La paloma perseverante

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Equipo

de trabajo

Solangy Carrillo Pineda Estudiante de Bibliotecología Directora encargada Editora de sección cultural Diseñadora

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Carolina Ramírez Chica Estudiante de Archivística Programadora y diseñadora Editora de sección académica Juliana Sepúlveda Hurtado Estudiante de Bibliotecología Correctora de estilo Comunity manager

Colaboradores Martín L. Rocha Ríncon Bibiliotecólogo. Jaider Ochoa Gutiérrez Bibliotecólogo

Esta obra se encuentra bajo una licencia Creative commons Atribución- No Comercial- Compartir Igual 4.0 Internacional, la cual permite que otros puedan descargar la obra, compartirla con otras personas y crear obras derivadas a partir de ella de manera no comercial, siempre y cuando se reconozca la autoría original y licencien sus nuevas creaciones bajo las mismas condiciones.


La paloma perseverante Anibal Jesús Santillana Arias El calor era sofocante aquel sábado por la tarde y no encontraba un lugar fresco donde descansar. El único lugar era la iglesia de San Francisco de Borja, el templo se encontraba abierto durante la tarde y estaba completamente vació, con corrientes de aire fresco en su interior. Me senté en las bancas del ala izquierda del templo, secándome el sudor con un pedazo de papel higiénico. No me encontraba en el mejor de los momentos, el proyecto que había puesto en marcha no había obtenido los resultados que esperaba y me sentía muy desanimado, era la segunda vez que lo intentaba, la palabra fracaso rondaba por mi mente. Una de las ventanas pequeñas de forma cuadrada ubicada cerca de la parte más alta del techo se encontraba abierta, llamó mi atención el aleteo de un ave entre la luz que ingresaba por la pequeña ventana, descendiendo con elegancia, una paloma de plumaje color plomo, de ribetes celestes alrededor de sus ojos, plumaje armónicamente ordenado patas rojas. Los únicos protagonistas de esta historia de la vida éramos esta paloma y yo. Parecía buscar con atención y esmero algo oculto a los pies del altar, me pregunté:

-¿Qué podrá estar buscando? -Aquí no hay comida –pensaba dentro de mí.

Pasados diez minutos, la paloma encontró una pajilla y pensé:

-¡Va a construir un nido!

Tomó con suma delicadeza la pajilla con el pico, luego agitando sus alas con fuerza se dirigía hacia la ventana por donde había descendido, envuelta en un rayo de luz.


A la mitad del vuelo la pajilla se le cayó del pico, al darse cuenta hizo un quiebre en el aire descendiendo nuevamente. -Es una paloma – más que seguro abandonará aquella pajilla que tanta dificultad le había ocasionado para volar hacia la ventana, hacia su nido y la cambia por otra. Pero tal fue mi sorpresa cuando eligió la misma pajilla, como si esta le hubiera causado una grata impresión, no era una pajilla cualquiera, al parece era “la pajilla”. La paloma elegía con mucho cuidado los materiales para construir su nido, entonces me dije: -¿Qué hará esta paloma terca con esta pajilla? - me preguntaba con un gesto irónico. Como si aquella supiera lo que pensaba, me miró para luego tomar nuevamente con el pico la pajilla, dirigiéndose con determinación hacia la ventana más cercana y poco a poco iba acercándose hacia la ventana por donde había ingresado al templo, pero en el último tramo se le volvió a caer. -No creo que lo vuelva a intentar – concluí con la intención de levantarme de la banca para regresar a mi casa. No lo podía creer, con el pico cogió la pajilla nuevamente, esta vez al levantar el vuelo comenzó a dar varias vueltas en círculos y subiendo gradualmente un poco más, más, más con todas sus fuerzas aleteó logrando llegar a la anhelada ventana. El buche de la paloma parecía un corazón, había utilizado toda su energía, había alcanzado la meta. Por unos instantes me quedé sin palabras, la paloma había concebido tres maneras distintas de llegar a la meta y al tercer intento pudo alcanzarla.


Tenía un proyecto, su nido. Elegía bien los materiales, la pajilla. Tuvo dos estrategias fallidas y una tercera que la llevó al éxito. Además confiaba en su Creador. Conocía bien el entorno por donde se desplazaba, el aire y la iglesia. No podía hablar como lo hacen las personas, a veces en demasía. Aplicaba acciones concreta y no perdía el tiempo en lamentaciones. Me levanté de la banca con rapidez, una sonrisa apareció nuevamente en mi rostro, revisé mi proyecto, las estrategias y acciones que había concebido, medité en mis errores, lo intenté por tercera vez al igual que la paloma ploma. Tiempo después el proyecto tuvo resultados, logré ingresar a la universidad y terminar la carrera que elegí. Sigo perseverando para lograr muchas cosas en la vida a pesar de las dificultades. Mira a tu alrededor cuando tengas la incertidumbre tocando a tu puerta, abre bien los ojos, quizás encuentres por ahí a la paloma perseverante.

Anibal Jesús Santillana Arias. Licenciado en Bibliotecología. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima-Perú.



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