Ritmo 30

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Ritmo Núm. 30


Director

Benjamín Barajas Sánchez Director invitado

Édgar Mena Corrección de estilo

Alejandro García Dirección de Arte

Reyna Iztlalzitlali Valencia López Julia Michel Ollin Xanat Morales Diseño de Portada

Isaac Hernández a partir de una obra de Carl Warnet

Ritmo es una publicación trimestral editada por la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México, a través del Colegio de Ciencias y Humanidades Naucalpan, Calzada de los Remedios 10, Colonia Los Remedios, Naucalpan, Edo. de México, CP 53400, teléfonos 53600324, 53600325, correo electrónico: naucalpan_hortensiaserra@yahoo.com.mx. Editor responsable: Édgar Roberto Mena López, correo: langenau@hotmail.com, Certificado de Reserva de Derechos al uso Exclusivo: 04-2016-122015302500-1002, ISSN: solicitud en trámite, Certificado de Licitud de Título y Contenido: solicitud en trámite, impresa por Ediciones Corunda, Domicilio Tlaxcala 17, Barrio de San Francisco, CP 10500, Ciudad de México, este número se terminó de imprimir el día 12 del mes de octubre de 2017, con un tiraje de 500 ejemplares, impresión tipo offset, con papel couché de 120 grs. para los interiores y cartulina sulfatada de 12 pts. para los forros. El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores y no refleja necesariamente el punto de vista de los árbitros y del Editor. Se autoriza la producción de los artículos (no así de las imágenes e ilustraciones) con la condición de citar la fuente y se respeten los derechos de autor.

Esta publicación fue realizada con el apoyo de la DGAPA.


Índice

5 Dossier: Literatura y gastronomía 6 Antología del pan 8

Editorial

Salvador Novo

Sonetos comestibles Víctor Cabrera

Melany. La leve edad (fragmento) José Luis Gómez

El arte de las cazuelas. Una cuestión de estética culinaria María Luisa Vargas San José

El lugar irónico y paródico del canibalismo en “La carne” de Virgilio Piñera

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28 Con esas tortas y un refresco… 40 Al calor de los fogones… 46 Las andanas culinarias de un detective 53 Así comenzó la guerra 60 Norma Araceli Manuel Dueñas

María de los Ángeles García Romero

Claudia Eliuth Colomer Hernández

Mario Alberto Medel Campos

Roberto Javier Acuña Gutiérrez

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Buscarruidos Alejandro Espinosa

Pero yo defiendo la locura, Nicolai Glázkov Versión de Ludmila Biurikova

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El adiós de un pañuelo: un poema de Vítezslav Nezval Versión de César Abraham Navarrete

El libro de las cosas. Poemas de Aleš Šteger Versión conjunta de Pablo Juan Fajdiga, Špela Marki, Óscar Leonel Ruiz-Ramírez y Tina Šilc

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84 Comer con la tía Martucha 88 El exceso pantagruélico 96 El café literario. "Perro vagabundo" 102 Reseña 109 Escrito en el sitio tres, de Aleš Šteger

Versión de Barbara Vuga

Alejandro García

Mariana Mercenario

Jéssica Tello Balderas

Benjamín Barajas, Ulises Paniagua y Alejandro García

sRS


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Editorial

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n el Libro amarillo, Pablo Neruda escribe que “hay palabras útiles y olorosas”, atendiendo a la idea de que las palabras, además de un significado, poseen una materia que las hace tangibles, pronunciables; en un asunto que va más allá de la onomatopeya. Hay palabras que se pueden paladear y disfrutar, nos recuerda Humert Humbert en el íncipit de la novela Lolita: “Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta." Humbert Humbert pronuncia y degusta, paladea el sabor y el recuerdo, la sabia de un nombre que le nutre y nos da un ejemplo de aquello que mencionamos, el sabor de las palabras. Este número de Ritmo tiene como eje temático la gastronomía y la literatura, aspectos que van de la mano, ya que ambos son alimentos, uno del alma, el otro del cuerpo. El hombre necesita del arco y de la lira para caminar en el mundo, por ello la literatura es testimonio de esa unión. Este número, tal que fuera una receta de cocina, sigue las instrucciones y la sazón de cada autor para dibujar en los sentidos del lector-comensal, las palabras: Ahora recoges ajos, acaricia primero ese marfil precioso, huele su fragancia iracunda, entonces deja el ajo picado caer con la cebolla y el tomate hasta que la cebolla tenga color de oro.


6 D o ss i er

Literatura

y gastronomía “Si Aristóteles hubiera guisado —decía Sor Juana— mucho más hubiera escrito”. El arte y la comida se preparan con similar esmero: se cocinan para su degustación. No es extraño que una inspire a la otra. Acaso porque el guisar y el escribir son chispazos de una misma inspiración creativa.

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S A L V A D o R

N o V o

ANToLoGíA del pan


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E

l pan, según La Biblia, resulta ser tan antiguo como el hombre mismo. Adán, vegetariano, al ser echado de su huerto, no sólo fue condenado a ganarlo con el sudor de su frente, sino que iba en lo sucesivo a alimentarse de carne —caza y pesca— para tragar, las cuales necesitaba acompañarlas con pan, tal como nosotros. Las frutas y las legumbres pasan sin él. El más para aquellas constantes excursiones de nuestros abuelos prehistóricos, como para las nuestras bueno llevar sándwich. Toda pena es buena con pan. El que tiene hambre piensa en él. Lo comen las personas que son como el de buenas. Ritmo | Imaginación y crítica

Calma el llanto. ¿A quién le dan pan que llore? Y las personas sinceras le llaman por su nombre y al vino, vino. El pan es sagrado “¿Manha? ¿Qué es esto? Es el pan que se cuaja en torno de nosotros mejor que en los trigales” Antes, Lot (Génesis 111) hizo una fiesta “e hizo pan” y Abraham, cuando recibió a los ángeles ordenó a la diligente Sara (Génesis XVIII) que preparan panecillos. Porque en la edad de piedra, aunque hacía panes quedaban muy duros; y no eran de trigo, sino de bellotas, como las que han encontrado en Wangen y en Robenhausen. Vigilo consigna el hecho de que los maridos molían el trigo mientras que las esposas, a cualquier hora se les podía encontrar con las manos en la masa (Geórgicas, 1, 277). Se asombra Herodoto de que los egipcios se llevan a grandes perfeccionistas el arte de la panadería, amasan la harina con los pies y el barro con las manos. En Egipto nace la distinción, que prevalece en México de las clases sociales por las de pan que consumían. Los primeros pambazos los comieron los esclavos y el pan blanco los ricos, como hoy. También los cocoles nacieron allá. Nos lo dice la arquitectura y lo confirma el ajonjolí que los decora y sazona. Pero panaderías públicas no las hubo sino hasta el año de 168 a.C. el pan traía


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en Roma el Fecial de su autor. Mas las caprichosas romanas, y más que ellas, las pompeyanas preferían seguirlo haciendo en su casa, acaso porque sabían que eran hasta el tiempo de Constantino, los esclavos, y después los ladrones y los criminales quienes lo hacían. El pan no armoniza con ciertos guisos ni con determinados líquidos. Por eso a las personas inarmónicas se les llama “pan con atole” y es preferible comer tortillas con frijoles y piloncillo con el atole. Tal hacían los indios, y todavía no aceptan el pan. Es sagrado, he dicho, y es católico. Confirmándolo de diversas maneras se celebran fechas notables: las roscas de reyes, el pan de muerto, y luego las torrejas, capirotada, y los chongos. El pan es inseparable de la leche. Si es incompatible con el atole, es indispensable con el chocolate o con el café con leche. Niños y viejos lo bendicen porque se reblandece mojándolo “en sopas”. No es menor su interés literario. ¿En qué novela con calabozos, no aparece con un jarro de agua, un pan duro? En que novela con altruismo no se habla de los mendrugos o de las migajas y no nos dicen “nos arrebatan el pan”¿Y el amargo pan del destierro? En la Nueva España con la ordenanza de tenderos dada por el señor virrey, Márquez de Gualmacazar el 17 de agosto de 1619 y ejecutada por la Real Audiencia el trece

de enero de 1621, se dispuso que en las tiendas se puede vender todo género de bastimento, maíz, leña, carbón, pan, azúcar, miel, vino, vinagre, aceitunas, queso y todo tipo de las legumbres, tocino, manteca, menudo, compostura. El 1719 aprobó el marqués de Balero nuevas órdenes de la fiel ejecutora y mandaba en ella que los panaderos se matricularan dentro de su tercera pena de a cien pesos. “Que pongan marcas en el pan de diez pesos” (El Fecial Romano) y que separados mientras se amasa el pan floreado y pambazo “que todo el Pan tenga pintaderas y separadas las del pambazo y no teniéndole, se repute por pambazo”. “Que el que amasare trigo pelón no amase candela ni bizcochero, sea panadero... En la “Ordenanza del pan” de 5 de febrero de 1580 dada por el virrey Martín Henríquez se mandó que ningunos sea osado de vender pan en su casa ni publican ni sacramento sino en las plazas y partes públicas donde se lleve luego que se saque del horno, pena del periodo el pan, y 10 pesos aplicados por cuartas partes por la segunda doblada, y por la tercera privación de trato y destierro de un año. (Así las penas. Si español, multas. Si negro o indio, azotes y publica vergüenza). De estas ordenanzas resulto: I. Que los españoles se hayan especializado en las panaderías, por privilegios legales y por gusto racial, y ii. Imaginación y crítica | Ritmo


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El refrán “Se vende como pan caliente” y ya que el pan se vendía caliente. En nuestros pueblos, coloniales aún, el pan, se vende en las plazas, en grandes canastos, todavía las familias en las colonias tienen su panadero predilecto, aquel que constituye el flirt de las criadas y el regocijo de los niños, el flirt. Decorativo que llega a las 5 de la tarde, cuando ellos vuelven del colegio, con su gran bandeja de las chilindrinas, hojaldras, violines, huesos, cocoles, monjas, empanadas, roscas de canela, cuernos, chamucos... Las teleras —bolillos, o virotes, según la religión— que consumimos actualmente en la mesa, son adecuadamente grandes, parecen encerrar además, en su forma de puño cerrado, una sorpresa. El pan, rebanado, americano —el pan que usted comerá— ya se sabe que nada encierra. (¡Oh razas blandas que procedeis por partes, por pisos, por años, por capítulos, por tajadas, por estados!). La telera y el bolillo son aristocráticos totales individualistas. Nadie que se respeta se comerá delante de la gente una sobra de bolillo como se come una rebanada de pan y decid francamente ¿No hayáis preferibles las Ritmo | Imaginación y crítica

tortas compuestas a los sándwiches, aún los pambazos compuestos? ¡Otro error de las huelgas del panadero, terror de comer pan frío o de los que se les ocurra en casa hacer pan! Tal es el inconveniente de los días festivos. Andaran por las calles confundibles con albañiles —la diferencia está en los huaraches y las alpargatas—, los panaderos disfrutando su libertad. Los españoles con sus blancas batas de médico y sus gordas caras de ángeles barrocos se desesperarán de inacción. No se haya sin la prisa de atender a los gritos corales de llenar santa, su misión de pan de las canastas raidas más ya aparecen casas americanas que reparten pan en su automóvil Tostado y de pasas —¡Poca imaginación nórdica para todos los usos!—. Aquellos grandes surtidos bizcochos para la merienda, van desapareciendo. En los cumpleaños ya se parten birthdaycakes. El té sustituye al chocolate y se toma con pan tostado o con pan de pasas. Los bolillos, grandes trigos ceden su puesto a las monótonas rebanadas. México se desmejicaniza. Con su pan se lo coma.K


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V í ct o r

C abrera

SONETOS comestibles


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Hay palabras útiles y olorosas, decía Pablo Neruda, por esta razón, Víctor Cabrera nos enseña que algunos recuerdos parten del paladar y se entregan al aire en palabras, en poesía.

[Donde se ensalzan las virtudes de un plato de mariscos] ¿Se habría El Bosco siquiera figurado tal jardín rebosante de delicias do el camarón penetra con sevicia a la almeja de abrigo recatado? ¿O habría El Florentino imaginado al patrón del averno, con pericia, juntar a la lujuria y la malicia en la oleosa textura de un bocado? Aquí gambas, tentáculos, ventosas, de Neptuno sensuales elementos, rozan su carne tersa y, como rosas, Ábrense al paladar con el aliento. Vuelve la vida al germen de las cosas: cesan del impotente los tormentos. Ostionería Mazatlán.

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[En que se adereza una cazuela guerrerense] Ahora que han servido de la olla el pozole, permite que recuerde: primero va, picada, la cebolla y picado, después, el chile verde. (Picando, ya estoy yo, que ya me muerde el antojo las tripas y la molla). ¿Orégano —molida lluvia verde—, donde habrá, y limón para esta joya? La joya de los platos más rotunda, asombro de la boca y alegría, permite que mi antojo en ti se hunda. Potaje menos caldo que ambrosía, pletórica cazuela en la que funda el maíz su absoluta monarquía. Pozolería Moctezuma.

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[Soneto en el que se sirve un trago] Para Chucho Loría y Mauricio Huerta, insignes miembros del Escuadrón Cubata. Etílico dulzor, tonante ola que reinventa en el vaso jaibolero, en boda, sí, o en antro teibolero, y el alma y las mejillas arrebola. Mixtura que en el ánimo enarbola el rigor del preciso cantinero que con el ying el yang mezcla, certero, de claro ron y oscura cocacola. Helado corazón de helada roca, en tus aguas contienes el misterio que embellece todo eso que se toca con ojos en que nace el adulterio: así la sed febril torna a la foca en princesa escapada de un imperio. K

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J o sé

L u i s

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MÉLANY La leve edad (Fragmento)

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a cocina, laboratorio donde Cristina orquesta cuanto vemos en el mundo, resplandece de blancura. La alquímica agitación del recinto donde toda perfección ocurre contradice el adánico reposo de su sala. Para eso tienen las habitaciones límites estrictos: en las casas pobres, una sola habitación cumple con todas las funciones de recibidor, dormitorio, cocina y lavatorio; la vida se entremezcla y confunde para que se asienten las monstruosidades del hambre y el incesto, la impensada tristeza en las miradas de sus moradores. Alguna mala tarde esa mirada gacha y extraviada suelta un chispazo de furia y se convierte en crimen, los cotidianos crímenes de puertas adentro que escapan al sociólogo y al policía, pero no a los vecinos ni a las chinches a las que engorda la tragedia. (Él, obsesionado con los espacios en la literatura, sonreiría al pasar sobre estas líneas con dedicatoria accidental a sus análisis académicos y su risa iría creciendo sordamente, detonada por la incongruencia entre esta caracterización del sector social por el que yo “dejaría derramar mi sangre” y la izquierdosidad que suele echarme en cara). En las casas bien construidas nada de eso ocurre: correctos muros organizan y distribuyen la vida doméstica, que obtiene su alegría de la seguridad que brinda un Ritmo | Imaginación y crítica

techo firme o los azulejos luminosos de los baños, las cocinas frescas de aluminio donde todo huele a asepsia. La cocina de Cristina desprendería la claridad propia de los agujeros blancos que osados científicos imaginan, donde materia y energía (positivas y oscuras) interactúan en primigenias fusiones y disociaciones que colocan en su lugar cada objeto y en su tiempo cada evento del cosmos. Un visitante que no sospechara lo que ocurre ahí dentro, su madre, por ejemplo, podría mantener con ella una conversación alegre sobre los guapos, pero estúpidos (ella lo dijo) actores que Daniel ha contratado para la nueva película que tiene en mente, mientras ella, sonriente, contoneando a la vez la cadera y la cuchara, bate el contenido de sus impecables cacerolas que no parecerían tener nada en particular. Cuando el olor a espárragos comenzara a huir del recipiente, la señora podría levantar la tapa, admirar la coloración y el leve borbotar de la crema para luego halagar a su niña y su aprovechamiento culinario. Cristina respondería con una sonrisa mitad cariño filial, mitad ternura por la ingenuidad de su madre que ignora cómo ahí, a medio paso de ella, al estallar una burbuja láctea en la viscosa superficie de la crema, estarían naciendo galaxias inexplicablemente


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vinculadas a las moléculas de leche, sal, al papel, como si la cercanía con el pimienta, espárrago y maicena, como si soporte le ayudara a comprender mejor cada una de ellas se correspondiera con la escritura–.) El beso habría de repetirse una estrella y cada uno de sus átomos en la pequeña escalinata que llevaba del con un planeta. Al subir de tono el empedrado de la acera al interior del borboteo, Cristina bajaría la llama y hogar, el orbe de la diosa / que tres veces removería con calma el cremoso hermosa padecía el tener que caldo cósmico, fingiendo una ocultar a su propia madre un atención gentil a las palabras conocimiento sobre sí que ella de su madre, que la pone al misma solía declararse incapaz día sobre las últimas veleidades de comprender. En aparente familiares y sus cada vez más Al subir calma, los restos de la crema frecuentes visitas al doctor. reposarían en el puchero: una era galáctica sin sobresaltos Cuando en el convento de de tono el las hermanas jerónimas sor borboteo, tenía lugar en alguna parte del Juana fue enviada a la cocina Cristina infinito multiverso. Vuelta a para que se avocara a ejercicios su soledad, Cristina parpabajaría la más propios de su condición dearía con fuerza para evitar monjil, comprobó junto al llama y las lágrimas —de impredecibles fogón la afirmación de Santa removería consecuencias cósmicas– que la Teresa de que Dios siempre anda con calma el nostalgia por su madre le provoca. en los pucheros. Con uno en Paralelamente, en un punto sus carnosos labios, dibujaría cremoso caldo que el mapa satelital revelaría cercano, pero al que nunca se Cristina a su madre un beso cósmico...” podría llegar (tal vez un bar del para distraerla del secreto de su centro), dos jóvenes se entretendrían creación, aunque ella frunciría el ceño leyendo con sendas cervezas sobre la por creer que la hija de sus abnegadas mesa: efímeras burbujas se crean y se entrañas le niega el toque exacto que destruyen como crema de espuma. Nada da a esa crema un aroma nunca antes habría de particular en los efervescentes percibido (y jamás vuelto a disfrutar por tarros, ni en los bullentes pensamientos sus finas y maternales narices. –Él, que todavía sin voz porque, en algún punto ha visto pasar el texto del desarrollo de posterior del tiempo, uno de ellos los espacios al milagro de la creación, tendría que emit ir su juicio sobre lo levantará una ceja y acercará sus gafas Imaginación y crítica | Ritmo


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que acababa de leer: el testimonio de un amorío virtual al que su amigo ha querido dar forma como mejor supo entender. En lo que piensa cómo empezar a decirle lo arriesgado de su decisión, le toca presenciar el estallido de una gran burbuja que arrastró, al sobresaltarlo, la forma del rostro que había empezado a imaginar, sugerido primero por las palabras recién leídas, pero al que su deseo se encargaría de detallar; forzó una sonrisa y bostezó quitándose las gafas para frotarse los ojos. El sueño, todo, en fin, lo poseía o la embriaguez, o la incredu lidad sobre la existencia simultánea de una cocina donde cada mov i m ie nto se estaría guisando entre la espuma.K

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E N S A Y O

M ar í a

L u i sa

V argas

S an

J o sé

EL ARTE DE LAS CAZUELAS Una cuestión de estética culinaria

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Palabras dulces y saladas para entender el dolor; el amor como un objeto comestible, en tanto que tiene un olor y una sazón.

E

s la comida el primero de nuestros placeres, el más necesario de los deberes para con nosotros mismos, y uno de los vínculos sociales más eficientes que existen para estrechar los sentimientos de pertenencia y aceptación dentro de una comunidad. Si bien alimentarse es instintivo y es algo que todos los seres vivos hacemos, el siguiente paso, cocinar, es algo que solamente la especie humana ha discurrido… Cocinar es la humanización del alimento, es imponer un orden distinto a los elementos de la naturaleza y crear un Ritmo | Imaginación y crítica

concierto nuevo y totalmente antinatural con aquello que no sólo nos mantendrá con vida, sino que además nos provocará una experiencia sensorial y emocional que se poblará de significados y que vivirá en la memoria de la boca desde la infancia hasta la vejez, marcando con sus texturas y perfumes la práctica del amor de quien ha cocinado para uno, tanto como el vivo recuerdo de aquellos con los que hemos compartido “el pan y la sal” en el ejercicio de este placer comunitario y de primera intención festivo alrededor de la mesa. La cocina es pues cultura y


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civilización, y si intentamos ir más allá, incluso podemos decir que la cocina, siendo artificio, es arte, y el cocinero, el artista que nos guía en el camino hacia el goce estético que nos produce su obra. El proceso creativo es singularmente parecido en todas las artes, y si nos permitimos el atrevimiento de mirar desde un punto de vista no convencional, podremos descubrir que entre la creación culinaria y la creación artística en general no hay muchas diferencias, por el contrario, lo que existen son coincidencias importantes que podemos detectar si prestamos un poco de atención y soltamos los viejos moldes que tan cortamente han regido la normativa estética de las artes. Cuando cocinamos, igual que cuando pintamos, componemos música, o empezamos a tallar una roca, comenzamos a tejer un texto de símbolos, ideas o sabores escogiendo los hilos que guiarán a los sentidos, hebras de significado que se entrelazarán unas con otras para lograr un entramado coherente, firme y pleno. Sólido. Un texto que consiga expresar una idea, generar una emoción, despertar un recuerdo…, en fin, mover a nuestro espectador, o a nuestro comensal. Así como la música entra por el oído, y las artes visuales lo hacen por los ojos, la cocina, toca la puerta al olfato y a la vista para entrar rozando nuestros labios al centro mismo

del cuerpo y de la memoria del que come. La obra culinaria entra en el comensal y es el único objeto de arte que molecularmente pasa a formar parte del cuerpo de quien lo consume no sólo para nutrir su cuerpo y saciar su hambre, sino para reconfortarlo, sorprenderlo, amansarlo, exaltarlo, consolarlo, aliviarlo, halagarlo, provocar su admiración, doblegar su voluntad, ganarnos su benevolencia, cualquiera de estas cosas o todas juntas; como todo el arte, el culinario apela al espíritu y produce una experiencia irrepetible y en el mejor de los casos, sublime. El artista —culinario o no— comienza planeando y este acto es un signo que lleva un significado profundo, planear es anticipar, prever, estructurar… Con una intención particular nos abastecemos, y siguiendo con esta idea preconcebida, comenzamos a guisar y así, armamos, transformamos, cambiamos la materia y la volvemos otra cosa… Digamos que construimos un texto culinario, y a la larga, un discurso entero. El artista que ha comenzado por ser aprendiz, al llegar a maestro domina su oficio. Sus obras son artificiosas, o sea, tienen un respetable grado de dominio de la técnica, no hay improvisación, el artista dispone los elementos y los obliga a obedecerle, los estructura con una intención preconcebida, ningún músico Imaginación y crítica | Ritmo


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puede dejar sueltas a las notas para que alegremente se vayan por donde se les ocurra, el camino lo traza el artista y el dominio de los elementos lo consigue tras años de práctica, el arquitecto obliga a cada ladrillo, cada trabe y cada muro a cumplir sus funciones en la forma en que él lo ha previsto, de tal manera el que cocina domina las técnicas y las combinaciones de texturas y sabores, no permite que se le escapen los sabores, que uno domine a otro si no es eso lo que se pretende…, claro que en los años de experiencia tanto los éxitos como los fracasos cuentan, aprendemos de lo que nos salió mal y también de lo que cumplió nuestras expectativas, y de vez en cuando, la diosa fortuna mete su propia cuchara al caldo y el azar nos sorprende con resultados magníficos e insospechados, entonces el artista toma nota de ellos y los incorpora a su saber, a lo mejor los aprovecha para generar innovación y nuevas tendencias, como punto de partida para nuevas exploraciones, nuevos caminos… lo que sí es cierto es que en estos encuentros con el azar el artista debe tener la lucidez de los genios para saber distinguir el oro verdadero del oro de los tontos, lo genuinamente bueno de lo aparentemente valioso. Uno de los mayores obstáculos que tiene que prever el artista culinario Ritmo | Imaginación y crítica


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es que, a diferencia de los materiales con los que otros artistas trabajan, sus ingredientes varían continuamente, cada manzana, cada jitomate y cada pollo que utilice han sido individuos, seres vivos únicos con su historia particular; el viento, el sol, la tierra y los distintos cambios climáticos que les ha tocado vivir han afectado su perfume, su consistencia, sabor y color, así que el artista que cocina nunca puede dar por sentado la naturaleza de sus elementos, y por tanto, debe probar constantemente lo que guisa, asegurándose así, de que la sensación que se gesta en el plato corresponde a sus deseos. El grado de dificultad que entraña el dominio de la técnica culinaria es insospechado para todo aquel que, como

cualquier hijo de vecino, ignora que hay carnes, como la del cordero, cuyo gusto cambia según se corten en el sentido de las fibras o perpendicularmente, como explica Pierre Gagnaire, uno de los padres de la Nouvelle Cuisine francesa: Por ejemplo, una pierna de cordero: se puede cortar de forma paralela al hueso con lo que se consigue que todos los filetes estén o bien cocinados o poco hechos. Sin embargo, hay una forma de cortar más inteligente que consiste en cortar de forma perpendicular a hueso. Así se consiguen unos filetes en los que se ‘navega’, mediante variaciones en la cocción, de lo más crujiente a lo menos hecho y más tierno. (This & Gagnaire, 2006: 62) Imaginación y crítica | Ritmo


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Imaginemos que picamos la mitad de un jitomate como lo usaríamos para una salsa tipo pico de gallo, la otra mitad del jitomate la cortamos en dos o incluso en cuatro gajos tipo medias lunas, como para una ensalada mediterránea; sigamos con otro jitomate igual de gordo y colorado al que cortaremos en las delgadas rebanadas circulares con las que podríamos cobijar el jamón de una torta compuesta o la carne molida de una hamburguesa. No es sólo la textura, ni la forma ni la intención lo que cambia, si nos animamos a intentarlo, si cerramos los ojos y hacemos la prueba concentrándonos únicamente en el gusto, entenderemos pronto la sutil diferencia de sabor. Dentro de este quehacer cultural y colectivo, no podemos perder de vista que tanto el comensal como el cocinero deben conservar abierta tanto la puerta de los sentidos como la de la imaginación para poder transformar en libertad lo que de inicio es una necesidad vital. Creo que la cocina puede llegar a ser un arte, tanto en la planeación como en la ejecución, me parece una vivencia multisensorial plena de significados también múltiples que despiertan en nosotros una verdadera experiencia estética en el sentido menos convencional del término, pero no menos exacto. Ritmo | Imaginación y crítica

¿La cocina es arte?, o bien, ¿será el arte capaz de hacerse presente en una materia tan prosaica? ¿Podemos hablar de una belleza gustativa? Pareciera ser que en los últimos años, la estética culinaria se refiere únicamente al aspecto visual; sin embargo, coincido con Gagnaire y This, en considerar esta una percepción muy elemental del asunto, la estética culinaria no es sólo un emplatado bonito, en donde los colores y las formas juegan construyendo felices imágenes visuales, si bien es cierto que el amor entra por los ojos, en la estética de una obra culinaria el aspecto es solo uno de los factores, quizás el más superficial, de la degustación. Es deseable que un platillo se vea bonito, pero su belleza va mucho más lejos, su bondad está en el buen sabor, en saber combinar con delicadeza, realizar alianzas entre ingredientes que hagan destacar el plato. Tenemos entonces que la experiencia de una bella comida es multisensorial: afecta de entrada a la vista, apela al tacto en las texturas que nuestra boca encuentra esperada o inesperadamente; el olfato se lleva la mitad de la experiencia y la transporta instantáneamente al cerebro en busca de recuerdos perdidos; hasta el oído juega su parte en el disfrute de los crujientes placeres de muchos platillos.


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Me parece que así como hay buen arte, arte de altos vuelos y “arte” mediocre o malo, en la cocina pasa lo mismo; también en la cocina el éxito de la experiencia estética polisémica y complejamente sensual como hemos dicho, depende de la técnica, de la habilidad del oficio por mucho tiempo perfeccionado, de la capacidad y la creatividad del artist a tanto como de la calidad de los materiales, ahora también debemos observar que, como El artista en el arte, el receptor debe que ha jugar bien su parte, pues esta es una experiencia dinámica comenzado que perdería todo sentido por ser si no es aprehendida por aprendiz, alguien con capacidad para al llegar valorar tal experiencia. Si lo sabemos ver, en un plato a maestro cubano de moros y cristianos domina su —arroz blanco con frijoles oficio.” negros y plátano macho— o en unas enchiladas mineras guanajuatenses, hay forma y contenido, materia y espíritu y esta vivencia será experimentada de distinta manera según cada comensal (Vargas, 2014: 56-59). Este platillo “hablará” al comensal que sepa escucharlo y le contará historias distintas, en parte debido a la legibilidad del platillo, es decir, a qué tan claramente que se haya conseguido expresar las

cualidades esenciales del platillo, y en parte también a las experiencias previas que el comensal guarde en su acervo de sabores, experiencias que habrá ido adquiriendo a lo largo de su vida culinaria y que tendrán mucho que ver con el contexto en el que ellas se hayan dado. Para Martha Chapa, pintora y cocinera mexicana, cocinar es un largo y maravilloso proceso de ensayo, éxito y error; no se trata de inventar así nada más, sino de hacerlo con mimo, con paciencia, ingenio y creatividad para poder ir de un hallazgo a otro y caminar en un proceso de perfeccionamiento creativo y técnico. Inmersa en el mundo de las artes plásticas, Martha Chapa, la pintora, está acostumbrada a la reflexión sobre el arte; como pintora que guisa, amplía esta reflexión a la cocina considerándola un arte trascendental en donde: La improvisación no existe en est a tarea. Se requiere de inspiración, no menos que de conocimientos profundos, así como de la técnica y la disciplina, que definen al artista. Tal vez por ser la más efímera de las creaciones no se le justiprecie en su cabal dimensión (Chapa, 2006: 13). Imaginación y crítica | Ritmo


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Chapa afirma que, así como el arte se construye mediante estructuras, procedimientos y técnicas que ponen de manifiesto los conceptos, sentimientos y valores que moran en la interioridad humana, es en la sabiduría para manejar los sabores como combinaciones armónicas, en el cuidado preciso del equilibrio entre los distintos tonos del picante, el dulce, lo ácido, lo amargo o lo salado en donde se encuentran las mejores expresiones del arte culinario que apela, como todo arte, a los sentidos de los seres sensibles, en su tránsito hacia una mayor humanización (Chapa, 2006: 13). Pareciera que el talento principal del artista es poseer una visión transformadora. En un cierto momento de su vida — pudiera ser desde la infancia— un artista de la cocina descubre la pasión que vive dentro de sí; esta mezcla de curiosidad y admiración, de deseo y amor que le empuja con una fuerza terrible a anhelar el dominio de la técnica para poder crear con sus propias manos aquello que lo alucina tan irremediablemente. En las distintas artes, muchos son los artistas que logran conmovernos a partir de sus obras, nosotros los espectadores-comensales nos dejamos sorprender por el artificio, la maestría, la técnica y la propuesta innovadora que plasman en sus piezas, es a partir de ellas que entendemos que estos Ritmo | Imaginación y crítica

seres privilegiados han podido ver lo mismo que nosotros vemos, pero que no sabemos que vemos, hasta que sus obras nos abren los ojos, nos susurran nuevos secretos, nos cuentan nuestras propias intimidades, aquello que acaso alguna vez habíamos sospechado, pero que el artista nos muestra con la contundencia de su discurso. Cuando un artista cocina para nosotros, tarde o temprano sus manos tocarán nuestros labios. K Bibliografía Chapa, Martha.. El color de los sabores. Pintura y Gastronomía. México: Servicios Integrales de Impresión, 2006. This, H. & Gagnaire, P.. La cocina es…amor, arte… técnica. Zaragoza: Editorial Acribia, 2006. Vargas, San José, M. L. Meditaciones de cocina íntima. México: Editorial Montea. 2014.


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N o rma

A racel i

M anuel

D ue ñ as

EL LUGAR irónico y paródico del canibalismo en "La carne" de Virgilio Piñera

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1.Introducción. Los primeros nombres: Calibán y Ariel figuras emblemáticas de la cultura latinoamericana

N

ombrar significa otorgar un lugar en la existencia. Somos una suerte de indigentes que estamos en la búsqueda de una cultura que nos dé a partir de la palabra la calidad de humanitas. Persuadidos y hastiados en la creencia de que las letras son el principio de la eternidad, cualquier nombre que se le otorgue al habitante del continente americano, desata un orbe de inconveniencias. La problemática no reside en un asunto morfológico, el dilema atañe a la semántica del vocablo que no sólo nombra sino también adjetiva. Sintetizar en una sola expresión el carácter de un hombre sigue una “lógica de los prejuicios”, 1 es decir, se denomina a partir de una tradición ya dada y por tanto desarrollada. El hombre no puede ver con otros ojos que no sean los que su cultura le ha otorgado, no por incapacidad sino porque ha sido absorbido por la totalidad: “el todo social”. Cuando nos remontamos al descubrimiento y conquista de América, se manifiesta un imaginario: cópula del pensamiento renacentista y mayoritariamente medievalista, pues los hombres europeos al arribar a Ritmo | Imaginación y crítica

nuevas tierras denominan lo que sus ojos veían a partir de su imaginario. Así, los seres de América serán indios y sus formas de vida se conocerán mediante la síntesis de salvaje o bárbaro. Palabras cuya historia se remonta a la antigüedad clásica: Grecia; todo ser que no pertenecía a la polis, era considerado un bárbaro e incapacitado para participar en el orden del mundo: la civilitas. Osvaldo Ardiles en el ensayo “Vigilia y utopía”,2 muestra que el proyecto de la filosofía griega es la dominación sobre los bárbaros (extraños), estos se caracterizaban principalmente por no hablar la lengua de los helenos. Siguiendo esta línea, Roger Bartra en sus libros El salvaje en el espejo y El salvaje artificial deja leer que la concepción del salvaje no es más que la creación necesaria de un grupo de personas para re-conocerse como diferentes, desemejanza que por supuesto busca la superioridad humana: el dominio de una cultura sobre otra, además de tratarse de una justificación para practicar la opresión. Salvaje es uno de los tantos nombres que al ser humano americano se le ha implantado, por lo tanto, se le ha negado la noción más compleja del pensamiento occidental: la calidad de hombre; esta condición le fue arrebatada como se ha dicho con anterioridad con el objetivo de dominar. La diferencia entre el


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nativo americano y el europeo reside principalmente en las costumbres, una de las más controversiales es la antropofagia o canibalismo, característica que afianzó aún más la idea de salvaje, además dio pie a dos palabras míticas de la cultura Latinoamérica: Calibán y Ariel. Ambos son personajes de la pieza teatral The Tempest (1611) escrita por William Shakespeare. Para Alfonso de Toro, especialista en el tema, se trata en apariencia de una obra que dialoga negativamente con Cannibales de Montaingne, ensayo que critica a la civilización europea y su proceder con los nativos americanos, en cambio The Tempest, muestra un Calibán, hijo de bruja, domesticado por Próspero, dador de lengua, cultura y arte; del mismo modo aparece Ariel, antítesis de Calibán, pues pese al trabajo colonizador de Próspero, Calibán adopta un actitud de resistencia mientras que Ariel decide obedecer y servir. A partir de ambas obras y añadiendo la ideología de José Martí, Fernández Retamar reinterpretará la figura de Calibán, dándole el significado de “metáfora de la hibridez”, pues muestra la resistencia cultural frente a la colonización; “desarrolla una interpretación de Calibán como el símbolo de la independencia de América, de un desarrollo cultural,

histórico y político autónomo con un propio camino”.3 En la misma medida, Rodó iniciará un movimiento llamado “arielismo”, cuya figura central es, como el nombre lo indica, Ariel, sin embargo a diferencia de la postura de Retamar, éste representa la posibilidad de salir del estado colonizado a través del arte, postura cuestionable dada la historia de América Latina. Por lo anterior, el siguiente trabajo dará una interpretación sobre la autofagia en el cuento “La carne” de Virgilio Piñera, en él hay una sátira sobre la sociedad cubana de los años cuarenta, además de una parodia sobre el concepto de canibalismo latinoamericano, por otro lado, hay una crítica al “arielismo” y una reivindicación a la interpretación de Calibán hecha por Retamar. Para lograrlo, este ensayo se construye en tres partes: la primera hablará sobre la significación que se le otorga a la palabra canibalismo en América Latina, además de señalar su importancia en el pensamiento de la misma entidad; la segunda constará de un análisis estructural de la obra virgiliana, y el último apartado dará la interpretación del texto: como parodia, ironía, crítica y reivindicación.

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2. El canibalismo en América Latina La carne que comen es por lo común principalmente humana [...] cuando le da una furia diabólica, convidan a los parientes y al pueblo, y los ponen delante, esto es la madre con todos los hijitos que de ella han tenido, y con ciertas ceremonias los matan a flechazos y se los comen [...] uno de ellos me confesó haber comido más de doscientos cuerpos. Américo Vespucio (1454-1512) El nuevo mundo.4 El canibalismo es una práctica cuyo origen se remonta prácticamente al origen de la humanidad, la antropología lo ha estudiado como manifestación cultural, se trata de un rito que puede ser endocanibalismo o exocanibalismo; el primero, alude a un evento en el que miembros de una familia se comen a algún pariente con la finalidad de absorber lo mejor de él, y no dejarlo en el olvido; el segundo, también es conocido como “canibalismo guerrero”, consiste en comer al enemigo, la finalidad de dicho acto es la de absorber los más feroz del contrincante. El canibalismo nunca tiene que ver tan sólo con el hecho de comer, sino que es, ante todo, un vehículo para mensajes no gustativos, mensajes que tienen que ver con el mantenimiento, la regeneración y, en algunos casos, Ritmo | Imaginación y crítica

la fundación del orden cultural. En términos estadísticos, el canibalismo puede estar vinculado al hambre, pero el hambre no está necesariamente vinculada al canibalismo.5 El canibalismo vinculado a la sobrevivencia es hasta cierto punto tolerable, sin embargo, en muchas culturas es condenable, sobre todo en tiempos modernos, donde este acto es considerado primitivo, repugnante y censurable. De hecho los crímenes considerados como atroces, son todos aquellos en los que el asesino realiza el acto caníbal el cual, la mayor de las veces, se asocia a brujerías y rituales satánicos, nótese que aún se conserva en el trasfondo del discurso, un evidente puente entre canibalismo y ritual. Es probable que este trasfondo ideológico se deba a que todo lo que tenga que ver con el acto de comer carne humana, no sea en sentido estricto, el mero hecho de engullir a otro ser humano, sino que en el fondo se trata de una especie de poder que destruye o construye, es en suma, una forma metafórica de simbolizar el cuerpo. Dado que este último es el espacio en el que se expresan las diversas manifestaciones culturales; el cuerpo constituye un depósito de metáforas. En su economía con el mundo,


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Es decir, para América Latina, el canibalismo contiene un trasfondo cultural arraigado a una postura ideológica que crea un paradigma en el que el ser latinoamericano queda postergado a A partir de lo anterior se puede una periferia que lo ha condenado a asegurar que el canibalismo es una una otredad en la que le será posible manifestación cultural, la cual ha sido superarse como individuo, dado que interpretada de distinta manera, prueba de ello reside en que el fela mentalidad céntrica les ha nómeno de comer carne en diseñado un mundo en el que sólo América Latina, no es consison servidores y consumidores en derado como antropofágico, un sistema, devorador y perverso. nombre científico que se le En la historia cultural latinoada a dicha conducta; la razón mericana el caníbal tiene que ver El canibalismo más con el pensar y el imaginar es que como se ha comentado en la introducción de este llega a ser que con el comer, y más con la colonialidad de la modernidad que trabajo; canibalismo fue producto la palabra utilizada por los de una con una simple retórica cultural. colonizadores para denoEl canibalismo siempre nombra lect ura minarlo, nombramiento a otras cosas: la fuerza laboral,... el símbolo del pensamiento que significó la dist inción tautológica entro lo nuest ro y lo otro. del cuerpo antiimperialista; el consumiEl canibalismo llega a dor devorante y el devorado. 8 salvaje...” Será pues el canibalismo una ser producto de una lectura tautológica del cuerpo salvaje: metáfora que implicará varias los caníbales son feos y los feos caníbaconnotaciones, por un lado incluirá el les... Lejos de encontrar un momento mito de Calibán y Ariel, ambos son seres de sosiego semántico, el caníbal se colonizados de la cultura latinoameridesliza constantemente a lo largo de cana, la otredad, sólo que el primero un espacio no lineal: el espacio de la es aquél que maldice la lengua que le différence colonial; un espejo turbio de fue heredada y con la misma cuestiona figuración del otro y del ego, así como a su colonizador, el segundo reprede áreas confusas en las que reina la senta el supuesto ideal al que aspira la 7 opción ineludible de lo incierto. intelectualidad del continente; por el sus límites, fragilidad y destrucción, el cuerpo sirve para dramatizar y, de alguna manera, escribir el texto social.6

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otro, canibalismo es la forma ideológica que representa como lo enuncia la cita anterior; la fuerza laboral, el antiimperialismo, al devorador y al devorado. Ambas posturas son criticadas por Virgilio Piñera en su cuento “La carne”. 3. Análisis del cuento “La carne” El cuento “La carne” fue escrito en 1944, periodo que se caracteriza por la desestabilización del país bajo el gobierno de Fulgencio Batista, si bien a partir de este año Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás gobernaron durante ocho años, la sombra de Batista no será sacada de escena hasta 1959. Los años previos a la revolución cubana son el contexto en el que Virgilio Piñera se desenvuelve como escritor, periodo de inconformidad e inestabilidad para la sociedad cubana. Ritmo | Imaginación y crítica

En la edición correspondiente a Letras cubanas (2011), “La carne” está constituida por ochenta y nueve renglones, se han enumerado como herramienta para facilitar el análisis de la obra. La anécdota del texto se encuentra dentro de los preceptos del tiempo histórico, está narrado en tercera persona del singular y las acciones se dan en espacios aparentemente cerrados; sin embargo, las atmósferas creadas por el autor invitan a pensar que los personajes se encuentran al aire libre, como si todos estuvieran expuestos tras un telón teatral. “La carne” es un cuento empapado de acciones, constituido por ciento treinta y ocho oraciones, se puede asegurar que es en su totalidad una lluvia de nudos con pocas descripciones o indicios que ayuden a comprender el desenlace de la misma.


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La anécdota es sencilla; en algún lugar, un hombre cansado de comer sólo vegetales decide dar fin a su hambre, haciendo de su glúteo izquierdo carne para filete, un vecino al percatarse de dicha hazaña, decide dar parte al Alcaide del lugar, y en un acto de propaganda, todo el pueblo aprende a hacer con su cuerpo los más deliciosos platillos, hasta llegar a la desaparición. La obra se divide en varios episodios: el primero comprende los renglones uno al seis, en el que se da la presentación del problema; del siete al trece Ansaldo decide alimentarse con su cuerpo, dieciocho al veintitrés se presenta al pueblo el acto de la autofagia como una posibilidad de dejar de sufrir hambre; del veinticuatro al treinta y seis planteamiento de la forma de engullir la carne; del treinta y siete al ochenta el pueblo come carne y alivia sus penas de hambre, desaparición del mismo, ochenta y uno al ochenta y nueve reflexión del narrador sobre la actitud del pueblo. El actante principal es el pueblo, pues aunque aparezcan algunos personajes individualizados, la narración se centra en las decisiones que toma el pueblo con respecto a comer carne. El narrador es sólo un espectador de lo que acontece en aquel lugar, es decir, es testigo de los sucesos que ocurren a su alrededor, e incluso es quien justifica los hechos, con un tinte de sátira, como lo indica la siguiente cita:

¿De qué podría quejarse un pueblo que tenía asegurada su subsistencia? El grave problema de orden público creado por la falta de carne, ¿no había quedado definitivamente zanjado? Que la población fuera ocultándose progresivamente nada tenía que ver con el aspecto central de la cosa, y solo era un colofón que no alteraba en modo alguno la firme voluntad de aquella gente de procurarse el precioso alimento, ¿Era, por ventura, dicho colofón el precio que exigía la carne de cada uno? Pero sería miserable hacer preguntas inoportunas, y aquél prudente pueblo estaba muy bien alimentado.9

El anterior párrafo es importante para la comprensión del texto, antes de entrar en materia, se debe señalar que el autor se vale de dos tipos de isotopías: la primera alude al cuerpo con palabras como; carne, rodilla, nalga, anatómico, ombligo, lengua, labios; y la segunda es la más relevante pues evoca a la comida: amargo, devoraba, goloso, engullendo, vegetales, cocina, filete, adobo, sal, vinagre, freírlo, sartén, tortillas, mesa, saborear, alimentara, reservas, efusiones, masas, manjar, deliciosas, frituras, gourmets, chuparse, consumición, disección, porción, fuego. La unión de ambos grupos semánticos Imaginación y crítica | Ritmo


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da como resultado sintagmas altamente deliciosos como; lengua, manjar de monarcas y labios, frituras de gran éxito. Lo irónico y paródico del canibalismo se expresa a lo largo del cuento, no es gratuito, la palabra es un derivado del taíno, es decir, la denominación tiene sus raíces en el paraíso caribeño. Como se ha expresado en el apartado anterior el acto caníbal tiene fuertes connotaciones rituales o metafóricas; en este trabajo se sostiene que el cuento “La carne” es ironía de ambos, en primer lugar porque el canibalismo sólo se da de manera exógena o endógena, jamás se podría devorar un individuo a sí mismo, esto en la realidad dura representaría la extinción del mismo en cuestión de días, es en suma un acontecimiento absurdo:

4. De la ironía a la reivindicación El pueblo virgiliano negado a adoptar la conducta de Calibán, toma elementos del idílico Ariel, es decir, jamás olvida las reglas del comer eurocentrista, narrador describiendo las acciones de Ansaldo:

Sucedió con gran sencillez, sin afectación. Por motivos que no son del caso exponer, la población sufría de falta de carne. Todo el mundo se alarmó y se hicieron comentarios más o menos amargos y hasta se esbozaron ciertos propósitos de venganza. Pero, como siempre sucede, las protestas no pasaron de meras amenazas y pronto se

Con gran tranquilidad se puso a afilar un enorme cuchillo de cocina y, acto seguido, bajándose los pantalones hasta las rodillas, cortó de su nalga izquierda, un hermoso filete. Tras haberlo limpiado lo adobó con sal y vinagre, lo pasó —como se dice— por la parrilla, para finalmente freírlo en la gran sartén de las tortillas del

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vio aquel afligido pueblo engullendo los más variados vegetales.10

Sin embargo, tomando en cuenta la cita anterior, podrá notarse que la población no pasa por un periodo de hambruna, sólo se trata de un periodo de inestabilidad por la escasez de la carne, este fenómeno es una sátira al comportamiento de las masas cuando se les priva de algún elemento del cual no depende necesariamente su vida.


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domingo. Sentóse a la mesa y comenzó a saborear su hermoso filete. 11

de carne sin atacar a otro ser humano o animal, ha decidido comerse, el problema público fue resuelto sin daño alguno entre los habitantes del cuento "La carne"

La tranquilidad es un elemento que distingue a Ariel de Calibán, dado que el segundo goza de una personalidad “Que la población fuera ocultándose rebelde, el primero se caracteriza por progresivamente nada tenía que ver realizar sus actos de manera con el aspecto central de la cosa, y razonada y siempre buscando sólo era un colofón que no alteraba el beneficio propio, esto peren modo alguno la firme voluntad mite comprender cómo Ansaldo de aquella gente de procurarse el decide comerse. Irónicamente precioso alimento”.12 dicho personaje no pierde los modales, pues fríe con gran El artista que Nótese hasta el momento la maestría el trozo de carne, se ha comenzado ironía en el lenguaje de Piñera, es deseable recordar que no se sienta a la mesa sin evidenciar por ser trata de una burla llana y mucho dolor y, por último, no traga aprendiz, menos de un elemento retórico como la hambruna o una acpara embellecer el cuento, por titud clasificada como salvaje al llegar lo indicaría, por el contrario, el contrario se trata de un a maestro degusta el delicioso bocado. discurso crítico que destaca las domina su incongruencias en las sociedades Cabe destacar que en lo que en las que aparecen, unida a la compete a “la gran sartén de las oficio.” tortillas del domingo” se trate de paradoja, ayuda a señalar las una burla a una tradición española que diferencias entre distintas ideologías, además presentan mundos aparentemente consiste en pasar un domingo antes del imposibles, pero que en el fondo afirman día de Ramos, (la fecha cambia según una realidad que a ojos masa son invisibles. la localidad) en algún lugar alejado de los suburbios, el único alimento es Dicho de otra forma Virgilio Piñera una tortilla de patatas, la cual puede adopta una postura crítica frente a un ir acompañada con longaniza y lomo. conflicto: la satisfacción del hambre, La prudencia es otro elemento que el entendida ya no como necesidad o sistema narrador atribuye al pueblo, pues sumida ritual, sino como acción placentera en el afán de satisfacer su necesidad que complace emociones. Si se piensa Imaginación y crítica | Ritmo


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en lo que en líneas anteriores se ha esbozado acerca del canibalismo, será posible comprender lo siguiente; Piñera parodia al ser latinoamericano, Otro, en una tradición eurocentrista, al cual su condición de colonizado lo ha condenado en una cultura que prohíbe devorarse a los de la misma especie, pero al mismo tiempo lo ha forzado a un consumismo que no se conforma con satisfacer las necesidades básicas, sino que busca el placer, aunque este signifique la desaparición del mismo. En este sentido es posible encontrar una reivindicación de Calibán, resistencia cultural latinoamericana y negación de lo europeo, también es posible establecer un puente con Montaigne, cuando cuestiona la conducta civilizatoria de los colonizadores. En el fondo persiste uno de los problemas más recurrentes en la literatura hispanoamericana, la idea de lo propio y la necesidad de autodefinición: hibridez, es el resultado de la cópula entre ambas culturas; Virgilio Piñera da una muestra magistral, si una cultura me ha enseñado a satisfacer mis necesidades por absurdas que parezcan, pero al mismo tiempo me ha negado las herramientas para lograrlo, no me queda más que revelarme con sus mismas enseñanzas, en otras palabras, no devoro a mi especie dado el carácter aberrante del acto, como mi carne, con la misma devoción con la que como la carne del hijo de Dios.K Ritmo | Imaginación y crítica

Notas H. Cerutti Guldberg, “Filosofía para la liberación” en Doscientos años de pensamiento filosófico nuestroamericano, Bogotá: Ediciones desde abajo, 2011, p. 30. IV 2. J.C. B Scannone, “Hacia una dialéctica de la liberación”, en Stromata, 27 (enero-marzo), p. 123. 3. Toro. 2006, p.33. 4. F. Rojas, "Caníbales en el paraíso: ideas clásicas sobre la edad de oro y la antropofagia en la etnología americana". En Relección sobre la templanza o del uso de las comidas. Y fragmento sobre si es lícito guerrear a los pueblos que comen carnes humanas o que utilizan víctimas humanas en los sacrificios. Bogotá: Universidad de los Andes, 2007, p. 143. 5. Ídem, p. 18 6. R. Sennet, Carne y piedra. El cuerpo y la ciudad en la civilización occidental. Madrid: Alianza, 1997, p. 13 7. C. A. Jáuregui, Cainibalia: canibalismo, canibalismo, antropofagia cultural y consumo en América Latina. Madrid: Vervuert, 2008, p. 14 8. Idem, p. 17. 9. V. Piñera, “La carne” en Cuentos completos. La Habana: Letras Cubanas, 2011, p. 29 10. Ídem, p. 27 11. Ídem, p. 27 12. Ídem, p. 29 1.


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M ar í a

de

l o s

Á ngeles

G arc í a

r o mer o

CON ESAS TORTAS y un refresco

¿Q

uién acaso en la Ciudad de México y área metropolitana no conoce lo que es una torta? ¿Quién no la ha probado y preparado? ¿Quién no recuerda su infancia llena de tortas de jamón, huevo o frijoles en el recreo de la primaria? E incluso en la época laboral, ¿quién no se ha provisto de una torta para saciar el hambre en medio de la jornada y sin dejar de trabajar? Es muy común que en los alrededores y en el pleno corazón de la Ciudad de México se alcen los puestos de tortas, donde se venden gran variedad de combinaciones. Lo que se conoce como torta surge al momento de partir un pan (por lo

general de harina de trigo) y rellenarlo con infinito número de comestibles, que reciben diversos nombres, que también son variantes del lenguaje y en ocasiones regionales ya que en muchos estados lo que aquí en la Ciudad de México se denominan como tortas se les denomina “lonches” (Jalisco y Morelia) en otras y sólo específicamente al pan con algún tamal se le llama “Guajolota” (Oaxaca e Hidalgo); pero, por lo general, en el país, en el sentido alimenticio, reconoce a la “torta”. La variante es la combinación de los ingredientes. Entonces, este platillo consistente en pan blanco —la verdadera torta es de telera, pero ni el bolillo se salva en Imaginación y crítica | Ritmo


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ocasiones de ser torta— y el guiso que se prefiera es uno de los más populares en la Ciudad de México y de los que tienen una mayor creatividad en los nombres. Cada combinación que un puesto de tortas ofrece tiene un nombre en específico que salta a la vista por el ingenio del gremio tortero que implícitamente formó una cierta convención en la correspondencia de nombres e ingredientes, aunque todavía muchos nombres quedan en la originalidad del puesto que los creó. Por lo que respect a a este pan, su historia se remonta a finales del siglo XVIII, cuando algunos panaderos Ritmo | Imaginación y crítica


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franceses se inst alaron en la ciudad de Puebla en los barrios de San José, San Roque, el Carmen, la Luz, Analco y San Juan de Dios. En estas panaderías sus hornos vieron nacer muchos de los panes populares que después fueron conocidos en la Ciudad de México gracias a las continuas migraciones de tahoneros poblanos en busca de mejores posibilidades económicas. Puebla era ya un emporio desde el siglo XVI de harina y el pan en Nueva España, era el lugar que proporcionaba a las embarcaciones españolas todos los productos derivados de la molienda de trigo, en especial galletas. La panadería fue uno de los renglones económicos de la región poblana. Debe

aclararse también que antes de que apareciera la famosa torta en Puebla era ya muy conocida la industria familiar de los hornos de cemitas, pan al que por cierto muchos reconocen como “semitas”, cuya palabra se deriva del sustantivo árabe assamid, que quiere decir: “la flor de la harina”. Francisco J. Santamaría en su Diccionario de mexicanismos publicado en 1959, propone: “Cema o cemita. f. Pan hecho de acemite”, término que la academia corrobora: “Acemit a. f. Pan que se fabrica con acemite”.1 Por lo que respect a a la “torta” su nombre obedece a que es “una bola redonda de masa” parecido al bolillo o telera. Jesús Flores y Escalante comenta en Breve historia de la comida mexicana que la torta surgió a finales del siglo XVIII en Puebla, con una variedad de panes que cortados a la mitad horizontalmente fueron rellenos por diversos guisos —entre los más frecuentes, queso—, que perfumados con hierbas de olor y sazonados con aceite de olivo eran un verdadero placer al paladar. Estos panes que compuestos gozaron de gran popularidad, fueron el pambazo, la torta, la chancla, la cemita y la pelona, que en su forma simple se trataba tan sólo de pan blanco dorado en el caso de la torta, la cemit a y la pelona; y blanco blando en el caso Imaginación y crítica | Ritmo


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del pambazo y la chancla, y fueron exportados a la Ciudad de México y Guadalajara a principios del siglo XX. Sin embargo, ya en Puebla se notó una clara pérdida de semas en el caso del pan “torta” en su forma simple y fue sust ituido su significado con el de la “torta compuesta”; y así, al trasladarse a la Ciudad de México, la torta significó solamente el compuesto pan + guiso. Actualmente, la torta goza de una gran popularidad en la Ciudad y Estado de México, los puestos donde son vendidas son muy numerosos, al igual que las variedades de tortas que cada uno ofrece. La semántica de la torta A l seleccionar la torta deseada, el Ritmo | Imaginación y crítica

comensal se percata que cada combinación posee un nombre estricto. En ocasiones se tratarán de gentilicios que denoten alguno de los ingredientes característicos de la región. Sin embargo, los nombres más atractivos y comunes suelen ser femeninos y en ocasiones, referidos a alguna celebridad de época. Lo interesante resulta al leer la enumeración de ingredientes que conforman esa torta, pues dan la pista de la motivación de su nombre. Es decir, los nombres de las tortas tienden por su carácter femenino a resaltar características de mujeres y a la dialogía (doble sentido), y ambas características nunca están separadas. La mayoría de las denominaciones de tortas mantienen un doble sentido


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cubana, explicado por medio de la relacionado íntimamente con el albur — sinécdoque. Pedir entonces una “Yuri” dialogía—; los componentes de las tortas exige a la cantante de quien se toma el aluden principalmente a los genitales nombre como juego del platillo que masculinos, y a partes específicas del incluye los ingredientes que también cuerpo de la mujer que en México juegan con las características de ésta. son objeto de fetiche en cuanto a su Así también, la cantidad de denovolumen; tales como las piernas, los minaciones metafóricas son mayores glúteos o los senos. a las sinecdótica en proporción a Seg ún Stephen Ulllas peticiones que de ellas se hacen. mann existen tres tipos Es más común pedir una torta de motivaciones: fonética, cuya especialidad es metafórica, es morfológica y semántica decir, las que en muchos puestos (91-130). La motivación se manejan, que una de gentilicio. fonética es la que producen Este ejemplo de denominaciones las onomatopeyas (burbuja), ¿Quién no en un área tan común como lo la morfológica es la motiva- recuerda es la de la gastronomía popular ción que produce palabras su infancia demuestra la creatividad pícara creadas por analogía con del mexicano, especialmente de la el paradigma en cuestión llena de capa social media baja y baja, que (yo cabo [caber]< yo corro tortas de [correr], yo como [comer]); jamón, huevo llenan con este uso del lenguaje a nuestra lengua con tanto colorido. y la motivación semántica Por ello, al pedir una “Trevi”, se es la que se produce me- o frijoles en posee más allá del alimento, la diante recursos retóricos el recreo de tales como la metáfora, la la primaria?” concepción de la cantante que es famosa por sus piernas, por sinécdoque y la metonimia. lo que se leen sus ingredientes: En estas denominaciones se pier n a, sa lc h ic h a y queso. presenta un significado por estereotipo, mientras que en aquéllas su significado ¿Tú qué torta prefieres? es cultural. Alemana: chorizo, salchicha, queso blanco. Así, no sólo se trata de un juego Suiza: queso blanco, queso amarillo, quesillo. semántico, sino también morfológico: Hawaiana: jamón, piña, quesillo. al pedir una “torta cubana” se pide tanto al platillo como a una mujer Toluqueña: chorizo, pierna, quesillo. Imaginación y crítica | Ritmo


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Cubana: tiene todos los ingredientes. Trevi: pierna, salchicha, queso blanco. Alejandra: pierna, jamón, quesillo, piña. Lucero: pierna, queso amarillo, quesillo. Yuri: pierna, jamón, quesillo. Talía: pierna, milanesa, quesillo. Trailera: milanesa, pierna, salchicha. Lambada: huevo, chorizo, pierna. Profe: pierna, chorizo, quesillo. Suspiro de monja: salchicha, chorizo, quesillo. Bibliohemerografía:

Beristáin, Helena. Guía para la lectura comentada de textos literarios. México: Larios, 1977. Flores y Escalante, Jesús. “Acá las tortas y allá el tortero”, en Breve historia de la comida mexicana. México: Random House Mondadori. 2004. Foucault, Michel. Las palabras y las cosas; tr. Elsa Cecilia Frost. México: Siglo XXI, 1995. Mons, A.. La metáfora social. Imagen, territorio, comunicación. Buenos Aires: Nueva visión, 1994. Ricoeur, P. Teoría de la interpretación. Discurso y excedente de sentido. México: Siglo XXI, 1995. Ullmann, S. “Palabras transparentes y opacas” en Semántica. Madrid: Aguilar, 1967.

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E N S A Y O

C laud i a

E l i ut h

C o l o mer

Hernánde z

AL CALOR de los fogones

Gracias al fuego, la sensualidad se despierta y así, frente a un platillo esmerado, los sentidos convocan al festín exuberante en donde el pan acompaña al bocado, el vino lleva fuego a la sangre y las palabras seducen como caricias… El celo de los deleites

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A

mpl i a mente conoc ido es el hecho de que existe una tradición literaria en nuestro continente cuyo génesis se ha forjado en las artes culinarias, desde el Popol Vuh hasta escritores como García Márquez con El coronel no tiene quién le escriba o Cortázar con "La chuleta de Johny". En esta fusión, las letras han aderezado y embellecido los textos por medio de la escenificación de situaciones en donde el universo gastronómico ha cobrado vital importancia al grado de servir de puente de comunicación. Tal es el caso de Como agua para chocolate de Laura Esquivel, novela en la que se mezcla el sabor de las recetas con la historia de un amor mal logrado y que será objeto de análisis del presente. En este espacio se intentará demostrar que la exaltación de la sensualidad y del disfrute físico siempre está ligado a la Ritmo | Imaginación y crítica

percepción de olores, al paladeo de sabores y a la percepción de sensaciones culinarias diluidos entre sopas, asados, bebidas y postres; es decir, se presenta una especie de re-semantización de la cocina en la que se percibe a la mujer ya no como depositaria de la obligación de agradar al varón desde los fogones —cuestión que ha recaído sobre nuestro género desde tiempos inmemoriales1—, sino que se ve a la mujer como sujeto de la expresión sensual y erótica ligada al arte culinario. En el caso de Como agua para chocolate se aprecia que, desde el inicio de la historia, Tita está ligada ineludiblemente a la cocina, es a ella a quien le tocó el privilegio de poseer los poderes de la alquimia culinaria desde el momento de nacer: [Pues] Tita arribó a este mundo prematuramente, sobre la mesa de la cocina, entre los olores de una sopa de fideos que estaba cocinando, los del tomillo, el laurel, el cilantro, el de la leche hervida, el de los ajos y, por supuesto, el de la cebolla (…) Este inusitado acontecimiento determinó el hecho de que Tita sintiera un inmenso amor por la cocina y que la mayor parte de su vida la pasara en ella (Esquivel, 2007: 5).

Este fue el universo que la vio nacer, este fue su destino, pues ella


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permanecerá toda su vida ahí y vivirá no sólo el amor, sino también el no poder estar con el amor de su vida, la pérdida de su nana, los maltratos de su madre, entre otros eventos importantes para ella, a través de la comida. Universo que da muestra de lo limitados que eran en nuestra sociedad los derechos de la mujer en el pasado,. Baste recordar que el lugar para las féminas era la casa, específicamente la cocina (un espacio interior); en tanto que para el hombre se dejó el espacio público o exterior. Aldaraca menciona que esta domesticidad de la mujer y su restricción a una esfera de actividad interior: la familia, creció durante la época prerevolucionaria y revolucionaria en México —marco histórico y social en el que se desarrolla la novela— hasta convertirse en un estereotipo literario (1977: 63). De manera que el mundo exterior del hombre representó la corrupción y el interés propio; mientras que el de la mujer proporcionaba amparo, seguridad y resguardo del mundo externo, quedaba ligado a los aspectos naturales de la vida tales como: la comida, la maternidad,

la expresión de las emociones y sentimientos; pero además también aparece vinculado a lo mágico, en este caso particular, al realismo mágico característico de la Nueva Novela Hispanoamericana. De modo que entre magia y realidad Tita tuvo que asumir el papel de sumisión, debido a que la tradición en su familia marcaba el hecho de que la hija pequeña debía cuidar a la madre hasta sus últimos días, por lo que para ella, el matrimonio simple y senci l la mente estaba vedado, su lugar era la cocina y su responsabilidad, cocinar para el clan es desde este lugar que opera todo su poder. Posiblemente, esta situación trabajó en aras de alimentar más el amor que nuestra protagonista sentía por Pedro al grado de provocar una especie de rebelión que encontró cauce a través de esa estrecha relación entre la sensualidad y la comida. Existen momentos en la historia en los que se percibe a Tita en una especie de rebelión, cuestionando las estructuras sociales, la moralidad, la injusticia de verse imposibilitada por una tradición para concretar su amor por Pedro: Imaginación y crítica | Ritmo


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[…] gran cantidad de dudas e inquietudes acudían a su mente. Por ejemplo, le agradaría tener conocimiento de quién había iniciado esta tradición familiar. Sería bueno hacerle saber a esta ingeniosa persona que en su perfecto plan para asegurar la vejez de las mujeres había una ligera falla. Si Tita no podía casarse ni tener hijos, ¿quién la cuidaría entonces al llegar a la senectud? ¿Cuál era la solución acertada en estos casos? ¿O es que no se esperaba que las hijas que se quedaban a cuidar a sus madres sobrevivieran mucho tiempo después del fallecimiento de sus progenitoras? ¿Y donde se quedaban las mujeres que se casaban y no podían tener hijos, quién se encargaría de atenderlas? Es más, quería saber, ¿cuáles fueron las investigaciones que se llevaron a cabo para concluir que la hija menor era la más indicada para velar por su madre y no la hija mayor? ¿Se había tomado alguna vez en cuenta la opinión de las hijas afectadas? ¿Le estaba permitido al menos, si es que no se podía casar, conocer el amor? ¿O ni siquiera eso? (Esquivel, 2007: 16).

Pese a estos atisbos de rebeldía vemos a una Tita que es obligada a renunciar a sus sentimientos por Pedro y a aceptar el matrimonio de él con su hermana Ritmo | Imaginación y crítica

Rosaura. Un personaje que se resigna y somete a su madre obedeciendo — de este modo— los modelos exigidos por la tradición. En cierta forma la protagonista de esta historia representa los deseos de la mujer mexicana que han sido reprimidos por el machismo de nuestra sociedad, pero de una mujer que lucha y que tiene la esperanza de que algún día las cosas cambiarán. Retomando el hilo conductor del escrito, entre Tita y Pedro se genera una manera de comunicación por medio de la comida, se puede decir que ésta se convierte en una especie de catalizador de las emociones de la protagonista, al grado de que se notan tres momentos en donde apreciamos el poder mágico que opera la comida preparada por ella en los demás personajes, tres tiempos en los que los sentimientos eran trasladados a la comida. El primero de ellos, la “Boda de Rosaura”, escena en la que Tita canalizó todo lo que sentía, su tristeza, su dolor y su llanto en la masa con la que prepararía el pastel de boda. Nacha le secaba con su delantal las lágrimas que rodaban por la cara de Tita y le decía: –ya mi niña, ya vamos a terminar. Pero se tardaron más de lo acostumbrado pues la masa no podía espesar debido a las lágrimas de Tita.


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El resultado no se haría esperar ya sin poder contenerse, al saborear el primer bocado del platillo, exclamó, que los invitados fueron los primeros cerrando los ojos con verdadera en padecer una especie de intoxicación lujuria. – ¡Este es un placer de los con el pastel de bodas, no hubo poder humano que quitara de la dioses! mente de Rosaura que posiTal parecía que en un extraño blemente Tita había puesto fenómeno de alquimia su ser se algún vomitivo en la masa había disuelto en la salsa de rosas, para causar una desgracia en el cuerpo de las codornices, en en su boda. el vino y en cada uno de los olores de la comida. De esta manera El segundo, cuando su La exaltación de hermana Gertrudis huye la sensualidad penetraba en el cuerpo de Pedro, voluptuosa, aromática, calurosa, con los revolucionarios. y del disfr ute Es un momento en que la completamente sensual (…) Parecía que habían descubierto protagonista tiene realmen- físico siempre un código nuevo de comunicación te poder sobre todos en la está ligado a en el que Tita era la emisora, casa, la preparación de las la percepción codornices en pétalos de Pedro el receptor y Gertrudis la afortunada en quien se sintetizaba rosa es un canto al goce de olores, al de los sentidos que destila paladeo de est a singular relación sexual, a través de la comida (Esquivel, sensualidad y crea un caos y sabores y a 2007: 50-61). desobediencia que se expresa la percepción a través de Gertrudis: de sensaciones El tercer momento, está Ella tomó las rosas que culinarias” marcado por Mamá Elena poco antes de morir, cuando Pedro le regaló y deliimaginaba que Tita quería enberadamente las cocinó venenarla y comenzó a tomar vomitivos en su comida para que pudiera estar que fueron los detonantes de su muerte. más cerca al corazón de Pedro (…) La fusión de la sangre de Tit a con los pétalos de las rosas que Pedro le había regalado resultó ser de lo más explosiva (…) Pedro no contento con haber provocado los celos de su esposa,

Al mes murió Mamá Elena presa de unos dolores espantosos acompañados de espasmos y convulsiones intensas. En un principio, Tita y John no se Imaginación y crítica | Ritmo


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explicaban esta extraña muerte, pues aparte de paraplejía Mamá Elena clínicamente no tenía ninguna enfermedad. Pero al revisar su buró encontraron el frasco de vino de hipecacuana y dedujeron que de seguro Mamá Elena lo había estado tomando a escondidas. John le hizo saber a Tita que este vomitivo es tan fuerte que puede provocar la muerte (Esquivel, 2007: 119).

El mecanismo de liberación que adoptan Tita y Gertrudis estará sustentado en la revitalización de sus sentidos, al unir el placer de la vida con el placer de comer, de cocinar y de amar. Es importante resaltar que a través de las propiedades sensuales de la comida, la novela imparte una subversión y un cambio en las normas sociales, Juana Arancibia y Yolanda Rosas destacan que: En Esquivel, uno lee un tramado sensual, que busca impactar sentidos vitales: es el mundo percibido, más que a través de una síntesis ideológica, por sus marcos y rastros sensoriales; los sabores, los olores, el tacto (Arancibia, et al., 1995: 56).

Finalmente, la novela puede interpretarse como un viaje a través de la memoria sensual, en la que la Ritmo | Imaginación y crítica

frontera entre el amor, la nostalgia y los sentidos es tan difusa que no es posible separarlos. La fuerza libidinal que invoca al goce es el fuego, vinculado con el poder regenerativo y la sensualidad desbordada de las dos hermanas; esta pulsión erótica que recorre todo el texto se concentrará en la cocción de los alimentos, en el fuego que quema el baño mientras Gertrudis intenta mitigar su ardiente fogosidad, en las chispas que incendian la cama de Gertrudis cuando Tita y Pedro consuman en ella su amor prohibido, en los fuegos pirotécnicos que queman la hacienda cuando al final del libro los amantes hacen el amor o el que transforma el fósforo en escritura en el momento en que Tita decide volver a hablar. (López González, 1995: 564-565).

En conclusión, Como agua para chocolate es una metáfora del gozo, de la plenitud que se alcanza a través de él y por medio de una especie de viaje de iniciación al universo de los sentidos y la gastronomía. Es un canto al eros cuyo entramado son los sabores, olores y sensaciones que los alimentos despiertan en quien los degusta al calor de los fogones. Esta relación estrecha


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hace que la comida se convierta en una especie de discurso universal, que intenta reafirmar la identidad femenina, independientemente de las diferencias de género, raza, cultura o tiempo. Bibliohemerografía Aldaraca, B.. “El ángel del hogar”. Theory and practice of Feminist Literary Criticism. Michigan: Bilingual Press, 1977, pp. 62-87. Arancibia, J. et al. La nueva mujer en la escritura de autoras hispánicas. Montevideo: Instituto Literario y Cultural Hispánico, 1995. C a st ro-K l a r e n, S. Escritura, transgresión y sujeto en la literatura latinoamericana. México: Premio Editora de Libros, 1989. Calero Martín, J. Gastronomía (cocina y alimentación) en la literatura española de los siglos de oro. Madrid: UCM, 2013. Esquivel, Laura. Como agua para chocolate. Madrid: Narrativa Mondadori. 2007. Glen, K. “Postmodern parody and culinary narrative art in Laura Esquivel´s Como agua para chocolate”. In Chasqui 23-2, (1994), 39-46. López González, A. Nuevas formas de ser mujer en la narrativa contemporánea de escritoras mexicanas, Casa de las Américas. 1995, pp. 3-8. Imaginación y crítica | Ritmo


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ensay o

mar i o

A lbert o

M edel

C amp o s

LAS ANDANZAS culinarias de un detective

L

a modernidad de una ciudad se mide por las armas que truenan en sus calles, reflexionaba el detective sinaloense Edgar “El Zurdo” Mendieta sorprendido por sus propios pensamientos: ¿qué sabía él de modernidad, posmodernidad o patrimonio intangible? Nada. Soy un pobre venadito que habito en la serranía. Ver al terapeuta lo ponía nervioso y mataba el tiempo Ritmo | Imaginación y crítica

pensando en todo, menos en lo que debía enfrentar. ¿Cómo se escabecha en París, Berlín o islas Fidji?.

“El Zurdo Mendieta” es una fusión entre “El Yorch” personaje de la primera novela del escritor sinaloense Élmer Mendoza, Un asesino solitario y “Elvis Alezcano” de su tercera novela Efecto tequila (con ecos lejanos de su opera prima de cuentos Mucho qué reconocer), quien asume sin cortapisas, sus antecedentes de narco


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(ese tema tan significativo de la narrativa de Élmer). Y que dio como resultado a un personaje huraño, solitario, del que se comenta no se ha podido reponer de una decepción amorosa, que trabaja en la policía, vive solo:

(Antecedentes que remiten a “El Yorch”, personaje principal de su primer novela Un asesino solitario a quien le gustaba devorar galletas pancrema con Coca-Cola o a los padres de Nicolás Pureco en la novela Cóbraselo caro quienes, a pesar de haberse ido a vivir a Est ados Soy un crápula con pesados Unidos, no consumían la comida recuerdos, un pobre pendejo de ese país, ya que tenían un restaurante de comida mexicana). que se enamoró de la mujer Mendieta, entre los avatares de equivocada y enamorarse es Los gringos, su trabajo, después de una balasoñar, imaginar situaciones sobre todo, cera, ante la expectativa analítica que pocas veces ocurren. tienen salsas que le exige los casos que investiga o bien sufriendo mal de amores, El “Zurdo Mendieta”: per- de todo tipo, acude puntualmente al restausonaje sentimental, enamorado de mango, rante El Quijote, atendido por un y bohemio, de buen diente, con de manzana, un paladar exigente, es entrahomosexual al que le dicen “La ñable para la comunidad lectora de tomate y, Cococha”, buen mesero, cantinero, consejero, testigo de las penas de Élmer. Años después, surgió no obstante, amorosas y aciertos sentimentaun ferviente grupo de lectoras sabemos que les, entre abundantes cervezas y que admiraban al “Zurdo”, al certeros tequila, acompañados grado de formar un club de sus salsas no fans y enviarle regalos como si son realmente de caldo de pescado, pargo frito y camarones empanizados. se tratara de una persona real, salsas”. En La prueba del ácido, segunda esto lo constata el mismo autor entrega de la saga del “Zurdo en una entrevista que se le hizo Mendieta”, El Quijote seguirá siendo un el 10 de mayo del 2013 en el programa punto clave de reunión para comer Palabra de autor para Canal Once. y desahogar el dolor por la muerte Pero ante todo, al “Zurdo Mendieta”, de Mayra Cabral; que le darán el le gusta comer. Y comer bien. ánimo que le hace falta a Mendieta, Platillos que degusta fervorosamenal preocuparse por su alimentación: te en las tres novelas de su saga: Balas de plata, La prueba del ácido y Nombre de perro. Imaginación y crítica | Ritmo


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Cococha, tráeme una torta de pierna y una cerveza. Lo mismo de ayer, Zurdo ¿no piensas comer otra cosa? Okey, en lugar de la cerveza traéme un whisky […] le sirvió un bistec con papas, ensalada césar y una michelada. Y no repeles.

En la tercer novela de la saga del “Zurdo” Nombre de perro, aparecerá de nuevo El Quijote, este lugar dónde junto con Susana (madre de su hijo Jason y su etéreo amor juvenil), Mendieta va a degustar tacos de carne asada, cerveza y salsa mexicana, mientras la nostalgia del recuerdo se hace presente entre “La Cococha” y “Susana” al recordar sus años de juventud, mientras degustan lengua en salsa verde, machaca con verdura y tortillas de harina. En el íntimo ámbito familiar del “Zurdo”, destaca “Ger”, la mujer que se encarga de mantener en orden su casa, e incluso la vida de Mendieta, así como proporcionarle una alimentación adecuada, siempre con platillos exquisitos —dignos herederos del tradicional recetario sinaloense—, acompañados de diálogos que detonan cierto amor maternal: le voy a cocinar unos huevos con cebollas tiernas y tocino de pavo que pedirá perdón por sus pecados. Después. Nada de después, no lo puedo dejar ir con el Ritmo | Imaginación y crítica

estómago vacío y no me repele que ya me lo agradecerá y rasúrese, usted es un hombre decente, no quiero que lo vean como pordiosero.

"Ger" es maternal compañera que aparecerá a lo largo de las novelas de la saga de Mendieta, simpática por sus ocurrencias y por su forma de vivir la vida, es el lado humano del Zurdo, la que lo regresa a la realidad y hace que su mente no se adentre tanto en los casos que tiene que resolver, con anecdotas como develarle su destino por las mañanas: Zurdo, ya se le hizo tarde, le voy a leer su horóscopo mientras se pone en la obra, Capricornio […], oiga ahí le tengo su Seven con limón, digo, porque parece que lo agarraron los indios.

En esa ocasión "El Zurdo" desayunó huevos a la mexicana. Vida de un policía, de un detective, costumbres cotidianas, de un Culiacán no exento de la violencia: Ger le había dejado carne con papas que le hicieron agua la boca, metió el plato al micro pero no lo alcanzó a sacar. Alguien se estacionó suavemente y apagó la luz. Ruido en la reja. Balas. Balazos. Balacera. Agazapado. Tras la


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barra de la cocina. Cristales que caen. Sonidos. Puerta acribillada. Descarga completa. Silencio’. Después de esta ajetreada noche, Ger lo despertó: “Zurdo ¿está bien?, que bárbaro, nomás me descuido tantito y casi me lo matan ¿a qué hora fue

Es decir, en esta novela Nombre de perro, “El Zurdo” no sólo conocerá a su hijo y el sentido de la paternidad que implica convivir con él, sino que también reencontrará a ese viejo amor que es la madre de Jason, “Susana Lujan”:

el bombardeo? […] a ver, báñese

Cuarenta y cuatro años, 89-61-91, un hijo de dieciocho, parecía más mujer y más joven a la vez […] y bueno, llegó primero el Chanel número cinco que ella con su sonrisa franca y segura, y una falda negra encima de la rodilla.

mientras le preparo su Nescafé y unos huevos con una salsa de chiles poblanos en aceite de oliva para que se aliviane; esa costumbre suya de vestirse de negro nunca me ha gustado, debería variar, hágale caso a su horóscopo’.

"Ger", personaje maternal que Élmer Mendoza ha creado para “El Zurdo Mendieta” será, en la tercer entrega de esta saga, ya no la persona que sólo se preocupe por “El Zurdo”, sino también por el hijo de su patrón, “Jason Mendieta”, quien convivirá con él e inclusive degustará los manjares de “Ger” mientras ella sigue cuidando tan afanosamente la alimentación de su patrón: No crea que porque está joven aquí usted no se va a alimentar como es debido: ahorita le preparo un omelet de queso de cabra con rajas y cebolla, y a ti te hago otro licuado.

Preludio a una cita que Susana y el Zurdo sostienen para luego ir al Cayenna (lo que me recuerda un verso del corrido "El virus nunca muere" del grupo “Revolver Cannabis”: En Culiacán capital, lugar exacto el Cayenna…)”: Fueron al Cayenna, un sitio de comida fusión que el detective no conocía. Casi lleno. Velitas rojas en las mesas. Luces navideñas. Se sentaron mirando al río. El Zurdo, atentó recordó sus gustos: Mesero: ¿Algo para beber? Mendieta: (En su mente) Una michelada con mucho hielo y un filete de res. Susana: Una michelada con mucho hielo y un tequila. Imaginación y crítica | Ritmo


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El detective sonrió, pidió un Glenlivet solo. ¿Entradas? Tacos de pato y camarones en salsa de chile poblano.

Otro de los lugares que “El Zurdo” recuerda con Susana es el restaurante Sandy´s Obregón donde en su juventud comieron alguna vez: “Dos hamburguesas con chile jalapeño, papas fritas, dos cocas, una malteada de vainilla y otra de chocolate. La mía con doble tomate, doble queso y limón”. En la obra se mencionan otros lugares donde al “Zurdo” le gusta ir: La Carreta de Roberto a un costado del antiguo Difocur, en la ciudad de Culiacán donde se sentaban en unas sillas de la cervecería Modelo sobre la banqueta, entre humo de camiones y transeúntes apresurados. Lugar donde "El Zurdo Mendieta” invitaba un agua chile a su inseparable compañera Gris Toledo, con camarones en caldo picoso, el cual bebía el Zurdo con demasiada fruición. Le agradaban también los bocadillos de huachinango y camarón. Sin olvidar, El Cotorra de la R donde se detendrá para degustar un ceviche con dos cervezas y un plato de caracol que le caerá pesado al estómago, mientras reflexiona en la antesala del retrete: “Como dice Rudy, la comida para que sea buena debe hacer un poquito de daño”.

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Es inevitable la presencia de la agente femenina Gris Toledo, quien no solamente es la mano derecha del Zurdo, sino que es adepta a la Coca-Cola de dieta (parecida al “Yorch” en Un asesino solitario, con la diferencia de que Toledo no la acompaña con galletas pancrema y el refresco es de dieta). También en La prueba del ácido (segunda novela de la saga “Mendieta”) aparecerán personajes como “El Gari Olmedo”, quien tras una borrachera nocturna recibe un disparo en la puerta de su casa a manos de su propia hija y decide ir a comer para sanar la herida —no precisamente la del arma, sino del alma—, ya que esta última no hizo daño alguno debido al chaleco antibalas que este siempre porta: Salió del baño después de las nueve. Encendió sus celulares pero no tenía llamadas importantes. Los apagó. […] Subió a su Jeep y se fue a curar la cruda con el Puye: un coctel de camarón, pulpo, almeja, ostión y caracol con chile piquín le salvaría la vida. […] Puye, gritó antes de estacionar el carro, el coctel Gandi por favor, y ponle chile a esa madre que vengo herido.

“El Jefe Briseño” será otro de los personajes con los que convivirá “El Zurdo” a lo largo de su saga, en momentos lo desobedecerá por motivos personales


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como en su segunda novela La prueba del ácido con el fin de dar con el culpable del asesinato de su amada Mayra Cabral de Melo, mientras intentará por todos los medios esclarecer el homicidio: pisará los talones de políticos y empresarios de gran importancia, lo que llevará a Briseño a reprender al “Zurdo”. Sin embargo, Briseño mostrará ese estilo culinario culichi y no sólo el frío temple de un jefe de la policía ministerial: El jefe marcó a su casa. ¿Mi amor, qué te parece si cocinamos unos camarones al ajillo para comer como Dios manda? De vez en cuando un enroque funciona. Ay, viejo, ¿esa porquería? Mejor Rockefeller, ya ves que te quedan riquísimo. Bien mi amor, voy para allá, ¿se te ofrece algo de por acá? Si puedes traer pan de trigo relleno de calabaza, te gusta. ¿Quieres decir que no te duele la cabeza? ¿A mí?, ¿de dónde sacas eso? Voy por el pan.

En La prueba del ácido, “El Capo Valdés” fallecerá como todo narcotraficante podría llegar a aspirar —dormido—, y es que este personaje, poderoso líder del Cártel del Pacífico, en la primer entrega de la serie se mostró a un tipo maduro, ecuánime, de carácter fuerte y acongojado por no poder comer alimentos exquisitos en grasa debido a la dieta rigurosa a la que su médico lo

había sometido con el fin de preservar su salud. Padre de Samantha Valdés, amigo tanto de empresarios como de políticos y gente humilde que apelaba a su buena voluntad monetaria: “el Capo Valdés, que cenó un rico filete de res asado con guacamole, salsa mexicana, cebollas cambray y una media cerveza, había muerto, en paz, en su cama”. O en la tercera novela de la saga Mendieta, Nombre de perro, Samantha, hija del “Capo Valdés” la nueva líder del Cártel del Pacífico, da también muestra de ese buen comer característico de los Valdés y que a pesar de tener el control de una organización criminal muestra conocimiento sobre el arte culinario al preparar, junto con su madre, un platillo mientras habla con “El Zurdo” (esto permitirá que Élmer destaque el lado humano de Samantha como hija al preparar la comida junto con su madre): en la cocina sonó el celular de Samantha; se hallaba con su madre que preparaba un asado sinaloense; en ese momento vertía agua caliente sobre la cebolla morada cortada en rodajas para quitarle el aroma, luego la lavaría con agua normal y le pondría jugo de limón fresco. Dime, Zurdo Mendieta, sacó una lechuga orejona del refrigerador. […] Minerva hizo rodajas de los rábanos, picó las calabazas y las Imaginación y crítica | Ritmo


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papas al dente, sacó la carne cocida para cortarla en cuadritos y Samantha apenas había lavado la lechuga. […] Samantha cortó la lechuga en tiras y su madre echó los cuadritos de carne en un sartén para que se frieran mientras picaban la zanahoria cocida.

Entre balas, sangre, intriga y muerte, Élmer Mendoza detalla personajes, situaciones y platillos culinarios que al leerlos despierta en el lector placeres sibilinos. “El Zurdo Mendieta” es un personaje que Élmer colocó en la preferencia de las personas, llevándolo a saltar de las palabras a la vida cotidiana, como el mismo Mendoza expresó en la Séptima Feria Internacional del Libro Azcapotzalco, celebrada en el año 2016: El Zurdo es un personaje que es muy importante en mi familia, vive en mí en mi casa, tiene un club de fans que le mandan ropa interior, brasieres y tangas ya es parte de la vida de mi familia.

Todo lo anterior remite a un dialogo —sentencia de vida— de la actriz Elizabeth Cervantes y Damián Alcazar quien interpreta a un sicario, en la película El infierno dirigida por Luis Estrada: “En esta vida a todo se acostumbra uno, menos a no comer”.K

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narrat i va r o bert o

J av i er

A cu ñ a

G ut i érre z

ASÍ

comenzó la guerra para Daniela

M

e había ocultado. Desde una semana antes evité el lugar. Fueron tontos en advertirme. Usé la táctica del llanto, pero nada, no funcionó, nuevamente me sentía desnudo ante ellos y estaba muy seguro de que eran capaces de arrastrarme sin ropa a la calle. Ni siquiera le dije a la Enana mi plan, era un espía, lo sabía, la podrían comprar con cualquier cosa o simplemente delatarme por mera maldad. Era mi némesis, mi archienemigo. Cuando formaba a mis soldados en el pasillo siempre se hacía presente y de un manotazo, como una explosión, los

Un relato para degustar el sabor de cada palabra. Este texto es un descanso, un recreo que nos divierte. destruía o los mordía y los llenaba de baba y yo tenía que curarlos, que salvar lo salvable, aunque la baba era un virus que los corroía por dentro y ya nunca volvían a ser como antes. Daba pena verlos todos destrozados, algunos aún de pie con una pierna desecha o vigilando descabezados; los debería sacar del servicio activo o al menos dejar que se recuperaran un poco; no sé, pegarles de alguna forma los brazos, las cabezas, etcétera, pero siempre he estado escaso de soldados, además necesitaba una pantalla, una distracción contra la Enana…

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En nadie podía confiar, había llegado la hora. Era la única forma, si el llanto ya no funcionaba quizá el silencio. Tan sólo debía ocultarme un rato más, soportar los chantajes, las amenazas, sus sobornos. Si no hablaba, si no me movía seguía teniendo la ventaja. Tenía que ganar este juego, esconderme bien, practiqué mucho tiempo con la Enana y casi nunca me encontró. Así comenzó la guerra y tenía que llevarla a mi territorio. Desde el lugar veía los pasos cada vez más rabiosos, sonaban como tambores en mi cabeza, pisaban mi sombra y extendían el miedo por todo mi cuerpo, por mi piel, mis brazos se pusieron como piel de gallina pero tenía que resistir, apretar los dientes. Sabía que si me descubrían me arrancarían la libertad, me mandarían lejos. Ya casi lo había logrado, tendrían que dejarme aquí y todo hubiera terminado; pero lo usaron a él, cayeron tan bajo, ¡lo usaron!, engañaron a mi mejor amigo. La puerta chirrió como un demonio y él entró en la casa con la alegría colgando de su lengua, podía sentir su aliento muy cerca de mi cara, la saliva escurriendo por su hocico ya resbalaba por mi cuello, sentía sobre la ropa un camino de pelos. Ella, la enemiga, contuvo un grito por la silla caída, por el florero roto, por la pata de la mesa mordida, por esas Ritmo | Imaginación y crítica

copas de vidrio destrozadas, que en palabras de ella eran invaluables, y por la baba sobre el suelo. Quería reírme en su cara, pero no, tenía que guardar silencio, necesitaba quedarme quieto, apretarme, juntar los huesos, juntarlos mucho, fundirlos todos a mí mismo para que no sonara ninguno, necesitaba hacerme chiquito, el ser más diminuto, el más insignificante del mundo. Mi amigo se acercaba, empezaba a buscar mi olor, en un instante comenzó a respirar más rápido, a salivar demasiado, estaba frenético, tiró todo, hasta a la Enana. Pero a ellos no les importó su llanto, ni los objetos quebrados en el suelo, su odio, la maldad por hacerme sufrir les importaban más. Al contrario, le ordenaron con un tono suave, musical, que nada tenía que ver con ellos, que siguiera buscando; le dijeron mi nombre, mi desafortunado nombre. -Anda, ve a buscar a…, corre, corre… Y corrió desesperado, ladró y sus ladridos reventaron en mi pecho, mordieron mi corazón y entonces ellos me sacaron a rastras de mi escondite. Mi amigo quería morderlos pero la mirada demoniaca de ella hizo que se tumbara en el suelo y se cubriera los ojos con las patas. Me arrancaron la ropa y me pusieron otra horrible: el suéter y el pantalón me picaban, me quemaba todo. Después, para que no corriera, me


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hicieron cargar la mochila que parecía haber sido llenada con piedras. Lloré, supliqué, pero no tenían corazones. Me empujaron a la calle y hacía frío y el viento me cacheteaba dejándome rojos, muy rojos los cachetes; aún estaba oscuro y el miedo de no saber para dónde correr me hizo quedarme junto a ellos. Por si fuera poco, llevaron a mi amigo Lobo para que contemplara mi sufrimiento. El camino estaba lleno de piedras, tropecé varias veces y cada que caía de rodillas me pellizcaban el brazo y me daban de cocos, no podía evitar que sus golpes me sacaran mocos, por lo cual recibía otra tanda de regaños y maltratos y ella llenaba sus dedos de baba y me los restregaba por la boca y la nariz. Así, durante todo el trayecto, fui torturado. Al fin llegamos, había muchos como yo, algunos lloraban ante la enorme puerta gris, otros corrían hacia adentro, no podía creerlo, ¡locos, suicidas! Me recibió un viejito sin dientes que olía a podrido. Me empujó por la espalda y yo iba a llorar, pero no le iba a dar el gusto, soy un hombre. Giré y sólo vi las manos y las bocas de los que me trajeron agitándose, sonriendo, como si no hubiera pasado nada o como si se divirtieran ante tanta crueldad. Lobo, después de que cerraron la puerta, enloquecido aullaba, rascaba el metal, ladraba desesperado,

buscándome. Imposible, nadie podría abrirla, era enorme y demasiado pesada. Me llevaron a un cuarto lleno de llorones y de niñas. Vi demasiados mocos y me dio un poco de asco. No quería cruzar la puerta pero el viejo de la entrada me empujó hacia dentro. Choqué con las piernas de… Era el rostro más hermoso que vi en mi vida, me preguntó mi nombre y yo a todo le decía que sí, se hizo llamar Yola, miss Yola. Alguien en la silla de al lado me susurró algo, quizá planeaba un escape, me enseñó unos huevitos de chocolate que tenía en sus bolsillos, tomé uno. A lguien más me dio una paleta y después me señalaron mi mochila, la abrí y descubrí un tupper lleno de fruta y chile piquín y una despreciable ensalada. Se rieron de mí por bastante tiempo, pero ese fue el pago para que me siguieran dando de sus dulces. Tiempo después sonó la campana y nos sacaron a un enorme patio, quería hablarles del escape pero miss Yola estaba cerca y no sé por qué se me escondía la voz cuando me miraba. De repente un cañonazo me dio en el pecho y quedó cerca de mí la pelota, miré a mis nuevos compañeros, le di una patada y la pelota voló, otra patada de regreso y otra. Así comenzó la guerra. Ya habría tiempo, después del recreo, para escapar de aquí.K Imaginación y crítica | Ritmo


algunos lloraban ante la

habĂ­a muchos como yo,

gris enorme

suicidas!

no podĂ­a creerlo,

ÂĄlocos,

puerta


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n A R R A T I V A

A lejandr o

E sp i n o sa

BUSCARRUIDOS La palabra nos niega, avergonzada de los que no podemos descubrir en ella. Somos un dolor de caballo en el silencio. Rui Soares

Palabras dulces y saladas para entender el dolor; el amor como un objeto comestible, en tanto que tiene un olor y una sazón. Imaginación y crítica | Ritmo


L

as cosas que salvan la vida y que no tienen importancia son una lucha cuerpo a cuerpo con la nada, sin zapatos y sin camisa, después de un par de cervezas, después de tomar aire para volverse a besar. Pequeñas rendijas desde donde se alcanza a ver la diosa por un instante y que, con un irrefrenable parpadeo, desaparece para colocarse detrás de otra grieta menos visible que la vez anterior. Este es todo el tiempo que hay para explicar lo insondable, es lo que dura el texto y no más, es el rato que los personajes se dejan de ver para no volverse a ver jamás. Es un déjà vu invertido y, aunque lo parezca, no obedece a ninguna reacción en la conciencia de ocho tentáculos con ventosas, no obedece más que a las expectativas

del poeta al que la musa posee. Es la musa entonces a quien debe culparse de las sandeces que el vate ejecuta. La literatura es un rompeolas, escribir en una ventana la carta de rendición, la promesa que se cumple después, es no decirse nada en vez de decírselo, en vez de vivir juntos, un mar que humea de moscas, unas alas que sirven solo para escapar y ser atrapados, una red elástica al fondo del abismo. El oficio de las palabras esta en disipar las dudas, en borrar esta realidad instantánea que se nos presenta, tal como ahora, encarnando la realidad, el mundo, el árbol, el procesador, pero también es Aquiles disfrazado de niña en el gineceo, también es la tierra de Ítaca barbechada por Odiseo. La mujer en forma de


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nube sucumbiendo a los apetitos del maniático que sopla mientras la embiste como un perro enamorado de la luna. La literatura es un zombi al que los profesores le disparan con escopetas y los críticos intentan violar en callejones. Surge de ciertas relaciones ocultas que algo en mí va descubriendo. Son versos o perros muertos o naipes que olvido en cementerios parturientos. Va de algo en mí a la mano, y de la mano a los dedos, un descenso, el deseo de estarse sosteniendo. El narrador, hijo de la mirada, le toca el hombro a su personaje, el narrador convencido de que le dictan arma en el móvil unos apuntes que apenas sirven para concebir el esqueleto anecdótico con el que se refiere de que va una historia. Es el resultado de tanto mirar algo, una cosa con nombre que de tanto verse proyecta una cosa gemela en el interior de quien mira la cosa externa, y la linterna mágica de los sueños abre matinée. Hete cosa, he aquí al escritor que era uno que hubo una vez en la que un poeta escribía versos. Esta es la historia, vamos a comenzar, vamos a ver, acércate. Ir quitándose la ropa. Ir quitando unas cortinas. Ir descarnándose hasta que quede nada mas la poesía. Le dice Roberto a ella, no quiero que me hagas falta porque no puedo tenerte. Ir dejando de hablar. Ir abriéndose paso

entre los muertos, entre los muslos húmedos. Orfeo en la peluquería escribe en una servilleta sucia, algo que luego llamará poesía o manos caídas de las manos. Aspiro al mundo que va ocurriendo mientras lo escribo. Aspira al mundo que va ocurriendo mientras lo escribe. Aspiras al mundo que va ocurriendo mientras lo escribes. Acomodar las almohadas para llegar más adentro, como si en ello les fuese la vida. Abandonar por un instante los gemidos espectaculares y el porno pop de embestir que sacan sangre. Las lenguas luchando e intentando ahogar a su adversario. Desayunar escuchando a John Coltraine unos huevos fritos con tortillas. Escribir diciendo lo que no se olvida. La metáfora en la que un taxi vacio es el ruido de la garganta de Eurídice al ser estrangulada. Pamplinas, érase que se era. Tildar al silencio de lupanar y armar la balacera sólo para constatar la voluntad a prueba de balas, el cadáver a prueba de moscas partenogénicas. Personajes para quienes es cansado estar moviéndose, antidepresivos para aliviarlos, para subirlos a la cuerda floja de las tres unidades aristotélicas. Y a la hora de llenarles los transistores diegéticos se resistan y haya que encamisarlos por la fuerza, no vaya a ser la de malas. Estas criaturas están para separarse, Imaginación y crítica | Ritmo


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que es de lo que trata el cuento, no pueden estar solos mientras uno los deja en la cabeza o bajando unas escaleras, uno en Olisipo y el otro en la vieja Tenochtitlán, se les quitan los móviles. Modular los verbos en el tiempo preciso y a la hora de llenar los transistores diegéticos se resisten. Cayéndose del sueño. Mientras el creador duerme van descifrando en los hilos neuronales rasgueos que los comunican, no hemos de estar juntos, se dicen y se lamentan. Lectura y relectura, circunloquios onanizantes. Lo dicho con gestos, con palabras escritas que no se conservan, el run run ése. En el poeta las palabras son facciones, cuentas pendientes con la infancia. Igual a ninguno. El patrón para que el pensamiento tienda a ciertas relaciones en las palabras, a lo que el deseo se atreve. Hacer de la palabra otra cosa, ¿soy lo que hago con ella, lo que las palabras hacen de mí, lo que no me quieren decir? Algo visto más de cerca, un movimiento más natural entre el pensamiento que concibe al movimiento y el movimiento mismo como reminiscencia del calor. Escribir produce un calor transparente, escribiendo se gastan las calorías que encienden un cerillo, el sol es un ojo de mantequilla. La vida va componiendo en nuestros cuerpos su obra, va aprendiendo a Ritmo | Imaginación y crítica

ser destino austero que se levanta con esmero, que se levanta de la nada. La escritura es una prótesis para el muñón que perdí al nacer. Los ojos desatados, la intención descarriada. El juego con el que se propone una incertidumbre tangible. Al menos nos dispensa, es el arte de infringirse un dolor donde el dolor no existe. La cabeza en una charola como en un regazo blanco. Es verdad, nada de esto sirve, es un repentino naufragio, un árbol que se sienta a ver crecer las hormigas.K



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p o es í a

V ers i ó n

de

L udm i la

B i r i uk o va

NIKOLÁI GLAZKOV

Pero yo defiendo la locura Nikolái Glazkov (Liskovo, provincia de Nizhnegorodskaia, 1919–Moscú, 1979). Poeta y traductor. Estudió con interrupciones en el Instituto Literario Gorki de Moscú. Fue expulsado del Instituto Pedagógico por ser “hijo de un enemigo de pueblo”. En 1940 inventó la palabra samizdat y fue uno de los autores más conocidos de estas ediciones clandestinas. Entre 1941-1946, fue publicado tanto de manera oficial, como en samizdat y en el extranjero. Muchos versos suyos se han convertido en aforismos (información tomada de la revista electrónica rvb.ru/np).

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Me hace falta el segundo mundo, Inmenso como paradoja, Y el primero destella sin atraer.

Мне нужен мир второй, Огромный, как нелепость, А первый мир маячит, не маня.

Qué se vaya, fuera: En él la gente aguarda al trolebús, En el segundo, a mí. 1939

Долой его, долой: В нем люди ждут троллейбус, А во втором – меня. 1939

Si es polvo del camino Y la ruta va a Siberia, De todos modos, como un homenaje Aceptaré este polvo. 1942

А если пыль дорожная И путь ведет в Сибирь, То все равно как должное Приемлю эту пыль. 1942

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Las banderas adornan el infierno, Jugando con los vientos. Es sólo un plagio Del paraíso futuro.

Украшают флаги ад, Ветрами играя. Это только плагиат Будущего рая.

1943

1943

El mundo normal, regulado, Numerado en orden Efectúa una procesión marcando el paso, Pero yo defiendo la locura.

Мир нормальный, нормированный, По порядку нумерованный Совершает в ногу шествие, Я ж стою за сумасшествие.

1943

1943

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V ers i ó n

de

C ésar

A bra h am

N avarrete

VÍTÊZSLAV NEZVAL El adiós de un pañuelo Para Adriana Urióstegui Morales I

V

ítêzslav Nezval nació el 26 de mayo de 1900 en Biskoupky, poblado de la Moravia del Sur del entonces Imperio austrohúngaro. Desde su infancia, que transcurrió en Šamikovice, se interesó por la escritura y la música, debido a propensiones familiares. Después de la Primera Guerra Mundial, y una vez instalado en Praga, participó activamente de la vida artística que bullía en la ciudad. Ritmo | Imaginación y crítica

En 1922 fundó junto a Karel Teige el grupo Devětsil, Nueve fuerzas, que propugnaba inicialmente por una estética proletaria que devino en v a n g u a rd i a pa ra con st itu i r entre 1923 y 1924 el Poetismus, Poetismo —la antología de la poesía francesa contemporánea que tradujo en la década de los veintes el escritor Karel Čapek, a quien se le atribuye la acuñación del término robot, así como el


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ocaso, palabras para el

palabras para la huida,

dadaísmo, fueron fundamentales. En 1924 ingresó al Partido Comunista. Posteriormente, el surrealismo permeó en sus concepciones vital y escritural — hay que recordar que dicho movimiento vinculó a París con Praga, y propició el encuentro de artistas con visitas e influencias recíprocas. Durante los años del Fascismo, se erigió en uno de sus principales opositores. Sin embargo, a la llegada del régimen comunista al poder en 1948, a diferencia de algunos de sus antiguos contertulios, Nezval se subyugó ante ellos, convirtiéndose en el decurso en «Artista nacional» —esto no lo eximió de las críticas de los jóvenes escritores sobre su pasado. En 1983, Jaroslav Seifert, como único sobreviviente, repasa la existencia de los poetas checos de su generación en el poema Homenaje a Vladímir Holan. Cuando toca el turno de su otrora cofrade vanguardista, escribe: «Se rompió una de las ramas fuertes / del árbol de la poesía». Murió «inesperadamente en Pascua», el 6 de abril de 1958. Sus restos yacen en el cementerio de Vysehrad.

palabras

Pese a que la figura de Vítêzslav Nezval aún se encuentra marcada por el estigma de su militancia política, su estilo artístico de la preguerra — evidentemente más revolucionario—, lo sitúa como uno de los innovadores de la lengua y el imaginario checos —por ejemplo, no es fortuito que el poeta Iósif Brodsky lo tradujera al ruso. II El escrito que se traduce a continuación da título al poemario de 1934. Se trata de un libro concebido a raíz de los viajes que Nezval emprendió por Italia y Francia dos años antes. En 1937, Vítězslava Kaprálová —quien falleció de tuberculosis miliar a los veinticinco años en Montepellier, Francia— musicalizó el poema cuando fungía como directora de la Orquesta Filarmónica Checa. Tres años más tarde, Jeroným Rafael Kubelík, admirador y promotor de la obra de la malograda compositora, estrenó la versión orquestal.

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contes para ner las palabras.

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Notas del traductor. v. 6 Opté por la palabra «tañidos» para sustituir el «doble (de las campanas)». Interesante ejercicio el de la traducción, que me permitió dar con términos desconocidos en mi propia lengua. Me explico. Así como el «doble» es el «toque de campanas por los difuntos»; una de las acepciones de «clamor» significa lo mismo. Es digno de mencionar la perspicacia de Nezval al repetir en dos ocasiones el verbo mlčet, callar, cuando escribe sobre «el sonido mortuorio de las campanas», pues genera en el lector una suerte de explosiones sensoriales, ora visuales, ora auditivas. v. 12 El autor ensaya su vena experimental, jugando con los sentidos. En una locución en que lo natural sería un verbo que aludiera a la vista, emplea vonět para «oler el falso resplandor dorado». v. 14 Aquí se aprecian las influencias de Arthur Rimbaud y del verso 32 de Le bateau ivre, El barco ebrio: Et j’ai vu quelquefois ce que l’homme a cru voir !, ¡Y vi, alguna vez, lo que el hombre creyó ver!

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[Adiós y un pañuelo] Adiós y si nunca nos volvemos a encontrar fue hermoso y fue suficiente. Adiós y si nos reunimos en una cita, quizá no llegaremos o llegará otro invitado. Fue hermoso, infortunadamente todo tiene su fin. Silencien, tañidos, silencien, esa tristeza que ya conozco. Un beso, un pañuelo, una sirena, una campana de barco, tres o cuatro sonrisas, y después quedar solo. Adiós y si nada más resta por decir, nos quedará un pequeño recuerdo ligero como un pañuelo, más simple que una postal y un poco ilusorio como el recubrimiento del oro. Y si he visto lo que los otros no vieron, así será mejor, golondrina, que buscas tu pajarera natal. Me mostraste el sur donde el armario alberga tu nido. Tu destino es el vuelo; el mío, el canto. Adiós y si todo se dio por última vez así será peor, ya no tendrás nada, mi esperanza. Por tanto, será mejor no despedirse. El adiós y un pañuelo te completen, Destino.

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[Sbohem a šáteček] Sbohem a kdybychom se nikdy nesetkali bylo to překrásné a bylo toho dost Sbohem a kdybychom si spolu schůzku dali možná že nepřijdem že přijde jiný host Bylo to překrásné žel všecko má svůj konec Mlč umíráčku mlč ten smutek já už znám Polibek kapesník siréna lodní zvonec tři čtyři úsměvy a potom zůstat sám Sbohem a kdybychom si neřekli už více ať po nás zůstane maličká památka vzdušná jak kapesník prostší než pohlednice a trochu mámivá jak vůně pozlátka A jestli viděl jsem co neviděli jiní tím lépe vlaštovko jež hledáš rodný chlév Ukázalas mi jih kde máš své hnízdo v skříni Tvým osudem je let mým osudem je zpěv Sbohem a bylo-li to všecko naposledy tím hůře mé naděje nic vám už nezbude Chcem-li se setkati nelučme se radš tedy Sbohem a šáteček Vyplň se osude!

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Otra versión

[Adiós y una despedida] Adiós, y si nunca nos vemos de nuevo, fue hermoso y fue suficiente. Adiós, y si nos reunimos, acaso asista yo, o lo haga alguien más. Fue hermoso, pero todo alcanza su final. Calla, clamor, la tristeza que ya reconozco. El beso, el pañuelo, la sirena, la campana marina, tres o cuatro sonrisas, para luego quedarme solo. Adiós y si nada más nos queda por decir, atesoremos un pequeño recuerdo frágil como pañuelo, sencillo como postal, y un tanto falso como el brillo de la fantasía. Será mejor haber visto lo que los demás no vieron, golondrina en busca de su jaula original. Me señalaste el sur en cuyo armario anidaste. Tu destino es volar; el mío, cantar. Adiós y si todo aconteció por última vez será peor, pues ya nada tendrás, esperanza mía. No nos despidamos entonces. Que el adiós y una despedida conformen tu destino.

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p o es í a

V ers i ó n

F ajd i ga ,

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ALEŠ ŠTEGER El libro de las cosas

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del pan a tiempo con la corteza

[Huevo] Cuando en el borde de la sartén lo quiebras, no te das cuenta de que al huevo en la muerte le crece un ojo. Es tan menudo, que no satisface aún la escasa hambre de la mañana. Pero ya mira, ya enfoca en este mundo tuyo. ¿Cómo son sus horizontes, mirada de qué perspectivas? ¿Ve el tiempo que indiferente se traslada por el espacio? ¿Ojos, ojos, las cáscaras cuarteadas, el caos o el orden? Grandes preguntas para menudo huevo a hora tan temprana. Y tú ¿de verdad quieres la respuesta? Cuando se sientan, ojo a ojo, en la mesa, con la corteza del pan a tiempo lo ciegas.

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o lo ciegas [Chocolate] Murió para ser una barra de chocolate delante de ti. Desea que también tú comas la angustia de su muerte. Infinitamente. Que el miedo y la entrega se derritan en tu boca. Sus dulces entrañas, las amargas curvaturas de sus fantasías. Te invita a desenvolverlo, que lo desnudes en su verdadera luz. Más allá de la bondad. Más allá de la gracia y el perdón. Conversan sin palabras, en el lenguaje de los dones mudos. Lo que partes y comes, te parte y se alimenta de ti. Tu saliva, la misteriosa sensación de la boca vacía es suya. Tus dedos, que revuelven los cajones buscándolo. Pero no al revés. Tienes que quedarte con hambre para que dios pueda seguir dando. Y lo que dios da una vez, quita infinitas veces.

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[Papa] La papa recuerda la tierra más que el campesino su pesadilla. En su frente naces del barbecho y le comes su papa otra vez.

P

Es mejor tener la cabeza enterrada profundamente en la arcilla y callar con el ano orientado hacia el cielo, que repetir la antigua historia del sufrimiento.

Es mejor olvidar que tus piernas y la barriga penden en el vacío. Por suerte, tus manos no saben que las sujetan sólo algunas peladuras, la tierra postrera. Cuando la hundes en el fondo de la cacerola, renuevas la vieja maldición. El ojo sacado de Atahualpa vaticina el mal entre las burbujas de agua hirviendo.

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P [Pan]

Cada vez te seduce en la tentación de llegar a ser señor que se alimenta con las migas bajo la mesa del sirviente. Te invita a que le hagas mal, lo apuñales, partas en trozos, consumas su todavía caliente cuerpo. Sin vergüenza se te presenta desnudo como en la creación. Es un perverso. Te provoca con la abstinencia. Pero te le estás entregando y te entregas. Y cada mañana y cada tarde repites el juego de la harina. Te ha creado como el quemadero de su culpa. Cuando te sacia, te pones a hablar y enseguida tienes aún más hambre. Sí, sí, te ama, y por eso ahora acepta en sí tu cuchillo. Sabe, que todas sus heridas se desmigan en tus manos.

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P o E S Ì A

V E R S i ó N

D E

B A R B A R A

V U G A

ALEŠ ŠTEGER Escrito en el sitio tres

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Palabras con

peso olor

y sabor

violencia.

C

uando tenía quince años, me topé con un libro. Era totalmente blanco, cosido en lienzo, y en la portada llevaba tres letras: PAZ. Este libro me abrió una puerta ancha al mundo de la poesía. Ofrecía un mundo y una lógica totalmente diferente, en partes exóticos, pero muy cercanos en su abundancia a mi adolescente percepción del mundo (tanto al que me rodeaba como a mi mundo interior). Con este libro comenzó un camino que me llevó a numerosos viajes por América Latina y cuyo fruto fue una novela de viaje llamada A veces el enero es en verano. Fue como comencé a conocer diferentes, también sombrías y oscuras facetas de América Latina. Muchos mexicanos de hoy en día tienen opiniones mixtas sobre la personalidad y el papel de Octavio Paz. A pesar de todo, para mi gusto, algunos de sus textos, y sobre todo sus ensayos, sobresa len por la complejidad de su pensamiento y por la capacidad de acercar el mundo mexicano a los lectores extranjeros, la razón por la cual lo admiro mucho. Desde los tiempos de Paz, México ha cambiado mucho. Todo el mundo ha cambiado. El México de hoy es gobernado por las estructuras y problemas que se originaron en los tiempos de Paz, si no es que mucho antes. El problema de la violencia contra

a las que se les ha infringido cierta las mujeres, (medio) cubierta violencia institucional, la desestabilización de las estructuras del estado de derecho, tropas paramilitares, cárteles, miedo que se ha apoderado de las vidas mexicanas, todos estos temas me afectan plenamente. Todos estos son los problemas con los que me siento íntimamente relacionado. Fue por esta razón que opté por México como el lugar idóneo para llevar a cabo el tercer episodio de mi proyecto Escrito en el sitio. En el principio pensaba en escribir en algún punto neurálgico, en alguna ciudad fronteriza del norte o refugio de los migrantes quizá. Después pensé en algún lugar más específico, como sería un palacio de justicia, donde me expondría, a través del proceso de la escritura continua de doce horas, a la fusión de mi voz interior y realidad exterior.


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Todo cambió cuando sucedió la sangrienta matanza de los 43 estudiantes de la escuela normalista de Ayotzinapa, cerca de Iguala y no lejos de la capital de mexicana. El hecho desencadenó una ola de protestas que no han cesado hasta este momento en el que estoy escribiendo. Con mi proyecto quise contribuir a la lucha de los mexicanos para un futuro mejor, más justo y menos violento, y a la vez aproximarme a las respuestas de algunos cuestionamientos que me persiguen desde que, hace veintiséis años, abrí aquél libro blanco que llevaba en su portada el apellido de su autor. El apellido que en castellano, qué revelador, significa “tiempo sin guerra”. Quiero agradecer a todos que me ayudaron en el proyecto: a Bárbara Vuga, Norma Alba, César, Marko Hercog, Eva Vrbnjak, Irena Smodiš, Renata Zamida y los demás. K

Porque el poeta que hace que las palabras se traguen sus

palabras

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88 ensay o

alejandr o

G arc í a

COMER

con la Tía Martucha 1. La literatura deleitante

F

elipe Garrido, en cierto momento de su vida, deseaba “ser “pastelero, luego anheló ser trailero, luego deseó ser futbolista y terminó siendo escritor”.1 A ciencia cierta no se sabe si consiguió avances dentro de la repostería (aunque varios de sus textos se refieren, sin posibilidad de redención, a viandas y manjares), lo cierto es que a lo largo de su vida se convirtió en uno de los escritores más significativos de la literatura mexicana contemporánea. Garrido se considera a sí mismo como un escritor fuera de generación. Durante mucho tiempo se mantuvo alejado de revistas y suplementos culturales: “su primer libro salió en 1973, cuando

tenía 31 años, cuando otros escritores, a los 20 años, ya lo habían hecho”,2 lo cual lo aleja de sus contemporáneos como Gustavo Sainz y José Emilio Pacheco, quienes publicaron diez años antes.3 Los mismos temas garridianos se alejan a los de estos autores (espacios urbanos, lenguaje juvenil, la experimentación lingüística, estructuras fragmentadas, cuestionamiento de valores, pesadumbre ante las expectativas sociales, incredulidad ante el amor y preferencia hacia una relación mayoritariamente sexual y casual); por su parte, Garrido ubicaba la mayor parte de sus relatos dentro de espacios íntimos, con historias lineales, parábolas y reflexiones éticas, la mujer a la vez ausencia a Imaginación y crítica | Ritmo


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la vez presencia, ironía y desenfado ante la vida, creencia ante el amor y sus avatares con un lenguaje poético. Destaca en este universo narrativo una serie de relatos que tienen dilatada relación con la comida, destellantes menús y las andanzas de los comensales, me refiero a los veintisiete textos que conforman la serie Los cuentos de la tía Martucha.4 2.Los comensales La serie se publicó originalmente en el suplemento cultural Sábado del periódico Uno más uno y giraba en torno a una familia que se reunía a la hora de la comida en el departamento de la tía Martucha, acompañada por la impaciente Beba, con Celia, exigente y temperamental contadora, Martín de rebelde mechón rubio, el futbolero y místico Nene, el travieso niño Fermín, las siempre presentes primas memoriosas y los guisos indispensables de la cocinera Toña (dentro de los cuentos de Garrido los personajes femeninos tienen más importancia, más vitalidad).5 Referente a esto, Alberto Vital señalaba: a la hora de la comida en la casa de la Beba, la tía Martucha, el Nene, Fermín y otros personajes que deben incluirse entre los pocos que reciben un nombre propio, precisamente Ritmo | Imaginación y crítica

para hacer posible su identificación a lo largo del libro. Este conjunto de textos —que podemos reunir bajo el nombre de ‘los cuentos de la tía Martucha’— no se incluyen en ese otro conjunto que podemos agrupar como ‘los cuentos enigmáticos’ de Garrido: cada uno de los de la tía Martucha suele ser conclusivo en sí mismo, de manera que, irónicamente, el lector ya sabe que encontrará otro más adelante, pero que no lo necesita para explicarse el anterior y no le sirve para entender alguno de los enigmáticos.6

Entre resonar de platos, de cucharas, de bolillos reventados entre dedos ansiosos; un tremolar de servilletas sacudidas y extendidas; un chasquear de lenguas; un suspirar colectivo que da la bienvenida a cada platillo que la ejemplar cocinera Toña ofrece. El ensayista Vicente Francisco Torres, en su texto “Fantasmas y sirenas”, señalaba que “los textos del volumen pueden agruparse, a mi juicio, de la siguiente manera. En primer lugar, los que protagoniza la tía Martucha, siempre comiendo o de sobremesa y rodeada por la Beba, el Nene, Martín y la sirvienta Toña. Sus conversaciones son airadas o ingeniosas aunque en ocasiones se quedan en la intrascendencia”.7


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A continuación, los familiares — vivos y muertos— de la tía Martucha, en estricto orden de degustación: Abuela gloria.- Falleció una madrugada del 23 de agosto a los setenta y ocho años. Abuelo Marcos.- La única foto que se conserva de él, fue el día en que cumplió seis años. El Nene.- Jovenzuelo de rebelde copete rubio que siempre llega sudoroso, lleno de tierra, pero feliz por jugar fútbol en partido llanero. Siempre anda urgido de fondos. Fermín.- Chamaco mimado de pantalón corto, que le gusta el nintendo (a veces vuelca un vaso de agua de fresa en las faldas nuevas de las primas memoriosas, lo que da pasa a un revuelo de sillas y de servilletas y de “tenía que ser”, o “¡brillante, brillante!”, pero también de “déjenlo en paz” y de “a cualquiera le pasa”). genoveva.- Casada, aunque su matrimonio “nunca se consumó”. Exquisita anfitriona, ponía espejos enfrente de cada uno de sus invitados a comer. La beba.- Carácter temperamental, es su apelativo cariñoso. Martín.- De melena y copete rubio. martucha.- Le gusta usar joyas de fantasía y vestir blusas de seda. Cuando fuma, los recuerdos los borda con

hilos de sabiduría —en palabras de Joaquín-Armando Chacón: “sentenciosa, encantadora, sabia frente al atole, y las diversas frutas”— tiene el cabello blanco, la piel floja, los ojos claros y cansados. Personaje imprescindible en las reuniones familiares que se celebran en su departamento a la hora de la comida. Primas memoriosas.- De callado andar, la mayor de ellas es muy juiciosa. tía celia.- Contadora. No se le va una en eso de los números. Toña.- Magistral cocinera. No hay platillo, ni condimento, ni ingrediente, ni receta que no haya aplicado a su sabroso sazón (aunque a veces pasa por una crisis de inventiva, y volvió a poner en la mesa, por tercera semana consecutiva, la ensalada de nopales y salmón). Tiene una picara sobrina o ahijada que pasa con ella las vacaciones. 3. Las viandas No hay riesgo a equívoco: la comida —exquisita— aderezada al través de suculentas recetas es la verdadera protagonista de los veintisiete relatos que integran dicha serie, en donde el eje principal es la tía Martucha, menudita mujer que recorre los senderos de la paciencia, de la sabiduría y la fina ironía ante su desmemoriosa —y bulliciosa— familia, como parte de una larga tradición literaria de convertir la Imaginación y crítica | Ritmo


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comida en personaje, como anteriormente lo hicieron ejemplarmente Julio Torri en “La cena” o a Alfonso Reyes con Memorias de cocina y bodega.8 Platillos exquisitos se ofrecen en las reuniones con la tía Martucha y que permite el gozo de una buena platica, que alumbra, en primer tiempo, caldo de perejil, crema de ciruelas, de berros o de pimientos tiernos; con albóndigas de mero con arroz, crepas de ostión, espárragos a la menta, aros de cebollas, arvejones con alcaparras garbanzos en miel, abulón al orégano, aceituna al oporto, pimientos verdes en escabeche, platón de berenjenas y setas, alcachofas coronadas de queso y rodajas de cebolla, palmitos a la mostaza, codornices al ajillo, costillas de carnero y aderezados sabiamente con salsa de moras, tostadas de cazón, puré de manzana con higos, ensalada de alfalfa y garambullos o de perejil y berenjenas en aceite. Sin olvidar el café, galletas, nieve de membrillo o empanada de leche, natilla de nueces y de pasas. Y para beber licor de granada o refrescante jarra de horchata. Sin más tardanza, otras recetas culinarias que se conjugan entre lo ficticio, Ritmo | Imaginación y crítica

lo diletante, lo real y las tradiciones culinarias que surgen en diferentes relatos son: “Así fueran mil años” (Menú: espárragos, canelones flameados, salsa de cilantro y agua de perejil); “Miserias” (Menú: caldo de berenjenas, arroz con bacalao, ensalada de nopales y salmón, chuletas de borrego con puré de piña, ejotes gratinados, helado de ciruela y agua de pitahaya verde); “Tres a cero” (Menú: arroz al anís, setas ahumadas, chícharos en crema agria, tórtolas con salsa de guayaba, agua de betabel y merengues de lima y de jerez); “Fotografías” (Menú: crema de aceitunas negras, chilacayotes al curry, arvejas con arroz, arroz con apio, pimientos rellenos de cangrejo, agua de guayaba, sorbete de lima espolvoreado con chispas de caramelo, turrones cubiertos de chocolate y café con raspaduras de limón) y, finalmente, “Infalible” (Menú: camarones empanizados, aceitunas, ensalada con trocitos de apio, agua de garambullo y jericaya de capulín). En realidad, toda narración es un desgarramiento que la poesía intenta esclarecer, en este caso, los vasos comunicantes entre literatura y comida.


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Por eso es significativo que la tía Martucha sea quien llega a decir varias veces la última palabra en los cuentos de su ciclo: porque ella es quien consigue que la desesperanza y la incomunicación se apacigüen y atenúen un poco gracias a la fuerza de una explicación que, de cualquier manera, no ofrece ninguna esperanza: “—Esta vez no hay historia –dijo Martucha—. Todos sabemos cómo es la vida. Como el humo. Miren cómo se abre, cómo se enreda, cómo traza figuras imprevisibles. Sólo una confusión, momentánea y pasajera”.9 Como postre, queda como reflejo de lo todo lo anterior, el relato “Oro” de Felipe Garrido: Toña abrió la puerta de la cocina y entraron a un tiempo la tarde dorada, la lluvia en sordina y el aroma del pato en salsa de mango y tejocote. Las primas memoriosas se quedaron con la boca abierta y los brazos en alto. Martín echó hacia atrás el copete rubio y se volvió a vernos, divertido con nuestro. –Parece de oro– exclamó Fermín, de rodillas en la silla para vigi lar cómo la tía Celia cubría el muslo en turno con la bendición de la salsa. –Hoy todo es de oro– dijo la Beba sirviéndose tepache, desde muy alto para que espumara. –Házmela buena —gruñó el Nene,

que andaba urgido de fondos. Toña apareció de nuevo, con la ensalada de yemas. La tía Martucha le abrió espacio en la mesa y la aderezó con aceite y azafrán. Antes de servirle a Fermín, rebañó la vertedera. –Volvió a subir... el oro —informó Celia, que es contadora, con un trocito de tejocote ensartado en el tenedor. –¡Quién tuviera unos patines de oro! —dijo Fermín, que tomaba las yemas con la mano y se limpiaba los dedos en las piernas. –A veces —dijo Martucha, mordiendo un hueso— el oro es peligroso. –Pero los Reyes —protestó Fermín––, los Reyes Magos le llevaron oro al Niño. –No todos —dijo Martucha con acento de misterio, mientras nos veía con los ojos transparentes porque el sol le daba en la cara—; algunos iban más bien buscándolo. –Los Evangelios... —comenzó a decir la Beba canónica, pero la tía no se dejó interrumpir. Tomó un cigarro entre los dientes y le prendió en la punta una llamit a dorada con su encendedor de oro. A las primeras palabras dejó escapar una larga bocanada de humo que subió entre los prismas de la lámpara. –Hubo además, pues los Evangelios no lo cuentan todo, otros tres reyes Imaginación y crítica | Ritmo


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que también vieron la estrella. Pero eran tres reyes ambiciosos; creían que los regalos que le llevaran al Niño les serían devueltos con creces. Por eso querían verlo. Organizaron caravanas de dromedarios, caballos y elefantes. Dormían en el día y de noche avanzaban, con la mirada fija en la estrella y los pensamientos perdidos en todo aquello que, según creían, el Niño les daría por sus regalos. Fermín hundió el índice en la salsa del pato; el Nene volvió a servirse ensalada; Toña entreabrió la puerta de la cocina para escuchar. –Una noche, con las ansias por llegar, no acamparon a tiempo y el sol los sorprendió antes de que se hubieran dormido. Vieron, a mit ad del desierto, despuntar la aurora. Ritmo | Imaginación y crítica

Enloquecieron; creyeron la arena de oro. No escucharon las voces de sus siervos. Aguijaron las monturas. Siguieron de fr ente. Perdieron la est rella. Nadie los volvió a ver. Un gran silencio, macizo como el oro, nos dejó escuchar a los gorriones. Toña sacudió las áureas arracadas. Las primas suspiraron. El Nene tomó un bolillo y lo partió en dos. La tía Celia se llevó a la boca un pedazo de pato y puso los ojos en blanco.K

NoTaS 1. Juan Domingo-Argüelles. “Diálogo sobre las letras (IV) F.G., observador de lo imperceptible” en El Universal y la cultura. Núm. 207 (3 de junio de 1989), p. 5. 2. Braulio Peralta. “Soy un escritor ‘fuera de generación’: F.G.” en Uno más uno. Núm.


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2,219 (13 de enero de 1984), p. 16. 3. Juan Domingo-Argüelles. “Diálogo sobre las letras (I). F.G., observador de lo imperceptible” en El Universal y la cultura. Núm. 204 (31 de mayo de 1989), p. 5. 4. Dentro de la narrativa garridiana he logrado distinguir veinte ciclos temáticos: Atardeceres (que nos fuera dado envejecer en paz); Crónicas de prodigios (Nuevas navegaciones y Diario de Antón Gil, el Xamurado); Cuentos sobre la infancia; Del llano (fútbol); Diario íntimo de M.A Rufo; Don Atanasio Argúndez y Ávila; El Marinero Ilustrado; Hagiografía de santos, vírgenes y eremitas; Historias de san Barlaán para el príncipe Josafat; Joaquín Armenta; Leyendas taumaturgas; Los cuentos de la tía Martucha; Memoria de tu piel (cuentos eróticos); No tengas miedo (fantasmas, demonios, hechiceras, chaneques y otros seres); Relatos no precisamente amorosos; San Miguel de Afuera / San Miguel de Adentro; Sirenas; Tepalcates (barro y creación); Tribulaciones laborales y Un día como todos (estampas cotidianas). La presente lista se realizó en base a un primer acercamiento que hizo el crítico Joaquín-Armando Chacón. Véase “FG: la cotidianidad de lo fantástico” en La Cultura en México. Núm. 2,127 (30 de marzo de 1994), p. 55 y se ha ido enriqueciendo a lo largo del tiempo con diversos ensayos que he realizado en torno a la obra de Felipe Garrido.

Una selección de estos relatos se publicó en el libro Garabatos en agua (México: Grijalbo, 1985) y la Musa y el garabato (FCE, 1991). También hacia 1999 publicó Del llano una recopilación de seis cuentos publicados en la Musa que tienen como tema común el futbol (México: Los Libros de la Sirena, 1999). Todos ellos provenientes de los cuentos de la tía Martucha, especialmente al través de los relatos del Nene, jovenzuelo de pocas y certeras palabras y notable jugador llanero. Los cuentos son “Buena memoria”, “Tiempos difíciles”, “Tres a cero”, “Virtudes”, “Lecciones metafísicas” y “Así fueran mil años”. 6. “El cuento corto en Felipe Garrido” en Hacerle al cuento. Tlaxcala: UAT, 1994, pp. 77-90. 7. Revista mexicana de cultura. (12 de enero de 1986), p. 11. 8. Esto ya lo señalaba Emmanuel Carballo en su texto “Felipe Garrido, narrador”: “quizá el núcleo de relatos en que surge la tía Martucha y su dilatada parentela de sibaritas sea un homenaje de Felipe al Julio Torri de “La cocinera”. Entre bocado y bocado, los personajes de Torri y de Garrido tejen conversaciones sabrosas y gratas”. Véase Notas de un francotirador. México: Gobierno del estado de Tabasco, 1990, pp. 235-238. 9. Felipe. Garrido. la Musa y el garabato. México: FCE, 1991, pp. 55-56. 5.

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M ar i ana

M ercenar i o

EL EXCESO pantagruélico

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os excesos de la cena de Navidad, la bebida en una noche del grito de dolores, el día de la madre, la fiesta del santo patrono, el cumpleaños de las Lupitas, las fiestas de graduación o el brindis del año nuevo son, para la antropología, más que pretextos para la ebriedad desenfrenada (Cassirer, 1992: 56). Tradiciones que sobreviven siglos, vindicaciones del espíritu festivo que es consustancial al ser humano, son parte del ciclo de la vida social en el que el lado corporal y material celebran su unión. Ya los griegos en conmemoración a Dioniso destinaban un tiempo donde el vino, el alimento y el amor carnal triunfaban sobre la frugalidad cotidiana. Posteriormente, en el Medioevo, el carnaval abrió el cauce a la fraternidad de los hombres con un

mundo al revés que era fruto del carácter efímero de la vida y la incertidumbre. Particu larmente, el espíritu carnavalesco fue percibido en no pocas obras literarias de entre los siglos XIV y XVI bajo las brillantes creaciones en que se incorpora el carácter popular del vulgo, se combina el universalismo de la vida y la muerte, y la concepción de un mundo utópico en el que todos caben. Gargantúa y Pantaguel es sin duda una de las mejores obras narrativas de todos los tiempos. Su autor, Francois Rabelais, ha sido equiparado con grandes figuras renacentistas como Shakespeare, Dante, Boccaccio y Cervantes; sin embargo, como ocurre a éstos, los jóvenes lectores poco se interesan en su lectura, debido de manera importante en los obstáculos de acceso a las formas Imaginación y crítica | Ritmo


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innovadoras de las lenguas entre los siglos XIV y XVI. Sin embargo, a través de una buena traducción y adaptación es posible acercar a la juventud, al menos a algunos de sus pasajes más disfrutables lo mismo que vigentes. La genialidad de Rabelais quien frecuentemente se escribía con Erasmo de Rotterdam, fue el creador de una nueva literatura europea que radica en fundar una estética alejada de los cánones oficiales de la cultura y el arte burgueses de su tiempo. Sabio y profeta lo llama Bajtín por su renovador vínculo con las fuentes populares que iluminó la comprensión del sentido de la cultura cómica y popular de varios milenios. En los cinco libros que componen esta obra es evidente el exceso en la comida y la bebida como parte de todo festejo, consustancial a todo ritual celebratorio. Por ello, a través de la vida de sus gigantes Gargantúa y Pantagruel éste hijo del primero, Rabelais halla en la exuberancia, la deformidad y la escatología una revelación del espíritu genuino de la humanidad y la universalidad de todos los tiempos, pues sólo a través de lo otro, de lo ajeno a lo oficial de las instituciones sociales, es que el hombre logra una integración con su ser. Por ejemplo, el principio unificador de la fertilidad, la abundancia y la concepción se concreta en el capítulo IV, Ritmo | Imaginación y crítica

en el que Gargamella da a luz a Gargantúa, después de haber comido un abundante guisado de callos, es decir, tripas grasientas provenientes de trescientos sesenta y siete mil catorce bueyes. Grandgousier, esposo de Gargamella, no duda en decir que su mujer “es capaz de comer mierda con tal de llenar la tripa” y con ironía el narrador comenta: “¡Qué hermosa materia fecal se debió de elaborar en su vientre!” Efectivamente el producto de dicha indigestión fue su voraz hijo Gargantúa quien al nacer gritó: “¡A beber! ¡A beber!”, y para cuya lactancia se dispusieron diez y siete mil novecientas vacas (Rabelais, 1990: 12). Escena semejante a cuando en el año 1500, estando la archiduquesa Juana embarazada, después de un gran banquete en el palacio de Gante, pensó que sus dolores de vientre eran retortijones por una mala digestión, acudió al baño y trajo al mundo a quien sería Carlos V, un emperador no nacido entre las sedas de la realeza sino en la vulgaridad de un retrete. L a h ipérbole es u n a de l a s figuras centrales en la construcción de estos fantásticos personajes, particularmente en las imágenes referentes a la comida y la bebida cuya descripción raya fuera de lo racional, el desvanecimiento de las fronteras de la proporción y de la lógica establecida. Así en el capítulo xxxviii, cuando


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Gargantúa regresa a casa de su padre Grandgousier, éste le prepara un gran festejo cuya comida estuvo integrada por: la carne de 16 bueyes, 32 terneros, 63 cabritos domésticos, 398 cochinillos de leche, 220 perdices, 700 becadas, 400 capones de Loudonois y Caornausille, 6,000 pollos y otros tantos pichones, 600 gallinetas, 1400 liebres y 303 avutardas, 11 jabalíes, 17 ciervos, 140 faisanes y docenas de palomas zoritas, cercetas, alondras, chorlitos, zorzales, ánadas, avefrías, patos, ocas, garzas, cigüeñas, aguiluchos y pollos de la India.

Sin embargo, Gargantúa se hallaba un poco indispuesto para comer carne y solicitó algunas lechugas para prepararse una ensalada. Aquellas eran de tal tamaño que entre sus hojas iban algunos peregrinos que durante la noche ahí se albergaron. Devorados entre sal y aceite, estos se metieron en el hueco de una muela cariada de Gargantúa quien, al sentir el dolor en el nervio de la mandíbula y buscando alivio, usó un nogal como limpiadientes y, sin saber, sacó a los peregrinos (Rabelais, 1990: 62-63). Paradójico es que Gargatúa no apetezca carne y rechace los banquetes que le ofrece su padre, para disponerse a una dieta vegetariana pero entre cuyo follaje se engulle a varios cristianos.

Esta tan humana incongruencia, no es extraña en las conductas actuales de nuestros semejantes: individuos que combinan una Coca-Cola light ¡para no engordar! con diez tacos de buche y cinco de maciza. Inevitablemente, Rabelais a través de su gigante desafía nuestra lógica vegana en la que con tal de no comer carne de animal alguno se termina cayendo en absurdos, como Gargantúa en la antropofagia. Esta celebración a la vida que crea lo mismo que desecha, que erige y defeca, se explica según Bajtín, porque al degradar, se amortaja y se siembra a la vez, se mata y se da a luz algo superior. Al reconocer la importancia de las funciones de la parte inferior del cuerpo como el vientre o los órganos genitales, se entra en comunión con actos como el coito, el embarazo, el alumbramiento, la absorción de alimentos y la satisfacción de las necesidades naturales. De allí que la defecación no tenga exclusivamente un valor negativo sino también positivo y regenerador: es ambivalente, es a la vez negación y afirmación (Bajtín, 1998: 21). En el segundo libro, entre los capítulos ii y iv, tiene lugar el nacimiento de Pantagruel, a quien su padre le impone ese nombre porque Panta, en griego, quiere decir todo, y Gruel, en supuesta lengua agarena, significaba sediento, queriendo decir Imaginación y crítica | Ritmo


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con esto que todo el mundo estaba alterado y viendo en ello un espíritu profético que le anunciaba que sería dominador de todas las alteraciones. Gargantúa lo tuvo a la exagerada edad de cuatrocientos cuarenta y cuatro años y, su esposa Badebec quien era hija del rey de los Amaurotes en Utopía murió en el parto porque su hijo era tan gordo y tan grande que no podía salir a la luz sin sacrificarla. El bebé sorbía en cada toma la leche de cuatro mil seiscientas vacas, los dientes le crecieron muy pronto y un día cuando le quisieron hacer mamar de una de sus vacas (porque según la historia nunca tuvo otras nodrizas), se desligó Ritmo | Imaginación y crítica

de los que le tenían en la cuna, cogió la vaca por entre las patas delanteras y le comió las dos tetas y la mitad del vientre con la asadura y los riñones, y la hubiera devorado por completo si ello no hubiere gritado horriblemente como los lobos. Después, cierto día un oso enorme que criaba su padre se escapó y vino a lamerle el rostro, Pantagruel lo hizo pedazos y se lo almorzó en salsa. Este apetito está por su puesto fuera de toda lógica formal pero su sentido es una enorme carcajada lanzada al mundo, y que encierra el espíritu renacentista con toda la sabiduría de los humanistas, pues significa ver actuar a un coloso con todas sus implicaciones cotidianas.


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En el capítulo xxvii del segundo libro, Pantagruel se levanta y suelta un pedo con el que la tierra tembló en nueve leguas a la redonda y el aire corrompido engendró más de cincuenta y tres mil hombrecillos enanos y contrahechos; después escupió y de su gargajo salieron varias mujeres encorvadas. A estos seres Panurgo los denominó pigmeos (Rabelais, 1990: 148-150). El ayuno, acto de abstenerse total o parcialmente de comer o beber, por un periodo de tiempo, casi siempre por motivos religiosos, o por una manifestación pacífica o política como huelgas de hambre suele relacionarse con la expiación y la reconciliación. Durante este tiempo, la comida, la bebida, el baño y las relaciones conyugales están prohibidas. El ayuno comienza en el ocaso, y termina el anochecer del día siguiente. Sin embargo, sus contradicciones no pasan desapercibidas por Rabelais quien muestra cómo algunos se abstienen de algún alimento casi siempre la carne

de animales con pezuña, pero frecuentan otros que terminan siendo excesivos y dañinos. La crítica es letal contra los falsos ayunos, donde se guardan las formas, la ley prescrita, sin atender al sentido. Así en el capítulo lx del cuarto libro, se dice que en días de ayuno los gastrólatas se abstenía de ciertos alimentos en honor a su dios Gaster, pero se permitían: almejas, mariposas, anchoas, arroz, mijo, higos, uvas, harina de avena y trigo, nieve de manteca, manteca de almendras, cerezas, ciruelas, pasteles, nueces, avellanas, alcachofas, caviar, puré de guisantes, espinacas, arenques, sardinas, atún, coles, salpicón de habas, salmones salados, angulas saladas, truchas, barbos, barvillos, rayas, lagartijas, lenguados, moluscos, ballenas, cangrejos, pulpos, delfines, caballos de mar, como entradas, más. Gamos, liebres, perdices, faisanes, Imaginación y crítica | Ritmo


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erizos, buey, pecho de ternera, conejos, polluelos, cigüeñas, palomas, gallos, pollos, mirlos, ocas, gacelas, buitres, chorlitos, codornices, patos, flamencos, cisnes, grullas, cuervos, tórtolas, jirafas, panes, lonchas, fritos, sopas, buñuelos, salchichas, sesos, chicharrones, aceitunas, piernas de carnero, capones. De postre: pasteles de camello, cabrito, quesos, empanadas, cardos, helados, macarrones, natillas, y mucho vino. (Rabelais, 1990: 371-372).

La medicina basada en el excremento y la orina, para diagnosticar las buenas funciones de los órganos como el páncreas, el intestino, el estómago o el hígado, herencia de las prácticas hipocráticas del Medioevo se retoma en el capítulo LXl, en el que se habla del “lasanóforo” que era un recipiente destinado a recoger los excrementos del vientre del dios Gaster para que sus fieles vieran, considerasen y filosofasen ante su materia fecal (Rabelais, 1990: 372). La risa, la alegría y la abundancia nunca son tan necesarias como cuando los hombres sufren, se acongojan y viven la miseria, por ello Rabelais escribió esta obra con la que quiso remediar el dolor de los enfermos. Tal vez por ello hoy en día los excesos que ocurren en las celebraciones nos evidencian nuestras carencias.K Ritmo | Imaginación y crítica

Bibliohemerografía: Bajtín, M. La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. Madrid: Alianza Editorial. Cassirer, E, 1998. Antropología filosófica. México: FCE. Rabelais, F. Gargantúa y Pantagruel. México: Porrúa, 1990.


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E nsay o

J éss i ca

T ell o

B alderas

EL CAFÉ LITERARIO Perro vagabundo

E

ntre los años de 1911 y 1915 en la esquina de la calle Italia y la Plaza de Mijailovski en la ciudad de San Petersburgo, capital del Imperio Ruso, existió un café muy particular llamado el Perro vagabundo que inició sus actividades con un selecto y limitado grupo de personas en el último día del mes de diciembre del año de 1911. Fue un café literario — para otros era teatro, cantina, cabaret o club— la diferencia en su definición no evitó que los más distinguidos intelectuales de San Petersburgo, las bailarinas más hermosas y destacadas del Ballet Imperial Ruso, talentosos músicos, reconocidos escritores,

músicos, dramaturgos, cantantes de ópera y diversas personalidades que mantuvieron relaciones directas con la élite artística e intelectual del Imperio Ruso acudieran a él. Según el testimonio del poeta y cronista Georgi Ivánov, el café abrió tres veces por semana, lunes, miércoles y sábado, justo a la media noche iniciaba la llegada de sus usuarios, para prolongar la estadía hasta el amanecer. En diferentes referencias, sobre todo en las memorias de Viktor Shklovski e Ígor Severianin y otros que frecuentaron el establecimiento, se decía que la intención primordial de reunirse era la Imaginación y crítica | Ritmo


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apreciación del teatro, incluso el mismo Ivánov mencionaba que la denominación oficial era “Sociedad del teatro íntimo” (uno de los cinco principales creadores del Perro vagabundo fue Boris Pronin quien se dedicó a la dirección teatral y a la actuación). Pronin fue el inspirador del café y mientras duraron las reuniones fue su director y organizador, pero también fue considerado por más de una década uno de los principales exponentes del teatro ruso. Al inicio de las veladas sólo se permitió la entrada a quien estuviera relacionado a la creatividad artística o intelectual teatral (aunque muy pronto se perdió aquella idea primigenia de reunirse únicamente actores, directores de teatro o todo aquel aficionado al teatro). Las veladas cambiaron de dirección, Viktor Shklovski, uno de los primeros teóricos del formalismo ruso, recordaba que “empezaron queriendo reformar el teatro, pero terminaron bebiendo vino”. Poetas muy reconocidos como Vladimir Maiakovski, Serguei Esenin o A nna Ajmátova frecuentaron constantemente el lugar, lo que propició que el ambiente fuera más diverso. Escritores, artistas y mujeres de la aristocracia se reunían en el Perro vagabundo, ya fuera por ser amigos de los escritores (como el caso de Salomea Androníkova, amiga de la Ritmo | Imaginación y crítica

poeta Ajmátova) o simplemente estaban interesados en la creación y difusión que los intelectuales y artistas hicieron dentro del café. El Perro vagabundo también dio la posibilidad a muchos intelectuales y artistas de reunirse constantemente, compartir juntos el tiempo libre. En lo personal considero el hecho de que personalidades tan innovadoras e importantes en la vida artística y literaria del Imperio Ruso como la del poeta Ossip Maldelstam (quien en 1938 murió en un campo de concentración debido a los poemas que escribió contra Stalin), Vladimir Maiakovski, Nikolai Gumiliev y su esposa Anna Ajmátova de inicios del siglo XX, se reunieran durante casi cuatro años seguidos en el café el Perro vagabundo merece un análisis que profundice en aquellas veladas, las posibles razones que las motivaron y, por supuesto, el interés esencial que lo ocasionó: la sociabilidad. El presente texto tiene este propósito. El Perro vagabundo se asoció al llamado “Siglo de plata” de la poesía rusa, donde las formas de hacer poesía se revitalizaron por una nueva generación de poetas y escritores. El nuevo siglo, según la reveladora antología El instante maravilloso, también abrió la posibilidad a los intelectuales de conocerse y despertar afinidades durante las estadías en los cafés, en las tabernas o en reuniones mucho más


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íntimas, como fue el caso de la “Torre”, que no era otra cosa que el departamento del filósofo y poeta Vyacheslav Ivánov. Necesario acudir al libro El círculo burgués. La sociabilidad en Francia, 1810­1848 del historiador francés Maurice Agulhon que explica cómo fue que se expandió en la sociedad francesa de esa centuria la manera de asociarse en círculos —en este caso un café literario— donde se reunían hombres y raras veces mujeres, pertenecientes a un mismo grupo social para participar en conjunto de diferentes actividades, previamente acordadas, que ponían a todos los integrantes del círculo en contacto. Se realizaba la lectura de los periódicos que se publicaban en Francia o en el extranjero, conversar sobre política o negocios y también jugar un poco a las cartas. Este autor consideraba que la sociabilidad vendría siendo el interés por la interacción social que un individuo puede llegar a tener. En muchas ocasiones, el nivel de interactuar entre los individuos resulta muy limitado, pero otras veces la interacción social puede evolucionar dando lugar a formas asociativas mucho

más complejas. El círculo burgués es una manifestación de la sociabilidad, es parte de esa interacción llevada a un nivel más complejo y estructurado, que permite la ocasión de compartir el tiempo libre, ocuparlo en actividades de gusto común, entre los que se asocian, “el placer amable de compartir el ocio” como dice Agulhon: “identificar instituciones o formas de sociabilidad específicas y hacer su estudio concreto”. Por tal razón, es que utilice el concepto de sociabilidad de Agulhon para analizar las actividades que se llevaron a cabo en el café El Perro vagabundo en San Petersburgo. Durante las noches de velada —acudo al texto Vida de Maiakovski— los poetas recitaban sus creaciones a los compañeros, los pintores que acudían a las reuniones como Nikolai Kulbin o Veniamin Kulbin, dejaban plasmado su arte en la decoración del café, ejemplo son las aves dibujadas en el techo por el pintor Serge Sudeikin, quien ya tenía experiencia en la elaboración de escenografías en teatros, diseñando vestuarios de ballet y aprovechó las paredes del Perro vagabundo para mostrar sus técnicas artísticas a los Imaginación y crítica | Ritmo


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asistentes. Otro tipo de actividades que frecuentemente se realizaban en el café consistían en festejar y promocionar las publicaciones de revistas literarias, se organizaron actos para la discusión de las mismas publicaciones. Se invitó a gente reconocida dentro del mismo ambiente a que fueran parte, en alguna velada, del Perro vagabundo, uno de esos casos fue durante la visita al imperio Ruso del representante del Futurismo italiano, Tommaso Marinetti. También se alquiló el vestíbulo del café, se presentaron cantantes de ópera, las bailarinas disfrutaban de sus canciones preferidas… En el mismo lugar, con las mismas personas y al mismo tiempo que todas las actividades anteriores los participantes de las tertulias, bebían vino, jugaban con pequeños ejercicios de composición (algunos encontraron motivos para iniciar una pelea) y alguien se le antojaba tocar el piano. En el libro El Perro vagabundo. Memorias de escritores rusos, el poeta y ensayista Georgi Adamovich describe el ambiente del café, menciona que damas importantes asistían hermosamente ataviadas, otros más declaraban su amor a Anna Ajmátova, o abuchearon en coro cuando algo les disgustaba. Poco a poco, se empezó a permitir la entrada a los “farmaceutas” (así llamaron los usuarios del café a todo aquel que no pertenecía a su grupo Ritmo | Imaginación y crítica

de artistas y escritores). Para poder ingresar pagaban por ser parte de las actividades en las veladas, y se les permitió la entrada con la condición de que todo el tiempo, dentro del café, tenían que diferenciarse de los usuarios creativos dedicados al cultivo de las artes. Gracias a testimonios como los de Viktor Sklovsky, recuperados en la biografía de Vladimir Maiakovsky, o los de Georgi Ivánov y Georgi Adamovich, me resulta evidente que las reuniones no fueron única y exclusivamente para la creación artísticas ya fuera de pintores, escritores o bailarines. El espacio, el café, dio lugar a que aquellos hombres y mujeres pudieran mostrar sus creaciones, recibiendo críticas, observaciones o elogios de un público que estaba involucrado en dichas cuestiones. El ambiente del Perro vagabundo, sin ser académico, promovió la divulgación de creaciones artísticas, en un ambiente mucho más relajado, destinado a la convivencia social más amplia e informal. El grupo de “farmaceutas” que ingresaba al café resultaba electo, ya que tenían que pasar una especie de filtro, pagar el mencionado costo de entrada y mostrar dos cartas de referencias. Dentro del café, los “farmaceutas” posibilitaban a los artistas e intelectuales dos cosas: en primera instancia “entraban para gastar dinero en el café y en un acto tal


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vez inconsciente colaborar con el grupo selecto del Perro vagabundo al reafirmar la diferencia que había entre todo el grupo de representantes del arte y los “farmaceutas” —en la obra Vida de Maiakovski se establecía que Benedict Lyvshits, poeta y traductor de literatura francesa, lo llamó “El axioma básico de la existencia perruna”—, pero al tomar en cuenta las actividades que se efectuaban en el Perro vagabundo y la manera de reunirse se puede, hasta cierto punto, suponer los motivos por los cuales se juntaron. Es claro que las veladas no eran para seguir, estrictamente, cultivando y difundiendo su arte, pero tampoco se reunían sólo para divertirse y festejar. Es decir, no se puede hablar de la intención asociativa del grupo de artistas e intelectuale que albergaba el café sin mencionar el elemento que la provocaba, llevando a este grupo de artistas a formar una asociación más compleja, con una estructura encabezada por el director del Perro vagabundo, con un lugar fijo para las reuniones y procurar que cada uno de los integrantes cumpliera con una actividad en específico, en el caso de los intelectuales y artistas, exponer en el Perro vagabundo parte de su quehacer y, en el caso de los “farmaceutas”, ser espectadores. Viktor Skilovski, en la amplia biografía que realizó del poeta Vladimir Maiakovski, hizo un repaso del Perro vagabundo al considerar, ante todo, la

importancia que el café tuvo para este poeta. De algunos recuerdos sobre las veladas Skilovski señalaba uno de los posibles motivos que reunía a los artistas y a los intelectuales: “No era amistad, era el hecho de que el arte es obra común”. Efectivamente, aquello que provocó que intelectuales y artistas convivieran en el café fue ese ímpetu creativo que había en todos ellos. El​Perro vagabundo no fue un lugar donde la intención de crear pudiera desarrollarse plenamente, ya que se hacían más cosas al mismo tiempo. Sin embargo, sí contribuía a que se dieran a conocer las actividades artísticas. El café era frecuentado, en el caso de los poetas, por simbolistas, acmeístas y también futuristas, poetas a fin de cuentas, pero con ideas, entre ellos mismos, muy diferentes de lo que era la poesía y su utilidad. Pero en el Perro vagabundo esto no importaba tanto, era significativo leerse entre ellos, compartir Imaginación y crítica | Ritmo


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el espacio con personas semejantes, que conocieran la importancia de la poesía y el gusto por crearla. La actividad artística siempre tiene de fondo la vida social y política. En el caso ruso, en palabras de la poetiza Anna Ajmátova: “en la primera mitad del siglo XX se caracterizó por su diversidad y profundidad, era preciso recordar que no menos dinámica y agitada fue la vida social”. Con el inicio de la Primera Guerra Mundial las situaciones personales de los partícipes del Perro vagabundo cambió radicalmente. En la primavera del año de 1915 aquel sorpréndete café fue cerrado y en su lugar nuevas asociaciones adquirieron fama, por mencionar dos: La posada de los comediantes y el Café de los poetas. En cuanto a los participantes de las veladas tuvieron diferentes rumbos, algunos continuaron su participación en asociaciones artísticas caso de Maiakovski en el Café de los poetas; otros, como el poeta Nikolai Gumiliev, fueron fusilados poco tiempo después. A manera de conclusión, el ​c afé literario Perro vagabundo fue el resultado, complejo, de una serie de relaciones sociales que fueron incitadas por el gusto de interactuar propio del ser humano. La sociabilidad resulta indispensable para que el individuo pueda transformar su manera de asociarse, de forma más compleja y Ritmo | Imaginación y crítica

rica. En este café literario desembocaron determinadas relaciones sociales de escritores, pintores, músicos, bailarines, entre otros más, que teniendo intereses y gustos en común lograron desempeñar una amplia gama de actividades. En el limitado espacio del café se desarrollaron dos grupos diferentes de individuos que le dieron vida: artistas y “farmaceutas” y cada uno tenía actividades determinadas dentro del establecimiento, pero sin esas actividades determinadas y efectuadas por ambos grupos, el café no habría podido constituirse de manera más compleja. La sociabilidad en el Perro vagabundo, en el caso de intelectuales y artistas vendría siendo la actividad creativa y el interés de hacer mucho más visible aquello que los hacía diferentes a los demás y, en cambio, la situación de los “farmaceutas” podría ser el gusto por apreciar actividades artísticas. En esa segunda década del siglo XX la forma asociativa difiere a la referida por el historiador francés Agulhon, por ejemplo, la participación de mujeres era muy importante en el Perro vagabundo, pequeño permiso para aceptar un diferente tipo de integrantes, lo que se tradujo en que en las veladas existiera la discusión sobre temas de interés artísticos que dieron una característica muy particular a aquellas reuniones en San Petersburgo.K



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Reseña Malicioso y desollador, sofista y confesional, de fobias y alegrías ––más sin felicidad que es cosa pasajera–– es el nuevo libro de aforismos de Benjamín Barajas La sonrisa de Proteo. Selección personal que alude en su título al vasto dios aqueo —de evocación homérica, proclive a oscilar en opiniones y afectos— y que remite al adjetivo “proteico” para aludir a quien cambia de formas, como en el presente libro, aforismos de los asuntos fieramente humanos, de lo decantado que es lo cotidiano o el caso, cada vez más frecuente, del escritor súbdito de las dadivas oficiales. El libro es parte del proyecto integral que la Secretaría de Cultura de Michoacán ha llevado intensamente para acercar la literatura a la comunidad y fomentar la lectura, como la colección Coloquio de Pensamiento y Letras Michoacán 2016 que alberga La sonrisa de Proteo. Selección personal de Benjamín Barajas, en que se incluyeron sus libros previos Jardín minado (2015) y Breves autopsias (2013); así como “La risa del alebrije” que es inédito. Del primero, el ensayista Ricardo Sevilla, en un artículo (Excélsior, 12 de abril de 2015) señalaba: “no hay trama, ni enredo ni artificio. Se trata de un puñado de Ritmo | Imaginación y crítica

Benjamín Barajas, La sonrisa de Proteo, Morelia: Secretaría de Cultura del gobierno de Michoacán, textos breves que, bajo el subterfugio de cualquier minucia, hacen detonar la invención estética”. En cuanto a Breves autopsias (obtuvo el Premio Internazionale per l’aforisma “Torino in sintesi” 2014), el escritor Guillermo Vega, en un artículo publicado en Revista de la Universidad de México (octubre de 2015), estableció que en este libro “Barajas sabe que la realidad siempre ha sido fragmentaria, ya que no podemos captarla en su totalidad. Necesitamos fragmentarla para hacerla soportable. Por ello el discurso extenso se ha convertido en una ilusión. La atención no se fija más que en pedazos. El discurso se ha vuelto, hoy más que nunca, fragmentario”. El aforismo es género de la madurez literaria, aplicado como tal en la obra de Benjamín Barajas, determinado por disciplina, oficio y voluntad de creación que sancionan la obra de un amanuense apasionado, sereno que se aleja de lugares comunes en busca de la perenne reflexión (“Los aforismos misóginos hablan de la pereza mental”, suele afirmar). Pero, ¿cómo se ha llegado hasta aquí? Cosa sencilla no ha sido, una pronta respuesta es su trayectoria enmarcada como ensayista para cuestionar el mundo,


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con tratamiento malicioso, cínico que transgrede la moral convencional y aunque no narra una historia, Barajas ha roto límites para establecer franco paso al relato. El aforismo no es epifánico, pero sí confesional. Difiere con otras propuestas que recurren a la brevedad literaria —microrelato, apotegma, sentencia, máxima— y a la tradición popular —leyenda, adivinanza, proverbio, chiste— para lograr su concreción artística. Significativo acudir a la definición que el mismo Barajas hizo en su Diccionario de términos literarios y afines (2006), versión acorde a su templanza: se da este nombre a un texto breve que resume una enseñanza científica, matemática, moral o filosófica; ese era el empleo que tenía entre los griegos. Durante los siglos XIX y XX el aforismo fue cultivado ―solo por citar algunos ejemplos― en Alemania por Friedrich Nietzsche; en Inglaterra por Oscar Wilde; en Francia por Paul Valéry; y en España por Antonio Machado.

Ante vitales antecedentes, necesario detenerse en el apartado “La risa del alebrije”, tanto por su carácter de inédito como por ser resultado de la reflexión de un poeta que, durante treinta años, ha seccionado, con escálpela minuciosidad, los

ideales y esperanzas que jamás llegarán a efectuarse, falsas realidades. Tiene como prólogo el texto “El aforista mexicano” de Javier Perucho (una primera versión la publicó en Excélsior, 23 de noviembre de 2014) en que señalaba que su lectura “me ha dejado un aprendizaje, un placer unívoco y la certeza de que el género por los empeños de este escriba desengañado, logrará el sitial que le corresponde en la República de las Letras”. Aporte de Perucho es que logró obtener la definición personal de Barajas, solicitada expresamente: “El aforismo es una tesis sin prueba, una herida con flecha envenenada”. “La risa del alebrije” alude a una zoología irisada, bestiario maravilloso que se remonta a la visión onírica —delirio— de don Pedro Linares en la antigua Antequera, de jade que es Oaxaca con imágenes monstruosas, de aire y tierra, policromas tallas en madera y que en la obra de Barajas se traduce en cuatro partes: “Fobias”, “Pifias”, “Desollamientos”, Ojerizas y “Epílogo” con ironía, malicia, humor —rasgos distintivos de la obra de Benjamín— lo cual se agradece ante la frecuente pesadumbre literaria que se originó ante el encuentro de dos mundos, cuando la risa fue reprimida en Nueva España. Así el indígena vio erigirse en el siglo XVI capillas abiertas como en Tlalmanalco, Estado de México, donde aparece un saltibanqui con un mono Imaginación y crítica | Ritmo


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encadenado (el simio, al hacer muecas de risa se le consideraba símbolo de la maldad); o los murales con pinturas del infierno en el sotocoro de Atlihuetzia, Tlaxcala; y los frescos escatológicos en Actopan con representaciones de diablos que castigan, torturan y flagelan a los hombres en escenas apocalípticas. La sociedad novohispana quedó más cerca de la solemnidad. La misma libertad literaria estuvo frenada (no se publicó durante trescientos años ninguna novela y el único acercamiento se tituló La portentosa vida de la muerte de fray Joaquín de Bolaños). La risa es sinónimo de libertad. Velo anti solemne, suprema manera de compasión hacia los hombres que permite advertir, incluso en los momentos de tragedia y desolación, un aliento de profunda ironía con que la existencia suele envolvernos. Barajas lo asume así en el primer apartado titulado “Fobias”. Periplo del aforismo —que abreva sin miramientos lo cotidiano, lo culto, lo escatológico, la simplicidad de las cosas— en torno a Voltaire, Bernardo de Balbuena, José Revueltas, Jean Paul Sartre, Zaratustra, Nietzche, o Quérilo. Ante todo, en la agreste crítica del vasallaje intelectual, de las mafias culturales, de las dadivas gubernamentales: “La fama de los escritores mexicanos es inversamente proporcional a sus Ritmo | Imaginación y crítica

fobias y chovinismos”; “Me fascina caminar, pero me arrepiento después de unos pasos. Lo mismo me ocurre con la lectura de las jóvenes promesas” o “Es un signo de envejecimiento, y de contagio pedagógico, no sentir alegría por la muerte de un mal poeta”. En el segundo apartado, “Pifias”, que alude al error o dicho desacertado, hay un aforismo que resume su concepción de lo sencillo, de lo breve:“Desde los tiempos clásicos del barroco se ha creído que la complejidad es la belleza”; pero también del bíblico origen de los géneros: “La nota roja inició con Caín y Abel”; de los medios de comunicación “Las telenovelas, en horario estelar, me permiten entender, con toda viveza, el laberinto de la ociosidad de los pueblos”; y de la función del crítico literario que ya don Emmanuel Carballo, décadas antes había advertido: “La crítica consigue, casi siempre, la domesticación del escritor”. “Desollamientos” es el tercer apartado. ¿Quién no recuerda?, ¿quién no añora la columna “Desolladero” que Huberto Batis ofrecía semana a semana, allá por la década de los ochentas del siglo pasado, en el suplemento Sábado del periódico Uno más uno a todos aquellos carniceros de las letras que tenían desahogos, polémica y reclamos por resolver? Y ahora Barajas, con humor negro, destila más de cincuenta aforismos


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en este apartado, dos ejemplos: “Los paros cardiacos son buenos ejemplos de las trampas del corazón” y “No hay ningún ser vivo fuera de peligro”. Destacan en “Desollamientos” dos temas: la postura ante la crítica literaria, influencia del tiempo, de los valores estéticos e ideológicos, sin olvidar que el primer asombrado ante ella, es el propio escritor: “El método: otra camisa de fuerza del crítico literario” (en una entrevista Barajas asumía que “No quiero encomendar a la posteridad la tarea de valorarme, ni que por obligación me valoren, creo que en este tiempo con lo que he vivido es suficiente”). El otro tema es la fealdad y sus acordes: “La fealdad es una buena defensa contra los depredadores”, “Se puede aprender a vivir si se considera que la propia fealdad es ajena”, “Para todo individuo realmente feo el desollamiento es un priviegio” y “La fealdad espontanea siempre reclama el ajuste de la graduación de los anteojos”. Y aunque “Ojerizas”, cuarto apartado, anunciaba descarnada tirria en realidad es equilibrada revisión del cristianismo, de la metahistoria (desfilan santos, Jack el destripador, Moisés, Platón, Hitler, Kafka Confucio, Nietzsche, Marqués de Sade, Cristo, Tito Livio, Filipo y su hijo el magno Alejandro), un abarcar espacios distantes: “España y Rusia, por estar situadas en los

extremos de la geografía europea, han sido vistas como espacios fértiles para las manifestaciones de la locura y el exotismo”. Y es también la incursión en la vida cotidiana, de los avances tecnológicos, de las fatuas redes sociales. Regreso a Perucho en su ejemplar prólogo: Barajas es breve en sus planteamientos, definitivo, personal, sorpresivo, pleno y autónomo. Y puesto que el aforismo que se practica desde la Antigüedad procura ser filosófico, además de literario, tiende a las derivas narrativa y ensayística.

Esto último se refrenda en una entrevista publicada en su libro Breve invención (2015) donde señalaba: en el cuento sufro, no encuentro la estructura. Tengo mucho respeto por los géneros, por los cuentistas, porque sé que saltar de un género a otro es saltar de visión de tono, de percepción del mundo, del tiempo y espacio. Trato de entrar al minirelato, pero sólo en aquellas cosas que pudieran sostenerse, no quiero hacer un cuento como de diez páginas, quizá no me interese, pero sí quiero contar cosas que en la poesía no se permite, porque al menos mi poesía no tiene anécdota —la exquisitez del ángel es una imagen, Imaginación y crítica | Ritmo


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una estampa—, no puedes afirmar que exista historia, en cambio en un cuento, quizá ahí sí pueda decir algo que la poesía lírica no lo permite. Como decía Paz “La poesía es para cantar”, y yo añadiría que el minicuento es para contar. Entre los géneros literarios es lo mismo, por eso llegas con una cierta desesperación al poema, tienes que decir otras cosas que tampoco es ensayo y menos poesía lírica. Entonces me fui hacia el aforismo.

Ya desde el libro previo Pasión encerrada (2007) se venía gestando este camino hacia Damasco que lo conduciría, sin posibilidad de redención, hacia el relato breve (futura etapa literaria de Barajas) y que será, precisamente en Breves autopsias que se incluye en La sonrisa de Proteo, donde, con andar pausado y constante se dirige hacia el microrelato (cito el personaje Matusalén, que asume la ficción cuentística: “Sorprendí a Matusalén formado delante de mí en una oficina de tránsito, confieso que al principio no lo había reconocido”). Esto es algo más, no aforismo ni microensayo que forja con creces lo que Barajas señalaba: “el problema de los géneros literarios radica en sus conflictos de frontera”. En “La risa del alebrije” hay notables ejemplos de cómo transgrede estos límites en plausibles estampas, Ritmo | Imaginación y crítica

de adjetivo exacto, trama ponderada y ajedrezado desenlace: Un tío que se casó con mujer muy fea, pero de dulce voz, siempre se ufanaba de su inmunidad al cortejo de otros hombres, también de la imposibilidad de que le robaran sus hijitos, pero la desgracia le sobrevino con la llegada del circo al pueblo, que incluía entre sus actores a un ciego.

Otro ejemplo —que no será el último de Barajas, cuentista—: A pesar de que la toma de la Bastilla fue un acto que simbolizó un tremendo cambio social en Occidente, sus resultados inmediatos fueron magros. Más de cincuenta mil insurrectos armados con antorchas, piedras y palos penetraron en la antigua fortaleza y liberaron a siete prisioneros del rey (dos locos, un libertino —acaso de la calidad del Marqués de Sade—y cuatro estafadores.

Queda como “Epílogo” el siguiente aforismo que cierra este libro inédito de Benjamín Barajas: “Callar es una forma de herir la vanidad de las palabras, apagar el fuego de su corazón vibrante”.K Alejandro García.


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Reseña Toda obra es en esencia forma y contenido, escribió alguna vez Oscar Wilde. Una frase que me ha sido imposible ignorar desde que la leí por primera vez. Oscar Wilde quien, por cierto, es autor de la famosa “Balada de Reading” (poema que redactó mientras estuviera preso), un poema que remite a la contemporánea contracultura rapera, hip hopera, por dos detalles: uno, el asunto de la cárcel, y dos, el ritmo a través de la palabra. Cito la frase de Wilde porque en su reciente cuento largo Mi hermana es rapera (México: Mar de sirenas, 2016) de los escritores Alejandro García y Mario Alberto Medel Campos (Efyl Rotwailler), autores del libro, sugieren a través del contenido, la forma, y a través de la forma, el contenido. Pero, ¿cómo? , se preguntarán, ¿qué clase de loco escribe esta reseña? Me explico; la esencia del rap y el hip hop, en Mi hermana es rapera es el hilo conductor, el alma de la historia. Y, por su parte, la historia es un pretexto excelente para conocer el origen y el desarrollo del Rap, palabra que según nos explican Alejandro García y Mario

Escribir para jóvenes

Efyl en su libro, significa Rhythm and Poetry (Ritmo y Poesía). Debo reconocer, gustoso, que Mi hermana es rapera fue un descubrimiento, pues aunque toma como pretexto a una adolescente temprana que decide rebelarse contra el mundo para hacer rap contraviniendo su comodidad de alumna aplicada, es a la par un documento de este género musical en México (lo que aparece en uno de los apéndices finales). Por si fuera poco lo que aquí escribo y describo, el libro posee, en adición y a mi juicio, la primera historia de horror que tiene que ver con espíritus urbanos y grafiteros nocturnos, en una ingeniosa lectura posmoderna de la sociedad. La novela, que se lee de manera ágil y directa (no teman, jóvenes lectores), presenta, en una visión humana, el choque generacional entre padres e hijos. Busca, sin sentimentalismos, demostrar que en el fondo las generaciones no son muy diferentes unas de otras, lo que contribuye, considero (en una época de grandes confusiones) al reconocimiento de los unos con los otros, de las unas con las otras y con los otros.

Imaginación y crítica | Ritmo


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En medio de un contexto urbano, incluso muy «defeño», los personajes se revelan para arrastrarnos a un viaje rítmico y rimado por encima de tinacos, azoteas, tendederos, y escenarios nocturnos. Un viaje a través de la incomprensión social de la nueva rapera, y de un misterioso personaje que anota sus letras en una libreta estudiantil. Mi hermana es rapera es un libro que hay que leer para disfrutar una trama interesante, o si se mira de Ritmo | Imaginación y crítica

otra forma, para conocer cómo y por qué es que rapeamos desde aquellos orígenes bluseros, pasando por figuras contraculturales como Gil ScottHeron, Jim Morrison y Tom Waits, en esta gran tradición fusionada de ritmo y palabra, tradición que los autores del libro, Alejandro García, y Mario Efyl, no ignoran, desde luego. Vayan, banda, a buscar este libro.K Ulises Paniagua.


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Reseña Que la literatura es una experiencia gozosa se refleja en la Colección Almendra del Plantel Naucalpan del Colegio de Ciencias y Humanidades que, desde el año 2013, bajo la coordinación del profesor Miguel Ángel Galván Panzi, tiene como propósito publicar la opera prima de estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM. Abanico editorial que abarca a los cinco planteles y que ha permitido que nobeles escritores vean plasmados sus inquietudes, las virtudes literarias que, el paso del tiempo, se han convertido en esencia, un estilo de escribir como voz auténtica, rica en matices. En la Colección se ha publicado a estudiantes de los cinco planteles del CCH, entre que destacan La historia que escribió de Alejandro Villaverde (Plantel Sur); Un cielo en tu imaginario de Andrea Guerrero; Limbo de agua de Víctor Bahena; Carta al ausente de Amaury Flores, alumno del Plantel Naucalpan. Sin olvidar mencionar la antología Contra canto que reúne las voces de jóvenes poetas y cuentistas en ciernes. Un total de dieciséis títulos.

El proyecto Almendra

En una entrevista realizada a Galvan Panzi, coordinador de la Colección Almendra, se destacan los orígenes, la trayectoria mantenida a lo largo de estos años, el fomento a la lectura, la vitalidad e impacto entre los alumnos y la importancia de publicar por y a los jóvenes: El proyecto, desde sus orígenes, intenta darle voz a la comunidad estudiantil del Colegio. Pensamos que una comunidad tan numerosa requería de un espacio propio a través del cual pudieran expresarse y mostrar su labor literaria; un espacio idóneo para que, como jóvenes escritores, sus palabras hallaran difusión y permitiesen, al mismo tiempo, dar cuenta de la vitalidad de una comunidad talentosa y participativa. Los lineamientos señalan que quienes estén interesados en publicar sean alumnos del Colegio, independientemente de que pueden estar inscritos en cualquier semestre. Existe un Comité Editorial que, junto con el encargado de la edición y con el Imaginación y crítica | Ritmo


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coordinador del proyecto, se encarga de dictaminar la validez de los textos recibidos. Las plaquetes no rebasan las cuarenta páginas y suponen niveles de calidad acordes con las características de los participantes, así como también deben adecuarse a las características propias del género correspondiente. No existen restricciones temáticas. La formación lectora de los alumnos es una preocupación que rebasa las propuestas de Almendra, si bien puede hablarse de alguna incidencia en este renglón, se trata –la formación lectora– de un aspecto en el que están involucrados otros actores. Almendra promueve esta formación por medio de la motivación que representa la posibilidad de que los alumnos vean publicados sus trabajos y/o que reflexionen en torno a ella. A lmendra ha contribuido a la formación lectora de estos jóvenes merced al impulso de su trabajo creador. Publicar un primer libro antes de cumplir veinte años ha sido una experiencia vital llena de satisfacciones y ha sido también emocionante. Estos jóvenes ya escribían y ya leían, el proyecto les otorgó un espacio para darse a conocer y para abrir sus posibilidades a futuro.

Ritmo | Imaginación y crítica

Los cuatro últimos títulos de la Colección A lmendra publicados en 2016 son reflejo de lo anterior: Momentos de Ulises Torres López bajo el aurea de “La bandida” —digno preámbulo de otros nueve cuentos— se gesta un anhelado encuentro, la conquista amorosa que se alumbra allá por el rumbo de Nochixtlán con mujeres de ojos grandes, de cabello suelto, de aparente inocencia pero abismales misterios; El desierto de Pablo David Camberos Servín que en dos relatos, uno de ellos “El escape” forja


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la vida de un joven que se adentra en las responsabilidades familiares, andariegos rumbos, perene violencia y soledades en ambientes rurales; Borradores de Leonardo Pérez Hernández, poemario que, afirma su cuarta de forros, es un libro “desconcertante, oscuro y obsedido por imágenes que oscilan entre la plegaria y la blasfemia” y Miscelánea de invenciones breves de Alejandro Flores Ramírez son seis cuentos, zoología imaginativa, de los azares y zozobras de la vida cotidiana, de asistir a la escuela, de escuchar música, de la nostalgia juvenil. El lector hallará en estos cuatro nuevos títulos de Almendra espacios urbanos y ambientes provincianos, lenguaje juvenil, experimentación lingüística, estructuras fragmentadas, cuestionamiento de valores, pesadumbre ante las expectativas sociales, incredulidad ante el amor y preferencia hacia una relación mayoritariamente casual. Exploración de los espacios íntimos, historias lineales que el Consejo Editorial que conforma la Colección: Nancy Mora Canchola, Alejandro Espinoza Gaona y Alejandro Baca; y Édgar Mena como editor, han puesto en la ronda de las publicaciones, de la palabra escrita del universo literario de nuestros alumnos cecehacheros.

Me detengo en las portadas de las ediciones —diseño de Carolina Fernández Mendoza— y que son sello característico del Proyecto Editorial del Plantel Naucalpan: el equilibrado diseño con el texto, donde el dibujo, la fotografía, la viñeta, el grabado, la ilustración están en aurea comunicación con la visión del autor, del libro o de la revista. Los testimonios que acompañan la solapa permiten conocer a los noveles autores ante vitales reflexiones: “Mie encuentro con los libros fue inesperado, fortuito y casi increíble, como uno de esos golpes de suerte que te cambian la vida”, Alejandro Flores Ramírez; “Apasionado de la fotografía, las letras y la investigación, siendo esta última en la que más ha destacado”, Ulises Torres López; “Paralelamente a su inquietud por la literatura, la fotografía y el cine ha realizado cortometrajes publicados en Internet”, Pablo David Camberos Servín y “Me busqué a través de las palabras, sentir se convirtió en prioridad; reinterpreté la experiencia en decenas de creaciones y sobreviví al insomnio”.K

Alejandro García.

Imaginación y crítica | Ritmo


Directorio

UNAM

Dr. Enrique L. Graue Wiechers

Rector

Dr. Jesús Salinas Herrera

Director General

Plantel

Naucalpan

Dr. Benjamín Barajas Sánchez

Director

Mtro. Ciro Plata Monroy

Secretario General

Mtro. Keshava Quintanar Cano

Secretario Administrativo

Ing. Reyes Hugo Torres Merino

Secretario Académico

Mtra. Lilia Olivia Muñoz Barrueta

Secretaria Docente

Biól. Guadalupe Mendiola Ruiz

Secretaria de Servicios Estudiantiles

Biól. Gustavo Alejandro Corona Santoyo

Secretario Técnico del Siladin

Lic. Fernando Velázquez Gallo

Secretario de Cómputo y Apoyo al Aprendizaje

C.P. Ma. Guadalupe Sánchez Chávez

Secretaria de Administración Escolar

Mtra. Rebeca Rosado Rostro

Jefa de la Unidad de Planeación departamento de comunicación

Lic. Laura Margarita Bernardino Hernández Jefa del Depto. de Comunicación

Mtro. Édgar Roberto Mena López

Jefe del Depto. de Impresiones


de comida y literatura, como un intento breve de degustar las palabras se terminó de imrprimir en el mes de abril de 2017 en los talleres de Ediciones Corunda, Tlaxcala 17, Barrio de San Francisco, CP 10500, CDMX. Para su composición se utilizaron las familias tipográficas Mrs Eaves, Garamond Premier Pro y Valentina. Los interiores fueron impresos en papel couché de 130 grs. y los forros en cartulina sulfatada de 12 pts. La impresión se realizó en offset.




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