la última vez que…
Eli Bravo Si tuviera que elegirse una palabra para definir a este consagrado comunicador social venezolano sería “valentía”, pues siempre se ha caracterizado por abandonar su zona de confort y lanzarse a la aventura personal o profesional. Recordado por ser uno de los pioneros de la radio participativa en la década de los ochenta, a través del programa Cualquier cosa, mantiene contacto con su país a través de participaciones en programas de radio y de escribir columnas para importantes medios venezolanos. Su más reciente proyecto: Inspirulina, resume su misión de congeniar la pasión con el trabajo Por Yesmin Sánchez Fotografía: Alejandro Cremades
Hizo una locura “No digamos que fue la última, porque esa está por suceder. Es una lista larga como los años que han pasado. A ver: irme pidiendo cola de Caracas a Cúcuta; haber navegado cinco meses de Miami a Puerto La Cruz sin tener muchos conocimientos de marinería; cruzar Central Park a medianoche en la época cuando Nueva York era realmente peligrosa; haber aceptado la invitación de una mujer casada a... Pero si quieres detalles, la más reciente ha sido venirnos a vivir a una isla francesa en el Caribe. Locura porque significó dejar
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Revista Sala de Espera
de lado la comodidad y la zona de confort que teníamos en Miami para adentrarnos en una nueva cultura, un nuevo idioma y un estilo de vida más simple, y a la vez, retador. Pero como nada es tan importante como el presente, y uno aprende de sus locuras, decidimos aprovechar la oportunidad de crecer que se abría en ese momento. Y como me ha sucedido con otras locuras....no me arrepiento.”
Se enamoró “Ayer. Y esta mañana. Incluso antier, cuando no me resultó tan fácil, pero igual
trabajé poco a poco ese enamoramiento. Es verdad que enamorarse significa el asalto inicial del amor, cuando viene como río tumultuoso que nos arrastra entre emociones y fantasías. Pero después, cuando bajan las aguas y quedan las corrientes del amor, enamorarse significa (al menos para mí) nadar en las aguas de la relación con la emoción de descubrir en tu pareja aquello que te hace palpitar el corazón. No es volver a la primera vez, porque esa ya pasó y no existe; sino conectar con la energía vital y amorosa de tu pareja a fin de recargar el disfrute y el compromiso que existe entre