Revista Exceso edicion nº 6 junio 1989

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61 Sodoma y Gomorra Usted, que sabe que no puede huir, aunque el país se esté hundiendo, tendrá un consuelo inteligente en este juego de las ideologías

64 Arquitectos demoledores El que juega a los fantasmas, piensan los árabes, se transforma en fantasma. Un grupo de arquitectos americanos dedicados a construir ruinas, terminó arruinado.

I NV NTA R I a

66 La caída de Londres El sucio ya no es privilegio del Tercer Mundo.

68 Pilas del destino El biorritmo, según los adeptos, decidió las batallas de la Independencia y ahora los partidos de béisbol.

69 Empate con el micro o o o

Un nuevo curso para el erotismo. Las computadoras desplazan al amor.

COLUMNAS

74 Guerra a la pobreza Yuyita Pérez Mondragón

76 Sonámbulos Rafael Sylva

78 El fin de nuestro mundo aconteció Juan Liscano

79 Los miniconsumidores Guillermo Pérez Schael

80 Obra maestra de la 52 Carnicería en el Apure

pornografía

Rubén Monasterios

81 Intrigas 46 Los 10 mejores La idea puede parecer suicida para una revista que vive de la publicidad. Decidimos, sin embargo, publicar la lista de los que sus propios colegas consideran los primeros creativos de Venezuela.

48 Las locas convenciones Con inspiración pavloviana, las grandes compañías entrenan a sus vendedores en el ámbito de estrambóticos eventos,

52 Carnicería en el Apure El despectivo nombre de baba no auguraba un portentoso porvenir a los bichos del llano. Hoy, no obstante, se cotizan en dólares y su fiebre —y matanza— hacen recordar la época rosa de las plumas de garza.

María Araguaney

PORTAFOLIO

82 Todas las mujeres son tuyas Claudia Pulgar

CUENTO

86 Noticias de un convento frente al mar

Germán Espinosa

Exces0 Junio 1989 3


XCES S

La simiente de la concertación está depositada en un local del Centro Colgate en Los Ruices. La quincalla Mini-Miní luce aún tal como la recuerdan desde hace 19 años: iluminada a medias por una palúdica bombilla tr as la vitr ina sin acicalamientos. Las señas del tiempo se develan en los semivacios anaqueles, ahora salpicados aquí y alla con pacas de medias panty. y en los estragos gerontológicos que agobian el semblante (pero no la lucidez) de Clemente Naim, el tendero natural de Tr ipoli, Libia. Su hijo Moises es hoy ministro de Fomento, pero lejos de confiar en la muleta gubernamental, Clemente se muestra más precavido que nunca y sigue comprando como siempre todo de contado, la mejor vacuna contra la inflación. Un latinazo apostado en el umbral del negocio proclama su filosolia:Audi alteram partem, escucha la otra parte. Tres décadas atras, cuando el barco que tiara a Naim hasta Venezuela desde Vigo atracó en La Guaira, la Vaca Sagrada decolaba en La Carlota para llevar

MA1881 PAI112 Jittiblh, á till ekIlio que ant!cipaba dorado. El 21 de enero de 1958 se instalo en el número 87 de la avenida Urdaneta, cuando aún no se extinguía el olor a pólvora de las escaramuzas en torno a Miraflores. Aquí trabajó en mil aventuras empresariales que no siempre corrieron con fortuna: una fábr ica de botones, los trabajos del dique seco de Puerto Cabello, el comercio con oro, el frustrado intento de importación de 2.000 autobuses desde Canadá, la propuesta precursora a Cordiplan para el tendido de una linea tér r ea que atravesara el valle caraqueno de este a oeste. Sus peripecias fueron dejando como legado testimonial un torrente de cachivaches, algunos de los cuales conserva como reliquias en su quincalla de Los Ruices. De Moisés guarda un ejemplar de carátula veteada de El caso Venezuela .


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Michael Sibarita. Exces0 Junio 1989 7


XCESOS

UN LICEO APACIBLE La pequeña ciudad americana ha dejado de ser, después de Terciopelo Azul, el inocente traspatio donde florece, sin verrugas ni malos olores el american way of life. Esta vez, también en la pantalla colorida del cine, una vieja melodía absuelta: Qué será, será le imprime un sesgo de virginidad a un escenario de maqueta. El liceo Westerburg en Sherwood (Ohio) —tan lejos de las perversiones de la

civilización que el agua mineral asume la sospecha de homoxesualidad—, sin embargo, hierve con el fuego de las

los rigores impuestos por sus cofrades para merecer un puesto en la elite. Arrastrada po un recién llegado, tan sexy como su moto, se libera suicidando a sus compañeros, hasta

ambiciones, los odios y el conformismo de

que horrorizada de sí misma, cuando la ol

las "masas". Las sifrinas del colegio, las cuatro miembros del grupo Heathers condensan belleza, superficialidad, codicia y poder, igual que sus modelos en el gran mundo. Una de ellas, Verónica, soporta mal

de muertes empieza a adquirir visos d epidemia, decide salvar el liceo, que el amant se dispone a dinamitar. Humor negro, tan fuerte, como in "tumor del cerebro en el desayuno".

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EL ARTE DEL ESCOGES El proceso de elaboración del whisky, es todo un arte en el cual, cada detalle, cada momento, es importante para producir el verdadero escocés. Este arte se inicia con el filtrado del agua a través de capas de turba, antes de remojar en ella la cebada, que luego se extiende sobre un piso de hormigón para que germine gracias al calor y la humedad. Durante este "malteado", la cebada se disuelve debido a una enzima que ésta segrega, quedando lista para convertirse eñ azúcar.

Luego de detener esta germinación en un momento determinado, se procede al secado y tostado del producto, en unos hornos especiales alimentados con turba, elemento fundamental para que el whisky adquiera ese especial aroma. Este producto vuelve a humedecerse, convirtiéndose en una pasta que es amasada en grandes cubas, donde el almidón soluble se vuelve un líquido azucarado ("wort"). A éste se le agrega levadura en unos grandes recipientes para estimular la fermentación, llamada filialmente "wash",

una primera fermentación de la malta que resulta un vino de bajo contenido alcohólico. En ese momento se realiza, entonces, la primera destilación en alambiques "discontinuos" de cobre (Pot Stills). Luego, se procede a la segunda destilación y, finalmente, al añejamiento en barriles de roble, de una duración aproximada entre los 4 y 15 años. Hemos obtenido, entonces, el whisky denominado "single" o de malta pura, de un valor algo más elevado que el llamado "Blended" o de mezcla. Pero, ambos, l son el resultante del arte del escocés.


XCESOS

Las gallinas de Guinea, originarias de Africa, fueron aclimatadas en Europa y América y son conocidas en 'estos lares como gallinetas del Caribe. Su comportamiento es medio histérico y tienen manías fastidiosas como las de cantar el mismo "pailas, pa'tras, pa'tras". De un vuelo tan ágil que se hace difícil atraparlas, los machos son celosos y agresivos con quienes se acercan a buscar los huevos que ellas se empeñan en ocultar. Para completar el cuadro, ponen sólo en épocas de lluvia. Pero la carne, que compite con la del faisán ) bien justifica

lidiar con tantas molestias. En la granja Caracaro, carca de Barquisimeto,

se encuentra un criadero de gallinetas que según Pierre Blanchard, chef del Majesty, "son las mejores de Venezuela". Alimentadas con concentrados, además de maíz y algo de pasto,congregadas en un galpón en proporción de un macho por cada cuatro hembras, son sacrificadas (ahogadas) cuando alcanzan un peso máximo de 1.100 gramos. Se venden a un precio de 100 bolívares el kilo, con plumaje y vísceras, según la usanza de los franceses que les dieron a estas aves jerarquía en la buena mesa. Eran consideradas de mal agüero. Cuenta Blas Menda, dueño del criadero, que su padre, un mayor retirado del ejército, las odia porque en 1948, cuando cayó preso por problemas político-militares, escuchó en el momento en que se lo llevaban, su fastidioso canto.

1 o Exces0 Junio




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OLOROSAS Y EFIMERAS

EXCESOS

Ayer a fresa, hoy a frambuesa, matlana a pistacho, después a limón, ginebra o champagne. Iván Dario Hoyos, un paisa emprendedor y negociante (lo cual es una redundancia porque las gentes de esa región de Colombia son todas asi), llevó al extremo aquello de que en la variedad está el placer. Pero no sólo la variedad sino también la funcionalidad y la comodidad hacen de su

fábrica de "tangas desechables" una atractiva y próspera industria. Odorizadas y desechables, sin ser de papel; de algodón, aunque no tejido, en su fabricación

ntervienen <

metidos a

reciclaje."Secr y aguantan hasta 10 lavadas, antes de su destino final Cuenta Hoyos que se vendieron 150.000

ejemplares en el pinol' mes, y ya se intereso por ellas un comerciante del Táchira, mientras nuevos mercados internacionales se avizoran. Su precio en Colombia, compradas al por mayor, es de 100 pesos (10 bolivares), bastante menos de lo que cuesta hacer lavar la pantaletica en cualquier hotel del mundo. 1,1 FAceso Junio 1 989





SUMA CODICIA RELOJ CON PEDIGREE En cuestión de relojes, lo mismo que en estilográficas, no caben las medias tintas y de no tener algo bueno, mejor es no tener nada. Y en cuestión de buenos relojes, los suizos han sido imitados pero nunca Igualados. Ya se encuentra en Venezuela el original Gucci, con el auténtico certificado de origen y garantía internacional por un año. En modelos para hombre y mujer, distribuidos por Retmecier y vendidos por las más prestigiosas joyerías. El que se reproduce, para dama, es el más económico de todos. Elegante para cualquier ocasión, tiene el atractivo de 11 biseles de bellos colores intercambiables. Bisel y pulsera enchapados en oro de 5 micrones. Su precio: Bs. 14.900.Se consigue en Caracas en Joyería Retzignac (CCCT); Joyería Benito (La Florida); Joyería Macaracuay; Distribuidora Milán (frente al Congreso); Joyería Robert Leider (Paseo Las Mercedes).

Por fin Carolína Quién sabe por qué circunstancia alteró la decisión de Carolina Herrera para que su perfume, una de las cinco marcas más vendidas en los Estados Unidos, llegara finalmente también a las mujeres de su país, que próximamente podrán adquirirlo en las mejores tiendas. Carolina Herrera es una mujer de gustos claros y distintos, y así como los lunares negros sobre fondo blanco, con un toque de amarillo, son una de sus combinaciones favoritas, el jazmín es su aroma predilecto. Por eso perseveró durante seis años en la búsqueda de la mezcla de aceites de jazmín con nardos (tuberosa) hasta lograr esa alquimia final que fuera al mismo tiempo alegre, brillante, fácilmente identificable. Era lo que quería y lo consiguió, asegura. El frasco de línea neoclásica, con tapón de cristal tallado, fue diseñado por André Ricard, de Barcelona. En la caja, el distintivo de sus personalísimos lunares, matizados por la línea amarilla. El Eau de Parfum Carolina Herrera se conseguirá en diversas presentaciones.

MUJERES DE ARCILLA Leonor de Ruffo se había interesado desde siempre por la moda y su evolución. Un día descubre la cerámica y se apasiona por el oficio. De la conjunción de las dos cosas nacen sus muñecas, o

preconcebida; a medida que voy trabajando, ellas me van diciendo lo que quieren ser". Gusto por la época de comienzos de siglo y por los colores pastel, además de exceso de buen gusto distinguen los trabajos

mejor, sus mujeres, porque no hay

de esta ceramista, Las muñecas de

dos iguales. El talante de cada una En la edición anterior de EXCESO N 9 5 de estas mujeres de 40 ó 50 se omitió identificar a la modelo de la foto centímetros de altura está plasmado de portada. Se trata de Dora Mazzone, en un gesto, un traje, un encaje, un integrante de la Compañía del Teatro lazo, un sombrero, una manera de Nacional. llevarlos. "No tengo una idea

Leonor de Ruffo se consiguen en las tiendas Iskia del Centro Plaza, Las Mercedes, Valencia, Maracaibo y en el Gavetero de Puerto La Cruz. O directamente, llamando a su taller de la vía a El Hatillo. Tel.: 963.42.27.

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Walkirias en palacio Hállase un palacio en Las Mercedes, cuyo interior alberga cosas hermosas. Se trata del Palacio de las Antigüedades , atendido por sus dueñas Katerine Gocsman y Magda Gocsman, hija y madre. Lo inició Magda, hace 10 años con las alfombras chinas. Hace tres se sumó Katerine con las antigüedades. Lo primero fue traer desde Europa un container de muebles y objetos que vendió en menos de una semana. Preciosas alfombras y soberbios espejos sirven de marco a los muebles exhibidos. La clientela del Palacio reúne por lo menos dos cualidades: solvencia económica y refinamiento en el gusto. De su inventario destacamos la French Comoda (así se llama en la jerga de los anticuarios) que mantienen actualmente en venta. De principios de siglo, está pintada a mano en las partes superior y lateral y tiene tope de mármol. Su valor es de 380.000 bolívares. Final calle París, con avenida Orinoco, quinta Garbo, Las Mercedes.


EN VEZ DE UN ROBOT ¡Ay, el servicio doméstico! Esas largas y agobiantes discusiones de la pareja sobre si las mujeres son unas víctimas del machismo porque se las condena a lavar los platos o los hombres del furioso matriarcado vernáculo, en

RESTAURANTE

fin, lo que el sicoanalista no puede resolver, está desde ahora al borde del diván de MaTtresse de Maison , ama de casa, en criollo. Hombres y mujeres liberados, porque Maitresse es una compañía de servicios que mediante un contrato puede administrar las tareas del hogar. Provee de una persona que se encarga de todo y llega a la casa desayunada y con almuerzo up ; no habla, no cuchichea, sonríe neumáticamente. El servicio básico cuesta Bs. 1.500 una vez por semana y 2.500 dos veces y está rigurosamente programado: limpieza del apartamento, vidrios, marcos de puerta, nevera, gabinetes de cocina, riego de matas, doblado de ropas y acomodo de closets . Además, la mujer maravilla cambia las sábanas y lleva ropa a la tintorería y la retira. Eso sí, hay servicios

IL PORTICO

especiales que se pagan aparte e incluyen repaso de las paredes con pintura; costura, lavado y secado de ropa; arreglo de flores; preparado de comidas congeladas y dietéticas; compras en el supermercado y pagos de servicios, condominio y tarjetas de crédito; inclusive, compra de matas y de regalos, más pulitura de lámparas, muebles y platería. Tel.: 77.21.27.

Para coleccionistas Un viajero incansable por las más remotas regiones del continente africano, abrió recientemente una galería en el East Village de Nueva York, para aquellos coleccionistas que buscan verdaderas piezas originales y pueden pagarlas bien. Todo lo que allí se exhibe es producto de la investigación arqueológica y etnográfica, con sentido altamente artístico. Mithic Arts Africa , así se llama la galería, está abierta al público de martes a domingo hasta las ocho de la noche y ubicada en la 127 East 7th Street, Nueva York.

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Sobre trapos LIS GA Una forma de salir dignamente de apuros cuando se presentan invitaciones fuera de agenda o compromisos ineludibles es acudir a Black Tie, negocio especializado en alquiler de trajes de noche para donnas . Todas las tallas y modelos, diseñados por Carmen Tejeiro. Los costos oscilan entre 900 y 1990 bolívares por tres días, según el traje. Unico requisito: tener tarjeta de crédito. Centro Comercial Los Campitos, Prados del Este. Tel.: 978.39.22.

¿I

Hace un cuarto de siglo, el primero de junio, salió al aire Radio Periódico Orientación, que fundó y mantuvo hasta su muerte, hace ocho años, el periodista Cirilo Montezúñiga. Indiana, en versión cosaco en la foto, tomó la posta de las aficiones de su padre y, vinculada a varios medios del país, se ha encargado de dar continuidad al programa. Con un estilo coloquial habla a los jóvenes de música, deportes, ecología y salud. Mucha resonancia tuvo hace algunos años la campaña para la promoción de la lectura. Se transmite de lunes a viernes, a las 8 pm. por Radiodifusora Venezuela AM 790.

último rPdt41 Id o

Parece un cuchitril como tantos lugares del Lower East

Chamelon Club enciende todas las noches su

Sida Situado en la calle 6,

destartalado anuncio para

entre las avenidas A y B, a orillas del alphabet city , el

recibir a una clientela de artistas, escritores, músicos,

parroquianos, estudiantes y hasta yuppies camuflados.

Durante la fiesta de Año

En el Chamelon los tragos

Nuevo estuvo Aretha

son todavía baratos. El espacio no es muy grande, pero la gente rodea la barra o toma asiento frente a las pocas mesas para escuchar la banda de rock o de reggae que deja sonar su estridencia entre las cuatro paredes del local.

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Franklin. Yo dirigí otros clubes antes, pero como estaban conectados con la mafia y no me llevaba muy bien con ella, dejé el trabajo y me instalé aquí". Al lugar llegan personajes pintorescos del East Village. "Sabemos que nos están

La banda Spy versus

quitando el barrio, pero no

Spy , parodiando a los

nos tomarán a nosotros,

personajes de Mad Magazine, inicia su presentación con acom- pañamiento de

porque si estos ricos que

documentales reflejados en

mejor que vayan tomando

la pantalla donde ballenas delfines hacen una de-

precauciones y se protejan,

mostración de ballet acuáti-

tos a

compran edificios creen que se van a mudar aquí, es

porque estamos dispues-

defender nuestros

co. "Además de música viva",

espacios", amenaza Harris.

dice el gerente Joe Harris, un

Los cambios se avecinan

británico de 26 años y pelo

en la fachada del Lower

largo (foto), "presentamos

East Side.

también poesía, joven, 20

nueva, nada de los años 60.


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sEXTO sENTIDO

▪ Alguien definía la ópera como aquella circunstancia única en la vida en la cual llega un parroquiano a la casa, encuentra a su mujer con otro y se ponen los

tres a cantar. Y, en efecto, en ese simulacro maravilloso, todo, comedia o tragedia, se resuelve por el canto. mi Las deliciosamente melódicas Cavalleria Rusticana e I Pagliacci, interpretadas, como es tradición, al alimón, abren la temporada operática este año en el Teresa Carreño. — Consagrados intérpretes internacionales, los tenores La ndo Bartolini (Italia) y Peter Kalen (Checoslovaquia) alternarán con reconocidas figuras criollas y latinoamericanas. Al guatemalteco Luis Girón le han sido encomendados varios papeles y responsabilidades que él podrá sortear con su hermosa voz de barítono y su gran presencia escénica. ~ Margot Parés Reyna, por su parte, termina sus compromisos

En pantalla

de primavera en los castillos del Loira, para asumir su rol de Musetta en Boheme , que viene como anillo al dedo a las cualidades de su voz. Esta joven cantante —¡ojo!— dará mucho que hablar. — Cayito Aponte se viste una vez más del viejo y burlado solterón Don Pasquale , un papel que ya le pertenece, para la más pura de las comedias puestas en música de Gaetano Donizetti. El caso de Cayito Aponte ilustra al más genial de los empíricos, pues nunca asistió a un conservatorio, ni estudió canto, apoyándose para la interpretación de los papeles en sus habilidades para la imitación. Sin contar con que aprende las partituras con la primera lectura. Más talento criollo en la dirección escénica de José Ignacio Cabrujas.

HEDONISMO Cuna de la filosofía, Grecia ostenta también la cultura del paladar, una de las más ricas de la tradición mediterránea, cuyas muestras serán ofrecidas en el Festival Gastronómico Griego del hotel Caracas Hilton, hasta el 24 de este mes. Con música en vivo, traída especialmente para la ocasión, y mediante paneles decorados, se recreará el ambiente que transportará a la tierra de Eurípides y Platón. Auténticos virtuosos, procedentes del Atenas Hilton, como son Dyonissis Garis, subchef ejecutivo; Asimina Ploumb, maestra en repostería griega, y Piero Locatelli (casi homónimo del virtuoso en otro arte) se harán presentes para garantizar la más genuina calidad. Según informaron los directivos del Hilton y demás organizadores, traerán huevos de pescado, hojas de viña, queso de cabra, aceitunas, frutas secas, sésamo, pez espada ,anís, orégano fresco, aceite virgen de oliva, con el fin de aproximarse en lo posible al sabor griego. Y, por supuesto también, los vinos: Maoussa Boutari, el clásico Ouzo y el Metaxa (brandy) de 40 años. Un repertorio de 37 platos diferentes.

Curioso que mientras más agitada se torna la vida y más esquivo el tiempo, pululen las formas electrocomputarizadas y cada día más refinadas de matar ese tiempo que, por cierto, no volverá. Video Color Yamin, en el CCCT, brinda a los verdugos variadas formas de ejecución, con juegos de Atari. Uno de los más nuevos, el titulado Bermuda , ha gozado de gran demanda y tiene que ver con las peripecias de un avión de guerra, condenado a bajara tierra cada cierto tiempo para abastecerse de combustible, retardando el éxito de su misión como destructor de portaviones y helicópteros. El costo de cada juego es de 290 bolívares. Para los maníacos del Atari va un dato: hay 300 disponibles. Tel.: 959.12.75.

Fax_ lotories Los decorados de tortas de cumpleaños, bodas, bautizos o comuniones son cursis por definición y se mantienen idénticos a sí mismos a través de las épocas. ¿Por qué no se le habrá ocurrido a nadie diseñar una torta que siga los dictados del arte pop, del cubismo, del cinetismo o del posmo? Ateco , la tienda especializada en repostería, tampoco es la excepción en este sentido, aunque constituye algo peculiar en el ramo, con más de 2.000 artículos: azúcar pulverizada, esencias, gelatinas, moldes de todo tipo y figura, decoradores, mangas, cortadores de flores, galletas colorantes, además de todo lo imaginable en adornos ya listos en pastillaje para toda ocasión y ceremonia. La señora Linda de Font y sus hijos le aderezan la pareja de

novios bajo la arcada del puente rococó, refrendados por un par de cisnes o emergiendo de una concha marina, a gusto de cada cliente y modelados con esmero y maestría. Además, libros de recetas en repostería y tortas por encargo. Calle Madrid, entre Trinidad y Mucuchíes, Las Mercedes.

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Contacto en Venezuela El capítulo venezolano de las aventuras del agente secreto Copland, una especie de James Bond continental, más intelectual que efectivo, configura el largometraje Contacto en Venezuela , cuyo rodaje acaba de concluir. La producción francovenezolana, dirigida por Philippe Toledano sobre un guión escrito por Philippe Madral, sigue a una serie que incluye Contactos en Francia, Alemania Federal y Martinica. En el reparto galo despunta la veterana Henriette Lasser, archiconocida en el mundo del espectáculo como el pintoresco personaje de La Patachou . Pistola en mano, encarna aquí el serio papel de una excombatiente de la resistencia, muy ligada al jefe del servicio francés. También actúan Pierre Dux, Philippe Caroit y Gilbert Ducorniau. La contraparte nativa —amén del grueso del personal técnico— está representada por Ruddy Rodríguez, Julie Restifo, Miguelángel Landa, Eva Mondolfi, Diego Balaguer y Laura Serra. Filmada en Choroní, Los Roques, Caracas y Santa Teresa del Tuy. A

hora en Video

Una de las más escalofriantes escenas del cine es la de aquella hermosa biblioteca, envuelta en llamas, por decisión y orden expresa de un poder para el cual los libros, como expresión del pensamiento, encarnaban enemigos peligrosos. Se trata de Fahrenheit 451 , una de las primeras películas del realizador francés Frangois Truffaut, inspirada en la novela de cienciaficción de Ray Bradbury, autor también de Crónicas Marcianas y protagonizada por Oscar Werner, como el bombero encargado de la misión destructora, y Julie Christie, su esposa, enajenada entre las cuatro paredes de su cuarto, con una pantalla de televisión en cada una de ellas. Ahora en video, distribuida por Blancic Video. En inglés, con subtítulos en español.

DE MENSAJERO A INVENTOR Tucker, un hombre y su sueño , la película de Francis Ford Coppola, en cartelera afinales de este mes, es la historia de un creativo diseñador de automóviles, Preston Thomas Tucker, visionario norteamericano en la década de los 40. El de Tucker es un caso insólito de fidelidad a un empeño. Comenzó trabajando como mensajero (distribuía la correspondencia en patines) de la Cadillac Engineering. Luego, siendo policía, montaba en motocicleta y en los carros de patrulla. Pero su mejor carrera fue desde el departamento de ensamblaje de la Ford a vendedor de automóviles Studebaker y Dodge para trepar al puesto de gerente regional de Pierce Arrow. Mientras tanto iba dandoforma al diseño de su propio vehículo. De los 50 Tuckers que se

fabricaron, 46 están todavía en uso y en buenas condiciones. En la película actúan Jeff Bridges, Joan Allen, Martín Landau y Frederick Forrest. La música es del británico Joe Jackson. 22

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DE LIBROS ..•Todo arte, como forma simbólica, es cifrado. Tanto más cifrado, para nosotros, occidentales, resulta el arte, y en particular la pintura china, universo insospechadamente rico, sin embargo. Una aproximación a dicha pintura, para amantes del arte y estudiosos de la cultura oriental, es la que pondrá próximamente en circulación Monte Avila: Vacío y plenitud: el lenguaje de la pintura china de Frarxwis Cheng, profesor de la Universidad de París, con traducción de Amelia Hernández y Luis Delmont. m'Uno de los sectores más afectados por el paquetazo ha sido el de los libreros. No debería ser así, pero en épocas de crisis los llamados bienes culturales adquieren el rango de suntuarios. Pero lo que fue El General en su Laberinto , del premio Nóbel colombiano, desafió las barreras de la austeridad. "Se sigue vendiendo mucho", es la respuesta de todos los libreros. Cuenta uno de ellos que el General —¡Gracias a Dios!— le pagó el arriendo, la cesta y otras cosillas el mes pasado. 100 mil ejemplares fueron distribuidos en Venezuela y un mes después de su lanzamiento ya se habían vendido, nada más entre las librerías Lectura, Suma, Ludens, Ateneo de Caracas y Nuevo Mundo, un total de 2.900. En Colombia, mientras tanto, el General polarizó a los lectores: entre bolivarianos y santanderistas, partidarios de las leyes y de la acción, costeños y cachacos, admiradores del Bolívar acartonado y admiradores del Bolívar demasiado humano. Venezuela no parece tierra fértil a estas discusiones, lo que confirma hasta qué punto son distintos los dos países.

Modernas obesas Uno de los atractivos de la ropa que vende Mi Gordi reside en que no se niega a las excedidas de kilos el derecho de vestirse a la moda. Los diseños de esta tienda que está cumpliendo su primer año siguen los dictados de la moda; los hay incluso_ audaces pero, sobre todo, para cualquier ocasión y circunstancia: ropa casual, formal, para la noche, deportiva, playera, monos, bluejeans , ropa interior y trajes de baño. Podrán vestirse en Mi Gordi aquellas personas con tallas del 16 al 32, o de la L a la 3XL. Calle Madrid, quinta Horizonte, Las Mercedes.


"NO SOMOS UN PUÑADO DE ADVENEDIZOS CONGREGADOS EN TORNO A UNA TORRE DE PETROLEO. SOMOS UNA NACION HISTORICA DE ALTO RANGO. LO FUIMOS ANTES DEL PETROLEO CON HEROICA GRANDEZA, Y LO VAMOS A SEGUIR SIENDO DESPUES DEL PETROLEO. NO SOMOS UN ACCIDENTE DE LA ECONOMIA SINO UNA ANTIGUA E INCONTRASTABLE VOLUNTAD DE HACER NACION Y DE HACER PATRIA"

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COMO GANAR ENEMIGOS Y CONSERVARLOS UN ASPIRANTE: RAFITO CEDEÑO Al tañir la campana que desde Miraflores anuncie la exhumación del BTV habrá que desempolvar la figura del promotor maracucho. Aunque son ya varios los meses que lleva haciendo sombra en la programación de Televen, difícilmente pueda evitar un dínch con la nostalgia al evocar (junto a sus acólitos) los surveys gloriosos de cuando sus veladas de puños, patrocinadas por el banco, acaparaban hasta un 41 por ciento de la audiencia. Nunca ha calzado un guante y su obesidad crónica tampoco le habría permitido "revolotear como una mariposa y picar como una abeja", pero eso no ha sido un handicap para que sepa propinar castigo a la competencia. Hombre de lealtades que rayan la incondicionalidad, ha perseguido con saña toda disidencia mercantil. Los muchachos de su cuadra que se han abierto conocieron su furia; pero del intercambio de imputaciones no siempre pudo surgir sin una coliflor que arrugara su tosca imagen pública.

EL ENEMIGO

EL EPISODIO

LOS DETALLES

UNA FRASE TIPICA

EL PRONOSTICO

Fulgencio Obelmejías

Señores, ¡buenas noches!

Mar. 83: Metido a gremialista, con un coraje que ni el propio Marvin Hagler presenció, el mediano barloventeño denuncia el régimen feudal que sostiene Cedeño. Ante el Congreso habla de la exigua bolsa del Fondo de Previsión Social del Boxeador, del 2 por ciento legal que nunca ha pagado el promotor zuliano, y de la cláusula de renovación automática de los contratos.

"Somos quienes nos exponemos y nunca obtenemos nada" (F O )

Sólo odio et erno merecí quien te encaje el mote "artístico" de Fully

Venezolana de TV

1 I sparring electrónico

Abr. 83: Luego de seis años de jabs ininterrumpidos el estelar "Conmigo, el canal 8 tiene un programa del gordo Rafito empieza un ciclo de intermitencias programa gratis y bueno" (R C.) que finalmente la gerencia de comercialización de VTV explica: Cedeño debe más de seis millones de bolívares. Desde su esquina, Rafito responde que está bien; pero que VTV le debe a su vez ocho millones y medio por concepto de campañas institucionales y la promoción de los Panamericanos.

n el negocio televisivo todo es fugaz. Quizás, a la larga, Ratito le haga el relevo a Chiquitín Lttedgui.

Jul. 77: Aunque en 1971 fue Rafito quien ideó la artimaña del frasquito que dio a Betulio el título mundial ante Erbito Salavarría, el boxeador le paga con mala moneda: cambia de manejador. En esa mala lid, Cedeño acusa a Betulio de querer atentar contra su vida.

"Quienes amenazan deben ser personas amigas del señor con quien mantengo una querella legal".

Ahora que son colegas hacendados, la concordia debe retornar.

"No tengo la culpa de que el boxeo Pelea de fondo pero persea el primer programa de la TV y petua. Y sin que les que por eso los anunciantes lo quede nada por dentro. busquen. El BTV ha sido para mí sólo eso: un anunciante". (R.C.)

Betulio González Cría cuervos

Carlitos González

E sperando en la bajadita

May. 83: En el fragor de una investigación parlamentaria sobre mafia, el narrador y a veces, también, promotor, airea los extraños negocios pecuarios de Cedeño en el Zulia: compró una finca por 10 millones amparado por un préstamo del BTV concedido sin garantías.

Don King

Pelea de una sola calle

Sep. 80: El combate estelar de la cartelera se dirime en la Corte "Demando cinco millones de Federal de Nueva York: Don King bate su afro crispado para dólares por una cuestión de prinarrebatar a Cedeño la exclusividad de los derechos de la cipios" (R.0 ) transmisión de la pelea entre Muhammad Alí y Larry Holmes. El zuliano, como buen perdedor, se retira. Pero el reconcomio queda.

Rafael Oronó

Rebelión en la granja

Dic. 84: Tanto el minimosca Pantofio COMO

Son negros y se entienden.

el mosca ligero "Son unos malagradecidos. Yo Hasta la cordura, y con

dominicano Francisco Quiroz convienen con otros promotores.

los he convertido en lo que son". (R.O.)

ella la inquina, ha perdido Oronó en la miseria .

24

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Junio 1989


La tradición del pan de trigo, por lo menos en Caracas, estaba bien asentada ya en el siglo XIX. Acaparó más que nunca el paladar venezolano en los últimos años y a todos los niveles. Ahora pasó a ser artículo de lujo, corre peligro de extinción. Ha sido víctima de una huelga de consumidores. Hasta Simón ha tenido que salir a defenderlo: "al pan pan y al trigo trigo", dice por televisión. Efímero . EL PAN BARATO .

Eternos, 1[1[1111111'1mm LAS CHICAS DEL CAN . Su carrera se ha balanceado con el mismo tumbaíto del merengue. Un ominoso silencio continuó a su debut de un par de años atrás, cuando el golpe de tambora las llevó hasta escenarios europeos. Hoy, Juana, la cubana las pone a bailar de nuevo. Intermitentes .

LAS ELECCIONES AL ESTILO PANAMEÑO . Las del 7 de mayo abortaron en menos de 72 horas. Efímeras

PERONISMO . Ni la muerte precoz de Evita, ni la desaparición de su cadáver. Ni la tardía restauración del viejo Juan Domingo entre la opaca Isabelita —que de católica tenía muy poco— y el diabólico López Pega. Ni las crisis económica, ni la guerra sucia, ni la de Las Malvinas (¿más limpia, acaso?). Ni lo militares, ni los comunistas, ni Los Montoneros. Ni la democracia, ni el diminutivo de Alfonsín. Nadie ha podido con el peronismo. Eterno .

CADA . Los Rockefeller los fundaron en el Zulia hace alrededor de 50 años. Introdujeron en Venezuela la modalidadel supermercado. Se les conoce por sus iniciales.Han sido codiciados, encumbrados en la imaginación del público y comprados, vendidos y saqueados. Iban a cambiar de manos otra vez, se rumoró. Volvieron a ser objeto de especulación informativa, como hace más de veinte años. Un mesonero que sirvió la mesa donde se estaba cerrando la negociación secreta, en Las Mercedes, dio el pitazo a un vespertino, se dice. CADA se convirtió nuevamente en sinónimo de polémica. Intermitentes.

EL TURISMO . El entusiasmo de hoteles, líneas aéreas y aún de restaurantes de Caracas, Margarita y Puerto La Cruz a raíz de la avalancha de turistas del año pasado, se esfumó. Como los turistas. Efímero .

ISA DOBLES lnexterminable. Ha aparecido y desaparecido de las ondas y de la pantalla chica, hasta el cansancio. La media

naranja , Venezuela vibra , Operación contacto y Botón de arranque se han llamado algunos de sus programas. Se dobla pero no se rompe. Fue brutalmente agredida, según dice, durante el régimen de Luis Herrera,

ELZORRO,

cuando el 17 de mayo de 1980 suspendieron en el canal 8 Operación contacto . El lusinchismo, un día también de mayo, el 16, pero de 1987, se cargó Botón de arranque en Radio Suave. Acaba de reaparecer por VTV. En la primera emisión la acompañaba, como invitado, Carlos Andrés Pérez. Hasta Alí Primera resucitó ese día. Intermitente

LA RIVALID

Lucille Ball ahora, ENCEFALOGRAMAS

doblemente Eternos

Luis PiñerúaOrdaz

"Soy, ciertamente, actor del sainete de la corrupción que se monta con harta frecuencia. Pero no lo soy contra mi voluntad. Lo soy conscientemente". (2.4.89) "Quisiera decirle a Osctavio Lepage que cuando le toque justificar lo injustificable, no hable pendejadas". (25.9.88)

real o ficticiaAD DEL 4 Y DEL 2 , manera Eterna , de

cualquier

"Siempre he creído que el dirigente político, si quiere conservar la consideración y el respeto de la opinión pública, no puede ser mudo, ni, por supuesto, alcahuete'. (20.11.85) "Yo nací prácticamente en AD, pues milito desde los 12 años" (18.11.85)

"Procurare, muy seriamente, ser el próximo candidato d AD". (5.3.85) "Me toca votar en el estado Miranda tengo un problema de conciencia pa emitir mi voto". (30.9.88) "Estoy en la certeza de que esta democracia, de seguir por este torcido sendero, muy pronto estará a las puertas de una terapia intensiva, cuyos resultados son siempre inciertos". (18.1.83)

"Mi impresión es que el costo de la vida va a subir mucho más". (30.7.84) "Con el gobierno correcto, el desarrollo de los servicios telefónicos, postales y telegráficos, alcanzará su mayor auge en todo el pais". (30.7.78)

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YZ1AN . 1051:1YELPI) Subió con el I país en barrena. ti 91119 WEL :W1k70i)!NOWITG IGelvirtiÓ 1 Canal e garganta prolonga de Norteamérica. £,A ..EFIC , :. '11.>1 Tantos tontos busca ,. ola, la rierdiercp. :

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11. )9..»L ,m9. ,,')-: Supo., a la ,-; pliürt,Tu. del Salón de la Fama, que ítiego Jai t riwiloa hasta que se acaba. tt ) J4i ILLck , d de la Hamburguesa al De la Univer Pah , .án Nacional. A

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LA NENA SÁNCHEZ PELÁEZ

SUNSET liOIJI,EVAIID El fasto de su vida anterior, apostrofada por la figura de Marcelino Barquín, ilumina el relato de dos descalabros paralelos: el de su relación de pareja y el de un imperio económico. Una secuencia de fatalidades que sella con la traición de una abogada defensora y un financista de la campaña de CAP.

1\4

Ben Amí Fihman • Fotos: Vasco Szinetar

ercedes Lucía Sánchez Peláez —pequeño cuerpo de muñeca, grandes ojos negros y una voz muy ronca que usurpa su verdadera anatomía— se había preparado tratando de organizar en unas hojas de block afirmaciones, recuerdos y la versión de los hechos que abarcan, a los 58 años, una existencia que, víctima de su afición al cine y la televisión, quiso mirar o pudo mirar un largo instante —de dos décadas— en el espejo de Alexis Carrington. Soñó, en efecto, poder fundar la dinastía Barquín. La fortuna le había sonreído con generosidad durante años, y como no fuera por la sombra de los celos —que la llevaron a vivir uno de los grandes dramas de su vida cuando, el año del terremoto de Caracas, fue involuntariamente sometida a una cura de sueño— habría podido sentirse aupada por los dioses de la fortuna los primeros tres lustros de su matrimonio con Marcelino Barquín. Acostado a las puertas de la quinta Mercedes de San Román, no sin cierta ironía, un Rolls Royce negro y plata, modelo 1957, sintetizaba con arqueológica verosimilitud, la lejana presunción.

Atenta a su imagen de morena autoritaria, aunque lo disimule con perversos tintes de rubia fatal, que ha intimidado al Rey de la Selva en Suráfrica (cuando visitó el parque de Mala-Mala en el año de 1974, en tres días de excursión, por más que los guías se esforzaran en colgar en las afueras del campamento sangrantes carnadas para atraer a las fieras, los leones brillaron por su ausencia), había llamado, con un ímpetu digno de Gloria Swanson, a su maquillador Marino González, para que impusiera por unas horas el cosmético espejismo de las golondrinas que ya no volverán a su rostro decidido. La casa de suaves techos de tejas y artesonados plafones, reúne el desordenado catálogo de sus vaivenes y es la misma a la que se mudaron todavía antes de la fundación de Lamigal, la compañía que los simboliza a ambos: a ella y a Marcelino Barquín, su ex esposo, en el albor de la década de los 60. La época de los años felices. Cuadros de Oswaldo Vigas, Mario Abreu, Jesús Soto, Carlos Cruz Diez, César Rengifo, Francisco Hung, muebles de estilo y verdaderos jarrones y pergaminos japoneses, una espléndida videoteca, un boudoir diecio-

chesco y un dormitorio que combina el decimonónico copete florentino con la piel de oso polar y el auténtico D'Aubuisson, escenografías en las que asienta su soledad —junto a sus hijos Sonia y Pedro, la perrita Linda (cruce de pequinés con pomerania) y una servidumbre uniformada, incluido un mayordomo caribeño—, nos habían acompañado en el recorrido por la casona. Nos desplazábamos para las fotografías, para los recuentos y para las preguntas y respuestas que dramatizaban en una charla, con largos desvíos de monólogo, lo que hoy en día no es más que contemplación retrospectiva en "las tardes que a las tardes son iguales". No, no era verdad que hubiera amenazado a Marcelino con un revólver nacarado. El arma existía, baño de oro y cacha de nácar, pero en el divorcio se la había reclamado obstinadamente hasta obtener satisfacción, eso era todo. El suave ambiente musical de la discoteca , uncido al rumor del aire acondicionado y el gota a gota del vodka, ejercían un narcótico dictamen sobre la conversación que escoraba hacia uno u otro lado. Tanto el pequeño monitor en el closet de su habitación que barajaba en Exces0 Junio 1989 29


En los años 40 era una apetecible belleza que su padre andino resguardaba con celo.

pantalla los más vulnerables ángulos de la enrejada quinta, como el pronunciado techo de la casa de té al fondo del jardín, cuyas tejas traídas de Japón están garantizadas por 400 años, conferían a la plática que se había desplazado del boudoir a un amoblado corredor frente al jardín y de ahí a lallamada discoteca —un penumbroso salón con barra y órgano eléctrico donde realiza de cuando en cuando pequeñas reuniones en compañía de sus pocos amigos—, mientras el sol

desaparecía y la noche se instalaba, un aire de extravagancia. Sí, la casa estaba, igual que antaño la de Miami, conectada directamente con la policía por un sistema de alarma. Un par de horas nos habían permitido transitar desde el viejo caserón na30 Exces0 Junio 1989

tal en La Pastora, el Chile de la preguerra y la Norteamérica de Eisenhower, hasta esta residencia de San Román, donde había hecho su vida adulta en compañía de Marcelino Barquín. —Era muy chiquita pero tenía mucho terreno y le fuimos agregando las habitaciones, la discoteca, la casa japonesa, el mirador, la parrilla. Lo que tú ves. Cada dos años se hacía una cosa nueva. Viajábamos mucho.

todo el mundo. Una vez le dije: "Marcelino, tenemos que estar conscientes de que ya no somos del montón, que tu palabra la toman en cuenta, que cualquier cosa que hagas o digas está en la mira de todo el mundo y eso va conmigo también". Uno no se da cuenta de que lo va adquiriendo, uno cree que todo eso es natural, porque lo tienes, lo has deseado, lo has buscado, lo has trabajado. Igualmente pasa con la fama, con el dinero. No te das cuenta porque la vida sigue igual.

—j Cuándo empieza Marcelino a des-

Máspoder adquisitivo, sí. No me daba cuenta

tacarse en los negocios y tú a sentir que estaban llevando una vida distinta a la de los demás? —Nosotros nunca nos dimos cuenta de que éramos famosos, envidiados, vistos por

de los negocios, de la cantidad de cosas a las que pertenecía Marcelino. Lo halagaban, lo llevaban, lo invitaban y a mí también, pero no me di cuenta hasta que la noticia de mi divorcio salió en todos los periódicos. Mucha


En Japón compartía con la realeza; la de verdad,la familia imperial, y la de los negocios: era la única mujer sentada a la mesa de la directiva de Mitsubishi. mano Juan Sánchez Peláez, los pintores Mateo Manaure, Mario Abreu, Oswaldo Vigas, Pedro J. Díaz, Isaac Chocrón, que están siempre pendientes de mí. —¿Quiénes los solicitaban en aquél entonces? —Personas con quienes Marcelino tenía o podía llegar a tener negocios. ¿Cuántas fiestas tenían ala semana? —Teníamos a veces tres invitaciones en una noche, íbamos a una o dos y dejábamos la otra. Nos quedábamos poco tiempo y nos íbamos a cenar a un restaurante. Eran matrimonios, de todo, aquí, fuera. Aquí, sobre todo, la gente es muy ingrata. —¿En qué sentido? —El venezolano, hombre o mujer, es muy interesado. De quien puedan sacar, ahí están, y de quien no, ni lo mencionan. La prueba es que las viudas o divorciadas andan solas si no tienen dinero, porque nadie quiere una carga. Las personas que se han alejado de mí, ya lo sé, no valían la pena. Ya sé por qué estaban cerca, cuál era el móvil. —¿Cómo fueron los primeros tiempos de opulencia? —Hicimos la primera vuelta al mundo, un viaje larguísimo, en el año 68. Salimos de Caracas el 16 de junio de 1968: Caracas, Nueva York, San Francisco, Honolulú, Guam, Tokio, Hong-Kong, Bangkok, Karachi , Atenas, Frankfurt, Copenhaguen, Estocolmo, París, Düsseldorf, Londres, Roma, Madrid, Caracas. Era la celebración de los primeros triunfos de Lamigal que se había unido con Mitsubishi y Kawasaki. Te puedo decir que hemos estado en todos los rincones del mundo. Hemos visitado los mejores sitios, las grandes ciudades. Y te digo, fuimos más felices solos que cuando estábamos rodeados de gente. Paseábamos, comprábamos, pero tranquilos. Marcelino no era el hombre que la gente se acostumbró a explotar, firmando chequeras enteras en las alas de su avión en La Carlota, ingenuamente, confiando en los subalternos que —

gente se acercaba. Empezó a acercársele muchísima gente, a decirle que todo lo que hacía era perfecto, maravilloso. El hombre de negocios tiene menos vida privada que el artista de cine. ¿Cuándo ocurre eso? —Hace unos 20 años. Pero yo lo tomaba con naturalidad. Porque mi esposo trabajaba mucho. Yo era una persona dedicada ami casa, a mis hijos, de una conducta normal, buena gente...Yo me decía, sí, se están dando cuenta de que uno vale... ¿Quiénes te invitaban? —Muchísima gente. ¿Quiénes? —Las personas que me invitaban lo saben. Conservo algunas amistades todavía: Miguel Angel Contreras Castrillón, mi her—

lo traicionaron. Nos conformábamos con poco, pudiendo ir a los mejores sitios. En Japón siempre fuimos atendidos con honores. Apenas llegábamos, me ponían una secretaria desde la mañana hasta la noche. Fuimos infinidad de veces. Me desayunaba en el Imperial Hotel, frente al Palacio Real. Me conocían hasta los ascensoristas, todo el mundo. Nos daban masajes cuando llegábamos extenuados después de almuerzo. Era la única mujer invitada al comedor de la directiva de Mitsubishi. Tengo amistades maravillosas en Japón. Masato Tagay y Alcito Tagay, que llaman Ako, perteneciente a la familia real. Ohara, el vicepreidente de Mitsubishi, y su esposa. Una vez hicimos un viaje por todo Japón con ellos y como siempre he viajado con muchas maletas (son viajes largos, tengo que llevar ropa de invierno, de verano, abrigos de piel), el señor Ohara, todo un personaje, y Marcelino tenían que cargar a último momento los baúles de metal para no perder el tren, porque yo, desafortunadamente, soy un poco impuntual. Yo tengo todo en mi casa, mis libros, mi música, mi cascada, mi casa japonesa. Tengo todo lo que quiero en estos mil metros de terreno. Yo nunca he ambicionado más. Y el amor! Eso es todo. Ahora, en esos viajes, Marcelino tuvo que aceptarme muchas cosas, porque me encanta conocer artistas de cine. Mi hobby es el cine. Me jacto de tener una gran videoteca, una de las mejores. Conocía Gloria S wanson en el año 79. Estaba con una amiga en el lobby del Plaza Athenée en París. Cuando se levanta al baño me voy detrás y le digo: soy venezolana, tengo todas sus películas. Hablamos largo y la cónsul de los Estados Unidos que estaba ahí con ella, dice: "pero ustedes son del mismo tamaño", y nos pone espalda con espalda a medirnos y de verdad, éramos del mismo tamaño. Conocí a Joseph Losey, a Dalí, a la Duquesa de Windsor, pero he tenido muchos desencantos en la vida. No sé dónde leí la frase, aunque la anoté: "En este Rimi

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señoras que le brindaban la hija. ¡Cómo iba a ser indiferente a eso! Yo estaba en lo que era mío, mi marido. Se imaginaban que yo pertenecía al jet set , y que mi marido hacía y yo también hacía"), la propulsó al escándalo nacional. La miraba, la contemplaba, desorientándose en la rosa de los vientos de sus propias fechas, entre un sorbo de whisky (al que había cambiado) y una bocanada de humo. La veía trastabillar entre la referencia a su peletera habitual en París, lá búsqueda del nombre de un hotel —el Dolder de Zürich o el Regency de Nuw York—, que la había consentido con su hospitalidad en los años fastos, y la evocación de aquella lejana contienda. El año 74 Mercedes Lucía Sánchez de Barquín había despertado a su circunstancia, decidiéndose a demandar en divorcio a Marcelino Barquín por una suma

empleadas, Dorothy Mauquer. Aunque La Nena subraye, con cierto orgullo, que antes de que el juez sentenciara estaban viviendo juntos otra vez, ella y Marcelino. El se quedaría hasta mediados del 86 en la casa de San Román. La boda con Milagro Avila y los primeros grandes conflictos de Lamigal antes de terminar el año zanjarían, para los dos, el final de una época y quizás de un estilo. Había que sacar cuentas, pelear la supervivencia en tribunales y en el Congreso, soportar traiciones y defenderse contra la jauría que se ensaña disputándose los restos de un imperio. Un final de fiesta crudo y tenebroso, la verdadera pérdida de la inocencia. —¿Es crítica la actual situación económica de Marcelino? —Mucha gente cree que no. Lo creen poderoso, con plata afuera, robada. Re-

Los disfraces nunca le sentaron a Mercedes; la pareja con Betancourt; en juventud daba la hora antes de tiempo su

que inflamó los titulares de prensa: "para que recapacitara porque, en realidad, yo no quería divorciarme". Le embargaría el avión en La Carlota, los periódicos "publican prácticamente todo el expediente", pero al término de unos meses, como si todo hubiera sido un juego publicitario, terminaban reconciliándose. La anuencia de los dioses, sin embargo, les va a ser retirada a comienzos de esta década. Una siniestra conjura de fatalidades trae la desgracia a los Barquín. Extrañas acreencias, se diría, por un rutilante pasado. El año 81 la muerte rebusca con una barroca perversidad a su hijo mayor. Un zamuro, enredado en las aspas del aparato en pleno vuelo, le revienta la aorta el 12 de febrero, cuando la pareja se halla en New York. El divorcio llega, por fin, poco después, pero a solicitud de Marcelino Barquín, arrastrado por la pasión que le inspira una de sus

cuerda que del árbol caído todo el mundo hace leña. Cuando a mí me dicen que Marcelino está podrido en plata yo les respondo que sí,que es verdad, que debe estar podrido en plata. Yo creo, sin embargo, que él se va a recuperar. Cuando termine este pleito con la abogada que le embargó sus acciones. El le dio amplios poderes cuando estaba en la cárcel. Ella se quedó con Inversiones Naiguatá, engañando a Pedro, mi hijo, con el complejo Fundación del Táchira y con Maca, empresa metalúrgica. Encima de eso embargó, por honorarios profesionales —160 millones de bolívares— mis acciones en Lamigal, las de mis hijos y las de mis nietos. —¿Cómo se llama ese angelito? — Ese angelito tiene una demanda de Marcelino en el tribunal segundo de lra. Instancia en lo penal. Una catira, alta... Esta mujer intima honorarios por 152 millones de bolívares y después se los saca a Lami-

gal, en combinación con el juez de la causa, embargando las acciones no sólo de Marcelino, sino también de mis hijos, de mis nietos que son menores de edad, y hasta las de los japoneses. Pero eso no es todo: el síndico, estando Marcelino todavía en la cárcel, arrienda Lamigal por 5 años, con un contrato sui generis, a Edgar Marshall. Marshall fue amigo de Marcelino. El lo puso en la CVG, y ahora es del grupo de Argenis Gamboa. Marshall financió la campaña del candidato más fuerte en las elecciones. ¿Sabes lo que es estar preso y tener un abogado que se te voltee? Y te digo, esa mujer quería casarse con Marcelino y al no lograrlo se propuso quedarse con su dinero. Ella embargó las acciones con la intención de vendérselas a Marshall por 25 millones de bolívares, cuando su valor es superior a 450 millones. Lo estafó, lo robó, lo hundió mientras él estaba en la cárcel. Yo se lo había advertido. Como tantas otras veces, por intuición. ---¿Lamigal funciona aún? _Sí. Trabajando al 30 por ciento de su capacidad produjo utilidades por 100 millones de bolívares el año pasado. Pero como tú sabes, se la arrendaron a Marshall sin ningún tipo de garantía. El contrato establece que él debe pagar un mínimo de 15 millones de bolívares al año, cuando sólo la nómina de Lamigal representa 30 millones anuales. Ese negocio fue hecho sin consultar para nada a los acreedores y fue anulado por la Corte Suprema. Pero el síndico no hace ningún caso a esta decisión. Marshall se comprometió a inyectar 150 millones de bolívares como capital de trabajo. Pero la verdad es que le quitó prestado 105 millones de bolívares, como consta en el expediente de la quiebra. —¿Cuándo pasó todo eso? —El año pasado, cuando estuvo Marcelino preso. ¡A él lo han aconsejado tan mal! ...La única que lo aconseja bien soy yo, porque le digo la verdad. Para mí es amigo, marido, hijo, de todo; aunque ya no estaba conmigo, se había casado. La Nena apagó el grabador, el suyo. Se acercaba la medianoche. Inútilmente buscamos, durante un instante y antes de despedirnos, frente a la inapetecible media botella de vodka, esa muletilla de toda obra de ficción, la palabra fin . CliE)

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BETO MAGNO

UN MARIDO EN LA CORTE ARROJADO AL CENOTE DE LA OPINION PUBLICA CON EL ANCLA DE RECADI Y LOS SUBSIDIOS LECHEROS AL CUELLO, LA INMOLACION DEL GRAN ELECTOR DE LA ERA LUSINCHI PODRIA EPILOGAR UNA SAGA DE PIONEROS QUE COMIENZA HACE CASI UN SIGLO EN EL ZULIA. A ALBERTO FINOL LE APUNTABA EL FARO DEL ESCANDALO, MIENTRAS ASCENDIA POR LA ESCALINATA DE PODER QUE EL

MIISMO HABIA CINCELADO A LA SOMBRA DEL EXPRESIDENTE. Hugo Prieto Fotos: Vasco Szinetar 36

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orno en el juego del escondite, la política suele deparar resquicios impenetrables, ideales para invocar al poder. Uno de sus protagonistas, Alberto Finol — Beto, para propios y extraños— supo, a lo largo de cinco años, vadear el riesgo que supone fabricar el destino con tan sólo un pestañeo de su voluntad. Camuflado en el pináculo de las instituciones —el Comité Ejecutivo Nacional de Acción Democrática, azotea del supercogollo—, diluido en esa mayoría de congresantes que votan a dedo, y sin embargo, atrincherado en sus oficinas imperiales de Ilapeca, hizo y deshizo en las fábulas callejeras donde aparece como el segundo de a bordo en el gobierno de Jaime Lusinchi. Su presencia, a ratos fugaz, pero nunca libre de sospechas, lo coloca en los planos ejecutores de un nuevo liderazgo. En la ruta a la presidencia de la República. Las alcabalas despreciables que aminoran la marcha a Miraflores dan cuenta de su participación en el diseño de la política lechera, en la rebatiña de los dólares preferenciales y en la suerte definitiva de muchos dirigentes, anónimos y encumbrados de Acción Democrática. Sobre este marco, la figura de Finol aparece deformada, como expuesta sobre la superficie convexa del espejo. ¿Pero acaso lo han visto? Su despacho, en el primer piso del edificio Ilapeca (Industrias Lácteas Perijá C.A.) en Chacaíto, deja ver aun hombre pragmático. Enemigo de toda impostura. Por eso viste un flux claro de almacén, camisa de algodón, mocasines amansados y un reloj japonés. La mirada de sus ojos azules es penetrante, a la expectativa, y cuando ríe hay cierta sobriedad; pero es una comunicación que fluye de a poco, como la del campesino. Tiene ese sesgo de los políticos, cauto y entregado ala vez, salvo cuando habla de su familia y el campo: entonces se apasiona. Sobre el sopor que vierte el lago en la planicie de Maracaibo, René —su abuelo— asentó el cuño ganadero de la familia Finol.

C

Su pm», Enrique, avanzó con un laetuario —el Alfa, pionero en Venezuela, aún en pie—. Los roces de Beto con el cuero de los animales, los postes por donde alguna vez los arreó en faenas que consumieron su 38

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adolescencia, evocan la huella que así resume: "los pioneros, en todas partes del mundo, se inician con la ganadería. Así fue en la conquista del Oeste norteamericano; uno lo ve en las películas de caballitos". Recuerdos de vacaciones que hicieron soportable el calor de agosto y la estricta disciplina que empleaban los hermanos

SU PASO POR FLORIDA LE PERMITIO CODEARSE CON LOS HEREDEROS DE LAS MAS RANCIAS FAMILIAS DE CUBA, PRESA DE LA ESTIRPE DE LOS APELLIDOS Y EL RESPLANDOR DE SUS FORTUNAS.

Maristas en el Colegio de La Chiquinquirá. La arquitectura cuartelaria de sus muros altos, los corredores internos y los ventanales, absorbían la luz de enero puesta sobre las aves y los vertebrados disecados que atrapaban su mirada. Más relajados por el declive religioso y el desprendimiento laico de la ciudad, sus hijos Daniel y Andrés, sacaron igual provecho. Porque un eje vertical ha marcado la educación de los Finol. En avances sucesorales sobre aulas impolutas, casi eternas. Pero faltaba gerencia e imaginación para calcular los riesgos de un avance temerario. Ese fue el granito que puso Bao a su regreso de Estados Unidos, donde se recibió de ingeniero industrial en las aulas de la Universidad de Fort Lauderdale, Florida 1956. Y lo hizo en los mismos potreros de El Mango, la hacienda que conservaba su padre, en compañía de Patricia, Daniel y Andrés Finol pasaron por la Arcadia de Miami y llevan la su primera esposa antorcha de la familia. norteamericana y una de sus novias en la marxista. Testigo de la grandeza y del ocaso época de estudiante en USA, y de sus hijos de sus amigos, saca algunas experiencias: mayores, Luisa y Julio. "No, no me puse a pensar que debía hacer Su paso por Florida le permitió codearse dinero para convertirme en invulnerable a con los herederos de las más rancias familias las acechanzas del destino; no, más bien de Cuba, presa de la estirpe de los apellidos esa experiencia me hizo reflexionar acerca y á resplandor de sus fortunas; asimiló en de que si esas familas cubanas se hubieran las aulas universitarias toda clase de dedicado más a su propio país, asumiendo proyectos empresariales. Luego, se una mayor participación política, se hubiera encontraría a más de un condiscípulosum ido dado otra cosan Es decir, se aislaron. El en la ruina y el despojo de una revolución vacío lo ocupó inmisericorde Fidel Castro.


El reverso de la moneda, tras los azarosos años 60, colocaría a Finol en la pequeña Habana, en las singularidad del jet set . Amigos que han disfrutado de sus posesiones en ultramar arriesgan un inventario: dos apartamentos en el Jockey Club, otros tantos Rolls Royce aparcados en los sótanos discretos de la residencia, un yate de 150 pies fondeado en la marina y su flotilla de aviones, orgullo del aeroclub con un jet super star . de cuatro turbinas -único en los confines que limitan al sur de Río Bravo-. Las desafiantes tierras dePerijá exigieron como pago de la transformación, una jornada de 15 horas. El ganadero se entregó al trabajo como cualquier granjero de Kansas, sin olvidaren ningún momento el viejo lema que templa el espíritu por esas tieras: "no hay nada fácil". Tan simple como eso. De seguro, el plan habría fracasado sin el apoyo incondicicional de Patricia. No fue fácil para ella, al frente de una casa que sabía pasajera. Sobre la calle 62A de la urbanización La Estrella en Maracaibo, Finol construyó

En el colegio de Los Maristas y a la sombra del prócer marabino, Rafael Urdaneta, Beto y sus hijos absorbieron el desmedido apego a las tradiciones regionales.

la residencia familiar que le sirvió por casi 20 años. Sin perder el pulso del destino, viajó entre semana al fundo donde el horario siguió siendo el mismo. Entre idas y venidas consolidó su posición de ganadero y Patricia completó el número de sus vástagos con cuatro retoños adicionales. En la simetría yuxtapuesta de este avance, corre en paralelo el declive de dos compañías extranjeras (la IVIC, propiedad de Rockefeller y la Formouth), cuyas estructuras se convirtieron en el embrión de Ilapeca. La compra, propuesta a un grupo de ganaderos zulianos por iniciativa de la familia Finol, se hizo bajo el esquema empleado en la adquisición del lactuario Alfa en 1937. El esquema de compañía anónima de fomento cooperativo atrajo a 77 accionistas con un plan para capitalizar fondos: 5 céntimos por cada litro de leche entregado a puerta de corral. Casi cuatro millones de bolívares, cedidos por la CVF (Corporación Venezolana de Fomento), complementaron el financiamiento. En la jugada se anotaron eame.

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una familia trabajadora y lo que hice fue un oda su trayectoria como hombre de unos cuantos colegas de la villa de El Rosario. poco por inercia, como partícipe de una empresas, evoca los recodos de un Sin embargo, la importación de volúmenes tradición que me impulsaba a mantener viva historial centenario que se inicia equivalentes a los obtenidos en planta actividad". Pero su hermano José René, esa en La Cañada, al sur de Maracaibo. estranguló los excedentes internos y más de desprovisto de todo apoyo publicitario, se Allí se instaló su abuelo fiel a su un pionero liquidó sus acciones. Heberto lleva los créditos. "Es él quien se encarga de vocación ganadera, pero pronto Romero asegura que su padre, Ramiro, nunca la ganadería. La nuestra, cebú, es reconocida compró una finca en la costa vio un sólo centavo de este lance, en el que como una de las mejores de todo el país". oriental del Lago, cerca de Mene Finol habría tomado el control de Ilapeca. Más allá se pierde la pista de su estirpe. El Grande. Allí educó a sus hijos, de Desde los mismos albores, la utilidad fue mismo origen del apellido no está claro. Su los cuales sobrevivieron ocho: dos transferida al capital para ampliar la base padre, que nació con el siglo y murió en varones y seis hembras. El padre de Beto era financiera de un crecimiento explosivo. Una 1986, revisaba las guías de teléfonos para el mayor, pero su hermano René, tío de distribución espacial de las plantas rompió descubrir la el cepo regional prosapia italiana, y la recepción de o quizás lec he aumentó en francesa, por allí, estos años de por los Pirineos. 120.000 a La verdad es que 1.500.000. El una sección de la tipo de cambio familia se obligó a una estableció en revalorización de Perijá y de ella los activos y los se tiene noticias 600 accionistas por la figuración saben que el de un pelotero, valor de Ilapeca Daniel Finol. Y supera hoy los es cierto, no hay 700 millones de bolívares. Por anclaje en el primera vez, rancio abolengo Finol se ufana marabino. abiertamente: En el fragor "Después de electoral del 68, nuestra en medio de la participación hay incadescencia plantas divisionista, procesadoras en Beto Finol se el sur de El consolida como Cargó sobre sus h. ► nbros la candidatura fláccida de Octavio Lepage, pero no se lamenta como su amigo Manuel Peñalver. Tachira, en Lara dirigente agrario y en Oriente.Eso en AD, pero el significa que no sólo se resolvió el problema Beto, vive en Caracas y es médico. Estuvo desprendimiento de lo que sería el MEP de los productores de la cuenca en el lago de al frente en la fila de los estudiantes del 28, abrió un boquete que competía con el lago Maracaibo sino que, a la vez, se les ha junto al fundador de ARS, Carlos Eduardo en las filas del partido. "En esa época nadie permitido a productores de otras zonas Frías. Completó sus estudios en París y fue peleaba los puestos en las planchas de una ampliar sus actividades". fundador del departamento de Clínica organización convertida en tercera fuerza. Cuando mira por el espejo retrovisor se Médica en la Universidad Central de Sin embargo, fui electo como diputado enorgullece de los avances obtenidos en la Venezuela. Finol vuelve sobre las huellas y suplente". En honor a la verdad, la elección pulverización del producto. El empleo de se amuralla en los imperativos de la agrega brillo a su carrera. Otros dirigentes, tecnologías intensivas dentro de la base trayectoria familiar; propone una suerte de más cercanos a la cúpula del poder, fueron industrial, ha permitido que el precio de un determinismo, una carrera de honores: lo demolidos por el traumático rompimiento. litro de leche en polvo, cueste cuatro hizo mi abuelo, lo hizo mi papá, lo tenía que No todo era sombrío para ese año. Ilapeca bolívares menos que la fluída. "El gran error hacer yo. La fortuna crece, pero como duplicó sus operaciones y aumentó su capital consecuencia de un irrefrenable designio consiste en no haberle explicado esto al a casi 20 millones de bolívares. Esta vez la más o menos genético. "Yo nunca me corporación estatal cedió un crédito que público", se lamenta. Y algo muy importante: propuse tener esto o aquello, uno viene de bordeaba el 48 por ciento de esos recursos. en el trópico se almacena el producto.

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También fue el año en que Finol obtuvo su licencia de piloto. Fue así como resolvió el itinerario de su agenda: Maracaibo-CaracasMiami. En las costa de Florida recalaba puntualmente los veranos. Andrés, su hijo menor, ocupó el puesto de copiloto en esas travesías que absorbían siete horas de vuelo, con escalas en Puerto Principe (Haití) y Puerto Plata (República Dominicana). unque el solaz sobre las cálidas playas de Miami tenía, sin embargo, su precio: una jornada extra en El Mango, donde sus vástagos renovaron el contacto campestre con las vacas, su ordeño y una que otra cabalgadura que los convirtió en buenos jinetes. Pero no fue él quien continuó la tradición como capitán de vuelo. Su abuelo, aguijoneado por la proeza, atraído por el reto fascinante, obtuvo pisando los 70 su licencia y en el aeroclub de Maracaibo, todos recuerdan la hazaña y sus vuelos regulares a Machiques. ¡Ay de aquel que solicitara pista cuando él se aproximaba,

simplemente ponía la suya en tierra! Hoy, Daniel le sigue los pasos y mantiene en los hangares de La Chinita, una 350 de pistones, medio olvidada porque prefiere el helicóptero. La relativa pasividad que impuso el ejercicio de la oposición, libró el tiempo suficiente para los negocios. Ilapeca creció como la espuma del ordeño, hasta dominar -en los años de la revancha adeca- el 30 por ciento en las importaciones, cuota que aún

ILAPECA CRECIO COMO LA ESPUMA DEL ORDENO, HASTA DPMINAR -EN LOS ANOS DE LA REVANCHA ADECAEL 30 POR CIENTO DE LAS IMPORTACIONES, CUOTA QUE MANTIENE EN EL MERCADO.

mantiene en el mercado. El programa del vaso de leche escolar, impuesto bajo el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez y un desmesurado aumento de la demanda, arrojaron un crecimiento exponencial de las ventas. En el tránsito,contagiado de entusiasmo, ganó apoyo entre los demás productores. Pero en la bifurcación de los intereses, soporta hoy renovados ataques, donde aparece como el gran artífice de una j ugada para tumbar los precios con sucesivas importaciones lácteas. " Desde que yo me conozco han existido luchas y tendencias. Es bien sabido que con frecuencia se utiliza a las asociaciones ganaderas con objetivos políticos o personalistas. Poco a poco se constituyen en asociaciones de maletín, que desplazan realmente a los sectores representativos". Pero hay algo concreto: el año pasado unos cuan tos ganaderos iniciaron una revuelta contra Finol con el argumento de que "yo no había conseguido aumentos de precio para el productor". Sus buenos oficios sirvieron para concretar una audiencia en Miraflores, en la que Lusinchi escuchó y calló ; "Como yo estaba relacionado con el gobierno tenía la culpa.

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Una cosa tan infantil, suficiente para una campaña de seis meses a ver quién hablaba peor de mí". n el claroscuro de la lucha electoral, el Zulia aparece como un poderoso bastión, donde la suerte y el destino deciden los resultados. Por mucho, fue coto exclusivo de Copei. Su fuerza animó a un consecuente perdedor como Rafael Caldera a presentar una y otra vez su candidatura. En más de una ocasión se vanaglorió de poder erosionar la hegemonía adeca, con un caudal de votos a su favor en todo el estado. A Finol la

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VEINTE AÑOS ATRAS EL GANADERO ENCONTRO A LUSINCHI EMPAPADO EN LAS CUPULAS PARLAMENTARIAS, PERDIDO EN COMISIONES Y HUERFANO DE TODA VOCACION PRESIDENCIAL.

Sin llegar a sorprenderse se vio en las películas como John Wayne, un auténtico

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política le seguía esquiva bajo los cánones de aportes empresariales y otros apartados de poca monta, vueltos a transitar en 1978, con el fracaso de Luis Piñertia. Aunque la huella de los Finol era bien conocida en las playas de Miami, los años de la opulencia opacaron la estadía de Daniel y Andrés en las aulas de Fort Lauderdale. Confundidos con viajeros de toda laya, pasaron por mayamcros a las puertas de los centros comerciales. Mas no estaban de compras, y a la brevedad posible se recibieron en Administración de Empresas y Finanzas. Esta vuelta de hoja sobre el curriculum de papá ratifica el tránsito académico de la familia. Despejada la lucha interna por la candidatura, se sabía con la ventaja que supone año y medio, el nombre del candidato: Jaime


Lusinchi. La aclamación de El Poliedro puso en marcha un dispositivo del poder, cuyos antecedentes se remontan a fines de los años 60. Entonces, el ganadero encontró a Lusinchi empapado en las cúpulas parlamentarias, perdido en comisiones y huérfano de toda vocación presidencial. Su apuesta lo hizo subir amparado por una nueva corriente contraria al ex-presidente Pérez. Por fin, la suerte había cambiado. Triunfos sucesivos en los sindicatos yen los gremios profesionales presagiaban la derrota de Copei en el Zulia. Claro, ningún edificio se derrumba solo. Por eso, los dirigentes

la hora de contar los votos. Por eso, en el propio terminal aéreo, Finol esperaba al candidato y haciéndole honor a su fama de hombre persuasivo, le arreglaba el nudo de la corbata. Lusinchi se insuflaba de vigor, en medio de una empatía que contagió a los edecanes del ejército partidista. Eso lo habría de vivir en carne propia, Pablo Bencomo, ex-presidente del INOS (Instituto Nacional de Obras Sanitarias), cuando al tomar posesión de su cargo subió al pedestal, le rindió honores al gobierno y luego bajó a tierra firme. Entonces, Finol lo esperaba, afanado como un simple mesonero, con un vaso de whisky. Brindaron, ¿Acaso no es

sin fisuras, antisísmica. Aquella consigna Poder de Base- retumbaba hasta en los zaguanes de la oposición. Sólo un político tan avisado como Carlos Andrés Pérez podía adivinar el giro de un vector que le era adverso. A los seis meses, ya instalado en Miraflores, Lusinchi puso en marcha el engranaje de su proyecto político. Emergieron las aristas filosas que degollaron a una primera víctima: Luis Raúl Matos Azocar, ex-ministro de Cordiplan. Luego, le tocó el turno a Pedro Brito y despejado el camino, surgió como por arte de magia la figura de Aristides Hospedales. Poco antes, Finol descendió en La Carlota con un manual

Hugo Soto Socorro imagina a Finol dando vivas a Lusinchi, con las manos en alto, la cabeza caliente y una alborozada taquicardia.

Américo Araujo: el alter ego de Finol, también asimiló el castigo.

Modestamente, considera quesu encumbramiento en Ilapeca es obra de los designios familiares.

maracuchos extirparon todo signo de triunfalismo.

esa la mejor forma de asegurarse la sumisión burocrática .En esos tiempos lo vieron más de una vez al volante de su carro, y para muchos despistados pasó como el chofer del futuro presidente. Eran momentos en que Lusinchi renunciaba al extra que hacía falta, pero las giras se cumplieron a cabalidad hasta en el último rincón del Zulia, así fuera sobre las calles farragosas de pueblos y aldeas. Nunca en la historia reciente, un candidato a la presidencia había disfrutado de un apoyo electoral tan vigoroso como Jaime Lusinchi. Su plataforma era de granito,

How to become president entre las manos, convencido de que podía convertirse en el próximo huésped del palacio. Esa mañana fue a Miraflores, eufórico. La marcha avasallante de la fusilería afecta a Lusinchi, llegó pronto a las costas del Lago. En los meses de la renovación partidaria se apostaron en los predios de Fetrazulia para reclamar la cabeza de Hugo Soto Socorro, un fundador del partido envuelto en el perecismo. Pero desollar a un viejo zorro no es cosa fácil: una férrea centralización del trabajo y su mano de hierro oponían dos obstáculos formidables (»I•

ntre sus acólitos corre el rumor de que a Lusinchi le falta la voluntad suficiente que exige el clamor de la campaña. El suplicio extenuante de las visitas casa por casa, lo diezma sin remedio. Y si es el caso olvida la fuerza suficiente que hace falta para colocar los remaches en pueblos y seccionales de aparente insignificancia, pero determinantes a

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que obligaron a romper el molde de las votaciones. "Alquilaron todos los carros disponibles para cubrir barrios y seccionales, hubo zancadillas, maletinazos, mítines y publicidad que llevaron la elección a la calle, muy lejos del partido. Un golpe financiado desde el gobierno y por algunos empresarios", recuerda el viejo dirigente. Para entonces, ya Finol había tomado cierta distancia. A Soto no lo vieron más en su casa; las llamadas telefónicas, cesaron; los esporádicos almuerzos, también. Y Soto lo entiende: "Finol se metió en ese proyecto con las manos en alto, el corazón y la cabeza", así era su entusiasmo. Américo Araujo,

intuición- en la asamblea legislativa del Estado, en su propio cuartel. ás tarde, cuando sonó el pitazo constitucional para sustituír a Lusinchi, Manuel Peñalver abandonó los planos intermedios de la figuración política para gerenciar la consolidación del proyecto desde La Ermita. "Lo que estaba en juego era el respeto a la conciencia individual y la li- botad de elegir y ser elegido", deslizó el diri-gente sindical. Era, sin duda, una apuesta sin antecedentes,

nas de Ilapeca. De nuevo, su empeño, su mejor trabajo, dejó huella a lo largo de la campaña. En las maratónicas rondas de la estrategia opinaba con el mismo tino con que reponía el whisky en los vasos de Lusinchi y Lepage. A lapostre, lamaquinaria de Peñalver impuso a Finol en la dirección partidaria. En enero de 1986 fue ungido al Comité Ejecutivo Nacional, base del supercogollo. Todavía las fichas del partido no salen de su asombro. Soto recuerda que al iniciarse el gobierno de Betancourt, él asistía a las reuniones del CEN, por encontrarse al frente de la jefatura adeca en Caracas, pero nunca lo hizo como miembro pleno. Hoy ironiza: "cuando en 10 años subes de esa manera, surgen los problemas y se notan las fisuras".

"TODO ESTO ME HA PUESTO LA PIEL DURA, PERO SI FUERA EL CASO COMENZAR DE NUEVO, HARIA LO MISMO. LO MALO ES QUE MI FAMILIA SUFRE"

Lusinchi le dijo a Finol: "no te veo senador, Beto".

Finol sonríe: cuando llega Lusinchi al poder, ya todo estaba hecho y en marcha: Ilapeca, Casa París, el Banco Financiero y otras empresas.

i realmente Finol ejercía esa ascendencia sobre el ex-presidente, es cosa que niega. "No protegía yo a Jaime Lusinchi. Más bien él nos protegía a todos. Era un excelente jefe, un gran lider y en los 11 años que pasó al frente de la fracción parlamentaria aprendimos a sentir aprecio y respeto por él. Diría que me sentí ayudado por Jaime Lusin-

quien le ofreció apoyo incondicional minutos antes de la nominación a la jefatura zuliana, abandonó al dirigente obrero para adentrarse en las huestes del lusinchismo. Finalmente, lo desplazó. Bien lejos quedó el episodio protagonizado en las oficinas de Soto cuando el candidato se presentó a discutir las planchas. Con la papeleta en la mano, Lusinchi levantó la mirada y dijo:

inaudita en el partido.Antes de jugarse esa carta, Rómulo Betancourt lo dividió dos veces. En los duros meses de la precampaña, toda la infraestructura que podía ofrecer Beto Finol estaba a la disposición de Octavio Lepage - no era el único, Carmelo Contreras también puso a la orden sus aviones- . Sus más allegados, maliciosos, evocaron el

chi y por las cosas que aprendí a su lado.

"Pero Beto, tú no tienes cara de senador. Cara de senador tiene el gordo Hugo". Soto declinó el honor, aunque festejó la ocurrencia. Incluso, evadió la nominación al Congreso para refugiarse -por mera

naufragio de otro ganadero zuliano, Isileo Meleán, en los baluartes herreristas de Rafael Montes de Oca, posteriormente inmolado por Caldera. Poco se le veía al ganadero en susofici-

Es cierto, su manera de actuar confude a muchos. Le gusta escuchar e informarse y tiene un carácter muy fuerte, una personalidad recia que tomaba decisiones. Yo no podía decidir por Lusinchi".

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En sus oficinas de Palacio, Blanca Ibañez se ocupó de la agenda presidencial. Su cercanía al despacho, la información en la mano, y esa figuración pública que escapó a las normas y procedimientos de anteriores figurantes femeninas en el poder, la convirtieron de algún modo en partícipe de la ejecutoria de Estado y la política. Soto Socorro le resta cualquier ingerencia en el pleito candidatural, "las decisiones las tomaba Manuel Peñalver", corrige. Otro episodio marcado por ciertas desaveniencias surgidas a propósito del encumbramiento de Finol en el poder, habrían despertado en ella una dosis mortal de celos, pero el ganadero aclara: "Por favor, yo conozco a la doctora Ibañez, Blanquita, desde hace 20 años. Cada quien tenía su propia responsabilidad y la mía estaba en las seccionales. Pero hay muchas personas interesadas en crear problemas donde no existen". A estas alturas, Ilapeca surge incontenible en un avance que no desdeña las ramificaciones en la telefonía, los productos de limpieza y las cadenas de

comercialización (Supermercados Victoria, en una compra de la Casa París que se inició en 1981 y culminó en el 87). En el prorrateo del capital se habla de 60.000 millones de bolívares. El despegue corporativo lo atribuyen Luis Homez y Carlos Tablante, enemigos jurados de Finol en el parlamento, a una base suministrada por fondos de la CVF y un remanente producto de las importaciones de leche en polvo. Finol vuelve sobre sus pasos, recuerda la herencia de familia y con un dejo de hastío comenta: "puras sandeces". ero el bombadero continúa incesante, en un desarrollo clásico de pinzas sobre el blanco. En su despacho, Finol sigue en pie, aborreciendo el humo del tabaco, desaprensivo con los restaurantes, abandonado por el poder desatento. "Todo esto me ha puesto la piel dura, pero si fuera el caso comenzar de nuevo, haría exactamente lo mismo. A mí me importa poco, pero los que están cerca, mi

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familia, sufren". Las aprensiones de la batalla le han impedido culminar la novela Saigón, medio perdida en su mesa de noche; desde hace 10 años no se da una vuelta por el cine -por una cruel ironía, ese lapso señala las dos candidaturas de Lusinchi-. Ahora, colocado sobre la piedra del desprecio por ciertas informaciones de prensa, se fue a Miami llevándose a mamá "para que no leyera los diarios". Visitó a su hermana y entonces le vino a la mente aquella llamada que le hiciera un amigo de las aulas universitarias: "¿Por qué no te vienes a trabajar conmigo?". En el itinerario de su vida, Maracaibo le ofreció la aventura de los pioneros. Miami, donde siempre tuvo anclaje coqueteaba con la amistosa oferta de trabajo despachada desde las oficinas de una compañía de video, cuyas ventas arrojaban más de 1.000 millones de dólares -"suficiente dinero para comprar la Polar", contrasta- pero Caracas, siempre intermitente, lo había seducido con una dosis de poder evasiva y engañosa. A estas alturas, Finol lo piensa seriamente: ¿valió la pena todo esto?. CEE>

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Esta selección tomó en cuenta creativos en ejercicio, que trabajan en el país en agencias de publicidad, con una afincada trayectoria. No se incluyeron nombres de creativos refugiados en cargos directivos, ni de artistas temporal y circunstancialmente entregados a la publicidad; ni, por supuesto, los de creativos que viven actualmente en el exterior.

1. LUIS GARCIA PLANCHART. Nacido en Caracas hace 48 años. Abogado, master en Comunicación Social. Casado, con un hijo. Vive en Colinas de Santa Mónica y maneja una Wagoneer. Piensa que en publicidad el concepto de fusil es ambiguo. No hay nada nuevo bajo el sol y por más que uno trata de evitarlo, a veces se llega a los mismos resultados, ajenos y de manera casual. Sobre el mensaje subliminal, opina que es recurrente como ciertas epidemias. Es algo contingente, no necesario en publicidad, más propio de la propaganda

P9UNGIINS? IQ liltriOWY9t109YQV y piensa que en algunos casos es una forma de suplir la falta de creatividad. AJL Publicidad.

2. NESTOR FRANCIA. Nació en Caracas hace 41 años. Licenciado en Letras, poeta y

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CREATIVOS traductor. Casado con cuatro hijos, vive en La Candelaria y se moviliza a pie. Trata de no fusilar y se siente más feliz cuando logra la originalidad. Sin embargo, confiesa que más de una vez ha puesto ideas ajenas contra el paredón: 'Uno tiene en mente varias gavetas con cosas guardadas que se asocian y combinan en el momento necesario". Cree que eso del mensaje subliminal es más invención que otra cosa. Corpa.

Cree que no existe un propósito expreso de hacer subliminalidad. Es cuestión de azar. La más común de las fobias entre los creativos de alto nivel es la fobia a los clientes. Si dice cuánto gana se van a enterar las novias y van a venir a buscarlo los acreedores. ARS .

4. CARLOS FONSECA.

llene 44 años y nació en Caracas. Es arquitecto y periodista; desde hace 12 años trabaja

Nacido en Caracas hace 47 años. Periodista, caricaturista, ha ganado varios premios, entre ellos el Nacional de Periodismo. Divorciado, tiene dos hijos. Vive en La Boyera y se moviliza en un Montecarlo. 'Todos fusilamos", dice. 'Lo importante es hacerlo

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bien y tener la honestidad de

Sebucán y no maneja carro. Utiliza el Metro para desplazarse. Fusila, como todo el mundo, pero a diferencia de otros 'yo sé fusilar, así como Picasso fusilaba a Velásquez, yo fusilo a Shakespeare y Cervantes".

reconocerlo. En realidad uno lo que hace es identificarse con ciertas tendencias, interpretarlas y expresarlas". A su juicio, los elementos subliminales siempre están presentes en mayor o menor grado y

3. RAÚL FUENTES.

se pueden manejar a discreción del creativo y de su ética. Leo Burnett.

5. ALFREDO MALDONADO. Caraqueño de 47 años. Escritor de narrativa, sin libros publicados hasta ahora. Está casado y tiene un hijo. Vive en Colinas de Bello Monte y dispone de dos carros para movilizarse: una Caribe y un Mustang. Un sí rotundo es su respuesta a la pregunta sobre si fusila o no. 'Al igual que todos los creativos; pero adaptando". No cree en el mensaje subliminal como

técnica preconcebido, pero reconoce que en muchos casos, al crear una campaña, resul ta inevitable. Piensa que la fobia más común de los creativos de alto nivel tiene que ver con los clientes. Pegaso


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abogado, administrador de empresas, periodista y fotógrafo, pero dice que sólo tiene éxito como creativo publicitario. Casado, con tres hijos. Vive en Lomas de Chuao y se moviliza en un Sierra, aunque desearía hacerlo en un Porsche. Si por fusilar se entiende apoderarse de un comercial ajeno, cambiar el producto y presentarlo como propio, nunca lo ha hecho. Si se refiere a tomar una idea y adaptarla, lo ha hecho, al igual que todos los creativos. Está convencido de que el mensaje subliminal existe . Gana lo suficiente. J. Walter Thompson.

Fotos: Juan Carlos Oropeza

9. DIMITRI KASCHKAROW. Nació en Güigüe, estado Carabobo, de origen ruso; 40 años, casado,sin hijos. Es periodista y escritor en el campo de la narrativa. No ha publicado libros, pero promete que los publicará. Vive en Lomas del Mirador y maneja una Caribe. Procura no recurrir a ideas ya existentes o al menos no lo hace conscientemente. Opina que la percepción subliminal existe y significa algo, pero su utilización y eficacia en publicidad aún no han sido avaladas por una investigación empírica seria. Considera que su uso no es cotidiano, ni siquiera frecuente. FCB/Siboney/Blanco Uribe.

10. SERGIO RUIZ.

6. RAFAEL SYLVA. Nacido en Caracas, tiene 60 años. Periodista, pintor, escritor, con cuatro libros publicados. Recientemente resultó ganador de uno de los premios en el concurso radiofónico de la República Federal de Alemania. Casado, con dos hijos. Vive en La Campiña y se moviliza en un Mustang GT 1985. Declara que

todos los creativos fusilan. Hay quienes lo hacen vulgarmente; quienes lo hacen con estilo y quienes recurren a tal sutileza e inteligencia que llegan a parecer originales. El que diga que no fusila es un farsante. Asegura que sí existe definitivamente el mensaje subliminal. Franklin Whaite.

7. MANUEL GRATEROL. Nació en Turón, estado Portuguesa, hace 54 años. Graterolacho es una conjunción de periodista, humorista, locutor y escritor. Casado, con cinco hijos, de los cuales cuatro

se dedican a la publicidad. Vive en El Cafetal y se moviliza en un Sierra. Considera que en publicidad es imposible renunciar al fusilamiento, al cual además no se opone, siempre y cuando no se haga una copia idéntica. Hay una moda, unos patrones, una visualización que ya son patrimonio universal. Lo importante es el estilo propio. A su juicio, hay mensaje subliminal y es esencial en publicidad. Target.

8. BOBBY COIMBRA. Brasileño, nacido en Sáo Paulo, 44 años y radicado en Venezuela desde hace tres. Es

Nacido en Cuba, venezolano por naturalización. Tiene 57 años, casado, y separado con dos hijos. Es caricaturista, pintor y humorista. Una muestra de sus producciones será recogida en un libro para el cual está trabajando. Vive en Santa Eduvigis y se desplaza por la ciudad en un viejo auto. "Todos fusilamos, con mayor o menor gusto". Aunque precisa que para fusilar es más bien documentarse, jamás copiar algo textualmente. La subliminalidad es un problema que desvela a sicólogos, semióticos y teóricos de la comunicación. Sin embargo, su larga experiencia en publicidad le ha demostrado que no es un asunto relevante. "Jamás', asegura, "un cliente le ha solicitado una campaña con elementos subliminales". Fischer-Grey.

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El capitán Kirk de Star Trek se habría sentido a gusto en el presidium galáctico de Mavesa

comando que cayera sobre cada determinada mesa mostrara en su rostro una foto del vendedor más destacado sentado en ese grupo. n las trincheras se forja el espíritu de cuerpo. Por eso, una moral de unidad élite se debe insuflar al orgulloso batallón devendedores. Pero con la paternal benevolencia de, verbigracia, un general Patton. De otra forma, puede resultar Dunkerque. Para contrarrestar la arremetida de Ford con su modelo Sierra, General Motors montó una convención que tituló Cuando las Aguilas se Atreven; casi

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restituida la combatividad de los promotores de GM, los organizadores incurrieron en el desatino de dejar para lo último la intervención del Gerente de Cobranzas. "Fue deprimente", confiesa un testigo al recordar el desánimo de la concurrencia ante la enumeración de débitos que desglosara el funcionario. A tono con los tiempos, las escaramuzas se trasladan al espacio exterior. "La primera gran convención", establece un exitoso productor de presentaciones audiovisuales, "fue la de Pepsi-Cola en 1982. Un platillo volador aterrizaba y de él salía un androide que tomaba refresco". Fue apenas la bajada de bandera para un rally de estaciones

galácticas que perduró por varios años. Y que la misma Pepsi-Cola rubricará con su próxima convención: pospuesta ya por dos años consecutivos, está programada para 1990 en el teatro Teresa Carreño. Los esbozos iniciales de la organización adelantan una mise en scene que incorpora una inmensa pirámide de cristal surcada por haces laser. La empresa de gaseosas tiene qué celebrar: para entonces estará cumpliendo 50 años en Venezuela, y, como colofón, mantiene localmente un liderazgo irreproducible en otros mercados del continente. Mavesa también tuvo su convención a lo Star Wars en 1986: En la Orbita del »I..

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Exito, se llamó. El salón de conferencias fue transformado en una nave interplanetaria, con un cockpit en el que las luces se prendían y apagaban. Por las ventanillas, sobre el fondo negro (de cartulina) del espacio sideral, entre asteroides en movimiento flotaban potes gigantes de los productos de Mavesa. Pero la utilería no era sólo para ambientar a los asistentes: los vendedores de Vatel, con bragas plateadas de astronautas, en cierto momento debieron trabarse en un duelo con sables lumínicos contra alienígenas que representaban a Diana. os rayos fulminantes resplandecen en las convenciones venezolanas, para solaz de H. G. Wells. El año pasado, en el lanzamiento del Shelltox-Nueva Fórmula, el letal spray se transformó en un rayo infrarrojo que brotaba de una lata gigante de insecticida, para aniquilar a la cucaracha de cinco metros de largo que durante todo el evento amenazó desde el techo a los convencionistas. Cuando se disipó la humareda, el cadáver del superinsecto - yacía, encogido, sobre la alfombra del Meliá Caraballeda, en tanto los testigos de la batalla coreaban el estribillo de los parlantes: "El nuevo S helltox la mató". El furor futurista no fue, sin embargo, impedimento para que la presentación de la Operación Dinosaurio de Vencerámica, muy a tono con su título, se trasladara escenográficamente hasta el precámbrico, en las antípodas del tiempo. Desde el podio un arcaico W.C. de piedra dominaba el salón, incómodo antecesor sanitario (sic) del flamante repertorio de Vencerámica, en el que, a falta histórica del papel que inventarían los chinos, un paquete de hojas de plátano sustituía a la cotidiana bobinilla de tisú .

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"Muchas veces han rechazado ideas diciendo «no, chico, eso es muy complicado para un vendedor»", se queja un productor de eventos. a literalidad, por ejemplo, de la presentación a los vendedores de Festival, el derivado de jamón dePlumrose, inmunizaba contra malos entendimientos. Entre velas y antorchas y tufo de azufre, una suerte de misa negra se desarrollaba en el podio. Modelos con tridentes y apéndices caudales terminados en lanzetas, bailoteaban alrededor de una marmita. Pero las invocaciones hicieron surgir una lata gigante de Festival; la aparición exorcizó a los diablitos rivales. Para el lanzamiento del Ariel sin aroma, en enero de 1988, el reparto incluyó a ejecutivos y vendedores. El guión relataba un episodio de la era bíblica, cuando la Procter & Gamble de Galilea apaciguó los afanes de las lavanderas con su nuevo producto. Un caso de ninguna manera único de participación; la misma empresa organizó una convención en Maracaibo en la que el leit motiv era un programa televisivo de opinión con Nelson Bocaranda en persona. Y sin censura (entiéndase: valían las groserías).

La desmesura traspasa la escenografía hasta filtrarse al histrionismo exacerbado que domina las convenciones. Si de roles se trata (el vendedor callejero, el gerente de

I tópico actoral alcanzó su cima en la convención de Harina Juana, convocada en el Intercontinetal Guayana de Puerto Ordaz tres años atrás. Como en Hollywood Boulevard, estrellas inscritas en el piso enmarcaban los nombres de los vendedores más persuasivos. En las carteleras, afiches trucados de clásicos del cine suplantaban los nombres de Clark Gable o Vivian Leigh por los de los papaúpas del consorcio molinero. Tanta candileja, sin remedio alguno, apuntó hacia un foco de divertimento y, si se quiere, procacidad. "Apenas un quinto de los costos se destinan a los aspectos «serios» de la convención, como

mercadeo y su decodificador, el gerente de ventas), vale más remedarlos, jocosamente, por supuesto, pero también inequívocamente. La transparencia de la parábola debe ser a prueba de dislates.

presentación audiovisual del producto, etc.", se queja un rentista de equipos multimagen. Y la proporción no es nada despreciable sobre un total de cuatro millones de bolívares, presupuesto pro-

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medio de una reunión de ventas. Gasto social, dirán los inversionistas. Porque a una rata per rápita de 20 mil bolívares de costos por asistente, toda alegría es demasiado barata para festejar

a la "fuerza de venta". Especialmente, tratándose de un monto deducible del Impuesto sobre la Renta. De allí que el bonche sea un desaguadero insaciable para achicar presupuestos. Los artistas más solicitados para animar las veladas


Alegría de tísico

son humoristas como el Conde del Guácharo, Claudio Nazoa, o la agrupación Alpargata Cantorum, que además de cobrar unos 40.000 bolívares por sesión, se permite veleidades como cuando, en una convención de Plumrose, cantó con chanfle : "a ver, a ver, a mover la salchicha". Ningún guiño a la procacidad podrá, sin embargo, lucir fuera de lugar. El ruleteo de entretelones que se desarrolla, de noche, por los pasillos de los hoteles es el epílogo de una jornada de borracheras. Se-

gún sus filosofías empresariales, las corporaciones hacen (o deshacen) la vista gorda ante estas aventuras. Pero otras, en cambio, prefieren canalizar lo inevitable: la filial venezolana de una trasnacional del automóvil celebró su convención anual en Santo Domingo; previendo los estragos venéreos que pudieran ocasionar entre sus chicos las atracciones turísticas dominicanas, decidió contratar con ribetes de exclusividad un burdel entero. ' E.S. CUL)

Ya lo supo Cecil B. De Mille: el faraonismo en la producción contrae el riesgo perenne de que cualquier gazapo luzca una enormidad. El derroche de recursos en las convenciones salta sobre la misma cuerda floja. En 1987, para el lanzamiento de Tropiña, se construyó una plataforma giratoria, de tracción a sangre, que a la hora de la verdad a todos trajo de cabeza: no giró, pues nadie había considerado la tonelada adicional de peso que significaba la orquesta y bailarinas dispuestas encima. Un fracaso como el del producto mismo. Como fue también el caso de Lark, una marca cigarrera que en el mercado sobrevivió lo que una bocanada, para cuya convención se elaboró un cigarrillo de 15 metros de largo, de anime y metal, pendiente del techo del Gran Salón del Caracas Hilton. Con efectos de luz lograron dar lumbre al desproporcionado pitillo, y como nada mejor que el ejemplo para ilustrar las bondades de un producto, la banda posterior del filtro se abría para dejar caer sus ennegrecidos carboncillos (también de anime). Un entreverado sistema de poleas, creado ad hoc, pudo resolver la alzada del modelo. Hay que tragar grueso para pasar los deslices técnicos. Pero una convención puede también representar el canto del cisne empresarial, fatalmente. Todavía se recuerda lo que habría de ser uno de los más grandiosos eventos de la historia comercial del país: la convención de Chrysler de Venezuela en 1979. Se había elegido al principado de Mónaco como sede, y hasta allá habían viajado los organizadores perfilando detalles. Un par de meses más tarde, cuando los briefings de la reunión habían madurado, se anunció la deserción de la corporación en el mercado criollo. Y tampoco se puede pasar por alto el infortunio de IBM de Venezuela: cuando finalmente la brega de años por obtener la plaza para la Convención Latinoamericana de ese monstruo cibernético parecía haber obtenido irreversibles recompensas, se interpusieron los sucesos del 27 de febrero: ese mismo día estaban llegando los convencionistas. Quedó la resaca de la postergación (hasta 1991)y una pérdida millonaria. Operación Dinosaurio.

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CARNICERIA EN EL APURE



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ADA PIEZA SE TASA ALREDEDOR DE LOS 2.000 BOCINARES, AUNQUE LOS HACENDADOS RECLAMAN 4.000

os ca cros de banco cuentan hoy billetes en el palacio de los barbaritos

n 1987 (extrapola una comerciante, a partir de las licencias concedidas) se mataron unas 130.000 babas; en 1988 la cifra ascendió hasta 150.000, en un sacrificio masivo que se centra en los llanos occidentales, fundamentalmente los estados Apure y Barinas. En 1989 cada ejemplar beneficiado se tasó para el eufemístico productor entre los 2.000 y 3.000 bolívares. Estas cifras permiten esbozar la forja de nuevos, mas no inéditos, imperios del holocausto animal. La cercanía del precedente más conspicuo se materializa a

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pocas cuadras del neurálgico Hotel Plaza: el Palacio de los Barbarito. En la vía hacia Biruaca, por el oeste, se yergue la construcción que el flamante boom ha legado. Sin la suntuosidad de los arcos 54

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El trofeo tras media hora de batalla: un ejemplar de segunda del Palacio, el Centro de Acopio de Babas muestra la arquitectura utilitariamente huraña de las obras rurales. En sus bóvedas, resguardadas por la Guardia Nacional, se almacena el botín de la razzia . Cerca, el Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (MARNR) debió habilitar las aulas de una escuelita para improvisar un depósito auxiliar: allí recolecta los cueros de anaconda (la deSCOMUllai culebra de agua cuya caza también está prohibida) incautados en operativos, y que habrán de ser subastados entre los comerciantes de pieles. Estos siguen siendo, como antaño, en su

mayoría italianos, intercalados con venezolanos, algún francés y hasta una intrépida alemana. Ellos rubrican en el templado confort del aire acondicionado el epílogo de una aventura que se consuma, paradójicamente, en las vísperas de la cruz de mayo, fiesta de la naturaleza, entre la madeja de brazos fluviales y lagunetas que interrumpen la sabana reseca.

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omo sea que el dinero cambia de manos en San Fernando de Apure, base de toda la operación, la cosecha se practica en una zona cuyo radio promedia los 500 kilómetros, y que abarca


ANTES FUERON LAS GARZAS Como

hoy los saurios, en un ayer

próximo la fiebre de la garza blanca permitió fundar fugaces imperios en los llanos occidentales. Los Barbarito,

una familia de adelantados de la inmigración italiana, se instalaron en San Fernando de Apure a comienzos de siglo. Ellos, como nadie, supieron capitalizar las tensiones de entreguerra y la deliciosa frivolidad de los años 20. Controlaron elcomercio de plumas de garza, de las llamadas definaflor que entonces coronaban ,,

los cascos militares y los sombreros de las damas de salón en la Europa de la época. Entre 1916 y 1935, el lapso de

mayor auge, reporta el geógrafo e historiador Levy Marrero, el kilo de plumas llegó atasarse en los mercados del viejo continente a 7.600 bolívares; y no fueron pocos los enigmáticos crímenes en caños y esteros que hallaban motivo en un puñado de plumas. De esa era de esplendor data el Palacio de los Barbarito, ahora reducido a prosaica sede de agencias bancarias. En el primer cuarto de este siglo — cuando los módulos no domaban las

desde las estribaciones australes de los estados Cojedes, Guárico y Portuguesa, por el norte, hasta el linde acuático con Colombia, por el sur. El teatro de operaciones es extenso, evidentemente, pero la densidad de la población de saurios se focaliza en ciertos puntos del mapa. Espejo de esa distribución son los diezmos establecidos por el Ministerio del Ambiente para cada entidad: mientras en Barinas, por su abundancia, se autoriza la caza hasta de un 25 por ciento de la población, en Apure la porción es de sólo un siete por ciento. Eso, aunque hasta no hace mucho, recuerdan los lugareños, era

necesario extremar las precauciones mientras se manejaba en los alrededores de la capital apureña, para no atropellar una baba. "De todas maneras, en La Macanilla, hay una pija de babos así, de este tamaño, como arroz", nos reconforta Salvador, nuestro guía ad hoc, al anunciarnos que vamos a presenciar la matanza en un hato de su familia, hacia el oriente, a tres horas en auto de San Fernando. Ha hecho las gestiones para cazar en un hato más próximo, en la comarca de La Unión en el estado Barinas, pero a pesar de lo avanzado de la zafra reptil allá "no estaban preparados". DB..

aguas— los vapores, aprovechando el invierno, navegaban rio arriba por el Apure. Navegaban directamente desde Inglaterra o Italia vía Trinidad y río Orinoco, hasta los muelles del Palacio, para estibar la delicadacarga almacenada en los sótanos que frisaban coloridos murales con escenas de la sabana. La moda, caprichosa, y la guerra europea, extinguieron el negocio y con él la gloria de los Barbarito

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racción a fracción, mientras sorteamos con la pick up las trincheras que rasgan el asfalto en la ruta a Arichuna, Salvador suelta ramalazos de un anecdotario que recomponen la autobiografía de un llanero paradigmático. Siempre chispeante, bordeando los 40 años de edad, vindica con chambonería una veintena de descendientes, profusos continuadores de una estirpe que, relata, fundó un emigrante centroeuropeo llegado a los llanos colombianos dos generaciones atrás, y que después se mudara a la vertiente venezolana de la frontera. Sin mayor respaldo que un arrojo instintivo y el desprecio supersticioso al peligro (que se manifiesta en la cotidiana usanza, común entre sus coterráneos, de estacionar su vehículo en neutral y sin freno de mano "porque esto es llano"), ha ejercido el toerismo regional; piloteó avionetas, cazó tigres, navegó bongos, arreó ganado, siempre con una consigna inmutable: "echar pa' lante". Ahora se asoció con su compadre, Alessandro, un comerciante de cueros oriundo del cantón veneciano, para hacerse de una tajada en el negocio de las babas. A la sociedad aporta su sabiduría local para el trajín dificultoso con vegueros y hacendados. Aunque sí, de todas maneras, aprendió a atrapar babas, "desde carajito, cuando tenía 12 años, y me metía en el agua a

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galapaguear".

n Arichuna torcemos hacia el sur por una pica . Según el sendero atraviesa rancheríos olvidados de Dios, Salvador recluta la banda de auxiliares: primero fue Luis, un primo, as del coleo, quien un par de semanas antes había representado al estado en el Campeonato Nacional en San Fernando, un torneo memorable no por las escarapelas logradas por el equipo local (finalmente rezagado tras las selecciones de Guárico y Lara), sino por las dos docenas de vehículos, entre ellas cinco camionetas Toyota, hurtados durante el evento y de muy probable destino neogranadino. Luego se incorporó, aunque a duras penas, el Indio Guayana, un robusto y cobrizo pastor adoctrinado por los evangélicos (poderosos en la región) cuya reticencia a trabajar los domingos sólo flaqueó ante la

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Poca cosa parecen los 80 kilos de este padrote sopesados con el dinero de su venta. Pero el que la carga es quien menos gana.



están sumergidos, aplanaítos , según la jerga del oficio. Aunque al comienzo intentan escapar buceando, terminan apostando a su suerte. Acorralados por una clásica operación de pinzas (los peones avanzan desde distintas direcciones cerrando las salidas en torno aun banco de bora, mientras Luis en tierra con un rifle 32, y Salvador en el agua con un arpón calzado en una guaica, esperan a cualquier fugitivo), se paralizan en el lecho de la laguna confiando en no ser detectados on estólida paciencia los prehistóricos bichos aguardan su fortuna, dando lugar a acciones de temeridad apenas comprensibles por la docta intuición del llanero. El indio Guayana, hurgando con ambas manos entre el fango, topa con un animal y según lo palpa va dictaminando como lo haría en el quirófano un cirujano magistral: "este un padrote de primera, aquí está el espinazo...y aquí el pico . ¡Pásame el mecate!", y prodigiosamente a tientas, le pasa un lazo por el hocico. Cuando tiran desde fuera, emerge un babo de cerca de 100 kilos y dos metros de eslora, batiéndose furiosamente, espoliado además por el arpón de Salvador. Sus retortijones al fin aflojan la cuerda, y al quedar libre la trompa enseña su ferocidad con un seco rugido. Sería su postrer quejido, porque un mazo en la rabadilla lo atonta antes de que un piadoso tiro de gracia, excepcional concesión, acabara con sus días. "Pero de todas maneras no se puede preparar ya", advierte Salvador, "porque esta carne es dura para morirse. Tiene mucho nervio". Y en efecto, no es raro el babo que es desollado aún vivo, después de ser arponeado, rematado y descerebrado. Una bala rebotaría a la jornada siguiente en uno de sus blindados cráneos y golpearía al propio Salvador.

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N La

o por nada esta franja fronteriza fue el predilecto polígono de t iro de los muchachos de López Siseo.

se alejan, iluminan los ojos de Salvador. "¡Esos carajos tienen una suerte! Los he esperado para aguaitarlos por días y nada. Pero mi hermano sí se los ha encontrado: les quitó los animales y los dejó ir. Si yo los encuentro no se van de aquí". El abigeato y la caza furtiva son los azotes para los que preconiza una filosofía punitiva: "Si tú tienes diez enemigos y matas a seis, los otros cuatro se van, y si te los encuentras después, los encuentras como amigos". Alguien asoma, mientras se despacha el cuarto litro de ron del día, la certeza de que los intrusos son indios: "Son una plaga. Si los contratas flojean, y a los pocos días te llega un montón de jodíos de su familia que te comen todo". Sale a relucir también el infausto recuerdo de la matanza de La Rubiera, pero relatado como un simple ajuste de cuentas, "porque esos indios antes habían empalado, con los caños de una talanquera, a unas muchachas blancas". Las rudas admoniciones hacen juego con la feroz belleza de la noche sabanera. Bajo las estrellas, el caño que surcamos virtualmente hierve de vida. Los peces, emulando a los nórdicos lemmings, se «suicidan» saltando a la canoa mientras los enormes murciélagos pescadores vuelan rasantes, cortando el haz de la linterna de Pedro Flores. La luz descubre también, a no más de 10 metros, una multitud de boyas brillantes: los ojos de los bobos. Encaramado sobre la proa, Salvador alista el arpón para banderillar. Pero el casco metálico de nuestro bongo alerta con su ruido a los ejemplares mayores, que se alejan. Otros, encandilados, ven pasar la canoa. Están a tiro, pero la separación entre los ojos revela que son hembras o mozalbetes. "No tiene sentido matarlos", explica Salvador mientras retornamos frustrados a la casa grande, "porque si en mi tierra tengo, suponte, 2.000 babos y acabo con todos, ¿qué voy a hacer el año que viene? En cambio, los bichos de la carnada de este año, dentro de cinco, van a estar grandotes". Por supuesto, este tratamiento del nicho

N HOMBRE BUENO CON EL CUCHILLO PUEDE DESOLLAR DE SEIS A OCHO ANIMALES EN UN DIA.

el primitivo arpon es el único seguro ante una embestida bajo el agua.

estelar categoría super o extra , la de mejor cotización, que corresponde a los animales cuya sección del flanco medio (el único y proporcionalmente ínfimo trozo utilizable del cuero) supere el metro y 30 centímetros de longitud. l día siguiente la suerte compensaría a Salvador. En dos horas de trajín en un boral compartido por babos y galápagos, se capturan seis ejemplares, cinco de ellos de la élite extra . "Y si fuéramos más la cosa andaría mejor". Junto a un pozo, la cuadrilla de cazadores recrea la exhuberancia gastronómica de los llanos. Bajo un cotoperí que los guarece de la tarde temprana, mientras desuellan los trofeos recolectados, inmolan en una fogata

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violencia O UN turma de vida y aquí, ecológico nv es tie exclusiva inspiración tos gakagos cazados al garete, La merienda

para que un gatillo se reconozca alegre, mejor debe ser burlón y sangriento. Cerca de la medianoche, cuando rodamos a campo traviesa hacia el caño mayor, el rumor de un motor fuera de borda y voces extrañas que 58

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filantrópica. La racionalidad comercial también dicta esos términos. Como en el resto del mercado pecuario, las presas reptiles tienen sus categorías: desde la tercera a la primera, en calidad ascendente, y la

asada se completa con una cotúa. Recobrar el cuero verdoso (o amarillo, o negro) de un babo es una tarea dura. "Un hombre bueno con el cuchillo puede desollar de seis a ocho animales al día", calcula


En un receso de la cacería, un picnic de galápago ilustra la exhuberancia gastronómica llanera

Salvador. La piel, sin dudas, es el premio mayor. Pero la operación se complica por los tajos enrevesados que hay que hacer para obtener el salón entero, la preciada porción de carne, de la cual la cola, se asegura, es un bocatto di cardenale . Tan delicioso, que una factoría fue instalada en Barinas, con 140 obreros y fileteadores entrenados en Estados Unidos, para exportar el peculiar producto al lejano oriente. 1 itinerario de las pieles apunta hacia otra dirección, más boreal: los Estados Unidos y Europa, donde la piel curtida de un ejemplar extra puede escalar hasta los 500 dólares. La ruta hasta ese destino, sin embargo, incluye las alcabalas de la Guardia Nacional, que verifican el precinto legal (impuesto en inspección in situ por las mismas FAC) y el corte de contraseña. Como el hierro en

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las reses, la procedencia de las pieles está indicada por un corte cuyo diseño es específico de cada hato. La precaución es de ánimo conservacionista: los cazadores furtivos, los llamados patas quebradas , mataban, y siguen matando babos fuera de temporada y sin los recaudos documentales pert inentes. La contraseña, se supone, habrá de ser un antídoto que los ponga fuera del mercado. Y de hecho se sabe de inventarios clandestinos, de hasta 3.000 pieles, prácticamente perdidos por la medida. Aunque la profilaxis, de cualquier manera, nunca sea completa. Un detalle supervisado con rigor por Salvador era precisamente ese: dejar durante el desuello las cuatro bandas de espacio para marcar la contraseña. La piel, como el salón, son lavados en la laguna, de la cual emergen con uno que otro caribe adosado, pendiendo de su dentadura. Luego se salan y se

almacenan para aguardar la visita oficial, no desprovista, por cierto, de ambiguos episodios de condescendencia, cuando no de complicidad, ante ciertos manejos. egresamos a la capital demorados varias horas por las escalas a que obligaban los compadrazgos de nuestro guía en el camino. Casi ya en la ciudad, exhaustos, pringados con el penetrante tufo reptil, nos cruzamos con la familia de Salvador que iba hacia el hato. Llevaban un arpa, ron, y prometían matar una ternera para el día siguiente. Tentado, Salvador se paseó por la idea de emprender una media vuelta que significaría otras tantas horas de polvoriento camino. Pero desechó la invitación: "pija , mañana tengo que ir a Barinas a preparar la matanza". Enrumbó de nuevo a San Fernando y comenzó a cantar. Era el Corrido del Babo . CIX>

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5a Avenkla es una calle o una de Caracas ? ¿La escuchando la hlerba zapaterla

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411> ¿Oulén crecer?

bertico Llmcnta sentó a A► ¿Oulén repte de nacer ? DereCtIO en el LOSslgrVIcan las slglas MOP ?

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REGLAS DEL JUEGO 1 Sodoma y Gomorra podrán jugarlo dos o

más personas. 2 Desde cualquiera de los puntos de partidaseñalados por cada uno de los personajes- los jugadores avanzarán siguiendo el sentido de las agujas del reloj, impulsados por los dados. 3 El color de cada recuadro señala la pregunta de cada una de las categorías que conforman el juego. 4 El árbitro sólo intervendrá cuando el jugador caiga en el recuadro de interrogación. 5 El primero que dé tres vueltas podrá ingresar por cualquiera de los pasadizos al pentágono circunscrito. Y sólo gana si responde correctamente las cinco preguntas de la tarjeta que corresponde a su turno.

NIETZSCHE


DARWIN

•B. F R A N K L I N

♦ JULIO CESAR


(;*

Para huna, en una exhibición en 1 .kuluti ► ii_lap ► n

Con una visión cargada de humor e irreverencia SITE puso en jaque a la arquitectura norteamericana contemporánea y todavía, después del boom de los 70, la imaginación de sus inspiradores espolea a la sociedad de consumo. Matilde Daviu, desde New York IN Fotos SITE a arquitectura irreverente del grupo SITE, surgido hace casi 20 años de la inspiración de James Wines, Michelle Stone, Alison Sky y Emilio Sousa, se parapeteó en el posmodernismo para atravesar las fronteras de viejos y nuevos convencionalismos estructuralistas y aún

Hacia 1970 el grupo consiguió un cliente dispuesto a experimentar: Best Products Co., una cadena de showrooms extendida a lo largo de Estados Unidos. Los proyectos fueron tan espectaculares que de costa a costa acapararon la atención de millones de personas. Los que viajaban en automóvil por las regiones desérticas de

del racionalismo, que desde los clásicos Estados Unidos se detenían para averiguar rinde culto al equilibrio de formas y volúmenes. Nada de eso: SITE propuso un desorden jactancioso y la ruptura de un sistema conceptual, el sagrado principio de identidad, para probar que A no es A. 64

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qué pasaba con tal o cual edificio que mostraba una fachada descomunal pelándose como si fuera un cambur o un techo aparentemente derrumbado. Cuando los creadores de SITE

garabateaban sus ideas sobre las mesas de dibujo de algún estudio del Village querían hallar respuestas críticas a ciertas normas de la arquitectura del siglo XX. La cuestión fundamental era concebir la arquitectura como arte y no como diseño. Best les dio la


oportunidad y la licencia para sus proyectos irónicos, estrambóticos y humorísticos. Pero el aspecto descomunal y apocalíptico que estos devotos del ladrillo y el cemento impusieron a los edificios mantuvo en jaque a la arquitectura contemporánea norteamericana. El hecho es que ninguna de las creaciones de SITE puede pasar desapercibida. De-architecture, como los cuatro calificaron su propuesta, es un himno a lo transitorio y efímero. De allí que los proyectos ambulen siempre entre la demolición y la construcción. in embargo, por un a cruel ironía, después del boom de los años 70 los actuales compradores de los edificios de Best los han demolido llevando la teoría a sus últimas instancias, como ocurrió con una de las construcciones en Las Montañas Rocallosas. "Best se ha quedado sin dinero", lamenta Melodé Ferguson, miembro del staff de SITE y encargada de la promoción. Actualmente el grupo se dedica preferentemente a la reconstrucción de paisajes (sus miembros viajan con

frecuencia a Japón), a proyectos ambientales y al diseño de mesas, joyas, candelabros y hasta franelas. En las oficinas del 65 de Bleecker Street, donde está instalado el grupo, se observan tijeras cubiertas con telas y tazas forradas por dentro y por fuera con un delgado material, como de alfombra. El absurdo es casi detonante: imposible beber en una taza que absorberá el líquido. a inversión de los valores es clara en el Ghost Parking Lot, estacionamiento fantasma en Handen, para National Shopping Centers. Los automóviles fueron cubiertos por capas de asfalto, pero el conjunto llega a su climax con un toque humorístico: los carros se deslizan sobre asfalto y parecen tumbas. La arquitectura surge como instrumento de comunicación y de crítica basada en el análisis de la sociedad de consumo y sus motivaciones. Pasado el éxito bajo el mecenazgo de Best el grupo vive una época menos efervescente.

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Tal vez el mensaje no llegó al público como ellos querían. ¿El aparato teórico se tragó al ingenio o éste se inhibió por falta de inversionistas? De los 25 proyectos aceptados en la década de los 70, se realizaron 12 y todos para Best. Los restantes, como el Teatro de la Ciudad en la lra. Avenida, en el East Village neoyorquino, están pendientes. Wines, el teórico y organizador de SITE dedica parte de su tiempo a la enseñanza en Parsons School of Design. Las oficinas de Bleecker Street son a menudo visitadas por estudiantes que buscan abrevar en las fuentes de la irreverencia. Pero algo es cierto: pase lo que pase SITE aportó una mirada distinta hacia el mundo circundante, una actitud humanista y una apertura irónica. La originalidad de las ideas del grupo so brevuela el espacio como una invitación al goce de la imaginación. CEE>


GUERRA ANUNCIADA

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CAIDA DE LONDRES La vieja metrópoli de la Union Jack sucumbe ante toneladas de basura y millones de ratas mientras el clamor profético del ecologista Príncipe de Gales parece una voz en el desierto. Jaime Ballestas, texto y fotos, desde Londres ara un viajero ignorante, llegar por primera vez a Londres en estos días podría confundirlo con la desagradable impresión de que el Palacio de Buckingham está situado en el centro de un inmenso relleno sanitario, en donde los empleados de la basura se despla-

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zan entre desperdicios para trasladarse a uno que otro pub . En los últimos dos años, la que fuera una de las más hermosas capitales de Europa ha sido prácticamente invadida por la basura, las ratas y los restos de construcción que por 66 Exces0 Junio 1989

En las callejuelas de Mille End las bolsas de desechos se transforman en monumentos.


la desidia de los obreros quedan a flor de piel como en cualquier pobre y desordenado país del Tercer Mundo. El problema, que tiene alarmada a la opinión pública inglesa, parece incontrolable. Las inmensas montañas de bolsas de basura rotas, los restos de botellas, papeles, latas y toda clase de inmundicias van acompañando al caminante como decoraciones fijas del paisaje del S trand, del otrora impoluto Hyde Park, Oxford y Bond Street, por no hablar de la inmensa periferia de Londres, pasando por la City, el West End, el delicado May Fair y los alrededores del elegante Harrod's en el corazón de Kensington. i ya la moderna transformación arquitectónica de la capital inglesa había producido las fuertes críticas del príncipe Carlos, asustado por el poder devastador de los proyectistas ingleses que amenazan con dejar atrás a los aviones nazis, hoy la gracia de la vieja y famosa urbe victoriana se ve en serio peligro por la presencia de una basura que abunda en todos los rincones de la capital, incluidos el Underground , los autobuses y los trenes, alarmando hasta a la mismísima Margaret Thatcher, que ha anunciado enérgicas, pero hasta ahora inútiles sanciones contra la indiscriminada siembra de desperdicios en la calle.

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La avalancha de residuos en las grandes capitales no es un fenómeno que sorprenda a nadie en nuestros días. Las calles de la adorable París sólo en porquería de perros producen más de 60 toneladas diarias. Tokio duerme en guardia contra el asalto nocturno de todo tipo de desechos y ciudades como New York, México y Sáo Paulo son tan sucias, que reconfortan y hacen recuperar la fe en urbes como Caracas y Tucacas, que además han demostrado cierta capacidad para absorber el inevitable excremento de la civilización o por lo menos para disimularlo. Londres, en cambio, parece haber perdido la batalla. Los olores no sólo golpean la vista y el olfato de sus habitantes, sino que han creado un inmenso ejército de ratas y alimañas de todo tipo que proliferan sin cesar poniendo en peligro la salud de la población. Estratégicamente colocados entre los bolsones de basura que se ven por todas las esquinas y a los lados de las vías, los negros roedores asoman sus cabezas triangulares observando en silencio a los peatones y dando la escalofriante sensación de que se preparan para una invasión a gran escala. De existir un comando general de ratas y una líder con espíritu de conquista, es posible que muy pronto ocurra un ataque sorpresivo del que nadie podrá sobrevivir. Ese día, la ciudad y sus habitantes han de caer irremisiblemente bajo el control de los

roedores y sus aliados de las cloacas y la noche, que sólo encontrarían una leve resistencia en el palacio de Buckingham y en los entornos de Downing Street. Las razones de este fenómeno podrían ser materia para siquiatras y analistas freudianos que le darían algún significado inconsciente. Pero hay otras razones aparentes. Tal vez las más poderosas sean, por un lado, la superpoblación de la capital por las enormes migraciones provenientes de las ex colonias, de Irlanda y del noreste de Inglaterra, que desesperadas por las altísimas tasas de desempleo en sus países se han instalado en Londres con la esperanza de conseguir algún trabajo, y por otro lado, la proliferación de las cadenas de fast food , que asociadas a la falta de basureros en las calles han vuelto a los flemáticos isleños tan puercos como los pobladores de cualquier pobre rincón subdesarrollado del planeta. Los ingleses rescataron al Támesis de la contaminación más alta que haya sufrido un río y superaron el smog que estuvo a punto de asfixiarlos; pero de no adoptarse medidas drásticas y enviar a los gurkas a combatir el sucio con la misma energía con que combatieron en las Malvinas, el país perdería en manos de las ratas y la basura, la guerra que no pudieron ganarles ni Felipe II, ni Napoleón ni Hitler, ni aquel famoso general Galtieri. C312E)

A falta de agua las fuentes son un basurero.

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LAS PILAS DEL DESTINO Exitos y fracasos dependen de los ciclos de energía positiva, en el béisbol, en el trabajo y en el amor. Y hasta las peripecias de la historia se explican rastreando las "cargas" de los personajes. Mara MorillollIFoto: Juan Oropeza Las alas mohosas de las astrología suele confunAguilas del Zulia renovaron dirse con el biorritmo, pero sus plumas repentinamente son dos caras de la misma en la Serie del Caribe de moneda, puesto que se 1984. Exito tras éxito en la trata de la influencia extemporada nacional, fueron terna sobre la personalidad remontando hasta triunfar del individuo", confía mienen Puerto Rico. ¿Buena tras abre su portafolio y exsuerte? ¿Cosas del destitiende sobre una mesa no?Talvez.Ninguno de eunos cuantos papeles de sos factores es com probable. colores con extraños Pero tampoco descartable. gráficos. Sin embargo, hubo un deTambién el experto en talle en aquella oporbiorritmia hurga en la histotunidad, desconocido hasta ria. Se ha dedicado a estuahora para muchos: el ordiar el comportamiento de den de intervención de los algunos próceres de la Inlanzadores estuvo dirigido dependencia en momentos por Alvaro Rivas, quien culminantes, como el de las Alvaro Rivas detecta ciclos y desentraña gráficos que son su bola de cristal. comenzaba a aplicar sus batallas, o el de decisiones conocimientos sobre la teoría de los biorritmos. que espero mejorar cuando avance en mis estu- importantes: una renuncia, la lectura de una proEl Cibernético (apodo de Rivas) daba indicadios", dice. clama, el anuncio de medidas tan severas como ciones al manager cubano de los zulianos, "El biorritmo", explica, "es un conjunto de inesperadas. No ha llegado aún a radiografiar el Rubén Amaro. "Las Aguilas fueron prácticamente ciclos de energía que se llevan a cabo dentro de exacto aluvión de energía que inspiró al presimis conejillos de Indias, después de mucho cada ser vivo, desde que se nace hasta que se dente Carlos Andrés Pérez para dictar su paquete tiempo sin salir del hueco", mira con picardía a muere y fluctúan entre el estado negativo y el de medidas. Por ahora se mueve en el pasado. ninguna parte. Sonríe y deshace el nudo de su positivo en cantidades iguales. Están el ciclo Así, Rivas descubrió que el Libertador tenía corbata. físico, el emocional y el mental. Las categorías los tres ciclos en negativo cuando la "Yo necesitaba comprobar lo que había positivo y negativo no equivalen a bueno y malo; primera derrota en La Puerta y lo mismo ocurrió aprendido al hacer mi tesis de grado en Rela- significan que en uno hay grandes cantidades con la proclama del Decreto de Guerra a Muerte. ciones Industriales, sobre la utilización del biode energía para ser aprovechada mientras en Pero en casi todas las batallas que ganó tenía en rritmo para prevenir accidentes mortales. Así otros se está recargando, por lo que conviene alza los tres niveles; así fue el 25 de setiembre que pensé en los equipos de béisbol profesional. usar con cuidado la que se tiene". de 1828, cuando escapó ileso al atentado en ¿Por qué? Porque se juega a diario y se utiliza, Rivas se desempeña medio tiempo en una Bogotá."El Libertador,en particular,tenía unas fundamentalmente, el físico. Y soy beisbolista; empresa de selección de personal. Ahí también condiciones físicas extraordinarias y un bioconozco el juego". aplica su teoría para entrevistar a la gente. rritmo especial. Siempre estaba dispuesto para El biorritmo pareció transformarse así en la Quienes saben de su trabajo lo llaman para salir a montar a caballo durante días y días. No clave secreta de los triunfadores del béisbol: pedirle sugerencias a la hora de solicitar un es gratuito, entonces, que sus compañeros lo Rivas pasó a ser entrenador del equipo de la aumento de sueldo, componer una canción,

llamaran culo'e hierro", explica Rivas, con su

UCAB. Entre 1985 y 1986 asesoró a los Tiburones de La Guaira y en el campeonato 87-88 a los Cardenales de Lara. "Los equipos mejoraron en el pitcheo, pero no lograron más éxitos porque fallaron en el bateo o en la defensiva, aspectos 68

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escoger el sexo de sus hijos o, simplemente, para saber "si es un buen día para hacer el amor". Que se sepa, entre sus clientes no figuran políticos o ministros. Algo más: Rivas también es astrólogo. "La

determinismo a cuestas."Yo interpreto los gráficos", trata de defenderse,"tomando en cuenta el estado físico en combinación con otros aspectos. Y eso no es muy fácil para quien no conoce la teoría". CHE)


EMPATES CON EL MICRO

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HARDIAREDEM ISAMORE

Ahora los cuernos se montan también con el computador, en un triángulo nada furtivo y hasta tolerado. La pasión cibernética se ventila sin rubor entre el drama y el placer. Frank Baiz Fotos Vasco Szinetar

S

e extinguía la última andanada de

metralla hacia los confines de El Llanito cuando María Elena Alcalá se enfrentó con la catástrofe: por una inexplicable razón había perdido la última versión del sistema operativo. Revisó una vez más su biblioteca y comprobó con desasosiego que no tenía copia en ninguno de sus diskettes. Tuvo el impulso de solicitar la ayuda de un amigo, pero la línea telefónica se encontraba interrumpida. Hubiera querido correr hacia el usuario del edificio de enfrente, pero el toque de queda ya había comenzado. Descorazonada, desconectó la Macintosh y se recostó en la cama. Y prontamente, arrullada por el tableteo de las ametralladoras nocturnas, se quedó dormida. No lejos de allí, el mismo día 28 de febrero,

La moral de María Elena Alcalá trastabilla ante el guiño de un PC.

en la avenida Sanz de El Marqués, Timothy Cowles, de profesión fotógrafo publicitario y aficionado a la computación, confrontaba gravísimos problemas con su XT. Resulta que una configuración básica de 640 kilobytes en RAM y la instalación de una

línea de buffers en el CONFIG.SYS no aseguraba el desempeño satisfactorio de su Framework III en el uso de los drives . O sea que no podía imprimir un documento de prueba con su computadora personal. Todo esto me lo explicó con la voz quebrada, comm.

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lamentándose de que yo no tuviera a disposición un modem Hayes con el que enviarme por teléfono sus archivos, entre largas pausas dubitativas en las que sólo se oía el retumbar de los disparos y el ulular nervioso de las sirenas en las cercanías de Campo Rico. Después, Timothy colgó y r1501Y1 91 problema, Jamás se enteró de que habían saqueado el supermercado frente a su edificio. María Elena Alcalá —doctora en Tecnología Educativa que comparte sueños y angustias con una Macintosh 512— y 70

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Timothy Cowles, usuario insomne de un done de IBM, no son casos aislados: son apenas aleatorios representantes de una monomanía colectiva que día a día gana más adeptos entre artistas, empleados, empresarios y profesionales. Los usuarios están en todas partes: en las universidades, receptoras de amigables (y jugosos para la Epson, la IBM, las Apple) convenios económico-educativos que han inundado de computadores personales oficinas, laboratorios, aulas de clases y casas de profesores; en las empresas, requeridas por

una actualización que demanda nuevos equipos y nuevos programas y que no pocas veces condena a dormir en la flatulencia de la subutilización a estas flamantes adquisiciones; en los hogares multisápidos de los ex mayameros, que supieron sustituir el Atari del benjamín por una IBM con arquitectura de microcanales para jugar los mismos jueguitos; en el taller del escritor, del cineasta, del periodista, del compositor, de más de un artista que hasta hace muy poco se negaba a convertirse en víctima de la deshuma-


nización tecnológica. Ahora no, ahora todo el mundo tiene su computador.

1

a popularización del micro ha reinaugurado para muchos una suerte de recuperación y/o redefinición de su grupo de pertenencia; lo que antes era militancia politica compartida, o identificación colectiva alrededor de mitos y héroes, ha devenido coparticipación en torno a un trozo de realidad poseído colectivamente (la posesión de un micro es garantía, en principio suficiente, del control de esa realidad), cambiante (cada minuto es pirateado un programa nuevo que hay que conseguir), competitiva y prometedora de excitación. En primer término, está la posibilidad de compartir como usuarios las maravillas de esta tecnología de la que nos sentimos codueños: el usuario ofrece, copia, intercambia, critica, rechaza y comenta todo tipo de software, con la propiedad y el regocijo con que una vez intercambiara barajitas. En segundo lugar, su identificación con un grupo de pares le provee un recurso adicional para la conquista de nuevas relaciones: usted llega a una fiesta y un amigo común le presenta cortésmente al poseedor del PCTOOLS 5.0 de quien tanto le había hablado. Después de un breve comentario de ubicación ("Yo tengo una Compaq, ¿y tú?"; "Yo, una IBM"), es posible que surjan comentarios de predilecciones, largas enumeraciones de programas que se tienen o se están buscando, chistes, consejos — todo en ese argot de sistemas operativos, kilobytes y macroinstrucciones que tanto desespera a los legos— y en fin, que el intercambio de números telefónicos selle el comienzo de una nueva amistad. Su amigo lo llamará el fin de semana, de eso puede estar seguro, para grabar el programa que usted le prometió. A un segundo nivel el aficionado se integra a uno de los dos grandes grupos de usuarios: o tiene una Macintosh (y entonces es a menudo un poco pedante y despreciativo de la IBM —máquina (2 ) que usualmente no conoce—, y se jacta de no saber nada de computación y soporta a los indeseables de la tienda Micost del

"SENTIMOS UNA FASCINACION ANCESTRAL, COMO AQUELLA QUE HIPNOTIZA AL NIÑO ANTE EL FUEGO O A UN RELIGIOSO FRENTE A UNOS VITRALES".

La obsesión cibernética supera hasta la inmunidad tic un siquiatra como Juan Carlos Angel'.

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wilm.

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"CADA QUIEN TIENE SU PRECIO. EL MIO ESTA RELACIONADO CON LAS COMPUTADORAS

José Hernández: una relación íntima y personal.

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CCCT) o tiene una compatible IBM, y ejerce su afición un poco indiscriminadamente, intercambiando programas con cualquier desconocido y sin cuidarse del virus (3) . Pero, por sobre todo, y de corazón, se es usuario de un micro, obsesivo de sus virtudes, incondicional de sus exigencias, perseguidor de sus innovaciones, y, muchas veces, esclavo de sus requerimientos. el peligro de esa esclavitud, Juan Carlos Angeli, médico siquiatra, poseedor de una Apex de Epson y experto en una serie de juegos interactivos que hacen la delicia de sus horas libres, dice estar consciente: "Soy obsesivo", asegura, "y hasta ahora me ha dado nada más que por los jueguitos: Larry versión 1, Larry versión 2, Police Quest, entre otros. Pero cada vez más me intereso por la computadora, por el manejo de otros paquetes, por la programación. Cuando me meta en eso voy a resultar insoportable. Por lo pronto no le dedico más de tres horas diarias al micro", agrega en un cálculo puesto en duda por la sonrisita recatada de su esposa. María Elena Alcalá oscila entre una hora diaria y todo el día. "En promedio unas seis horas: utilizo mi Macintosh para todo: bases de datos,. procesador de palabras, gráficos, juegos para hacer música. Reconozco que el tiempo que utilizo en la computadora lo podría invertir en tener un mayor contacto con mi familia. En momentos de soledad, la máquina resulta ser una compañía muy agradable. No sé, si no tuviera la máquina probablemente leería un poco más". Raiza Villasmil, secretaria fundadora del Club de Usuarios de Macintosh, "un club bastante selecto" según sus propias palabras, es un poco más radical: "creo que si no la tuviera me volvería loca. Cuando mi máquina se echa a perder la mando a reparar en la empresa de un amigo mío que me la entrega en 24 horas, porque si no me pongo neurótica y él lo sabe. Trabajo intensamente con Maxito (para mí la micro tiene sexo masculino; la bautizamos así con mis alumnos y una colega y amiga), cuando yo me equivoco le nombro la madre y lo insulto a él . Cuando me calmo le pido disculpas y cuando las cosas salen bien lo halago y sonrío. Tengo


últimamente una manía con Maxito y es "quizás invertiría ese mismo tiempo en la meditación, o en alguna actividad maque no me gusta que lo usen otras personas. nual. Cuando vuelo dedico cuatro a cinco Las dos últimas veces que lo he prestado, horas a mi IBM portátil. Trabajo con los algo le ocurre y tengo que mandarlo a reparar. Inicialmente estaba de siete a ocho registros de la compañía o los récords horas frente a la máquina, pero ya se me de vuelo. Eso sí, en la casa no tengo pasó la fiebre y la uso cuando la necesito. No problemas. La computadora no ha llegado soy casada, pero creo que el uso de la a afectar mi relación de pareja".La máquina podría llegar a afectar la relación supremacía del mundo computarizado depareja. Para José Hernández, director personal es tal que en el momento, aún en de posgrado de la escuela de Química de la facultad de Ingeniería de la UCV, usuario de una IBM PS2 modelo 50, esta incidencia del uso del computador personal en la estabilidad de las parejas puede llegar a ser grave."La relación intensa con un micro sume al individuo en un mundo altamente personal, en el vértice de una pirámide en el que la persona sólo se remite a sí mismo para comunicarse. El resto de esta pirámide relacional (pareja, familia, sociedad) queda afuera. Tiene que ver un poco con lo que sostiene Manuel Barroso en su libro Autoestima, ecología o catástrofe. Raiza Villasmil no puede dejar de mover el ratón de su Macintosh. Creo además que hay otro tipo de fascinación ligado al uso de las la Venezuela devaluada, decenas de persocomputadoras personales, algo como la nas se le incorporan a diario, temerosas de presencia de uno de aquellos caminos permanecer rezagadas ante el avance luminosos de los que hablaba Huxley en contundente de una tecnología que, sin luLas puertas de la percepción: una gar a dudas, terminará de imponerse en fascinación ancestral, como aquella que forma global. "Yo misma estaba serhipnotiza a un niño frente al fuego o a moneando a una persona que vendía cosas cuando el saqueo y le hacía ver muy un religioso frente . a unos vitrales". "Si no utilizara la computadora" dice el moralísticamente que eso no se debía hacer, que no era bueno", cuenta María capitán Rodrigo Cruz, piloto comercial,

Elena Alcalá. "Pero de repente me comenta que está vendiendo una computadora en 5.000 bolos y ahí se me fue la ética: «¿Dónde? ¿dónde?», me puse como loca. Afortunada o desafortunadamente no la pude conseguir, pero comprobé una vez más que cada quien tiene su precio. El mío está relacionado con las computadoras". "La computadora personal constituye un invalorable avance tecnológico, suscepti-

ble de causar problemas humanos, como cualquier otro avance del mismo tipo. Quizás eso pasó en una época con el teléfono y también ha pasado con la televisión. No es sorprendente que en algún momento pudiera convertirse en una suerte de obsesión, una obsesión que dificulta el intercambio con la pareja. Yo a veces sinceramente la escondería", dice María del Rosario Torrealba, psicólogo clínico. Mi esposa. clip

(1) Excepción hecha de nuestras entrevistadas, lo que para nosotros confirma la regla; (2) Quien esto escribe tiene una IBM modelo 50 y está profundamente parcializado; (3) Porque, como se sabe, circulan múltiples virus capaóes de afectar a su computadora, a la manera del Sida , la sustitución del wife swaping por el intercambio de software no ha sido suficiente: la promiscuidad sigue teniendo un precio.

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YUYITA PEREZ MONDRAGON

GUERRA A LA POBREZA Con el fin de reducir un poco el crecimiento de la población marginal y disminuir por tanto los riesgos de saqueo en una situación de emergencia, el grupo de damas de Acción Social de La Lagunita, organización caritativa sin fines de lucro, ha iniciado a título experimental un programa de esterilización en el barrio El Calvario, un foco de miseria y atraso situado en las inmediaciones de la urbanización. La tarea, contando parcialmente con la colaboración del mismo pueblo, fue dividida en tres tipos de acciones, que si bien son diferentes en el procedimiento se complementan en el objetivo, y que por el éxito logrado pueden ser tomadas como ejemplo para los miembros de otras urbanizaciones del Este de la capital rodeadas también por un cerro amenazador en la periferia. n primer lugar se estableció un centro de acopio en un local del mismo barrio, en el cual se les ofreció regalos, dinero, lápices y comida a los que se presentaran voluntariamentl

2

para esterilizarse. El centro cuenta con dos estudiantes de medicina, una enfermera, y está dotado con un moderno equipo: una mesa, una hojilla, agujas, 74 Exces0 Junio 1989

INCON DE 1A 011111

tro sistema fue el de las Dianas cazadoras, caponas furtivas constituidas por unas 20 muchachas de las más bonitas de la urbanización, que salen a la búsqueda y levante de muchachos pobres del pueblo atractivamente vestidas en minifaldas. Una vez levantado el joven, le siguen la corriente a los ataques y proposiciones deshonestas, y en el momento preciso en que estos desenfundan el piripicho en

puntos de sutura desinfectándoles el muñoncito y toda la zona alrededor del vello púbico. Algunas han sido golpeadas y duramente ofendidas en la persona de sus progenitoras, pero ha habido caponas que tienen un récord de hasta 20 cabezas por día. El tercer sistema que hemos implementado con éxito ha sido el de llenar con anticonceptivos para elefantes los tanques de agua del pueblo que desde el inicio del programa ha visto reducir casi en un 80 por ciento el número de nacimientos de pobres en la zona. Los tres sistemas han contado igualmente con un gran apoyo de otros sectores interesados en el programa de reducción de la pobreza; así, la Asociación de Cazadores de La Lagunita ha destinado a tres de sus élites para cazar gente sospechosa y hampones en potencia, con la instalación de trampas para cazar osos y disparándoles con rifles de alto calibre y mira telescópica. Es cierto que los primeros días cayeron varios inocentes, pero ya llevamos casi 10 delincuentes cazados durante las últimas tres semanas, a quienes se les encontraron en los bolsillos aspirinas para drogarse, cédulas de identidad vencidas y destornilladores para alterar el orden.

estado de erección ellas

Ha sido muy importante la labor

capado. Las mismas muchachas debidamente entrenadas les piden excusas y les cogen los

del cura párroco de la zona, quien ha empezado a exigirles corbata y traje largo a los negros para entrar en la iglesia y la actitud decidida de los dos dueños de

hilo, algodón, mercurocromo y pega Hércules. A los voluntarios hombres se les corta el escroto y se le sacan los dos boliches metiéndole adentro un par de metras para que no se sientan extrañados. A las mujeres se les ligan las trompas o se les cose herméticamente la vagina, según su voluntad. La primera semana hubo pocos voluntarios pero el incentivo de los regalos sorpresa y las charlas de convencimiento de doña Trinita Van Der Blos, quien con la ayuda de un megáfono logró atraer cantidades de curiosos, nos llenó de gente interesada que al cabo de dos semanas ha llegado a un promedio de 30 semanales, con el único inconveniente de que hay gente que por los regalos se ha esterilizado hasta 10 veces.

o

se lo cortan con un bisturí para sorpresa y decepción del recién

casas de abasto del pueblo, que sólo le venden a quien presente su solvencia del Impuesto Sobre la Renta al día, carta de referencia bancaria y dos fiadores. Esto ha obligado a muchos indeseables a mudarse de barrio aligerándonos un poco la carga de la esterilización. ambién es de destacarse la labor del Ministerio de Sanidad que está fumigando todos los días los ranchos de la parte norte y les inyecta pospidemina al tres por ciento a los mendigos, un paralizante fuertemente activo para impedirles que estiren la mano. Esto, aunado al reparto gratuito de helados con tranquilizantes entre los estudiantes de los dos liceos de la zona, ha contribuido notablemente al restablecimiento de la calma y la tranquilidad en el área. Si Dios quiere, y la Virgen, con todas esas medidas preventivas, en cuestión de 10 años el Barrio El Calvario desaparecerá, o al menos su población será muy limitada y estará bastante tranquila en caso de que se vuelva a repetir un 27 de febrero. Y uyita Pérez Mondragón es una destacada activista en trabajos sociales de la parroquia El Hatillo y la zona de la urbanización La Lagunita. Es madre de tres hijos y

estatalmente casada con el doctor Alberto Pérez Mondragón, pre-

sidente del Centro de Investigaciones Celulares del LESA. Es colaboradora regular de la revista Cristiandad para Todos y autora del libro Primero mi padreCIE)


Cocina de autor

CLUB PRIVADO

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AH DUDA RAFAEL SYLVA

de su deseo. De igual manera, tan potente anhelo teóricaMente los dota de una agilidad, fuerza y equilibrios anormales.

xiste una conseja según la cual los sonámbulos, aún cuando caminen por cornisas muy estrechas o al borde de precipicios, no caerán. Se piensa que el subconsciente del sonámbulo lo guía impidiéndole pisar en falso. Dicha creencia se apoya en que muchos de esos "durmientes que andan" desarrollan una especie de "salvaguarda intuitiva" que los protege. Algo que (evidentemente) no funcionó en el caso del joven sonámbulo Carlos Mauricio Dos Santos Rodriguez, ocurrido en Rio de Janeiro el 18 de marzo de 1988. Según lo relató la madre del muchacho (azafata de una compañía aérea) Carlos Mauricio, de 16 años, era hijo único y campeón de natación con varias medallas y trofeos en su haber. Sufría de sonambulismo desde los siete años, cuando comenzó a levantarse dormido para recorrer todos los ambientes de un sexto piso en el edificio donde vivía con ella. Aquel 18 de marzo la señora escuchó cuando el

torio de Carlos Mauricio contempló horrorizada que tenía ya medio cuerpo por sobre la barandilla del balcón. De inmediato corrió para intentar atajarlo, pero sólo consiguió aferrarse a la tela del pijama, que se rasgó mientras el muchacho se desplomaba seis pisos hacia el pavimento. En su ya clásico libro sobre las aberraciones, el médico Edward Podolsky, al dedicar un capítulo al problema del sonambulismo, ofreciendo varias teorías que intentan explicar el fenómeno, comenta: "aparte de una predisposición sicopática general, no podría decirse que los sonámbulos estén mentalmente enfermos sino que más bien sufren de desórdenes de la personalidad. Hipersensibles, neuróticos, son además egocéntricos y con tendencias al extremismo. Su estado de ánimo varía de un instante al otro y seguirán cualquier impulso sin detenerse. Así, cuando ansían lograr un determinado objetivo, todo su ser se doblegará a tal deseo, aún durante el sueño. De allí que ese impulso los obligue a levantarse dormidos para cumplir con su anhelo". Según Podolsky, lo anterior sería una de las razones por la cual resulta mucho más difícil despertar a un sonámbulo

muchacho se levantaba de la cama y —pensando que sería para su habitual recorrido— no se alarmó demasiado. Pero al asomarse a la puerta del doren i-

que a una persona normal ya que todo ese "yo" subconsciente (que guía durante el sueño) estará concentrado en el solo propósito de lograr el objetivo

Dos Santos, fue el de Barry Chapell, de 16 años, y oriundo de Inisible, Gales. Cierta madrugada, en febrero de 1988, Barry se levantó de su cama y

SONÁMBULOS

E

76 Exces0 Junio 1989

e dice que lo único que puede despertarlos es el sonido de su nombre, dicho en voz clara y firme. Por haber estado totalmente concentrados en alcanzar su objetivo durante el estado de sonambulismo es que, al despertar, no recordarán nada de lo ocurrido. Su deseo se ha vuelto autárquico e independiente; "algo" que lo coloca fuera de toda relación con la vida ordinaria. La misma interpretación siquiátrica explica por qué el fenómeno se presenta con mayor frecuencia en la niñez y temprana adolescencia. Según parece la soledad, el temor o los celos son factores que generalmente provocan en el niño estados de sonambulismo durante los cuales buscarán subconscientemente a los padres. Tan poderosas como elementales ansiedades se activan durante el sueño y motorizan al organismo que obedece automáticamente a tales impulsos. Algo que tiende a desaparecer gradualmente con el advenimiento de la madurez. Otro caso, muy similar al de

comenzó a caminar dormido murmurando frases ininteligibles. Los padres, acostumbrados a tales actividades nocturnas, intentaron despertar al muchacho llamándolo por su nombre pero Barry no hizo caso y trepando por una ventana se lanzó al vacío. Recogido del piso tras una caída de ocho metros, Barry aún seguía dormido. Al despertársele por la mención repetida de su nombre, se quejó de un dolor muy fuerte en la rodilla y pie izquierdo. No era para menos ya que se los había fracturado con el impacto. e acuerdo con Podolsky, cuando el sonambulismo se presenta en la infancia podría ser un síntoma de epilepsia o esquizofrenia. En otros casos también es indicativo de un desorden emotivo de tipo pasajero. Si ese desorden persiste en la etapa adulta debe ser considerado como un problema mental con graves implicaciones. El sonambulismo también puede ser de origen hereditario y de hecho Podolsky cita el caso de un profesor de filosofía proveniente de una familia con historia de sonambulismo. Al casarse con una prima, quien también sufría de ese mal, los tres hijos del matrimonio heredaron el problema. Lo curioso es que cada quien ignoraba que el otro fuese sonámbulo. Así, cierta noche los cinco llegaron a coincidir, caminando dormidos, en el comedor

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de la casa. Aún cuando se dice que rara vez el sonámbulo despierta por algún ruido casual, a menos que sea el de su propio nombre, cuando se escucharon a las tres de la madrugada las


campanadas de un reloj de pared, el profesor despertó. Es posible que el ruido pusiera en guardia su percepción subliminal permitiéndole intuir que algo malo estaba a punto de ocurrir. El hecho es que despertó justo a tiempo para ver cómo su esposa extraía de un mueble un filoso cuchillo y —siempre dormida— avanzaba con el arma en alto hacia una de las hijas. Dándose cuenta de que la intención era de agredirla, el profesor lo impidió procediendo a despertar a su esposa. Tras hacer lo propio con los otros, decidieron buscar ayuda siquiátrica. Lo que jamás pudo explicar el especialista que los atendió fue qué recóndito mecanismo subconsciente impulsó a una madre, todo cariño y bondad para con sus hijas, a querer acuchillar a una de ellas. os asesinatos cometidos por sonámbulos son más frecuentes de lo que la gente piensa. En julio de 1988, James Park de Ottawa, Canadá, mató a puñaladas a su suegra, tras lo cual se entregó a la policía, argumentando que había cometido aquel crimen estando dormido, pues era sonámbulo. Lo insólito del caso no fue que el tribunal lo absolviera, sino que su esposa —hija de la mujer asesinada— testificara a su favor. Según los expertos, y contrario a lo que piensa el vulgo, un sonámbulo, aparte de caminar dormido, puede manejar, cometer desmanes, y hasta matar en ese estado sin que recuerde al despertar nada de lo que hizo durante el trance. En Francia y a comienzos de siglo, ocurrió un caso de ese tipo con características insólitas.

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E

I inspec tor Robert Ledrú era uno de los investigadores más brillantes de La Sureté. Enviado a Le Havre a trabajar en un caso particularmente difícil, logró resolverlo después de dos días de incansables pesquisas, tras lo cual se retiró a dormir en su hotel. A las pocas horas fue despertado, pues se le requería urgentemente en la estación de policía. Al levantarse, Ledrú notó que sus medias, que aún llevaba puestas, estaban empapadas. Una vez en la comisaría se enteró de que la noche anterior había ocurrido un asesinato muy extraño. A André Monet, un tendero de París, alguien le disparó sin motivo aparente mientras caminaba por la playa. Además de un casquillo de la bala asesina también se habían detectado huellas en la arena mojada y al ver aquellos moldes de yeso, Ledrú palideció. De inmediato regresaría al hotel en búsqueda de su pistola. Pero ésta había desaparecido. A partir de aquel momento, Ledrú se encerró en su habitación sin comer ni hablar con nadie hasta que, varias horas después, regresó a la comisaría donde informó que perdían el tiempo interrogando sospechosos pues él ya sabía la identidad del criminal. Luego y ante el asombro de sus colegas, comenzó a exponer el caso en contra de sí mismo. Una prueba importante era la de aquellas huellas encontradas en la arena: resultaron idénticas a las suyas. Otra evidencia fue la concha de bala que había matado al tendero, pues pertenecía a la pistola de Ledrú. El arma en cuestión pudo ser recuperada del agua y al peine le

faltaba una bala. Lo que hizo sospechar a Ledrú que él era el asesino fue el recuerdo de haber soñado —la noche del crimen— que caminaba por una playa solitaria y al ver a una persona frente a sí le disparó a boca de jarro, lanzando después el arma al mar. La Sureté se negaba a creer aquella fantástica historia especialmente si el indiciado era uno de los suyos. Pero a petición del propio Lebrú se le encerró en una celda donde sería vigilado las 24 horas del día. Previamente las autoridades habían colocado una pistola cargada con balas de salva bajo la almohada del detenido, y 48 horas después — justo a la medianoche—, Ledrú se levantó como un autómata y sacando el arma que se encontraba oculta disparó contra un guardia. Luego regresó a la

cama y tras colocar la pistola en su sitio se- acostó para seguir durmiendo. A la mañana siguiente, y al preguntársele cómo había encontrado la pistola, no lo supo explicar. Examinado por siquiatras y especialistas en mecanismos del sueño fue declarado sonámbulo y por lo tanto "no responsable de sus actos". I policía debió ser retirado del cuerpo y recluído en una clínica privada donde se le mantenía bajo contínua vigilancia. Aún así intentó matar varias veces estando dormido. Uno de los aspectos más curiosos de aquel caso que conmovió a toda Francia fue el que Lebrú caía en aquellos trances homicidas solamente en época de luna llena. (3114E)

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JUAN LISCANO

EL FIN DE NUESTRO MUNDO ACONTECIO

Cada civilización es un mundo de pensamientos, enseñanzas, signos, símbolos, sentimientos, comportamientos y memorias, ciencias y técnicas. No se desarrollan y cumplen en circuito cerrado sino absorbiendo civilizaciones y culturas pasadas y anticipando las por venir. Pero poco a poco se van muriendo de inercia, reiteraciones, confusiones, indiferencia, saturando la civilización que nace de ella, como una madre al hijo. Así Egipto alimentó a Grecia, Gre-

Ah... Comparta su secreto! ahoye Telf: (02) 239.10.74 239.30.79 - 35.10,115

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cia a Roma, Roma a la civilización judeo-cristiana, la cual cesó de crear, es decir, de existir y renovarse, hace ya un tiempo. El judaísmo bíblico enfermó a la historia con profetas y profecías, anuncios de catástrofes, castigos terribles y cataclismos cósmicos como el Diluvio y la destrucción de Sodoma y Gomorra. Por eso no podemosconcebir el fin de un ciclo de civilización sino asociándolo al apocalipsis, entendido a la manera hebraica. Los hombres de mi generación, según cómputos de algunos esotéricos, entre ellos el misterioso y llamativo Sérge Raynaud de La Ferriére, quien pasó por Caracas en 1948 y fundó la Gran Fraternidad Universal acuariana, dividida hoy en dos grupos: el del gurú Mejías en El Limón, Maracay, y el de David Ferriz, un esotérico peruano que, si no me equivoco, reside en Caracas. Mejías, formado por La Fe-. rriére, practica el yoga mientras Ferriz tiende a lo intelectual, a unir ciencia y esoterismo. La Ferriére "desapareció" en 1962. Había nacido en París, el 16 de enero de 1916 (a las 2.45 a.m.). Para Ferriz es el Maestre Sublime . Según otros rumores, lo mató un marido celoso. Sea como fuere, Sérge Raynaud era un hombre hermosísimo, de cabellera undosa y barba cuidada que vestía como los Caballeros de la Orden Templaria, aseguraba haber sido iniciado en India y el Tibet, escribió muchos libros y puso toda su enseñanza bajo el signo de Acuario, la era del mundo nuevo, que empezó, según sus cálculos cosmobiológicos, el dia del equinoccio de primavera del 21

de marzo de 1948, cuando el sol entrara en Acuario para reiniciar un ciclo precesional del equinoccio. Si así fuera, cabría señalar que la nueva Era y el fin de la era judeo-cristiana tuvieron su catástrofe: la fisión nuclear y el bombardeo atómico de Hiroshima, tres años antes, el 6 de agosto de 1945, cuando el fuego bajó del cielo como en el Apocalipsis de San Juan. O cros autores, como JeanCharles Pichon (Les cycles du retour eternel,

Tomos I y II, 1964), señalan que nuestra civilización empezó a morir en el Renacimiento. En lo que todos coinciden es que el ciclo total solar señalado por el fenómeno de la precesión de los equinoccios dura 25.900 años, y que las culturas históricas conocidas tienen una longevidad promedio de 2.100 años, habiendo estado sus religiones bajo los signos de Tauro (Mesopotamia), Aries (Egipto) y Piscis (judeocristianismo). Ahora se entró en la Era de Acuario a la cual los astrólogos conceden augurios esperanzadores: unión de la fe y de la ciencia, desarrollos extraordinarios de las facultades humanas, fraternidad, paz, tolerancia, etc...Mientras el sol se instala cómodamente en su nueva casa, la transición es caótica y la estamos viviendo en estos tiempos. La precesión de los equinoccios es un fenómeno de astronomía física conocido por Hipara) y Platón, aceptado y glosado científicamente por Laplace, D'Alambert, Condorcet, Newton. El ser humano nunca pierde la esperanza. CIJE)


MERO GUILLERMO PEREZ SCHAEL

LOS MINICONSUMIDORES La omnipresencia de los medios de comunicación, en especial la televisión, plantea interrogantes acerca de cómo afecta la publicidad a los niños que pasan gran parte de su tiempo frente a la pantalla y entre Llanero Solitario y He Man son inundados por una catarata de comerciales. Preguntas como hasta qué punto entienden estos minicompradores el contenido de los mensajes y el efecto sobre sus actitudes y requerimientos de consumo, llevarían a un análisis interesante y hasta cargado de sorpresas para los propios directivos de medios de las agencias. Algunas cuestiones: ¿Entienden los niños el contenido de ciertos comerciales? ¿Desarrollan mecanismos de resistencia hacia el proceso persuasivo del comercial?; en el caso de que los niños entiendan el propósito, ¿pueden ser persuadidos?. reguntas de este tipo han sido formuladas por Thomas Roberston y John Rossiter, de la Universidad de Pennsylvania y Marvin Goldberg y Gereald Gorn, de la Universidad McGill, a través de trabajos de campo, respuestas de las madres y la

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observación de los niños para captar sus reacciones frente a los programas de televisión y los comerciales. Algunas conclusiones son significativas. Por ejemplo, mientras más edad tiene el niño menos atención presta a los comerciales; luego, parece ser que aún cuando perciba las características informativas y persuasivas de la cuña, el factor determinante en su actitud de respuesta frente al mensaje es el reconocimiento de un "intento de persuasión". Aquellos niños que pueden discernir el "intento persuasivo" están menos influídos por el comercial, creen menos en el mensaje y tienden a realizar pocas acciones de consumo.La disposición de credibilidad y deseo de consumir lo que aparece en las cuñas decrece a medida que el niño es mayor y esto podría indicar que la exposición a los comerciales es un requisito para desarrollar una "defensa cognoscitiva" contra los efectos persuasivos del mensaje. De la lectura de estos trabajos de investigación se llega indefectiblemente a una pregunta de lógica social que refiere a la necesidad o no de regulación en forma o cantidad de comerciales que pueden ser vistos por los niños. Si el análisis de esta pregunta se fundamenta en la tesis de que la defensa del niño contra la persuasión publicitaria es el resultado de su desarrollo cognoscitivo, entonces

cualquier proposición estaría en el ámbito de limitar la cantidad de publicidad vista por niños menores de cierta edad,considerando que la cognición está altamente condicionada por la edad. or el contrario, si el análisis se desarrolla partiendo de la tesis de un proceso de aprendizaje basado en la guía de los padres o en el error y acierto en la prueba de productos y respuestas a los comerciales, no se plantearía una regulación en términos de forma y cantidad. La defensa del niño provendría de la información obtenida de sus padres y de su exposición a comerciales. A mayor exposición, mayor el nivel de defensa. De cualquier manera, estas hipótesis parecen ser de nece-

sario esclarecimiento frente a los comentarios que se escuchan de telespectadores adultos a propósito de la influencia del medio sobre los niños. Particularmente sostengo la tesis del aprendizaje en contraposición a la cognoscitiva; pero la imagen del medio debe estar sustentada por la opinión de la generalidad. Cualquier explicación al individuo profano de las preguntas que nos hacemos los padres sobre la influencia del medio, lejos de desarrollar una actitud más negativa ilustraría a los representantes sobre cómo debe ser administrada la exposición del medio, en el caso de que así fuese necesario. O ratificaría lo que creemos: que el aprendizaje neutraliza el efecto persuasivo al nivel irracional que opera, en todas las circunstancias, un niño: <ME)

MARC PROVOST Chef de Cocina RESERVACIONES 92.95.02 - 92.55.68 AVENIDA RIO DE JANEIRO CON CALLE TRINIDAD LAS MERCEDES

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RUBEN MONASTERIOS

OBRA MAESTRA DE LA PORNOGIZARA o he estado en burdeles de cuatro partes del mundo, pero ninguno me ha impresionado tanto como cierto establecimiento visitado en China; aclaremos: en la China cuyo territorio es Taiwán, la pequeña isla sita a unas cuantas millas del continente, llamada por los portugueses Formosa. En la China comunista un burdel es inconcebible. Al suroeste de esa isla queda la ciudad de Kaohsiung; la atraviesa una corriente fluvial conocida como el Río del Amor, cuya contaminación llega a tal extremo que el que caiga en él se desintegra antes de ahogarse. Dada su condición de puerto internacional, Kaohsiung es un hervidero de hombres de todas las nacionalidades; y donde hay hombres solitarios, hay putas. Me conduce al lugar un individuo de aspecto crapuloso que me aborda ofreciéndome girls and drirdcs

mientras doy un paseo en torno al hotel para asentar la mediocre cena. El instinto de conservación me sugiere desatender la oferta pero mi 80 Exces0 Junio 1989

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curiosidad pornófila me impulsa a aceptarla. Al fin ven-ce esta última y sigo al sujeto que me guía por una intrincada red de callejuelas de la zona portuaria hasta un edificio cochambroso, de vestíbulo oscuro y maloliente. Subimos un par de pisos; mi cicerone toca a una puerta en lo que parece ser una llamada en clave. Un antro análogo en cualquier otra parte del mundo sería escandaloso; este no: no hay música y la gente habla y ríe en susurros. La amplia sala carece de decoración y el único mobiliario consiste en sillones grandes, cuadrados, forrados en semicuero; en algunos se apretujan parejas mientras varias mujeres andan por ahí; unas fuman en silencio, otras conversan en voz baja. Todas son chinas de apariencia juvenil, acentuada por su arreglo que recuerda el de las colegialas occiden- . tales de los años 60: blusitas, minifaldas, medias tobilleras y

e sorprende gratamente su aspecto nínfico: las mayores no parecen tener mucho más allá de sus 20 años y las hay graciosamente aniñadas. Los hombres, exceptuando un par de ellos que parecen orientales, son de aspecto occidental, pasando por diversos matices raciales del rubio al negro. Los que están acompañados manipulan impúdicamente a sus mujeres; una de ellas —frágil criatura— ha sido prácticamente desnudada por su vigoroso e inquieto acompañante. Me ocupo en observar la configuración del local: a partir de la gran sala comunitaria hay un largo pasillo que termina en el único baño. A cada lado se abren sendos cuartos; logro atisbar el interior de uno de ellos, transitoriamente desocupado: es una habitación de dimensiones más bien pequeñas, dividida mediante un tabique de cartón piedra que no llega al techo; en cadá habitáculo hay una cama y cada par de ellos está permanentemente iluminado por una bombilla de débil resplandor que pende de un cable en medio del techo de la habitación. La intimidad de

mirando por encima del tabique, o por algún agujero discreto que sin duda no faltará. Desde el punto de vista pornológico toda esta proposición me resulta apasionante. Creo encontrar aquí una especie de compendium de sabiduría pornoerótica acumulada a lo largo de milenios. El sitio parece haber sido planificado para satisfacer una vasta gama de intereses pornofílicos: las muchachas de apariencia escolar satisfacen al nifófilo y al pedófilo heterosexual; la experiencia erótica compartida que tiene lugar en la sala, donde ocurre una especie de show pornográfico espontáneo en el que cada uno es actor y espectador al mismo tiempo, complace al individuo de tendencias pluralistas, exhibicionistas y voyeristas; en los cubículos, un hombre puede satisfacer con creces sus apetitos audiofílicos; las sábanas de las camas, que por supuesto no son cambiadas después de cada encuentro sexual ocurrido en ellas, quizás plenen compulsiones rinofleristas y picazistas (satisfacción erótica por el olfato y el gusto, respectivamente), o lá salirofilia de algunos clientes, aunque resuelto en un nivel muy primitivo para un gusto pornófilo refinado. La verdad es que este insólito burdel chino responde a lo que bien po-

las parejas no es total en cuanto cada una puede escuchar los ruidos originados por sus vecinos en el discurrir del acto amatorio y hasta ver a la otra

dríamos calificar de una concepción inteligente del negocio del sexo. Una comprensión profunda de los apetitos sexuales conscientes o inconscientes que

zapatos de tacón bajo; no van maquilladas y las más audaces llevan un toque de rouge en los labios.

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que impulsan al hombre, y a una clara identificación de las variantes del comportamiento erótico; en más de un sentido se aproxima a la idea de obra maestra de la pornografía.

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ara atribuirle tan elevado status yo, desde mi punto de vista occidental, solamente le exigiría una decoración sofisticada y un poco más de limpieza en el ambiente, sin hacerla extensiva hasta las sábanas, naturalmente; pero ello es una típica necesidad occidental que nada tiene que ver con la manera de ser china; en efecto, uno de los aspectos sorprendentes de este fascinante universo sociocultural consiste en el contraste entre la espiritualidad expresada mediante el pensamiento místico, el arte refinadísimo y las delicadas costumbres cotidianas, y los ambientes físicos donde discurren, más que descuidados, francamente asquerosos. Así usted puede encontrar en China un río llamado del Amor, que es una apestosa cloaca, o una pagoda de arquitectura y decoración exquisitas rodeada de puestos de fritangas y de basura. Un intelectual chino intentó explicarme dicha contradicción mediante la metáfora de la hoja de loto que flota en la superficie del agua: "Ustedes los occidentales viven en la cara de arriba de la hoja, ocupados en cosas materiales; nosotros los orientales vivimos en la cara de abajo, hundidos en el agua, ajenos a lo sustantivo, orientados hacia lo místico-trascendente...En tanto el alma esté iluminada, ¿qué importa la suciedad en el cuerpo y en su entorno?"' CIED

MARIA ARAGUANEY

INTRIGAS

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sido tan incierto en los últimos tiempos; nuestra sociedad ha acumulado nuevas capas de resistencia y de ahora en adelante ya no sabemos si nuestros mandatarios adoban serpientes en cognac para conservar su virilidad o de una vez por todas se decidirán a rectificar —una palabreja cargada de incertidumbres— y abrir paso a la historia sin dejar el velo de un amargo monólogo. Algunos sospechamos que las palabras emborrachan más que el alcohol, con el cual no pocos de ellos —los mandamás— han quedado trastornados, aunque en medio de las humoradas se los recuerda con un elogio piadoso: "Tenía mal aliento, pero buen corazón". el hecho es que mi impostada sumisión resiste algunas comprobaciones. Los restaurantes están vacíos y nadie tiene deseos de divertirse. ¿A qué se debe esta extravagancia? ¿Acaso el entretenimiento está pasando de moda? El pesimismo y los pájaros de mal agüero están en su mejor momento y tanto los ricos como los pobres están embrutecidos con la monocorde repetición de los hechos pasados. Basta leer los comentarios de prensa donde el espantable aluvión de febrero, que sólo merece algunas fotos dramáticas, es un ritornello de miedos cargados de hipocresía, de "no me pasó a mí pero, bueno, ¿no estamos exagerando?". Y me

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Mi visión se ha alterado, es cierto. Una arruga fortuita ha pasado por el más hondo y profundo hielo de mi ser y, en medio de reproches íntimos, he apelado a una suerte de sumisión ante la realidad y mi existencia, de pie, ha sido capaz de sufrir este golpe. Como método, lo recomiendo: en medio de un ruido que me perforaba los oídos sencillamente me entregué a los brazos de la sordera. Es que todo ha

pregunto: ¿Cuesta tanto divertirse? El estilo y la elegancia son placeres que se postergarán hasta que logremos salir de esta fuerte recesión económica, y tomando en cuenta la discreción de la cual prescinde este país sin respetar siquiera la esfera de la intimidad por el afán de algunos periodistas neuróticos y acomplejados, nos deja a muchos decepcionados. Algunos se dedican a tramar, con una deliberada incoherencia, antagonismos que resultan intrigantes y hasta con una escuálida falta de imaginación. Recuerdo aquello de Arturo Uslar Pietri: "En Venezuela hay muchos periodistas y yo diría de muy mala calidad y enemigos de nuestra sociedad libre". Casi todo el mundo prefiere el cielo a la tierra, porque aquí muchas veces no se obtienen suficientes recompensas por los méritos y la justicia vale cada día menos. Entonces, siguiendo con esta tortuosa conversación, les aconsejo de todo corazón que con paciencia sigamos oyendo sin molestar, ejercitando la mirada sobre tantas actitudes equívocas y nerviosas, asumiéndonos al fin, como amantes de la vida. El consejo: aunque usted se haya convertido en un escéptico decrépito, alcance la meta, hágase célebre, porque hay centenares de ideas inexploradas. ¿Será engañoso, a la larga, apostar a esas nobles pretensiones? • COL) Exces0 Junio 1989 81


TODAS LAS MUJERES SON TUYAS

Cl_.AU DIA

PULGAR No todas las modelos coquetean y seducen con su desnudez; no todos los fotógrafos apelan a recursos tan simples como una flor blanca, una llave colgada de la pared y un sostén negro. Se diría que la modelo y la fotógrafo, Claudia Pulgar, han desarrollado un argumento sobre los blancos de las sábanas, de la flor misma, de las medias y del paño. Parece una historia entre cuatro paredes cuya lectura fácil encubre, sin embargo, la oferta del cuerpo que se abstrae en la deliberada seducción. Claudia Pulgar nació en Argentina y realizó estudios en Boston y sus trabajos han sido publicados en Focus Editions, de la República Federal de Alemania.

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CUENTO

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A Helen Hitzig

ESPINOSA

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ASÍ UN CÍA dE julio dE 1905, A POCO dE hAbER cumplido 17 AÑOS, ME Vi A LAS PUERTAS dEi CONVENTO.


1 único recuerdo grato que me queda del monasterio de San Simón es el del patio de ciruelos y limoneros, tras cuyo muro posterior el mar rompía contra un terraplén de rocas dispares y agujereadas, recorridas por jaibas errantes. También, por supuesto, guardo memoria de la hermana Nicolasa, vieja y entumecida por el reumatismo, fregando con jabón de pino, en una batea, los hábitos, túnicas y capas de coro de nuestra comunidad, un convento de monjas carmelitanas extraviado en el litoral atlántico, en algún sitio equidistante de Punta Arboletes y el golfo de Morrosquillo. Las dos evocaciones son, en realidad, una sola. Porque la hermana Nicolasa lavaba siempre allí y se había convertido en otro elemento, en otro sarmentoso árbol del patio poblado por aromas de peces muertos o de limoneros floridos. Del patio donde yo me refugiaba por las tardes, entre las horas de lección del Oficio Divino, para tratar de fijar en la mente cosas definitivamente idas o trozos todavía calientes de mi vida pasada, aun unos meses antes de que la hermana Helga me los hiciese, por fin, precipitar en el olvido, trocándolos por la delicia y el horror infinitos de hacer en un claustro de carmelitas lo que no se hizo desde la conminoración del Monte Carmelo. Mi presencia en el convento de San Simón no duraba todavía un semestre, o sea, que era yo apenas una novicia, la tarde en que la hermana Nicolasa, desembrollando un poco la madeja de sus delirios habituales, reparó en mí y se quedó mirándome como atrapada por una punzante iluminación. No tardó aquello más de dos o tres minutos, pero la vieja se fue poniendo muy colorada, con los ojos muy fijos en mí, y de pronto soltó una frase que no comprendí del todo, algo así como si me alertara sobre un peligro cercanísimo, sobre una especie de profanación que estuviese a punto de cometer, pero no en sus manos evitar, esa alegre muchacha provinciana que era yo: una suerte de ocurrencia medio fatal y medio diabólica. Yo acababa de morder una ciruela y me hallé en un tris de arrojársela cuando la vi congestionada y mirándome con aquella fijeza, de una manera tan impertinente y desvergonzada. Hacía, después de todo, varias semanas que frecuentaba el patio por las tardes y ella nunca parecía verme, siempre inclinada sobre la batea y tratando de blanquear hasta la pureza las piezas de márfaga y de las telas pobrísimas con que cubrían las hermanas sus cuerpos macilentos. Pero comprendí que si la agredía, si lanzaba la fruta al suyo como piedra al ojo de Filipo, habría incurrido en grave culpa y, en el capítulo, la prelada me leería el Benedicte , lo cual hasta el momento no me había ocurrido. De modo que volví a morder la ciruela, esta vez con furia, y me hice la que no oía sus palabras, que por lo demás no fueron nada claras. Tuve más tarde

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ocasión de aprender a amar a esta ancianita artrítica y medio loca, cuyo recuerdo es lo único bueno que me queda de mi estancia en el monasterio. Se veneraba con su nombre la memoria de San Simón Stock, el ermitaño a quien la Virgen María entregó el escapulario del Carmen, con la promesa de que todo aquél que lo vistiese se salvaría. Dicen que hacia el siglo XII un cruzado calabrés creó en el Monte Carmelo, al norte de Samaria, el eremitorio de donde luego derivaría la orden religiosa de las carmelitas, a la cual ingresé contra mi voluntad, no obstante haber sido educada en los rigores del dogma católico, pues con mi unción no sólo se contrariaba mi natural sensual y mundano, sino que se pretendía despojarme de la herencia de mis padres, muertos durante las depredaciones que Aristides Fernández desató, en el primer año del siglo, contra todos aquéllos que mostrasen desafección hacia el régimen del gramático José Manuel Marroquín. Fue el caso que mis tíos, por ser hija única y deseosos de acaparar la herencia, ofrecieron a las carmelitas de San Simón un concupiscible donativo a cambio de recibirme en su seno. Y así, un día de julio de 1905, a poco de haber cumplido diecisiete años, me vi a las puertas del convento, magullada durante cinco jornadas por el viento del mar, sucia de sal y de vaho de bestias, ignorante de lo que pudiera esperarme bajo aquellas cúpulas arcaicas y entre aquellos muros recubiertos de musgo y verdín, que me recordaban las sombrías locuras medievales, erizadas de botareles y de arbotantes, que vi en los textos de historia cuando estudiaba en el Colegio de la Merced.

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CRUZARSE NUESTRAS MiRAdAS, LA SUMA ENVÍALA UNA LUZ TAN INSINUANTE QUE CASI ME PROVOCÓ UN dESMAdE jAMIENTO.

o había pasado mi niñez en una finca bolivarense, rodeada de colinas donde se asoleaban acacias y naranjos, quefrecuentaban mirlos y tordos atizonados.Recuerdo en particular las mañanitas de ordeño, cuando a lomo de burdégano llevábamos los cántaros de leche al pueblo y los lugareños se quitaban el sombrero para darnos los buenos días. Todo en mi infancia había sido, salvo la muerte de mis padres, claridad y gozo. ¿Cómo entender que, de aquí en adelante, fuera a vivir en este convento de fríos muros de piedra, perforados por ajimeces que nos asustaban, de súbito, con la visión espeluznante del mar? Me erizaba la piel oír el tañido

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LEN TO

de las campanas en la torre o el simple errar sin rumbo, con las cuentas del rosario escurriéndose de entre mis dedos, junto a las infinitas balaustradas de los corredores o entre hornacinas de arcos sepulcrales rehundidos en las paredes, donde reposaban nuestras predecesoras. Al descubrir que las monjas muertas eran sepultadas allí mismo, el edificio se me antojó no ya un despojo sombrío, sino un gigantesco mausoleo lleno de presencias vituperables. Una noche creí ver un fantasma entre las sombras de la capilla y luego descubrí que se trataba de un heraldo marmóreo, arrodillado al fondo de una tumba. Durante semanas, viví acosada por visiones de espectros errabundos y pensé que moriría de tristeza bajo el lujo marchito de las bóvedas y los rosetones de crestería entreverada. ero cualquier imagen que nos forjemos del universo, y de los objetos y seres que lo componen, es susceptible de ser modificada casi en forma absoluta por una mera alteración de nuestro estado de alma. Pronto la hermana Helga lograría sutilmente esa alteración, al introducirme en su mundo de quimeras manifiestas y de sensoriales éxtasis. Pronto la voluptuosa monja me haría olvidar aquellos cuidados y no sorprenda si, por los días en que hiciera profesión y formulara mis votos de castidad y pobreza, el monasterio se me hubiese de convertir en una mansión principesca, de la cual, acaso por la exaltación de los sentidos de que fui presa por largos meses, me sentiría dueña y soberana. Y no sería sólo el viejo edificio el que habría de sufrir esa transfiguración. Mi imaginación transformaría el rumor del mar en una especie de instrumentación sinfónica de mi propia sensualidad, que creería próxima al arrebato místico. De suerte que aunque no pudiese, pues me lo impedía la norma de Santa Teresa, sumergirme desnuda en las aguas para dejarme poseer por el vaivén de la marea, su música y sus gemidos nocturnos acompasarían mi sueño y sus ariscos perfumes serían para mí tan acogedores como el calor del seno materno o el de las manos de mi padre balanceándome por las piernas cuando era yo una criatura feliz y dichosa. Mi físico, para entonces, empezaría a traslucir todas esas emociones, pero a los ojos de las hermanas y de la madre superiora, que al comienzo se preocupaban por mi salud, éstas se manifestarían tan sólo como un necesario desbordamiento de vitalidad, que haría aflorar la frescura a mi rostro, la suavidad a mi piel y el

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rubor a todo mi cuerpo robustecido por aquella alborada de mi sensualidad. Se me dificulta, pasado tanto tiempo, discernir los procedimientos que empleó la bella Helga para convencerme de que me rindiera a su amor. Me parece que le bastaba con la negrura de sus ojos, que eran 88 Enes() Junio 1989

como dos esmerilados cristales de azabache, en cuyas profundidades vagaban promesas y espejismos. Las hermanas me habían dicho que era boliviana y que había nacido de la violación de su madre por uno de los colorados del general Hilarión Daza. Ingresó a la comunidad en un convento de su patria y nunca quiso confiarme cómo recaló en este litoral olvidado, aunque aseguraban las malas lenguas del convento que fue trasladada en' castigo por algún pecado que ella misma ignoraba. De cualquier manera, era una mujer de temperamento muy vivaz y en sus ojos se leía a las claras la voracidad sensual que la consumía. Estábamos en el patio, y nos observaba la hermana Nicolasa, la tarde en que me dijo que mi rostro cantaba la gloria del Señor. No le hice caso. Hacía días había comprendido que me espiaba y, de dos semanas a esta parte, no faltaba entre los ciruelos y los limoneros cuando sabía que me encontraba allí. Estoy segura de que la hermana Nicolasa oyó perfectamente el requiebro, pero se abstuvo de gruñir, como era su costumbre cuando algo la desagradaba. Se limitó a enfrascarse como nunca en su lavado de ropa y hasta creo que canturreó una cancioncilla tonta. Siempre supe, sin embargo, que sólo se había hecho la desentendida. Creo que intuyó la presencia de Satanás en el aire azufrado y salino, entre los ramos mochos del ciruelo y el limpio perfume del limón y, sabiéndose débil para enfrentarlo en circunstancias tan desventajosas, quiso reservar sus fuerzas para ocasión más propicia. iguió siendo impotente, no obstante, cuando las ocasiones se multiplicaron. Hubiese podido, es verdad, ir con el chisme donde la superiora. Pienso que, si se abstuvo de hacerlo, fue porque observaba demasiado al pie de la letra las constituciones que la madre Teresa de Jesús dio a las carmelitas descalzas y no deseaba entremeterse en las faltas de los demás, o tal vez porque creía poder actuar ella misma en un momento determinado. Lo cierto es que no pareció inmutarse, y más bien nos dio la espalda, el día en que trepé a uno de los ciruelos para bajar unos frutos y, cuando me ayudaba a descender, la hermana Helga dejó ir el brazo por debajo de mi hábito y me sostuvo, haciendo que de lleno apoyara mi sexo sobre la palma de su mano. Tuve, en aquel instante, una impresión de plenitud, de comunión con el alma del universo. Me sentí, por segundos, una divinidad en andas de la gloria. Cuando por fin pisé

tierra, Helga aún hacía presión en mis entrepiernas y percibí cómo, a través de la fina tela de hilo de mis interiores, introducía firmemente uno de sus dedos por la hendidura de mi cuerpo, mientras clavaba en los míos sus ojos negros como indagando mi aquiescencia. Creo que mis miradas le dieron un sí desaforado. Al fin


y al cabo, se trataba de la más pura conmoción por mí experimentada hasta aquel momento y, por razón de la edad, mi ser era ya como agua que anhela ser bebida. Vi entonces el suave dibujo de los labios de aquella monja que tan feliz me hacía y, casi sin quererlo, avancé hacia su rostro en ademán de besarlos. Helga, en rapto de lucidez, me detuvo. Sus ojos me dijeron que ya buscaríamos oportunidad de hacer a solas lo que quisiéramos. Nuestro pacto, de todas formas, estaba sellado. Y en las horas que siguieron, durante las preces y maitines del Oficio Divino, en que sólo podía verla de espaldas, dibujada a contraluz su silueta en el reclinatorio, sentí que un gozo y una melancolía entremezclados me horadaban a puntillazos el espíritu, en tanto la prelada entonaba el invitatorio responsarial o el himno sagrado, y me sentí también por encima de todas mis hermanas, pues me sabía inflamada por el amor y algo me decía que es la más alta de las inspiraciones. Alma cándida, me hice ilusiones aquella noche suponiendo que en las primeras horas de la mañana, luego de rezar el Officium Capituli para la consagración de los trabajos del día, Helga y yo podríamos vernos a solas unos minutos en el refectorio, como había ocurrido otras veces, mientras se disponía la vajilla del desayuno. Pasé en vela toda la noche, estrechando contra el pecho mi flaca almohada de plumas e imaginando el arrobo que había de experimentar en el momento de besar por fin en los labios a la bella profesa, cuyo rostro acosaba mi fantasía y cuya ágil figura, sugerida bajo las telas bastas del hábito, erró durante horas por los recovecos de mi alma. Ignoraba yo entonces que el destino conspira incesantemente contra el amor. ezadas las horas prima y tercia, apenas si aquella mañana pude ver de lejos a la boliviana, y eso en visajes muy fugaces y justamente durante las faenas comunes, cuando había monjas por todas partes y la superiora se ocupaba en persona de que las cosas anduvieran en orden y de que el convento marchara con precisión de reloj. Comencé a angustiarme. A cada minuto sentía agitarse dentro de mí la necesidad de hallarme sola con ella para vaciarle mi espíritu y sincerarme hasta la vergüenza diciéndole cuánto la amaba y cuánto deseaba encerrarme en su única compañía y que nos desnudáramos y nos entregáramos la una a la otra. De pronto, cuando en hilera nos dirigíamos a rezar la hora sexta, una duda empezó a martillarme. Pensaba si en realidad la hermana Helga querría encerrarse conmigo y si la escena del patio no habría sido una broma cruel. Era absurdo, pero creí odiarla por instantes. Recordé lo que me dijeron algunas hermanas acerca del carácter tornadizo y zumbón

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de la boliviana, y se me afligió el corazón. Me sentí vejada y ridícula, sensación que me acompañó hasta la hora de la cena, cuando por fin el destino condescendió a mirarme con lástima y quiso que, en la caprichosa distribución que la superiora hacía de las comensales para evitar tratos demasiado asiduos y cumplir, según ella, los rescriptos de Santa Teresa, se me asignara el lugar inmediato al de Helga. Al cruzarse nuestras miradas, la suya enviaba una luz tan insinuante que casi me provocó un desmadejamiento. Varias veces, entre plato y plato, se rozaron nuestras piernas y manos por debajo de la mesa. A hurtadillas nos mirábamos y, en alguna oportunidad, me picó un ojo. La desesperación empezó a hacer presa de mi organismo y los muslos me temblaban o se atirantaban, según las circunstancias. Hacia los postres, Helga deslizó la mano hacia mi sexo y lo presionó furtivamente. Fue cosa de un segundo. La sangre me afloró ala cara y creí que me asfixiaba. Una oleada de placer inundó mi cuerpo, humedeció imprevistamente mis interiores y fue haciéndose tan intensa que acabó por semejar un toque de clarín. Entonces me envolvió una gran laxitud, todo se nubló en torno mío y debí verme muy mal, pues la prelada ordenó que me sirvieran una copa de vino. Al abandonar el refectorio, pensé con íntimo gozo que situaciones como aquélla habrían de presentarse a menudo y que sería yo la beneficiaria impune y dichosa de tan inexplorados éxtasis, no obstante la cuota de miedo que su delicia traía aparejada. Pero me equivocaba de parte a parte. La priora tenía bien dispuesto el funcionamiento de la comunidad, de forma que rara vez coincidiéramos por dos veces consecutivas, en cualquier parte, dos mismas hermanas. De resto, ya la regla de Santa Teresa prohibía, desde el siglo XVI, que se sostuviese amistad en particular con cualquiera de las monjas y a todas nos encarecía amarnos en una forma ecuménica y abstenernos de abrazar, tocar en el rostro y mucho menos en las manos a ninguna de las profesas. De noche, una vez cerradas las celdas, quedaba prohibido salir a los corredores, salvo por urSUSURRABA gencias físicas que sólo podían satisfacerse al aire libre, tras una de las enramadas del patio. Para velar por el cumplimiento de este último precepto, una monja entre las más ancianas era destacada cada noche en la galería superior del claustro, desde donde se dominaban a simple vista los accesos a las celdas individuales. Qué de historias -pensaba yo- no trgil~.

HELqA

EN

mis oídos

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CUENTO

debieron desenvolverse tras aquellos muros, para que se llegase a adoptar una disciplina tan rígida. Ignoraba, por cierto, que la de las carmelitas no es la más rigurosa de las órdenes. Que las hay como aquélla que pinta Victor Hugo, la de las bernardinas-benedictinas del Petit-Picpus Saint-Antoine, que observaban la inhumana obediencia de Martín Verga y para quienes hasta la higiene más elemental entrañaba pecado. Pero no era preciso llegar a tales extremos, por aquel entonces, para hacerme desdichada. Bastaba la monotonía de esas horas que parecían contadas con gotero, de esos largos días durante los cuales sólo pude ver a la hermana Helga unos cuantos minutos, por las tardes, en el patio de los c iruelos, para aplanarme por completo y hundirme en la tristeza. Minutos muy efímeros que apenas si me depararon un roce de manos, una ardiente mirada, unas palabras entrecortadas... ¡A mí, que deseaba, con todas las fuerzas de mi alma, estrechar mi sexo durante horas con el de Helga, consustanciar nuestros cuerpos desnudos hasta el límite del placer y de la plenitud! as sólo hasta febrero o marzo de 1907 (y llevábamos ya tres o cuatro meses en ese juego de tira y afloja impuesto por las circunstancias) acertamos a planear, a fin de saciar aquel anhelo de una vez por todas, algo bastante descabellado como para que su realización no fuese totalmente imposible en este ambiente de suspicacias y de restricciones. Debo confesar que, en vísperas de cumplir los diecinueve años, yo no era todavía capaz de asumir la iniciativa en estas materias, de suerte que fue Helga quien propuso la idea y lo hizo aprovechando que la brisa marina arrastraba nuestras palabras hacia el extremo opuesto al que ocupaba, junto a su batea, la hermana Nicolasa. El alma empezó a girarme como un carrusel. Vi la luz del verano detenida sobre los limoneros y sentí el corazón henchírseme de valor. Helga había hablado rápido y en susurros. Todo debería hacerse de la manera más natural. Ella saldría primero, a eso de la una de la madrugada, como quien va a satisfacer alguna necesidad orgánica, y me esperaría en este mismo sitio, oculta por el follaje. Yo me le uniría unos veinte minutos más tarde, pero utilizaría para salir una de las puertas del otro extremo, de modo que resultara difícil a la anciana y soñolienta cuidandera relacionar nuestras incursiones. Ni siquiera me detuve a pensar si el plan era bueno: iba a DéfillitittlIC llenar mi más caro deseo y eso me parecía suficiente. Asentí con la cabeza y también, acaso, con la ansiedad de mi semblante. Sin agregar palabra, la boliviana me dio la espalda y volvió al claustro. Entonces miré de soslayo a la madre Nicolasa y advertí con sobresalto que tenía colocada en mí una mirada inquie-

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tante, casi feral. El plan fue puesto en práctica con minucia. La hora escogida por Helga era muy apropiada, ya que, a pesar de recogerse la comunidad desde las nueve, muchas hermanas permanecían orando hasta la medianoche. Ninguna disponía de reloj, pero habíamos aprendido a navegar por la incertidumbre nocturna gracias al toque de ánimas y a la mansa respiración de la quietud, llena de pulsaciones minúsculas y de zumbidos reveladores. Al aislarme en la celda, me sentí exhausta. Al fin y al cabo, había pasado el resto del día tratando de imaginar el piélago de delicias en que esa noche había de sumirme y mi cuerpo empezó a debilitarse en forma progresiva, hasta caer en una dulce extenuación. Debí sobreponerme con mucho esfuerzo, para conservar la lucidez y poder contar aquellos minutos que se deslizaban perezosamente, como filtraciones en un muro poroso. Mis orejas acogían graznidos de cuervos y vuelos de gaviotas sobre el tumbo obstinado del mar. A eso de las doce, dio comienzo la ceremonia del abre y cierra puertas, pues las monjitas, recogidas hacía tres horas, empezaban a ser asediadas por las urgencias corporales. Pero, a medida que se acercaba la una de la madrugada el convento volvió a hundirse en el silencio y recuerdo que me sobresaltó, de improvisto, la sirena de un barco camaronero que debía hallarse mucho más próximo a la costa de lo que sus tripulantes imaginaban. Cuando calculé que Helga tendría más de un cuarto de hora de estar esperándome afuera, salí con cautela y me refugié tras una pilastra para atisbar a la vigilante. Estaba demasiado oscuro, sin embargo, y no pude establecer en aquel momento que pudiera tratarse de la madre Nicolasa, en cuyo caso no me atrevería a seguir adelante con el plan. Pero lo único que podía ver era una sombra perfilada en la galería superior y decidí arriesgarme. elga salió a mi encuentro no bien me hallé en el patio. La vi muy pálida a la luz de la luna y tuve la impresión de que su susto era mayor que el mío. Se oía tan fuerte el tumbo del mar a aquella hora, que daba la sensación de estar avanzando hacia nosotros por entre los árboles. Lo relacioné con el latido acelerado de nuestros corazones y creí desfallecer otra vez. La boliviana me tomó de la mano y me condujo hasta un pequeño prado de brezos silvestres, donde sin mediar palabra satisficimos el apetito que cada una sentía por los labios de

la otra, en un beso tan largo que me produjo mareo y exasperación. Vestíamos sendos camisones, y yo metí la mano bajo el suyo hasta comprobar la suave dureza de sus nalgas, cuya superficie era como la de un durazno fresco. Busqué luego el vellotado del sexo y sus delicados labios, que acaricié con mis dedos. Helga


empezaba a desvariar de placer y palpaba todo mi cuerpo, al tiempo que susurraba en mis oídos palabras de legítimo amor. Entonces nos sacamos los camisones y permanecimos unos segundos como petrificadas, contemplando nuestras desnudeces, como si por primera vez se nos revelara el esplendor del cuerpo humano. Pasados tantos años, pienso que si otra vez tuviese que hacer el amor con una persona de mi propio sexo, quedaría frustrada y en modo alguno podría ofrecer tampoco un mínimo disfrute. Pero en aquellos comienzos de 1907 yo no sabía lo que era sentir la anchura de un miembro viril, de modo que, con aquellos frotamientos idiotas y someros, creí beber hasta las heces la copa del placer. Pienso también si Helga habría tenido experiencias similares en el pasado. Debo confesar que encontraba cierta maestría en sus manipulaciones para el rito carnal, pero asimismo que la sabía sobrecogida de terror. No fuimos descubiertas, sin embargo, al menos en aquella ocasión. a vigilante no relacionó nuestras salidas; después de todo, ninguna razón había para albergar, todavía, sospechas sobre nuestra conducta. Sólo a la madre Nicolasa debíamos temer, de ello éramos perfectamente conscientes, aunque por aquellos días nos tranquilizáramos pensando que se trataba de un alma sencilla y que jamás se atrevería a alborotar el convento con un escándalo de tamaña magnitud. En parte, no andábamos equivocadas. La anciana lavandera no quiso nunca perjudicarnos, es cierto, pero también lo es que, para ella, Satanás había entrado en el monasterio y acaso sobrestimaba sus fuerzas para la lucha con el demonio. Aquella noche no pude dormir. Memoraba, palmo a palmo, los minutos de arrobo en compañía de Helga y tuve que masturbarme varias veces antes del amanecer. Mas, al iniciarse las horas canónicas, cuando entramos en la capilla hundida todavía en retales de sombras nocturas, mi semblante estaba lejos de exhibir las huellas de una velada. Por el contrario, mi tez mostraba tonalidades de rosa y mis ojos parecían cantar. A partir de aquel día, y por espacio de varios meses, el decrépito y verdinegro edificio de San Simón hubo de transformarse para mí en una especie de alcázar encantado, batido por las olas y arrullado por los vientos del mar. Las citas con Helga en el prado de brezos siguieron efectuándose casi todas las noches, sin mayores inquietudes. Ahora, una vez logrado el orgasmo en sus brazos, yo dormía beatíficamente, sin que me atormentaran visiones sexuales. Durante el día, nos dirigíamos mensajes con los ojos e intentábamos algún roce de manos, si bien nos abs-

TUVE,

tuvimos de volver a vernos por las tardes en el patio. Concluidos nuestros arrebatos nocturnos, pactábamos el siguiente encuentro y tratábamos de guardar la una el recuerdo de la otra en un cofre sellado. Llegó así el día en que debí ligarme por votos solemnes a la orden y asegurar mi sujeción perpetua a la clausura. Fue hacia junio de aquel mismo año y, con las llegadas de las lluvias, el calor era como un homogéneo maleficio que atizaba la imaginación y devastaba el cuerpo, encendiéndolo en afanes sensuales. La noche anterior, Helga y yo habíamos logrado tal paroxismo en nuestros enlaces, que nos atacamos a mordiscos y nos llenamos los hombros de pequeñas equimosis. Nadie, sin embargo, recelaba aún de nosotras. A lo largo de nuestras tareas, de las comidas, del Oficio Divino, era tal la indiferencia que simulábamos la una hacia la otra, que cualquier sospecha no hubiese tenido otro fundamento que la temeridad. Me creía, pues, con derecho a pensar que mi ingreso definitivo a la orden, del sentido de cuya disciplina no tenía formada una idea muy clara, iba a realizarse bajo mimosos auspicios, esto es, bajo la égida del amor y del alegre libertinaje. Pero las cosas empezaron a cambiar desde el día en que hice profesión y todo comenzó precisamente en aquellas témporas de Pentecostés, en el solemne instante de las preces de intercesión, cuando se leía el Hanc igitur. Entonces una horrible salamanqueja, de piel viscosa y llena de enormes pápulas, se desprendió del techo de la capilla y me latigueó el rostro con su comprimido cuerpo, para meterse luego por entre las telas de mi hábito y empezar a recorrerme el pecho sin que yo pudiera hacer otra cosa que lanzar alaridos de espanto en plena celebración de la misa.

EN AQUEL

INSTANTE, UNA

iMpRESiÓN dE plENITUd,

dE COMUNIÓN CON El ALMA

dEl UNIVERSO.

as hermanas me asistieron sin saber de qué se trataba, temerosas de que súbitamente me hubiese poseído el diablo. Al tratar de sobarme el pecho, figurándose que me dolía, no hacían sino exasperar al animalito, enloquecido por la imposibilidad de salir de la prisión de mis vestiduras. Fue así como, en aquella mañana de mis votos solemnes, debí quitarme a empellones de encima a mis hermanas de congregación, abandonar a toda prisa la capilla y despojarme del hábito junto a las balaustradas de la galería inferior. Las monjas que me siguieron vieron al saurio saltar al piso. Mientras me ayudaban a reponer mi indumentaria, una de ellas aseguró que no era una salamanqueja común y corriente, sino que, a la manera de la salamandra de los 11~ Exces0 Junio 1989 91


cabalistas, estaba tejida con hilos de cárdeno fuego. Acaso el diablo hubiese querido asistir en persona ami recepción como carmelitana. De cualquier forma, bajo las equimosis dejadas por los mordiscos de Helga, descubrí luego una especie de tarascada, como hecha por una dentadura candente, en la que mi fantasía me simulaba, mientras duró, algo así como una cara tornasolada que lloraba con seis ojos.

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uriosamente, y tal vez por lo pagada que me sentía ahora de mi nueva investidura, el incidente dejó de inquietarme en cuestión de pocos días. No estoy segura de haber imaginado —hace tanto de aquello— que con los prometimientos que configuraban para siempre mi estado religioso, había llegado a la cúspide de mis posibilidades y de allí en adelante podría hacer lo que me viniera en gana. Mi espíritu se hallaba predispuesto ala frivolidad, a todo lo que supusiera una irresponsabilidad desenvuelta y desenfrenada. De allí que no me preocupase ni siquiera por cumplir con los deberes de mi regla. Todo ello agravado por la indiferencia de la priora, a quien el donativo de mis tíos parecía bastar para no ocuparse de mi progreso espiritual y permitirme haraganear todo el tiempo. No sé si la juzgo mal, pero era evidente que yo incumplía con las obligaciones más elementales y que nadie me reprendía por ello, salvo, claro está, la madre Nicolasa, cuando por fin se decidió a tomar cartas en el asunto. Es éste uno de los recuerdos que en mí perduran más vívidamente. La anciana me señaló un montón de madera que había cortado con sus propias manos y apilado en un extremo del patio, y me dijo que con ese material, entre las dos, construiríamos la ermita o santuario que yo necesitaba para apartarme a oración y observar los preceptos de Santa Teresa, conforme a lo que hacían nuestros padres santos. Le respondí que sí, que otro día emprenderíamos el trabajo, pero ella leyó en mi rostro la desgana y entonces, para mayor sorpresa mía, sin agregar palabra se consagró por sí sola a edificar aquella ermita únicamente destinada a la salvación de mi alma, a arrebatarme de las zarpas de Satanás que estaban a punto de asfixiarme. Desmañadamente fingí ayudarla, dejándole siempre el trabajo más pesado, mas una vez erigido el tosco santuario lo utilicé apenas para canturrear a media tarde canciones de mi niñez y para entretenerme imaginando si el sexo de los varones sería tan notable como el de las caballerías. De noche, Helga y yo nos refugiábamos en él para hurtarnos a las miradas de posibles monjas insomnes. Hasta cuando —abramos de una vez, en esa página de vergüenza, el libro de mi vida— el día llegó que vio colmada la paciencia de la madre Nicolasa. Fue en una de esas noches calurosas de agosto,

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cuando se acalla el rumor del mar y el aire se hace estático, como si el paso de un arcángel hubiera silenciado los elementos. Helga y yo nos habíamos acurrucado en un recodo de mi santuario y estábamos abandonadas al deliquio amoroso, al cual había dotado la imaginación de nuevos y muy recursivos instrumentos, pues acabábamos de descubrir las posibilidades afrodisíacas de la lengua. Oímos, de pronto, crujir unas ramas y quedamos rari nantes in gurgite vasto. Quisimos suponer que alguna profesa había ido, con pacíficos designios estomacales, tras la enramada; mas no tardó en recortarse, en el umbral de la ermita, el perfil inconfundible de un sayal carmelitano, rematado por una toca. No tuve que hacer ningún esfuerzo para comprender que se trataba de la madre Nicolasa. Me incorporé de un salto, cubrí mi desnudez con el camisón y avancé, medrosa, hacia ella. Acaricié la posibilidad de que no hubiese visto a Helga; de que pensara que, a solas, me dedicaba a la oración. Al discernir sus facciones en la oscuridad, advertí en ellas una rara mansedumbre. Cuando me tuvo a su lado, se limitó a decirme, ignorando por completo la presencia de la boliviana, que la siguiera y que ella sabría librarme del pecado de Safo, aunque yo de Safo no tenía noticias por entonces, y aún más tarde, cuando un escritor toludeño accedió a prestrarme sus fragmentos, sólo saqué de todos ellos en limpio que lo que es hermoso es bueno y que lo que es bueno pronto será también hermoso. La seguí sin rechistar, segura de que armaría la gorda ante la superiora. Pero avanzamos en silencio bajo las bóvedas siniestras de la galería y cuál no sería mi asombro al ver que nos deteníamos frente a la puerta de mi celda y que la buena anciana me invitaba a entrar, no sin notificarme que permanecería ante esa puerta, de ahora en adelante, todas las noches necesarias para que nunca volviera a acordarme de Helga Pon tegrosa ni de las prácticas aprendidas en su compañía. n lugar de conmoverme, la actitud de la monja lavandera, por uno de esos míseros estados de alma a que nos conduce la juventud, me envalentonó. La presumía débil e incapaz de elevar una denuncia en regla delante de la priora. Razón por la cual no me preocupé mucho aquella noche y, en vez de meditar sobre los acontecimientos que cobraban carácter francamente perturbador, me quedé profundamente dormida. La

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alarma me sobrecogió cuando sonó el toque del alba y vi allí todavía a la madre Nicolasa, a cuyo lado debí hacer todo el camino hasta la capilla para rezar las avemarías aurorales. Sin duda alguna, la anciana había iniciado su lucha contra el demonio y parecía muy segura de sus fuerzas. Aún así, pasé la mayor parte del


día dirigiendo a Helga solapados guiños para indicarle que no se inquietara, que todo iría a pedir de boca no bien sor Nicolasa comprendiese que el sueño era más saludable que la intromisión en los asuntos del prójimo. Me sorprendió, sin embargo, el rostro grave de mi amante, que no correspondía a mis gesticulaciones sino con un ceño sombrío y unos labios apretados y trágicos. Después de tantos años, pienso cómo estrujaría la vergüenza el alma de Helga Pontegrosa, en tanto que a mí parecía no alcanzárseme la gravedad de lo que ocurría. ¿En qué cabeza podía caberme, entonces, que la madre Nicolasa hubiera de cumplir al pie de la letra su promesa de velar noche tras noche frente a mi puerta, renunciando al sueño, si fuera necesario, por el resto de su vida? Aquello de que creemos capaces a otras personas, da la medida de nuestra propia capacidad. Nunca pensé que alguien quisiera hacer por mí lo que yo no me sentía dispuesta a hacer por nadie. Pero las subsiguientes noches habrían de sacarme de aquel error. Porque la bondadosa lavandera, que debía de sol a sol descaderarse en el patio con toda la ropa de la congregación, se prohibió a sí misma en lo sucesivo cualquier género de reposo y se convirtió en un pilar frente a la puerta de mi celda. En un inconmovible pilar cuya cansada respiración, tras la hoja de madera, me atormentaba durante todas aquellas horas que hubiese debido consagrar al sueño y que, en cambio, dedicaba a pensar desesperadamente en Helga y a hostigar mi sexo masturbándome casi sin solución de continuidad, como una bestia idiota, mientras mordía de rabia las sábanas y me maceraba con cilicios invisibles el espíritu irremediablemente encadenado al amor de la boliviana. Por una de esas fijaciones ingenuas que la pasión incuba, le hacía verdugones a mi conciencia haciéndome la ilusión de que Helga me esperaba todas las noches en mi rústica ermita y que lloraba sin consuelo al comprobar que aquella vez tampoco acudiría la amante suspirada. Fue este pensamiento el que me impulsó, cuando llevaba ya sor Nicolasa cuatro largas noches haciendo guardia frente a mi celda, a tratar de salir contra su voluntad para ir al patio y arrojarme en brazos de la tentadora. Nunca hubiera creído que una persona con setenta años a cuestas y casi ochenta horas de vigilia pudiera hacer tal alarde de energía, pero lo cierto fue que la mujer, a pesar de la inflamación de sus articulaciones, me sujetó firmemente y me mantuvo a raya todo el tiempo que me duró el berrenchín. Estaba resuelta a no tolerar que continuaran nuestras relaciones pecaminosas y la tenacidad de su propósito le permitía sacar fuerzas de la nada. No sé si fue a partir de aquella escena, cuya violencia se desenvolvió en el más imperioso silencio, que el odio que sentía por la anciana empezó a trocarse en una paulatina

pero florecente gratitud, pues en alguna parte de mi corazón había de comprender la piadosa intención de aquella insólita custodia a la que me sometía.

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ucedió entonces lo que era de esperarse. Hubiéramos debido suponerlo, porque aquella mañana un abejorro penetró en la capilla y danzó sobre nuestras cabezas una danza caprichosa y ciega. Una hora antes del almuerzo, yo había entrado al refectorio por ver si era posible cruzar unas rápidas palabras con Helga, para trazarnos un plan de acción. Mas, para mi asombro y mi despecho, encontré a la boliviana doblando las servilletas con ayuda de alguna de las novicias más recientes, una muchacha de ojos color uva y bucles de oro que haría dos semanas había llegado en un carruaje negro, lleno de borlas fúnebres y tirado por caballos cenizos. Realizaban la labor sumidas en una plática queda y sus manos se rozaban al fijar los pliegues y disponer el servicio. Lo peor de todo es que, cuando traté de hablarle, Helga se mostró lejana y poco interesada. Sus ojos miraban embelesados a la novicia, que tampoco me hizo ningún caso y siguió hablando de hadas y de genios prisioneros en botellas. Tuve, pues, que preservar mi dignidad batiéndome en retirada y toda la hora de la siesta la pasé rumiando mi congoja y mi rabia. Helga, maldita Helga, ¿cómo unos pocos días de separación podían transformarte a ese punto? ¿Qué clase de verdugo eras para con tu pobre ovejita huérfana? A eso de las tres, bajé al patio de los ciruelos y los limoneros, donde sor Nicolasa fregaba sin cesar las márfagas curtidas de los sayales. Ahora comprendía que ella era mi único refugio, la sola persona que me amaba en aquel caserón de muros cariados y de recintos espectrales que apenas unos días antes tomé por un alcázar encantado. La anciana fingió no hacerme caso, mas yo conocía bien el sexto sentido que la orientaba en las cosas de mi corazón. Segura estoy de que vio la desesperación y los celos pintados en mi cara y que debió hacerse SEGURA cargo de lo que pasaba. Tampoco le dirigí la palabra; prefería estarme allí ESTOY dE QUE tumbando ciruelas y saberla mi fiel y vigilante madrina. Tenía ultrajado el Vi0 1A rostro por las noches en vela y su saco de huesos ya para nada abultaba en el hábito. dESESpERACiÓN Pensé al principio que era luz de la media LOS CELOS tarde, juguetona y diáfana, que me la simulaba en trance oblicuo. Luego la vi piNTAdOS EN caer como un costal y arrastrar la batea en su caída, que la aplastó sobre un zarzal Mi CARA. de escaramujos y me la dejó vuelta un nazareno. Cuando a mis gritos acudieron varias hermanas, la pobre anciana,

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vencida por el trabajo y la vigilia, trataba de apartar ya de su vista las telarañas de la agonía.

n vilo la transportamos hasta su celda. Deliraba y se debatía en convulsiones y vómitos. La superiora ordenó a tres o cuatro monjas hacer a pie el camino hasta el pueblo y traer al vuelo al doctor Castrillón, un vejete medio sabio que ejercía una medicina casi primitiva en los alrededores desde los tiempos en que fue expulsado, por sospecha de inclinaciones místicas, de la Sociedad Democrática de Cartagena. Mientras volvían, tratamos de ayudar de algún modo a la enferma aplicando en su cuerpo viejas pomadas de crémor tártaro que estaban archivadas hacía casi un siglo en el botiquín de la priora. Su efecto fue, más bien, contraproducente. La piel de la madre Nicolasa se fue cubriendo, en la espalda y en las extremidades, de focos supurantes que recordaban las pústulas de la viruela. Anochecía cuando se oyó un estropicio en el locutorio y supimos que las emisarias habían regresado. La superiora bajó a toda prisa, pero montó en cólera al enterarse de que no venía con ellas el anciano médico —único cuya presencia era tolerada en el claustro, por la imposibilidad de que, a su edad, el examen de las monjas pudiese inspirarle arrebatos lascivos—, sino un joven facultativo de la nueva hornada que acababa de reemplazar al doctor Castrillón, pues, aunque no lo supiéramos en el convento, el sabio vejete había muerto hacía siete meses al caer de la cabalgadura en alguna provincia ignota. Tardamos largos minutos en convencer a la priora de que debía dar al doctor Regueros licencia para entrar en la clausura. Al fin y al cabo, la madre Nicolasa era un carcamal y no podía alentar ya en varón alguno apetitos carnales. El apuesto médico fue advertido de que debería abstenerse de entablar con ninguna profesa conversaciones sobre tópicos del siglo y, finalmente, recuerdo la elegancia de su figura cuando subía las escaleras, con su negra levita ceñida y el maletín colgado de una mano, para llegar a la celda donde la enferma deliraba con hagiografías imaginarias. Regueros se plantó frente al lecho, bajo la mirada providente de las monjas, y aplicó su oído a la pared torácica de la paciente para iniciar una serie de minuciosas auscultaciones. Yo presenciaba la escena desde la puerta y, de súbito, por primera vez desde que trajéramos a sor Nicolasa ala celda, mi pensamiento se

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clavó en Relga, a quien no había visto desde la hora del almuerzo, y en la muñeca de rubios bucles que la acompañaba en el refectorio. El estómago se me ensortijó y estuve a punto de caer redonda al piso. Pensé entonces que aquella noche no habría guardián delante de mi puerta y una malsana alegría me colmó la mente. 94 Exces0 Junio 1989

Sentí lástima por la anciana herida de muerte, pero júbilo también porque otra vez me sabía libre de hacer con mi cuerpo lo que me diera la gana. Mi voluntad pareció revigorarse y me hice el propósito de hacer de lado toda aprensión: Helga era mía y por ley natural debía corresponder ami amor. Su conversación con la novicia blonda de los cuentos de hadas no tenía por qué inspirarme recelos ni cobardías. Una acariciante onda envolvió mi cuerpo, pero sólo por segundos, porque al instante volví a deprimirme y a pensar en la ocupación que Helga habría dado aquel día a su tiempo. Para nada se la había visto en la celda de la madre Nicolasa, que hoy era el punto forzoso de confluencia de las habitantes del caserón. ¿Qué tarea misteriosa ejecutaba y en qué lugar del monasterio? En aquel momento, el médico dio comienzo a una sangría por el brazo derecho de la enferma, utilizando para la succión ventosas escarificadas. Me dio la impresión de que el joven doctor titubeaba al practicar la operación y de que había en sus manos un ligero temblor. Su semblante trataba de aparentar una desenvoltura que estaba lejos de poseer. Esto me llamó la atención y me acerqué unos pasos para compenetrarme con aquella labor arcana. Un año atrás, el doctor Castrillón había practicado a otra monja una sangría por debajo de la lengua y no advertí en él estos síntomas de inseguridad. Su actitud era más bien fría y mecánica. Acaso el doctor Regueros no fuese todo lo hábil que suponíamos ni sus conocimientos tan vastos como su empaque de recién graduado hubiera permitido creer. Me inquietó el examen que, ahora de cerca, hice del rostro del facultativo. El rubor arrebolaba sus mejillas hasta la raíz de la barba y el sudor corría a mares desde la frente hasta el cuello, donde las venas, hinchadas y en tensión, parecían repujadas a martillo. Sin proponérmelo, sentí piedad por este muchacho, cuyos nervios sabía destrozados, y que debía ganarse la vida a expensas de su propio terror. Deseé, de alguna manera, infundirle ánimo, pero sus ojos permanecían fijos en la bacía de peltre donde se espesaba la sangre de sor Nicolasa. Apelé entonces a un truco que me enseñó mi nodriza cuando jugaba con mis primos bajo los naranjos y las agobiantes acacias de mi solar. Hinqué la mirada en su rostro, resuelta a no moverla de allí hasta tanto él volviese la suya. Lentos minutos se necesitaron para que a mi triquiñuela le soplase la fortuna, pero cuando el médico giró la cara en dirección a mis ojos, lo hizo parsimoniosamente y seguro de que hallaría en aquel lugar el milagroso consuelo que le era preciso. Le respondí con una sonrisa y él, como al descuido, sonrió a su turno. La congestión de sus mejillas cedió un poco y se me antojó, por instantes, soberbiamente hermoso. Volvió a poner la vista en


el líquido gelatinoso de la bacía, pero segundos después la retornó hacia mí, para encontrarse de nuevo con mi sonrisa y dejar ver su momentáneo desconcierto. Le dediqué entonces un gesto de aprobación, a fin de que recobrase la confianza en su oficio. Me lo agradeció con otra sonrisa, pero ahora sus ojos brillaban y parecían irradiar algún tierno mensaje. Le sostuve la mirada y algo mágico se manifestó entre los dos, como el establecimiento de una corriente de simpatía o el nacimiento de un vínculo que se agrava poco a poco. Sin poder evitarlo, pensé en Helga y traté de fundar una comparación entre la mujer que me hizo conocer los secretos de la sensualidad y este joven caballero que luchaba con unas ventosas contra los secretos de la muerte. Comprendí que, en mi espíritu, nacía una dualidad de sentimientos. Pero recordé las caricias de la boliviana, las horas pasadas a su lado y comprendí también que mi sentimiento hacia ella era mucho más fuerte.

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alí de la habitación, furiosa y conturbada. La difícil respiración de sor Nicolasa me perseguía como un remordimiento. Por mi culpa agonizaba y era desangrada en un catre, y no obstante yo no encontraba fuerzas para honrar su sacrificio, renunciando a Helga, sino que por el contrario me lastimaba el solo pensar que no conocía el paradero de la boliviana y que, hallándose tan cerca de mí, en algún lugar del monasterio, no podía verla ni estrecharla ni besarla ni comprimir mi cuerpo contra el suyo como en las noches de nuestra unión sexual, que ahora se me antojaban lejanísimas. Una ventolina suave traía hasta la galería superior del claustro, sobre cuyas balaustradas me acodé para pensar, el aliento espermático del océano; y caí en la cuenta de repente de que había luna nueva y era la noche profunda y aterciopelada sobre el convento de San Simón. Pasó por encima de mí, casi rozando el alero, una bandada de golondrinas de mar y me taladró el corazón una sirena de un barco camaronero que avanzaba, al noroeste, por entre la espuma y la sombra. Debía ser, pensé, el mismo que me sobresaltó —hacía tanto y ningún tiempo— cuando exploraba en la incertidumbre nocturna la llegada de la una de la madrugada, para reunir por primera vez nuestros cuerpos en el holocausto carnal. Helga, Helga...Su nombre me obsedía, me martirizaba, se unía a la música de las esferas. En él se compendiaba el universo, con los nombres de sus bestezuelas, de sus flores y de sus estrellas. Las lágrimas se desataron de mis ojos y rodaron abriendo surcos por mis mejillas. Los sollozos me ahogaron y no resistí de pronto, sobre mi vista, el peso de los astros que se arracimaban en las alturas. Tuve que dar media vuelta, para no ver más ese cielo

lleno de lucecillas urticantes...Y advertí entonces, con vergüenza, que él estaba allí, observándome desde quién sabe cuánto tiempo.

SALÍ dE 1A I-IAbiTACiÓN, FURIOSA y CONTURbAdA. LA difícil RESpiRACióN dE SOR Nicolasa ME PERSEGUÍA COMO UN REMORdiMiENTO.

Se había recostado contra una pilastra, parecía exhausto, fumaba un delgado tabaco extranjero. Su mirada, en la oscuridad, era triste pero sosegada, como la de la bestia que reposa. Le pregunté, todavía con sollozos, si había muerto sor Nicolasa. Se tomó todo el tiempo para contestar. Imaginaba, claro está, que era el estado de la anciana lo que me colocaba al borde de la desesperación. Debí inspirarle lástima y ternura. Acaso amor. Exhaló por fin un no largo, pero desencantado. Dijo que las esperanzas eran ahora muy pocas, porque algo parecía haber sustraído las fuerzas de la enferma, dejándola incapacitada para luchar contra la muerte. Agaché la cabeza. Era curioso, pero por primera vez desde mi llegada al monasterio hablaba a solas con un hombre. No me di cuenta en qué momento se fue aproximando, hasta colocarse delante mío. De habernos sorprendido en estas circunstancias la priora o la prelada, de seguro nos habría amonestado. La regla prohibía que hablásemos con varones sin la presencia de testigos. Pero la gravedad de la madre Nicolasa absorbía la atención de las hermanas y nadie pensaba ahora en constituciones ni en rescriptos. Ni siquiera la monja cuidandera había acudido a su deber, aunque pienso que eran más de las nueve de la noche, y la verdad es que el claustro no se parecía a sí mismo y a mí me daba la impresión de que se fundía por instantes con la presencia de aquel médico apuesto y nervioso que de improviso estrechó entre las suyas mis manos y me dijo que yo era bella como la estrella de la tarde. Sentí que aquello me halagaba y que, por consiguiente, traicionaba a Helga en mis fibras secretas. El aliento del doctor Regueros cayó como un vaho de horno sobre la frialdad de mi tez y, por una milésima de segundo, me creí en el deber de ofrendarle mis labios. Pero Helga, Helga, tu nombre compendia el universo, yo no era dueña de entregarme a nadie, reaccioné, me desembaracé del asedio que ya me ponía, atravesé como loca los corredores, bajé, crucé diagonalmente el claustro, salí al patio...La soledad encendía más, allí, el fuego de los astros, que en enjambres ardían sobre mi cabeza, tratando de enloquecerme. Quise acoger en mis débiles oídos la poli- 11~

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fonía del mar y supe, con asombro, que el suyo era un rugido hostil, oculto, ajeno por completo a los hombres y sólo accesible a las crueles divinidades. Decidí esperar. Conocedora de la enfermedad de la madre Nicolasa, Helga no vacilaría en acudir aquella noche a nuestro santuario. Quería albergar aquella seguridad aún a costa de mi razón. De pronto, la lejanía me trajo los aullidos de agonía de la moribunda, que mi mente mezcló con el susurro de las hojas y con el silbido de la brisa para no oírlos. Ignoro cuánto tiempo duré allí aletargada, en un duermevela por el cual desfilaron, como espectros sin consistencia, el toque de ánimas, las quejumbres de sor Nicolasa, la voz del doctor Regueros diciéndome que era bella como la estrella de la tarde, el zumbido que alzó el viento en repentino desfogue de medianoche, las pisadas de los cangrejos en la arena, los estruendos del silencio y, por último, las risas de Helga y de la muñeca de blondos bucles que, sin verme, entraron en la ermita y se trenzaron en furias de amor cuya vista me horrorizó, porque se me antojaron una caricatura de nuestros frenesíes de otros días, tan próximos y tan lejanos y tan deshechos por esta misma punzada horrible que acababa de romperme el alma.

e invadió una laxitud semejante a la que sucede al acto amoroso. Anduve lentamente hasta el claustro y volví, madurando un propósito indefinido, a la galería superior, ahora sumida en silencio de cripta. En alguna parte tropecé con una hermana que me dijo que a la madre Nicolasa le hacían una nueva sangría, pero que la cosa no pasaría de una o dos horas, todo fuera por Dios. Avancé a paso tan inválido, que tardé todavía diez o quince minutos en llegar al lugar donde vi por última vez al doctor Regueros. Desde la celda de la agonizante llegaba el murmullo de las monjas que oraban. Por un momento, creí que retrocedía el tiempo, porque el joven médico estaba allí de nuevo, apoyado en la pilastra y fumando su delgado tabaco. Sin una palabra, lo tomé de la mano y lo arrastré conmigo. No opuso resistencia; parecía idiotizado por el cansancio y no creo que supiera lo que hacía, porque lo encaminé hacia la escalera de caracol que conducía al campanario y seguí remolcándolo escalón por escalón hasta llegar a la cúbica torre, azotada por la brisa, desde donde la extensión marina semejaba una oscura llanura de cristal de berilo rizada aquí y allá por mechones de blanca espuma. Había olor a excrementos de pájaros y a yodo

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de algas en aquella cueva aérea de vampiros y de vencejos. Separé el tabaco de sus labios y lo aventé desde la torre. Luego empecé a sacarme el hábito y advertí que el cansancio de sus ojos se trocaba en perplejidad. Trató de decir algo y presioné su boca con mi dedo índice. Vi en su rostro angustia, pero no deseos 96 Exceso Junio 1989

de abandonar el lugar. Cuando estaba a punto de quedar desnuda ante su vista, la expectación lo hizo palidecer. Después de todo, no creo que hubiese soñado jamás con ver desnudarse a una monja. Luego, al verme sin ropas, quiso acariciarme, pero le hice seña de que se contuviera y comencé a desnudarlo con mis propias manos. Oía su corazón acelerarse bajo la camisa. Al bajarle los calzoncillos, trató de ocultar el falo entre las manos. No sólo se lo impedí, sino que lo abrigué con las mías y me puse a frotarlo, con lo cual vi gradualmente, y por vez primera, la erección de un hombre. Entonces, con rápido movimiento, tomé sus ropas y las mías y las arrojé desde el campanario, tal como lo hice con el tabaco. Luego me colgué de la cuerda del badajo y me puse a tocar a rebato, como se hacía en Castilla cuando atacaban los jinetes moros o en las iglesias cuando se avisa incendio. Las monjas, que buscaban al médico por todo el convento para que certi fícara el fallec imiento de la madre Nicolasa, creyeron que Satanás se había adueñado de la torre y subieron alarmadas. Al doctor Regueros lo encontraron cubriendo su virilidad con las manos y tiritando de miedo en un rincón, mientras yo seguía batiendo las campanas. No se si haya debido recordar estas cosas, ahora que han pasado setenta años y que hace medio siglo el convento está vacío y lo frecuentan, según se dice, espíritus malignos. Pero me aburren estos jóvenes que vienen a ver a mis muchachas y desbarran siempre sobre la necesidad de tumbar el gobierno, porque es deshonesto, y después se van, a veces sin pagar el trago ni las caricias. Al menos en aquellos tiempos, había gentes dispuestas, como sor Nicolasa, a vérselas cara a cara con el diablo. Tengo casi noventa años y jamás volví a conocer a nadie tan denodado ni tan generoso. A veces, como arrastrado por la marea, llega hasta estas afueras del pueblo el son de las campanas de San Simón, tañidas a rebato por el espectro loco del viento o, acaso, por el fantasma de mis remordimientos. Porque sé muy bien que el caserón sólo es frecuentado ahora por iguanas y salamanquejas, que se alojan en las grietas de las tumbas monacales como alguna se alojó una vez en mi hábito, alguna que bien pudo ser una hipóstasis de mi demonio interior. No sé por qué pienso en esto, si tengo tanto Zola y tanto Flaubert arrumado en mi cuartucho y tanto poeta sicalíptico con qué entretenerme, y hay tanto guapo jovencito que viene a ver a mis pupilas. Pero

no está mal que a veces quiera acabar de comprender lo que realmente le ocurrió a mi vida, ya que los años al pasar me han demostrado que a los rebeldes y a los soñadores, una vez cumplidos nuestros más caros sueños, sólo nos quedan el desamparo y la resignación. C3IIED


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