Revista Marvin 90 : : Aniversario Vol. 1

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J u a n S o n L a B a r r a n c a P o r t e r U ltrasón i c as Mermaid Sashimi

El Fluir

Fractal / 2005

Atemahawke 3erPiso / 2007

Universal / 2009

Oh sí, más más Discos termita / 2001

Desde el título, Mermaid Sashimi refleja el mundo de fantasía donde Juan Son habita, un lugar donde no es necesario ser rockero y el pop es canalizado por arreglos barrocos, ensoñadores y marítimos. Juan Son no siente pena al decir que en realidad quería ser actor de novelas, cantar como Thalía, Mecano, This Mortal Coil y Saúl Hernández a la vez, y sólo a sabiendas de eso nos atrevemos a llamarle un nostálgico de vanguardia.

El fluir cuenta con una de las alineaciones más prodigiosas y contundentes en la historia del rock nacional, y fue grabado como los grandes solían hacer: en vivo y sin abusos tecnológicos. El resultado es uno de los discos mexicanos más finos y elegantes de la década, ahí están canciones entrañables como "Una tarde en la vida", los homenajes a Hendrix en la rola homónima y a Toña "La Negra" en "Zafiro", coqueteos con King Crimson en "Río", así como imágenes poéticas muy vividas en "El Fluir" o "Usumacinta".

Después de escuchar este disco nos aventuramos a decir que de no haberse separado, Porter sería la banda que hoy competiría con Zoé en cuanto a popularidad se refiere. Atemahawke es hábitat de elfos, mal viajes de ácido, fantasmas gatunos, cuervos, perros aztecas y un vaquero interestelar. El carisma y la voz de Juan Son pesan mucho en la banda, pero los arreglos e interpretaciones de cada músico son de primer nivel. Porter supo hacer un disco donde las referencias a Café Tacvba o Caifanes no tenían porqué estar peleadas con Air, Sigur Rós o Björk.

i . m . s .

natalia lafourcade

Q u i e r o C l u b V i c e n t e G ay o

Méjico Máxico Noise Lab / 2006

Cual auténtico héroe de película, Camilo Lara no estaba buscando la gloria. Un día se sentó a jugar con algunos de los aparatos en su estudio. Sampleos, efectos y deliciosas referencias al chachachá y el latin groove conforman su gloriosa ópera prima. Aunque su traducción en vivo resultó desastrosa al principio, con el tiempo el IMS se consolidó como una de las instituciones más sólidas de la electrónica ante los ojos del mundo.

Hu Hu Hu

Sony / 2009

Quizá Natalia no sea la mujer más rockera de México, pero Hu Hu Hu demostró que esta capitalina ha madurado su sonido para encontrar la plenitud en sus composiciones, sin duda de las más transparentes de la escena nacional. Tan sencillo y sin pretensiones como la expresión que titula el disco, Lafourcade se alió con Emmanuel del Real, Marco Moreno y Ernesto García en la producción para lanzar un álbum con trece “cursis melodías” más inteligentes de lo que podrían aparentar, con ciertos dejos de inocencia que sólo lo hacen más atractivo.

Wof

Happy Fi / 2007

Es muy probable que los de Quiero Club se hayan conocido en una tienda vintage en Monterrey. Algunos sabían tocar y otros no tanto, pero su disparidad de gustos y personalidades sacaron chispazos fluorescentes cuando entre caguamas, cabrito y botas vaqueras, escupieron un pastiche espeso, con referencias a todo lo que un Top Ten retratado con una Holga destila. Hijos de la parabólica, los raves tachosos y las hamburguesas con extra queso, los Quiero Club aterrizaron un sencillo instantáneo y pegajoso: "No Coke" lleva por nombre.

K i n k y N o r t e c San Pascualito Rey Kinky

Sony BMG / 2001

Tijuana Sessions Vol. 1 EMI / 2001

Para anticipar que la década venía cargada de infusiones eclécticas, Kinky debutó con un álbum donde la yuxtaposición de rock, samba, dance, electro, funk y techno era coherente y altamente divertida. Hijos putativos de la avanzada regia, estos norteños supieron dar sabor y personalidad a rolas ya clásicas para el revén como "Ejercicio #16", "Cornman" y "Soun Tha Mi Primer Amor". Después de una batalla legal, Kinky mantiene su nombre y hoy sus rolas suenan en videojuegos, series de TV, películas y comerciales.

Desde hace más de diez años Tijuana está que arde, y no precisamente por sus retrocargas, sino por la cantidad de talento que su pintoresco ambiente propicia. Nortec comenzó como un colectivo, pero terminó como un sonido en sí mismo, con una estética novel que simboliza a la perfección cómo se siente vivir en la frontera, ese lugar donde el techno y la tambora pueden amalgamarse para detonar bailes inéditos. Samplearon música de banda y norteña, la procesaron con perillas análogas, y descubrieron cómo podría sonar la música en el nuevo milenio.

Sufro, Sufro, Sufro

Es difícil imaginar a Alejandro Marcovich como productor de un disco tan prosaico como este, tratando de convencer a tres chicas de meter una percusión por aquí o un efecto digital por allá. Cualquier banda le hubiera hecho caso al maestro, pero este disco venía con la suficiente mala leche y así debía salir: sucio, desfachatado, retador y cínico. Aunque en vivo eran un desastre, Jenny, Ali y Jessy tenían más cojones que casi todas las bandas de indie que hoy infestan la ciudad. Definitivamente, este álbum marcó un parteaguas entre lo que estaba permitido cantar si eres chica y te gusta el rock and roll más cutre.

Gayo

Independiente / 2009

No todos los rockeros olvidan sus juguetes cuando se topan con una guitarra eléctrica. Con una peculiar inventiva, los Vicente Gayo refrescaron la escena del rock mexicano a través del circuit bending, guitarras arrítmicas, disonancia, espasmos vocales y mucha actitud en el escenario. Después de tocar por todos lados, autofinanciaron este disco debut que es un corto circuito altamente bailable, y sirve como soundtrack para una pelea de gallos ataviada en chillantes colores new rave.

Z o é Rocanlover Sony / 2003

Intolerancia / 2003

Hace un tiempo era común que las bandas mexicanas escarbaran en las raíces para encontrar su identidad, y sin duda, SPR fue de las últimas en conseguirlo. Boleros de ultratumba, danzones sampleados, culto a la muerte, sintetizadores de arrabal futurista, cruda de aguardiente y voz de mariachi cósmico, son algunos elementos que conforman este dark guapachoso donde igual confluyen Corcobado y José Alfredo Jiménez. Por cierto, ¿alguien sabe a qué sabe el beso de muerto?

Para todas las bandas, el segundo disco es como un examen final de cálculo: la mayoría reprueban y abortan la misión. Pero a veces, quien se equivoca es el “maestro” y el caso de Zoé es ejemplar: su disquera no supo apreciarlos, pero un público bastante nutrido los coronó de manera apoteósica. Con sus letras pachecas y soñadoras, sus canciones hoy son verdaderos himnos generacionales, y Rocanlover es quizá el disco más influyente dentro de esa cosa rara que llaman indie rock.


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