadores” que no son sino la semilla del próximo dolorosísimo renacimiento? ¿Llegará el tiempo de que el péndulo nos vuelva a una sociedad más estable, no digo sólida pero al menos no tan líquida? Ni las murallas de los imperios protegieron a sus habitantes, ni la pertenencia al feudo en la Edad Media, ni el auto y la casa propias del sueño americano más moderno. El tiempo fluyó y se llevó las protecciones, las seguridades. Eso es lo que nos hace ahora tal vez querer vivir – equivocadamente, desde mi punto de vista– el momento como si el futuro no fuera a existir. Eso, o las propagandas que nos cambian el foco de placer, status y seguridad de la muralla, el feudo y la casa propia, por el televisor de mil pulgadas extra plano o por el último aparato que saca fotos, pasa música y sirve para comunicarse aparte de venir en el color de nuestros ojos.

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Poesía y Reflexión

Darwin concluyó que el animal que sobrevive es el que mejor se adapta XV y el hombre debe adaptarse, inevitable e indefectiblemente. Pero muchas de las cosas a las que pareciéramos tener que adaptarnos, sobre todo algunas de las malas, son condiciones que nosotros mismos creamos. ¿Tiene sentido? ¿Vale la pena hacer esfuerzos de adaptación a conductas que sólo le sirven al que paga por la publicidad y cobra cuando nos vende? Demasiadas preguntas para pensar, para meditar, para hacer algo de una vez por todas. Bauman, en el prólogo de su libro, se refiere a la desintegración social que signa de alguna forma los tiempos en los que vivimos. Dice: “… la desintegración social es tanto una afección como un resultado de la nueva técnica del poder, que emplea como principales instrumentos el descompromiso y el arte de la huida. Para que el poder fluya, el mundo debe estar libre de trabas, barreras, fronteras fortificadas y controles. Cualquier trama densa de nexos sociales y particularmente una red estrecha con base territorial, implica un obstáculo que debe ser eliminado. Los poderes globales están abocados al desmantelamiento de esas redes, en nombre de una mayor y constante fluidez, que es la fuente principal de su fuerza y la garantía de su invencibilidad”. ¿De qué poder nos habla el sociólogo?, ¿del poder de los estados?, ¿del poder de las empresas?, ¿del poder de la XV

El origen de las especies por medio de la selección natural. Charles Darwin www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/13559620212026495222202/index.htm

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Tiempos más modernos aún que los de Chaplin

fantasía de que la felicidad se asocia a cosas que pueden consumirse a crédito? Tal vez haya que escuchar con mucha pero mucha atención el estribillo del tema de Lukather: “Por lo tanto ponte en fila y sigue a los tontos o levántate y grita la verdad. Estos son tiempos de cambio llenos de signos peligrosos y la única esperanza de sobrevivir es borrar las mentiras …”

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 22: Pantanos Cranbérricos

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Textura de base: www.instagram.com/p/4C0rX5iUN3, 5 DIC 2015. Fractal generado con www.recursivedrawing.com/draw

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Sueño Galatéico… o pesadilla

Sueño Galatéico… o pesadilla

Galatea fue siempre para mí un personaje interesantísimo de la mitología. Su nombre tiene que ver con la blancura, por comparación con la leche. De la palabra original en griego, gala –que significa leche–, derivan otras relacionadas, como por ejemplo galaxia (vía láctea). El nombre se usa en al menos dos mitos. Uno en el que una pobre doncella con ese nombre termina, después del asesinato de su amado a manos del cíclope Polifemo, siendo la madre de Gálata y Celto, dioses de los pueblos de nombres homónimos. El otro mito, que es el que me interesa compartir hoy, es el de Pigmalión, un rey de Chipre a quien como no le gustaba ninguna mujer, “fabrica” una (esculpiéndola en marfil) acabando – obviamente– enamorándose de ella. Por obra de Venus (o Afrodita, dependiendo si siguen las “novelas” griegas o las romanas), diosa del amor, la estatua termina cobrando vida. A raíz de este mito luego se desarrollaron varias piezas literarias y teatrales, como la obra de 1916 de George Bernard Shaw, Pigmalión, sobre la cual luego también se basó el musical My Fair Lady (Mi bella dama), de mitad del siglo XX. Pueden - 127 -


Poesía y Reflexión

citarse otros ejemplos de piezas que han “usado” la idea, como los guiones de las películas Mujer bonita, o incluso S1m0ne (Simone). Tampoco tenemos que dejar de lado algunas adaptaciones un poco menos obvias (tal vez), como la que pudiera intuirse en la historia de Pinocho. El poeta romano Ovidio, en Las Metamorfosis, cuenta una de las primeras versiones del mito. Aquí incluyo alguno de sus versos. “… ofendido por los vicios que numerosos a la mente femínea la naturaleza dio, célibe de esposa vivía y de una consorte de su lecho por largo tiempo carecía. Entre tanto, níveo, con arte felizmente milagroso, esculpió un marfil y una forma le dio con la que ninguna mujer nacer puede, y de su obra concibió él amor… …muchas veces las manos a su obra allega, tanteando ellas si sea cuerpo o aquello marfil, y todavía que marfil es no confiesa. Los labios le besa y que se le devuelve cree y le habla y la sostiene y está persuadido de que sus dedos se asientan en esos miembros por ellos tocados,… …tras cumplir él su ofrenda, ante las aras se detuvo y tímidamente: ‘Si, dioses, dar todo podéis, que sea la esposa mía, deseo’ –sin atreverse a ‘la virgen

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Sueño Galatéico… o pesadilla

de marfil’ decir– Pigmalión, ‘semejante’, dijo, ‘a la de marfil.’… …Cuando volvió, los remedos busca él de su niña y echándose en su diván le besó los labios: que estaba templada le pareció; le allega la boca de nuevo, con sus manos también los pechos le toca. Tocado se ablanda el marfil y depuesto su rigor en él se asientan sus dedos y cede,…” Descargo: Esto fue escrito por allá por los años en los que Cristo nacía, con lo cual, la “carga” machista de que el escultor estaba motivado a crear su propia mujer debido a “los numerosos vicios de la mente femenina”, es algo de lo que no me hago cargo (se pelean con Ovidio, por favor, conmigo no). Lo que me resulta interesante para esta invitación a la reflexión es el tema implícito de que uno se enamora de su obra, porque en definitiva la propia obra “es” uno. Lo que además sugiere que uno, en soledad, puede “crear” la perfección desde “su” punto de vista. Interesante, aunque tal vez (más bien seguramente) peligroso. El punto al que quiero llegar es que hay un par de damas a las que tal vez sí deberíamos poder “fabricar”, no necesariamente al gusto de cada uno, pero sí como pueblo, como nación. Se me ocurrió pensar qué pasaría si como Pigmaliones nos dedicamos a “crear” a la señora República y a su amiga inseparable Justicia, ya que el arte las ha representado como mujeres desde casi siempre (al menos el occidental).

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Poesía y Reflexión

Qué les pondríamos como virtudes, si pudiésemos esculpirlas y luego por mérito a nuestras oraciones darles vida. Tal vez les daríamos equidad, sentido de justicia, bondad, inteligencia, integridad, visión de futuro para que siempre pensasen en las generaciones que vienen. ¿Qué más? Magnanimidad, generosidad, paciencia, vocación de servicio… Acompáñeme pensando un minuto: ¿qué más le pondría a esas dos obras galatéicas?, para luego poder enamorarnos perdidamente de ellas y por lo tanto respetarlas, no violarlas nunca, cuidarlas y nutrirlas todos los días, alimentarlas y dar todo por ellas, hasta que la muerte nos separe y no por obligación, sino por amor. El mito original, como muchos de ellos, permitió luego hacer algunas otras derivaciones de lo que enseña. Una de estas derivaciones se terminó denominando: “Efecto Pigmalión”, estudiado por psicólogos, sociólogos y educadores. Básicamente significa que, en mucho, el condicionamiento que ponemos en el trato o la educación de alguien termina reflejándose en el resultado. Tanto positiva como negativamente, si creemos que algo ha de suceder generamos una fuerza importante para que la cosa ocurra. Se puede pensar en la famosa expresión: es una profecía auto cumplida. Si tratamos a alguien como ladrón, es probable que termine robando. Si educamos a alguien con amor y pensando que ha de lograr grandes cosas, es probable que para ese lado termine disparando. El efecto Pigmalión hace que la conducta del educador o formador influya sobre la autoestima del sujeto y éste termine comportándose de la manera en la que se lo percibe o se

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Sueño Galatéico… o pesadilla

lo induce. En definitiva, la “obra” es un reflejo del artista, que hace de ella “su” obra, “su” reflejo. Aquí es donde me vuelvo a preguntar por las dos damas. La República y la Justicia, pero ahora me pregunto por las que tenemos, ¿no son las que nosotros esculpimos hasta ahora?, las que se han formado con el efecto Pigmalión que le imponemos. ¿No es así? Es interesante la “fantasía” de crearlas de nuevo en base a lo que consideramos bueno, pero: ¿y las que tenemos ahora quién las crea día a día? La “pesadilla” Galatéica que vivimos (si es que usted lector así también lo considera) es resultado de nuestra forma de ver, de vivir, de sentir, de formar a la República y a la Justicia, ¿Podremos de una vez empezar a darnos cuenta que lo que vemos en la calle no es más que una imagen reflejada de lo que somos? Es probable que rehacer la República y la Justicia lleve algún tiempo. No vamos a poder empezar de cero. Las fantasías de los mitos son interesantes como material de estudio pero no dejan de ser fantasías. Si queremos que algún descendiente nuestro pueda algún día hablar nuevamente de sueño y no de pesadilla, tenemos que empezar hoy. La Justicia y la República van a ser tan nobles, tan solidarias, tan ecuánimes, tan lo que les parezca bueno y deseable como nosotros lo seamos. Siempre habrá basura en la sociedad, pero no me cabe duda de que son y serán siempre minoría. No los dejemos tomar el cincel, ganémosle por abrumadora mayoría, expongamos su mugre y no los dejemos ser ellos los que fabrican y forman Repúblicas y Justicias.

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 23: Terciopelo de oliva Cordobés

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Textura de base www.instagram.com/p/yeuJ2_CUF7/. Fractal generado con www.sciencevsmagic.net/fractal/

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Podemos arreglarlo

Podemos arreglarlo

Hay un tema de The Beatles, compuesto por Paul McCartney y John Lennon en un aparentemente “raro” ejemplo de colaboración entre ellos, que tiene por título “We Can Work it Out” (podemos arreglarlo, podemos encontrar una solución), o sea el mismo título con el que se ha bautizado esta columna. Parece que McCartney, en las estrofas de su autoría, le decía a una novia que se alejaba de él para seguir su carrera teatral, que podían arreglarlo si ella viese las cosas como él lo hacía. El poema que da letra a la canción, con algunas frases de Paul y otras de John, dice algo así: “Trata de verlo a mi manera. ¿Tengo que seguir hablando hasta que no pueda más? Mientras lo ves a tu manera, corremos el riesgo de darnos cuenta que nuestro amor pronto se perderá. Podemos arreglarlo. Podemos arreglarlo. Piensa lo que dices.

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Poesía y Reflexión

Puedes estar equivocada y aun así pensar que tienes razón. … La vida es muy corta y no hay tiempo para discutir y pelear mi amigo. Yo siempre pensé que es un crimen, por eso te vuelvo a decir. Trata de verlo a mi manera… …” La escuché miles de veces, la leí, la pensé, la repensé y no puedo sacarme de la cabeza el pedido que percibo como excluyente: “trata de verlo a MI manera”. No es mi intención criticar la letra, ya que al hacerlo sin contar la historia completa la estaría sacando de contexto. Tendría que haber vivido la situación para saber si lo que voy a decir aplica a Paul y a su novia o no, por lo tanto no es para con ellos. Lo cierto es que la mayor parte de la gente que escucha la canción tampoco vivió la historia y por lo tanto sólo le llegan las palabras; siendo así, lo que no me termina de convencer, como para que sea tomado literalmente, es el pedido de ver las cosas desde un punto de vista –el del que pide– a cambio del otro, en lugar del otro. Somos expertos en decirles a los demás cómo por ver las cosas como las ven es que se equivocan. Tal vez no lo seamos tanto en meditar si nuestro punto de vista no será el errado.

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Podemos arreglarlo

Yo veo las cosas desde mi punto de vista, desde allí es que decido, pienso, juzgo. Usted ve desde su punto de vista y desde ese lugar hace lo mismo que yo. No está mal, así es. En algunas cosas coincidimos y en otras no. En las faltas de coincidencia nos podemos pedir “mirarlo” desde otro punto de vista, pero mirar es una cosa y ver es otra. No sé si puede realmente ver desde un punto de vista ajeno. De cualquier forma, lo que no deberíamos es pedir reemplazar una visión o una mirada por la otra, eso es asumir que el otro está completamente equivocado y que la propia visión es la verdad absoluta. Soy de los que está “brutalmente” de acuerdo en tratar de ponerse en el lugar de la persona con la que se interactúa, sobre todo si estamos en desacuerdo; pero no para “dejar” de ser yo y transformarme en esa otra persona, sino para hacer el esfuerzo de intentar pensar como el otro, para tratar de percibir las diferencias, no necesariamente para tener que perderme en una mirada o en un pensamiento ajeno. Mi punto de vista debería poder enriquecerse con la mirada del otro y viceversa, no necesariamente intercambiarse. No debería ser un: “lo tuyo o lo mío”. ¡Basta de maniqueísmo! ¡Basta de exclusión! Harta la gente que cree tener razón y considera, por lo tanto, que el único problema es que los demás aún no vieron las cosas desde su punto de vista. Puedo decir esto, desgraciadamente, porque en gran medida yo soy así. Lucho para morigerar los efectos de mi tozudez y falta de perspectiva y percibo inmediatamente en otros esos mismos defectos que a mí

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Poesía y Reflexión

me cuesta tanto dominar (proyección, según mis amigas psicoanalistas). Por eso me planteo muy seguido: qué tal pensar en crecimientos, en mejoras de los puntos de vista. Qué tal si uniendo los dos puntos de vista, como en geometría, trazamos una línea que sea más que dos puntos individuales. No digo que sea fácil, acabo de confesar que a mí me cuesta, pero eso no me desanima a seguir intentando. Qué tal si cada uno mantiene su punto de vista pero comparte la visión del otro en esta línea que se acaba de formar y se busca una solución que sea más y mejor de lo que las soluciones individuales pudiesen haber sido. Basta de MI punto de vista o TU punto de vista. Que la línea represente NUESTRO (nuevo, recién nacido, sinérgico) punto de vista, que la línea una puntos de vista. Vivo en una ciudad moderna (tal vez) y conflictiva (eso sin duda). Cortes de calles, inseguridad, protestas, violencia verbal en los medios... Todos puntos de vista individuales que quieren ser tenidos en cuenta sin hacer nada por los demás. Mayorías que ganan y gobiernan como si nadie más existiese y minorías que paran la ciudad o traban cualquier iniciativa porque su punto de vista no es tenido en cuenta. Ninguno busca un punto intermedio, ninguno dibuja “líneas” entre los puntos de vista. Tiranos unos y los otros, en eso sí coinciden. Se habla de consensos, siempre y cuando se haga lo que cada uno quiere (imposible). Se habla de propuestas superadoras (retórica pura que sólo pretende cambiar una opinión por otra, generalmente incompatible).

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Podemos arreglarlo

Aunque si lo pienso dos veces me doy cuenta de que no es mi país y mi ciudad solamente, es un poco el mundo así también, con los subsidios agrícolas que distorsionan mercados; y el calentamiento global que parece importar sólo en las conferencias; y las deudas externas; y el desarrollo de los países que no se desarrollan; y la ayuda humanitaria que no llega; y la que sí llega pero después de la guerra estúpida creada por el mismo que lleva la ayuda; etcétera. Allí también hay sólo puntos de vista y no líneas, allí también hay retórica barata y poca geometría de unificación. ¿Podremos arreglarlo? Reflexionando sobre esto se me ocurrió que no sólo valdría la pena pensar en la geometría bidimensional. Qué tal si pensamos en el plano. Qué tal si incorporamos los puntos de vista de los que vienen a vivir el mundo que les estamos destruyendo: nuestros hijos y nietos. Qué tal si cuando decidimos ya no sólo lo hacemos egoístamente pensando en nuestro punto de vista; si además agregamos otros de “prójimos”, cercanos y lejanos, y trazamos líneas; y además, como si esto fuese poco, incorporamos los de los que van a venir y entonces dibujamos planos, figuras… ¡Utopías!… utopías mías… ¿o no?... ¿podremos arreglarlo? Sí podemos, pero antes tendríamos que decidirnos. Eso sí, por favor, no lo vean desde mi punto de vista solamente. Compartamos puntos de vista, empecemos a trazar líneas.

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 24: Del-h-icado equilibrio en Satisfaction Park & Best Cities

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Textura de base: www.dailyoverview.com/thirtyseven. Figura que sirve de base generada con el programa Surfer, www.imaginary.org/es/program/surfer

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Pensar para dónde vamos

Pensar para dónde vamos

“Por correr el hombre no puede pensar, que ni él mismo sabe para donde va”. Esta es una estrofa de la poseía “Vuele bajo”, de Facundo Cabral, que da letra a la canción del mismo nombre. Siempre la tomé como una buena advertencia, aunque esté expresada en forma de conclusión. Lo cierto e indiscutible es que si se quiere llegar a algún lugar, hay que saber primero cuál es ese lugar. Lewis Carroll, en su Alicia en el país de las maravillas, hace decir esto a dos de sus personajes: “Alicia: - ¿Qué camino debo seguir? Maestro Gato: - ¿Para dónde quieres ir? Alicia: - ¡No lo sé! Maestro Gato: - ¡Entonces, cualquier camino sirve!”

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Poesía y Reflexión

Esta conversación siempre me causó confusión. Cualquier camino, (todo camino) lleva a algún lado (aunque más no sea al equivocado). Elegir un camino es elegir un destino también. Por lo tanto, si la pobre Alicia eligiese un camino, cualquiera, entonces ya sabría dónde está yendo. Al elegir ya no sería cierto que no sabe dónde quiere ir, estaría en viaje hacia donde ese camino la lleva. Aún en el caso de que tomase un camino al azar, sin saber dónde termina, sabría que está yendo a ese lugar y no a otro. Desde mi punto de vista –muy lejos de lo que recomienda el Maestro Gato– no hay camino para el que no sabe adónde ir. No concuerdo con que cualquier camino sirve; al contrario, creo que ninguno sirve hasta que uno no se decide. Primero hay que saber y después ir. La angustia que produce el no saber adónde ir es buena, ayuda a desear una respuesta, moviliza a buscar un destino. La posibilidad de elegir cualquier camino, creyendo que el que sea va a ser bueno, no debería nunca ser una solución viable, no debería calmar esa angustia. Hay demasiada gente hoy dispuesta a decirnos adónde ir o qué camino tomar, sobre todo cuando no sabemos cuál elegir. Muchos de esos son los que nos hacen “correr” y así nos mantienen sin poder pensar por nosotros mismos adónde vale la pena llegar. Lo llamativo es que casi todos los caminos que nos recomiendan terminan en un centro comercial, en una suscripción a algún servicio que supuestamente nos ha de resultar maravilloso, o en algo similar sostenido por nuestras “módicas” donaciones o aportes.

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Pensar para dónde vamos

La tan repetida frase: “pruébelo y si no le gusta le devolvemos su dinero” es un “bajador de angustia” como el tomar cualquier camino sin saber adónde ir. Se nos presenta como una opción sin riesgo. Se hace implícito que al no saber adónde ir, no importa dónde lleguemos. Es la ilusión de que no podemos fallar: “nunca llegaremos a un lugar equivocado o indeseable si no podemos definir cuál es el deseable o el correcto”. Para muchos, entonces, mantenernos en la ignorancia en términos de qué queremos es mejor que darnos el tiempo de decidir. Por eso nos hacen correr. Me pregunto, ¿por qué nos dejamos llevar?, ¿por qué casi todos los programas de noticias son de opinión y no sólo reportes de los acontecimientos, así el que los escucha puede valorarlos por sí mismo?, ¿por qué las opiniones y los puntos de vista formados parecen ser más valiosos que las preguntas? Parafraseando al Maestro Gato: ¿cualquier respuesta será buena cuando no se sabe la pregunta?… ¡No! Saber cuál es la pregunta correcta es, la mayoría de las veces, más importante que la respuesta. El mundo de hoy nos quiere dar respuesta (solución, producto, servicio, opinión formada) a muchas cosas, que como nos la pasamos corriendo, no sabemos si son las que nos van a llevar adonde queremos ir. Por favor, no tome esto como una opinión necesariamente válida, pero hágame caso en algo: ¡pregúntese cuál es su versión de las cosas! La canción de Cabral no me gusta del todo porque él, al menos en esa letra, termina recomendando esto:

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“No crezca mi niño, no crezca jamás, los grandes al mundo, le hacen mucho mal. […] Siga siendo niño, y en paz dormirá, sin guerras, ni máquinas de calcular”. Me da mucha pena ser en parte responsable de un mundo en el que haya que recomendarle a un niño no crecer, aunque más no sea metafóricamente. El Maestro Facundo les pide a los niños que no dejen de serlo. Sabemos por experiencia que los pequeños preguntan, se preguntan, no paran de preguntar, en general no se conforman con la primera respuesta. Estoy de acuerdo con él en mantener esta curiosidad e interés por saber, pero me apena tener que pedirles a los niños que no crezcan por no poder confiar en nuestra habilidad para mantenernos curiosos. El estribillo de la canción dice: “Vuele bajo, porque abajo, está la verdad. Esto es algo, que los hombres, no aprenden jamás”.

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Pensar para dónde vamos

No es por pelearme con Cabral, pero revelémonos contra esta última afirmación. ¡Aprendamos! Estamos rodeados de ejemplos de cómo no hacer las cosas. ¡Aprendamos! No hagamos un mundo en el que a nuestros hijos haya que recomendarles quedarse chiquitos. Decidamos si queremos seguir yendo a un “lugar” en el que los niños no deban crecer, o a otro en el cual estos puedan ser niños y los adultos capaces de ayudarlos a desarrollarse, contenerlos mientras crecen, amarlos y nutrirlos en vez de tener que “podarlos”. ¡Hoy decidamos!, porque si seguimos sin saber adónde ir le vamos a terminar haciendo caso al Maestro Gato, vamos a tomar cualquier camino y la metafórica profecía de Cabral se va a hacer incuestionable. Muchos de los niños de hoy, por el solo hecho de ser niños –como Alicia–, seguramente tampoco saben dónde les conviene ir. No creo que recomendarles tomar cualquier camino, o dejarlos encontrar cualquier respuesta en una red social en Internet, en una publicidad, o en un video juego, sea lo mejor. Qué tal si paramos de correr, si decidimos adonde queremos ir y llevamos a los niños allí mientras crecen, para que ellos no tengan que recomendarles a los suyos, ni siquiera metafóricamente, que lo mejor es dejar de crecer.

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 25: Reservoir sin muchas reservas

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Textura de base www.instagram.com/p/8qGXs4iUIf/. Fractal generado con www.sciencevsmagic.net/logicgrid/

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Ya estamos cerca…

Ya estamos cerca…

Estuve viendo hace un tiempo una película llamada 2012, que cuenta otra versión del “fin del mundo como lo conocemos”. Supuestamente el 21 de diciembre del año 2012, momento en que llegaba a su fin un calendario utilizado por el pueblo Maya, sucederían ciertas cuestiones en el conjunto de astros que rodean a la Tierra (alineamiento de planetas, explosiones solares, etcétera) que tendrían un efecto terrible en nuestro querido mundo causando grandes cataclismos. En esta versión del fin del mundo los humanos no tenemos la culpa. Sólo somos incapaces de evitarlo, o de darnos cuenta de lo que va a pasar con la suficiente anticipación como para no tener que estar corriendo a último momento. Aparentemente sigue siendo más fácil saber qué fue lo que pasó hace millones de años, con cosas como el Big Bang y el origen de la vida, que predecir el estado del clima y con mucha más razón el fin del mundo. Estas cosas me hicieron pensar en que ya pasamos (holgadamente) el fin de la primera década del siglo XXI. Mucha - 145 -


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ciencia ficción había puesto fecha de caducidad a nuestro mundo por estos años. Así que no falta demasiado para saber si nosotros mismos o algo externo que no podemos prever nos hará desaparecer, o si serán todos esos autores y profetas desmentidos. Si nos va a pegar un meteorito gigante, o una explosión solar va a calentar el centro de la Tierra hasta que reventemos como una olla a presión, es probable que mucho no podamos hacer. Pero ¿qué tal si nosotros nos dejamos de romper el “barco” en el que vamos “navegando”? Hace poco terminó una cumbre mundial para ponerse de acuerdo en qué hacer para evitar que se siga destruyendo el planeta (otra de tantas) y nuestros maravillosos líderes no se pudieron poner de acuerdo. Es probable que sea porque como tienen en promedio un par de años más de mandato y seguramente después se van a vivir a otra galaxia, esta mucho no les importa. Me puse a pensar cuánto gastaron para no ponerse de acuerdo y cuántas vidas de niños desnutridos se hubiesen salvado si ese dinero se invertía en comida. O cuántos sueldos de maestros se hubiesen pagado para educar a chicos que, al crecer, tal vez sí se preocupasen en serio por el calentamiento global (si es que para ese momento ya no es tarde). Por eso estuve releyendo esa “Carta escrita en el 2070” que circula por Internet y me sonó mucho más real y concreta que lo que me sonaba cuando la leí por primera vez, no hace demasiado tiempo atrás. En ella alguien cuenta cómo vive XVI

XVI

www.benmagec.org/turcon/almacen/pdf/cartaescritaenel2070.pdf

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Ya estamos cerca…

dentro de unos 50 años y cómo, por falta de agua, la expectativa de vida vuelve a ser de cerca de 50 años, al igual que unos cuántos siglos atrás. Se cuentan además algunas otras cosas también algo “aterradoras”, que desgraciadamente suenan cada vez más verosímiles. Es ciencia ficción, que comienza a transformarse en crónica periodística. Lamentablemente me da la sensación de que estamos más cerca de eso que de la “predicción” que nos hace el autor de la saga de Terminator XVII, que dice que para esta época, más o menos, vamos a haber creado computadoras tan inteligentes como para tomar el control y esclavizarnos. No hay todavía autos voladores o viajes interestelares (apenas logramos mandar sondas a un par de planetas de nuestro propio sistema solar). Si bien nos gobiernan un montón de locos no hubo todavía una guerra nuclear y no parece que en el futuro cercano las máquinas –o los primates amaestrados del “Planeta de los Simios”– nos vayan a esclavizar. Parece que antes nos vamos a quedar sin agua, o vamos a tener que pagar para respirar, o vamos nosotros solitos a derretir el hielo de los polos y vamos a tener que vivir en “arcas”. Patético, ¿no? Pero nuestros líderes no se ponen de acuerdo. Ellos probablemente no hagan nada. ¿Podremos hacer algo nosotros? Enseguida me vino esto a la cabeza (también circula en diversas formas por Internet): “Si lo abrió ¡Ciérrelo! XVII

www://es.wikipedia.org/wiki/Terminator_(franquicia)

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Poesía y Reflexión

Si lo encendió ¡Apáguelo! Si lo enchufó ¡Desenchúfelo! Si lo ensució ¡Límpielo! Si está usando algo ¡Cuídelo! Si es gratis, no lo desperdicie. Si algo le sirve, trátelo con cariño”. Ahora ponga las palabras planeta, agua, medioambiente, fauna y flora, ecosistema, energía, aire, árboles, etcétera, al final o al principio de cada oración y eso le va a responder si podemos hacer algo. Una última frase de esta serie de consejos que creo puede servir dice: “Si no puede hacer lo que quiere, trate de querer lo que hace”. Puede sonar muy ingenua la poesía que me vino a la mente cuando me puse a pensar si podemos hacer algo desde cada uno de nosotros. Justamente por eso, porque tiene esa carga de idealismo y sencillez, es tal vez que tanto se usa en actos de fin de año de colegios y escuelas, donde los niños tienen que escucharla y creérsela. Ojalá nosotros nos creamos también, un poco, esta letra de Diego Torres: “… Saber que se puede, querer que se pueda quitarse los miedos sacarlos afuera … tentar al futuro con el corazón. … - 148 -


Ya estamos cerca…

Es mejor perderse que nunca embarcar mejor tentarse a dejar de intentar … Sé que lo imposible se puede lograr que la tristeza algún día se irá y así será la vida cambia y cambiará”. No confío en los políticos y en sus cumbres, hagamos algo ahora, porque cuando quede poca agua, estoy casi seguro de que ellos se la van a tomar primero.

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Ilustración 26: Colores Microálguicos

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Textura de base: www.dailyoverview.com/twentyfour. Fractal generado con www.recursivedrawing.com/draw

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Mentiras en sociedad

Mentiras en sociedad

Hay un tema musical que interpretaba en su momento Sui Generis, cuya letra es la siguiente poesía de Charly García: “Él era un fabricante de mentiras, él tenía las historias de cartón. Su vida era una fábula de lata sus ojos eran luces de neón. Y nunca tengas fe que sus mentiras puedan traer dolor. Ella era una típica inocente zapatos negros, medias de algodón que sólo era feliz en el colegio, que nunca tuvo en su piel amor. Inútil es decir que lo que le dijeron lo creyó. Querrán saber el fin de nuestra historia, algunos lo podrán imaginar, la niña que sin pena y sin gloria perdió sus medias y su castidad.

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Preciso es condenar al que se burla de nuestra moral. Pero hay algo que no se puede explicar: ¿por qué la niña ríe en vez de llorar?” La primera reflexión que me trajo esta letra, al rescatarla de algún recóndito lugar en mi memoria lejana, es que comparada con mucho de lo que se escribe ahora esto parece más música de iglesia que de rock. Claro que tiene casi treinta años, ¿será por eso? Ni Charly ni ninguno de los otros involucrados con Sui Generis eran ni son santos, pero qué alegría escuchar o leer: “preciso es condenar al que se burla de nuestra moral”. En fin. La segunda cosa que me vino a la mente es la similitud de esta historia con la del Don Juan, que, escrita obviamente desde una óptica (¿machista?) en la cual el varón es “más pícaro” que la mujer, logra engañarla… ¿? Lo cierto es que más de una vez son ellas las que terminan riendo. ¿Cómo hubiese sido este Don Juan si sus autores no hubiesen subestimado tanto a las damas? A ellas no les hace falta escribirse en un personaje “ganando” pulseadas de este tipo, saben que ganan. Pero yendo al tema principal, el de la “sociedad” del mentiroso con el mentido, lo que me recordó este poema fue una frase que se le escucha a un personaje de historieta llamado Homero Simpson. La frase, que él le dice a su esposa Marge, asegura lo siguiente: “Marge, se necesitan dos para una mentira, uno que la diga y el otro que la escuche”.

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Mentiras en sociedad

Cuántas veces pasa esto, ¿no? El mentiroso sólo logra su propósito porque el que escucha está escuchando lo que quiere escuchar. No me cabe duda de que el mentiroso es una mala persona, o que al menos está obrando mal al mentir. Pero ¿estará siempre siendo engañado el que escucha? Pareciera que la niña de la canción de Charly no tanto. ¿O reirá para no llorar? Qué tal nosotros que también perdemos nuestras medias y un montón de cosas más cada vez que, elecciones mediante, nos vuelven a mentir. ¿Será que somos muy crédulos?, ¿o será que somos idiotas?, ¿o que necesitamos que nos mientan, (algunos, en general pocos, también se ríen después de esas mentiras)? Le damos la razón a Homero una y otra vez, al menos en mi país cada cuatro años para presidente y cada dos para parte de las Cámaras del Congreso. Bueno, es que no siempre sabemos que nos mienten. Por eso, para no quedarnos con la alcoholizada filosofía de Homero (Simpson), mejor prestemos atención a lo que nos decía Anaxágoras XVIII ya hace como 2.500 años: “La primera vez que me engañes la culpa será tuya; la segunda vez, la culpa será mía”. ¿A qué fabricante de mentiras con historias de cartón le hablaría el filósofo? ¿Habrá perdido él también las medias y la castidad?, ¿o le habrán hecho perder la jubilación, le habrán XVIII

Anaxágoras: Filósofo, geómetra y astrónomo griego. Perteneció a la denominada escuela jónica, y abrió la primera escuela de filosofía en Atenas.

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subido los impuestos más allá de lo prometido, le habrán congelado los depósitos bancarios, etcétera, etcétera? Cualquiera de los tres tiene algo para ser escuchado y atendido. O condenamos al que se burla de nuestra moral, o no le ponemos oído a la mentira de los mentirosos, o anotamos a los que nos mienten una vez para que la segunda no sea culpa nuestra. En todos los casos podemos dejar de ser víctimas. ¿Qué tal si prestamos atención? Me cansé de ser socio (pasivo, escuchante) del que miente en sociedad. ¿Y usted?

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Mentiras en sociedad

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Ilustración 27: Regando así no te Kansas

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Textura de base: www.dailyoverview.com/printshop/kansasprint. Figuras adicionales creadas con el programa Surfer, www.imaginary.org/es/program/surfer

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Charlar con el viento

Charlar con el viento

Cuesta hoy en día mirar la televisión, escuchar la radio o leer un periódico sin espantarse, ¿cierto? Crímenes, accidentes, exaltación de lo degradante, múltiples crisis de lo que deje al televidente, oyente o lector enganchado la mayor cantidad de tiempo posible. Soy de los que cree que la cosa no está peor que siempre, el asunto es que ahora hay más canales, más radios y un poco menos de pudor. Las bestias exaltadas, los adictos, los criminales siempre existieron, pero antes no se los “publicitaba” tanto. Guerras hubo siempre, pero sólo ahora las transmiten en directo. Todos los veranos hizo calor, pero ahora –con tanto medio de comunicación necesitado de audiencia– lo hacen noticia al titular: “EXPLOTA LA CIUDAD”, “EL PAÍS ES UN HORNO”, etcétera. El amarillismo y la exageración se extendieron hasta la temperatura y la humedad. Causa vértigo salir a la calle, porque todo lo que pasa en la tele “nos puede pasar”, ¿no es así? Incluso, ese desastre natural en un pueblo del medio de aquel lugar que no conocemos, del que nunca nos hubiésemos enterado antes, pero que como ahora es noticia hasta que otro desastre o crimen o pelea de - 157 -


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artistas lo destrone se torna más palpable y hasta sentimos que pudiera repetirse en nuestra ciudad, ¿o no? ¿No produce eso la globalización informativa? La realidad que los medios nos tiran por la cabeza produce dolor, lastima, agrede constantemente, por eso pareciera que vivir se ha convertido en un gran peligro. Cuando terminé de pensar en eso, justo en el medio de un brote paranoico que me impedía incluso mirar para el costado, escuché un tema de un grupo de rock de nombre La Renga, que dice cosas así: “Hoy me detuve en tu mirada que raja el velo del dolor y supe que hay mucho más que percibir en este mundo que todo lo muele y desgarra. … El águila muerte siempre vuelve y afina su aguda vista hoy cualquiera puede morir sin saber cómo fue vivir. Yo sólo espero, sin dormirme en mis sueños, estar tan lejos, lejos de esa ignorancia”. Claro, el asunto no es intentar un escape de los aludes o inundaciones globalizadas, o pretender esconderme de los crímenes que las fuerzas de seguridad no pueden controlar –o dejar de apañar. Lo que el “Chizzo” Nápoli, el autor del tema, teme, es a lo único que en realidad hay que tenerle miedo, a “morir sin saber cómo fue vivir”. Yo, como él, también espero estar muy lejos de esa ignorancia. Qué buena forma de decir lo que deberíamos decirnos todos los días bien temprano. No es que sea yo fanático de La - 158 -


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Renga, o de su tipo de música, pero una letra como esta debería escucharse más seguido. Que mágico es poder decir tanto con tan pocas palabras. Habrá que discutir luego qué es vivir. Pero claro, ahí empezarán los entuertos. ¡Vivir es consumir!, me dirá el gerente de marketing y ventas del mundo globalizado. Disfrutar consumiendo. Comprando para consumir. Consumir, consumir, consumir, eso genera fuentes de trabajo, que a su vez hacen que el nivel de vida de la gente suba, para que puedan consumir, más y más. Vivir es consumir. No. No me cierra. Viene a mi mente la imagen de uno de esos pequeños animalitos de laboratorio (hámsteres, ratas, cobayos), corriendo sin parar en una rueda sin fin sólo para provecho del científico que lo estudia o la diversión de su hijo, que consumen hasta la vida del bicho al que no dejan parar de correr. Cada uno tendrá su pasión, la mía es reflexionar, leer, escribir. Tal vez la de alguno sea consumir, lo cual no voy a criticar, pero ¿eso es vivir?, ¿reflexionar, leer, consumir? No creo. Reflexiono para vivir mejor. Leo para aprender y poder vivir más cosas. Consumo lo que necesito para vivir. Esto no es lo mismo que vivir para consumir, o vivir para escribir o leer. No creo tener “la” respuesta. Que cada uno busque la suya, después de todo estas columnas no pretenden proveer respuestas, sólo son invitaciones a pensar. De lo que estoy seguro es de que conectados a la televisión, o paralizados debajo de un diario amarillista, creyendo vivir de prestado en las vidas y los escándalos de otros, seguro nos morimos sin saber realmente cómo fue vivir. - 159 -


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Como me gustó el planteo del asunto que me acercó el “Chizzo”, dejo que él proponga algo que me parece bastante cercano a lo que podría ser una buena respuesta, aunque no tenga por qué ser la suya: “Hoy que no hay tiempo que perder, que todo anda a reloj, que se destruye sin razón, y la vida muere en un discurso, y alguien se encarga de encerrarte, y otro prepara el fin del mundo, y tan lejana queda la esencia, que sólo el hecho de encontrarte para mí le da sentido, le da sentido a mi vida”. La pareja, el o la compañera, la base de la familia, la construcción de la sociedad desde su unidad más básica, la educación posterior de esa familia… Tal vez esté yo “estirando” un poco más de lo debido las palabras del poeta. No sé. Así leo yo la frase: “sólo el hecho de encontrarte para mí, le da sentido a mi vida”. “Sólo eso, sólo eso despierta en mí el viento que todo empuja Sólo eso, sólo eso qué más puedo esperar, sólo eso”. Como dije, no tengo respuestas, ni creo que usted quisiera que yo se las dé. Pero algo debe despertar en mí y en usted un viento que nos empuje para estar lejos de la ignorancia

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Charlar con el viento

de morir sin saber cómo fue vivir. Y lo que sí dudo mucho es que lo encontremos en los amarillentos titulares que exaltan crímenes, desastres y desmanes. Alguien hay (y si no, habrá ya que salir a encontrarlo) que nos haga olvidar de toda la porquería que nos exageran y le dé sentido a nuestras vidas como para querer que el mundo empiece de vuelta, que la humanidad se vuelva a fundar en un amor y en el fruto de ese amor. Ese –o esa– debe ser, con seguridad, un viento lo suficientemente fuerte. Dedíquele un rato a pensarlo, es muy probable que vivir tenga algo –mucho– que ver con eso. De ser así tal vez convenga apagar la tele o dejar el diario y ponerse a conversar.

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Ilustración 28: Calor en potencia

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Textura de base www.instagram.com/p/ySRE0ciUAh/. Fractal generado con www.sciencevsmagic.net/fractal/

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Ignorancia y Felicidad

Ignorancia y Felicidad

Hay una frase que siempre me alteró mucho al escucharla, particularmente cuando se la recita como consejo. La susodicha sugiere: “Ignorancia es felicidad”. La misma es más conocida en los países de habla inglesa, donde su versión original dice: Ignorance is bliss. Lo cierto es que esta frase forma parte de un poema de Thomas Gray, titulado: “Oda al Colegio Eton desde una perspectiva distante” (“Ode on a Distant Prospect of Eton College”), que fuera escrito en el año 1742. El autor, ex alumno del colegio Eton, desde su adultez –lo que le da la perspectiva distante– “mira” a las nuevas camadas de jóvenes educandos preocupado por lo que les espera. El poema comienza con alabanzas a los antiguos y maravillosos edificios, a los campos del colegio, incluso a los

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agradables momentos que se viven durante las tempranas épocas de la vida donde todo es proyecto, donde todo es fuerza, vigor, alegría. Momentos en los cuales los que parecen grandes esfuerzos o sufrimientos, en realidad no son más que “juegos de niños” en comparación con lo que viene. Gray, acto seguido, ofrece una lista de “lo que viene”. Su enumeración incluye cosas que como adultos esos jóvenes tendrán que sufrir, situaciones a las que han de exponerse. Él lista: pasiones personales como furia, vergüenza, temor, celos y envidia; conductas reprobables desde lo social, como ambiciones desmedidas, reacciones inadecuadas originadas en momentos de desesperación, infamia, falsedad, descortesía, remordimiento; concluyendo con referencias a las enfermedades y las “incomodidades” que la vida irá presentando a medida que se envejece. Ante este pensamiento, ante la comparación entre la alegría de los jóvenes y su mirada de “lo que les sucederá”, la última estrofa del poema dice:

“A cada uno sus sufrimientos: todos son hombres, igualmente condenados a gemir; … ¡Pero, ah! ¿Por qué deberían conocer su destino? Si el pesar nunca llega demasiado tarde, y la felicidad se esfuma tan rápidamente. Pensar en esto destruiría su paraíso. Basta; donde la ignorancia es felicidad, es una tontería querer saber”.

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Ignorancia y Felicidad

Terrible y lamentable… o irónico y movilizador. Creo que propone infinidad de cosas para pensar. Por un lado pueden compararse las preocupaciones que en 1742 atormentaban al autor, lamentablemente dignas de seguirnos persiguiendo hoy mismo. Evidentemente no debe haber sido en uno de sus días más optimistas, cuando Thomas escribió esta oda en la cual –como supongo muchos de nosotros alguna vez– pareciera envidiar a esos jóvenes “ignorantes”. Cuántas veces nos habremos encontrado como queriendo retornar a esa inocencia de nuestra niñez, de la cual con tanta desesperación queríamos salir cuando allí estábamos para poder hacer cosas de “adultos”. Por otro lado está el tema de la ignorancia, que para el inglés original con el que se escribió el poema significa: falta de conocimiento, nada más, sin el sentido peyorativo con el que muchas veces se usa la palabra en castellano. La felicidad de la ignorancia, aún en su versión de falta de conocimiento: ¿es felicidad?, ¿o es sólo una fantasía? ¿Será mejor dejar “feliz” a alguien y esperar a que la realidad le caiga como un piano encima de la cabeza?, ¿o será mejor “interrumpir” su supuesta dicha en pos de prepararlo para que no tenga que sufrir sin herramientas para defenderse? Pareciera que para Gray la lista de cosas que le pasarán a los niños al salir de Eton (o de cualquier juventud) es tan inevitable que no tiene sentido prevenir. ¿Será así?, ¿estamos y están nuestros hijos “condenados” –palabra que el autor utiliza en su poema? Las pasiones a las que Gray se refiere están ya descriptas en las tragedias griegas, las inconductas sociales que - 165 -


Poesía y Reflexión

menciona son tan antiguas como la sociedad misma, la enfermedad y el envejecimiento son inherentes a la condición de seres vivos. Tal vez el autor tenga razón y sea todo esto tan inevitable que resulte mejor dejar a los niños, en su ignorancia, disfrutar de una felicidad que en realidad no saben que tienen, puesto que no poseen punto de comparación. Tal vez se pueda tratar a un grupo de niños de tal forma de nunca avisarles que crecieron y por lo tanto que los males de la adultez no les lleguen gracias a su ignorancia de la misma. ¿En qué isla cósmica estarían protegidos? ¿Dónde podría su ignorancia crecer “virgen”? ¿Será este poema el motor de las actuales tendencias de “estirar” la pubertad hasta los treinta o cuarenta años, tratando de esquivar responsabilidades y compromisos? ¿Tendrá que ver la influencia de Gray con sociedades que se comportan cada vez más como niños, centradas en sí mismas, con mucha más capacidad y voluntad de consumir que de producir? ¿Habremos decidido entre todos prolongar la felicidad de la juventud y la niñez haciéndonos cada vez más ignorantes de lo que pasa a nuestro alrededor? Cada uno puede evaluar cómo nos está yendo casi tres siglos después. Prefiero la versión de irónico y movilizador que sugerí anteriormente. No le puedo preguntar –aún–, pero creo que Gray instaba, por el ridículo, a que la educación no sólo previniese sino que además intentara evitar esas malas conductas que enumera. Crear sociedades justas. Educar seres humanos dignos de diferenciarse de los animales –y no justamente por el hecho de ser más salvajes que las bestias. Problema no resuelto. Preocupaciones que evidentemente desde siempre han existido y - 166 -


Ignorancia y Felicidad

que mientras no queramos ser felices por ignorancia deberían seguir atormentándonos (en el buen sentido de la palabra, si es que lo tiene). Creo realmente que se puede pensar mucho sobre esto. Para mí, algo importante que concluyo después de buscar el poema, leerlo, investigar sobre el asunto, etcétera, es que no debería tomarse la frase como consejo, sino como advertencia: “…donde la ignorancia es felicidad, es una tontería querer saber” Pienso esto porque las advertencias son justamente para evitar caer en las situaciones advertidas. No querer saber es la verdadera tontería, después de todo el ignorante realmente no es feliz, porque ni sabe que lo es.

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 29: Sillas Coloradas del Cañón

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Textura de base: http://hd.clarin.com/post/133862336329. Fractal generado con: www.sciencevsmagic.net/fractal/

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Aprender a compartir

Aprender a compartir

Hay un tema de Charly García, “Aprendizaje”, que siempre me hizo pensar en la trascendencia. En esa poesía el personaje cuenta un poco su vida – algunos de los rechazos que sufrió, algunas enseñanzas que no le resultaron aparentemente muy prácticas– y manifiesta su deseo de aprender y de crecer. Las primeras tres estrofas dicen: “Aprendí a ser formal y cortés cortándome el pelo, una vez por mes, y si me aplazó la formalidad es que nunca me gusto la sociedad. Viento del sur, oh lluvia de abril quiero saber dónde debo ir, no quiero estar sin poder crecer aprendiendo las lecciones para ser. Y tuve muchos maestros de que aprender, sólo conocían su ciencia y el deber. Nadie se atrevió a decir una verdad, - 169 -


Poesía y Reflexión

siempre el miedo fue tonto”. Podría decirse que se trata de un joven que va por la vida con “ganas” y que a medida que avanza va experimentando diversas situaciones. Tal vez no debería llamar demasiado la atención que todo el asunto, hasta aquí, fuese sobre él. Es sobre su corte de pelo, sobre su gusto o no por la sociedad, sobre el rechazo que él sufre. Es sobre sus ganas de crecer y aprender a ser y sus dudas hacia dónde ir. Es sobre sus maestros, lo que le enseñaron a él y lo que a él le pareció hipócrita. Es sobre lo que él piensa del miedo. Las primeras tres estrofas lo dejan a uno –a mí, al menos– con un gusto amargo en la boca. Parece que no le va bien al personaje del poema –que en realidad somos todos. Pero justo allí, donde pareciera que la situación se pone negra, aparece la cuarta estrofa, que canta: “Y el tiempo traerá alguna mujer, una casa pobre, años de aprender cómo compartir un tiempo de paz, nuestro hijo traerá todo lo demás, él traerá nuevas respuestas para dar”. Luz al fin. Yo le leo un cambio de foco que me gusta y entusiasma. Aparecen otros, ya no es sólo sobre él. Aparece la palabra compartir como objetivo del aprender. Hasta ese momento, en donde el cantor parecía no llegar a ningún lado, era aprender a ser. Ahora, en donde si bien el tono pareciese tener un dejo de resignación, se abre un nuevo

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Aprender a compartir

panorama, es aprender a compartir, a “partir” lo que sea, la vida, el tiempo, el ser, “con” otro. Hasta que no sale de sí mismo y piensa en pareja y eventual descendencia, nada pareciera tener mucho sentido: hipocresía, temor, formalidad y cortesía que no satisfacen, rechazo, aprendizajes inútiles. Cuando sale de sí, trasciende. Trascender viene del latín y se forma con dos palabras: scandere, que quiere decir subir, escalar; y lo que le termina de dar el sentido, el prefijo tra, que equivale a decir otra parte, allende, o más allá. ¿Más allá de qué?, bueno, pues más allá de uno. “Subir” más allá de sí para encontrarse con el otro, con los otros. Es una palabra que implica cambio y también implica lo externo en cuanto al impacto, lo exógeno, lo que está más allá o en otro, hacia otro. Tal vez la mezcla de tono, de alegría y esperanza con resignación que le escucho yo a la cuarta estrofa, no sea más que experiencia personal compartida con el personaje del poema. Buscamos respuestas en y para nosotros y todo nos dice que no, que miremos al otro. Pero nos resistimos, al menos por un tiempo. Por eso cuando finalmente aprendemos, cuando “cedemos” al otro que también cede a nosotros, hay cierta resignación (positiva) que nos trae paz, porque es allí donde encontramos sentido y alegría. No sé si siempre fue igual, como ahora, y el individualismo reinó con tanta fuerza sobre el planeta. Uno siempre tiende a creer que vive en la peor o la mejor de las épocas y que por eso lo que le pasa es lo peor o lo mejor de la

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Poesía y Reflexión

historia. El asunto es que no pareciéramos estar en una era de “compartires” muy exacerbados. Tal vez haya que hacerle un poco de caso a Charly, al menos en esto. Pareja, pero no para usarla y después tirarla para conseguir otra. Pareja para compartir, para salir de uno en el otro y trascender, ser más. Un sueño de hijos, tal vez. No hace falta ser madre o padre antes de estar listo, pero tener la idea al menos. La de saber que va a haber que educar a otro y que esa va a ser la oportunidad de hacer las cosas “bien”, sin los temores, los rechazos y las hipocresías de las que nos quejamos. ¿Mucho pedir? ¿Demasiado utópico? Tal vez… pero solo tal vez y eso siempre deja lugar a una cuarta estrofa.

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Aprender a compartir

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Ilustración 30: Orbitando Hale

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Textura de base: www.instagram.com/p/8MAHW0CUKh/. Figuras adicionales generadas con el programa Surfer, www.imaginary.org/es/program/surfer

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Puntos Suspensivos y Finales

Puntos Suspensivos y Finales

Hace poco tiempo fui parte de una investigación relacionada con la pasión. La persona que llevaba adelante el estudio estaba interesada en saber qué pensaban sus “estudiados” en términos de si una pasión podía cambiarse o dejarse de lado. Todo surgió porque a esta persona, amiga, le llamó la atención una frase que escuchó viendo la película El secreto de sus ojos –de la que ya puede decirse: ganadora del premio Oscar de la Academia de Hollywood. Dicha frase asegura: "… hay una sola cosa que un hombre no puede cambiar: su pasión". Y es por esa pasión que en la trama, al que no la cambia, lo terminan… (los puntos suspensivos son por si no vieron la película). En mi respuesta a la investigación contesté que en realidad mientras son pasiones no se dejan, nunca. Bueno, en realidad sí dejamos sentimientos que alguna vez creímos

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Poesía y Reflexión

pasiones, pero nunca durante el tiempo de apasionamiento. Lo que pasa es que cuando finalmente las abandonamos las miramos en retrospectiva y decimos: “en realidad no era una pasión”. Para que no duela tanto el haberlas dejado, las “degradamos”. No sé si sea así o no, pero tengo pasiones que no dejo y si me pongo a buscar tuve pasiones que dejé, justo en el momento en que me di cuenta de que no lo eran. Muy conveniente, ¿no? Está bien, la pasión es así, confunde, altera, turba y tiene que ser así. Pasión viene del latín passio, que significa – entre algunas otras cosas que se relacionan con un segundo sentido– perturbación, conmoción especialmente del alma. Alguno de los diccionarios de etimología que leí llega a decir que las pasiones son afecciones del compuesto humano. ¿Qué tal? Por eso cuando para de producir todo eso deja de ser pasión, uno se da cuenta y la cambia o la abandona. Pero pensando un poco más en el asunto se me ocurrió que el problema principal, el que me perturbó nuevamente cuando terminé de acordarme de su existencia, es cuando una pasión me deja a mí. Escarbando entre letras y poesías encontré una de Joaquín Sabina llamada “Puntos suspensivos”, que hablando de un amor que termina, entre otras cosas, dice: “… lo atroz de la pasión es cuando pasa, cuando, al punto final de los finales,

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Puntos Suspensivos y Finales

no le siguen dos puntos suspensivos”. Claro, por eso los poetas son poetas, porque te pueden contestar de esta manera lo que a los que no lo somos nos lleva, con mucha suerte, un par de páginas. Alguien no pone después de algún último punto otros dos y los que hubiesen sido suspensivos se transforman, brutal y lapidariamente, en final. Y esto es más perturbador cuando a esos dos puntos adicionales es el otro el que los niega. Sabina tiene razón y mi amiga creo que piensa lo mismo que él. Lo atroz de la pasión es cuando pasa, a pesar de mis cobardes intentos de explicar que si pasaron nunca fueron, sea quien sea el que niegue los puntos faltantes. Tres puntos y una larga espera pueden doler, pero un punto final es final y eso es atroz. En honor al calor que produjo mientras fue pasión, no debería ni yo ni nadie cambiarle el estatus y degradar un sentimiento que por más perturbador que sea, ha movido al mundo humano desde que terminamos de bajarnos de los árboles. Claro, habrá habido buenas y malas pasiones. Algunas que construyeron y otras que destruyeron, pero así somos, sacados del automatismo animal a una libertad que nos hace humanos… y pasionales. En honor, pues, a las pasiones, a las que tengo, a las que dejé y me dejaron, todas siempre fueron son y serán pasiones. Aunque las dejadas nunca puedan o deban retomarse, qué bueno fue tenerlas y, de alguna manera, qué atrocidad el haberlas dejado.

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Por las dudas, va de nuevo “… lo atroz de la pasión es cuando pasa, cuando, al punto final de los finales, no le siguen dos puntos suspensivos”.

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Ilustración 31: Carbón Virginiano

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Igualando Luces y Oscuridades

Igualando luces y oscuridades

Hay un día del año más largo que los demás… Bueno, en realidad no, todos los días miden lo mismo, 23 horas, 59 minutos y casi 60 segundos, pero se dice que uno es más largo porque durante dicha jornada el tiempo de luz es máximo y el de oscuridad mínimo. Por supuesto, también hay un día más breve – siguiendo la lógica del tiempo iluminado–, con luces cortas y oscuridades largas. Esto, todo el mundo lo tiene claro. Lo que me sorprendió a mí una vez, a pesar de que es impresionantemente obvio, es que hay dos días por año en que el tiempo de luz y el de oscuridad son exactamente iguales. Claro, naturalmente, para que haya un día más largo y otro más corto, las luces y las oscuridades tienen que acortarse y alargarse de forma tal que en algún punto, en dos concretamente, inevitablemente habrán de ser iguales. Los dos días “simétricos” se denominan equinoccio de primavera y de otoño. De hecho, la palabra equinoccio viene del latín y quiere decir justamente eso: días y noches iguales.

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¿Por qué será que estos días, en que luces y oscuridades son iguales, tienen menos “marketing” que el más largo y el más corto? Es más, ¿por qué no llaman más la atención si en realidad son los únicos dos días así entre los 365?, siendo que todos los demás –363, o 364 en los años bisiestos– son “desiguales”. Estos “equi” deberían aparecer como más llamativos, son “el caso raro”. Pero esto no es lo que más me llamó la atención, sino que aparte estos dos días ocurren en todo el mundo al mismo tiempo. Hay dos jornadas durante el año en que para todos los que estamos en esta piedra dando vueltas alrededor del sol, las luces y las oscuridades son iguales. ¡Ja! Sé que es obvio lo de los equinoccios. Que tal vez todos lo tenían presente y solamente yo nunca lo había considerado, o sí, aunque lo tenía condenado al olvido. Pero la idea de que para todos…, todos…, los casi siete mil millones de personas que habitamos este mundo, dos días al año “luces y oscuridades” fuesen las mismas, me pareció muy poderosa. Imagínese que esos dos días se nos ocurra hacer que el resto de las cosas también sean iguales. Que todos comamos lo mismo, que todos viajemos en los mismos medios de transporte, que todos tengamos la misma cantidad de esperanzas y posibilidades. Las mismas luces y las mismas oscuridades. ¡Ja!, de vuelta. He escrito cosas utópicas, pero esta se sale de la gráfica, ¿no? Tal vez, pero no me importa, hoy tengo ganas de soñar. ¿Qué comeríamos ese día, lo de los millones que mueren de hambre, o alguna especialidad de restaurante - 182 -


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gourmet? ¿En qué viajaríamos, en autos o a pie? ¿Miraríamos todos alguna película en un televisor de ya no sé cuántas pulgadas, o la nada a la que inmensas cantidades de humanos parecieran estar condenados? Serían dos días al año nada más… Sólo pensar en esto ya es un ejercicio interesante. La mayor parte de los países occidentales, y una gran cantidad de los orientales occidentalizados, vivimos en sociedades con regímenes políticos inmensamente influidos por los preceptos de la Revolución Francesa: Libertad, Fraternidad y la nunca bien ponderada Igualdad. Y son justamente estas sociedades, occidentales u occidentalizadas, las que han entronizado al individualismo casi como “valor” supremo. Los seres humanos somos distintos por naturaleza, no soy de los que no aprecian la individualidad, la maravilla que cada uno de nosotros puede ser y hacerse gracias a su propio esfuerzo, a su voluntad y a su libertad; pero me gusta tenerla y “ejercerla” para tratar de ponerla al servicio del grupo en el que vivo. Somos animales sociales, no deberíamos “convertirnos” en individualistas que, como no podemos vivir aislados, nos alimentamos parasitariamente de una sociedad que sólo nos importa en la medida en que mira y consume las últimas fotos que subimos a la más moderna “red social”. El individualismo es el culto a la individualidad. Es la individualidad por la individualidad misma, es cerrarse en ella, no desarrollarla para compartirla. No nos confundamos. No es lo mismo. La Igualdad de los franceses no era tampoco ignorar la individualidad. Se referían a la igualdad ante la ley. Pretendían - 183 -


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instaurar un estado en el cual todos tuviesen los mismos derechos, porque venían de sociedades en las cuales algunos tenían más que otros. El movimiento revolucionario comenzó porque obviamente los que tenían menos un día se cansaron, aparte de terminar de darse cuenta de que eran muchos más en cantidad. Y lo lograron. Hoy, por ejemplo, en estos países de los que venimos hablando todos tienen el mismo derecho a la educación y a la salud, ¿no es cierto? Lo que no gozan es del mismo acceso y en esto tiene mucho que ver, si no me equivoco, el individualismo. (Acotación, “al margen”: son muchísimos más los que no tienen acceso y seguramente ya se dieron cuenta, lo que no sé es cuándo terminarán de cansarse. Si este “detalle” le llama la atención, vuelva a leer: Un tonto rey imaginario, o no en la página 37). Yo creo que aparte del individualismo –o por su causa– hay mucho de ignorancia. Por eso, con fines educativos, vuelvo a mi utópica idea de proponer un par de días de equi-consumos sobre los equinoccios. O sea, un par de días en que los que tienen más acceso consuman lo de los que tienen menos y, ¿por qué no?, viceversa. Para realmente compartir luces y oscuridades, para saber en serio lo que significa una y otra cosa. “¡No se puede!” –me dirán–, “sería demasiado complejo… más bien imposible”. Bajemos un poco el grado de utopía. ¿Qué tal si un par de días al año al menos pensamos en esto, dejamos de lado el individualismo y nos damos una vuelta por la fraternidad de los franceses? Porque si tal vez nos - 184 -


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diéramos una mano un poco más generosa entre todos, a lo mejor las igualdades de acceso serían algo menos utópicas. Estamos lejísimos, creo, de poder hacer algo como esto. Es casi más probable que a alguien se le ocurra prohibir los equinoccios, antes que promover un par de equi-consumos por año. Por eso, empecemos a tomar conciencia en el plano individual, que es el que parece más nos gusta. Que “al menos” un par de veces por año nos dé vergüenza que sólo el largo del día y el de la noche se puedan igualar y ese par de días hablémosle a alguien de eso, por ejemplo a nuestros hijos si tenemos. Tantos días instaurados por quién sabe quién celebramos en los que se mueven fortunas: el de los enamorados, el de las madres, el del estudiante, el del arquero… y gastamos y compramos flores y tarjetas y chocolates y nos disfrazamos en el día de brujas y nos emborrachamos de cerveza para recordar a un santo. Alguien debería ganar unos pesos por instaurar un par de días de la igualdad, eso garantizaría que se instauren, ¡sin duda! El sistema solar, en lo que puede aportar, ya hizo dos días así: especiales, un par al año, diferentes de los demás; no hace falta mucho esfuerzo para fijar las fechas. Sólo propongo pensar en el asunto, educar sobre el tema y juntar la misma cantidad de dinero que gastamos en pavadas alguno de los otros días “celebrables”, para ponerla a la causa de la igualdad de luces y reducción de oscuridades.

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¡Ja!, por tercera vez… ¿No sería buen negocio? La igualdad de los equinoccios y la de los franceses y el gusto de pensar con poesías, me llevaron a la Marsellesa: “¡A las armas, ciudadanos! ¡Formad vuestros batallones! Marchemos, marchemos, ¡Que una sangre impura empape nuestros surcos!” Empecemos antes de que sea demasiado tarde, para que en vez de que millones tengan que cantar este estribillo, los que nos siguen puedan entonar con orgullo las últimas estrofas de ese himno. “Nosotros tomaremos el camino cuando nuestros mayores ya no estén, allí encontraremos sus cenizas y la huella de sus virtudes. … ¡nosotros tendremos el sublime orgullo de … seguirles!”.

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Igualando Luces y Oscuridades

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Ilustración 32: Mensaje para TOD@S

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Textura de base: www.dailyoverview.com/thirtyeight. Fractal generado con: www.shodor.org/master/fractal/software/Snowflake.html . Figuras adicionales creadas con el programa Surfer, www.imaginary.org/es/program/surfer

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Hablan, hablan, hablan

Hablan, hablan, hablan

Una vez, no hace mucho, la persona a cargo de la presidencia de uno de los países en los que vivimos, pronunciando un discurso (de los que normalmente da a diario) dijo: “…dejemos esa vocinglería que aturde…” No me tomo el tiempo de aclarar de cuál de los países en los que vivimos se trata, porque realmente creo que son más o menos todos iguales –tanto los países como sus políticos. De haber diferencias sólo se deben a que en algunos las barbaridades se cometen más prolijamente, o simplemente a que se ejecutan en territorios extranjeros. Igualmente, de sentir curiosidad, no es difícil investigar cuál es este país y su gobernante. Examiné varias fuentes en búsqueda de la cita exacta, incluso la agencia oficial de noticias de ese querido país y la verdad es que la frase, dentro del contexto del discurso –y evidentemente por haber sido dicha en el calor de la alocución–, no queda del todo clara en términos de si se lo propone a su - 189 -


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propio equipo y seguidores –por la conjugación del verbo dejar en primera persona del plural–, a la oposición –según lo interpretan casi todos los medios gráficos–, o a todos los habitantes del país; aunque a mis fines en realidad no importa. La frase trajo inmediatamente a mi memoria una poesía de Javier Calamaro que dice: “Hablan Hablan Hablan yo dudo Hablan Hablan Hablan ¿Qué habrá detrás de tanta palabrería? Hablan Hablan Hablan me adormece Hablan Hablan Hablan ¿Por qué no hacen una pausa y se dedican a escuchar? Hablan Hablan Hablan ¿Será porque hablar es gratis? Hablan me aturden”. Cuando la leí, en su momento, no hace mucho tampoco, lo primero que me vino a la cabeza fueron justamente los “supuestos” debates parlamentarios de mi querido país (¿el mismo del gobernante pidiendo dejar la vocinglería?... cierto que no importa porque son todos iguales), en donde por horas diputados y senadores a los que le pagamos el sueldo entre todos, se hablan, se insultan, se gritan, se ríen –en general de las necesidades del pueblo– y para qué, para finalmente votar lo que

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los jefes de sus bancadas negociaron normalmente a espaldas de la opinión pública. También me hizo pensar en muchos programas “periodísticos”, de investigación o de opinión, en donde se habla, habla, habla y se vende ideología de una manera tan grosera, que la mayoría de las veces terminan resultando más obscenos que los que se pueden ver en canales pornográficos. Y después nos preguntamos –¿nos preguntamos todavía?– ¿por qué los programas sin contenido más allá de algo de carne y siliconas bamboleantes tienen tanto rating? Claro, es que nos adormecen, nos aturden con tanto hablar, hablar, hablar, y nos “escapamos”. Calamaro dice, y yo también, “hablan, hablan, hablan… yo dudo”. Claro, dudamos: ¿por qué hablan tanto y no hacen más? Pero también: ¿por qué hablamos tanto y no hacemos más?, ¿nunca dudamos de nosotros mismos? ¿Qué habrá detrás de tanta palabrería?: ¿nada?, ¿envidia?, ¿egolatría?, ¿intereses espurios?, ¿odio?, ¿sadismo?… pues no pareciera haber amor, voluntad de mejorar, o cosas por el estilo. Lo que no creo es que hablen tanto por ser gratis – sobre todo pensando en políticos–, porque de no serlo nos cobrarían un impuesto a nuestro hablar y con ese dinero financiarían el suyo, ¿no hacen eso con el resto de las cosas? ¡No!, no es por eso. Es porque hablar es más fácil que hacer. Hablarían aunque tuviesen que pagar –con nuestro dinero, por supuesto– antes que transpirar haciendo algo. Es por que como tenemos tan poca memoria nos olvidamos de lo que dijeron

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un par de días antes y no los defenestramos por desdecirse. Es por eso. Todos los políticos de mi país pierden imagen positiva apenas ganan las elecciones o se acercan a cargos ejecutivos –o sea, cuando dejan de solamente hablar y quedan obligados a hacer algo. Pero ahí quedan, por años, y les pagamos para que nos sigan hablando, hablando, hablando, aun con imágenes negativas cercanas al ciento por ciento. En realidad la pregunta más importante, para todos pero fundamentalmente para cada uno de nosotros, es la que en la letra de Calamaro interroga: “¿Por qué no hacen una pausa y se dedican a escuchar?” Se puede cambiar el “hacen” por hacemos, el “se” por nos y el “dedican” por dedicamos y queda personalizada la pregunta para cada uno de nosotros. El asunto es que hablan, hablan, hablan, o hablamos, hablamos, hablamos y lo que habría que hacer es escuchar, hablar, escuchar, hablar, escuchar, hablar… ¡Si hasta es más fácil!, ya que para hablar hay que esforzarse, gastar saliva… para escuchar ni eso. Un estudioso del tema negociación escribió en uno de sus libros XIX éste párrafo que me pareció interesante compartir: “Muchos conflictos se solucionarían si las partes, en vez de pelearse y tironear de un recurso escaso, combinaran sus XIX

Relaciones Creativas. Francisco Ingouville, Gran Aldea Editores

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capacidades para generar valor y así tuvieran suficiente para satisfacer los intereses de todos. Y la paradoja, en este caso, es que cuando llamamos conflicto a un problema es porque ya se han dado ciertas características que son las condiciones opuestas a las que requiere el desarrollo de la creatividad. Esas características inhibidoras son el miedo, la desconfianza, la demonización del otro y la falta de comunicación o trabajo en equipo. En un medio de esas condiciones la creatividad sufre y muere como una babosa en una salina”. Creatividad, creación de valor, combinación de capacidades, satisfacción de los intereses de todos… parecen términos y expresiones sacadas de un cofre de utopías. Claro, sin escuchar sería muy difícil todo esto, por eso, ¿por qué no pensar un poco en esta cita y hacer que deje de ser una utopía? No seamos como los que hablan, hablan, hablan. Dejemos la vocinglería, pero todos, ¿no? Y si no, al menos dejémosla nosotros e ignoremos a los que continúen vocinglereando, sea porque no quieren dejar de hacerlo o porque no saben hacer otra cosa. ¡Que no nos aturdan más!, ni los oficialistas de turno ni los opositores de turno. Ya que como sugiere la cita: “el miedo, la demonización del otro y la desconfianza que ellos se tienen, los inutiliza en términos de crear valor”.

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Ilustración 33: Cañones Azerbajianos

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Aún no es tarde para hablar el mismo idioma

Aún no es tarde para hablar el mismo idioma

Hay una poesía que da letra a un tema que escuché cantar muchas veces a Gloria Estefan XX, y que, si bien tiene un sentido particular, me pareció siempre muy bueno como para “estirarlo” y así poder darle uso en muchas situaciones de cada una de nuestras vidas. El tema incita a los latinoamericanos a verse como un conjunto de personas a las que une un idioma común y no como una colección de países que no comparten más que el continente. Más allá de esto, que es obviamente muy deseable, el poema nos enfrenta a una realidad que es más general y tiene que ver con no querer entendernos a pesar de hablar la misma lengua. El tema empieza de la siguiente manera: “En la vida hay tantos senderos por caminar, qué ironía que al fin nos llevan al mismo lugar, XX

“Hablemos el mismo idioma”, tema incluido en el álbum Mi Tierra, Epic Records, 1993

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a pesar de las diferencias que solemos buscar. Respiramos el mismo aire, despertamos al mismo sol. Nos alumbra la misma luna, necesitamos sentir amor. …” Nos une mucho más de lo que nos separa, de eso no debería haber duda. Sin embargo, nos centramos tanto en nuestra individualidad –haciéndonos así individualistas, adoradores de la individualidad–, que perdemos de vista la raíz común y el hecho de que en realidad “no somos” sin los demás. Transformamos al otro en audiencia en vez de en complemento, sin darnos del todo cuenta que en realidad para él o ella no somos más que audiencia también. Emitimos sonidos que parecen similares –al hablarnos–, pero como nos preocupamos más por soltar lo nuestro que por recibir lo del otro, no nos comunicamos. El poema se va directamente a este asunto del hablar, del comunicarse, del porqué producimos conflicto sin razón o no resolvemos los que debemos. “Hay tanto tiempo que hemos perdido por discutir, por diferencias que entre nosotros no deben existir. … Las palabras se hacen fronteras, cuando no nacen del corazón, - 196 -


Aún no es tarde para hablar el mismo idioma

hablemos el mismo idioma y así las cosas irán mejor. … Hablemos el mismo idioma, que hay tantas cosas por que luchar. … Hablemos el mismo idioma, que nunca es tarde para empezar”. Más allá de arreglar los problemas entre pueblos latinoamericanos, o europeos, o los que sea –para el caso, da lo mismo–, ¿no aplica esto a nuestro entorno más cercano?, ¿no perdemos tiempo discutiendo por diferencias que no deben existir con nuestra pareja, o nuestros hijos o padres?, ¿no tenemos cosas por las que luchar a las cuales podríamos enfrentar mejor si no nos vemos como enemigos que no somos, o como audiencias que no deberíamos ser? “Nunca es tarde para empezar” es la frase que me quiero quedar. Nunca es tarde para empezar a escuchar, a tratar de comprender, a buscar los puntos de acuerdo antes que enfatizar los de desacuerdo. Nunca es tarde para darnos cuenta de que perdemos el tiempo intentando sobresalir en lugares en los que no hace falta, porque es mejor ser iguales. Si no sale en el continente por ser demasiado grande: ¿qué tal en cada uno de nuestros países, o ciudades, o barrios, o al menos en nuestros hogares y en nuestras familias?... En realidad creo que tal vez sí haya un momento en el que se va a hacer tarde, cuando lleguemos a ese mismo lugar –o

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tiempo– al que hace referencia la primera estrofa de la canción: al final de nuestra vida. ¿Queremos llegar sin haber entendido nada, sin habernos realmente co-municado con nadie, sin haber bajado nunca de un escenario en el cual actuamos un individualismo estéril? Como no estoy convencido realmente de que nunca sea tarde, para hacerme caso a mí mismo no me voy a enfocar en ese punto de “disidencia” con la letra de la canción. Voy a tratar de hablar el mismo idioma que el autor del poema porque de lo que sí estoy seguro es que si usted está leyendo esto y está en algo de acuerdo, pues entonces al menos aún no es tarde y con eso es suficiente para empezar.

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AĂşn no es tarde para hablar el mismo idioma

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Ilustración 34: Volare II – Sopra il ghiaccio su Hood

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Aprender a vivir de nuevo

Aprender a vivir de nuevo

Una poetisa rusa de nombre Anna Ajmátova, perseguida política (no importa a los fines de este artículo quién la perseguía, todas las persecuciones son malas, las políticas, las religiosas, la que sea), llegó a escribir en el prólogo de uno de sus versos: “…. fue la época en que sólo los muertos podían sonreír, felices de descansar al fin”. “Confundir” la muerte con descanso, más allá de ser un excelente recurso poético, no es algo poco “común”. Como no llegamos a poder comprender acabadamente lo que la muerte significa no nos llegamos a creer muertos del todo después de muertos y es por eso que nos vemos “descansando”, o “extrañados”, o “justificados”, etcétera. Fácilmente caemos en la tentación de pensar que las cosas que nos pasan o queremos que nos pasen en vida –descansar, ser extrañados o queridos, etcétera– las vamos a poder “experimentar” desde un más allá que mantiene lazos con el más acá.

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Ese poema, de nombre “Réquiem”, consta de varias partes ya que fue escrito a lo largo de un período de tiempo – oscuro, muy oscuro– que Anna vivió. Con su obra la poetisa va contando la historia y uno de los trozos del trabajo, que se llama “La Sentencia”, dice así: “Y cayó la palabra de piedra sobre mi pecho todavía vivo. No importa. Estaba preparada. De alguna manera me las apañaré. Hoy tengo que hacer muchas cosas: hay que matar la memoria, hay que petrificar el alma, hay que aprender de nuevo a vivir”. La sentencia, el punto final… o hasta el punto y aparte. Un nuevo comienzo. Duro, desgarrador, terrible... pero por otro lado aprovechable, motivante, liberador. Esta mujer, que no la pasó para nada bien, en una de sus horas más oscuras y a pesar de tener que “petrificar su alma” escribe: “hay que aprender de nuevo a vivir”. Seguramente una vida distinta, sin algo querido, con cicatrices de heridas grandes y dolorosas, pero vivir. Si no dejamos que la sentencia nos transforme en cínicos y rencorosos, el aprender a vivir de nuevo puede resultar hasta un ejemplo para otros, un modelo, una guía. Es casi siempre el “ser humano” el que pone a un semejante en la situación de Anna. Somos la especie con mayor

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Aprender a vivir de nuevo

poder de autodestrucción (si no la única). Pero ninguna otra como nosotros puede aprender; y menos, aprender de nuevo a vivir. Por no ser entes autómatas y condicionados a repetir rutinas de alimentarnos y reproducirnos nada más somos capaces de aberraciones increíbles, pero también de las más grandes maravillas en términos de hacer y hacernos el verdadero bien. ¿Somos Anna o sus perseguidores? ¿Sentenciamos o nos liberamos con una sentencia para poder aprender de nuevo a vivir? Nuestra poetisa terminó sus días fuera de la oscuridad que la hizo escribir “Réquiem”, recibiendo premios a su trayectoria y siendo reconocida con doctorados honoris causa. Evidentemente aprendió de nuevo a vivir, seguramente sin olvidar cicatrices y dolores pero con mucho que decir y diciéndolo, no sólo con poemas sino con su vida y su alma –seguramente no del todo petrificada. Que nadie a nuestro lado deba decir que somos, aunque más no sea en parte, responsables de una época en la que: “sólo los muertos podían sonreír, felices de descansar al fin”. Si hace falta aprendamos a vivir de nuevo.

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Ilustración 35: Dunaliella en salmuera

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Pensar el tiempo

Pensar el tiempo

Bersuit Vergarabat –un grupo de rock argentino–, en un tema llamado “El tiempo no para”, canta entre otras cosas: “Yo veo el futuro repetir el pasado veo un museo de grandes novedades”. Pensar en el tiempo es querer pensar en algo que está fuera de nuestro alcance; porque de hecho el tiempo lo está. No podemos manejarlo, sólo medirlo. Una distancia se puede recorrer, una altura se puede subir… el tiempo sólo se puede ver transcurrir. El pasado ya se fue, el futuro nunca sabemos realmente si va a ocurrir (o si vamos a estar para verlo) y el presente es ese instante que cuando queremos decir: “ahora es”, acaba de transformarse en pasado. Según la física moderna el tiempo y el espacio forman un entramado en el que nos movemos y por lo tanto somos espacio y tiempo; lo que sucede es que a las dimensiones espaciales las podemos palpar, pero al que parece no parar no. Inventamos relojes, decidimos llamar día al tiempo que transcurre entre que vemos al sol pasar dos veces –más o - 205 -


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menos– por el mismo lugar, y año a lo mismo que al día pero en un ciclo más largo. Hasta nos animamos a decir que día y año tienen “inicio” y “fin”; y contamos cuántos pasan y celebramos comienzos y finales de días, años y épocas, como si fuesen realmente algo más que una convención inventada por nosotros mismos. Y el tiempo no para; ni se acelera ni se detiene. Aunque cuando jóvenes queramos apurarlo para poder hacer lo que vemos hacer a otros más grandes, porque nos “quema” crecer para poder ser independientes, o para alcanzar aquello que nos gusta o causa deseo. Queremos que el tiempo pase para lograr lo que nos propusimos y eso nos mueve, nos motiva… pero sin lograr acelerar nada. Cuando somos mayores, en cambio, queremos detenerlo; y ahora, entre operaciones, estiramientos, tinturas y métodos varios tratamos de engañarnos a nosotros y a los demás haciendo la pantomima de que podemos detener “algo” que no se detiene. ¿Será que el tiempo no para… o será que el tiempo está parado y somos nosotros los que no nos detenemos? ¿Será que el futuro repite el pasado, o seremos nosotros los que cometemos una y otra vez los mismos errores, o buscamos alegrías idénticas a las que ya conocimos porque no nos animamos a conocer otras? Vivimos la vida mirando lo que hacen otros. Observando los errores que cometen, pero creyendo que nosotros lo haremos mejor; envidiando (sana o insanamente) sus aciertos, e intentando replicarlos. ¿Será entonces posible para la vida no ser otra cosa que un museo de grandes novedades? - 206 -


Pensar el tiempo

¿Será que hay un solo argumento –o unos pocos– y que todos tratamos de protagonizarlo repitiendo sin cesar las mismas escenas? Pensar en el tiempo es pensar en algo que está fuera de nuestro alcance, por eso para los fanáticos del pensar –como yo y seguramente como usted, que si llegó hasta acá sin aburrirse tanto como para dejar de leer debe compartir el fanatismo–, el tema del tiempo es tan maravilloso. Si el tiempo no para, si el tiempo no se puede “controlar” más que con la ilusión de medirlo con convenciones inventadas que se podrían cambiar sólo con ponernos de acuerdo, entonces lo que podemos hacer con el tiempo es pensarlo. Pensar en qué pasó aunque no podamos cambiarlo, pensar en qué vamos a hacer aunque no sepamos si vamos a estar para hacerlo. Hacer en el presente lo que en el pasado pensábamos hacer en el futuro, que ahora es presente pero que cuando lo pensábamos no. Si el tiempo no para, paremos nosotros. Si no podemos manejar al tiempo, manejémonos nosotros en el tiempo, eso sí se puede. Que el tiempo no pare, que no podamos controlarlo no quiere decir que no podamos decidir qué hacer mientras el mismo pasa. Si nosotros no decidimos alguien decide por nosotros. Y lo peor que nos puede pasar es haber llegado al futuro mirando nuestro pasado, sólo para descubrir que lo único que hicimos fue dejar pasar el tiempo.

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Ilustración 36: 94°

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El Alma y el Vilo, mala yunta

El Alma y el Vilo, mala yunta

Alberto Cortez es autor de un poema llamado “Con el alma en vilo”, que canta en su primera estrofa estos versos que siguen a continuación: “¡Qué duro es este asunto de vivir con el alma en vilo!, pendiente de que pueda devenir algo sombrío, un choque un atentado alguna acción inesperada, que pueda involucrarnos sin razón como si nada”. Este poema lo interpreta el propio autor en un disco llamado Identidad, que vio la luz en el año 2005. Ese año fue el de Katrina, un terrible huracán que dejó miles de fallecidos en Estados Unidos. También fue el año de los atentados del metro de Londres. Fue el año en el cual, en una estampida, murieron cientos de personas en un puente en Bagdad tratando de escapar de una supuesta alarma por amenaza terrorista. Ese mismo año un terremoto afectó - 209 -


Poesía y Reflexión

grandemente la región de Cachemira. Además, en 2005, fue asesinado el primer ministro del Líbano, falleció Juan Pablo II y un montón de cosas más. ¿Es la letra del poema casualidad?, ¿reclamo?, ¿o canto “desesperado” de un artista que –probablemente como todos– se sienta impotente ante tanta barbaridad? En esta muy parcial lista de desastres hay algunos naturales, como los terremotos, los huracanes o los fallecimientos de gente que vivió y dio lo que pudo, mucho o poco. Pero hay otros que gratuitamente nos tiramos “nosotros mismos” por la cabeza, como los atentados, los asesinatos, la reacciones descontroladas ante amenazas supuestas de locura que nos creemos porque son mucho más posibles que imaginarias. ¿No nos alcanza con las catástrofes naturales? ¿No nos alcanza con haber “evolucionado tanto” sin ser aún capaces de predecir terremotos y evitar los efectos de los huracanes, que tenemos que gastar energías en destruirnos en vez de en reconstruir o proteger? ¿Será que nos da envidia el inintencionado poder destructivo de la naturaleza y queremos competir con ella tratando de sobrepasarla? Parece que a lo duro de vivir con el alma en vilo por lo que no podemos evitar, le agregamos lo que sí podríamos pero… “Con el alma en vilo viene a ser saber y no saber andar como perdido”.

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El Alma y el Vilo, mala yunta

Y andamos como perdidos, pero en gran medida por cerrar los ojos y no querer saber adónde vamos ni qué pasa a nuestro alrededor. Andamos como perdidos por hacer cosas a otros –o no hacer, ignorando miserias ajenas que podríamos ayudar a resolver– que los pierden y desesperan al punto de hacerlos sentir que sólo pueden reaccionar haciéndonos perder. “Con el alma en vilo viene a ser mirar y no saber quién viene o quién se ha ido”. Miramos sin mirar. Miramos sólo lo que queremos ver y por lo tanto no vemos lo que tal vez, si mirásemos en serio, podríamos ayudar a corregir para que nadie tenga que vivir con el alma en vilo. La falta de solidaridad, el egoísmo, el egocentrismo los terminamos pagando con incertidumbre, con temor, con angustia. “Con el alma en vilo al corazón le sobran desazón pesar y desatinos. Con el alma en vilo la razón se torna sinrazón un arma de dos filos”. Con el alma en vilo los desatinos son moneda diaria. Con el alma en vilo no hay razón que valga porque las razones son parciales, son sectarias, son incompletas. Las razones con el alma en vilo no son razones, son excusas.

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Poesía y Reflexión

“¡Qué duro es este asunto de vivir con el alma en vilo!” Tal vez se pueda des-envilar el alma, tal vez podamos mirar para los costados y trabajar juntos –aunque más no sea en alguna cosa–, para no tener que esperar reacciones desesperadas de los que nos rodean. Tal vez para no tener que vivir con el alma en vilo podríamos pensar en ser más comprensivos, más comunitarios, más inclusivos. Tal vez algún día nos terminemos de dar cuenta de que vivir bien es una ilusión transitoria si ese bienestar no es general. Tal vez algún día podamos descansar de las consecuencias de nuestras propias idioteces. Tal vez, tal vez…

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El Alma y el Vilo, mala yunta

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Ilustración 37: Vitraux dans Le Castellet

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Textura de fondo: www.dailyoverview.com/thirtyeight. Figura: diseño propio de un entrelazado de cintas estilo Celta

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A no rendirse

A no rendirse

El grandísimo Mario Benedetti nos dejó, entre muchas otras maravillas, un poema que con el nombre de “No te rindas” empieza así: “No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo”. Cada línea es una invitación a pensar, pero por sobre todo a pensarse. Aceptar las propias sombras; las faltas de claridad que nos hacen tomar malas decisiones, pero que son nuestras y hay que asumir para poder “fabricar” la valentía de pedir y escuchar consejo, ayuda, soporte, complemento. “Usar” las sombras para “hacernos” más, incorporando las luces de otros para aclararnos y ver.

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Enterrar los miedos. Dejar de lado lo que nos bloquea el hacer; a cambio de correr ciertos riesgos que en caso de fracaso dolerán, pero que son la única forma de obtener un logro que la abstinencia impediría con seguridad. Liberar el lastre, los prejuicios, los condicionamientos – muchas veces autoimpuestos sin necesidad o lógica. Lastres propios, paredes entre las que nos encerramos y que tienen mucho que ver con los miedos y las sombras. Retomar el vuelo… pero ¿por qué? Bueno, don Mario, en la segunda estrofa, nos propone una idea: “No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros, ...” La vida es viaje, no arribo. Tal vez suene mal, pero el arribo es el fin, la muerte; por lo tanto la única forma de vivir es viajar, ir, caminar… Aun sin morir, el sentir que se ha llegado –y creer por lo tanto que no existe un dónde ir o que ya no se puede avanzar– es en alguna medida una forma de muerte, de asesinato de posibilidades a las que tenemos derecho y también –de alguna forma– estamos obligados. Siguen algunos versos sueltos, que a pesar de haberlos sacado de distintas estrofas no pierden del todo el ritmo: “… hay vida en tus sueños... - 216 -


A no rendirse

… la vida es tuya y tuyo también el deseo… … no hay heridas que no cure el tiempo… … Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, … … celebrar la vida… … cada día es un comienzo nuevo…” Algunos viajan, siguen sus sueños, se sienten dueños de su vida y de sus deseos. Los mismos, seguramente, se curan las heridas con el tiempo, aceptan los retos y, por sobre todo, celebran la vida porque cada día es un comienzo nuevo. Esos, como Mario Benedetti, siguen viviendo aun después de haber dejado de viajar, aun cuando una muerte biológica nos los haya arrebatado. Viajemos la vida, recuperemos la risa –sobre todo los que la hayamos perdido por ahí. La risa, incluso de nosotros mismos en situaciones que nos exceden –en vez del enojo, la bronca, la desesperanza–, es en muchos casos el combustible que necesitamos para continuar viajando. Una vez, en una situación compleja de mi vida en la que no podía dejar de discutir agriamente y con mucha frecuencia con gente muy amada, alguien me dijo: “Pero si vieras esta situación que estás viviendo en una película, actuada por otros, ¿no te reirías? ¿No te provocaría gracia la ridiculez implícita en lo que estuvieran representando esos personajes?”. Y la verdad es que imaginé una escena en la que dos personas no dejaban de discutir (a pesar de amarse mutuamente)

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por cosas menos importantes de las que las unían y no pude evitar la contestación afirmativa. Nada se soluciona mágicamente, pero lo cierto es que en la siguiente situación tensa con esa gente querida pensé en lo que mi amigo me había dicho, me sonreí internamente y me aflojé; ese día la discusión no fue tan agria y así, al día siguiente, volver a empezar el viaje fue mucho menos difícil. “… Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, … Celebrar la vida… … cada día es un comienzo nuevo…”

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A no rendirse

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 38: Volare III - 38MpY Landebahnen

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Textura de fondo: www.dailyoverview.com/nine. Fractal generado con www.kevs3d.co.uk/dev/lsystems/#

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No todo cambia

No todo cambia

La grandísima cantante Mercedes Sosa interpretaba entre muchas otras cosas un maravilloso poema del también cantante, músico y compositor chileno Julio Numhauser XXI, quien tuvo que exiliarse en Suecia a consecuencia de la dictadura que en ese país imperó por varios años. Es un poema muy adecuado para la época en la que vivimos, en la que todo parece estar en movimiento, nada quedarse quieto. Sus primeras estrofas dicen así: “Cambia lo superficial cambia también lo profundo cambia el modo de pensar cambia todo en este mundo. Cambia el clima con los años cambia el pastor su rebaño y así como todo cambia que yo cambie no es extraño”. XXI

“Todo cambia”, canción de Julio Numhauser Navarro, 1982.

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Y claro, todo cambia y cambiamos nosotros también. No sólo cambia lo superficial, como la ropa que nos ponemos o las costumbres en el comer; cambia también lo profundo, como los valores, el modo de pensar, el modo de educar. El clima no sé si cambia o será que lo cambiamos, pero el pastor sí cambia su rebaño, los políticos cambian a los países, los terroristas y los tiranos cambian la faz de la tierra con sus brutalidades, las nuevas generaciones cambian las formas de comunicarse, de hablarse, de mirarse, de todo. Y está bien, todo cambia, nada se queda como está, todo fluye. Ya lo planteó Heráclito, filósofo griego, en el 500 antes de Cristo: “Nunca te bañarás dos veces en el mismo río” …o algo muy por el estilo, ya que él creía que el mundo estaba en un constante devenir, en un constante fluir fundamentado en una estructura de contrarios. Lo único constante es el cambio y la dialéctica que lo produce, pudiera inferirse de lo que esta corriente filosófica planteaba (simplificando las cosas muy groseramente). Por eso, como dice el autor y cantó tantas veces doña Mercedes: “…así como todo cambia, que yo cambie no es extraño”. Dejamos de pensar lo que pensábamos, nos hacemos viejos (o maduramos) y aceptamos lo que antes no aceptábamos,

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No todo cambia

dejamos de hacer lo que antes decíamos no poder dejar de hacer… en fin, cambiamos. ¿Mejoramos?, ¿empeoramos?, seguramente una mezcla de ambas cosas. Pero hay algo que no cambia, al menos no en su esencia. El autor, que escribe este tema en el exilio, agrega al final de su larga lista de cosas que cambian una estrofa que dice: “Pero no cambia mi amor por más lejos que me encuentre ni el recuerdo ni el dolor de mi pueblo, de mi gente”. Claro, eso no cambia. El amor no cambia. Los sentimientos no cambian. Cambiamos nosotros, pero los sentimientos no. Tal vez cambiamos el objeto o al sujeto de nuestro amor, pero la forma de amar, el amor en sí, no cambia. Una vez me hicieron notar, y lo incorporé como mío en el instante en que lo escuché, que a lo largo de la historia de la humanidad el hombre se ha desarrollado y ha evolucionado mucho –su pensamiento, sus métodos para desplazarse, su manera de trabajar, de hacer, de…–, pero que en todo ese tiempo no ha cambiado sus formas de sentir. El amor que se sentía hace miles de años es igual que el de ahora, aunque las formas de encontrar y “hacer” el amor hayan cambiado. El maldito odio que a tanta gente ha matado, es el mismo maldito odio del que los libros más antiguos dan testimonio. La envidia es igual, la compasión también. Los sentimientos no cambian. No sé si esto nos dé alguna seguridad, pero me gustaría pensar que sí. Con tanto - 223 -


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avance que a veces, en mucho, nos hace retroceder; con tanta mejora tecnológica que no sabemos ahora cómo controlar para que no haga explotar al mundo sea de calor o de frío; saber que después de miles de años aún no pudimos destruir el amor es una especie de garantía, de que nuestro poder depredador no puede llegar tan lejos. Lástima que, por el contrario, no hayamos querido desaparecer al odio; pero bueno, eso debería poder hacerse, el día que nos decidamos, con amor. Todo cambia y nosotros cambiamos y lo cambiamos; a pesar de eso, a pesar de nosotros, seguimos amando… Sigamos, entonces, amando, como siempre; que “eso” no cambie… a ver si “eso” finalmente nos cambia y, dejando un poco de lado el yo por el nosotros, logramos vivir un poco mejor.

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No todo cambia

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Ilustración 39: Bondi Oyster

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Textura de fondo: www.dailyoverview.com/thirtyeight. Fractales que acompañan a la textura editada digitalmente creados con www.kevs3d.co.uk/dev/lsystems/#

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Dicen, seguramente dicen algo

Dicen, seguramente dicen algo

El escritor y filósofo Miguel de Unamuno nos dejó, entre otras cosas, dentro de su inmensa obra, un poema llamado “Incidente doméstico”, cuyas primeras estrofas dicen: “Traza la niña toscos garrapatos, de escritura remedo, me los presenta y dice con un mohín de inteligente gesto: ‘¿Qué dice aquí, papá?’ Miro unas líneas que parecen versos. ‘¿Aquí?’ ‘Sí, aquí; lo he escrito yo; ¿qué dice? porque yo no sé leerlo...’ ‘¡Aquí no dice nada!’, le contesté al momento. ‘¿Nada?’ y se queda un rato pensativa –o así me lo parece, por lo menos,…” Tremendo momento, ¿no?, cuando uno, con toda la franqueza de que se es capaz, devela una realidad que coarta

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ilusión, que limita capacidad, que enseña y que educa pero causando –de alguna manera– dolor. Seguramente muchos no encuentran en este poema lo que estoy sugiriendo; ya que no todos tienen porqué haber caído en el error del personaje al que Unamuno hace hablar en el verso –esa misma equivocación que evidentemente a mí me sigue doliendo haber cometido. Algunos habrán contestado “correctamente”; y otros no habrán tenido aún que enfrentar a un pequeño que, pretendiendo volar desde su imaginación, los obligue desde su pregunta a repensar el universo dejando de lado la rígida “verdad” de los crecidos. Yo sí cometí esos errores, siempre sufriéndolos apenas terminaba de cerrar la boca luego de “subestimar” una producción, una idea, una propuesta; y casi siempre, como Unamuno, me quedaba solo masticando dudas: “Luego, reflexionando, me decía: ¿Hice bien revelándole el secreto? No el suyo ni el de aquellas toscas líneas, el mío, por supuesto”. Ese secreto –del autor y mío–, que el niño en cuestión, a su edad, no puede llegar a comprender aún. Ese secreto de mi limitación, de mi pérdida de capacidad de crear y de creer que todo pequeño tiene y que ningún grande debería haber dejado ir. El autor no se detiene allí, se sigue preguntando, se sigue metiendo dentro de sí para cuestionarse con qué autoridad pudo haber contestado tan ligeramente, con una “supuesta” verdad, a semejante pregunta. - 228 -


Dicen, seguramente dicen algo

“¿Sé yo si alguna musa misteriosa, un subterráneo genio, un espíritu errante que a la espera para encarnar está de humano cuerpo, no le dictó esas líneas de enigmáticos versos? ¿Sé yo si son la gráfica envoltura de un idioma de siglos venideros? ¿Sé yo si dicen algo?...” Y la respuesta es no. No sabe él, no sé yo, tal vez no sepa nadie... pero sí dicen algo esas líneas, dicen seguramente,… dicen mucho en realidad… la pregunta deja de ser si dicen algo, la pregunta relevante es: ¿qué dicen? La propia limitación de no saber qué es lo que algo significa no debe otorgar el derecho de restarle el valor a lo que ese niño, esa persona, ese valiosísimo ser con capacidad de crear, amar, dar, construir, está transmitiendo desde su imaginación, desde su corazón, desde su potencial de transformar un poco de tinta y un papel en un… en un lo que sea. Puntos de vista, formas de analizar y entender las cosas, perspectivas diversas. Desde el idioma de siglos venideros esos “garrapatos” serán tal vez estrofas que algún personaje, al que le guste la literatura, comente algún día en una columna similar a esta. Desde nuestro punto de vista (el del personaje de Unamuno y el mío), lamentablemente, nada más que líneas toscas. ¿Cómo se hace para poder ampliar el criterio lo suficiente? ¿Alcanza con darse cuenta de lo limitado y limitante

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que uno es, o hace falta una educación diferente que no sé quién y cómo podría dar y darnos? Unamuno no sólo fue un intelectual, sino también un hombre involucrado en la política de su época –seguramente del lado correcto para algunos y del incorrecto para otros–, comprometido con la educación y, evidentemente, con el progreso de la mente humana –tanto desde su potencial, como desde el reconocimiento de sus limitaciones. En un encendido discurso, defendiendo sus posturas ideológicas, se dice que dijo: “Vencer no es convencer y hay que convencer, sobre todo y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión”. Hay una línea común entre el poema y esta cita, o al menos a mí me lo parece. La discusión estéril en la que las palabras son sólo ruido; el mal llamado debate de algunas tribunas políticas a las que todos van con su posición tomada, sólo a cumplir con el tiempo del discurso sin ninguna intención de crear una realidad mejor y distinta a la postura propia; el no poder entender al otro; el no ser capaces de ver lo que los demás nos acercan desde su potencial, sino sólo desde nuestra limitada experiencia… esas malditas incapacidades… ¿no se habrán originado en negaciones a ver valor en lo que a priori no entendimos porque supuestamente a nosotros no nos decía nada? ¿Se puede realmente afirmar que algo no dice nada, sólo porque no lo entendemos? ¿Nos interesa convencer, o sólo vencer?

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Dicen, seguramente dicen algo

Con-vencer es vencer en conjunto, encontrar entre ambas partes una forma de ganar, de ser evidentemente más, de poder aceptar el valor de lo que a priori pueda parecernos “líneas toscas” o “garrapatos”. El solo hecho de abrir la mente a posibilidades de este tipo me parece positivo; al menos a mí, que evidentemente me siento demasiado lejos de ser lo suficientemente abierto. ¿A cuántos habrá que convencer para que se logre una mejora? ¿Qué “maquinaria” de promoción habrá que montar para darle vuelo a una iniciativa de cambio de este tipo? ¿Qué red social habrá que usar para poner de moda a la tolerancia creativa, en vez de a la permisividad para con la violencia de la cerrazón? El odio –por el que no se entiende– no deja lugar a la com-pasión (a la pasión compartida) y por lo tanto nos hace querer vencer sin la más mínima intención de con-vencer – evitando de esta manera el “riesgo” de que en ese proceso también nosotros pudiésemos terminar convencidos de algo. Qué tal si empezamos por mirar con otros ojos a los “garrapatos” inofensivos que nos traen hijos, primos, sobrinos, nietos, etcétera. Pero no subestimándolos con una falsa indulgencia, sino queriendo creer que dicen más de lo que podemos entender, al menos por el momento. Dejémonos convencer por sus inofensivas ilusiones y fantasías ya que tal vez, sólo tal vez –y con eso es más que suficiente–, a partir de allí logremos algún día vivir un poco mejor.

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Ilustración 40: Hiperbolóide Divina

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Textura de fondo: www.dailyoverview.com/twentyone. Fractal creado con www.dangries.com/Flash/FractalMakerExp/FractalMaker_exp

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Quedarse dolerá, pero mata marcharse

Quedarse dolerá, pero mata marcharse

María Elena Walsh nos escribió, a todos, un maravilloso poema que se llama: “Serenata para la tierra de uno”. En él la autora le canta a su tierra, y la primera estrofa dice: “Porque me duele si me quedo pero me muero si me voy, por todo y a pesar de todo, mi amor, yo quiero vivir en vos”. Siempre me pareció fascinante este verso que creo retrata muy gráficamente a muchos amores maduros; aquellos que, manteniendo aún o no ese maravilloso estado de “embobamiento” inicial de la relación, resultan tan pero tan sólidos que “por todo” pueden quedarse, “a pesar de todo”. Sin ninguna intención de hacer apología de los masoquismos –en donde el dolor por el dolor mismo parece adquirir “sentido”– muchos de los que hemos pasado largo tiempo con la misma persona como pareja sabemos que el “por todo” y el a “pesar de todo” conviven. - 233 -


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En este mundo tan pero tan moderno en que la gratificación instantánea parece ser lo más buscado –como en otras épocas lo fueron el Santo Grial o La Piedra Filosofal–, la palabra compromiso suena demodé. Es cierto que en esos tiempos pasados muchas parejas, muchas uniones, se mantenían así –unidas– más por com-promiso (lo que se habían prometido en conjunto) que por amor. Ese compromiso, en casos inhibidor de tener que hacer el esfuerzo de poder amar, tampoco me parece bueno. Lo cierto es que en nuestro hoy, donde más que tiempo del com-promiso (prometerse con otro) pareciera ser el del egopromiso (prometerse a uno mismo pasarla bien cueste lo que cueste), el “a pesar de…” se torna demasiado rápido en causal de cambio. Es muy bueno poder decir lo que canta María Elena. Ella se lo canta a un suelo, pero se le puede cantar a lo que sea. Yo –mucho más joven– en algún momento de un tiempo hace mucho pasado, le cambié al poema varias palabras para cantársela a mi pareja. Me parecía no poder encontrar mejores sonidos para decir lo que sentía. Estas otras dos estrofas, creo, son también maravillosas y así como están pueden ser aplicadas a un amor humano: “Porque el idioma de infancia es un secreto entre los dos, porque le diste reparo al desarraigo de mi corazón.

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Quedarse dolerá, pero mata marcharse

Por tus antiguas rebeldías y por la edad de tu dolor, por tu esperanza interminable, mi amor, yo quiero vivir en vos”. Por el idioma de infancia, ese que fuimos construyendo juntos desde que nos conocemos. Por esos secretos que nadie más puede compartir porque el tiempo vivido los asegura con un manto de irrepetibilidad. Por los reparos que nos hemos dado a los desarraigos, esos que nos han ido, indefectiblemente, desgarrando. Por las antiguas rebeldías mutuas, que se han ido puliendo entre sí hasta que nuestras superficies, ya lisas, pudieron reflejarnos al uno en el otro. Por la edad de nuestros dolores conjuntos, la misma edad de nuestras alegrías compartidas. Por tu esperanza y mi esperanza que atamos alguna vez a una estrella imaginaria en un futuro desconocido: para que nos diera camino que recorrer, para encontrar supuestos tiempos mejores que representaran horizonte, para que nos dieran respiro de los presentes agobiantes que algunas veces tuvimos que pasar. Por todo eso y a pesar de todo eso, a un amor se le puede llamar así, mi amor, sin vergüenza ni temor a equivocarse. Ojalá los nuevos jóvenes puedan permitirse el derecho de vivir lo que María Elena describe, con algo o con alguien. Mucho antes de ellos tal vez ese derecho le era negado a aquellos jóvenes, porque la obligatoriedad del compromiso hacía que no valiese la pena pensar en todo esto. Los que tuvimos la - 235 -


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suerte de no estar obligados, ni tampoco tan desesperados por disfrutar antes de sembrar, sabemos que lo que escribe la autora es una sensación en realidad única y muy agradable. Con el perdón de María Elena Walsh, dueña absoluta de las palabras que voy a re-frasear, aquí va la versión para mi amor: “Porque me duele si me quedo pero me muero si me voy, por todo y a pesar de todo, mi amor, yo quiero vivir con vos. Por nuestro idioma de infancia que es un secreto entre los dos, porque le diste reparo a la dureza de mi corazón. Por enfrentadas rebeldías a pesar de algún dolor con esperanza interminable, mi amor, no puedo vivir sin vos”.

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Quedarse dolerรก, pero mata marcharse

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 41: Albenga plastificata

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Textura de fondo: www.dailyoverview.com/thirtyeigut. Fractal creado con www.dangries.com/Flash/FractalMakerExp/FractalMaker_exp

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Secretos por olvidados

Secretos por olvidados

Jorge Luis Borges, escritor y poeta argentino, le escribió a un barrio –Barrio Norte– un poema XXII que comienza de esta manera: “Esta declaración es la de un secreto que está vedado por la inutilidad y el descuido, secreto sin misterio ni juramento que sólo por la indiferencia lo es: hábitos de hombres y de anocheceres lo tienen, lo preserva el olvido, que es el modo más pobre de misterio”. Triste, sin duda. Un secreto que se torna en tal por el descuido. Un secreto por el que no velan ni el misterio –fabricado para asustar– ni un juramento –propuesto y aceptado para hacer valer el honor. Un secreto que toma su fuerza, desgraciadamente, sólo de la indiferencia.

XXII

“Barrio Norte”, poema de Jorge Luis Borges incluido en Cuadernos de San Martín, 1929. www.literatura.us/borges/cuaderno.html

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Esta estrofa, sobre todo sus últimas palabras: “el olvido, que es el modo más pobre de misterio”, me hicieron acordar a una frase que me “golpeó” cuando la leí en las Crónicas del Ángel Gris XXIII, del para mí majestuoso filósofo Alejandro Dolina. Él, también refiriéndose a un olvidado, se lamenta: “Su nombre se ha perdido y ya quedamos pocos, muy pocos que recordamos su olvido”. Siempre me gustaron las palabras y los juegos de palabras me gustan más. Recordar, al menos el olvido. Tener clara nuestra ingratitud para con algo o alguien que sólo por haber sido –aun en sus errores– debería ser recordado. Pero es que hoy no hay tiempo para recordar a los demás. Estamos demasiado ocupados en que nos recuerden a nosotros, en mostrarnos, en exponernos, en publicarnos, en expresarnos. Todos contra todos y me incluyo (aunque algo trate yo de evocar a terceros, desempolvando sus escritos con los cuales des-olvidar y pensar). Ahora me planteo, si seguimos así: ¿quién ha de ser el que escuche para recordar? ¿Seguirá habiendo en el futuro historiadores que se dediquen a contar epopeyas ajenas?, ¿o sólo habrá “productores” de historia que nadie toma muy en serio? Hemos cambiado en este mundo moderno trayectoria por fama; solidez y coherencia, por escándalo y notoriedad. Consumimos tanto que lo hacemos también con personas y XXIII

Crónicas del Ángel Gris, Alejandro Dolina. Editorial Booket, 2003.

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Secretos por olvidados

lugares; desechando recuerdos para tener capacidad de volver a consumir las versiones actualizadas, de los eventos impactantes que se renuevan cada día. El mundo moderno es así, pasajero, descartable, olvidadizo; poco misterioso porque todo está a la vista, expuesto. Los chicos crecen rápido y ya no se sostienen aquellos secretos de cigüeñas, navidades, cucos u otros por el estilo –los cuales no sólo no se escondían sino que, por el contrario, se exaltaban para fascinar– con los que antes jugaban padres, hijos, abuelos, tíos y vecinos. ¿Será mejor de esta manera?... El maestro Dolina, con su sabiduría secretística, nos da una pista más que, aunque no hayamos podido experimentar en carne propia, seguramente comprenderemos: “La revelación de todo secreto es un desengaño. El jeroglífico virgen lo contiene todo en su potencialidad. En sus trazos puede estar la clave de la vida y del amor. Podemos soñar cualquier significado, el que más nos convenga, el más hermoso, el más terrible, el más grande. Pero después aparecen las Rosetas y los Champolliones y aquel símbolo, ya usurpado, se empequeñece y apenas indica el nombre de un rey, la gloria de un imperio, la acuñación de una injusticia”. No sé qué tanto guardar secretos por sólo guardarlos sea bueno, pero seguro que puede ser divertido. De lo que sí estoy seguro es que hay cosas que sí vale la pena recordar y transformarlas en secreto –por indiferencia, descuido u olvido– es claramente una afrenta.

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¡Tanto queremos “quedarnos” en los demás!, ¡tanto pretendemos perpetuarnos en fotos, en videos, en comentarios!… probablemente no más que para pronto caer en un misterio solamente preservado por el olvido y la indiferencia. Tal vez valga la pena pensar en qué es lo que tiene sentido no olvidar, de los demás y de nosotros mismos – particularmente de nosotros, para no perder la oportunidad de hacer algo realmente digno de ser hecho y recordado. Tal vez valga la pena preguntarnos de vez en cuando: ¿qué hacemos para no caer “justificadamente” en el olvido?, o al menos para retardarlo lo más posible. Preguntas sobre misterios, indiferencias, descuidos, olvidos… respuestas para hacer la diferencia, para dejar marca, para aprender y enseñar. No pretendo hacerlos llegar a ninguna conclusión preconcebida, ni imponer conjeturas para recordar; sólo compartir ideas para pensar y sobre todo para pensarse.

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Secretos por olvidados

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Ilustración 42: M23 & 25 Bows

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Textura de base www.dailyoverview.com/nine. Fractal generado con www.sciencevsmagic.net/fractal/

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Inocencia

Inocencia

Leyendo hace no mucho un libro de Anthony de Mello (sacerdote jesuita conocido por sus libros y conferencias sobre espiritualidad donde conjugaba las enseñanzas del budismo con otras de la doctrina judeo-cristiana), me encontré con este poema XXIV:

“¡Escucha! Oye el canto del pájaro, el viento entre los árboles, el estruendo del océano…; mira un árbol, una hoja que cae o una flor, como si fuera la primera vez. Puede que, de pronto, entres en contacto con la Realidad, con ese paraíso del que nos ha arrojado nuestro saber por haber caído desde la infancia …”.

XXIV

Poema de nombre “Oración”, incluido en el libro La Oración de la Rana, Volumen I. Editorial SAL TERRAE, 1988.

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Parece que tanto sabemos que creemos no tener nada más por aprender, por conocer. Tanto hemos visto que damos por hecha la inexistencia de algo que pueda sorprendernos, maravillarnos… ¡Qué triste!, si esto realmente nos pasa. El autor nos dice que nuestro saber nos ha arrojado del “paraíso” y que fue porque caímos (supuestamente en el saber) desde la infancia. Este saber pareciera, entonces, habernos hecho perder la inocencia de la niñez; ésa que hace ver todas las cosas con asombro, con un regocijo de primerizos que no tiene precio, que padres y abuelos disfrutan –y disfruto– casi sin entender, por el hecho de no haberlo experimentado en carne propia en largos años, probablemente demasiado largos. Inocencia. Apenas pronuncié la palabra me di cuenta de que no sólo la usamos para describir ese estado de la niñez en el que “no saber” permite el asombro. Uno de esos usos adicionales se vale del mismo significado, pero le da un tono peyorativo. Cuando por ejemplo nos referimos a alguien –adulto normalmente– diciendo: “…ese es un inocente, se cree todo”, estamos queriendo decir que es un sujeto pasible de abuso, que no está “avivado”, que es un tonto. Inclusive usamos la palabra para despreciar: “…a ese ni lo escuches, es un inocentón”, “…no ves la cara de inocente que tiene, lo que diga no vale la pena”. Muchas palabras se usan así; representan por un lado algo bueno, pero también sirven para “insultar”. Me pregunto: ¿por qué algo bueno insulta?, ¿por qué se supone que sólo se puede ser inocente de niño; y si se lo es en la adultez se transforma uno en objeto de insulto o desprecio?, ¿es saber una - 246 -


Inocencia

obligación y perder por ende la inocencia una consecuencia inevitable? Además la palabra se usa también –y en realidad mucho más frecuentemente– para nombrar al que no es culpable. O sea que –jugando con los significados– los niños no son culpables (¿de qué, de saber?), pero los adultos tenemos la “obligación” de serlo (ya que crecer y ser inocentón está mal visto). Inocente viene de nocivo. El i-nocente es pues el que no es nocivo, palabra que a su vez deriva de un término en latín que significa perjudicar. El inocente no perjudica. El que lo hace – el que sí perjudica a otro–, es culpable. Está claro –para mí– que el saber en sí no tiene la culpa, sino el que para mal lo usa. Entonces ¿por qué nos creemos que “inevitablemente” el que sabe abusará de ese saber? ¿Por qué Anthony de Mello nos tiene que pedir, casi como favor, el volver a la inocencia de la infancia? Es que lamentablemente sí somos culpables. Lo somos de crearnos preconceptos, prejuicios. Lo somos de creer que por haber visto algo, o por haber creído entender alguna cosa, todo lo demás ha de ser igual. En eso, muchos, hemos perdido la inocencia y por lo tanto somos culpables, perjudiciales para otros pero particularmente para con nosotros mismos. Saber es bueno, lo perjudicial y nocivo es no querer seguir aprendiendo; no permitirnos continuar mirando con asombro y con la curiosidad inocente de los niños, por el solo hecho de creer que con lo que sabemos ya no necesitamos saber más nada.

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Poesía y Reflexión

Qué tal si intentamos recuperar la inocencia. La llave de la celda en la que nuestra culpabilidad nos encerró la tenemos nosotros, no hay otro carcelero que nuestra propia voluntad de volver a querer mirar las cosas como realmente son, nuevas; porque las que vimos ya pasaron y el que las vio –nosotros en algún momento pasado– tampoco existe más. Somos nuevos a cada momento. El saber nos debe hacer nuevos pero no para cerrarnos, sino para volver a mirar –aún lo mismo– desde un peldaño más alto en la escalera del ser mejores. Mirar las cosas nuevamente como si fuese la primera vez, un recurso que alguien me indicó una vez como requisito para ser poeta. ¿Cómo se hace, si no, para describir una rosa, un amor o lo que sea con la pasión de un poeta cuando compone, si lo descripto no es visto con el asombro de la inocencia? Nosotros tenemos la llave de la celda en la que “penamos” por la culpabilidad de haber perdido la inocencia. No hay demasiado peligro en abrir esa celda –sólo el de que algún “culpable” nos tilde de inocentones– y me parece que el potencial placer que nos puede brindar el recuperar la inocencia, bien vale la pena el riesgo.

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Inocencia

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 43: Deluxe watering

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Textura de base: www.dailyoverview.com/thirtyeight. Fractal generado con www.sciencevsmagic.net/fractal/

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Como empezar a leer no hay apertura

Como empezar a leer no hay apertura

Juan Germán “Piti” Fernández, cantante de un grupo musical llamado Las Pastillas del Abuelo, nos escribió XXV a todos lo siguiente: “Como empezar a leer no hay apertura Como tildar a alguien de soberbio no hay peor tilde Como maestra la mejor es la lectura Como condición la primera es ser humilde … Como empezar a escribir no hay aventura Como abismarse al interior no hay más abismo Como escalera la mejor es la escritura…” Lo leí por primera vez de un cartel en vía pública, el cual anunciaba uno de los próximos recitales de la banda. Me pareció maravilloso.

XXV

El tema lleva por nombre “Leer y escribir” y forma parte del álbum Desafíos, grabado en 2011.

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Poesía y Reflexión

Sinceramente no soy muy versado en el resto de los poemas que dan letra a sus canciones, o en otras composiciones de su autoría. Leí unos cuantos, definitivamente no todos. Seguramente algunos me gustarán más y otros no tanto, o me parecerán más “adecuados” o menos para los jóvenes que los escuchan, aunque eso no sea en realidad muy relevante; lo cierto es que estas líneas me parecieron de tanto valor como para incluirlas en alguna “cosa” que todos tengamos que leer, recitar, pensar o aunque más no sea repetir como loros –algún día nos escucharíamos recitar y nos sorprenderíamos–, preferentemente todas las mañanas. Leer, como apertura y maestra; indudable. Una forma de dejar entrar a otros, de abrirse a terceros pensamientos y opiniones. Una maravillosa manera de aprender, de incorporar, de cultivarse para ser más; para, eventualmente, poder dar más y mejores frutos, para disfrutar y ser dignos de ser disfrutados. Escribir, aventura y escalera; fascinante, maravilloso, excitante, exigente, una forma de dar, de devolver, de sembrar, de entregar y entregarse. Es sólo cuestión de animarse, tanto a una como a la otra; es sólo empezar, es al menos intentar. Humildad como condición primera; por supuesto. Soberbia como peor tilde; ojalá se instalase esa idea. Abismarse al propio interior, el viaje más largo, más rico, más difícil, imprescindible y excitante; el menos caro, el menos decepcionante, el menos peligroso. No sé cuánto sentido tenga que yo siga escribiendo mucho más sobre esto. El poema en sí es y da para pensar y pensarse; así que para que no me tilden con el peor de los tildes, lo dejo a él de protagonista. - 252 -


Como empezar a leer no hay apertura

“Como empezar a leer no hay apertura Como tildar a alguien de soberbio no hay peor tilde Como maestra la mejor es la lectura Como condición la primera es ser humilde … Como empezar a escribir no hay aventura Como abismarse al interior no hay más abismo Como escalera la mejor es la escritura… … A leer cuanto se pueda y a escribir que ese sea el ocio, que para el sistema cada ignorante es negocio”.

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 44: Villas Pitiaau-enses

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Textura de base www.instagram.com/p/udRSQ2iULv/. Fractal generado con www.sciencevsmagic.net/fractal/

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Lo fundamental no cambia demasiado

Lo fundamental no cambia demasiado

“Tú debes recordar esto un beso es todavía un beso… las cosas fundamentales aplican de la misma manera (aun) con el paso del tiempo”. Así comienza el poema que da letra al tema musical “As Time Goes By” (que traducido del inglés se puede entender como: Con el paso del tiempo). Y sigue: “Cuando dos enamorados se cortejan aún dicen ‘te amo’, en eso puedes confiar. No importa lo que el futuro depare con el paso del tiempo ”. El mismo fue escrito en 1931 para un musical de Brodway, por un compositor de nombre Herman Hupfeld. La

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Poesía y Reflexión

canción se popularizó grandemente cuando, en 1942, se la incluyó como parte de la banda de sonido de la película Casablanca. ¿Seguirá siendo así como aseguró Herman? ¿Seguirán las cosas fundamentales aplicando aun a pesar del paso del tiempo? Es definitivamente cierto que un beso sigue siendo un beso; pero ¿significa lo mismo?, ¿cuesta lo mismo obtenerlo?, ¿da el mismo placer recibirlo? Me da la sensación de que, como con tantas otras cosas, los besos cayeron en la trampa del consumo masivo y se transformaron en bienes “corrientes” (commodities), “abundan” y por lo tanto se consiguen con mucho menos esfuerzo, aunque no sé si satisfacen de la misma forma. No es crítica a los tiempos modernos. El tiempo pasa y la gente cambia y está bien. De cualquier manera yo creo que el beso que sí importa sigue siendo tan valioso y exquisito como antes –lo cual aplica a la mayoría de las cosas en realidad, a pesar del esfuerzo de la economía de mercado por “abaratarlo” todo–; más allá de que sin mucho temor a exagerar, pueda verificarse la existencia en la actualidad de un mayor “caudal” de besos intrascendentes –o faltos de la mística que sugiere el tema musical– que los que había en el 31 o en el 42. El “te amo” también, muy probablemente, haya perdido algo de esa mística que tenía hace ochenta años, pero sólo el uso de la palabra, no el sentimiento en sí. De hecho se dice que los sentimientos, en realidad, no han cambiado desde que el hombre apareció sobre la tierra. El amor es el mismo; cambian las formas de amar, los artefactos con los que se ama (o más - 256 -


Lo fundamental no cambia demasiado

bien con los que se hace el amor), las maneras de demostrarlo, pero el amor en sí es el mismo. Herman exageró un poco –probablemente a sabiendas–, pero tenía también algo de razón. Yo cuento con la ventaja de que el tiempo haya pasado, para poder ahora mirarlo en retrospectiva –lo que no quita que él haya así mismo mirado setenta o más años para atrás antes de escribir lo que escribió, fundamentando de esa manera sus dichos. ¡Es así entonces!... ¿es así entonces? Hace muy poco leí, en un periódico, la aparición de un sitio de Internet dedicado exclusivamente al adulterio. La empresa, que utiliza este medio electrónico para ofrecer sus servicios, está “supuestamente” especializada en facilitar la infidelidad de los casados (al menos así se anuncia). El sitio web declara con orgullo: “Si usted está buscando una emoción con una mujer casada en su ciudad o un amante a miles de kilómetros de casa, ¡XXXXX recibe y une a los infieles de todo el mundo! 159 países, son 159 nacionalidades que le esperan. ¿Una aventura extra-conyugal en América Latina? ¿Un amor a primera vista en Asia? ¿Una amistad a la vuelta de la esquina? Todos los encuentros infieles son posibles”. ¿Qué tal? Otro gran producto de la globalización y la tecnología. En la época de “As Time Goes By” había que ser marinero para tener un amor en cada puerto, ahora sólo hace falta una computadora y cruzarse en un aeropuerto.

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Poesía y Reflexión

En la nota, uno de sus fundadores sostiene que en realidad la iniciativa contribuye a la claridad y a la veracidad, ya que: “La idea surgió tras comprobar, a través de estudios, que el 30% de los inscriptos en sitios de encuentros convencionales se presentan como solteros cuando en realidad están casados”. Obviamente no está bien mentirle a la persona con la que se va a engañar al propio cónyuge. El emprendedor tiene razón, ¡la sinceridad ante todo! El periódico donde se publicó la historia que cayó en mis manos reportaba entre otras cosas: “Según sus responsables, no es exclusivamente sexo lo que buscan sus miembros. ‘Sexo lo habrá, sin duda. Pero no es nuestra prioridad’, dice Thierry, un director financiero de 45 años casado desde hace 20, involucrado a través de XXXXX con Estelle, una mujer casada. ‘Yo lo que quiero es poder hablar, en casa ya nadie escucha’, agrega. Thierry había tenido aventuras, pero no una amante. ‘Ninguno de los dos ponemos en cuestión nuestra familia, no queremos romper con todo’”. Para concluir, bien vale incluir las palabras de Pixiwoo, una adúltera que desentraña las razones del éxito de XXXXX:

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Lo fundamental no cambia demasiado

“‘Las mujeres engañan generalmente a sus maridos con otros maridos. Los adulterios tienen así algo de conyugal, de honorable, de legal que merece la consideración general’”. Especialmente luego de leer estos comentarios de sendos felices usuarios de este servicio público (calificativo que en este caso considero aplica de mil maravillas), me terminé de convencer: Herman tenía razón. Con o sin Internet, mintiéndole sólo a la pareja formal o además al amante, muchos Thierry en este mundo necesitan charlar con alguien (y tal vez decirle te amo). Por otro lado cantidades de Pixiwoo no consiguen dejar del todo de lado su compromiso conyugal, sólo necesitan refrescarlo de vez en cuando cambiando de labios a los que besar. Las cosas fundamentales no cambian, un beso es todavía un beso, una mentira también. La necesidad de ser reconocido, aceptado, querido y deseado no ha cambiado en esencia; y esa necesidad fue y sigue siendo en gran medida más fuerte que muchos de los compromisos que nos animamos a asumir. Los amantes (legales o ilegales, navegantes de los mares o de la web) se siguen diciendo te amo –sintiendo o no lo dicho– aunque en el momento de pasión a nadie parezca realmente importarle demasiado la sinceridad. Lo “fundamental” ahí está intacto, sólo que ahora en grandes volúmenes y facilitado por la tecnología, tanto besos como mentiras, tanto amores como infidelidades. Herman tenía razón… sigue teniendo razón. Menos mal, ¿o… tal vez no? Usted y su pareja (formal o no) son los que deciden.

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Poesía y Reflexión

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Ilustración 45: Evaporando en Potash

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Textura de base www.dailyoverview.com/thirtyeight. Fractal generado con www.recursivedrawing.com/draw.html

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El asunto es cómo

El asunto es cómo

Un poema que Anthony de Mello incluye en su libro La oración de la rana, me produjo –al leerlo– sentimientos encontrados. Parte del mismo dice lo siguiente: “... En el juego de naipes que llamamos ‘vida’ cada cual juega lo mejor que sabe las cartas que le han tocado. Quienes insisten en querer jugar no las cartas que le han tocado, sino las que creen que deberían haberles tocado, ... son los que pierden el juego. No se nos pregunta si queremos jugar. No es ésa la opción. Tenemos que jugar. La opción es: cómo” Los que lo hayan leído completo podrían decir que así –con la estrofa introductoria faltante– está fuera de contexto. Puede ser, no lo voy a negar; pero es que esta parte del poema – por más trunco y fuera de contexto que lo haya yo dejado– tiene amplias posibilidades de servirle a todos, a los que crean en lo - 261 -


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que cree Anthony de Mello y a los que no también. Por eso es que, sin aclarar ni confundir más, sigo con la pieza así como está. En la primera lectura me sonó a exhortación a la pasividad, algo así como a decir: “esto es lo que hay y por lo tanto aquí nos quedamos”; me dio la sensación de que me proponía una conducta falta de aspiraciones. Definitivamente no es eso lo que me enseñaron, ni lo que por una u otra razón practiqué toda mi vida. Por el contrario: buscar, esforzarse, aprender, crecer, desarrollar y otros por el estilo, son verbos que siempre llenaron mis días. Lo que no tengo, salgo a buscarlo; lo que no me sale, me esfuerzo para poder lograrlo; lo que no sé, trato de aprenderlo; crezco, me desarrollo, me hago más de lo que soy; recomiendo esto constantemente, promuevo esto, enseño esto al que me quiera escuchar; y busco, en otros que hacen lo mismo, ejemplos de cómo hacerlo yo más y mejor. Desde este punto de vista diría que no juego sólo con las cartas que me han tocado, me busco otras. Pero claro, no es eso en realidad a lo que se refiere don Anthony. Es indudable que el autor nos invita a “aceptar”, pero no de cualquier manera, no con los brazos caídos, no abandonando la voluntad; y allí está el truco: en el cómo jugar las cartas, porque la capacidad de aprender, la voluntad de esforzarse, ese tipo de “cartas”, nos las han repartido a todos. Hipotéticamente hablando cualquiera podría decir: “yo no tengo la carta de tal o cual idioma, así que no viajo”. Pero con seguridad –de mirar las que sí le tocaron– tendrá la de hacer el esfuerzo de aprender dicha lengua; el asunto es entonces si esa –la de ponerse a aprender– habrá de querer jugarla o no y cómo. - 262 -


El asunto es cómo

El poema no se refiere a despreciar dones y capacidades que tenemos de ser mejores, se refiere seguramente a esas miradas que damos al jardín del vecino, que siempre se ve más verde que el nuestro –aunque no sepamos lo que gasta en fertilizante, el tiempo de arduo trabajo que le dedica, etcétera. Una vez me dijeron –cuando mi hijo era muy chico– que había que tener cuidado con las comparaciones entre pequeños, porque uno tiende a ver al que juega bien al fútbol y a compararlo con su hijo y luego a cotejarlo también con el que estudia mucho y con el que es ordenado y con la que baila ballet clásico o toca la flauta como de conservatorio desde antes de caminar y con el que anda en bicicleta con los ojos cerrados y aparte canta el himno en ocho idiomas… claro, que todos son uno o una distintos, ninguno hace todo –como sí pretendemos muchas veces para los nuestros. El que estudia no juega, o la que toca la flauta es desordenada, o el que canta el himno en ocho idiomas hace travesuras en catorce. Comparamos y nos comparamos con los demás y nos frustramos por no tener –aparentemente– lo que los demás nos muestran; sin ver lo que sí tenemos, las cartas que sí nos tocaron. Anthony de Mello no nos recomienda quedarnos sentados sin intentar mejorar, lo que nos advierte es que lleva a perder el vivir mirando las manos ajenas mientras se “desprecia” la propia. Está muy claro que hay que jugar, que nadie nos pregunta y que muchas veces nos tocarán cartas que tal vez no consideremos las mejores –o las que hubiésemos deseado. Pero

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no hay porqué resignarse; porque por malas que sean las cartas, siempre queda el asunto de cómo jugarlas. Casi en cualquier juego de naipes es lo mismo, no hace falta tener la mejor mano para ganar, sólo hace falta saber jugarla. Y lo interesante es que el juego de la vida se parece mucho a esos en los cuales no hay necesariamente que ganarle a los demás, sino simplemente ir mejorando contra uno mismo. Alguien nos convenció –probablemente desde un televisor–, que en la vida se gana si se tiene la tele más grande, o el auto más moderno, o la mayor cantidad de ropa sin usar porque hay que comprar tanta que no alcanza el tiempo para estrenarla… pero lo cierto es que no es tan así. Al final de la vida nadie le da un premio al que se muere habiendo comprado más cosas que los demás. Ser mejor cada día, jugando bien todas las cartas que nos tocaron para que nuestra mano sea más poderosa, más brillante, más rica –para nosotros y para los que nos rodean–, tal vez tampoco lleve premio tipo copa o medalla; pero sí llevará el reconocimiento de esos que estén a nuestro lado y la propia satisfacción personal –que es maravillosa no sólo porque no paga impuestos, sino porque además nunca nadie nos la puede sacar. Obviamente me gusta el poema (que es mucho más profundo que mi primer y mi segundo análisis del mismo y me deja con ganas de seguir y de seguir…) y no me llama a la desidia, o a la pasividad desesperanzada de un “destino” que no se puede alterar. Aceptar, nos pide Anthony de alguna forma y allí –en la forma– es donde radica en gran parte el cómo. Aceptar no es abandonar o resignarse, aceptar es transformar –en grandísima - 264 -


El asunto es cómo

medida transformarse– y ver la realidad desde “otro” lugar, para luego encarar el juego con estrategias más adecuadas. El asunto de cómo jugar esta vida no está sino en el cómo se usan las cartas que nos tocaron –las habilidades, los dones, las capacidades, incluida la de aceptar. Ese cómo es justamente de trabajo y no de desidia; de actividad transformadora y de construcción esperanzada de destinos mejores, para nosotros o para los que nos siguen. Ese cómo no es de mirar a otros sino de mirarse a uno mismo y hacer, incluso de hacerse y re hacerse –en muchos casos– aceptando para poder seguir haciendo. ¡A jugar!, que el asunto es cómo y eso sólo depende de nosotros.

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Ilustración 46: Ci chiudiamo per il momento

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Textura de base www.instagram.com/p/_t_tcGCUJb/. Fractal generado con www.sciencevsmagic.net/fractal/

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Epílogo

Epílogo

Así acaba esto… por ahora. Por qué debería acabar sin el “por ahora”, habiendo tanta poesía y tantos encuadres y puntos de vista para reflexionar, para aprender, para conversar y discutir… Quién sabe si sea yo mismo el que siga intentando lo intentado en este libro con una secuela… o sea usted el que se anime a generar una reflexión, una invitación a pensar y disfrutar con su Poetisa o Poeta preferido. Hoy no ha de ser por falta de medios para expresarnos que no lo hacemos. Las redes y los soportes digitales al alcance de todos nos permiten compartir, mostrarnos, exhibirnos… tal vez algo de todo eso pueda ser (alguna veces, no necesariamente siempre) un poco más que un “status” personal o la última selfie que nos tomamos. Cada uno de nosotros tiene una visión del mundo, de cómo vivirlo y de cómo pretende dejarlo cuando se vaya. Es nuestro, nosotros podemos hacerlo, no dejemos que alguna empresa o gobierno o poder externo a nosotros nos diga cómo. Para eso tenemos que expresarnos y para expresarnos lo mejor es pensar antes. La tecnología nos permite hacer eso masivamente, retomemos el control de la conversación, que no marque el ritmo de la misma el noticiero del día, el editorial de un periódico o el libreto de un programa de televisión.

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Poesía y Reflexión

Los slogans que proponen “lanzarse”, “simplemente hacer las cosas”, seguir “instintos” (cuando infieren que sean solamente instintos) no me gustan, me suenan a programación, a entrenamiento condicionado… La herramienta para balancear esto, no necesariamente para dejarlo de lado o desoírlo, la tenemos entre las orejas. Yo me propongo usarlo todos los días lo más posible. Este libro fue un intento de compartir esa práctica. Espero que haya sido en algo agradable y que haya yo (junto con usted, sin duda) generado algo de ese pensamiento, de esa reflexión… sea por acuerdo o por desacuerdo con lo aquí planteado. Gracias por el tiempo que dedicó a este trabajo, ojalá nos ayude a todos a vivir mejor y dejarles a los que nos siguen una mejor plataforma.

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EpĂ­logo

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Poesía y Reflexión

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Tabla de Ilustraciones

Tabla de Ilustraciones Ilustración 1: Diversos Encuadres y Puntos vista desde Lanzhou --------------- - 14 Ilustración 2: Volare I. In rilassamento ------------------------------------------------ - 18 Ilustración 3: Espiral en la gran M------------------------------------------------------ - 22 Ilustración 4: La Estrella de Ipanema -------------------------------------------------- - 26 Ilustración 5: Erba Regale ---------------------------------------------------------------- - 32 Ilustración 6: “Ricing” a la Van Gogh -------------------------------------------------- - 36 Ilustración 7: Hamburg-tainers --------------------------------------------------------- - 42 Ilustración 8: Cabeza de Flecha --------------------------------------------------------- - 46 Ilustración 9: Hermosa Primavera Enrejada ----------------------------------------- - 50 Ilustración 10: Ejes Venustianos -------------------------------------------------------- - 56 Ilustración 11: Ensanche Barceloní ----------------------------------------------------- - 62 Ilustración 12: Desértica en-Nevada --------------------------------------------------- - 68 Ilustración 13: Floride Royale ------------------------------------------------------------ - 74 Ilustración 14: Blueberry Clues ---------------------------------------------------------- - 78 Ilustración 15: Florero Di Porto --------------------------------------------------------- - 84 Ilustración 16: Hoyos @ NYCP ----------------------------------------------------------- - 90 Ilustración 17: Algarrobo Dulce y Salado --------------------------------------------- - 94 Ilustración 18: Tapa o TAPO ----------------------------------------------------------- - 100 Ilustración 19: JusceBitschek Frame ------------------------------------------------- - 106 Ilustración 20: Estrella de Aguamiel ------------------------------------------------- - 112 Ilustración 21: 9.999 Habitaciones --------------------------------------------------- - 118 Ilustración 22: Pantanos Cranbérricos ---------------------------------------------- - 126 Ilustración 23: Terciopelo de oliva Cordobés -------------------------------------- - 132 Ilustración 24: Del-h-icado equilibrio en Satisfaction Park & Best Cities ---- - 138 Ilustración 25: Reservoir sin muchas reservas ------------------------------------- - 144 Ilustración 26: Colores Microálguicos ----------------------------------------------- - 150 Ilustración 27: Regando así no te Kansas ------------------------------------------- - 156 Ilustración 28: Calor en potencia ----------------------------------------------------- - 162 Ilustración 29: Sillas Coloradas del Cañón ------------------------------------------ - 168 Ilustración 30: Orbitando Hale -------------------------------------------------------- - 174 Ilustración 31: Carbón Virginiano ---------------------------------------------------- - 180 Ilustración 32: Mensaje para TOD@S ----------------------------------------------- - 188 Ilustración 33: Cañones Azerbajianos ----------------------------------------------- - 194 -

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Poesía y Reflexión

Ilustración 34: Volare II – Sopra il ghiaccio su Hood ----------------------------- - 200 Ilustración 35: Dunaliella en salmuera ---------------------------------------------- - 204 Ilustración 36: 94° ------------------------------------------------------------------------ - 208 Ilustración 37: Vitraux dans Le Castellet-------------------------------------------- - 214 Ilustración 38: Volare III - 38MpY Landebahnen ---------------------------------- - 220 Ilustración 39: Bondi Oyster ----------------------------------------------------------- - 226 Ilustración 40: Hiperbolóide Divina -------------------------------------------------- - 232 Ilustración 41: Albenga plastificata -------------------------------------------------- - 238 Ilustración 42: M23 & 25 Bows ------------------------------------------------------- - 244 Ilustración 43: Deluxe watering ------------------------------------------------------ - 250 Ilustración 44: Villas Pitiaau-enses--------------------------------------------------- - 254 Ilustración 45: Evaporando en Potash ---------------------------------------------- - 260 Ilustración 46: Ci chiudiamo per il momento -------------------------------------- - 266 -

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