Revista Antipoda No. 13

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el período que se extendió desde la década de 1920 hasta mediados de los años ochenta. Por último, se consultaron trabajos que evaluaron la variabilidad biológica de esos grupos poblacionales, a partir de la incorporación en los estudios bioantropológicos de técnicas y métodos provenientes de la biología molecular.

L os p r i m e r o s pa so s

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Para la mayoría de los autores, los estudios bioantropológicos comienzan en los inicios o a mediados del siglo XIX. Este período se caracterizó por la presencia en las instituciones académicas, museos y universidades de investigadores extranjeros provenientes, principalmente, de países europeos. Posteriormente, muchos de ellos se establecieron en la región (Peter W. Lund, Paul Ehrenreich, Max Uhle, Henri Dumont, Adolf Bastian, Hermann Burmeister, Hermann ten Kate, Lehmann Nitsche, Martin Gusinde, Adolf Ernst, entre otros) y se relacionaron con investigadores nativos que, inicialmente, eran en su mayoría autodidactas. Según Rothhammer y Aspillaga (1997), en todos los países hubo un período precientífico en la antropología f ísica. Ese período termina en Chile con la publicación del libro Los aborígenes de Chile, en 1882, de José T. Medina (1852-1930), quien resumió las contribuciones realizadas por otros autores, y también aportó concepciones modernas que aplicó al estudio de comunidades indígenas. En 1912, Max Uhle, arqueólogo alemán, organizó el Museo de Etnología y Antropología Chilena, en Santiago de Chile. Colaboraron con él Aureliano Oyarzún y Martin Gusinde (1886-1969). Este último autor realizó una exhaustiva descripción de los indios fueguinos que, posteriormente, fue publicada, en idioma español, por el Centro Argentino de Etnología Americana (1990). En Brasil, João Baptista de Lacerda fue considerado el primer antropólogo biólogo de ese país. Entre 1875 y 1893, realizó estudios morfológicos en poblaciones actuales y extintas de Brasil (ver Lacerda y Peixoto, 1876). El libro Rondonia, publicado en 1917 por Edgard Roquette Pinto (1884-1954), fue uno de los hechos más importantes para el desarrollo de la antropología brasileña (Salzano, 1997). Los estudios realizados por Adolf Ernst (1832-1899) en el Museo de Ciencias Naturales de Caracas fueron profundizados por Gaspar Marcano (18501910), nacido en Venezuela y formado en París, quien estudió las características craneométricas de los habitantes precolombinos de varias regiones de Venezuela (Castro de Guerra, 1997). En Uruguay deben mencionarse los trabajos de José H. Figueira (18601946), quien realizó una descripción de las características f ísicas del material recuperado en enterratorios, ubicados en el este del país (Sans, 1997). Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. No. 13, Bogotá, julio-diciembre 2011, 292 pp. ISSN 1900-5407, pp. 29-54


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