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Rojo Amate Julio Moguel

El rojo llega, gota de tinta que se extiende color amate (que es piel de tierra) para escribir el tiempo-furia la furia-tiempo, ese latir de sol que nace.

Rojo-amate Revista de política, economía y cultura Año 1 | Número 1 | agosto - septiembre | 2010 Director: Julio Moguel Consejo editorial: David Aburto, Gaspar Aguilera, Ismael García Marcelino, Julio Moguel, Adolfo Orive, Enrique Pérez, Carlos San Juan Victoria, Víctor Suárez Consejo consultivo nacional: Armando Aguirre, René Alvarado, Brenda Arenas, Armando Bartra, Benjamín Berlanga, Gustavo Bernal, Lourdes Bueno, Raúl Cabrera, Alberto Carral, Juan José Chagolla, Evodio Escalante, Alejandro Estrada Salinas, Javier García Chávez, Abraham García Gárate, Miguel Ángel García, Víctor Herrera, Martha Guaderrama, Mariana Hernández García, Benjamín Herrejón, Víctor Jiménez,

El rojo llega, gota de canto que se expande color amate (que es piel guerrera) para escribir la tierna-furia la furia-tierna ese latir de luz que acera.

Adolfo Lizárraga, Patricia Moguel, Arturo Montañana, Fidel Negrete, Luis Rojas, Laila Saab, Emilio Toledo, Víctor Manuel Toledo, Javier Morett, Alfredo Ramírez Bedolla, Héctor Ramírez Williams, Roberto Sánchez, Enrique Velázquez Zárate, Jorge Zepeda, Sergio Zermeño Consejo consultivo internacional (en proceso de integración): Alín Cid Fleitas, Norberto Codina, Nicolás Hernández Guillén, Enrique Saínz, Thierry Linck Coordinación ejecutiva: Adriana Martínez Rodríguez Diseño editorial: Galera Fotografías: Arturo Osorno y Martha Guaderrama Pinturas sobre amate: Arturo Montañana Distribución: Tinta Roja

El rojo llega, gota envolvente que te abriga color de lumbre (que es piel entera) pachamama inmortal sabor de son

Rojo-Amate es una publicación bimestral editada por Fundación México Social Siglo XXI A.C., Monterrey 242, Colonia Roma Norte, Delegación Cuauhtémoc, C.P. 06700. Teléfono 52 64 71 57 www.rojoamate.com mexxicosocial@hotmail.com Editor responsable: Julio César Moguel Víveros. Número de Certificado de Reserva, otorgado por el Instituto Nacional de Derechos de Autor: 04-2010-072214451200-102. ISSN: en trámite. Impresa por: Offset Santiago S.A. de C.V.,

Río San Joaquín 436, Colonia Ampliación Granada,

C.P. 11520, Delegación Miguel Hidalgo, D.F., en agosto de 2010. Tiraje: 3000 ejemplares. Los textos aquí publicados son en su totalidad responsabilidad de los autores. Prohibida la reproducción total o parcial.

Fotografía de portada: Amate en el Otlayo, Pedro Cote.

de dentro y fuera.


Índice

Nuestros colaboradores

DAVID ABURTO

Thierry Linck

Secretario general del Sindicato de Pesca. Escritor sobre temas sociales

Doctor por la Faculté des Sciences Economiques d’Aix-Marseille II.

y políticos. Cuentista y ensayista de temas literarios.

Coordinador de la Red Franco Mexicana de Investigadores. Miembro del Comité Científico de la Cátedra México de Toulouse. Fue director del

Gaspar Aguilera

Groupe de Recherche sur l’Amerique Latine.

Narrador y poeta. Fue secretario de difusión cultural y miembro del taller literario de la Universidad Michoacana. Ha publicado más de una

Arturo Montañana

decena de libros de poesía, ensayo y cuento. Premio Estatal en Literatu-

Consultor crítico y pintor. Elabora modelos matemáticos y preside

ra Eréndira, 2008, en Michoacán.

actualmente el Centro de Información Geoprospectiva. Ha publicado libros como Conocimiento prospectivo, entre otros.

Armando Bartra Es director del Instituto de Estudios para el Desarrollo Rural Maya y

Adolfo Orive

profesor de la Universidad Metropolitana-Unidad Xochimilco. Ha pu-

Ingeniero civil, con doctorado en Ciencias Políticas por la UNAM y

blicado numerosos libros sobre economía, política, historia y filosofía.

postdoctorado en Economía Política por la Universidad de Cambridge,

Actualmente es director del suplemento La Jornada del Campo.

Inglaterra. Actualmente es diputado por el Partido del Trabajo en la V Legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Ha publicado

Alín Cid Fleitas

diversos libros y ensayos sobre temas económicos, sociales y políticos.

Joven escritor cubano que ha desarrollado importantes trabajos de aproximación a las obras de Antonio Benítez Rojo y de Juan Rulfo.

Carlos San Juan Victoria

Cuentista.

Economista e historiador. Actualmente es investigador de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Histo-

Ha-Joon Chang

ria. Ha publicado diversos libros y ensayos sobre temas sociales, econó-

Universidad de Cambridge. Es autor de varios influyentes libros, entre

micos, políticos e históricos.

ellos Kicking Away The Ladder. Ha sido consultor del Banco Mundial y del Banco Europeo de Inversiones, así como de Oxfam. Es miembro del

Emilio Toledo

Center for Economic and Policy Research de Washington, D.C.

Narrador y poeta. Estudió en la SOGEM y forma parte del grupo “Soni-

José Luis Coraggio

cana.

do y Fulgor”. Premio juvenil en cuento 2003, Universidad IberoameriEconomista, investigador-docente titular de Sistemas Económicos Urbanos en el Instituto Conurbano de la Universidad Nacional de Ge-

Enrique Velázquez Zárate

neral Sarmiento. Responsable organizador de la Red Latinoamericana

Economista. Investigador en temas económicos, sociales y políticos.

de Investigadores en Economía Social y Solidaria. Ha escrito numerosos

Crítico literario. Ha sido asesor parlamentario de la LIV a la LXI

trabajos sobre el tema de la economía social, popular o solidaria.

Legislaturas.

Evodio Escalante

Alberto Vital

Doctor en Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas y maestro en Letras

Ha escrito distintas obras literarias, filosóficas y ensayísticas. En 2009

Mexicanas por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y doctor en

recibió el Premio Iberoamericano Ramón López Velarde.

Letras por la Universidad de Hamburgo. Investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM desde 1991. Es autor de libros

Ismael García Marcelino

de investigación y creación literaria.

Escritor, poeta, novelista, periodista. Es actualmente profesor de la lengua p’urhepecha en el Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras

Randall Wray

(CELE) de la UNAM. Premio Estatal del Primer Concurso de Cuento en

Doctor en Economía por la Universidad de Washington en St. Louis.

Lengua P’urhepecha por parte de La Voz de Michoacán y el Instituto Mi-

Actualmente es profesor de Economía en la Universidad de Missouri-

choacano de Cultura de Michoacán.

Kansas City. Fue presidente de la Asociación para el Pensamiento Institucionalista (AFIT) y ha sido miembro de la junta directiva de la Asocia-

Víctor Jiménez Arquitecto por la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM. Tuvo a su cargo la Dirección de Arquitectura del Instituto Nacional de Bellas Artes (1993-1998). Desde marzo de 1998 es director de la Fundación

ción de Economía Evolutiva.

Presentación

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Rojo-amate: una “yuxtaposición dinámica” Julio Moguel

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Las líneas del amate Arturo Montañana

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méxico: La querella por el presente Carlos San Juan Victoria

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Hacia una democracia post-liberal Adolfo Orive

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México en la encrucijada Ha-Joon Chang

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La crisis financiera actual y sus secuelas Randall Wray

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Patrimonios y patrimonialización (refundar el campo epistemológico de la economía) Thierry Linck

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Despertares del Sur: en la hora de Ecuador

Los retales de Juan Rulfo Víctor Jiménez

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Retales [6] Gregor Von Rezzori, selección de Juan Rulfo

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El lugar de Rulfo Víctor Jiménez

77

Releer a Rulfo desde otras miradas Alberto Vital

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Letras e imágenes, de Juan Rulfo Evodio Escalante

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Carlos Montemayor: despertar la conciencia del alba Ismael García Marcelino

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PORTALES DEL SUR (Homenaje a Pablo Neruda) Gaspar Aguilera

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puros cuentos

La economía popular solidaria en Ecuador José Luis Coraggio

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Nota informativa sobre la ley de economía popular y solidaria de Ecuador Enrique Velázquez Zárate

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En el horno del centenario: ¿qué celebrar?

Juan Rulfo. Historiador, analista y crítico literario en diferentes temas.

Felipe Carrillo Puerto: el adelantado del neoindianismo (Lu’um etel almehenil) Armando Bartra

70

Rulfo en el centro

El neoliberalismo en vilo, ¿hacia dónde?

EXPEDIENTE ELECTORAL: 4 DE JULIO DE 2010

En torno a La mafia que se adueñó de México... y el 2012, de López Obrador Armando Bartra

Recuerdos de un insurgente que también fue héroe Emilio Toledo

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Una vaca en la alameda María Lizamba David Aburto

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LA GRAN DEPRESIÓN Y LA REVOLUCIÓN DE 2017 Randall Wray

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Ruptura Alín Cid Fleitas

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galería

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la caricatura de erasmo

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Presentación

Rojo-amate nace para promover, apuntalar, acompañar y dinamizar una determinada reflexión sobre las circunstancias del México de nuestros días, acotando sus contenidos a temas de política, economía y cultura. Y es y será México en sus pertenencias americanas, hispánicas y globales, destacadamente, aquello que dibuje el proyecto, dirigido a marcar una ruta de cambios en la perspectiva de una creciente latinoamericanización. En el reto de avanzar por ese camino de cambios la revista nace latinoamericana: no habrá número de Rojoamate que no cubra en parte importante “el tema continental”, sea en la aproximación a sus condiciones de conjunto o subconjunto como en las del estudio o análisis de algún caso en particular. Y buscará, también desde el principio, colaboraciones que lleguen justamente del sur. No obstante, como decíamos en la primera línea, Rojo-amate tendrá como tema central la circunstancia mexicana, pues ése es el espacio-tiempo básico en el que pretende germinar. Y en dichas coordenadas de prioridad buscará entrar en sintonía con los procesos de transformación en los que los sectores populares y políticos fundamentales del país se encuentran hoy comprometidos. Rojo-amate mantendrá una perspectiva plural y se deslindará de una visión militantista, propagandística o panfletaria. La revista busca así mantenerse como un espacio viable de reflexión, con la credibilidad que forja el texto convincente, bien estructurado y con la mejor información posible. Rojo-amate compromete su presencia con la idea de que el conocer y el comprender social –e individual, sin duda– no provienen de un hacer contemplativo, sino de un hacer activo (de vita activa, si quisiéramos usar un término caro a Hannah Arendt)1 o, si se prefiere, de un hacer práctico al que algunas vertientes del marxismo

(Gramsci, Sartre) han denominado como praxis. Y, somos conscientes, este conocer y comprender se da ahora “en medio de una explosión”. Reafirmamos entonces la idea del pensar desde un “hacer activo” pues “no hay teoría contemplativa de las explosiones”. Ni labor contemplativa que valga en medio de una explosión.2 Convocar a reflexionar en medio de una explosión y poner los acentos en el presente no significa en absoluto que se dejen de lado los estudios o el debate sobre el pasado, destacadamente sobre el pasado nacional. Rojoamate nace justo en el año de celebraciones centenarias sobre las revoluciones de Independencia y de 1910, en condiciones en que el pensar sobre esos específicos acontecimientos es tema nodal y propio de la actual “disputa por la Nación”. La rememoración no es ni puede ser para una revista como Rojo-amate un tema de especialistas o de académicos, aunque se mantenga la exigencia de un máximo de rigor. Se trata, en la línea que se promueve, de pensar el pasado para pensar el presente, dando fuerza con ello a una “visión epocal”. Y se trata, a la vez, de mantener, con y desde la referida rememoración, el temple de lo que es o debe ser un espíritu libertario, cualidad que en ningún caso deberá ceder a las tendencias del conformismo y de la asimilación. Rojo-amate contará en sus páginas con un importante espacio para el tema cultural, con especial énfasis en la literatura contemporánea, y más particularmente –por las razones antes expuestas– en la literatura mexicana y de América Latina. Y en este espacio específico buscaremos caminar por circuitos distintos y distanciados de los de “la vida literaria” (en la crítica que a este concepto se hace desde Balzac), buscando publicar ensayos, reseñas o noticias que den marco y den a conocer la buena literatura o la literatura de fundamento.

1 Hannah Arendt, La condición humana [1958], Paidós, Surcos, núm. 15, Barcelona, 2005.

2 Peter Sloterdijk, Experimentos con uno mismo. Una conversación con Carlos Oliveira, Pre-textos, Valencia, 2003.

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Importa no escatimar esfuerzos para abrir el abanico de posibilidades de publicación de materiales literarios de los más diversos lugares del mundo. Con la convicción de que una buena cantidad de caminos poéticos, cuentísticos o novelísticos de los polos o puntos más distantes del planeta conducen a puertos idénticos o cercanos. Así lo mostró con suficiente claridad quien ha sido considerado como uno de los más grandes escritores de todos los tiempos: Juan Rulfo. Tomamos de él la idea de crear una específica “ventana” para este tipo de literatura universal, tal y como apareció en su columna “Retales” publicada entre 1964 y 1966 en El Cuento: Revista de Imaginación. El primer número de Rojo-amate es ejemplar en cuanto a la matriz temática que adoptaremos. En el espacio reservado a los temas políticos, abrimos con ensayos de analistas mexicanos y de otras partes del mundo (Ha-Joon Chang, Thierry Linck, Adolfo Orive, Carlos San Juan Victoria, Randall Wray) que tratan, desde diferentes facetas, la “crisis del capital” (internacional, latinoamericano, nacional) en sus determinaciones económicas y políticas, todos ellos con un denominador común: la crítica fértil a la perspectiva neoliberal. Y el análisis sobre la temática latinoamericana es abordado en este caso por el destacado analista argentino José Luis

Coraggio. No podía faltar en nuestro primer número, una valoración sobre los procesos electorales del pasado 4 de julio, con trabajos de Julio Moguel, Carlos San Juan y Enrique Velázquez. Inauguramos el espacio reservado a los temas culturales con textos de Víctor Jiménez, Alberto Vital y Evodio Escalante sobre la obra de Juan Rulfo, quien pudiera considerarse como universalmente representativo de lo que podríamos denominar una literatura de fundamento. Y, como ya lo hemos mencionado, abrimos ahora un primer “retal” en la idea del autor de El Llano en llamas, tomando justamente en este caso uno de los magníficos textos que el jalisciense publicó en la revista El Cuento. Nadie mejor que Víctor Jiménez para presentarlo. En el mismo ámbito temático, no podía faltar en esta ocasión un texto sobre la obra de Carlos Montemayor. Ismael García Marcelino nos entrega una nota sobre la relación del autor de Guerra en el Paraíso con la temática y la problemática indígena de México, en su proyección universal. Agregamos, en el cierre de este número, poemas y cuentos de invitados especiales: David Aburto, Gaspar Aguilera, Alin Cid Fleitas, Emilio Toledo y Randall Wray. Agradecemos a ellos su aportación.

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Rojo-amate: una “yuxtaposición dinámica”

figuras recortadas por los indígenas otomíes de san pablito, puebla. representan a un espíritu bueno y A uno malo.

Julio Moguel

El término Rojo-amate constituye una fórmula de construcción del tipo de las que Hellingrath denominaba una “yuxtaposición áspera”, cuando se refería a algunos giros característicos de la poesía de Hölderlin y Píndaro.1 Stefan George cobró su fama universal con una manera parecida de escribir sus singulares poemas.2 Y no es irrelevante mencionar en este punto que este recurso adquiere en la poética pura de Stéphane Mallarmé sus máximas posibilidades expresivas y de sentido. Rojo-amate juega no con la relación simple y familiar de los conceptos, no con los hábitos reconocidos de nuestra sintaxis gramatical, sino con una conexión de contrapunto, no de opuestos sino de palabras que, en su articulación o en su yuxtaposición dinámica, generan imágenes particulares que, más que ambiguas, contienen mensajes polivalentes dentro de un cierto margen de interpretación. Dicho de otra forma: el bloque paradójico (rojo-amate) libera la pluridimensionalidad de sentido de una relación que expresada en un discurso articulado resulta difícil o imposible desplegar. La intervención y participación activa del lector en el desciframiento del código se vuelve entonces decisiva: será él (como lector individual o colectivo) el que diga lo que “el mensaje” dice. El rojo3 es uno de los colores relacionados más íntimamente con el ser. Cuando alguien “ve” rojo en sus adentros se envuelve en una específica dimensión vital,

de pasión, rabia, vuelco, desconcierto. Es el color del coraje, en su variante suave dicha en español, o fuerte si es que se dice en francés. Por ello es que todos los otros signos que le son atribuidos no son sino derivaciones de su sentido originario o de matriz. Amate 4 no aparece aquí, a contrapunto, como un particular, sino como un universal indirecto y acotado. Indirecto, porque proviene o se deriva de otro importante universal muy propio del ser o del sentido del ser, a saber: del árbol, idea que el ser siente tan propia porque en ella germina o se despliega tanto su verticalidad y búsqueda del cielo o de la altura como su apego o pertenencia a la tierra, al simple estar, y a lo profundo-oculto y a lo profundo-nutriente. Y como elemento externo también es o representa, para el mismo ser, primera morada o reserva de calma. Pero Amate es un universal indirecto acotado al espacio continental específico y propio que lo ha visto crecer: la América indígena, tierra que lo convirtió en piel o en corteza textual durante siglos, antes de la Conquista española. Tiene entonces también el signo de un ser-colectivo con nombre propio, identificable sin par en el planeta. Es esta “yuxtaposición dinámica” la que hoy da nombre a nuestro proyecto editorial. 4 “Amate. m. Árbol del género Ficus, de cuya corteza se obtiene el papel del mismo nombre que antiguamente servía para la elaboración de códices. 2. Papel elaborado con la corteza de ciertos árboles como jolote, palo de brujo, mora u ojite, sobre el cual se pintan diversos motivos y escenas de vivos colores o se pegan figuras recortadas del mismo material, esto último con fines ceremoniales. 3. Pintura realizada sobre el papel obtenido de la corteza del árbol amate. De amatl, papel”, en Carlos Montemayor (coordinador), Diccionario del náhuatl en el español de México, unam-see del Gobierno de la Ciudad de México, México, 2007. “Amate (Del nahua amatl). m. Árbol de la familia de las Moráceas, que abunda en las regiones cálidas de México. El jugo lechoso se usa como resolutivo. Hay dos especies: el blanco y el negro. 2. Méx. Pintura hecha sobre la albura del amate”, en Diccionario de la Lengua Española, op. cit.

1 Hans-Georg Gadamer, Poema y diálogo [1990], trad. de Daniel Najmías y Juan Navarro, Editorial Gedisa, Colección Cla-de-ma, crítica literaria, Barcelona, 2004. 2 Gaston Bachelard, El derecho de soñar [1970], trad. de Jorge Ferreiro Santana, Fondo de Cultura Económica, Breviarios, núm. 392, México, 2005 [primera edición en español, 1985]. 3 “Rojo (del lat. russus). Adj. Encarnado muy vivo […]. Es el primer color del espectro solar […]. En política, radical, revolucionario […]. De color encendido de brasa […].” Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, vigésima segunda edición, T. 1, España, 2001.

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Las líneas del amate Arturo Montañana

Los antiguos pueblos mesoamericanos, con todo y los miedos, la agresividad y la voluntad de suerte que cargaban, no eran esquizofrénicos como los occidentales. Las dualidades, incluso las que desde el canon de occidente parecen más fundamentales, las trenzaban creando una (diríamos hoy) semiósfera1 que abarcaba lo material, lo natural y lo simbólico en una sola visión triádica2 armónica de la unidad de lo diverso (del universo). El amate era su papel. El sustrato material con el que se construía su arte, su ciencia y su filosofía, desde lo cotidiano, con la participación de todos. Ahí descansaban sus escrituras, sus pinturas y sus matemáticas, y descansaban también sus códices y sus modelos de esculturas.3 Gracias a él se propagó Quetzalcóatl, y de amate hicieron la carne y la piel teñida de rojo cochinilla que forraba las cañas de maíz en cuyo interior, también de amate, se ocultaba un códice como médula de Cristo. No es una metáfora poética. En el antiguo convento de Churubusco se ubica el Museo de las Intervenciones. Allí había un Cristo al que de forma inusual acudían a rezarle más feligreses que a otros cristos. Cuando el tiempo erosionó la divinidad, los restauradores quedaron sorprendidos de su poco peso y gran altura.4 Era el Cristo de amate y caña de maíz al que aludimos, y el códice en su interior, como todos los códices, mostraba que los indígenas no conocían la perspectiva pero atisbaban la geoprospectiva.5 Los códices eran un arte secuencial, como el teatro o el ensayo, en los cuales se hacían los mapas y los calendarios y se mostraba el nomos de los pueblos, que se preparaba desde la hechura del amate. La noción de nomos viene de los egipcios, quienes la usaban para referirse a

arturo montañana, El último, 1997

1 El término viene de Yuri Lotman. Véase “La semiósfera del maíz: espacio semiótico de convergencia de la naturaleza y de la cultura”, de Graciela Sánchez Guevara y José Cortés Zorrilla, en la página de internet: http://www.ugr.es/~mcaceres/ Entretextos/entre6/maiz.htm, consultada el 29 de abril de 2010. 2 Según Florescano y Dussel, todas las culturas mesoamericanas tenían una visión cosmogónica de la política que se muestra en un canon tripartito. Enrique Dussel, Política de la liberación, Editorial Trotta, Madrid, 2007, p. 30. 3 Boris Berenzon, Los señores del papel. Escritura, papel y códices en Mesoamérica, Editorial Pangea, México, 1995. 4 Rolando Araujo Suárez, Alejandro Huerta Carrillo y Sergio Guerrero Bolan, “Esculturas de papel amate y caña de maíz”, En Cuadernos Técnicos 1, Museo Franz Mayer, México, 1989. 5 La geoprospectiva es un estilo o enfoque general de la ciencia que implica hacerla con la gente. La noción de reciente cuño retoma la palabra prospectiva, usada por vez primera por Paul Valéry, en la introducción a Miradas al mundo, texto publicado en 1931, cuando el autor de El cementerio marino intentó recuperar su sentido original como antropología filosófica situada geográficamente.

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trar las leyes “naturales”, “psico-sociales” y “jurídicas” que nos gobiernan. El análogo del nomos en Mesoamérica es el Altepetl,9 cuya dinámica y coordenadas se representaban en los códices sobre un amate. El significado de la información y el vehículo que la transportaba no eran contrapuestos, y se unían en el rito de su creación. Como árbol de distintas especies de Ficus, el amate lleva las marcas del colmillo que afila en él el jabalí y el pelo del lomo del leopardo que en su corteza se rasca. La historia de las avenidas de agua y los calores del lugar quedan como huellas en su corteza que las indias y los indios, viejas y niños, le arrancan. Después lo bañan y deshebran en el río, por donde fluye su roja savia. Listo el amasijo con agua, se agrega la pulpa del bulbo de una orquídea que sirve como aglutinante, y sobre una base lisa se colocan las hebras formando una trama más o menos densa. La gente toma sus piedras y empieza a golpearlo aquí y allá, como un sueño lúdico en el que todos juegan y preparan su papel. La representación viva pone sus propias reglas de participación en el objetivo de hacer invisibles las redes del amate, dejando que afloren sus manchas, que ahora suman a las “naturales” las marcas “culturales” para dejar al sol la labor de secado, o acelerarlo con danzas y antorchas si se prevé lluvia. El papel de los indígenas ya está listo.10 El modelo de representación teatral (actancial) genera al otro,11 al de los códigos que se sobrepondrán, con grana cochinilla o con acrílico. Seguir las líneas del amate, recuperar sus luces y sus sombras para inventar (hacer venir) lo nuevo y encontrarlo en lo cotidiano es resistir con un arte que no se puede reproducir técnicamente como el poder. La pintura del amate es un escape hacia la realidad.

arturo montañana, a través, 1997

los pueblos que vivían en común. Deriva de gnomos, que no es un duendecillo malévolo de orejas picudas que habita en los bosques, sino la vara cuya sombra mide el tiempo en los relojes de sol. El tamaño de la sombra permite saber la hora del día según la latitud en la que uno se encuentra, de modo que cada pueblo tiene su nomos según qué tan al norte o al sur de la Tierra se localiza.6 Nada permite saber de la longitud del mundo, y los europeos tardaron siglos para entender que ésta era una dimensión arbitraria, política.7 En la cultura occidental, el nomos devino en disciplina con dos grandes acepciones que en el fondo son la misma: la nomografía. La nomografía se entiende como arte de redactar leyes, según la veían por una parte los revolucionarios franceses y el padre del utilitarismo,8 o como ciencia de las representaciones gráficas y matemáticas de las funciones que se relacionan en diversas escalas. El nomograma une, como el códice, lo temporal y lo espacial en una representación textual, numérica y gráfica. El nomograma es hoy un objeto olvidado que habría que rescatar, para aprender y reconstruir el concepto de función del que parte la ciencia, en tanto pretende mos-

9 Sobre el concepto de Altepetl, su relación con la noción de paisaje y su representación en los códices: Joaquín Roberto Martinez González, La historia vivida, Editorial Atarazanas, Veracruz, México, 2008. Y Federico Fernández Christlieb, Ángel Julián y García Zambrano (coordinadores), Territorialidad y paisaje en el Altepetl del siglo XVI, Fondo Cultura Económica–Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2006. 10 Una buena recopilación de textos sobre el arte de hacer amates es la de Guillermo Bonfil Batalla (coordinador), El universo del amate, Ediciones del Museo de Culturas Populares, México, sin fecha. Sobre los usos del amate se puede consultar el hermoso libro de Jonathan Smith, La tradición del amate. Arte y protesta en el arte mexicano, Mexican Fine Arts Center Museum y La casa de las imágenes, Chicago/Ciudad de México, 1995.

6 Thomas Kuhn, La revolución copernicana, Planeta-Agostini, España, 1993. 7 Dava Sobel, Longitud, Editorial Debate, España, 1995.

11 Sobre la noción de modelo vale la pena ver: Alfredo López Austin (coordinador), El modelo en la ciencia y la cultura, Siglo XXI Editores–Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2005.

8 Virgilio Zapatero, “El arte ilustrado de legislar”, en Jeremy Bentham, Nomografía o el arte de redactar leyes, Boletín Oficial del Estado–Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2004.

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méxico: La querella por el presente Carlos San Juan Victoria arturo osorno

En su primera década del siglo XXI, México vio deshacer el presente de su mayor potencial: las generaciones jóvenes, en la migración, la informalidad masiva y la delincuencia, mientras las elites neoliberales prometían una gran prosperidad a la vuelta de la esquina. Hoy lo vuelven a hacer pensando en la continuidad de su proyecto hacia el 2012. Por eso, ante las falsas promesas de futuro resulta esencial hacer la crítica del presente. Un capitalismo desatado quemó en las últimas tres décadas el crecimiento incluyente, alto y sostenido, y ahora afronta la pesadilla de un futuro desintegrado donde individuos y Nación se funden en la caída. Pero hay aún un lapso de cinco o diez años para que el daño no sea irreversible,1 mientras que las razones y los caprichos que (des)gobernaron durante treinta años cada vez son más discutidos e insostenibles. Porque las elites neoliberales afrontan un presente de disputa: no hay terreno donde sus intentos por solidificar su (des)orden en políticas y leyes no obtengan una rápida respuesta en contra. La crítica del presente amplía el horizonte de lo posible y hace que se escriture el futuro a varias manos. El gobierno federal quiere terminar de fabricar un regreso al capitalismo sin regulaciones sociales y estatales en un brinco al pasado que pretende eliminar conquistas del pueblo en derechos e instituciones. Y que resista la oposición y el disgusto masivo con cercos militares y distracciones mediáticas. Firme en su intención de preservar su ciclo de apropiación y dilapidación de las riquezas nacionales. Hay cuatro ejes actuantes en el presente de

ese peligro contra México que lleva a la cancelación de su futuro autónomo: a) La imposición de una ruta de globalización equivocada, que no inscribe a México en el mundo sino en la economía y en la geopolítica de la potencia vecina; b) La fabricación doméstica de un “libre mercado” de altas ganancias especulativas y de muy bajos costos y contrapesos; c) La decisión de convertir a la Seguridad Pública en la prioridad para (des)gobernar a una nación fracturada por la desigualdad, y d) El resurgimiento autoritario en la democracia. Por la acción cotidiana de esos ejes, el presente se hace frágil y lanza a la población a la incertidumbre y el desamparo; pero a la vez se configuran y se entrelazan luchas y resistencias a lo largo y ancho del país que mantienen a pulso la querella por el presente.

1 “Ya pasó un lapso en que el primer dividendo demográfico no pudo ser aprovechado en toda su capacidad. Si a principios de este siglo se tenía entre 20 y 25 años de condiciones demográficas favorables para impulsar el crecimiento económico por la presencia del primer dividendo demográfico, ahora el tiempo se reduce a 15 años, y estos próximos cinco años serán quizá la última oportunidad para preparar las condiciones indispensables para impulsar más el desarrollo económico.” Octavio Mojarro, “Los dividendos demográficos de México: segunda y ¿última llamada?”, en Foro Nacional: las políticas de población en México. Programa Nacional de Población 2008–2012, Debates y Propuestas, Conapo, México, 2008. p. 277.

el neoliberalismo en vilo

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Mantener al país en el camino subordinado Desde mediados de los años noventa hasta la fecha, el Consenso de Washington –la captura de las políticas soberanas de los Estados por los grandes poderes financieros– fue erosionado por procesos internos nacionales y cambios globales. La presión de las demandas sociales, los gobiernos alternativos de las izquierdas, hasta las crisis recurrentes y las voces de alerta de expertos –y de no pocos organismos internacionales–, volvió a plantear la urgencia de atender a fondo la desigualdad y reconectar al Estado con el desarrollo.2 Entre 2008 y 2009 esa ruta

hegemónica del Mercado recayó otra vez en la crisis, mientras se aflojaron las tenazas de poder y se abrieron muchas posibilidades para inventar/rehacer caminos heterodoxos y plurales a escala planetaria. Ironía del momento: en los Estados Unidos, con Obama a la cabeza, se intentan regulaciones financieras a los bancos privados y el rescate de la salud pública. El drama es para nosotros: la neocolonización mexicana promovida por la burocracia financiera del Banco de México y de Hacienda mantiene a México como uno de los pocos lugares que se aferra a lo que queda de ese Consenso deshilachado. Cuando las tenazas del poder globalizador se aflojaron, nuestros globalifílicos sólo cerraron los ojos y se atrincheraron en su rancho. Los cambios mundiales obligan a reconsiderar el papel del Estado en el desarrollo, la necesaria regulación capitalista y el resurgimiento de pactos y de agendas sociales. En contra de los muchos síntomas de las transformaciones globales, la decisión mayor de ciertas elites mexicanas es que es posible no sólo mantener un modelo antisocial, sino enraizarlo y extenderlo. Vivimos en esa ofensiva que desarticula a la República y a la nación. Para estas elites la única globalización posible es quedarnos como patio trasero del vecino del Norte. Ahondar la integración económica y quedar inserto en su geopolítica. México y Colombia son piezas claves de una estrategia norteamericana que vincula seguridad y captura de los ejércitos nacionales. Como asunto de fondo está la urgencia para controlar los recursos naturales de la región, en primer lugar el petróleo.3 Y no parece ser entonces una casualidad que mediante las “guerras contra el narcotráfico” se avance en un esquema de control militar de “nuevo tipo” justo donde se encuentran las grandes reservas probables del Golfo. ¿Se trata de crear una zona abastecedora de petróleo barato y de escudo militarizado contra la paranoia norteamericana del momento? En ese medio infértil sólo habrá soberanías nacionales bonsái.

2 Según el Informe Latinbarómetro 2005, sólo un tercio de sus encuestados considera las provechosas privatizaciones, mientras que el Informe Latinbarómetro 2006 revela un estatismo medianamente alto en la región. Citado por Fernando Calderón, “Una inflexión histórica, cambio político y situación socio-institucional en América Latina”, Revista CEPAL, núm. 96, diciembre de 2008. Agrega además: “Buena parte de la población aboga por una nueva relación entre el Estado y la economía, en la que el Estado genere integración social y equidad pero a la vez potencie la economía en el marco de la globalización”.

3 “El 11 de septiembre de 2001 elevó la prioridad de la seguridad nacional estadounidense a elemento de lucha contra el terrorismo; y ante la eventualidad de nuevos ataques –quizás a instalaciones petroleras– o de mayor inestabilidad política en Arabia Saudita y en Oriente Medio, el gobierno estadounidense busca revivir las negociaciones para establecer una zona energética integrada en la cual Canadá y México se comprometan a satisfacer la demanda estadounidense de crudo a la par con sus mercados nacionales.” Véase Alicia Puyana, “El manejo del petróleo mexicano, ¿política o economía?”, Revista CEPAL, núm. 100, abril de 2010.

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Invernadero subsidiado y deterioro productivo y de las economías sociales Entre 1960 y 1980 se duplicó la población del país, lo que obligó a “echar otro piso” para afrontar el “problema”.4 En las casi tres décadas siguientes una plena hegemonía empresarial, que dominó “lo público” (presupuestos públicos y medios de comunicación en primer lugar), reventó el híbrido capitalista y popular post-revolucionario, suprimió sus “frivolidades” redistributivas y aseguró que reorientar y concentrar los excedentes sociales hacia (algunas) empresas locomotoras asociadas a la exportación y a los servicios de punta arrastrarían al conjunto del país hacia el desarrollo pleno. Se requería volver a levantar en ese plazo otro piso de infraestructuras y de capacidades productivas de parecido tamaño para aprovechar el bono demográfico y cumplirle a las generaciones jóvenes. En su lugar se acentuó el gigantismo de algunos conglomerados financieros, industriales y de servicios. Mientras que, en riguroso paralelo, se desmantelaban las infraestructuras productivas y de servicios a escala nacional. Así nació este presente de “desperdicio” de los jóvenes. Hay tres engranajes claves que producen hoy este desastre: a) La inhibición de la acción productiva del Estado y de su alianza presupuestal, y de fomento, con la pluralidad de formas productivas existentes en el país, de pequeños y medianos empresarios y de figuras diversas de la economía popular; b) La apuesta dirigida a canalizar gran parte del excedente hacia los segmentos altamente rentables de la economía exportadora, de los servicios financieros y de las tecnologías de comunicación (que, oh casualidad, estaban en manos de amigos y aliados locales o globales de los nuevos gobiernos: de ahí el “capitalismo de los compadres”); c) La apropiación de presupuestos y ahorros públicos, del trabajo barato y de territorios en propiedad social para alimentar a esta coalición depredadora por medio de “reformas estructurales” privatizadoras, expropiaciones de propiedad social y privatización de patrimonios y servicios.

sando el desorden. Para ello tiene que reforzar a tres poderes autoritarios, pilares naturales de la jerarquía, donde el mando vertical y la obediencia ciega forman parte de su naturaleza íntima: la Iglesia, el ejército, el mundo empresarial y los (sus) poderes mediáticos. Esta manera de gobernar desata fuerzas que desgobiernan. El “monopolio de la violencia” legal se encontró con una “democratización de la violencia” ilegal que le iguala en capacidad de fuego e incendia ciudades y corredores turísticos. Mientras, el avance de dicho modelo antisocial y el clima de guerra que se impone desatan resistencias y oposiciones sociales, intelectuales y políticas.

Carlos San Juan Victoria A finales de 2009 apareció el vibrante ensayo “Un futuro para México” (Nexos, noviembre de 2009), con la firma de dos reconocidos intelectuales mexicanos: Jorge Castañeda y Héctor Aguilar Camín. Llaman a trasladar el debate 2010-2012 hacia un horizonte de esperanza, con un país próspero donde al menos un tercio de su población viva como clase media. Según su opinión, el milagro llegará por el impulso que le den los motores del mercado, el Estado, y los efectos “positivos” de una integración más o menos definitiva con nuestro vecino del norte. Dicen los autores que ello es posible si, y siempre si

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zar la división en su contra se creó al enemigo interno: un viejo socio subordinado, el narcotráfico. Para frenar las presiones hacia la atención a la desigualdad se impuso a contracorriente la nueva prioridad de la seguridad pública. La necesaria atmósfera de miedo fue encargada a una Mátrix mediática que ejerce día a día la pedagogía del miedo, construyendo mundos virtuales de violencia infinita para que la gente acepte la mano dura. Y, en contra de la salud de la República y de sus contrapesos, definió una ruta de atropellos para consagrar una presencia militar cotidiana y masiva en la vida civil que invade diferentes niveles de gobierno (locales, estatales). ¿Para qué sirve esta estrategia de alto riesgo? Queda claro que no es para frenar el próspero negocio del narcotráfico y sus luchas por territorios, sino para fincar una gobernabilidad que desgobierna: restablecer al Poder Ejecutivo fuerte con un presidente débil mediante el uso de la fuerza –policíaca y militar–, en condiciones de una descentralización ya lograda a gran escala del poder formal e informal. El calderonismo hizo y hace violenta; incierta y decadente la vida política nacional. Por un lado intenta neutralizar a las oposiciones sociales y políticas con la militarización y la criminalización de la protesta, y por el otro trata de avanzar en su nuevo orden impul-

Desgobernar Desde su inicio, el gobierno encabezado por Felipe Calderón tuvo que cargar con el sello de la ilegitimidad, en el marco de una gran polarización política y social del país y una vasta oposición a su proyecto. En un gesto típico de las derechas globales –y de Bush hijo, en particular–, decidió dar un manotazo en la mesa creando una agenda policíaca como prioridad nacional. Para neutrali4 Véase al respecto el interesante trabajo de Manuel Ordorica, “Cambios demográficos y desafíos para la política de población en México. Una reflexión a largo plazo”, Papeles de Población, núm. 40, CIEAP-UAEM, abril-junio de 2004.

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¿Un futuro para México?

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Nuevo autoritarismo en el vientre democrático De 1995 a la fecha la globalización salvaje empezó a frenarse por muy diversos motivos: crisis, oposiciones sociales y políticas y, sobre todo, por la existencia de un tejido democrático más plural y más denso. Se hizo claro que el modelo antisocial del neoliberalismo había crecido gracias a decisiones autoritarias de los presidentes y que carecía de consensos. En 1997, con un Congreso sin mayoría oficial y con gobierno cardenista en el ombligo de México, parecía obligado que a abrir un proceso de efectiva formación de consensos que integrara disensos y oposiciones. La democracia en serio se encontraba a la mano. Pero en lugar de ello disfrazó el presidencialismo anterior por la vía de pretender resolver la ausencia de consensos mediante un trazo vertical de decisiones: el autoritarismo democrático. Desde entonces la democracia –y sus contrapesos– se ve como traba. A partir de 2006 el asalto a la República y a la democracia pretendió convertir en virtud pública la ambición de gobernar sin consensos bajo el eufemismo de “rehacer la mayoría”. Visto en su conjunto, el menú5 para forjar el autoritarismo democrático tiene un extremo civil y otro policíaco–militar. En su extremo civil están los varios expedientes para forjar mayorías sin consenso (segunda vuelta parlamentaria y electoral), la creación de elites permanentes que eviten la irrupción incierta de los recién llegados mediante la reelección en puestos de elección popular. En medio del menú, como eje real, una presidencia fuerte con atribuciones de conducción de la política exterior, de veto hacia las cambiantes mayorías del Congreso y de “reconstrucción presupuestal” para deshacer lo que haga el Congreso. Y en el otro extremo, el de su filo armado, la centralización policíaca con ayuda militar y en alianza con los Estados Unidos.

–además de optar por una fuerte integración con América del Norte, se avanza en por lo menos tres niveles de cambios sustantivos, a saber: a) Librar a la economía de los grandes poderes monopólicos que la aprisionan; b) Restablecer la unidad y la eficacia de mando –del Estado, se entiende– dentro de lo que hoy por hoy resulta ser una democracia ineficiente; c) Volver al pacto con la sociedad por medio de un intercambio preciso: más protección social a cambio de un IVA incrementado y la aceptación por parte de la población de “las reformas estructurales”. Como es fácil constatar, entre 2008 y 2009 “la ruta única del Mercado” decidida por los poderes globales conoció su propio abismo y se abrieron entonces muchas posibilidades para inventariar y rehacer caminos heterodoxos y plurales a escala mundial. Pero, en la mejor tradición del optimismo del siglo XIX –ahora que crecieron las incertidumbres del XXI–, nuestros autores dictaminan un curso obligado de las cosas: la necesidad de que México se parezca –como dos gotas de agua– a los Estados Unidos o, si se prefiere, al “primer mundo” en general. Para alcanzar tan preciado objetivo, en la perspectiva señalada, se requeriría confrontar y echar por la borda en definitiva al nacionalismo revolucionario y a la nomenklatura; eliminar al puñado de poderes monopólicos (nocivos, se entiende), estatales, corporativos y privados; enfrentar la crisis fiscal y el deterioro de la protección social; combatir la patología mental que no nos ayuda a reconocer que ya somos América del Norte, y frenar el fenómeno de la erosión del mando estatal encaminado hacia la “única ruta”. ¿Ideas novedosas? No en lo fundamental, a mi parecer. Se parecen –casi copian– a las del Banco Mundial. En ambas perspectivas se hacen a un lado datos reveladores. Entre otros, que el segmento consolidado de “la economía plena” de mercado es sólo el ocho por ciento de las

5 Ese menú de reformas, como se sabe, endulzado con iniciativas y candidaturas ciudadanas, está presente en el Decálogo de la Iniciativa de Reforma Política del Ejecutivo Federal (El Universal, 15 de diciembre de 2009) y en la propuesta aparecida en el libro de Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda, Un futuro para México, Punto de Lectura, México, 2009.

unidades productivas –que es donde se concentran los

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beneficios de las políticas de fomento y de los presupuestos–, mientras que el 92 por ciento se las arregla como puede para mantener al 80 por ciento de la fuerza laboral.

A pesar de todo: el empate de fuerzas Con esos cuatro ejes se intenta controlar al presente, monopolizar la construcción del futuro e inhibir todo intento por salirse de la “ruta única”. Por eso es fundamental la querella por el presente, su crítica, el disenso, la resistencia y la forja de alternativas. No es sólo un pleito de soluciones “técnicas”, sino sobre todo de sentido. El mundo feliz del calderonismo y sus profetas en búsqueda de socios plurales debe desarmarse. En lugar del extravío de buscar acuerdos en la agenda desnuda del rey desnudo, y desaprovechar el escaso tiempo disponible para revertir la pesadilla demográfica de millones de jóvenes sin presente, necesitamos recuperar la autonomía de propuesta. La siembra de ánimo: voluntad y programa que una vasta pluralidad de mexicanos no deja de hacer en fechas (ahora) históricas: el levantamiento zapatista en 1994, la victoria cardenista en 1997, los debates sobre proyectos de nación de 2000 y de 2006, el surgimiento de un polo de convocatoria y de liderazgo como no existe otro en el panorama nacional con Andrés Manuel López Obrador, desde 2005 hasta la fecha. La crítica y la memoria autónoma, la resistencia y el disenso, la emergencia de una pluralidad social, intelectual y política, dan consistencia y vitalidad al gran reto de nuestros días: abrir en la querella del presente otro sentido al desarrollo nacional en la globalización.

Se mira sin concesiones a la innegable integración mexicana con el sur norteamericano, pero se escamotea el problema real. Pues no se trata de no reconocer una integración iniciada desde el siglo XIX, sino de debatir el tipo y las vías de integración. Nosotros creemos, por el contrario, con que ambos pies en América del Norte, México tiene que mirar hacia el Sur. “Un futuro para México” de Castañeda y Aguilar Camín pretende un recambio de esperanza en una fecha cargada de simbolismo: el del centenario de la Revolución. Si la violencia armada creó un horizonte de expectativas durable, ahora una epopeya pacífica, la lucha cotidiana de millones de mexicanos para acrecentar sus consumos, alumbrará el único futuro posible (y promisorio). El comparativo no da para más: en lugar de los ejércitos populares como fuerzas motoras del cambio, los autores se imaginan el asalto masivo a las grandes plazas del consumo. “Un futuro para México” es menos una reflexión intelectual que el tejido coherente de diversas iniciativas realizadas por los poderes en turno. Su cruzada es la del Banco Mundial y su ortodoxia es la del mercado en el nivel formulado por el Consenso de Washington. Y salta a la vista lo que en definitiva parece ser el plus de su originalidad: su ánimo prometeico en torno a su idea del “progreso”, justo ahora cuando el referido “progreso” amenaza con tragarse al mundo sin piedad.

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EN LIBRERÍAS DE PRESTIGIO 19


Hacia una democracia post-liberal Adolfo Orive

En la década de los noventa del siglo pasado, después de la desaparición del socialismo real y de la desintegración de la Unión Soviética, Francis Fukuyama escribió un libro sobre el fin de la historia: el capitalismo habría demostrado ser el último modo de producción en la evolución humana, y la democracia liberal se habría convertido entonces en el modo por excelencia de organización política de la mayoría de las naciones. En el año 2000, Ricardo Becerra, Pedro Salazar y José Woldenberg1 publicaron un libro en el que mostraban la mecánica mediante la cual, con las reformas de 1977 a 1996, México había sido capaz de edificar una “democracia genuina”. Y en 2009 Roger Bartra nos dijo que la democracia nos había llegado con la alternancia en la presidencia de la República. El común denominador de estos tres planteamientos es la visión liberal que, desde el siglo XVII inglés, ha ido conquistando la mente tanto de políticos como de académicos dedicados a las ciencias sociales. Mi tesis, en cambio, consiste en poner en tela de juicio el supuesto básico del liberalismo: que los ciudadanos tienen todos –más o menos– las mismas capacidades y autonomía como para tomar la decisión racional que maximice sus intereses en cualquier elección económica o política que en determinado momento tengan que realizar. Y lo pongo en tela de juicio a partir de la realidad de todas las naciones en las que predominan inequidades económicas, sociales y culturales tan grandes como en México. Preocupado también por la implicación de estas inequidades, a principios de la presente década el propio Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) solicitó al destacado politólogo Guillermo O’Donnell2 que elaborara “un enfoque innovador sobre las vinculaciones entre la democracia […] y el paradigma del desarrollo humano” propuesto por Amartya Sen.3 El problema es que ni el PNUD ni

Guillermo O’Donnell ponen en tela de juicio que lo que existe en nuestros países sea democracia y solamente se dedican a analizar si esa democracia es de baja o de alta intensidad. Como dice Philippe Schmitter: “la cualidad de la democracia se ha vuelto el tema de la década entre los estudiosos de las democratizaciones”. Permítaseme avanzar paso a paso. Liberalismo y democracia no son lo mismo; desde varios puntos de vista hasta son antitéticos, como lo demostró Norberto Bobbio. El liberalismo nació en el siglo XVII inglés bajo el supuesto, esgrimido por la burguesía emergente, de que cada individuo es el único y auténtico responsable de su propio desarrollo físico, mental y espiritual. La democracia no concibe el desarrollo de los seres humanos de esa manera; supone su constitución en sociedad y en Estado. Tan son diferentes que Madison y Hamilton –padres fundadores de su patria– argumentan las razones por las cuales Estados Unidos no ha de ser un régimen político democrático, sino una república representativa liberal.4 Fue hasta la primera mitad del XIX que Alexis de Tocqueville y John Stuart Mill conjugan ambas corrientes del pensamiento en lo que acabó por ser la democracia liberal representativa sustentada en un régimen competitivo de partidos. Pero la contradicción original ha permanecido en su seno, a pesar de los políticos y politólogos que la promueven. Si el liberalismo es el trasfondo filosófico y teórico de la democracia, cada individuo es capaz de desarrollarse hasta su máxima potencialidad, es decir, que es capaz de gozar de libertades, a condición de que el Estado no se lo impida. De ahí que desde la Revolución francesa la lucha por los derechos humanos haya tenido tanta importancia –i.e., derechos a ejercer las libertades que las capacidades desarrolladas por los individuos ya les permiten en principio. Los derechos civiles y políticos son los que impiden que el Estado coarte el ejercicio de las libertades de pensamiento, creencia, manifestación, etc. de los individuos. Y con base en el supuesto liberal del desarro-

1 Ricardo Becerra, Pedro Salazar y José Woldenberg, La mecánica del cambio político en México, Ediciones Cal y Arena, México, 2005. 2 Guillermo O’Donnell, Osvaldo Iazzetta y Jorge Vargas Cullell (compiladores), Democracia, desarrollo humano y ciudadanía. Reflexiones sobre la calidad de la democracia en América Latina, PNUD–Homo Sapiens Ediciones, Argentina, 2003.

4 Alexander Hamilton, James Madison y John Jay, El Federalista, Fondo de Cultura Económica, México, 1943.

3 Amartya Sen, Desarrollo y libertad, Editorial Planeta, Barcelona, 2000.

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za de la base ciudadana. Y es ahí donde el problema de las enormes inequidades le hace tanto ruido al supuesto liberal. ¿Qué sucede si la mayoría de los ciudadanos no tiene el nivel educativo y el grado de información imparcial suficiente para elegir a los candidatos que más satisfagan “racionalmente” sus intereses? ¿Qué sucede si la pobreza es tal que se requiera de programas asistenciales y de despensas para sobrevivir?, ¿y qué si tales programas o despensas están ligados a un partido o a un candidato? ¿Qué sucede si los individuos viven en una sociedad donde no existen las instituciones que les permitan desarrollar sus propias capacidades? Desde 1917 la Constitución nos otorgó no solamente derechos civiles y políticos –exigidos por el liberalismo– sino también derechos sociales y económicos que son metaliberales. Pero me pregunto: sin la intervención activa del Estado para elevar la esperanza de vida, reducir el analfabetismo, incrementar el nivel medio de escolaridad, llevar a cabo la reforma agraria, otorgarle derechos a los trabajadores y promover las empresas que industrializaron la economía mediante sustitución de importaciones, subsidios, etc., ¿hubiéramos podido los mexicanos del siglo XX desarrollar –por nuestros propios medios– las capacidades que aprendimos gracias a esa intervención activa del Estado?

llo pleno –por sí mismo– de cada individuo, ya convertido en ciudadano por una ley, así como con base en los derechos civiles y políticos conquistados, se erige una superestructura política institucional que convoca a los ciudadanos a elegir representantes, de entre candidatos definidos por un sistema competitivo de partidos. A esta superestructura le llaman democracia. Madison y Hamilton le llamaron república representativa a finales del siglo XVIII. Y hace más de 60 años un intelectual (no de izquierda) llamado Joseph Schumpeter le llamó partidocracia oligárquica. La conjunción de esta superestructura política institucional con el neoliberalismo ha tendido a mercantilizar al régimen político y a desideologizar a los partidos, convirtiendo a éstos en partidos-atrapa-todo. Además, las campañas electorales tienden a confrontar a candidatos sin ideas (pero con imagen), asesorados por consultores sin convicciones, en contiendas sin contenido, donde los grandes electores son los medios masivos de comunicación y sus mensajes cliché. Bajo condiciones similares no es difícil explicarse por qué el abstencionismo y el voto nulo son tan altos. Pero no pretendo discutir ahora sobre la naturaleza de la superestructura política institucional de la democracia liberal realmente existente, sino sobre la naturale21

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Sin capacidades no se pueden ejercer las libertades, aunque formalmente estén promulgados los derechos. Amartya Sen ha elaborado todo un planteamiento al respecto y Benjamín Arditi afirma que para el post-liberalismo los derechos no desaparecen, pero sí dejan de ser decisivos. El énfasis se desplaza hacia las capacidades de la gente y, por lo tanto, hacia las prácticas que realice y las relaciones de poder en las que esté involucrada. Dice Arditi: “si nos quedamos sólo en el plano de los derechos resulta difícil comprender qué es lo que hace que la ciudadanía sea esencialmente una práctica o proceso de subjetivación […]. Esta práctica implica que el ciudadano no es un simple depositario de atributos, tales como la igualdad ante la ley, la libertad de elegir o el derecho al sufragio […]”.5 La subjetivación es un empoderamiento que significa un proceso de conformación sistemática de una identidad que se va construyendo en cada momento. Para el liberalismo la ciudadanía es un hecho exógeno dado. Para nosotros, a la ciudadanía hay que concebirla como un proceso histórico endógeno que va transformando al ser humano de una condición de sujeción a una situación de subjetivación;6 es decir, pasar de estar sujeto a la historia hecha por otros, a ser sujeto de la historia. Y ello se logra mediante el empoderamiento humano (en el sentido del paradigma de desarrollo humano del PNUD), empoderamiento económico, empoderamiento organizacional y empoderamiento político de los ciudadanos. Estos empoderamientos –capacidades– tienen que ver con las libertades positivas que un ciudadano puede ejercer. Por ejemplo, llamemos libertades formales a las capacidades que se tienen para elegir entre las opciones ofrecidas por las instituciones determinadas por las relaciones de poder existentes; como cuando un ciudadano elige a uno de los candidatos registrados en una boleta electoral. Ahora bien, si se elige autónomamente, es decir, sin las relaciones estructurales de dependencia a las que nos referimos en las preguntas arriba planteadas, los empoderamientos previos ya permitieron satisfacer el supuesto básico liberal. Algo que, por cierto, no ha alcanzado en México la mayoría de la ciudadanía. Pero demos un paso adicional. Llamemos libertad autónoma a aquella que implica salirse de las opciones institucionales de las relaciones de poder existentes; v. gr., el voto nulo que el 5 de julio de 2009 llegó a ser el 10.5 por ciento de la votación en el Distrito Federal. O, mejor aún, los movimientos sociales que más allá de los partidos exigen la satisfacción de sus demandas. “Una elección verdaderamente libre no es aquella en la que simplemen-

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te escojo entre dos o más opciones dentro de un conjunto ya dado de circunstancias, sino en la que elijo cambiar ese conjunto de circunstancias.”7 Y esta concepción es válida tanto para la innovación política que empodera ciudadanos como para la innovación tecnológica y organizacional que desarrolla la economía, empoderando a trabajadores y a empresarios. La democracia post-liberal es el resultado de procesos de libertades autónomas que permiten empoderar ciudadanos mediante diversas formas de participación al margen de los partidos y mediante el otorgamiento a organizaciones sociales de una especie de ciudadanía colectiva. En la democracia post-liberal se hace política por fuera de los partidos, por una parte, para gestionar demandas que exceden el marco de la democracia liberal realmente existente y, por otra, para fortalecer el sentido de pertenencia e identidad con determinadas comunidades; contrarrestando así el aislacionismo individualista al que conduce el liberalismo.

5 Benjamín Arditi, La política en los bordes del liberalismo, Editorial Gedisa, Barcelona, 2009, p. 225. 6 Etienne Balibar, “Sujeción y subjetivación”, en Benjamín Arditi (compilador), El reverso de la diferencia. Identidad y política, Nueva Sociedad, Caracas, 2002.

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7 Benjamín Arditi (2009), op. cit., nota de la p. 206.

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La democracia post-liberal abre así un segundo circuito de la ciudadanía y de la política, que en Europa se da como complemento de la democracia liberal realmente existente para hacer más efectiva la gobernanza y que en México requerimos para empoderar ciudadanos con el propósito de que nuestra democracia liberal realmente existente sea menos oligárquica y, por lo tanto, más “democrática”. La democracia post-liberal, al otorgar una especie de ciudadanía colectiva a organizaciones sociales y permitirles que sus decisiones sean vinculantes para los órganos de gobierno, en el marco de ciertos límites, está dando cabida a la solución de ciertas funciones mediante una relación de corresponsabilidad sociedad-Estado en contra de lo que hace el neoliberalismo al desplazar dicha solución al mercado mediante el outsourcing. El politólogo estadounidense Philippe Schmitter, que enseña en el Instituto Universitario Europeo de Florencia, Italia, dice que la política de la democracia liberal realmente existente es cada vez más una política de grupos y no de individuos, como lo sostiene el liberalismo. El problema es que los grupos que más hacen política en la democracia liberal son los más poderosos económica y políticamente; y la hacen en lo “oscurito” porque la democracia liberal supone que son los individuos los que deciden con su voto en las elecciones. La democracia post-liberal le da entonces a las organizaciones sociales que se registren debidamente los derechos para que participen en las decisiones políticas abiertamente; y que no solamente sean los grupos poderosos los que participen en ellas. En diciembre de 2009, la Asamblea Legislativa y el Gobierno del Distrito Federal promulgaron la Ley del Consejo Económico y Social de la Ciudad. Es una organización integrada por representantes de los sectores privado, social, sindical, académico y público que tienen no solamente funciones consultivas y propositivas, sino también decisorias en materia de rectoría del desarrollo integral y sustentable de la ciudad, fomento del crecimiento económico y del empleo y tránsito hacia una economía que transforme la producción para impulsar su competitividad y, por lo tanto, su desarrollo. En su primera sesión creó una comisión de prospectiva que propondrá los ejes para el desarrollo urbano, económico y social de la ciudad para el corto, mediano y largo plazos. Esto es, por lo tanto, consecuencia de libertades autónomas que tomaron la decisión de ir más allá de las opciones institucionales existentes y corresponde así a un proyecto alternativo al modelo neoliberal. Es una expresión de democracia post-liberal. En mayo de 2010, ambos órganos de gobierno del Distrito Federal promulgaron lo que de hecho es una nueva ley de participación ciudadana. Se realizarán en octubre

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de este año elecciones de comités ciudadanos en cada una de las 2 500 colonias de la ciudad de México. No podrán participar en las fórmulas que compitan quienes hayan sido dirigentes de partido a cualquier nivel ni quienes hayan sido funcionarios públicos. Los comités ciudadanos de una delegación podrán decidir sobre el destino de hasta el 3 por ciento del presupuesto global de las delegaciones y podrán participar en varios otros instrumentos como planeación participativa, iniciativa popular, contraloría social, etc. Sus decisiones son vinculatorias para los órganos de gobierno en aquellos temas especificados en la ley. Además, se obliga a una capacitación ciudadana institucionalizada permanente con el propósito de empoderar a la gente al margen de los partidos. Ello también es una expresión de democracia post-liberal.

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México en una encrucijada

Presentación

Ha-Joon Chang

sentación del Partido del Trabajo en la V Legislatura del Distrito Federal. Entre otras distinguidas participaciones, se dieron las de los economistas de reconocimiento internacional Ha-Joon Chang y Randall Wray, de cuyas presentaciones se han seleccionado algunas partes relevantes para Rojo-amate.

Los días 23, 24, 26 de noviembre y el 3 de diciembre de 2009, se llevó a cabo una serie de conferencias magistrales bajo el título La crisis financiera actual y sus secuelas. Los escenarios: el Auditorio Benito Juárez de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y el Auditorio Jesús Silva Herzog de la Facultad de Economía de la UNAM. La iniciativa de la realización de los foros provino de la repre-

martha guaderrama

En términos absolutos México se ha mantenido básicamente en el mismo nivel de desarrollo que en la década de los noventa del siglo pasado. En 1991 obtenía el 36 por ciento de la inversión que colocaba Estados Unidos en el mundo; para 2006 esta cifra había caído en 11 puntos porcentuales. En 1971 México tenía un ingreso per cápita cuatro veces más alto que el de Corea; actualmente se ha reducido a la mitad con respecto a Corea. ¿Qué sucedió?

La realidad es que México vivió una desindustrialización prematura. Es una regla que los países pierden industria cuando se desarrollan, pero México perdió industria mucho antes, y de mayor calado que el sufrido por otros países. Un dato da cuenta del fenómeno en forma clara: el nivel de productividad del país, de más de tres por ciento en los años 40 a 70 del siglo pasado, no ha sido ni siquiera del uno por ciento por año desde la década de los noventa. Otro dato relevante: la pérdida de cuantiosos empleos por motivos de la referida desindustrialización. Todo esto ha creado mayor vulnerabilidad. No por casualidad México es uno de los países con menor crecimiento en 2009, y eso a pesar de no tener una crisis financiera local. ¿Por qué? ¿Qué corresponde hacer?

El camino neoliberal recorrido En los últimos 25 años a México se le ha recomendado no aplicar políticas como las que se llevaron a cabo en la etapa de sustitución de importaciones; que debía adoptar políticas ortodoxas como las de mantener baja la inflación, liberar al capital, ejercer el libre comercio; que requería abrir de par en par sus puertas a la inversión extranjera y dar mayor protección a la propiedad intelectual, sin olvidar que era necesario aplicar un poco de política social en beneficio de los más débiles. Pero básicamente debía hacer eso, pues el mercado mismo se encargaría de lo demás. Y, como sabemos, México siguió muy fielmente esta receta. ¿Cuál ha sido el resultado? Sí: la inflación ha bajado, pero podemos decir que México nunca fue realmente un país con grandes problemas de inflación. Sí: la inflación bajó, pero se experimentó una crisis financiera muy importante en 1994 y la tasa de crecimiento no ha sido de ninguna manera estable. El crecimiento económico ha sido bajo. En décadas pasadas, cuando se vivió un proceso de hiperinflación –como en 1975 y en 1982–, el crecimiento fue de 3.1 por ciento. Y también se dio la crisis de la deuda, pero aun así el país creció. el neoliberalismo en vilo

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El futuro de México Viendo el asunto desde una perspectiva meramente económica, puedo decir que el futuro de México es triste. Pero tendremos mejores condiciones de aquilatar ese futuro si vemos su pasado más de cerca, al tiempo que comparamos dicho pasado con el de otros países. Y en ello hay algo que vale la pena resaltar: que ninguno de los países poderosos del planeta se ha vuelto rico aplicando las políticas ortodoxas de sello neoliberal. En 1958 Japón trató de exportar un tipo de autobús de pasajeros a los Estados Unidos; y éste era un autobús de la Toyota. Se trataba de un vehículo tan barato que, se decía, era posible comprarlo con el cambio que a uno le daban en las compras del supermercado. Desafortunadamente el negocio fue un fracaso total, lo que obligó a retirar el producto del mercado estadounidense. Cuando regresaron el vehículo a casa, se dio un debate en Japón. El Banco Central de ese país explicó el fracaso por la 25

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de Libre Comercio de América del Norte. Y probar la exportación. Necesitan una nueva legislación en la industria de la exportación. Y encontrar una manera de medir el desempeño de las compañías que están recibiendo subsidios del gobierno, pues muchas de ellas no hacen gran cosa para elevar la productividad. ¿Cómo van a lograrlo? Estos y otros temas los abordo en mi libro Pateando la escalera.

pretensión de entrar al juego del mercado (mundial) automovilístico en condiciones de plena liberalización. De hecho, la contraparte negativa para los japoneses era que su propio mercado estaba dominado por dos compañías norteamericanas: la General Motors y la Ford. Pues frente al fenómeno de ese intercambio tan oneroso decidieron expulsar a dichas empresas norteamericanas de su mercado nacional. Y para 1968 ya las habían eliminado. Hoy en día esto suena bizarro, pues pensamos que los autos japoneses son tan “naturales” como el vino francés y el tequila mexicano. Hace unos cincuenta años no se pensaba siquiera que la producción de autos japoneses pudiera existir. Ahora sabemos que la industria automotriz japonesa siguió creciendo vertiginosamente. Y lo demás ya es historia. Lo que los japoneses trataron de hacer en ese entonces es lo que ahora se concibe como protección a la industria naciente, basándose en la idea de que algunas economías necesitaban proteger y nutrir a sus jóvenes productores para que pudieran defenderse por sí solos y ser competitivos en el futuro. Poca gente lo sabe, pero la persona que inventó este concepto era estadounidense. Y no cualquier estadounidense: Alexander Hamilton, quien fuera el primer secretario del Tesoro o ministro de Finanzas de los Estados Unidos. Pero fue en el Congreso de ese país donde se desarrolló esa teoría de protección a la industria naciente, con subsidios tarifarios, desarrollo de la banca de fomento industrial, inversión en infraestructura y muchas otras medidas. Al hacer esto se contradecían los consejos de varios economistas del mundo, desde que ello fuera planteado por Adam Smith. Y ahora esas economías desarrolladas nos están diciendo: “Es malo que los países –como México– protejan a su industria”; “El libre comercio creará por sí solo los equilibrios necesarios”. Y agregan: “¿Quién eres tú para creer que puedes sabotear tu propio desarrollo basándote en el proteccionismo?”. Inglaterra y Estados Unidos, países que han promovido tratados de libre comercio, fueron hogares fundadores del proteccionismo. Y es interesante observar además cómo Francia y Japón eran aún más proteccionistas. el neoliberalismo en vilo

Conclusiones Vivimos el principio del fin de la hegemonía del dólar. Un dato significativo: ahora las reservas extranjeras se encuentran en 60 por ciento, cuando, a diferencia de lo que sucedía en las décadas anteriores, existe en la actualidad una moneda increíble que es el euro. Si Gran Bretaña decide unirse al euro –no va a ocurrir ahora, pero tal vez sí en unos cinco años–, esta moneda será más fuerte que el dólar. En cuanto a la política anti-cíclica, es claro que el corto plazo y el largo plazo deben embonar. De inmediato, si de lo que se trata es de potenciar la demanda efectiva –como planteaba Keynes–, abriendo hoyos para luego taparlos, pues eso es lo que hay que hacer. En el corto plazo eso es tan bueno como invertir en infraestructura o invertir en investigación y desarrollo. En México tal vez tengan que proteger al sector bancario de la participación extranjera. Pues una vez que se pierde el control sobre el sector bancario es difícil generar inversión para el desarrollo interior. Hay que aceptar que no existen soluciones rápidas ni mágicas. Cuando empleo el término “a largo plazo” estoy hablando de un mínimo de 20 años. Claro, si planifican con tal anticipación se darán cuenta que es muy diferente de lo que habían creído al principio. ¿Se debe dar protección y subsidios a las empresas? Sí, en la medida en que lo que dichas empresas produzcan sea socialmente benéfico. ¿El Estado tiene que intervenir para generar algún tipo de control en esas empresas? Sí, porque están siendo beneficiadas con recursos públicos. No debe haber protección sin intervención.

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Maximizar las capacidades tecnológicas y de acumulación Si fuera posible presentar una propuesta, diríamos que, dentro del marco de un esquema de planificación, se requiere encontrar formas de maximizar lo que llamo capacidades tecnológicas y de acumulación, para lo cual se necesita ubicar las diferencias en lo que a capacidades tecnológicas se refiere. México debe pensar muy en serio en el desarrollo de su tecnología. Finlandia invierte 3.5 por ciento del PIB en investigación y desarrollo. Corea invierte el 3 por ciento. China invierte 1.2 por ciento porque sigue siendo un país pobre, pero aún así el PIB de China es enorme. 26

México ni siquiera invierte el 0.5 por ciento. ¿Qué van a hacer? México requiere más inversión pública en investigación y desarrollo. Y lo tiene que impulsar el gobierno, pues las empresas privadas no tienen el capital necesario para ello. En el caso alemán, italiano o japonés se optó por ese camino. El desarrollo de tecnología requiere de inversiones vigorosas. Durante los periodos de crisis se antoja difícil invertir en investigación y desarrollo tecnológico por la crisis de la deuda. Pero a pesar de ello ése es el camino que tienen que seguir. Hay que reducir la dependencia extranjera en este asunto, así sea muy difícil por la presencia del Tratado 27

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La crisis financiera actual y sus secuelas Randall Wray

La pérdida de trabajo en Estados Unidos es enorme y ha sido más fuerte que en otras crisis. No parece que estemos remontando las dificultades ni recuperando los niveles de empleo. El plan de Obama y su paquete de estímulo con seguridad tendrán algún efecto positivo, aunque no ha tenido resultados muy notorios porque se siguen perdiendo empleos. No obstante, es claro que se requiere un estímulo mayor. El problema es que de los 787 mil millones de dólares del paquete de estímulo se están comprometiendo muchos recursos con Wall Street. Por eso los políticos están furiosos y no le van a dar a Obama más dinero. Entonces eso es lo que va a evitar la recuperación real. Se trata de una sopa de letras que se ha inventado el gobierno con la mala deuda: presta contra bajos activos o garantiza malos activos para tratar de rescatar a Wall Street. Nada de esto ha funcionado, pues sigue habiendo mucha insolvencia. Lo que están haciendo es reproducir las condiciones de 2006. De hecho ésa es su meta: regresar a las condiciones de ese año, que era una burbuja enorme, un perfil Ponzi a punto de reventar. Si tuvieran éxito vamos a colapsar en una crisis mayor de la que ya tenemos. Lo que quieren hacer es regresar al capitalismo administrador del dinero. El Congreso estadounidense constituyó un grupo especializado para estudiar cómo podría resolverse esta crisis financiera tan seria. Buscaron ejemplos en otras partes del mundo para tener éxito. Y queda claro que, entre otras cosas, se requiere que haya transparencia, y seguridad de que el gobierno cumpla sus determinaciones y tenga capacidad de rendición de cuentas. Pero en los Estados Unidos no existe ninguno de esos factores. Es evidente que la resolución de la crisis no va a ser exitosa. Cuando se abrió el proceso de crisis lo que neceel neoliberalismo en vilo

ma de retiro para convertirlo en público. Y no necesitaremos a los administradores de dinero. Los servicios de salud deben ser nacionalizados y desfinancializados. Se requiere más infraestructura y más gasto social. Y una reforma financiera. Sacar a Goldman Sachs de las instituciones financieras, y limitar la influencia de Wall Street porque la mayoría de las políticas de Obama proviene de ahí. Hay que regresar a la política fiscal, porque la política monetaria no tiene el poder suficiente para enfrentar los booms y las caídas en la economía. Con la política fiscal podemos llegar al pleno empleo con estabilidad de precios y, con ello, a una mayor estabilidad económica y a una estabilización financiera mejorada.

y va a resultar que en muchos casos los swaps de mala deuda se compran y se venden entre estos 25 bancos, se balancean y se cancelan, sin que les preocupe la contraparte. Eso se puede hacer con todos sus derivados de crédito. Los swaps eran de 70 trillones de dólares en su momento pico; pero si se toman todos los derivados serían alrededor de 630 trillones. Por eso hay que juntar, balancear lo más posible, y cerrar con esto definitivamente, porque es un gran riesgo. Para el resto de los bancos, como sabemos que están en insolvencia, se debe ver cuáles cuentan con condiciones viables para continuar y cuáles deben cerrar. Hay que apoyar a los sindicatos, apuntalar el salario mínimo, posibilitar fuentes de trabajo, renovar el siste-

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sitábamos era un paquete de políticas de corto plazo para encararla. Había que enfrentar los problemas de liquidez, lo que se hacía por medio de un prestamista de último recurso. Esto lo sabíamos desde hace mucho tiempo, y sabíamos cómo hacerlo. Bernanke se tardó un rato en entender cómo se hacía, pero finalmente supo resolver el problema. Luego tenemos que pensar: ¿qué hacer con el problema de la insolvencia? Eso no es tan urgente. Podemos tardarnos un poco pensando qué bancos no son tan solventes, cómo se ayuda a aquellos que sólo necesitaban un empujoncito y hacer que el sector financiero empiece a funcionar de nuevo. Pero el caso es que no lo hicimos. No se resolvió el problema de la insolvencia. Se pensó que en las condiciones de libertad que ellos tenían el problema se resolvería por sí solo. En lugar de eso debimos haber adoptado una política grande para salvar a las instituciones, porque éstas eran demasiado grandes; no se les debió dejar libres. Si queremos salvar instituciones financieras en espera de que esto salve la economía real, pero la tasa de apalancamiento es de 30 a 1, se tiene que gastar 30 dólares por uno. Tendría más sentido salvar la economía para que ello permita la salvación de las instituciones financieras: ahí se está en el lado correcto del apalancamiento. Necesitábamos ayuda fiscal, gasto gubernamental y meter a la cárcel a los criminales, cuestión que no se ha hecho. Todas las instituciones financieras se corrompieron y nadie está pagando. Necesitamos reducir el tamaño de las instituciones financieras, tomar los bancos más grandes, los 25 mayores, aunque Bernanke, cuando se hizo la prueba del stress, decía que con 19 era suficiente. Al tomar a este grupo de bancos se buscaría poner sus balances juntos, 28

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Presentación El presente material constituye parte de un trabajo más amplio de Thierry Linck que aparecerá con el mismo título en: Thierry Linck, Julio Moguel y Alfredo Ramírez (coordinadores), Economía popular y procesos de patrimonialización, Juan Pablos Editor–Fundación México Social Siglo XXI, México, 2010. La traducción del francés es de Julio Moguel.

Patrimonios y patrimonialización (Refundar el campo epistemológico de la economía) Thierry Linck

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La doctrina neoclásica tiene un fundamento hedonista de acuerdo con el cual la búsqueda del placer constituye el fundamento último de la elección racional. Pero el placer, entendido aquí como satisfacción individual, ¿puede garantizarse por el simple recurso del intercambio y por las solas virtudes del mercado? ¿Y puede decirse que el placer no tiene más que un fundamento individual? El hombre es un animal que se diferencia de las otras especies por el lenguaje articulado y la puesta en común de saberes acumulados, reconfigurados a lo largo de generaciones y movilizados al servicio de una determinada colectividad. Es por el acceso a sus patrimonios –propios de los diferentes grupos y comunidades que estructuran la sociedad– que el individuo rige sus comportamientos y satisface su deseo y necesidad. Por la misma vía adquiere estatus y reconocimiento social, prestigio y capacidad de acción sobre su entorno. En ese sentido, la relación de las personas con los patrimonios propios de sus grupos de pertenencia funda la identidad de los individuos en sus distintas acepciones. Considerada bajo este ángulo, la noción de placer pierde una gran parte de su connotación individual y puede ser percibida más como el producto de algo compartido que como el fruto de un intercambio. El intercambio por sí mismo no parecería ser suficiente, ni siquiera en el sentido amplio en que el concepto es utilizado por Marcel Mauss. Pero, ¿se trata de algo que se comparte de manera equitativa? No hay ninguna razón para pensarlo. Primero, porque el acceso a esos patrimonios supone diversos aprendizajes, los que dependen de los esfuerzos individuales, pero, igualmente, y de manera determinante, del medio de origen, de las relaciones de fuerza y de las trayectorias individuales. Segundo, porque los patrimonios constituyen focos de polarización tanto en las construcciones identitarias como en el establecimiento de las jerarquías sociales. El control de los patrimonios –la cael neoliberalismo en vilo

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pacidad de tener dominio sobre sus configuraciones y capacidad para reservar los derechos de acceso o de uso– constituye una reserva de poder que, en última instancia, termina siendo la única. El patrimonio es un recurso movilizado en la construcción del vínculo social, pero resulta igualmente importante en el campo de lo económico. Los valores sociales, las representaciones compartidas asociadas a los bienes de consumo y vendidas con ellos para ampliar las ofertas –o para diferenciar los productos– también son recursos en el sentido económico del término. Lo mismo puede decirse de los conocimientos técnicos y relacionales activados en los procesos productivos, en los aprendizajes del gusto o en los procesos de construcción de los deseos. En cualquier caso, su incorporación en el proceso de producción o en la presentación de los productos permite generar mercado y al final hacer crecer su valor de cambio. No obstante, esos recursos no constituyen activos ordinarios en la medida en que se trata de componentes patrimoniales por naturaleza desprovistos de valor de cambio y no producidos en la esfera del capital. Su movilización plantea un doble cuestionamiento, susceptible de fundar el campo problemático de la economía patrimonial. El primero lleva a la problemática de la construcción del valor: ¿cómo la activación de recursos desprovistos de valor de cambio puede implicar un crecimiento del valor agregado final? De una cierta forma, la respuesta parecería ser muy obvia: ello resulta así en la medida en que esos valores patrimoniales se vuelven escasos. Su precio, o, más precisamente, su capacidad de generar valor de cambio, procede de una escasez instituida, asemejándose entonces a una renta de monopolio: proviene de la capacidad de ajustar la oferta a una demanda efectiva preexistente. Si la cuestión de la apropiación resulta esencial para la construcción del campo problemático de la economía 31

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social por los vínculos que lo ligan al sistema de pensamiento del grupo social. ¿Pero qué queda de esas memorias colectivas si el desarrollo de los intercambios, la circulación de los capitales y la uniformización de las técnicas tiende a velar y a cortar todo vínculo entre el alimento y su origen? En una configuración en la que la agricultura se constriñe a ser proveedora de moléculas orgánicas indiferenciadas para una industria alimentaria globalizada no quedan más valores simbólicos asociados al alimento que el que artificialmente se le concede para la “aclimatación” mercantil del producto. Los dispositivos de protección de origen aportan una respuesta parcial a las expectativas sociales despertadas por la estandarización de nuestros alimentos. Pero abren también una opción al negocio de la alimentación, interesado más que nunca en diversificar su oferta y en presentar su producto con un nuevo barniz. Los dispositivos de Indicación Geográfica (IG) fijan el cuadro ambiguo de la protección de productos que una característica –por lo menos– relaciona con su origen. Pero ¿cuál es la naturaleza de esa protección y cuáles son sus alcances? Si nos mantenemos en el plano de los intercambios internacionales y de los acuerdos TRIPS1 establecidos en 1994 bajo la égida de la Organización Mundial de Comercio, la protección no concierne sino a la denominación, esta misma asimilada a una propiedad intelectual. Es responsabilidad de los Estados-nación, llegado el caso, fijar el cuadro reglamentario que, en función de sus capacidades de arbitraje y de sus políticas sectoriales y territoriales, defina el sentido y el alcance de la protección de sus productos de origen. Pero, más allá del cuadro minimalista fijado por los acuerdos de 1994, las opciones quedan suficientemente abiertas. La protección puede corresponder sólo a la denominación, considerando ciertas características del producto o extendiendo el sentido de la aplicación al conjunto de los procesos productivos implicados. Si el discurso dominante evoca de buen grado la preservación de los patrimonios locales, sus finalidades reales pueden limitarse a la valoración de las representaciones asociadas al producto, a la protección de segmentos de mercado y a la defensa de intereses particulares o a adquirir sentido en proyectos más ambiciosos de desarrollo industrial o territorial. Los dispositivos IG no constituyen en definitiva más que un instrumento del arsenal de políticas públicas. Sus finalidades quedan estrechamente ligadas a sus capacidades de arbitraje y a las tensiones que esas opciones de elección suscitan en el seno de la sociedad civil. Su concepción y su puesta en marcha se sitúan pues,

patrimonial, también lo es para la definición de una serie de temas relacionados con la gestión –y, por tanto, con la construcción– de los patrimonios. El proceso de mercantilización es por definición disociativo. Una vez incorporados, los recursos patrimoniales tienden a no tener sentido más que por medio del producto puesto sobre la escena. Separados de su esfera original y colocados en el universo unidimensional de la mercancía, corren el riesgo de ser irremediablemente disociados de los componentes cognitivos que les dieron origen. Esta aseveración adquiere sentido en las innumerables situaciones en que los productos representan o contienen valores simbólicos. Y es particularmente pertinente en el campo problemático de la propiedad intelectual. Es el caso en especial del campo alimenticio, pues las preferencias y los hábitos alimentarios son particularmente reveladores de los modos de socialización. Considerados desde un punto de vista meramente biológico, los alimentos no constituyen más que un simple nutriente: una composición de moléculas orgánicas y de sales minerales cuya ingestión y metabolización permite satisfacer nuestras necesidades fisiológicas. Pero son al mismo tiempo algo más que eso. Son fuente de emociones que no son verdaderamente percibidas más que en la medida en que se vuelven compartidas y que no adquieren sentido, entonces, más que en la memoria colectiva (los saberes movilizados en los procesos de domesticación de la naturaleza, la elaboración de alimentos y los modos de consumo, así como las representaciones que generan, la exploración de sabores y el respeto de los rituales que se encuentran asociados a ellos) y a partir de aprendizajes complejos: en ese sentido, ellos fundan y definen en una gran medida nuestra relación con la sociedad. En el mismo sentido, la alimentación funda nuestro vínculo con la naturaleza, objetiva nuestra posición particular en la cadena alimentaria y los ecosistemas (que nosotros colonizamos) y, más allá de ello, hace aparecer fantasmas y representaciones que concurren igualmente en la construcción de la relación del individuo con la sociedad. En fin, la ingestión de alimentos dotados de esas virtudes reales o supuestas instruye un proceso de metabolización simbólica que influye de manera decisiva en la construcción del vínculo entre el ser humano y su propio cuerpo. El alimento debe ser considerado, entonces, desde un doble punto de vista: compuesto tanto de nutrientes como de valores simbólicos y, por tanto, con la función de satisfacer tanto nuestras necesidades fisiológicas como nuestras expectativas de socialización y de construcción identitaria. Este punto de vista coincide con el que fundan la etnología estructural y la sociología de la alimentación, disciplinas para las que el alimento tiene una función fisiológica tanto como el neoliberalismo en vilo

1 Acuerdos sobre derechos de la propiedad intelectual en aspectos relativos al comercio, negociados en el marco de la Ronda de Uruguay.

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planteado por Pierre Bourdieu). Pero todo ello tiene su contraparte: en el dominio de la alimentación –como en el de otros bienes–, la violencia del mercado hace emerger tendencias de contrapoder y procesos alternativos de apropiación patrimonial. El surgimiento de las Asociaciones para el Mantenimiento de la Agricultura Campesina (AMAP),2 el éxito de los circuitos de venta directa y –aunque de manera muy relativa– el interés dado a los procesos de calificación son respuestas que, en la medida en que se funden en un debate ciudadano y tienden a reconstruir nuestra relación con el alimento, se inscriben plenamente en esta perspectiva.

inevitablemente, en la interfase de los campos de lo económico y lo político. Así, el alimento, extraído de su esfera original y transportado al universo unidimensional de la mercancía, corre el riesgo de perder todos sus atributos de bien patrimonial y de ser irremediablemente disociado de los tramos cognitivos que le dan sentido. Pero, ¿tendríamos que concluir por tanto, con Denis Barthélemy, que el proceso de mercantilización conlleva necesariamente un proceso de deconstrucción patrimonial? Desprovisto de los lazos con su origen, el alimento no conserva más que las apariencias de sus anclajes en las memorias colectivas de los territorios. La lógica de apropiación patrimonial que supone el proceso de mercantilización provoca así, en el consumidor anónimo que lo consume, una búsqueda de ilusión que reduce la consecución del placer a una perpetua fuga del individuo frente a sus frustraciones, en condiciones en que la alteración y la instrumentalización de los valores sociales asociados al alimento se convierten en una violencia simbólica (en el sentido

¿Qué campo epistemológico para la economía patrimonial? El lugar que ocupan los bienes simbólicos y ambientales en nuestras sociedades contemporáneas no permite 2 Asociaciones para el Mantenimiento de la Agricultura Campesina: acuerdo entre un productor y un grupo de consumidores mediante el cual el primero entrega semanalmente una canasta a cambio de una remuneración fija.

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la puesta en marcha de reglas formales), de dispositivos tácitos (las convenciones o acuerdos informales asociados a las gobernancias consensuales) y de dispositivos técnicos. De aquí puede concluirse que, en la medida en que los bienes patrimoniales son en una buena proporción productos que se encuentran fuera de la esfera del intercambio de mercado, el campo epistemológico de la economía no puede ser considerado ya como un campo autónomo. Sus fronteras son porosas y no presentan interés más que desde el punto de vista de las interacciones disciplinarias que ellas convocan. Y esta conclusión adquiere mayor fuerza si se considera que la construcción de la elección colectiva se encuentra en gran medida ligada a la emergencia de proyectos societarios no fundados en el primado de lo económico. De lo que se desprende una clara certidumbre: la economía no puede resignarse a seguir siendo una simple “ciencia del cálculo”.

situar por más tiempo a la economía sobre el plano único de la producción y de los intercambios de las riquezas materiales. Esta evidencia convoca a una refundación de su campo epistemológico. Podría pensarse que la especificidad de la economía tendría que incorporar a sus valores y principios la problemática de la valorización mercantil de los bienes patrimoniales. Pero esta extensión no llegaría a tener sentido si no se toma en serio que la patrimonialización implica una apropiación de bienes desprovistos de valor de cambio propio y dotados de atributos que permiten asimilarlos a recursos colectivos. La construcción de las elecciones colectivas constituye así un dominio que completa, engloba y sobrepasa el de la apropiación individual y el principio de competencia de inspiración liberal. Esta problemática debe ser estructurada por un examen de los dispositivos que enmarcan el acceso y las condiciones de valorización de los recursos patrimoniales. Todo se convertirá entonces en tema de dispositivos institucionales (la construcción y

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La economía popular solidaria en Ecuador José Luis Coraggio

La última década registra en América Latina una presencia creciente de prácticas y discursos asociados a algunos de estos nombres: economía solidaria, economía de la solidaridad, economía comunitaria, economía popular, economía popular y solidaria, economía social, economía social y solidaria, economía del trabajo, economía alternativa, economía plural, otra economía. A esto han contribuido cinco circunstancias interrelacionadas: a) La creciente incapacidad del modelo neoliberal para resolver la cuestión social que genera. Con o sin crisis financiera, se ha venido profundizando una crisis de reproducción de la vida humana, generando una pérdida de legitimidad del sistema de mercado global; b) La subsecuente incapacidad del Estado para atender las necesidades masivas de acción asistencial y la percepción de que el mercado excluye masas crecientes de trabajadores y consumidores de manera estructural, por lo que las acciones compensatorias –redistribucionistas o filantrópicas– no resuelven la pobreza, la desigualdad o la exclusión (sobre lo cual atestiguan las ya consideradas inalcanzables “metas del milenio”); c) La persistente voluntad social de los movimientos autoconvocados al Foro Social Mundial para incluir en su agenda la búsqueda de propuestas alternativas para la economía, abriendo la posibilidad de convergencias ideológicas y prácticas a partir de la serie de posiciones contestatarias que representan; d) La voluntad política manifestada por sus reiteradas apuestas electorales y las asambleas constituyentes en tres países que se adscriben a la idea de un socialismo del siglo XXI (Bolivia, Ecuador, Venezuela), en el sentido de afirmar las formas no capitalistas de organización económica: cooperativas, comunitarias,

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asociativas, renovadas empresas públicas, y la perspectiva del cambio de sentido del sistema económico como un todo (Sumak Kawsay, soberanía en un estado multinacional, pluralismo cultural); e) La emergencia en el Norte de dos propuestas para atender la brecha entre las necesidades y los resultados del mercado y el Estado: el Tercer Sector y la Economía Social y Solidaria, divergentes pero ambas con vocación de asociarse a través de las fundaciones y programas de cooperación con algunas de las perspectivas señaladas más arriba, si bien sin una agenda de transformación revolucionaria de las estructuras. Mientras el Tercer Sector propone proveer a los necesitados mediante dones asimétricos, la Economía Social y Solidaria propone avanzar con la solidaridad democrática con el cumplimiento de los derechos ciudadanos.1 1 Jean Louis Laville, “Solidaridad”, en A.D. Cattani, J.L. Coraggio y J.L. Laville (orgs.), Diccionario de la Otra Economía, UNGS–CLACSO–Altamira, Buenos Aires, 2009.

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La Economía Social y Solidaria en la Constitución ecuatoriana La constitución de Ecuador indica en su artículo 283 que “el sistema económico es social y solidario”. Asimismo especifica en su artículo 276 que “El régimen de desarrollo tendrá los siguientes objetivos: 1. Mejorar la calidad y esperanza de vida, y aumentar las capacidades y potencialidades de la población en el marco de los principios y derechos que establece la Constitución; 2. Construir un sistema económico, justo, democrático, productivo, solidario y sostenible basado en la distribución igualitaria de los beneficios del desarrollo, de los medios de producción y en la generación de trabajo digno y estable […].” Al definir el sistema económico por su relación con la sociedad, por su valor central y por su sentido antes que por determinada institucionalidad prefijada ideológicamente (como es el caso del neoliberalismo con respecto al mercado total), los constituyentes adoptaron una definición sustantiva y plural de economía, que no se define por los procedimientos de cálculo e instituciones de asignación óptima de recursos, sino por garantizar de manera solidaria el sustento de todos los ciudadanos combinando diversas formas de organización económica: “Art. 283.- El sistema económico es social y solidario; reconoce al ser humano como sujeto y fin; propende a una relación dinámica y equilibrada entre sociedad, Estado y mercado, en armonía con la naturaleza; y tiene por objetivo garantizar la producción y reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que posibiliten el buen vivir […].” El Buen Vivir es un concepto colectivo, un modo de vida en convivencia cuya concreción será definida a lo largo de la historia por el pueblo ecuatoriano, y que no se reduce a las preferencias de los consumidores limitados por la escasez de sus recursos. En tal sentido, la Constitución establece que las políticas públicas (y por tanto su orientación del Buen Vivir) deberán ser definidas participativamente.5

El texto de la Constitución ecuatoriana asume una definición sustantiva de economía, que podemos resumir como el sistema de instituciones, valores, normas y prácticas que organizan los procesos de producción, distribución, circulación y consumo dentro de una malla de relaciones de cooperación de los trabajos humanos entre sí, y con la naturaleza, y cuyo sentido es la reproducción y el desarrollo de la vida, es decir: a) La generación de las condiciones materiales para el sustento o la subsistencia de todos, y, b) La reproducción intergeneracional ampliada de la vida.2 El Sumak Kausay es la forma que asume esa reproducción ampliada de la vida en la Constitución ecuatoriana. Esto implica orientar el sistema económico de manera que permita lograr cuatro equilibrios:3 • El equilibrio de los seres humanos consigo mismos; • El equilibrio entre los seres humanos; • El equilibrio de los seres humanos con la naturaleza, y • El equilibrio entre las comunidades de seres humanos. El logro de estos equilibrios requiere una adecuada institucionalización de lo económico, combinando cinco principios:4 a) Subsistencia por la propia producción; b) Reciprocidad; c) Redistribución; d) Intercambio, y e) Planificación. Los equilibrios que analiza la economía de mercado son eso: equilibrios de los mercados, instrumentales, y por lo tanto subordinados para lograr los cuatro equilibrios (por ejemplo: el equilibrio del mercado de trabajo, al tratar a la fuerza de trabajo como una cuasimercancía, atenta contra los cuatro equilibrios indicados). En realidad, como toda economía, nuestras economías son economías mixtas con tres sectores agregados: a) Economía empresarial capitalista; b) Economía pública, y c) Economía popular. En lo que sigue intentaremos dar una interpretación del mandato de la Constitución ecuatoriana de 2008 respecto al sistema económico, y algunas vías de acción posibles o ya en marcha dentro de ese campo de prácticas.

El mercado Desde la perspectiva de la corriente latinoamericana de economía social y solidaria,6 esto significa que, a partir de la realidad actual, sociedad organizada y Estado deben reinstitucionalizar los procesos económicos de producción, distribución, circulación y consumo, de manera que pue-

2 Ésta es una definición antropológica, universal, referida al sustento material de la vida. Pero no es suficiente con agregar que se trata de la vida en sociedad. El tratamiento del conjunto de necesidades y deseos legítimos es un desafío fundamental de toda propuesta de socialismo para el siglo XXI. 3 Comunicación personal de Guillermo Navarro. Es muy significativo que mientras la economía formal se concentra en los equilibrios micro y macroeconómicos de mercado, aquí quedan subordinados a la obtención de otros equilibrios que dan su sentido a la economía.

5 En el art. 85 se establece que “En la formulación, ejecución, evaluación y control de las políticas públicas y servicios públicos se garantizará la participación de las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades.” 6 Esa corriente es plural y tiene muchas vertientes. Véase por ejemplo: J. L. Coraggio (org.), La economía social desde la periferia. Contribuciones latinoamericanas, UNGS–Altamira, Buenos Aires, 2007.

4 Esto está desarrollado en José Luis Coraggio (org.), ¿Qué es lo económico?, CICCUS, Buenos Aires, 2009.

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Una pluralidad de actores económicos El pensamiento único ha impuesto el paradigma de la empresa de capital como “la” forma de organización económica. Durante estos treinta años de neoliberalismo se ha pretendido introyectar las pautas de comportamiento propias del tipo ideal de gestión empresarial al Estado, a la escuela, e incluso a las políticas de fomento del emprendedorismo de los pobres. Lo que no se ajustaba a ese patrón era o burocrático-estatal o informal-subterráneo, y en ambos casos ineficiente por no atenerse a los criterios de maximización de la rentabilidad, único sentido racional sistémico posible para el utilitarismo. En cambio, la Constitución del Ecuador reconoce una economía mixta con una pluralidad de actores y de trabajos, que interpretamos como sigue: 11

dan impedir que el mecanismo global de mercado se autonomice de las sociedades y se naturalice como “la economía”, generando consecuencias sociales no atribuibles a ningún actor responsable, sino a “los mercados”, típico lema neoliberal. Significa, además, que el utilitarismo individualista y el fin del lucro privado, co-constitutivos con el mercado libre, deben subordinarse a los principios de solidaridad (seguridad y autocontrol de condiciones básicas de la propia vida, reciprocidad simétrica, redistribución progresiva, planificación democrática) y de corresponsabilidad de todos por la satisfacción de las necesidades y la calidad del modo de convivencia de todos, bajo la racionalidad reproductiva, incluida la naturaleza.7 Este segundo significado implica que no se trata sólo de desmonopolizar y de hacer competitivo el mercado de acuerdo con la utopía del mercado perfecto, pues éste en ningún caso puede ser solidario o asegurar la justicia social dada su fragmentación intrínseca y su ética del cuidado egocéntrico de sí mismo y la irresponsabilidad por los otros. Implica, también, admitir que partimos de una economía de mercado periférica y deformada y que es posible construir otra economía, socialmente integrada y solidaria, sin tener que pasar por el intento de desarrollar una economía de mercado pretendidamente autorregulada como en los países considerados más desarrollados.8 Esto no supone negar la eficacia (limitada) del mercado como institución de coordinación parcial de las múltiples iniciativas fragmentarias, si bien las externalidades negativas sobre otros actores, sobre la sociedad en general y sobre la naturaleza, así como las crisis recurrentes, no pueden ser evitadas por ese mecanismo si se deja librado a sí mismo.9 Indica, entonces, que el mercado debe ser regulado y sus prácticas subyacentes, subvertidas. Así, el principio de planificación y perspectiva reflexiva es afirmado claramente (artículo 275)10 en un momento histórico en que el neoliberalismo pretendía haber acabado con esa pretensión de interferencia con el mercado libre. Otro camino, más claramente expresado en el proceso boliviano, es la propuesta de superar el mismo paradigma modernista y colonizador.

a) Empresas privadas motivadas por el afán de lucro, estructuradas alrededor de la relación patrón/empleados. b) Empresas públicas y entes del Estado productores de bienes, servicios y en particular de bienes públicos, con el fin de asegurar la cohesión social y la redistribución de modo que impulse el avance en la realización de los derechos como camino al Buen Vivir.

11 “Art. 283. […] El sistema económico se integrará por las formas de organización económica pública, privada, mixta, popular y solidaria, y las demás que la Constitución determine. La economía popular y solidaria se regulará de acuerdo con la ley e incluirá a los sectores cooperativistas, asociativos y comunitarios.”

LA LEY DE LA ECONOMÍA POPULAR Y SOLIDARIA DE ECUADOR Enrique Velázquez Zárate La Ley Orgánica de la Economía Popular y Solidaria y de su sector financiero de Ecuador, documento aún preliminar pero prácticamente listo para ser aprobado por la Asamblea Nacional del referido país hermano del sur, contempla los siguientes elementos:

Definición de economía popular y solidaria Conjunto de actividades económicas, personales y familiares dedicadas a la producción de bienes y servicios

7 Véase Franz Hinkelammert y Henry Mora, Economía, sociedad y vida humana. Preludio a una segunda crítica de la economía política, UNGS–Altamira, Buenos Aires, 2009.

destinados al autoconsumo o al mercado, con el fin de generar ingresos para la subsistencia de quienes la prac-

8 Un proyecto de ley de regulación del mercado de reciente circulación en Ecuador está, sin embargo, inspirado en la misma utopía del mercado perfecto que orienta las prácticas neoliberales.

tican. Es también un conjunto de actividades efectuadas a través de formas colectivas de organización económi-

9 Franz Hinkelammert y Henry Mora, op. cit.

ca autogestivas y asociativas para satisfacer las necesida-

10 “El Estado planificará el desarrollo del país para garantizar el ejercicio de los derechos, la consecución de los objetivos del régimen de desarrollo y los principios consagrados en la Constitución. La planificación propiciará la equidad social y territorial, promoverá la concertación, y será participativa, descentralizada, desconcentrada y transparente.”

des comunes de sus miembros.

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c) Cooperativas, asociaciones con fines económicos no de lucro y comunidades, todas ellas formas de organización basados en lazos comunitarios heredados o construidos y a la asociación libre de trabajadores, también denominadas, en conjunto, economía popular y solidaria.12 d) Domésticas, reconociendo las formas de trabajo productor de bienes y servicios para el propio consumo, en particular la economía del cuidado en las unidades domésticas o sus extensiones vía asociación o lazos de comunidad. e) Familiares, abarcando una multiplicidad de formas de acción económica organizada como emprendimientos con trabajo familiar. f) Autónomas, abarcando una diversidad de trabajos autónomos de individuos no asociados.

construir una economía con mercado, no de mercado, superando la tendencia a una sociedad donde el éxito o el fracaso en el juego de mercado sean definitorios.

El interés individual y su realimentación con el mercado no se niegan, pero aparecen otras pautas de relacionamiento no mercantilistas: la reciprocidad, la redistribución, la solidaridad. El comercio no siempre se rige por la formación de precios según la oferta y la demanda, ni el principio de intercambio es más que uno de los principios de institucionalización de la economía. Se trata de

El sistema económico social y solidario, la economía popular y el desafío de las políticas públicas Es usual utilizar la denominación de economía solidaria para la promoción de actividades económicas asociativas autogestionadas por los propios trabajadores a fin de integrarse al sistema económico que los excluyó. Por agregación y encadenamientos, los emprendimientos populares y solidarios pueden ir constituyendo un sector orgánico de peso creciente en la economía, capaz de moderar los efectos de la insuficiencia dinámica del modelo productivo y disputar la hegemonía de las formas capitalistas, su paradigma empresarial y sus valores.13 La Constitución del Ecuador va mucho más allá de eso: es el sistema económico en su conjunto, con sus sectores de economía popular, empresarial capitalista y pública, el que tiene que ser socialmente orientado hacia la producción de las bases materiales que hagan posible el Buen Vivir y desarrollar la corresponsabilidad de todos por la libertad de opciones de buena vida de todos. En

12 Si bien la Constitución establece en diversos lugares el principio de solidaridad, al establecer taxativamente las formas de la economía popular y solidaria toma como criterio la asociación de miembros de unidades domésticas distintas (cooperativas, asociaciones y comunidades) y no sus relaciones u objetivos respecto a su entorno o la sociedad en su conjunto.

13 En tal sentido van las usuales propuestas de lograr encadenamientos entre emprendimientos y con el poder de compra de los gobiernos locales, de intervenir de manera integral en ámbitos territoriales, de armar redes de intercambio multirrecíproco con base en monedas locales, de propiciar la soberanía alimentaria, etcétera.

ese sentido, es claro que la economía solidaria no se limita a las formas asociativas populares, sino que incluye las formas públicas (aplicación del principio de redistribución y reciprocidad normativa, como en el caso del seguro social o de los bienes públicos gratuitos) y formas de solidaridad asimétrica propias de la filantropía empresarial o de otras organizaciones de la sociedad civil. Ecuador es un país que cuenta con una amplia historia de promoción y financiamiento de emprendimientos de sectores excluidos por parte de organizaciones de la sociedad civil, en especial de ONG’s y grupos solidarios. Lo nuevo que ofrece la Constitución es que el Estado asuma una política activa de desarrollo de la economía popular y solidaria como forma orgánica emancipadora de los trabajadores. La cuestión, al momento de definir políticas, será sortear la tentación burocrática de “poner orden” en un mundo básicamente informal con la idea darwiniana de lograr la integración al mercado por la vía de empujar los emprendimientos hacia el camino de las micro-pequeñas-medianas y finalmente grandes empresas de capital. Es fundamental tener presente que la consolidación, crecimiento, desarrollo y complejización de la economía popular y solidaria implica no sólo trabajar sobre las cooperativas, asociaciones y comunidades ya existentes, sino propiciar la asociación, la cooperación y las formas no destructivas de competencia entre los actores de la economía popular en sentido amplio, superando realmen-

martha guaderrama

Propósito General de la Ley

Objeto de la ley

Fondo de liquidez y seguro de depósitos

Instituto Nacional de Economía Popular y Solidaria

Regular o reglamentar el artículo 283 de la Constitución

Reconocer, fortalecer, promover, proteger y fomentar

Se crea un Fondo de Liquidez del sector financiero de la

El organismo tendrá como misión fundamental impul-

Política, que se refiere al sistema económico popular y

la economía popular y solidaria; acompañar, regular

economía popular y solidaria que concederá créditos

sar el desarrollo, fortalecimiento y consolidación de la

solidario que rige a Ecuador desde el año 2008, de mane-

y controlar sus formas de organización; normar las

de última instancia para cubrir deficiencias transitorias de

economía popular y solidaria, en el contexto del sistema

ra que se le conciba legalmente y se precise normativa-

funciones de las entidades públicas responsables de la

liquidez a las entidades aportantes al mismo.

económico previsto en la Constitución de la República,

mente a los sectores que lo constituyen (comunitario,

aplicación de la propia ley.

También se crea el Fondo del Seguro de Depósitos

y consistente con el Plan Nacional de Desarrollo, los

asociativo y cooperativo), a la vez que se fortalezca su

del Sector Financiero de la Economía Popular y Solida-

planes de desarrollo territorial nacional y las políticas

sector financiero popular y solidario; se le dote de una

ria, que será administrado por la Corporación del Segu-

de gobierno.

1

institucionalidad propia y diferenciada y de una relación

Principios de la economía popular y solidaria

con el Estado más efectiva y eficiente, a través de un con-

Compromiso con la comunidad y responsabilidad con

junto de políticas públicas integrales.

el ámbito territorial; búsqueda del bien común para to-

1 Familias, asociaciones y comunidades dedicadas a la producción de alimentos para el autoconsumo y el mercado local; asociaciones y redes para la conservación de los recursos naturales; redes de abastecimiento y servicios de insumos, equipos; asociaciones de usuarios de variados servicios (juntas de regentes, consejos de usuarias de salud, grupos de alfabetización, de construcción, de vivienda); cajas de ahorro y crédito de mujeres rurales y urbanas, bancos comunales, cooperativas de ahorro y crédito; pequeños comerciantes que venden en calles y medios de transporte; talleres y negocios familiares de producción y servicios que funcionan en las viviendas (alrededor de 400 oficios); redes de comercio justo y solidario (local, nacional e internacional); grupos que manejan granjas agroecológicas; asociaciones de consumidores; cooperativas de vivienda, consumo, producción, transporte; redes de ayuda mutua: comedores comunitarios, clubes de madres, sistemas de cuidado y protección de grupos especiales (menores, personas con capacidades especiales, adultos mayores).

despertares del sur

ro de Depósitos (Cosede).

dos y no discriminación, ni concesión de privilegios a

Sobre las relaciones con el Estado

ninguno de sus miembros; autogestión democrática,

El órgano rector es el Comité Interinstitucional de la

participativa y deliberativa, autocontrol y autorrespon-

Economía Popular y Solidaria, que formula las políticas

sabilidad; prevalencia del trabajo sobre los recursos

públicas para su promoción, acompañamiento, fortale-

materiales y de los intereses colectivos sobre los indivi-

cimiento, regulación y supervisión de sus formas de or-

duales; mantenimiento y fortalecimiento de un patri-

ganización. Está constituido por los ministerios de Esta-

monio y actividad económica comunes.

do, responsables de la Política Económica, de la Producción y de Desarrollo Social; y por el Secretario Nacional de Planificación y Desarrollo.

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despertares del sur


EXPEDIENTE ELECTORAL martha guaderrama

Social y Solidaria deben incluir a todos los movimientos sociales que proponen transformaciones estructurales, para que la economía no sea sólo un modo individual de ganar dinero, sino de resolver solidariamente las necesidades y los deseos legítimos de todos los ciudadanos y comunidades. Más que la asistencia técnica puntual, es preciso desarrollar y reorientar el sistema de ciencia y técnica de modo que haga efectiva la voluntad de los constituyentes de poner la ciencia y la tecnología al servicio de las formas de producción que aseguren el buen vivir de la población. Un desafío principal que enfrenta el gobierno para lograr una Economía Social y Solidaria es que en realidad no hay modelos. No hay un sendero cierto y lineal de desarrollo de la economía popular y solidaria que pueda mapearse y proveer una ruta programada de acción. Estamos ante un amplio campo de acción que debe dar lugar a la experimentación, al desarrollo rizomático, al aprendizaje sobre la marcha, y ello requiere de espacios públicos plurales y democráticos. No se trata de promover la gran industria o sólo de sustituir importaciones, sino de acompañar el desarrollo de nuevos actores socioeconómicos y de cambiar el campo de fuerzas en la economía, por lo que la transformación del estilo de gestión de la política se convierte en un aspecto central.

te la brecha entre políticas “sociales” y “económicas”. Pero esto no puede decidirse en una mesa de debate de elites profesionales, sino que requiere la activa participación de los actores populares, en particular de los colectivos que tienen propuestas culturales y societales alternativas. Lejos de limitarse a la promoción de microemprendimientos, microcréditos, etc. aislados, una política de economía social y solidaria debe definirse y operar construyendo tramas en territorios, buscando la coherencia entre sistemas de necesidades y capacidades. Pero, además su alcance es mucho más amplio: debe incidir en los entornos locales (la eficiencia y sostenibilidad de los emprendimientos puede depender mucho más de su entorno inmediato que de la gestión interna), en el sistema de precios, particularmente de los salarios, en el sistema fiscal y tributario, en la política de comercio exterior, en la composición y sentido de la inversión y el consumo, en el logro de la soberanía alimentaria y energética; valores colectivos que no pueden reducirse a la suma de preferencias individuales o locales. Más allá del atomizado microcrédito, una política financiera acorde con la Economía Social y Solidaria debe modificar la estructura financiera, de modo que el ahorro popular realimente los ciclos de producción-reproducción colectivas de los territorios. Los sujetos de la Economía despertares del sur

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4 DE JULIO DE 2010


CONTRAS Y ASEGUNES DE UN ESQUEMA ALIANCISTA ELECTORAL

III

Julio Moguel

Y cuando despertó, la derecha seguía gobernando Cuento anónimo

¿Y por qué con el PAN contra el PRI? ¿pues qué no eran más o menos lo mismo? Otro cuento anónimo

I

II

Los resultados electorales del pasado 4 de julio representaron un freno relativo al inusitado empuje del PRI hacia la reconquista de los poderes centrales del Estado en el 2012 (tendencia ésta que se marcó con toda claridad desde las elecciones federales de julio de 2009),1 pero no llegaron a ser, como se ha venido afirmando por fuerzas y analistas interesados, un tropiezo serio en su meteórica carrera. No hubo en efecto “carro completo” –como algunos de ellos mismos esperaban–, pero las conquistas tricolores no son en absoluto despreciables: ganaron 9 de las 12 gubernaturas (algunos analistas dijeron que el PRI “sólo” ganó 9 de 12, haciendo así un mal chiste, seguramente involuntario), con conquistas esenciales, entre ellas la recuperación de Aguascalientes (exbastión panista) y de Zacatecas (exbastión perredista). El que “se esperaran” sus triunfos en otras entidades no quita peso ni valor político a sus votos contantes y sonantes de cara a las elecciones de 2012: en Quintana Roo, Tamaulipas, Veracruz, Durango, Tlaxcala, Hidalgo y Chihuahua. Y sus derrotas en las plazas de Oaxaca, Puebla y Sinaloa tienen que valorarse, dentro de la misma perspectiva, con la llana aceptación de que fueron arrancadas por la oposición PAN-PRD con mínimas diferencias porcentuales, lo que quiere decir, sin demasiadas florituras, que en dichas entidades “el poder del poder” sólo quedó –¿temporalmente?– dividido.

La alianza entre el PAN y el PRD fue sin duda un factor importante en la derrota del PRI en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, pero sólo en el caso de la primera entidad puede hablarse de un esquema progresista: el modelo aliancista no estuvo en este caso particular lejos del esquema de compromisos que en otras latitudes del planeta ha justificado bloques de unidad tan específicos como amplios contra el colonialismo, las dictaduras o el fascismo. No es posible obviar, por lo demás, el hecho –decisivo, en nuestra opinión– de que los votos provenientes de la fuerza política de López Obrador a favor del candidato de la coalición PAN-PRD-PT y Convergencia hicieron en este caso la diferencia.2 No fue menor el peso de lo que en alguno de sus incisivos artículos periodísticos señaló recientemente Gustavo Esteva, a saber: que el voto oaxaqueño no fue en lo fundamental a favor de (Gabino Cué), sino en contra de (Ulises Ruiz). El movimiento articulado en torno a la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO) –que con Flavio Sosa ganó por cierto una diputación emblemática de primerísimo nivel– cobró por esta vía algunas de las abultadas facturas que Ulises Ruiz debía (y que sigue y seguirá debiendo, por los siglos de los siglos) a los ciudadanos oaxaqueños y al país. Para efectos de comparación con los casos de Puebla y Sinaloa, no deja de ser significativo el hecho de que la fuerza básica sobre la que quedó articulada la alianza favorable a la candidatura de Gabino Cué estuvo estructurada desde la izquierda, con el antecedente, en las elecciones federales de 2009, de un 25 por ciento a favor de las fuerzas de izquierda3 frente a un 16.3 por ciento de las fuerzas de derecha representadas por el PAN.

1 E n las elecciones federales –“intermedias”– de 2009 el PRI aumentó su representación de diputados en un 123 por ciento, mientras que el PAN la redujo en un 30.6 por ciento y el PRD en un 43.7 por ciento. Véase, sobre este punto, el análisis de Enrique Velázquez en este mismo número de Rojo-amate. “Para una óptima valoración de estos resultados –señala Velázquez–, es aconsejable considerar que en 1997 el PRI perdió por primera vez la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, y que en 2006 tuvo el retroceso más dramático de su historia, al grado de que se colocó como tercera fuerza política del país”. expediente electoral: 4 de julio de 2010

2 Como sabemos, Gabino Cué y Andrés Manuel López Obrador visitaron en campaña los 570 municipios de la entidad, muchos de ellos en más de una ocasión. 3 15.9 por ciento del PRD, 4.7 del PT y 4.4 por ciento de Convergencia. 44

Un dato relevante en este marco de análisis fue el abatimiento del abstencionismo anterior, con la participación ahora del 56 por ciento de los ciudadanos empadronados para la elección de gobernador. Como han señalado algunos analistas, ello dio como resultado que el “voto duro” del PRI y sus maniobras fraudulentas no alcanzaran a hacer la diferencia. Y mostró algo que los caciquillos montunos de nuestra muy distorsionada modernidad aún no están dispuestos a aceptar: que la propagación del miedo no opera necesariamente como inhibidora de la participación social, aun en estos tiempos yermos en los que la más sofisticada tecnología de los medios (particularmente de la televisión) opera diligentemente en los “operativos terror”. Algo totalmente distinto sucedió en los otros dos estados del país en los que ganó el esquema aliancista. Todos sabemos que en la entidad del góber precioso4 ganó la bien aceitada maquinaria de Elba Esther Gordillo, en un relevo de poderes apto y listo para generar y perpetuar una “alternancia” derechista que nada tiene que ver con las exigencias de transformaciones democráticas de México.5 En condiciones en que, por lo demás, la izquierda perredista poco –muy poco– aportó al referido triunfo aliancista. El antecedente electoral es elocuente: en las elecciones de 2004 el PRD no alcanzó más que un 5.6 por ciento de la votación para gobernador, frente a un 36 por ciento del PAN y un 49.6 por ciento del PRI. Algo parecido puede decirse para el caso sinaloense, donde el candidato de la coalición PAN-PRD no tardó en declararse, al día siguiente de haber ganado la elección, como un fiel aliado del Presidente.6 En las elecciones para gobernador de 2004 el PRD alcanzó sólo el 4.2 por ciento de los votos, frente a un 45.6 por ciento del PAN y un 46.9 por ciento del PRI.

Los avances del esquema aliancista entre el PAN y el PRD en Puebla y Sinaloa no pueden entonces ocultar lo que en definitiva parece inocultable, a saber: que la izquierda perredista se sube a un triunfo que no le pertenece en lo esencial, dentro de un esquema en el que por otro lado pierde figura, rumbo e identidad. Pero el drama del perredismo actual (bajo la dirección de los llamados chuchos) no se reduce a ser mosca de la yunta en el esquema aliancista de Puebla y Sinaloa, pues su derrota electoral en Zacatecas parece ser más que sintomática y marcar un hito en el proceso que desde 1997 convirtió al perredismo en una de las tres fuerzas gobernantes del país. Conviene detenerse un poco en este punto. Recordemos que fue en ese año en el que Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano ganó la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal con el 47.1 por ciento de los votos, frente a un 25 por ciento del PRI y un 15.2 por ciento del PAN. El PRD se apuntó entonces como triunfador en 38 de los 40 distritos locales. La emergencia cardenista de 1988 reapareció entonces convertida en movimiento sólido y solvente en 1997, con un triunfo en la capital de la República que, a la manera de un sismo, extendió su fuerza expansiva por todo el territorio nacional. En las elecciones nacionales de ese mismo año el PRD conquistó 125 diputaciones, consolidándose como segunda fuerza política en el Congreso. El PAN, por su parte, ganó 120 posiciones, frente a 241 del PRI. El PRI conservó entonces su condición de partido dominante, pero sin contar por segunda ocasión con la mayoría calificada requerida para aprobar reformas constitucionales (las dos terceras partes del Congreso), y por primera vez en toda su historia dejó de tener la mayoría absoluta del voto legislativo (50 por ciento más uno).7 Pero lo más significativo en el balance de la izquierda fue que, además de contar con no despreciables incrementos de votación en los estados donde ya antes había mostrado fuerza,8 conquistó buenos réditos comiciales en entidades tradicionalmente dominadas por el PRI o por el PAN.9 El referido proceso marcó un parteaguas en la historia política del país. Con una sola línea de conclusión: la

4 La alianza Puebla Avanza (PRI y PVEM) tuvo a Javier López Zavala como su candidato; la coalición opositora Compromiso por Puebla (PAN, PRD y Panal) a Rafael Moreno Valle Rosas. El PT jugó electoralmente por su cuenta, con Armando Etcheverry Beltrán. “Para analistas políticos –se dijo en la editorial de La Jornada del 5 de julio– la contienda se redujo a una lucha entre el gobernador priísta Mario Marín, a través de su ex secretario de Gobernación, López Zavala, y la lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo […].”

7 En el Senado de la República el PRI también vio mermados sus poderes. Si bien mantuvo la mayoría absoluta (77 curules), no ganó la mayoría calificada exigida por ley para aprobar reformas constitucionales.

5 Nos dice el periodista Álvaro Delgado: “Gordillo tejió la alianza opositora, delineó la estrategia de campaña, designó representantes de las 6 mil 600 casillas y la víspera de las elecciones, el sábado 3, supervisó personalmente un ejército de más de 600 operadores, la mayoría profesores de Morelos, Aguascalientes y Guerrero, en una reunión subrepticia custodiada por la Policía Federal, en Izúcar de Matamoros.” Proceso núm. 1758, 11 de julio de 2010.

8 Como en Michoacán (49.2 por ciento), Guerrero (42.6 por ciento), Morelos (39.9 por ciento) o el Estado de México (34.2 por ciento). 9 Como Campeche (35.7 por ciento), Tamaulipas (29.8 por ciento), Chiapas (29.9 por ciento), Veracruz (24.9 por ciento) y Quintana Roo (23.5 por ciento). Julio Moguel, “Seis de julio”, Fractal núm. 6, otoño de 1997, México.

6 Declarando al mismo tiempo que “[Calderón] sería su principal proveedor.” Ver Proceso núm. 1758, op. cit. 45

expediente electoral: 4 de julio de 2010


ola del movimiento cardenista echó abajo –así fuera temporalmente– la pretensión del PRI y del PAN de crear en México un “régimen bipartidista” (sueño con reconocida marca salinista). Explicamos un poco más este punto específico. La vía de transición que entre 1989 y 1994-97 se había venido pactando entre las fuerzas representadas por el PRI y el PAN se identificaba, por un lado, con el acuerdo explícito de instaurar en México el modelo neoliberal, y, por otro, en lo político, con la desarticulación del “Estado benefactor” y “de compromiso” y la puesta en marcha de un régimen de partidos plenamente competitivo (reducido en lo fundamental a dos, como marcaba el modelo norteamericano). Recordemos que el gobierno de Salinas de Gortari no dudó en favorecer e incluso negociar importantes posiciones políticas con el PAN. Algunas “concertacesiones” y el maridaje parlamentario entre el partido de la derecha y el del gobierno fueron expresiones de este nuevo pacto. También lo fueron, entre otras, la privatización (sellada por la corrupción) de áreas estratégicas de la economía, la apertura económica indiscriminada en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la reforma antiagrarista al artículo 27 constitucional y la nueva Ley Agraria de 1992. Completaron el esquema de alianza la política de depresión salarial, el acuerdo para debilitar o romper los tradicionales agrupamientos de defensa gremial de los trabajadores y, no menos importante, la aprobación de reformas fiscales regresivas. Considerando que la fuerza del perredismo en el ciclo que inició el triunfo cardenista de 1997 en la capital del país habría sido “coyuntural”, algunos analistas y políticos quisieron ver en las elecciones de 2000 una nueva gran oportunidad para la instauración del referido régimen bipartidista (el “voto útil” representó dicho concepto y perspectiva). Pero el avance cardenista iniciado en 1997 mantuvo su rumbo ascendente para conquistar un bien ganado y sustantivo tercer lugar en el sistema partidario nacional. Ahora bien, según los datos electorales del pasado 4 de julio, la caída de los sufragios perredistas fue tan generalizada como vertical, incluyendo destacadamente en ello su derrota zacatecana, donde pasó de un 46.5 por ciento obtenido en 2004 a un 23 por ciento en 2010. La estrategia aliancista de la actual dirección del PRD tiene, en consecuencia, razones de mayor fondo –y mucho más simples– que las que pudieran derivarse de alguna inteligente jugada ajedrecística para impedir el regreso a Los Pinos del terrible monstruo tricolor. Pero hay también aquí una conclusión específica que no podemos soslayar: la derrota del PRD en Zacatecas fue labrada muy a pulso durante seis largos años expediente electoral: 4 de julio de 2010

por el propio gobierno encabezado por la excomunista Amalia García, quien con un bajo perfil programático de izquierda y una nula proclividad a generar espacios vivos de organización y de poder social y popular (y otros graves problemas que en este breve ensayo no viene al caso comentar) poco dejó como ejemplo a seguir para otras entidades del país y para las futuras generaciones. IV

El triunfo de bipartidismo que se perfila hacia el 2012 si se mantiene el modelo aliancista no consistirá en borrar del mapa para siempre figuras partidarias como la del PRD, sino en asimilarlas a un esquema de alianzas y de compromisos que, ahora encaminados desde el polo del PAN (la derecha recalcitrante y verdadera, si mal no recuerdo), mantenga aquellas condiciones que, en términos de simples y pragmáticas sumas y restas, ofrezca a algunos de los capos de su sistema cupular específicas carteras de gobierno en ayuntamientos, gobiernos estatales, en el Congreso y en el gobierno federal. Ya lo dijo ufana Hortensia Aragón Castillo, flamante secretaria general del PRD, cuando respondió públicamente a las preocupaciones remanentes en torno a los posibles agandalles del PAN en los repartos del botín dentro de las plazas ganadas por el sistema aliancista de Oaxaca, Puebla y Sinaloa: “no hay que preocuparse en definitiva, pues para todos hay”. Pero aquí cabe la pregunta: ¿Cómo podrán gobernar de manera conjunta y en una perspectiva progresista fuerzas que tienen lineamientos programáticos tan distintos, y en algunos casos polares? No hay misterio alguno en la materia, pues ya los dirigentes perredistas aclararon lo que algunos pensamos que era imposible aclarar. En la entrevista que recientemente hizo Rosalía Vergara a Jesús Ortega, aparecida en Proceso del 11 de julio del año en curso, éste consideró que “la diversidad ideológica no será obstáculo para que gobiernen sus entidades. Todos se comprometieron a cumplir con un programa de cinco puntos depositado en el IFE: seguridad, desarrollo económico, respeto a los derechos políticos, avance democrático y combate a la pobreza.”10 Increíble pero cierto: en un dechado de generalidades, las profundas diferencias programáticas entre izquierdas y derechas en México se trivializan y se convierten en inocuos conceptos-chatarra para el mercado político-electoral. Cantinflismo simple, en su expresión más nítida, pero sin la gracia del personaje de marras del 10 Rosalía Vergara, “Todo, todo, por sobrevivir…”, Proceso núm. 1758, op. cit. 46

cine nacional. Por ello es posible que impere, como máximo valor del credo democrático del aliancismo, la tesis de la alternancia, a la que se le ha venido considerando como el non plus ultra del sistema político al que “debemos de llegar”. V

El asunto no sería tan grave y quedaría ubicado acaso dentro del debate de las “pertinencias tácticas” del juego político –de coyuntura o de periodo– en cuestión, si no fuera porque la línea trazada por la dirigencia perredista busca, en nuestra opinión, consolidar dicho esquema en una perspectiva estratégica. Digámoslo rápido: desde este momento (a partir del 4 de julio) hasta el mes de julio de 2012 todo justifica o justificará un esquema de alianzas que logre evitar el regreso del PRI a Palacio de Gobierno, así sea incluso por medio de un candidato “único” (en alianza con el PAN, se entiende) en la búsqueda de la Presidencia. Veamos. En 2011 habrá elecciones para gobernador –y otros cargos de elección popular– en Guerrero (enero), Baja California Sur (febrero), Estado de México (julio), Nayarit (julio), Coahuila (septiembre) y Michoacán (noviembre). Y ya se ha adelantado el anuncio de que en estos estados se perfilará el “exitoso” –ya probado– esquema aliancista entre el PRD y el PAN. Dejemos de lado aquí lo que ya hemos venido planteando en el sentido de que “éxitos” electorales de esta naturaleza no hacen más que hacer perder a la izquierda figura, rumbo e identidad. Concentrémonos en la perspectiva de lo que esta línea de participaciones y acuerdos justifica y en mucho en realidad obliga: por más que se sostenga que este curso de negociación no es transferible al caso de la candidatura a la presidencia en el 2012, pues, según se dice, allí tendremos un candidato “único de la izquierda” (y “sólo” de la izquierda), nada impide pensar (¿alguien lo duda?) que en las negociaciones de las referidas cúpulas partidarias se encuentre claramente planteado el acuerdo de dar paso, ya inmersos en el espacio-tiempo de las campañas electorales, al candidato –del PRI o del PAN– que se encuentre “mejor posicionado en las encuestas”.11 Triste final en tal caso para una izquierda partidaria de la que algún Warman del futuro nos dirá: ésta no vino a contradecir. 11 El modelo hacia las elecciones de 2012 ya se aplicó, aunque sin éxito, en Tlaxcala. En dichas elecciones se enfrentaron el priísta Mariano González Zarur y la panista Adriana Dávila Fernández. La candidata perredista Minerva Hernández Ramos declinó el 26 de junio a favor de la candidata del blanquiazul, bajo el acuerdo de impulsar un “cogobierno” (sic) si el PAN llegara a ganar. 47

expediente electoral: 4 de julio de 2010


¿QUÉ UNIDAD? Carlos San Juan Victoria

Ahora resulta que tres es más que nueve. Al día siguiente de que el PRI se alzara con nueve gubernaturas, la prensa afín al gobierno federal, algunos opinadores selectos y líderes de los partidos coaligados iniciaron la construcción simbólica de las razones según las cuales tres es mayor que nueve, porque, dijeron, tres victorias aliancistas valen mas que nueve del partido tricolor. Freno al PRI, oportunidad ciudadana, desmonte de cacicazgos, unidos venceremos. Las tres victorias aliancistas en territorio priísta ocultaron las tres pérdidas en sus respectivas zonas, y los seis refrendos priístas. Además nublaron el hecho de que sus tres candidatos ganadores eran recientes ex priístas, que el PRI controla la mayoría de los municipios en los 12 estados en disputa, y que mostró una red de operación electoral territorial como no tiene ninguno de los partidos opositores. Desgraciadamente la sencilla aritmética, como la fuerza de gravedad, no respeta simulaciones. La verdad del 4 de julio es que el PRI es la primera fuerza política nacional, y el PAN, urgido de respiración artificial, resucitó como partido competitivo. La gran noticia es que el invento salinista y oligárquico del bipartidismo se rehace. ¿Qué hacen ahí las izquierdas? Las izquierdas se disuelven en dos caldos políticos ajenos. En un caso, como fuerza política, que se supedita a la urgencia del gobierno federal y del PAN para evitar que sus graves errores lo eliminen de la competencia por la grande en el 2012. Como lo demostró en expediente electoral: 4 de julio de 2010

sus alianzas, tuvo escasa influencia, salvo en Oaxaca, para incidir en el perfil político de los candidatos y así garantizar cierta sensibilidad y compromiso con la ciudadanía y las causas populares. En otro caso, como fuerza con ideas y ruta propias, se disuelve en el discurso pragmático y de centro derecha de Manuel Camacho. Un político dedicado a cabalgar sobre los aires cambiantes que le arrojen ganancias inmediatas, y con mala fortuna. ¿Qué fue del Partido Centro-Democrático; qué de sus cuadros que ahora reviven a la sombra del Gobierno del Distrito Federal y del PRD? Después del 4 de julio, ¿de qué unidad hablamos? Es obvio que todas las fuerzas plurales que coinciden en el ámbito de las izquierdas requieren de la unidad. Pero ¿de qué unidad hablamos? Las fuerzas de izquierda y en particular el PRD han alcanzado dos momentos de máxima identidad y eficiencia electoral: en 1988 y en 2006. En ambos casos se hizo reconociendo liderazgos excepcionales con muy amplia convocatoria que articularon ciudadanías y fuerzas diversas, con un proyecto propio de democracia y de nación que puso en primer lugar a los excluidos. En ambos casos las izquierdas intentaron revertir la derechización oligárquica en la conducción del país, y propusieron otro “centro de gravedad” para rehacer una nación maltrecha: reconocer y aliviar la desigualdad y la necesaria inclusión de las mayorías. Las “derechas” y las izquierdas” se definen en ese punto: en la inclusión o exclusión de las mayorías en la políti48

ca, la economía y la cultura nacional. ¿Qué se ofrece desde el tres más grande que el nueve? Las pequeñas ganancias de una política cada vez mas vuelta mercado, cuyo emblema es Doña Esther Gordillo; y una fría lógica empresarial del “ganar ganar” ya sea como aliada del PAN o del PRI. Así, en efecto, ganan los dirigentes–empresarios y los partidos–empresas, pero pierden las causas ciudadanas, populares y nacionales. Con el tres más grande que el nueve la política del centro democrático se propone ahora tomar el PRD de cara al relevo de la dirección nacional en pocos meses más. Va a imponer una agenda donde el problema principal sea “evitar la llegada del PRI a Palacio Nacional”, como si el PAN y su gobierno no fueran los responsables en lo que va de dos sexenios de la desarticulación nacional. Esa consigna atrapa algo de la indignación ciudadana, pero oculta que desde el 2000 hizo que muchas izquierdas quedaran como vagón atado al voto útil o al voto nulo, y a la supeditación ideológica y política de la derecha panista. Y en esa intención del centro-derecha es esencial quebrar la principal oposición a sus planes, el eje de fuerza de los ciudadanos, agrupaciones populares, organizaciones y cuadros simpatizantes de la otra ruta: de Andrés Manuel López Obrador, cuya influencia apabullante se refleja claramente en prácticamente todos los agrupamientos de izquierda. Preservar el registro y las prerrogativas o ganar la opción nacional, democrática y popular. No se pueden

repetir los graves errores estratégicos que han dado cauce a dos sexenios panistas, la migración hacia la derecha de muchos intelectuales y las expoliaciones de los votos útiles. Las izquierdas requieren de apostarle todo a la ciudadanía y a las causas y agravios de la gente. Sin una política ciudadana y popular que convoque, amarre y haga prosperar el impulso ciudadano en barrios, municipios y ciudades, no se podrá vencer al primer poder territorial del país, el PRI. Sin los liderazgos que simbolizan la sed de justicia de muchos mexicanos se estará a merced de la política fabricada con mucho dinero en los medios. Sin esa identidad clara y convocante no se podrá evitar que las izquierdas se disuelvan en las pequeñas ganancias del “mercado” político. México es un caso raro donde grandes personalidades han aparecido ligadas a proyectos de cambio programático o abriendo ruta hacia ello. Es el caso de Cuauhtémoc Cárdenas en su lucha por la democracia con contenidos sociales y nacionales, del zapatismo y sus iniciativas de Reforma del Estado, y de Andrés Manuel López Obrador con su Proyecto de Nación. Pero además estas figuras y eventos han logrado revertir la lógica oligárquica de exclusión ciudadana y popular de la política, dentro de perspectivas más amplias de transformación social de grandes vuelos. Ese es el patrimonio–identidad que permite unificar a las izquierdas en una perspectiva de cambio progresivo. Ese es el debate. 49

expediente electoral: 4 de julio de 2010


UNA APROXIMACIÓN A RESULTADOS SIGNIFICATIVOS DEL 4 DE JULIO

Presentación

El documento que aquí presentamos constituye una síntesis de un trabajo mucho más amplio elaborado por Enrique Velázquez (coordinador), David Aburto, Lizbeth Cruz y Yonatan Miguel Hernández. Hubiéramos deseado publicar el texto completo, pero la dictadura del espacio nos obligó a hacer una apretada selección. Nos decidimos por estados que ofrecen información de posibles “tendencias” que, al reafirmar ostensiblemente en alguno de los casos, o al variar en otros las circunstancias políticas locales a partir de los resultados electorales, ofrecen elementos del mayor relieve para el análisis de coyuntura y las proyecciones que pudieran hacerse hacia el 2012. Los estados seleccionados fueron: Aguascalientes y Tlaxcala, enti-

Enrique Velázquez Zárate

dades gobernadas hasta 2010 por el PAN, ganados ahora por el PRI; Zacatecas, estado gobernado hasta el 2010 por el PRD, ganado ahora por el PRI; Durango, Hidalgo y Veracruz, entidades donde el PRI vuelve a ganar las gubernaturas, pero con márgenes reducidos; Oaxaca, Puebla y Sinaloa, estados donde el PRI perdió las elecciones, frente a la alianza del PAN con determinados partidos de izquierda. Por economía de espacio hemos hecho a un lado la información sobre la distribución de triunfos electorales en lo que a diputaciones de mayoría se refiere, y en algunos casos omitimos los cuadros de concentración referentes a los triunfos en los ayuntamientos.

La Redacción

Aguascalientes El PRI y sus aliados recuperan la gubernatura, conservan y fortalecen su mayoría en el congreso local y ganan todos los municipios. El 4 de julio de 2010, con una participación ciudadana del 54 por ciento, el PRI y sus aliados (PVEM-PANAL) arrebataron la gubernatura al PAN al obtener el 48 por ciento de los votos frente al 43 por ciento alcanzado por el partido blanquiazul. El PRD obtuvo 4 por ciento y el PT 3 por

ciento de los votos. El PRI y sus aliados incrementaron su votación en 12 por ciento respecto de 2004. (Cuadro 1). El PRI arrasó al ganar los 11 ayuntamientos en disputa, lo que significa que recuperó 6 con relación a 2007 y 10 con respecto a 2004; mientras que el PANPANAL redujo su cuota en 4 y 10 ayuntamientos, respectivamente. A su vez, el PVEM perdió los 2 ayuntamientos que había ganado en 2007 (Cuadro 2).

Cuadro 1

GOBERNADOR 2004 “Viva Aguascalientes” “Alianza Contigo” PAN (PRD-Convergencia) (PRI-PVEM-PT)

GOBERNADOR 2010 PRI-PVEM-PANAL

PAN

PRD

PT

122 108

190 644

22 916

191 698

172 136

17 412

10 635

36%

55%

7%

48%

43%

4%

3%

Cuadro 2

AYUNTAMIENTOS 2004

expediente electoral: 4 de julio de 2010

50

AYUNTAMIENTOS 2007

AYUNTAMIENTOS 2010

PAN

“Alianza contigo” (PRI-PVEM-PT)

PRI

“Alianza en acción” (PAN-PANAL)

PVEM

PAN

PRI

PVEM

10

1

5

4

2

0

11

0

51

expediente electoral: 4 de julio de 2010


Tlaxcala El PRI arrebató la gubernatura al PAN, y acrecentó sustantivamente su representación en lo escaños de mayoría relativa y en los municipios. En la elección para gobernador de 2010, la coalición “Unidos por Tlaxcala” (PRI-PVEM) obtuvo el triunfo con el 47 por ciento de la votación, seguida de la alianza “Progreso para Tlaxcala” (PAN-PANAL) que alcanzó el 39 por ciento, del Partido Socialista (PS) con el 7 por ciento, y de la coalición “Transparencia y Honestidad por Tlaxcala” (PRD-PT-Convergencia) con el 5 por ciento (en el entendido de que su candidata declinó a favor de la postulada por el PAN). El PRI y aliados tuvieron un incremento de 13 por ciento de los sufragios con rela-

ción a los comicios de 2004, a pesar de que también el PAN y sus aliados aumentaron en 4 por ciento sus votos, mientras que el PRD y sus aliados retrocedieron en 23 por ciento (Cuadro 3), parte de los cuales se llevó el PS. Respecto de los ayuntamientos el PRI obtuvo la mayoría, ganando en 28; seguido del PRD con 11, el PAN con 9, el PT con 3, el Partido Alianza Ciudadana (PAC) con 4, el Partido Socialista (PS) con 4 y el PVEM con uno. Ello significa que, con relación a los comicios de 2007 y 2004, el PRI observó un crecimiento vertiginoso. El PRD resultó ser la opción más afectada, pues tuvo 15 ayuntamientos en 2007 y 20 en 2004, mientras que el PAN tuvo 20 ayuntamientos y 8, respectivamente.

CUADRO 3

Zacatecas El PRI recuperó la gubernatura con un amplio margen de diferencia; de igual forma tuvo un incremento considerable de diputaciones y municipios. Con un abstencionismo del 42 por ciento, la gubernatura fue ganada por la alianza “Primero Zacatecas” (PRIPVEM-PANAL) con el 43 por ciento de los votos, seguida por la Alianza “Zacatecas nos Une” (PRD-Convergencia) con 23 por ciento. El PAN obtuvo un 17 por ciento de los sufragios, y el PT un 14 por ciento. El gran perdedor de la contienda fue el PRD, partido que tenía en sus manos la gubernatura y que la había ganado seis años antes con el 46 por ciento de los sufragios. (Cuadro 4).

En la elección municipal la alianza “Primero Zacatecas” ganó 27 ayuntamientos; el PAN 16; la alianza “Zacatecas nos Une” 10 y el PT 4. Diferencia favorable para el PRI respecto de 2007, cuando conquistó 26, y de 2004 cuando en alianza (PVEM-PT) ganó sólo 19 municipios. El PAN también tuvo saldo positivo con relación a 2007, cuando gobernaba 9 ayuntamientos, y de 2004 cuando gobernaba 5 (Cuadro 5). Por su parte, el PRD observa un franco retroceso puesto que en 2007, aliado con Convergencia, tenía 18 ayuntamientos y en 2004 tenía 29.

CUADRO 4

GOBERNADOR 2004

“Alianza Ciudadana por Tlaxcala” (PAN-PJS-PCDT)

GOBERNADOR 2010

GOBERNADOR 2004

Votos

%

Votos

%

146 864

35

“Progreso para Tlaxcala” (PAN-Nueva Alianza)

193 689

39

231 631

“Todos por Tlaxcala” (PRI-PVEM)

142 964

34

“Unidos por Tlaxcala” (PRI-PVEM)

“Alianza Democrática” (PRD-Convergencia)

119 479

28

“Transparencia y Honestidad por Tlaxcala” (PRD-PT-PC)

24 436

5

Partido Socialista

32 371

7

47

GOBERNADOR 2010

VOTOS

%

VOTOS

%

PAN

72 837

15

“Primero Zacatecas” (PRI-PVEM-NA)

43

“Alianza por Zacatecas” (PRI, PVEM PT)

167 024

33

“Zacatecas nos Une” (PRD-Convergencia)

23

PRD

231 979

46

PAN

17

Convergencia

13 767

3

PT

14

CUADRO 5

AYUNTAMIENTOS 2004

expediente electoral: 4 de julio de 2010

52

AYUNTAMIENTOS 2007

AYUNTAMIENTOS 2010

PAN

5

PAN

9

“Primero Zacatecas” (PRI-PVEM-NA)

27

PRI

16

PRI

26

PAN

16

PRD

29

PT

5

PT

4

“Alianza por Zacatecas” (PRI-PVEM- PT)

3

“Alianza por Zacatecas” (PRD-Convergencia)

18

“Zacatecas nos une” (PRD-Convergencia)

10

PT

2

Convergencia

0

53

expediente electoral: 4 de julio de 2010


Durango El PRI retiene la gubernatura con una mínima diferencia porcentual, y reduce su número de escaños de mayoría relativa y los ayuntamientos que gobierna. De acuerdo con el Programa de Resultados Electorales Preliminares de 2010, actualizado al 6 de julio, el PRI refrendó apretadamente la gubernatura con el 47 por ciento de los votos (considerando que en 2004 fue de 53 por ciento), seguido por la coalición “Durango Nos Une”1 (PAN-PRD-Convergencia) con el 45 por

ciento. El comparativo es significativo: en 2004 el PAN obtuvo el 31 por ciento de los votos, la alianza PRDPT-Convergencia el 10 por ciento, el PVEM el 1 por ciento y el PD el 3 por ciento (Cuadro 6). En las elecciones para ayuntamientos la coalición “Durango Nos Une” (PAN-PRD-Convergencia) obtuvo el triunfo en 18 municipios y el PRI ganó en 21, lo que significa que el PRI perdió uno con relación a 2004 y, con sus aliados, 6 respecto de 2007.

1 Los partidos PAN-PRD-Convergencia adoptaron el nombre de Coalición “Durango Nos Une”, mismo que utilizó el PRI en sus alianzas en 2004.

Veracruz El PRI gana la gubernatura con poco margen, duplica a sus rivales en el número de las diputaciones locales y obtiene la mayoría de los ayuntamientos. Con una participación del 48 por ciento de los electores, el PRI y sus aliados (PVEM-PRV) ganaron la elección para gobernador de 2010 con el 43 por ciento de los votos, mientras que la coalición PAN-PANAL obtuvo el 41 por ciento y la alianza PRD-PT-Convergencia alcanzó apenas el 13 por ciento (Cuadro 8).

A su vez, el PRI y sus aliados conquistaron 84 ayuntamientos, el PAN 36, la dupla PAN-PANAL 56, la alianza PRD-PT-Convergencia 33 y el PANAL 2, lo que significa un marcado retroceso para el PRI y sus aliados respecto de 2007, cuando juntos ganaron 155 municipios. Por el contrario, la alianza PRD-PT-Convergencia salió ganando pues en ese entonces ganó 23 (Cuadro 9).

CUADRO 8

GOBERNADOR 2004 PAN

CUADRO 6

GOBERNADOR 2004

GOBERNADOR 2010

VOTOS

%

936 470

33.7

% “Durango nos Une” (PAN-PRD-Convergencia) PRI

%

PAN-PANAL

1 030 884

41

PAN

GOBERNADOR 2010

VOTOS

VOTOS

VOTOS

%

Fidelidad por Veracruz (PRI, PVEM, PRV)

971 725

35.0

PRI-PVEM-PRV

1 104 763

43

279 595

45

295 027

47

Unidos por Veracruz (PRD, PT, Convergencia)

784 132

28.0

PRD-PT-Convergencia

336 427

13

PAN

155 666

31

PRI

260 546

53

TD (PRD,-PT- Convergencia)

49 430

10

Nulos

95 992

3.5

Nulos

67 557

3

PVEM

2 386

1

No registrados

2 287

0.1

No registrados

1 272

0

PARTIDO DURANGUENSE

14 350

3

Total

2 790 606

100

Total

2 540 903

100

CUADRO 9

MUNICIPIOS 2004 Hidalgo El PRI retiene la gubernatura con poco margen y –con sus aliados– cede espacios en el congreso local. Las elecciones municipales serán en 2011. Con una participación del 48 por ciento de los electores, la coalición “Unidos Contigo” (PRI-PANALPVEM) ganó la elección a gobernador con el 50 por

ciento de los votos (54 por ciento en 2004), quedando en segundo lugar la coalición “Hidalgo Nos Une” (PAN-PRD-Convergencia) con el 45 por ciento, en el entendido de que, en 2004, el PRD obtuvo el 30 por ciento, el PAN el 12 por ciento y el PT el 3 por ciento (Cuadro 7).

CUADRO 7

GOBERNADOR 2005

PAN

GOBERNADOR 2010 VOTOS

%

81 193

12

VOTOS

%

“Hidalgo nos Une” (PAN-PRD-Convergencia)

396 561

45

“Unidos Contigo” (PRI-PANAL PVEM)

441 571

50

PAN Fidelidad por Veracruz (PRI, PVEM)

MUNICIPIOS 2007 88

71

PAN

MUNICIPIOS 2010 31

Coalición Alianza Fidelidad por Veracruz (PRI-PVEM-PANAL)

144

Coalición Alianza Fidelidad por Veracruz (PRI-PVEM)

11

Unidos por Veracruz (PRD, PT, Convergencia)

43

Coalición Por el Bien de Todos (PRD-PT-Convergencia)

1

Partido Revolucionario Veracruzano

10

Partido Revolucionario Veracruzano

4

PANAL

0

PRD

14

PT

2

Convergencia

4

Coalición Por el Bien de Todos (PT-Convergencia)

0

“Alianza por Hidalgo” (PRI, PVEM)

369 719

52

PRD

206 540

30

PASD

1

PT

18 182

3

Movimiento Ciudadano

0

expediente electoral: 4 de julio de 2010

54

55

PAN

36

PAN-PANAL

56

PRI-PVEM-PRV

84

PRD-PTConvergencia

33

PANAL

2

expediente electoral: 4 de julio de 2010


Oaxaca El PRI pierde la gubernatura y reduce significativamente su representación en el Congreso y en los municipios. En la elección para gobernador de 2010 el triunfo lo obtuvo la alianza “Unidos por la Paz y el Progreso” (PAN-PRD-PT-Convergencia), con el 50 por ciento de los votos. En segundo lugar quedó la coalición “Por la Transformación de Oaxaca” (PRI-PVEM) con el 42 por ciento, seguido por el Partido Unidad Popular con 3 por ciento y el PANAL 2 con 0.03 por ciento (Cuadro 10).

En la elección de los 152 ayuntamientos (que no están sometidos al encuadre comicial de “usos y costumbres”), los partidos que conformaron la alianza “Unidos Por la Paz y el Progreso” ganaron 74 municipios, los de la alianza “Por la Transformación de Oaxaca” 74 y el Partido Unidad Popular 3. Eso significa que, con relación a 2007 (cuando ganaron 90), el PRI y sus aliados experimentaron un serio revés, aunque menor con relación a 2004, cuando ganaron 77 municipios. A su vez, el PRD ganó 43 en 2007 y 46 en 2004, el PAN 6 y 20, respectivamente, y el PVEM 2 y 5, respectivamente (Cuadro 11).

2 5 días antes de la elección la candidata de Nueva Alianza declinó a favor del candidato de la Alianza “Unidos por la Paz y el Progreso”.

Puebla El PRI pierde la gubernatura y reduce severamente su representación en el Congreso local y en los municipios. En la elección de 2010 para gobernador la alianza “Compromiso por Puebla” (PAN- PRD-Convergencia) ganó con el 52 por ciento de los sufragios, mientras que la alianza “Avanza, Puebla Avanza” (PRI- PVEM) alcanzó el 42 por ciento y el PT el 6 por ciento. Eso quiere decir que el PRI y sus aliados perdieron 8 por ciento con respecto a los comicios de 2004, mientras que la

alianza triunfadora elevó su indicador en un 10 por ciento. (Cuadro 12). Para el caso de los municipios, la alianza “Compromiso por Puebla”, obtiene 105, contra 112 de la alianza “Avanza, Puebla Avanza”. La alianza PRI-PVEM tuvo 146 en 2007 y, en 2004, el PRI ganó 135 y el PVEM 2. El PAN obtuvo 51 y 58 en 2007 y 2004. El PRD-Convergencia tuvo 12 en 2007 y, en 2004, el PRD 16 y Convergencia 3. El PT ganó 4 en 2007 y 3 en 2004 (Cuadro 13).

CUADRO 12

CUADRO 10

GOBERNADOR 2004 “Nueva Fuerza Oaxaqueña” (PRI-PT-PVEM)

GOBERNADOR 2004

GOBERNADOR 2010

“Todos somos Oaxaca” (PAN-PRDConvergencia)

PUP

“Unidos por el progreso” PAN-PRD-PTConvergencia

“Por la Transformación de Oaxaca” PRI-PVEM

PUP

PANAL

VOTOS

474 758

448 264

41 237

733 783

613 651

48 972

20 178

%

47

45

4

50

42

3

0

GOBERNADOR 2010

VOTOS

%

PAN

642 519

36

PRI

886 535

50

PRD

100 157

6

PT

27 199

2

PVEM

31 169

2

Convergencia

40 487

2.30%

VOTOS

%

“Compromiso por Puebla” (PAN- PRD-Convergencia)

1 025 220

52

“Avanza, Puebla Avanza” (PRI- PVEM)

816 235

42

PT

116 643

6

Cuadro 11

AYUNTAMIENTOS 2004

AYUNTAMIENTOS 2007

AYUNTAMIENTOS 2010

PAN

PRI

PRD

PVEM

PC

PAN

PRI

PRD

PVEM

PC

PT

PAN-PRDPT-PC

PRI-PVEM

PUP

20

72

46

5

3

6

90

43

2

2

3

0

11

0

PC: Convergencia

CUADRO 13

AYUNTAMIENTOS 2004

AYUNTAMIENTOS 2007

PAN

58

PAN

51

“Compromiso por Puebla” (PAN- PRD- Convergencia)

105

PRI

135

PRI-PVEM

146

“Avanza, Puebla Avanza” (PRI- PVEM)

112

PRD-Convergencia

12

PT

4

PANAL

3

PSD

0

PEC

1

PRD

16

PT

3

PVEM

2

Convergencia

3

2

expediente electoral: 4 de julio de 2010

56

AYUNTAMIENTOS 2010

57

PT

0

expediente electoral: 4 de julio de 2010


Sinaloa El PRI pierde la gubernatura y reduce su representación en el Congreso y en los municipios. En la elección para gobernador de 2010 la “Alianza para el Cambio” (PAN-PRD-Convergencia) ganó con el 52 por ciento de los votos, arrebatando la plaza a la “Alianza para Ayudar a la Gente” (PRI-PVEM-PANAL), que obtuvo el 46 por ciento. Los partidos de la “Alianza para el Cambio” obtuvieron 2 por ciento más de sufra-

gios que en 2004, cuando el PAN ganó con el 46 por ciento y el PRD registró el 4 por ciento (Cuadro 14). Los municipios correspondieron a 9 ganados para cada una de las alianzas, lo que significa un retroceso para el tricolor y sus aliados respecto de 2007 y 2004, cuando obtuvieron 16 ayuntamientos. A su vez, el PAN gobernó 2 en 2004, repitiendo la cifra en 2007 (Cuadro15).

CUADRO 14

GOBERNADOR 2004

GOBERNADOR 2010

VOTOS

%

PAN

416 205

46

PRI

427 585

47

PRD

38 174

4

PT

6 441

1

PVEM

2 427

0

Convergencia

2 696

0

Partido Barzonista Sinaloense

3 686

0

VOTOS

%

“Alianza para el Cambio” (PAN-PRD-Convergencia)

576 431

52

“Alianza para Ayudar a la Gente” (PRI-PVEM-PANAL)

515 483

46

CUADRO 15

AYUNTAMIENTOS 2004

AYUNTAMIENTOS 2007

AYUNTAMIENTOS 2010

PAN

2

PAN

2

“Alianza para el Cambio”

9

“Sinaloa Avanza” (PRI, PANAL)

16

“Sinaloa Avanza” (PRI, PANAL)

16

“Alianza para Ayudar a la Gente”

9

PRD

0

PRD

0

PT

0

PT

0

PVEM

0

PVEM

0

Convergencia

0

Convergencia

0

PASD

0

PASD

0

PRÓXIMAMENTE EN LIBRERÍAS expediente electoral: 4 de julio de 2010

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59

rojo-amate


Felipe Carrillo Puerto: el adelantado del neoindianismo (Lu´um etel almehenil *)

que va a prisión. En enfrentamiento por motivos políticos en 1911 mata a Néstor Arjonilla y es encarcelado de nuevo por un año. En la cárcel traduce al maya la Constitución de 1857, versión de la que luego leerá artículos en reuniones con campesinos. Indianidad, campesinismo, mesianismo cristiano, socialismo, anarquismo y una pizca de liberalismo decimonónico: una mezcla que, al combinarse con el radicalismo agrario del Ejército Liberador del Sur, deviene explosiva. Al salir de la cárcel, en 1913, Carrillo va a Morelos, donde primero se cartea y luego se entrevista personalmente con Emiliano Zapata (1914, en Milpa Alta). En las filas zapatistas el yucateco llega a ser coronel de caballería y más tarde colabora con las Comisiones Agrarias encargadas de realizar los trabajos de agrimensura necesarios para la restitución de tierras a los pueblos. Allí permanece hasta que el carrancismo llega a Yucatán. “Me avisan que el general Alvarado está repartiendo tierras entre los indios mayas. Yo estoy muy contento ayudando a los campesinos de Morelos, pero aquí tienen a Zapata, así es que yo no hago falta, me voy a Yucatán”, le comenta Carrillo al joven agrónomo Marte R. Gómez en 1915. Sin embargo, en la perspectiva zapatista del motuleño, la acción constitucionalista en Yucatán resultaba tibia, limitada, y en carta de tono irónico enviada en 1915 a su hermano Acrelio formula lo que, años después, será su programa de gobierno: “Supongo que ya habrán dejado de tratar a los indios como a tales, que ya les habrán devuelto las tierras como se ha hecho en los estados de Morelos, Guerrero y México, que son los [...] que domina el ‘bandido’ de Zapata [...]; supongo [...] que las plantas desfibradoras de las haciendas han quedado en beneficio de los ayuntamientos [...]. Supongo también que ya no robarán despiadadamente los comerciantes [...], que ya se habrán establecido las escuelas racionalistas para enseñar a los niños que no se dejen explotar ni exploten [...], que ya no habrá sacerdotes [...]. Si todo lo que te he dicho se hace ahí, entonces [...] te felicito [...]. Pero la realidad me hace ver que no son tan felices.”1 De fines de 1915 a fines de 1918 el motuleño labora para el gobierno de Alvarado en la Comisión Agraria y desarrolla gran activismo en el Partido Socialista, sobre todo en sus Ligas de Resistencia: estructura de base que hacía de la organización revolucionaria yucateca un partido de masas más que vanguardia de cuadros, y movimiento social más que un simple aparato político. Carrillo tenía claras las etapas por las que debía pasar la mudanza social yucateca: “La Revolución llegó verdaderamente a Yucatán encabezada por el general Alvarado [...]; Alvarado comenzó por dar libertad a todos los

Armando Bartra

Cada presente evoca sus pasados y los altermundismos andino-amazónicos de Bolivia y Ecuador llaman a repensar la experiencia libertaria yucateca impulsada entre 1915 y 1924 por el adelantado del neoindianismo revolucionario que fue Felipe Carrillo Puerto.

Salvo por motines y rebeldías aisladas en el México de las plantaciones y las monterías, la revolución que cunde en el norte y el centro del país no tiene en los primeros años mayor eco social. Pasividad que empieza a cambiar a fines de 1914 y en 1915, cuando las fuerzas beligerantes incursionan enérgicamente en el vasto territorio. Conocedores de la barbarie tropical por los escándalos que en las postrimerías del porfiriato habían causado las noticias sobre el trabajo forzado, los personeros político-militares del carrancismo tienen al principio una visión norteña del drama social del sureste y, ofendidos por un vasallaje infrecuente en sus estados de origen, tratan de remediarlo con “Leyes de mozos”, decretos que sobre el papel suprimen deudas, tiendas de raya y enganches forzosos. En febrero de 1915, Abel Ortiz Argumedo se alza contra la “usurpación” por parte del centro federal y declara a Yucatán país “soberano”. En marzo, el general sonorense Salvador Alvarado, que arriba a la península con 7 mil hombres, derrota a los separatistas en un par de escaramuzas. El recién llegado percibe de inmediato la existencia de fisuras en la oligarquía, agudizadas porque el alza del henequén a resultas de la Primera Guerra Mundial sólo beneficia a la trasnacional International Harvester y sus socios yucatecos. Así, aliándose con los henequeneros marginados, Alvarado logra modificar los términos de intercambio con los compradores. Aumento de precios que le permite también negociar condiciones de vida menos desfavorables para los trabajadores. De esta manera, gracias a la bonanza del sisal, en Yucatán se transita de la vacua pretensión carrancista de emancipar mozos por decreto a una efectiva aunque transitoria mejora de las condiciones laborales. Lo que en modo alguno suponía un vuelco social.

Capitalismo bárbaro En el sureste mexicano del siglo XIX la división internacional del trabajo da lugar al surgimiento y expansión de plantaciones tropicales y monterías orientadas al mercado externo y sostenidas por inversiones extranjeras. Pero el trabajo forzado, la esclavitud por deudas, las cárceles privadas, los castigos corporales, son el lado podrido del “milagro” porfirista, la letra pequeña de los contratos con el Progreso, el retrato de Dorian Gray de la Civilización. Porque la barbarie es obra de la modernidad: la gran demanda de hilos para engavillar trigo, resultante de la masiva incorporación de trilladoras a la agricultura estadounidense explica la explosión henequenera de Yucatán, el soez enriquecimiento de la burguesía agroexportadora peninsular y la progresiva esclavitud del pueblo maya. Mansiones señoriales en el Paseo Montejo, vertiginosas haciendas, eficaces desfibradoras, un puerto pujante y una extensa telaraña de vías de ferrocarril son la cara visible de una oligarquía que combinaba el dominio de clase con la opresión étnica de raíz colonial, una “casta divina” integrada por no más de 300 familias dueñas de tierras y hombres, es decir de la economía peninsular, que controlaban el gobierno local y tenían el respaldo del federal, que gozaban de amplios privilegios sociales sustentados en la presunta superioridad racial de los criollos sobre los mayas. * Tierra y Libertad.

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Zapatismo peninsular Imposibilitado de reelegirse, Alvarado le hereda el gobierno a un hombre fiel: Carlos Castro Morales. Entre tanto, crece y se radicaliza la movilización político-social encabezada por el Partido Socialista del Sureste (PSS, fundado por Alvarado en 1916), al punto de que el moderado gobierno de Carranza interviene para enfriar la situación. Fuerzas federales toman locales y apresan líderes, pero cuando la derecha cantaba victoria, don Venustiano es derrocado por los obregonistas y la izquierda retorna a la península en ancas del Plan de Agua Prieta. Esta nueva etapa de la revolución en Yucatán tiene un ingrediente adicional llegado a la península a la vera del carrancismo: el radicalismo campesino del que es portador Felipe Carrillo Puerto, un motuleño que había militado casi tres años en las filas del zapatismo morelense. Nacido en 1874, segundo de 14 hijos de un pequeño abarrotero mestizo de Motul, Carrillo absorbe la cultura maya de su convivencia con campesinos y en particular de los relatos de la anciana Xbatab. Al socialismo se asoma a través del español Serafín García, párroco de la iglesia de Motul; después lee a Proudhon, Kropotkin, Reclus y un capítulo de El capital de Carlos Marx. En 1907 funda el periódico El Heraldo de Motul, en apoyo a la candidatura de Delio Moreno Cantón, causa por la

1 Acrelio Carrillo Puerto, Felipe Carrillo Puerto, redentor de los mayas. Artículos, anécdotas, impresiones, Mérida, 1972, pp. 169-171.

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trabajadores, y al mismo tiempo fomentaba la Comisión Reguladora del Henequén [que] hizo más ricos a los ricos de Yucatán [...]. Nos aprovechamos de ese momento para implantar [...] el Partido Socialista, que llevaba en sus ideales la libertad económica, como la libertad política [...]. Todos los trabajadores del campo, todo el estado de Yucatán –porque hay que advertir [...] que el Partido Socialista [...] no ha ido de las ciudades al campo sino del campo a las ciudades– se nos unió”.2 El pretendido origen rural del núcleo político de la revolución yucateca no se sostiene: el Partido Socialista Obrero se forma en junio de 1916 por iniciativa del gobernador y jefe militar designado, en una acción operada por activistas de la Casa del Obrero Mundial, cuya finalidad es crearle una base política a la candidatura de Alvarado al gobierno constitucional, y sus primeros militantes son ferrocarrileros, alijadores, artesanos y pequeños comerciantes. Sin embargo, también es verdad que para 1917, y ya con Carrillo Puerto como presidente, el partido, rebautizado Socialista de Yucatán –y más tarde, al extenderse a Campeche y Quintana Roo, Socialista del Sureste–, transforma sus subcomités en Ligas de Resistencia que embarnecen sobre todo en el agro, con lo que se opera una suerte de refundación que, en efecto, va “del campo a las ciudades”.

mentos de la producción industrial en beneficio del estado Proletario; estos elementos [...] deberán ser explotados por los trabajadores y para los trabajadores [...]. La finalidad comunista desde el punto de vista del reparto de la producción es la supresión del intermediario que deberá ser sustituido por el intercambio entre productores. Que el gobierno socialice los servicios públicos, de-sempeñados hasta ahora por empresas privadas […]”.3 La primera ponencia presentada en el congreso de Motul se titula Tierra y Libertad, que además era el lema del PSS; sin embargo, la retórica de las reuniones de 1918 y 1921 está más cerca del discurso comunista ortodoxo que de las formulaciones del campesinismo radical zapatista, cuyos equivalentes al otro lado del Atlántico eran los herederos del “populismo” decimonónico ruso: el ala izquierda del Partido Social Revolucionario, que dio organicidad y contenido programático a la participación campesina en la revolución de 1917 y cuyo lema era precisamente Tierra y Libertad. Sin duda, la participación en el congreso del marxista rumano de nacionalidad estadounidense Roberto Haberman, miembro del Partido Socialista de ese país, la difusión en México desde fines del siglo XIX del Manifiesto Comunista y otros escritos de ese tenor y la lectura de El capital por los fundadores del PSO,4 explican el empleo en el Congreso de algunas fórmulas canónicas de dicha doctrina. Pero las razones de la poca visibilidad y diferenciación del proyecto político específico del campesinado indígena revolucionario, que termina oculto tras la fraseología de un comunismo marxista –por lo demás teórica y prácticamente muy poco generoso con los pequeños productores agrícolas y menos aun con las posibilidades libertarias de los indígenas en cuanto tales– hay que buscarlas en la poderosa irradiación ideológica que acompaña al triunfo de la revolución rusa de 1917, a cuya cabeza está la corriente bolchevique. Así, paradójicamente, el liderazgo del “agrarismo rojo” que domina en la Liga Nacional Campesina durante los años veinte y principios del treinta del siglo pasado, y con el que está ideológicamente emparentado el socialismo yucateco, es más leninista que zapatista: “¡Si nuestro Zapata hubiere tenido la preparación de un Lenin! ¡Si hubiere podido abarcar en su visión todos los aspectos del problema!”,5 se lamenta en 1923 Úrsulo Galván, líder de la Liga de Comunidades Agrarias de Veracruz. Esto pese a que en el primer congreso de los pueblos orientales, celebrado en Bakú en 1920, Lenin

Campesinismo o leninismo El yucateco no es el único socialismo que viene del campo. Desde 1881, en carta a Vera Zasulich, Marx autorizó que la comuna rusa se liberara “sin pasar por el régimen capitalista”. En la América continental, con una fuerte presencia rural de pueblos originarios, la aventura subversiva de los excéntricos ha corrido por cuenta de indios como los mayas peninsulares y como los incas andinos, a quienes hace 80 años el peruano José Carlos Mariátegui asignó tareas socialistas y que hoy pisan fuerte en Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú. No muy distinto del quechua y del aymara del XXI, el altermundismo maya del siglo XX fue diseñado por el PSS en los congresos de Motul (1918) y de Izamal (1921). En el primero se establece que: “La libertad política es un mito si no descansa sobre la libertad económica”, y el segundo va aun más lejos al sostener que: “La finalidad comunista que desde el punto de vista agrario deben perseguir las Ligas de Resistencia es la expropiación de la tierra sin indemnización de ninguna especie, efectuándose la explotación de ella por los habitantes de la misma [...]. La finalidad comunista desde el punto de vista industrial [...] es la expropiación sin rescate de los ele-

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avanzada postura ideológica de Carrillo y el PSS deviene posición política, al tiempo que el radicalismo campesino de corte zapatista va encontrando respuesta en los henequenales y pasa de discurso a fuerza social en acción. Desde 1918, el PSS y las Ligas impulsan decididamente la lucha por la tierra, de modo que si durante el mandato de Alvarado apenas se registran 14 solicitudes de dotación –menos de 5 por año–, el gobierno siguiente recibe 130 (26 anuales). Paralelamente, los hacendados endurecen su posición. No sólo a la defensiva y como respuesta a las tomas de tierras y quemas de henequenales, que fueron cuantiosos. Con la emergencia a primer plano de la contradicción territorial entre los trabajadores mayas en servidumbre y sus amos de la Casta Divina, arranca en sentido estricto el proceso revolucionario yucateco. Y es que sólo entonces los avatares peninsulares dejan de ser reacomodos producto de la negociación entre el centro y la oligarquía regional, con los dominados como meros comparsas, para convertirse en una efectiva y a veces violenta lucha de etnias y de clases. El 7 de abril de 1919 se recibe en Mérida una comunicación de la Secretaría de Agricultura ordenando a sus dependencias de Yucatán que dejen de fraccionar henequenales, “porque dichos terrenos continuarán en poder de sus legítimos propietarios”,8 con lo que el gobierno federal desautoriza abiertamente la incipiente reforma agraria emprendida por el PSS. Durante la segunda mitad del año se encona el conflicto rural y el ejército de la federación la emprende contra los agraristas, mientras que Carranza da alas a un prefabricado Partido Liberal Yucateco (PLY), destinado a contrarrestar al PSS. A fines de 1919 y principios de 1920, las fuerzas federales ocupan y queman locales socialistas y apresan y sacan del estado a Carrillo Puerto, a la sazón presidente del partido. Pero las Ligas intensifican sus acciones y en marzo de 1920 arden, entre otras, las haciendas de Ticopo, Kantoiná, Nabanché, Hunkanab, Bella Flor, Santa María, Mulsay, San Juan Kop, Yaxcacab, Itzincab, Tekik. A la larga, el enfrentamiento con las bayonetas federales hubiera acabado con la resistencia desarmada del PSS y sus Ligas, si no hubiera sido porque la derrota de Carranza a manos de los impulsores del Plan de Agua Prieta le permite al socialismo yucateco rehacerse a la vera del obregonismo triunfante. Así, el 18 de junio de 1920, en el puerto de Progreso, una multitud en vilo dominada por el blanco de la manta que viste y el rojo de las banderas que enarbola, recibe en triunfo al Carretero de Motul, a sucun (hermano) Felipe, al presidente del PSS, a su líder indiscutido Felipe Carrillo Puerto.

El verdadero comienzo Proveniente del centro, la revolución “llega” a Yucatán con Alvarado, pero arraiga y se convierte en subversión local tres años después, al irse desplegando un verdadero movimiento popular ya no sólo inducido desde arriba, sino con motivaciones propias e impulsado desde abajo. Es con Carrillo Puerto y no antes que la revolución peninsular comienza a hablar en la lengua de los mayas. Sin duda el de Motul quería ir más a fondo que el sonorense, pero la radicalización del proceso yucateco no es asunto de ideología sino de coyuntura. Terminada la Gran Guerra caen las exportaciones de sisal, con lo que se acumulan inventarios, se reducen plantaciones, disminuye la demanda de fuerza de trabajo, bajan los ingresos del peón, se agudiza el conflicto rural, se cuestiona a la Comisión Reguladora de los Precios del Henequén y entra en crisis la alianza del gobierno con los hacendados. Todo el armazón estratégico del sonorense se derrumba. Pero en el ocaso del alvaradismo amanece una opción augural y visionaria que se había ido forjado en el Partido Socialista y en las Ligas de Resistencia. Con la caída del precio del sisal, la conciliación de clases se vuelve insostenible. Predicamento en que la

4 Ramón Espadas y Aguilar, Fundación del Partido Socialista Obrero, junio de 1916, Mérida, p. 4.

6 Stuard Scham y Héléne Carrére, El marxismo y Asia, Siglo XXI Editores de Buenos Aires, Argentina, 1974, pp. 39-78 y Paco Ignacio Taibo II, Bolshevikis, Historia narrativa de los orígenes del comunismo en México, Joaquín Mortiz, México, 1986, pp. 23-76.

5 Leafar Agetro, Las luchas proletarias en Veracruz; historia y autocrítica, Editorial Barricada, Jalapa, 1942, p. 99.

7 Piotr Archinov, Historia del movimiento makhnovista (1918–1921), Tupac Ediciones–La malatesta, Buenos Aires, 2008, pp. 145-207.

3 Idem, pp. 191, 107, 108.

2 José Francisco Paoli y Enrique Montalvo, El socialismo olvidado de Yucatán, Siglo XXI Editores, México, 1977, p. 127.

había rechazado airadamente las tesis sobre el potencial socialista de la revolución descolonizadora en los países periféricos, sostenida entre otros por el nacionalista y comunista indio Manabendra Nath Roy (que entre 1917 y 1920 había radicado en México, donde conoció a Carrillo Puerto y se hizo comunista).6 Y pese, también, a que el líder ruso no veía en los campesinos más que un aliado transitorio del proletariado, y a que por esos años la revolución soviética triunfante estaba aniquilando militarmente al movimiento campesino encabezado por el anarquista Néstor Majno, el “zapata ruso”.7 En su etapa carrillista la revolución yucateca es sin duda india y campesina, es decir campesindia, y su estrategia como su dispositivo social están muy lejos del modelo bolchevique. Sin embargo, la simpatía de sus líderes por la exitosa revolución rusa los asimila discursivamente al leninismo. No será sino hasta mediados de los años veinte que un comunista peruano, José Carlos Mariátegui, trate de incorporar al marxismo la perspectiva libertaria de los pueblos originarios de América. Una tarea que diez años antes y en la práctica habían emprendido los mayas peninsulares.

8 Alfonso Gamboa Ricalde, Yucatán desde 1910, Vol. II, Imprenta Standard, México, 1943, p. 133.

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tiempo de vacas flacas cualquier intervención del gobierno estatal supone beneficiar a un sector de los productores y perjudicar a otro. Así, en diciembre de 1921 Carrillo crea una nueva instancia de control, la Comisión Exportadora de Yucatán, e implementa una reducción de la producción conforme a una tasa variable según el volumen, que va de 15 por ciento para los productores menores a 50 por ciento para los mayores. El saldo político es que los grandes hacendados le declaran la guerra, mientras que lo apoyan los modestos, agrupados en una Liga de Pequeños y Medianos Productores de Henequén. Pero la clave del gobierno socialista no está en regular la producción para enfrentar el estrangulamiento económico y ganarse a los pequeños henequeneros; la preocupación central de Carrillo es la crisis social, pues su principal compromiso es con los trabajadores del campo, que son su mayor base de apoyo.

Carrillo regresa a Yucatán con las fuerzas armadas de la federación y hubiera podido tomar el mando del estado sin más trámite, pero el zapatista peninsular rechaza el “cuartelazo político” y en vez de montarse en la ocupación militar, de junio de ese año a mayo del siguiente desata una intensa movilización popular contra la oligarquía y las tendencias oportunistas dentro del PSS, que culmina en arrolladora campaña electoral por la que Carrillo Puerto gana la gubernatura con 62,801 votos, contra 2,818 del candidato del PLY. Con 19 de cada 20 sufragios y habiendo logrado esta abrumadora aprobación en el curso de una lucha larga y enconada, el PSS no sólo ha conquistado la gubernatura: ha tomado el poder tanto arriba como abajo. Pero la economía peninsular está en crisis por la caída de los precios del sisal, la desaparición de la Comisión Reguladora y el regreso de la International Harvester. Y en en el horno del centenario

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Maíz del mayab En el cuadro de la crisis, decenas de miles de trabajadores del campo se encuentran de pronto sin trabajo, pero la habitual estrategia rural de refugiarse en la economía doméstica y la producción de autoconsumo resulta cuesta arriba en la zona henequenera, donde las tierras son poco adecuadas para la agricultura de subsistencia y la milpa ha sido erradicada casi del todo por el agave. En un estado como Yucatán, que importaba alimentos de manera masiva –entre ellos unas 40 o 50 mil toneladas anuales de maíz–, la crisis de la economía agroexportadora significa hambre. Ante el desafío, Carrillo apela al paradigma campesino y diseña una salida básicamente agrarista: sin abandonar la defensa de los intereses laborales de los jornaleros y acasillados, las Ligas de Resistencia impulsan con fuerza la expropiación y dotación de tierras. Pero aunque muchas zonas reivindicadas han sido o aun son henequeneras, no se trata de crear inviables “haciendas sin hacendados”, como plantearía el presidente Cárdenas años después, sino de recampesinizar a los mayas en un sentido radical: devolver la tierra, restituir la milpa, regenerar la comunidad, reanimar la cultura, recuperar la dignidad, y todo en el ejercicio de una libertad recién conquistada. Y le llovieron críticas. Los hacendados rechazan el “regreso al maíz”. Más inquietante es que veinte años después Siegfried Askinazy, quien había sido militante del “gran partido agrarista ruso, el Partido Social Revolucionario”, participante en 1917 en el soviet de Petrogrado y que se felicita por reencontrar en México la bandera Tierra y Libertad que enarbolaban sus correligionarios rusos,9 coincida con el argumento finquero: “en la zona henequenera que da irrisorias cosechas de 200 a 300 kilos por hectárea, [el maíz] no es actividad económica sino más bien ritual. Sembrando su milpa [...] el maya obedece inconscientemente a sus antiguas creencias cosmológicas según las cuales el maíz es la vida [...]. Es una fantasía pensar siquiera en transformar en milpas los áridos campos de Yucatán. Plantear el problema agrario es hablar del henequén”.10 Y cuarenta años más tarde, Francisco Paoli y Enrique Montalvo remachan la misma crítica: “El PSY pretendía lograr la autonomía, evitando la necesidad de importar alimentos. Trataba de crear una infraestructura agrícola suficiente para autoabastecimiento de maíz y frijol [...]. Esta posición de Carrillo Puerto en 1918 es bastante utópica y próxima a los ideales tradicionales aprendidos en los campesinos zapatistas y en las lecturas anarquistas. La posición cambió después”.11

Tal parece que la teoría de las “ventajas comparativas” es dogma de fe que unifica a derechas e izquierdas contra la utopía carrillista del “regreso al maíz”. Pero su problema es que no refutan los argumentos del motuleño. En el artículo El nuevo Yucatán, Carrillo Puerto escribe: “La distribución de la tierra tiene grandes consecuencias políticas, sociales y económicas. La más obvia y difícil de alcanzar es la diversificación de los cultivos como resultado de la distribución de los ejidos. Yucatán ha sido por muchos años un estado monocultivador. Todo nuestro esfuerzo se ha ido en el cultivo del henequén [...]. Cosas que podríamos producir en Yucatán están siendo importadas. Una de las razones para esto es que es más fácil administrar una plantación de un solo producto que tiene asegurado el mercado. Otra razón es que la importación de comida para dar a los indios pone a estos en desventaja mayor que si ellos mismos la produjeran en su casa. Nominalmente el indio era libre; pero en realidad estaba siendo endeudado por su comida y, en tanto siguiera debiendo su comida, no podía abandonar la plantación [...]. Hasta hace cuatro años importábamos todo lo que comíamos [...]. Importábamos maíz […]; importábamos pollos y huevos. Ahora cosechamos el maíz que necesitamos y cosechamos algunos otros comestibles, incluso para exportar una pequeña parte. En lugar de importar leche enlatada estamos propiciando la importación de vacas. Cosechamos pues nuestros propios frutos; y esperamos que pronto cada población será sostenida por los frutos que generen sus propias tierras. Todo está dando al indio independencia económica y mayor confianza en sí mismo”.12 En ese mismo artículo, Carrillo sostiene que: “En un país agrícola, tierra y libertad son sinónimos. Esto explica nuestro lema revolucionario ‘Tierra y Libertad’”. Para los carrancistas, Alvarado incluido, liberar era sinónimo de emancipar a los peones de las labores forzosas mediante la reglamentación del trabajo, mientras que para el zapatista Carrillo es claro que la contratación libre y la sindicalización son inviables en un mundo de haciendas: un capitalismo canalla como el del sur y el sureste mexicanos, donde pretender la libertad de los campesindios sin recuperar la tierra es demagogia pura. La perspectiva de cambio del constitucionalismo es “proletarista” y apunta hacia un capitalismo armónico y equitativo; en cambio, la visión del zapatismo y del indianismo yucateco es “campesinista” y vislumbra un orden de comunidades, cooperativas y productores libres. Por esto, Carrillo es calificado de utópico, tanto por la derecha, cu-yo paradigma es el capitalismo, como por la izquierda, cuyo modelo es un socialismo al que sólo se llega proletarizando a los campesinos y civilizando a los indios.

9 Siegfried Askinasy, El problema agrario de Yucatán, Ediciones Botas, México, 1936, p. 2. 10 Ibid, pp. 58, 59.

12 Paoli, op. cit., p. 220.

11 Paoli, op. cit., pp. 100, 101.

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Reinventar la comunidad Para Carrillo y el PSS lo esencial y urgente es “dar al indio maya su estatus de hombre libre”, emanciparlo de la sumisión y el envilecimiento en el que lo ha sumido un régimen de explotación-dominación de carácter colonial. Y esto no se logra “normalizando” la posición del indio como fuerza de trabajo de las haciendas ni instruyendo que algunas fincas se transformen en cooperativas. La única posición políticamente liberadora es la zapatista, aunque pudiera parecer una “utopía” o un “retroceso”. Las tierras del latifundio finquero yucateco no cambiaron drásticamente de manos, ni era tal el propósito inmediato de la reforma agraria que emprende la administración de Carrillo. No obstante, bajo su gobierno “la reforma agraria en Yucatán avanzaba más rápidamente que en ninguna otra región, salvo en Morelos, antes de 1924”. Fusilado el 3 de enero de 1924, Carrillo ya no tuvo el año que necesitaba para cumplir sus metas. Sin embargo, en el primero de su gobierno entregó 209 mil hectáreas, en beneficio de casi 11 mil campesinos, y en el segundo llegó al medio millón.13

la mujer, como individualidad humana”.15 Y se acuerda: “Elevar un ocurso a la honorable Cámara del estado para que se decrete que la mujer yucateca tiene derecho a votar y ser votada”.16 En el segundo, se asume como tarea del partido la “emancipación integral de la mujer”. No se llega al acuerdo con facilidad, pues en la Comisión hay socialistas que sostienen la inferioridad intrínseca de la mujer con citas de Schopenhauer y de presuntos estudios fisiológicos. Con estos resolutivos era previsible que el PSS agrupara a numerosas organizaciones de mujeres, entre ellas la Liga Obrera Feminista, formada por vendedoras del mercado y trabajadoras de la Cooperativa Nueva Industrial, de productos de henequén. Pero el sexismo, del que no están ausentes los socialistas, es más furibundo entre la buena sociedad yucateca y clases medias que la acompañan. Así, cuando en 1922 la Liga Central publica 5 mil ejemplares del folleto La brújula del hogar. Medios seguros y científicos para evitar la concepción, las buenas conciencias se escandalizan por la “obscenidad” de aludir al sexo. El texto cuestionado es de la luchadora feminista Margaret Sanger (1879–1966), miembro del grupo radical neoyorkino de Greenwich Village, promotora de International Workers of the World, editora de la revista The Woman Rebel y la mayor impulsora en Estados Unidos de la legalización de la contracepción.17 En una carta pública que hoy, cuando en muchos lugares se insiste en penalizar el aborto, todos deberíamos firmar, el PSS y las Ligas ratifican su impecable postura: “¿Es o no es la mujer dueña de su cuerpo? Si lo es puede, si quiere, limitar el número de sus hijos para evitar la miseria y la esclavitud”.18

Socialismo con faldas Ni en la sociedad yucateca ni en las comunidades mayas privaba lo que hoy llamamos equidad de género. Si los indígenas sufrían opresión étnica y de clase, las mujeres padecían una carga adicional por el simple hecho de serlo. Pero los socialistas yucatecos eran sensibles a una urticante contradicción que cruza los órdenes civilizatorios. En el sueño de Alvarado el protagonismo de la mujer no pasaba de “sociedades altruistas” para satisfacer el “hambre material y espiritual de los pobres”, un feminismo que no debía caer en “ningún extremo ridículo ni contraproducente”. Pero en los tiempos de Carrillo las mujeres comienzan a empoderarse de verdad. Su hermana Elvia, que en 1912 había fundado en Motul la primera organización femenina de campesinas, participa activamente en el PSS y en 1922 es elegida diputada para el congreso local.14 Ella y Elena Torres impulsan fuertemente las cuestiones de género en los congresos de Motul e Izamal. En el primero se resuelve que: “El hombre ha sufrido la tiranía de las leyes y del capital y la mujer no sólo ha sufrido la tiranía de las leyes y del capital sino también la oprobiosa tiranía de los esposos, de los padres y aun a veces de los hijos. Los gobiernos anteriores no han querido darle significación a los derechos que tiene

Socialismo en maya El 1 de febrero de 1922, después de tomar posesión formal del gobierno del estado, Carrillo Puerto sale al balcón que da a la plaza de armas, repleta de seguidores que lo vitorean y les dirige un discurso en maya: “Ha llegado el momento de demostrar a los ‘señores’ (dzules) que sabemos administrar; que somos nosotros los constructores y no ellos; es necesario que les digamos que sin los trabajadores (macehuales) no existiría esta catedral suntuosa; que sin los trabajadores no existiría este palacio; que sin los trabajadores no existiría ese parque, donde vienen a 15 Partido Socialista de Yucatán, Primer congreso obrero socialista celebrado en Motul, estado de Yucatán, Centro de Estudios Históricos del Movimiento Obrero Mexicano, México, 1977, p. 74. 16 Ibid, p. 94.

13 Acrelio Carrillo Puerto, op. cit., p. 23.

17 Joan Martínez Alier, El ecologismo de los pobres. Conflictos ambientales y lenguajes de valoración, Icaria, Barcelona, 2004, p. 78.

14 Acrelio Carrillo Puerto, La familia Carrillo Puerto de Motul, con la revolución mexicana, Mérida, 1959, p. 83.

18 Margarita Sanger, Regulación de la natalidad. La brújula del hogar, Mérida, 1922, p. 36.

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el Museo Arqueológico e Histórico de Yucatán, y emprende la exploración de Chichén Itzá y la reconstrucción de ese centro arqueológico, que es la primera obra de este tipo realizada en México. Se acerca a mayistas ilustres, como Edward Thompson y Sylvanus Morley. En 1923 el gobierno termina una carretera que une Dzitás con las ruinas mayas de Chichén Itzá, en cuyo monumento conmemorativo se lee: “Caminante: esta carretera que une el presente con el pasado de la tierra yucateca es obra del Gobierno Socialista del C. Felipe Carrillo Puerto”. En la fiesta inaugural el gobernador pronuncia un discurso en lengua con resonancias del Popol Vuh. “Compañeros: El corazón de los mayas, la sangre de los mayas, se levantan hoy con este nuevo sol, en este nuevo día, porque ya se han hecho verdad todas las cosas que decían los hombres antiguos [...]. Compañeros: Así como los antiguos mayas hicieron Chichén, igualmente ustedes han hecho una carretera [...]. Este día nos enseña dos cosas; nos enseña las grandes obras de los antepasados y nos enseña el camino que, ahora, han hecho sus descendientes con su corazón y su sangre”. 20

El mito revolucionario Mientras que la Internacional Comunista se debatía entre la ortodoxia que reservaba la Revolución para los países de capitalismo desarrollado y la vanguardia para el proletariado, y la heterodoxia de militantes de la periferia como Manabendra Nath Roy y Ho Chi Minh, quienes reivindicaban el vínculo entre liberación nacional y socialismo y el papel revolucionario de los campesinos y las etnias,21 los revolucionarios yucatecos construían a mano una vía maya al socialismo, un comunismo indigenista que diez años antes ya había vislumbrado Ricardo Flores Magón. La demora con que la revolución arriba a la península, la coyuntura económica creada por la Gran Guerra y la influencia de la revolución rusa de 1917 posibilitan la efímera materialización en Yucatán del sueño de los visionarios. Pero hay también en el socialismo maya insoslayables ingredientes históricos, en particular la memoria de la llamada Guerra de Castas. Fue este un alzamiento indígena tradicional que hizo del mito y las profecías de los libros del Chilam Balam eficaz instrumento político. En 1850 los primigenios transmiten su mensaje por boca de José María Barrera: “Ha llegado el momento de que [las Cruces] hablen para comunicarse con sus hijos, los macehuales, y decirles que los dzulob serán severamente castigados [...]. Los macehuales tienen que alzarse ahora y vengar la sangre

fernando castro pacheco

recrearse [...]; sin los trabajadores no existirían los ferrocarriles, los automóviles, los coches; nada de lo que es útil al hombre existiría sin los trabajadores [...]. La tierra es de ustedes [y] ustedes la van a recuperar [...]. Y siendo de ustedes la tierra, y siendo ustedes quienes la trabajan, lo natural es que las cosechas también les pertenezcan”.19 La referencia a los trabajadores como creadores de toda la riqueza es muy semejante a lo que al respecto dice Marx en sus escritos económico-filosóficos de juventud, pero más que resonancias marxistas lo que destaca en el debut de una administración que, según Carrillo, constituye el “primer gobierno socialista de América”, es la apuesta por la identidad maya como palanca para cohesionar el polo revolucionario en el conflicto social yucateco: si la Casta Divina hacía gala de su criollismo, los socialistas peninsulares celebran su indianidad. Y no es retórica: en 1923, inscritos por el PSS, llegan a diputados locales indígenas mayas como José Ceh, Pedro Crespo, Braulio Euán, Demetrio Yamá. El gobierno de Carrillo inaugura en Kanasin un monumento dedicado a Cecilio Chi, Manuel Antonio Ay y Jacinto Pat, héroes del alzamiento indígena conocido como Guerra de Castas y satanizados por la oligarquía. Crea, igualmente,

20 Renán Irigoyen, Felipe Carrillo Puerto, primer gobernante socialista en México, Ediciones de la Universidad de Yucatán, Mérida, 1974, pp. 12, 13. 21 Scham y Carrére, op. cit., pp. 53-60.

19 Ibid, pp. 55-57.

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portada de el popular. diario informativo de la tarde

derramada [...]. Los macehuales no tienen nada que temer [...]. Ha llegado la hora en que los macehualob pondrán el gavilán en las altas torres de la catedral de Mérida”.22 El socialismo yucateco reivindicó la gesta de los cruzob al levantar en Kanasin el monumento a los líderes Chi, Ay y Pat. Pero la herencia de la Guerra de Castas es más profunda, pues Carrillo Puerto y el PSS retoman el ingrediente mítico del alzamiento decimonónico. Con el gobierno socialista “se han hecho realidad todas las cosas que decían los hombres antiguos”, proclama el gobernador en Dzitás ante cinco mil mayas. En la península, como en todas las sociedades desgarradas por una contradicción étnico-clasista de origen colonial, la edificación del sujeto revolucionario pasa por la reconstitución política de la identidad indígena en confrontación con el criollismo opresor y sus instituciones. Pero a diferencia de la clase, la indianidad no puede afirmarse sin recuperar su pasado profundo. No el ayer históricamente verificable ni tampoco un pasado inventado, sino un pasado mítico: imágenes, sentimientos e intuiciones que convocan al “reino milenario”; representaciones simbólicas que remiten a la vez a lo que fue y a lo que será, que son puente entre la nostalgia y la utopía.

Obregón, que literalmente deja morir solos a los yucatecos, interrumpen el curso de la utopía maya. Pero al alba del tercer milenio el “socialismo del Buen Vivir” 25 actualiza el mito revolucionario en el mundo andino y amazónico. Una insurgencia encabezada por los originarios, impensable sin reivindicaciones civilizatorias extremas como, las del boliviano Fausto Reinaga: “El pueblo de los incas era tan grande, tan civilizado, tan humano, tan digno y de tan luminosa conciencia, que no había en su tiempo otro igual sobre la faz de la tierra [...]. Ante esto toda la escala de valores de occidente se derrumba...”,26 a la que siguen movimientos fundamentalistas como el de los Ayllus Rojos, que reivindican la figura de Túpac Katari. Pero que tampoco hubiera madurado sin el diálogo con el radicalismo político occidental que asume la lucha partidista, practica la vía electoral y procura alguna clase de socialismo. El gobierno de Evo Morales en Bolivia, como el de Felipe Carrillo Puerto en Yucatán, resulta de una conjugación de tradiciones, de un venturoso diálogo intercultural. Diálogo prolongado en el que brilla la figura del peruano José Carlos Mariátegui, que en los veinte y principios de los treinta del pasado siglo desarrolla una propuesta revolucionaria del todo semejante a la que los yucatecos –cuya experiencia no conoció– habían llevado a la práctica pocos años antes. Mariátegui es marxista, pero también peruano, abreva en Lenin, pero igualmente en Sorel27 y, sin abdicar de sus convicciones, busca incorporar la realidad étnica de los países andinos en el paradigma socialista. “En países como el Perú, Bolivia [...] y Ecuador –escribe–, donde la mayor parte de la población es indígena, la reivindicación del indio es la reivindicación popular y social dominante. A través de sus propagandistas indios, la doctrina socialista, por la naturaleza de sus reivindicaciones, arraigará prontamente en las masas indígenas [...]. Una política socialista debe convertir el factor raza en factor revolucionario”.28 “El progreso de Perú será ficticio o por lo menos no será peruano, mientras no constituya la obra y no signifique el bienestar de la masa peruana, que en sus cuatro quintas partes es indígena y campesina”. “La nueva peruanidad es una cosa por crear. Su cimiento

Hoy como ayer Sucun Felipe es fusilado en el panteón de Mérida por las tropas de la oligarquía el 23 de enero de 1924. Su asesinato, la feroz represión y la pasividad cómplice del presidente

25 Boaventura de Sousa Santos, “Hablamos del Socialismo del Buen Vivir”, Revista América Latina en Movimiento, ALAI, febrero de 2010, pp. 4-7.

23 Edmundo Bolio Ontiveros, De la cuna al paredón. Anecdotario de la vida, muerte y gloria de Felipe Carrillo Puerto, Mérida, 1972, p. 78. 24 Jean Pierre Sironeau, “El retorno del mito y lo imaginario socio-político”, Casa del Tiempo, núm. extraordinario, 63-64-65, abril, mayo y junio de 1986, México, pp. 31-42.

22 Citado por Nelson Redd, op. cit., pp. 140, 141.

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Y el mito se actualiza en comportamientos rituales como los “bautizos socialistas”, las “bodas societarias” y los “Lunes Rojos”: reuniones multitudinarias de las Ligas de resistencia donde se combinaban los elementos identitarios mayas con la parafernalia socialista, en un diálogo diatópico que hubiera celebrado Boaventura de Sousa Santos. “En los llamados Lunes Rojos –relata Edmundo Bolio– se fomentó el feminismo y se teorizó sobre la homicultura, las Universidades Populares, el ‘birth control’, la eugenesia y el anticlericalismo. En estos lunes culturales [...] se celebraban con frecuencia unos bautizos socialistas que consistían en la presentación social del niño o de la niña que siempre iba desnudo, a quien luego se cubría con flores rojas, por medio de un discurso que generalmente pronunciaba el Apóstol Felipe Carrillo Puerto, cuyas palabras de igualdad, fraternidad, amor y trabajo, eran epilogadas con acordes de La Marsellesa, La Internacional o La Cucaracha, siguiendo después los poetas o las personas [que] con pensamientos revolucionarios le ofrendaban a los padres del niño una flor roja”. 23 “Los mitos son relatos ficticios que responden a la verdad”, escribió Aristóteles, y Nietzsche proclamó “el necesario renacimiento del pensamiento mítico como premisa necesaria de la vida y la ciencia”. Pero por mucho tiempo el racionalismo propio de una sociedad “desencantada”, como la del gran dinero, al que pronto se suma el racionalismo anticapitalista del “socialismo científico”, que convierte el hegeliano absolutismo del espíritu en una suerte de providencialismo de las “fuerzas productivas”, desplazan por irracionalistas a la magia, la intuición y el mito. El mito está presente en todas las rebeliones indígenas peninsulares, pero en las del temprano siglo XX convergen mito y utopía, como quiere Jean Pierre Sironeau.24 Y es que las imágenes e intuiciones que mueven a luchar se articulan con un modelo racional de sociedad libre y justa. Así, confluyen la civilización maya y el socialismo, se enlazan el ayer y el mañana como en el emblemático camino que une Chichén Itzá y Dzitás, cuya profética placa conmemorativa proclama: “Esta carretera une el pasado con el futuro”.

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histórico tiene que ser indígena.”29 Parece como si Mariátegui estuviera hablando en el Foro Social Mundial y la insurgencia de los mayas peninsulares ocurriera hoy: capitalismo canalla donde la opresión de raza de raíz colonial se entrevera con el trabajo forzado y la explotación asalariada, economías de enclave enganchadas a las trasnacionales, monocultivos interminables, dependencia alimentaria, oligarquías locales que al sentirse amenazadas impulsan autonomías reaccionarias; y por el lado soleado: revoluciones descolonizadoras protagonizadas por pueblos originarios que reescriben el socialismo desde la periferia y desde la indianidad, procesos liberadores donde cultura, identidad, reforma agraria, soberanía alimentaria y regreso al maíz son asuntos centrales, y en los que se entrelazan la insurgencia social con la lucha electoral. No es que las condiciones sociopolíticas se repitan tal cual un siglo después; es que –a despecho de la flecha del tiempo– la historia no es el ordenado encadenamiento de estadios progresivos, diferenciados y homogéneos que nos vendió la modernidad. En vez de sucederse, las diversas formaciones del capitalismo coexisten. Más que secuencia epocal, la diversidad que llamamos historia es simultaneidad abigarrada de mundos que se combinan y traslapan en un presente perpetuo que contiene todos los pasados, aunque no todos los futuros. Hoy es ayer, que es hoy, que –espero– no será mañana.

26 Citado por Félix Patzi, Sistema comunal. Una propuesta alternativa al sistema liberal, Comunidad de Estudios Alternativos, La Paz, 2004, pp. 73, 74. 27 Esteban Rodríguez, “El marxismo mestizo. El papel del mito político en Nuestra América”, en Vigencia de Juan Carlos Mariátegui. Ensayos sobre su pensamiento, Dialektik, Buenos Aires, 2009, pp. 34-48; y María Florencia Greco, “En busca de una gran ficción que sea su mito y estrella. Una aproximación al pensamiento político mariateguiano”, en Vigencia…, pp. 65-79. 28 José Carlos Mariátegui, Ideología y política, Biblioteca Amayuta, Lima, 1969, pp. 32, 33.

29 Ibid., p. 227.

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LO QUE ESCRIBE UN POLÍTICO QUE ESCRIBE (En torno a La mafia que se adueñó de México... y el 2012, de López Obrador) Armando Bartra

En el siglo XX hubo, igualmente, gente que escribió libros y se metió en política, como Vasconcelos, Torres Bodet, Reyes Heroles, Arturo Warman y hasta Jaime Sabines, quien fue diputado por el PRI. Pero también ellos eran escritores que incursionaban en la política, y en algunos casos –Torres Bodet, Warman, Sabines– su paso por las instituciones públicas fue en demérito de su obra. Sin olvidar los mamotretos que escribieron –o dictaron– ex-presidentes como Portes Gil, López Portillo y Salinas; libros que en realidad son recuentos a toro pasado, amañados y autoexculpatorios. Así pues, lo cierto es que en México los políticos profesionales no escriben, mientras que Andrés Manuel sí lo hace, y mucho. ¿Por qué? Aventuro una hipótesis: los políticos del sistema son por naturaleza simuladores, acomodaticios, trapecistas, chaqueteros, veletas que cambian de opinión según sopla el viento. Y escribir es dejar constancia de posiciones e ideas de las que en cualquier momento tendrán que abdicar. Para los mentirosos profesionales como Zedillo, quien dijo que al reprivatizarse la banca seguiría siendo nacional; o Fox, quien prometió castigar a Salinas; o Calderón, que sostuvo que el PAN no firmaría el Fobaproa, escribir sería una forma de balconear su oportunismo, un riesgo innecesario. Por eso, porque son mentirosos compulsivos, los políticos del sistema mejor no escriben. En cambio, para Andrés Manuel, publicar libros es poner por escrito su visión del país y su proyecto de futuro, es dejar constancia de ideas y propósitos. Para Andrés Manuel escribir es hacer público su compromiso con la gente. Un compromiso que, ante el envilecimiento de la nación, es por necesidad opositor al modelo que impulsan los responsables de la debacle. Y en México los políticos de oposición escriben: Flores Magón era prolífico como periodista, José Revueltas publicaba literatura y ensayo, Heberto Castillo escribía mucho. A esta estirpe de escribidores comprometidos y contestatarios pertenece Andrés Manuel.

Andrés Manuel López Obrador es un político atípico: ha escrito nueve libros en un país donde los políticos no escriben ¿Por qué Andrés Manuel escribe y los otros no? Se me dirá que en el siglo XIX José María Luis Mora, Ignacio Ramírez, Guillermo Prieto, Zarco, Altamirano, Riva Palacio, fueron ministros, cancilleres, diputados, gobernadores y escribieron hartos libros: poesía, novela, teatro, pero también historia, derecho, sociología, economía, además de incontables artículos periodísticos. Lo que pasa es que ellos eran hombres de letras metidos a políticos, no políticos profesionales. Además de que por esos años hacer política era tarea de construcción nacional; un acto generoso y muchas veces arriesgado. en el horno del centenario

*** La mafia que se adueñó de México... y el 2012 es un libro de circunstancias. Pero las circunstancias que transitamos son de encrucijada histórica; vivimos un fin de época y escribir sobre la coyuntura presente significa ponderar el pasado y avizorar el porvenir. 70

la vida pública, tendrá que ser obra de lo que Andrés Manuel llama “una nueva corriente de pensamiento”. El capítulo III, titulado “La resistencia y el peregrinar por el país” es, para mi gusto, el corazón del libro, porque ahí se documenta el sustento de la esperanza. Dicen los desesperanzados que un pesimista es un optimista bien informado. Yo sostengo exactamente lo contrario: los pesimistas son pesimistas por falta de información pertinente. En verdad un optimista es un pesimista bien informado. Y, sin duda, el acendrado optimismo de Andrés Manuel se origina en la abundante y privilegiada información de que dispone, y que proviene de que conoce como nadie el ánimo y la disposición de los mexicanos de a pie. Como ningún otro, Andrés Manuel le ha medido el agua a los camotes, ha palpado los sentimientos de la nación, se ha percatado de las energías, las capacidades, las virtudes, los defectos de los mexicanos del común. Antes, conocer un país era recorrerlo a ras de tierra. Así lo hicieron en México viajeros como Humboldt, etnólogos como Manuel Gamio, economistas de a caballo como Moisés T. De la Peña, geógrafos trashumantes como Ángel Bassols, agrónomos de huarache como Hernández Xolocotzi y políticos verdaderos como el general Cárdenas. Ahora, en cambio, se piensa que se puede comprender a México por encuestas, por estadísticas, por grupos de enfoque y “baños de pueblo” debidamente desodorados y sanitizados. A contrapelo, Andrés Manuel desempolvó la vieja tradición del conocimiento presencial, y desde hace casi cinco años, al emprender la campaña por la presidencia, decidió conocer el país de bulto, apersonarse con los mexicanos en los lugares donde habitan. Pero Andrés Manuel de plano no se mide: pata de perro como nadie, después de 2006 decidió realizar asambleas y formar comités en cada uno de los casi 2500 municipios del país, recorriendo para ello 175 mil kilómetros. Y cuando se le acabaron los municipios, marchó de nueva cuenta por toda la República reuniéndose en las ciudades importantes con los representantes de los comités. Casi 200 mil kilómetros, la mayoría por malos caminos: cinco vueltas al planeta por la parte más ancha, la mitad de la distancia de la tierra a la luna. En el libro nos da una probadita de sus experiencias: caminos virtuales, pueblos desolados donde falta todo menos los refrescos, las enfermedades, las carencias, la precariedad, la desolación. Pero donde también hay gente trabajadora, creativa, animosa, salidora, dicharachera, entrona, solidaria, alzada, “gente buena”, como gusta decir Andrés Manuel. Si leen el libro igual se enteran de que en la Costa de Guerrero al caldo de mariscos le

Los cuatro capítulos del libro no son arbitrarios: el primero documenta el encumbramiento de la oligarquía rapaz que hoy nos gobierna; el segundo da cuenta de la ruina del país y la pobreza del pueblo; el tercero sustenta la esperanza en un recuento nacional del ánimo rebelde de la ciudadanía y el cuarto aborda la trascendencia del 2012: lo que se juega en esa coyuntura. En el capítulo I, titulado “El saqueo”, se plantea una tesis fundamental: la dictadura del mercado y la privatización de lo público, propias del neoliberalismo, no son ocurrencia de tecnócratas, sino mandato de las trasnacionales en la fase gandalla del capitalismo global. En el caso de México, la subasta de los bienes de la nación permitió el encumbramiento de un puñado de potentados rapaces y especuladores, con lo que pasamos de gobiernos autoritarios que fomentaban el enriquecimiento de una burguesía hija de la revolución hecha gobierno, al dominio directo de una oligarquía prohijada en los últimos 25 años por el PRI y el PAN. Así, hoy, mediante su control económico y mediático, los “dueños de México” ejercen un gobierno de facto, manejando como pelele a la autoridad formal y haciendo nugatorio el Estado de Derecho. Con pelos y señales, Andrés Manuel documenta el encumbramiento de “la mafia” oligárquica, pero al hacerlo da cuenta también de que el gran dinero realmente existente no es el capital innovador, productivo y arriesgado del que hablan los libros apologéticos –y hasta los libros críticos– sino un capital especulativo, predador, rentista y gandalla del que en México son ejemplos la banca mayoritariamente extranjera, Telmex y aún más sus presuntas competidoras trasnacionales, el duopolio televisivo, los contratistas de Pemex, las constructoras de desarrollos habitacionales, los hoteleros del “gran turismo”, las mineras canadienses. Y de paso, el tabasqueño deja constancia de que –contra lo que sugiere la palabra– los tecnócratas no son expertos y calificados, sino burdos saqueadores, ladrones del montón; en una palabra: pillos. En el capítulo II, titulado “Abandono, corrupción y pobreza”, se describe la ruina de la nación: un país que hace cien años era vanguardia latinoamericana en transformaciones sociales progresistas y justicieras, hoy es zaguero, cabuz, furgón de cola de un subcontinente en donde en casi todos los países gobiernan las izquierdas y donde soplan inspiradores vientos de transformación. Aquí, en cambio, hay estancamiento económico, hay agrocidio, hay destrucción de la industria pequeña y mediana que genera ocho de cada diez empleos, hay desmantelamiento del Estado social. Vergüenza debía de darles a quienes dicen que gobiernan. Pero no les da, de modo que la necesaria, la urgente regeneración de 71

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a la nación un proyecto claro y un liderazgo creíble es mucho más importante que no despertar enconos. Un político verdadero no es monedita de oro. A la hora de elegir candidato habrá, pues, que ponderarlo todo. Pero por encima de cualquier otra cosa, habrá que sopesar el prestigio, la autoridad, la invaluable credibilidad de Andrés Manuel, adquiridas nadando contra la corriente.

llaman “rompe catres”, y sobre todo se darán cuenta de por qué Andrés Manuel se acabó de convencer de que en las comunidades indígenas está la mayor reserva civilizatoria del país. Y es que recorrer los 500 y pico municipios de Oaxaca dice más que todos los rollos indiófilos del mundo. En el último capítulo, titulado lacónicamente “2012”, Andrés Manuel presenta el decálogo programático que leyó en el Zócalo el 22 de diciembre de 2009 y define una vez más su posición respecto de las próximas elecciones federales, como oportunidad para plantear ante el pueblo de México una disyuntiva que hoy –cuando el PAN y el PRI se mimetizan– es más cierta que nunca: dos caminos se abren ante la nación, el de la regeneración y el cambio verdadero o el de la continuidad de los poderes y políticas que nos llevaron a la ruina. La tarea, dice Andrés Manuel, es hacer llegar el fondo de esta disyuntiva a todos los mexicanos, de modo que en 2012 nadie pueda llamarse a engaño. Si aun así votan por el PRI, es decir, por el regreso de Santa Anna, pues...ya estaría de Dios. Andrés Manuel reitera también, en este último capítulo, su respeto por la postura de Marcelo Ebrard y por su trabajo como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, e insiste en que en 2012 “el candidato de las fuerzas progresistas debe ser el que esté mejor posicionado”. Expresiones importantes, pero marginales al contenido principal del libro, que sin embargo serán, muy posiblemente, las únicas que recojan y malinterpreten la mayoría de los medios de comunicación. La afirmación de que será la opinión ciudadana la que decida la candidatura puede parecer retórica, viniendo de quien ha construido a mano y encabeza personalmente un enorme movimiento ciudadano que tiene el 2012 en la mira. Pienso que no lo es. Y no lo es porque la construcción del movimiento obradorista ha tenido un costo, un precio que pudiera tener efectos electorales. Me explico. En 2006 Andrés Manuel sabía que no se puede nadar y guardar la ropa. Y decidió nadar, nadar a contracorriente 200 mil kilómetros de nación y de ciudadanía. Y quizá la ropa se humedeció un poco. En los últimos años Andrés Manuel se ha ganado la adhesión ferviente, decidida, organizada y militante de dos millones y medio de mexicanos y la simpatía y respeto de muchos millones más. Pero se ganó también el rechazo explícito de muchos otros, que posiblemente serían neutrales si el tabasqueño hubiera decidido quedarse quieto y nadar de a muertito. Me parece a mí que para un hombre como Andrés Manuel no había opción; crear un movimiento nacional, organizar desde abajo una gran fuerza societaria y ofrecer en el horno del centenario

*** En la parte final, Andrés Manuel nos explica por qué el regreso del PRI sería como el retorno de Santa Anna. Y lo hace en páginas afiladas y brillantes donde se plasman los mejores talentos del tabasqueño: un hombre apasionado por la historia al tiempo que avezado en extraer lecciones para el presente de las experiencias del pasado. Y es que, en efecto, el síndrome nacional que está detrás de la ominosa recuperación del dinosaurio priísta es muy semejante al que hace un siglo y medio permitió que el vendepatrias de Manga de Clavo fuera nombrado presidente por undécima vez. Amigos, neutrales y antagonistas. Les recomiendo mucho que lean este libro. Que lo lean con cuidado, de manera reflexiva y crítica. Estoy seguro de que al final habrán aprendido mucho, no sobre Calderonia, sino sobre el México real. Y creo, también, que comprenderán mejor a Andrés Manuel. Texto leído por Armando Bartra en la presentación del libro de Andrés Manuel López Obrador, el 10 de junio del presente.

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Los retales de Juan Rulfo

Retales [6]1 Víctor Jiménez

Alberto Vital, el biógrafo de Juan Rulfo, tenía hace tiempo interés en explorar un episodio de la actividad literaria de Juan Rulfo no completamente desconocido pero sí poco estudiado: de mayo de 1964 a noviembre de 1966, al principio de manera mensual y después con interrupciones, Juan Rulfo entregó a la revista El Cuento, creada por su amigo Edmundo Valadés, un total de 17 textos, aunque no de su autoría precisamente. Se trataba de algunos cuentos, un poema, fragmentos de novelas, textos de historia o antropología No los precedía ninguna nota; sólo se informaba que esa sección estaba a cargo de Juan Rulfo. Su nombre, Retales, alude a fragmentos, trozos de tela: eran, en fin, muestras de las lecturas de Juan Rulfo. Vital se propuso reunir esos textos, con un estudio suyo y de Sonia Peña que permite rastrear el origen de los mismos, así como descubrir las estrategias de transcripción de Rulfo, ya que a veces modifica sutilmente alguna parte de ellos. Como Vital destaca, el común denominador de los retales es la demostración de que Rulfo estaba en lo cierto cuando decía: “Leo, eso sí; soy un profesional de la lectura, me interesa mucho la lectura. Y [ ] no es por modestia, pero quizá hay pocos autores que leen como yo, a veces leo dos libros por noche amanezco leyendo, soy un vicioso de la lectura”. El trabajo de Alberto Vital concluyó felizmente con la publicación del libro Retales: compilación de Juan Rulfo, publicado por Editorial Terracota, de México, en noviembre de 2008. En el mismo se aparecen los 17 textos publicados en El cuento con las notas de Vital y Peña. Uno de estos retales, el sexto, aparecido en el número seis de El Cuento, de octubre de 1964, lleva sólo el nombre de su autor como cabeza: Gregor von Rezzori. Proviene de El húsar de Chernopol, traducción de Carmen Castañeda, publicado en 1960 en Barcelona por Seix Barral, como descubrieron Vital y Peña. Aumenta su interés si consignamos que en diciembre de 2008 la revista SP daba a conocer la traducción al español de un elogio a Von Rezzori leído por Claudio Magris en 2007. En ese texto alude Magris, por cierto, al mismo fragmento que había impresionado a Juan Rulfo. Lo presentamos a los lectores de Rojo-amate. rulfo en el centro

Por Gregor Von Rezzori Selección de Juan Rulfo

Existen realidades por encima y por debajo de la nuestra, la cual como única que conocemos, nos parece la sola realidad existente. Un hombre sale tambaleándose de la barahúnda ensordecedora de un antro a la incierta luz del amanecer. En la arriesgada e imprecisa seguridad de sus movimientos –la mortalmente seria pirueta del payaso– se advierte al bebedor habitual. Su rostro es el campo de cráteres de un satélite perdido. En su vacilante cerebro excitado se entremezclan los gritos de la taberna, discusiones filosóficas, orgullo, humildad, citas, obscenidades, odio, soledad, credulidad, pureza, desesperación: no conoce el camino de su casa. Y marcha como un sonámbulo hasta el siguiente cruce de calles, por el que pasan lo rieles del tranvía: dos serpientes de brillo apagado. Allí, a tientas, con la cabeza erguida como un ciego, mete el bastón en el carril y se deja guiar como asido a una pértiga. La punta del bastón va levantando, en oleadas, hojas podridas, basura, grava, barro y agua sucia. Sus zapatos chapotean en los charcos, tropiezan con los adoquines desiguales, se hunden en la grava, se envuelven en el polvo. La niebla le golpea la cara como algodón húmedo, el viento le sacude los mechones que asoman bajo el sombrero, cayéndole sobre la frente; el rocío se le fija en la boca, dándole un gusto salado, y forma gotas que le hacen cosquillas en las comisuras de los labios, porque la piel de sus mejillas es grasienta y no las absorbe. Marcha, pues, murmurando; a veces habla en voz alta, entona una canción, la interrumpe, se ríe, se calla, vuelve a rezongar. Mira ante él en línea recta, con los ojos muy

abiertos, como los de los ciegos; sin parpadear, como los de los dioses. Así atraviesa la ciudad de un extremo a otro. La ciudad está situada en un lugar del viejo sudeste de Europa y se llama Chernopol. El hombre no sabe nada de la realidad de la ciudad. Ni nota que la ciudad se despierta, no se da cuenta de cómo las blanquecinas luces de los arcos voltaicos se van apagando por encima de su cabeza y cómo en las casas a izquierda y derecha, aquí y allá, destacan los rectángulos de las ventanas iluminadas. No ve los carros entoldados de los panaderos salir dando tumbos de las oscuras calles laterales. No percibe el olor cálido, pesado, del pan recién cocido, no oye el traqueteo de los carros de los campesinos que en pacientes filas se dirigen al mercado, ni el resonar de las herraduras de sus flacos caballos, venidos de la llanura a las grandes y tristes calles. No sabe nada de las risas de los últimos noctámbulos con que se cruza, ni de la inútil llamada del policía que no lo conoce, ni de las sombras que se desprenden de los porches negros de las casas y marchan a lo largo de las calles hacia metas desconocidas; no sabe nada del cielo sulfuroso que se despliega por encima de las copas de los árboles, como un cielo del día del Juicio; ni tampoco del chirriar desafinado del primer tranvía que sale de la curva de su terminal y enfila la recta, viniendo a su encuentro. Ningún hombre hace otra cosa que marchar al encuentro de su muerte. No oye tampoco el grito lastimero y nostálgico de los trenes a lo lejos, al abandonar la ciudad para lanzarse, solos, en el país perdido, hacia una realidad diferente, solitaria y magnífica en sí misma, remota y nostálgica. Porque todos –los hombres y las ciudades– están perdidos en su soledad.

1 Revista El Cuento, año 1, tomo i, número 6, p. 15. México, octubre de 1964. El compilador lo extrajo de El húsar de Chernopol. Título de la versión original: Ein Hermelin in Tschernopol, Rowohlt, Hamburgo, 1958. Traducción del alemán por Carmen Castañeda, Seix Barral, Barcelona, 1960, pp. 9-10. La edición utilizada para el cotejo se encuentra en la Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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El lugar de Rulfo Víctor Jiménez

“No hay nadie tan necio que alabe el Quijote”, dirá Lope de Vega, el mimado de las musas y del público, aquel a quien hubiera estado destinado el primer Premio Cervantes, de haber existido entonces tal galardón. Andrés Trapiello

El título de este texto copia el de un artículo y libro de Jorge Rufinnelli de 1977 y 1980, respectivamente.1 El académico uruguayo trataba entonces de enmarcar la obra de Juan Rulfo en el panorama de la literatura de su tiempo para concluir que la diversidad de lecturas que había recibido bastaba “para admirarla y ubicar con justicia a su autor entre los máximos exponentes de la literatura de nuestro siglo”.2 Ese mismo título tendría aquí una intención similar, aunque diferente en alcance: ¿cuál sería el lugar de Rulfo en el panorama de la literatura mexicana —considerada como un todo— en 2010, cuando nos acercamos ya al primer cuarto de siglo de la desaparición física del escritor? Andrés Trapiello, autor de una biografía de Cervantes, reprodujo en ocasión del IV Centenario del Quijote (2005) la conocida opinión que sobre la obra de Cervantes tenía Lope de Vega, trasladando la relación entre ambos autores al contexto de la vida literaria de nuestro tiempo: el exitoso escritor-cortesano no hubiese desdeñado apropiarse del premio que lleva el nombre del “autor para necios”.3 No es seguro que en realidad desdeñase al Quijote; lo más probable es que lo irritase el reconocimiento que había recibido e intentase empañarlo para alejar una fastidiosa sombra sobre su propia obra. Debió sorprenderle que alguien carente de todo relieve social fuese el autor de una obra calificada por otros como notable: sólo podían ser necios... Francisco Rico, el notable cervantista de nuestra época demostró que la consagración del Quijote como un clásico se produjo primero fuera de las fronteras españolas y sólo después, a remolque (se le acusaba de exhibir “los vicios de España”), en su país de origen.4

Cervantes trataba de mejorar su opaca biografía con la historia de su participación en la célebre batalla que lo había baldado. No era suficiente. En el siglo xix Charles Augustin Sainte-Beuve, el máximo crítico literario francés de entonces, había dictaminado que si un autor carecía de una atractiva personalidad su obra no podía valer nada. Era el caso de algunos que descalificó por tal causa: Stendhal, Baudelaire y el propio Flaubert, a quien perdonó la vida dándole consejos para escribir mejor. Flaubert le respondió con La educación sentimental, donde caricaturiza al cacique literario, pero tuvo que lamentar que Sainte-Beuve muriese antes de la aparición de su novela. Lope de Vega había sido cortesano y funcionario honorario de la Inquisición, Sainte-Beuve fue senador vitalicio con Napoleón III e “inquisidor” literario en el nuevo tribunal del periodismo de masas, además de mediocre poeta y novelista. Desde ese púlpito no sólo se encargó de fulminar a los mencionados, también impulsó a quienes lo seducían por su atractiva personalidad y brillante conversación. Todos han pasado al olvido. Cuando Marcel Proust inicia lo que será En busca del tiempo perdido, en la década de 1900, concibe una extraña obra mixta en la que alterna tanto evocaciones de su infancia como las reflexiones que dedicó al crítico decimonónico. El proyecto fue rechazado por el editor y sólo se publicó de manera póstuma, en 1956, con el título de Contra Sainte-Beuve. La parte correspondiente es una feroz demolición del periodista decimonónico, excluyendo consideraciones personales (el crítico murió en 1870 y el inventor de Combray nacería en 1871), en la que Proust explora la verdadera naturaleza de la literatura para demoler todos los supuestos de la crítica literaria ejercida por Sainte-Beuve. En el mismo siglo xix Balzac se ocuparía del campo del que había emergido Sainte-Beuve: con el personaje de Lucien de Rubempré describe la trayectoria de un provinciano aspirante a escritor que, emigrado a París, se encuentra al mismo tiempo con uno verdadero y otro

1 “El lugar de Rulfo”, en El lugar de Rulfo y otros ensayos, Universidad Veracruzana, Xalapa, 1980, pp. 9-40. 2 El lugar de Rulfo y otros ensayos, p. 40. 3 Andrés Trapiello, “Cosa de brujos”, Babelia, 23 de abril de 2005, p. 2. 4 Francisco Rico, “De cómo el ‘Quijote’ llegó a ser un ‘clásico’ también en España”, Babelia, 23 de abril de 2005, p. 3.

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(lo que no estuvo al margen de los cálculos políticos acostumbrados en la Academia Sueca), fue entrevistado en París el día posterior al anuncio de su premio por la periodista mexicana Mónica Delgado, del diario Reforma. Cito una parte de las palabras que intercambiaron: ¿Qué obras o autores han influido en su universo literario? –Hay tantos. Pero le puedo decir que entre los que más me gustan y más admiro están los latinoamericanos y, en particular un mexicano que me gusta muchísimo. Lo leí en China, porque allá los autores latinoamericanos son muy traducidos. Hay uno que es maravilloso, pero espere, espere (frunce el ceño y junta las manos), no recuerdo exactamente su nombre. ¿Octavio Paz, Carlos Fuentes? –Paz, claro que lo conozco. También he leído a Fuentes, claro. Pero no son ellos, espere. ¿Será Juan Rulfo? –¡Rulfo! ¡Eso! ¡Magnífico! Me gusta mucho, incluso cuando se publicó en China uno de sus libros escribí una crítica e hice un gran elogio de su arte. Es también alguien que yo considero universal. No lo siento lejano. Ya Paul Valéry había observado cómo la obra literaria puede terminar por imponerse sobre su autor, lo que llamó la atención de Hannah Arendt, quien lo cita a este propósito. Este fenómeno sería como el negativo de la vida literaria, y no sólo Cervantes deslumbra muy poco frente a su Quijote; el mismo Shakespeare parecería una sombra de contornos difusos tras sus dramas y personajes. El alegato de Proust contra Sainte-Beuve se centra en el “culto a la personalidad” del autor que el crítico había colocado como eje de la valoración de una obra literaria. Las “personalidades” de Paz y Fuentes (sus nombres continuamente repetidos en la prensa) hacen que acudan primero a la memoria de Mónica Delgado. El autor chino recuerda esos nombres, cuya obra no parece importarle en absoluto, pero no el del autor (menos mediático) de la obra que realmente le interesa. Proust hubiese comprendido muy bien este contraste. Lo notable, por lo demás, es que el propio Gao tome la iniciativa de afirmar que Rulfo “es también alguien que yo considero universal”. García Márquez dijo en 1980, a propósito de la brevedad de la obra de Rulfo, algo sobre su previsible posteridad: “No son más de 300 páginas, pero son casi tantas, y creo que tan perdurables, como las que conocemos de Sófocles.” En qué medida está fuera del alcance del escritor que llegue a la cima de la vida literaria garantizar para su obra las ansiadas universalidad y posteridad lo muestra Javier Marías con el caso de Camilo José Cela: “Entre nosotros fue Cela el escritor que más se preocupó por quedar, y a ello dedicó buena parte de sus energías. Inseguro de su valía, conservó, ordenó y ar-

que le abre las puertas de la “vida literaria”; es decir, el mundo en que la crítica se escribe en unos periódicos plenamente conscientes de sus intereses económicos y políticos. Deslumbrado, Rubempré se presta a un juego que terminará por desecharlo con la misma rapidez con que lo utilizó. Sainte-Beuve, sin embargo, tuvo mejor suerte que el personaje de Balzac. No sería difícil definir el perfil de un protagonista que, con ejemplos que van de Lope de Vega a Rubempré y Sainte-Beuve, sigue hoy tan vivo e influyente como en el pasado. También existe en México, naturalmente, y su habitat es aún el del siglo xix: el periodismo. Directores de revistas, articulistas frecuentes, colaboradores de la prensa, quizá los más conspicuos de las últimas décadas sean Octavio Paz y Carlos Fuentes (sin olvidar que el primero tomó previsiones mediáticas para el futuro). No debería extrañarnos, en fin, que el argentino Ricardo Piglia haya definido a Octavio Paz sobre todo como un periodista. El autor de El laberinto de la soledad supo muy pronto que esa era la vía para acceder al puesto dominante en la vida literaria mexicana. Fuentes lleva toda la vida concediendo entrevistas a la prensa y escribiendo artículos, además de dictar conferencias por todo el planeta. Ambos supieron convertirse en recipiendarios de premios importantes: como el Cervantes, para no hablar del Nobel de Paz. El periodismo literario, por último, hace crecer a sus practicantes a los ojos del poder político y económico convirtiéndolos en figuras con poder propio. No consigue, empero, atraer de manera duradera otro tipo de reconocimiento, el de los lectores, sobre todo si los imaginamos dispersos a lo ancho de la geografía y lo largo del tiempo. Nos referimos a la universalidad y a la posteridad de una obra: ambas son los límites de la vida literaria y pertenecen en forma exclusiva al territorio de la literatura. Regresemos a Juan Rulfo. Hace poco se ha publicado un título, Juan Rulfo: otras miradas, que trata de explorar este último tipo de reconocimiento, atendiendo a la amplitud geográfica que cubre ya su obra y al hecho de que sus dos libros emblemáticos, El Llano en llamas y Pedro Páramo, han rebasado ya el medio siglo y siguen aumentando sus ediciones en todas las lenguas. La obra de Rulfo comenzó muy pronto a recibir el elogio de escritores y críticos mexicanos y extranjeros de primera importancia —entre éstos Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges, Susan Sontag, Kenzaburo Oé, Günter Grass, Tahar Ben Jelloun o Gao Xingjiang—, y me quiero detener en el último porque ilustra de manera muy clara la diferencia entre el brillo que concede la vida literaria y el prestigio que proporciona la autoría de una gran obra. El ganador del Nobel en 2000, primer autor chino en obtenerlo rulfo en el centro

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chivó sus originales y cartas, se afanó por que en su colección no faltase una sola edición de cualquiera de sus títulos, por insignificante que fuese. Hasta reescribió a mano, y a destiempo, el único original que había perdido o regalado, el de La familia de Pascual Duarte, convirtiéndose así en un extraño falsificador de sí mismo. Según las últimas noticias, cuanto atesoró con megalomanía y obsesión en la Fundación Cela, recaudando dinero público para su construcción, empieza a deteriorarse y a ser víctima de la incuria y la bancarrota. Y al parecer casi nadie se molesta en visitar su sede. Murió hace sólo ocho años y además recibió el Premio Nobel, pero no estoy seguro de que se lo lea ya mucho. Que algo dure hoy diez años es un milagro, quizá –salvo excepciones incomprensibles– la forma máxima de la posteridad.5 Camilo José Cela recibió también ese premio, el Cervantes, que Lope de Vega habría luchado, intrigando, por obtener. Pronto podría engrosar la lista de los recipiendarios de grandes premios cuya obra nadie lee. Y ya que estamos con Javier Marías, el escritor español parece muy interesado desde hace años en el tema de la posteridad, y en relación con esto se ocupó del caso de Juan Rulfo. En 1989 publicó Marías por primera vez una colección de cuentos escritos por autores de una obra breve, o de la que sólo habría sobrevivido una pieza. En la Introducción decía: “Siempre se ha dicho que pasar a esa historia [de la literatura] no depende de la cantidad de obra escrita, y quienes lo sostienen no carecen de buenos ejemplos a los que recurrir: desde Benjamin Constant,

que hoy ocuparía el mismo lugar que ocupa si sólo hubiera publicado su novelita Adolphe, hasta el máximo caso de nuestros tiempos, Juan Rulfo, hoy por hoy venerado (aunque ya veremos mañana) por sus celebérrimas doscientos y pico páginas.” 6 No es imposible ver en Marías una hispánica esperanza de que el prestigio de la obra de Rulfo se diluya con el tiempo. Bien: quince años después, en enero de 2004, volvía a publicar la misma antología con la misma Introducción. Ya van, en este 2010, 21 años desde que la escribió (él, que considera difícil que una obra dure más de diez años). En ese lapso han aumentado mucho, como ya dije, las ediciones de la obra de Rulfo en español y los más diversos idiomas, sin mencionar la posición que ocupan sus libros en encuestas de todo origen que indagan sobre el canon literario de nuestra lengua o al margen de cualquier idioma, y ya se trate de la época moderna o a lo largo de la historia: es siempre la única obra de un autor mexicano que aparece en estas valoraciones. Hablamos, además, de ejercicios realizados en la última década. Nadie tiene asegurada la posteridad, pero la obra de Rulfo, que ha alcanzado una notable universalidad rebasado el medio siglo de su publicación, parece caminar con firmeza (y sin compañía nacional) hacia ella. Este artículo podría parecer una larga digresión sobre el tema que se adelanta en su primer párrafo, pero el recorrido es necesario si se desean poner sobre la mesa los elementos de juicio que permitan indagar cuál sería el lugar de Rulfo en la literatura mexicana.

5 Javier Marías, “La breve vida de la posteridad”, La zona fantasma, en El País Semanal, 28 de febrero de 2010.

6 Javier Marías (selección de textos), Introducción, en Cuentos únicos. Edición ampliada, Reino de Redonda, Barcelona, 2004, p. 11.

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Presentación

Releer a Rulfo desde Otras miradas Alberto Vital

El texto que ahora se presenta fue leído por Alberto Vital en la presentación del libro Juan Rulfo: otras miradas, el 12 de mayo de 2010, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Víctor Jiménez, Julio Moguel, Jorge Zepeda (coordinadores), Juan Rulfo: otras miradas, México, Juan Pablos Editor/Fundación Juan Rulfo/Gobierno de Michoacán, 2010.

de la fractura y de la fractura de la tradición; como un país donde la fractura se ha vuelto tradición y donde la tradición se fractura a cada paso. Ya están muy lejanos los tiempos en que, así fuera sólo en el arte, romper la tradición era necesario. Hoy más nos vale la continuidad dentro de una permanente renovación e innovación. Tradición, por cierto, no debe ser visto como un concepto conservador y pasivo. Es todo lo contrario: es traer el pasado a cuentas; es traer lo mejor del pasado, lo vivo del pasado, al sitio que le corresponde: el presente, el diálogo con el presente. Regatear los altísimos niveles de Juan Rulfo, ponerse remilgoso o astutamente elogiosodesdeñoso (o desdeñoso-elogioso) con él, no le hace, insisto, ningún daño al escritor y fotógrafo que es objeto de este libro. Nos lo hace a nosotros. Y el perjuicio es todavía mayor para los jóvenes escritores, investigadores o docentes que ya formamos parte, bien que mal, de la institución académica y del sistema literario. El libro colectivo Juan Rulfo: otras miradas, animado por Víctor Jiménez, Julio Moguel y Jorge Zepeda y editado por Juan Pablos, la Fundación Juan Rulfo y distintas instancias del actual gobierno de Michoacán, es susceptible de ser visto como una aportación fundamental no sólo a la tarea de sanar esa fractura, sino, en otro orden de cosas, a la búsqueda de un modelo de arbitraje para la vida y la salud de dicho sistema. Pongo, sí, sobre la mesa, el concepto de arbitraje, pues Juan Rulfo: otras miradas merece ser visto como un volumen que sienta las bases de un modelo general de arbitraje y de un arbitraje concreto acerca del sistema de la literatura mexicana. Y nuevamente: Juan Rulfo no necesita ningún sistema alrededor suyo; es el sistema el que bien hará en constituirse o reconstituirse arbitrando con respecto al canon y colocando a Rulfo en su cúspide, aunque Rulfo se le salga de las manos y sea leído y apreciado mucho más allá de las fronteras de un sistema literario nacional, continental o de la lengua española. Si me pongo a tono con los días próximos, diré que el sistema literario actual en México, y probablemente en todo el ámbito de la lengua española, es como una cancha de futbol con muchos partidos simultáneos, con jugadores buenos, regulares y malos, sin ningún árbitro (o ningún árbitro que se note y sea tomado en cuenta) y

En su texto sobre la relación entre François Villon y Paul Verlaine, Paul Valéry se admiraba de que desde los remotísimos años de Villon y gracias a la versátil y bien medida poesía de éste, innovadora y clásica a la vez tanto en la forma como en el fondo, la poesía francesa gozara de una continuidad que no ha perdido pasados varios siglos. En México, no valorar como se debe a Juan Rulfo no le hace ningún daño al autor de Pedro Páramo; le hace un daño inmenso a la continuidad de la mejor tradición de la literatura mexicana, aun cuando Rulfo no cabe ni lejanamente en los límites de una literatura nacional y mucho menos regional, según lo recuerda el autor del preámbulo del libro que aquí nos ocupa, Jorge Zepeda. No sólo en la literatura, sino en todos los órdenes, México puede definirse hoy como el país de la tradición rulfo en el centro

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sía (o poiesis) colocando a Rulfo en el sitio de piedra angular: las desmoronadas piedras de Pedro Páramo son piedras angulares que en cualquier momento sirven de base para fundar o refundar una literatura (si el doctor José Narro ha dicho que urge refundar la República, nada nos cuesta subirnos al mismo carro y añadir que, de paso, también urge refundar el sistema literario mexicano). Si en algún momento se rompió el vínculo con Rulfo (hace un par de años el periódico Reforma entrevistó a uno o dos jovencitos ignotos y éstos se declararon alejados del escritor, poco afines a él; el periódico generalizó sin sustento y “cabeceó” con la noticia de que los jóvenes escritores ya no leen a Rulfo; si esto fuera cierto, habría que recurrir a Bertolt Brecht y decir que urge disolver al país entero, o por lo menos a las nuevas generaciones de plumíferos, y convocar a elecciones), el presente volumen nos puede ser sumamente útil para que recuperemos el puro y llano placer de acercarnos a nuestra piedra angular, desechada por más de un arquitecto autóctono (pero no por el arquitecto Víctor Jiménez). En general, Juan Rulfo: otras miradas hace un aporte valiosísimo 1) a la teoría de la recepción en general y 2) a los estudios de la recepción de Rulfo en particular. 1) Proporciona un método para que trabajemos con las encuestas y otras prácticas periodísticas que cada cierto tiempo, en especial a finales de decenio, siglo o milenio, se preocupan por hablar de los libros del decenio, del siglo o del milenio. Una encuesta sola, aislada, puede ser una fuente de información insuficientemente objetiva. Varias encuestas en que se repitan ciertos títulos y autores ya nos estarán proporcionando datos muy sólidos para la construcción de un canon irrefutable. En varias encuestas internacionales, muy significativas, Pedro Páramo aparece como un nombre seguro, estable, necesario. Luego entonces, el cotejo o la compulsa de varias encuestas arrojará un saldo o lista de nombres y títulos a los que habrá que considerar parte del canon de la lengua o incluso del planeta. De la literatura mexicana, sólo Pedro Páramo alcanza ese nivel, si bien voces tan autorizadas como la de García Márquez nos insisten en que no olvidemos la dimensión de El Llano en llamas, la cual podría quedar opacada por el hecho de que los encuestados se ven en la obligación de disminuir y diseminar sus elecciones y ya no les es posible incluir El Llano en llamas. 2) La recepción nacional e internacional de Juan Rulfo es el caso de recepción mejor estudiado en México (y este dato es de suyo significativo); quizá con tropiezos, sin duda con errores, aun así es innegable que la crítica académica está haciendo su trabajo y está aportando variadas y valiosas investigaciones en torno a la recepción del autor nacido en Jalisco; el presente volumen se vuelve imprescindible para quienes quieren seguir proporcio-

prácticamente sin público. Estadios vacíos: pocos, muy pocos lectores de literatura mexicana. Arbitrajes imperceptibles o inexistentes. Un sistema literario se conforma gracias a dos requisitos: 1) autonomía y 2) autosuficiencia. La ausencia de árbitros en México revela la falta de autonomía de nuestras letras, pues entonces no hay quien oriente al lector sobre las mejores producciones y anime a que se lean. La ausencia de público impide la autosuficiencia de la literatura mexicana, que depende entonces de políticas públicas de apoyo o que simplemente se diluye, se desvanece, pierde fuerza y pierde presencia pese a que existen buenos escritores. Desde el principio, Rulfo se salió de los esquemas propios de un sistema que hacia los años cincuenta estaba terminando de consolidarse en México: no necesitó de árbitros locales porque tuvo, y muy buenos, árbitros internacionales. Y, si no hubiera tenido lectores locales, los habría tenido más allá de nuestras fronteras, también, por cierto, muy buenos. El presente volumen nos da testimonio justo de eso: de que lectores de la talla de Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Susan Sontag, Günter Grass, Kenzaburo Oé, Gao Xingjian y José María Arguedas, entre otros, hicieron ya irrelevante el hecho de que la crítica periodística se ocupara o no de la obra de Rulfo. El volumen asienta asimismo testimonios de aquellos otros lectores que, mediante la traducción, hacen patente una lectura agradecida y participativa. En otra parte hice ya, también a propósito de Rulfo, un elogio de la medición y una medición del elogio. Para competir, así sea lúdicamente, con las ciencias duras que todo lo pueden medir y todo lo quieren y deben cuantificar, la ciencia literaria haría bien en crear un medidor de elogios y un calibrador de silencios interesados, esos silencios o ninguneos a los que tan afectos somos los mexicanos, para perjuicio, más temprano que tarde, de nosotros mismos. Un elogio de Jorge Luis Borges vale 100 puntos, pese a que no recibió el Premio Nobel. El elogio de Borges a Cien años de soledad vale cincuenta puntos, pues el autor argentino dijo que él hubiera dejado la novela de García Márquez en Cincuenta años de soledad: cien años son mucha soledad, concluyó el autor de El Aleph. Pues bien, si a un juez literario se le asignara una calificación entre 1 y 100 por la calidad de sus propias obras, de su trascendencia, de su claridad y valor ético, y si a cada juicio de cada juez se le asignara asimismo un valor de 1 a 100 por el nivel de admiración, entre absoluta o más o menos reticente, con respecto al texto o a la obra que se somete a juicio, tendremos que grandes escritores de dimensión mundial y con valor de 100 o poco menos le otorgan un 100 de admiración a Juan Rulfo. Esto nos permite, en última instancia, construir, de una vez por todas, nuestro canon en narrativa y poerulfo en el centro

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difícil es llevar a cabo una labor como la que significa sacar adelante cada una de las páginas de este tomo que alcanza las 485. No parece haber un solo error. Si los hay, son muy pocos. Encontré uno al azar: la encuesta de El País no se publicó el 1º de agosto de 2008, sino exactamente diez días después, ya que apareció en El País Semanal, publicación dominical, y el 1º de agosto de 2008 no fue domingo (p. 144). El 10 de agosto sí, dos días antes del cumpleaños de Clara Aparicio de Rulfo, la máxima musa de la literatura mexicana. La diferencia entre el 1º y el 10 es tan poco relevante que no hace sino demostrar, por contraste, que los editores han cuidado obsesivamente todos los detalles y que el volumen es sustancia pura para escritores, profesores, traductores e investigadores de recepción y de traducción.

nando datos útiles a la hora de estudiar la recepción de literatura mexicana en general y la recepción nacional e internacional de Rulfo en particular. Parte importantísima de esa recepción es el estudio de las traducciones. Traducir es unir literaturas. Es unir culturas, países. El traductor, humilde por naturaleza y por exigencia del oficio, es un gozne fundamental para la comprensión entre personas distantes. Gracias a traductores de más de 30 lenguas, Rulfo es disfrutado por millones de personas más allá de las fronteras del idioma. Este libro rinde homenaje a los traductores de Rulfo dándoles voz o permitiendo que se analicen las distintas estrategias y resultados de dicha labor, civilizada por excelencia. Los tres editores merecen, por último, un buen elogio. Quienes hemos hecho o editado libros sabemos qué

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Letras e imágenes, de Juan Rulfo Evodio Escalante

Cualquier cosa que se diga sobre Juan Rulfo se queda pequeña. Es el gran maestro de la lengua, el señor indiscutido del ritmo y de los matices. La fuerza del lenguaje se aúna en él al oído más fino que ha habido entre nosotros: el habla de los mexicanos nunca había sonado tan auténtica, tan voz, tan ligera y profunda a la vez, como en los textos de Rulfo. No es la retórica ni el circunloquio: es el arte pegado a la tierra. Leyéndolo se tiene la sensación de que sus textos durarán para siempre, que seguirán vivos mientras la lengua española también lo esté, y que su nombre perdurará cuando muchos de los escritores que hoy acaparan los premios y los primeros lugares en las listas de ventas hayan sido sepultados por el olvido. Su palabra de barro y de nube cumple la gracia de devolvernos, más allá de cualquier pretensión metafísica, el sabor primigenio del solar natal. Por eso regresamos de modo constante a sus libros y por eso cualquier hallazgo en torno a su figura y su obra tiene que interesarnos. Hace ya algún tiempo, la familia de Rulfo dio a la prensa una serie de materiales inéditos, casi todos ellos fragmentarios, tomados de las libretas de apuntes del autor. El libro, que se tituló Los cuadernos de Juan Rulfo (Era, México, 1994), permitía al lector el ejercicio de una mirada indiscreta, consistente en la posibilidad de asomarse al “taller” del escritor, conocer sus tanteos y sopesar aquellos párrafos y trozos completos que fueron desechados por el ojo rigurosísimo del autor de Pedro Páramo y El Llano en llamas. La escritura, como lo saben todos, es parecida a la escultura: se trata de eliminar con el cincel la materia sobrante. Cualquiera pensaría que con esta publicación se habría agotado el Rulfo “inédito”. Que ya no quedaba nada por descubrir. Pero luego llegaron otros textos, de los cuales uno de ellos me importa resaltar: el que integra un importante material fotográfico del propio Rulfo, interesantísimo y de primera, acompañado por una serie de textos tomados también de sus cuadernos de apuntes pero esta vez no de la fuente propiamente “literaria”, si se la puede llamar así, sino de la preocupación rulfo en el centro

rulfiana por conocer al detalle la historia del país y por recorrer cámara en mano todas aquellas zonas en las que existe algún monumento arquitectónico de interés. Rulfo, y esto queda documentado en este libro titulado Letras e imágenes (Editorial RM, México, 2002), tenía no sólo un detallado conocimiento de los vocablos que utilizaba para construir sus relatos, también poseía saberes muy precisos acerca de la historia nacional, y un interés más que evidente por documentar ese México plural, muchas veces recóndito, perdido detrás de cerros y de cañadas que salta a la vista en sus fotografías. Preparada por el arquitecto Víctor Jiménez, quien construyó la casa de descanso de Rulfo en Chimalhuacán, Chalco, éste es un libro peculiar. Lo forman los apuntes de un autor que a menudo se limita a transcribir, a propósito de una tal o cual iglesia, lo que se dice de ella en algún catálogo histórico preparado por especialistas en la materia. Si sólo se tratara de una transcripción, acaso este material carecería de mayor interés. El asunto es más complicado, porque Rulfo copia en unos casos, pero en otros selecciona y ordena según su gusto, eliminando por ejemplo –como lo hace notar el editor– la visión piadosa de la “evangelización” (su visión de la historia era un poco más ruda) que a menudo campea en los catálogos. En otras partes, agrega observaciones de su puño y letra que denotan un conocimiento sobre el terreno. ¿Se trata de un trabajo de los que llaman “por encargo”? Todo indica que sí. De hecho, algunos de estos textos fueron publicados (y pagados, por supuesto) en la revista Mapas, entiendo que hoy desaparecida. Esto no obsta para que advirtamos una faceta muy auténtica del autor. A la vez que toma fotografías del templo de Tlayacapan, por poner un ejemplo, Rulfo redacta la nota descriptiva del monumento histórico. El texto base estaría tomado de un artículo publicado en la revista antes mencionada por un autor que ahora no tiene caso mencionar..., pero a la transcripción agrega varios pasajes con sus observaciones. De tal suerte, anota: “Su aspecto 84

general es de iglesia-fortaleza con gruesos y elevados contrafuertes. Es de una nave, cubierta con bóvedas de cañón.” Prosigo: Las celdas y otros compartimientos presentan un aspecto –y aquí viene otra vez la voz de Rulfo: “de la más desoladora destrucción, y la obra ruinosa de los años deja ver sus huellas en este enorme conjunto almenado”. La nota dedicada a “Meztitlán” es impresionante. De su puño y letra surge esta descripción, implacable: “Saliendo de Pachuca hacia el norte, por la carretera que une a esta ciudad con Molango, se ofrece al viajero un espectáculo imponente desde la cima de la Barranca de los Venados. Como si de pronto se hubiese abierto la tierra, se presenta a la vista una enorme grieta que rompe la monotonía de las llanuras de Atotonilco el Grande.” Pero el hallazgo absoluto, y lo digo también en el sentido literario, lo constituye el relato que se titula “Castillo de Teayo”, éste sí totalmente surgido de su pluma. El texto podría ser muy bien la crónica periodística de un fotógrafo que anda buscando un pueblo perdido en la huasteca veracruzana en una inclemente noche de lluvia..., pero se convierte en una pieza literaria de primer orden, digna de figurar en la más rigurosa de las antologías. En manos de Rulfo el relato se convierte desde las primeras líneas en una incursión casi mágica en el tiempo otro de la comunidad rural mexicana, una comunidad asediada todavía por los fantasmas del pasado prehispánico, que no se dejan aplacar. Se ha dicho hasta el cansancio que en el mundo literario rulfiano casi no aparecen los indígenas; el propio Rulfo quizás se defendería diciendo que en su región los españoles arrasaron con todo, y que no podría hablar de lo que no perdura ni como ceniza. El “Castillo de Teayo” es como la revancha. El Rulfo que trabajó durante años en el ahora desaparecido Instituto Nacional Indigenista le otorga toda su voz y toda su fuerza a la voz de la memoria indígena en este relato alucinante que no puedo describir sino sólo recomendar. Como quien dice: hay Rulfo para rato. 85

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Carlos Montemayor: despertar la conciencia del alba Ismael García Marcelino

La tradición oral es uno de los rasgos culturales que mayor reverencia tuvo de Carlos Montemayor en su misión de comprender los tonos en el color del rostro mexicano. Más allá de la dermatología, el rostro del pueblo mexicano no se completa sin la iluminancia multicultural de los pueblos indígenas, ni la sinfonía cosmogónica sin sus lenguas, de acuerdo con lo que el propio escritor expresó con frecuencia cuando presentaba en diversos festivales de la palabra –en la UNAM, en El Colegio de México o en el Centro Cultural Cabañas, de Guadalajara– a los poetas indígenas. En la tradición oral, el escritor chihuahuense encontró la mejor forma de acercarse a la segunda lectura que del México contemporáneo debe hacerse, si se trata de comprender los avatares de su resistencia, la heroicidad de su supervivencia, la continuidad en su desarrollo y la magia de su permanencia, a pesar de (o por encima de) la violencia globalizadora que contra los indígenas todavía se ejerce. El involucramiento y compromiso de Carlos Montemayor con las lenguas indígenas tuvo bases extraordinariamente sólidas. Su amor por la pluralidad representada en “todas las lenguas” del mundo lo invitaba. Ya había incursionado en las traducciones del griego, con los clásicos, en latín y en napolitano. Recuerdo la traducción que hizo con Kápatos en su Antología de la poesía griega. ¿Cómo no iba a ser tentadora la aventura de meterse en las aguas de las más de 300 lenguas y variantes dialectales de este México multicultural y multilingüe? Sus vínculos con las lenguas y los movimientos indígenas se extendieron a otros dominios. Un ejemplo puede ser significativo. En 1995, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes extendió su cobertura para designar becas a escritores indígenas. El jurado estuvo integrado carlos montemayor

por Víctor de la Cruz (zapoteco del Istmo), Miguel May May (escritor maya peninsular) y Carlos Montemayor. Con el Programa de Apoyo a los Escritores en Lenguas Indígenas se abrió desde entonces un mundo de posibilidades que no había sido considerado jamás por programa alguno (como no fuera para folclorizar la palabra de los indios de México). Con ese espacio para las letras originarias (que ahora se ha ampliado para que los escritores sean becados por tres años y se incorporen al Sistema Nacional de Creadores), se ha avanzado hacia la conformación de una asociación de escritores que aglutina a la mayor parte de los escritores de México y América Latina y que cuenta con una biblioteca especializada en la literatura en idiomas americanos (incluido el castellano, el garífuna de Belice y el francés de Canadá). Esta asocia-

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ción, la ELIAC, cuenta entre sus filas a especialistas como Carlos Lenkersdof o Miguel León-Portilla y, hasta el día de su muerte, con Carlos Montemayor. El impulso a la incorporación de “lo indígena” en la educación nacional de base (el ámbito que articula la SEP) también fue otra de las importantes acciones de Montemayor en el terreno al que nos referimos. Él subrayó la importancia que tenía conformar una educación pluricultural a partir de una revisión profunda de los contenidos, e insistió en que deberían ser indígenas los educadores que aportaran métodos y contenidos para las adecuaciones correspondientes. Como poeta, Carlos Montemayor ayudó a los hablantes de una lengua originaria a meditar en ella para ayudarse a encontrar la poesía de la conciencia. Muchos no se sabían poetas hasta que supieron buscar y aprendieron a encontrar. En tanto traductor, el escritor parra-lense los llevó a incursionar en la disciplina de la transferencia de una lengua a otra a la manera de los antiguos maestros rurales, que no vieron sentido a su profesión hasta no convertirla en apostolado. No puedo terminar sin atender en una brevísima evocación a lo que como ser humano representó Carlos Montemayor para el amigo. Fue emocionante disfrutar su presencia cuando tocaba el piano interpretando a Greever, a Lara o a Sarita Montiel, o cuando interpretaba nuestros queridos corridos. O cuando teníamos veladas en la isla de Yunuén, cantando pirekuas. Y recordar sus pláticas: sobre los movimientos sociales, la historia, sus novelas. Fue igualmente importante para el que esto escribe escuchar sus comentarios a la novela Alonso Mariano en el Museo Nacional de Culturas Populares, junto a David Chávez Rivadeneira y Frida Villavicencio, en 2004. Gracias, tata. 87

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PORTALES DEL SUR (Homenaje a Pablo Neruda)

ISLA NEGRA El reloj de la sala Frente a esa costa de grandes rocas Marca permanentemente las 7:30 Frente al gran pez verde y astrolabio

Gaspar Aguilera

Presiden la escena Un caballo gris de gran alzada Un telescopio brillante apuntando al infinito Y un ancla gigantesca de metal

LA EX-CÁRCEL DE VALPARAÍSO

CACHAO

PORTO VIEJO

Manchas de sangre enrojecen las paredes azules las rejas guardan aún lágrimas tras los barrotes oxidados a espaldas de una ciudad que nunca duerme

Las rocas blancas Por el guano de focas y pelícanos Vigilan el mar Pacífico

Siento en el cuerpo La tenue brisa del mar que estoy por conocer Es la imagen mejor De nuestra aterradora fugacidad

Las olas rompen Frente a corredores obesos Que ignoran el estruendo marino

Las crujías han sido tomadas por asalto niños y jóvenes dejan su impronta en las paredes semiderruidas en este lugar de muerte mariposas y bufones bailan abrazando la vida

En el comedor para nueve invitados –y grandes copas de cristal rosa– La mesa que vino del mar Y mascarones de tamaño natural Baudelaire, Whitman y Poe Son algunos de los pasajeros silenciosos Que junto a una cocina cerrada para siempre Viajan en este barco Que flota en el abismo…

En este mar restallando de luz Nos abraza La impúdica fragilidad del amor invernal

El gran reloj vegetal Marca las 2 en punto de la tarde Sin conmover a la foca gigante Ni a los altares de algas marinas

Atrás el mar y una ciudad que fue tomada a sangre y fuego en el jardín Aníbal Pinto los perros que se sienten palomas ignoran olímpicamente la prepotencia de Neptuno después de esa visita el caldillo de congrio de la oda elemental de Neruda nos sabe amargo y triste

Isla Negra, Chile, diciembre 5, 2008

La sal de ese mar Moja quedamente tus labios Humedecidos ya por el deseo

TORMENTA EN EL PARQUE LEZAMA

LA SEBASTIANA

Los copos amarillos Han cubierto el inmenso y misterioso jardín Y los breves arroyos marcados por las parejas pares

Al fondo el mar los barcos semilentos inmensos edificios al fondo del horizonte enmarcan el perfil azul de la bahía casas verdes azules amarillas se van desvaneciendo a lo lejos extrañamente se acercan tres barcos de guerra sin insignias el bosque es un jardín donde se oyen los pasos de Neruda sobre el barandal tu cuerpo es otro mascarón entrañable a punto de arrojarse al vacío

Viña del Mar, Chile, diciembre 6, 2009

Incrustada en la montaña en esta ciudad ilustrada por graffitis uno de ellos resume la sentencia que se comparte al pisar estas tierras: “Este país es mío, mío, mío…

Un viejo vestido con pieles Escucha tangos en un radio de pilas Frente al monumento que recuerda Al fundador de Buenos Aires Esbeltas mujeres pasean a sus robustos perros Las nubes a las siete de la noche Viajan a gran velocidad Sin importarles los desaforados gritos De los pájaros

Valparaíso, Chile, diciembre, 2009

En esta entrañable torre de Babel ¿En qué idioma describir Tanto desamor acumulado?

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Recuerdos de un insurgente que también fue héroe

José Guadalupe posada

Emilio Toledo

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En la naranjísima tarde de un otoño antigachupín, el insurgente sintió cómo una bala fría perforaba su pecho. Las siluetas escopeteras, anhelosas de libertad, y las caras imbéciles de güeros lampiños se desvanecieron. El insurgente pensó en treinta y siete, en la bala fría, en el águila que abre el vuelo para, tranquila, devorar la paloma. Miento. El insurgente sólo pensó en el graznido –que sea el olvido– y por eso sintió miedo. Preocupóse por lo sublime del instante y, a manera de un libro que se rompe y se deshoja, caminó, lentamente, la memoria. El insurgente cayó y ya no sentía la frialdad de la bala, y en su caída el sonido fue seco y treinta y siete años, los años de su vida y el sonido seco y qué importaba y que importó si, de pronto, al insurgente Manuel Villalongín se le ocurrió creer que había sido un héroe. (Momento de silencio. Perdura el miedo. ¿Para siempre? Quizás, quizá para siempre.) El insurgente lo creyó –y lo siguió creyendo incluso después de la muerte– porque en su mirada absorta aparecieron los recuerdos que sólo los héroes pueden ver. Recordó los trágicos días en que echó de menos el sabor del agua. Para entonces contaba ocho años. La ciudad fue un escándalo. Los hombres caminaron muchas leguas hacia el río Grande y las mujeres soltaron oprobios, con tal de no escuchar a su sed. Por caprichosa, la Virgen de Guadalupe no alcanzó la misericordia. El clamor terminó en murmullo y el santiguamiento se conformó. La penuria no acabó sino muchos meses después. Un obispo giboso y con manos de bondad reparó el acueducto de quinientos arcos y tal vez más que atravesaba Valladolid: ciudad colonial, confusa y jardín de la Nueva España. Recordó un paisaje de maíz, ojal de ojitos, trigo, llanto de ojos, cebada, confusión de ojales/un paisaje crepuscular pero también del alba/un paisaje repetido tantas veces donde la lluvia era eventual. La lluvia le gustaba. Donde a lo lejos, montañas pero más bien montes.

Donde a lo lejos, su padre de tez morena, machete en mano, su madre exclamaba: “Métete pues, Manuelito, que te vas a enfermar, que se cae el cielo, y las ropas nunca se secan luego. Te vas a enfermar y luego quién te cura.” Manuel respondía: “ya voy”. Pero Manuel nunca habría de ir. Manuel habría de mirar la lluvia, y sus cabellos se mojarían y también su rostro y sus ojos negros. Recordó los arcos. Mariachis y villanciqueros. Indios. Todos los días. Pobres. Viejas del desprecio. Calles. Se confundió su memoria. El insurgente Manuel Villalongín quiso seguir recordando su infancia pero la bala le estaba quemando las arterias de su corazón. No le sobraban instantes. Olvidó veinte años de su vida sólo para recordar, escupiendo sangre, el día más feliz de su vida y algunos otros no menos importantes. (Pero, carajo, la historia requiere hechos que el insurgente no ha logrado recordar. Hago un recuento para que veinte años no caigan en el olvido. Así pasaron: en 1776, Manuel construyó una casa de adobe y, más esbelto que nunca, bigotudo por vez primera, se mudó a ella. Siguió cultivando porque el movimiento danzarín del trigo lo seducía. En 1800 se embriagó con un tequila amargo y en los años siguientes, Manuel se introdujo numerosas veces en la biblioteca del colegio de San Nicolás. Leyó libros que llegaban desde Europa lejana. Vislumbró, con anticipo, algo que en silencio muchos nombraron “revolución”). Recordó la risa. Manuel Villalongín sabía que un hombre se enamoraba de una mujer por tres circunstancias: el oportunismo de su perfume, la expresividad de sus senos y la casual mirada, acaso ingenua, que de la mujer es brillo de ojos y del hombre ceguera. Por eso se sorprendió cuando, en noche de interlunio, se conmovió al escuchar una risa que era de mujer/que de niña/que era sincera/que aniquilaba el fragor/que era belleza. “Me llamo Josefina”, dijo. Y Manuel oyó la risa en sus 91

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Recordó las palabras Los gachupines secuestraron a Josefina como el desvanecimiento de las cosas, como el triste final de una historia escrita por la infamia. Pero antes de oírlas las vio. Y sus ojos se colmaron de ira. ¿Se entregaría? No podía regresar a Valladolid. La ciudad estaba cercada, lo buscaban por todas partes. Prefirió caminar largos trazos, en días de resignación, de monólogos inquietantes. ¿Se entregaría? Una segunda noticia lo estremeció: el hombre flaco había sido aprehendido y sería fusilado en el norte. Manuel se encontró temiblemente solo, caminando firme, cabizbajo, sin saber a dónde dirigir sus pasos. Su rostro se opacó porque las cosas se habían tornado color gris en Michoacán, región de históricos cielos naranjas. ¿Se entregaría? Entonces lo supo. La dignidad de un insurgente, la melancolía de un hombre que se confunde. Ideó el rescate de Josefina y se aferró al sueño. En lo más profundo del insurgente Manuel Villalongín surgió la verdadera revolución. Recordó el día en que las palomas abrieron el vuelo para ser devoradas. Dialogó con el hombre de copete, nuevo líder revolucionario. Le pidió cinco hombres armados. Sin caprichos, aceptó dos. Un tercero, un joven de ojos verdes entusiasmado por la temeridad, se sumó voluntariamente. El sol se había ocultado. El insurgente Manuel Villalongín cogió su caballo, acicaló el par de armas. “Vamos”, ordenó, y poco antes de llegar a la ciudad tuvo un presagio: “lloverá”. A lo lejos avistó a los guardias. Recordó la risa, pensó en Josefina; ¿yacería en llantos, en sangre, en el último instante? Sólo el señor lo sabía. Sólo el Señor la cuidaría. “Siga lo que sigue”, exclamó. Y dos de sus escoltas simularon un altercado frente a la base de vigilancia. Los gachupines se distrajeron al separarlos. Por detrás del disturbio, entraron Manuel y su camarada a Valladolid. Las palomas ya volaban. La plazuela de las ánimas fue capilla y ahora refugiaba a Josefina, y ahora estaba rodeada por españoles armados y una luna ensimismada. Empezó a llover. Cara en alto, fugacidad aproximada, el joven de ojos verdes cruzó la calle real, disparando a guardias escandalizados, golpeando para huir. La distracción fue útil. El insurgente logró llegar a la puerta de la cárcel. El portero fue sorprendido por una pistola en la sien. En un acto de desesperación, pero siempre sigiloso, abrió la prisión. Con una sonrisa escapada, Manuel le golpeó en la nuca. Una vez dentro, llamó a Josefina, recorrió las habitaciones, finalmente la escuchó. El llanto de Josefina se entremezcló con el recuerdo de su risa. Se miraron. Ella se acercó, ella lo abrazó. Él permaneció serio. Su rostro se ocultaba bajo el gesto consagrado de un héroe. Salieron, montaron el caballo. El insurgente esperaba un balazo final en la espalda. Estaba nervioso. Tardó en darse cuenta pero las palomas seguían en el aire, melódicas, sosegadas, con un

palabras y en su rostro y en sus cabellos. Y quiso saber si la risa reposaba en su cuerpo, en sus muslos desnudos, en su tacto sin calma. Y lo supo. Recordó al hombre flaco. Había sido el primero en cultivar la morera en Colima. Manuel lo escuchaba y le oía palabras vagas. En aquel conventículo apodado la Francia Chiquita el hombre flaco pregonaba justicia, igualdad y fraternidad, decía Fernando VII, pueblo, armas, repartición de tierras y otra vez libertad. Abría la Biblia, reía, leía el periódico, su voz dejaba de temblar. Se dirigía a los indios en su lengua, presumía un latín fúnebre y un francés trastocado. Se palpaba el corazón con la mano derecha, y cada acto, cada gesto, quería decir revolución, quería decir independencia. —Manuel Villalongín —llamó el hombre flaco. —Dígame —respondió nervioso. —Serás insurgente, mariscal de campo. Servirás bajo mi capitanía, pelearás, pelearemos por la patria, hasta lograr la revolución o hasta tu muerte. ¿De acuerdo? Manuel Villalongín no lo pensó mucho. —De acuerdo. El hombre flaco esperaba más respuestas. Se acarició los cabellos que eran escasos y también entrecanos. —¿Todo bien, Villalongín? —Sí… no… he guardado una pregunta desde hace tiempo. —La escucho. —¿Cuáles son las virtudes de morera? (En alguno de esos días, en una boda feliz, el insurgente se casó con Josefina). Recordó su primera batalla. Difícil pero ganada. El insurgente Manuel Villalongín fue de los pocos hombres que cogió un arma de fuego. Era una escopeta, dañada, y sin embargo monumental ante la impotencia de hachas y palos que cargaban campesinos, carpinteros e indios. Ocurrió un 28 de septiembre en Guanajuato. Doce días antes el hombre flaco había gritado –con tono más delirante del usual– vivas y más vivas, había llamado al pueblo a pelear contra los españoles. Veintiocho años antes el insurgente tenía sed. De repente, disparaba a otros hombres y el viento era ligero y el insurgente gritaba libertad para no cagarse de miedo. Los realistas fueron vencidos. Manuel Villalongín sonrió satisfecho porque el hedor de matar no era tan grave. (Después de Guanajuato siguió Valladolid, donde los esclavos dejaron su oficio; el cerro de las Cruces, donde ganaron enérgicamente los insurgentes; y Guadalajara, donde el hombre flaco mandó publicar un periódico que divulgara la causa de Independencia. En julio de 1811, un hombre de paliacate informó a Manuel que su esposa había sido secuestrada. Tenía que entregarse a los españoles, o de lo contrario Josefina sería fusilada). puros cuentos

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aleteo que había de augurar días de fuego y amor y paz para la familia Villalongín, luego de aquel rescate para siempre soberbio. El insurgente Manuel Villalongín no pudo respirar más. La bala le dejó muerto, incapaz de recordar su última batalla, sus últimos momentos. Vivo, habría recordado Puruándiro, donde batalló por última vez. Donde, antes de morir, mató a tres realistas, le dispararon y tuvo recuerdos que lo hicieron creer que era un héroe. Que lo hicieron llorar. El insurgente lloró por miedo pero también por nostalgia. Porque la nostalgia es la mezcla más simétrica de la tristeza y la felicidad, y porque ignoraba si la muerte

debía dejar a un héroe triste o feliz. Manuel tampoco dedujo el porqué los héroes debían morir en batalla. Primero murió. Dios no quiso que el insurgente supiera que todo héroe muere en batalla porque su lucha pretende ser eterna y humana. Y no lo quiso porque el mismo insurgente, tirado en los pastos de Puruándiro, lo recordó. Y entre el afán de la decepción y la persuasión del coraje, disparó al cielo, peligrosamente sereno. Entonces, el viento de la muerte lo internó en las calles de Valladolid. En los arcos del acueducto, en el trigo, en Josefina, en la plazuela de las Ánimas (que años después llevaría su nombre), en el grito del hombre flaco, en la Revolución. El insurgente Manuel Villalongín pasó a ser un recuerdo.

alfredo zalce

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Una vaca en la alameda David Aburto

Nadie sabe de dónde vino ni cómo fue que llegó; pero ahí está la vaca en la Alameda, entre sauces y fresnos y tres o cuatro pinos, ramoneando el escaso pasto del prado de enfrente de la fontana de la plazoleta central. Los viandantes de las avenidas paralelas se acercan y la miran atónitos, pasmados por el asombro de tan insólito acontecimiento; en intervalos recurrentes observan a la vaca y se ven unos a otros, incrédulos. De poco en poco se convencen de que el animal está ahí, porque muge lastimeramente y con ello contribuye en su certidumbre, y los expectantes citadinos celebran con risas y aplausos la entonada presencia de la bovina. Los conocedores echan de ver que es una vaca y ésta, azorada, alza la testa y los mira, a su vez, con sus ojos acuosos. Además de los mirones expectantes parados sobre los asientos de cantera que rodean la fontana y recargados en las pilastras, atentos a los movimientos de la cuadrúpeda doméstica, otro viaje de gente se aglomera en los altos del kiosco y festeja con risotadas y gritos los mugidos de la pinta lechera. Los concurrentes con iniciativa comenzaron a plantear sus conjeturas: “Que si es parte de un espectáculo…” “Que si un irresponsable urde un mal rato para el gobierno de la ciudad…” “Que si alguna de las huestes del otro partido llegarán con la hornilla y la paila para freír al marranote…” ¡Y ya ven a la vaca cual res patas arriba y abierta en canal! Para la mañana del sábado todo mundo sabe de la vaca en la Alameda, y las multitudes se congregan a su alrededor; la vacuna les recibe con resoplidos, manoteando en el suelo y meneando la testuz de abajo arriba amenazadora. Algunos atrevidos la rondan y no falta quien intente torearla. “¡Los marranos no embisten!”, sentencia categórico un bolero ilustrado, que parado en un pie sobre su cajón de trabajo atisba el comportamiento de la mugidora bovina.

Sobre el pavimento de la segunda avenida, la más próxima, chirriaron las llantas de un vehículo: de la ambulancia descendieron dos médicos y otros tantos paramédicos con atuendos inmaculados, como quien atiende a peregrinos a la Basílica en días memorables, que rápidamente ampliaron el espacio vital de la vaca, reculando a los mirones diez pasos atrás que no bienquerían retroceder. Las televisoras, ubicuas hasta el sacrificio, siempre por trasmitir las mejores noticias nacionales, filmaron detalle y pormenor de la minuciosa auscultación médica que fue desde los cuernos hasta la cola. Al principio la hembra se siente conturbada y luego, exasperada, dice para sus adentros: “cómo dejarse revisar ante el público…”, “y por cuatro desconocidos…” “¿Qué irán a decir los hijos de mi futuro marido?” A los vendedores de chatarra no les fue difícil envenenar a la concurrencia con sus productos, y por aquello de las tientas vendían hasta franelas de todos los colores y aun negras: “¡total, si no la puedes torear… pos la ordeñas!” Una mañana ya no estuvo más en la Alameda Margarita, que así la bautizó la voz infantil en sus raros acercamientos a la robusta novillona; los curiosos tardíos la buscaron, frustrados, pues perdieron la oportunidad de conocer, en pie, la fuente habitual de sus tacos. Pero pronto trascendió y se supo que Margarita se encuentra en un espacio improvisado pero en condiciones inmejorables para su dignidad: “¡Mi novia de la Alameda!” la llaman los masculinos que tuvieron la fortuna de conocerla, y que en su calidad de mascota de la ciudad, una vez que los profesionales convocados para el caso confirmaron que Margarita es real y verdaderamente una vaca, permanecerá en el zoológico del bosque. Y podrán visitarla preferentemente, según exigencias de la propia Margarita, aquellos citadinos que todavía no saben distinguir una vaca de un marrano.

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María Lizamba David Aburto

Garrobo, quinceuñas, jadea exhausto asido a los matojos de la cúspide del médano. Aunque su muleta está rematada con una tabla plana “¡Pa’caminar los arenales, profe!”, la pendiente del médano dificulta su ascenso a la cima; cimas efímeras en esa temporada del año cuando los vientos del norte desatan sus embates contra toda la zona costera. “¡Huele a muerto!”, musita, divisando el dorso del mar…; escudriña tenso, otea mar adentro y sospecha el presagio fatal pero no ata a comprender el por qué de su desasosiego; y siente una mezcla de ansiedad y miedo, un temor inusitado como nacido de la desconfianza a lo desconocido. Pasada la medianoche se tiende a su alrededor una neblina pegajosa, y no alcanza a discernir si el cuarto creciente lunar viene o va: “¡qué puta madre hago aquí!”, se repite, regañándose, como si acaso tuviera algo mejor por hacer; pero la brisa con sus olores y barruntos le dice de algo muy raro en aguas adentro..., lejano y ajeno a sus decisiones. Ahora se percata que el descenso del médano reclama su mayor arresto y se le reencabrona su modo; su atrevimiento queda fracasado, hollada su cusca naturaleza abatida como la playa por la pleamar. Pero su ansioso fisgoneo que no se acomoda a la sujeción de los acontecimientos, espera impaciente avistar en las oscuridades. “¡Ejte jijoeputa antojo de sabé antequesuceda!” Antes de descaminar la cuesta del médano liba a grandes tragos, con excitante fervor, medio cuartillo de mulaprieta que lleva consigo siempre… “¡Pamij apuro, pué!”. María Lizamba es un pueblo de la costa donde las mujeres no envejecen… “¡Poque no quieren, pué!”. Desde que Pilar Sosa se robó el tren, no sucedía nada de tanto asombro, pasmo y ambición en el pueblo. puros cuentos

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“¡Y cómo no, con las idas y traidas, las amenazas y madrizas que le despacharon los perjudiciales hasta yo nobienquisiera!”; —sentencia Nacho Carmona como peído, y torna a su reclamo—: “¡Lo notable en María Lizamba acontece en las Fiestas de Octubre!…” Con un viaje de gente esperando el juego de pelota, Caballo y Chéjere limpian el terraplén y lo encalan con ese fino polvo blanco y raro, presentido, casi augurado, procedente de los bultos que el hijo de Goyío divisó a la deriva mar adentro, y que entrada la mañana recalaron en la playa. Alineando el cuadro a cuatro manos Caballo y Chéjere mudaron el terraplén en un campo de beisbol.

“¡Mira que encalar el terraplén con ese polvo blanco y raro de los paquetes que recalaron en la playa!”, comentan Rubén Castro y Nacho Carmona, suspicaces y taimados que divisaron las querellas y no le erraron. Fue en el mes de abril, en una de tantas salidas tempraneras para la pesca de jurel, cuando vislumbraron los bultos: “A la ojeada creyeron que eran muertos, ¡hombres botados al agua!, ya luego divisaron qu’eran esos paquetes desconocidos nunca vistos poacá; ¡amieso meijo el hijo de Goyío!”. —¿Goyío? —¡Tío Goyío, coño, de Punta Marcial! —Los hechos que le han dado notoriedad a María Lizamba han sucedido por las Fiestas de Octubre, ¡qué Feria del Jurel ni que la chingada! ¡Las Fiestas de Octubre!, —afirma categórico, casi colérico, Nacho Carmona—. —¿Tú sabes qué sucedió Tila?, —la tantea Rubén Castro—. Tila es, a fuerza de saberle todo a todos y por su lengua incontinente, la periodista del pueblo. —¡Pos luego!,—–contesta Tila y advierte—: “¡cómprame caguamas y te converso!” —¡Pobecita miaijada, ni treaño alcanza, babeaba y ejtaba como ida! —Describe Tila después de destapar cuatro caguamas—. —La llevamoj con el médico Mirafuentes y él fue que nojdijo: “¡no es cal!, ¡la cal quema! ¿qué comió esta criatura?” —Entonj le enseñamo el polvo… ¡y lo probó!: “¡esto es cocaína!, ¿cómo tienen ustedes este polvo?”. —¿Dotó, cocaína?, ¿en María Lizamba cocaína, cómo pué dotó? “¡Goyo ya no asocia más…, todo lo borró de su mente!” —comenta Raúl Castro—.

Glosario Jurel: n ombre común de peces que se caracterizan por sus colores dorados, plateados o azules. Son peces marinos, de aguas profundas y migrantes. Viven en el Mediterráneo, Atlántico, Pacífico e Índico. Mulaprieta: u na mezcla de alcohol de caña de noventa y seis grados pintado con refresco de sabor. Peído: d e peerse, pero que no tiene la acepción estricta en este caso, sino la de enojarse, encabronarse. 97

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LA GRAN DEPRESIÓN Y LA REVOLUCIÓN DE 2017

Presentación

Randall Wray

A finales de mayo de 2010, “la cultura de la estabilidad” –declarada como “no negociable” por la canciller alemana Angela Merkel–, así como la presión del Fondo Monetario Internacional para reducir drásticamente los déficit públicos, flexibilizar los mercados de trabajo y consolidar los sectores bancarios en los países de la Unión Europea, se convirtieron en mandato para los gobiernos del Viejo Continente. Italia, Gran Bretaña y España fueron los primeros en acatarlo, después de Grecia, donde se había iniciado la crisis provocada por los mercados financieros. Los economistas –portavoces oficiales de dichos gobiernos– aceptan que las medidas de austeridad lastrarán el crecimiento y el empleo hasta 2013. Joseph Stiglitz, Nobel de economía, afirmó en Madrid que “recortar en gasto social o en capital humano para atajar el déficit es absurdo. Puede conducir a la recesión. Randall Wray –economista post-keynesiano internacionalmente reconocido– va más allá que Stiglitz y propone, ante el hecho de que los gobiernos europeos no son monetariamente soberanos, que la solución alternativa a la reducción del déficit “para ayudar a todos los países de la zona euro [consiste en] crear una autoridad fiscal supranacional [semejante al Banco Central Europeo] similar al Tesoro de Estados Unidos, con capacidad para gastar como un gobierno soberano”. Ello evitaría caer en una depresión. La histeria sobre los déficit gubernamentales ha contagiado incluso al presidente Obama, quien ha afirmado estar preocupado por dejar a sus nietos “una montaña de deuda”, a menos que se controle el déficit presupuestal estadounidense. Wray se pregunta qué tanto esta histeria tiene razones ideológicas o proviene de incomprensiones teóricas, porque el gobierno de los Estados Unidos tiene 173 años administrando déficit públicos y nunca se ha declarado en bancarrota. Y, en cambio, “cada reducción significativa de la deuda pública [desde 1819], con la excepción de los superávit de Clinton, ha sido seguida por una depresión y cada depresión ha sido precedida por una significativa reducción de la deuda”. Leamos ahora la sátira escrita por Randall Wray. frans masereel

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WASHINGTON, 7 de noviembre de 2017. Ayer, el Presidente de la Casa Blanca, Dennis Kucinich, fue jurado como Presidente, en reemplazo del presidente Jeb Bush, quien había huido a Riad, Arabia Saudita, a bordo del avión Air Force One, solicitando asilo en el complejo de su padre que es resguardado por el palacio de la familia Bin Laden. El vicepresidente Dick Cheney, quien ha estado en coma desde agosto después de sufrir su décimo quinto ataque al corazón, fue declarado incompetente. El Presidente Kucinich anunció inmediatamente un amplio paquete de políticas destinadas a poner fin a la Gran Depresión, que comenzó con la crisis financiera mundial de 2007. Hizo un llamamiento a la calma y rogó a los líderes del ejército revolucionario del Partido del Té, que ha cercado Washington, cancelar el ataque que había sido planeado para hoy, en el aniversario número cien de la Revolución bolchevique. El comandante Dick Armey dijo estar dispuesto a reunirse para una discusión de un alto al fuego, siempre y cuando su milicia pueda llevarse a casa las armas. Al parecer, el presidente Kucinich ordenó a los marines invadir Goldman Sachs en la sede de Manhattan, a muy temprana hora de esta mañana. Aunque hubo algunos informes de disparos de armas pequeñas, la mayoría de los 6000 trabajadores se retiraron –al parecer sin librar batalla–, y están en camino hacia varias cárceles y prisiones del área metropolitana de Nueva York. El Presidente de Goldman Sachs, Timothy Geithner, fue capturado en el aeropuerto La Guardia, en un intento de abordar un avión privado para dirigirse a Riad. Una fuente anónima dijo que Geithner se quejó de que el presidente Bush lo abandonó a su suerte a pesar de haberle prometido su protección. El Presidente Kucinich anunció que Geithner sería acusado de fraude, extorsión y evasión de impuestos. El caso se remonta a 2012, pero había quedado en suspenso cuando la presidenta Sarah Palin ordenó a la

oficina del Fiscal General detener la investigación en el Departamento del Tesoro. El Presidente Kucinich dijo que Goldman, el último banco que queda en los Estados Unidos, sería nacionalizado. Aseguró a los depositantes que el banco volverá a abrir el próximo lunes, bajo la gestión de un equipo de funcionarios nombrados por la presidencia encabezada por William Black. Todos los depósitos asegurados serán protegidos, pero se cree que otras reivindicaciones no podrán cumplirse. Agentes del FBI se habrían trasladado para tomar todos los activos de los empleados actuales y pasados de Goldman. Las órdenes de detención de los ex secretarios del Tesoro, Paulson, Rubin y Summers, también fueron publicadas. El paquete de políticas del Presidente Kucinich incluye condonación de la deuda de manera universal e integral. Bajo el plan, todas las deudas privadas serán declaradas nulas y sin efecto. Las consecuencias no son inmediatamente claras, pues los índices de morosidad ya han alcanzado el 95 por ciento en la mayoría de las categorías de la deuda. Varios economistas dijeron que el nuevo presidente estaba sólo validando la realidad, pero otros sostuvieron que les dio protección legal a los ocupantes ilegales que se han negado a abandonar sus casas con ejecución hipotecaria en la última década. El movimiento mundial para el “Año del Jubileo” había estado presionando por el alivio de la deuda de este tipo desde que comenzó la crisis. Las propuestas de políticas, que han sido llamadas “New Deal 2.0”, incluyen también una garantía universal de empleo, mediante la cual se da trabajo y salarios a unos 75 millones de desempleados en el país. El plan parece seguir una propuesta que el entonces Representante Kucinich introdujo en la Cámara de Representantes en 2011. Los fondos del programa estarían a cargo de Washington, pero los proyectos serían creados y gestionados a nivel local. En ese momento, Kucinich había ar99

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de una década de sufrimiento en el transcurso de la segunda Gran Depresión, el aliento de la nación tendrá un suspiro colectivo de alivio. El Presidente señaló las experiencias de China, India y Botswana, únicos países que escaparon de la Gran Depresión. Recordó que hace apenas una década el PIB de los Estados Unidos y el nivel de vida promedio del estadounidense eran muy superiores al de cualquiera de estas naciones. De hecho, Botswana fue ridiculizado ampliamente por sus políticas, que supuestamente habrían generado hiperinflación. Sin embargo, en cada uno de estos países se adoptaron programas para garantizar el trabajo y el desarrollo, y alcanzar el pleno empleo con estabilidad de salarios y precios. Y mientras que el desempleo aumentó dramáticamente en todo el mundo, estas tres naciones gozan de pleno empleo y aumento en los niveles de vida –de hecho, los tres han superado el nivel medio real de ingresos de los hogares de los Estados Unidos. El presidente Kucinich dijo que Botswana ha ofrecido enviar asesores para ayudar a que la política fiscal y monetaria de los Estados Unidos vuelva a encarrilarse. Proclamó que los días de equivocada austeridad fiscal han terminado, y se comprometió a “gastar lo que sea necesario para que los trabajadores y las fábricas de nuestra nación funcionen a plena capacidad”. En noticias relacionadas, unos cuantos economistas han declarado su apoyo a las políticas del presidente Kucinich. Entre ellos se encuentra el ex presidente de la Fed, Alan Greenspan, quien se había retractado de su creencia en la economía de libre mercado a principios de la depresión. A lo largo de los años se ha movido cada vez más a la izquierda, adoptando las reformas que están en línea con una medicina socialista para abolir la propiedad privada de los medios de producción. Mientras que algunos economistas han desestimado las declaraciones públicas de Greenspan como los exabruptos de “un viejo senil”, otros han señalado que las declaraciones han sido muy convincentes, en contraste con los testimonios que solía dar como Presidente de la Fed. De ser uno de los primeros discípulos de Ayn Rand, ahora los testimonios recientes de Greenspan incluyen citas oscuras de Marx, Lenin y Rosa Luxemburgo. También ha estado pidiendo la eliminación de la Fed, argumentando que la política monetaria y la política fiscal deben fusionarse en el Departamento del Tesoro del Gobierno de Estados Unidos.

gumentado que el programa “podría tomar a los trabajadores como son y donde están”, ofreciendo un salario digno a los participantes y servicios públicos útiles e infraestructura para sus comunidades. Cuando se le preguntó cómo pagaría el gobierno este programa, el Representante Kucinich señaló: “mediante la acreditación en las cuentas bancarias”, pues, por supuesto, “ésa es la única manera en que un gobierno soberano gasta”. Sin embargo, su proyecto de ley no había podido salir del comité; se reveló que hubo grandes contribuciones que fueron realizadas posteriormente por el gestor de fondos de cobertura, Pete Peterson, a todos los miembros del comité que se habían opuesto a la legislación –y aunque nunca fue acusado de malas prácticas, se sospechó por mucho tiempo que pudo haber existido una conexión–. El Presidente Kucinich también anunció un nuevo “Plan Marshall” para Europa devastada por la crisis, que se ha sumergido en una práctica anarquía desde que la Unión Europea se derrumbó a fines de 2010. Pidió al ejército de las Brigadas Rojas italianas poner fin a su sitio de Berlín. Se comprometió a iniciar un puente aéreo de alimentos para millones de hambrientos de Europa, seguido de productos industriales para ayudar a que las naciones europeas comiencen a producir para el consumo interno. Pidió el fin de la austeridad fiscal y argumentó que, dado que cada nación ha adoptado su propia moneda con la caída del euro, cada uno tiene ahora la capacidad de “gastar mediante la acreditación en las cuentas bancarias”. Por lo tanto, “lo que es técnicamente posible es financieramente viable”. En las noticias, Wall Street se recupera, con el Nasdaq alcanzando un nuevo máximo de casi 250 y el Dow golpeando 1150 –los más altos niveles vistos desde la Gran Crisis de octubre de 2011 –El dólar también subió, a $52 por cada renminbi chino (RMB). El optimismo se extendió al mercado japonés, con el yen cerca de 132 por dólar. En su declaración, el presidente Kucinich dijo que la larga “pesadilla” estaba llegando a su fin. Él usó un tono conciliador cuando respondió a una pregunta sobre las acciones de la administración del presidente Obama en los primeros años de la Gran Depresión, quien muchos creen fue el que sentó las bases para la Gran Crisis. “Mira, el Presidente Obama, así como sus sucesores, siguieron el consejo de los economistas –que continuamente pedían más austeridad fiscal, al igual que los médicos en los siglos pasados solían desangrar equivocadamente a los pacientes hasta la muerte. Los economistas que fueron asesores, y los que aún están ahí, no tienen ni idea. Te prometo que yo prohibiré la presencia de todos los economistas en mi administración. No voy a buscar, ni voy a seguir, los consejos de los economistas.” Después puros cuentos

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Ruptura Alín Cid Fleitas

…Y el amor después del amor después del amor después del amor… He pasado todo el día repitiendo esa parte de la canción ¿Qué habrá después del amor? La ciudad está desierta. La llovizna fría impide que la gente salga a estas horas de la noche. En Sri Lanka una niña huérfana no sabe cómo hacer para detener la sangre que sale de entre sus piernas. Una famosa actriz de Hollywood donó un millón de dólares para los huérfanos de la catástrofe, pero se le olvidó explicar, en caso que sucediera, cómo ayudar a esa niñita con su sangrar ocasional. Me cuestiono los hechos de mi vida: ¿Si las cosas hubieran sido distintas, yo estaría mejor o peor? El viento arrecia. La sombrilla se vuelve inútil. No me importa; a estas alturas ya nada importa. De todas maneras en Tokyo no lo entienden y seguirán comprando el agua de beber, a pesar de los procesos de higienización, y ya quedó claro que el agua del grifo es limpia pero la de la tienda es para tomar. En Sarajevo defecan en letrinas. El acto se hace más corto, la posición lo propicia. Yo tampoco sabía qué hacer cuando me enteré, si buscarla y decirle que su amor me hizo cuestionar todas las leyes de la razón, o intentar olvidarla. La luz de su casa está encendida; hay un auto parqueado fuera. En el suroeste de Etiopía ha muerto un Konso ilustre; su imagen se tallará en madera y será clavada en la tierra. Los konsos aún tallan para sus héroes. Durante un tiempo el cuerpo se guardará embalsamado en miel y mantequilla, y se enterrará el día en que sea erigida su estatua. Mientras tanto los helicópteros sobrevuelan las calles de São Paulo, para vigilar el tráfico y asegurar el orden. Entonces es ahí donde me pregunto si ella fue feliz conmigo

todos estos años, y la maldigo, aunque reconozco que soy capaz de hacer cualquier cosa por ella. Pero nadie sabe de esto, y un grupo de científicos de la Universidad de Leipzig sueñan con estar en dos lugares al mismo tiempo, revisan los apuntes de Schrödinger y vuelven sobre pretenciosas ecuaciones para valorar posibles tele-transportaciones en los próximos decenios. Toco la puerta. Me abre un hombre desconocido. Qué estúpido fui. No lo quise creer cuando me lo dijeron pues pensé que no era cierto, pero ahí estaba la prueba frente a mí, tratándome como a un extraño, llamándola a ella para decirle que la buscaba un tipo, que hasta ayer era su marido y ahora un desconocido que tocaba a la puerta a las doce de la noche bajo la lluvia. La contaminación hace de Norilsk una ciudad no apta para vivir. Situada en el norte de la Siberia, sus habitantes producen el noventa por ciento del paladio mundial. Las chimeneas de sus fábricas escupen millones de toneladas de dióxido de azufre. Cáncer de piel y asma son las dolencias más comunes entre sus habitantes. En Ilesha le cortan el clítoris a las niñas. Es una costumbre milenaria, algunas no logran sobrevivir a la infección. Me enjuago la sangre. Costó trabajo matarlo. Tuve que apuñalarlo hasta que dejó de moverse. Ella aún respira, el golpe la dejó inconsciente. Presiono con mis manos sobre su boca e impido que el aire entre. Mejor así, no quiero hacerle daño y que su cuerpo quede como el de él. Afuera ha escampado …Y el amor después del amor después del amor después del amor… ¿Qué habrá después del amor?

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Galería

Presentación Las fotos que componen la Galería de este número de Rojo-amate son obra de los magníficos fotógrafos Arturo Osorno y Martha Guaderrama. De Osorno se presenta la serie que hemos titulado “El progreso al desnudo”, y de Guaderrama las que hemos titulado “Después de todo, la vida”. Como en toda obra de arte fotográfica poco hay que decir ante el decir mismo de la imagen. Pero vale resaltar, en la primera de las series: la manera elocuente en que nos habla del modelo productivo del derroche, eje

de un esquema de consumo más dirigido hacia las exigencias de un mercado –extremadamente– individualizado y egocéntrico que hacia los requerimientos básicos de transporte de una determinada colectividad; y, en la segunda, la forma en que la imagen hace aparecer, dentro de la placidez aparentemente estática de lo muerto –la basura o la concentración del “desperdicio”–, la vida humana, en su rechazo o resistencia infinita a dejar de ser.

Después de todo, la vida tales, en instituciones de educación superior, el Poder Legislativo Federal, el Gobierno del Distrito Federal, y actualmente en la delegación de Iztapalapa.

Martha Guaderrama es comunicóloga, y durante casi tres décadas ha realizado testimonios fotográficos, videográficos y multimedia como integrante de diversos movimientos sociales y organizaciones no gubernamen-

El progreso al desnudo Arturo Osorno ha incursionado durante tres décadas en el oficio fotográfico, concentrado particularmente en temas de “Alimentos”, “Arquitectura” e “Interiorismo”, así como en “Retrato”, en la reproducción de obra gráfica (pintura y

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escultura) y en la formación de un banco de imágenes de México, con una amplia diversidad temática que incluye, entre otros, los sitios históricos y modernos, la gastronomía, la fauna, la flora, la gente y sus costumbres.

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galería


portales del sur

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