Salmón N.23

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ÍNDICE Bumerán Editorial, ¿habrá tormentas?

Caracola mágica

Cortaron la rosa pero no apagaron la primavera El significado de Norma para el Movimiento estudiantil La tinta de sangre en el pergamino de la vida Memoria, la construcción alternativa Requiem por Oscar Salas Michel: amor eficaz y constructor de sueños Y entre nosotros estabas tú Un viaje interrumpido a la utopía

Archivos x

Las guerras campesinas de Villarrica Tirofijo ante la historia 522 Años de guerra, 50 años por la paz

Laberintos

Escudo & espada

Museo de la educación y la pedagogía

Pensar la muerte, para no dar muerte Una historia del presente

Efecto mariposa

Anónimos

Minería y participación ciudadana en colombia

En defensa de la libertad y el pensamiento crítico Solidaridad desde el país vasco para con colombia

Telaraña

Sueño de libertad, Palestina resiste

Inframundo

Ni gabòlatra ni estigmatizador: deudor Acerca de la novela Rio y Pampa

Náufragos

El peón de la libertad El reclamo del caminante

Trinchera.

El arte y el contexto global Juan Carlos Ramírez Restrepo Polikarpa y sus viciosas

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E ditorial L

AÑOS DESPUÉS

¿Habrá Tormentas? Norma Patrica Galeano:

legaron las tormentas y los recuerdos, todo volvió a pasar por el corazón. Pensar en Norma era pensar en muchos y muchas, en los eventos que vivió la Universidad del Tolima entre 1992 y 1995, y lo que pudo significar para un conjunto de universidades que se sacudían hacia la movilización, buscando el camino para cambiar y recuperar lo que les habían quitado, desempolvando las siempre presentes ilusiones y propuestas. Hacia marzo del 1991, se inauguró la biblioteca Rafael Parga Cortés. En la Universidad del Tolima, se olía el aire cargado de ese tufillo que presagia la llegada de tormentas… Los estudiantes se pensaban nuevas formas de hacer y de enunciar en público sus ideas, sus lecturas sobre la universidad y el país, nuevas formas de hacer y de confrontar las ideas y las propuestas. Ya se estaban sembrando las semillas de algunas peleas que después serían fertilizadas y polinizadas. Entre los temas de discusión que empezaban a ver la luz desde la esquina de los estudiantes, se

encontraban los cuestionamientos a la burocracia, la pelea por la reducción del costo de las matrículas, la defensa de la academia, las prácticas de campo, entre otras. Para quienes no lo vivieron, en ese entonces la UT era una suerte de galpones con sillas adheridas al piso, que en ese entonces como ahora, sólo son viejos recuerdos de las luchas estudiantiles. El pensamiento que se construía en los galpones se sacude y truena, desea colaborar para que la comunidad universitaria, se saque de encima a la caterva que ha gobernado la universidad a su antojo, pero todavía no era el momento de dar esa pelea. En la implementación de la ley 30 se presenta una apertura no deseada por los que desde hace muchos años manejaban la universidad a su antojo, en medio de este ajuste de la universidad, se construye una alianza entre algunos profesores, administrativos y estudiantes, se presentan procesos de trabajo conjunto y se logra el mayor golpe a

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los profesores mediocres, se derrota del todo el reglamento estudiantil y se adopta el manual de convivencia, el cual le restaba poder a una buena parte de los docentes especialmente a quienes conformaban esa franja de oligarquía académica mediocre, quienes sustentaban (hoy muchos los siguen haciendo) su poder, no en el conocimiento y su afán por acercar al estudiante al mismo, sino en el llamado a lista y en la nota, sí, en ese orden, llamar a lista, colocar falta y ser el amo y señor de la nota. En este contexto, se presenta la implementación de la nueva tabla de liquidación de matrículas, evento único en la historia de las universidades en Colombia. Los estudiantes de la Tolima construyeron su propuesta, bebieron de varias ideas existentes en otras universidades y construyeron la suya, la socializaron en salones y en el Parque Ducuara, siguieron el canal regular, esto era en ese entonces: hacer una carta y entregar la propuesta para su discusión en el Consejo Superior, pasaron los días reglamentarios y nada, la propuesta no se discutió o no hubo razón ni grande ni chiquita para hacerlo. Los estudiantes empezaban a planear en las asambleas, sabían que debían tener varios cursos de acción a seguir, para darle más posibilidad a sus propuestas, si querían que estas se hicieran realidad,

es así como logran obligar a la administración a “aprobar” su propuesta, así entre comillas, porque después de socializar y seguir el canal regular, sólo fue al calor del tropel que se acordó llevar y aprobar la tabla de liquidación de matrículas en el consejo superior realizada por los estudiantes, pero con variantes que años después se hicieron notar. Este tropel, uno de los más duros y largos en la historia de la Tolima, inició en horas de la mañana y se prolongó hasta la tarde, a la hora del almuerzo, los tropeleros y tropeleras se turnaban para tomar los alimentos, no hacían fila y todo con la solidaridad de los estudiantes que acompañaban la jornada. La mesa de negociación para dar término al tropel se

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improvisó en uno de los kioskos ubicados en las terrazas Che, en ella se sentaron los delegados de los tropeleros, el capitán de la policía y el rector de ese momento. En la improvisada mesa se acordó, levantar el tropel, con dos condiciones: la primera que adoptaba la tabla de matrículas propuesta por los estudiantes vía consejo superior, y la segunda, que la policía debía dejar libre a todos los estudiantes detenidos. Lo segundo lo cumplieron, a lo primero le metieron el gol. Cómo adoptar e implementar la tabla quedó en manos de las directivas de la universidad, los estudiantes en su ingenuidad, no se dieron cuenta de los goles que estos hicieron, al inicio las matriculas bajaron y todos muy contentos, fue un alivio y el fortalecimiento de las diferentes expresiones organizadas de los estudiantes, pero después de pocos semestres, extrañamente las matriculas empezaron a subir, y subieron, y subieron. El pensamiento que se construía en los galpones empezaba a dar sus frutos. Para estas épocas los y las estudiantes convierten el restaurante en escenario de debate, no sólo por la comida; se inicia de forma regular la discusión de idea de universidad, las semillas lanzadas y fertilizadas salen de los galpones y tornan a la Universidad del Tolima un escenario multicolor, ya están los roqueros escuchando música a la salida del restaurante y discutiéndola, los veterinos se acercan nuevamente a la movilización, muchos y

muchas se bajan de la nube de elitismo en la cual les habían metido y se vuelven a dar cuenta que la universidad es de todos y todas, y que todos y todas debían aportar a su construcción. Los consejos estudiantiles vuelven a tomar algunas formas, las asambleas se van convirtiendo en espacios de debate al cual vuelven los profesores, bueno algunos; la palabra cobra fuerza gracias a que la asamblea abre sus puertas a todas y todas, no hay tema vetado, el paro, la marcha, el tropel y la fiesta de bienvenida de primíparos se discuten con toda la asistencia, la universidad se agita, porque el pensamiento se agita, se avecinan las tormentas. Así las cosas, la UT se va

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convirtiendo poco a poco en referente y en provocador de movilización de otras universidades, los estudiantes promueven, facilitan y participan ampliamente en la construcción de la Asamblea Nacional de Estudiantes Universitarios (ANEU) en 1992, proceso que facilita el encuentro y reencuentro de amplios sectores de estudiantes en el país, por la defensa de la educación pública universitaria. También la UT se va volviendo incomoda en el panorama nacional, debido a que presenta como propuesta, no dejar en las manos de las universidades asentadas en Bogotá la conducción, se plantea que la provincia debe tener un peso específico en la dirección del movimiento, pues los intereses y situación de las universidades de provincia son diferentes a los de las Nacional, Distrital, pedagógica o la de Antioquía. Se evidencia que ellas siempre acuerdan lo suyo y dejan a las universidades de provincia colgadas de la brocha. Lo anterior incomoda a las fuerzas políticas, pero se abre la discusión: ¿cómo organizar al movimiento estudiantil en lo nacional respetando a todos sus actores y dejando a un lado el centralismo? Es en este marco de la lucha en el cual le roban a Norma la risa y el futuro, es en este marco en el cual los asesinos, gorilas y orcos cortan la rosa un siete de septiembre en medio de la protesta. El trágico hecho sucedió el siete de septiembre de 1994, cuando la protesta de los estudiantes condenaba el magnicidio del senador Manuel Cepeda Vargas (comunista y director de VOZ La

verdad del pueblo), solicitaba rebaja al alto costo de las matrículas y condenaba las políticas antipopulares del gobierno nacional. El ejército nacional invadió el campus universitario disparando ráfagas de ametralladora al aire, deshojando árboles y sembrando terror. En la primera línea de defensa de la entrada de la Universidad, resistían con dignidad y coraje un grupo de estudiantes, pero las balas oficiales volaban más rápido que los sueños libertarios, caen cinco compañeros, heridos de gravedad. Y una bala, quizás fríamente calculada, se incrustó a la altura del pecho de la joven estudiante Norma Patricia Galeano, la insigne camarada y compañera de toda una generación de soñadores con el Socialismo y la justicia social en Colombia. Podría haber sido cualquiera, no se sabe si llegaron a matar a Norma, pero llegaron a matar y como esa era su intensión ya tenían prefabricado cómo encubrir y desviar durante un tiempo la investigación que se podría desarrollar en caliente. Inmediatamente después de la muerte de Norma se desató la persecución y el acoso a los activistas estudiantiles, uno de varios de los que les tocó ausentarse de la UT fue al Monito, el de las camisas y los pantalones serios, el de la palabra afectiva y la crítica transparente, el del tinto, el amigo. La culpa o responsabilidad de la muerte de Norma no fue de los estudiantes que con arengas, piedras y papas salieron a protestar, la culpa, la responsabilidad fue y será de los que utilizan todo el

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poder del Estado para acallar a los que piensan que es posible vivir de otra forma y que el “paraíso” en el cual nos obligan a vivir, no es más que un edén de mierda. Pasados ya 20 años del robo de la sonrisa, el aire huele nuevamente a ese tufillo que presagia las tormentas, algunas y algunos, gritan ya que de nuevo habrá tormentas. Habrá tormentas cuando todo esté en calma, habrá tormentas cuando el silencio de muerte llegue, habrá tormentas cuando uno o una sola se levante y diga basta, habrá tormentas cuando una sola persona se indigne por ver a los niños en la calle, habrá tormentas cuando a uno o una sola le duela ver a los viejos en la calle viviendo de la limosna. Habrá tormentas cuando una o uno solo de nosotros decida confrontar esta realidad prefabricada con su corazón. Habrá tormentas cuando algunas y algunos, muchas o muchos, pocas o pocos, decidan nadar contra la corriente, seguir la dirección contraria. Les pronosticamos a todos y todas las que quieren y hacen lo imposible porque esto siga así, que habrá tormentas.

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CORTARON LA Rosa PERO NO APAGARON LA

Por: Camilo Pérez Salamanca Norma Patricia Galeano, primera mártir de la Universidad del Tolima. Asesinada por el ejército nacional en 1994, cursaba último año de Ciencias Sociales. Estuvo becada gran parte de su carrera por sus excelentes notas. Era monitora del Museo Antropológico y por eso una de sus salas lleva su nombre.

En un enfrentamiento entre estudiantes de la Universidad del Tolima y miembros del ejército colombiano, pertenecientes a la VI Brigada de Ibagué, fue muerta la estudiante de último semestre de Ciencias Sociales, Norma Patricia Galeano el día 7 de septiembre de 1994. El ejército penetró al Alma Mater luego de haberse presentado un intento de mitin por parte de

unos siete jóvenes que cubrían sus rostros con batas blancas, y arengaban consignas por el reciente asesinato en Bogotá del dirigente comunista Manuel Cepeda. Los jóvenes de las capuchas blancas gritaban sus consignas y quemaban mechas o pequeños petardos. Los estudiantes que a las 2 p.m. llegaban de sus hogares, los vieron bajar hacia la salida de la universidad con la curiosidad con que se mira un acto folclórico, muchas veces repetido. A las 3 p.m. llegó el ejército con sus fusiles y trajes atigrados y no la policía antimotines con sus escudos plásticos, como es tradicional cuando se anuncia “tropel”. El ejército venía preparado como para un combate regular con los miembros

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de los ejércitos rebeldes que buscan desestabilizar al gobierno. Avanzaron hacia la Universidad del Tolima por el sector de residencias estudiantiles; al avanzar al interior de los predios universitarios buscando detener a los “tropeleros” se inició una pedrea desde la parte alta donde participaron los estudiantes “pasivos”. El enfrentamiento parecía más bien un partido de ping pong, en donde la piedra iba y venía. El lúdico espectáculo de la piedra cesó para iniciarse concierto de disparos que se escuchaban a varios kilómetros. Las directivas dieron la orden de evacuar la institución. Docentes, trabajadores, empleados y algunos estudiantes abandonaron los predios universitarios. El tropel continuó entre el tableteo de las metralletas, las ráfagas tumbaban del copo de los árboles ramas, hojas y flores de ocobos y gualandayes. El ta-ta-ta se seguía escuchando como una tostadora de la muerte, el ejército disparaba balas y cortinas de humo. A las 5:00 p.m. este cronista ayudó a recoger a un estudiante herido por una bala que le penetró por un lado de la cintura. Una señorita casi niña corrió hacia mí horrorizada gritando señor periodista nos van a matar, porque no están disparando balas de salva sino balas de verdad. Otro estudiante fue llevado a la enfermería con un dedo destrozado por el disparo de un arma de fuego. El desconcierto cubría a todos los estudiantes que observaban el enfrentamiento sin poder salir de la universidad a sus hogares. 5 estudiantes resultaron heridos. Un joven, Guillermo Tovar Quintero fue trasladado en vehículo al Hospital Federico Lleras. El ejército continuaba avanzando lanzando piedra,

pedazos de ladrillo, cortinas de humo, bombas lacrimógenas y disparos a los cogollos de los árboles, el espectáculo era de guerra, a las obscenidades se agregaban adjetivos: “...estudiantes mariconcitos de mierda acérquense más para llenarles el culo de plomo...”, ¡soldados asesinos! respondían los estudiantes. “...estudiantas culiarrechas aquí les quitamos las ganas...” En la parte baja de la Universidad del Tolima, por el sector de Ingenominas, los soldados detuvieron a un muchacho mudo, de ese lugar. ¡Identifíquese¡ le gritaron al mudito que apenas murmuró: -um um-. Un uniformado le pegó un culatazo con su metralleta en el estómago. -Hijueputa, a burlarse de su puta mama-. El mudito cayó al piso donde fue pisado por otro uniformado. Una señora corrió gritando: -Es que él es mudito. Los ocobos estaban florecidos, pero parecían palidecer con el ta-ta-ta-ta. Este cronista, al comprobar la existencia de heridos llegó hasta el teléfono fax para informar la existencia de heridos en la Universidad del Tolima, a los distintos medios de la ciudad. Yo estaba diciendo: ...Ibagué, urgente en un enfrentamiento entre estudiantes de la Universidad del Tolima y miembros del ejército en la tarde de hoy, en las instalaciones del Alma Mater resultaron 3 estudiantes heridos por proyectiles de arma de fuego. Un policía se acercó hacia mí acompañado por la secretaria Galia Rodríguez a informarme que el ejército había sido evacuado y en su reemplazo había llegado la policía. El agente de ese cuerpo civil uniformado me dijo: -Señor periodista, acaba de llevarse

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para el hospital Federico Lleras en una camioneta a una señorita con un tiro en el pecho, ella se muere, usted verá qué dice por la radio. Y escribió sobre el borde de una hoja de papel periódico el nombre de Norma Galeano, que lo había recogido de los propios estudiantes. Grité a Galla Rodríguez para que me llamara al Hospital Federico Lleras a confirmar el hecho, mientras yo por otro teléfono marcaba el número de un noticiero. Galia Rodríguez me gritó en el teléfono: -¡Está muerta! Yo me quedé en silencio sintiendo como un helaje por el cuerpo. El ambiente parecía de funeral. Entré a la rectoría y le dije al rector: -Doctor Machado, nos mataron a una estudiante, ya confirmé en el Federico Lleras. El rector se sentó en su escritorio tomándose la cabeza con sus dos manos y con signos de una total desfiguración en el rostro. Llamó al Gobernador. -Si hubieran retirado el ejército esto no hubiera pasado, dijo. El desconcierto se apoderó de los estudiantes y demás personas que nos encontrábamos al interior de la institución. Se habló de una matanza estudiantil. Realmente los ánimos estaban muy alterados. Retomé la información en directo con una emisora. ...Ibagué atención se acaba de confirmar la muerte de una estudiante de la Universidad del Tolima de nombre Norma Patricia Galeano, por parte de los miembros de ejército perteneciente a la VI Brigada. Los hechos sucedieron al interior de la Universidad, frente a la entrada del bloque de la Rectoría... Con el Director del Centro Cultural de

la Universidad del Tolima, tuvimos un altercado porque yo estaba informando cosas no ciertas, la Universidad del Tolima jamás tendrá un muerto, -dijo- sin conocer que la noticia ya la tenía confirmada. Al final comprendió y me presentó excusas. La Universidad estaba minada de dolor al conocerse la muerte de una estudiante de 23 años que realizaba el último semestre de Ciencias Sociales, -quien irónicamente por sus buenas notas estaba catalogando expedientes de la violencia, como monitora en el Archivo Judicial del Tolima. Ella además tenía matrícula de honor por sus excelentes calificaciones. El día 9 de septiembre fue enterrada en un impresionante acto de solidaridad con la familia, la institución académica y en repudio a los culpables. Representantes de varias universidades, colegios, sindicatos, defensoría del pueblo y personas democráticas asistieron al sepelio. Se corearon consignas como “se podrá cortar la rosa pero jamás la primavera”, “Norma: nos comprometemos a que sobre su tumba, la primavera de la risa, la libertad y los sueños nazcan siempre como una flor eterna” o “con revólver colombiano o galil americano se violan los derechos humanos”. Todo acto de violencia es condenable, venga donde viniese, y más cuando se apaga una vida en plena primavera, por parte de quienes tienen constitucionalmente el deber de defender la nacionalidad, y sus habitantes. Es repudiable el dolor en el soldado, como el dolor y la sangre del estudiante inerme que no tiene fusil sino cuadernos y una flor de rebeldía en el pecho. Podría decir con la canción portorriqueña:

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Norma, tu nombre es una historia de una universidad que busca y está dentro de ti... Norma, tu nombre es como el alba Los pájaros desatan la luz del porvenir Norma, los pueblos no perdonan; un día esa ley se ha de cumplir. Tu muerte la juventud la canta, es bandera en tus labios ...fueron las balas de fusil... Norma aquí estamos presentes para mostrarle al mundo la luz que nace en tí Aquellos que un día derramaron tus pétalos de sangre no sabían que aquí echábamos semillas en el aire y la risa del pueblo habían de surgir Norma, los pueblos no perdonan un día esa ley se ha de cumplir. Tu muerte la juventud la canta es bandera en tus manos... Fue un tiro de fusil...

Los actos vandálicos de las fuerzas del orden deben ser investigados y castigados. Que no se esconda a los culpables, que no se evada la responsabilidad, que se les juzgue y castigue como pidió el propio presidente Ernesto Samper y que no quede en otra “exhaustiva” investigación, ahora cuando se habla de pluralismo ideológico, y respeto por el otro. No pueden llegar y matar a una mujer-niña que soñaba con la muñeca, la flor y el amor. La inteligencia y

la juventud no pueden quedar mancilladas ni en silencio, porque eso equivale a conhestar con la oscuridad y el crimen. Que nos sirva su muerte para escribir un grafiti en una pared sucia, un poema en una blanca página, un video para el recuerdo, o para que medios hablados y escritos difundan el dolor o para que este periodista escriba esta crónica. Que se castigue a los sembradores de la muerte.

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“A Norma, porque llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida.” (Poema de Miguel Hernández)

No es secreto, ni apresurado hablar del desinterés y desconocimiento actual que sufren los estudiantes universitarios en temas como el movimiento estudiantil, sus luchas, dinámicas, discusiones y reivindicaciones.

Acaso, ¿sabrán los estudiantes de la Universidad del Tolima que existe un letrero con un nombre tan significativo que “adorna” y titula el bloque 32 a más o menos cinco metros de altura del mismo? ¿Alcanzará esa altura su vista? Mejor aún, ¿Cuándo lo leen, entenderán conscientemente el significado doloroso, indignante e histórico del nombre? Una estudiante de la Universidad del Tolima

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fue asesinada durante un enfrentamiento entre estudiantes y unidades del ejército en 1994. Nosotros como Organización comunista que acogió la militancia de Norma Patricia hemos rechazado siempre su muerte, aunque algunos ilustres de la Universidad no reconozcan su militancia y crean que fue el asesinato de una total ignorante política. ¡A Norma, lo que es de Norma! No puede hacerse memoria de una estudiante asesinada durante una actividad político-práctica, desconociendo (por temor o tergiversación) su posición y activismo en el marco del movimiento estudiantil universitario. Norma, camarada y amiga, cercana a nuestra lucha política y académica crítica y comprometida, merece que se le conmemore sobre el reconocimiento de su rebeldía organizada, bohemia y lúcida, sobre sus sueños como estudiante, revolucionaria, visionaria, compañera. Nos dice la lamentable historia de nuestros muertos, que no alcanzó a pasar un mes del asesinato del camarada Manuel Cepeda Vargas cuando ese 7 de septiembre de 1994 asesinaron a Norma. Nos dice la historia que ha sido un asesinato impune, que además tiene muchos otros caídos. Pero nos dice la actualidad, que sigue siendo la vanguardia del movimiento universitario (tan criticada y negada por algunos), y nosotros como camaradas, con la solidaridad de algunos otros pocos movimientos y organizaciones, con el sentido actuar de algunos otros compañeros independientes y sus familiares, los únicos dolientes de su injusta muerte.

Merece entonces, la justicia y la carga revolucionaria representada en Norma, que en estos 20 años de conmemoración, repudio y reclamo, se levanten todas y todos estudiantes de la Universidad del Tolima, en una sola voz de protesta y de memoria por Norma, por Manuel Cepeda y por todas y todos los compañeros y camaradas que siguen llenando la lúgubre lista de represión y muerte del movimiento popular histórico y revolucionario de Colombia. Merece Norma, la camarada, la compañera y amiga nuestra reflexión, nuestra rabia, nuestra conciencia revolucionaria y nuestra movilización. Merece repensar la organización y unidad del movimiento estudiantil, en contra de la impunidad, en contra de la represión de la que sufren otros más académicos y compañeros críticos. Por ejemplo, merece importancia que hoy digamos NO a la sanción contra el Profesor Miguel Ángel Beltrán y merece reclamar que paren las amenazas en contra de nuestros dirigentes sociales y políticos. El llamado entonces, es a la reactivación de nuestra memoria y nuestro interés como jóvenes por la construcción de una Colombia al alcance de nuestros sueños. Merece la Vida un NO a la muerte, merece la Libertad un NO a la represión, merece La Paz un NO a la miseria. Merecemos como jóvenes que nos reconozcan como parte de la historia, unidos luchando por la paz democrática y el socialismo. A Norma: combatividad y memoria, porque año tras año descubrimos en ella una motivación enorme para continuar construyendo nuestro proyecto, en el que reverdecen la esperanza y la victoria.

JUVENTUD COMUNISTA COLOMBIANA - IBAGUÉ

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La Tinta de Sangre

en el pergamino

de la Vida humanos, sino también artistas que han considerado, valientemente y aún con las críticas de la pedantería académica, transfigurar por medio del lenguaje la realidad social que vive nuestro país. Por esta razón la literatura sobre la violencia2 se ha constituido como un género propio, colombiano, que ha posibilitado la denuncia a través de la construcción de memoria, de mundos posibles, la incursión en un estilo del lenguaje innovador, sin dejar de lado el valor estético que se debe tener con una obra literaria. En ese orden, la literatura sobre la violencia presenta una particularidad que indudablemente es la columna vertebral de la narrativa denominado Anomia. En este punto es necesario conceptualizar acerca del término sobre el que girará todo el presente ensayo. En un primer momento, se habla de Anomia desde la rama de la sociología con Durkheim,

Camilo Sierra Estudiante de Licenciatura en Lengua Castellana, UT La desaparición forzada junto con el asesinato por causas ideológicas, ha marcado la historia de Colombia y nuestro departamento. Este escrito se hace con el fin de combatir el olvido y batallar contra el silencio, expresando que la lucha contra la ignominia del sistema también se puede hacer desde la literatura, a pesar de los numerosos académicos que continúan alejando las luchas sociales y la memoria histórica, de la creación estética y literaria. La memoria de Norma Patricia Galeano seguirá esquivando los zarpazos del olvido.

La violencia en Colombia ha producido consecuencias desastrosas y de ello no solo se ocupan los defensores de derechos

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como la incapacidad de una sociedad de integrar y regular a los individuos, de vincular a sus miembros a desarrollar plenamente una vida en colectividad por medio de normas que gobiernen estas relaciones (Durkheim). Por su parte, desde el Derecho se toma como la ausencia total de ley y de instituciones sociales que puedan mantener un orden. La diferencia sustancial entre las definiciones anteriores radica en que en la primera no niega la existencia de unas leyes, solo que éstas ya no son respetadas ni consideradas por los miembros de la sociedad debido a la degradación y periodo de decadencia en que se encuentra sumergida, a diferencia de la concepción jurídica que la toma como la carencia de leyes. Ahora bien, estos fenómenos esbozados brevemente logran evidenciarse en las manifestaciones literarias; por ejemplo: el sicariato, las masacres, los robos, en últimas el periodo de la violencia en la décadas de los años 1980, 1990 hasta la fecha. La regla en las anteriores etapas históricas ha sido la creación de leyes, normas y reformas en un alto número, que en el terreno real no son significativas para los ciudadanos teniendo en cuenta la alta desconfianza que generan las instituciones creadoras de dichas reglamentaciones. Dicho de otro modo “Justamente la ausencia de presupuestos sociales confiables, como por ejemplo la idea abstracta de democracia, la confianza en la labor del ejército y la policía o aún la máxima del imperio de la ley, determinan el curso y los acontecimientos delictivos” (Quintero). Continuando con lo anterior, los elementos que evidencian la anomia se han manifestado a lo largo y ancho de la historia en el país, caso concreto, 7 de

septiembre de 1994, en la Universidad del Tolima. Sí, en la UT. Norma Patricia Galeano simplifica, recoge a todas y todos los asesinados por el estado; Norma, es sin duda alguna la incansable luchadora, que aunque las nuevas generaciones no conocieron físicamente, la conocen por sus aguerridas e idílicas esperanzas de un país mejor. En ese sentido, la escritura constituye una práctica social capaz de combatir las necro-intenciones de la indiferencia impulsada por el sistema, por el estado, por sus aparatos ideológicos. La escritura configura una práctica idónea para continuar con la memoria de los caídos en la lucha por un mundo nuevo, Milán Kundera afirma que La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido (Kundera., 1978) y a partir de ahí surgen ríos, mares de posibilidades para librar la batalla en un territorio donde la guerra es silenciosa y también militar. Así mismo la intención de la escritura en este campo es exponer las atrocidades de un sistema, es hablar por los que no tienen voz, los que han silenciado con la barbarie de la muerte. En palabras de Paco Ignacio Tabo II “Se trata de un género llamado a convertirse en el mecanismo de denuncia y reflexión sobre nuestras convulsas realidades” (Quintero.) Entendiendo esto como posibilidad de reflejar las condiciones en las que vive no solo Colombia, sino la sociedad latinoamericana. Desde los 90’s hasta nuestros días se ubican crímenes que han quedado en la impunidad, asesinatos que han pasado desapercibidos por las mentes indiferentes. A manera de conclusión, la novela sobre la violencia presenta su narrativa

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a partir de conceptos como: ideologías y posteriormente la anomia, siendo así sus detonantes enmarcados en la guerra, en ausencia de normas o degradación de un sistema de normas y valores sociales, impulsada en medio del ensordecedor estallido de la guerra como mecanismo de retrato social y denuncia contundente. Esta es una historia escrita con tinta de sangre en el pergamino de la vida, y aun así necesita ser contada desde cualquier manera para siempre recordar a los asesinados, a los olvidados, a los nadie y a los sin voz, a Norma Patricia Galeano. Prohibido olvidar.

En homenaje a la camarada de la Juventud Comunista Colombiana (JUCO) Norma Patricia Galeano. 20 años de su asesinato, no quedará impune, la justicia no sólo es en el estrado, camarada. Bibliografía

“Huiremos del descanso, huiremos del sueño, tomaremos a toda velocidad el alba y la primavera y prepararemos días y estaciones a la medida de nuestros sueños” Milán Kundera.

Durkheim, E. (s.f.). La División Social del Trabajo. . Kundera., M. (1978). El libro de la risa y el olvido . Puentes., J. A. (s.f.). HISTORIA LITERARIA DEL NARCOTRÁFICO EN LA NARRATIVA COLOMBIANA. Quintero., G. F. (s.f.). Indefiniciones y sospechas del Género Negro.

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MEMORIA,

LA CONSTRUCCIÓN ALTERNATIVA Por Pipe Caicedo Jóvenes por Venadillo Recordar que vivimos en un país donde el olvido y la injusticia son la norma hace pensar en la tesis sobre la historia que Walter Benjamin describía, aquella en que el estado de excepción no era en sí una excepción sino la regla, esta tesis retomada por Giorgio Agamben en Homo Sacer II Estado de Excepción nos brinda ciertas luces de lo que ocurre cuando el poder soberano toma decisión sobre la nuda vida, dentro del trabajo del profesor Agamben en esa línea biopolítica que podría entenderse como lo que llamaron racismo de estado, podemos pensar que ciertas prácticas disciplinantes y técnicas de estado se han desarrollado para demostrar que el pueblo mientras no se inscriba en una vida calificada, no tendrá un reconocimiento de la vida y como se ha visto más concretamente en Colombia no tendrá un reconocimiento de la memoria, será obligado al olvido institucional, un olvido generalizado, un olvido instituido y frecuente. Quizás con Norma y muchos otros ocurrió lo mismo, quizás dentro de las lógicas de la “Razón de Estado” nosotros mismos somos blancos legítimos para la verificación del poder soberano, lo que ahora nos debe y nos tiene que interesar es cómo a partir de la construcción de memoria es urgentemente necesario encontrar la vía alternativa, rehacer el sueño de la justicia, no referirnos más a la nostalgia de otros tiempos cuando tenemos nuestra propia tarea, por Norma y demás quienes en situaciones de completa injusticia padecieron la crueldad de éste orden policivo. Hoy más que nunca es importante hacer

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memoria pero no para simplemente repasar la historia, la memoria consiste en recordar para construir, para pensar en posibles soluciones, la memoria más que un acto de pura revisión es un acto de reflexión, de pensamiento de esperanza, la memoria nos brinda opciones dentro de una acumulación de experiencias, para reinventar nuestras dinámicas. Para reiniciar un mundo de iguales, así como Ranciere retoma a Jacotob y su experiencia para proponer una comunidad de iguales y la renovación de la emancipación, así debemos desde nuestra propia lógica y dinámica retomar experiencias pero para construir un rumbo propio, con un camino propio, con la única deuda en el pasado de reencontrar la ruta hacía un mejor mañana. Siempre el mejor homenaje a ellos es la justicia, algo sencillo y claro pero que dentro de esta sociedad se vuelve difícil y lejano.

Hace algunos años, tras la publicación de libro de John Holloway Cambiar el mundo sin tomar el Poder, inició un debate sumamente fuerte sobre la practicidad de la historia dentro de las lógicas de la transformación social, lo interesante de la proposición de Holloway para nuestra reflexión estriba en dos de las varias consecuencias que deja sobre la mesa en cuestión de la discusión sobre la historia, la primera y que significativamente nos mueve sobre la memoria es el cuestionamiento que hace sobre La historia no solo la oficial, sino también sobre nuestra historia, impregnada de las instituciones de la oficial con las mismas categorías y las mismas prácticas dentro de otras lógicas, atendiendo a que en nuestra historia la llamada alternativa se llena de otros héroes, de grandes hombres para el movimiento alternativo y que muchas veces se aparta de esos invisibles constructores de mañana y de esperanza cotidianos y más cercanos. Esa primera consecuencia quizás nos brinde instrumentos para la reflexión de los olvidados, pero más profundamente es argumento para la segunda consecuencia, Holloway escupe a la historia argumentando que volver a la historia siempre es una excusa para no crear nuevo pensamiento, para no volver a identificar esas alternativas propias y que se deben asumir por los actores temporales. La propuesta no es olvidar a los muertos por buenas causas sino hacer fértiles sus huesos, en ocasiones haciéndoles homenaje irrespetando su método y admirando su lucha y causa; en sí la intención es que más allá de las cuestiones nostálgicas que el pasado nos pueda regalar, es imperativo encontrar otras vías, la creación de verdaderas alternativas, lo que podemos adquirir

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de esta opinión es la firme intención de asumir nuestro contexto histórico, de asumir la responsabilidad de éste tiempo, de encontrar esperanza de proponer alternativa. Es esa nuestra tarea ninguna otra, para hacer un verdadero honor a quienes dieron su vida por un mundo mejor. Entender de esta forma la memoria nos pone de inmediato en esta misión. Las dificultades serán inmensas, pero partimos de la creencia que todo lo que ha construido el ser humano puede ser transformado por el ser humano, premisa fundamental, en ese sentido creemos que la construcción de una nueva comunidad en las grietas de esta vieja sociedad es posible, la eternidad no es de humanos, no es siquiera de este mundo, aquellas malas prácticas hoy generalizadas mañana serán destruidas, importa poco si seremos nosotros quienes terminemos con todo

este entramado, lo importante es iniciar la tarea, lo importante es decirle a la gente común, la gente buena, que hay algunos que tomamos esa decisión que otros no se atreven, que somos más los que nos preocupamos por el bien común, nuestra tarea es la Esperanza, por la Justicia, por Norma por todos aquellos desconocidos imprescindibles. Bilbiografía: Agamben G. (2004) Estado de Excepción Homo sacer II, 1 Valencia: Pre-textos Holloway J. (2002) Cambiar el mundo sin tomar el Poder. Buenos Aires: Herramienta (2005) Conduce tu carro y tu arado sobre los huesos de los muertos. Revista Herramienta Ranciere J. (2002) El Maestro Ignorante, cinco lecciones sobre la emancipación intelectual Barcelona: Leartes, S.A de Ediciones

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M E I U Q E R POR OSCAR SALAS

Por: Luis Alberto Castaño Estudiante Oscar Leonardo Salas Ángel, una víctima más del ESMAD de la Policía Nacional, en este largo conflicto social y armado. “El 8 de marzo del año 2006, por un impacto de proyectil recibido en medio de una protesta de estudiantes contra el TLC y reprimida por el grupo ESMAD de la policía, murió en la clínica Fundadores de Bogotá el estudiante del Líbano Tolima, Oscar Leonardo Salas Ángel,”. La muerte de Oscar Salas es otro de los ya incontables crímenes del gobierno de Uribe a manos del “Escuadrón Móvil Antidisturbios ESMAD” de la Policía Nacional Colombiana. Oscar Salas tenía apenas 20 años, estudiante de lenguas y literatura en la Universidad Distrital y un enamorado de

la comunicación. Era también un militante político, pero fundamentalmente un militante de las artes y de la radio; ante todo era un constructor de procesos que buscaba expresar por medio de su voz y su letra, la voz de las mayorías silenciadas de Colombia: los agredidos, los muertos, los olvidados por la historia oficial; un joven en fin, comprometido con los cambios que requiere y reclama a gritos nuestro país. Recién Oscar Leonardo había terminado su secundaria y junto a sus compañeros de colegio deberían continuar estudios superiores, para lo que buena parte de ellos se desplazarían a la Ciudad de Bogotá. Junto a Oscar y a otros jóvenes venidos del Líbano a continuar sus estudios superiores, ya por el año 2005, en la Ciudad de Bogotá, se habían comprometido a trabajar otro grupo de personas, en primer lugar el montaje de

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un “centro de producción radial”, para lo que ya se había dado pasos importantes, pues con ayudas de amigos se logró la adquisición de un computador y una pequeña consola, algunos micrófonos y una pequeña oficina, en la que se podía trabajar, reunirse y convocar a otros jóvenes. Los jóvenes involucrados, venidos del Líbano, todos habían pertenecido a lo que fue, en principio, un serio proceso, de la Emisora Comunitaria del Líbano, Café 93.5 FM, de la cual Oscar fue uno de los destacados. Se rodearon entonces de un grupo de intelectuales, que trabajaron junto a ellos, lo relacionado con el lenguaje, en una serie de talleres sobre la temática; también iniciaron el proceso de talleres para edición y producción, que en un primer momento, el mismo Oscar Leonardo asumió. Posterior a hacer un recorrido por el mundo de la edición, la historia de los Beatles y de los Rolling Stones, en cuanto a su aporte para el posterior desarrollo de los Sotfware que darían vida a la posibilidad de ver el audio y manipularlo, Salas los embarcó en una serie de ejercicios de observación del entorno que los rodeaba, para luego entrelazando la imaginación, el lenguaje y la creatividad, cada uno elaboraría un Spot radial. En eso se andaba, y precisamente ese 8 de marzo del año 2006, algunos de los integrantes del colectivo se verían con Oscar en la oficina, para trabajar algunos puntos iníciales de un proyecto sobre comunicación; la cita era a las 10 de la mañana y pese a que se esperó hasta las 12 del día, no llegó. Se extrañó el hecho. Oscar se había caracterizado por ser serio en esas cosas. Se dirigieron entonces al cafetín en donde la noche anterior

habían acordado la cita; se frecuentaba este sitio, que en muchas ocasiones sirvió para reunirse los miembros del colectivo, en donde se tomaba un buen tinto que hacia recordar el Líbano, se fumaba y conversaba largamente, al son de la buena música que adorna aquel ambiente. A cualquier momento se aparecería Oscar, se pensó. A las dos o tres de la tarde una llamada advertiría sobre un estudiante gravemente herido en la Universidad Nacional, que al parecer sería del Líbano, aunque quien informaba no lo tenía claro; aun así, a ninguno se le paso por la cabeza que podría tratarse de Oscar Leonardo, además Oscar era estudiante de la Universidad Distrital. Entre las 4 o 5 de la tarde, una nueva llamada confirmaba la noticia de que se trataba de un joven del Líbano, peor aún, de Oscar Leonardo Salas Ángel, quien según la información de quien llamaba, nos indicaba dirigirnos inmediatamente a la Clínica Fundadores, cercana a la Universidad Nacional, en donde Oscar Leonardo se hallaba gravemente herido. Este 8 de marzo, día internacional de la mujer, los estudiantes de las universidades públicas en Bogotá le rendían homenaje a la mujer luchadora, hallándose movilizados desde las 10 de la mañana, aprovechando también para protestar contra los Tratados de Libre Comercio TLC y por el peligro que implicaría para la educación en Colombia la firma de estos tratados, que convertirían la educación pública en una simple venta de títulos. Testimonios recogidos aquel día indican que la policía trató de inmovilizar la manifestación estudiantil con cuatro tanquetas y el escuadrón del Esmad, entre ellas las tanquetas 544, 858 y la 722 y los agentes identificados con los números

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11643, 2267, 96818, 03828, 101697, 02114, 02267, 02240, 02222, 92888, 02361, 101597, 02203, 02223, entre otros. El testimonio de uno de los estudiantes que participó de las protestas, nos ilustra lo sucedido: “Nos encontrábamos un grupo de estudiantes, entre quienes estaba Oscar, sobre el puente peatonal ubicado por la calle 45, prácticamente a la entrada de la Universidad Nacional, sosteniendo una barricada. En ese preciso momento se vino una tanqueta de las grandes, que inició su agresión botando un chorro de agua; seguimos sosteniendo la barricada, y el escuadrón del ESMAD se protegió tras la tanqueta y empezó a lanzar gases. Escuchamos sobre el puente un fuerte sonido de impactos que llegaban con mucha fuerza, que no identificamos, disparados desde el lado del Esmad. Entonces Vimos caer a Oscar”. Una bola de cristal, le fue hallada por medicina legal en el cerebro a Oscar Leonardo; según el diagnóstico de medicina legal, a Oscar este proyectil le entró por el ojo izquierdo, afectándole los dos hemisferios del cerebro; Oscar Leonardo Salas Ángel murió en la madrugada del 10 de marzo, después de sufrir muerte cerebral y un paro respiratorio. Una nota del noticiero de Televisión “Noticias Uno” señaló: “la investigación por la muerte de un estudiante en la

universidad nacional en un choque con la policía, tomó un nuevo rumbo, gracias a la declaración de un policía que fue miembro del Esmad y que le aseguró a la procuraduría, que el joven murió por una bola de cristal disparada por la policía dentro de una granada hechiza usada en esas manifestaciones; el policía y antiguo miembro del Esmad, le dijo a “noticias uno”, que usaron municiones recalzadas, esto significa, granadas lacrimógenas recargadas artesanalmente con metralla, frijoles y bolas de cristal; la declaración es especialmente grave porque implicaría el uso de armas no convencionales, prohibidas por el derecho internacional humanitario”.

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“Armaron el escuadrón y el Señor mayor Rafael Méndez, dice: súbanse con todos los juguetes” agrega este policía y antiguo miembro del Esmad a “noticias uno”, “los juguetes significan las recalzadas”. El exmiembro del Esmad le dijo a “noticias uno”, que las recalzadas son las cápsulas que quedan cuando se disparan los gases lacrimógenos y que luego son rellenadas con pólvora, bolones, chaquiras y canicas. Según este policía y su declaración ante la procuraduría, la muerte de Salas fue producida por el ESMAD. El testigo también denunció que la policía usa “papas bomba” para incriminar a los estudiantes. Ana Benilda Ángel, madre de Oscar Leonardo, en la búsqueda de esclarecimiento, se encadenó frente al bunker de la Fiscalía General de la Nación, el 8 de marzo del 2012, en compañía de otros padres de familia, entre

ellos Yuri Neira, padre de Nicolás Neira, otro joven asesinado por el ESMAD, para pedir justicia y que este y otros crímenes no queden en la impunidad. En esta ocasión, los encadenados dijeron que sus hijos murieron por la utilización de armas no convencionales de parte del ESMAD de la policía. Ana Benilda le exigió a la Fiscalía que el caso de su hijo no sea descuidado, porque a su decir y por la época: “ya son seis años de impunidad y a cada rato cambian de fiscal”. Por su parte, su abogado defensor dijo que existe la declaración de un miembro de la policía, que compromete a otros miembros de la institución, que hasta ese momento no había sido tenida en cuenta. Al día de hoy, suman ya ocho años desde aquel nefasto 8 de marzo del 2006 en que Oscar Leonardo Salas Ángel, entró a engrosar la larga lista de victimas del Estado, sin que se vea avances en el proceso.

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MICHEL: AMOR EFICAZ Y CONTRUCTOR

DE SUEÑOS

Por Ricardo Murcia Estudiante de Sociología UN, sede Bogotá Es evidente la necesidad que tenemos de recordar, de sentir que los que se fueron físicamente nos acompañan en nuestras luchas, en nuestra vida cotidiana, en nuestras aventuras y desventuras. Recordamos para vivir, para no hacer tabula rasa sobre nuestro pasado, para seguir construyendo y reconstruyendo sueños de sociedades nuevas, más equitativas, coherentes y llenas de amor que los que hoy no están físicamente nos dejaron. Es por esto precisamente que queremos construir una nueva memoria, aquella basada en nuestras luchas y que reivindique a nuestros luchadores, lejos de la que han pretendido mostrar los medios

de comunicación con su hegemonía llenando a nuestros hermanos, hijos y madres, de la memoria de los vencedores, vencedores que por mucho que tengan son poco dignos; y para distraernos nos llenan diariamente la cabeza de “capos”, reinas del sur, mexicanos, caínes que por muchos años han dado la vuelta a la idiosincrasia de nuestro país, generando por un lado prototipos culturales de belleza, violencia, y narco paramilitarismo mientras que se hace ver al estudiante, la maestra, el obrero, la campesina y la indígena crítica, que lucha y resiste en su diario vivir contra la muerte encarnada en reformas a la educación y la salud, proyectos megamineros, falsos positivos judiciales…como simples “vándalos”, “terroristas”, quitando el sentido político de sus resistencias y encasillándolos como guerrilleros, como si el único problema aquí fuera del movimiento guerrillero.

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En ese ánimo de intentar curar esa peste de olvido tan macondiana y que todos los condenados a cien años de soledad tengan una segunda oportunidad sobre la tierra, es que pretendo recordar un luchador de los muchos que se borraron de nuestra memoria y merecen ser recordados. Su nombre era Miguel Ángel Quiroga Gaona, nacido en Facatativa (municipio de Cundinamarca) un 1 de octubre 1972, teniendo como padres a Susana Gaona y Gustavo Quiroga. Inicio sus estudios para consagrarse como sacerdote en 1990, haciendo su prenoviciado con la comunidad del Perpetuo Socorro en Bogotá para posteriormente hacer su noviciado al año siguiente en San Clemente (Risaralda) y realizar sus primeros votos en Bogotá en 1992. Luego se trasladó a Lloró, municipio de Chocó, a trabajar en la parroquia un año y regresó a realizar sus estudios en la Universidad Pedagógica Nacional de Licenciatura en

Ciencias Sociales de donde se graduaría en diciembre de 1997, mientras que trabajaba en el Colegio Interparroquial del Sur. Posteriormente en enero de 1998 viajó de nuevo a Lloró para trabajar con la parroquia del pueblo y con los demás sacerdotes marianistas. Cuentan quienes lo conocieron en la época de estudiante que era buen bailador, alegre y enamorado de su pueblo, con unas ganas fervientes de dar su existencia a la causa de los necesitados, de ahí su amor a Lloró y a su gente, sus costumbres y su idiosincrasia, por eso dio su vida por los necesitados… A los nueve meses de residir en Lloró cuando tenía 25 años, se dirigía hacia las fiestas patronales de una vereda de la comunidad de Nipurdú sobre el río Tumutumbudó en dos botes junto a un sacerdote y 40 campesinos. Diez minutos después de embarcar por el rio

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fueron interceptados por un retén paramilitar con 20 hombres los cuales exigieron los documentos de identificación de todos los tripulantes de los botes; sin embargo uno de los campesinos no llevaba el documento de identificación, motivo por el cual los paramilitares lo obligaron a quedarse con ellos. En ese momento Miguel Ángel protestó diciéndole a los paramilitares no tenían derecho a recibir documentos de identificación pues ellos no eran un cuerpo legal y por tanto no podían hacerlo, ni retener a nadie. La respuesta del jefe paramilitar Alias “Raúl” fue un tiro en el corazón. Ese corazón que sigue latiendo en todos nosotros, ese corazón que

practicó el amor eficaz, ese amor que se hace concreto cuando se lucha por todos, cuando se hace el amor la certeza de la vida, la sensación de inmortalidad… Es por eso que hoy se hace necesario recordarte, seguir tu ejemplo y sentirte siempre presente en las luchas que como estudiantes y personas críticas, rebeldes y transformadoras de nuestra cotidianidad seguiremos llevando a cuestas con amor y compromiso, el que tu nos enseñaste, siempre enfrentando las realidades sociales desde la cotidianidad, construyendo desde lo personal, desde el corazón, pues como tu muy bien dijiste algún día “Si no cambiamos las posturas del corazón, no podremos cambiar nuestra patria”

Bibliografía Ágora Marianista. (25 de octubre de 2012). Ágora Marianista. Recuperado el 20 de Agosto de 2014, de Ágora Marianista: http://www.marianistas.org/pastoral/michel/ folleto.htm Comisión Intereclesial de justicia y paz. (18 de Septiembre de 2012). Comisión Intereclesial de justicia y paz. Recuperado el 20 de Agosto de 2014, de Comisión Intereclesial de justicia y paz: http://justiciaypazcolombia.com/Miguel-AngelQuiroga-Gaona,5756 Verdad Abierta. (Octubre de 19 de 2009). Verdad Abierta. Recuperado el 20 de Agosto de 2014, de Verdad Abierta: http://www.verdadabierta.com/victimas-seccion/ perfiles/469-m/1842-miguel-angel-quiroga-gaona-sacerdote-asesinado

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Y ENTRE NOSOTROS

ESTABAS

TÚ… su madre, una persona muy creyente pero con un pensamiento actual sobre el comportamiento de los jóvenes. Mientras que su padre, intentaba influir más en su pensamiento científico y viajero, al que Juan Camilo recurría, como un sujeto neutral cuando no soportaba la tiranía de la ciudad. Ser hijo único y el primogénito en su familia, propició un ambiente para el cumplimiento de la mayoría de sus caprichos. Entrada la pre-adolescencia, uno de sus tíos lo lleva al estadio Atanasio Girardot a ver al “Poderoso de la montaña”, como Juanca decía: “fue amor a primera vista, me enamoré del rojo, el equipo del pueblo”. Desde ese momento, el estadio fue su segundo hogar, los domingos se volvieron sagrados para compartir con esa gran familia azul y roja, sentimiento que compartió con sus “parceros de villa”,

“Creo haber cumplido la vibración para la cual fui destinado en una determinada instancia del suceder histórico con la vida, mi destino personal, mi generación. Bien o mal, he cumplido; gracias” Gonzalo Arango Shamira Rodríguez Ibarra Estudiante de Ciencia Política de la UN, sede Medellín Desde pequeño, su abuelo solía contarle sus relatos sobre las vivencias en su pueblo, sus posturas políticas, declamaba poemas a Bolívar, del mismo modo se sentía orgulloso recitando el himno de la falange española. Su abuela con la prudencia, y la sutilidad que la caracteriza le infundía valores propios de la moral católica en la que se fundamentó su crianza, por ende ella se los transmitía, al igual que

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expresa él mismo. Con y por el equipo empieza a viajar a Sudamérica y a los Estados Unidos. Ya siendo adolescente, en su colegio empieza el rechazo al orden establecido, y su rebeldía en contra de ello, esto lo expresa por medio de sus formas de vestir y en la música que empieza a escuchar, el punk. Lee sobre teorías económicas, sobre la sociedad colombiana, buscando respuestas sobre esa Medellín de los 90´s que aún lloraba las tragedias por el narcotráfico, pero que estaba cultivando un fenómeno que venía desde la época de la violencia y que mutó para convertirse en el hoy llamado paramilitarismo. Su intranquilidad por los problemas de la sociedad lo lleva a presentarse a la Universidad Nacional de Colombia, para el pregrado de Ciencia Política, a diferencia de sus amigos de escuela, que decidieron por la economía, la administración de empresas, el derecho,

en universidades privadas acorde a sus pensamientos y sus contextos sociales. Pero al ver la crisis de la educación y sentir que ese pregrado no satisfacía sus expectativas decide presentarse a la Universidad de Antioquia, a Sociología, en donde se encontró más a gusto. En este espacio académico, no olvidó sus preocupaciones ni mucho menos sus pasiones, por ello, intenta explicarlas desde ese ámbito. Sus trabajos estuvieron enmarcados hacia la pertinencia del barrismo social, sobre la violencia dentro de las barras el caso específico la Rexixtenxia Norte, con la que desde muy pequeño tuvo contacto y sobre ciertos movimientos sociales. La preocupación que siempre tuvo por el malestar social se extendió desde niño a las canchas, a los diferentes estadios que visitó. Él como todo hincha defendió siempre a su equipo, pero se dio cuenta del reflejo de la sociedad dentro del

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estadio. Se enojaba cuando las directivas del equipo jugaban con el amor y la pasión de los hinchas, sentía un dolor profundo mezclado con rabia al ver parceros que llegaban herido por los hinchas del otro equipo, siempre le dolió lo que ocurrió alrededor de su gran amor el DIM, “el equipo del pueblo”. Solía recordar con melancolía la época en la que se iba al estadio en familia, era similar a un “paseo de olla”, se llevaba comida, era más tranquilo, ahora todo ha cambiado. Juanca dentro del estadio dejaba a un lado el silencio que lo caracterizaba, se incorporaba con los demás hinchas y alentaba a su equipo con una pasión inexplicable. Cuando su conciencia no pudo más y siendo coherente con sus pensamientos, decide junto con los parceros de cancha crear un grupo, ANTIFA MEDALLO, para alejarse de los malos manejos de la barra (REXIXTENXIA

NORTE) y de los comportamientos que no iban con un “verdadero hincha”. La alegría de poder compartir con sus parceros el sentimiento por su equipo y al mismo tiempo reunirse a combinar la academia con su pasión, fue algo que disfrutó y lo lleno de moral para continuar luchando por la transformación social. Con ANTIFA se debatía tanto las coyunturas políticas del país como la crisis del fútbol profesional. De allí, han surgido varias propuestas, una de ellas, han sido las cartillas que las han llevado a los cotejos en el estadio para crear conciencia, y otras han sido una serie de eventos en la ciudad que van de la mano con otros colectivos futboleros con miradas sociales a nivel nacional. Siempre callado, analizando su entorno, siempre atento, preguntándose el por qué de la situación del país y de los pueblos, leía para buscar respuestas a sus inquietudes, pero en ocasiones veía

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que la solución no estaba en los libros. Viajaba para conocer y comprender este mundo desigual, pero en realidad lo que deseaba era encontrarse a sí mismo y saber a dónde pertenecía, de dónde hacía parte… muchas veces manifestó sentirse “excluido de las clases sociales, porque de la clase a la que pertenecía siempre intentó alejarse y evitar hacer parte de ella, pero cuando estaba con la clase popular, con los de abajo se sentía igual (excluido), porque él venía de esa otra clase de la que tanto renegó. Toda su vida fue una eterna búsqueda. Siempre con una sonrisa, presto a ayudar en todo momento a los demás, prefería él pasar trabajos, para mejorar la vida de otros, sus penas las ocultaba para evitar ser una carga o un dolor de cabeza, por ello optaba por debatir sobre problemas coyunturales o sobre las realidades que tanto le causaban angustia y con eso dejaba a un lado su tristeza, sus problemas personales para hacer suyos los problemas de los pueblos. Se refugió en corrientes ideológicas que se acercaban a tratar y trabajar lo que le inquietaba en la sociedad, partiendo de esas bases hizo parte de grupos de estudio con los que podía caminar hacia la transformación de la sociedad. El 30 de octubre del 2013, no abandonaste físicamente, en una explosión donde con un grupo de estudiantes de la UN y de la U de A, se estaban preparando para salir a protestar, en el campus de la Nacional. Pero como han dicho muchos de tus compañeros “un guerrero nunca muere”, continuas entre nosotros, porque tus enseñanzas fueron muchas, Aprendimos a caminar junto a ti y a pesar de lo que digan los que no comprenden aún tus decisiones, sabías que la coherencia tiene

un precio, tú lo pagaste. Admiración sienten los tuyos por ti. Saludos en donde te encuentres. Nos volveremos a ver, tu solo te adelantaste al final de este viaje. La vida de Juanca transcurrió entre libros y fútbol, no fue tranquila, sabemos que para todos los que se inquietan por los problemas de la sociedad, y deciden salirse de la posición cómoda para revelarse contra el sistema no tienen tranquilidad, es posible que él en estos momentos ya la hallara…

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La desaparición de Carolina Garzón Por Hernando Ordóñez M. Lic. en Español y Literatura, Universidad del Tolima Había reunido en su carcaj de sueños, a la usanza de los antiguos viajeros, los elementos esenciales para toda travesía, pero el camino al socialismo, era su ruta sagrada, sólo que en los parajes de la bella tierra, instalaría su tienda de campaña frente a la ruta de todo asombro. Como Húmboldt tras la América Meridional, Erick el Rojo tras su Groenlandia amada, la viajera Tereshkova tras el ideal socialista, la Egeria hispana en busca de la santidad camino de Éfeso, o May Sheldon ascendiendo el Kilimanjaro, Carolina marchó en busca del equinoccial Ecuador. Luego iría al Brasil, al Congreso de la Asociación Nacional de Estudiantes Libres. Pero en la tierra de Alfaro, Espejo y Guayasamín, en 2012, el 28 de abril, desaparecería bajo un manto de misterio. Vio la luz del universo un 2 de abril de 1990, en Chía, Cundinamarca, la tierra de la Luna y el Cóndor. Estudiante de séptimo semestre de artes plásticas de la Universidad Distrital, donde escribía para el periódico El Maracanazo; activista de la Mane, y dirigente del PST. Conoció el trotskismo en 2007, en el marco de la toma de colegios en el Distrito, en protesta por el recorte a las transferencias del gobierno de Uribe a la salud y la educación. A partir de allí se vinculó al Partido Socialista de los Trabajadores. Igual que la fotografía amaba viajar; en Bolivia y Perú perviven sus huellas. Era el quinto viaje que hacía al Ecuador, el 19 de marzo de 2012, aunque, tras 40 días de estadía allí, dicen quienes convivían

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con ella, que un sábado en la tarde del 28 de abril salió de su casa, en el Barrio Paluco de Quito, con el objeto de visitar el Museo de Arte Moderno, a una hora de su casa, pero el día le fue adverso, pues desde aquella triste tarde se desconoce su destino. Aunque no se descartan razones de orden político, son diversas las hipótesis que se tejen: Ecuador es desde los últimos años una zona de alto riesgo en donde se cruzan intereses de variada índole en relación con el crimen organizado; cientos de personas han sido asesinadas y desaparecidas en el último decenio, sin que haya una respuesta objetiva y cierta para las familias que reclaman. Por ejemplo, un informe de la Fiscalía General de Ecuador dice que desde enero de 2013 se cuentan más de 1.478 desaparecidos, sin que haya una política seria del gobierno para enfrentar este crimen. A ello se suma también el tenebroso negocio de la trata de personas, el cual es, después de las drogas y del tráfico de armas, uno de los negocios más rentables, que incluyen un alto grado de alta criminalidad en el mundo. Esta es la razón por la cual, y a partir del caso de Carolina, nace en Ecuador la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas (ASFADEC), que adelanta gestiones de todo orden en busca del paradero de centenares de personas que

han desaparecido, bajo todo tipo de circunstancias. En el caso de Carolina, son innumerables las acciones que se han adelantado en pro de su hallazgo o de una razón que clarifique los móviles de su desaparición. Su familia biológica, y en especial, sus padres, con el apoyo y acompañamiento del PST en Colombia y el MAS en Ecuador, han viajado desde entonces a Quito, manteniendo largas estadías y adelantando gestiones ante instituciones como la Fiscalía, la Procuraduría y otras instancias del gobierno ecuatoriano, sin que hasta hoy haya una respuesta seria y responsable, pues después de pesquisas parciales, no ha habido una actitud seria y objetiva de las autoridades ecuatorianas en dar con los móviles y autores de su desaparición. De igual manera, se han enviado cartas, una de las cuales, firmada por miles de personas, en donde se le solita al presidente Correa apoyo en el esclarecimiento y búsqueda de Carolina. Su familia política, el Partido Socialista de los Trabajadores, ha adelantado todo tipo de gestiones como mítines ante la Cancillería y la embajada del Ecuador en Bogotá, los cuales han contado con el apoyo de otras organizaciones sociales, culturales y políticas; ha cursado cartas

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ante los gobiernos de Colombia y Ecuador solicitando ayuda y cooperación en el esclarecimiento de los hechos, sin que hasta hoy se hayan obtenido resultados concretos. La última misiva, dirigida a los presidentes Juan Manuel Santos y Rafael Correa, firmada por el PST, la familia biológica y el Comité “Buscamos a Carolina” fue entregada el pasado 7 de agosto, aprovechando la visita del presidente Correa a Colombia, en el marco de la posesión del nuevo mandato de Santos, y en la que se les pide extremar los esfuerzos para encontrar a Stéphany Carolina Garzón Ardila. A esta campaña por la aparición con vida de Carolina se ha sumado también la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT-CI), en diversos países de América y de Europa. También, organizaciones sociales, culturales y políticas de Colombia y América latina han hecho pronunciamientos diversos llamando a la solidaridad en torno a la campaña. Esto ha permitido una difusión muy importante del caso a través de diversos programas

de televisión y periódicos regionales, nacionales e internacionales. Sin embargo, el misterio aún sigue sin resolverse. Infortunadamente, Carolina desaparece justo en un momento precioso de su activismo político, cuando en el marco de la lucha y la movilización de los estudiantes contra la reforma de la universidad, se gesta la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane) en la que juega un papel importante de intervención. Fruto de ello y de sus idearios, es el surgimiento de la organización juvenil Unidad Estudiantil (Unes) y el periódico con el mismo nombre, en cuyas páginas hizo importantes aportes, en la idea de la construcción de una organización nacional de los estudiantes de carácter democrático y autónomo. Eran y son los ideales de Carolina, pues aunque desaparecida, en el corazón de su familia, sus amigos y camaradas, pervive la esperanza cierta del regreso de su odisea, viva y combatiente, a la Ítaca de sus sueños.

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LA Primera parte:

S A R R S GUE

DE VILLARRICA abierto a cuchilladas y un trozo de palo en su vagina. Su único delito era “ser liberal”. En la Manzanita, muy cerca de la escuela una noche de San Pedro rodearon la casa de Efraín García, líder campesino de la vereda, y a bombazos lo obligaron a salir con un trabajador y a buscar el camino de su vecino Heliodoro Beltrán. No alcanzaron a llegar. A orillas de Quebrada Negra al pie de una gran piedra los estaban esperando y los asesinaron a machetazos. Allí mismo sus parientes lo lloraron y enterraron junto con su compañero que no recuerdo su nombre. Al día siguiente al inicio de las matanzas un escuadrón de caballería chulavita hacía el levantamiento de los cadáveres. Triste ironía. Eran la ley. Don Efraín era tío político de Marcos Cubillos (Libertador), vecino de nuestra finca, héroe de la guerra campesina al lado de Richard, compañero de armas de Pedro Antonio Marín en el sur del Tolima. La muerte del Jefe conservador Marco Antonio Molina a manos de Obdulio Moncaleano en un café frente de la plaza de mercado, enardeció los ánimos que desembocaron en muchas matanzas por parte de los chulavitas. Moncaleano vivía a dos cuadras de los hechos, frente a la casa de un

CAMPESINAS

Por Edison Peralta González

Hace más de sesenta años, los campesinos dormían en los cafetales para librarse de la policía “chulavita”, creada por el gobierno de Laureano Gómez para conservatizar a los pueblos liberales y a su paso detener la organización campesina (promovida por el líder agrario Erasmo Valencia, la colonización del Sumapaz y el Oriente del Tolima); con el aval de la ley 100 de 1944 de Contra-Reforma Agraria, aprobada por los terratenientes que hacían mayoría en el Congreso de Colombia. A Villarrica llegaron los carniceros de la muerte, con el Chato Aureliano, La Gata, El Peludo, Mirus, El Chato Ortiz y otras hienas que mi mente no alcanza a recordar. Se hospedaron en las casas de los “señores conservadores” Antonio Molina y en algunas otras, a punta de fusil. En su macabro recorrido violaron a doña Edelmira Sarmiento, esposa de Vicente Lizcano, en la vereda Bajo Bélgica. Tenía una pequeña tienda a orillas del camino Real donde solía apearme de mi pequeño caballo, a comprarle y preguntarle cosas; como todos los niños. A unos doscientos metros de su casa en un riachuelo donde acostumbraba lavar la ropa, una mañana de febrero la encontraron con el vientre

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conservador, don Leonidas Lombana un pariente del actual secretario del partido comunista del Tolima. Mis hermanos mayores de catorce, quince y dieciséis años, tuvieron que huir una mañana fría cuando cortaban caña para la molienda en nuestra finca Lérida-Pensilvania. Se fueron solos, sin dinero, sin vestuario, sin un lugar fijo donde llegar. Viajaron a Girardot, Ibagué, Quindío y Valle del Cauca a sobrevivir como peones recolectores de café. Mi madre con nosotros, pequeños de cuatro, cinco, seis, siete, ocho y nueve años dormíamos en el monte y en el día nos acercábamos a la casa en busca de alimento. Hasta que una tarde de abril nos dijo:” Nos vamos p’al pueblo”. En medio de una lluvia intensa, descalzos, los mayores cargando a sus hermanos menores, otros llevando las cobijas y algunas ollas y gallinas bajamos por el camino de Bélgica y acampamos esa noche en la gran piedra Brasil, meses más tarde escogida como una de las principales trincheras de la guerrilla campesina. En Villarrica, mi abuela Emilia González de Beltrán, esposa de Argemiro Beltrán, nos albergó en la planta baja de su casa construida en madera, bahareque y pisos de cemento frente a la casa de la “Hacienda”, en la salida a Cuinde Blanco,

donde combatirían meses más tarde la guerrilla y los soldados del batallón Colombia recién llegado de Corea. Así crecimos oyendo los combates y el estruendo de las bombas Napalm y el metralleo desde los aviones casi todos los días. Un mañana de enero de 1953, llegaron siete policías conservadores a la tienda que tenía mi abuela y la obligaron a suministrarle alimentación, tres comidas diarias durante varios meses que nunca le pagaron. Mi abuela era liberal gaitanista como mi padre y mi madre; hoy creo que mi abuela Emilia era una heroína. En el zarzo destinado a secar el café de la finca, escondía a varios campesinos liberales para librarlos de una muerte segura si caían en manos de sus comensales malditos. A media cuadra de la tienda mi hermana Isabel con apenas trece años, presenció la muerte a bayoneta “calada” de Clodomiro Reyes a manos de un teniente, frente a la casa del jefe Conservador Antonio Molina, uno de cuyos hijos, Manuel, aún vive ya anciano en la ciudad de Ibagué. Otro día sacaron de la vivienda de Pedro Prada (tío de Eusebio Prada, quien luego fuera representante a la cámara por la Unión Patriótica), a Demetrio, un campesino que había huido de su finca, y a punta de bayoneta lo llevaron al mismo sitio y de

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un solo machetazo le cortaron la cabeza. Aún sangrante lo arrastraron hacía el rio, por la calle donde vivíamos y por una de las hendijas alcancé a presenciar ese acto macabro que aún horroriza mi cerebro. En las mañanas mi mamá y mis hermanas ayudaban a un señor, Guillermo Antonio Oviedo que vivía con su familia al pie de nuestra finca, a tender un toldo en la plaza del pueblo y vendían comida a la gente que estaba llegando desplazada de las veredas. Eran muchos, creo que pasaban de tres mil personas que huían de los combates entre las guerrillas campesinas y el ejército. Duraron varios días y poco a poco se fueron retirando con sus escasos enseres hacia la cordillera del Sumapaz, iban muchas mujeres, niños enfermos y hambrientos luchando por sobrevivir. Para la época de 1953, los campesinos del oriente del Tolima principalmente

en Villarrica, ya estaban organizados en el Sindicato Agrícola, Autodefensas y el Frente Democrático para evitar el despojo de las tierras por parte de los grandes hacendados y el acoso de la policía política al servicio del conservatismo en el poder. El 22 de diciembre de 1953 llegó a Villarrica Isauro Yosa, el Mayor Lister y Alfonso Castañeda, Richard, al mando de ciento cuarenta hombres provenientes del Davis Sur del Tolima, después de haberse separado de Pedro Antonio Marín, quien había marchado a Riochiquito, para apoyar la lucha de los campesinos que heroicamente defendían el territorio que pretendían arrebatarle los terratenientes del café y los anticomunistas. Por coincidencia, ese mismo día los campesinos combatientes de Villarrica hicieron una entrega simbólica de armas

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Fotografías: www.villarrica.galeon.com


en la cabecera municipal, más por conveniencia política y estratégica que por confianza en el gobierno dictatorial de Rojas Pinilla. Lister se instaló en la Vereda la Mercadilla y Richard siguió hacia la Manzanita un lugar donde la organización campesina era fuerte y significada un gran respaldo para los recién llegados. Instaló su cuartel general en Lérida, la finca abandonada de mi madre, Trinidad González de Peralta. Mi padre Isauro había muerto años atrás, después de la muerte de Jorge Eliecer Gaitán, debido a una grave enfermedad. Tenía una casa construida con un préstamo del Instituto de Crédito Territorial, la más grande de la región en una topografía semiplana, un clima fresco y muchos árboles frutales, café plátano y caña y extensos pastizales. Ese día mi madre me había enviado a la finca a “darle una vuelta” y llevar unos caballos y mulas de su propiedad que habían aparecido en

las calles, sin medir el riesgo de cuanto hubiera podido ocurrirme en tal aventura. Estaba soltando los cabezales a las bestias cuando de pronto comenzaron a llegar hombres armados a Lérida, unos con uniforme militar y otros con ropa de civil y alpargatas. Me atreví a saludarles pero ni uno solo quiso responder. Tal vez venían muy cansados, descargaron sus equipos de guerra en los andenes de la casa y otros en los potreros. Los comandaba un joven alto, blanco, de contextura atlética. Años más tarde pude confirmar que se trataba de Alfonso Castañeda, ‘Richard’, un joven chaparraluno comunista de 22 años, que Gabo confundió con “Tiro Fijo”, paisano del General bolivariano José María Melo, héroe de la batalla de Ayacucho y que fuera después presidente de Colombia. Continuará……

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O J I F O TIR ANTE LA HISTORIA María José sabe que estuve en la guerrilla. Yezid, me preguntó en el apartamento en el que vive de arriendo en el populoso sector de Lavapiés de Madrid ¿tú conociste a Tirofijo? Si, le respondí luego de guardar unos segundos de silencio, en algunas ocasiones lo vi y en otras entablé un breve dialogo con él. Su pregunta me tomó por sorpresa porque sé del poco interés que ella tiene por los sucesos políticos de Colombia. María José es una de los millares de colombianas que, hace más de una década, abandonaron el país. Recaló en La Península con el fin de ganarse la vida y debido a la crisis económica que padece España hoy pasa dificultades a pesar de haber obtenido la nacionalidad ibérica. La violencia cotidiana y la falta de oportunidades son las principales razones que argumentan los más de cinco millones de colombianos que viven en el exterior para abandonar el país.

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Es cierto que Tirofijo fue un hombre terrible, siguió preguntando María José mientras trataba de refrescarse con un abanico sevillano que agitaba con su mano derecha. El verano en Madrid es ardiente y por momentos se puede comparar con el sofocante calor que predomina en Valledupar o Magangué. La miré y sonreí. Las guerras que ha vivido Colombia no pueden mirarse de la misma manera como se ven las series de dibujos animados, dije, en las que hay un Piolín o un Correcaminos siempre en peligro de caer en las fauces de Silvestre o del Coyote. Un conflicto no es una seguidilla de sucesos entre buenos y malos. Manuel Marulanda Vélez, más conocido como Tirofijo, no fue un hombre bueno o un hombre malo, simplemente fue un campesino al que los avatares del destino lo convirtieron en uno de los personajes más relevantes de la historia colombiana. Cómo, un campesino que a duras penas consiguió ir a la escuela, consiguió bajo su mando, constituir a uno de los ejércitos revolucionarios más grande del planeta, merece un trato singular por cuenta del mundo académico y literario. Llama la atención que los biógrafos colombianos no se hallan fijado de la estatura histórica de quien fuera el fundador y líder máximo, hasta su muerte, de la guerrilla de las FARC EP. Sólo, el fallecido escritor Arturo Álape, logró acercar la figura del legendario guerrillero a la pequeña masa de lectores colombianos1.

La vida de Tirofijo fue dramática, novelesca. Nació como cualquier labriego pobre de Latinoamérica y murió, de muerte natural, en su campamento de guerra acosado por una de las más complejas y eficaces maquinarias bélicas que pueblan la tierra: la Fuerza de Tarea Omega. En la historia contemporánea son escasos los hombres de guerra que pudieron resistir y sobrevivir a sus enemigos más de un año, un lustro, una década, en fin, sin perecer en su ley. Manuel Marulanda lo consiguió: duró más de medio siglo en la selva, echando y recibiendo tiros, sin perecer en batalla. En la vida del guerrillero Manuel Marulanda Vélez hay dos momentos que, a mi modo de ver, muestran sendas facetas, tal como si fuera una biografía en dos volúmenes. Un primer momento que va desde la Operación Marquetalia de 1964, hasta su primera aparición en público a principios de los ochenta2. El segundo momento comienza con la Séptima Conferencia de las FARC en 1982 y la firma posterior de los Acuerdos de la Uribe, hasta su muerte en marzo de 2008 en un remoto paraje selvático del oriente del país rodeado de sus camaradas de lucha. Los octogenarios Jaime Guaracas, quien hizo parte de la jefatura fariana, y Miguel Pascuas, actual miembro del equipo de negociadores que las FARC EP desplazó hasta La Habana, son quizá las dos únicas personas vivas que pueden contar con pelos y señales lo que fue la 2 Manuel Marulanda Vélez junto con otros miembros del Secretariado de las FARC EP. Marulanda y Jaime Guaracas aparecen con el rostro descubierto y los demás integrantes del Secretariado ocultan sus rostros con capuchas.

1 Las Vidas de Pedro Antonio Marín, Manuel Marulanda Velez, Tirofijo, Editorial Planeta, 1989 y Tirofijo: Los Sueños y las Montañas, editorial 21, Buenos Aires, 1998.

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trashumancia de Manuel Marulanda entre las décadas de los sesenta y los setenta. Son los tiempos míticos de Tirofijo. Los tiempos que la mayoría de colombianos desconocen y que van íntimamente unidos a la resistencia campesina y los movimientos de colonos. A partir de los ochenta vemos al Tirofijo mediático. Un hombre que por carácter y sentido de lo colectivo desdeñaba la figuración y la fama y sin embargo era el centro de la noticia y el chismorreo porque en ese momento, como dicen los pescadores de los mares del norte, era uno de los hombres que cortaba el bacalao, la pieza con la que se podía completar el rompecabezas de la paz en Colombia. Era el líder guerrillero asediado por centenares de lentes y grabadoras provenientes de

todos los vientos que querían registrar su imagen, sus gestos, su voz. El Tirofijo de la era de la imagen es el que ha quedado tatuado en la memoria de Colombia y el resto del mundo. Transcurría el abortado proceso de negociación del Caguán y un enjambre de periodistas se hacía alrededor de un líder guerrillero que, hasta entonces, había sobrevivido a todas las guerras y sin embargo se mostraba con el sencillo ropaje de un campesino. Si no fuera por la pistola que llevaba al cinto a nadie se le hubiera ocurrido que era el comandante en jefe de la guerrilla revolucionaria más grande del hemisferio occidental. Los tiempos en los que era posible hacer una especie de hagiografía alrededor de

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un líder son clavo pasado. La biografía de Pedro Antonio Marín o Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo, tres nombres distintos y un solo hombre, está en mora de hacerse. Habría que pensar y narrar, como hombre que fue, en un Tirofijo que tuvo aciertos y yerros. Pero no hay duda alguna en que Manuel Marulanda Vélez fue un idealista que resistió y luchó por unos ideales. En los procesos de paz, tal como el que se adelanta en La Habana entre el gobierno del presidente Santos y la guerrilla de las FARC EP, se acude finalmente a un narrativo sobre las razones que originaron un conflicto y sus protagonistas más relevantes. Se busca que las nuevas generaciones comprendan las raíces de la violencia y porqué no es recomendable acudir a ella. De esta manera las sociedades podrán visionar todas las facetas de hombres como Manuel Marulanda Vélez. Yezid Arteta Dávila

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“522 AÑOS DE GUERRA,

POR LA PAZ”

50 AÑOS

Para exigir hay que conocer. Para exigir paz hay que saber hacer la paz. Vivir en paz era algo cotidiano en las comunidades aborígenes que habitaron los territorios de la América Latina, quienes con sus costumbres, rituales y lenguas habían encontrado una forma tranquila de convivir entre sí y con el medio ambiente. Muestra de ello es el grado de conservación de la naturaleza y de convivencia sana que aún permanece en las pocas tribus que sobreviven a la masacre del desarrollo. Sin embargo, con la llegada de unos barbudos, crucifijo en pecho, la tranquilidad y la armonía se derrumbó. Masacres, violaciones, robos, usurpaciones, torturas, esclavitud, ofensas, contaminación, olvido, sobre todo el olvido; todo se juntó para arrasar con el equilibrio existente. Con el tiempo el

macabro juego tomó forma: instituciones, gobierno, políticas, leyes, negocios, economía, educación, políticos, ejército. Un torrente de maquinaria ideológica se puso al servicio de unos extranjeros, que en últimas no eran ningunos dioses y no sólo eran españoles, para terminar una campaña de conquista basada en la opresión, represión y supresión de los obstáculos que se atravesaran en su cruento camino de ambición y codicia. Para los años 60s del siglo XIX la situación de Colombia, tierra de riqueza, era un circo bicolor que disfrutaban en sus palcos de oro y petróleo los titiriteros continentales. Conservadores y liberales estaban absorbidos en el juego del Frente Nacional “yo gobierno, luego tú”, con el que se turnaban para anunciar públicamente las orientaciones que recibían del extranjero. Ante esto, ojos

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abiertos que traían el saber del vivir en paz decidieron enfrentar la situación y exigir el bienestar que conocían. Varios movimientos se fueron creando en medio de la fría polarización del país que cada vez traía más muertos, todos del mismo territorio. Así surge el Movimiento Revolucionario Liberal –MRL- que fue fundado por López Michelsen, bajo la idea de oponerse al Frente Nacional. Sin embargo hubo posiciones políticas contradictorias al interior que produjeron la división del movimiento, generando un brazo más radical llamado JMRL, referente a las juventudes, y quienes veían en la lucha armada una solución para el conflicto que se perpetuaba por casi cuatro siglos. Posteriormente, con el triunfo de la Revolución Cubana, la emoción juvenil encendía una esperanza de volver a ser

libres y a vivir en paz, como ellos sabían. Así, a mediados de 1962, un grupo de jóvenes fueron enviados a la isla socialista para capacitarse en diferentes áreas. La experiencia debió haber sido maravillosa, pues en medio de las clases 11 hombres se reunieron para pensar una estrategia con la que su país, que se encontraba un poco más al sur, pudiera gozar nuevamente del bienestar social, de la justicia, de sus tierras. En un claro conocimiento de su historia, deciden llamar a este primer grupo, con espíritu transformador, “Brigada José Antonio Galán”, en memoria del líder comunero que participó en la gesta emancipadora contra el virreinato español y que fue vilmente asesinado. A finales de 1963, el grupo regresó a Colombia con un plan organizado para

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crear el primer foco de donde surgiría el Ejército de Liberación Nacional, en san Vicente del Chucuri – Santander. Todo, incluso la zona seleccionada, estaba milimétricamente calculado como una estrategia política para la transformación revolucionaria. De esta manera, y con el apoyo inmediato de la gente, campesinos y trabajadores, el 4 de julio de 1964, con no más de 17 colombianos, inicia en las montañas de Santander la primera marcha guerrillera del ELN, fecha en la que se conmemora el inicio de su lucha por la paz. Hoy, 50 años después de esta chispa que encendió en muchos la esperanza, de la decisión de construir el mundo a su medida, el ELN logra sentarse con el gobierno en la posibilidad de dialogar sobre las visiones de país que existen y de cómo es la paz que necesita Colombia. Los acercamientos entre las partes se hicieron públicos el pasado 10 de junio, lo cual representa un importante cambio en la estrategia guerrillera si se tiene en cuenta que hasta la Primera Asamblea Nacional del ELN “Comandante en Jefe, Camilo Torres Restrepo”, realizada en el Bajo Cauca Antioqueño entre Enero- Marzo del año 1986, este ejército insurgente impulsó estrategias políticas y militares donde combinaban la guerra popular prolongada o se negaban a los procesos de diálogo y negociación propuestos por diversos gobiernos. Tal fue el caso cuando bajo el gobierno de Belisario Betancourt (1982-1986) fueron la única fuerza guerrillera importante del país que se negó a participar en el “Diálogo Nacional” propuesto. Sólo hasta el año 1989 esta guerrilla decide articularse a la Asamblea Nacional Popular con la propuesta de “Diálogo

Nacional” sobre los temas de la defensa de los Recursos Naturales y un Convenio por la Vida para Humanizar la Guerra, que aún hoy siguen impulsando como una conjugación de esfuerzos políticos y sociales por la defensa de la soberanía nacional y por la búsqueda de la solución política al conflicto; tema que siempre ha estado incluido en lo que sería su plan de gobierno alterno. Lamentablemente, tras la realización de la Constituyente Nacional de 1991 el gobierno de Cesar Gaviria considera que las guerrillas quedan sin justificación para la lucha armada y que el único tema a solucionar (los otros habrían sido solventados en la Constituyente) era la desmovilización y el desarme. Con la negativa del ELN, el gobierno Gaviria declara la “guerra integral” y en cabeza del Ministro de Defensa, Rafael Pardo, planea la liquidación total del ELN; una de las tantas llevadas a cabo según los medios masivos de comunicación. A pesar de los importantes cambios generados, en estos 23 años la agudización de las problemáticas sociales ha sido evidente. A este punto Colombia es el tercer país más desigual del mundo, aunque el más feliz. Es uno de los que más inversión extranjera tiene, pero una economía interna débil. Es uno de los peores en educación, pero de los principales productores de petróleo en el mundo. No tiene agua suficiente para beber, pero suficientes regalías por recursos naturales para entregar en el extranjero. Muy en contra de lo que algunos creen, la legislación producida en el 91 abrió las puertas a políticas derrochadoras con intereses multinacionales. La parcialización del Estado hacia intereses extranjeros, el arrasamiento de los recursos naturales, es más que evidente… es palpable.

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Todo este panorama lleva a pensar tanto a las FARC, quienes ya se encuentran en diálogos, como al ELN, que se prepara para hacerlo, que “la paz tiene que ver con cambios estructurales”, es decir, con la construcción de políticas que generen justicia social, propenden la defensa de los territorios, logran una salida a la crisis humanitaria, democratizan el régimen político, acaban la impunidad y generan una plena garantía de los derechos humanos. Además, para el ELN la paz no puede hacerse sin la gente. Como dicen ellos: “El pueblo se cansó de ser el convidado de piedra”, metáfora que permite entender que cada colombiano debe ser protagonista y tener participación en la construcción de las políticas que regularán la vida de los ciudadanos y no bajo la única forma de algunos grupos invitados a participar en foros académicos que aportan insumos para la mesa. La propuesta de hacer protagonistas a las personas tiene que llevarlos a estar cara a cara como parte del conflicto. Pero se preguntarán muchos, ¿qué puede saber de paz un ejército que lleva 50 años en guerra? En una entrevista realizada por La Voz de la Libertad, el Comandante Pablo del Frente de Guerra Oriental de esta organización dice: “Son 50 años de lucha, de vida que nadie nos puede quitar, de resistencia, son 50 años de combate. Ninguna guerrilla en el mundo ha tenido una experiencia como la que nosotros hemos tenido. Nos ha tocado enfrentar todas las experiencias y todas las maquinarias bélicas del imperialismo y todas las brutales políticas del capitalismo”. Lo que indica, según él, que el ELN porta muchas riquezas, muchos conocimientos y tiene muchas alternativas para continuar

la inclaudicable lucha que se plantearon en el 64 y que sigue vigente con miles de combatientes en varios Frentes de Guerra. Agrega el Comandante: “Podemos decir que estamos más vigentes que nunca. Con todo el potencial histórico que hemos venido ganando en estas largas y difíciles batallas”. Y es que desde la fundación de esta organización que el 7 de enero cumplió 50 años, ya no de ser fundada sino de salir con una proclama a la luz pública, se dejó en claro que se luchaba por la paz con justicia social y equidad. El Manifiesto de Simacota de 1965 expresaba que estos hombres y mujeres se revelaban en armas como única opción de acompañar las luchas del pueblo y de irle estableciendo unas garantías de defensa, lo que según Pablo han demostrado en estos 50 años, así como han demostrado que como organización tienen “planteamientos para que la Colombia martirizada, sufrida y sometida tenga un futuro, tenga un desarrollo justo y digno, donde se acabe la esclavitud, la represión y no haya sometimiento”. Es interesante saber que incluso en medio de la guerra los militantes del Ejército de Liberación Nacional logran en sus filas algo de la paz que pretenden expandir. Si bien hay problemas, como en toda familia y sociedad, los valores elenos, como ellos les dicen, brindan un panorama de lo que podría ser una Colombia en paz y con justicia social. Lucy, una guerrillera con voz autorizada, en parte de una entrevista, cuenta que la vida en la guerrilla es buena, siempre tienen buena comida, estudian, aprenden, se ayudan mutuamente, la mujer es valorada y tratada como igual, “es un combatiente más” tan capaz como los demás, se trabaja con la comunidad,

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se ríe, se llora, se construye, se respeta, se dialoga, se reconocen los errores, hay justicia, se defiende la tierra, se ejerce soberanía. La familia, es base fundamental de esta guerrilla. En la agenda del ELN es fundamental la defensa de los recursos. El Comandante del Frente de Guerra Oriental manifiesta: “Siempre nos hemos planteado cómo poner los recursos energéticos al servicio del Pueblo, protegiendo la naturaleza y siendo rentable para la sociedad colombiana, ya que la política imperialista es saquear los Recursos Naturales sin indemnizar, colocando al pueblo colombiano a trabajar para sacar los Recursos Naturales y llevárselos gratis. Política que es discriminativa y de robo”. Con esa idea, la guerrilla hizo al gobierno la propuesta de que acepten los recursos como eje para el desarrollo y bienestar de la sociedad colombiana y no para que se los lleven las multinacionales. A

pesar del esfuerzo, la propuesta no ha sido escuchada nunca, por lo que desde el pasado 20 de febrero se ha entrado en una “ofensiva integral” de la estrategia iniciada en 1986 contra los oleoductos y las multinacionales que, al menos, han dejado afectaciones en la economía de las saqueadoras empresas que, además, no reconocen su responsabilidad en el impacto ambiental de su presencia en el territorio. Por el momento se está en una etapa de apertura hacia los diálogos, hay algunos adelantos, sobre lo que se va a dialogar en la mesa, y aunque aún no se han hecho públicos, se sabe que la participación ciudadana es fundamental. Por su parte, el presidente Correa, en visita pasada, dijo para Canal Capital que en Ecuador ya se realizaron encuentros entre las partes y que su país, además podría ofrecerse como garante para el proceso. Cabe mencionar que las conversaciones

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derecha. El sociólogo James Petras pone en tela de juicio las garantías existentes para que los acuerdos a los que se puedan llegar se cumplan, pues según él, después de firmados los acuerdos las fuerzas de la derecha fascista seguirán intactos, no se van a desarmar, no se van a desmovilizar, van a estar en el Congreso decidiendo sobre el Ejecutivo. Es claro que faltan muchas partes por sentarse a la mesa, falta la derecha extrema, los indígenas que tienen acumulado el saber ancestral, los campesinos que han entrado en varios paros gracias a la crisis, los estudiantes que buscan una mejor educación, los trabajadores que día a día construyen el país sobre sus hombros, la fuerza pública, los artistas, los maestros, los médicos, los abogados, los afrodescendientes, los palenqueros, los pescadores, todos los que han sufrido el conflicto que inició hace más de 500 años y que algunos sectores han tratado de responder tras diversos levantamientos. Que nos vengan a hacer creer que el conflicto lleva sólo 50 años, es otra estrategia para el olvido. Tal vez por eso, el ELN sigue buscando la posibilidad de un diálogo que permita al Pueblo construir su propio país, que posibilite a los que saben de paz, hacerla (Extracto de investigación sobre el Conflicto en Colombia) Redacción “La Tribu” En asociación con Alternativa Latinoamericana de Canadá Dossier photographique: Alternativa Latinoamericana de Canadá – Medios Populares de Comunicación http://mediospopularesdecomunicacion. jimdo.com/

comenzaron con obstáculos, pues en el primer comunicado conjunto del Gobierno y el ELN, donde se anunciaba el inicio del ciclo exploratorio, el sexto punto fue alterado por parte del gobierno Santos de forma unilateral e inconsulta, transformando el acordado “construir un país en paz y equidad”, por una “construcción de una paz estable y duradera”, lo que produjo la inmediata reacción del ELN. Por su parte, en su balance sobre las elecciones, Pablo considera que fueron un juego de mentiras, indicando que lo que buscaban los dos candidatos, aunque en distintas formas, era una paz con rendición y sin diferencias en el tratamiento de las políticas neoliberales. Toda una estrategia para la confusión. Respecto a los diálogos hay dudas, no sólo por el hecho previamente mencionado y las experiencias pasadas, sino por la vertiginosa fuerza que ha tomado la

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PENSAR LA MUERTE, PARA NO DAR MUERTE La muerte estรก en los catres: en los colchones lentos, en las frazadas negras vive tendida, y de repente sopla: sopla un sonido oscuro que hincha sรกbanas, y hay camas navegando a un puerto en donde estรก esperando, vestida de almirante Pablo Neruda

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La modernidad y la postmodernidad han sido encantadas por una fundamentación esencialista que intenta explicar o dar cuenta del acontecer humano a través de los procesos culturales. O sea, la cultura en estas dos épocas sucedáneas es la base general para rastrear lo ocurrido, expresar lo que acontece y para inferir el acontecer. En fin, llevan siglos diciéndonos que tenemos una especie de existencia cultural, que la vida es sólo cultura y que la cultura es la reafirmación de la vida, tanto en la tradición: que persona tan culta, con tan finas costumbres; en el progreso (ha llegado la cultura); y ahora en la multidiversidad; que vivan todas las culturas en el capital. La prestancia de esta nueva musa que envuelve la vida con su promesa de infinitud, se debe por sobre todo a que ha sido admirada a través del cristal metafísico, es decir como un trasfondo redentor de todos nuestros miedos, dolores, ansiedades y penumbras. Ó lo que es lo mismo, se le ha conceptualizado con ese más allá que nos abriga del frio y la tempestad. Por ende, hoy más que nunca necesitamos determinarla a la intemperie, en el arrojo del desamparo, en el acato de la finitud. En este sentido vamos a entender la cultura como un modo de comprender la presencia de la muerte. Para cumplir con tan noble tarea No basta con pensar en la muerte, sino que se debe tenerla siempre delante. Entonces la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre. Y será precisamente en ese adelante, donde se abre la posibilidad de aprehender a caminar con ella. No se trata en ningún momento de construir una imagen de la cultura a través de la mirada del Angelus Novus, que sólo refleja una

catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. Lo que se quiere convenir es una exhortación de la muerte como poiesis, para desde su manifestar, escuchar detenidamente aquello que llamamos cultura. De igual forma, es fundamental aclarar que no se trata de construir un culto a la muerte, o de invocaciones de muertes, es simplemente estipular que pensar en la cultura nos ob-liga a vivir, sentir y percibir la inmanencia de la muerte. Si me permiten la altanería en forma de cotilleo, de comprenderla como motor inmóvil. El modo en que sentimos la manifestación de la muerte es a través del intenso dolor, exponiendo de esta manera una cultura que no ha sido capaz de relacionarse con el óbito, que se ha negado tercamente a entablar un diálogo sincero con su mortalidad. La mentira del más allá con su vida eterna o la reencarnación son otra muestra fehaciente de dicho divorcio. A lo sumo se le acepta como fantasma que deambula por los pasillos sin pena ni gloria, desatendiendo que la muerte es el inexorable sino de todo ser. Destino que algunos les llega en plena existencia: muertos en vida. Es increíble cómo nos cuesta aceptar la finitud, de asumir con gallardía el hecho de que somos mortales, o dicho con cierto flirteo seres para la muerte, y que por ello mismo hemos construido la capacidad de valorar, de desear, de amar, de odiar, de luchar… sí, es el saber de nuestra finitud lo que nos ha permitido afrontar el mundo, por medio del sentido. O dicho de otra forma, la mortalidad nos ha dado la capacidad de ser en común, de tener un ahí donde pensar sensiblemente la

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elección de posibilidades. Es entonces, gracias al poder de la muerte que gozamos del placer de los sentidos. Saber del poder de la muerte, no es sólo comprender que a la muerte no se le puede dar muerte, si no comprender que el distanciarse de ella es la que permite dar de muerte. Es precisamente el alejamiento hasta llegar a su omisión, lo que ocasiona la fiesta de la guerra, la destrucción y el aniquilamiento. Ha sido el intento por borrar de tajo lo normal de la muerte como principio de vida, lo que nos ha hurtado la alegría de la norma de la vida, de Norma Patricia Galeano. El baño de sangre ocasionado en el siglo XX, o que me gustaría nombrarlo el siglo de Auschwitz, de las masacres, tiene su ascendencia en los postulados que desconocen la fragilidad de la vida y del vigor de la muerte, no habrá duda que reconociéndonos mortales, y aceptando categóricamente la experiencia límite, es que se reconoce la sacralidad de la vida. Son realmente todas aquellas doctrinas que buscan imponerle a la vida un desconocimiento cotidiano de la finitud, las que han servido de base para que la prepotencia absurda de los megalómanos, ondeen las banderas del triunfo de la muerte como lo pintara Pieter Brueghel el Viejo. Pero, sería mejor titular el óleo como el triunfo de dar muerte, porque es en la acción del dar, donde la vida y la muerte misma pierde todo sentido, es el verbo el que tenemos que desvanecer de toda práctica humana, dejar de anticipar una cita a la que inexorablemente llegaremos y por la que hemos dotado de significados la vida. Es el conocer que estamos siempre dando cara a la pérdida, lo que nos posibilita dotar la vida de importancia.

Construir un pensar que entienda la muerte, que se relacione con ella, que escuche atentamente su mensaje como significado de la vida y que a la vez odie completamente el sin sentido de dar muerte, de la embriaguez inocua de la sangre, es la obra que se no da por delante. Dicha obra, no es más que romper el pesado silencio a la que se le ha sometido y al que nos hemos sometido, al no pensar la muerte como movimiento de lo sensible. En el mismo sentido de lo expresado en los párrafos anteriores, la insensibilidad emerge del dejar de lado la extinción como parte esencial de la existencia. Y será precisamente el hacernos insensibles, el pensarnos en el orden de lo suprasensible, lo que generará el acto de matar, el deleznable dar muerte, de hacer morir o llevar hasta la muerte. Gran contradicción al olvidarnos de la muerte, impulsamos directamente la vida hacia ella. Lastimosamente esta contradicción pertenece a una paradoja aún más grande, ya que en el momento en que descubrimos que nuestra existencia es limitada, sobreviene en primera medida; la fragilidad de la vida, la indefección en la que emergemos al mundo y por tanto la solicitud del cuidado que necesitamos para poder existir, cuido que sólo lo podemos abordar desde lo común, en existir y el poder tener una existencia es entonces la construcción del llamado a cuidarnos, cuidado que dona la capacidad de dar sentido a una existencia de mortalidad; en segunda medida, el saber de nuestra finitud también permitió emerger la acción de dar muerte, el poder dar fin a la existencia de otros, el desplazamiento del cuidado conjunto, de la comunión de la vida, a la dejación y/o abandono de lo común; dicho claramente, emerge el

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odio, el desprecio por la comunidad como expresión del cuidado que necesitamos al sabernos destinados a la muerte, odio que no es más que el desconocimiento de la fragilidad de la vida, un odio que simula un fuerza y aparenta una grandeza y poderío en el acto de dar muerte, cuando sólo es la cobardía de comprendernos mortales, demasiado mortales. Dar muerte es la acción que destruye el existir, que aniquila el cuerpo, pero sobre todo la posibilidad de la existencia, del cuidado como construcción de lo común, en cada acto de segar una vida, está implícito el asolar el sentido del mundo, la fragmentación del cohabitar y el secuestro del significado del existir. Cada vez que se da muerte, se restringen al máximo las posibilidades del placer, del devenir, del acontecer, del convivir, de la solicitud del buen vivir, que no hace la eterna finitud.

En general, arrojar alguien fuera de este mundo, dado por el “argumento” de mejorar el mismo, es categóricamente la nada de mundo; o sea es el acto de lo inmundo, la negación de todo sentido. Por ello, el haber aceptado el sin sentido de la presencia soberana del dar muerte, nos mantiene en un sin lugar, sin posibilidad alguna de vivir el don del significado, de la alegría que es vivir con el sino de la finitud, porque gracias a ella hemos construido la necesidad de invocarnos para el cuidado, de ser en comunión y solamente en comunidad la cura que nos permite construir el valor de la existencia y la importancia del adiós. Boris Edgardo Moreno Rincón In-docente Universitario

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Pierre Díaz FCHA-UT Un amigo que se desempañaba como profesor en una universidad privada del país me contó que hace un par de años un estudiante no leyó un texto sobre mayo del 68 argumentando que el tema era algo muy viejo: “profe, eso para qué, yo ni siquiera había nacido”. La respuesta del estudiante tiene que ver con una conducta generalizada en las democracias liberales: la historia que importa es la historia de mi vida y la memoria que vale la pena es la memoria del recuerdo fútil, posición bastante soberbia. En 1993 el historiador egipcio Eric Hobsbawm pronunció una conferencia titulada “El presente como historia”. Para la fecha de la conferencia Hobsbawm se preparaba para publicar Historia del siglo XX, investigación que el propio autor consideró como la historia de su propia vida pues el periodo trabajado es el mismo periodo que había y seguía viviendo. Aunque se podría pensar que esa historia de “su propia vida” es también el relato que reconstruye una experiencia

colectiva, tal idea es una paradoja pues si bien la perspectiva puede ser compartida por algunos pares, para Hobsbawm es claro que el historiador ocupa un lugar y sostiene una perspectiva personal que le sirven para observar el mundo. Para él, haber nacido en Alejandría, pasar su infancia en Viena, vivir en Berlín en los años del ascenso de Hitler y posteriormente estar en Cambridge formó sus ideas políticas y confirmó sus intereses profesionales por la historia. De ninguna manera quiero plantear que cualquier persona debe tener los conocimientos históricos detallados de Hobsbawm y que debe convertirse en un profesional y estudioso de la historia, pero la pregunta es sobre la experiencia de vida, mi pregunta es sobre lo que significa estar en el mundo y vivir y habitar en un país como Colombia. Se debe decir que el narcisismo que lleva a pensar que la historia comienza cuando uno nace no es el resultado de una conducta natural inherente a la especie humana, sino que es el resultado histórico de discursos y

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prácticas que a lo largo de siglos y décadas han sido inventados y publicitados por la teoría liberal y su último hijo, el neoliberalismo. La antropóloga cultural Susan McKinnon propone que lo que hace y dice la gente no se debe al reflejo de una verdad biológica (como lo piensa la psicología evolucionista) y propone que las maneras de ser, pensar y existir de las sociedades humanas son el resultado de procesos histórico culturales en los que los imaginarios y las representaciones sociales son fundamentales a la hora de observar el mundo. Prefiero el enfoque de McKinnon al de la psicología evolucionista que propone que la gente es reacia ante el otro, individualista e indiferente ante la realidad que lo circunda por mero reflejo biológico y determinismo genético. No obstante, ¿cómo entender que hay individuos para los que, como máximo, solo es historia aquello que tiene que ver con sus narcisas vidas? Hobsbawm nos da su versión sobre el asunto advirtiéndonos que las diferencias generacionales son suficientes para dividir profundamente a los seres humanos. Cuenta, por ejemplo, que en sus clases cuando decía recordar con exactitud que el 30 de enero de 1933 Hitler fue nombrado canciller de Alemania, se daba cuenta que para sus estudiantes era como si les estuviera hablando de prehistoria. En ese sentido, lo que para el estudiante era prehistoria para él seguía siendo parte de su presente: “El estudiante de liceo que, ese día, al volver de las aulas a la casa, con su hermana, vio los titulares de los diarios vendidos en la calle, continua en algún lugar dentro de mí. Aún hoy veo esa escena, como un sueño.” No podemos concluir que los estudiantes del profesor de Alejandría y la estudiante

de mi amigo son unos insensibles históricos desinteresados en ese mundo diferente que es el pasado. Pero como el llamado de atención parece ser iniciar con la historia reciente para comprender que hay hechos que aunque no me tocan de manera directa sí merecen de la total comunión y solidaridad (piénsese en el pueblo palestino) para de esa manera comprender que el neoliberalismo en América Latina, la caída del muro de Berlín, la desintegración de la Unión Soviética, las dictaduras del cono sur, mayo del 68, la revolución cubana del 59, la revolución cubana del 52, la revolución mexicana, los procesos independentistas, la caída de la casa borbónica, la casa de los Austria, la colonización, la conquista, el encuentro entre Atahualpa y Francisco Pizarro, el 12 de octubre de 1492, el abya-yala, el tahuantisuyu, el mundo inca, azteca y maya tienen que ver con el presente, pues iniciemos con un hecho que hace parte de la actualidad colombiana: seguimos en guerra. Aunque el gobierno nacional y las instituciones oficialistas insistan en que este es un país en conflicto, la verdad es que este es un país que permanece en una guerra en la que intervienen Estado, guerrillas, paramilitares, empresarios, hacendados, policía, militares que involucran directa e indirectamente a toda la población. La guerra como un hecho de la historia presente del país cuenta con fechas, actores, intereses y motivos que permiten confirmar la existencia de unos antecedentes históricos. Para no ir tan lejos, de acuerdo al informe ¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad publicado en marzo de 2014 por el Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1958 y 2012 fueron asesinadas

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más de 220 mil personas de las cuales el 80% eran civiles inermes. Entre 1970 y 2012 se registraron 27.023 secuestrados, 24.482 por guerrillas y 2.541 por grupos paramilitares. Entre 1981 y 2012 los paramilitares asesinaron selectivamente a 8.903 víctimas, las guerrillas a 3.899, la fuerza pública a 2.399 y 6.406 víctimas fueron asesinadas selectivamente por grupos armados no identificados. Entre 1985 y 2012 resultaron: 8.070 lesionados y 2.119 muertos por minas quiebrapatas; los paramilitares cometieron 1.166 masacres, 343 fueron ejecutadas por las guerrillas, la fuerza pública consumó 158 masacres, 295 masacres por grupos armados no identificados y entre grupos paramilitares y miembros de la fuerza pública u otros grupos armados perpetraron 20 masacres. Entre estos años se registraron 20.007 desapariciones forzadas y 5´712.506 expulsados del campo y la selva por la guerra. El panorama sería del todo lamentable y desalentador sino fuera por los procesos de resistencia y oposición radical al proyecto económico, político y cultural que los diversos sectores sociales han mantenido a lo largo de la historia y, por supuesto, en la historia reciente de la guerra colombiana del capitalismo aún dominante. En el caso tolimense la marcha carnaval en contra del proyecto megaminero de la Colosa que con la consigna “Sí a la vida no a la mina” se ha diseminado por todo el territorio departamental permitiendo que veredas y municipios se organicen para oponerse a proyectos de extracción minera. El paro agrario nacional de 2013 y 2014, el movimiento estudiantil universitario de 2011, las movilizaciones en Santurbán contra el proyecto de explotación minera Angostura, la minga por la vida de 2008, las

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múltiples movilizaciones contra el TLC, contra la intervención militar estadounidense así como las movilizaciones masivas en diferentes ciudades en defensa de los derechos culturales, así como por el reconocimiento de los desaparecidos, expulsados y asesinados por la guerra, confirman que continua la lucha por la vida. El engaño y la derrota hacen parte de la vida. Aceptar que fuimos engañados es permitir ser derrotados por las memorias de pueblos, familias y comunidades que luchan contra la avaricia e inmediatez de los vencedores. Volviendo con Hobsbawm, tanto el pasado y el presente pueden ser países diferentes dependiendo del lugar y la perspectiva del historiador. Que cada historiador tenga una lectura diferente del mundo confirma la existencia de un lugar común: todos los historiadores se parecen porque son diferentes. Son estos parecidos los que también permiten compartir historias.

Bibliografía Eric Hobsbawm, “O presente como história”, en Escritos sobre a história, Portugal, Relógio D´agua editores, 2010. Pp. 195-210. Susan Mckinnon, Genética neoliberal. Mitos y moralejas de la psicología evolucionista, México, fondo de cultura económica, 2005. Informe ¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad, Colombia, Centro Nacional de Memoria Histórica, 2014.

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EN DEFENSA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DEL PENSAMIENTO CRÍTICO

1* Pablo Bonavena3

Las noticias que circulan sobre la violación de los Derechos Humanos en Colombia ponen de manifiesto una de las situaciones más preocupantes de nuestro continente. Desde los asesinatos políticos a las detenciones arbitrarias observamos toda la gama de argucias y atropellos que limitan las posibilidades de convivencia libre, justa y democrática. Llama la atención, asimismo, las inhabilitaciones políticas y académicas que se replican de manera sistemática. Desde ya que la Argentina dista mucho de ser un “Edén de los Derechos Humanos” 4 como gustaba decir a Carlos Marx.2 En el * 3 Profesor de las asignaturas Teorías del Conflicto Social en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de La Plata. Investigador del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires. 1.

presente inmediato localmente también tenemos un panorama alarmante, aunque esta realidad seguramente no se equipara hoy con la colombiana. En efecto, los datos esgrimidos por la CORREPI (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional) nos muestran que durante la vigencia del sistema democrático en Argentina hubo más de 3.500 casos de ejecuciones extrajudiciales y muertes en manos de las fuerzas de seguridad en las calles, en cárceles o comisarías (parte de estos hechos se conocen como casos de “gatillo fácil”), 213 desaparecidos (entre ellos Jorge Julio López, un testigo clave en uno de los juicios por crímenes del terrorismo de Estado contra el ex miembro de la última dictadura Miguel Etchecolatz), 68 ciudadanos asesinados por luchar o protestar y unas 6000 personas judicializadas o criminalizadas por las mismas causas.

4 2.

Marx, Karl; El Capital; Tomo I;

Editorial Siglo XXI; México, 1987; página 214.

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Frente a este panorama desalentador, dentro del mundo académico argentino, no obstante, las noticias recientes sobre la situación que sufre el sociólogo Miguel Angel Beltrán Villegas, la destitución como profesor asociado de la Universidad Nacional de Colombia y la pena asignada de inhabilitación por 13 años para ejercer cargos públicos, acercó esa realidad colombiana con más fuerza a nuestra tarea cotidiana y movilizó muchas conciencias. Sin duda las limitaciones a la libertad de pensamiento, la censura, las cesantías por causas políticas y los asesinatos por los mismos motivos de miembros de los claustros universitarios forman parte de la historia Argentina. Sin embargo, una circunstancia como la que atraviesa el profesor Miguel Angel Beltrán durante la vigencia del sistema democrático nos retrotrae a varios años atrás, más específicamente a los últimos meses de la presidencia de María Estela Martínez de Perón allá por 1974. Esta evocación es promovida por la “Carta Abierta a un Inquisidor del Pensamiento Crítico”, fechada en Bogotá el 3 de octubre de 2013, con la que Miguel Angel interpeló al que califica de “ilegítimo” Procurador General de la Nación, Doctor Alejandro Ordoñez. Por aquel entonces la universidad argentina también fue avasallada con funcionarios que bien podían ufanarse de ser “soldados de los caballeros templarios” en nuestros tiempos, tal como podría ser calificado el Sr. Ordoñez, que fuera militante de la Fraternidad Sacerdotal San 5 Cuando el Dr. Oscar Ivanissevich Pío X.3 fue nombrado nuevamente ministro de educación de un gobierno peronista 5 Véase esta caracterización en la citada carta de Miguel Angel Beltrán. 3.

comenzó el intento de disciplinar a los claustros en la obediencia y el silencio en nombre de los principios católicos, apostólicos y romanos, buscando su subordinación a la política represiva impulsada desde el gobierno: su lema era “no a la infiltración marxista”. En el caso específico de la Universidad de Buenos Aires el interventor Alberto Ottalagano por él designado reivindicaba explícitamente al fascismo como la expresión viril del catolicismo. El interventor de la Facultad de Filosofía y Letras que lo acompañó fue el sacerdote lefevbrista Raúl Sánchez Abelenda, doctorado en Filosofía en la Universidad Gregoriana de Roma. Comenzó su “gestión” el 14 de noviembre de 1974 recorriendo los pasillos rodeado de guardaespaldas con un incensario en su mano con el fin de “exorcizar al demonio marxista” del edificio, arrojando agua bendita o incienso en las aulas, actitud que estaba en sintonía con las tesis que defendió en el Concilio Vaticano II 6 rechazando en avance “modernista”.4 Los gestos y el vocabulario “cruzado” se prolongaron con el accionar de la organización parapolicial conocida como la Triple A, que asesinó a varios profesores, trabajadores universitarios y estudiantes, iniciativa que obviamente profundizaría de inmediato la dictadura militar iniciada en marzo de 1976. La defensa de la libertad de cátedra, del contenido pluralista de la enseñanza y del pensamiento crítico fue una de las banderas que blandeó el movimiento estudiantil y los docentes democráticos frente al intento de aquellos “cruzados”, 6 Robles, Adriana; Perejiles. Los otros Montoneros; Editorial Colihue; Buenos Aires; página 84. 4.

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reivindicando una vez más la necesidad de respetar la autonomía universitaria, que en ese momento no era jurídicamente resguardada por la ley universitaria (Ley Taiana Nº 20.654) sancionada por el gobierno justicialista un tiempo antes de la “purga ideológica” en el sistema universitario. La tensión entre la defensa de la autonomía universitaria y los avasallamientos a la misma, en realidad, transita todo nuestro desarrollo como país desde muy temprano en el siglo XX, pero como podemos observar no se circunscribe únicamente a gobiernos dictatoriales. No fue casual, entonces, que una noticia como la destitución de Miguel Ángel Beltrán de su cargo como docente generara una profunda consternación y, a la vez, una emocionante demostración de solidaridad. Conocemos esas agresiones y la persecución por causas políticas e ideológicas. No es casual, en consecuencia, que la información sobre la arbitraria detención del profesor Beltrán en México el 22 de mayo del año 2009, con las aristas de un secuestro que vulneró todos los derechos y garantías personales, repercutiera con sumo desagrado y preocupación entre sus colegas argentinos, generando estupor y repudio. Muchos académicos y estudiantes asumimos el pedido de su inmediata libertad y su nombramiento como Director Honorario de la Revista Cuadernos de Marte. Revista Latinoamericana de Sociología de la Guerra del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires fue un gesto simbólico de carácter político y académico en ese sentido. Se procuró brindar así un aval moral e intelectual a un colega que soportaba

una situación injusta que, asimismo, se transformaba en una amenaza para el libre ejercicio del pensamiento crítico y las posibilidades de construir conocimiento sin censuras y condicionamientos, requisito indispensable para el avance del pensamiento humano. Con el mismo objetivo, participé como panelista de la “Jornada Internacional en Defensa del Pensamiento Crítico. México, Argentina, Bolivia, Colombia”, celebrada el 4 de noviembre de 2009 en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, donde la importante cantidad de público presente puso en evidencia el arraigo del reclamo. Una vez liberado y exculpado de las acusaciones tuvimos la oportunidad de compartir con él un trato cotidiano en el mencionado Instituto, cuando nos visitó para concluir su estancia posdoctoral, que arrojara como resultado el importante libro “La Vorágine del Conflicto Colombiano: Una mirada desde 7 La noticia las Cárceles Colombianas”.5 sobre la destitución de su condición de profesor de la Universidad Nacional de Colombia a expensas del Procurador Ordoñez coincidió dramáticamente con la presentación del libro en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata. Desde ese día la tristeza y la indignación que existió con su detención fueron sensaciones que se potenciaron con el cariño ganado entre sus colegas y estudiantes por el tiempo compartido 7 Publicado por la Editorial Desde Abajo; Colombia, 2013. Presentado en el Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires el 13 de septiembre de 2013. También fue presentado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el martes 8 de octubre en el auditorio de CLACSO. 5.

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en nuestras casas de altos estudios, que se sumó lógicamente al reconocimiento académico e intelectual demostrado en muchos foros y publicaciones. De allí el crecimiento exponencial de las muestras de solidaridad y respeto al compañero perseguido, aún más allá de la evidencia jurídica. La estigmatización a la que era sometido Miguel Ángel, además, reactualizó la sensibilidad de los claustros por la defensa de la autonomía. La intromisión en la vida académica que supone la resolución de la Procuraduría General de la Nación hiere la sensibilidad de la arraigada tradición Reformista que consolidó como una valiosa conquista el pluralismo y la libertad de pensamiento. Por eso la responsabilidad sobre el padecimiento de Miguel Ángel Beltrán se extiende a la persona del Rector de la Universidad Nacional de Colombia, Ignacio Mantilla, quien debe velar por el resguardo de la autonomía universitaria en la institución que dirige y en todo el sistema universitario colombiano, como corresponde a un funcionario de su rango en el marco de un sistema político guiado por principios constitucionales, que a su vez tiene la obligación de garantizar los plenos derechos de todos los ciudadanos, incluidos los opositores políticos al gobierno de turno. La convicción sobre la necesidad de resguardar la autonomía y el ejercicio libre del pensamiento crítico como factores obligatorios para el avance del conocimiento riguroso unifica históricamente a muchos de los protagonistas de la vida universitaria en nuestro continente. El movimiento estudiantil universitario de Córdoba en

1918 impulsó esta determinación más allá de sus fronteras, pero se acuñó no sólo en aquella provincia mediterránea Argentina, sino que tiene antecedentes en varios eventos y acciones que se desarrollaron en otros países hermanos, como el Congreso de Estudiantes de la Gran Colombia efectuado en Bogotá en 1910, que aportaron al desarrollo del ideario que luego amplificaría la Reforma Universitaria. Desde entonces el reconocimiento de sus principios se plasmó en avances políticos, no sin sobresaltos, que tuvieron como correlato no sólo la aceptación política y moral de una enorme porción de los miembros del sistema universitario en América, sino que también se inscribieron en el ámbito institucional y jurídico. Un ejemplo de ello es el importante pronunciamiento de la Corte Constitucional de Colombia, que en el año 1992 reconoció a la autonomía universitaria como el fundamento necesario para la formación académica que requiere, argumentó, “un clima libre de interferencias del poder público tanto en e campo netamente académico 6 como en la orientación ideológica”.8 Sin duda la resolución del Sr. Ordoñez avasalla la autonomía interfiriendo desde un poder público en los contenidos de la producción académica y, asimismo, avanza externamente sobre el régimen disciplinario que las universidades dictan para su funcionamiento, potestad amparada por la misma Corte durante el año 2002. Finalmente, es menester destacar que 8 Sent. T-492/92 M.P. José Gregorio Galindo. Citada en la exposición de Jorge Salcedo en la presentación en Bogotá del libro La Vorágine del Conflicto Colombiano: Una mirada desde las Cárceles Colombianas. 6.

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la sanción del Procurador se asienta no en los defectos que pudiera tener el trabajo del profesor Beltrán, que por otra parte no avalan su intervención, sino que se escuda, paradójicamente, en sus fortalezas. Su sanción insólitamente busca fundamento en los aspectos más rigurosos de su labor: hacer presente las diferentes voces de los actores del conflicto social tal como lo recomienda todo

análisis científico del tema, condición de posibilidad para la construcción de lecturas críticas en el estudio del problema abordado, ángulo de trabajo que explica su dilatada trayectoria y reconocimiento académico internacional, y que sólo puede ser objetado por la pretensión de homogeneizar el pensamiento, tal como sueña toda mente de un inquisidor y sus cómplices.

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LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL SE REFLEJA EN LA PUBLICACIÓN DE UN LIBRO QUE SURGE DESDE EL PAÍS VASCO PARA CON COLOMBIA: 9 * Jorge Freytter-Florián1

El libro Presente y Futuro de Colombia en Tiempos de Esperanza. En memoria del Profesor Jorge A. Freytter Romero coordinado por Alexander Ugalde Zubirí, profesor en Relaciones Internacionales en la Universidad del País Vasco y el autor de estas líneas, Jorge Freytter Florián, constituye una aportación * 9 Estudiante de la Universidad del País Vasco, presidente de la Asociación Jorge Adolfo Freytter Romero. Estudioso de la violencia política en América Latina y particularmente, en las universidades publicas colombianas. 1.

directa al conocimiento de la violación de los Derechos Humanos por el Estado colombiano en un caso puntual, como lo es el asesinato del profesor y sindicalista Jorge A. Freytter Romero de la Universidad del Atlántico. Este texto, recientemente publicado, abarca temas como la violencia política en las universidades públicas colombianas, el paramilitarismo y su connivencia con las Fuerzas del Orden y Seguridad del Estado colombiano, así como la situación específica de la Universidad del Atlántico sobre los asesinatos de profesores, estudiantes, sindicalista, colocando sobre el tapete la crítica situación que se viene

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dando en la Universidad del Atlántico en relación a varios aspectos que resultan de suma relevancia, entre otros: 1) El asesinato selectivo de numerosas personas acaecidos en la última década. 2) El desplazamiento y exilio forzoso, al cual se han visto obligado varios miembros de la comunidad universitaria, para proteger sus derechos a la vida e integridad personal. 3) La aparición de listas negras que contienen los nombres de docentes y directivos que son señalados como objetivo militar 4) La expedición de leyes y decretos, sobre recortes presupuestales para las universidades públicas y la posibilidad de su privatización con perjuicio para los sectores de escasos recursos económicos. 5) Los manejos irregulares de los recursos presupuestales del establecimiento educativo, por

parte de las directivas del claustro, los cuales habrían originado la existencia de nóminas paralelas, las desapariciones de la Unidad de Salud, el retraso en el pago de los salarios a los docentes contratados y de las mesadas pensionales a los trabajadores jubilados y el gasto desmesurado en la contratación, entre otros. 6) La ausencia de acuerdos y criterios en la administración del claustro para elegir al personal directivos y administrativos y, por ende, la falta de transparencia en los procesos de elecciones. Todo lo anterior ha derivado en una difícil situación de vulnerabilidad de los Derechos Humanos, la falta de garantías en la participación política y judicial de aquellos que buscan el cambio social, político, educativo, y la defensa de la educación pública. Desde 1996/2003 la intromisión del paramilitarismo en las Universidades del Atlántico, Magdalena, Córdoba y Cesar dejó una estela de sangre, muerte y dolor que aún permanece intacta en el recuerdo de compañeros/as,

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familiares de las víctimas de Crímenes de Estado. El libro está prologado por la ex senadora e integrante de Colombiana y Colombianos por la Paz, Piedad Córdoba, quien resalta la labor del profesor Jorge Freytter Romero en su defensa de la justicia, la verdad y su liderazgo en las luchas estudiantiles y sindicales, compromiso humanista que los enemigos de la paz, incrustados en el Estado colombiano, cobraron con su vida. Este prólogo es seguido por las aportaciones de François Houtart, Alberto Pinzón Sánchez, Javier Giraldo Moreno, Gustavo López Reslen, Alirio Uribe, Miguel Ángel Beltran, Javier Calderón, Nestor Kohan, Beatriz Gómez Pereañez, Dario Azzelllini, Hernando Calvo Ospina; así como el testimonio de dos de los hijos del profesor Freytter. El libro cuenta con un apartado en donde destacados académicos y dirigentes políticos del País Vasco exponen su solidaridad con el caso del profesor Freytter Romero, a tiempo que nos ilustran sobre las vías de resolución del conflicto que hoy se están ensayando en el País Vasco.

La publicación del libro constituye un valioso aporte a la memoria histórica en el caso del profesor de la Universidad del Atlántico, Jorge Adolfo Freytter Romero (Santa Marta, 1949 / Carretera Barranquilla- Ciénaga Magdalena 2001), luchador social que fue secuestrado, torturado, y asesinado el 28 de agosto de 2001 a manos del paramilitarismo que actuó en estrecha conexión con sectores del aparato estatal colombiano. La obra coincide con una esperanzadora coyuntura en Colombia, formando parte de las mismas Conversaciones de Paz que podrían llevar a propiciar el inicio de la solución política; y el establecimiento de una bases para una paz justa, sostenible y, además, favorable al reconocimiento de la memoria histórica, la verdad, la garantía de no repetición de estos casos, y la justicia social del pueblo colombiano. Esperamos que este libro sirva también como instrumento de análisis para una futura comisión de la verdad que devele las responsabilidades del Estado colombiano en estos crímenes de lesa humanidad.

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“CASTIGAR EL CUERPO PARA MODELAR EL ALMA” Cuarta Exposición del Museo de la Educación y la Pedagogía del Tolima. Entrevista al Profesor Néstor Cardoso Erlam Por: Yenny García La historia de la escuela en Colombia y de sus objetos de represión todavía no se ha contado a plenitud. Hay un número desconocido de historias poco creíbles para los jóvenes de hoy; vividas durante siglos anteriores como parte de las prácticas pedagógicas que marcaron a las gentes para siempre, al estilo de la película The Wall. Estas cicatrices de nuestra memoria cultural tal vez jamás serán reparadas ¿Hasta cuándo los niños tendrán que pagar los errores del sistema educativo? ¿Cuántos comparten esta indignación que aún corre por las venas? La vieja historia de dominación consumada por maestros operarios del control, ocurría en la antigua escuela, en el encierro, y el sonido de las campanas del orden facilitaba la domesticación. Aunque los últimos libretos de convivencia propuestos por las máximas autoridades de educación pretendan reivindicar los derechos humanos que un día fueron arrebatados a los estudiantes por ellos mismos, tantos años de torturas y humillaciones auspiciadas por la iglesia y hasta por la misma familia no fueron olvidados. La cuarta exposición de algunas de las piezas del Museo de la Educación y la Pedagogía, es el resultado de muchos años de obstinación del profesor Néstor Cardoso Erlam por conocer y rastrear objetos que hablen de la historia de la pedagogía en el Tolima. Acercarse a esta colección hace soñar con una nueva escuela para que no se repitan las prácticas pedagógicas inhumanas sufridas generación tras generación por

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niños y jóvenes condenados a vivir gran parte de sus días encerrados, vulnerados psicológicamente, vigilados y castigados. La nave escolar hoy está llamada a combatir la cultura dominante y a emancipar nuestros territorios. ¿Qué es el Museo de la Educación y la Pedagogía? Es, en Colombia, la primera colección de piezas antiguas como pupitres, pizarras, libros, campanas, regletas de cálculo, fotografías, documentos sobre legislación educativa y objetos de castigo relacionados con el sistema educativo del siglo XIX y XX. Todo este archivo histórico tangible ha sido recuperado, organizado y preservado por el profesor Cardoso desde los 90’s para rastrear marcas de la cultura y la personalidad de los colombianos. Este patrimonio cultural es una oportunidad para que las comunidades educativas, en un ejercicio de memoria colectiva y compromiso social, reconozcan su pasado y transformen su presente. Los materiales museísticos que compila este proyecto podrían ser motivo de diversas propuestas en el campo del arte, los estudios culturales y otras disciplinas interesadas en los orígenes de la educación. ¿Cómo surge la idea de coleccionar objetos antiguos relacionados con la educación? Mi formación profesional en la Universidad Pedagógica Nacional me inquietó a reconocer los problemas de la educación y a ser crítico frente a tantas prácticas pedagógicas obsoletas. Ya acá en la UT mientras buscaba información para dar fundamento histórico a un documento encontré en el Archivo departamental un paquete de folders con archivo sobre educación abandonado, posteriormente presenté el proyecto para conformar la colección y el Museo, para lo cual visité

colegios de la ciudad en busca de objetos que hablaran del pasado de la escuela. Algunos rectores cedieron objetos que se hallaban en sus instituciones y así la colección comenzó a crecer hasta que realicé la primera muestra en 1996. ¿Qué le motiva a continuar con este proyecto? La historia es investigación para repensar los factores que explican el presente, y superar las injusticias y opresión para que no se mantenga en las aulas escolares identidades obedientes y sumisas a los mandatos de los poderosos y del mercado. Es increíble que sólo hasta 1992, la Ley 115 prohibiera los castigos y abusos de poder que vivió la escuela por tanto tiempo. Gracias a este punto de quiebre se le quitó a los profesores su mayor herramienta de dominación y se abrió una puerta a otra escuela; pero al quedar sin su armadura, aquellos maestros incapaces de promover el diálogo y el afecto en sus clases porque seguían pensando que “la letra con sangre entra y la labor con dolor”, implementaron nuevas estrategias para preservar su suprema autoridad. ¿Cuáles son los hallazgos que más le han impactado desde que abordó su estudio sobre historia de la pedagogía en Colombia? Cuando encontré libros como “La inferioridad de la mujer” o “La voz de la Iglesia en la educación física” y otros de obligatoria lectura para los maestros del siglo XX y nuestros abuelos y padres, reflexioné sobre la forma sistemática en que la escuela programó identidades sumisas a favor

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de la sumisión. Además, encontré en un texto de lectura frases como “obedece al gobierno aunque sea malo” y “el que manda, manda” de Restrepo Mejía (1914), detonante que todavía sigo compartiendo con mis estudiantes de Historia de la Educación y que me motiva a mostrar a los ciudadanos del común los referentes concretos de nuestro pasado revelando que parte de la herencia cultural fue construida con violencia escolar. ¿Qué significados tienen los objetos usados en la vieja escuela? Me he preguntado muchas veces por qué alguien guardó por ejemplo la pizarra, la regla de cálculo, el texto en que aprendió a leer. Seguro fue tan importante y profunda la marca de la escuela en su vida que jamás quiso deshacerse de esos objetos. Precisamente esos objetos utilizados por la institución educativa del siglo XIX y XX para castigar o modelar los cuerpos y las identidades invitan a reconstruir la historia de la violencia en nuestro país. Resulta importante reconocer que la escuela antigua fue violenta con quienes fueran diferentes a lo considerado normal pues se pretendía un solo estilo de hombre y mujer, con pensamientos y actitudes similares. Este importante patrimonio cultural portador de huellas y raíces de nuestro

comportamiento social debe ser interpretado por cualquier ciudadano pues explica por qué somos conformes, obedientes y a la vez violentos. Uno de los trabajos centrales de mi proyecto ha sido pasar objetos especiales de baúl a una exposición e instalación que los resignifique. ¿Qué amenaza la vida del museo de la educación? Actualmente el archivo está guardado junto con sus ácaros en la pequeña cocineta de los auditorios de la Universidad del Tolima. No tiene un lugar adecuado para su cuidado y exposición. Aunque el proyecto ha sido amparado durante esta administración temo por su futuro. Yo creo que los licenciados en formación y las nuevas generaciones requieren cultivar un pensamiento crítico, conocer la historia de la educación y vivir experiencias que les permitan desarrollar su capacidad de argumentación para que asuman una posición crítica frente a la cultura dominante. Si el museo no logra convertirse en un legado para los tolimenses y colombianos, si permanece guardado va a deteriorarse. Esta vez con un grupo de estudiantes de Artes de la universidad organizamos la exposición “Castigar el cuerpo para modelar el alma” que aspiro llevar a diversos municipios del Tolima.

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EXPLOTACIÓN DEL SUBSUELO Y MECANISMOS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN COLOMBIA Por Ramiro Gálvez Aldana Docente Universidad del Tolima Con la publicación de un engañoso artículo en primera página de la edición digital del diario tolimense El Nuevo Día, pagado por la multinacional minera Anglo Gold Ashanti, titulado en principio “Consejo de Estado pone tatequieto a consultas populares”, sustituido rápidamente por otro denominado “Consejo de Estado deja sin efectos consulta popular”, la empresa extranjera ha buscado generar confusión y temor en alcaldes y concejales que en defensa de sus comunidades puedan sentirse inclinados a resistir el avance de los lesivos proyectos de la locomotora minero-energética, apelando a la figura de las consultas populares en sus respectivas jurisdicciones territoriales. La pretensión de AGA es la de hacer creer a la opinión ciudadana que la sentencia del Consejo de Estado que terminó anulando la consulta popular promulgada por el alcalde y los concejales del municipio de Tauramena (Casanare), prohibió para siempre las consultas populares relacionadas con estos aspectos. Oculta el articulista al servicio de Anglo Gold Ashanti que el objeto de la sentencia del Consejo de Estado no estaba dirigido a cuestionar el derecho de participación ciudadana, figura reconocida en la Carta Política de 1991 con plena vigencia. Al respecto es necesario enfatizar que si bien es cierto que por razones de competencias jurisdiccionales las autoridades municipales se encuentran impedidas de prohibir actividades de exploración o explotación del subsuelo, en tanto su propiedad se encuentra exclusivamente en manos de la Nación, no es menos cierto que, la sentencia C 123/14 expedida por la Corte Constitucional el 5 de marzo pasado, mediante la cual se declaró la exequibilidad condicionada del artículo 37 del Código de Minas (ley 685 de 2001), abrió claras posibilidades para que las autoridades territoriales intervengan en estos asuntos sin necesidad de sobrepasar sus competencias. En efecto la referida sentencia consagró que “en desarrollo del proceso por medio del cual se autorice la realización de actividades de exploración y explotación minera, las autoridades competentes del nivel nacional deberán acordar con las autoridades territoriales concernidas, las medidas necesarias para la protección

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del ambiente sano, y en especial, de sus cuencas hídricas, el desarrollo económico, social, cultural de sus comunidades y la salubridad de la población, mediante la aplicación de los principios de coordinación, concurrencia y subsidiaridad previstos en el artículo 288 de la Constitución Política”. La pretensión, tanto del Gobierno Nacional como de la Multinacional, es la de impedir a toda costa que las comunidades territoriales concernidas puedan convocarse y pronunciarse sobre los devastadores efectos ambientales y sociales con que amenaza el avance de la “locomotora minero-energética”. De ninguna manera puede inferirse que la sentencia 123/14 de la Corte Constitucional, prohíba las consultas populares relacionadas con esta problemática, pues el derecho constitucional a la participación ciudadana, representado en la figura de la consulta popular, mantiene su plena vigencia. En consecuencia, alcaldes y consejos municipales, si bien no pueden prohibir las actividades de exploración y explotación del subsuelo como la minería, si pueden pronunciarse sobre las consecuencias territoriales del desarrollo de estos proyectos, es decir pueden y deben pronunciarse acerca de la conveniencia de sus impactos contaminantes en fuentes hídricas, suelo y el aire, vocación económica y cultural de los pueblos y salubridad de la población. Como sostiene el Comité Ambiental en Defensa de la Vida del Tolima CDVA, la interpretación de AGA acerca de la sentencia del Consejo de Estado desconoce olímpicamente las disposiciones consagradas en la ley 134 de 1994 de participación ciudadana y que la Corte Constitucional se ha pronunciado

al respecto y ha señalado que las consultas populares deben entenderse como expresión de la participación ciudadana. En palabras de la Corte, este mecanismo de participación ciudadana hace referencia a “la posibilidad que tiene el gobernante de acudir ante el pueblo para conocer y percibir sus expectativas, y luego tomar una decisión. En otros términos, es la opinión que una determinada autoridad solicita a la ciudadanía sobre un aspecto específico de interés nacional, regional o local, que la obliga a traducirla en acciones concretas. La importancia de la consulta popular como derecho fundamental se refleja en su obligatoriedad […] A juicio de la Sala, el alcance de la consulta popular y su carácter imperativo están supeditados al respeto de los preceptos constitucionales y a la observancia de las exigencias previstas en la ley que regula”. En consecuencia, la pregunta planteada a someter a consulta popular debe entenderse como el elemento que activa la participación ciudadana además de ser un derecho fundamental de la comunidad. De otra parte, es importante recordar la competencia de los municipios para regular los usos del suelo, vocación del suelo y manejo de las fuentes hídricas. Es la Constitución Política de 1991 la que directamente asignó tal competencia a los municipios. Así, el artículo 311 de la Carta establece que “Al municipio como entidad fundamental de la división político-administrativa del Estado le corresponde […] ordenar el desarrollo de su territorio”. Adicionalmente, el artículo 313 constitucional en su numeral 7 consagra como

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obligación de los concejos municipales “reglamentar los usos del suelo”. Tal competencia se materializa en la capacidad que tienen para establecer planes de ordenamiento territorial. Al respecto, la Ley 388 de 1997 da las bases legales al ordenamiento territorial de los municipios y en su artículo 5 se refiere al ejercicio de la función pública que les compete a los municipios que en consecuencia deben “disponer de instrumentos eficientes para orientar el desarrollo del territorio bajo su jurisdicción y regular la utilización, transformación y ocupación del espacio, de acuerdo con las estrategias de desarrollo económico y en armonía con el medio ambiente y las tradiciones históricas y culturales”. Dicha función es desarrollada en la Ley 388 de 1997, entre cuyos objetivos está : “(i) el establecimiento de los mecanismos que permitan al municipio, en ejercicio de su autonomía, promover el ordenamiento de su territorio, el uso equitativo y racional del suelo, la preservación y defensa del patrimonio ecológico y cultural localizado en su ámbito territorial y la prevención de desastres en asentamientos de alto riesgo, así como la ejecución de acciones urbanísticas eficientes; (ii) promover la armoniosa concurrencia de la Nación, las entidades territoriales, las autoridades ambientales y las

instancias y autoridades administrativas y de planificación, en el cumplimiento de las obligaciones constitucionales y legales […]; (iii) facilitar la ejecución de actuaciones urbanas integrales, en las cuales confluyan en forma coordinada la iniciativa, la organización y la gestión municipales con la política urbana nacional, así como con los esfuerzos y recursos de las entidades encargadas del desarrollo de dicha política”. Además, el Código Nacional de Recursos Naturales en su artículo 178 afirma que “los suelos del territorio nacional deberán usarse de acuerdo a sus condiciones y factores constitutivos”, en otras palabras, el municipio debe determinar el uso potencial de los suelos según los factores físicos, ecológicos y socioeconómicos de la región. El artículo 179 del mismo Código señala que “el aprovechamiento de los suelos deberá efectuarse en forma de mantener su integridad física y su capacidad productora”. Vale la pena resaltar que el mismo código dedica 5 artículos a establecer normas relacionadas al uso y conservación de los suelos. Adicionalmente, la Ley 1551 de 2012 “Por la cual se dictan normas para modernizar la organización y el funcionamiento de los municipios” establece en su artículo 2 los derechos de los municipios entre los que destaca el numeral 2 sobre el

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derecho a “ejercer las competencias que les correspondan conforme con la Constitución y a la ley”. El artículo 6 de la misma ley, sobre las funciones de los municipios, establece que estos deben reglamentar los usos del suelo en la formulación y adopción de los respectivos Planes de Ordenamiento Territorial. Una vez establecida la competencia municipal sobre la regulación del suelo se hará énfasis en la armonía que tal regulación debe presentar con el medio ambiente y su protección. En este sentido, es importante acudir a la legislación ambiental sobre contaminación del suelo, pues tal armonía deja de estar presente en el momento en que éste es contaminado. Cabe destacar que en la legislación colombiana no se encuentra un cuerpo unitario de normas en una ley o decreto al respecto sino que se trata de normas del ámbito local, además, el recurso del suelo hace parte fundamental de los ecosistemas terrestres y las normas no hacen referencia específica a la contaminación del suelo sino en términos generales se trata la protección de éste en relación con los recursos naturales. Además de la tipificación de la Contaminación ambiental en el Código Penal como delito ambiental (artículo 247), la Ley 23 de 1973 determinó en su momento como bienes contaminables el aire, el agua y el suelo... Se tiene en cuenta el concepto de contaminación adoptado por tal ley, esto es, “la alteración del ambiente por sustancias o formas de energía puestas allí por la actividad humana o de la naturaleza, en cantidades, concentraciones o niveles capaces de interferir con el bienestar y la salud de las personas, atentar contra la flora y la fauna,

degradar la calidad del medio ambiente o afectar los recursos de la nación o de particulares”. Específicamente, el Código Nacional de Recursos Naturales clasifica como factores que deterioran el ambiente “la degradación, la erosión y el revenimiento de suelos” y “las alteraciones nocivas a la topografía” (Artículo 8, b y c, Decreto 2811 de 1974). Cabe destacar, en este punto y en conexión con lo mencionado sobre los planes de ordenamiento territorial, pues, en la elaboración de los mismos, los municipios deben tener en cuenta los determinantes de los POT, que constituyen normas de superior jerarquía de acuerdo con la Constitución y las leyes. En general, se configuran como determinantes de los POT todas las normas “relacionadas con la conservación y protección del medio ambiente, los recursos naturales y la prevención de amenazas y riesgos naturales”. En este sentido y según lo expuesto, la autoridad municipal, en ejercicio de sus competencias legales, puede convocar a la comunidad a responder una pregunta sobre la contaminación del suelo de su territorio. En conclusión, uno de los deberes de los municipios es proteger y conservar el uso del suelo. El deber de protección y conservación incluye entonces evitar la contaminación del mismo. Los municipios deberán por lo tanto organizar su territorio y asignar ciertas actividades a ciertas zonas, teniendo en cuenta factores como el ecológico, con el objeto de cumplir su deber de conservación y protección de los suelos.

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SUEÑO DE LIBERTAD, PALESTINA RESISTE Por Manuel Humberto Restrepo Domínguez Profesor Titular de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Tarek es el niño palestino que encarna un sueño de libertad, film reciente dirigido por Annemarie Jacir, evocando hechos de 1967 ocurridos en los campos de refugiados en territorio de Jordania. La historia está en el contexto del cruento genocidio sobre el pueblo palestino, adelantado por Israel que no ha cesado por un día de arremeter con furia criminal contra los otros humanos que quieren vivir por cuenta propia, en libertad, gracias a los derechos luchados y conquistados, que deben ser reconocidos y respetados por el resto de la humanidad, sin objeción, sin ninguna condición ni contraprestación. Lo que ocurre en el film no difiere del terror que se vive hoy, ratifica la sistematicidad del odio y la venganza contra un pueblo que no renuncia a conquistar su libertad. Los hechos ocurren con conocimiento pleno e indiferencia total de las instituciones, los estados, los gobiernos y la burocracia

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oficial encargada de ofrecer protección y garantías para todo aquel pueblo, estado o persona que se empeñe en realizar su condición humana. Los hechos del film recrean una historia de humillaciones repetidas con el propósito de someter al designio del invasor la libertad y dignidad de un pueblo. Palestina usa la lección enseñada a Tarek por el comandante del campamento rebelde: atención, disciplina y paciencia, como garantías de lucha. Tarek vive con su madre Ghaydaa, que lamenta no haberse casado más joven para haber vivido más tiempo el amor de su amado, los dos hacen parte de los miles de refugiados, forzados a abandonar su territorio asediados por la muerte genocida, el bombardeo, la perdida material de todos los bienes, la separación de su familia y su cultura y la separación de la mente y los sentidos con los que se construye la esencia de la vida. Cada día llegan a los campos nuevos refugiados, familias enteras, personas solas, heridos, enfermos, que son esperados por quienes llegaron antes para preguntarles si conocen algo de los suyos. Los niños y las niñas quieren ser jóvenes para empezar a luchar, para empuñar un arma que afiance su libertad, que permita igualar su capacidad de respuesta al agresor y obtener la victoria, esa es la semilla de libertad que mantiene la resistencia. Arafat, que en 1974 en Asamblea de la ONU llegó con un ramo de olivo por la paz y un arma de combatiente por la libertad, aparece en una imagen de televisión de 1967 invitando al pueblo a regresar a su territorio, a sostener activa la esperanza de la victoria y a no desfallecer en la lucha por la libertad. Tarek es el más adelantado en

matemáticas, realiza ejercicios numéricos a alta velocidad, pero es acusado de no saber leer y atrasar el curso, motivo por el que el profesor lo echa de la escuela. Ese primer día sin escuela todo cambia, el tiempo se acelera, vive cada minuto de otra manera, explora, en el refugio provisional descubre que una mujer lleva 20 años allí, hace una fila de refugiados para entrar al único retrete público sucio y maloliente. Hace otra fila para comer y recibe una sopa viscosa y fea de la que siempre tuvo reparos, la deja y se va. Conversa con una niña a quien le pregunta si echa de menos su cama, su baño, su ropa, sus zapatos y a quien escucha decir que ella también será de la resistencia armada como sus primos. Ghaydaa es modista en el refugio, cose durante el día quizá para obtener algún dinero, en la noche trata de enseñar a leer a Tarek, que cada día aprende algo nuevo pero no obtiene las respuestas que busca. Quiere saber de dónde viene, donde está

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dialogo y situación. Tarek participa, pide ser enrolado como un combatiente más y tener un arma, sin conseguirlo, la respuesta del comandante es contundente, le reitera que para luchar por su pueblo se necesita estar preparado, tener disciplina, estar atento y tener paciencia. Su madre llega en su busca al campamento de la resistencia y allí se queda como mujer y madre, que trata de entender las razones del sueño de Tarek y devolverlo al refugio. Tarek es alegre, descubre que el comandante no sabe leer en otra lengua, pero sabe comandar, igual que él, ríe con su madre de esa situación y la risa los alienta, los hace cómplices. Madre e hijo crean su propio lenguaje de afecto y de lucha, saben que en el horizonte está Palestina, su territorio, la otra parte de la identidad arrebatada para completar el sueño de libertad. Tarek se va del campamento de la resistencia y todos salen en su busca. En la frontera es alcanzado, hay silencio. Tarek sabe que el método para alcanzar el sueño de libertad es su capacidad matemática que sigue con atención, disciplina y paciencia. Cuenta los segundos de ida y vuelta del centinela invasor, sabe que su lucha se gana si mide bien el tiempo y la frecuencia de los movimientos del invasor. Tarek y su madre hablan con sus ojos, alejan el miedo y saltan al campo de batalla, corren para alcanzar el sueño, no hay tiempo para esperar el próximo combate, el impulso de la libertad es más fuerte y se ocupa de la escena. Hoy han pasado cerca de cinco décadas desde el tiempo relatado por el film, Tarek sabe que son más de 15.000 días de opresión y resistencia, la lucha está vigente hasta alcanzar el definitivo sueño de libertad.

su padre y cuando van a regresar a casa. Las respuestas todas están presentes en el territorio, ese que comienza donde se oculta el sol. Hacia allá emprende el viaje, sus pasos se van en dirección al sol que en su ocaso se llevó la luz del día dejando a tarek a solas, en silencio. Tarek es encontrado por un combatiente de la resistencia armada quien lo lleva al campamento de preparación militar. Allí descubre el rigor del entrenamiento y la preparación para enfrentarse al invasor, conoce las armas, fusiles, granadas, minas. Observa y entiende, lleva cuentas de los ejercicios, pregunta por el combate. Tarek se hace amigo de los combatientes, son sus hermanos, baila, saca música de sus dedos, y se convence que lo que haga servirá para encontrar a su padre, para no tener que regresar nunca al refugio. Los asuntos de la política, de la religión, del rigor revolucionario completan el contexto del film, pero no lo alejan de la condición humana que ocupa cada

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Confesión de un terrorista Ocuparon mi patria, expulsaron mi pueblo, anularon mi identidad. Y me llamaron terrorista. Confiscaron mi propiedad, arrancaron mis frutales, demolieron mi casa. Y me llamaron terrorista. Legislaron leyes fascistas, practicaron el odiado apartheid, destruyeron, dividieron, humillaron. Y me llamaron terrorista. Asesinaron mis alegrías, secuestraron mis esperanzas, esposaron mis sueños. Cuando rechacé todas las barbaridades, ellos… ¡mataron un terrorista! Mahmoud Darwish. Poeta palestino

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NI GABÒLATRA NI ESTIGMATIZADOR: DEUDOR Nació con los ojos abiertos, como quien va a aprehenderlo todo: el desamparo filial, los asombros y sabores de la abuela, las sublimaciones del coronel presto a encubrir las deslealtades “sabáticas” y hasta criminales conductas, las volteretas para maquillar la miseria en Barranquilla, los boleros cantados para ganar la beca Zipaquireña, la poesía Piedracielista para rumiar el encierro sin vacaciones y los “padres de la sospecha” en el internado, la entereza para responder el reto generacional de Zalamea con cuentos morbosos de intoxicación kafkiana, el impacto del “bogotazo” que lo puso de testigo participante sin la conciencia de su coetáneo Fidel, seguramente asustado por los altibajos de una vida signada por las tribulaciones de la existencia. Llegar a Cartagena caminando y coreando ‘Magnificats’ para espantar murciélagos es otra maravilla que se acopla con el permiso que le concede en esta primera noche el policía para que pueda dormir en el parque y al otro día logre, mediante el médico Zapata, ir a ‘El Universal’ a sufrir las reprimendas de Zabala y el pago de miseria, pero también la posibilidad de iniciarse en el periodismo, lo que sería fuente primordial de su vida. Superar censuras, descubrir la hondura del acordeón, pegarse al teletipo sin olvidar el entorno, referenciando lo insólito pero también a autores colombianos que estaban rompiendo con ‘esa cosa que llaman La Vorágine’, como paradigma de la vieja escritura, en lo que sin duda equivocó la herencia, en tanto descubría el cine como arte, aportes que inician el legado. Lo de atragantarse de vida, libros y amistad, estaba al otro lado del Magdalena: en la ‘Cueva’, encontro todo: el maestro Ramón, la calurosa amistad de Cepeda, los contertulios del alma: Germán, Félix, Alfonso. No importa que en el ‘Rascacielos’ dejara empeñado los manuscritos de ‘La Casa’ para poder

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“Somos los estudiantes y hemos descubierto la fórmula del Estado perfecto: concordia entre diferentes clases sociales, equidad salarial, liquidación igualitaria de plusvalía, disolución de parlamentos remunerados y de la colectiva abstinencia electoral” (En G.G.M, Una vida, G. Martin, 2009, p 157).” Un año después, ya expresaba su postura política en el plano internacional convulso –Hiroshima, CIA, Israel, Otàn, RP China, La Guerra Fría y el Macartismoahondando raíces: “ninguna doctrina me repugna tanto como el falangismo”. En esos ajetreos le nace el primer hijo a La Casa: La Hojarasca: faulkneriana total, “el problema es matarlo”, diría alguna vez, en donde cuestiona el poder de los dueños tanto como el del tumulto que se emporca y aliena con el estropicio que crea la CIA bananera. Seguro, la manda a Buenos Aires y el lector español De Torre la rechaza recomendándole otros oficios: aprendizaje temprano de los resquemores poéticos. Arrancado de entre las penurias caribeñas por la admiración de Mutis –el amigo a distancias políticas- va a Bogotá, esa nevera que esconde su ‘provincianismo a 2.600 metros sobre el nivel del mar’, para convertirse en “El Espectador”, bajo la férula de Salgar, en el reportero estrella que contribuiría al cierre del diario en la dictadura rojaspinillista, por escribir sobre los 3.000 niños que el ejército había arrancado del seno familiar y repartía en orfanatos, tanto como la por la prueba del barco militar hundido por contrabando en el triángulo de las Bermudas, en ediciones agotadas, lo que resulta tan subversivo como culpar al Estado por las avalanchas de Medellìn y el desamparo estatal del

dormir, no interesa que algunos ricos mofaran sus abarcas y los colorinches del atuendo: a palo seguía perfilándose en autenticidad para evitar ser el abogado que su padre abandonador soñara como lustro familiar. Cuando el esfuerzo por construirse sea mayor que los aportes nutritivos, enfermará y recalará en el hogar: Sucre, fue amor de mulata que le enseñó la angustia de negarse a la ruleta rusa, así como el conocimiento de La Sierpe. Más: el devorar los libros que le enviaron sus amigos, manera de forzar la saga con Faulkner, Hemingway y la Wolf. Al regreso, en la primera ‘Jirafa’ firmada por ‘Séptimus’, a los 21 años, mostró la madurez que hoy se anhela en los de las Mesas y hasta en los Capuchos.

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Chocó. Enviado a cubrir el Encuentro de los 4 Grandes en Europa y hasta el hipo del Papa, tuvo la posibilidad de entrar en contacto con el otro mundo: el importaculismo de los grandes, la mafia italiana, Cinecittà con el realismo de Zabatinni y D’Sicà, el viaje a la URSS que lo puso a soñar con una A.L. distinta, por la que habría de trabajar hasta el final, así ‘viviera de milagros cotidianos en Paris’, mientras escribía sobre ese Coronel que terminó siendo él mismo, en tanto soledad y persistencia en el decoro que si acaso fueron incentivados por el doloroso encuentro con la Tachia. El resultado del apabullamiento en el contacto con el viejo mundo fue expresado vivamente: “Parecía que había venido a Europa para asistir a su putrefacción”. Muchos años después matizaría ante Gilard: “la mayoría de los latinoamericanos se cultiva cuando va a Europa; yo no hice nada de eso”. No regresó doctor pero trajo “El Coronel ….” y escribió en Londres, en un mes, “los Funerales…..” y el reportaje más hermoso de los europeos -“Un sábado en Londres”- en el decir de Martin. Tendida la mano por Plinio, Caracas fue la caída de Pérez Jiménez y la imagen del milico empuñando metralleta y con la otra mano protegiendo el maletín desbordado de dólares, embrión del poder que iluminaría al futuro Patriarca. Allí también logra el reportaje mayor -“Caracas sin agua”-, el matrimonio con Mercedes, después de vender por nonada

“El Coronel…”, y la posibilidad de viajar a Cuba, recién liberada de Batista, para asistir al juicio de Sosa Blanco, antesala de reuniones con Macetti y Ché, para comprometerse con Prensa Latina desde Nueva York. Con Plinio estará recibiendo amenazas y salarios entrecortados en la capital del mundo, con Mercedes y Rodrigo que había nacido en Bogotá y fuera bautizado por el cura Camilo que pronto iría a ‘ganar el fusil’ en su primer combate. Por esas calendas, ‘Cromos’ publica ’90 días en la cortina de hierro’, texto que adquiría vigencia porque A.L. iniciaba un viraje a partir de la Revolución Cubana.

Si en Europa comenzó a preguntarse por A.L., en Norte América entendió la esencia de ‘la Alianza para el Progreso’: “emplasto de emergencia para cerrarle el paso a los vientos nuevos de la Revolución Cubana” tanto como se percató de la ‘crisis de los misiles’ que le permitiera a la URSS apoderarse de la dirección de la Isla, por lo que el sectarismo de Escalante intoxicó al joven periodista hasta hacerlo renunciar, después del triunfo cubano en Bahía Cochinos.

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Otra vez en la inopia, Gabo recibe apoyo –otro!- de Mutis y se va a México, en bus, por el sur profundo, evocando a Faulkner para no claudicar en las dos semanas con su pequeño de 18 meses. En el D. F. durmieron en una triste pensión con colchón en el suelo, pero Mutis logra que la U. de Veracruz publique ‘Los Funerales…’ y una tarde le entrega, ‘para que aprenda’, “Pedro Páramo”. No pudo soltarlo hasta

saberlo de memoria y después recitarlo en la Zona Rosa para consternación de los coterráneos de don Juan. Antes solo conocía a Borges y ahora sabe de Rulfo, Carpentier, Asturias, Arguedas. Escribe “El mar del tiempo perdido”, introduciendo la temática antimperialista. Conoce a Fuentes: segunda amistad definitiva en su vida. Mercedes se embaraza nuevamente y las posibilidades, sin espera, son el cine

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y la escritura en revistas para señoras –“el periodismo más bajo que pudiera imaginar”-. Presenta “La mala hora” al ESSO y la editan españolizada y sin tacos: había ganado un concurso y ya no era escritor, comenta Gerald Martin. Por este año -1962- tenía 4 libros publicados y 300 páginas del ‘Otoño del Patriarca’. Pero no podía escribir. Fidel cuestiona a Escalante y Gabo revive: “Cubita la bella está resultando una escuela increíble”. En el 63 dejas las revistas y se vuelve guionista: “El gallo de oro” le sirvió para conocer a Rulfo y para fracasar en el cometido. Trabaja en publicidad. Se hace próspero: los chicos podían ir a colegios ingleses. Fuentes le reedita los textos y elogia La Hojarasca. Él se empeña en guiones: “Tiempo de morir” y “En este pueblo no hay ladrones”. Colegas y críticos lo ven sombrío y torturado. La Ballcels decide darle 1.000 dólares por traducirlo al inglés. Él acepta: ‘esto es un contrato de mierda’. Ahora puede comprar un auto y llevar la familia a Acapulco. Es el viaje del ‘eureka’ y el regreso a medio camino, para encerrarse 18 meses, mientras Mercedes responde por todo. C.A.S. es terminada y no pueden enviar a Buenos Aires sino la mitad. La Gaba no logra contenerse: “ahora solo falta que sea mala”. Verdaderamente es el boom que se inicia en Buenos Aires y llega al mundo entero. En plena fama grita que jamás olvidará que es uno de los 13 hijos del telegrafista y que el prestigio le ha de servir para ayudar a la emancipación de Nuestra América. Su biógrafo dice que ha aparecido el nuevo Gabo: provocativo, demagógico, hipócrita, grosero, imposible de encasillar; la gente lo adorará porque parece uno de ellos con su ingenio de pueblo, pero a la

vez ve “la manera de cubrir de una vez por todas los sentimientos de pérdida, traición, abandono e inferioridad que heredó de su niñez” (p. 357). Lo que suele evadirse es que su fama la usara para incidir en política, esto es, para apuntalar sus sueños emancipadores: sabe que su palabra vale y la usa diestramente: en Barcelona –con Donoso, Llosa, Goytisolo y Marcé, enfrenta el caso Padilla; acogota a Marsé por haberlo premiado “Padilla era un cabrón que trabajaba para la CIA y no tenía que premiarse”. La intuición de ser “un comunista sin tener donde sentarse”, ya se había manifestado cuando al invadir la URSS a Checoslovaquia le escribiera a Plinio: “se me cayó el mundo encima… estamos entre dos imperialismos igualmente voraces y crueles”. Y como no aceptó hacer parte de ‘Libre’, la revista que Llosa, Plinio y Monegal llevaran adelante, con financiación gringa, tampoco firmó la carta que los intelectuales le enviaron a Fidel renunciando a la Rev. Cubana, mientras él y Cortázar definían posiciones y lugares solidarios. En 1971 G.G.M había descreído de la Revol. Chilena, no tenía otro ideal que el de la Cubana, pero cuando los gringos y las cacerolas derriban y asesinan a Allende envía un telegrama a la Junta Militar: “Ustedes son autores materiales de la muerte del presidente Allende y el pueblo chileno no permitirá nunca que lo gobierne una cuadrilla de criminales a sueldo del imperialismo norteamericano”. ¡Qué pocas veces se oyeron esos trinos! Ahí vendría el gran reportaje en homenaje al presidente chileno: “Chile, el golpe y los gringos”. Se declarará en huelga literaria, formará parte del Tribunal Russel, apoyará a los militares portugueses y peruanos y en el 74 funda la más seria revista de izquierda en Colombia: Alternativa; el

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lema de Marx lo guiaba: “atreverse a pensar es empezar a luchar”. Detrás del compromiso ya clarificado del Gabo: “para mí no hay un acto de mi vida que no sea un acto político”. Nostalgiado, después de 3 años regresa a Cartagena –“el olor de la guayaba”para oír a su madre decir que “la mayor satisfacción de su vida era tener una hija monja”. Le ofrecen el Honoris en la U. de Columbia, el que ya habían recibido Neruda y Fuentes quienes por aceptarlo sufrieron anatema de Cuba, por lo que el Gabo duda pero termina recibiéndolo. Regresa a México, cena con el Presidente y se silencia ante la masacre de Tletlatelolco. Celebra el nobel de Neruda, y a inicios del 73 aparece El Otoño…, libro al que se accederá algún día, cuando logremos descifrarlo a la altura de El Quijote, Guerra y Paz, Los Karamasov, Absalóm Absalóm, El Ulises, La consagración de la primavera, Pedro Páramo, Yo el supremo y otros cuantos más. En el 75, en medio de la escisión de la revista, salen 500 mil ejemplares del “Otoño…”. 14 países hermanos reanudan relaciones con Cuba y Gabo le hace llegar el texto a Fidel. Puede regresar a Cuba y la recorre toda con Rodrigo haciendo fotografías: “Cuba de cabo a rabo”, es el reportaje que circula por el mundo. “Alternativa” denuncia corrupción en la cúpula del ejército colombiano y Camacho Leyva lo acusa de servir al M-19. En el 76, el pugilista Llosa lo golpea a mansalva en el aeropuerto mexicano y Gabo espera en hotel habanero un mes por autorización: lograr un reportaje sobre los cubanos en África. Sale de ello ‘Operación Carlota’. Fidel corrigió y amplió el texto. V. Llosa lo llamó ‘lacayo de Fidel’. Por los reportajes de Cuba y África le concedieron Premio

Mundial de Periodismo. Luego entrevistó a prisioneros contrarrevolucionarios: uno, que había atentado contra Fidel, después de dos años de intentonas de parte del Gabo, salió libre. En Miami abanderó la política de estrechar relaciones familiares con los de la Isla. En 1971 ultima relaciones con los socialdemócratas –González, Mitterrand, Carlos A.- no para volverse idem sino para ampliar bases destinadas a romper el bloqueo a Cuba y afianzar procesos en A.L. frente al neofascismo galopante, auspiciado por la nueva derecha neoliberal: J.P.II, Reagan, Thatcher. Por estos días ya todos leíamos las obras universales en Oveja Negra, así ignoráramos que destinaba millones para fraguar la defensa de los DDHH en Colombia y el HABEAS para el mundo. Al año siguiente reportea a los combatientes del FMLN, celebra la independencia de Granada y forma parte de la ‘Comisión McBride’ para indagar sobre el monopolio de la información. Constatar que mientras los rusos estatizan y los yanquis la privatizan, para que la información ‘fluya de los fuertes a los débiles y sea un medio crucial de dominación de los pobres’, hace que Reino Unido y EEUU abandonen la UNESCO. Y a partir de la invasión Rusa a Afganistán el hombre decoroso modifica su procedimiento: ya no tenía fe en el sueño de un futuro socialista mundial. Vuelve a la literatura. Entre 1980-82, “Crónica…” y “El rastro de tu sangre…” que anuncia el libro de sus Cuentos Peregrinos. Al aparecer su nombre en la lista del MAS y ante el asedio de Camacho Leyva que lo acusa de apoyar al M-19, se asila en la embajada de México. Escribirá después de haber ido de

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grupúsculo en grupúsculo de izquierda, batallando por la unidad electoral: “un país donde no existe una izquierda organizada, una izquierda capaz de convencer a nadie y que se le va la vida dividiéndose, no puede hacer nada”. Va con Cortázar, Fuentes y viuda de Allende –a posesión de Mitterrand, mientras cae su amigo Torrijos en “accidente”; los ingleses ocupan las Malvinas, con el beneplácito de TurbayAnte el galardón, Gabo escribe: “Sharon y Begin merecedores del premio Nobel de la muerte”. Cuando va a recibir el Nobel con liquiliqui, flores amarillas, vallenatos y canciones de la Negra Grande y de Totó, “El Tiempo” editorializó: “van a hacer el oso”, pero ignoró su gran discurso sobre identidad latinoamericana. Con “El amor en los ….” (1984) logra 4 reconciliaciones, dice Gerard: Paris, Tachia, Cartagena y don Eligio. El M-19 toma el Palacio y Armero desaparece. “El general en su …” y “la aventura de Miguel…” (1986-9) los de siempre hablan de García Marqueting y “El Tiempo” de “El General…” “como un libro anticolombiano”. En el 89 apela ante Fidel por generales ligados con la droga y no obtuvo nada. Cae el Muro, Bush invade Panamá, asesinan a Jaramillo, Pizarro, Antequera y 3000 de la UP, cae el FSLN, mata el ejército a Diana Turbay y sale “Noticia de un…”, mientras intenta negociar con Pablo Escobar. Era el marco para el V Centenario, cuando en Sevilla se presenta la apoteosis de “Del amor y …” y sus “Cuentos Peregrinos”. En 1994 empieza la desmemoria y avanzan sus Memorias. Cuando cumpla 70 años, Fidel lo celebrará llevándolo a su lugar de origen. En la 52 Asamblea de la SIP cuestionará al periodismo actual, perdido

en el laberinto tecnológico. Propone 3 remedios: investigar, priorizar aptitud y vocación, investigar (su tradicional ‘balance y reconstrucción’ que inaugura el periodismo moderno desde los 50) y basarse en la ética. Apoyaría a Pastrana, pese a la consternación de los suyos con tal de buscar la paz con las FARC de lo que resultaría el “Plan Colombia”. Luego estaría con Gaviria buscando el regreso de Cuba a la OEA, con lo cual reafirma sus fracasos en lo político. Cuando reciba a su biógrafo en México (1999), el desencanto no podrá ser mayor: “Colombia será siempre el mismo, siempre ha habido guerra civil, siempre ha habido guerrillas y siempre habrá”. El camino para rodearse de poderosos –lo ayudarán a financiar la Escuela de Cine de Cuba y la de Periodismo en Cartagenaestaba abierto. Definitivamente ido, no asistirá a la muerte de la madre, pero se peleará porque el indigno rey de España esté en Cartagena en el homenaje que le rinde la Academia de la Lengua. Entre Clinton y Uribe recibió ovaciones del respetable que presa de exitismo imagina celebrar sus propias menguas: ahì los Gabólatras que ignoran sus ímpetus libertarios postrados a última hora, dado el descaecimiento orbital. Sobre todo, olvidando el aporte mayor que logrará en momentos de alta lucidez: “por un país al alcance de los niños”. Caló esencias en un texto dedicado a la Educación: no tenemos identidad porque la Corona Española y el Santo Oficio mandaron conquistadores feroces para aniquilar por el ansia del oro a 3 millones de aborígenes que poblaban este territorio y luego de destruir la armonía vital, la reemplazaron por inquisición, discriminación, exclusión

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y violencia. La dignidad del caldo mestizo aún no se logra porque ni los Libertadores ni las guerras del siglo XIX fueron capaces de liquidar la herencia discriminatoria, eliminando los residuos coloniales. Los dones naturales que tenemos –creatividad y ansias de ascenso- están mediatizados por la desmesura: lo inverosímil es la única medida de nuestra realidad. Si no mejoramos, preguntándonos ‘quiénes somos’ y hacia dónde nos dirigimos, no tendremos segunda oportunidad sobre la tierra, remata el texto ineludible. Final provisorio: lecciones de tenacidad y superación constantes, disciplina sin par, amistad profunda, superación de

traumas y soledades, compromiso integral con su ideal revolucionario, así al final -en desencanto y desmemoria- caiga en los manipuleos de los poderoso que él quiso usar para sus ideales, unidas a la construcción de una literatura nacional que abarcó el orbe y un periodismo moderno uncidos a la transformación de Colombia, de Nuestra América y el mundo para no insistir en sus enseñanzas democráticas, son deudas que los receptores decorosos iremos liquidando en la medida en que expandamos sus textos y anhelos. LUIS ERNESTO LASSO ALARCÓN Escritor y Pensionado Universitario

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DE REGRESO AL BARRO: ACERCA DE LA NOVELA RIO Y PAMPA

Carlos Arturo Gamboa En la introducción a la edición de 1964 de la novela Río y pampa, se puede encontrar una variedad de opiniones acerca de la obra, resaltando su valor como cuadro costumbrista y documento social de la tradición tolimense. Estos comentarios no son ajenos a la realidad de Río y Pampa, pero se quedan en la impresión superficial y no ahondan en el legado que Nicanor Velásquez plasma en esos 24 capítulos con la intencionalidad de reflejar la realidad cultural de un territorio, quizás con el mismo efecto del Bunde tolimense, del cual también es autor. Al penetrar en las aguas profundas del Magdalena o dejarse derretir por el sol en la llanura, la narración busca vestigios y orígenes, los mismos que encontramos en obras como Doña Bárbara, de Rómulo Gallego o el Martín Fierro, de Miguel Hernández. Quizás no con el mismo acierto estético, pero si con la misma intencionalidad. En ese sentido, el autor nos plantea el origen a partir de dos elementos

universales presentes en toda cosmogonía: La tierra y el agua. El Magdalena con su rito de vida, de abastecimiento, de don divino, es el Éufrates tolimense, porque el taita Marcelo lo ve como: “¡El padre Magdalena! Al verdadero padre, autor y moldeador...”, y más adelante agrega: “... el río es sencillo como un dios y severo como una espada.”. Pero la llanura también tiene su lugar en aquella cosmovisión del tolimense, la vida surge del agua y se dinamiza en la tierra. Si el río es el padre, la pampa es la madre: “La llanura volvía a ser acogedora para ellos y para ellos dura, con severidad de madre honesta.” ¿Acaso no se vislumbra en esta concepción Hombre/Naturaleza, los sentimientos aborígenes del ser? Nicanor Velásquez no se conforma con darnos a conocer esta relación armoniosa (tan olvidada en tiempos de la globalización), sino que nos plantea el regreso a ellos, como la forma de adquirir o reafirmar una identidad. Entonces el taita Marcelo tiene que enseñarle a su hijo Maxo que: “Los linderos de nosotros son los de

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la pampa y el río”, y para ello emprende el viaje, la regresión cognitiva-efectiva del hombre a sus raíces para explorar en ellas el valor ancestral olvidado. Taita e hijo, el primero como Anciano Sabio y el segundo como aprendiz, vuelven al río y se mezclan con la acuosidad divina de su alma, se entretejen en la aventura de volver a nacer, la alegría de un alumbramiento mágico que Nicanor recrea usando la trampa de la descripción casi poética. Al salir de aquella experiencia Maxo ya sabe de sus orígenes, pero aún le falta conocer su discurrir; entonces es guiado por el llano bajo el consejo de su padre y los vaqueros que brotan de la tierra al llamado silencioso de su sangre. Emprenden así una sinonimia de viaje por la vida del antiguo habitante tolimense. Maxo conoce el bien y el mal, pero dentro de la concepción aborigen en la cual todo depende del corazón. Viaje sublime que lo lleva a madurar y entender la esencia de un supuesto “sentir tolimense”. Por lo tanto, al plantear el regreso a los orígenes Nicanor explora en lo más recóndito del alma, y a través de la lectura podemos sudar bajo la canícula de nuestros ancestros. Habla del hombre tolimense, pero podemos encontrar en él al ser latinoamericano, sencillo, inocente, corajudo e idealista, amante del mundo natural y del honor; el hombre latinoamericano que ya no puebla nuestros campos, el sujeto que fue arrasado, en su despiadada carrera, por una falsa modernidad.

En Río y pampa se encuentran los elementos primordiales de la existencia desde ese sentir olvidado en los archivos de la historia tolimense, marcada por la injusticia y la violencia. Tratar de volver a ellos es despertar la memoria para verlos naufragar en el sueño del río y la llanura. Tal vez estas líneas solo buscan eso, hacer memoria, porque muchas historias reales duermen en los anaqueles de nuestro pasado, y lo que hoy llamamos realidad es apenas un simulacro de nuestros recuerdos. Volver a esta novela no es un ejercicio académico o altamente estético, es solo adentrarse en la posibilidad de tener una mirada distinta de nuestro territorio. La novela Río y pampa es una obra fructífera en elementos de la tradición oral y a través de ella se decantan los mitos que forjaron nuestra idiosincrasia, la que cada día se hace más nebulosa en nuestras mentes. Volver a ella es resistir a la tragedia del olvido.

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EL PEÓN DE LA

Me levanté del suelo de ajedrez hace siete años. Soy un peón guerrero de los más legendarios. Llevo bastante tiempo en la insurgencia. Incluso ahora, libro una batalla iracunda contra los enemigos. Audaz, actúo con valentía con tal de defender a la reina negra. Durante la lucha he cometido varios homicidios brutales. Me ha tocado degollar alfiles y jinetes blancos con azarosa inclemencia. Por lo demás, descubro que mi destino es un poco curioso. En el instante, yo sigo con vida extrañamente y precisamente yo hago la diferencia en esta guerra civil. Por lo valioso, soy la ventaja de mi legión negra. Siempre me muevo con sigilo entre cada casilla de cristal. El peligro es que la reina blanca es muy fuerte. Ella tiene la mejor posición en su campo imperial. Por tal motivo, todavía no puedo asediarla

porque sé que me vencería con facilidad. Está de frente a mí. Por lo cual; debo ser fuerte y debo resistir hasta el final, así quizá sea el salvador de esta barbarie. De repente, se rompe el espacio compacto. Los centros se separan como agujeros. Mientras, yo subo con coraje de camino al castillo maligno. Al día de hoy los libertarios vamos unidos por la victoria. En efecto, queremos acabar con el terror. Nos duele el ver tantas muertes. Por eso como héroes vamos con las torres a conquistar el reino blanco. El rey nos acompaña con cautela. Juntos, corremos de marcha por la justicia humana. Añoramos un mundo nuevo. Más; si al declive del sol ganamos, nuestros compatriotas por fin dejaran de ser esclavos y ellos volverán entonces a nuestro país. Todo esto tan revolucionario

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lo inspiramos, para luego irnos a rescatar la otra nación igual de humilde a nuestro pueblo. Y rebelde por mi ideología; yo sigo peleando en pie de ataque. Ahora sin temor, combato contra un peón adversario. Sufro un poco sus arremetidas. Es duro estar vivo en este tablero de indecencia. Sobre el furor, hiere mi brazo con su daga. Menos mal, lo cojo de la cabeza. Se siente angustiado. Al hecho, le destrozo la garganta. Por ser cruel, lo acabo de matar a punta de cuchilladas. Era un terrorista de los racistas. Tras la acción, veo como él empieza a desangrarse horriblemente, cayendo despacio a un costado mío. Me acostumbré demás a subsistir, entre cualquier cantidad de cadáveres esparcidos, por los diferentes cuadros. En verdad, son muchos los gladiadores quienes han agonizado durante esta inmunda matanza. Ante mi ruda destreza, por aquí dejó al soldado rezagado. Desde lo lógico, sé que como misión tengo que convertirme, por lo menos en un digno caballero. Por eso yo no retrocedo. Esto causal, para gestar bien pronto la independencia social. Al tanto, voy para arriba siendo sigiloso. De paso como prosigo, resurge la hecatombe tan arrasadora, sólo hay mortandad. Sobre lo colosal, me debato entre los espectros y la supervivencia. Así de dual, evidencio este ambiente. De resto, yo consigo ya avizorar el futuro cual tendré que encausarlo. Para lo certero, parece venirse encima el acabose de esta masacre sin restricciones. Por ahí, quedan algunos enfermos moribundos. Aún ellos, siguen de brutos soportando nuestra arremetida, guerreada contra la dama aria. Pero ninguno nos podrá aguantar por más de cinco minutos.

De sorpresa, sucede un sortilegio y es que logré llegar a la corona. Entonces, escojo ser un alfilero antes que pedir ser un jinetillo. Más rápido, me alisto para comerme a la reina tirana. Y sí, victoria, sorprendente victoria; jornaleros, hoy somos los vencedores. Hasta cuando por fin pudimos derrotar a los ignorantes. Mientras; yo me quedo con la muñeca cautiva, ilustrándola a ella con ideas fraternas. Devoto; le ofrendo la dignidad y así con recanto, volvemos de a poco a la felicidad, ahora todos en paz. Rusvelt Nivia Castellanos Cuentista colombiano

El Reclamo del

Caminando, así transcurren los días, hay que andar y avanzar, y las paradas, asaltan incansables, unas amables otras no. Alguien camina, y en su camino alcanza a unos y rezaga a otros. Su nombre es reclamado por un angosto futuro pero también por amplísimo pasado. Las palabras despojadas de razón circulan con premura y cuestionamientos hierven desesperados, mientras una fina arena se cuela por los recodos del recuerdo. Qué gran lugar es la novedad, cómo logras embelesar a los incautos. El desparpajo de la rosa, disminuye con la luna. La voluntad decrece con la espera y esos pasos firmes, comienzan a ablandarse. Ojalá se pudiese reandar el camino. JOHANNA ALEXANDRA FAJARDO GARCÍA LICENCIADA EN LENGUA CASTELLANA UT

Caminante

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A partir de los documentos de Gerardo Mosquera, un curador cubano, gestor de la 1a. Bienal de Arte de Cuba en el año 1984, curador del New Museum of Contemporary Art de Nueva York durante el periodo de 1995 hasta el año 2009, reconocido teórico, crítico y curador de espacios internacionales del arte, nace en mí el interés por observar la condición del arte en el mundo global como elemento para el análisis de la realidad social de los países latinoamericanos. En un documento presentado para el seminario “Circuitos, instituciones y globalización del arte” de la Maestría en Estética e Historia del Arte de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, intenté acercarme a sus análisis con respecto a la condición específica de lo que se ha llamado Arte Latinoamericano, desde allí plantearé algunas precisiones teóricas por las cuales me he motivado a redactar este artículo. En sus documentos Gerardo, profundiza en las problemáticas de instituciones, circuitos, tendencias, prácticas y otros escenarios del arte contemporáneo; su recorrido como teórico y crítico del arte plantea un arduo análisis de identificación y descripción en el campo de los movimientos globales y hegemónicos del arte ó también conocidos como el mainstream, analiza los procesos de

apropiación del arte en Latinoamérica, las tendencias académicas estructuralistas, postcoloniales y postmodernas, la internacionalización y globalización del arte, los fundamentos interdisciplinarios del mainstream y la actualidad de la curaduría. Retomando la discusión del llamado arte Latinoamericano, Gerardo Mosquera controvierte significativamente las bases epistemológicas y las ejecuciones de las prácticas culturales en América Latina; desde allí desglosa problemáticas de los contextos contemporáneos, estableciendo los principales antecedentes de las posturas universalizantes en los centros de poder. “GM: Más allá de estas interpretaciones de los procesos culturales, persiste un problema quizás más arduo: el flujo no puede quedar siempre en la misma dirección Norte-Sur, según dicta la estructura de poder. No importa cuán plausibles sean las estrategias apropiadoras, implican una acción de rebote que reproduce aquella estructura hegemónica aunque la contesten. Es necesario también invertir la corriente. No por darle la vuelta a un esquema binario de transferencia, desafiando su poder, ni por establecer una “repetición en la ruptura”, según diría Spivak, que mantendría los antagonismos

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bipolares, sino para pluralizar dentro de una participación activa múltiple, enriqueciendo la circulación internacional. “10 En los cambios que se produjeron durante los años 30´s, se ubican las tendencias que dieron paso a la posmodernidad, entre ellas se destaca el minimal y el arte conceptual, estas prácticas fortalecieron una propuesta poseedora más que una tendencia artística; cambios en la producción , el lugar de la producción y el rol del artista son relevantes en los procesos de adaptación de las periféricas zonas del arte, en otras palabras estos movimientos contemporáneos como el happening, el performance, la instalación y las nuevas tendencias fueron reabsorbidas por las regiones en consecuencia de una comunicación subordinada. En ese sentido, la apropiación del arte en Latinoamérica se propone a partir de formas de adaptación parcial que resignifican los principios del arte occidental, sin transformar la fragmentada relación entre el centro y la periferia. De antemano la realidad latinoamericana está en una compleja situación histórica desde la irrupción europea del siglo XV y el posterior proceso de aculturación, que dejó como huella la georeferenciación periférica del continente, en ese sentido la reproducción y permanencia de los paradigmas eurocéntricos o norteamericanos responden a posiciones y lógicas de aceptación de su condición periférica y dependiente, con la que se reafirma la inferioridad cultural de un territorio. “Gerardo Mosquera: El modernismo brasileño construyó el paradigma de la “antropofagia” para legitimar su apropiación crítica, 10 PEREZ, Juan,Contra el arte latinoamercano, Entrevista a Gerardo Mosquera,2009,http://artenuevo.blogspot.com/2009/06/contra-el-artelatinoamericano.html (Consulta: domingo, 13 de abril de 2014)

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selectiva y metabolizante de tendencias artísticas europeas. Esta noción ha sido usada extensamente para caracterizar la paradójica resistencia anticolonial de la cultura latinoamericana por vía de su inclinación a copiar –como es sabido, sólo los japoneses nos superan en esto—, así como para aludir a su relación con el Occidente hegemónico. “11 Por medio de la antropofagia como concepto antropológico y como metáfora de la realidad, nos ejemplifica la manera en que los epicentros de dominio cultural en Latinoamérica y las prácticas culturales, se apropian de discursos globales a partir de la resistencia, la praxis, la crítica y la resignificación cultural, es decir, en estos espacios de recepción y emisión no se cambian las relaciones de dependencia, se reproducen y copian por medio de nuevos significados, que mantienen el orden jerárquico por el cual, el arte hecho en Latinoamérica se considera subalterno y dependiente de un epicentro arbitrario. Por otro lado se observa la doble intencionalidad de los discursos loables de la antípoda cultural, reconocidos en conceptos como: diversidad, pluralidad, transculturalidad, mestizaje, hibridación y sincretismo entre otros, con los cuales se construye una alteridad funcional a la relación hegemónica y al mismo tiempo un limitante para la práctica artística de América Latina. El planteamiento de inclusión desde el cual se generan estos discursos se desvirtúa en la realidad social, mediante posturas superficiales en su coherencia y sus profundas intenciones de exclusión, demostrando su estado centralista y contradictorio. De tal forma minimiza las posibilidades de interacción y participación de las tendencias contemporáneas, creando un marco de legitimidad en el lenguaje internacional del arte, representado en cánones o standars que 11 IBÍDEM.

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se exhiben en los circuitos y que además son apropiados por las regiones como mecanismos axiológicos o conductas culturales construidas como elementos universales, con los cuales se construyen el “Aura “ de una espacio-temporalidad. La transculturación, tiene que ver con esa permanente apropiación y resignificación latinoamericana respecto de Europa y el norte de América, incluso desde los lugares de la resistencia y la crítica, en palabras de Mosquera ”estrategia de participación, resignificación y pluralización hegemónica”, justificada en el rescate de los aportes que realiza la mediación transcultural y sincrética. El lenguaje internacional del arte plantea un discurso especifico y transcultural o metarelato universal del arte, que excluye a la producción regional y a la misma región como contexto, los contextos de menor escala o los significados culturales de diferente procedencia pertenecen a un lenguaje contemporáneo y porque no descentralizado, de esta forma se entiende la coexistencia de los discursos internacionales y de los discursos contemporáneos, así mismo se diferencian debido a la confusión que presentan en los contextos de la modernidad y la

globalización. Este problema niega el deber ser de la internacionalización que se desprende de la globalización como paradigma y de la contemporaneidad como referente regional no transcultural. Las propuestas de Gerardo Mosquera poseen una extensa retórica de la problemática que enfrenta el arte contemporáneo, más allá de crear un significado del arte se preocupa por describir un escenario de interacción permanente, es de su interés posicionar nuevos espacios culturales abiertos, descentralizados y plurales; sus diálogos se encaminan a la desconfiguración de las relaciones internacionales del arte para permitir la libre circulación del arte contemporáneo como una forma de crear redes regionales de creación artística, tal vez desde una postura de inclusión sectorial de la producción local y menos pretenciosa del prestigio artístico, el planteamiento quiere invertir las relaciones de poder y transformar las prácticas curatoriales en una interacción múltiple, multidireccional que promueva la diversidad de sujetos y la diversidad de la producción artística. NIDIA JAYDIVI COLORADO GARCÍA Correo: nidiajaydivi@gmail.com

BIBLIOGRAFÍA. - Mosquera, Gerardo (2010) “Lenguaje internacional del arte”, “Algunos problemas de comisariado transcultural” y “Poder y comisariadExito internacional”, en Caminar con el diablo: textos sobre arte, internacionalismo y culturas, Madrid, Exit Publicaciones, pp. 65-85. -”Contra el arte latinoamericano”, entrevista a Gerardo Mosquera en: http://arte-nuevo.blogspot.com/2009/06/contra-el-artelatinoamericano.html.

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JUAN CARLOS

RAMÍREZ RESTREPO Juan Carlos viene de una familia donde la música y el canto es muy importante ya que su abuelo paterno se encargó de inculcar la música Colombiana a cada uno de sus seis hijos, entre los que se encontraba lógicamente su padre, quien al igual que él aprendió solo a tocar la guitarra a oído. Además, su mamá también cantaba en un coro, pero fue su prima quien casualmente le mostró por primera vez la guitarra y la música de Silvio Rodríguez a los 13 años de edad. Después de Prestar su servicio militar, en donde no paró de cantar en todo el año sobre todo música andina, ingresó a la Universidad del Tolima a estudiar Economía en el año 1997 (como el mismo dice “pa´ estudiar algo que de plata”), y al mismo tiempo ingresó al Coro de la Universidad del Tolima para aprender Técnica Vocal con el Maestro César Augusto Zambrano Rodríguez. Pero desde antes de ingresar a la Universidad del Tolima él sabía que el público y la gente que de verdad apreciaría la música que a él le gustaba, tocaba y cantaba sería la gente de la universidad pública. Una vez en la Universidad del Tolima comenzó a cantar en el parque Ducuara y las terrazas de la universidad para los amigos, donde también se reunían a contar chistes, pasar el rato y en aquella época su “salario” era de solo una gaseosa. Una

Reseña Nacido en Tunja por casualidades de la vida y por cuestiones laborales de su padre en el año 1975, criado en Bogotá, pero ibaguereño de corazón, llega a la ciudad musical en el año 1990 cuando tenía 15 años, y fue en esta ciudad en donde comenzó a desarrollar su potencial con la guitarra y con el canto, compartiendo con los amigos y montando canciones de Silvio Rodríguez principalmente.

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vez ahí se empezó a formar un grupo de personas que apreciaban su música y fue invitado a cantar en Libro y Son o a dar alguna que otra serenata, pero esto era algo que hacía muy esporádicamente y nunca pensó en que esa se convertiría en su forma de vida. A la vez que estudiaba Economía, comenzó a estudiar Guitarra Clásica en el Conservatorio del Tolima con el Maestro Ricardo Vega Restrepo. Durante toda la carrera, comenzó a cantar en diferentes Bares de la ciudad, a participar en concursos de canto, y presentaciones en otras universidades del país, como La Universidad Nacional de Bogotá, La Universidad de Caldas, La Universidad Nacional de Manizales, La Surcolombiana de Neiva, entre otras. Después de graduarse como economista en el año 2002, volvió a Bogotá, en donde mientras que ejercía como economista en el día, seguía cantando por las noches en diferentes bares de la ciudad sin dejar de lado su faceta como “cuenta-chistes”, faceta que siempre cultivó junto con la música ya que según él, los otros músicos son muy serios y algunas veces pueden llegar a ser prepotentes. Así que él no quería convertirse en ese tipo de músico o dejar de sentir que se encuentra entre sus amigos mientras interpreta su música, además considera que el tema de los

chistes crea conexión con el público y asimismo lo identifica como artista. Finalmente decidió regresar a Ibagué, y después de varios años dedicándose a las dos profesiones, resolvió apostarle a su pasión, dejando de lado la economía y dedicándose a la música de lleno. Dejó de lado la corbata e ingresó a estudiar Canto Lírico con el Maestro Cubano Ramón Calzadilla durante año y medio, destacándose junto a los estudiantes del Programa Maestro en Música, y haciendo parte del Coro de la Escuela de Música dirigido por el Maestro Yolmer Hurtado. Actualmente hace parte de la orquesta de cámara de la Universidad del Tolima como Guitarrista, sigue siendo miembro del Coro en donde aprendió a cantar; hace parte del equipo de Organización y Logística de la Fundación Musical de Colombia apoyando el Festival Príncipes de la Canción y sigue presentando su música y sus chistes casi a diario en distintos lugares de Ibagué. Juan Carlos es artista invitado a “20 CANCIONES DE AUSENCIA” en memoria de la compañera Norma Patricia Galeano, estudiante de la Universidad del Tolima asesinada el siete de septiembre de 1994. TAZOL

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POLIKARPA Y SUS VICIOSAS

Por: Diego Sánchez G Salmón Bogotá Como una serpiente de colores, la guitarra nos envuelve y lanza un grito libre. El bajo sigue el trazo, un sonido bello y arisco a la vez. La batería, que comanda un tempo acelerado entra por los oídos, da una vuelta y rebota de cabeza en cabeza. Toda esta resonancia de metales y maderas, se mezcla con el primer plano sonoro del público que se agita entre gritos y aplausos. Y allí, 18 años después de su formación inicial, siguen paradas a mitad de la escena Polikarpa y sus Viciosas, un grupo cardinal del rock bogotano. Fue el primer combo punk en grabar, la primera banda del género punk invitada a Rock al Parque y la primera en Colombia con una alineación de sólo mujeres. Paola Loaiza en la batería, Sandra Rojas en el bajo y Andrea Restrepo guitarra. Arrancaron en 1995 con Lorna Andrea Vázquez, (1995 - 1996), que estuvo en la guitarra, también las han acompañado Paola Andrea Rico (1997 - 1998) y Marcela Uribe (1999 - 2000). ¿Policarpas o Polas? Sandra: También viciosas. – Responde Sandra, con una alegría contagiosa –Viciosas de la música, viciosas del arte, viciosas de la libertad, viciosas de la vida. ¿Cómo llegan al punk? Sandra: Cuando empezamos a hacer música, resultó ser punk. Era lo que queríamos, una expresión de la calle, de lo urbano. Tenemos claro que hacemos música pesada y nos gusta hablar de política de una manera cruda. Andrea: Nuestra relación con el punk no

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es sólo por la música. Creo que también es por la manera como el punk define las cosas, como se acerca a los temas, su compromiso político, el mensaje directo, su acción de denuncia. Un joven que escucha nuestras canciones contra la militarización de la sociedad, la criminalización de la protesta social, los problemas del país, no es igual al que escucha otros géneros que invitan a la discriminación contra las mujeres o refuerzan la sociedad patriarcal y el autoritarismo. El punk genera un pensamiento distinto. ¿Cómo ha sido la vuelta de unir la música y la acción política? Aquí responden todas, en una sinfonía de voces. Polas: En Colombia la mayor parte de la población es excluida de las políticas económicas que pueden de un modo mínimo nivelar las desigualdades (educación, salud, seguridad social) el modelo imperante con su recorte en los gastos públicos no da una salida viable. Por lo tanto la participación política en Colombia ha tenido que surgir a través de la violencia. El punk a través de la música abrió un camino hacia la protesta y la acción política. Aunque los grupos ya existentes en el momento que surgimos cuestionaban las estructuras sociales y políticas, no tenían una claridad hacia la participación de todas y todos en estas nuevas formas de vida que se proponían, las mujeres eran casi damas de compañía o adorno para los punkeros de la época, que de alguna manera reproducían estas estructuras patriarcales que tanto criticaban con sus líricas. Para este momento los cuestionamientos del punk se centraban en lo social, no alcanzaron a penetrar en lo profundo del su propio

comportamiento, sobretodo en torno de la mujer. No hay que olvidar el importante trabajo que venían desarrollando otras mujeres, que además fueron un valioso apoyo e inspiración para Polikarpa como lo eran las integrantes de Fértil Miseria, Demencia, y muchas otras mujeres que no tenían agrupaciones, pero si presencia, asumiendo el punk como una forma de vida y de acción directa. Por otro lado somos de una generación que viene de los 80, época en donde se configura el desbordamiento de la represión militar. Los militares asumen poco a poco el control del estado reorientando sus funciones hacia la organización de frentes en contra de los insurgentes armados, eso que conocemos como el paramilitarismo. Mediante nuestras canciones queremos generar una participación directa, la cual se plasma socialmente a través de los conciertos y otras actividades en donde pretendemos visibilizar otra lectura de lo real y de la política, generar otro tipo de relaciones sociales entre el hombre y la mujer, para luchar por la construcción de un mundo libre y justo para todos y todas, siendo el anarquismo el motor de nuestra lucha. Lo que al principio parecía un sueño, cada vez se hace más real, a través de la música, la comunicación, la convivencia, hemos venido creando fuertes lazos solidarios, de amistad y hermandad con diferentes personas, colectivos, grupos, de distintos lugares del mundo, generando una fuerte resistencia, con todos aquellos que creen que la construcción de otro mundo es posible. Hemos tenido una interesante participación de mujeres de diferentes tendencias políticas en la banda, algunas se han salido por diferentes razones, pero siguen siendo parte del grupo y amigas de corazón. Se puede decir Polikarpa y sus viciosas, ha sido un proceso construcción colectiva, entre todas las que hemos

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participado de este proyecto. En 1996 editaron Libertad y Desorden, su primer split, con la banda Libra de Medellín. El CD contenía 15 temas de Las Polas. Luego surge un E.P. en acetato con seis canciones que se llamó Animales Muertos. Su siguiente publicación se hace en conjunto con la banda japonesas The Fusse (otra banda de mujeres) ¿Qué derechos?, What´s Rigth, en Bélgica, aparece Polikarpa E.P. `Para cerrar con un compilado en casete. ¿Se definen como feministas? Sandra: Polikarpa rompió la escena y abrió un nuevo espacio, un nuevo camino, no sólo para las mujeres sino también para todos aquellos que querían hacer música comprometida políticamente. Aquí es muy importante decir que no buscábamos ser exóticas por el hecho de ser una banda de mujeres. Me parece aburridor que la gente vea una banda por ser de mujeres. Nuestra propuesta musical es seria, la música que hacemos es buena, las letras son contundentes, no importa sin son tres hombres o tres mujeres. Andrea: Nuestro compromiso con las mujeres es de otra manera, respaldamos acciones que contribuyan a modificar la forma como la sociedad ve a las mujeres. Por ejemplo, participamos del proceso de despenalización del aborto en conjunto con otros grupos de mujeres. Hacemos parte de un colectivo de trabajo que se llama Mujeres por la Resistencia. Polikarpa y sus viciosas en una labor de dieciocho años ha recogido múltiples reconocimientos como las invitaciones a Rock al Parque en 1996, 1999 y 2009 y la visita en 1999 a Ecuador con toques en Ambato, Quito y Guayaquil. En Colombia, presentaciones en Medellín,

Pereira, Ibagué, Neiva, Cali, Manizales, entre otras. ¿En qué anda hoy? Sandra: Hay una evolución pero dentro del género, ya no es tan básico como lo que iniciamos. Hoy es más elaborado, más fuerte, más rápido. No buscamos ser muy virtuosas en lo musical; lo musical es un vehículo para lograr otras cosas. Andrea: Nunca nos ha interesado la música como un espacio laboral; es un espacio de búsquedas, de apoyar procesos que consideramos justos o adecuados. Trabajamos procesos colectivos. Por ejemplo, hicimos parte de Creaxión, un centro social y cultural donde apoyamos causas con desplazados, afros, colectivos anarquistas, mercadeo de productos orgánicos y solidaridad con los ex combatientes del M-19. Paola: Hemos creado también lazos de solidaridad con compañeros de distintas partes del mundo, nuestra música es escuchada en todos los continentes y esto hace que se visibilice la problemática social de nuestro país y que se hagan proyectos a nivel internacional con deseos de ayuda y colaboración en actividades que potencialicen nuestros ideales. Estas relaciones han sido un motor fundamental para que Polikarpa y sus viciosas, siga llevando a la práctica, este proyecto musical y de vida, durante mucho tiempo más. ¿Qué viene para Polikarpa y sus viciosas? Paola: Estamos trabajando el nuevo disco, más punk, libertad y más energía. ¡Salud y anarquía para todas y todos! Año XIII – Número 23 – Semestre A / 2014 – Enero - Año

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AÑO 14 - EDICIÓN 23 / ENERO - AGOSTO DE 2014 Cajamarca / Rovira / Líbano / Ibagué / Girardot / Armenia / Bogotá / Neiva / Cali / Medellín / Manizales / Santa Martha / Bucaramanga … Colombia. Universidad. El mundo COMITÉ EDITORIAL Werner López / Manuel Saavedra / Camilo Restrepo / Alexa Montes / Yenny García / José Díaz / Laura Villarreal / Eliana Contreras COMITÉ EXTERNO Carlos Buey / Alex Duarte / Jean Paul / Edison Peralta / Argemiro Rojas / Diego Sánchez / Carlos Castaño “El Bueno” / Luis Alberto Castaño / Oscar Will / Milena Galvis / Boris Moreno / Pierre Díaz / Alexander Martínez / Carlos Gamboa / Iván Gamboa / Ricardo Pérez / Juan Perdomo / Silvia Gamba / Cesar Fonseca TEJIDO DIGITAL Lina Ramírez FOTOGRAFÌA URBANA Carlos Castaño “El Bueno” / Laura Ríos / Camilo Toro / Hernando Bazurto / Galeón.com/ / Oscar Will / Carlos Rojas / Galería de la Memoria / Centro Nacional de Memoria Histórica / Museo de la Educación y la pedagogia / James Silva / Camilo Perez Salamanca ALETA VIRTUAL Alex Duarte / David Sierra DES-COORDINACIÓN INTER-REGIONAL U. TOLIMA: Werner López ROVIRA: Edison Peralta LIBANO: Soda & Son CAJAMARCA: Jimy Torres U. DISTRITAL: Diego Sánchez / Pacho Restrepo / Milena Galvis UNAL-BOGOTÁ: Oscar Will / Ricardo Murcia / Luís A. Castaño / Carlos “El Bueno” USCO: Marthika Barrero / Mr. Wilson U. CUNDINAMARCA: Tefa Aristegui. U. CALDAS: Jean Paul / Juan Diego UPTC: Laura Cruz UNAL-MEDELLIN: Shamira Rodríguez / María José Andrade / Esteban Cuervo UDEA: Marcela Eliana / María Munera / Frank Valbuena / Amarilla Gilmour UIS: Colectivo de Cine Foro Metraje U. MAGDALENA: Luz Nelly Pérez / Zailly Hernández UNIVALLE: Andrés Echeverry / Stephany Collazos / Santiago Salazar / Marlon Bedoya / Vladimir Rojas / Sandra V. Sánchez / Marisol Perdomo / David Valencia CARÁTULA Frontal: NORMA PATRICIA GALEANO [Ilustración: Freddy Sanguino] Trasera: LLEGÓ CON TRES HERIDAS [Fotografía: Hernando Bazurto] Performance: Estudiante Rudy Mahuampi Morera Muñoz. CONTRAINDICACIONES “Es lamentable que tenga que ser la muerte y no la vida la que nos convoque a reflexionar y conversar sobre lo que nos reúne como colectividad. La muerte de Norma es un precio muy alto para abrir un espacio tan precario”. (Palabras expresadas por los estudiantes en el Encuentro Nacional de Ciencias Sociales, realizado en la Universidad del Tolima, un año después del vil asesinato de Norma Patricia Galeano). VICERRECTORÍA DE DESARROLLO HUMANO Dr. Libardo Vargas Celemín GRACIAS TOTALES A pesar del ping pong burocrático, el Desove 23 fue posible gracias al apoyo económico de la Vicerrectoría de Desarrollo Humano de la Universidad del Tolima

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