REVISTA NU2 Nº67

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ó s c a r v a l i d o b e n i t o p é r e z a r m a s f e l i p e j u a n d e v i l l a j o o s é r a m ó n c a b r e r a m e d i n a p e d r o g u i l l e r m o s o s a m o n t s e r r a t f r a n c i s p é r e z m a r i o m . r e l a ñ o a l b e r t o h u g o r o j a s m y r i a m y b o t p e p e b e t a n c o r t t x o m i n p a s c u a l l u i s m i g u e l c o l o m a a r t u r o t e l l e g u i l l e r m o c e r v e r a j o r g e i s a a c m e d i n a c a r m e n m e d i n a h u g o h e a l y m a i c a l u i s c a r l o s c a n

D I C I E M B R E F E
B R E
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Ese día, incapaz de conciliar el sueño, contemplas fijamente el techo del dormitorio y descubres señales que hasta ese momento pasaban desapercibidas. Las últimas lluvias dejaron una especie de lágrimas petrificadas entre los pliegues de las paredes. Te incorporas de un salto y cual detective sigues las huellas de manchas y desconchados. Al llegar a la zona que rodea el interruptor un escalofrío recorre tu espalda... nada queda del color elegido con tanto entusiasmo, aquel que con la brochita y pulso quirúrgico repasabas con sumo cuidado al acercarte al marco de la puerta... hoy tiene un tono un tanto apagado, bueno... sucio. ¿Cómo puede ser? Has pasado miles de veces junto a él pero ha tenido que ser la quietud del insomnio quien te lo mostrara. La inercia y un movimiento mecánico lo ocultó todo este tiempo. Concluyes que hay que volver a pintar la habitación, pero entonces te asalta la gran pregunta, ¿de qué color?

¿Es hora de cambiarlo?

Sabido es que con el color blanco no te arriesgas, con el mismo te aseguras y con el resto... con el resto te asaltan las dudas.

El cambio es hermano de la duda y pariente del miedo, si te acompaña ganas, si lo rehúyes pierdes.

Es comprensible dudar con los pies descalzos sobre una roca, temer a la caída durante el salto siempre está justificado; lo triste es hablar del mar cuando no se ha tratado de alcanzar la orilla.

Aquí me encuentro, frente a un lienzo desnudo, mis vaqueros de antaño y un viejo lápiz usado. Guardo en la gaveta una pintura que no existe, un pigmento arrancado a los suspiros, puro como la sal de tus lágrimas, tan frágil como la luz que arropa la escarcha. Dejaré que mis manos pinten con los labios, sin la razón del miedo, con puño de terciopelo.

Ante mi pared tiritará el pelotón de fusilamiento, y tras la ausencia de los cobardes se estampará la sombra de un beso. Mi pared es muro terco para la maza y frágil papel para el poema. Mural como tabique soñado, nostalgia de muralla férrea y desnuda. Trepé para alcanzar la escalera y ocultar cada peldaño bajo la arena, me encaramé con la esperanza de volver a tropezar y...

... ¡Vaya!, me he vuelto a dejar el bote de disolvente abierto.

¿Y ahora? No sé si… publicar esto.

EDITOR y DIRECTOR Fernando Barbarin REDACCIÓN María Larumbe CONTACTO Telf. 928 177 440 Fax 928 177 435 revista@nu2.es www.nu2.es DISEÑO
MAQUETACIÓN Estudio de diseño CREA www.fernandobarbarin.com PORTADA: bruto.es nu2.es
¡recicla!
Y
Joder,

MAR Y ARTE · 3 1

Espacio de intercambio artístico donde el punto de referencia para el desarrollo creativo es el mar.

SALITRE >

Óscar Valido · 13

Poemas y pared

PROA >

Benito Pérez Armas · 13

Comenzó la faena. Las nasas se llenaban apenas caían en el agua...

PANCHO LASSO >

2nu2 · 14

Espacio para los alumnos y alumnas de la escuela de arte Pancho Lasso.

ABC SUB >

Sábado por la tarde 15

Desde su casa había la misma distancia a la montaña que al mar.

ÁRTÍCULO >

Un mar sin peces · 16 El mar no es una fuente inagotable de recursos y se empieza a notar...

CAPTURA >

Alberto Hugo Rojas 18

Ucrania, una nueva guerra en la vieja Europa. La guerra es la decisión...

MAREA >

Myriam Ybot · 19

Se miró atentamente en el espejo con la caja de maquillajes abierta sobre el...

LA ORILLA >

Pepe Betancort · 20

Nadie sabe la soledad y el frío tan grande que hace de noche en el islote de las...

ARTÍCULO >

Txomin Pascual · 22 Últimamente me ha dado por hablar extraño. Hablo tan bien que a veces...

MI ISLA >

Línea de fuga 23 Sigiloso, mientras ríen voy girando sobre mí abriendo a cada paso todas sus...

ISLAGRAN >

Espacio móvil 24

En muchas ocasiones la belleza se camufla en lo cotidiano, una mirada tras la cámara...

ALMACENADO >

Iván Vilella 26

Desde tiempos inmemoriales los diferentes conjuntos de poderes políticos...

Guillermo Cervera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

Jorge Isaac Medina . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

Carmen Medina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30

Hugo Healy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

Maica Luis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32

Eduardo de la Cruz . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 M. Nieves Cáceres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

S U M A R I O
Veintinueve
trece
7

La Asociación Cultural Veintinueve Trece celebró este año su séptima edición. El Encuentro de Fotografía y Artes visuales ha reunido a profesionales y personas aficionadas a estas disciplinas, tanto de las islas Canarias como del resto del estado, consolidándose por sus características, en uno de los encuentros más importantes del panorama nacional.

Esta edición, que tuvo lugar entre los días 7 y 12 de noviembre, estuvo dedicada al hogar entendido como un espacio físico, pero también psicológico y emocional, que actúa como reflejo del contexto social y económico que vive una comunidad. Desde su dimensión arquitectural hasta su aspecto más íntimo y cotidiano, el encuentro reflexionó sobre ese lugar capaz de generar recuerdos, seguridad y de transformar lo personal en político, en un momento en el que miles de personas se ven forzadas a abandonarlo.

“potenciar el pensamiento crítico, activar movimientos sociales y generar una visión del mundo más inclusiva”
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Des ahucios y y s salud Estudios en diversos países y momentos demuestran que la pérdida de la vivienda habitual, conlleva cambios negativos para la salud física y psicológica de las personas que la sufren, agravándose en las fases más avanzadas del proceso y asociado a su duración. Los desahucios tienen como consecuencia un aumento de la ansiedad, la depresión, el estrés y los problemas de calidad del sueño, incrementándose por otras condiciones vitales adversas como es el desempleo.

Uno de los problemas de salud mental más graves asociado al desahucio es el suicidio, con aumentos del riesgo de más de cuatro veces entre los afectados. En un estudio reciente se ha encontrado que un 68,4% de las personas en proceso de desahucio, presentan todas las características de estrés postraumático.

Los desahucios constituyen una fuente de estrés crónica y aguda, derivada de sentimientos de inseguridad, culpa y vergüenza, estigma, miedo y pérdida de control sobre la propia vida, el estatus social y el capital social y familiar.

Muje r y h ho gar

Las mujeres que asumen los trabajos de manera exclusiva, es decir sin trabajar fuera del hogar, tienen mayor propensión a la infeli-

cidad, a experimentar síntomas de depresión y ansiedad y a tener un déficit de proyectos personales; no pueden pensar más allá del día a día.

Esta realidad desemboca en un problema, que hay que abordar desde un punto de vista sanitario.

L La s oledad e n l las p pers onas m ayores , u una s so led ad n no d ese ada Hay ancianos que viven solos pero que no se sienten en soledad, ya que las familias les visitan y acompañan muchas veces, así como vecinos o amigos. Pero el caso de otras personas mayores es muy distinto.

De hecho, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) no son alentadores, ya que muestran que la soledad no deseada, se produce en las personas mayores de 65 años debido a que viven solas. Nada más y nada menos que casi dos millones en España.

Más de la mitad de estos ancianos confiesan que se sienten aislados y solos. Sobre todo las mujeres, el colectivo más perjudicado pasados los 85 años y donde el 39,6 por ciento de ellas viven en soledad, frente el 25,9 por ciento de los hombres con el mismo rango de edad.

Los datos muestran además que la soledad afecta también al deterioro cognitivo; va en contra de la salud mental y contribu-

ye a aumentar las enfermedades del sistema cardiovascular. Por todo esto, la soledad en ancianos lleva en muchos casos a la mortalidad prematura.

Ve int inuev e Trece

Partiendo de este concepto como contenedor de relaciones, emociones pero también de tensiones sociales y políticas, este año se pudo disfrutar de un programa de actividades enfocado a cuestionarnos acerca de las diferentes realidades sociales, culturales e ideológicas relativas a un ámbito que trasciende lo íntimo. Conocer relatos que han sido silenciados, nuevos puntos de vista a problemáticas cotidianas, acercar a la población de Lanzarote la posibilidad de ver realidades muy remotas que al final conectan de forma directa con la realidad isleña.

La inauguración tuvo lugar el lunes 7 en El Almacén, con un homenaje al lanzaroteño Santiago Alemán, destacado artista que ejerció como docente en la Escuela de Arte Pancho Lasso, siempre ligado a la defensa del paisaje y al patrimonio de las Islas.

Las jornadas comenzaron con una actuación del intérprete Pedro Ayoze introduciendo el tema de este año.

La selección de los conferenciantes, pero en especial de las expo-

siciones y las actividades paralelas, también se realizó sobre esta idea, a partir de la cual, todas las temáticas abordadas conectan directa o indirectamente con el hogar y la familia. Entre las actividades del programa, destacaron:

- Los talleres de Estela de Castro, Rebeka Arce, Estudio Bruma y Juan Brenner.

- La proyección de la película ‘Ray & Liz’, de Richard Billingham, en colaboración con la Muestra de cine de Lanzarote.

- La presentación de ‘Mar de fondo’, proyecto ganador de la convocatoria conjunta de LA LATA, la autora, Yasmina Pérez y el editor, Aleix Plademunt.

- El encuentro de Photobook Club Canarias

- Las conferencias, como en la previa edición, tuvieron lugar en el Teatro El Salinero e incluyeron invitados/as como: Elías Taño y Nuria López Torres. Richard Billingham y la proyección de su película ‘Ray & Liz’.

Junto a la Muestra de Cine de Lanzarote, se pudo oír de primera mano el desarrollo del proyecto ‘Ray’s a laugh’; una serie fotográfica sobre la relación con su padre alcohólico en la Inglaterra de los años 90. Albert Salas tiene uno de los trabajos menos conocidos del

Elías Taño y Nuria López Torres. Richard Billingham y la proyección de su película ‘Ray & Liz’.

Junto a la Muestra de Cine de Lanzarote, se pudo oír de primera mano el desarrollo del proyecto ‘Ray’s a laugh’; una serie fotográfica sobre la relación con su padre alcohólico en la Inglaterra de los años 90. Albert Salas tiene uno de los trabajos menos conocidos del ámbito fotográfico, sin embargo, el director de fotografía es uno de los puestos esenciales en las producciones cinematográficas.

Lua Ribeira. La tercera española en entrar en la prestigiosa agencia de fotoperiodismo Magnum, fue la encargada de dar el cierre a las conferencias de esta 7ª edición, con un trabajo joven y fresco, Por último, tres exposiciones completaron la programación: Tres días, ocho días, cuarenta días.

Esta exposición, que estará en la Casa Amarilla hasta el 15 de enero, es fruto de la colaboración con la Bienal de Arte de Lanzarote , que este año fue comisariada por Adonay Bermúdez.

Marius Ionut Scarlat plantea una reflexión sobre cómo manejamos las emociones en torno a la muerte, tanto en público como en privado.

Marius realizó visitas guiadas para las alumnas de la Escuela de Arte de Fuerteventura y para el público general.

Lejos de casa’ es una exposición colectiva comisariada por Desideria, que indaga acerca de la ausencia del hogar desde una mirada femenina.

Las tres fotógrafas participantes tienen en común un sentido de justicia que las lleva a trabajar temas incómodos. La posición de la mujer en el imaginario colectivo está tradicionalmente asociada al hogar, siendo representada en la figura del ama de casa. Pero, ¿qué ocurre cuando las mujeres no tienen un hogar? ¿O cuando nos encontramos

lejos del confort de la casa?

Los trabajos de Claudia Frontino, Dina Oganova y Cansu Yildiran hablan de mujeres que sufren el sinhogarismo en la ciudad de Barcelona; mujeres que han tenido que huir de la guerra de Ucrania o de mujeres turcas sin derecho a la propiedad de la tierra que trabajan. También hubo una visita guiada con Claudia Frontino para a esta exposición que se instaló en el Charco de San Ginés.

Donde las nubes no se tocan.

Otro año más, la plaza del Almacén se convierte en sala al aire libre para una de nuestras exposiciones. Teresa Correa & Izabela Jagiełło nos presentan un proyecto conjunto que nos habla de rostros, objetos, paisajes intervenidos. Imágenes que nos hablan del momento en que el volcán Tajogaite erupcionó y se replegaron el tiempo y el espacio, el suelo y la memoria. La familia y el hogar.

Las autoras reflexionan acerca de cómo afrontar la pérdida súbita del hogar y qué deciden las familias salvar en el poco tiempo que tienen para salir de sus casas frente a la llegada de la lava. Un paisaje emocional que nos traslada a los aspectos menos espectaculares de este fenómeno de la naturaleza.

Esperamos expectantes la octava edición.

Fotografías: Gerson Díaz

EXPOSICIONES

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LIBROS

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POESÍA

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BENITO PÉREZ ARMAS.

Cuentos canarios. Ediciones Remotas, 2022

LA PROVIDENCIA (Fragmento)

Comenzó la faena. Las nasas se llenaban apenas caían en el agua. ¡Qué regalo para la vista, y qué satisfacción para el egoísmo contemplar aquellas grandes cestas rebosantes de pescados de todas las calañas! ¡Los pobres animales, al verse privados de su salvaje libertad, abrían desaforadamente las branquias y daban aletazos contra los juncos, haciendo saltar una nube de escamas brilladoras!... Más de la mitad de los tripulantes de La Providencia estaban encargados de la salazón, y no daban avío a los que en pescar se ocupaban.

—Andarse diestros, muchachos —decía el patrón a unos cuantos hombres vestidos de bayeta que abrían por el cerro a los pescados para extraerles de un solo tirón las entrañas. ¡Qué fuerza y qué seguridad en los cuchillos!... Seña Atanasia, con lo menos experto de la tripulación, se había encargado de la faena de salar cuidadosamente e ir apilando «en carreras» las numerosas víctimas que, como si fuera una gran fosa, iba tragándose la bodega de La Providencia.

A la puesta de sol tenían a bordo más de cuarenta quintales de pescado.

En igualforma, y con idéntica fortuna, continuaron trabajando al día siguiente. El patrón Leandro y casi todos los tripulantes se habían separado buen trecho de La Providencia, para fondear las lanchas en un paraje muy célebre tanto por la abundancia como por la calidad del pescado. Todo estaba en calma.

En el espacio solo se oía la voz del perro, que ladraba monótonamente, protestando

de que lo hubiesen dejado en la triste compañía de seña Atanasia...

—¡Leven las potalas y a bogar con rabia! —dijo de pronto el patrón, mirando hacia el poniente. No me gustan esos rebojos; el tiempo ha cambiado. Jallo que se nos viene encima un vendaval.

Había que creer ciegamente en las palabras del patrón. Su experiencia de cuarenta años le daba en las opiniones una seguridad matemática. ¡«A bogar todo Cristo!, ¡A bogar, que La Providencia puede romper las amarras!».

Efectivamente, el tiempo había cambiado. Las aguas del mar, antes relucientes como una superficie de intento pulimentada para que el sol contemplase su cara de fuego, tenían en aquel instante el aspecto de las tempestades. Del poniente venían intensas ráfagas de viento que hacían estremecer el océano como si sobre su cristal corrieran fantasmas invisibles. Los tonos delicados de las dos inmensidades habían desaparecido. Arriba se agitaban las primeras nubes de toda revolución celeste; las avanzadas de los dos ejércitos que se congregan a la voz del trueno, pelean armados del rayo y firman las paces enviando a la tierra la savia de la vida, el talismán de los campos. Abajo, el verde transparente, purísimo, de las telas de Levante, se había convertido en verde oliva oscuro y las olas comenzaban a encresparse furiosas...

!
Felipe Juan De Villa Jose Ramon Cabrera Medina Pedro Guillermo Sosa Montserrat

Juegos malabares

Desde su casa había la misma distancia a la montaña que al mar. Él recorría a diario el camino que le separaba de ambos lugares pues montaña y mar eran parte intrínseca de su vida.

Su comienzo del día era tomar el sendero más cercano a la valla de la casa y subir una empinada cuesta hasta llegar a una fuente natural donde reponía fuerzas. Después de un breve descanso terminaba el recorrido llegando a la cumbre de la pequeña montaña donde la vista le quitaba la respiración, aunque también influían la falta de aire y el ahogo por el esfuerzo de la subida. Cuando recuperaba el resuello, contemplaba el panorama marítimo que se extendía ante sus ojos.

Pasaba parte de la mañana en la cumbre para después bajar a un ritmo más rápido hasta la orilla del mar que había contemplado desde arriba.

Sesteaba entre las rocas, si bien el ronroneo continuo del mar chocando le impedía alcanzar un sueño profundo. De su mochila sobresalía un libro y dejaba sobre una piedra un cuaderno y unos lápices que siempre usaba para dibujar. Algunas veces, cuando despertaba de ese letargo, el agua había empapado su cuaderno y los colores de su dibujo habían formado claros y divertidos fondos mezclados.

Un día decidió cambiar su rutina y, temprano por la mañana, se dirigió al mar en lugar de a la montaña. También cambió los colores y el cuaderno por una caña, y desde que despuntó el sol se plantó en la orilla dispuesto a pescar deseando que algún

incauto pez picase el anzuelo.

Nada de lo planeado ocurrió. Mientras la caña se mecía en el agua y él apuraba el tiempo entremezclando colores en su cuaderno, a lo lejos distinguió una figura negra que se acercaba con movimientos lentos sobre el mar. No distinguía muy bien qué era aquello y esperó a que se acercara. Según se aproximaba, su aspecto se asemejaba al de una silueta humana y, aunque eso parecía a sus ojos, resultaba irreal que un ser humano caminase sobre las aguas.

Una fina lluvia comenzó de pronto y una especie de neblina le tapó el horizonte. La figura por fin se reveló del todo humana.

Vestida de negro y siempre sonriendo, comenzó a hacer juegos malabares para él. Era sorprendente la visión —estoy soñando, se decía— de aquella persona actuando ante sus ojos, sólo él como público, sin otro afán más que el de sorprenderle.

Del bolsillo sacó un corazón y lo lanzó para que él lo cogiera, aunque terminó flotando en el agua por la distancia que les separaba.

En algún momento se dio cuenta de que la figura se iba alejando, que dejaba de llover y que el horizonte entre mar y cielo refulgía con su luz matutina.

Anonadado se quedó durante largos minutos y salió de su ensimismamiento cuando la caña comenzó a moverse. Parecía que algún distraído pez había picado. Al tirar de ella lo único que sacó fue un corazón blanco desinflado.

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El mar no es una fuente inagotable de recursos y se empieza a notar. El 52% de los recursos globales pesqueros están plenamente explotados, el 16% están sobreexplotados y el 7%, agotados, según datos de la FAO.

El mar no es una fuente inagotable de recursos y se empieza a notar. El 52% de los recursos globales pesqueros están plenamente explotados, el 16% están sobreexplotados y el 7%, agotados, según datos de la FAO.

El problema de la sobreexplotación pesquera reside en la inexistencia de pronósticos realistas durante décadas. Como ejemplo ilustrativo, en 1866, Thomas Henry Huxley, biólogo británico y defensor acérrimo de las teorías darwinistas de la evolución, negó que las capturas pesqueras pudiesen tener un efecto apreciable sobre la abundancia de especies marinas. Huxley, como otros que le sucedieron, descartó el avance tecnológico como factor de riesgo en la explotación de nuestros mares. Pocos aventuraban que, tras aquellos barcos de vela decimonónicos, surgirían enormes buques como los que hoy esquilman los océanos. Hace más de cien años, la actual situación de las especies marinas era impensable. En la actualidad, la situación de los mares de hace 150 años parece irrepetible.

El aumento incontrolado de la población mundial es responsable, en parte, de este agotamiento de los mares. El número de capturas de especies marinas ha crecido con el número de habitantes del planeta. Desde los años 60, la población mundial ha crecido más del doble, de 3.000 millones a casi 7.000, y esta situación repercute en la explotación de los recursos que tenemos a nuestro alcance. Si en los ’60 el número de capturas pesqueras representaba unos cuarenta millones de toneladas anuales, esta cifra se ha transformado en 120 millones en la actualidad.

A diferencia del número de capturas, la población de las especies marinas no aumenta con el paso de los años. Las poblaciones de peces de consumo cada vez son menores por la proliferación descontrolada de los arrastreros modernos. Cada vez hay más barcos y menos peces. Con sentido común, se puede afirmar que no hay

futuro en un modelo en el cual sólo el 20% de las especies son explotadas con moderación. Ni hay futuro en un modelo en el cual un tercio de las capturas son devueltas al mar, en su mayor número muertas.

Los medios de captura son ineficaces porque aniquilan especies no demandadas y especímenes que no han llegado a su tamaño adulto. Además, la pesca con pesos, plomadas y redes de fondo puede devastar hábitats marinos, como ya está ocurriendo en el Atlántico Norte, y caladeros, como el situado frente a las costas del Sáhara Occidental. El empleo de la acuicultura, es decir, la cría de especies en piscinas para su consumo, mejora ligeramente la situación, pero no la soluciona.

El ejemplo más mediático de la sobreexplotación está protagonizado por el atún rojo. Numerosas organizaciones, como WWF Adena, han denunciado la “alarmante tendencia” al colapso comercial y ecológico de esta especie mediterránea y atlántica destinada, en su mayor parte, a la elaboración de sushi. Se ha demostrado científicamente que si no cambia la situación, el atún rojo está condenado a la extinción; sin embargo, y ante todo pronóstico, los Estados presentes en la última reunión de CITES (Convención del Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) rehusaron la posibilidad de añadir al atún rojo en la lista de especies protegidas. Japón, nación importadora del 80% del atún capturado, ejerció de lobby y convenció uno a uno a los países firmantes de la convención. Ante estas decisiones, de poco sirve el conocimiento de la situación. El atún rojo no es la primera especie propuesta como animal protegido de capturas. Sin ir más lejos, en el último mes, la anchoa del Cantábrico ha vuelto a los mercados de todo el mundo después de cinco años de veda. Ante el peligro de extinción de este preciado pescado, las autoridades internacionales prohibieron su pesca durante un lustro.

El control de las capturas o la prohibición de pesca de determinados pescados parece ser el único remedio efectivo para salvar los mares del agotamiento. Pero si el modelo pesquero actual no es rediseñado en su totalidad, estas medidas preventivas sólo serán parches temporales a un problema del que somos responsables.

Ucrania, una nueva guerra en la vieja Europa.

La guerra es la decisión más cobarde que toman inútiles gobernantes. El 24 de febrero de 2022, el mundo despertó con un nuevo conflicto en Ucrania. Rusia comienza la invasión y guerra del país vecino y hermano. Muchas veces los grandes titulares de la guerra en Ucrania, no reflejan la terrible dimensión de las historias sobre el terreno, en zonas donde la catástrofe humanitaria se repite día tras día, constantemente bajo el terror de los bombardeos, los combates y la pérdida.

El terror que se siente bajo las bombas, la destrucción y conviviendo con la muerte, no se supera nunca. Algunos seres humanos que llevan décadas sufriendo esta injusticia en otros lugares, algunos los recorrí con mi cámara, me dieron lecciones de vida. Pero parece que finalmente la guerra es política, propaganda, opinólogos de sofá a miles de kilómetros dando lecciones de moral y en medio personas que sufren, ¡Esto es terrible! La realidad es la de esta pareja de ancianos heridos en Mykolaiv, Ucrania, tras sentir el horror del impacto de varios misiles rusos de madrugada frente a su edificio, salvaron la vida por suerte, regresan a su casa totalmente destruida tambien en el interior por el efecto de la onda expansiva,

ahora con las ventanas tapiadas con simples maderas, vivirán como puedan hasta que consigan rehabilitar su hogar, contemplando su vecindario bombardeado, siendo muy conscientes que en la noche volverán a caer las bombas sobre su ciudad al sur del país.

Si en otra guerra me marco el sufrimiento y la muerte de tantas niñas y niños, en esta el devastador impacto me lo transmitieron las abuelas y abuelos, que en el final de sus vidas se ven atrapados en una nueva guerra en la vieja Europa, que parece no haber aprendido de sus heridas, que dieron paso a los Derechos Humanos para evitar nuevas guerras. Algunas de estas personas se ven obligadas a huir a miles de kilómetros dejando su tierra. Otros muchos no tienen donde ir o no desean dejar su hogar, se ven solos, sin recursos, sin familia, sobreviven gracias a equipos de voluntarios que les traen comida o agua, especialmente en las ciudades en primera linea de combate bajo la amenaza del avance del Ejército ruso, asumen su destino, se cual sea. En esta guerra en Ucrania están muriendo muchas personas y no lo estamos viendo, para poder entender las terribles dimensiones que tiene, que nuevamente seres humanos se maten entre sí.

Ucrania, una nueva guerra en la vieja Europa.

La hija de Benjamín Button

Se miró atentamente en el espejo con la caja de maquillajes abierta sobre el borde del lavabo. Como decía su mejor amiga, “¡no voy a arreglarme, voy a ver si tengo arreglo!”

Algo tendría que hacer para colarse en el local de moda, desde luego. Ni por asomo permitiría que la parasen otra vez en la puerta por no tener la edad adecuada. Afortunadamente, la industria cosmética había avanzado horrores en los últimos tiempos y disponía de todo tipo de afeites, cremas e instrumental. Enfocó su rostro terso, con un levísimo vello dorado sobre las mejillas. ¡Qué espanto! Poco a poco las sombras de su piel, aquellas que le hicieron merecedora del título de miss Cáscara manchada, habían ido desapareciendo. Los atractivos lunares, las pecas desperdigadas sobre su nariz, el tono amarillo que tanto deseo había generado en los hombres, no eran más que un recuerdo.

¡Malditas hormonas! Casi pegó la nariz al reflejo de azogue para concentrarse en los ojos. Hundiendo los dedos en la encarnadura de las mejillas provocó una marea de arruguillas en todo el contorno. Qué hermosura. Qué imagen dulce y apacible. Armada de una pequeña brocha, esparció con generosidad un maquillaje espeso de color ocre que al secar, dejó sobre sus facciones un paisaje cuarteado, como de crisis hídrica galopante. Apenas dejaba escapar el brillo de los ojos hundidos, que ahora parecían diminutos. Sonrió satisfecha. Siguió la atenta revisión de su deteriorado físico. Con el pelo poco podría hacer. El anuncio de la fiesta le había llegado pocas horas antes y no había modo de alcanzar a tiempo el salón de belleza. Tendría que encargarse ella misma. ¡Y vaya pinta, con esas hebras negras oscureciendo su nívea melena! Su cabellera había sido siempre la envidia de sus amigas, ligera como el ala de una mariposa y de un blanco marfileño. Pero ahora, la edad amenazaba con volverlo azabache, como había sucedido a todos los miembros de su familia al alcanzar la inevitable juventud.

Carente de más recursos, decidió calarse hasta las orejas un coqueto sombrerito. O una boina. Lo cual, por otra parte, afectaría al resto del atuendo, claro. Sobre la cama descansaba una montaña informe de batitas flo-

readas, blusas con lazo y amplios pantalones en elegantes tonos oscuros. Pero ningún conjunto parecía llenarla hoy. ¿Llenarla? ¡Nunca mejor dicho! A pesar de su estricta dieta de carbohidratos, grasas y azúcares y de su intencionado y voluntarioso sedentarismo, últimamente le costaba un triunfo mantener sus redondeces, su fabulosa colección de michelines cálidos y acogedores.

¿Y qué decir de pechos y nalgas de impensable turgencia, violentamente atacados por la ley anti—gravedad? Se miró el trasero a través del espejo y se dijo a sí misma que en breve tendría que recurrir a sistemas push—down, como las jóvenes. Decidió acabar cuanto antes. Se acorazó tras unas medias tupidas y un vestido de manga larga que ocultaban el fulgor de su piel; varias capas de ropa añadieron el volumen necesario para resultar mínimamente atractiva a los ojos masculinos. Y una gorrita de crochet ocultó aquellas horribles raíces oscuras. Mientras salía de casa, repasó los objetivos de la noche. El primero, por supuesto, lograr entrar en la discoteca sin que el portero la detuviera para pedirle la documentación. Después, evitar que su conversación denotara la ausencia de conocimientos, informaciones, experiencias y fluidez verbal propia de edades más tempranas. Y finalmente, encontrar a un buen hombre, todavía viejo, que le dedicara horas a los prolegómenos sexuales y cuya vista, aún sin agudizar, no detectara sus vergonzantes, odiosamente juveniles cincuenta años.

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El islote de las Cruces

Nadie sabe la soledad y el frío tan grande que hace de noche en el islote de las Cruces. Si la gente lo supiera no dejaría allí a los pobres perros solos en el Varadero. Desde que los animales adivinaban que llegaba la oscuridad de la noche los pobrecitos comenzaban a llorar ladrando, porque sabían que una pena extraña y un viento húmedo los postraría sin remedio contra las negras rocas hasta que el alba los despertase para devolverles el alma. Por eso Niño Rodolfo se fue allí, con la esperanza de calmar aquel malvivir y desenredar la madeja oscura que él traía en su corazón. Deseaba fijar un cable tenso e imaginario de cordura que fuera del Varadero al Morro de la Elvira y de allí a un punto equidistante en el horizonte de su destino, donde se encontraba su felicidad. Pero aquella operación angular, propia de un ejercicio de geometría, era imposible de tensar y esto le doblegaba el alma, sumergiéndolo en el océano de un marasmo del que cada vez era más complicado salir.

No buscó a ningún Caronte que lo acompañara en este viaje a ninguna parte. Un día se subió solo en una chalana con la maleta de la ropa, una caja con papeles y dos cestas con víveres. En

cierto sentido tenía la esperanza de convertirse en una especie de ermitaño en el interior de una pequeña cueva que la marinería sólo usaba en el islote para protegerse de los días de lluvia o cuando el viento arreciaba. Cuando llegó a la cueva todavía guardaba algo de tino. La baldeó con agua limpia de la marea y formó un suelo con arena y tierra colorada apelmazada que trajo de la orilla. Se fabricó una cama con algunas tablas y los restos de una vela. Colgó una cortina hecha con trozos de sogas y boyas viejas que dieron a aquel emplazamiento el aspecto ceniciento de la guarida de alguien que hubiese llegado a cualquier islote tras un trágico naufragio.

Allí hizo lo que jamás hubiese imaginado en su vida que haría. Escribió un sinfín de cartas de amor que nunca serían entregadas, aunque en el fondo albergaba la esperanza de que ella algún día las leyera y que de él se enamorara. Las doblaba una y otra vez hasta convertirlas en un amasijo diminuto en forma de cilindro que escondía en cualquier rendija de la cueva, cuidando siempre que las misivas no quedaran cerca de la llama de las velas. El paso de los días hizo que la cueva se fuera tapizando

poco a poco de aquellos canutillos que apretaba hasta casi esconderlos por completo en las grietas y oquedades de las paredes de su nuevo aposento. En ellas le declaraba un amor imposible, totémico, tormentoso e inmenso, que fue torciéndose en medio de graves disquisiciones filosóficas hasta convertirse en desvaríos de un auténtico lunático. Las escribía con una letra diminuta y enfermiza que se transformó en una caligrafía garabática de complicada traducción y que apenas permitía entender la prosa obsesiva y obtusa. Se perdía en cábalas y mortificaciones amorosas que no llevaban a ningún lado, en forma de círculos concéntricos que acaban siempre en alabanzas, pedanterías y cursilerías de cualquier joven enamorado.

Cuando en medio de aquellos momentos de complicada escritura era incapaz de encontrar el verbo adecuado o la palabra precisa que describiera su angustia y su tormento, salía de la cueva en calzoncillos sin importarle los ladridos lastimeros de los perros o la frialdad húmeda de la brisa fuerte del alisio recio que casi le cortaba la respiración. Y lanzaba un gran grito al aire, como si alguien lo estuviera matando. No hay verbo exacto que testimonie aquel sufrimiento suyo del alma cuando no encuentra el dardo y la

sonoridad buscada en el interior de las palabras.

Aquel largo y hondo esperrido era un verdadero momento de respiro para él, con el que liberaba todo lo que llevaba guardado dentro, aunque en medio de aquella intemperie estuviera expuesto a coger una pulmonía. El resto de las horas y de los días era una existencia agónica, caótica y asfixiante. Tras la escapada al Morro y la esclavitud de la escritura, esperaba con alegría poder sentir aquel cortante beso marítimo del Atlántico, mientras clareaba en el horizonte la primera línea amarilla de la luz del alba. Coincidiendo con la llegada de los botes, anunciados por las centellas rojas de los cigarros de los carpinteros y los calafates sobre la ancha bahía negra de Porto Naos, él entraba en la cueva y se acostaba, rendido por los trabajos que le ordenaba el alma durante la noche. En aquellos momentos sólo deseaba calmar aquel amor que lo traía por el camino de la amargura. Así fue pasando aquel tiempo nuevo, mientras Niño Rodolfo esperaba una señal o un aviso de algún dios de los días olvidados que le indicase qué hacer o cuándo debía determinar la resolución de este episodio doliente que lo tenía en tan lastimoso estado. Pero esa noticia nunca llegaba. Se dilataba.

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Hablar bien

Últimamente me ha dado por hablar extraño. Hablo tan bien que a veces incluso yo mismo me creo. Todo empezó de repente, quizá caminando por la calle. “No obstante...”, me dije, y me quedé un rato en silencio, como tratando de auscultar los ecos de tan inusual locución adverbial, de cuyo concepto predecesor nada recuerdo. No es de extrañar, pues ¿acaso no estamos siempre dudando? La verdad es que da gusto escucharme. Estoy pensando en meterme a tertuliano de televisión, o mejor aún a político. En el bar les dejo a todos pasmados. Tendríais que ver la cara de asombro y admiración que sucede a cada uno de mis discursos. “Para empezar...”, empiezo, y a partir de ahí prosigo con mi infinito catálogo de palabras cultas y refinadas, entroncadas aquí y allá con recursos léxicos marginales, casi en desuso, en ocasiones fronterizos con respecto a lo que la Real Academia considera el buen hablar. “Por ende...”, concluyo, y a menudo lo corono con una cita, para regocijo de los paladares más exigentes. Sería vanagloria ahondar pormenorizadamente en la admiración y la envidia provenientes de mis compañeros de barra, tan solo matizar que no me es extraño obtener como recompensa miradas suspicaces y silencios incómodos, prueba inequívoca de mi superioridad. Me insisten en que escriba, pero yo estimo que eso es cosa de pedantes sin talento con recursos limitados. Es, cuando menos, un hábito sospechoso. ¿Qué es lo que pretenden esos pseudointelectualillos? ¿Qué tratan de demostrar? Pero sobre todo: ¿por qué le dan tanto valor a sus palabras? ¿No es el hecho de escribir un testamento? ¿No es en sí una confesión desesperada de la propia mediocridad? En fin, las preguntas retóricas siempre funcionan.

Pero volvamos a mí. Nos hemos ido por las ramas. La única manera de entender algo en su totalidad es siguiendo el rastro del pasado. Mas la memoria, ay, la memoria es una falacia. Cuantas veces no hube deseado deshacerme de ella y renacer

como yo mismo, lejos de su infame y sucio reflejo sobre la pared de una cueva. Tantas veces lo deseé que un día, cuando menos lo esperaba, sucedió. No fue como lo había imaginado pero sucedió, y, como ya dije, de súbito empecé a hablar bien. A partir de ahí, esta habilidad, este talento, este don casi inesperado y muy poco común no ha hecho sino ir en aumento. Una tergiversación transversal de la realidad, hasta entonces parapetada entre los lindes de lo mundano, terminó por hacerse patente, se fraguó y solidificó, reivindicó un estatus único y propio para terminar haciendo mella con una ruptura iniciatica de dimensiones bíblicas que cerca estuvo de barrer la cuarta dimensión. El camino estaba lleno de cadáveres. Para empezar, los conceptos se amontonaban los unos encima de los otros en sendas veredas. Un puñado de sofismas eran de lo poco que parecían conservar algo de vida. Si es que a eso se le podía llamar vida. Se movían agonizantes, se arrastraban por el suelo en busca de un poco de asistencia que yo mismo proporcioné de buen grado. Pero sobre todo los axiomas ¿Donde estaban los axiomas? No había sobrevivido uno solo. Hay que decirlo: a punto estuve e sucumbir, de ceder, de caer en los estériles abismos del horror y la locura. La percepción cuántica simultanea del léxico con sus infinitas combinaciones no es algo fácil de digerir. Una transición alegórica de la realidad parecía lo más pertinente y es lo que sucedió. Pensamientos equidistantes, siempre en equilibrio, me impidieron en ese momento, afortunadamente para mí, advertir la supina alteración del campo psicosomático. Eso es algo que vendría después, con el desconcierto, con la noción bilateral del vacío todo. Y esa suerte de casualidad con tintes de sino, esa afortunada reverberación, fue lo que me salvó de la inercia fatal y por ende de la funesta marcha a los confines septentrionales de la propia esclavitud. Como ya dije, eso no fue lo que pasó. No obstante aquí estoy, vivíto y coleando.

Línea de fuga

Sigiloso, mientras ríen voy girando sobre mí abriendo a cada paso todas sus celdas. Algunas, pálidas y sobrecogidas, se quedan allí mismo esperando una voz que las devuelva al orden. Otras, toman la mano tendida del viento y salen por la ventana despeinadas y felices.

Un certero ejercicio de estiramiento y cruzo la superficie virgen sembrando una dicotomía infinita. Dejo una herida limpia. Un corte nítido que no se acaba en la frontera de aquella piel blanca y fría. Con trayectoria ascendente, atravieso el aire espeso y la luz cansada rumbo al horizonte. Soy un láser negro que traspasa el cristal dejando un orificio quirúrgico. Sobrevuelo ciudades, campos, caminos y miles de pajarillos descansan en la estela de mi trazo. Huyendo de los números, espero palabras. Decepcionado con su formalismo obsesivo, aguardo un alma libre de formas y la caricia del carboncillo. Quiero ser contorno difuminado, medio curva, medio sombra. Sensual y esquivo. Cadera, pecho, nalga, melena o sonrisa. Pero otra vez me encarcelan entre rectas y,

de nuevo, solo pienso en escapar. De perfil, camuflado en la oscuridad silenciosa del estudio, logro llegar al borde del acantilado. Cierro los ojos, tomo carrera y salto al vacío. Suspendido, avanzo linealmente ajeno a todo hasta que me enredo en una trama de notas, claves y silencios. Desnudas, con el pelo suelto, disfrutan saltando entre las crestas de las olas y bailando en el silbo del viento. Me abandono al sueño mortal e indoloro de la belleza.

Y en medio de este concierto libertino, horrorizado, tomo consciencia de mi naturaleza rectilínea. Toda una vida huyendo de la amenaza punzante de un bolígrafo, de la docilidad gregaria de números y letras, de la ductilidad hipócrita de los trazos apolíneos y de la cárcel del pentagrama. No quiero ser línea, ni barrote ni cuerda.

Me araño la cara y vuelvo a huir de mí, rumbo al firmamento. Rumbo al abismo. Rompo conmigo mismo. Me pongo de frente y me convierto en un punto. Me suelto y caigo al suelo. Nadie me vio. Ahora sí soy libre.

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IVAN

Al bajar a la sala Aljibe, ¿qué vamos a encontrar en la exposición Fake?

Desde tiempos inmemoriales los diferentes conjuntos de poderes políticos, culturales, económicos, religiosos e ideológicos, a los que se suman hoy también los mediáticos, nos han fabricado “verdades” y/o “mentiras” a medida. Fake es un microcosmos crítico, incluso cínico, que pretende, utópico de mí, liberarnos de esas factorías de la anestesia cultural. Por ello, una de las claves que atraviesa toda la exposición es la idea de atrevernos a quitar los envoltorios de las cosas. En el Aljibe nos encontraremos con ilustraciones, vídeo—instalación y pintura que configuran un crítico alegato a la disidencia, como forma de superar la postverdad.

¿Qué importancia tiene el pensamiento filosófico en este proyecto expositivo?

Diría que tiene toda la importancia. El microcosmos que mencionaba antes está construido con la herramienta artística y la filosófica. Arte y filosofía son dos ámbitos indisociables para mí. Concibo el arte como un laboratorio de activación política y la filosofía me otorga un abanico crítico y un fundamento esencial a la hora de afrontar el proceso creativo. La exposición pretende rescatar, en tiempos de posverdad, la célebre cita de Kant: sapere aude, 'atrévete a pensar'. Esto puede parecer obvio, pero pensar o razonar es un acto disidente que actualmente no interesa.

32333435363738 G u i l l e r m o C e r v e r a J o r g e I s a a c M e d i n a C a r m e n M e d i n a H u g o H e a l y M a i c a L u i s C a r l o s C a n t ó n M
N i e v e s C á c e r e s GRACIAS A LA COLABORACIÓN DE: " # $ ! !
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GUILLERMO CERVERA

“SIN TÍTULO”

Battery Park , Nueva York, huracán Sandy, 2012

Einstein, en su Teoría de la Relatividad, afirma que la medida del espacio y del tiempo, en la gravedad, no es independiente del observador que lo mide. El amor y el odio se asemejan, no importa su magnitud ni gravedad, pero sí del observador que lo siente. Pero, en realidad, fue Newton quien descubrió la gravedad cuando le cayó en la cabeza la manzana de un árbol.

Como la vida misma.

JORGE ISAAC MEDINA

“PESCADOR

CON MARLIN”(

“Mi decisión fue ir a buscarlo, más allá de toda la gente en el mundo.”. El viejo y el mar. E. Hemingway

CARMEN MEDINA

“LAS ESCAMAS DE MI ALMA”

Según algunas leyendas, el mar es la morada de todo lo que hemos perdido, de todo lo que no hemos tenido, de los deseos frustrados, de los dolores, de las lágrimas que hemos derramado. (Osho) Me gusta sentir como el contacto con las olas del mar mudan la piel de mi alma.

HUGO HEALY

“SALINAS DE JANUBIO”La sal y la vida.

MAICA LUIS

“POR UN MAR SIN PLÁSTICOS” COLLAGE

Sin el MAR no hay vida... y poco a poco lo estamos envenenando con toneladas de plásticos.

POR UN MAR LIBRE DE PLÁSTICOS

CARLOS CANTÓN DE CELIS

“EL RISCO”

Amanece en la costa norte de Lanzarote, desde el Risco de Famara, asomado al océano Atlántico contemplo el archipiélago “Chinijo” los Islotes dicen por aquí, La Graciosa, Alegranza, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste.

M. NIEVES CÁCERES

daños antes de arrancar su pena con mis dientes le herí sus daños al ahuyentar su memoria del mar

aún tambaleándose frente al camino – en llanto súbito –se rindió a mi abismo

pero del horizonte nos pudo ¡su azul dañino!

isla de hielo I de los peñascos que la humanidad arrastra se desprende una isla de hielo que a la deriva navega buscando suelos de argamasa que le impidan riscarse

II hay un hombre con hombro dislocado con hambre agazapado entre las dunas a la espera del viento que barrunta esperanzas donde los miedos se congelan

III nutrirse de sedimentos eclipsando pesares es el sueño que alimenta su corazón de agua cuando tiembla sin desmenuzar al aire (el dolor) entre sus dedos

donde el ocaso a los abuelos entre la tierra y la sal que conforman mi isla de la infancia no hay jeito que valga que el pescao y la jaira si hablo jable arrastro jambre: ¡jairita, jairita! ¡ja peje, ja peje! caen rocíos donde el ocaso despunta y la isla duerme sin mí más allá del mar el cielo llora una niña y su padre en un barco se convierte meciendo su llanto mientras sobrevolamos el cielo de Bagdad

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