Ritmo 31

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En este número: Antología de la poesía lírica. Además, textos de: Felipe Garrido, Leopoldo González, Édgar Mena, Alejandro Espinosa. Dossier: Presentación de Umbral de los relámpagos, con textos de: Felipe Garrido, Guillermo Goussen, Arcelia Lara Covarrubias, Sara Ochoa Garduño y Guillermo Vega Zaragoza.

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Ritmo Núm. 31


Director

Benjamín Barajas Sánchez Director invitado

Édgar Mena Corrección de estilo

Alejandro García Dirección de Arte

Reyna Iztlalzitlali Valencia López Julia Michel Ollin Xanat Morales Diseño de Portada

Isaac Hernández A partir de una obra de Pedro Sacristán

Ritmo. núm. 31 es una publicación trimestral, editada por la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México, a través del Colegio de Ciencias y Humanidades Naucalpan, Calzada de los Remedios 10, Colonia Los Remedios, Naucalpan, Edo. de México, CP 53400, teléfonos 53600324, 53600325, correo electrónico: naucalpan_hortensiaserra@yahoo.com.mx. Editor responsable: Édgar Roberto Mena López, correo: langenau@hotmail.com, Certificado de Reserva de Derechos al uso Exclusivo: 04-2016-122015302500-1002, ISSN: solicitud en trámite, Certificado de Licitud de Título y Contenido: solicitud en trámite, impresa por Ediciones Corunda, Domicilio Tlaxcala 17, Barrio de San Francisco, CP 10500, Ciudad de México, este número se terminó de imprimir el día 17 del mes de junio de 2017, con un tiraje de 500 ejemplares, impresión tipo offset, con papel couché de 120 grs. para los interiores y cartulina sulfatada de 12 pts. para los forros. El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores y no ref leja necesariamente el punto de vista de los árbitros y del editor. Se autoriza la producción de los artículos (no así de las imágenes e ilustraciones) con la condición de citar la fuente y se respeten los derechos de autor.


[índice]

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Editorial

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Antología de poesía lírica

(Selección de Alejandro Baca)

Lecturas de primavera Felipe Garrido

La poesía

Édgar Mena

Una poética de lo inmediato

Leopoldo González

La razón poética como salvapantallas Alejandro Espinosa

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Dossier: Presentación de Umbral de los relámpagos Felipe Garrido Guillermo Goussen Arcelia Lara Covarrubias Sara Ochoa Garduño Guillermo Vega Zaragoza

Celebración entre r elámpagos y letrados Sara Ochoa Garduño

Presentación: Umbral de los relámpagos

Arcelia Lara Covarrubias

¿Barajas o vasos comunicantes?

Guillermo Goussen

Umbral de los relámpagos Un libro ejemplar Guillermo Vega Zaragoza

Leer para vivir experiencias Felipe Garrido


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Imaginación y crítica | Ritmo


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[Editorial]

R

itmo número 31 reúne una serie de textos cuya temática es la poesía; el volumen inicia con una antología de poesía lírica realizada por el joven poeta Alejandro Baca, quien hace un paneo por diferentes expresiones poéticas; algunos lectores quizá perciban cierta arbitrariedad en dicha selección, en tanto que la lista de autores es amplia, tratamos, en este sentido, de agrupar los textos a partir de una temática amorosa. Complementan este número una serie de ensayos cuya temática también es la poesía. Distintas miradas, diversas percepciones se reúnen para analizar este género literario desde otras miradas. Ejemplo de ello es el texto de Édgar Mena, profesor y editor del Colegio de Ciencias y Humanidades Naucalpan que aborda la relación estrecha entre la poesía y el juego, ambas actividades que permiten el reconocimiento del hombre en su aprendizaje por el mundo. Lecturas de primavera de Felipe Garrido es una postal de palabras en la que encontramos algunos datos respecto a la afición literaria de Garrido, a partir de algunos poemas que se cruzan con la amistad y los recuerdos. “Una poética de lo inmediato”, el texto de Leopoldo González analiza el género de la poesía desde la creación, para pasar luego a la pregunta de por qué escribimos. Las posibles respuestas se van hilando a partir de la argumentación de González, acompañada de teorías y posibilidades de poetas diversos. El texto concluye su viaje en la enseñanza de la poesía en el ámbito escolar. El ensayo de Alejandro Espinosa es un ejercicio lúdico que recuerda poemas, citas en torno a la poesía, con miras a establecer un itinerario personal, un viaje por autores y lecturas. Alejandro es un profesor, se percibe en su estilo didáctico de mostrar con pasión lo que ha leído. Concluye este número de Ritmo con un dossier dedicado a la presentación del libro Umbral de los relámpagos, obra literaria de Benjamín Barajas que compendia los textos de los presentadores y algunas de las fotografías de aquel día, con miras a reseñar aquel momento en que se presentó en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia del INBA. Ritmo | Imaginación y crítica


de

poesía lírica

ANTOLOGÍA

(Selección de Alejandro Baca)


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Canción de amor ❦ Rainer Maria Rilke

¿

Cómo sujetar mi alma para que no roce la tuya? ¿Cómo debo elevarla hasta las otras cosas, sobre ti? Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido, en un rincón extraño y mudo donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse. Pero todo aquello que tocamos, tú y yo, nos une, como un golpe de arco, que una sola voz arranca de dos cuerdas. ¿En qué instrumento nos tensaron? ¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido? ¡Oh, dulce canto!

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Las almas de los viejos ❦ Konstantin Kavafis

E

n sus viejos cuerpos acabados viven las almas de los ancianos. Cuán tristes son las pobres y qué hastiadas de la vida miserable que arrastran. Cómo tiemblan de perderla y cuánto la aman las desamparadas y contradictorias almas, que viven —comicotrágicas— bajo la vieja piel gastada.

l as

m as al Imaginación y crítica | R Rit itmo


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Elegía ❦ Federico García Lorca

C

omo un incensario lleno de deseos, pasas en la tarde luminosa y clara con la carne oscura de nardo marchito y el sexo potente sobre tu mirada. Llevas en la boca tu melancolía de pureza muerta, y en la dionisíaca copa de tu vientre la araña que teje el velo infecundo que cubre la entraña nunca florecida con las vivas rosas fruto de los besos. En tus manos blancas llevas la madeja de tus ilusiones, muertas para siempre, y sobre tu alma la pasión hambrienta de besos de fuego y tu amor de madre que sueña lejanas visiones de cunas en ambientes quietos, hilando en los labios lo azul de la nana. Como Ceres dieras tus espigas de oro si el amor dormido tu cuerpo tocara, y como la virgen María pudieras brotar de tus senos otra vía láctea.

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Te marchitarás como la magnolia. Nadie besará tus muslos de brasa. Ni a tu cabellera llegarán los dedos que la pulsen como las cuerdas de un arpa. ¡Oh mujer potente de ébano y de nardo! cuyo aliento tiene blancor de biznagas. Venus del mantón de Manila que sabe del vino de Málaga y de la guitarra. ¡Oh cisne moreno! cuyo lago tiene lotos de saetas, olas de naranjas y espumas de rojos claveles que aroman los niños marchitos que hay bajo sus alas. Nadie te fecunda. Mártir andaluza, tus besos debieron ser bajo una parra plenos del silencio que tiene la noche y del ritmo turbio del agua estancada. Pero tus ojeras se van agrandando y tu pelo negro va siendo de plata; tus senos resbalan escanciando aromas y empieza a curvarse tu espléndida espalda. ¡Oh mujer esbelta, maternal y ardiente! Virgen dolorosa que tiene clavadas todas las estrellas del cielo profundo en su corazón ya sin esperanza. Eres el espejo de una Andalucía que sufre pasiones gigantes y calla, pasiones mecidas por los abanicos Imaginación y crítica | Ritmo


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y por las mantillas sobre las gargantas que tienen temblores de sangre, de nieve, y arañazos rojos hechos por miradas. Te vas por la niebla del otoño, virgen como Inés, Cecilia, y la dulce Clara, siendo una bacante que hubiera danzado de pámpanos verdes y vid coronada. La tristeza inmensa que flota en tus ojos nos dice tu vida rota y fracasada, la monotonía de tu ambiente pobre viendo pasar gente desde tu ventana, oyendo la lluvia sobre la amargura que tiene la vieja calle provinciana, mientras que a lo lejos suenan los clamores turbios y confusos de unas campanadas. Mas en vano escuchaste los acentos del aire. Nunca llegó a tus oídos la dulce serenata. Detrás de tus cristales aún miras anhelante. ¡Qué tristeza tan honda tendrás dentro del alma al sentir en el pecho ya cansado y exhausto la pasión de una niña recién enamorada! Tu cuerpo irá a la tumba intacto de emociones. Sobre la oscura tierra brotará una alborada. De tus ojos saldrán dos claveles sangrientos y de tus senos, rosas como la nieve blancas. Pero tu gran tristeza se irá con las estrellas, como otra estrella digna de herirlas y eclipsarlas.

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Rendimiento del amante desterrado ❦ Francisco de Quevedo

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stas son y serán ya las postreras lágrimas que, con fuerza de voz viva, perderé en esta fuente fugitiva, que las lleva a la sed de tantas fieras. ¡Dichoso yo que, en playas extranjeras, siendo alimento a pena tan esquiva, halle muerte piadosa, que derriba tanto vano edificio de quimeras! Espíritu desnudo, puro amante, sobre el sol arderé, y el cuerpo frío se acordará de Amor en polvo y tierra. Yo me seré epitafio al caminante, pues le dirá, sin vida, el rostro mío: “Ya fue gloria de Amor hacerme guerra.”

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[El amor ascendía entre nosotros…] ❦ Miguel Hernández

E

l amor ascendía entre nosotros
 como la luna entre las dos palmeras
 que nunca se abrazaron.

El íntimo rumor de los dos cuerpos
 hacia el arrullo un oleaje trajo,
 pero la ronca voz fue atenazada.
 Fueron pétreos los labios. El ansia de ceñir movió la carne,
 esclareció los huesos inflamados,
 pero los brazos al querer tenderse
 murieron en los brazos. Pasó el amor, la luna, entre nosotros
 y devoró los cuerpos solitarios.
 Y somos dos fantasmas que se buscan
 y se encuentran lejanos.

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Amor ❦ Juan Ramón Jiménez

N

o, no has muerto, no.
 Renaces,
 con las rosas en cada primavera.
 Como la vida, tienes
 tus hojas secas; tienes tu nieve, como 
 la vida...
 Mas tu tierra,
 amor, está sembrada
 de profundas promesas,
 que han de cumplirse aún en el mismo
 olvido.
 ¡En vano es que no quieras!
 La brisa dulce torna, un día, al alma;
 una noche de estrellas,
 bajas, amor, a los sentidos,
 casto como la vez primera.
 ¡Pues eres puro, eres
 eterno! A tu presencia,
 vuelven por el azul, en blanco bando,
 blancas palomas que creíamos muertas...
 Abres la sola flor con nuevas hojas...
 Doras la inmortal luz con lenguas nuevas...
 ¡Eres eterno, amor,
 como la primavera!

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Amor ❦ Antonio Gamoneda

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i manera de amarte es sencilla: te aprieto a mí como si hubiera un poco de justicia en mi corazón y yo te la pudiese dar con el cuerpo. Cuando revuelvo tus cabellos algo hermoso se forma entre mis manos. Y casi no sé más. Yo sólo aspiro a estar contigo en paz y a estar en paz con un deber desconocido que a veces pesa también en mi corazón.

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Un asesino en las calles
 ❦ Leopoldo María Panero

N

o mataré ya más, porque los hombres sólo
 son números y letras de mi agenda
 e intervalos sin habla, descarga de los ojos
 de vez en vez, cuando el sepulcro se abre
 perdonando otra vez el pecado de la vida. No mataré ya más las borrosas figuras que esclavas de lo absurdo avanzan por la calle agarradas al tiempo como a oscura certeza sin salida o respuesta, como para la risa
 tan sólo de los dioses, o la lágrima seca de un sentido que no hay, y de unos ojos muertos que el desierto atraviesan sin demandar ya nada
 sin pedir ya más muertos ni más cruces al cielo
 que aquello, oh Dios lo sabe, aquella sangre era
 para jugar tan sólo.

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Amantes ❦ Alejandra Pizarnik

una flor no lejos de la noche mi cuerpo mudo se abre a la delicada urgencia del rocío

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[Cuando escuches el trueno me recordarás...] ❦ Anna Ajmátova

C

uando escuches el trueno me recordarás
 Y tal vez pienses que amaba la tormenta...
 El rayado del cielo se verá fuertemente carmesí
 Y el corazón, como entonces, estará en el fuego.

 Esto sucederá un día en Moscú
 Cuando abandone la ciudad para siempre
 Y me precipite hacia el puerto deseado
 Dejando entre ustedes apenas mi sombra.

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Poema del fin ❦ Marina Tsvetáieva

C

omo la piedra afila el cuchillo,
 Como se desliza el serrín al barrer,
 Así, aterciopelada, la piel
 Húmeda súbitamente en los dedos.

 Oh dobles —coraje, sequedad—
 De los hombres, ¿dónde estáis,
 Si en mis palmas hallo lágrimas
 Y no lluvia?

 El agua es de la fortuna,
 ¿Qué más podría desear?
 Si tus ojos son diamantes
 Que se vierten en mis palmas,

 Ya no pierdo
 Nada. Fin del fin.
 Caricias, caricias
 —Acaricio tus mejillas.

 Somos así, orgullosas
 Y polacas —Marina—,
 Cuando en mis manos llueven
 Ojos de águila:

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¿Lloras? Mi amor, Mi todo: perdóname.
 Trozos de sal
 Caen en mis palmas.

 Llanto de hombre, veta
 Que en la cabeza retiembla.
 Llora. Otra te devolverá
 La vergüenza que te hice dejar.

 Somos dos peces
 Del mis-mí-si-mo mar.
 Dos conchas muertas 
Labio contra labio.

 Todo lágrimas.
 Sabor
 A armuelle.
 —¿Y mañana
 Cuando
 Despierte?

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[Sólo me queda una diversión] ❦ Serguei Esenin

S

ólo me queda una diversión: los dedos en los labios y un alegre silbido. Ya se ha esparcido mi mala fama de peleador y escandaloso. ¡Qué ridícula mala fama! Hay muchas caídas tontas en la vida. Me avergüenzo de haber creído en Dios, y me entristezco de no creer ahora. ¡Remotas lejanías doradas! Todo arde en la rutina cotidiana. Si blasfemé y fui escandaloso fue para arder con mayor fulgor. Acariciar y fustigar es el don del poeta lleva sobre sí un signo fatal. Yo quise enlazar sobre este mundo a la rosa blanca y el sapo negro. ¡Qué importa no se hayan realizado estos designios de los días buenos! Si los demonios anidaron en mi espíritu es porque los ángeles vivían en él. Por estos alegres desvaríos, yo quisiera en el postrer instante antes de partir hacia otras comarcas pedir a todos los que me acompañen que por mis pecados mortales, por no creer en el paraíso, con mi camisa rusa me amortajen y bajo los astros me dejen expiar.

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[Yo no sé…] ❦ Velemir Jlébnikov

Y

o no sé si la tierra gira o no, Depende, si la palabra cabe en el renglón. No sé si mis antepasados fueron o no simios, Así como no sé si se me antoja lo dulce o lo ácido. Pero yo sé que quiero arder y quiero que el sol Se una en un estremecimiento con la mano. Y quiero que el rayo de una estrella bese mis ojos, Como se besan los hermosos ojos de los venados. Quiero que cuando yo palpite un temblor total invada el universo. Y quiero creer que hay algo que permanecerá Cuando el tiempo cambie, por ejemplo, la trenza de la mujer que amo. Yo quiero sacar del paréntesis del factor común, que me da unidad, El sol, el cielo, el polvo perlado.

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[La soledad…] ❦ Vera Pavlova

L

a soledad es una enfermedad Que se transmite mediante el sexo Tú no te metas y yo no me meto. Mejor permanezcamos juntos, Hablemos de cualquier cosa, Y callemos algunas otras. Abracémonos y entendámoslo: la soledad no tiene cura.

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No llores más ❦ Giuseppe Ungaretti

P

ara de matar a los muertos,
 No llores más, no llores más
 Si deseas aún escucharlos,
 Si esperas no perecer.
 Su susurro es imperceptible,
 Ellos no hacen más ruido
 Que el crecimiento de la hierba,
 Felices donde el hombre no transita.

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Una noche ❦ Umberto Saba

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endrá el sueño como las otras noches, se insinúa ya entre mis pensamientos. Entonces como una lavandera con un paño, retuerce la nueva angustia de mi corazón. Quisiera gritar, pero no puedo. La tortura, que se sufre una vez sola, sufro mudo Ay, sólo yo sé lo que he perdido

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En la orilla ❦ Virgilio Giotti

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etrás del ruido de autos y tranvías, Detrás de la impotencia de los árboles

Y después de la orilla con el humo De los barcos, los quioscos y la gente, Está el mar, está el cielo. Miro el mar, Miro el cielo desnudo, y me consuelo, En ese mar, en ese cielo Está lo que deseo, lo que espero.

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Abrazarte ❦

C

Filippo Tomasso Marinet ti

uando me dijeron que te habías marchado Adonde no se vuelve Lo primero que lamenté fue no haberte abrazado más veces Muchas más Muchas más veces muchas más La muerte te llevó y me dejó Tan solo Tan solo Tan muerto yo también Es curioso, Cuando se pierde alguien del círculo de poder Que nos-ata-a-la vida, Ese redondel donde sólo caben cuatro, Ese redondel, Nos atacan reproches (vanos) Alegrías Del teatro Que es guarida Para hermanos Y una pena pena que no cabe dentro De uno Y una pena pena que nos ahoga Es curioso, Cuando tu vida se transforma en antes y después de, Por fuera pareces el mismo Por dentro te partes en dos

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Y una de ellas Y una de ellas Se esconde dormida en tu pecho En tu pecho Como lecho Y es para siempre jamás No va más En la vida Querida La vida Qué tristeza no poder Envejecer Contigo.

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La mujer del cuadro ❦ José cArLos BecerrA

L

o empiezas a saber, tu amor va enseñando sus sales de baño, sus fiestas de guardar, sus cenas sin nadie; a veces, el esqueleto de tu ángel de la guarda baila en tus ojos, ciertas avecillas silvestres amanecen temblando en tus manos, ya el tufo de la crucifixión no te hace taparte la nariz de niña.

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Elegía ❦ José Gorostiza

A Ramón López Velarde

S

olo, con ruda soledad marina, se fue por un sendero de la luna, mi dorada madrina, apagando sus luces como una pestaña de lucero en la neblina. El dolor me sangraba el pensamiento, y en los labios tenía, como una rosa negra, mi silencio. Las azules cenéforas de la melancolía derramaron sus frágiles cestillos, y el sueño se dolía con la luna de lánguidos lebreles amarillos. Se pusieron de púrpura las liras; las mujeres, en hilos de lágrimas suspensas, cortaron las espiras blandamente aromadas de sus trenzas.

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Y al romper mis quietudes vesperales lo gris de estas congojas, las oí resbalar como a las hojas en los rubios jardines otoñales. Apaguemos las lámparas, hermanos. De los dulces laúdes no muevan el cordaje nuestras manos. Se nos murieron las siete virtudes, al asomar los finos labios del amanecer. ¡Ponga dios una lenta lágrima de mujer en los ojos del mar!

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Silencio ❦ Octavio Paz

A

sí como del fondo de la música brota una nota que mientras vibra crece y se adelgaza hasta que en otra música enmudece, brota del fondo del silencio otro silencio, aguda torre, espada, y sube y crece y nos suspende y mientras sube caen recuerdos, esperanzas, las pequeñas mentiras y las grandes, y queremos gritar y en la garganta se desvanece el grito: desembocamos al silencio en donde los silencios enmudecen.

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Qué se ama cuando se ama ❦ Gonzalo Rojas

¿

Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes, o este sol colorado que es mi sangre furiosa cuando entro en ella hasta las últimas raíces? ¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo, repartido en estrellas de hermosura, en partículas fugaces de eternidad visible? Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una, a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.

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Anteparaíso III (fragmento) ❦ Raúl Zurita

A

llá va la que fue mi amor, qué más podría decirle si ya ni mis gemidos conmueven a la que ayer arrastraba su espalda por las piedras. Pero hasta las cenizas recuerdan cuando no era nadie y aún están los muros contra los que llorando aplastaba su cara mientras al verla la gente se decía “Vámonos por otro lado’ y hacían un recodo sólo para no pasar cerca de ella pero yo reparé en ti, sólo yo me compadecí de esos harapos y te limpié las llagas y te tapé, contigo hice agua de las piedras para que nos laváramos y el mismo cielo fue una fiesta cuando te regalé los vestidos más lindos para que la gente te respetara. Ahora caminas por las calles como si nada de esto hubiese en verdad sucedido ofreciéndote al primero que pase Pero yo no me olvido de cuando hacían un recodo para no verte y aun tiemblo de ira ante quienes riendo te decían “ponte de espalda’ y tu espalda se hacía un camino por donde pasaba la gente Pero porque tampoco me olvido del color del pasto cuando me querías ni del azul Imaginación y crítica | Ritmo


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del cielo acompañando tu vestido nuevo perdonaré tus devaneos Apartaré de ti mi rabia y rencor y si te encuentro nuevamente, en ti me iré amando incluso a tus malditos cabrones. Cuando vuelvas a quererme y arrepentida los recuerdos se te hayan hecho ácido deshaciendo las cadenas de tu cuello y corras emocionada a abrazarme y Chile se ilumine y los pastos relumbren.

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Solo la muerte ❦ Pablo Neruda

H

ay cementerios solos, tumbas llenas de huesos sin sonido, el corazón pasando un túnel oscuro, oscuro, oscuro, como un naufragio hacia adentro nos morimos, como ahogarnos en el corazón, como irnos cayendo desde la piel del alma. Hay cadáveres, hay pies de pegajosa losa fría, hay la muerte en los huesos, como un sonido puro, como un ladrido de perro, saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas, creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia. Yo veo, solo, a veces, ataúdes a vela zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas, con panaderos blancos como ángeles, con niñas pensativas casadas con notarios, ataúdes subiendo el río vertical de los muertos, el río morado, hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte, hinchadas por el sonido silencioso de la muerte. Imaginación y crítica | Ritmo


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A lo sonoro llega la muerte como un zapato sin pie, como un traje sin hombre, llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo, llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta. Sin embargo sus pasos suenan y su vestido suena, callado como un árbol. Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo, pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas, de violetas acostumbradas a la tierra, porque la cara de la muerte es verde, y la mirada de la muerte es verde, con la aguda humedad de una hoja de violeta y su grave color de invierno exasperado. Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba, lame el suelo buscando difuntos; la muerte está en la escoba, en la lengua de la muerte buscando muertos, es la aguja de la muerte buscando hilo. La muerte está en los catres: en los colchones lentos, en las frazadas negras vive tendida, y de repente sopla: sopla un sonido oscuro que hincha sábanas, y hay camas navegando a un puerto en donde está esperando, vestida de almirante.

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Y la muerte no tendrá dominio ❦ Dylan Thomas

Y

la muerte no tendrá dominio. Muerto es desnudo, todos serán uno Con el hombre en el viento y la luna occidental; Cuando sus huesos estén limpios Y limpios sus huesos se hayan ido, Tendrán estrellas en los codos y pies; Aunque vayan locos serán cuerdos, Aunque se hundan en el mar se elevarán, Aunque se pierdan los amantes el amor no, Y la muerte no tendrá dominio. Y la muerte no tendrá dominio. Bajo las vanas corrientes del océano Ellos yacen a lo largo sin morir en vano, Torciéndose cuando los nervios acechan, Atados a una rueda, ellos no se quebrarán; La fe en sus manos nunca se romperá, Y el unicornio correrá entre los males; Separando todo jamás se desarmarán; Y la muerte no tendrá dominio. Y la muerte no tendrá dominio. Las gaviotas ya nunca clamarán en sus oídos, Ni las olas romperán sonoras sobre la costa; Imaginación y crítica | Ritmo


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Cuando brote un capullo la flor no alzará La cabeza a los golpes de la tormenta; Aunque sean dementes y muertos como clavos, Líderes de los martillados entre margaritas; Descansando al sol hasta que el sol descanse, Y la muerte no tendrá dominio.

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El amor después del amor ❦ derek WALcott

E

l tiempo vendrá cuando, con gran alegría, tú saludarás al tú mismo que llega a tu puerta, en tu espejo, y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro, y dirá, siéntate aquí. Come. Seguirás amando al extraño que fue tú mismo. Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor a ti mismo, al extraño que te amó toda tu vida, a quien no has conocido para conocer a otro corazón, que te conoce de memoria. Recoge las cartas del escritorio, las fotografías, las desesperadas líneas, despega tu imagen del espejo. Siéntate. Celebra tu vida.

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[Amor es lo esencial…] ❦ FerNANdo pessoA

A

mor es lo esencial. Sexo, mero accidente. Puede ser igual o diferente. El hombre no es un animal: es carne inteligente, aunque algunas veces enferma.

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E

n s a y o

F

e l i p e

G

a r r i d o

LECTURAS

de primavera

E

sto sucedió en Villahermosa, hace tal vez seis o siete años. Luis Acopa me contó algo y yo no se lo creí porque, al fin y al cabo, me dije, ¿qué va a saber Luis de lagartos? Será un cuento, un poema, algún artículo de los que escribe, me repetí y, por cierto, llegué a la conclusión de que esta primavera se antoja leer algo de lo que Luis ha escrito. Pero Luis, que no se deja desmentir, me dijo Si no lo crees anda con Armando, y me mandó con el maestro Romo López, también de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, la UJAT, que sabe un rato largo de lagartos y tortugas y manatíes y demás bichos de esta tierra. Así que seguí hasta el Periférico y ahí, como siempre, me perdí, porque cada vez que llego me indigna que alguien le haya agregado el Cámara a Pellicer. Está Ritmo | Imaginación y crítica

claro quién es Carlos Pellicer; nada le falta. Más bien le sobra, porque basta con decir Pellicer para saber de quién se trata y recordar su arrebatada furia por el asesinato de Cuauhtémoc: ¿En dónde está mi corazón atravesado por una flecha? La garza blanca vuela, vuela como una fecha sobre un campo de concentración. Porque el árbol de la vida, sangra. Y la noche herida, sangra. Y el camino de la partida, sangra. Y el águila de la caída, sangra. Y la ventaja del amanecer, cedida, sangra.


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¿De quién es este cuello ahorcado? Oíd la gritería a media noche. Todo lo que en mí ya solamente palpo es la sombra que me esconde.

Y con esas palabras sentir ganas de volver a leerlo. Al igual que Luis Acopa, Carlos Pellicer se antoja para leerlo en esta primavera. “El canto del Usumacinta”, y muchos otros de sus poemas. Dejando el Cámara para sus documentos oficiales. Porque, como les digo, en cuanto oigo o leo “Carlos Pellicer Cámara” ya no sé quién es. Así que llegué al Periférico y comencé a preguntar quién era ese señor y lo bueno es que nadie tenía la menor idea. No entiendo ese afán burocrático de darles a los artistas el nombre que apenas nacen se les pone en el Registro Civil, y no el que ellos se hacen componiendo música o pintando o escribiendo. Porque si Carlos Pellicer hubiera querido alargar su nombre, algo más le habría puesto. Pero no lo hizo. Firmó sus libros como Carlos Pellicer, y así habría que dejarlo en las calles y estatuas y foros y plazas y aulas y bibliotecas y libros que llevan su nombre. Basta con decir Gorostiza, Arreola, Fuentes, porque así firmaron. En cambio, hay que decir López Velarde o Cabrera Jasso o García Saldaña, porque ésos fueron los nombres que ellos se construyeron. Y de paso, ya que

ando en éstas, estos otros escritores son también sugerencias de lectura. Como Teutila Correa de Carter, con todo y su largo nombre. O Mónica Lavín o Verónica Murguía o Beatriz Novaro, que usan menos palabras Pero yo no quería hablarles de esto, sino de lo que Luis Acopa me contó y de cómo no le creí, me parecía imposible, y fui a buscar a Armando Romo, y luego pasó lo del Periférico, a lo que no quiero volver porque otra vez voy a hacer coraje. Finalmente, llamé a Armando por el celular y él, buen amigo, pasó por mí, que me había quedado en el Paseo Usumacinta y en el camino volvió a contarme lo que me había dicho Luis y yo volví a pensar que no podía ser cierto pero ya no dije nada. Dejamos el automóvil algo retirado y nos escurrimos entre los árboles. Escuché unas palmadas, y una voz que pedía atención; era Stephanya, y al lado suyo se hallaba Olguita, sentadas ambas en un tronco caído a la orilla de la selva. Me hicieron recordar palabras que hacía unos meses habíamos leído juntos, Luis y Olguita y Stephanya y Armando, y muchos otros amigos: “En sus mejillas lucía el tenue color de rosa de un amanecer de abril, y en sus ojos el brillo intenso y sereno de un cielo tropical”. Pero dejé mi recuerdo para escuchar a Olguita, que estaba leyendo Imaginación y crítica | Ritmo


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en voz alta, tan animosa y sabia como cuando lee en la Librería Universitaria: Siempre que vean un cocodrilo en la calle —decía de pronto el abuelo, más alto de lo que hacía falta, porque era medio sordo—, lo que tienen que hacer es calmar la temblorina y salir disparados. Pero jamás en línea recta, porque se alzan en las patas y son veloces como la fregada. Y no se rían, porque a mí ya me pasó dos veces; una afuera del Estadio de Beisbol, aquella tarde que los Olmecas apalearon a Quintana Roo, y la otra cuando iba saliendo de El Jaguar Despertado, después de una exposición. Si llueve, si se desbordan los ríos, si pasan cerca de las lagunas, hay que tener cuidado: los lagartos se esconden en los charcos. Allí se quedan quietos, agazapados en el agua oscura, con los ojos de fuera, esperando que alguien pase.”

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El abuelo se llamaba Augusto. Era calvo. Usaba trajes de lino, sombrero de paja y camisas floreadas. Daba clases de piano y le gustaba caminar; también el coñac y las muchachas. Cuando yo iba con él por la calle, de pronto me apretaba la mano y me decía: “Alerta, alerta chamaco: charco a la vista". Me conmovió la lectura de ese texto, que es mío. Está en Conjuros y espero que en la Librería Universitaria haya ejemplares, porque también podría leerse en esta primavera. Yo sé que aquí en Tabasco, como en los cch, se está trabajando duro para que se lea más. Y de veras me asombra lo que han logrado con su Programa para Públicos Exóticos. Estaban todos tan atentos, tan callados, tan emocionados, tan felices... No pude resistirme a la tentación y les tomé una fotografía:


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n s a y o

É

d g a r

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LA POESÍA Cuando un poeta canta estamos en sus manos: él es el que sabe despertar en nosotros aquellas fuerzas secretas; sus palabras nos descubren un mundo maravilloso que antes no conocíamos. Novalis

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a poesía es ritmo, precisa del oído de quien lee, de quien escucha, pues recuerda ese momento primordial en que los hombres, reunidos en torno al fuego y la palabra, percibían con todos sus sentidos los elementos del mundo. En un verso de Pablo Neruda leemos que: “Hay palabras útiles y olorosas”, y esto tiene un sentido en el ritmo; es decir, la utilidad es el sonido, la suma de palabras que produce una emoción en quien lee, quien escucha; y olorosas porque nos dejan una sensación; en este caso, como el poeta chileno no nos está describiendo un aroma en particular, una de las posibilidades expresivas es que las palabras pueden agradar a nuestro oído y recordarnos la sorpresa de existir. La poesía nació con la música, pero se fueron separando paulatinamente hasta convertirse en hermanas. La definición que da Platón del género, es ambigua, pues cuando dice que es: “liviana, alada y sagrada”, bien pudiera ser que estuviera hablando de la música. Distintos autores en diferentes épocas han tratado de darle mayor importancia a esta cualidad: el modernismo quizá sea un periodo donde la explosión de sonido prevalece en diversos autores. El romanticismo es otro momento donde la música impera en la estructura Ritmo | Imaginación y crítica

poética, así lo demuestran unos versos del poeta romántico Novalis: Podría ser que la música y la poesía fueran una misma cosa. O tal vez dos cosas que se necesitan mutuamente como la boca y el oído Pues la boca no es más que un oído que se mueve y que contesta.

Prevalece en estos versos la correspondencia, sonido y silencio, boca y oído, escucha y respuesta. Para el autor de Los himnos a la noche, el mundo actúa según las fuerzas que dicta la correspondencia, no existe el uno sin el otro, pues ambos se complementan; en este caso, poesía y música nacieron juntas y, en el acto de lectura, el lector, como nuevo autor del texto, imprime su voz y su silencio a la lectura, otorgándole su interpretación. En este mismo tenor, menciona José Gorostiza que la poesía “es música y, de un modo más preciso, canto” (1996); la frase del autor de “Muerte sin fin” tiene sentido si recordamos que el ritmo está determinado por los acentos en la frase. La palabra acento tiene una particular historia, pues en un momento anterior fue: ad cantus, es decir, para el canto; de ahí su íntima relación con el intérprete o cantor. El mismo poeta mexicano aduce que: “La poesía nace de la voz” y lo explica de esta manera,


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el autor, y no el impresor o el procesador al trazar la frontera entre la poesía y la de textos, quien dedice dónde terminan los prosa: “La diferencia […] consiste en versos“ (Eagleton, 2007, p. 34). que, mientras una no pide al lector sino que le preste sus ojos, la otra necesita Hay entonces un calculado afán de toda necesidad de que le entregue del poeta que debe considerarse como la voz”. La cita se complementa con los característica. versos de Novalis, pues representan la Otro elemento imprescindible en el visión del poeta que observa con crítica acto poético es el lector. Desde su propio oficio, tratando de que la poesía se lee en voz baja afirmar una poética, con miras éste es su nuevo intérprete, a que un lector curioso lo siga. Terry Eagleton, en su libro ya que es quien decodifica el mensaje y lo vuelve a escribir, a Cómo leer un poema, analiza el cantar, con su cultura, vivencias, concepto en correspondencia emociones, conocimientos, y con la prosa. Señala que El poema tiene demás. El vínculo que puedan algunos elementos de la poesía esta misma establecer lector y poema, detambién pueden aparecer en la cualidad, es terminarán la intensidad de la prosa, tales como los juegos de un universo lenguaje, las rimas internas, la compuesto por la “iluminación” (Alonso, 1993). intensidad, metáforas y otras suma de palabras; Octavio Paz llama a esto mismo “la revelación poética” y lo figuras retóricas, incluso señala su esencia es la define como: “un salto mortal; algunos ejemplos en los que frase poética" un cambiar de naturaleza que la prosa es más rica en estos es también un regresar a nuestra natuelementos que en poemas de corte raleza original” (1994); el sentido que conversacional. Sin embargo, establece le da está vinculado con el religioso, se como importante el recurso del ritmo acercan en la revelación y la sorpresa, la en la poesía. Más adelante precisa como experiencia de recuperar el momento característica principal de la poesía, primordial en que el hombre dijo la prila libre determinación del poeta para mera palabra para apropiarse del mundo. elegir en dónde terminarán sus versos. Detalla que: Para Octavio Paz, en tanto que “el idioma es una totalidad indivisible”, las “Un poema es una declaración moral, palabras por sí solas no son eficientes verbalente inventiva y ficcional en la que para comunicar; luego entonces, se Imaginación y crítica | Ritmo


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precisa de la suma, la asociación de elementos para transmitir un sentido. El poema tiene esta misma cualidad, es un universo compuesto por la suma de palabras; su esencia es la frase poética, pues “el poeta no se expresa con vocablos sueltos, sino con unidades compactas e inseparables” (1994, p. 74). Es la combinación de acentos y sonidos la que produce el ritmo. Veamos nuevamente el espléndido final del poema “Nocturno mar” de Xavier Villaurrutia: Lo llevo en mí como un remordimiento, pecado ajeno y sueño misterioso y lo arrullo y lo duermo y lo escondo y lo cuido y le guardo el secreto.

Para este caso, únicamente vamos a considerar el aspecto rítmico del poema; el cual hemos dicho que está determinado por los acentos; si hiciéramos solamente un esquema de los acentos de cada uno de los versos quedaría de esta forma: Lo llevoen mí comoun remordimiento, pecadoajenoy sueño misterioso y loarrulloy lo duermo y loescondoy lo cuidoy le guardoel secreto.

Dispusimos la unión de las sinalefas tratando de reproducir el “vocablo poético” del que habla Octavio Paz, que Ritmo | Imaginación y crítica

es la suma de palabras la que produce el ritmo. La pronunciación natural sugiere que las palabras terminadas en vocal y las que inician con ésta, se unen de forma inmediata. Los dos últimos versos tienen un efecto sonoro y musical, acompasado por la conjunción copulativa; además, cuando leemos dichos versos notamos que la sílaba tónica tiene las mismas pausas en ambos versos; es decir, en: “y lo arrullo y lo duermo”, las sílabas tónicas son 3 y 6; en: “y lo escondo y lo cuido y le guardo el secreto”, los acentos recaen en 3, 6, 9 y 12; pero si nos tomamos la licencia poética de colocar “y le guardo el secreto” en otra línea, veríamos con claridad que la estructura 3, 6 aparece también; aunque esto no es necesario porque el sonido lo confirma; además, le sirve al poeta para alargar el aliento para terminar con la palabra secreto, cuya intención íntima es permanecer en silencio, en secreto al terminar la lectura. Entonces, la musicalidad está determinada por la colocación similar de los acentos en las sílabas 3 y 6, acompasada, como ya dijimos, por la conjunción copulativa que sirve de enlace. Ejemplos hay muchos, lo interesante de este caso es ejemplificar de forma gráfica la disposición de los acentos y demás elementos de los que se sirve el poeta para lograr su ritmo.


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Recordemos la cita de Neruda, aquella que hablaba de las palabras “útiles y olorosas”, ya que Octavio Paz considera algo similar cuando explica que la frase poética tiene un “poder mágico”, en el que “unas palabras se atraen, otras se repelen y todas se corresponden” (1994, p. 75); y es con este elemento con el que se sirve el poeta para construir su universo musical, pues: “El dinamismo del lenguaje lleva al poeta a crear su universo verbal utilizando las mismas fuerzas de atracción y repulsión”, para ello se sirve de figuras retóricas como: la métrica, la rima, aliteraciones, paronomasias y demás, por este motivo para Paz el poeta es semejante al mago, en tanto que los dos se sirven de la analogía y no se preguntan qué es el idioma o la naturaleza, sino que actúan. Sin embargo, hablamos de creación y debemos precisar que la poesía escapa a cualquier consideración o encasillamiento; su agilidad le permite huir de cualquier contemplación que pretenda asirla. Por esto mismo, podríamos hablar de un poema sin encabalgamientos, aliteraciones, sin métrica o sin rima; incluso, habrá prosa que esté regida bajo leyes muy precisas de ritmo. Por lo anterior, debemos ser muy cuidadosos a la hora de querer encasillar al género bajo leyes rígidas, como si

hubiera una serie de reglas precisas que todos los poemas deben cumplir. Otro aspecto a considerar es que, en muchas ocasiones, el poeta tienta al lenguaje, se subleva y pretende arrancar su máximo expresivo y se topa con la imposibilidad del mismo; es decir, las palabras ya no bastan para significar al mundo; sirva para este caso un ejemplo del mismo Paz, un poema titulado “Las palabras”: Dales la vuelta, cógelas del rabo (chillen, putas), azótalas, dales azúcar en la boca a las rejegas, ínflalas, globos, pínchalas, sórbeles sangre y tuétanos, sécalas, cápalas, písalas, gallo galante, tuérceles el gaznate, cocinero, desplúmalas, destrípalas, toro, buey, arrástralas, hazlas, poeta, haz que se traguen todas sus palabras.

Las palabras bien pudieran ser una mujer, y el poeta, o gallo galante, puede poseerla y arrancarle, en tanto que domadas, su sonido y su sentido; sin embargo, el intento es vano, pues el lenguaje escapa y permanece inmóvil, arrogante y misterioso, “Decir ahí es Imaginación y crítica | Ritmo


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una flor difícil”, como anota el poeta Eduardo Milán en uno de sus versos. La única forma de acercarse a esa revelación poética, el mismo poeta mexicano lo considera así, es la mística. Y es aquí donde entramos a un terreno interesante, lleno de elementos que nos permitirán caracterizar mejor al género. La poesía tiene un estrecho vínculo con lo religioso, entendido este como revelación y contacto con lo divino. Martin Heidegger lo llama “habitar poéticamente” y lo define así: “estar en la presencia de los dioses y ser tocado por la esencia cercana de las cosas”. Para el autor alemán el oficio de poeta es la “más noble de todas las ocupaciones” porque el poeta cumple un papel primordial, ser el vehículo entre el hombre y lo divino, entre el mito y la palabra. Debemos recordar que, en sus orígenes, la palabra servía para hablar de los elementos del mundo, fueran de carácter natural o sensorial, que el hombre no entendía; escribirlos era una forma de darles nombre y comprenderlos. Habitar poéticamente cobra sentido en estas consideraciones, quien esté más cerca de los dioses, por medio de la palabra, puede acceder a la esencia del mundo. Escribir es repetir ese momento primordial en que el hombre pronunció la primera palabra. Ese instante en Ritmo | Imaginación y crítica


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que todo era tranquilidad y quietud. Aparece, en consecuencia, otro elemento importante en el poema: el silencio. Para entenderlo, repasemos la frase de Coleridge que nos menciona: “La poesía es emoción que recuerda tranquilidad”. Por un lado, la frase anterior nos recuerda que la poesía es ritmo, es decir, la emoción del sonido, pulso y respiración, la emoción de los latidos y la respiración de la tranquilidad. Por otro, nos enseña que la poesía nace del silencio, recordando ese momento primordial del que hablamos anteriormente, cuando el mundo era silencio y el hombre le dio nombre a las cosas. Paz también considera esencial el silencio, ya que es el principio fundamental de la creación del universo y el detonante del poema. Para los poetas, las pausas, encabalgamientos, la determinación de los versos en la página en blanco o pentagrama, suponen una forma de cantar, baste mencionar en este caso el ejemplo de Un golpe de dados1 de Mallarmé para darnos una idea de la importancia del blanco y del silencio en la página para determinar el ritmo del poema. Para finalizar este aspecto, el mismo Paz considera que esta cualidad es la característica principal del género cuando escribe: “la función predominante del ritmo distingue al poema de

todas las otras formas literarias” (Paz, 1994, p. 79). Además, en tanto que la poesía construye un mundo alterno, “una nueva realidad”, se sirve de la imagen para este propósito, de ahí que ese sea otro de los elementos que caractericen a este género. La definición que da Octavio Paz al término imagen y su utilidad en la poesía es significativo: “toda forma verbal, frase o conjunto de frases, que el poeta dice y que unidas componen un poema” (pág. 114). La imagen construye la realidad poética, la que el autor pretende: “constituye un escándalo y un desafío, también viola las leyes del pensamiento” (Paz, 1994); sin embargo, en el poema

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lo creemos, hay un acuerdo entre autor y lector de que cada frase poética será considerada verosímil, aunque escape a toda lógica. Muchas veces el poeta construye su poema con elementos que nunca se soñaron juntos (Borges), elementos que parecían irreconciliables; de esta manera, el propósito estético, lúdico e imaginativo prospera, en tanto que nos revela esa otra posibilidad. En este mismo sentido, para Jean Cohen el poeta viola los códigos del lenguaje usual y crea sus propios significados (1984, p. 197). Sin embargo, el lector no presenta ninguna objeción, pues se sumerge en la vorágine poética y cree, o recrea, el universo escrito en cada verso. La ficción prospera y el lector se apodera

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del poema, entonces ya no le pertenece al autor, sino a su nuevo intérprete que lo asimila, aunque no imagine exactamente lo que el autor plasmó en cada línea; sino, por el contrario, construya una nueva lectura a partir de su propia cultura y conocimientos. La imagen poética no se apega a un sentido, sino que su cualidad es propiciar un sinfín de rutas posibles y el lector elige el itinerario, pues su imaginación decodificará el poema con sus propios recursos, sean de carácter social, cultural y demás. La imaginación es, entonces, necesaria para complementar los detalles que falten entre texto y lector. Es aquí donde cobra sentido una consideración de Dámaso Alonso, la intuición del lector; el poeta español lo explica de esta manera: La imaginación (es decir, ese espejo en el que se nos combinan formando como una nueva realidad datos –antes inconexos— de la memoria) ha podido ir reflejando sólo unas cuantas deliciosas o angustiosas imágenes o miles de ellas (intuiciones parciales); la intuición de la obra es una imagen total, no suma de las parciales, aunque elevada sobre ellas. (Alonso, 1993) La imagen poética se finca en la información que el lector trae en su memoria y se moviliza de tal manera que construye, motivada por la imaginación,


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el sentido, pero no el del autor, sino el que el lector le confiere. Si bien la imagen poética desafía la verdad, en realidad no aspira a esa intención; como bien lo afirma ese proverbio chino en que leemos: “El pájaro no canta porque tenga una respuesta, canta porque tiene una canción”; la sencillez de estas líneas nos entregan una característica del pájaro/ poeta cuya única intención es cantar, sin pretender con ello otra posibilidad; el caso contrario sucede con el lenguaje científico, ya que éste sí apela a la verdad, a la claridad. Para Octavio Paz, sucede lo siguiente: “...el poeta hace algo más que decir la verdad; crea realidades dueñas de una verdad: las de su propia existencia. Las imágenes poéticas poseen su propia lógica y nadie se escandaliza porque el poeta diga que el agua es cristal o que ‘el pirú es primo del sauce’”. (1994) La poesía, sin embargo, se construye sobre un referente, pero en el poema ya no es éste, sino una nueva realidad que surge de la suma de ambos. Veamos lo anterior con unos versos de Fabio Morábito: Los perros ladran a lo lejos. Junto con ellos soy el único sin sueño en el planeta.

La sencillez de estas palabras es su mayor argumento, porque pareciera

que el significado de cada verso va en una sola dirección, pero esto sólo es apariencia; considero que debemos tomarlo con cuidado. Son palabras cotidianas y no aparecen figuras como rima, métrica, aliteraciones; por esto mismo, habrá quien diga que no se trata de un poema. La virtud de estos versos, como mencioné, radica en la imagen poética que construyen. Trataré de explicarlo brevemente. El primer verso apela a nuestra concepción de un perro ladrando, sin embargo, no se trata de uno o algunos perros en particular, se trata de cualquiera, incluso de todos, como en esa primera parte de la novela La balsa de piedra de José Saramago, donde los perros, por alguna causa desconocida, dejan de ladrar. En este caso, el silencio de la noche, los ladridos, permiten imaginar que ladran todos los perros del mundo. Pero esto no termina aquí, sino que cuando dice: “junto con ellos soy/ el único sin sueño del planeta”, nos sugiere una situación poética, la de alguien que piensa que todos los perros del mundo ladran para cuidar su insomnio, como si fuera la única persona despierta en el planeta. El poema tiene su virtud en que no recurre a demasiados artificios para sugerirnos ese aspecto de la vida. Además, estos versos son un buen ejemplo para Imaginación y crítica | Ritmo


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humano y si ella desaparece la humaejemplificar las virtudes de la imagen, nidad se acaba, y literalmente, en los que no es la realidad, apela a ella, pero cinco minutos siguientes” (Ávila, 2011). construye, de ahí su dificultad para los Nombrar al mundo es hacer poesía, estudiantes, una realidad alterna, una o, como lo diría Jorge Luis Borges “cada realidad poética que debemos asimilar. palabra es una obra poética” (1995), ya La lógica que impera en la frase que el hombre, al pronunciar esa palabra poética sólo es admisible dentro del primordial, dijo un poema, en tanto poema, fuera de él, se desvanece; esto que su intención era asir el mundo porque, en parte, la intención del poeta maravilloso que se extendía frente es recrear la realidad; aunque la a sus ojos. Por eso la poesía es teoría propuesta por los mismos poetas aduce que no se representa, poder, el poder de nombrar, sino que se presenta una realidad pues la palabra mueve al mundo. que nos muestra una parte de Pese a lo que pudiera pensarse, nuestra condición humana. la poesía no vive en el libro cerraPara finalizar este apartado se presenta una do; sino, por el contrario, la poesía mencionaremos también que, “La realidad que ocurre cuando leemos el texto y poesía es conocimiento, salvación, nos muestra somos partícipes del acto poético, poder, abandono” (Paz, 1994). La una parte de la sorpresa, del descubrimiento. frase del poeta mexicano cobra de nuestra Por este motivo, la enseñanza de sentido si pensamos a la palabra condición este tema en el nivel bachillerato resulta fundamental, ya que puede como fundadora del mundo; humana.” acercar a los estudiantes a un nivel mientras podamos conocer superior de conocimientos, comnuestro entorno y reconocernos prensión, concentración, decodificación, en él, conservamos nuestra humanidad, inferencias y demás. estamos salvados, seguimos latiendo al ritmo del mundo; tenemos el poder de la palabra, el poder de nombrar; sin El ejercicio lúdico de poetizar embargo, despreciar este conocimiento, Escribir poesía es un ejercicio lúdico mantenerlo en el abandono, puede enen que el poeta elige las palabras, con la tregarnos al silencio, a la destrucción; tal intención de crear un efecto de sentido como lo considera el poeta chileno Raúl (o placer, como lo llama Freud), sorpresa Zurita que, al responder una pregunta, o extrañamiento (como lo llaman otros expresa: “La poesía es la base de lo autores) en quienes leen; sin embargo, Ritmo | Imaginación y crítica


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como mencionamos anteriormente, el efecto poético no permanece en el texto en sí, sino que debe suceder un ejercicio de lectura para que se renueve, para que el lector construya de nuevo el texto a partir de sus experiencias y, de esta manera, logre comunicarse con las palabras. Huizinga en el apartado relativo a Juego y poesía, realiza un análisis muy preciso respecto a la cultura oral, de las formas en que la palabra transforma el entorno. En el inicio de dicho apartado aduce algo interesante. Menciona que en otros ámbitos de la vida humana

como el derecho, la guerra, la ciencia y demás, el juego ha quedado oculto por una interacción social y unas reglas más estrechas; sin embargo en la creación poética (escritura y lectura, que también es una forma de volver a escribir) el juego se mueve como en su casa. El juego encuentra un espacio donde puede construir, crear, de ahí viene su nombre poesía, poiesis, crear con las manos. En este mismo sentido, pero desde otro ámbito del conocimiento, Freud explica que: “El poeta mitiga el carácter egoísta del sueño diurno por medio de modificaciones y ocultaciones y nos soborna con el placer puramente formal, o sea estético, que nos ofrece la exposición de sus fantasías”. El psicoanalista atiende al carácter del lector, ya que este es otro escritor que construye el texto a partir de su experiencia, de lo que él mismo proyecta en las palabras. En concordancia con lo que mencionamos, Daniel Innerarity, en la introducción al libro Pequeña apología de la experiencia estética de Hans Robert Jauss, menciona que: “El juicio del gusto estético es siempre una invitación a participar en un gozo compartible”, más adelante matiza esta misma idea cuando dice que: “las obras de arte no nos sacan del mundo de nuestras experiencias ni nos liberan de él: nos dan la libertad de comportarnos experiencialmente con nuestras experiencias” (Jauss, 2002). Imaginación y crítica | Ritmo


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Luego entonces, podemos decir, según la interpretación de estos autores, que el lector participa en la intención creativa. Y si la poiesis, como nos sugiere Huizinga, es una función lúdica, entonces escritor y lector participan de ese encuentro y ambos colaboran en el ejercicio lúdico. Veamos a continuación tres ejemplos en donde los poetas ensayan esta posibilidad lúdica con mayor claridad. En distintos momentos de la historia de la literatura los poetas han propiciado rupturas y han propuesto juegos, nuevas variantes o, incluso, nuevas poéticas y estéticas para crear una nueva expresión. De este modo, consideramos, cuando los primeros poetas españoles que intentaron el endecasílabo, lo hacían, en cierto modo, jugando; es decir, para ellos era un nuevo camino que podían explorar. Así es que Juan de Mena y el Marqués de Santillana con sus Sonetos fechos al Ytalico modo, vieron en otra forma un nuevo rumbo, y se lo tomaron en serio, pero consideramos que dentro de ellos permanecía esa intención de juego, de inventiva. No fue sino hasta que Garcilaso de la Vega escribe sus sonetos que esta forma poética se consolida en nuestra lengua; antes, como hemos mencionado, imperaba el juego y la ruptura. Tal vez se percibían un tanto encadenados Ritmo | Imaginación y crítica

al rígido endecasílabo que había imperado en la poesía largos siglos. En otro ejemplo de esta inventiva lúdica que conlleva la poesía, en nuestro continente, sor Juana Inés de la Cruz escribe unos sonetos “de consonantes forzados de que se componen, en un doméstico solaz”. Estos poemas son juegos en que la poeta construye un poema con una rima poco usual, la leyenda cuenta que le dijeron que si su ingenio era tan vasto, hiciera unos poemas con rimas poco usuales. De ahí que tengamos estos ejemplos. (Las negritas son nuestras): Inés cuando te riñen por bellaca, para disculpas no te falta achaque porque dices que traque y que barreque; con que saber muy bien tapar la caca.

O este ejemplo aún más arriesgado: Aunque eres, Teresilla, tan muchacha, le das quehacer al pobre de Camacho, porque dará tu disimulo un chacho a aquél que se pintare más sin tacha. De los empleos que tu amor despacha anda el triste cargado como un macho, y tiene tan crecido ya el penacho que ya no puede entrar si no se agacha


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sugiere su clara intención de romper los moldes establecidos, además de que nos enseña una poética totalmente diferente. Y no es extraño que todos estos ejercicios sabes darle a entender, cuando nos parezcan una composición lúdica, en tanto que para su creación implica sospecha, la imaginación y sobre todo, un guiño que has hecho, por hacer su hacienda hacia la participación directa del mucha, lector como un artífice más de de ajena siembra, suya la cosecha. la poesía. Aunque sor Juana pone en No es extraño, en consecuenevidencia su agudeza, tan cara cia, que a los alumnos este tema les parezca gratificante (como en el ejercicio poético de aquella debería ser todo contacto con la época, y la inteligencia para mos- para su poesía), ya que descubren que trar sus dotes e ingenio, no pierde creación no sólo pueden participar en la su poesía ese toque de inventiva, implica la ejecución del poema, sino en su de juego. Hay un reto intrínseco imaginación lúdica elaboración. Cierto, ellos en lo que leemos con un resultado y sobre todo, participan en cualquier poema, afortunado, la fortuna radica en un guiño pero no son conscientes o nadie que no percibimos en los sonetos hacia la les ha comentado lo contrario; ningún rasgo que los haga parecer participación nadie les ha dicho que el arte es “forzados”, como ella los titula; directa del un lugar de experiencia, como sino, por el contrario, se percibe lector” menciona Innerarity y: “que los cierto encanto en los versos por seres humanos aprenden algo acerca la música nueva que intenta con esas de sí mismos y del mundo, además de rimas con palabras de habla popular. estremecerse o gozar, que del encuenVeamos otros ejemplos. En el tro logrado con el arte nadie vuelve sin periodo de la Vanguardia, los poetas de alguna ganancia” (Jauss, 2002). En los los diferentes movimientos plantearon temas relativos a poesía de vanguardia, nuevas formas de escribir poesía, de es gratificante verlos comprometidos con leerla y de concebirla. De este modo, lograr un ejercicio poético. encontrar en la actualidad sus textos Los dadaístas proponían una poética representados en poemas dadaístas, en donde el lector debía ser partícipe caligramas o cadáveres exquisitos nos Est ás a hacerle burlas ya tan ducha, y a salir de ellas bien est ás tan hecha, que de lo que tu vientre desembucha

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creativo del ejercicio. El aspecto lúdico ocurre por la participación directa del lector que se convierte, según las instrucciones de Tristan Tzara, en un “escritor infinitamente original”. Veamos el poema instructivo: Coja un periódico. Coja unas tijeras. Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema. Recorte el artículo. Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa. Agítela suavemente. Ahora saque cada recorte uno tras otro. Copie concienzudamente en el orden en que hayan salido de la bolsa. El poema se parecerá a usted. Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo.

El dadaísmo, según la interpretación que se le ha dado a su nombre, se refiere a esos balbuceos o intentos de comunicación de los más pequeños, entonces, el ideal de esta generación de poetas era regresar al origen primigenio, volver a la palabra, poetizar desde la infancia; aunque la palabra “dada” no tenía mucha importancia en cuanto el significado para los poetas reunidos en Ritmo | Imaginación y crítica

el Café Voltaire; su intención clara era imaginar las posibilidades expresivas que tendría su propuesta, amén de las oposiciones que generaría al ser una clara burla contra los cánones establecidos. Al respecto es necesario citar las palabras de Freud en su ensayo “La creación poética y la fantasía”, cuando dice que: “…todo niño que juega se conduce como un poeta, creándose un mundo propio.” Reyes Navia complementa diciendo que: “El juego y la poesía nacen del propósito de inventar otros mundos”, en el caso de los poetas de vanguardia y de todos en general, ellos se asumen artífices de esa realidad, aunque con la salvedad de que los poetas de vanguardia establecieron una lucha férrea contra la sociedad de consumo y contra la burguesía, amén de la tradición poética; esta lucha se ampara en el juego, en la imaginación como un elemento necesario para el ejercicio poético; pero un ejercicio poético en el que pueden participar todos (sea como creadores o lectores), ya no sólo las personas que pueden pagar y gozar el arte, sino todo aquel que lo quiera, pues el arte deja de ser una experiencia que pueden hacer y gozar unos cuantos. Huizinga aclara todo esto con una frase contundente: “Para comprender la poesía hay que ser capaz de aniñarse el alma“ (2012, p. 184). Su interpretación va más allá, pues


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al considerar al juego creador de cultura y a la poesía como una creación lúdica, expresa: “Si se considera que lo serio es aquello que se expresa de manera consecuente en las palabras de la vida alerta, entonces la poesía nunca será algo serio”. El oficio de elegir entre las palabras aquellas que resultan útiles y olorosas (para citar un verso de Pablo Neruda) va más allá de la expresión cotidiana. Si bien es cierto que el lenguaje ocupa todos los espacios de nuestra vida, la poesía escapa a esta consideración y se acomoda entre el juego de la invención, en el oficio de nombrar e inventar un mundo alterno. El mismo Huizinga expresa que la poesía habita en un recinto donde conviven “el niño, el animal, el salvaje y el vidente“. No nos detendremos a explicar todas las ideas que expresa, baste con subrayar la idea de que el ejercicio poético conlleva la alegría y el placer del juego, de nombrar y renombrar lo que se observa. Volvamos a los ejemplos que mencionábamos, respecto a las características lúdicas de la poesía. Según Jauss (Pequeña apología de la experiencia estética, 2002) hay una clara oposición entre trabajo y goce, de ahí que exista una dificultad en la caracterización del arte, porque este busca una experiencia de goce. Sin embargo, las poéticas y diferentes propuestas artísticas de vanguardia

tratan de acercar el goce de la experiencia estética a todos, o desacralizar el lugar común de que sólo los letrados pueden acercarse al ámbito de lo artístico. Por su parte, el filósofo Hans Georg Gadamer, en su libro La actualidad de lo bello, consigna un apartado que se titula: “El elemento lúdico del arte”, en el que refiere con similares palabras, resalta el impulso libre de la creación y que ésta no tiene un fin preciso, lo mismo que el juego. Subraya, además, la importancia del espectador en la obra de arte, o lector en el caso de la poesía, ya que éste es más que “un mero observador que contempla lo que ocurre ante él; en tanto que participa en el juego, es parte de él” (Gadamer, 1991, p. 68). Más adelante nos detendremos en este libro de Gadamer que aclara algunos aspectos relativos al sentido lúdico del arte, mientras sigamos con los ejemplos respecto a movimientos en los que se ha generado un rompimiento a partir de la creatividad y la inventiva lúdica. El cubismo propuso una nueva forma de mirar, de concebir la forma en ámbitos de la plástica. Inicia con la obra “Las señoritas de Avignon” de Picasso, quien acompañado de George Braque establece nuevos rumbos para el arte de principios del siglo xx. La poesía se nutre de la plástica cubista y propone, en la voz de Guillaume Apollinaire, la escritura de caligramas. Este autor francés se Imaginación y crítica | Ritmo


mirada de pasión Aún la siento clavada corazón... al dentro del Como un puñ

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Tu primera mirada tu primera

nutre de una vasta tradición, incluso de los carmina figurata de la Edad Media. Los caligramas son poemas que no siguen el orden tradicional en la disposición espacial de la página, por el contrario, las letras van dibujando, literalmente, la forma que describen.2 Se crea entonces un poema visual. En el ámbito de la enseñanza de la poesía, el caligrama es de gran utilidad porque su enseñanza precisa de la parte teórica y, sobre todo, de la práctica. En ella los alumnos deben echar mano de sus habilidades y su imaginación para confeccionar un texto acorde con el dibujo que forman las palabras. Por lo tanto, consideramos que esta forma de hacer poesía también conlleva un aspecto lúdico. Se puede comprobar en el aula, ya que los alumnos atienden con interés esta forma poética y al practicarla logran textos visuales de significativo talento. El caligrama tiene una dosis de gozo en su elaboración, ya que el alumno elige una forma que le es particularmente significativa, un caballo, una casa, un árbol, entre otras, y la dibuja con un texto que también implica determinadas emociones. Veamos nuestro último ejemplo, el surrealismo proponía una poética basada en el automatismo, escribir sin pensar o sin ser consciente del sentido, tal como lo expresa en El manifiesto surrea-

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lista Andre Breton, el precursor de este movimiento: “sustantivo, masculino. Automatismo psíquico puro, por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral.” El surrealismo propone la libertad, la imaginación y una oposición a la poesía altamente intelectual, además, se opone al arte propuesto desde la academia; por lo tanto, resulta fundamental mostrar a los alumnos esta oposición, de manera tal que comprendan que la poesía también es un ejercicio crítico. Nos vamos a referir particularmente a un tipo de poema elaborado por los surrealistas, el “cadáver exquisito”, el nombre se origina de una frase de la primera vez


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que lo jugaron los poetas franceses y el poema tiene su origen en un juego que ya existía llamado “consecuencias”. El poema establece que la creación debe ser anónima y colectiva, por lo tanto, una persona escribe una frase y dobla la hoja de papel de forma que la siguiente no vea lo que escribió; así, se va conformando un poema colectivo y anónimo que tiene un resultado inesperado. En el ámbito de la enseñanza, el cadáver exquisito debe mostrarse a los alumnos como un ejercicio poético y como un claro ejemplo de que la creación no precisa más que la imaginación, la disposición y el talento de varios interesados. Los surrealistas pensaban que el cadáver exquisito expresaba la conciencia colectiva de quienes participaban en el juego, por esto mismo, es un buen ejercicio para percibir ideas, situaciones o incomodidades de nuestros alumnos en el aula. Se pueden proponer temáticas, palabras o se puede establecer la plena libertad para escribir. En la mayoría de los casos el resultado de este tipo de juegos es gratificante. Bien dirigido puede entregarnos textos de interesante manufactura. Además de que estaremos presentando a los alumnos una forma distinta de hacer y leer poesía. A partir de estos ejemplos, y con las consideraciones de ciertos teóricos, podemos percibir que la creación poética

está amparada en lo lúdico. La poiesis se refiere a la construcción, a la creación, por lo tanto no es gratuito que el término poesía se derive de este concepto. El juego, por lo tanto, mantiene una estrecha relación con lo creativo, con la idea de construir un mundo a partir de las palabras. Cuando Johan Huizinga expresa que: “Nada hay que esté tan cera del puro concepto del juego como esa esencia primitiva de la poesía…” (2012, p. 184), apela al ejercicio de creación libre en donde se nombra como si fuera la primera vez. Para este caso, dice el mismo autor, hay que alejarse de la idea de que la poesía sólo tiene una función estética, pues para él la poesía pertenece a un orden mágico, mítico. Lo religioso impera, ya que en la poesía el hombre expresa la soledad ontológica de su presencia en el mundo. Imaginación y crítica | Ritmo


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otros rubros como el derecho y demás. Sin embargo, en ambos casos: “El poema es la forma natural de expresión en cuanto se trata de cosas elevadas” (2012, p. 194), estos asuntos “elevados” pueden ser de amor, muerte, soledad y cualquier asunto que resulte importante y significativo para quien escribe. Veamos a continuación algunas ideas respecto a la importancia de enseñar poesía lírica a partir del juego. El poeta, por lo tanto, es portavoz, es mago, es el que nombra, el que tiene la palabra, es vidente. Reitera: “La poesía, en su función original como factor de la cultura primitiva (es decir, mito), nace en el juego y como juego” (Huizinga, 2012, p. 186). Pero un juego sagrado y primordial, un juego que nos devuelve al origen, al principio en que hombres y mujeres se reunían en torno al fuego para cantar. Recordemos, para este caso, que el mito es una forma poética de explicar lo desconocido. Huizinga destaca dos momentos, el de las culturas primordiales y el de las culturas avanzadas, en las primeras prolifera el sentido lúdico a partir del ritmo, la repetición y de la rima. En las culturas avanzadas, la poesía, además de tener un sentido social, y no sólo es concebida con una función estética, sino que posibilita que puedan expresarse Ritmo | Imaginación y crítica

La propuesta de enseñar la poesía lírica por medio del juego Hemos visto en estos dos apartados anteriores que el arte, y particularmente la poesía, conlleva un aspecto lúdico en su creación, en tanto que el autor juega con las palabras, con el ritmo, con las imágenes, con los tiempos, la disposición de sus versos en la página y demás. Es por ello que el juego puede convertirse en una forma interesante de acercar a los alumnos a este género, para que ellos mismos descubran estas posibilidades. Es necesario precisar que no se trata de convertir a los estudiantes en escritores o poetas, sino, nutrir su imaginación y su creatividad con el descubrimiento de un género que es un cúmulo de sorpresas. En capítulos anteriores hemos mencionado los argumentos que nos permiten expresar que el juego es útil en los procesos cognitivos


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y, si la poesía comparte algunas de estas características, es preciso considerarla parte útil del proceso de enseñanza. Veamos esto con mayor detalle. Varias de las características con que los autores se expresan del juego, podrían bien utilizarse para la poesía. Poetizar es una forma de aniñarse el alma (Huizinga, 2012), de descubrir y renombrar. En este mismo sentido, Joan Ortí aduce que: “Los niños y niñas empiezan jugando con las palabras establecen relaciones entre ellas para que suenen correctamente. Así nace la poesía, que no es más que la perfección o el desarrollo de aquel juego primitivo de niños“ (2008, p. 104). El autor equipara el proceso creativo de la poesía, con el de nombrar, un aspecto del que se ha hablado mucho, pero en el que no vamos a profundizar, solamente a significar como un proceso de descubrimiento que antecede a la creación. Dámaso Alonso (1993), al subrayar la importancia del lector en el proceso creativo, anota un detalle significativo: “La intuición literaria, la del ensueño y la del juego infantil, son fenómenos relacionados. Pero el lector sabe que sueña, sabe que sabe que juega”; es decir, si apelamos al proceso de lectura, encontramos un aspecto lúdico, en tanto que el lector, recrea las imágenes anotadas por el poeta. Se sirve para

este descubrimiento de su propia imaginación. Mueve, para ello, todos los conocimientos y sentimientos que trae consigo, de alguna manera sale fortalecido con la lectura de algún texto que sea de su agrado. Desentrañar un poema tiene relación con el juego infantil, porque conlleva descubrimiento. Además, como también anota Alonso, el mutuo acuerdo entre escritor y lector, posibilita la imaginación, el primero propone el tablero de juego, pero el segundo ordena las fichas a partir de sus posibilidades. Esto no sólo sucede en el mundo literario, como bien anota el poeta y crítico español cuando menciona que: “Cada obra literaria (y cada obra de arte) es un espacio abierto en nuestra imaginación” (Alonso, 1993); es decir, una pintura, una pieza musical, una representación de danza y demás, tiene la posibilidad de mover nuestros sentidos. Esta parte es a la que se debe apelar en el aula, que el alumno entienda el proceso de lectura como algo propositivo, donde su imaginación es importante para la recreación de la obra de arte; esto, en gran medida, parte de la sensibilización, pues el mundo actual, dada la inmediatez, posibilita que los alumnos mantengan relaciones a distancia o con gran desapego de emociones, por esta razón, aspectos humanos como la comuImaginación y crítica | Ritmo


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apelar a est a característ ica porque es nicación directa les parezcan diferentes. fundamental. Además, al decir modesta, En este sentido, los medios de comulo vuelve a equiparar con el juego ya nicación, sean televisión, internet o las que, como vimos anteriormente, ambas canciones que cotidianamente cantan, actividades no tienen una “utilidad“ utilizan la emotividad como vehículo, evidente, sin embargo, su razón de ser además, se valen de un lenguaje realzado se significará en un futuro. e intensificado o hipérboles para lograr La poesía es una forma de sus propósitos, por esto es necejuego porque construye un munsario que ellos conozcan la poesía, do imagi nario, recordemos las pues ello les permitirá pondecualidades que expresamos acerca rar distintos tipos de expresión. de la imagen en este mismo capíEs menester señalar que tulo; además, se sirve del ritmo dentro del salón de clases, aún que, como también mencionamos cuando se esté leyendo un poema que el alumno anteriormente, es una forma de lírico, con aspectos muy signifi- entienda cantar. El poeta juega con las cativos en el tema del amor, los el proceso palabras de tal forma que logra alumnos no se identifican porque de lectura mover, no sólo nuestra imagiesa sensibilización, esa parte de como algo nación, sino nuestro oído. Cansu condición humana que intenta propositivo, tamos con él porque creemos y descubrir el poema, permanece donde su recreamos ese mundo descrito oculta por la facilidad e inme- imaginación es diatez del mundo actual, ya que importante para en sus palabras. En el mismo libro, Heideno precisa el contacto directo, la la recreación de amistad, la confianza, el amor. la obra de arte” gger precisa lo siguiente: “La El fi lósofo alemán Martin poesía parece un juego y, sin Heidegger, al analizar la poesía de Hölembargo, no lo es. El juego reúne a los derlin anota lo siguiente: “La poesía hombres, pero olvidándose cada uno se muestra en la forma modesta del de sí mismo. El contrario, en la poesía juego… inventa su mundo de imágenes los hombres se reúnen sobre la base de y queda ensimismada en el reino de lo su existencia” (1997). Pareciera una imaginario” (1997, pp. 128-129). Nuecontradicción, sin embargo, los aspectos vamente encontramos el aspecto relativo que mencionamos anteriormente como a la imagi nación. Que lo mencionen ritmo e imagen, permanecen con esa diversos autores no es gratuito, se debe cualidad de juego, donde el poeta es un Ritmo | Imaginación y crítica


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pequeño dios que construye una nueva realidad. Lo que el filósofo alemán explica es que la poesía no permanece sólo en una cuestión estética y ornamental, sino que trasciende todo lo anterior, o sólo se sirve de eso, para tocar un tema de nuestra condición humana. Si la cultura está determinada por el juego y si la poesía es lo más cercano al juego, entonces este asunto debe considerarse con seriedad Bibliohemerografía: Ávila, L. La vanguardia. (2011 6-octubre) en http://www.vanguardia.com. mx/raulzuritaenlaintimidaddelcielo-1094014.html Alonso, Dámaso. “Primer conocimiento de la obra poética: el del lector” en Poesía española. Madrid: Gredos, 1993. Borges, Jorge Luis. Siete noches. México: fce, 1995. Cohen, Jean. Estructura del lenguaje poético. Madrid: Gredos, 1984. Eagleton, Terry. Cómo leer un poema. Madrid, España: Akal, 2007. Gadamer, Hans George . La actualidad de lo bello. Barcelona: Paidós, 1991 Gorostiza, José (1996). “Notas sobre poesía” en Poesía completa. México: fce, 1996.

Heidegger, Martin. Arte y poesía. México: fce, 1997. Huizinga, Johan. Homo Ludens (3a ed.). Madrid: Alianza editorial, 2012. Jauss, Hans. Pequeña apología de la experiencia estética. Barcelona, España: Paidós, 2002. Ortí, Jorge. “El juego de tablero de todo el mundo“ en D. Bañeres, El juego como estrategia didáctica. Barcelona: Graó, 2008. Paz, Octavio. El arco y la lira. México: fce, 1994. Vol. 1 Notas En otras traducciones del título leemos Un tiro de dados jamás abolirá el azar, como la edición realizada por Taller Ditoria, versión de Jaime Moreno Villareal. En este sentido también puede consultarse la nota del editor de Un golpe de dados jamás abolirá el azar, publicada en Pleamar en 2010. 2. No se trata, sin embargo, de una propuesta similar a la de Sthephane Mallarmé, con su libro Un golpe de dados, donde la disposición espacial de la tipografía significaba un tono, un ritmo, una entonación distinta según cada instrucción. En el caso de los caligramas, los dibujos que van trazando las letras no apelan a cambios de tono y demás. 1.

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n s a y o

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e o p o l d o

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o n z á l e z

UNA POÉTICA de lo inmediato La enseñanza de la poesía

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El móvil íntimo de la escritura

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scribir poesía es un ejercicio relativamente sencillo en el que intervienen las ganas de hacerlo, la necesidad de traducirse al lenguaje que experimenta cada individuo, la “visión” interior del que escribe e intenta comunicar “algo” al mundo y el deseo, consciente o inconsciente, de forjar una imagen que nos represente y hable por nosotros a la mirada de los demás. En años recientes ha cobrado un nuevo y vigoroso impulso el estudio y conocimiento de la poesía, desde perspectivas que iluminan su importancia histórica y la necesidad de su ejercicio en travesías de crisis y en épocas de oscuridad. A fines del siglo xx algún autor latinoamericano se preguntó si la poesía era entonces un arte en agonía; al despuntar el siglo xxi se organizaron coloquios y encuentros internacionales con el propósito de estimular nuevos acercamientos críticos a su ejercicio e investigación, a su lectura y cultivo por la primera generación del siglo; más tarde, Ethel Krauze publicó un libro esclarecedor Cómo acercarse a la poesía (1992) que ayuda a despejar los caminos habituales del lector y a darle una significación distinta a la lectura y al interés por la poesía de todos los tiempos. A su manera, cada uno de estos eventos, Ritmo | Imaginación y crítica

ejercicios y ensayos contribuyó a una tarea esencial: la de construir puentes de comprensión y entendimiento mutuo para crear un territorio común entre el autor, la obra y el lector. El ser humano es un signo entre los seres y las cosas del mundo y, a su vez, los seres y las cosas del mundo son sistemas de signos en los que respira, habla, sufre, camina, sueña, sangra, vuela, llora e imagina el hombre, “el Prometeo de sí mismo” según Michelet. ¿Para qué escribimos? ¿Qué es ese vacío o hambre de plenitud que nos lleva a escribir? ¿Qué lugar ocupa la poesía en el oficio de escribir? ¿Qué es lo que está detrás o debajo de la palabra, como materia prima latente o refulgente, cuando tomamos o “alguien” toma en nuestras manos el acto de escribir? ¿Cuál es el móvil profundo del arte de escribir poesía? Las preguntas son las mismas desde hace siglos y las respuestas varían según la tradición histórica, la cultura, la época, el discurso literario y el o los autores de que se trate. La pregunta por el ser de la creación, de la escritura y del acto de escribir, no es asunto menor cuando se trata de saber si se puede o no enseñar a escribir poesía. Al acto de escribir —y, específicamente, al de escribir poesía— se puede llegar por varias vías: por una disposición de ánimo


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que no sabemos cómo surge o de qué manera nace en el interior de la persona; por un impulso del corazón cuya motivación es un misterio que han intentado explicar filósofos, místicos, poetas, literatos, teólogos, hermeneutas y filólogos de casi todas las lenguas; por la descarga repentina de una fuerza o energía “sin nombre” (el “trance” de Coleridge, el “duende” de García Lorca, el “erizo” poemático de Jacques Derrida, etcétera) que nos pone en contacto con cierto descubrimiento o revelación cuyo enigma necesita ser dicho; o bien, porque se cae en cuenta de que se tiene una predisposición innata a ser el traductor de los motivos del corazón, o el “médium” dispuesto a trasladar sustancias de una realidad a otra, pues, como escribió Novalis: “El camino misterioso va hacia el interior”. El temprano despertar a la poesía La poesía como recurso de desdoblamiento interior del hombre y ejercicio literario temprano; la poesía, ese ser vivo que deletrea a su autor y funde en un abrazo cósmico a todos los seres de la tierra, es algo a lo que se llega pronto en la vida: el lugar del hombre en el cosmos y su relación con otras creaturas que tanto inquietaba a Scheler; el misterio donde nace el sol cada mañana; las tonalidades del ocaso mientras oculta y

desaparece la luz solar de nuestra vista; la noche inmensa que es nuestra cuando la vivenciamos con los ojos y el filtro de la propia percepción; la belleza salvaje de un bosque de pinos en los silencios del ojo y el olfato; la relación del hombre con los asuntos de la flor y, desde luego, todo el conjunto de sensaciones que vivimos en la edad de la inocencia brindan al niño, al púber, al adolescente y al joven el estímulo necesario para dar forma inicial a la voluntad de escribir. El que escribe poesía unos años después de que adquirió uso de razón, lo hace porque hay en él dones y atributos de ser que lo trastocan en signo errante de la cultura: un alma sensible atravesada por los dictados y las urgencias del lenguaje, un conocimiento innato de las materias propias de la poesía y un inconsciente poético —común a todos los hombres— que en secreto esperan entrar al juego del encantamiento del mundo. En esta primera etapa, que podría definirse como de autodescubrimiento y autoexploración del inconsciente poético, los pasos iniciales de la escritura están marcados por el sello de la inocencia (la no-ciencia), por lo que es creado a golpe de primera intención y por lo que sencillamente “nos nace” escribir, al margen de preceptivas literarias y de cualquier otra preocupación formal por la calidad, el estilo, la originaliImaginación y crítica | Ritmo


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dad, el valor y la filiación estética de lo un ser sagrado a causa de los peligros que escrito. En este periodo inicial en la lo habitan; si es una “nada” que escribe “nadas” significativas en el enigma del vida del que escribe, casi todo tiene el universo; si es intermediario accidental patrón de la escritura poética instintiva entre los dioses y los hombres; si es un e intuitiva, dict ada por los “pálpitos” instrumento de la tentativa de llenar de del corazón y expresada en forma de plenitud el vacío que lo contiene y que tentativas, anticipos y vislumbres: ejerexpresa al propio universo; en suma, si cicios preparatorios sin los cuales no es portador del fuego eterno en puede concebirse ni darse por pos de hacer del mundo un todo hecho al futuro escritor. Esta es iluminado, estas cuestiones las la etapa de cocción en solitario resolvió ya —aunque de modo y de forja gradual del autor, en provisional— la filosofía a la que no intervienen la lección partir de Platón, pasando por ni la enseñanza directa de nadie, Aristóteles, Horacio, Homero, sino sólo el grito nocturno de En este periodo la sangre señalando a uno más inicial en la vida Virgilio, Dante, Kant, Novalis, de la estirpe de los elegidos. del que escribe, Hegel, Hölderlin, Maritain Lo que sigue a la inquietud y casi todo tiene y Heidegger, hasta llegar a la a las tentativas iniciales de escri- el patrón de la consideración de que el poema bir poesía es, para el que escribe, escritura poética y el poeta son un eco sin fin del una tarea doble: primero, de au- instintiva e canto primordial que funda la toformación continua en lecturas intuitiva” armonía del cosmos. necesarias e indispensables, en el Tener en cuenta que somos, proceso de escribir tomando riesgos, en poéticamente hablando, el eslabón de la búsqueda persistente del “yo” interior alquimia y sentido que alguien fijó en que desea ser dicho, en experiencias de los códigos secretos de la sangre, para vida y en el diálogo fecundo con otros que en el fluir de la vida y el lenguaje creadores; segundo, de formación infuese reescrito lo que en verdad somos, tensa e integral en estudios formales, en es tan importante como saber que la círculos literarios, en talleres de poesía o poesía es hambre de Absoluto, ambición narrativa y en lecturas críticas, en busca de totalidad. Por esto, no debemos buscar de una expresión y un estilo propios. la poesía en otra parte que no sea en todas partes. Si el poeta se propone como enigma a descifrar en el enredo del mundo; si es Ritmo | Imaginación y crítica


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La enseñanza de la poesía La poesía como técnica de lectura, método de conocimiento racional, fórmula de expansión del ser, ejercicio de creación, espacio de recreación de la crítica y técnica de investigación y de expresión literaria que es, es un fenómeno que no sólo puede y debe ser estudiado, sino algo susceptible de ser enseñado y aprendido en la medida en que se tenga vocación y disposición de espíritu para ello. Ni la inspiración, ni la “visión” interior, ni el instante de “revelación” previo al acto de escribir, ni la forma particular de sentir y de imaginar el ser del poema pueden ser objeto de una enseñanza específica, porque son

únicos e intransferibles en cada uno y forman parte inconfundible de la infraestructura emocional y espiritual de cada individuo. Si, como escribió Octavio Paz, “La llamada técnica poética no es transmisible, porque no está hecha de recetas sino de invenciones que sólo sirven a su creador”, esta no puede ser enseñada, entre otras cosas, porque cada alma —de acuerdo con “el compás de su ser” que menciona Aristóteles en su Poética— es portadora de un ritmo único y de una vibración distinta en la armonía del cosmos, de suerte que cada ser y cada alma son causa eficiente de sí mismos y habitan el centro de su propio afán. Pero en la medida en que el ejercicio de la poesía, de ser juego lúdico Imaginación y crítica | Ritmo


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de los sentidos y las facultades, pasa a ser manantial de un saber útil, conjunto de habilidades y destrezas para la expresión oral o escrita, conocimiento transmisible y dominio de una técnica literaria, en esa medida puede ser objeto y materia de un proceso didáctico de enseñanza y aprendizaje. Uno vive en ese domicilio conocido que es el lenguaje, que a su vez es la casa del ser, y ahí experimenta todo tipo de sensaciones con el frío, la luz, el agua, la soledad, las preguntas “sin respuesta”, el hambre, la oscuridad, la ausencia, el vacío y… de pronto, una intuición o una revelación de muy adentro de nuestro ser nos lleva a la página en blanco: al intento de transformar lo sentido, lo vivido, lo imaginado, lo intuido o revelado en poesía escrita. Alfonso Reyes advierte: no debe confiarse demasiado en la poesía como estado de alma, y en cambio se debe insistir mucho en la poesía como efecto de palabras (…) Hasta los perros sienten la necesidad de aullar a la luna llena, y eso no es poesía (…) El poeta debe hacer de sus palabras cuerpos gloriosos.

Es válido que en ocasiones se escriba más con las urgencias e imperativos del sentimiento o la emoción, que con los dictados o la palabra en reposo de la razón. También es explicable que ocurra Ritmo | Imaginación y crítica

a la inversa: que un componente de razón, más que de sentimiento y emoción, predomine sobre las calles y avenidas de la página en blanco. Sin embargo, por lo menos desde nuestra perspectiva, siempre será mejor un texto situado en el crucero verbal que forman las corrientes vitales de la emoción y la razón, porque será un texto regido por la imaginación crítica, la mesura y el equilibrio. Si la escritura transmite conocimiento a partir de los sentimientos, las emociones y sensaciones que el escritor ha depositado en ella, y que subyacen en el texto, transmitir ese conocimiento demanda plasticidad de espíritu, cierta preparación formal y habilidad para comunicar. Por ello, escribir poesía requiere dominio de los instrumentos del lenguaje y la capacidad de dar forma al sentimiento en greña, a la emoción en bruto, a la sensación en barro que toman en sus manos el acto de escribir.

Lo que hay que saber nos interpela Ser poeta es un oficio gatuno: consiste en combinar la suavidad aterciopelada del pelambre del gato con la garra felina de su estar en el mundo; es un asunto de técnica ruda y, a veces, una cuestión de rudeza pura en busca de las excelencias del lenguaje. Es por el lenguaje que somos un estar siendo y es por la palabra que entramos en posesión del mundo. A


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su vez, lenguaje y palabra sólo realizan su capacidad de significar en la medida en que el Otro (el poeta: el “inspirado por los dioses”, el “poseído por un dios”) subordina las funciones intelectuales y fisiológicas del habla a la imperiosa “voz interior” que necesita ser dicha. En cuanto una resolución interior de servicio al oráculo de los dioses o a sus deseos más recónditos nos convierte en artesanos del lenguaje, todo en nuestra vida cobra un sentido particular relacionado con la poesía. Pero el contacto con lo sublime exige una lucha cuerpo a cuerpo con lo que no es sublime: un entramado institucional azolvado de intereses, la zona sombra del ser, el canibalismo de ciertos provincianismos culturales y poéticos, el ninguneo que regatea reconocimiento a trayectorias con luz propia y algunos de los condicionamientos más elementales de la condición humana y la cultura. Pero estamos de paso por la vida y por la historia, y es deber irrenunciable de los espíritus elegidos dejar el mundo un poco mejor que como lo encontraron. Escribió André Gide: “El escritor debe saber nadar contra la corriente”. Al margen de que las instituciones oficiales de cultura no siempre hacen su trabajo y, cuando lo hacen, no siempre lo hacen bien, la pertenencia a círculos culturales y el peregrinaje por talleres

literarios son alternativas de enseñanza y aprendizaje que ayudan a la formación del escritor (sea dramaturgo, ensayista, narrador o poeta), al desarrollo y perfeccionamiento de su vocación y a que su obra se nutra de un dialéctico juego de espejos en y frente al mundo. Por otra parte, a pesar de lo bien que hacen su labor algunas instituciones de cultura, sobre todo en los ámbitos universitario y privado, lo cierto es que el escritor en México debe abrirse paso por cuenta propia, afirmarse a partir de la consistencia y calidad de su obra, mantener una independencia crítica frente a toda forma de poder y aportarle al lector una creación y una reflexión que cumplan dos requisitos: una creación y una reflexión ejercidas en la libertad y para la libertad y, al mismo tiempo, colocadas al servicio de la verdad. Al tiempo que hay que lamentar el extravío de los gobiernos en muchas de las materias relacionadas con la cultura, puesto que suelen invertir en lo mediáticamente vistoso y no en lo culturalmente importante, hay que deplorar, también, el engrosamiento de las burocracias culturales que sólo sirven para “administrar” más no para dotar de un sentido racional y de una visión de horizonte las tareas que tienen relación directa con la promoción y el fomento de la cultura. A cambio de ello, hay que Imaginación y crítica | Ritmo


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tienen el acento esperanzador y luminoso celebrar que muchas de las fuentes de de lo que nace en la intemperie civil. oxigenación y de vitalidad de nuestras Esto implica que la vida del escritor expresiones culturales y literarias vienen en general, y del poeta en particular, de la sociedad y de una vida cultural tiene una cita permanente con la incerindependiente, que con frecuencia tidumbre y la adversidad, porque en hacen lo que nos han quedado a deber ocasiones casi todo habrá de conspirar los gobiernos: estimulan la creación y la forja de pensamiento fuera de los contra él: cuando no los sinsabores estrechos círculos académicos e incomprensiones de la vida y del poder, crean alternativas doméstica, los prejuicios y de expresión y de discusión de condicionamientos del medio la realidad con un alto sentido cultural, las lacras y las taras crítico, modulan el ritmo y el de algunos círculos sociales, el tono de los relevos generacionales marasmo y la miopía de la vida institucional y, con frecuencia, que a cada tanto refrescan el el poeta debe el provincianismo mental que temple de las letras nacionales y, permanecer rige la visión de una parte de de paso, van depurando —a su atento a manera— la demografía autoral cualquier hecho la crítica y el municipalismo y el mapa literario de lo que vale o circunstancia cultural que a veces impide ver el y lo que no vale la pena ser leído. que provoque su justo valor de las expresiones más Las asociaciones culturales que racionalidad” logradas y universales de nuestra se crean para dar cuerpo y resosociedad. Todo esto, sin embargo, nancia a un proyecto o a un discurso; los son incidentes menores para quien en círculos literarios que a diario se fundan verdad ha tomado partido por la poesía, en todo el país para darle voz al escritor pues el poeta debe permanecer atento anónimo; los talleres de dramaturgia, a cualquier hecho o circunstancia que danza, narrativa y poesía que se abren provoque su racionalidad, sin descuidar por fuera de las instancias oficiales para que los asuntos mayores de la poesía —si generarle oportunidades a los artistas y bien incluyen las suelas y el camino— creadores independientes y, en fin, todo están en otra parte: en los pliegues del el conjunto de actividades y de esfuerzos ser, en las costuras del alma, en un aislados que suelen desplegarse desde las pacto de amor con la naturaleza y en la aceras y la plaza pública para hacer del tentativa de comprender y hacer suya discurso cultural un asunto de todos, la indescifrable canción del universo. Ritmo | Imaginación y crítica


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El yo fragmentado de nuestro tiempo (hacia una poesía de redención) Estimular nuevos acercamientos a la poesía: a su enseñanza, ejercicio, cultivo y aprendizaje, no es ocioso cuando de lo que se trata es de fundir a la criatura con el universo, de orientar el esfuerzo social a la redención humana por la cultura, de dotar de asideros al hombre para que no perezca en las oxidaciones del llanto y en la ruina de su piso existencial y, en fin, de reconciliar al mundo con sus raíces augenésicas y con sus valores más hondos y perdurables, para que lo humano recobre su sentido —precisamente— a partir de los poderes de la poesía. Nuestra época resiente una carga de incertidumbre, zozobra y oscuridad, no sólo por los signos ominosos que recorren el planeta y dibujan una mueca de espanto sobre la fachada triste del hombre del siglo xxi, sino, además, por la corrupción del lenguaje, los síntomas de deterioro y crisis del respeto a la vida, la confusión reinante, el sinsentido existencial y la distorsión de los parámetros de toda forma de racionalidad. Todas estas son cuestiones en las que quizá pueda advertirse el fin de un periodo en la historia humana, marcado, a su vez, por el fin de una mentalidad epocaria, el fin del paradigma tradicional del poder y el fin de los grandes relatos, que en conjunto subrayan no sólo el

vacío que ya refería Lipovetsky, sino la orfandad y la intemperie espiritual que parecen recorrer los caminos del ser y el paisaje de la cultura en el cuarto lustro del tercer milenio. Un paréntesis de deshielo en la historia, puede constituir el más rudo de los aprendizajes para una civilización que no ha aprendido el lenguaje del amor, pero puede ser, también, una prueba para incitar a la poesía y al poeta a una experiencia-límite: la de elaborar el cantar del más crudo invierno o la

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oda del frío más radical, sólo para demostrar que la poesía es una sustancia de la química del intelecto hecha a prueba de muy bajas y muy altas temperaturas, capaz de cristalizar los picos de la flama y de derretir los enconos glaciares del frío más extremo, pero también de brindar respuestas y consuelo a la altura de la desesperanza que nos hiere. La poesía que consumimos nos consume, porque leer es vivir y es morir hacia dentro. El yo fragmentado de la poética está en la soledad radical del

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hombre, que es soledad de sí, de Dios y del otro, porque no ha encontrado la fórmula precisa para restituir en una misma unidad integradora lo que en él es sagrado, lo que en él es él mismo y lo que en él es el otro. En la aventura de ser, el hombre no sólo ha acumulado más soledad de la que puede soportar: también ha remplazado la energía fecunda del sueño por la energía disolvente de la pesadilla, en aras de apropiarse de un mundo material exterior —de un mundo de ilusión—que lo ha hecho perderse a sí mismo. El hombre, ese gran desterrado de sí mismo, no desea ni podría hacer frente a su ser precario ni a su soledad radical, porque se sabe más sólo que nunca en el universo y la batalla de siglos con su sombra ha diezmado su vitalidad y lo ha dejado exhausto. La soledad, que es fortuna y bendición para el crear de un espíritu elegido, puede ser ruina para el que no conoce la fibra espiritual del ensueño. Si lo que escribió Chantal Maillard: “cuanto más se expande el mundo de la comunicación más crece el hueco interior”, dibuja con crudeza demoledora una de las paradojas más terribles del hombre de hoy, la pertinencia de aquel verso de Paul Celan parece una radiografía de las negruras de nuestro tiempo: “Digas la palabra que digas / agradeces / el deterioro”.


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Si el mundo conocido amanece hoy a un nuevo instante de decadencia, por los signos de ruina moral y los gérmenes de autodestrucción que vemos activarse en distintos puntos del planeta; si lo que hoy vivimos no es sino otro despertar a la crisis de la razón posmoderna, incapaz de crear otro logos de integración y entendimiento racional para reinventar e iluminar la vida; o si la maquinaria de delirio y demencia que avanza sobre nuestras cabezas no es sino un desquite del pasado por cierto desajuste o desequilibrio funcional que no supimos resolver a tiempo, estos son asuntos que toca explicar a quienes llegamos al

siglo xxi sin una idea clara del futuro que nos esperaba a la vuelta del tiempo. La poesía es fuente de sentido y manantial de respuestas para el hombre atribulado del siglo xxi, no sólo porque al nombrar el vacío desvanece su aspecto aterrador y conjura sus espectros, sino, además, porque al nombrarlo lo llena de una presencia que simboliza todas las presencias. La poesía es filosofía concentrada que resuelve en su interior lo que en el hombre es duda, vislumbre, historia, ciencia, pregunta de infinito, camino con retorno a sin él, drama, tentativa, dolor radical de ser, ausencia, laberinto de signos, exilio interior, herida mortal del nacer, lágrima, oscuridad y luz. La poesía que necesitamos es una poesía de redención, que contribuya a liberar de ataduras, frenos interiores, condicionamientos y límites autoimpuestos, la dimensión más honda del ser, pues sólo en la restitución del ser a su esencia podremos asistir al avistamiento de toda la luz en un instante. La poesía que requerimos es una, como dice Chantal Maillard, “capaz de devolvernos la conciencia de una semejanza fundamental” con el mundo de los seres y las cosas, pues es ahí, en la geografía de lo visible y concreto, donde el poeta puede intentar redimir al mundo. Imaginación y crítica | Ritmo



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LA RAZÓN POÉTICA como salvapantallas No se trata de hablar, ni tampoco de callar: se trata de abrir algo entre la palabra y el silencio. Roberto Juarroz Imaginación y crítica | Ritmo


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i convicción por la poesía en tres actos. En el primero intento elaborar una definición de poesía y no la definición de poesía que es, cómo se podrá ver, empresa imposible si no se echa mano de instrumentos retóricos para crear una definición poética de poesía. En el segundo momento doy cuenta de la poesía en mi vida de adolescente, no sé si fue la poesía una puerta o yo fui una puerta para la poesía. En el tercer y último instante hago una reflexión sobre la enseñanza de la poesía a los adolescentes.

1 ¿La poesía llegó o ya estaba? En el principio fue la poiesis es una petición de principio para escribir sobre la poesía. La poesía es más grande que la palabra poesía. La poesía es el trasunto de la nada. La palabra, que Heidegger definió como morada del ser es una hiperémesis que regurgita almíbares de orquídeas efímeras. He de rebobinar la escritura y recomenzar. En el principio estuvo el acto creativo de los mitopoetas. La sangre fálica de Quetzalcóatl mojando los granos de maíz dentro de un molcajete es, en un principio, la poesía. Las manos quirúrgicas de sádico sublimado del sibarita Yahvé en el cuerpo de Adán; la masculinidad terrestre de Geb, el Ritmo | Imaginación y crítica

egipcio; Zeus dionisiaco convertido en hipocampo helénico con su hijo en el muslo o Ganesha barritando subido en un ratón volador. La quiralidad mitológica. La mitología es la primera poetización de la realidad insoportable. Es, entonces, una forma de iluminismo primitivo. Las esteatopigias no tienen mitos porque son la poiesis misma. La antorcha del pensamiento que comenzó como cerillo y ahora es llamarada, quemazón incontrolable de la ciencia. En primer lugar, una definición de poesía. En primer lugar, lo imposible. Yo que he estado a punto de combatir a golpes con un poeta libanés en un aula de la UAM por esta razón, por una definición de la poesía. El gesto airado de los detractores de la poesía es una afrenta para los de mi calaña. Me temo que esto se parezca a rendir homenaje a la poesía en mi vida, yo que le he otorgado a la poesía un genio que la convierte en conjuro, en practica como quien, hecho al budismo, deja un poco el acto, la vida. Me siento en deuda con la poesía que es como sentirse en deuda con la nada o con el tiempo. En el mito maya del Popol Vuh, los dioses se contentan con un hombre creado que pueda hablar. Cuando el hombre habló se dio cuenta que a las palabras también se les puede desviar de su curso natural. Eso es la poesía. Mi cráneo es azul, mi lengua es de pedernal,


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mi columna vertebral unida con la piel de una serpiente. Mi corazón es llevado por el águila, mis dientes desnudos saludan al sol sobre el cadáver del tiempo. En dónde desde el silencio verde de los nopales cantan las tunas como corazones de jade. Comienzo a escribir un poema y es la incertidumbre. Las cosas que salvan la vida y que no tienen importancia son una lucha cuerpo a cuerpo con la nada, sin zapatos y sin camisa, después de un par de cervezas, después de tomar aire para volverse a besar. Pequeñas rendijas desde donde se alcanza a ver la diosa por un instante y que, con un irrefrenable parpadeo, desaparece para colocarse detrás de otra grieta menos visible que la vez anterior. Éste es todo el tiempo que hay para explicar lo insondable, la poesía es lo que dura el texto y no más, es el rato que los personajes se dejan de ver para no volverse a ver jamás. Es un déjà vu invertido y, aunque lo parezca, no obedece a ninguna reacción en la conciencia de ocho tentáculos con ventosas, no obedece más que a las expectativas del poeta al que la musa posee. Es la musa entonces a quien debe culparse de las sandeces que el vate ejecuta. La poesía es un rompeolas, escribir en una ventana la carta de rendición, la promesa que se cumple después, es no decirse nada en vez de decírselo, en vez

de vivir juntos, un mar que humea de moscas, unas alas que sirven solo para escapar y ser atrapados, una red elástica al fondo del abismo. El oficio de las palabras está en disipar las dudas, en borrar esta realidad instantánea que se nos presenta, tal como ahora, encarnando la realidad, el mundo, el árbol, el procesador, pero también es Aquiles disfrazado de niña en el gineceo, también es la tierra de Ítaca barbechada por Odiseo. La mujer en forma de nube sucumbiendo a los apetitos del maniático que sopla mientras la embiste como un perro enamorado de la luna. La poesía es un zombi al que los profesores le disparan con escopetas y los críticos intentan violar en callejones.

2 En el principio fui un pagafantas, llevaba en mi espalda un arco para lanzar flechas a las estrellas. El ansia y el ardor adolescente de una búsqueda marina. Imposible un retrato emocional de aquellos tiempos, era tanta la conmiseración, la codicia de conocimiento como de simulacro vampírico. La maldición de la poesía escrita en la mano con la que escribía y hacía de onanista. Lo que me llevó a la poesía fue la erotomanía juvenil del que fui a los 16 años, del que fui y ya no soy. El contexto de mi aproximación a la poesía es lejano ya. El inmenso Colegio de Ciencias Imaginación y crítica | Ritmo


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y Humanidades me recibió como la pareció la mujer más hermosa del mundo. El alma humana es un lugar polis recibe a los incautos. Como un propicio para que la tragedia anide. chichimeca en Teotihuacán. Venía de Vengo de tiempos en los que no existía haber sido revolcado por la progresión la hipercorrección. Por entonces me dramática aristotélica de la vida real, tenía un hermano gemelo con el que desvelaba viendo por las noches un no había crecido y me lo anunciaban programa, una selección de películas antes de terminar la secundaria. Una cultas que pasaban por tv uNAm y que anagnórisis brutal fue manotazo, un era conducido por una jovencísima golpe de macuahuitl o katana en Lisa Owen. Entonces vi una mi cuello. Taciturno, sangre película francesa titulada Fanfan. floja, amenazado por el miedo Dirigida por Alexandre Jardín de una vida que se abría a la y protagonizada por Vincent incertidumbre de la conciencia Pérez y una bellísima Sophie Marceau, luego me encontré el de estar existiendo. Avergonzado por los cráteres que un Lo que me llevó libro en el tianguis de libros de la Lagunilla. La película narra puñado de hormonas como a la poesía fue las peripecias de un héroe sangre asteroides me produjeron en la erotomanía floja, como yo, que considera la piel lunar. La fealdad me juvenil del que condenó a la palabra como a fui a los 16 años, que el amor acaba cuando el Ricardo III de Shakespeare, la del que fui y ya amante y la amada se besan por fealdad lo condenó al mal. ¿Y no soy.” primera vez. Fue la apoteosis de mi Beatrice Portaneri? La diosa mi timidez y falta de autoestima, Afrodit a tiene un hijo arquero como confinar mis intentos convertido en una yo a quien se le confiere el trabajo de línea asíntota. El espesor de mi soledad atravesar con áureas flechas a dos que, adolescente. El mayor poema de la solea la postre, se terminarían amando. dad, dice Raúl Zurita, es La divina comedia. Mientras yo estudiaba en el cch, Yo era un muchacho solit ario que se Plantel Azcapotzalco fui espetado por esta refugió en las letras como quien lleva una deidad en innumerables ocasiones. Un pata de palo o una muleta para soliviar la típico caso de amante del amor flechado ausencia que se me reveló como pérdida. por un Eros con estrabismo. Emoción psicológica y emoción estética A mis 17 años y en tercer semestre en una sopa primigenia que me arrojó vi en un salón a quien, entonces, me a ciertas estanterías de las bibliotecas. Ritmo | Imaginación y crítica


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Yo no entraba a clase por estar leyendo antologías de poesía. Entonces fui tildado de sensible. Soy, para algunos, hasta ahora, una especie de cacique de los sentimientos o un astrónomo de las sensaciones. La poesía parece prescindida. Yo entré a la poesía siendo poco minucioso e impreciso, fui insensato. Leí con la cabeza entrapajada y me perdí. Mientras más pensamos en la poesía más se aleja, como Dulcinea del Toboso, como Beatriz Portaneri. Antes de saber algo de los románticos, de Nerval y su langosta arrastrada por las calles de París, yo ya había endiosado a una mujer. Boté a la razón del trono que la razón ocupa desde la enciclopedia, le quité el polvo y puse a la mujer innombrable, imposible e inventada. No lo sabía, pero ella, lo que mi amor le hacía a ella, era un poema que escribía sin darme cuenta. Cosas de caracoles emplumados. Yo me sentía como Louis-Ferdinand Céline y Emil Cioran paseando, en tiempos distintos, por las calles de París, el primero con su gato, el otro con Samuel Becket. La diaria invención del mundo. La obsesiva lectura de poesía. La poesía tiene un efecto subversivo y yo contravine el espectacular futuro que mis padres obreros ya habían fraguado para mi. La poesía surge de ciertas relaciones ocultas que algo en mí iba descubriendo. Fueron versos, perros muertos o naipes Imaginación y crítica | Ritmo


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que olvido en cementerios parturientos. Fue de algo en mí a la mano, y de la mano a los dedos, un descenso, el deseo de estarse sosteniendo. El poeta, hijo de la mirada, le toca el hombro a la palabra, el poeta convencido de que le dictan arma en el móvil unos apuntes que apenas sirven para concebir el esqueleto de imágenes con las que se refiere de que va el poema. Es el resultado de tanto mirar algo, una cosa con nombre que de tanto verse proyecta una cosa gemela en el interior de quien mira la cosa externa, y la linterna mágica de los sueños abre matinée. Hete cosa, he aquí al escritor que era uno que hubo una vez en la que un poeta escribía versos. Esta es la historia, vamos a comenzar, vamos a ver, acércate. Ir quitándose la ropa. Ir quitando unas cortinas. Ir descarnándose hasta que quede nada más la poesía. Le dice Roberto a ella, no quiero que me hagas falta porque no puedo tenerte. Ir dejando de hablar. Ir abriéndose paso entre los muertos, entre los muslos húmedos. Orfeo en la peluquería escribe en una servilleta sucia, algo que luego llamará poesía o manos caídas de las manos. Acomodar las almohadas para llegar más adentro, como si en ello les fuese la vida. Abandonar por un instante los gemidos espectaculares y el porno pop de embestir que sacan sangre. Las Ritmo | Imaginación y crítica


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lenguas luchando e intentando ahogar a su adversario. Desayunar escuchando a John Coltraine unos huevos fritos con tortillas. Escribir diciendo lo que no se olvida. La metáfora en la que un taxi vacío es el ruido de la garganta de Eurídice al ser estrangulada. Pamplinas, érase que se era. Tildar al silencio de lupanar y armar la balacera sólo para constatar la voluntad a prueba de balas, el cadáver a prueba de moscas partenogénicas. Lectura y relectura, circunloquios onanizantes. Lo dicho con gestos, con palabras escritas que no se conservan, el run run ése. En el poeta las palabras son facciones, cuentas pendientes con la infancia. Igual a ninguno. El patrón para que el pensamiento tienda a ciertas relaciones en las palabras, a lo que el deseo se atreve. Hacer de la palabra otra cosa, ¿soy lo que hago con ella, lo que las palabras hacen de mí, lo que no me quieren decir? En una carta fechada el 17 de febrero de 1903, el poeta austriaco Rainer María Rilke le escribía al joven Franz Xavier Kappus que escribir se da por necesidad. Escribe Rilke: pregúntese en la hora más callada de su noche: “¿Debo yo escribir?” Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un “Sí debo” firme

y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida. Y yo me respondí que sí debía y heme aquí. Al mundo en el que se hacen admiraciones públicas, las que la erudición se echa a pelear como si la erudición fuera un gallo. En México los talleres literarios han intentado ser semilleros de escritores noveles que exploran las posibilidades de la escritura. Juan José Arreola es, en las letras mexicanas, el gurú de José Agustín y José Carlos Becerra, por mencionar algunos. Los talleres que impartía Gabriel García Márquez de cuento y de guion cinematográfico tuvieron su público, pero quien sabe qué asistentes a esos espacios se hayan consagrado. En la Facultad de Filosofía y Letras la asistencia a talleres es una opción que brinda disciplina con respecto a la escritura a quienes semana a semana asisten a estos lugares.

3 Cuando le preguntan al maestro Luis de Tavira por qué enseña y dirige, él responde que su papel en el teatro no fue el de actuar, sino el de enseñar y dirigir y lo sabe porque eso es lo que mejor le sale. Es común considerar que un artista frustrado se dedicará a la execrable actividad de crítico y ya de plano, si no le queda de otra y no le da para más, terminará dando clases, aburridas clases Imaginación y crítica | Ritmo


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de lo que sea. Yo, que desde hace doce años doy clases, he combinado cursos del currículo doméstico de materias como Taller de Lectura, Redacción e Iniciación a la Investigación Documental o Análisis literario con un tallercito de Creación Literaria, que muchas veces me ha rescatado del tedio burocrático de programas que no son más que corsets intelectuales. Dicho taller de creación literaria lo he dado a la par de las clases oficiales por las que se me pagaba. En realidad, pocas son las escuelas que apuestan por una actividad así. En el Plantel Naucalpan los profesores Édgar Mena y Nezahualcóyotl Soria han tenido a bien impulsar talleres literarios. En el espacio que he dirigido y nombrado como "El flop", onomatopeya germana que designa el ruido que hace una cosa al caer y el fracaso que representa la intención de pretender comenzar a escribir, he tenido la fortuna de encontrarme con jóvenes que en estos tiempos posmodernos están dispuestos a la experiencia literaria y me han sorprendido. Y así salen a relucir los nombres de Carlos Jasso, Carla Escorcia, Juan Pablo Vásquez, Jordi Martínez, Ritmo | Imaginación y crítica

Leslie Hernández, José Manuel Silva, Alfonso Engambira, Salvador García, Alejandro Rojo y Jesús Daniel García, jóvenes milennials que han aprendido por su cuenta lo que yo no sé. La poesía escapa a los procedimientos y a la hipercorrección, no existen las rúbricas para medir la habilidad poética, no hay certificaciones poéticas. El acto que quema la palabra en apariencia. Es ir a la batalla de Otumba con un macuahuitl y un chimalli de cartón. Evasión y reflexión se dan en la poesía. Un buscarruidos. La poesía vive en la redundancia y al mismo tiempo escapa de ella. La poesía no cumple con los propósitos del capitalismo, hay procedimientos poéticos, muchos poetas sienten vértigo ante esta actividad. La poesía no es una aplicación. Algo visto más de cerca, un movimiento más natural entre el pensamiento que concibe al movimiento y el movimiento mismo como reminiscencia del calor. Escribir poesía produce un calor transparente, escribiendo versos se gastan las calorías que encienden un cerillo, el sol es un ojo de mantequilla. La vida va componiendo en nuestros cuerpos su obra, va aprendiendo a ser destino


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austero que se levanta con esmero, que se levanta de la nada. La escritura es una prótesis para el muñón que perdí al nacer. Los ojos desatados, la intención descarriada. El juego con el que se propone una incertidumbre tangible. Al menos nos dispensa, es el arte de infringirse un dolor donde el dolor no existe. La cabeza en una charola como en un regazo blanco. Es verdad, nada de esto sirve, es un repentino naufragio, un árbol que se sienta a ver crecer las hormigas. Con la teoría de cuerdas, que parece la última moda literaria, a lo mejor el mundo es un poema escrito por un poeta galáctico. Se enseña la poesía a través de la intuición. Tratados enteros le han dedicado a la intuición, Berkeley, Locke y Kant en la primera parte de la Crítica de la razón pura, buena parte de El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer. Muy común entre místicos como el Maestro Eckhart. Para María Zambrano la razón poética era la unión de la razón y la poesía y que la razón poética es intuición. La intuición como atajo o como búsqueda de un posible “salto” que nos lleve desde la racionalidad a la visión sincrética libre de pautas lógicas. Por eso Platón tildaba de criminales y mentirosos a los poetas. Ni meretrices ni poetas en la republica platónica. El sensei René Reyes dice que,para no ser tan duro con la intuición, sirve no

pretenderla como vía de conocimiento. A menos que lo hagamos en otra tradición, quizá de vertiente védica, zen. No se puede enseñar a intuir. En este combate las armas de la lógica son inofensivas contra la poesía. Enseñar lo que uno no sabe. La razón poética soluciona el agónico jaleo que la filosofía intenta reconciliar. La razón poética cicatriza la grieta genésica que surgió con el nacimiento trágico del pensamiento occidental. La razón poética apuesta por la palabra, casa del ser, que es de algún modo mirada. La poesía vivida y la poesía pensada son dos hermanas separadas al nacer como quien esto escribe. La poesía está en el terreno del conocimiento que se siente, la intuición. El poeta se deja en los folios, las tripas y el hígado encerado, sobre todo los hígados de Fernando Pessoa y de Roberto Bolaño. La poesía como una puerta de la literatura. La poesía rehúye lo sistemático. A lo mejor la poesía existe a cuenta propia. Enseñar poesía es lo que se aprende por sí mismo. La poesía neta es un universo lunático y descabellado. La poesía está en Hanta, el personaje de la novela de Bohumil Hrabal, Una soledad demasiado ruidosa y en Ghost Dog, el personaje de una película de Jim Jarmush, la poesía está en tratar de enseñar poesía.

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Dossier Presentación de:

Umbral

de los relámpagos

Obra literaria de Benjamín Barajas Felipe Garrido Guillermo Goussen Arcelia Lara Covarrubias Sara Ochoa Garduño Guillermo Vega Zaragoza


Alejandro GarcĂ­a, Guillermo Vega Zaragoza, Guillermo Goussen BenjamĂ­n Barajas, Arcelia Lara Covarrubias, Felipe Garrido


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CELEBRACIÓN

entre relámpagos y letrados

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l primer sol de primavera, luego quien pasea orgulloso, con un Borges del estío invernal, anuncia el apoyado en su brazo. ¿De qué habrán retorno de la poesía renovada platicado en los patios de Palacio Nacional, en el Centro de Creación Literaria en los corredores de recintos culturales, Xavier Villaurrutia del INBA, donde entre el polvo del tiempo resguardado el 21 de marzo —Día Internacional de en Teotihuacán, el argentino universal la Poesía—, a las siete de la tarde, los y el acucioso Capistrán? ¿De los afanes asistentes llegan pausadamente a la cita por rescatar las obras completas, dispersa de Jorge Cuesta, Xavier Villaurrutia, para la presentación del libro Umbral de los Antonieta Rivas Mercado, los relámpagos. Obra literaria de Benjamín hermanos Gorostiza, Gilberto Barajas de Alejandro García. Owen, o, simplemente, del Recinto que lleva el nomtranscurrir de la vida? bre de uno de los poetas de Héctor Orestes Aguilar, los Contemporáneos —Xavier coordinador del Centro de Villarrutia los llamó “Grupo Creación Literaria Xavier sin grupo” y Jaime Torres Bodet Villaurrutia, recibe con “Grupo de soledades”— y que Tertulia que afabilidad a Felipe Garrido no pudo ser mejor espacio para inició en uno de la presentación de la obra de los vastos salones, de la Academia Mexicana de la Lengua, a la maestra Arcelia Benjamín Barajas, poeta de adornadas sus Lara Covarrubias, ensayista versos breves, maliciosos afo- albas paredes y ´profesora distinguida del rismos, retratado, tras diez años con fotografías Plantel Naucalpan, presentade investigación, en un libro que representan dores del libro sobre Benjamín que sale a la luz con el auspicio la visita de Jorge Barajas y nos hace cómplices de la Benemérita Universidad Luis Borges a de recuerdos, anécdotas de Autónoma de Puebla, con un di- México”. su amplia experiencia como seño de portada de Édgar Mena. agregado cultural en Europa, Tertulia que inició en uno de de sus tiempos en El Nacional y quien con los vastos salones, adornadas sus albas generosidad, muestra la biblioteca de paredes con fotografías que representan Capistrán ,resguardada en este Centro, la visita de Jorge Luis Borges a México en en espera de su ubicación definitiva 1973 para recibir el Premio Internacional por parte de la Academia Mexicana Alfonso Reyes, fraguada y coordinada de la Lengua. por un jovencísimo Miguel Capistrán Ritmo | Imaginación y crítica


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Con entusiasmo, grupo bullicioso, nutrido, ya con la presencia de Guillermo Vega Zaragoza y Guillermo Goussen, los otros dos presentadores del libro Umbral de relámpagos, todo dispuesto para pasar a la sala principal, con un público que ya se hallaba a la espera de las luces que los guiarán en su lectura. Afuera, comenzaba a oscurecer. Ya en el foro, tras la presentación, a cargo de Héctor Orestes en representación de la Coordinación de Literatura del inba inició, Arcelia Lara Covarrubias —primera crítica de la obra de Barajas desde los inicios de la revista Ritmo, quien con análisis escrupuloso, resaltó las virtudes del libro (entre ellas la crítica alternativa, la analógica) y los afanes de un aforista—; continuó Guillermo Goussen, narrador nicaragüense con alma de mexicano, recordó que su primer cuento lo publicó Barajas en la revista Letrario, luego describió la estructura del libro. Por su parte, Gillermo Vega Zaragoza, escritor y amplio colaborador en la Revista de la Universidad y diversos suplementos culturales, hizo una remembranza de la conjunción en lo clásico que reúne verso y aforismo, en la obra poética de Barajas. Finalmente, Felipe Garrido, Premio Nacional de Ciencia y Artes, acudió a la perene necesidad de disfrutar y conocer el escenario donde se movió el autor, en

la reflexión del placer de la lectura, de la importancia de la poesía; y afirmar que aquél que iba a una presentación y no compraba el libro para leerlo “le caen diecisiete años de mala suerte”. Las palabras se desgranaron conforme avanzaba la presentación, los asistentes reían, reflexionaban con los ponentes, mientras, Benjamín Barajas permanecía atento a cada gajo del fruto de su poesía. Eran poco más de las nueve de la noche y no se puede más que agradecer la velada literaria de la presentación de Umbral de los relámpagos. Imaginación y crítica | Ritmo


Héctor Orestes Aguilar


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PRESENTACIÓN

Umbral de los relámpagos

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ifícil es la tarea del crítico: explicar un texto que es, por definición, un tejido de significados; destejer, seguir la ruta inversa de las palabras amorosamente elegidas y bordadas, para ir a dar con otro texto, el no dicho y simplemente aludido, que no goza del acopio vivencial ni la belleza de la obra comentada. Los críticos pueden convertirse en verdaderos Jacks destripadores. Y muchas veces lo son con singular regodeo. Por esto su tarea es difícil. Y también ingrata. Puede suceder que lejos de ser aclarativa la intervención del crítico sea una rémora que nos echa a perder el placer del primer contacto con la obra. A fortunadamente, en Umbral de los relámpagos: obra literaria de Benjamín

Barajas, Alejandro García no se entrega a la disección; su propósito, también aclarativo pero con mirada amplia, sigue otra agenda y nos conduce por caminos más gratos; nos anuncia en el “Proemio” que el presente libro […] da fe y presencia de sus poemas, del viso autobiográfico, de sus ejemplares aforismos, de la transición al cuento breve, de sus primeros artículos periodísticos, de los intentos teatrales, del telúrico ensayo que en suma delinea su trayectoria como narrador”. (p. 11)

Así, sin rodeos ni precipitación cumple con su programa. ¿Por qué llamó así a su libro? Alejandro García no esconde ninguna Imaginación y crítica | Ritmo


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la caverna caminan a tientas, que sólo carta bajo la manga, desde el epígrafe ven el contorno de las cosas y que el sabemos que la razón responde al verso sol daña los ojos de aquellos que han de uno de los poemas de Ríos vigentes. Pero logrado salir. En el mito, la luminosidad ¿por qué precisamente ese poema y ese y la lobreguez adquieren un carácter verso? Me formulé estas preguntas ya valorativo: la luz indica la cercanía con desde las primeras páginas del libro; le el mundo de las esencias, con la libertad notaba algunos ribetes platónicos al título recobrada; las sombras, en cambio, están y esta intuición me acompañó durante unidas a la confusión, a las cadenas. toda la lectura. En La república, Platón Creo que nuestro paso por el cuenta el mito de La caverna: En mundo se parece a la travesía por una cueva viven unos hombres encadenados que se desplazan en ese albergue umbrío y la luz de la las tinieblas; esta lóbrega travesía poesía es la invitación para huir de es un símbolo subvertido de una la opacidad. Umbral de los relámpagos realidad superior, supraceleste. es justamente ese escalón desde La prisión del alma en el cuerpo la luz de la el que entrevemos el rayo. y la oscuridad impiden que se poesía es la Y es que uno de los rasgos eleven sobre las limitaciones invitación más persistentes en Benjamín terrenales. Sin embargo, su para huir Barajas es la claridad: en sus cualidad de encadenados no es de la obras poéticas adopta la forma ineludible; aquél que vislumbre opacidad” de luminiscencia colorida, por un lejano reflejo solar luchará por ejemplo: “Jardín abierto a la liberarse y comenzar el camino en mirada, / colores que reviven ascenso hacia el sol. Quien se alza sobre la belleza que allí aguarda / sosegada” ese mundo y sus cadenas, encontrará (“Jardín minado”, Apud. Capítulo. II) o que el vuelo es necesariamente penoso. es también presencia decisiva: “La luz De este relato mítico suelen hacerse infunde espacios de avanzada al que camina” (“Auroras” Apud. Capítulo. II). interpretaciones epistemológicas y éticas; a mí, sin embargo, me queda En su Diccionario de términos literarios y afines un fondo de sentido que tiene que ver la claridad es precisión y economía más con la creación poética; de ahí que definitoria. En su obra didáctica, lo el título tuviera para mí reminiscencia claro se manifiesta como efectividad platónica. El carácter visual permea la comunicativa y entusiasmo pedagógico; alegoría. Se dice que los hombres de en sus aforismos es síntesis, algunos Ritmo | Imaginación y crítica


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de ellos, los que se refieren a algún personaje literario, captan un trazo que los resume, por ejemplo, dice que Ezra Pound es un “niño que se negó a envejecer” y que Camilo José Cela “es, ciertamente, una bestia castiza” (“Diccionario barajiano aforístico de autores). Pero la claridad no sólo es atributo del poeta, también es una de las muchas virtudes de Umbral de los relámpagos. Me explico. Alejandro García no podría aclarar lo que, de suyo, es claro; pero tampoco su pretensión es ésa. Nos ahorra la penosa tarea de leer con lupa o microscopio los cortes de un poema, un aforismo o un ensayo. Su labor cala más hondo, y es más natural y sabrosa: “investigación, homenaje, sencillamente celebración de la palabra” (p. 11), dice en el “Proemio”. Ni deductivo ni inductivo, el acercamiento que García nos procura no nos pierde por un itinerario en el que lo general y las particularidades

hacen que dejemos de ver el bosque o los árboles, sino que, por abducción nos coloca en el centro mismo de la obra de Barajas. Frente a la lingüística o la retórica, este libro es la propuesta de una crítica alternativa, la anagógica: es invitación a recorrer un camino en ascenso, a salir de la cueva, a contagiarnos de su entusiasmo; y ésta es la conducción eléctrica del relámpago indicado en el título. Una de las empresas de Alejandro García es “sacar a relucir”, pero no en el sentido figurado de “traer a colación” o “a propósito de”, sino con la idea de exponer a la luz para que luzca una y otra vez; así, releemos los poemas, los aforismos, los ensayos de Barajas que se seleccionaron para Umbral de los relámpagos. Muchos de ellos también forman parte de nuestra antología personal; hay otros, sin embargo, que nosotros incluiríamos y que no se encuentran citados; se entiende que así sea porque la criba fue dictada Imaginación y crítica | Ritmo


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por la preferencia de una sensibilidad que muchas veces coincide con la nuestra, pero no necesariamente siempre. En el Capítulo II García avanza con paso seguro por cada una de las obras, de Tadrio a Ríos vigentes, indicándonos las dos etapas del poeta; se desplaza al aforismo, la tercera etapa, hasta llegar a las antologías. De cada una de las obras se comenta su inserción en el mundo discursivo, esto es, los datos de su publicación; si pertenece a alguna colección, se menciona junto con las obras con las que se hermanó; se destacan los textos en los que conviene detenerse, se recrean. Sobre La gracia inmóvil, por ejemplo, escribe Alejandro García: en la contraportada […] se publicó el poema “Agua equivocada”, como telón ante un acto significativo donde la presencia erótica del líquido al bañarse es puente entre lo amoroso, acto íntimo que, al través del tiempo, se convirtió en suceso compartido y que ha forjado imprescindibles estampas: rito y purificación, placer y deleite, renacimiento y sumisión, pecado y herejía, andanzas mundanas y amores profanos”. (p. 62)

Vemos cómo el comentario de unos versos específicos busca el sentido unitario, aún dentro de la variedad semántica, como forma ideal de la expresión que asciende siguiendo el Ritmo | Imaginación y crítica

haz lumínico de la palabra poética y nos invita a revivir la obra en su totalidad, desde una fuerza vinculante. Umbral de los relámpagos no se desentiende de los rasgos que singularizan la obra de Barajas. Aludo aquí a otro uso lingüístico que tiene que ver con la noción de claridad. En mi pueblo, un lugar del Bajío avecindado con la tierra natal de Benjamín Barajas, cuando una persona se saca una radiografía, se dice que va a que lo “alucen”, es decir, a que ayudados por los rayos X proyecten su interior. Para aluzar la obra, Alejandro García va a las fuentes y nos revela las influencias; las femeninas, primero, Rosario Castellanos y Dolores Castro, cada una de ellas es una mater admirabilis que cobija con su manto la palabra de Barajas para hacerlo ser poeta, pero también estudioso de la literatura, y los otros influjos, luego, los demonios tutelares, entre los que se encuentran Garcilaso de la Vega, Aleixandre, Villaurrutia, Bonifaz Nuño, Pacheco, Castañeda. En la búsqueda de las claves, Alejandro da cuenta de la vida del poeta, a veces con anhelo histórico; otras, con impulso existencial. He de decir que yo creía conocer la biografía de Benjamín Barajas (un cuarto de siglo de amistad, de compañerismo y de ser lectora persistente de su obra me causaban esa impresión), sin embargo, ahora


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que repasé la noticia biográfica, me doy cuenta de que ignoraba muchos detalles importantes. No creo que la obra de Barajas sea confesional, reconozco, eso sí, en algunos de sus versos, una forma de mentar el mundo, en la que noto el influjo de su lugar de origen, porque saben a tierra y a sol recién nacido. Como cifra importante de una lectura, se señalan los afectos que pueblan sus poemas y sus aforismos; se nos muestra su bestiario doméstico, las urdimbres del amor y del humor, la insistente presencia de los ausentes, lo luminoso y lo numinoso. Con esmero, Alejandro García aluza la obra y, lo que es más, la toma para aluzar el mundo; nos percatamos, entonces, de que la palabra de Barajas no es una luz fría que nos deje suspendidos entre el ser y la nada, sino que es una obra llena de contenidos; habitada por animales, por casas y cosas, por el cuerpo, por los frutos. El relámpago nos recuerda que la literatura es carne del mundo; la poesía no nos conduce a otro lugar, como en el mito de la caverna, sino que ilumina éste, el que habitamos y que todavía conserva, aunque la tiniebla de la cotidianidad no nos permita apreciarla, su sustancia primigenia y, a la vez, siempre nueva. En la obra de Benjamín, no vemos a la belleza formal, como la matemática, sino una belleza

plástica en la que el pan sabe a pan y el agua nos baña con su claridad y frescura. Por otro lado, Alejandro García no se arroga el derecho a ser enunciador único; en su libro convoca todas las voces que antes se han dirigido al mismo horizonte. Sorprende la finura y la paciencia, dignas de un miniaturista, con las que compiló los diferentes artículos; podemos encontrar, así, los comentarios de Arturo Souto, al lado de los de Dolores Castro, Federico Corral Vallejo y de él mismo en trabajos anteriores, entre muchos otros que, además, aparecen cuidadosamente referidos al final en la Bibliohemerografìa sobre Benjamín Barajas. El coro de voces está armoniosamente ensamblado, sin forzar acuerdos ni subrayar disensos, sino como canon que acompasa lecturas íntimas en una sola composición o, siguiendo con la idea de la luz, como fuegos de artificio que se unen y se dispersan, impactando nuestra retina con figuras de rico cromatismo. Los estudiosos de la literatura convocados en estas páginas iluminan la obra de Benjamín; los relámpagos hermenéuticos aportan colores interpretativos para personalizar los textos; asistimos a una fiesta de pueblo que se regocija con las luces de un castillo en llamas. Además de la obra creativa, el autor atiende también la editorial, la disciImaginación y crítica | Ritmo


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plinaria y la pedagógica. En esta línea vidades de la disciplina: no le tiene se encuentran los artículos de crítica miedo a los términos técnicos ni a las literaria, el Diccionario, los ensayos de Tras recomendaciones de los métodos, pero la huella de la poesía y las antologías Didáctica tampoco abraza exclusivamente una de la literatura en el bachillerato y Dibujar con las escuela crítica en demérito de otras. palabras. Por supuesto que esta área no Por otro lado, rescata la emotividad iba a quedar olvidada, tratándose de un originaria del acto de leer literatura, autor que ha hecho de las letras sin que la intervención de la no sólo su ámbito de expresión, disciplina la congele o la mate. sino un programa de enseñanza. Lograr este equilibrio es una Y es que la literatura es también faena ardua porque, por uno un saber, un campo del conocide los extremos, la poesía puede miento estructurado por siglos de consumir todo intento educativo academia y de prácticas sociales. Y es que la con sus llamaradas, pero, por Desde la perspectiva de Alejan- literatura el otro, el frío de los métodos dro, los textos de Barajas trabajan es también podría extinguir la flama del para enseñar a los estudiantes un saber, un calor primero. Ser maestro de a construir lecturas plenas de campo del literatura es, en buena medida, sentido, que rebasen la mera conocimiento morigerar la prodigalidad de la decodificación, “la simulación estructurado emoción, pero mantenerla viva lectora”. por siglos de para darle forma con instruEn Umbral de los relámpagos se academia y mentos conceptuales, buscar la indica el propósito de esta ruta de prácticas medianía dorada que recomendó escritural centrada en la esencia sociales” el poeta latino. Ahora bien, si por el lado de la formación, que es “la capapedagógico se recomienda la mesura, cidad de identificar, construir y seguir por el de la divulgación es deseable la unidades de significado de complejidad contigüidad, el ensanchamiento. Del creciente; la capacidad de atribuir al aula a las publicaciones lo que media texto sentido y significado. Ir más allá es la intención de hacer comunidad; de lo que Julio Cortázar llama la ‘corteza de ser “como uno” en la literatura, cultural’.” (p. 128) de poblar el espacio con las palabras Enseñar es llevar la luz de la razón poéticas y las reflexiones que inspiran: a los alumnos. Las obras didácticas se trata de sacar a luz las voces que de Barajas no renuncian a las positiRitmo | Imaginación y crítica


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nos constituyen. Por eso, la labor editorial de Benjamín Barajas es el complemento necesario de su quehacer docente: habrá que mencionar las obras en las que promueve, estudia y difunde a la generación de los Ocho Poetas Mexicanos, su colaboración en Clásicos para todos, la dirección de los Ensayos de Ciencias y Humanidades, el proyecto Naveluz, la fundación de la revista Ritmo, entre muchos otros de los que da cuenta Alejandro García en su libro. Con la aproximación anagógica de Umbral de los relámpagos, el autor nos trae la llama que ilumina y cobija, la “braza oportuna”, como diría el poeta jerezano, pues, al calor de su

compañía recreativa, releemos la obra de Barajas; Alejandro saca a luz la palabra, la saca a relucir, y nosotros, los lectores, volvemos a deslumbrarnos; nos sentimos verdaderamente iluminados; el mundo deja de ser la cueva umbría y se colorea, recobra su cuerpo. Volvemos a recibir el aforismo, el verso, la definición y la idea, guiados por el cuidado con el que Alejandro García los toma en sus manos y en su sensibilidad, y nos los muestra. Nos convertimos en comunidad, somos “como uno” en un afecto, en una lectura. Gracias por esta luz, Alejandro, mil gracias.

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n el punto en que nace o se enciende la vida se sitúa Benjamín Barajas. Ahí crea una atmósfera de silencio, silencio que sólo rompe el grito de la esperanza al punto en que "la luz tiñe de rojo". A partir de aquí la sensibilidad se mueve hacia amaneceres, percepciones primeras, que deslumbram y provocan estupor. Ante la imagen primera fluye, como la luz y el silencio, la poesía.

Poesía que se propaga del sueño, con limpidez, con gracia. Poesía de rima asonante, en atención a ese despertar, a esa aparente sencillez del tema, que cada vez, sin embargo, cala más hondo en la raíz hundida entre el sueño y la nostalgia niña. Dolores Castro


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¿BARAJAS

o vasos comunicantes?

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gradezco con entusiasmo la invitación de Benjamín Barajas .para acompañarlo en esta celebración del libro que homenajea su obra literaria en vida —como debe ser—, para que no haya lágrimas teatrales a posteriori. Como todos saben, Benjamín es un poeta que ha evitado los adjetivos en su vida pública y académica, para verterlos con exactitud, firmeza y ritmo en su poesía. De los tres elementos antes enunciados, me quedo con el de “firmeza”. Para ello tengo que comenzar por el recuerdo personal. ¿De qué manera? De la forma en que un nicaragüense sandinista se podría ver Imaginación y crítica | Ritmo


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involucrado en cualquier ambiente mexihabíamos renegado de otras carreras. cano universitario de los execrables años Estábamos sobraos, dicen en España, ochenta: dejé la Nicaragua que prometía ya que la mayoría de compañeros en la ríos de leche y miel, en un momento escuelita eran chavos que entraban en en que toda enseñanza revolucionaria Literatura Hispanoamericana para ver obligaba al martirologio. El México que si al fin aprendían a leer para luego dar de nuevo me recibía estaba bajo la égida clases en una secundaria o preparatoria. de Octavio Paz; de tal manera que Fuimos tan pedantes que el poeta pontificaba sobre lo que nos perdimos buscando la obra debía hacer Nicaragua para no perfecta. El tiempo nos puso en caer en manos del comunismo, nuestro lugar con más penas que y colegas como Jorge Hernández glorias. Pero mientras se daba la Campos se erigían en niños artillepasarela en las aulas de la uAmros desde el Uno más uno y atacaban Benjamín es Iztapalapa, hubo quien pergeñó todo lo que se moviera en favor un poeta que una plaqueta e inscribió su nomde una revolución que daba más ha evitado los bre en el catálogo bibliográfico de tumbos que un mar embravecido. adjetivos en su escritores de México como poeta. En esos años ochenta, yo vida pública Todo esto antes de entrar al estaba abandonando la ortodoxia y académica, primer concurso que la uAm hizo para los estudiantes de Humanijudeo-cristiana del sandinis- para verterlos dades. Fui el único que dijo que mo, y en México me metí como con exactitud, oyente a tres carreras, mientras firmeza y ritmo entraba a dicho premio y que, de ganarlo, invitaría a todo el en las mañanas trabajaba en un en su poesía". mundo a beber durante un fin de hospital. Al final de mis intentos semana. Quedé finalista y obtuve una académicos-vouyeristas descubrí que suma de dinero suficiente como para existía la uAm: una escuelita donde cumplir la promesa. No lo gané porque las profesoras de literatura llamaban el poeta Enrique López Aguilar —que por teléfono a los alumnos más conscon el tiempo sería mi amigo— me picuos para que al día siguiente no confesó que el jurado apostó al cuento falláramos a la clase, ya que el tema mexicano por sobre el nica. Lo inolvidebía agradarnos. “El grupo de los dable fue el primer lugar, César López siete” —al cual pertenecía de facto—, Tiana, reconoció que mi texto era mejor en realidad, éramos muy elitistas por y se me volvió mi primer tallerista en la lectura personal, porque los siete Ritmo | Imaginación y crítica


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la vida (con el tiempo “obtendríamos” siete concurso nacionales de cuento). Y eso me llevó a conocer al más joven de los colegas, quien posteriormente ganaría el concurso de poesía más prestigiado de la UAM: Benjamín Barajas. Un muchacho serio, un poco taciturno, que desentonaba con la verborrea acostumbrada en el grupo. Sin embargo, a todos nos agradó el poemario que lo había llevado a obtener su primer galardón literario. También nos gustó que siempre tuviera planes que nos involucraban para hacer revistas o talleres que, por lo general, no fraguaban por la inconsistencia de los demás compañeros. Hasta que un día me dijo que tenía en proyecto una revista, Letrario, y quería que publicara con él. Reacio siempre a ver mis textos impresos sin estar aún seguro de su cocción, esa vez no dudé en hacerlo. Benjamín me garantizaba la elección justa para que mi cuento no desmereciera en la revista: escogió “Generación exitosa”, un texto que trataba de forma epigonal la masacre del 68, pero que agradó en su momento a la población estudiantil y me dio la oportunidad de creerme un poco escritor. Por otro lado, y debido a la actitud positiva que las autoridades mantenían con el alumnado de Iztapalapa, surgió la revista Topodrilo de la mano de Antulio

Sánchez, quien por venir del área de Ciencias Políticas le dio un cariz menos literario, aunque sin abandonar el interés por la comunicación entre todas las disciplinas que el plantel albergaba. Pese a que mi ciclo escolar concluyó en 1988 (con éste también terminó mi trabajo hospitalario, mi matrimonio y hasta el estado de confort que por entonces tenía) establecí una conexión muy especial con Barajas, ya que nuestra empatía se vio fortalecida por los gustos literarios, las amistades y escritores que se volvían de culto ante nuestra miradas, como Dolores Castro, Cernuda, Pellicer, Gil de Biedma, etcétera; los proyectos que él emprendía con gente como Erika Mergruen, Rául Berea y Imaginación y crítica | Ritmo


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Gustavo Peñalosa, y que los llevarían a formar parte de la editorial Enkidu, en donde todos laboramos, ya sea de manera interna o externa. Sin embargo, la vida nos llevó por otros derroteros: Barajas continuó sus estudios de posgrado con honores en la UNAM, mientras publicaba con cierta regularidad sus poemas, ensayos, microensayos, minificciones y aforismos que ya fueron glosados en este libro de manera excelsa por Alejandro García; estudio que no merece réplica ni cuestionamientos, pues derrocha erudición, investigación y, sobre todo, gran cariño hacia el autor de esta obra, la cual mi mujer llamó “vasta” a la hora de promoverla en las redes sociales, y Ritmo | Imaginación y crítica

que a mí me hizo pensar sobre lo vasto de lo esencial, lo conciso, lo que va como ese dardo envenenado hacia la conciencia del lector. Yo emprendí una aventura hacia el mar para escribir y poner una librería, que significó mi primera gran derrota empresarial, ya que descubrí con mucha tristeza que el turista mexicano no acostumbraba a leer en la playa. Volví, pues, a la Ciudad de México para dar talleres de narrativa, laborar como escritor de discursos en una secretaría, luego como corrector de estilo de la extinta Imprenta Universitaria y posteriormente editor del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Trabajar en el alma mater me permitió rencontrarme con el poeta Barajas, leerlo de nuevo para darme cuenta del salto cualitativo que su poética había dado en todo ese tiempo en que la ausencia fue nuestro común denominador. Ya no había titubeos en sus versos, que terminaban dando diana con su filo que abría verdaderos tajos en los sesos de quien llegaba a sus páginas sin seguro ni precaución. Benjamín bien se había nutrido de esos poetas que desde estudiante admiraba y ya volaba por su cuenta y con voz propia. Su estructura mental unida a un sabor agrio de vieja data le daba a su poesía el suficiente peso específico para ser recordada, rumiada


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en soledad ––que es el momento en Condesa. ¿Cómo no estar por siempre donde el lector se encuentra con su agradecido de este pedazo de amigo némesis. De ahí a caer en el aforismo no que, estoy muy seguro, me publicaría había más que un paso infinitesimal: la cualquier texto que yo le diera? anécdota que le negaba antes el poema. Esto debo explicarlo porque muchos Ahora convertida en sentencia, debía ser de ustedes pueden tomar a mal lo que contundente, como bien aludía acabo de decir: siempre he Cortázar a la hora de explicar la tenido la suerte de contar con efectividad del cuento, y Barajas el aprecio de muchos editores tiene el punch suficiente como independientes (porque en las para sacarle el aire a su lector, grandes editoriales sólo toco abrumarlo con golpes y luego para pedir trabajo de corrector dejarlo desfallecido. de estilo, je, je,je), quienes no Benjamín es Benjamín ha sido un un poeta que dudarían en publicar mis novelas prestidigitador de la amistad, ha evitado los y libros de cuentos. Por darles porque no abruma a la gente ni adjetivos en su sólo algunos ejemplos: en Nicahabla mal del ausente, barajea vida pública ragua, la Promotora Leonesa de los tiempos, las circunstancias, y académica, Cultura me ha pedido publicar para siempre estar como esta para verterlos con ellos el año que decida ir primavera que hoy nos convoca: con exactitud, de vacaciones; en México ya me diáfana. Nunca he oído que mis firmeza y ritmo hablaron de Endora para que les amigos comunes hablen mal de en su poesía". dé la novela que le había proél: todo lo contrario. Si algún día metido desde hace cinco años; y la uAm-Iztapalapa le rindiera el somEdiciones del Lirio publicó hace poco brero a un alumno, y para ello buscara la novela que el orteguismo me vetó en el consenso de quienes lo conocemos, Nicaragua: Como Cuba libre; y en España, seguro que sería la mejor opción. Tropo Editores espera que fiche con No contento con haber sido mi ellos para cuando decida darle punto primer editor desde las páginas de final a mi novela Vas al cielo y vas llorando, Letrario, Barajas se empeñó en hacerla de de la que enseguida hablaré porque es Cupido la vez que una Walkiria puerparte de este homenaje al poeta Barajas. torriqueña de Filosofía y Letras me Sin embargo, algo hay en mí que sonrió con las olivas verdes de sus ojos me impide publicar a diestra y siniestra, en el restaurante Belmont, de la Colonia y sólo lo hago cuando decido enfrentar Imaginación y crítica | Ritmo


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mi obra en concursos cuyo jurado no me conoce y tendría que defenderse por sí sola. No es que no quiera deber el favor a los amigos, sino que me gana el pudor. En fin, que por no querer hablar de este magnífico libro Umbral de los relámpagos, porque en todo estoy de acuerdo con el crítico y no quiero pecar de adocenado, me he puesto el sombrero de yoísta y no he tocado la figura del festejado. Decía antes que con este pedazo de amigo —quien además me entrega literalmente su casa y a su adorada familia cada vez que nos invita a comer o a beber— debía estar por siempre agradecido, y corresponderle en consecuencia. Pues ya lo hice desde hace más de veinticinco años al empezar a escribir la novela antes aludida Vas al cielo y vas llorando. En ella, el protagonista Benjamín Cedeño sobrevive en la megalópolis con su oficio de contador, mientras estudia Letras Hispánicas y sufre los avatares del México ochentero. Si bien Barajas es un michoacano inadaptado a la Ciudad de México. Cedeño es un nica de la misma “ralea”. Ambos viven las situaciones estudiantiles que antes narré, sólo que ampliadas a un ambiente multicultural latinoamericano de la Colonia Nápoles (¡Qué casualidad, el lugar en donde actualmente vive el auténtico Benjamín!). Por supuesto, los benjamines leen a los Ritmo | Imaginación y crítica

mismos poetas y a los novelistas que han sido gran influencia en el ahora homenajeado, aunque para que no sea sólo una biografía de Barajas, el nica lee al veracruzano Francisco Hernández en lugar de nuestra adorada Dolores Castro, a Durrel y a Cabrera Infante antes que a los rusos; ya quemó sus ciento setenta y nueve intentos de poemas porque ha encontrado en la narrativa su vírgula. Y como buen caribeño claudica ante la mujer, cualquiera que sea su epifanía.


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UMBRAL

de los relámpagos

Un libro ejemplar Imaginación y crítica | Ritmo


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mbral de los relámpagos es el libro que todo escritor quisiera que escribieran sobre él y su obra. Y si es en vida, como en este caso, muchísimo mejor. No es sólo “investigación, homenaje o sencillamente celebración de la palabra”, como señala Alejandro García en el proemio. Es más que eso: es un acto de amistad y, sobre todo, como quería E.M. Cioran, un ejercicio de admiración. Desde luego, no se puede emprender un libro como éste si no hay una relación cercana, no sólo personal sino espiritual objeto (o sujeto, mejor dicho) de estudio, Ritmo | Imaginación y crítica

necesarias para tener acceso a las fuentes primarias y para comprender, interpretar y transmitir cabalmente la complejidad de una vida y una obra tan vasta como la de Benjamín Barjas: poeta, ensayista, editor, maestro, promotor cultural. El libro es único como única es la vida y obra de este autor. Sin exagerar, debería ser tomado como modelo por las facultades de letras para acometer la exégesis de la vida y la obra de un autor. Además de todas sus facetas, pero nos ofrece mucho más. Inicia con una semblanza biográfica, donde conocemos los pormenores de la infancia y juventud


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nuestro personaje: como editor, con las de Benjamín Barajas, su formación colecciones y revistas que ha fundado y académica y primeras incursiones en las dirigido en su larga trayectoria, como Proletras. Sigue con las influencias literarias yecto Naveluz y la revista Ritmo; su papel como que marcaron su vida; primordialmente maestro en el bachillerato de la Univerla obra de Rosario Castellanos y el sidad Nacional Autónoma de México, encuentro con la maestra Dolores Castro. y como antologador y compilador de Luego entramos de lleno a la obra: no sólo presenta y describe trabajos académicos y didácticos, minuciosamente la gestación de como el volumen Dibujar con palabras. cada libro de poemas, ensayos Didáctica de la escritura en el bachillerato. y aforismos, sino que analiza El libro se completa con un los diversos temas y obsesiones Diccionario barajiano-aforístico que los dominan y presenta una de escritores, que son verdaderos detallada relación de la recepción analiza los microensayos entresacados de sus crítica que ha tenido cada libro diversos temas y diferentes libros, que, como ya de Benjamín Barajas. En este obsesiones que se ha señalado en otra ocasión, apartado queda clara la naturaleza los dominan ya los quisiera George Steiner bifronte, contradictoria, de su y presenta para pasear los domingos, por personalidad literaria. Por un una detallada su concisión y contundencia. lado, la poesía delicada, reflexiva, relación de la Si se me permitiera contribuir musical, contemplativa, y por el recepción crítica a ese diccionario con la entrada otro, el carácter corrosivo, impla- que ha tenido “Benjamín Barajas”, añadiría esto: cable, contundente, sarcástico, cada libro” a veces hasta rabioso, de sus Tanto en la poesía como en la prosa, aforismos y ensayos breves. Benjamín Barjas ha apostado por la En ambas vertientes, Barajas elude lo concisión, lo sucinto, lo preciso. Sus superfluo, la palabrería grandilocuente, poemas y aforismo son dardos que y lo mismo nos lastima el alma con la dan en el blanco, agujas que se clavan delicada caricia de sus poemas, que en el corazón o, de plano, balas que derrumba nuestros prejuicios e ideas explotan y le vuelan los sesos al lector”. preconcebidas con las demoledoras sentencias de metal de sus aforismos. Adicionalmente, nos presenta dos de las facetas vitales más importantes de Imaginación y crítica | Ritmo



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LEER

para vivir experiencias Imaginación y crítica | Ritmo


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¿

Quiénes de ustedes no tienen un ejemplar del libro Umbral de relámpagos? Tomen uno por favor, ya que diecisiete años de mala suerte caerán a los que van a una presentación y no compran los libros. Me importa que tengan ustedes Umbral de relámpagos porque funciona en dos sentidos: si alguien ha leído de lo muchísimo que ha escrito Barajas (casi veinte libros, artículos, ensayos) —sin contar lo que ha publicado como editor— que es un trabajo tan meritorio como el de autor, por ejemplo, Juan José Arreola escribió sus cosas y publicó también colecciones de libros con muy buen ojo: en Los Presentes dio a conocer el primer libro de Carlos Fuentes, Los días enmascarados. Emmanuel Carballo, otro enorme autor, fue un editor que le publicó a muchísima gente. A mí me editó mi primer cuento en La Gaceta del Fondo de Cultura Económica. Llegué a mostrarle mi cuento y a él le pareció que podía estar en la Gaceta. Es probable que los ensayos de Benjamín Barajas que publicó en Ovaciones, estén en el archivo de Carballo, porque él fundó un suplemento en dicho periódico. Emmanuel decía qué chiste tiene estar publicando un suplemento cultural en Uno más uno o en La Jornada, ya que la gente que lee esos periódicos, lee novelas, poesías, diversas cosas, en cambio, a los lectores de Ovaciones hay que Ritmo | Imaginación y crítica

tenderles la mano, hay que acercarlos a otra clase de lecturas que vayan más allá de los resultados de los encuentros deportivos. Esa era su idea y con esa filosofía convenció a don Fernando González y a su hijo Fernando González Parra, dueños del Ovaciones, para que le dejaran el experimento de tener un suplemento cultural. Después existió otro suplemento que se llamó Summa Ovaciones, que estaba cerca de Excélsior. A partir de la publicación de mi primer cuento hice gran amistad con Carballo, su archivo está muy ordenado, debe tenerlo Beatriz Espejo. Ahí deben estar todos los números de Ovaciones y los ensayos que Benjamín publicó ahí. En cuanto a Umbral de los relámpagos, hay un primer lector que ha leído muchas cosas sobre Benjamín y reacomoda lo que sabe sobre el autor, ya que Alejandro García ayuda a uno como lector a ubicarlo mejor, a construir una imagen más orgánica. No hay que olvidar que casi siempre los presentadores no tienen más remedio que hablar de algo que ellos leyeron a un público que no lo ha leído. El trabajo de la maestra Arcelia Lara Covarrubias es espléndido, una radiografía del libro. Estoy absolutamente de acuerdo con Guillermo Vega Zaragoza en sus apreciaciones, pero añadiría algo más respecto a los aforismos de Benjamín Barajas: lo que


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nos aficionemos y vayamos aprendiendo hace es provocarnos. Es como tirar el cosas, pero la primera intención es no guante para retarnos a duelo y tan lo ir aprendiendo nada en concreto, sino es, que estuve entresacando del libro entrar en contacto con un autor. Creo La sonrisa de Proteo aquellos aforismos que los autores estamos condenados a que provocaban en mí a contestar —la escribir sobre nosotros mismos. Es decir, lectura siempre provoca el diálogo con sobre nuestra experiencia del el libro y con el autor—, ya que mundo, que implica lo que cada en muchísimas cosas que uno quien ha vivido en carne propia, lee no está de acuerdo. lo que cada quien ha tenido en La libertad que da la lectura las artes, la literatura, el cine, el de los libros es el diálogo. teatro, el estar con un grupo de Si estamos de acuerdo todo amigos y escuchar lo que cada el tiempo, qué aburrido. No quien cuenta. Esa es la materia hay que conceder la razón tan lo que hacen con la que se puede trabajar. fácilmente. Y esto no es solo los maestros De vez en cuando doy talleres con Benjamín Barajas, sino con de literatura es de cuento, y una de las cosas otros autores. presentarnos que más me importa con mis A hora, veamos al lector mapas, rutas, compañeros de taller es superar contrario, al que nunca ha los distintos leído nada de Barajas, Umbral caminos por los esa pantalla en blanco, esperando que les caiga una historia y que de Relámpagos es como una guía que uno puede conozcan que las historias las de turistas, como un mapa ir caminando llevamos por dentro, que cada que va a permitir que ustedes para conocer quien las descubre. exploren un territorio, ya que esa tierra Los escritores no inventan la literatura de un país, de una desconocida” historias, encuentran historias época es un territorio, lo que y las hallan en su propia persona, o en hacen los maestros de literatura es los demás. Esto incluye, por supuesto, presentarnos mapas, rutas, los disa los poetas, al arte del aforismo donde tintos caminos por los que uno puede la escritura se vuelve tan celebrada. ir caminando para conocer esa tierra Cuando uno llega al aforismo se está desconocida que es la obra de un autor. refiriendo al intelecto del lector, es la La lectura de textos literarios, antes que conocimiento, es experiencia. Leeforma más breve del ensayo. Uno de mis mos para vivir experiencias, puede que grandes maestros, Antonio Alatorre, Imaginación y crítica | Ritmo


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decía que la poesía está escrita para los sentimientos, pero también para el intelecto, hay una parte de la poesía, que llama a nuestra inteligencia, no a nuestra pura intuición. En el terreno de la poesía es donde más han avanzado los tipos de experimentos que tratan de despojar al lenguaje de su contenido intelectual. Todas esas son señales, como flechas que invitan a ampliar nuestro recorrido, el gusto por la lectura y a otros sitios. Me gusta comparar esto con escritores que hablan de Chiapas, como una sucesión de cañadas, y otros autores son como llanos del norte, de Coahuila, de Chihuahua. Hay autores que no deben compararse con la naturaleza, sino con ciudades, es como meterse a un barrio o meterse a un edificio, aunque no hay que abusar del vicio de la geografía literaria. Yo creo que ésta ha sido una reunión, una tertulia muy rica, al contar con la presencia del autor pretexto (Benjamín Barajas) y el autor fáctico (Alejandro García) y espero que de Umbral de relámpagos surjan lectores de Barajas y de muchos otros autores, porque siempre los escritores están dando noticias sobre otros y la literatura de Barajas está plagada de referencias a otros autores.

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de poesía y canto en las palabras, se terminó de imprimir en el mes de junio de 2017 en los talleres de Ediciones Corunda, Tlaxcala 19, Barrio de San Francisco, CP 10810, CDMX. Para su composición se utilizaron las familias tipográficas Mrs Eaves, Garamond Premier Pro y Valentina. Los interiores fueron impresos en papel couché de 130 grs. y los forros en cartulina sulfatada de 12 ptos. La impresión se realizó en offset.




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