El gran regalo de James a Medellín.

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Hola, me llamo James Tyrrel Moore, y les contaré la historia de uno de los parques más bonitos que hace mucho tuvo la ciudad en la que hoy ustedes viven, y que ahora es uno de los más reconocidos por sus padres y abuelos. En Colombia es muy tradicional encontrar parques con el nombre de Bolívar en ellos, en honor a Simón Bolívar; nacido en Venezuela, específicamente en Caracas, en un potrero de 7 vacas, unas gordas, las otras flacas, todas llenas de garrapatas... Medellín no siempre se llamó así, hace mucho mucho tiempo, a eso del siglo XIX (19); la ciudad era muy pequeña y apenas se empezaba a construir; lo que hoy es el barrio Villanueva, donde está ubicado el parque, era un terreno parecido al campo donde vivía la gente más humilde, lleno de árboles como guayabales, zarzales, higuerillos y borracheros, que son muy representativos de la ciudad.



Ahí es donde entro yo en la historia, en esa época era un reconocido arquitecto y dueño de esas tierras, las cuales regalé al municipio en el año de 1844 para la construcción del parque y las calles que tiene en sus cercanías. Yo quería que se llamara “Nueva Londres”, igual que el lugar donde nací y viví en mi niñez, pero se escogió nombrarlo “Parque Bolívar” en honor a Simón como les contaba antes, y las calles cercanas fueron nombradas también en relación con su vida, así nacieron entonces las carreras Ecuador, Junín y Venezuela y las calles Caracas, Perú y Bolivia, por los lugares a los que contribuyó en su independencia. Al principio, la plaza era un lugar desordenado, lleno de barro y con un pozo del que las personas sacaban el agua, pero en 1868 el señor Manuel Dimas del Corral se encargó de limpiarla, llenar la ciénaga y dejarla mejor con ayuda del dinero de Pedro Justo Berrío, presidente en ese momento de el Estado de Antioquia, lo que hoy es el departamento.



En sus inicios, el parque era cerrado, por una reja enorme de hierro traída desde Europa; por lo que el parque era muy seguro y lo convertía en un sitio exclusivo de la ciudad. En 1870 la arquidiócesis de Medellín decidió construir la catedral que hoy puede verse allí, motivo que me llenó de orgullo pues el parque comenzaría a tener más importancia y a cumplir los deseos para los que entregué el espacio. Esa catedral fue diseñada por estudiantes de la Universidad Nacional, que realizaron los planos y luego en 1888 se empezó a construir. El parque se inauguró en 1892 finalmente y en el habían algunos mercados, que luego se mudaron a la Placita de Flórez. También habían retretas dominicales, que eran conciertos al aire libre.



7 años más tarde, en 1899 la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín se preocupó porque el parque tuviera iluminación e instaló los primeros bombillos y en 1900 se instaló también la fuente del parque hecha de bronce, que fue nombrada como “La fuente de la garza” pues tenía una escultura de ese animal en la parte superior; eso ayudó mucho más a que el parque comenzara a convertirse en un lugar de recreo y reunión familiar, sobre todo los sábados y domingos. En 1906, se inauguró el kiosko de las retretas, una caseta que servía como tarima para los grupos musicales; lo que aumentó mucho más la visita de las personas de todas las edades, no sólo en el día si no también en la noche, lo que llevó a la mejora de la iluminación y a la construcción de bancas para la comodidad de los visitantes.



Varios años después, en 1923 la fuente fue retirada y donada al hospital San Vicente de Paúl y en su lugar fue instalada la escultura en honor a Simón Bolívar sobre su caballo, que hoy pueden vera allí. La importancia que el parque ganó, fue razón para que el tranvía eléctrico que tuvo Medellín, cuando iba en dirección a Manrique pasara por un lado de la catedral, al igual que por las carreras Caracas y Ecuador. En 1933, la reja que cerraba el parque fue retirada y llevada también al San Vicente, lo que empezó a hacer al lugar más público. En 1960 cuando la avenida Oriental fue construida, separó a los barrios Prado y Villanueva, entonces poco a poco comenzaron a llegar más habitantes a estos lugares que ya eran lujosos, lo que hizo que Villanueva dejara de ser un lugar de mansiones y casas para ricos y se convirtiera en una zona de casas para varias familias y edificios con muchos tipos diferentes de personas; eso, causó que poco a poco se fuera convirtiendo en un lugar más inseguro, lleno de ambientes diferentes a los familiares y que comenzó a dañar la historia que el lugar había construido. Ya actualmente, en la época de ustedes muchachos, el parque a pesar de los problemas que nacieron y que se presentan aún, está en la búsqueda de recuperar mucho de su legado histórico y aún sigue siendo un lugar atractivo y espacio de encuentro muy representativo de la ciudad.





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