Andrés Escobar, ¿ídolo por su trágica muerte?

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Artículo de Opinión

Andrés Escobar, ¿ídolo por su trágica muerte?

Resumen

Camilo García Morales. Tecnólogo en Archivística Estudiante del pregrado en archivística E.I.B. camilo.garciamorales@gmail.com.

Andrés Escobar Saldarriaga, fue una figura pública como futbolista profesional del Club Atlético Nacional de Medellín y la Selección Colombia, además de una persona respetada en vida, que pasó a ser la fuente de admiración de muchas personas después de su violenta muerte tras el mundial de fútbol de Estados Unidos en 1994. Este artículo hace una breve reseña de su vida y una pequeña aproximación a lo que ha sido su imagen antes y después de su fallecimiento; mostrando cómo después de ser un habilidoso defensor en el fútbol, una persona sencilla con una vida tranquila y con buenas relaciones familiares, se convirtió en el ídolo que es hoy, más de 20 años después de su asesinato.

Palabras clave: Andrés Escobar Salda-

rriaga, ídolo, fútbol, violencia, asesinato.

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Revista Pérgamo Introducción. “De todas las cosas sin importancia, el fútbol es, de largo, la más importante”1 , y es el fútbol un deporte que genera pasiones, mueve masas y se convierte en un componente tan significativo de la sociedad, que llega al punto de ser permeado por sus realidades y sus tensiones y, al mismo tiempo, generar cambios en ella con sus alegrías y sus tristezas, derivadas de los triunfos y las derrotas. Así mismo, la docente universitaria María Teresa Uribe, sin ser una persona amante del fútbol, en el prólogo que hace al libro “Una Gambeta a la Muerte” de Gonzalo Medina Pérez, expresa una serie de conceptos que permiten entender que este deporte, siendo una actividad lúdica, refleja a la sociedad en la que se desenvuelve y tal como ésta, tiene un lado claro y otro oscuro, bondad y maldad, justicia e injusticia. Este artículo pretende revisar una historia que tuvo mucha trascendencia en los años 90: la muerte de Andrés Escobar Saldarriaga. Se parte de la hipótesis que sobre este futbolista admirado como profesional y respetado como persona se potenció un sentimiento de idolatría entre los hinchas del fútbol, en especial los del Club Atlético Nacional de Medellín, de la comunidad deportiva en general y de muchas 1. Una de las tantas frases que se han hecho famosas en el mundo del fútbol, atribuida por unos al ex jugador argentino Jorge Valdano, por otros al papa Juan Pablo II y algunos más la consideran similar a otra del ex entrenador italiano Arrigo Sacchi.

personas de otras esferas de la sociedad colombiana, debido a su inesperado y violento fallecimiento. Es posible que algo similar haya sucedido con otras personalidades como Jorge Eliecer Gaitán, Bernardo Jaramillo, Luis Carlos Galán, Jaime Garzón, entre muchos otros que, desafortunadamente, engrosan la lista de víctimas en un país históricamente violento como Colombia, sin poner en duda su calidad como personas y profesionales en cada uno de sus campos; la idea del texto es resaltar la situación generada por la pérdida de una persona pública, que en ocasiones hace que se le respete más que en vida e incluso se pueda llegar a sobredimensionar su imagen. Para validar esta hipótesis se consultaron fuentes primarias y secundarias relacionadas con la vida y muerte del jugador. La fuente primaria está compuesta por artículos de prensa publicados en el periódico “El Colombiano” entre 1987 y 1994 antes de su muerte. Esta información fue tomada con el fin de comprender cuál era la imagen pública que se tenía del popular “Calidad Escobar” en el aspecto deportivo. La información recopilada fue complementada y contrastada con textos de tinte académico y biográfico, sobre su vida y muerte, que aportan datos relacionados con su personalidad, familia y círculo social, además de opiniones y pasiones despertados por el jugador en aquellos que, por una u otra razón, se interesaron en escribir sobre él.


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El hecho que el asesinato de un defensor de fútbol sea tratado en todos los medios de comunicación nacional y en muchos de tipo internacional, como ocurrió en julio de 1994 y como se repite cada año con la conmemoración del aniversario de su muerte; sumado al interés despertado en periodistas e investigadores que dieron como resultado la producción de varios textos, refuerza la frase mencionada al inicio… “que importante es esta actividad sin importancia.” El escritor argentino Eduardo Sacheri dice: “Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales; desconozco cuánto sabe esa gente de la vida, pero de algo estoy seguro: no saben nada de fútbol”1 , frase que apoya la idea que se viene planteando sobre este deporte, que influye y es influido en gran medida por la sociedad en que se desenvuelve; a pesar que para muchas personas de diferentes ámbitos, en muchos casos de la academia, se trata simplemente de una actividad donde 22 hombres corren tras un balón chocando unos con otros.

¿Ídolo por su trágica muerte? Las fuentes consultadas permiten hacer una breve reseña de la vida del popular caballero de la cancha. Nació y creció en Medellín en el seno de una tradicional familia antioqueña compuesta por su padre Darío Escobar, su madre Beatriz Saldarriaga y sus dos hermanos, María Ester y Santiago; desde pequeño fue un apasionado por el fútbol y muy cercano afectivamente a su madre, a quien perdió por causa de una enfermedad siendo aún menor de edad y estando a punto de empezar su práctica deportiva profesional en el año de 1985. Andrés tuvo una carrera acelerada, pues fue convocado para jugar en la Selección Antioquia y fichado por el club de primera división Atlético Nacional de Medellín a la edad de 19 años en 1986. Debutó al año siguiente enfrentando al Cúcuta Deportivo y tuvo su primer llamado a la Selección Colombia de mayores en el año 1988.

A partir del análisis documental realizado, se puede concluir que se trataba de un hombre sencillo y noble, un profesional dedicado y una persona recta en su actuar, gracias a los valores inculcados desde su hogar. Los distintos testimonios recogidos por los investigadores permiten identificar que este jugador tuvo una vida tranquila, describen a una persona de 1. Esta es otra de las frases populares del fútbol, atri- buen carácter, receptivo y amable con los fabuida a Sacheri aunque en la recolección bibliográfica náticos, algo alejado del mundo comercial que realizada para este trabajo no se encontró registro del rodea al fútbol, aunque participó en algunas de texto en que fue publicada. 3


Revista Pérgamo las muchas campañas publicitarias que le fueron ofrecidas. Además, en los relatos se cuenta que fue llamado para acompañar a un candidato a la presidencia del país para las elecciones 1994 y decidió no hacerlo, debido a que esta persona no representaba sus ideales políticos, a pesar que esto le hubiera generado una buena suma de dinero, caso contrario al de algún compañero suyo de la Selección Colombia…

y recogidas como testimonio en una de las investigaciones realizadas sobre su vida. Por citar un ejemplo, está el relato de su hermana María Ester sobre una donación que hizo en el Colegio Calasanz, donde había realizado parte de sus estudios de bachillerato: “quiero donar una beca al colegio para sostener a algún muchacho (…) quiero que se la den al alumno más pobre (…) y no quiero que él sepa quien la está donando” (Velásquez, 1995, p.65).

En una de las tantas entrevistas que se le hicieron, Andrés decía que: Adicionalmente, se pudo encontrar en las fuentes otro relato sobre un suceso ocurrido en el “En el fútbol queda demostrada la estrecha relación año 1989, durante la celebración en Medellín existente entre la vida y el juego (…), como uno vive del título de la Copa Libertadores de Amérijuega. Si tenés una vida desorganizada, yo digo que en ca obtenido por Atlético Nacional en Bogotá, la cancha serás un desorden, un desastre (…). Uno encopa que no había ganado un club colombiatre mejor coma, duerma, se vista, hable y tenga buenas no hasta entonces. Andrés tuvo un gesto que relaciones con la gente, mejor va a jugar y más figura va a ser. No por eso te vas a agrandar o vas a pensar permite evidenciar ese carácter noble del que que cogiste el cielo con las manos (…). (Velásquez se hablaba anteriormente: su compañero Juan Jairo Galeano, quien no pudo disputar el particitando a Medina, 1994, p.41-42).” do final por una lesión, estaba en una calle del Esto muestra su convicción de lo que repre- centro de la ciudad como uno más de los hinsentaba su profesión, la importancia que le chas, “el calidoso paró el vehículo (…) para otorgaba a la integralidad de la persona como que su amigo subiera, (…) risas y llanto entrebase para un buen desempeño deportivo y po- mezcladas en un extraño coctel, brotaban del siblemente, por cosas como esta es que ya en corazón de Galeano ante el gesto (…)” (Medivida era respetado y admirado. na, 2004, p.71) Además de lo personal y profesional, se pudo evidenciar que Escobar tenía un sentido social que se veía reflejado en algunas obras benéficas que hacía en su ciudad natal Medellín; estas son narradas por personas cercanas a él

Por otro lado, de acuerdo con las fuentes documentales consultadas, Escobar no fue el mejor de los estudiantes, tal como suele suceder con aquellas personas que se dedican a la práctica de una actividad deportiva de alta


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competencia, sin embargo, no estuvo del todo alejado de las letras pues en días previos al mundial de 1994 escribió varias columnas en el periódico “El Tiempo”, una de las cuales llevaba por título, “Que nos suelten al que sea” y que entre otras cosas, muestra el elevado optimismo que rodeaba al equipo nacional en ese entonces por los buenos resultados que venía obteniendo en competencias oficiales y juegos amistosos. Posiblemente ese optimismo exagerado fue uno de los tantos ingredientes que desembocaron en el fatal destino del jugador, pues de acuerdo con la información recopilada, no se puede considerar que fuese únicamente a causa del autogol que cometió en ese mundial en el partido contra la Selección de Estados Unidos; esta es una versión limitada de los hechos se ha creído popularmente debido a la tendencia que tiene la sociedad de reducir momentos coyunturales de la historia a sucesos puntuales que se dan en medio de ellos. De acuerdo con la descripción de los hechos encontrada en las fuentes de información abordadas, en la madrugada del dos (2) de julio de 1994, en el sector de Las Palmas de la ciudad de Medellín, el jugador se encontraba compartiendo con amigos en una discoteca, donde recibió algunas frases de aliento y otras de agravio por el gol que había convertido en su propia portería días atrás en territorio norteamericano; ante los agravios reaccionó

en varias ocasiones, la última de ellas al momento de irse del lugar en su vehículo, donde tuvo otro cruce de palabras con un grupo de personas que ya se había topado en la noche, entre ellos dos hermanos citados por algunos autores como “nuevos ricos” en esa Medellín inundada de narcotraficantes y por otros, como simples adinerados de la ciudad, sin calificar el origen de sus recursos. Como consecuencia de este último enfrentamiento verbal, el escolta de aquellos hermanos salió de su vehículo al ver que sus patrones estaban inmersos en él y de manera casi impulsiva, después de decirle a Escobar una frase amenazante, le disparó en seis (6) ocasiones, lo que le ocasionó la muerte antes de llegar a un centro de atención médica. En ese momento, los participantes de la discusión y el asesino huyeron del lugar y prepararon una historia falsa para presentar a las autoridades, la cual fue fácilmente descubierta por el grupo de investigación conformado para atender tan significativo crimen, quienes en pocos días tenían en su poder a los tres principales implicados en el caso. El proceso penal se llevó a cabo y el pistolero es condenado a más de 40 años de prisión, señalado por la sociedad y amenazado de muerte en varias ocasiones, mientras sus patrones pagaron una pena de algo más de dos meses privados de su libertad y una importante suma de dinero, sin ser condenados como autores intelectuales del hecho, pretensión que tenía la parte acusatoria en el juicio. 5


Revista Pérgamo De acuerdo con el testimonio del asesino, él no conocía a Escobar ni gustaba del fútbol, solo reaccionó al ver la situación sin razonar muy bien lo que hacía, de hecho, en una carta enviada al periodista Gonzalo Medina Pérez hace referencia al jugador, llamándolo “el futbolista conocido por ustedes como El Calidoso” (Medina, 2004, p.209), lo que da validez a su testimonio, considerando además su historia de vida, la cual es narrada por Medina y que lo muestra como una persona lejana de espectáculos como el fútbol.

El 6 de diciembre de 1987 una nota titula “Escobar deslumbra a los críticos” se habla de sus tres últimos partidos, donde tuvo en el primero una “actuación ponderable”, en el segundo “seguridad en cada intervención y una visión panorámica del terreno de juego (…)” y en el tercero, fue “el acaparador de elogios (…) con una prestancia única para un juvenil que apenas despunta en el profesionalismo” (Galvis, 1987). El 3 de abril de 1988 se habla de un “auspicioso debut”, fue el primer partido del zaguero con su selección de mayores y las críticas fueron muy favorables (Carreño, 1988). El 18 de mayo de ese mismo año, otra nota titula “Paisa de exportación” diciendo que “Andrés Escobar fue catalogado por los enviados especiales de la radio colombiana como figura destacada en el cotejo que empataron ayer sin goles con Escocia” (Galvis, 1988).

El impacto vivido por la sociedad al momento de su muerte es un reflejo de la importancia que tenía Andrés para la gente y de la calidad de ídolo que ya se venía forjando en vida, la cual quedó demostrada con la asistencia masiva de personas a sus honras fúnebres; en palabras de Medina (2004), esto hizo que “alcalde y gobernador necesitaran a un representante de la familia Escobar para que les ayudara a manejar semejante explosión de simpatía por el En el ejemplar del 25 de mayo de 1988, apamuerto más cálido y hermoso que hacía años rece en la portada del periódico la imagen del no tenía la ciudad.” (p.202). histórico gol de cabeza que marcó el defensor en el legendario estadio de Wembley en InglaEn cuanto al aspecto futbolístico, se pueden ex- terra (Carreño, 1988), contra la selección de traer algunos apartes de publicaciones hechas ese país, el cual le generó llevar por apodo, enen el periódico “El Colombiano”, que dan una tre muchos otros, el nombre del mencionado muestra de porque se consideró al antioque- estadio. El 4 de enero de 1990, se registra su ño tan buen futbolista por parte de los hinchas postulación, entre otras 8 personas, al premio de Atlético Nacional y la Selección Colombia, del deportista del Año Acord 1989 (Burítica, además de la proyección que tenía su carrera 1990). ). Dentro de esta selección de notiprofesional. cias en torno al jugador, resalta la publicación


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del primero de septiembre de 1993 titulada “con usted Andrés Escobar, esperado retorno de un crack”, en el que el periodista Alberto Carreño Suarez hace un recuento de su carrera y termina diciendo “vuelve con el reconocimiento de toda la hinchada y la crítica que ve en Andrés un bastión, un líder. En pocas palabras: un crack dentro y fuera de la cancha. (Carreño, 1993)”

con el balón dominado y comenzar, desde atrás, el ataque de su escuadra.” (p.103)

Estas contundentes palabras que elevan la imagen de Escobar, escritas a pocos meses de su muerte, muestran como a partir de la pérdida de esta personalidad se engrandeció su figura, quizá porque a pesar de merecerlo en vida no se hizo, o porque de alguna manera la ausencia incita a realizar este tipo de homenajes.

De acuerdo con estas mismas fuentes, Francisco Maturana, técnico de Atlético Nacional y la Selección Colombia de esa época, decía que su equipo era uno con Escobar en la cancha y otro sin él, que con el zaguero su equipo salía con seguridad desde la defensa y eso le permitía gestar las jugadas de ataque. Teniendo en cuenta que se trataba de una selección caracterizada por el dominio del balón y un buen juego lleno de pases, jugadas bien elaboradas y goles, se trataba entonces de una pieza clave en su andamiaje.

Por otro lado, un ejemplo de lo que representaba el jugador para las personas no especializadas en el tema futbolístico, es una frase expresada por una de sus profesoras de escuela, quien dijo que seguía sus partidos “porque él nunca golpea a nadie, siempre se preocupa por jugar elegante y da la impresión de ser todo un señor” (Medina. 2004, p.31). Esta frase, simple y concreta, puede servir como síntesis del concepto que se puede recoger sobre el jugador en publicaciones futboleras cargadas de elementos técnicos sobre su rendimiento y En las fuentes secundarias consultadas, escri- personalidad en la cancha. tas después de su muerte, se encuentran palabras de elogio aún más claras, entre las que En la actualidad se puede ver que la gente del fútbol y en especial los hinchas rinden constantes pueden resaltarse las de Medina (1994): homenajes a la memoria de Escobar, por ejem“Su fútbol era tranquilo y técnico. La acentuada utiliza- plo, el pasado 2 de julio de 2014 el Club Atlético ción de la pierna izquierda, los 1.84 metros de estatura Nacional, en la conmemoración de los 20 años que tenía y el liderazgo que ejercía en el sector central de su muerte, inauguró un premio que lleva su de la defensa, lo dejaron ante la retina del espectador nombre y que, de acuerdo con la información como un buen jugador que ante todo desempeñaba una publicada en su página web oficial, seguirá marca estricta, sin rudezas, y que era capaz de salir otorgando cada año en esa fecha a futbolistas, 7


Revista Pérgamo directivos y técnicos representativos de la entidad. Además, es posible encontrar camisetas con la imagen de su rostro, banderas en las tribunas del estadio Atanasio Girardot de la ciudad de Medellín pertenecientes a la barra “Los Del Sur”1 , tatuajes, entre otros símbolos que portan las personas que por una u otra razón, admiran al ex jugador. Algo sorprendente en esta situación, es que muchos de estos homenajes son realizados por jóvenes que no es posible que lo hubieran visto jugar debido a su corta edad, lo que demuestra que su calidad de ídolo y la representatividad que tiene en la memoria colectiva de la sociedad colombiana y en especial de la hinchada de Atlético Nacional hasta el día de hoy, a más de 20 años de su fallecimiento, son una realidad. Dentro de esos elementos considerados como homenajes, está una canción compuesta por la mencionada barra “Los Del Sur”, un poema que cantan jóvenes en la tribuna con una pasión tal que cualquiera pensaría que el jugador a quien se la dedican está vivo, está en la cancha:

Un hecho que refuerza el valor que tienen los comentarios de los expertos, las opiniones de la comunidad en general y los homenajes que hasta hoy se realizan en honor a Escobar, es que se trata de un defensor central, pues en el fútbol suelen destacarse por encima de ellos los delanteros y volantes, e incluso los porteros, pues como dice el periodista colombiano Daniel Samper (citado por Medina, 2004, p.88), “el zaguero es un hombre signado (…), existen tablas de goleadores pero no existe la de quienes salvan goles hechos.” Sin embargo, la generación de Andrés estaba llena de buenos jugadores, no en vano esta fue denominada como la época dorada del fútbol colombiano, en ella se destacaron nombres como los de Alexis García, Faustino Asprilla, Carlos “El Pibe” Valderrama, René Higuita, Fredy Rincón, Leonel Álvarez, entre otros futbolistas cuyas características personales y profesionales merecerían un texto aparte. Ahora bien, aunque el objetivo de este artículo no es hacer una comparación para demostrar si Andrés era o no mejor profesional o persona que

“De pela’o la movías, en el barrio Calasanz, dicen que te defendías, con gambeta y sin afán, el balón era tu amigo, era aquel tiempo feliz, te veían los domingos, aquellos cincuenta mil, que maldita noche Andrés, la vida te la jugó, ni siquiera preguntó, si tenías puesto el dos, todo el mundo te lloró, hasta el estadio tembló, te queremos recordar, los hinchas de nacional, y en la tribuna cantar… ae Andrés, ae, ae… ae Andrés, ae Andrés… ae, ae… Con el pibe y con René, te vimos por la TV, aquella tarde en Wembley, te los bailaste en inglés, caballero de la cancha, te fuiste sin avisar, y en el pitazo final, la vida no da revancha… ae Andrés, ae, ae… ae Andrés, ae Andrés… ae, ae…” 1. Barra brava del club con más de diez años de existencia


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sus compañeros, es un hecho que el título de ídolo, en especial para la afición de Atlético Nacional, ha llegado a uno de los más altos niveles con la figura del ex defensor central zurdo portador de la camiseta número dos (2). A partir del análisis de la información recopilada se puede concluir que Andrés era una buena persona y un buen profesional que se había ganado el afecto y la admiración de las personas por su forma de ser y su capacidad futbolística, cuya imagen se magnífico por su trágica e inesperada muerte, tal como ha sucedido con otras personalidades en Colombia. Sin embargo, se puede decir que el engrandecimiento de su imagen y su calidad de ídolo, son una suerte de homenaje póstumo que la gente del fútbol y de muchas otras esferas de la sociedad colombiana le ha rendido a quien denominaban, entre muchos otros seudónimos, “el caballero de la cancha”.

Referencias bibliográficas

Carreño, A. (25 de mayo de 1988). Qué espectáculo. El Colombiano, pág. B. Burítica, B. (04 de enero de 1990). Andrés Escobar e Higuita en el grupo de los ocho semifinalistas. El Colombiano, pág. B. Carreño, A. (01 de septiembre de 1993). Esperado retorno de un crack. El Colombiano, pág. D. Medina, G. (1994). Una gambeta a la muerte. Medellín: Fondo Editorial Cooperativo, Cooperativa de Profesores de la Universidad de Antioquia. Velásquez, C. (1995). Andrés Escobar: en defensa de la vida. Medellín: Bedout Editores. Medina, G. (2004). Andrés Escobar: la sonrisa que partió de madrugada: causas y azares que amarraron la vida y la muerte de Andrés Escobar. Medellín: Le Monde Diplomatique, Edición Colombia.

Galvis, A. y otros. (06 de diciembre de 1987). Escobar deslumbra a los críticos. El Colombiano, pág. D. Carreño, A. (03 de abril de 1988). Colombia millonario en ilusiones. El Colombiano, pág. B. Galvis, A. y otros. (18 de mayo de 1988). Paisa de exportación. El Colombiano, pág. B. 9



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