Carta a la Comunidad Viatoriana - 2006

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1 septiembre 2006

Superior general Ref. 0607-01

Queridos Viatores: Con gran placer os presento la Carta de la Comunidad viatoriana. Es fruto de muchas horas de diálogo, de oración y de discernimiento por parte de los Viatores, religiosos y asociados, procedentes de todos los ámbitos de la Comunidad: comunidades locales, provincias, fundaciones y dirección general. La preparación de la primera Asamblea general y del Capítulo general de 2006 se ha materializado a lo largo de intercambios en los que ha participado una gran mayoría de los Viatores. Eran diálogos sobre la naturaleza, la identidad y la misión de la Comunidad viatoriana, así como sobre su desarrollo en los próximos años. También durante la celebración de la Asamblea general y del Capítulo hemos tenido tiempo para escuchar nuestras experiencias respectivas y dialogar sobre la forma que debiera adoptar la Comunidad viatoriana en el futuro. Creo que encontraréis reflejadas vuestras discusiones en la Carta. Es importante recordar que la Carta no ha sido engendrada como documento jurídico, a la manera de una Constitución o de Reglamentos generales. Es más bien una suerte de “consensus normativo” al que ha llegado la Comunidad viatoriana internacional. En líneas generales, describe nuestra identidad, nuestro carisma, nuestra espiritualidad y nuestro aporte específico, como comunidad, a la Iglesia. También trata de cuestiones particulares, como la formación y la pastoral vocacional. En fin, propone unos principios que nos ayudarán a proseguir el desarrollo de nuevas estructuras de gobierno y de animación para el conjunto de la Comunidad viatoriana en los ámbitos local, provincial e internacional. 3


No se trata de “una última palabra”, más bien se trata de una suerte de guía que nos llevará durante los seis próximos años, por senderos que debemos tomar para continuar viviendo en fidelidad las intuiciones del P. Luis Querbes y las inspiraciones del Espíritu. Si bien la Carta no es un documento jurídico, el Capítulo ha expresado su deseo de que sea considerada con la misma importancia que las decisiones capitulares de 2006. De hecho, varios elementos de la Carta adoptan decisiones capitulares. Más aún, la primera prioridad aprobada por el Capítulo general de 2006 para los seis próximos años, incita al conjunto de la Comunidad viatoriana, religiosos y asociados, a acoger y a poner en práctica la Carta. Por esta razón, el Capítulo general decidió la promulgación de la Carta ad experimentum para los seis próximos años. Esta promulgación tuvo lugar al final de la última celebración eucarística del Capítulo, el 24 de julio de 2006. Encontraréis el texto de esta promulgación y la invitación del Capítulo a continuación de la Carta. Varios participantes de la Asamblea y del Capítulo general me han expresado su sentimiento de esperanza y orgullo al escuchar los informes sobre el crecimiento y desarrollo de la Comunidad viatoriana en el mundo. Esta esperanza y este orgullo se encuentran en las páginas que siguen. Con gozo os incito a estudiar la Carta de la Comunidad viatoriana como primer documento de referencia para los seis próximos años, a acogerla en la oración y a ponerla en práctica. En el Servidor de Dios, Luis Querbes,

Mark R. Francis, c.s.v. Superior general

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CARTA DE LA COMUNIDAD VIATORIANA

Retomando “una idea muy querida del P. Luis Querbes”, el Capítulo de 1978 dio vida a los “Catequistas seglares” que el Fundador había imaginado y que las circunstacias históricas le impidieron realizar. A partir de esa fecha la Congregación podría asociar personas que, sin hacer votos, se comprometerían a participar en su carisma y en su misión (Cf. C. n° 5). El Capítulo de 1994, dando un paso más instituyó la Comunidad viatoriana1 y, en la línea de promoción del laicado preconizada por el Vaticano II así como de la renovación de la vida religiosa, proclamó a los asociados, coherederos del carisma viatoriano y corresponsables de su desarrollo (Cf. DC. 1994, 5). Y, de hecho, la Comunidad viatoriana ha llegado a ser poco a poco un grupo de personas que integra Viatores religiosos y Viatores asociados y que ha iniciado su organización según las recomendaciones del Capítulo del 2000 (Cf. DC. 2000, 11 a 15). Hoy, después de un amplio consenso sobre los elementos esenciales de la Comunidad viatoriana internacional realizado por la primera Asamblea general – celebrada en Ariccia del 1 al 7 de julio de 2006 –, incumbe al Capítulo general oficializar una Carta destinada a orientar la experimentación y desarrollo de esta Comunidad viatoriana hasta el próximo Capítulo. 1

De San Viator, que el P. Luis Querbes eligió como modelo y patrón de sus discípulos. San Viator era catequista y lector de la Iglesia de Lyon y fiel compañero de su obispo San Justo, en el siglo IV.


1. Identidad de la Comunidad viatoriana La Comunidad viatoriana se inscribe en el movimiento asociativo, generalizado hoy en la Iglesia, que tiende a abrir la vida religiosa al mundo y a invitar a los laicos a participar en los carismas de los Institutos. 1.1 Definición La Comunidad viatoriana es un don del Espíritu a la Iglesia y al mundo. Es fruto de una llamada dirigida a personas comprometidas en estados de vida diferentes: vida religiosa, vida secular, incluso ministerios ordenados, que caminan en el seguimiento de Jesús y viven el Evangelio según el carisma querbesiano actualizado en el carisma viatoriano. 1.2 Formas de pertenencia Estas personas han recibido la misma vocación fundamental a la vida cristiana expresada y realizada por el Bautismo y la vocación particular a vivir un carisma especial, el del P. Luis Querbes y de los Viatores. Pero han recibido también una vocación específica unida a un estado de vida que conlleva derechos y deberes propios. Así, los Viatores religiosos acogen la vida consagrada como un don de Dios y organizan su vida por la profesión religiosa de los consejos evangélicos fundamentales que son: el celibato por el Reino, la pobreza en el compartir los bienes y la no propiedad individual de los recursos materiales, y la obediencia en la búsqueda de la voluntad de Dios y la disponibilidad a servir en el proyecto comunitario de misión.


Los Viatores asociados, hombres o mujeres, solteros o casados, caminan hacia Dios a través de su compromiso en relación con el carisma viatoriano. Este camino pasa habitualmente por las mediaciones que son: la familia, la propiedad de sus bienes y la autonomía en la organización de su vida. 2 La vocación de los Viatores religiosos y la de los Viatores asociados se desarrolla en una misma comunidad a la cual aportan su complementaridad por la vivencia del mismo carisma.

2. El carisma de la Comunidad viatoriana Cada familia religiosa pone el acento en un aspecto concreto de la vida de Jesucristo y de su Evangelio, es decir un carisma que conlleva siempre tres elementos esenciales: la misión, la vida espiritual y la vida comunitaria. Precisamente esos tres elementos están enunciados en la Constitución, n° 5 y se aplican a la Comunidad viatoriana desde el momento en que los asociados han sido declarados “coherederos del carisma y corresponsables de su desarrollo... ” (Cf. DC. 1994, 5).

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El cuadro del P. Léonard Audet, aquí presentado, ilustra los aspectos comunes y la distinción de las dos vocaciones en la Comunidad vatoriana: Las vocaciones Viatores religiosos Viatores asociados

Fundamental (primera) Vida cristiana Bautismo Vida cristiana Bautismo

Específica (propia al estado de vida) Vida religiosa

Particular

Laicado (celibato o matrimonio) Sacerdote o diácono

Carisma viatoriano

Carisma viatoriano


2.1 La misión La misión de la Comunidad viatoriana es anunciar a Jesucristo y su Evangelio, y suscitar comunidades en las que se viva, se profundice y se celebre la fe (C. n° 8). Los Viatores religiosos y los Viatores asociados son corresponsables en esta misión y se esfuerzan en realizarla a través de su trabajo de educadores, de sus tareas pastorales, profesionales y domésticas. Ponen el acento en la proclamación de la Buena Noticia de Jesucristo, en particular entre los jóvenes y los desfavorecidos de nuestro tiempo (Cf. C. n° 9), y en el compromiso en favor de la paz y de la justicia social. Privilegian especialmente la catequesis de los niños y de los adultos y la vida litúrgica. Según el proyecto del Fundador que les quería “clérigos parroquiales” y por su historia, los Viatores están llamados, dondequiera que se encuentren, a colaborar con la Iglesia local, haciendo valer su carisma en una actitud de escucha y diálogo con su obispo y los otros agentes pastorales (Cf. C. nº 8). Colaboran con los laicos, hombres y mujeres de su entorno, acogiendo y sosteniendo especialmente a las personas que en el desarrollo de la misión viatoriana “se comprometen en nombre de los valores evangélicos” y participan, según sus posibilidades, en la vida espiritual y fraterna de la Comunidad viatoriana local. 2.2 La espiritualidad de la Comunidad viatoriana La Comunidad viatoriana recoge la herencia espiritual del P. Luis Querbes quien, a través de la práctica de las “virtu-


des ordinarias”3 , se alimentó de una “fe viva e ilustrada” y de una “confianza sin límites en la Providencia”. Esta espiritualidad se desarrolla en la misión ejercida con un “celo ardiente y desinteresado” en las actividades educativas, litúrgicas, caritativas, profesionales o simplemente cotidianas. Los Viatores renuevan sin cesar esta tradición salvaguardando siempre el “sentimiento de la presencia de Dios”, la meditación de la Palabra y la celebración de la Eucaristía. De esta forma se unen acción y contemplación, tanto en los asociados como en los religiosos, según la familiar divisa del P. Luis Querbes: que siempre y en todas partes “Adorado y amado sea Jesús!” (DQ. passim). Los Viatores dan acentos propios a esta espiritualidad de acuerdo con su cultura; y se distinguen especialmente por su devoción a María. 2.3 La vida comunitaria La Comunidad viatoriana está llamada a presentar un nuevo rostro de la fraternidad evangélica: “En esto conocerán que sois mis discípulos...” (Jn. 13, 35). Como grupo, el estilo de vida de la Comunidad viatoriana debe ser signo de la presencia de Dios. A ejemplo de la primera comunidad cristiana (Cf. Ac. 2, 42), las comunidades locales viatorianas están invitadas a llegar a ser, en sus ambientes respectivos, pequeñas células eclesiales que, por su testimonio, irradien la Buena Nueva. La Comunidad viatoriana insta a todos los Viatores a vivir sus relaciones mutuas en la interacción y en la creatividad. 3

“virtudes ordinarias”: fórmula del P. Luis Querbes que se aplica a las virtudes de base del cristiano y del religioso. (Cf. DQ. 342)


Les anima a la apertura, a la acogida, al respeto de la diversidad y a una cooperación armoniosa. La Comunidad viatoriana anima también a los Viatores a una profundización en las búsquedas y obligaciones de su estado respectivo, a una mayor radicalidad en el seguimiento de Jesucristo y ello, en la complementaridad de su contribución a la irradiación del carisma para un mejor servicio de Iglesia. La Comunidad viatoriana es, en cierta forma, una “comunidad nueva” porque es una nueva manera de ser comunidad en “la Iglesia, Pueblo de Dios”. 2.4 La irradiación del carisma La Comunidad viatoriana ejerce sobre su entorno más próximo una acción bienhechora en particular sobre los movimientos o grupos que simpatizan con su carisma. Tenemos que alegrarnos por ello y favorecer esta irradiación en la medida en que esto contribuya a la expansión del Reino.

3. La formación en la Comunidad viatoriana Las necesidades de la vida de los Viatores religiosos y asociados así como las exigencias de la misión, subrayan la necesidad de una formación inicial y continua, seria y ajustada al carisma viatoriano y a las interpelaciones de los diferentes medios de inserción. 3.1 Los campos de la formación Por estas razones, esta formación comprende los campos humano, cristiano y viatoriano. La formación humana se propone acrecentar las capacidades y dones de cada uno, reconocer también sus límites,


aprender a trabajar con los otros y abrirse a la dimensión internacional de la Comunidad en su diversidad cultural. La formación cristiana consiste en beber de las fuentes de la Palabra de Dios y de la liturgia y caminar en el seguimiento de Cristo para anunciar la Buena Nueva. La formación viatoriana se alimenta del pensamiento de P. Luis Querbes y de la tradición de los Viatores y consolida el sentido de pertenencia y la comprensión del carisma. 3.2 La formación inicial y continua La formación inicial prepara a los religiosos a la profesión temporal y les acompaña hasta la profesión perpetua. La de los asociados, todavía sin determinar, desemboca en sus compromisos que significan su adhesión al carisma viatoriano. Si por una parte los religiosos quieren profundizar en su “profesión” y los asociados en sus “compromisos”, y por otra parte adaptar la misión viatoriana a un mundo que evoluciona, los unos y los otros tienen que continuar su formación a lo largo de su vida. 3.3 La formación de los formadores La formación de formadores y acompañantes, juega un papel importante en el caminar y en el discernimiento espiritual. Se tendrá un gran cuidado en la formación de los Viatores llamados a un ministerio particular en la Comunidad viatoriana, en la Iglesia y en una obra particular. Es tarea de las provincias y de las fundaciones definir los objetivos, contenidos, medios en personas y recursos, y los métodos de la formación, recurriendo si es necesario a organismos


reconocidos; incumbe a los responsables evaluar regularmente su puesta en práctica.

4. La pastoral vocacional en la Comunidad viatoriana La vocación es un don de Dios que, a menudo, se sirve de mediaciones humanas para que nazca y se desarrolle. 4.1 Corresponsabilidad de todos los Viatores Religiosos y asociados son corresponsables en la pastoral vocacional de la Comunidad viatoriana. Los unos y los otros se empeñan en despertar alrededor de ellos la generosidad y la abnegación, la unión a Jesucristo y el gusto de servir a la Iglesia. Su testimonio favorece el interés por la vocación de religioso o asociado en la Comunidad viatoriana. 4.2 Preocupación por las vocaciones Cada comunidad local se esfuerza en suscitar las vocaciones especialmente en la oración, y animar a los miembros que tienen mayor aptitud a discernir posibles candidatos, a interpelarles, a acompañarles y a apoyarles en su caminar. 4.3 Los medios La Comunidad viatoriana cuida su visibilidad, se da a conocer por los medios de comunicación apropiados y aprovecha las ocasiones para proponer su carisma en el trabajo pastoral con los jóvenes y las familias y particularmente en los grupos que gravitan a su alrededor, y cuyo interés puede ser avivado a causa de la introducción de la causa del P. Luis Querbes. Pone a la disposición de esta pastoral vocacional los recursos humanos


y económicos necesarios y facilita la puesta en práctica de iniciativas locales. Más que nunca, la llamada a la vida religiosa o a la vida de asociado en la Comunidad viatoriana se impone como una prioridad para cada religioso y cada asociado.

5. Las estructuras de animación y de gobierno en las Comunidad viatoriana La Comunidad viatoriana no tiene aún una existencia canónica propiamente dicha, a pesar de la aprobación de la Constitución n° 5 que permite a la Congregación asociar personas que participen en su carisma. La Comunidad viatoriana es, de hecho, una institución por decisión del Capítulo de 1994, pero todavía en curso de experimentación. 5.1 Una organización que se desarrolla en diferentes niveles La Comunidad viatoriana se ha vivido y se vive aún, sobre todo, en las comunidades locales, lugar por excelencia de proximidad y participación de religiosos y asociados. Ha comenzado a organizarse en las provincias y en algunas fundaciones, donde se han ensayado tanto Asambleas como Consejos de la Comunidad viatoriana. En el plan internacional se ha tenido la experiencia de la primera Asamblea general de la Comunidad viatoriana que ha llegado a un consenso sobre los elementos esenciales que son el objeto de la presente Carta. El aumento de asociados en las provincias y su presencia en casi todas las fundaciones muestra que el momento es favorable para experimentar estructuras para la Comunidad viatoriana.


5.2 Deseos de la Asamblea general de la Comunidad viatoriana La Asamblea general de la Comunidad viatoriana ha expresado sus convicciones, formuladas como sugerencias:    

Crear estructuras nuevas y flexibles para responder a lo que es común a religiosos y asociados y poder reflejar la realidad nueva de la Comunidad viatoriana. Estas estructuras deben surgir del propio medio e inspirarse en el movimiento del conjunto de la Comunidad viatoriana, manteniendo una relación recíproca entre ambas. La Asamblea general de la Comunidad viatoriana reviste una importancia capital como lugar de ejercicio de corresponsabilidad. Estas estructuras deben favorecer el desarrollo y la participación activa de los miembros de la Comunidad viatoriana en una dinámica de solidaridad.

5.3 Las decisiones del Capítulo del 2006 El Capítulo que ha tenido lugar a continuación de la Asamblea, después de: 

haber reconocido la existencia y lo bien fundadas de las estructuras puestas ya en marcha en aplicación de las decisiones capitulares del Capítulo del año 2000 (Cf. DC. 2000, 11 a 15, 4 y 5), incluidas, para ciertos países, las estructuras propias de los asociados en el ámbito de la Comunidad viatoriana; y de haber pedido que la experiencia de la Asamblea general de la Comunidad viatoriana continúe (Cf. DC. 2006, 9.3.2),


ha adoptado los principios siguientes para favorecer la articulación de las instancias de la Comunidad viatoriana con los organismos de la Congregación: 

Las competencias de cada categoría de organismos serán delimitadas. Los Capítulos regirán lo que es propio de los religiosos y las Asambleas regularán lo que concierne a la vez a los religiosos y a los asociados (Cf. DC. 2006, 9.3.2). Durante la experimentación de dichas estructuras se tendrán siempre en cuenta las normas canónicas a las que está supeditada la Congregación (Cf. DC. 2006, 9.3.4).

Se ha considerado además como necesaria la participación económica de todos los Viatores en el funcionamiento de la Comunidad viatoriana, propuesta de la Asamblea general, reservando a los organismos y responsables de los diferentes niveles el cuidado de ajustar esta participación a las situaciones concretas (Cf. DC. 2006, 9.2). Al mismo tiempo, se ha recordado la disposición 6, f) de los Reglamentos generales: “La Congregación y los asociados conservan su autonomía e independencia respectivas en el plano profesional, financiero y civil” (Cf. DC. 2006, 9.2). La Comunidad dispone desde ahora de elementos complementarios que facilitarán su desarrollo con la participación efectiva de los asociados y de los religiosos, bajo el liderazgo de los Superiores mayores, garantes de la unidad y de la fidelidad al carisma.


Hacia el futuro Tales son los jalones propuestos por la Asamblea general de la Comunidad viatoriana que el Capítulo valida e invita a promulgar como instrumento de referencia para la animación y el desarrollo de la Comunidad viatoriana durante los seis próximos años. El Capítulo general del 2006 insta vivamente a religiosos y asociados a impregnarse y aplicar los principios de esta Carta adaptándolos concretamente a su medio de vida respectivo, para la irradiación del carisma viatoriano y el progreso de la misión. Esta irradiación y este progreso se ampliarán en la medida en la que los religiosos vivan su “profesión” y los asociados sus “compromisos”, con convicción y constancia, por los caminos del Evangelio, y avancemos con determinación tras los pasos del P. Luis Querbes. Podemos estar orgullosos de ser sus herederos. El nos dice en la conclusión del Directorio (1836): Lo que podáis hacer, hacerlo y hacerlo bien, y que por vosotros

¡Adorado y amado sea Jesús!

Ariccia (RM), 24 julio 2006


PROMULGACIÓN DE LA CARTA DE LA COMUNIDAD VIATORIANA Y ENVÍO DE LOS MIEMBROS DEL 28 CAPÍTULO GENERAL Este día veinticuatro del mes de julio del año del Señor 2006, yo, Mark R. Francis, Superior general de los Clérigos de San Viator, después de haber obtenido la autorización del 28 Capítulo general de los Clérigos de San Viator, promulgo, por la presente, la Carta de la Comunidad viatoriana para que sea utilizada por todos los Viatores durante un período de seis años hasta el próximo Capítulo general. Marchemos ahora a dar testimonio de que este Capítulo general ha sido una acción de gracias; proclamemos a los Viatores y a quienes somos enviados para servirles, nuestra esperanza en la realización de las promesas de Jesucristo, nuestra confianza en el valor y la pertinencia de nuestro carisma heredado del P. Luis Querbes, y nuestra fe en el futuro de la Comunidad viatoriana, don de Dios a su Iglesia. Que Dios, que ha comenzado este buen trabajo en nosotros, lo conduzca a buen término en el día de Cristo Jesús. Amén


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