Revista Exceso edición nº 173 abril 2004

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El comercio de cadáveres La verdad es más una corriente que parte de lo que se nos dice y que uno capta, aunque sea invisible, que la cosa que se nos dijo.

Marcel Proust

Edición N. 173 Abril 2004

Depósito Legal pp. 198902DF343 ISSN: 1315-5849 Miembro del Bloque de Prensa Venezolano y de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) DIRECTOR

Ben Anif Fihman hal f-xcesnlbeantv JEFE DE REDACCIÓN

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ASISTENTE DE EDICIÓN

N, odie-. Cardinal,

REDACCIÓN • a11111 ■ •1-, 11011 . .1

Daza falüu,

Euríili,..• I Á4leznia. \larsolair• Quintana. Carlos Flores DIRECTORA DE ARTE

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Embarcado en un destino de segunda categoría, José Vicente Rangel parecía en 1998, en el púlpito de su prédica televisiva, condenado a naufragar en un lento ocaso. El otrora rebelde parlamentario había transitado los senderos de la vida política con equívoca inteligencia, defendiendo los derechos humanos de la sanguinaria izquierda venezolana, abusando de cifras y cobrando dividendos de cruzado a favor de un liderazgo que lo empujó dos veces a ser candidato a una presidencia que jamás alcanzaría. Suerte de esfinge, el vice presidente esconde bajo su hierático rostro pocos misterios, pero innumerables secretos. Desde que accedió al poder como miembro de la comparsa del teniente coronel retirado Hugo Chávez Frías, ha extraído del baúl de los recuerdos del tribuno y columnista de antaño la apócrifa imagen de una democracia venezolana culpable de lesa humanidad. En su discurso actual, en el que la demagogia compite con la nigromancia, no ceja en orear los cadáveres de una vieja y cruenta batalla política cuyas bajas se contaron por decenas en ambos bandos. Un trágico episodio tardío en la Venezuela de la Guerra Fría —que con Cuba en el epicentro a partir de 1959 también tuvo el Mar Caribe por escenario— fue la muerte polémica y anacrónica de Jorge Rodríguez. Era dirigente de Liga Socialista, la asociación con aspiraciones de partido político cuyo "brazo armado", Organización Revolucionaria, había secuestrado en 1976 a William Frank Niehous, un infeliz businessman norteamericano. Atrás quedaban Puerto Cabello, Barcelona y Carúpano, los desembarcos desde La Habana de hombres y armamentos en las costas de la Tierra de Gracia y el asalto al tren del Encanto, las masacres de policías en las esquinas de Caracas y las guerrillas de El Bachiller. El traumatizado ejecutivo de la Owens Illinois sería liberado, por obra del azar, tres años después de que Jorge Rodríguez hubiera sido torturado hasta la muerte. A José Vicente Rangel le tocó reconocer el cadáver de Rodríguez. Y, ni corto ni perezoso, procedería a convertirlo en calculada bandera, imponiéndose a partir de entonces el deber de acompañar a los deudos del mártir de tan dudosa causa, cada 25 de julio, en el aniversario de su muerte. Entre aquellos figuraba su homónimo hijo, el psiquiatra Jorge Rodríguez, objeto de una intensa controversia en esta hora. Elegido como uno de los principales árbitros de las elecciones por venir y, sobre todo, del obstaculizado referendum presidencial, la prensa se ha ocupado —mientras los viejos líderes de la izquierda se pelean dándose golpes de pecho por Alberto Lovera— de evocar, travistiéndolo en personaje de teatro isabelino, el olvidado fantasma de su padre asesinado. La sombra protectora de José Vicente Rangel, uno de los personajes más detestados del régimen; la presumible sed de venganza personal, que disimularían unos educados ademanes, asimilada a la proclamada revancha histórica que ha enarbolado desde hace cinco años el caudillo de la revolución bolivariana y los rumores fundados de una negociación caprichosa de tecnología electoral en New York, ocasión en que el "rector principal" habría deslizado que la maquinaria para un plebiscito que no tendría lugar era innecesaria, permiten abrigar dudas más que razonables sobre la imparcialidad del aspirante a escritor Jorge Rodríguez.

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Inventario

NOTAS

6

^iBYucUL0 s A

Fernando Arrabal Historia de los vándalos

Materia prima De rápida ingestión 14

Consumanía Para todos los ocios

En la mira

Jorge Rod rígue D „

.1.

lulfhn Nahmeno

Caracas sube el telón 32

Locura Corriente Emilio Borberg Andersen sale de imprenta

16 El rector en el diván Pese a su condición de psiquiatra, el rector del Consejo Nacional Electoral, Jorge Rodríguez, incurre no pocas veces en lo que los psicoanalistas denominan actos fallidos que revelan su no muy institucional postura.

Deseo en Caracas •a piel de Vivian Jiménez

Algunos lo imaginan con una calavera en la mano recitando fragmentos de Shakespeare

413 Los cerebros de Sergio

20

Sergio Ruiz y su trazo a torcer

La fama antes que nada Estos cuatro músicos venezolanos se dieron a conocer en un documental sobre el underground criollo llamado Venezuela subterránea, y ahora andan fascinados con la idea de la notoriedad internacional. Sería otra clásica historia de éxito: de lo subterráneo al estrellato

341 Francisco Massiani llegó a viejo El autor del best seller unezolano Piedra de Mar cumple sesenta años y conserva intactos en la memoria —la propia y la de los amigos— esos años pubescentes que han sido la inspiración de casi toda su obra y su vida

40 Doña Bárbara en Catia Como la terrible criatura de Gallegos, Natalí Martínez Chirinos, cuya doncellez fuera vendida al mejor postor, terminaría por sacar provecho de cierto exceso de testosterona con un saldo abundante de sangre

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EXCESO AP1211




dos siglos presentó una súplica a la Convención Revolucionaria pidiendo la protección de las inscripciones romanas. Se refirió por vez primera al "vandalismo" como "al espíritu de destrucción que no respeta cosa alguna". El terrorismo es el vandalismo radicalizado por la virulencia fanática. Necesitamos devastar por motivos políticos o religiosos, fundamentales o fundamentalistas, pero siempre para " mejorar o cambiar al mundo dirigiéndole hacia un porvenir radiante". "Para Mayor Gloria de la Causa". Esta estupidez que con tanta cursilería y bestialidad practica Fidel Castro día y noche. Insensibles al ridículo nosotros, vándalos del Renacimiento, encalzonamos al Cristo de Miguel Angel con braghettoni a modo de taparrabos. Nos inspiró el púdico ejemplo de Ramses II que le puso paños a los desnudos, ¡calientes!, de las tumbas egipcias. En su día la mayoría ¿vitoreamos al faraón y a los inquisidores? ¡Que ya queman! También el señor Chavez, perdiendo la chaveta, pretende ser presidente democrático "vandalizando" a su país. Está amordazando la voz, el corazón y el voto de los venezolanos, que es el mayor monumento que tiene Venezuela. Con la mayoría de los venezolanos, los grandes artistas hoy se niegan corajudamente a esta "vandalización" del país. La voz y la firma de 3,4 millones de venezolanos no llega a los oídos del Presidente, protegidos por el tapón del CNE, pero la oímos en el mundo entero. El mandamasas Hugo, mandadero del infidel Fidel, "vandaliza" como aprendiz de déspota. ¡Viva Ve-

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nezuela Libre!

ABRIL 2004 EXCES O 7


Watt r a Fr

De Africa

vino

El paladar venezolano no los conocía y hay quienes todavía dudan al evaluar la etiqueta que da cuenta de una denominación de origen ubicada en el país de Nelson Mandela y J.M. Coetzee. En efecto, Suráfrica es uno de los principales produc-

Diplomacia

Si n ortografía

Cabía esperar la ofensiva omisión oficial en torno al fallecimiento de uno de los más importantes poetas venezolanos del siglo XX, Juan Sánchez Peláez, pero no la de la Cancillería, única institución del estado que publicó un obituario en el que la palabra aflige apareció escrita con jota, no precisamente un homenaje a la altura de un difunto obseso por la palabra. A menos, claro, que con la jota mal puesta intentara hacerse una alusión a la inicial de su nombre de pila.

tores de vino del Nuevo Mundo. El pasado 26 de diciembre tocó puerto un contenedor con mil 100 cajas de caldos provenientes de tan remotos viñedos. Las etiquetas, no obstan-

Afinidades electivas Michel Houellebecq y Fernando Arrabal —colaborador de esta revista— fueron como gemelos en la Universidad de Murcia, donde, sin ser filósofos, recibieron, respectivamente, los premios Schopenhauer y Wittgenstein. Los une, además, su pasión intelectual por el sexo. Arrabal, por cierto, estará de

te la novedad, empezaron a venderse

visita en Venezuela durante el Festival Internacional

con relativa fluidez, luego de que el aficionado

de Teatro de Caracas.

local comparase calidad y precio. Según informa Luis Vezga, uno de los jóvenes socios de la importadora, el mercado criollo cuenta con el Shyra y el Sauvignon Blanc Out of Africa y la línea Tribal, todos de la casa African Terroir. Primero la curiosidad, tan propia del gentilicio, luego la aceptación, han animado a los importadores a pedir un nuevo contenedor que debe estar llegando por estos días. La provisión africana está asegurada.

ciencia En la primera semana de marzo se llevaron a cabo las elecciones

Despedidos

para la nueva directiva de la Asociación para el Progreso de la Investigación de la UCV, Apiu. En tan académico terreno se desataron inesperadamente las pasiones políticas que no dejan a nadie en paz, hasta tal punto que el ministro de educación superior Héctor Navarro y entusiastas del "proceso", como los ex recto-

res Trino Alcídes Díaz y Luis Fuenmayor Toro, acudieron a las urnas. Se midieron dos planchas, y los ni-ni, como siempre, brillaron por su ausencia. Los resultados son quizás, un presagio:

contundente éxito de los adversos al gobierno.

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A la salida del edificio de Rctv hay una línea de taxis, muchos de cuyos choferes están identificados con gorras o chaquetas del canal. Se pensaría que se trata de un servicio que presta la empresa a sus visitantes, pero en realidad es una iniciativa de sus propios despedidos. Las reducciones de

personal han logrado que, desde hace dos años, antiguos

productores y operadores se asociaran para transformarse en "libres" del desempleo. Guardan la esperanza de un reenganche mientras mantienen una relación, así sea de proximidad geográfica, con sus antiguos trabajos.


Watu r 11Fr i rua Herencias

al viento

En busca de El Consejo Nacional de Promoción de In-

Pareciera que los herederos, en Venezuela. respetan lo que

versiones, Conapri presenta su más reciente

reciben sólo cuando es propiedad inmobiliaria, alguna pintura

publicación Creación

reconocida o hard cash. Basten tres ejemplos para poner a los

de empleo: opciones

que acumulan objetos a temblar. Luego de la trágica muerte del

para impulsar la ocu-

hijo de Uslar Pietri —Arturo Uslar Braun. escritor por tradición y

pación laboral en Ve-

melómano de vocación , su magnífica colección de CDs de los

nezuela. ¿Cómo crear

clásicos fueron vendidos a eso que han dado en llamar "precios

más y mejor trabajo?

solidarios". Cuando falleció Antonia Palacios, su biblioteca, que

¿Cuáles son las refor-

contenía primeras ediciones y ejemplares autografiados por

mas necesarias para

postinudos autores, fue puesta a la venta —entre los ejemplares

impulsar la ocupa-

que cambiaron de mano estaba, por ejemplo, la primera edición

ción laboral? Esta

de El falso cuaderno de Narciso Espejo, de Menenses, dedicado y

compilación de des-

firmado—, hasta que Fernán Frías se percató de lo que estaba

tacados especialistas

perdiendo en términos económicos y le puso punto final a la

en el área aporta soluciones al problema del

masacre. El último caso es el de la biblioteca de Hans Neuman,

desempleo. Una lectura adecuada para la

coleccionista de arte de primera línea. Después de elegir los

reflexión y la acción.

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OPCIONES PARA IMPULSAR LA OCUPACION LABORAL. EN VENEZUELA

ejemplares que salvarían para su uso privado. los herederos vendieron los muchos volúmenes restantes a Arnoldo Piñero Ochoa, uno de los libreros que le han dado justa fama a la alguna vez llamada Plaza España —que, para más señas, decorara un busto, ahora desaparecido, de don Miguel de Cervantes y Saavedra—, conocida hoy como "debajo del puente de la Fuerzas Armadas". Entre las cosas que algunos bibliómanos hallaran están: Arte de pájaros, firmado nada menos que por Pablo Neruda

Shapiro

icante El embajador de Estados Unidos, Charles Shapiro, gusta de la comida e América Latina;

y todos los artistas que colaboraron en la elaboración; A bestiary,

de la venezolana

una compilación de Richard Wilbur ilustrado por Alexander Calder

y, en especial, de

y autografiado por ambos; y ediciones princeps de Jacques Attali, Graham Greene y John lrving, sólo por mencionar algunos. No está de más sugerirle a los que hereden bibliotecas que no apre-

las preparaciones mexicanas. Parece ser que delira por el picante.

cian buscarse a algún bibliófilo que pueda, cuando menos, orientarlos sobre el valor de lo que venden como si no fuera más que letra muerta. Al menos podrían cambiarlo por buen dinero.

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anual Malaver, César Miguel Rondón y Nelson Bocaranda

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Oscar Quintero y Armando Scannone

inalmente, la gente de Exceso se decidió a celebrar las quince primaveras de la publicación por todo lo alto, lo suficientemente alto como para esquivar las aves agoreras que rondan sobre las cabezas de los venezolanos durante estos día duros y aprovechar el marco de tan inolvidable acontecimiento para otorgar los premios que algunos destilados ganaran en el Concurso Alambique de Oro y presentar la primera edición del libro, tal vez, el más importante de los varios que ha publicado esta empresa editorial, que entraña una selección de 24 semblanzas publicadas en la revista a lo largo de los tres lustros de existencia. Carne y hueso, Exceso en 24 semblanzas, es una bella edición a cargo de la Fundación para la Cultura Urbana, presidida por el muy estimado escritor Rafael Arráiz Lucca, que ostenta en su portada un sugestivo cuadro firmado por el post expresionista alemán Otto Dix, en el que aparece una célebre periodista de la época de entreguerra, Sylvia von Harden que, a juicio del editor fundador de Exceso, Ben Amí Fihman, sería en aquellos días algo así como el equivalente a lo que es Faitha Nahmens, redactora estelar y la de mayor antigüedad —por el Carla Tofano y León Klahr

Laura Otero, Oswaldo Valiera y Marianella Solazar

Carlos Oropeza, Claudia di Masi, Giovanni di Masi y Vladimir Vilorta 11-104'


it

tiempo, no por la edad— de la revista, para el periodismo local. La selección, a cargo del propio Fihman, que además firma un emotivo y confesional prólogo, incluye trabajos de Faitha Nahmens por supuesto, Milagros Socorro, Ewald Scharfenberg, Francesca Cordido, Armando Coll, Marcos Salas, Roger Santodomingo, Manuel Malaver, Ariel Gryner, Jacqueline Goldberg, Marsolaire Quintana y Evan Romero.

A la fiesta en la Quinta Monteverde, si no acudió le tout Caracas, es porque Caracas no es la de antes, pero no por ello la concurrencia fue escueta ni mucho menos deslucida. Por el contrario, el brindis sería honrado por no Prólogo y Selección

Ben Ami Fihman

FUNDACIÓN PARA LA CULTURA URBANA

111111

Sofía Imber, Wenceslao López y C—aresse Lansberg

Los galardonados del concurso Alambique de Oro

pocas personalidades públicas de primer orden, empezando por el líder de Proyecto Venezuela, Henrique Salas

Raschel Rodríguez de Benacerraf, Angela Oraá y Susana Zinng

Henrique Salas Rómer bien rodeado


Juan Pablo Muci, Rafael Arráiz y John Zubillaga

José Rafael Ballesteros y señora, Henrique Vargas

Rómer, que se haría acompañar por su nuera, la bellísima

María

Gabriela Sigala. También asistirían figuras del gremio periodístico, tanto

articulistas, como editores y empresarios de los medios, los prestigiosos anunciantes de la publicación, así como altos representantes de la banca, el sector hotelero y la industria. Se dejarían ver Marianella Salazar; César Miguel Rondón —que tuvo el esmero de escribir un

cálido texto de presentación del libro, así como de leerlo con su inigualable voz—; su esposa, la conocida productora de TV, Flor Alicia Anzola; Kico Bautista,

director de El Mundo; el ubicuo Nelson

Bocaranda; Sebastián de la Nuez; el ex canciller Simón Alberto Consalvi; el popular Bernard Chappard; el ex embajador Guido Groscoors;

el profesor

Antonio Pasquali; Alfredo Sánchez

Rodríguez, en compañía de la excelsa pianista Gabriela Montero; la

soprano

Elvia Sánchez;

el propietario del Hotel Tamanaco

Intercontinental, Elías Abilahoud; Silvana Natale, gerente de relaciones públicas del cinco estrellas; la siempre bella Caresse Lansberg; el gran poeta Rafael Cadenas; el legendario restaurateur Yuman Ley Valentina Marulanda y Alfredo Chacón

Maria Fernanda Bolados y Victor Moreno

Carla Tofano, León Klahr, César Miguel Rondón y Tenla 1111

Sarabl~


Kico Bautista. Angela Oraa y Herman Sifontes

Guido Groscoors y señora, Simón Alberto Ccinsilid y Antonio Pasquali

Wong; el excelentísimo embajador de Francia, Pierre Jean Vaandorne; la maravillosa Tania Sarabia; la fiel lectora y protagonista de Exceso Sofía Imber; Carla Tofano, que haría las veces de madrina en el momento de derramar el espumante sobre el libro bautizado; su esposo. el escritor Edmundo Bracho; el novelista Alberto Barrera. Andrés Cardinale. jefe de redacción de la revista Cocina y Vino; la diseñadora Ana Julia Thompson; Andrés Duarte y su esposa Laura Otero: el presidente de la Bolsa de Valores, Nelson Ortiz: Herman Sifontes, presidente de Econoinvest; los cronistas Angela Oraá y Roland Carreño: que entre otros celebrantes que completaban una suerte de muy exclusivo petit comité ampliado. Por supuesto. el anfitrión se dejaría ver junto a su esposa María Sol Pérez Schael, y su madre, Dora de Fihman. Durante un par de bien temperadas horas los privilegiados invitados pudieron sustraerse de las altas temperaturas de la confrontación política nacional y entregarse al desprejuiciado entrechocar de copas de burbujeante Cafe de Paris y de Chivas Regal bien provisto de hielo, como acostrumbra el venezolano a libar el agua de vida escocesa, que la casa Pernod Ricard dispusiera especialmente para la inolvidable ocasión. Willy del Nogal y Maria Mercedes Colmenares

Ellas Abilahoud y Yuman Ley Wong

I Ben Amí Fihman y Maria Sol Pérez Schael de Fihman


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CIUDAD DE ORIENTE

En la avenida Araure de Chuao llama la atención una casa, una vistosa tienda de objetos artesanales muy exclusivos. Pero es más que eso. Al entrar los dueños hacen la recepción y ofrecen un té aromático servido de acuerdo al rito. Marrakech —la tienda ostenta ese nombre— es punto de encuentro para curiosos y estudiosos de una civilización con más de dos mil años de antigüedad. Lamparas, alfombras y tapices rurales, cerámicas, joyas y demás objetos artísticos para deleite de compradores y curiosos.

DE NUEVO, MADRE

FLORES PARA LLEVAR

Durante el 2, 3 y 4 de mayo los salones de la quinta Esmeralda en Campo Alegre serán escenario del tradicional Bazar Wizo Expo Mamá 2004. Con atractivos descuentos se venderá una amplia variedad de productos, habrá un buffet para almorzar, merendar y cenar y la famosa mesa Las entradas, de tortas para cerrar dulcemente. con la suerte de participar en una rifa, estarán a la venta en la puerta del bazar. El costo es de tres mil bolívares. Para mayor información: 552.1845 551.0232/550.0878

Estas frescas carteras están hechas en bull denim, un jean gamuzado, liviano y fresco. La paleta de colores incluye azul, negro, beige, rojo, caqui y verde oliva. Unas florecillas estilo margaritas se encargan de alegrar las piezas con estampados y combinaciones que se pueden elegir de acuerdo al gusto del cliente. Unas piedras y cordones ponen el toque final. Son muy resistentes y vienen con un forro. Se consiguen en la tienda Vissios del C. C. Parque el Avila. Nivel 3. Local C-1. Terrazas del Avila. Telf. 241.0866/1189. Para mayor información, contactar a María Antonieta Ferro, su creadora, por el 0414.329.7048.

CARMINA RENOVADA

La pieza sinfónica coral que Carl Off compusiera sobre textos medievales regresa con la coreografía de María Eugenia Barrios, acompañada del Ballet Contemporáneo, la Orquesta Sinfónica Municipal y el Coro Sinfónico, todos de Caracas. Por si quedan dudas se trata del Carmina Burana que se presentará desde el 16 hasta el 18 de abril en la

sala Ríos Reyna del Te@tre Tere5d Carreño, Las entradas están a la venta en las taquillas del teatro y en Video Color Yamín de Altamira y Caurimare. Información y reserva con entrega a domicilio a través del 793.6791, Movilnet *ballet (225538) 14

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Exceso en 24 semblanzas Prólogo y Selección

Ben Arní Fihman 4

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Apenas cuarenta y ocho horas antes de caer en un intempestivo ataque de nervios que lo depositaría a las volandas en la Santiago de León de Caracas —hipersensibilidad sería el diagnóstico acaso más poético que científico—, Jorge Rodríguez, rector de voz y votos del Consejo Nacional Electoral, hacía hincapié en el repaso de las terribles circunstancias que rodearon la muerte de su padre ocurrida el 25 de julio de 1976, en el parte infame que suscribiera el oficialismo de entonces: infarto fulminante. "Yo, como médico que soy, puedo jurarte que es cuando menos cuesta arriba que a los 32 años el corazón te haga semejante jugarreta", deslizaría con sorna para luego permitirse el agorero guiño, las palabras como boomerangs "...a menos que tengas un cargo en el CNE, ja". La verdad, el día de la entrevista el aún treintón no lucía demacrado ni abatido ni parecía sufrir ninguna molestia, física, al menos; tal era la apariencia. "El papel de árbitro no es fácil ni mucho menos cómodo, y uno debe estar prevenido: te harán blanco de todos los dardos, ya habrás leído la prensa, la avalancha de artículos, los intencionados titulares... pienso que no pocos proyectarán sus propios fantasmas... Pero bueno, no por ello me tienta ni una pizca agazaparme en el papel de víctima, esa categoría me parece denigrante", jura sin poses, desembarazándose del aire de burócrata en ejercicio, entrado en confianza, pues. Segundos antes, el verbo correcto a la disposición, cero titubeos o sudoraciones, pez en el agua empantadada, había hecho respingos a los reporteros de la tele que pretendían amilanarlo con su cerco —o circo— de micrófonos. "El camino judicial, señores, es más espinoso para el referendum... y, seguramente, será más largo", atizaría la leña ganándose entre corrillos el remoquete de retortero. " ¡Cínico! , le espetarían después, en la sala de espera de la clínica, a la figura sobreexpuesta, imán de las cámaras. "El que la hace la paga", se ensañaría algún paciente —impaciente— al ver al hombre de los reparos acurrucado en una camilla. Tendrían sus colegas, por petición expresa de sus familiares, que aislarlo durante la discreta convalecencia por razones obvias.

Los días previos al quiebre de su tensión arterial la atmósfera política alcanzaba, por enésima vez, punto de hervor. Las firmas recabadas para avalar la convocatoria al referendum revocatorio del Presidente se volvían sal y agua, y no apenas un puñado de ellas, o centenas o miles; estaban en entredicho más de un millón. Se dan por inválidas, dudosas, truculentas aquellas estampadas en las planillas cuya caligrafía parece similar a la contigua; aquellas en las cuales la huella digital roza información como las señas personales —o la rayita de arriba o la de abajo o la de acullá... en fin—; aquellas cuya huella se ve paliducha o demasiado negra, bajo la lupa extrema del absurdo; aquellas cuyas impresiones han sido impuestas muy cerca del número de cédula o teléfono; y peor será, electores en veremos, tener por apellido Pulgar o Planas o Meza o Taschen. También se rechazan una pila más, aquellas las que suscriben las planillas llenadas ante los ojos —¿o acaso vista gorda?— de los observadores chavistas, con la asistencia de algún amable y "desinformado" miembro de la mesa de votación, aunque las rúbricas y las huellas estuviesen correctas, "porque según el instructivo, léelo aquí por favor" , explica Jorge Rodríguez espantando los malos pensamientos, "que fue aprobado y distribuido, no es invento de nadie, ni trampa o trompo enrollado, bien lo dice, fíjate: que cada quien firme su formulario de voto personalmente, a menos de que se trate de una persona incapacitada y en tal caso así deberá anotarse, ¿ves?", se ajusta a la letra Jorge Rodríguez, librito en mano. "Antes que llegáramos al Consejo Nacional Electoral no había nada estructurado, na da escrito, ni siquiera unas oficinas mínimamente equipadas, creo que más bien hemos trabajado en tiempo record; hicimos una normativa electoral, trabajamos en el equipamiento respectivo y ahora lo que queremos es que se cumplan los proce ity, dimientos paso a paso; por si acaso, yo no redacté el artícul 72 de la Constitución, pero está claro que he de velar porque-4.- 4 se cumpla", consigna muy a pesar del estallido colérico de los rP911: frustrados disidentes, de las argumentaciones minuciosamente soportardas a favor de la importancia de privilegiar el de-

,,,N •

Jor Quienes lo conocieran como sereno terapeuta, como aplicado compañero de estudios, como líder estudiantil dado a la apertura política, o por su pasión literaria, no se avienen con la ambigüedad —por no decir alineación con el gobierno— que ahora parece oficiar como rector del Consejo Nacional Electoral. Habría razones para pensar que hasta ahora

había demorado en silencio —y bajo una piel de cordero— la venganza del asesinato de su padre. El desestima a los que lo comparan con Hamlet, aunque, contradictorio, reconoce que tener el nombre del padre puede ser determinante del propio destino

Faitha Nahmens 16

EXCESO

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recho al voto, de los ayes. "Chávez no reconoció que hubiera renunciado el 11 de abril, aunque escribió aquel papelito de su puño y letra, porque no estampó su firma, lo que es igual no es trampa", alza la mano y descorre sus mostachos Manuel Caballero, entre tantos. E igual Jorge Rodríguez se mantiene en sus trece. "Mis dudas son razonables, y mientras las tenga no puede haber revocatorio", es su última palabra. Un total de 38 categorías de yerros enumerará cual sentencia de muerte el Consejo Nacional Electoral, a la hora de revisar, una vez culminada años ha la jornada de recolección, el cartapacio condenatorio de fueras. "Sí, yo dije eso, que los esperaba en la bajadita... ¿También lo dijo José Vicente Rangel? ¿Ah , sí? ¡Pues se copiaría de mí!" , introduce la chanza. La respuesta: un profundo rechazo a tanto vaivén, ruleteo, burla y un largo etcétera de epítetos más, cada uno más grueso que el otro —verbigracia la pancarta que espeta: "Jorge Rodríguez, el codo e' tu madre". También aparece la protesta, mejor elaborada pero más dolorosa, de escritores como Anto nio López Ortega, anonadado por los vuelcos de su ex tallen ta, y Federico Vegas, quién escribiera, refiriéndose al momento en el que fuera jurado del concurso de cuentos de El Nacional: "Yo fui juez de su cuento y lo premié; él de mi voto y lo redujo a la mitad, hasta acerlo inútil. ¿Por qué tanta saña si ni siquiera estaba iendo? Sólo pedía mi derecho a elegir". Pero don e más fuerte se expresa

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razon

el desánimo es en la toma de las calles donde, luego de ser cruelmente impedida la entrega de un documento a sus destinatarios, la cumbre de presidentes del Grupo de los Quince, en el que la oposición asentaba sus quejas y pesares, estalla la violencia, se ve en la tele la estampida provocada por el irritante efecto de los gases lacrimógenos, se puede observar a los guardias nacionales armados hasta los dientes, se oyen las detonaciones, se registran en primer planos las golpizas, se asombra uno al mirar cómo proliferan los heridos, y con estupor, como el saldo fatal asciende a la docena de caídos, los innecesarios muertos en el trágico y sordo toma y daca. Por razones de seguridad, Jorge Rodríguez, con preocupación que no sentimiento de culpa debe dejar la casa, el apartamento de Altamira, cuanto antes —no confirma la mudanza urgente al Fuerte Tiuna, sí la necesidad de salir con mujer e hijos mientras dura la guarimba: demasiadas llamadas con=


mensajes atroces intimidan al más pintado, el psiquiatra, el pararrayos que ha oído de todo. "Hubiéramos convocado a los reparos el 29 de marzo, según lo estipulado. Ahora, cuando el Tribunal Supremo de Justicia nos quita la pelota, pues quién sabe. Creo honestamente que la oposición se ha equivocado tomando la vía de la justicia, es lo que he dicho públicamente aun cuando mi trabajo consiste en vigilar, no en opinar", rematará ajeno. Disponible por contados minutos, puertas adentro, en su modesta oficina —rompe el previsible decorado de admistración pública un florero de cuyas hermosas calas se hace cargo religiosamente cada semana una ex paciente suya—, z Jorge Rodríguez, en persona archicordial y solícito, amén de agudo y elocuente per se, niega todo. El psiquiatra dizque inactivo —¿qué conducta le parecerá patológica?— responde sin perder la compostura a cada pregunta en torno a su desempeño de nuevo cuño, su liderazgo, su ambigua postulación inicial "y su obvia cuadratura posterior", como insiste la conseja. Entonces se explica. Que no, que no es un animal político y que no es un engolosinado de la palestra pública. Que tampoco tiene ambiciones de poder. Que no se toma para nada como el cerebro de un andamiaje de boicot montado con caradurismo porque no hay tal cosa, ni se cree mucho menos un aprendiz de Maquiavelo, ja. Que es de una simpleza ex-

encaminó siempre, más bien, contra todo concepto centralista de poder y de disolución del individuo, fuera éste de derecha o izquierda, y que es ahora cuando concede importancia a esas organizaciones políticas llamadas partidos. Que, además, no ha sido prohijado por José Vicente Rangel, que eso no es más que un mito, y que apenas lo ve cada 25 de julio en el cementerio, porque ahora ni siquiera por razones meramente políticas se citan para no levantar suspicacias. Y rechaza que, desde su sitial privilegiado, la sartén por el mango —" ¡No! " — des-

Un sanedrín nada sano

Que no, que no es un animal político y que no es un engolosinado de la palestra pública. Que tampoco tiene ambiciones de poder. Que no se toma para nada como el cerebro de un andamiaje de boicot montado con caradurismo porque no hay tal cosa, ni se cree mucho menos un aprendiz de Maquiavelo, ja. Que es de una simpleza extraordinaria sospechar que su aparición pública tiene que ver con un acto de transferencia: sería un revival de Hamlet, la encarnación criolla de la metáfora del hijo vengador que duda, y que esa interpretación es de una inmensa torpeza en la que incurren algunos que creen poder conocer su inconsciente e interpretar, por añadidura, los designios de su padre, como si hablaran con él. Jura que no recibe órdenes de nadie. Que no es ficha de nadie. Y que jamás ha militado en ningún partido, y que es falsa la especie difundida de que habría sido fundador del Movimiento Bolivariano Revolucionario

traordinaria sospechar que su aparición públ I( a tiene que ver con un acto de transferencia: sería un reviva] de Hamlet, la encarnación criolla de la metáfora del hijo vengador que duda, y que esa interpretación es de una inmensa torpeza en la que incurren algunos que creen poder conocer su inconsciente e interpretar, por añadidura, los designios de su padre, como si ha-

blarn con él. Jura que no recibe órdenes de nadie. Que no es ficha de nadie. Y que jamás ha militado en ningún partido, y que es falsa la especie difundida de que habría sido fundador del Movimiento Bolivariano Revolucionario. Que su lucha se

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hoje la margarita de su futuro, un cargo en la "revolución bonita" , con minúsculas, versus un puesto en la Historia, así, con mayúscula. Por supuesto, que abomina de la frase: "Pónganme donde hay". Entonces dice que lo que sí es es un hombre con tendencia a la melancolía, uno que tiene, confesión de parte, una opinión fatalista de sí mismo, un redomado romántico, un hombre que prefiere los entornos íntimos a las masas. Tan sólo eso. Manipulador o no, abjura de jergas y monsergas. "Estoy aquí ahora, pero creo que después me tomaré un largo descanso; por es-


critor y por psiquiatra tiendo a la soledad. Cuando me gradué mi experiencia en medicina rural la ejercí en Maroa, un pueblo de 700 habitantes a dos horas en avión de Puerto Ayacucho. Buscaré, cuando termine este jaleo, otra Maroa. Ahora tomé la vía de la política porque por igual me atrae la posibilidad de hacer, de reivindicar en territorios más reales, no puedo negar la escuela... pero no he sido nunca el alma de la fiesta, el exitoso, el más carismático... Vivo, en fin, con esa ambivalencia y la asumo. Pero no estoy seguro de que quiero caminar por es-

Le ha cogido el gusto a los micrófonos

te sendero de aquí en adelante y que me haya embelesado el lucerio; por el contrario, este trance ha sido duro", confiesa como quien está por rendirse, como quien dice adiós.

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a noche previa a la entrevista ha acudido a una reunión que hacen en su honor —o para cuestionárselo— sus compañeros de grado, la promoción de médicos que lo ha admirado al punto de escogerlo para que hable al auditorio en nombre de

los compañeros el día del acto de graduación. "Me sentí bien, creo que fue útil ir a explicar lo que estoy haciendo; muchos pensaron que no iba a llegar, por eso faltaron muchos, de 40 apenas acudió a la cita una decena", cuenta. Le preguntaron de todo y él, de tú a tú —"no en el banquillo de los acusados, no vale, no tan así"— explicó lo de las rémoras y las tardanzas, lo de los benditos instructivos, lo de las adquisiciones de las máquinas electorales y hasta lo del contrato con Smartmatic. "De veras fue bueno". No obstante, fue, lo admite, esperando ataques, esperando incomprensión y argumentaciones sesgadas y prejuiciadas, esperando más de lo mismo. El pálpito de la inminencia de un cacerolazo, anunciado acaso, sin embargo, le dolería. "Si hay algo que me aterra es la polarización extrema en que ha caído la sociedad. Recuerdo mucho los estudios psicoanalíticos de la postfreudiana Melanie Klein, que encontró que en las etapas iniciales de la vida humana el hombre hacía una escisión esquizoparanoide: por mera actitud de defensa depositaban en el otro, en el `no yo', todo lo malo; no había tolerancia sino temor, no comunicación sino rechazo a lo no conocido. Ese modelo tan primitivo acaso esté también vigente". En el ojo del huracán, Jorge Rodríguez libra sin duda más de una batalla. "Intento resguardar las instituciones, que sean respetadas, este es el Tribunal Supremo de Justicia que tenemos, y este nuestro CNE. Pues necesitan un voto de confianza. Si nadie cree en nada, esto se desmoronará". Esta lid, un acto de fe —similar a aquel en el que se enzarzan un psiquiatra y su paciente, que cree que podrá curarlo: él mismo arroja la pista—, es la menos reconocida, para tragedia suya. Cree la platea que pelea a brazo partido, con saña, contra los electores; que blande la espada que defiende el poder; que se las juega por la revolución chavista, y más: que en nombre de una injusticia inflingida al padre interpreta el rol del vengador justiciero, culpabilizando a diestra y siniestra. "No, no, no, de venganzas no sé nada, insisto y reitero: lo más lejos que he llegado en ese sentido es ser fiel oyente de Kalimán el justiciero. No llevo esa pena como si de una ponzoña se tratara. ¡Si supieran cuán tolerante soy! Mi casa fue allanada muchas veces, una de ellas, durante el primer gobierno de Caldera y luego trabajé con él, digo, estuve a cargo del programa del medio pasaje estudiantil que se orquestó en su segundo mandato presidencial". Otra prueba a su favor la remite alguien que cree que él, Jorge Jesús Rodríguez Gómez, es un terciazo. Quien lo rescata es un político de fuste que se ha tomado la licencia de regañarlo cada tres por dos por varios canales —inclúyase la prensa— y que sostiene la tesis de que el rector tiene el corazoncito comprometido con el oficialismo pero que "complecerá a Chávez hasta cierto punto, no más, porque, si no me equivoco, Jorge es honesto". Pues dice el esperanzado y anónimo observador que el ex presidente de la Federación de Centros Universitarios le estrecharía en una ocasión la mano a quien fuera el ministro del Interior de Carlos Andrés Pérez, bajo cuyo primer gobierno es brutalmente asesinado su padre. O sea, a Octavio Lepage.

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Y oía a Kalimán, pues, cuando el 27 de julio de 1976 la estrepitosa fanfarria anunciaría un extra. El locutor estaba a punto de espetar la fatalidad cuando un tío apagó a tiempo el pequeño transistor. "Papá no llegó a casa la noche de aquel viernes 23, y preocupados, por supuesto, todos los miembros de la familia comenzaron a llamar a los amigos y a los conocidos, primero los de Caracas, luego los de todo el país: sería una búsqueda infructuosa, agotadora. Que continuó al día siguiente, y su noche. Los compañeros de la Liga Socialista informarían en casa que papá había salido al término de la reunión del comité político con uno de ellos en un Volkswagen azul. Pero no había más señales" . Jorge Rodríguez recuerda que no fue la primera vez, sin embargo, que su padre desapareció. Antes ya lo habían hecho preso, bajo cargos ilegítimos, acota: la Liga Socialista no era una organización clandestina, y justamente cuan do matan a su padre, hacía éste las gestiones pertinentes, precisamente, ante el Consejo Nacional Electoral, para inscribir la asociación como partido político. "Hasta que el 25, en la noche, fuimos avisados de su fallecimiento: nos dijeron que había sido un infarto. Pero murió por la fuerza de una golpiza mayúscula. Lo sacan del retén de Los Chaguaramos el 24 en la tarde para torturarlo y lo regresan el 25 agonizando, no había nada que hacer". Creyeron los deudos que le habían desprendido el hígado y roto siete costillas con algún tubo, pero no, fueron los puños, las manos duras e inmisericordes de cuatro policías de la Disip que creyeron que alcanzarían el beneplácito del jefe, pero que fueron enjuiciados y encarcelados. Se les pasó la mano en la tortura, confesarían. Pero Jorge Rodríguez, apaleado durante horas, y pese a su extrema delgadez, tuvo la fortaleza de ánimo suficiente como para no soltar prenda y confesar dónde escondían, desde hacía seis meses, al industrial estadounidense William Frank Niehaus: en su secuestro estarían implicados compañeros de la Liga Socialista, o mejor sería decir, de la Organización Revolucionaria, su brazo armado. Pastor Heydra recibe la llamada de Lepage, que informa que

Pvg Rodríguez ha sufrido un infarto. Y habla con José Vicen te Rangel, que puede ver el horror en la camilla con sus propios ojos. Ambos tendrán la penosa tarea de transmitir la información a Delcy Gómez, la viuda, a Jorgito, el primogénito,

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y a Delcy Elvira, la hija menor. "El 26 nos entregaron el cuerpo, y esa noche, la víspera de los actos organizados en el Aula Magna, mientras en medio del shock veía atónito por la tele a Juan Torena alzarse con la medalla de oro en las olimpíadas, escribí unas palabras de despedida, las que leí en su funeral" . No recuerda las festividades patrias del 24 y el 25 de julio, ni las ofertas de Sears que anunciaban las nuevas bicicletas de cauchos radiales a 400 bolívares ni el primer capítulo de la telenovela Campeones ni el aviso a página completa que apareció en El Nacional el día 26, en el que una ristra de firmantes saludaban al gorioso pueblo cubano en el vigésimo tercer ani-

versario del asalto al cuartel Moncada, Jorge Rodríguez entre ellos. Pero sí en toda su dimensión el punzante dolor con que esa noche escribió: "Padre, hoy te marchas cuando nos haces más falta, pero tu ejemplo revolucionario lo llevaremos muy adentro. Escucha en estas mis palabras el rumor del pueblo, de los desposeídos, de tus compañeros de siempre. Te recordaremos tal cual fuiste. Padre nuestro, forjador de hombres, los que hoy te apartan del camino no saben que están abriendo cien más. Padre, todos tus compañeros pedimos justicia y castigo para los verdugos. Adiós para siempre". Tenía 11 años cuando ofreciera ese, su primer discurso. Quienes estuvieron allí aún se les eriza la piel con la evocación. Tampoco recuerda demasiado que el cortejo fúnebre saldría rumbo al Cementerio del Este y que los administradores del camposanto se negaron a recibir como cliente el cuerpo comprometido y acaso comprometedor del izquierdista crítico, suspicaz,


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abrá quien crea que esta es una revolución y que Jorge de labia, culto, cuestionador. Ni que entonces, en su defecto, se desviaría la caravana resteada que llevaba los restos de su padre Rodríguez hace lo que hace en nombre de semejante causa, peen hombros hasta el Cementerio General del Sur —Diego Arria ro ni él actúa con buena fe ni esta es una revolución. Tú me dihace las gestiones que consiguen la rápida solución— y que allí rás si hay más o menos excluidos, si hay más o menos praxis medio país cantaría la internacional socialista y a coro juraría: de patriotismo con la ruina de la industria nacional, si hay más "Jorge, camarada, tu muerte será vengada". "Creo, que con to- o menos justicia. Nones. Que lo que hay es más corrupción, y do, mis padres se las ingeniaron para otorgarnos una infancia fe- más represión, y más ineficacia, si fuera posible", asesta sin miliz, que nos protegieron de muchas calamidades, aunque la polí- ramientos Gabriel Puerta. "Nunca creímos que Chávez fuera a tica fue siempre más que tema de sobremesa en casa". hacer nada y por eso no nos sumamos a la comparsa de oporHace pocos días el terrorista venezolano apodado el Chacal tunistas que se embarcó con este tirano, este caudillo, este sal"Hasta que el 25, en la noche, fuimos avisados de su fallecimiento: nos dijeron que había sido un infarto. Pero murió por la fuerza de una golpiza mayúscula. Lo sacan del retén de Los Chaguaramos el 24 en la tarde para torturarlo y lo regresan el 25 agonizando, no había nada que hacer". Creyeron los deudos que le habían desprendido el hígado y roto siete costillas con algún tubo, pero no, fueron los puños, las manos duras e inmisericordes de cuatro policías de la Disip que creyeron que alcanzarían el beneplácito del jefe, pero que fueron enjuiciados y encarcelados. Se les pasó la mano en la tortura, confesarían timbanqui del pensamiento. El mismo Fidel, que se aprovecha bien, y consigue nuestro petróleo a buen recaudo, lo ha dicho: que Chávez no es ningún revolucionario,

diría, desde su prisión francesa, una frase antológica: "No hay víctima inocente" . Jorge Rodríguez —pensativo y con espanto— asegura que no puede digerirla; visualizará al padre, o según la perspectiva a los suyos, a los otros. "Sí, sé que hay quienes creen que es menester matar por una causa, otros que está justificado torturar a uno si con ello se salvan a miles en peligro. Yo sólo digo que detesto cualquier forma de violencia, la abomino, la verdad es que... le temo muchísimo. Jamás ni nunca he creído en que esa sea una forma de resolver conflictos, jamás he tirado una piedra. Creo que la guerrilla no fue la vía más expedita..." . Niehous, vale decir, aparecería tres años después —sería el suyo el secuestro más largo de la historia vernácula— pero todavía conservaría el síndrome del cautiverio; no regresaría del todo a la cordura. Vive en Ohio en una casa de atención.

qué va". En la sede de la Coordinadora Democrática el hombre de izquierdas no cree que Chávez sea atacado, ni tampoco se compadece de Jorge Rodríguez: "Ellos son los que atacan al soberano" . Pompeyo Márquez, por su parte, piensa igual. "No puedo lucubrar si Jorge Rodríguez actúa en nombre de una causa porque no puedo arriesgarme a pensar que hay tal, salta a la vista que esto es una charada dirigida por un hombre autoritario sin más. Jorge Rodríguez tiene en sus manos un momento histórico especialísimo, eso sí, pero no pala rece querer entenderlo, no reconoce que convocar el revocatorio es más democrático y revolucionario que no convocarlo. Pero con él o sin él, lo convoquen o no, y agotando la agenda democrática, ten por seguro que Chávez sale" . El debate es intenso y Jorge Rodríguez reitera que no representa ni esto ni aquello, y que si comulga con algo es con el espíritu de la contradicción. "Fui presidente de la Federación de Centros impulsado por la Plancha 80, cuya razón de ser era el cuestionamiento del centralismo de los partidos, a los que acribillamos, creo ahora que con exagerada vehemencia; pienso que tales organizaciones, bien orquestadas, sin los vicios de clientelismo y demás, son el vehículo ideal para comunicar a la sociedad con el poder" . La acotación viene a cuento a propósito de las inversiones hechas en maquinaria electoral. Niega que le hayan "tirado línea" acerca de por cuál decidirse, con los oscuros —o clarísimos— intereses de siempre. "Sostuve =

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da en dólares a la nación. Lo reuniones con la gente de que faltaba". ES&S, representada aquí por Los corrillos apuntan a la firma de Andrés Duarte, y Eduardo Semtei —"Ah, el 28, escuchamos su oferta. Fueron el 28, querían dos días antes amables y convincentes, pero cambiar las listas de los candino podían integrar la informádatos a cada rato y a última tica al proceso eleccionario, hora los de la alcaldía de Bariellos mismos lo admitieron, nas, pero las máquinas no popor lo que escogimos otra, dían hacer tantas conversioSmartmatic, tras intensas ronnes en sus registros quemando das de conversaciones que por la data con la nueva informacierto están grabadas, y en cución como si se tratara de un yas cintas podrás oír si yo quicambio de camisa y no de un se contratar a la transnacional proceso eleccionario... la mesólo para las elecciones regiogatorta lo que fue fue un disnales dizque porque yo estoy parate, el colmo de la impropersuadido de que no habrá visación" , desliza un observarevocatorio, si era para todos dor de primera fila—, quien los procesos previstos o positras el bajón de perfil del 28 bles", suspira. "No me extrade mayo demuestra que aún le ña que ahora también se me interesa la candela política endilgue algo semejante, la falcon el fervor que deposita en ta de ética. Yo manejé un presupuesto de 114 mil millones Jorge Rodríguez su candidato cuando me desempeñé en el —ganador— en la gloriosa plan del medio pasaje estupuja que lo conduce a su cardiantil y soy ahora el mismo go en el CNE. De Semtei, se pelabola de entonces; la verdice, sotto voce, que tendría dad es que no sé como se puerazones para preferir una emde esconder la plata, si la tupresa a otra, pero Jorge Roviera... ¿Que qué? ¿Dos millodríguez reitera que es indepennes y medio de dólares? ¡Buediente y que los fracasos y éxino, pues! Mira, el contrato tos de su gestión se le deberán con Samartmatic es superesimputar a él y a nadie más. tricto. Lo suscribimos luego de No hay socios o padrinos o ticontar con la asesoría de técnitiriteros tras bastidores. "Las cos expertos de la Universidad decisiones las tomo solo: preSimón Bolívar. Te digo, no esgunto e indago pero después cogimos la empresa Smartmanadie influye en mí", interesa¿Escritor o burócrata? ¿Ser o no ser? tic porque alguien en la cúspidos abstenerse —ni siquiera el de del poder tuviera intereses crematísticos o por nada que no amigo del Seniat, tampoco el que no tendría ni un Cabello de fuera razones profesionales, el contrato es superestricto, con tonto—, "por lo que podrán imputárseme las fallas, y por fauna empresa aupada por un grupo de jóvenes a los que darevor, espero que también los aciertos". mos la oportunidad, con la decisión ahorramos una millonaDe su cargo en el CNE, cargo temporal y de borrascosos tem"No soy extremista para nada. Fui formado con los cuentos clásicos rusos; a casa llegaban novelas en las que los vietcongs eran los buenos y los estadounidenses los malos, novelas de espías checas, ja, lo que me permitió asimismo descubrir a Gorki, a Tolstoi, a Dostoievski y a Chejov; y sólo por eso soy afortunado", revela. "Pero no me animó ningún otro interés

tnnutíttice.En realidad lo

que más me interesa en la vida es mi familia, enseñarles a mis hijos el valor de la tolerancia

y la equidad, y lo mío, escribir y leer, leo siempre que puedo, cuando tengo la más mínima oportunidad, y mejor si estoy tenso, es la panacea; pero mejor ficción que poesía. La poesía puede ser muy inquietante"

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porales, dice por lo demás que lo aceptó seducido por la idea de trabajar en pro de la reconciliación. "No soy extremista para nada. Fui formado con los cuentos clásicos rusos; a casa llegaban novelas en las que los vietcongs eran los buenos y los estadounidenses los malos, novelas de espías checas, ja, lo que me permitió asimismo descubrir a Gorki, a Tolstoi, a Dostoievski y a Chejov; y sólo por eso soy afortunado", revela. "Pero no me animó ningún otro interés crematístico. En realidad lo que más me interesa en la vida es mi familia, enseñarles a mis hijos el valor de la tolerancia y la equidad, y lo mío, escribir y leer, leo siempre que puedo, cuando tengo la más mínima oportunidad, y mejor si estoy tenso, es la panacea; pero mejor ficción que poesía. La poesía puede ser muy inquietante". También la psiquiatría, por supuesto, según Kico, el director de El Mundo, acaso sus dilemas más íntimos lo llevarían por tales derroteros. "Mi hermana sí, ella sí que se va más a los extremos, es más recalcitrante que yo, la amo y la adoro, pero discutimos mucho", confiesa Jorge Rodríguez que ante la suspicacia se defiende. "Sí, es cierto que trabaja en el Ministerio de Energía y Minas, pero eso no ha de traducirse en la demostración de una postura mía; Oswaldo Alvarez Paz es de un bando y su hermando Fernando, de otro, así como Alfredo Toro Hardy es embajador en el Reino Unido y el hermano un crítico del oficialismo". Tampoco habría que pensar que porque su esposa Irina haya sido chef en Miraflores tenga ahí otro vínculo que lo comprometa. Mejor pensar en la buena sazón y en el delicioso recetario de verduras de la nieta de Fruto Vivas que en sus consignas. Embelesado papá —Jorge Rodríguez es de los que muestran las fotos de sus vástagos—, la verdad, dice que lo que más le inDelirio entre las quieta es lo que piensen sus hijos, tratar de entender por qué vientos se dejarán llevar sus molinos. La mayor, la de siete, acaba de decirle que se deje de eso, que vuelva a ser doctor, y acaso lo esté pensando. ¿Podrá volver a ejercer? ¿No están anonadados sus compañeros de Humana, el grupo de psiquiatras a que pertenece, por "su cambio"? ¿La consulta le será fiel? Entusiasta bailarín de salsa, fanático seguidor de Julio Jaramillo, rancheras y demás tonadas del área, espera salir ileso del trance, qué remedio. "Sería bueno volver a ejercer, un psiquiatra es una oreja que piensa pero sobre todo alguien que por definición calla, pasa inadvertido" . Es su fantasía, aho-

calas

ra que está en el candelero. O acaso desde siempre. Porque para empezar por el principio con el nombre que tiene difícilmente se salvará de ser interpretado, comparado, etiquetado. Cuando era pequeño, lloraba cuando oía una canción "machista" de Los Terrícolas en la que el cantante le decía a la chica que "no le pongas mi nombre, para que no sea como yo". No, Jorge Rodríguez, te equivocaste, no es machista. Es cosa del sino. De hecho así lo has dicho: "Yo le aconsejo a los padres que no le pongan a sus hijos el mismo nombre suyo, no lo digo por mí... es porque después cuesta más construir una identidad" .

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n los últimos tiempos, Venezuela ha sido escenario de terribles manifestaciones de violencia. Abril, ese mes cruel, trae consigo algunos de los peores recuerdos. No hay escapatoria ni estrategia capaz de aislar al más desinteresado ciudadano. Sin embargo, lo que sí hay son salidas para oxigenar el ambiente, al menos durante una semana. Una alternativa será la decimoquinta edición del Festival Internacional de Teatro de Caracas que, acaso por coincidencia, rinde homenaje a uno de los países que ha contribuido a lo largo de la historia del festival a consolidar el evento, a la par de ser víctima reciente de la violencia y del terror: España. Desde el dos hasta el diez de abril se espera hacer un punto y aparte para disfrutar de la oferta cultural a través de un despliegue escénico que trae lo mejor de la danza y del teatro de dieciséis compañías extranjeras y de una selecta muestra nacional. Del país homenajeado vienen cuatro montajes: el Julio César de Shakespeare, presentado por el Teatre Lliure; Mariana Pineda, con la compañía de Sara Baras;

Compré una pala en Ikea para cavar mi tumba, de la Carnicería Teatro; y Tambores de fuego, de Deabru Beltzak. Las propuestas vienen cargadas. Del mundo cultural catalán el Lliure se apega a los propósitos que iniciaron al gru-

po en 1976, pura creación contemporánea con la relectura de los clásicos: teatro de texto. Son un referente en el panorama teatral español. Vale destacar que el Teatre Lliure fue uno de los responsables de que en 1989 se fundara la Unión de Teatros de Europa. Sara Baras es ya conocida en estas tierras. El año pasado fue galardonada en su país con el Premio Nacional de Danza y, en lo que va de este, se hizo acreedora de la Medalla de Andalucía. El drama de Mariana Pineda, la heroína andaluza a la que Federico García Lorca inmortalizara, se eleva al plano de la danza flamenca en la interpretación de Baras. "Mariana Pineda llevaba en sus manos, no para vencer, sino para morir en la horca, dos armas, el amor y la libertad: dos puñales que se clavaban constantemente en su corazón" , escribió el poeta en vísperas del estreno en Buenos Aires de su Romance popular en tres estampas. Sara Baras se concentra en la pasión y la traduce en su amor al flamenco. El menú que trae la Carnicería Teatro no es apto para estómagos débiles. "Para no desentonar con el paisaje" —en realidad no hay ninguna alusión al panorama criollo— "hemos decidido ofreceros, una vez más, una creación teatral molesta", sueltan en la sinopsis de su página web. Pero hay más: "Menos moles-

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ernaciona

de

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ta que los salarios mínimos, que las horas extraordinarias. Menos molesta que una bomba y por supuesto, menos perturbadora que un perrito caliente. Bienvenidos al desastre. No esperéis nada bonito" . Que no se diga que no lo advirtieron con suficiente antelación. Deabru Beltzak es la agrupación más joven. Nace en 1996 luego de que actores y actrices del País Vasco se asociaran para sacarle provecho a las aceras. Su especialidad es la fiesta urbana. No es que no tengan argumento: lo que no tienen son palabras. Aker, el diablo del aquelarre, tomará las calles —ninguna ironía— y junto a su séquito pondrá una mano en el tambor y, como ellos mismo sostienen, "la otra en la provocación" . Grandes efectos especiales, música y pirotecnia: así como en el pasado lo han hecho otras agrupaciones españolas, Deabru Beltzak iluminará la ciudad. Que no quepa la menor duda: España hay para rato. Tanto así que el festival ofrece una coproducción de Venezuela con el invitado especial: Cartas de amor a Stalin, dirigida por el reconocido español Guillermo Heras y escrita por Juan Mayorga. La pieza —que trae una vieja discusión en un momento oportuno: los compromisos del artista con el poder— es una indagación sobre la relación

es un

entre Stalin y el escritor Mijail Bulgakov. Será interpretada por tres actores venezolanos. Para aderezar la escena se contará con la presencia de un autor español, de extensa obra, personalidad polifacética, quien dice haber sido galardonado a los diez años de edad con el premio nacional de "superdotado" y que en 1963 fundara, con Jodorowsky y Topor, el Movimiento Pánico: Fernando Arrabal —colaborador exclusivo de esta revista, por pura casualidad. A través de diversas actividades organizadas en torno a su vida y obra se podrá disfrutar de su desenfado. Habrá que estar muy atentos, aunque tal personaje difícilmente pasa inadvertido. El evento dura toda una semana, y, aunque su ambiente es de fiesta, la dra-

mática seriedad de varias de las piezas promete espacios para la reflexión. Los escenarios regionales no serán dejados de lado. La programación, como en el caso de cualquier evento, está sujeta a cambios. En este punto las entradas deben estar escaseando, aunque nunca faltará la calle esta vez calentada por una motivación que no tiene que ver con la política. Bienvenido sea el respiro.

ANDREA DAZA TAPIA


Como los adolescentes que participan en American Idol, Operación Triunfo o cualquier otra de los reality shows que prometen la gloria del estrellato, estos jóvenes músicos venezolanos —tres hombres y una señorita— aspiran a alcanzar las alturas de la fama. Salidos del underground caraqueño sobre la alfombra mágica de un documental sobre la movida subterránea de la capital, ahora se proponen aterrizar en el mismo lugar que cualquier cabrito nacido en lowa orisconsin: sobre el letrero oxidado de Hollywood

o que pasa es que ellos lo intuyen. ¡No! Por ahí no va la co-

MI t1 una

etéln 19nsáción de ekito que se infiltra

s/ MAS insidiosa en el aire que respiran, esto, lo que les está ocurriendo, puede medirse, tocarse... y hasta incluso olerse como si se tratase del humo expelido por una larguísima mecha que fue encendida, quizás por mero accidente, y que lleva rato 26

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—años, quizás— ardiendo con angustiosa lentitud, hasta que, por rin, puede divisarse, más cerca de lo que nunca antes fue posible, un enorme polvorín, todo un fuerte grávido de TNT, presto a estallar en un potente espectáculo pirotécnico. Entonces, para ellos, todo lo que ocurra de aquí en adelante es nuevo, un territorio virgen a punto de ser recorrido -sólo si están dispues-


tos a pararse con las botas puestas cuando el fuerte explote y les toque caminar largo y tendido sobre los ardientes escombros. Grammys, Oscars, internacionalización, giras por Japón, Hollywood, y un estilo de vida de ricos y famosos... los límites mueren, quedan asfixiados al traspasar las puertas de este apartamento ubicado en la avenida principal de Sebucán. Por-

que la peña que aquí se congrega cada tarde, noche y madrugada tiene algo claro, clarísimo: el camino es hacia adelante y hay que llegar a como dé lugar. Ellos están esperando la explosión, oír el satisfactorio estallido del triunfo absoluto. Puesto que este pequeño regimiento artístico está consciente de haber dado el primer paso sobre un delgado y endeble puente de ta-= ABRIL 2004

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blones viejos y crujientes que se sostiene, como mejor puede, sobre un mar repleto de barracudas y tiburones, y sabe, ahora, que no tiene posibilidad alguna de regreso, la maratónica misión es simple pero harto arriesgada: llegar donde otro venezolano jamás haya llegado. "Yo soy una persona que está en busca de un sueño, y con la capacidad de soñar más allá de lo que pueda alcanzar", dice uno de ellos —y no es Panchito Mandefuá a punto de ser atropellado para ir posteriormente a cenar con el Niño Jesús. El monólogo auto descriptivo proviene de Carlos Julio Molina o, lo que es igual —e incluso tal vez con mayor peso que su nombre de pila—, Trece, así, a secas. Con Trece capitaneando un peculiar y sonoro regimiento de combate comienza una historia compartida que, a pesar de ser protagonizada por individuos provenientes de mundos y experiencias más que opuestos, terminó en una bifurcación donde todos consintieron, pasara lo que pasara, en seguir la misma ruta y encaramados en el mismo vagón. Absoluta doctrina mosquetera: todos para uno y uno para todos —porque todavía no saben que uno para todos no alcanza, sobre todo cuando de la fama se trata. Tras llegar a este mundo en las concurridas instalaciones del New York University Hospital, en Manhattan, no habría de suponer Carlos Julio Molina —segundo hijo del matrimonio de Simón Molina

Duarte y Graciela Pantin— que esa primera inhalación del contaminado aire neoyorkino sellaría las paredes de sus pulmones e impactaría su psique para, desde una joven edad, hacerle sentir el frenético dribbling de la metrópolis en su inconsciente. "Tengo desarrollado el olfato de esa ciudad", es lo que afirma hoy en día. "Cuando estoy allá me siento como dentro del agua. Siento a New York muy cercana a mí", a pesar que, apenas dos años más tarde de su arribo al planeta Tierra, el destino lo ubicaría en un avión con destino a la patria de sus padres: Venezuela. "Mi papá trabajaba como diplomático, incluso mi hermano mayor nació en Ginebra, y mi mamá era socióloga. Cuando regresamos a Caracas mi viejo, que era economista, comenzó a trabajar de manera independiente y mi mamá entró a trabajar en el mundo del arte; fue una de las fundadoras de la Galería de Arte Nacional". Cuando cursaba el tercer grado, en el Colegio El Peñón, sus padres se divorcian y Carlos Julio retorna a New York con su madre —ella estudiaría una maestría en arte. "La verdad no me di cuenta del divorcio de mis padres. Yo me lo vacilaba como si tuviese dos casas; una en Caracas y otra en New York. Lo cierto es que a los nueve años yo estaba en pleno Village, en la calle 12. Era el Village de 1982, con una evolución cultural tremenda. Yo me iba en patineta para el colegio. Venir de El Peñón, de vivir en Santa Paula... imagínate. Estando allá y frecuentando Washington Square vi la explosión del hip-hop, que aún no era comercial del todo". Pero su feliz y liviana estadía fue truncada nuevamente y es devuelto a Caracas, donde no se sentía tan a gusto. "Empezó la travesía de los colegios. Yo era contestón, mala conducta. Crecí mucho estando en New York. Me consiguieron una super palanca y, después de haber pasado por varios colegios, entré en cuarto año al Santiago de León. Al año siguiente me botaron y tuve que terminar el bachillerato en un parasistema nocturno". Tras obtener el título de bachiller de la república, Carlos Julio decide estudiar arte, seguir los pasos maternos. "En esa época Canadá ofrecía una tremenda oportunidad, mitad más barato que las universidades norteamericanas. Entonces cursé un semestre en Montreal y luego me fui a Hallifax. Durante el primer año yo era uno de los mejores de toda la escuela, además, era el único latino". Pero nunca estuvo cómodo con el sitio; el frío, el encierro. No, para nada, aquello no estaba funcionando. "Mi room-mate se volvió loco y se lo tuvieron que llevar para Toronto. Es que todo era muy intenso". En contra de los mandatos familiares, y cansado del aislamiento. opta por cambiarse a una escuela de arte en San Francisco. "Mis viejos pegaron el grito al cielo. Pensaban que si me salía de esa escuela de arte nunca podría entrar a otra. Pero yo tenía unos reales ahorrados y volé a San Francisco. Estaba totalmente desheredado de mi familia. La única que me ayudaba

Pra mi novia de entonces. Luego apliqué en esa escuela y no so. 1111(11 1, (lo sirio que me dan una beca. Ahí sí me ayudaron o mis viejos. Y tambien recibí un crédito Gran Mariscal de Ayacucho. Y con eso terminé el resto de mi carrera de artes". Sin compromisos en las aulas de clases, y no estando muy se-


afirmar que existe hoy. Y la idea de Trece era arguro de querer regresar definitivamenCon Trece capitaneando un mar su propia pandilla, un gang al estilo de los fate a Caracas, otra vez hace maletas y mosos y multiplatinos Wu-Tang Clan. Toda una escoge al Distrito Federal de México peculiar y sonoro regimiento compartida comunidad, más que una simple agrupación racomo su centro de operaciones. "Ques er protagonizada pera. "Bostas Brain y yo contactamos gente y arque, a pesar ría instruirme como Dj y vivir en una comienza una de historia mamos La Corte. Nosotros éramos los represencultura latinoamericana que no fuera la por individuos provenientes de tantes del hip-hop aquí. Grabamos un álbum, mía propia". Pero, claro, necesitaba de mundos opuestos, termino en Código demente, en 1998, sin saber nada de nauna carta de presentación. "En el metro una bifurcación donde todos da. Ese disco fue un boom apenas con un par hay una máquinas para hacer tarjetas consintieron en seguir la de meses en la calle. Pero me fui de La Corte Absoluta doctrina personales. Yo me hice unas como `Dj misma ruta. por varias diferencias". En 2001 se atreve a saTrece'. ¿Por qué Trece? Porque siempre he uetera : todos para uno y tenido una asociación con ese número máinOscipara todos —porque todavía car su propio CD, Fivetimesloco, graba otro nLi en colaboración con el Dj Mu —juntos, se hagico. Entregué las tarjetas por ahí y al misno saben que uno para todos no cen llamar los Hermanos Monteverde— y mo tiempo fundé Mamasita Fashion, un alcanza, sobre todo cuando una recopilación del hip-hop venezolano, Vecentro cultural donde hacíamos conciertos, de la fama se trata nezuela subterránea, soundtrack del docuexposiciones, desfiles de moda". mental homónimo dirigido por Juan Carlos Echeandía, un ex publicista que, aburrido de su profesión, se compra una cámara de video y se lanza en clavado dentro del naciente movimiento rapero nacional. El resultado: un exitoso documental que le ha dado la vuelta al mundo —subterráneo, se entiende. El nuevo disco de Trece, Montecarlo —por los momentos agotado—, evidencia no sólo su madurez como productor musical sino como compositor y en él aparecen, ninguna sorpresa, las útiles colaboraciones de Bélica y Vagos y maleantes.

Trece, y ni uno más

La entrega de las tarjetas funcionó y consiguió trabajo en un local nocturno mezclando hip-hop. Ahí conocería al Dj Duriel, un mexicano que le enseñaría lo concerniente a la elaboración de pistas, canciones, en fin, cómo ser un productor musical, cómo hacer su propia música. Ahí cambió todo. Pero, más allá de ese nuevo deseo de hacer música propia, la misma violencia del D.F. sería la encargada de hacerlo regresar a Caracas. "Nos tiraron un secuestro express, a mí y a mi novia. Eso me dejó paranoico y me dije: `Si me voy a calar el malandreo me lo calo en mi país — . Y buen sino le traería aquel nefasto episodio, al punto de llevarlo a protagonizar, muchos años después, un filme titulado justo así: Secuestro express.

A mediados de los noventa en Caracas no existía eso que llaman la cultura hip-hop —o al menos no como se pudiera

arios años antes —aunque les parece que fue ayer—, la rutina de dos jóvenes caraqueños les aseguraba una corta existencia en este mundo. "Nosotros venimos de Cotiza, específicamente de la calle Carabobo" , es lo que ha comenzado a narrar quien hoy se hace llamar el Nigga, quien, junto a su compañero, Budú, conforma el —sorprendentemente— exitoso dúo Vagos y maleantes. "El Budú siempre ha escuchado que si breakdance, y yo metido con la salsa y la poesía, ésas son mis vainas. Pero queríamos hacer algo. En los noventa empezamos con la idea de armar un grupo. Primero fuimos Barrio MC, éramos cinco; pero uno cayó preso, el otro tuvo un accidente y el último... bueno, ese tipo nunca quiso servir para un carrizo". Pero siguen de frente con la música, graban por aquí y por allá, con las uñas, y un día están formando parte del documental Venezuela subterránea y conocen a Trece y hacen un disco, videos, MTV... ¡Ya va, un momento! La cosa no fue tan fácil. El Vudú cuenta su historia que, lastimosamente, es la misma de otros muchos, de demasiados, sin duda: "Era la rutina, es lo que pasa cuando no tienes una educación; cuando tus padres no tienen las herramientas para mantenerte como sí lo pueden hacer otros padres, cuando empiezas a agarrar el sabor de la calle y del dinero. En el barrio es muy normal que a una corta edad estés pensando en el dinero y cómo tenerlo fácil. Porque es así. El Nigga comenzó su vida en la calle antes que yo. Pero un día comencé a agarrarle el sabor al dinero porque yo no tenía quién me lo diera. Mi mamá no podía pagarme mis gastos y así fue como empecé a vender droga, a trabajar con eso... lo hice para pagarme mis propias cosas. Yo ABRIL 2004

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petejota

era un chamo muy peleón. Y cuando ves cómo te cae el dinero, eso es una maravilla. Pero llega un momento... archienemigo cuando ves a los tipos deteriorándose. del hampa. Podría cuando sabes que la policía te está . estar la vietropolitana buscando, te dices: 'Esta vaina está j los denlas cuerpos fea'. El Nigga y yo trabajábamos en esos podías jugar, eso juntos. Nos conocemos desde nipero con la petejota... ños. A veces él cometía más fechoolvídense. Lo bueno es rías que yo, a veces yo mas que él. agarraron. Gracias a dios que no llegué a hacer Siempre fuimos muy algo muy grave..." aunque ahí misserios _:1 ► nuestro negocio mo rememora, hace una pausa, Una vez nos allanaron. Si prosigue: "Bueno, casi por poquito estás metido en el negocio llegué a matar gente", y sonríe, cotienes que estar bien mo aliviado de no haberlo hecho. El mismo negocio de la droga parado Fsto no es un juego los llevó al consumo. Vudú asede carritos. Porque si te agarran vas a parar a gura haber sido adicto a la cocaína. "Pero un día le dije: las grandes ligas, 'Chao' y me salí de eso. Pordonde hay setenta que eso es mental. Yo me mil mentes salí del perico cuando quipeligrosas, más la se y no cuando los de-tuya. Un,' Mna más me lo pedían". realmente I Nhí salta el Nigga: era el peor

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La idea no es que nos vean como malandros. La idea es que escuchen nuestra música, porque ahí están nuestras vivencias". Y esas vivencias vienen cargadas de crisis, rabia y mucha paranoia: Alguien te decía: 'Por ahí viene la petejota — . recuerda Vudú. - Eso es como que le eches sal a un sietecueros. La petejota era el peor archienemigo del hampa. Podría estar la Metropolitana y los demás cuerpos. con esos podías jugar, pero con la petejota... olvídense. Lo bueno es que nunca nos agarraron. Siempre fuimos muy serios en nuestro negocio. Una vez nos allanaron. Si estás metido en el negocio tienes que estar bien parado. Esto no es un juego de carritos. Porque si te agarran vas a parar a las grandes ligas. donde hay setenta mil mentes peligrosas, más la tuya. Una vaina realmente loca". Cansado de su realidad, de ese laberinto sin salida, una noche el Nigga habló claro y de frente con Vudú. "Estábamos en una casa donde se fumaba de todo, piedra o marihuana, lo que fuera. Yo tenía como tres meses que lo había dejado, y le dije al Vudú: 'Date cuenta de que no tienes nada, ni unos patines lineales. No tienes un coño y te sigues matando por vender esa vaina para solamente comprarte unos zapatos. Vamos a lo que vamos. que es hacer música y eso se va a dar'. Ahí dejamos a un lado el negocio clandestino". Luego vinieron los años duros, sin dinero, sin nada. "¿Crisis?", pregunta Vudú, sonriendo. "Nosotros somos prisioneros de guerra. A la hora de pasar hambre la pasarnos. Estamos cómodos. Ahorita en estos momentos, cuando la gente y el país están así, nosotros lo que estamos es cómodos. Aquí no que es pasar hambre de verdad y quedarse tranquilo, ( nada". Pero bajo el ala protectora de Juan Carlos Echeandía —quien, debido al éxito del documental Venezue~17- la subterránea, se armó de coraje y fundó su propia isa. Subterráneo Records— y con la producción de Trece, saldria a la calle, luego de tanto trabajo, Papidandeando, el primer albura de Vagos y maleantes. Una verdadera bomba atómica, repleta de poesía callejera, de rimas del barrio, del sabor de lo prohibido y lo decadente, con el recordatorio de que todo aquello que comienza mal terminará, por una u otra razón, mucho peor. El desocupado lector que quiera conocer cómo se mueve la merma en el barrio venezolano" tiene que escuchar - este disco. Porque la verdad, toda, desnuda y sin censura, está tatuada con letras sangrientas en cada uno de esos temas. Y vaya que ha tenido éxito: para el cierre de esta edición el CD Pa-

-

pfilmideando

estaba completamente agotado en el pais. Se esperaba la llegada de un próximo lote pa-

Vagos y maleantes al pie de las letras

ra su inmediata distribución. "Al tul iR(;„ nadie di« 1 ,„ qué está de moda en Venezuela. Porque unos puN como Trece y Vagos y maleantes han hecho un aporte importante para que cualquier capero salga y hable de la calle. Cualquiera puede hablar de la calle. Nosotros tenemos los detalles", sentencia el Nigga. Y Vu-


dú apoya su comentario: "Aquí los raperos quieren dar una apariencia de malos, pero son unos gafos que viven por aquí cerca. Y tú los ves caminando por la calle, caminando como malos. Y ahí es donde tú dices: `Vamos a ver quién es el más malo de los dos. Párate y vamos a tirarnos unas manos'. Más de uno arruga. Nosotros, Vagos y maleantes, no andamos en eso. Aunque si a mí un tipo me falta el respeto sí le clavo su mano donde sea, y si una jeva me sale con una cosa, le pego su patada por ese..."

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unque hay una chica, al menos, a la que Vudú no pretende

caerle a patadas. En absoluto. Porque ella, Bélica, es tan explosiva como él o como el Nigga o como el mismo Trece. Este retoño de Carlos Almenar Otero, el tenor de Venezuela —quién lo diría—, estridentemente pseudo punk, pseudo electrónica, full amotinada, bien podría ser la que, a la hora de malos entendidos, descargue uno que otro zapatazo frente a quien se lo haya buscado. "Soy sencilla, pero complicada. Eso sí, super luchadora", sonríe quien, igual que Trece, pertenece a la clisquera Black Bombay Records, dirigida por Mara Montauti. No le gusta que la llamen por su nombre verdadero, el que le escogieron mami y papi. Ella, ahora artista, desea ser nombrada con el que fue su propia escogencia: Bélica, sin más, sin apellidos. "Tengo una formación musical muy clásica gracias a mi papá. Como a los once años comencé a estudiar piano", pero hasta ahí su pasión por lo clásico. Lo que vendría sería rebeldía pura. "Es que si me reprimen hago todo lo contrario. Toda mi vida he hecho lo que me da la gana. Hubo un momento en que me puse full rebelde y no hice nada que tuviera que ver con la música, comencé a diseñar vestuario, me la pasaba metida en tiendas de ropa usada. Y sí, al principio había la presión familiar: 'Estudia canto, canto, canto', porque mi papá es cantante. Si estudié música fue porque de chiquita me metieron a hacerlo. Y a los quince, dieciséis años, seguí naturalmente ese camino, empecé a relacionarme con músicos como de mi edad, Zapato 3, Sentimiento muerto, me regalaron una guitarra. Desde que tengo uso de razón he tenido la conciencia de tener como que ese oído musical impelable". Tras integrar una banda, La Hermandad, Bélica conoce a Trece e incluso participa en los coros del disco Fivetitnesloco. Y es Trece, como productor musical, quien la encamina a una carrera en solitario. "Cuando conocí a Trece estaba como que muy cerrada, pero eso creo que tiene que ver un poco con la edad. Hoy tengo 29 años y como que he pasado por un montón de etapas, de estilos e influencias. Me gusta hasta Britney Spears. Como músico uno no puede cerrarse. Mi disco" —absolutamente electrónico— "es un sesenta por ciento en inglés y un cuarenta en castellano. Mis canciones en inglés no son nada estratégico. Escribo en inglés porque me sale natural". Y naturales son, también, sus aspiraciones profesionales. "Quiero

iibgnr Al GrArniny. No puede ser que haya una lhakira de Colombia y ninguna venezolana. Mientras yo tenga la posibilidad voy a echar para adelante al movimiento femenino venezolano. Ahorita es que yo estoy como que saliendo a flote desde el underground. Yo quiero ir a una gira a Japón, eso a largo plazo,

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o

Bélica pero no peligrosa

pero a corto plazo es tocar en cada rincón de Venezuela. Mi país primero. Si se me presenta una oportunidad de viajar, perfecto. Yo quiero representar a mi país".

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n 2003, mientras Trece. Bélica y Vagos y maleantes pre-

paraban sus discos, entra al panorama otro venezolano, Jonathan Jacubowicz. "Me dice que tiene una idea para hacer un cortometraje llamado Secuestro Express", recuerda Trece. "Yo le digo que debería hacer el largometraje de una vez y ahí empezó todo. El también se interesó en Vagos y maleantes y me preguntó si todos éramos actores". Respuesta positiva y, de la nada. Trece. Vudú y el Nigga se convirtieron en protagonistas de la opera prima de Jakubowicz —que distribuirá Miramax Film% y en la que Bélica fue la diseñadora de vestuario— cuya post producción ha sido realizada en las instalaciones propiedad del director Robert. Rodriguez (El Mariachi, Spy Kids). en Austin, Texas. "Yo voy es pa' Hollywood", repite Trece. "Estoy cegado con eso". No hace falta que lo diga. Se nota. 12 ABRIL

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Historias de la 10C1/, 13til 001

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ra cuan sectarios pueden ponerse los compaxtraño país es Venezuela —y esto puetriotas— amistades con toda la gente que code afirmarse no sólo por los raros vericuenoce, con un respeto inicial que, en muchos tos políticos en los que, de un tiempo a escasos, se torna afecto entrañable. Católico de ta parte, se mete cada vez que la gente se corazón, no deja sin embargo de admitir las descuida. Baste pasearse por el llamado enseñanzas de los devotos de otras religiones boulevard Amador Bendayán para percaa los que se tropieza en su vida. De hecho, tarse de su diversidad: de un lado, una siBorberg sabía de la idea del karma antes que nagoga, del otro, la mezquita más grande la ola de curiosidad por el Oriente la pusiede América Latina y, entre ambas, una igleand ra de moda de este lado del Atlántico. sia católica y una maronita, dan cuenta de Por supuesto, ningún bildungs roman esla envidiable tolerancia de la que el país hataría completo si la sexualidad no apareciecia —y a veces todavía hace— alarde. Emilio Borberg Anclersen ra, y en este caso, la inocente fuerza con la No es Venezuela, sin embargo, la única que lo hace es capaz de arrancarle al lector en la que pueden darse esas combinaciones. "11111111111111101111 Al menos, esa es la conclusión a la que puemás experimentado y avezado una sonrisa pausada, memoriosa y afirmativa. Y es que ese potente descubrimiento, que don Emide acercarse cualquiera que se tome el tiempo de recorrer las páginas de Right Through! Rings and Taw, novela de don Emilio lio compartiría con Carmen Luisa Bermúdez, el amor de su vida Borberg Andersen que, escrita hace un par de décadas, ve hoy y su compañera por 62 años —convertida en Sofía en la tramapor fin la luz pública. En este libro, don Emilio retrata su infan, se torna, en la novela, en el descubrimiento de todos y cada uno cia en la isla de Trinidad, en la que la mezcla —aunque resulte de los lectores que alguna vez tuvieron 15 años. El título del libro, evidentemente, requiere de alguna explicaduro de tragar para los criollos— es incluso más variada que la venezolana. Hindúes y musulmanes de la India, chinos, blancos ción, y hace alusión a una variación del juego del rayo que, hasingleses y holandeses, negros y mestizos de origen venezolano se ta hace no mucho, practicaran los niños del Caribe. En la verentremezclan, enfrentados en ocasiones pero siempre juntos, pasión venezolana, en la arena se hace un círculo, en el que cada ra poblar una isla que, en la novela, parece adquirir el tamaño jugador deposita el número de canicas previamente acordado. del mundo. La idea es apropiarse de las que salen del límite cuando un jugaNacido el 30 de marzo de 1919 en Puerto España, descendor las golpea con una propia. En este caso, el de Right Thdiente de suizos, holandeses y venezolanos, don Emilio —desrough! Rings and Taw, la cosa es algo más complicada: un judoblado en el Bobes que protagoniza la pieza— se ha dado el gador pone su metra favorita —taw en inglés, pepona en criolujo de escribir una modesta pero eminentemente divertida, legillo— fuera del círculo. Si alguien acepta el reto, lo que tiene ble y conmovedora contribución al género del bildungs roman o que hacer es disparar su proyectil, cruzar el círculo sin tocar novela de formación. Redactada en inglés pero publicada en Veninguna bolita y golpear la metra que el otro ha arriesgado panezuela —una locura nada corriente—, la historia cuenta cómo ra apropiarse de ella. Difícil apuesta, pero aceptable cuando, un niño de 14 años se ve forzado a enfrentar la vida lejos de los como don Emilio, se sabe que lo que se gana no es un simple claustros del colegio católico del que es expulsado —y que constrozo de vidrio coloreado, sino una perla de precio, de delicado oriente, tanto más rara cuanto pocos logran concebirla deste para el registro que ningún colegio ha hecho algo mejor por un alumno que St. Malachy's al cerrarle las puertas al joven Borde tan temprana edad: una vida propia, individual, llena de berg— y luego, un año más tarde, lejos de la casa paterna, por aprendizaje de principio a fin, y acompañada, todo el tiempo, el insidioso accionar de una madrastra digna de un cuento de hapor el afecto que siempre despiertan aquellos que no han perdas. Sin embargo, ni Emilio Borberg ni su doppelganger Bobes dido ese sentido de la diversión, la capacidad de asombro, que se amilanarían ante la amplitud del mundo y sus peligros, y ahí caracteriza a la infancia. Don Emilio Borberg Andersen, para fortuna propia y de los lectores, ha logrado conservar esa miestá la novela para demostrarlo. Sin prejuicios absurdos ni senrada de niño incluso hoy, cuando, a los 85 años, su libro se hatimiento alguno de superioridad o inferioridad, Bobes desarrolla ce por fin una realidad en tinta sobre papel. —con una tolerancia que, en un arranque de pretensión nacio—Andrés Cardinale nalista, podría atribuirse a su madre venezolana, si no se supie-

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_Era una fiesta en la casa de Paco Vera y Beatriz Baumeister, en La Castellana. La década de los sesenta se empinaba hacia su fin, Caracas despertaba a cierta dosificada liberalidad y se deslastraba de la violencia política de los primeros años de democracia. Venezuela parecía un país feliz, y la noche, aquella noche que recuerda Laura Otero, se antojaba refrescante y apacible, propicia a la celebración. Pancho la habría llamado

aquella tarde para anunciarle que estaría en la fiesta, de disfraces por cierto. Laura no recuerda de qué se disfrazó para la ocasión, pero sí recuerda el episodio, como sacado de una novela. Una novela de caballería en el bosque de La Castellana, aunque sin armaduras. Pancho reparó en que Laura de pronto se había demudado, ya no sonreía como hacía unos instantes, antes de acercarse al bar para servirse una copa. "¿Qué te pasó?", insistía él. Y ella y que: "No, nada, Pancho. No pasa nada", ¿no? Y él volvía: 34

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"¿Qué te pasa, Laura? Dime, yo sé que te pasa algo. Dime qué". Más o menos así iba el diálogo, como escrito por el mismísimo Pancho, hasta que Laura accedió a decirle que sí, que algún patán le había murmurado algo más que una lisura, aprovechando que la sorprendió sola por unos instantes. "Pancho insistió y le confesé que me habían dicho una obscenidad, pero no le dije quién. Y me fui temprano de la fiesta. Pero Pancho ya había resuelto que iba a vengar el honor de su amiga a la que le habían faltado el respeto. Y fraguó un plan" , cuenta la conocida diseñadora de vestuario que por entonces no era sino una moza de buena familia a la que no le sería fácil sacarle un permiso a sus padres para salir. Laura tampoco recuerda de qué se había disfrazado Pancho, pero sin duda no

fue de caballero andante. El plan de Pancho era escrutar el rostro de cada uno de los individuos del sexo masculino que convocaba la fiesta. Mirar-



amiga de infancia y de juventud, cuyos padres eran más nortado como tales. En eso coincidíamos", rememora Carlos Nomales en ese sentido". guera de aquella Sabana Grande que era como el village de los A ese centro de operaciones acudía con el alborozo de todo caraqueños, con el encanto residencial de una urbanización mopretendiente un jovenzuelo recién llegado de Chile. Era Francisderna y al mismo tiempo con el atractivo de sus galerías comerco Massiani, hijo del intelectual venezolano Felipe Massiani, que ciales, los restaurantes y las barras nocturnas. Esa era la Sabana optara como muchos otros por un preventivo exilio y se alojara Grande que supo de un escritor muy joven que escribía como najunto a su familia en Santiago, mientras pasaban los aplastantes die lo había hecho en Venezuela, con un desparpajo y cierto apaaños del perezjimenismo. Pancho, por lo visto, rente descuido formal que operaba como un hechizo sobre los por esos días de la vuelta a la patria se sentía más lectores. Pancho no tardó en convertirse en una a gusto entre chilenos y era un desadaptado entre pequeña celebridad, si bien su proverbial timisus jóvenes compatriotas. "Llegué a Caracas en el dez, cuando no lo llevaba a refugiarse en el traaño 57. Y pasé una semana que llegaba hasta la go, lo mantenía al margen de la vanidad, mienpuerta del Liceo Andrés Bello y no entraba y me tras Piedra de marse abría camino como un cládevolvía para mi casa. Me sentía muy mal. Me sico inusitado de la literatura venezolana. costó mucho tiempo adaptarme a la gente. Los "La novela, sin embargo, refiere un tiempo li muchachos chilenos se saludaban dándose la geramente anterior a este, ligado a la vida de los Francisco Massiani mano, incluso los niños chiquitos... En cambio colegios, las fiestecitas juveniles", matiza Nogue aquí es . ¡Epa! ¡Qué hubo!'. Eso me asustaba. ra. "Probablemente es un relato con claves parí' Entonces me refugié en la escritura, en el dibujo. quienes eran amigos de él en el bachillerato, en Escribía cuentos fantásticos y mucha poesía". su adolescencia. Recuerdo que Dumbo Márquei La timidez como máscara de un gran ansia Brandt, que falleciera recientemente, se enorgit de expresión es un rasgo común de los adolesllecía de ser parte de la novela". %4mue centes, pero en el joven Pancho la contención Cuando se hurga la memoria del propio Francisco Massiani al respecto, sonríe con picardía: "Lagartija existe. Es gran amigo mío y lo fue en aquella época. Corcho supuestamente soy yo. Pero, Marcos existe y existió tal cual, cómo no. Carolina no. Kika sí existe... Dudo que Marcos haya leído la novela". De haberlo hecho, cabe suponer, probablemente ya no sería amigo de Pancho, que se niega, eso sí, a revelar las identidades reales de los personajes, si bien algunos de los aludidos se reconocen abiertamente en las líneas de Piedra de mar.

Pie dra de mar eta Val tb.,

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a ciudad nos pertenece, Kika. La ciudad nos pertenece. Es nuestra porque nosotros somos los que la amamos", le declara Corcho, a estas alturas el cuasi mitológico protagonista de Piedra de Mar, hacia el final de la novela, a su enamorada para el momento —en la novela, se entiende. "Kika, te voy a regalar la piedra que conseguí en la playa". La directora de cine Solveig Hoogejstein era Laura Otero hacia mediados de los sesenta una jovencita que, pese a ser hija de holandeses, no respondía a ninguna de las fantasías que los muchachones de la época construían a partir de lo poco que se sabía sobre las civilizadas costumbres escandinavas. "Para ellos, yo era la sueca, pero de sueca nada" ,

advierte la aludida. "Normalmente, los holandeses son

conocidos por ser tolerantes y permisivos, pero mi padre era católico, apostólico y romano, era más estricto que un padre árabe. A mí no me dejaban poner un pie en la calle. Mi centro de operaciones era la casa de mi vecina, que fue mi gran 36

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tiene quien la defienda

aunada a un irreprimible ánimo creador podía tener consecuencias inusuales y se expresaba con una estampa particular, tal como ocurre con el personaje de su novela, Corcho, "su alter ego" como lo define Solveig. "Pancho vestía de una manera peculiar, para la época, siempre tenía botines de gamuza, usaba sweaters, pantalones de pana. Entonces, tenía algo europeo, con lo cual yo, que nunca fui considerada totalmente una criolla, y que no lo soy, porque soy una mezcla, tenía afinidad. Eramos unos outsiders".


LA TIMIDEZ COMO MÁSCARA DE UN GRAN ANSIA DE EXPRESIÓN ES UN RASGO COMÚN DE LOS ADOLESCENTES, PERO EN EL JOVEN PANCHO LA CONTENCIÓN AUNADA A UN IRREPRIMIBLE ÁNIMO CREADOR PODÍA TENER CONSECUENCIAS INUSUALES Y SE EXPRESABA CON UNA ESTAMPA PARTICULAR, TAL COMO OCURRE CON EL PERSONAJE DE SU NOVELA, CORCHO •

Noguera, el psicólogo, explica: "Los adolescentes son vulnerables por una paradoja, porque se sienten el centro del mundo, se sienten protagonistas de una historia, tal como sucede en la novela de Pancho. Se sienten mirados, se sienten criticados aunque no lo sean en el fondo. Sienten que nadie vive la vida con la

Sabaneando por Sabana Grande

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intensidad de ellos. Eso se da sobre todo en la cultura occidental, en los adolescentes de clase media". De su primer año de universidad, Laura Otero recuerda: "Yo conocí a 2 Pancho en el año 68, saliendo de la adolescencia, pero todavía con la adolescencia a cuestas, porque él siempre ejerció la adolescencia" . Y lo dice como si de una vocación, un oficio, en última instancia, un destino se tratara. Noguera apostillaría: "Eso ha sido él, no solamente en Piedra de mar sino en la mayor parte de los cuentos. Cuando hay personajes adultos en la narrativa de Pancho son adolescentes tardíos. Son adultos que no asumen la adultez, que quieren seguir siendo adolescentes y que celebran como un paraíso perdido el momento en que fueron adolescentes" . La Caracas del retorno de Chile le quedaba pequeña y grande a la vez al ingenioso muchacho que sobre el papel en blanco podía comenzar un cuento así como un dibujo asombroso: "Como yo era su novia", admite finalmente Solveig, "siempre me llevaba un dibujo o un cuento que hubiese terminado ese día. Fue

mi primer amor. Un amor como eran los de entonces. Puedo afirmar sin ninguna vergüenza que yo me enamoré muchísimo. En mi casa eso era un secreto estrictísimo, lo sabían mis hermanas pero no mis padres. Porque además no lo hubieran aceptado. El era un barbudo, para empezar". La liberación sexual que recorría el mundo con mucho más éxito que el triste fantasma del comunismo todavía tardaría en llegar a la provinciana capital de Venezuela: "Las niñas estábamos muy vigiladas y los muchachos tenían muy pocas experiencias y por lo tanto muchos prejuicios, supongo yo. No teníamos mucha libertad de acción pero sí de pensamiento". Así que los amores agotaban los subterfugios de la sublimación a través de pequeñas aventuras cotidianas, o bien a través de la imaginación y "el verbo. Pancho particularmente añoraba ciertas cosas, no del pasado, sino que tal vez tuviera en Santiago, pero que en Venezuela pertenecían al territorio del porvenir: "Añoraba, a mi entender, cosas futuristas, como una ciudad en la que se pudiera caminar por las calles e integrarte urbanamente. Una ciudad en la que los muchachos y las muchachas podían salir juntos sin chaperón. Sin esa restricción que a mí todavía me tocó vivir". Tal vez haya sido Sabana Grande, escenario muy visitado por la breve saga contenida en Piedra de mar, lo que más se haya aproximado a aquella ciudad, más que añorada, imaginada por Massiani. Entre el boulevard y sus tabernas transcurrían las tardes y las noches del escritor. Por ahí pasearía su euforia, arrastraría sus cuitas, lamentaría su separación de su esposa Norma en el hombro de otros habitués. "Pancho sobrio es una persona casi angelical, como los personajes de Piedra de mar, pero cuando bebe en demasía se le desata algo que lo hace parecer más bien un personaje de Bajo el volcán" , desliza un amigo. "Tú llegabas a Sabana Grande y eso era caña. Para mí era muy fácil salir de aquí, después de escribir, e irme para allá a tomar. A veces bajaba sin haber escrito nada". Y así, mantuvo esa costumbre hasta aquella madrugada en que por muy poco esquivó a la parca. Vendría en compañía de otros noctámbulos de regreso de la ronda, cuando el carro donde viajaba junto al conductor terminó hecho añicos en la parte trasera de un enorme camión estacionado. Uno de los acom-= ABRIL 2004 EXCESO

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ÉL SÍ QUE HA SIDO PROFETA EN SU TIERRA. CLARO QUE VIAJÓ Y FUE A DAR, DESDE LUEGO, A PARÍS ¡DÓNDE MÁS!-, PRECISAMENTE CUANDO LA OBRA QUE LO LANZARA AL ESTRELLATO OLÍA AÚN A TINTA FRESCA. DE MODO QUE, COMO ÉL MISMO SEÑALA, NO LE TOCÓ VIVIR DE CERCA LA CELEBRIDAD REPENTINA. Y EN PARÍS VIVIÓ MÁS COMO MODIGLIANI, TAL VEZ, QUE COMO HEMINGWAY •

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pañantes, Luis Correa —conocido ex guerrillero—, tal vez menos bebido que los otros, echó mano del arma que llevaba al cinto y sólo así pudo convencer a un taxista de que llevara a un herido grave hasta la emergencia. Quizás la catástrofe haya cerrado un ciclo en la vida de Massiani. Su rostro como dé actor de cine, que delataba su origen corso, también cambió definitivamente. Siguió :una mala racha en la que en un breve lapso de tiempo murieron sucesivamente su madre, su padre, los amados progenitores a los que dedicó su antología de cuentos —"dos soñadores" los llama—, y, finalmente, su compañera de entonces, Belén Huizi, inspiradora de buena parte de su dibujos sensuales. "Me puse a beber como un loco" , se confiesa Pancho. "Me sacó una dama de la depresión, vamos a hablar claro. Cuando ya no estaba deprimido, me levanté un día con una gastritis por el alcohol y la falta de alimento. Y no se me ocurrió otra cosa que combatir la gastritis con Coca Cola y whisky. Y seguí bebiendo como un loco y me encontraron medio muerto. Me llevaron al Centro Médico y me revivieron en terapia intensiva y de ahí pasé a una clínica. Después me dio una neuritis por la caña, por eso tengo dificultades para caminar. Ahora tomo socialmente, dos traguitos. No más".

vivir de cerca la celebridad repentina. Y en París vivió más como Modigliani, tal vez, que como Hemingway. Vale decir, era un extranjero pobre y se estuvo tan retraído durante esos meses parvos que otros venezolanos que coincidieran con él en aquel París recién salido del Mayo Francés tienen la impresión de que Pancho no aprendió la lengua de Balzac. Cuenta él mismo: "En el 69 me fui a París. Entonces lo que pudo haberme tocado de fama no lo viví, porque yo estaba en París como un muchacho cualquiera, pelando como estábamos todos los venezolanos allá. Estaba dedicado a buscar plata para comer y vivir la calle. Tenía una beca del Inciba de 400 bolívares y lo demás era pelando y sableando a la gente. Estaba dedicado a vivir. También escribí. Terminé Las primeras hojas de la noche". Durante esa temporada parisina se casaría con Norma Olivares, madre de su única hija Alejandra, su novia de Caracas, hacia la que sentía no sólo comprensible enamoramiento sino una obligación moral que ni el Atlántico pudo ahogar. Lo haría por poderes, dado que Norma se quedó en el país, aunque a sus amigos les dijera años más tarde que la ceremonia tuvo lugar en el templo St. Nicholas-du-Chardonnet, la iglesia que ocupara tiempo atrás el cismático Lefévbre. A Massiani siempre le ha gusta-

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oy en día, Francisco Massiani vive en la casa paterna en La Florida, rodeado de papeles, un follaje de hojas con sus trazos enérgicos, bien sea de su letra manuscrita o de sus dibujos, rostros y cuerpos femeninos sobre todo. Tiene su máquina de escribir, varios manuscritos sobre los que practica lo que él llama "una lectura vigilante" y una ventana por la que mira el mismo jardín donde hace más de cinco décadas diera sus primeros pasos e imaginara, entre juegos, sus primeros personajes. "Pancho nunca salió de La Florida", dice un antiguo camarada y es, como se dice, un decir. Cabe suponer que, tras el éxito súbito de Piedra de mar, publicada en el 68, cuando su autor apenas contaba 23 años y andaba todavía "con la adolescencia a cuestas", Francisco Massiani tendría la vida que un escritor exitoso merece. Pero no fue así del todo. O no fue así en modo alguno. No fue que se hizo rico ni mucho menos. Por lo demás, su fama siempre ha estado casi circunscrita al público venezolano. Vale decir, él sí que ha sido profeta en su tierra. Claro que viajó y fue a dar, desde luego, a París —¡dónde más!—, precisamente cuando la obra que lo lanzara al estrellato olía aún a tinta fresca. De modo que, como él mismo señala, no le tocó 38

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Pancho en los tiempos de Corcho


quince años de black de tendría su modelo en varios ágapes a los que asistiría el joven Massiani, muchas veces en calidad de coleado. "La fiesta de Conchita...", medita 64 r1 Pancho sobre el pasaje de su novela y sentencia, "a mí me parecía ridiculísima esa sa novela me costó muchísimo trabagente. Los nuevos ricos: no hay cosa más rijo. Hay páginas que fueron escritas más dícula. Ese episodio tiene varios referentes de diez veces. Parece que fue escrita de un en la realidad. Una vez me fui coleado al solo tirón. Da esa impresión. Pero no fue Club Los Cortijos y había que ir con smo• así. Hay otras cosas que he escrito de un king un primo mío me prestó un smoking solo golpe como el cuento Yo soy un tipo. que había sido de su papá y a mí me quedaÉse es el retrato de un personaje de aqueba muy mal. Salté un muro con el smoking, lla época: un patotero. Es un retrato más pero no pude hacer nada porque me quedaque un cuento, un retrato afectivo. Yo no ba muy grande. De ahí viene la cosa de Piefui patotero ni mucho menos, pero tratadra de mar. Y no pude hacer nada. Me rasba de comprenderlos. Parecían tipos perqué, eso fue todo lo que hice". didos y lo eran. No era amigo de ningún Solveig Hoogejstein, de novela "Lo que hacía a Pancho distinto a los muchachos de su patotero. Yo tenía muy pocos amigos" , así habla Pancho Massiani, con un suave staccato, como los personajes de Piedra de edad era que confería a cualquier cosa de la vida cotidiana muchísima importancia. El tenía esa filosofía de hacer d'el mar, como Corcho, Carolina, Marcos, José, Kika, o los de sus momento una fiesta" , recuerda Solveig, que después de aquel cuentos, como Un regalo para Julia,más que un regalo, una joprimer amor viajó a Alemania a estudiar artes plásticas y ciya narrativa, en que Massiani da muestras de su fidelidad al ne, y no lo vio de nuevo hasta más de diez años después, modo de hablar de una ciudad y una época. De hecho, la precuando regresara del Viejo Mundo. "Era un seductor sin darse mucha cuenta. O tal vez sí se daba cuenta, pero siempre muy respetuoso. Con todas las características del adolescente: romántico, rebelde, muy orgulloso. Orgulloso de su estampa, de su estirpe, de su cultura, de todo lo que llevaba a cuestas y, sobre todo, muy arrecho. Era muy atormentado. Muy intenso. Ibamos al Trapiche de la UCV y él entraba como en unos monólogos, porque él ejercía la literatura como una forma de vida. Y hablaba como viendo hacia el infinito. Eso expresaba su timidez también", Laura cierra su album de recuerdos en el que conserva varios dibujos dedicados por su amigo de mocedades. "Lo recuerdo un día, vestido todo de blanco, en un estado de excitación muy particular. Se veía que no había dormido, ni comido nada por muchas horas. Y era que estaba escribiendo Piedra de mar" , registra la memoria de su compañero de liceo Jesús Márquez. do andar por los caminos verdes que separan la imaginación de la realidad. "Pancho siempre fue capaz de hacer de lo imaginario una realidad", dice Laura.

Con Matilde Daviú en los tiempos del Chicken Bar

cisión de Massiani al escribir el habla de Caracas ha hecho pensar a más de uno en que a lo mejor grababa conversaciones o las transcribía en directo, tal como sugiere uno de los episodios de Piedra de mar. "Me hubiese encantado tener un aparato de esos" , dice al reparar en el grabador de reportero, lo que hace descartar que estuviese entre sus instrumentos de trabajo. Asegura que la escena en que Corcho se amarra la bocina del teléfono con una corbata a la cabeza para poder teclear lo que habla con Lagartija es completamente imaginada, como lo es el resto de la novela, que, no obstante, como ya se ha apunta-

do, por supuesto tenía un correlato más o menos inmediato en los días pubescentes del autor. La secuencia que transcurre en una fiesta —al parecer unos

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os adolescentes, cuando se siente tentados por el ejercicio de la imaginación y la entrega al destino difícil de la literatura, suelen tener una concepción muy solemne de ésta, como lo tienen de la vida. Recurren a los clásicos y se hacen de una prosa pomposa. No es la regla por supuesto, pero sucede. Y puede ser que para un muchacho así, Piedra de mar, con su narrar espontáneo e informal, se le antoje como una afrenta a la gran literatura que él admira. Cuando un adulto lee, en cambio, la novela que consagrara tempranamente a Francisco Massiani, no sólo se reconoce profundamente en sus personajes y sus cómicas peripecias, sino que se da cuenta de lo que ha perdido para siempre, porque, tristemente, no se puede ser como Corcho toda la vida. ¿O sí? 12 ABRIL 2004

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Laos niños estaban en el cuarto, suerte de burbuja protectora que los aislaría en más de una ocasión de una durísima realidad. Doña María, la abuela de los críos, estaba en la sala. La Brigada de Homicidios de la Subdelegación del Oeste y los expertos de Sala Técnica de la PTJ, orden en mano, habían entrado al apartamento 6 del edificio Candela para realizar la prueba de Luminol. Ella, apretando los dientes, esperaba un resultado que sabía no podía ser favorable. La activación de una intensa luminiscencia determinó la presencia de sangre humana en el lavaplatos, en la cocina, en la sala... "no solamente dio positivo sino que salió sangre desde el lavaplatos, todo el pasillo de su casa, bajas un piso completo y todas las escaleras die-

ron positivo. Sangre, sangre, sangre hasta la puerta del edificio" comenta el Fiscal 17, Raúl Salomón, encargado de la vindicta publica en este caso. Los policías se miraron entre sí y doña María comprendió todo. Lo único que hizo fue elevar su mirada hacia él cielo implorando, quizás un poco de clemencia. Aún así, no se llevaron a Natalí Martínez Chirinos esa noche. Fue el 27 de enero de 2004 cuando, tras escasos tres meses de pesquisas y experticias, el agente investigador criminal Oswaldo Jiménez y el sub inspector Edgar Barreto, junto a seis funcionarios más de la Subdelegación Oeste de la PTJ, fueron finalmente a aprehenderla bajo el cargo de homicidio calificado de José Gregorio Loreto. Jiménez le dijo: "Aquí está, ahora


sí. Me dijiste que me riera mientras podía, ahora sí se te terminó la película". Ella no dijo nada. Cuando le preguntó por qué no lloraba, Natalí Martínez Chirinos le respondió sencilla y altivamente: "Yo ya no conozco el dolor". Años de golpes, gritos e infidelidades fortalecen un carácter ya recio por naturaleza. Esta Doña Bárbara había olvidado cualquier otro sentimiento que no fuese la rabia y la necesidad imperiosa de poder sobre los desafortunados hombres que se cruzaron en su camino. Una estrecha colaboración entre el Ministerio Público y la PTJ daría sus frutos aceleradamente en el caso de Loreto Martínez. No así en el caso del homicidio de Antonio Dos Santos,

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leyenda que supera sus crímenes. Durante ocho años actuó creíblemente como la desolada viuda que exigía justicia para el mismo asesinato en el que participara. Pero las 27 puñaladas del segundo ornicidio no dejarían la menor sobre su verdadera naturaleza

que hubo de esperar ocho años antes de que la justicia recayese sobre la culpable, a quien hoy todos conocen como la Viuda Negra de Catia. Salomón, encargado de solicitar la orden judicial de detención, asegura: "Eso fue algo muy del Código Orgánico Procesal Penal. La quebramos muy bien quebrada. Teníamos nuestro caso completo y la agarramos". En el expe : dient01-F7264quaespcifdol tsque fueron oficialmente imputados en la audiencia: Determinadora del delito de homicidio calificado en el caso de Antonio Dos Santos y de homicidio calificado intencional en el caso de José Gregodo Loreto. El fiscal no tiene demasiadas esperanzas con respecto a la pena: "Sólo treinta años, lamentablemente. Le tocan beneficios por el Copp y podría salir antes". El Inof parece un espacio medianamente amable para una mujer a la que Barreto definió como "más peligrosa que quince delincuentes juntos". Allí se encuentra recluida en el segundo piso desde hace más de tres meses. En este microuniverso femenino donde "los machitos valen oro" se ha dedicado a embellecer la cabellera de cuanta reclusa pueda pagarle. El Instituto Nacional de Orientación Femenina es un edificio modesto color abandono. En el primero y el segundo piso se encuentran las reclusas "sanas", en el tercero las "mala conducta". Contrario a lo que el observador incauto pudiera inferir, esta clasificación tiene menos que ver con el delito cometido que con el comportamiento observado en el Instituto. Katherine, una de sus compañeras de cuarto, entorna sus enormes ojos y con una sonrisa admite: "Es mi amiga, pero la verdad es que ella es muy mala sangre". Aún sin sentencia, el acceso abierto de la prensa a Natalí Martínez Chirinos es restringido. Teóricamente, no debe dar declaraciones. Sin embargo, en este caso las excusas para alejar a la reportera fueron variando a lo largo de las horas: "No le gustan los periodistas" fue la primera. "Que está secándole el pelo a una del tercero y ahora baja" fue la segunda. "¿Pero tú no le trajiste ni cigarros?". Ahí sí se caen las expectativas. Ya, a la tercera hora de espera y muy cerca del almuerzo, el mensaje es casi un clamor: "Mira, que por favor te vayas, ella se sintió mal, tuvimos que darle agua con azúcar. Le dio miedo hablar contigo". Negativa final. Pero bueno, hasta la Viuda Negra de Catia tiene derecho a almorzar en paz.

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ada citación a la PTJ la hacía apretar los dientes. Había que armarse de valor y fingir. Pero, después de todo, no era tan difícil. Mentir había sido un oficio durante años, la única vía de supervivencia. Un ligero movimiento para sacudir la cabeza y todo se acomodaba mentalmente en una versión conveniente. No pasó nada aquella madrugada. Paciente, esposa traicionada una y cien veces, esperaba a Antonio Dos Santos. No hubo pelea, ni golpes ni tiro en la cabeza ni llamada al par de tontos útiles que, pieza a pieza, ayudan a descuartizar minuciosa y concienzudamente aquel cuerpo sin vida. Basta sacudir la cabeza e indignarse ante el Inspector de turno: "No, no fui yo". Y, mientras las mentiras fluyen una tras otra como un río purificador que lava la conciencia, seguro recordará una noche mucho antes, en 1985 quizás, cuando sin aviso ni protesto hubo de ABRIL 2004 EXCESO

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tos no deja, sin embargo, lugar a dudas: "Un día fui para el neabrirle las piernas al mejor postor. Y que importa si el olor te gocio y me trató mal. Al día siguiente fue para la casa y abusó gusta cuando sus manos ya desabrochan el vestido, qué importa de mí. Me rasgó la ropa. Cuando se quedó dormido fui a buscar si es el dueño del bar o un asiduo cuando la cabeza da vueltas y a mi vecino William para contarle lo que había pasado. El me dino estás segura de si disfrutas o no aquel peso sobre tu cuerpo, jo: 'Si quieres le meto un tiro con su misma pistola'. El subió y aquella ansiedad eyaculatoria y aquella explosión de placer unime dijo que me fuera al cuarto con los niños y le disparó... Salateral... Sabrá, con cada célula de su cuerpo, que esta es apenas caron el cuerpo por partes, lo picaron en el baño con un cuchila primera de muchas noches parecidas. Y se dispondrá a aprenllo grande del restaurante que tenía Antonio... Me decían que der, a verdaderamente aprender y ser poderosa. Lo logrará con mientras menos supiera mejor, por si me preguntaban algo. Yo el tiempo. Aprovechará la debilidad del otro para manipular, encompré un colchón nuevo y boté el viejo". Su omnisexual pregañar, seducir, sobrevivir... y sí, por qué no, disfrutar. sencia era tan fuerte que todo lo Dos Santos, el primero, aseaportaron los hombres involugura estar enamorado, querer crados en el drama: fue William casarse. Cumple su palabra. Escobar quien disparó, fue AleQuizás conjuros y amarres inxis Escobar quien ayudó a desfluyeron en su decisión. Ya con el primer hijo la vida se hace dicuartizar el cadáver, fue su espofícil. ¿O es que acaso venía en el so —la víctima— quien aportó contrato nupcial la aceptación no sólo el cuerpo sino ambas arsilenciosa de los golpes y las mas homicidas. ¿Ella? Supuestaotras? Tragar seco y aguantar. mente sólo esperó en el cuarto de Pagar con la misma moneda, los niños a que todo acabara. El eso sí, porque hombres interesacráneo y una mano de Dos Sandos hay unos cuantos. Llega el tos aparecerían calcinados pocos segundo hijo y siguen los goldías después en un container. pes. A veces es mejor un golpe "Un día fui para el negocio y me trató para acabar una discusión que ez morena clara, cabello mal. Al día siguiente fue para la casa un insulto, que una ofensa. Golentrecano y una semisonrisa y abusó de mí. Cuando se quedó pe seco, disputa resuelta. inocultable no definen suficiendormido fui a buscar a mi vecino Viene el tercer hijo, pero las temente a Ramón Silva TorWilliam. El me dijo: 'Si quieres le meto cosas han comenzado a camcatt, quien, con 16 años de exun tiro con su misma pistola'. El subió biar. "Este hombre se me está periencia y 12 en la División yendo de las manos" es el peny me dijo que me fuera al cuarto con Nacional de Homicidios, encasamiento recurrente, casi tan relos niños y le disparó... Sacaron bezó el equipo que logró esclacurrente como el sexo obligado recer el asesinato de Antonio el cuerpo por partes, lo picaron en el y el golpe seguro. Distante, Dos Santos ocho años después. baño con un cuchillo grande" agresivo, ese hombre ya no está Quizás tampoco ayuden a pinen casa, y eso es peligroso. Sigtar el retrato la coexistencia en nifica dar al traste con un mosu escritorio de un San Miguel do de vida, con todo lo que se Arcángel pisando al demonio, ha ganado. Volver a la calle, a un hermoso pez con algunos la pobreza rural de San Felipe, problemas habitacionales, deno es una opción. Hay que cenas de diplomas en la pared pensar en algo. Lograr el equiy un sinfín de adornos de la librio perfecto entre la imagen más variada índole. Una suerte de madre en peligro y amante de salvoconducto para transiardiente no es tan difícil. Destar por su psique puede ser esa pués de todo, aquel vecino cudesconfianza de oficio, esa exrioso ha escuchado los gritos Natalí Martínez Chirinos, dos rostros traña y divertida mirada de destemplados de alguna madrugada violenta. Comienza el halcón que apenas deja traslucir un análisis concienzudo de

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proceso de seducción. El

cae. La noche del G de oct ubre de 1996 ella lo busca: ha llegado el momento. Todo eso le viene a la memoria mientras miente eficientemente. Y más. Todo a su alrededor está revestido de un halo un tanto mitológico. Su confesión ante las autoridades en el caso de Dos San42

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enfrente. Silva Torcatt es paciente aunque inquieto, taimado aunque

la persona que tiene

campechano, incisivo aunque amable... una serie de contradicciones que desconciertan a cualquier delincuente, a cualquiera que haya infringido la ley, así se trate de haberse comido una luz


En el ambiente policial siempre se pensó que era ella, pero roja en alguna madrugada capitalina. Tiene, sin duda, ese estilo no hubo forma de probarlo hasta que Natalí Martínez Chiriestudiadamente despistado de Columbo, pero con un simpático nos cometió su segundo crimen conocido y comenzó a enredartoque de coquetería masculina criolla. Es, en fin, un venezolano se en sus propias mentiras. Oswaldo Jiménez estaba allí para ir de lo más común que, quizás gracias a ello, puede comprender tumbando sus coartadas una a una, para ir descubriendo inperfectamente la psicología vernácula, tanto la masculina como consistencias. Tal era la duda que generaba en los investigadola femenina. Sería él quien, finalmente, armaría aquel rompecares que, a la declaración inicial, se sumaron cuatro ampliaciobezas: "Allí había un instinto, pero con ese instinto yo no puedo nes y se la sometió a un régimen de presentación semanal para ir a un tribunal. Me van a decir que estoy loco, que para qué esver si caía en la tentación de huir. Nada, aquella mujer era de tudié". Y ese instinto apuntaba hacia la mujer del occiso. "Yo hielo. Sin embargo, Jiménez descubrió que ocho años atrás vapensaba: 'Esta mujer como que no llora bien — . rios testigos aseguraron haberla Y es que Antonio Dos Santos, visto comprando gasolina y que sin duda, habría de tener muen una de sus declaraciones asechos enemigos. La noche en uno guraba saber manejar cuando de los bares de Plaza Sucre en ahora lo negaba. Jiménez, BarreCatia es, qué duda cabe, impreto y Silva Torcatt no perdían de decible, peligrosa. Lo suficiente vista a su presa, la observaban como para complicar la investicuidadosamente. Tres veces a la gación. Explica Silva Torcatt: semana, para ser más específicos. "Podía tener problemas con los No es una mujer bella, ni sique le echaban el carro con la quiera atractiva. Más bien fea, cuenta, con los novios de las dicen algunos. Sin embargo, Namujeres que trabajan ahí por talí Martínez Chirinos ha vuelto que, de repente, uno es más maloco a más de uno, al punto de landro que otro. Porque para convertirlos en cómplices o inaceptar que tu novia trabaje en cluso autores materiales de críun bar hasta las 5 de la mañana menes pasionales que le costatú no debes estar muy normal, ron la vida a dos de sus parejas. por muy liberal que tú seas... Y No es exactamente la doña Flor no es que son strippers... Eso de los dos maridos, pero es, sin creaba conflictos con el dueño duda, una mujer bendecida por del bar. Entonces eso abría mula poderosa Afrodita. Sus comcho el compás de la investigación. Además, Dos Santos tenía pañeras de la peluquería Najovi, un amigo que estaba preso en adquirida con el producto de la España por haber pasado unos venta de los dos bares heredadediles, un ex socio... Eso genedos tras el fallecimiento trágico ró una cantidad de hipótesis". de su primer marido, comentan, En el esfuerzo de investigar si con un dejo de envidia: "Ella lose trataba de un ajuste de cuentas gró acostarse con hombres realpor drogas se abrió una rogatoria mente bellos, hombres que jay se consumió algún tiempo conmás pensamos que le pararían". tactando a las autoridades ibériY es que su poder genital, una cas. Sería apenas dos o tres años autoestima a prueba de balas y después cuando el equipo investi- El escenario de los hechos uno que otro amarre esotérico gador de la PTJ lograría entrevistar a este ex socio que había han convertido a esta mujer en una "leyenda urbana". conseguido escapar un fin de semana hacia Caracas. El aseguPor supuesto, su mirada fría y altiva, sus nervios de acero y raría que Dos Santos era un buen amigo que incluso lo había una cierta insolencia para relatar a los investigadores hasta los auxiliado con abogados en el incómodo trance judicial. Finaldetalles más íntimos de su vida sexual con las víctimas también mente, queda descartada esta hipótesis y sigue tomando fuerza han contribuido a construir esta imagen de devoradora de hombres. Habla Jiménez: "Ella es fría, muy fría. Demasiado. la de su mujer, esa que había salido en televisión llorando, reclamando justicia, asegurando que la policía no había hecho Astuta, tranquila, muy serena. Nunca la asaltó ni el miedo ni nada en contra de quienes habían cometido un crimen tan los nervios, porque uno le ve eso a las personas. Incluso hasta los mismos caballeros tienden a tragar grueso. Ella nada, tranatroz en contra de su marido. No aparecía todavía, desde luego, la historia de violencia doméstica, infidelidades y abusos. quila". La tranquilidad y frialdad que evidenció al momento del ABRIL 2004

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CADE N A CAPRILES

su aprehensión fue la misma que la acompañó durante los ocho rollo. Se llevó ese secreto, porque no sé". Teóricamente, la exlargos años en los que interpretó el papel de viuda desolada. cusa era la misma de siempre: los niños. Derrocha encanto hasta para cortar el cabello si el cliente es un Sin embargo, tampoco Rayza Henríquez se dejaba engañar y, gracias al innato talento femenino de descubrir claves de acceso caballero. Así conoció y conquistó a Loreto. telefónico masculino, se logró determinar que la última que haCon José Gregorio Loreto convivió tres años. Fue una relabía visto con vida a Loreto era ción un poco más armoniosa, Jiménez asegura que cuando la Natalí Martínez Chirinos, quien con menos arranques de violendetuvieron revisaron su cartera y solía dejarle mensajes como el cia, aunque no totalmente. Los encontraron varios mensajes de de aquel 10 de noviembre: "Qué tragos iban acompañados de texto de Loreto en su celular: "Eran riñones, me dejaste esperando y sesiones de sexo intenso y uno porno porno... Imagínate que él tenía nada". Claro, más fuertes eran que otro golpe. ¿El problema? las amenazas que Loreto le coLoreto era mujeriego, todo un la costumbre de llamarla entre las 7 mentó a su socio Spencer: "Si galán. Con 1,87 de estatura y y 8 de la mañana, que era la hora en me dejas te voy a hacer lo que le cerca de 98 kilogramos a cues la que ella solía bañarse, y ella se hice al portugués". tas, su humanidad era impollevaba el teléfono al baño y...". Y le Y cumplió. Esta vez no le nente. Se separaron pero contirelataba la ruta del jabón. Desde tembló el pulso, ni esperó en el nuaron teniendo candentes enluego que Loreto tenía razones para cuarto de los niños: había que cuentros sexuales bañados en alterarse cuando notó que ella castigarlo por el abandono y, de cerveza y brandy. estaba recibiendo mensajes de otro paso, asegurarse de que no hablase nunca del homicidio del lusitano. En su declaración oficial justifica: "Luego él empezó a llamarme, que si ya lo había olvidado. que si \ un macho nuevo. Después comenzamos otra vez, nos reconciliamos. Me dijo para ir a La Mariposa... hicimos el amor. Me estaban mandando mensajes y él se puso cómico, me dijo hasta del mal que me iba a morir". Y es que el intercambio de mensajes de texto entre Natalí Martínez Chirinos y Loreto era poco menos que explícito, hardcore... Jiménez asegura que cuando la detuvieron revisaron su cartera y encontraron varios mensajes de texto de Loreto en su celular: "Eran porno porno... Imagínate que él tenía la costumbre de llamarla entre las 7 y 8 de la mañana, que era la hora en la que ella solía bañarse, y Loreto, contra todo pronóstico, se mudaría con Rayza Henella se llevaba el telef()no al baño y...". Y le relataba la ruta del ríquez, desde entonces blanco de la persecución telefónica de jabón. Desde luego que Loreto il.111,1 razones para alterarse Natalí Martínez Chirinos. Silva Torcatt cuenta: "Ya era una recuando notó que ella estaba recibiendo mensajes de otro. lación básicamente sexual. Ella lo llamaba, lo envolvía; él se toElla continúa contando lo que ocurrió en aquella habitamaba los tragos @ lbs A su easn. toninn r(‘I tcloni, y cuando (1 se dormía ella agarraba su celular y llamaba a su mujer y le decía: 'Aquí lo tengo, le hice la doble vuelta' y esto y aquello...Claro, la otra ¿cómo iba a dudar? ¡Si la estaba llamando del celular de él! Ahora, no sé cómo arreglaba después él ese 44

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{ I,

)10 ¡labia tomado muchas cervezas; él me hacía cosas a la fuerza. Me molestaban, me hizo molestar y yo saqué el cuchillo de mi cartera y se lo metí en el pecho, él estaba borracho en el piso...". Esa fue la primera de las 27 puñaladas que, en una suerte de castigo ritual, dejaron a Lore-


to sin vida. Ella taponaría cuidadosamente con papel de baño cada una de las heridas para luego sellarlas con celotape. ¿Premeditación, alevosía, meticulosidad o simple obsesión por la limpieza? Pragmatismo, en todo caso. Eso sí, baste saber que retiró la sabana del colchón forrado en plástico para que fuese más fácil limpiar la sangre. Luego lo vistió cuidadosamente e hizó una llamada telefónica: "Miguel Angel, necesito que vengas. Estoy en el Hotel Maitana en la Cortada del Guayabo" . Era Miguel Angel Loreto, hermano menor y recién adquirido amante de Natalí Martínez Chirinos, a quien convirtió en su cómplice para trasladar aquel enorme cuerpo hasta el Cougar año 82, Placas ACX041 y luego hasta el cruce de la calle 14 de febrero con Sol de Madrid de Los Flores de Catia, a escasos diez metros de su casa, donde los vecinos harían la denuncia ese mismo domingo en la noche. Oriunda de San Felipe, Yaracuy, no extrañó demasiado encontrar en su billetera una serie de volantes publicitarios de perfumerías esotéricas. Lo que si aterrorizó a aquel grupo de hombres uniformados fue la receta para limitar y restringir seriamente la libertad de erección. Jiménez todavía recuerda muy precisamente: "Le agarras el semen, lo echas en una cáscara de huevo, le echas sal, vinagre...". Su cara de niño grande adquiere una expresión de gravedad y su ligerísimo tartamudeo se hace más notorio. ¡Con eso no se juega, no! El poder sexual y esotérico de Natalí Martínez Chirinos es tan fuerte que el menor de los Loreto incluso le confesó a Jiménez: "Cónchale, pana, con razón que desde que yo estuve con esa mujer, te lo juro por dios y por mi mamá, que tengo problemas". Haciendo honor a la verdad, quizás esa sea la menor de sus dificultades actualmente.

Salomón es cínico, agudo, de mirada penetrante y verbo certero. Asegura, como el resto de los consultados, que el poder de Natalí Martínez Chirinos es lo que él denomina "carisma sexual". No obstante, su análisis va más lejos y, para ordenar los exámenes psiquiátricos de la procesada, ha esbozado una teoría: Natalí Martínez Chirinos padece de una psicopatía perversa que le hace percibir cada una de sus acciones, por transgresoras que sean, como enmarcadas dentro de la normalidad, hipótesis que contradice su destreza para ocultar esos actos teóricamente normales. De lo que sí está seguro Salomón es de la razón por la cual muere Loreto: "Al segundo lo mató y lo dejó fren-

te a su casa porque el primer crimen no fue castigado: 'Me burlé de la justicia, lo tiré frente a mi casa y lo vuelvo a hacer — . Y es más tajante aún: "Mi posición es que se haga cumplir la ley, más nada. Esto es vindicta publica, que significa venganza pública. Y pon esto: este caso se solucionó tan rápido gracias a la disolución de la División Nacional de Homicidios que vino a fortalecer a las comisarías". Dicen que matar cuesta mucho la primera vez, pero que ya después se pierde el miedo. Ocho años después José Gregorio Loreto Martínez sería una víctima un tanto más fácil: "Es tan infantil". Sexo de despedida es una propuesta difícil de rechazar. Silva Torcatt cree que Loreto imaginó que nadie se iba a enterar y, con la promesa de que Natalí Martínez Chirinos no molestaría más a su mujer, no había nada que pensar. Llegaron a aquel hotel, en donde solían utilizar las habitaciones 7 y 9, y tuvieron chance hasta de comerse una parrilla. Ella le dijo a Jiménez: "Yo primero le dí su azuquita" . Azúcar amargo, sin duda, aunque alguien se atreve a pensar en voz alta: "Bueno, por lo menos se fue contento". Difícilmente. Algunas cosas han cambiado para todos los hombres involucrados en el caso: ahora lo piensan más antes de ceder a la urgencia del deseo. La presencia de Natalí Martínez Chirinos en sus vidas ha causado un cierto desgano, un cierto decaimiento. Por su parte, Natalí Martínez Chirinos, la doña, el animal sexual que enloquecía y obsesionaba al que se descuidaba, sigue, secador en mano, embelleciendo a las mujeres del Inof. Quizás incluso les dé algunos consejos de esos que sólo se conversan entre mujeres. Al fin y al cabo, las siglas del Inof no significan más que eso: Instituto Nacional de Orientación Femenina. El gran público sólo se preocupa ahora un poco más al momento de entrar a una peluquería. L

Los comisarios con la foto de un presunto implicado

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bel y yo vivíamos insatisfe-

chos por dos razones diferentes. Él porque años atrás no `0 pudo grabar su CD con la calidad necesaria para ser vendido. Lo más que logró fue una maqueta que, al menos entre sus amigos, funcionaba. Volcó to- fú das sus esperanzas en un músico que prometió ayudarle, pero que después se fue a Miami y no supo de él nunca más. Yo porque quería hacerle el amor, y jamás se lo había podido decir. Ahora Abel estaba frente a otra posibilidad de concretar un trabajo musical, y yo de expresarme de una vez. Anoche le acompañé a una cita con el violinista que le asistirá en su CD. Sobre las nueve de la noche llegamos a una escuela de música que está en Las Mercedes, donde el amigo impartía clases; toda la casa estaba a nuestra disposición. No sabía exactamente cuál era mi función allí, pero entre el sonido del violín, la guitarra, la voz de Abel y la elegante presencia del piano negro de cola en su silencio, me sentí en una orgía intangible de la que no quise salir durante las tres o cuatro horas del ensayo. La combinación musical de estos instrumentos conducía mis decisiones. Mientras ellos movían sus dedos sobre las cuerdas, directamente uno y a través del arco el otro, mi cuerpo iba reverberando incontrolablemente, sin saber sobre qué parte se enfocaba la intención de cada pieza. Dentro de mí se disputaban los impulsos, quería expresar libremente mi exaltación, pero el temor a interrumpir el ambiente de trabajo impidió que me manifestara consonante a mis deseos. Lo único que pude hacer fue quitarme los zapatos, tomarme lo que me quedaba de las pocas cervezas que compramos, y vivir dentro el remolino de deseos que se iba desplazando por cada uno de mis órganos. Observar los labios de Abel mientras

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en

SAMA

lag notas, ver el cuerpo de madera

sobre sus piernas, pegada al pecho, como una mujer que se deja proteger; más que el placer en sí, me confundía con una nota-

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ira por dentro, y me enmudecían cuando había una mínima oportunidad para proponerle que se consumaran mis de seos hacia él. Cuando terminaron, me fui con Abel. quien, satisfecho por los logros en el ensayo y al ver la evidente muestra de desesperación que tenía por besarle, dijo que podíamos compartir esta noche un poco más. Nos compramos unas cervezas y nos fuimos hacia una calle de Los Ruices que está paralela a la principal. donde acuden muchos jóvenes en sus ca cros, los estacionan a la orilla de las aceras y hacen una gran fiesta. En una de las esquinas está el restau rante que suministra la cerveza, y que había sido cerrado al público minutos antes por orden de la policía, que había pasado por el lugar. De todos modos con discreción se podía comprar el líquido de la noche y salir a beber fuera, donde los maleteros no paraban de sonar con cualquier variedad de música. Cada dos o tres carros, pegados unos a otros, había un DJ aficionado que se encargaba de complacer los gustos de la mayoría; incluso teníamos la opción de ver videos musicales ofrecidos por una computadora portátil que formaba parte de la escenografía callejera. En ese ambiente era imposible contro-

por su sudor, violador de cualquier regla de discreción. Abel podría beberme de un sorbo y desaparecerme, pero prefirió acercarse a mi oído y con su lengua sinuosa pedirme que esta noche hiciéramos el amor. Fue una locura escuchar su propuesta, los pies trastabillaron; de no ser por lo fuertemente apretada que me tenía contra sí, mientras seguíamos disfrutando de la salsa que sonaba, hubiese caído tendida, y hubiese perdido la oportunidad por muerte instantánea. Pero esta vez no iba 'a fallar. En la calle, como en una discoteca, las parejas se expandían y mezclaban unas con otras. Usaban los autos para sus peripecias. Disfrutamos un ambiente donde el sudor combinado con el aroma de la levadura que llega de la Polar me recordaba una tarde de domingo haciendo repostería, mis dedos y mi rostro borrachos de crema y mantequilla. La cerveza no solo corría por mi garganta: la usaba para mojar mi cabello, mi torso, que se dejaba ver por la minúscula camisetilla que llevaba puesta. La lanzaba al cielo, justo donde me sentía. Por los inusuales movimientos de mis caderas, la desarmonía de mis pasos, el recorrido de mis brazos a través del aire y mi cuerpo, Abel dedujo que había tomaclo cervezas de más. En un momento tuvo que hacerme a un lacio de la calle para vomitar. El mareo superaba mis fuerzas, y contenerme sola me costaba mucho trabajo. La misma alegría estaba saboteando mi noche. Nos montamos en el carro, Abel me aseguró con el cinturón y abrió la ventanilla para que el aire fresco de la noche me aliviara. Frente a mi casa, aún dentro del carro, me tumbé sobre las piernas de Abel, quien me abrazó fuertemente. A pesar de mi estado podía reconocer lo que sucedía, pero no tenía fuerzas para pedirle que no permitiera una noche más sin hacerme el amor. Con un beso, que no sé si

lar mis pretensiones, y comenzaron a expresarse con más claridad. La gente bailaba sin limitaciones. Nosotros hicimos lo mismo. Todo mi cuerpo era registrado

fue tierno o de invierno, me dejó sobre el sofá de la sala, donde he amanecido llorando de la rabia y todavía mareada por el hedor.

ble tristeza al dudar si él podía ser mío después. Estaba casado. vivía con su niña pequeña, y nunca se atrevía a llegar en la madrugada a su casa o quedarse fuera de ella. Estas limitaciones, que él era incapaz de superar, me revolcaban de

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profunda la

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Hace 30 arios apareció el primer número de un semanario que ha marcado una profunda huella en la vida venezolana.

ZET1

Fundada hace 30 años para decir la verdad hasta la última letra.

MES ANIVERSARIO


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os cerebros de ser

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Una buena conipania, 0..,AamV*-' 1 k el lugar perfecto. i'll Todo feamente calculado.

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