Revista Exceso edicion nº 12 diciembre enero 1990

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NOTAS

4 Excesos Venezuela pasó la Segunda Guerra Mundial bajo la mesa, pero una mina perdida de la marina de Hitler escogió las playas de Falcón para una jubilación exclusiva. Una malvada reina neoyorkina cambia de residencia, del palacio a la cárcel, por el empeño de los muchachos del Impuesto sobre la Renta al servicio del Tío Sam, que siempre cobra. Los visitantes que ignoran las exigencias de etiqueta del retén de El Junquito tienen a la mano un servicio de última hora. La guacamaya, según un italiano de Caracas, es el mejor amigo del hombre, hasta conversa cuando estamos deprimidos. Un poco tarde, y a través del matrimonio, los Kennedy consiguen el guardaespaldas que siempre les faltó. El tic-tac de Bonaparte marca la hora en La Casona, mientras los coc-

Las costuras del milagro chileno (página 36)

teles siguen aderezándose con Amargo de Angostura.

16 Gastronomía El gran Frank Múlier se despide de Venezuela con un ganso Inédito. pAuf wiedersehenl

1f3 Eternos, efímeros e intermitentes. Cómo ganar enemigos y conservarlos. Los dardos de la redacción.

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El radar de los placeres de la carne y el espíritu.

24 Suma Codicia Los objetos sobre los cuales se arquea la tentación de un consumidor muy especial.

26 Sudor 18 kilates La fatiga costosa y elegante.

PS De papá a chulo El Estado adopta una profesión casi tan vieja como la más antigua.

30 Los 10 mejores Por una Laika sacrificada, cuántos perros consentidos.

34 La ruta de escape de CAP Un juego para que se entretengan en Miraflores.

Créditos de fotos Págs. 4, 8, 10, 14, 20 (De vidrio): Juan C. Oropeza; Págs. 16, 17 (Berroeta, Marta Sosa), 30-32, 48, 95 (As de triunfo): Vasco Szinetar; Pág. 6: Adam Scull/New York Post; Pág. 12: Agencia EFE; Págs 36-44: Eduardo Ramírez; Págs. 46, 47, 50, 51: Archivo personal Sipl; Págs. 58-59: Corporturismo; Págs. 60-61: Massimo Piano; Págs. 6471: Archivo Bloque DeArmas;

Pág. 78: Luis Alberto Henríquez; Págs. 26-27, 34, 57, 58, 60, 62: Ilustraciones de Marcos Pereira.


64 Arria: conspicuo y secreto

INVENTARIO ARTICULOS

36 Chile se muda al

Asia

Cansado de llevar una confesa cruz, a costa de los más débiles, el general Pinochet abre las puertas a la incertidumbre democrática y hasta geográfica.

46 Virginia Sipl ignora el despecho

Una bien dotada caraque-

ña que pasó cinco navidades en brazos de Julio Iglesias, se despidió como si nada y de regreso a la patria se dedica a la alfarería y la confección.

56 Itinerario personal para la Gran Sabana Contrariamente a las guías oficiales y prospectos de líneas aéreas, Paco Vera da cuenta de cómo son las cosas entre Caracas y Santa Elena de Uairén.

Francia sintió el peso del bastón de Talleyrand, Inglaterra latió al ritmo de la cojera de Lord Byron, Venezuela lleva más de 10 años posponiendo el reencuentro con el más elegante renco que haya deseado gobernarla.

$

72 Los augurios fata-

les

La década que se inicia lleva encima un fardo más que milenario de pavosas profecías.

Caracas

78 Chino expiatorio

Itks Avenida

Orinoco

Ho Fuk Wing revive El Proceso y languidece en El Castillo. Nunca leyó a Kafka, sin embargo.

con calle Perib MiniCentro Stella Oficina 5

COLUMNAS

Las Mercedes, Carocas

82 La seducción de

1060,

la noche

Rubén Monasterios

Venezuela

84 Añoranza de la

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91 76 52

guerra

Capitán (r) Uberto Villanueva

85 No hay año nuevo Juan Uscano

86 Muertes fuera de

guión

Rafael Sylva

CUENTO

91 El sol de los escorpiones Hubert Haddad

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96 Realeza y ralea

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El mártir de Recadi tiene los ojos rasgados (página 78)

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Un souvenir de Hitler A un lado de la carretera, en el istmo de la península de Paraguaná, esta mina que por mucho estuvo sujeta al bamboleo de la marea, sorprendió en ruta a Punto Fijo al curioso Alberto Henríquez, quien dio vuelta en su pick up para asegurar con la ayuda de una grúa y dos hombres, la posesión de semejante hallazgo. De manufactura alemana y sem brada en las bloqueadas aguas del Atlántico norte, esta mina de la Segunda Guerra Mundial, fue objeto de una revisión minuciosa por parte de una delegación del Pentágono, una vez que se supo la noticia. Ahora cuelga en el jardín de la casa de Hen ríquez, junto a otras piezas de valor; entre otras, la Puerta de la Casa de El Parque, génesis telúrico de la guerra federal. Obras de arte, pinturas valiosísimas, adquiridas en bs tiempos en que

Reverón, Cabré, Golding y otras firmas recientes de la plástica eran unos perfectos desconocidos, adornan las paredes de su residencia convertida en museo, casi siempre

clausurado por los achaques de una vejez ingrata.

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De reina a rea El 12 de diciembre, cuando reciba la sentencia del juez John Walker por los cargos de evasión de impuestos y fraude postal de los que un jurado de New York la falló culpable a fines de este verano, Leona Helmsley, reina por capricho promocional, habrá de convertirse en rea por codicia ilimitada. Fue de mano de esa codicia que pasó de modesta recepcionista a señora de las finanzas, a través de un calculado matrimonio en 1972 con el magnate Harry Helmsley, dueño entre tantas otras jugosas propiedades de la cadena de hoteles Ha,ley, el Empire State Building y de una fortuna estimada en 1.100 millones de dólares. Extraviada en el espejismo monárquico de una campaña publicitaria que la proclamaba soberana del Helmsley Palace, "El único palacio donde la reina hace guardia", y del resto de los 26 hoteles de la cadena, Leona convirtió a sus empleados en súbditos feudales, entre insultos, indultos y despidos. La soberbia subió con ella al trono: "Nosotros no pagamos impuestos. Sólo la gente pequeña paga impuestos", la oyó una vez decir su ama de llaves. Pero la insistencia del periodista Randell Pierson, la ferocidad de los chicos del ISLR y el revanchismo de decenas de exempleados que, lacerados por el lancinante recuerdo de humillaciones por cobrar, sustrajeron y dieron a la luz pública las pruebas de evasión fiscal, la devolvieron a la tierra. La reina, que despedía a un empleado por llevar las uñas sucias o se negaba a pagar a una enfermera privada por una leve desaveniencia, declaraba como gastos de empresa miles de dólares en cosméticos, un equipo estereofónico de 130.000 dólares y una pista de baile de mármol de un millón, ambos para Dunellen Hall, el palacete residencial de 28 habitaciones en Connecticut donde acaba de echar al personal doméstico para

reemplazarlo por barata mano do obra polaca recién inmigrada. Leona Rosenthal de Helmsley, billonaria de 69 años, bajará estas navidades desde su delirante trono de hotelería hasta el albañal del presidio. 6

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reconozcalos por este emblema


EXCESOS A la cárcel en paltó El protocolo suele atemperar el roce social con normas de etiqueta, avecos inviolables. Qué decir de las tarjetas de invitación que advierten a las claras: traje formal. Aún en lugares de insospechado mal gusto, como el hemiciclo del Congreso, donde los políticos paladean los sinsabores del régimen, resulta imposible apersonarse sin un paltó. Pero la verdad es que a las autoridades carcelarias se les fue la mano, al querer igualar el Retén Judicial del Junquito con los predios más celosos del poder y el calibre de algunos saraos de renombre. Vaya pues una imaginería popular para dar cabal cumplimiento a la exigencia penitenciaria: una colección de unos 30 sacos de todas las tallas y confecciones —alquilados a la módica suma de 20 bolívares— para quienes pasan por atto este raro ceremonial de la reclusión. Ahí mismo, a las puertas del penal, un saco rojo chillón flamea desde la ventana de una vivienda vecina, para anunciar a los visitantes del presidio que allí podrán alquilar el alivio para sus apuros de etiqueta.

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ILAPECA

Cada día mejor


EXCESOS El señor de las guacamayas En las colinas del sureste caraqueño vive Vittorio Poggi, genovés y ebanista, amén de herrero, peón, vendedor, paracaidista, salvavidas, todos oficios que ha ejercido y que sin embargo no evitan que en la vecindad se le conozco sólo como el loco de las guacamayas. Tal como su paisano de hace medio milenio, Poggi encontró en Venezuela una tierra de gracia, una en la que a nadie incomodaba la convivencia con los animales: "en Europa es impensable la idea de tener un loro en la casa". Se dedicó entonces a recrear su propia versión del Edén: perros, gatos, gallinas, pero sobre todo, las decenas de guacamayas que revoloteaban libres, asidas apenas por los silbidos de su amo. Los extravíos han diezmado a la comuna; pero las 12 guacamayas que quedan bastan para hacer una invasión. El albedrío de los pájaros es absoluto. Poggi cultiva un huerto del que, además de la provisión familiar, cosecha las semillas de girasol que alimentan a las guacamayas. De todas maneras debe gastar unos 15.000 bolívares mensuales en su manutención, porque sus huéspedes emplumados se antojan también del pollo, bizcochitos y spaghettis. Tan emblemáticos resultan los animales para Poggi, que usual era verlo por las calles de Caracas manejando su motocicleta con Pancho, uno de los guacamayos, engarzado a su hombro. Pero ya no lo puede hacer. Porque desde que llegó Doris, una nueva hembra, Pancho no se intere-

só más en los paseos. "Las guacamayas son animales posesivos y monógamos decididos", filosofa Poggi al recordar el idilio extinguido. 10

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EXCESOS Mrs. Universo Ella es periodista, y de las incisivas. Sus entrevistados en los noticieros de la cadena NBC han sido líderes como Fidel Castro y Corazón Aquino. Su padre, Sargent, fue candidato a la vicepresidencia de los Estados Unidos por el Partido Demócrata; su madre, Eunice, es una de los Kennedy, la poderosa dinastía de Nueva Inglaterra. Vive en una casa de estilo mediterráneo cerca de Los Angeles, pero trabaja en New York, por lo que el jet se le ha convertido en una suerte de hogar itinerante. Sólo se alimenta de pollo y pescado y casi nunca bebe. Ella se llama María Shriver, y a los 32 años de edad podría ser un modelo de la chica intelectual progre del este norteamericano. Pero hace unos meses, después de ocho años de noviazgo, se casó con Arnold Schwarzenegger, ex Mister Universo, fornido e

inexpresivo astro de Terminator y Conan, el bárbaro. Las diferencias entre

ambos podrían ser muchas, pero sólo hay un tópico tabú para la pareja: la política. María, por supuesto, es demócrata; Arnold, como corresponde a un fisioculturista, es de derechas y vota por los republicanos. Una prueba de pulso que a ninguno conviene. 12

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La tarjeta MASTER.


EXCESOS Sigue dando dando la hora

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En la sala de audiencias de La Casona, la residencia presidencial venezolana, se encuentra un majestuoso reloj Luis XVI. Fue traído a Caracas en 1942, desde Ciudad Bolívar, donde permaneciera por más de un siglo. Su procedencia se remonta a la época napoleónica. Estuvo inicialmente en París en el Palacio de Las Tullerías, antes de que el mismo Napoleón lo obsequiara a su hermano José Bonaparte. Un miembro de la familia Siegert (de los mismos Siegert & Sons, productores del Amargo de Angostura que ahora tenemos que importar de Trinidad) lo compró en Holanda y se lo envió a su hermano Teófilo Benjamín Siegert, médico cirujano del Ejército Libertador en Angostura. La caja de 3.20 metros de alto y el mecanismo de agujas y campanas, movido por pesas, se encuentran en perfecto estado. El reloj tiene un órgano de fuelle, pitos y rodillo de madera claveteado, en su parte superior. Una verdadera joya, testigo de los avatares, aciertos y desaciertos de los hombres de Estado, desde la Revolución Francesa hasta el paquete de medidas.

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• ATUN • SARDINAS • HUEVAS DE PESCADO,

CREMA DE GUACUCO PEPITONAS • CALAMARES

Tan frescos en la lata como en el ma


Gastronomía

GANSO NAVIDEÑO BRASEADO EN CASSIS E HIGOS VERDES, FLAN DE REPOLLO LOMBARDO CON NUECES, PASTA DE PAPAS DORADA ••

FRANK MULLER: Cocina refinada Frank Müller, de 43 años, nació en Alemania y lleva residiendo en Venezuela más de 15 . Su nombre es símbolo de refinada y exquisita cocina. Copropietario y chef del Polo Pub, en El Rosal.

Rellene el ganso con las manzanas, la mitad de las cebollas, salvia, perejil, mejorana, tomillo, los dos dientes de ajo, sal y pimienta. En un cal-

dero aparte deje saltear el resto de los vegetales y 18 higos. Agréguelos al caldo de aves e introduzca el ganso relleno. Déjelo hornear de 5 a 6 horas, bañándolo permanentemente con el jugo. Aparte derrita la mantequilla con el azúcar hasta lograr consistencia de caramelo. Agregue poco a poco el vinagre y la crema de Cassis. Deje cocinar a fuego lento por espacio de 15 minutos. Luego cuele el jugo del ganso y añádalo a esta mezcla, lentamente. Déjelo reducir hasta obtener la consistencia requerida. Coloque el ganso en una bandeja, adorne con_ el resto de los higos, añada la salsa y sírvalo.

RECETAS DE AUTOR Para seis personas 1 Canso fresco de aproximadamente 4,5 kilogramos 2 Manzanas verdes cortadas en cuatro Hojas de salvia, mejorana y tomillo fresco. 1/2 pa quete de perejil 24 higos verdes 400 gramos de cebolla, cortada en cubitos 2 dientes de ajo

200 gramos de zanahoria, cortada en cubitos 200 gramos de ajoporro cortada

en cubitos 200 gramos de apio España cortados en cubitos 2 litros de caldo de aves Sal y pimienta 20 gramos de mantequilla 30 gramos de azúcar 1 centilitro de vinagre balsámico 2 centilitros de creme de Cassis servir con vino Chatean Mou-

ton- Rothschild

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El cuello tortuga de Pedro Berroeta. Tan inamovible como su saludo de "Qué tal amigos, cómo están ustedes", ha durado lo suficiente como para dejar de estar de moda y volver a estarlo con los años.

E/ter.pt,o-t Felipe González. Ya está visto que el destape español no fue más que un puente del franquism o al felipismo.

Los pleitos de Padrón Panza. Oswaldo Guillén lo sentenció es más difícil sacarle un aumento de sueldo al mandamás de La Guaira que a un equipo de Grandes Ligas. Y eso que hablan en inglés.

El fantasma del 27 F. Ha rendido sobremanera: los periodistas cosechan laureles en el exterior a sus costillas, los políticos lo invocan para espantar a los abstencionistas, los negociadores de la deuda para conmover a los banqueros. ¡Más imaginación, señores! -

El proyecto Venezuela. Después de 15 años de arduas pesquisas antropométricas, aún no define el retrato del venezolano. Pero adelantamos una de sus conclusiones: Venezuela es un crisol de razas...

• Vinicio Romero. Como buen historiador, lleva una vida de catacumbas que sin embargo rompe de cuando en cuando con afán farandulero: ora candidato presidencial ("El Rey Zamuro"), ora animador de programas de TV, antes ganador del Concurso Millonario, después asesor de García Márquez

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Nicolás Pereira. Tan pronto derrota a Edberg y luce como un astro en ciernes, como al día siguiente cae ante un desconocido para parecer destinado a ser carne de cañón de los torneos internacionales.

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La Federación. Hace 120 años hubo una guerra y ahora es cuando vienen a elegir gobernadores

Los contras. Primero con Reagan y luego con Bush, son la comida congelada de la política exterior norteamericana: los sacan y los meten en el freezer a conveniencia.

Pedro Penzini Fleury. Su aparición en la pantalla para explicar, una vez más, las reglas del fútbol americano en ocasión del Rose Bowi, es en verdad una fiesta de fin de año.

Los sorteos de las loterías. Primero fue el loto, después el zodíaco, los dados, las cartas, el triple, mañana quizás sea piedra, papel o tijera.

El cuñado de Carlos Andrés Pé-

re Tuvo la molo fortuna dé Ser Joaquín Marta Sosa. Si algo le quedó de su formación católica fue aquello de la renuncia cristiana. Cope, el MAS, el Diario de Caracas y el Canal 8 fueron sus lugares de prédica.

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secuestrado por verdaderos profesionales, nadie ofreció un millón de bolívares a quien diera información sobre su paradero, y para colmo no estuvo sino tres días en los titulares.

Las utilidades. Los aguinaldos decembrinos se encogieron para sonar ahora como jingles.

Gastón Guisandes. Una andanada de comunicados lo m , intiene en la pelea hasta que sus promotores consigan otro pupilo.


COMO GANAR ENEMIGOS Y CONSERVARLOS UNA VITRINA: WALTER MARTINEZ Tecleando boletines con furor marcial en las oficinas de prensa de la Fuerza Aérea Uruguaya, el bisoño periodista no sólo arrullaría su naciente amor por las máquinas voladoras, sino que descubriría i su vocación de corresponsal de guerra, pasteurizada años más tarde, en desabridas jornadas vespertinas, cuando al pie de la rastreadora de Camatagua reseñara en vivo y en directo las novedades del satélite. Eso fue por el canal 5, un abreboca para lo que sería su consagración definitiva:

Dossier. Radioescucha empedernido de todas las emisoras de onda corta, primer chicharrón de todos los cocteles diplomáticos, los repetidos laureles no le han vacunado aún contra su complejo más notorio: metro y medio de estatura.

EL PRONOSTICO

EL ENEMIGO

EL EPISODIO

LOS DETALLES

UNA FRASE TIPICA

Los técnicos del canal 8.

Llueve, luego escampa

Zambullidas la noche anterior con la amiga de turno en el jacuzzi del apartamento de soltero, caústicos comentarios propios de un misógino empedernido, servían de antesala al horario estelar de La Noticia, reservado a Walter por méritos propios. Fiel imitador del señor Steel —laureado personaje de la no menos famosa teleserie inglesa Los Vengadores— ni por un momento este periodista-locutor se despegó de un paraguas negro, que en los minutos de ausencia era rellenado de unas diminutas ojivas de papel higienice, por iniciativa de los técnicos del canal.

En los países tropicales, la estación lluviosa comienza en agosto y termina en noviembre'. (Del libro La tierra y sus recursos)

Cuidado con las lloviznas, que no mojan pero empapan.

El cuerpo diplomático.

Leven anclas.

El fin de una maratónica jornada de trabajo persuadió a Walter Martínez a pasarse unos días de sol y playa. Uno de sus tantos conocidos, rico e influyente, le cedió un yate por un fin de semana y el periodista permutó el paseo eri un viaje de relaciones públicas, al que invitó a la creme de embajadores acreditados en el país. Un accidente —no del todo aclarado— le provocó la pérdida del ojo derecho. Anticipando cualquier averiguación embarazosa, corrió el rumor de que todo había sucedido frente a un inodoro descompuesto, que ameritaba el uso de químicos de cuidado, causantes del accidente.

' Me había preparado para quedar ciego y sin cara y me preguntaba si tendría fuerzas para hacerle frente a la situación'. (W.M.)

Como Dayán, un parche le dará gloria.

Nelson Hippolyte Ortega.

En boca cerrada no entran moscas.

En un lance irreverente, o en una confesión involuntaria obtenida por el sagaz periodista Nelson Hippolyte, Walter confiesa que el parche que lo ha hecho famoso fue confeccionado con la seda de una prenda interior que usaba la esposa de un importante embajador en Caracas. Víctima de su propia lengua, el conductor de Dossier presiona con encono hasta que el duendecillo del taller levanta la entrevista, y la censura para siempre.

' Ahora veo el mundo con más filosofía'. (W.M )

El mago censor de la OCI, Carlos Croes, tendrá dura competencia en el canal 10.

Los colegas argenti- Ahora cuéntame una de vaqueros. nos

Cansados del lugar común y hastiados de los mismos programas que se repiten sin alternativa en los horarios televisivos, los periodistas que hacen la revista Humor (creativa y sin concesiones), sentencian en Buenos Aires: 'Estamos podridos de los locutores que repiten al final de cada programa: 'Señor director, disponga usted de las cámaras'.

' Inventamos o erramos". (W M.)

Desde entonces, la pedantería también es rioplatense

rancois Mitterrand.

Conmovido por los 200 años de la Revolución Francesa, el presidente Carlos Andrés Pérez invita a su colega Franqois Mitterrand para que sea él mismo, en nombre del pueblo francés, quien corte la cinta que marca la reinauguración de la plaza Altam ira, con el pomposo nombre de Plaza Francia. Durante una conferencia de prensa, Walter Martínez ensaya una kilométrica pregunta que abarca el pan francés, el poderío atómico, la distensión paneuropea, el episodio del Rainbow Warrior y otros detalles como la cohabitación entre un presidente socialista y un primer ministro conservador. Mitterrand escucha atónito la traducción y se excusa, alegando que para dar respuesta tendría que ofrecer toda una conferencia.

' A veces quisiera hablar con e acabaron las pregunlos personeros de la actualidad tas. mundial'. (W.M.)

.

Un cambio de nombre.

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SEXTO SENTIDO W• • •

EN CASETTE Esta es época de buenos deseos y mejores propósitos para "optimizar la vida en todos los sentidos. Objetivo al cual apunta una forma de explicación y predicción que, en plena era de acuario, parece ganar cada vez más simpatizantes: el horóscopo. La Kosmic Guía, a diferencia de otras presentaciones, viene en casette y tiene validez para todos los años, meses y días, como reza el bolero. Hay uno para cada signo zodiacal y suministra, durante una hora, informaciones relativas a carácter, personalidad, salud, dinero y amor, además de recomendaciones sobre compatibilidades, números de suerte, piedras, metales, colores y perfumes afines, horas y meses favorables al signo de cada quien. Los produce Astro Services de Maracaibo, con la orientación del astrólogo Elmer Trujillo. Cada casette cuesta 200 bolívares y se consigue llamando al teléfono 061-76921 de la capital zuliana.

DE VIDRIO Tres mujeres —Jeannette Díaz, Andrea Oropeza, Aixa Díaz—de profesiones afines, decidieron fundir fragmentos de su tiempo, de sus ganas de crear y de su experiencia, en un pequeño taller. Producen exquisitos y originalísimos vitrales,generalmente monocromáticos, en diseños geométricos abstractos que resultan del solo trabajo de la textura. Pero paralelamente a esta especialidad, también funden en vidrio esculturas de formato pequeño y hermosos objetos utilitarios (vajillas, bandejas para queso y pasapalos y muchas otras cosas). Un regalo novedoso y económico para esta Navidad son sus prendedores. Piezas únicas

todas, realizadas enteramente a mano y con un sello inconfundible de buen gusto. Vitralia está situado en la Avenida El Salvador de Las Acacias, Quinta Paratebueno, teléfono 62.63.48.

TREMENDA COMPETENCIA Todo o nada parece ser la consigna de Orlando Urdaneta, personaje polémico en todas las pantallas. Desde Radio Caracas Televisión y a partir de enero se propone competir con Sábado Sensacional y usurparle la audiencia. Será un programa de variedades ,en el mismo horario de aquel. Orlando Urdaneta actuará como animador y meterá mano en la producción.

Esperanza Vargas fue la primera ceramista que concibió la escena de la Natividad con figuras negras y la situó en la costa barloventeña. Este nacimiento se convertiría en la más solicitada de sus creaciones. Nacida en el interior de Colombia y heredera de una sólida tradición de artistas populares, legó a Caracas hace 12 años. Seducida por la proximidad del mar decidió instalar aquí su taller y se ha dedicado a recrear las figuras del folklore y la tradición: las vírgenes de Coromoto y el Valle, Florentino y el Diablo, la burriquita de Naiguatá, las negras cargadas de frutas y su Bolívar ecuestre. Todo lo que sale de las manos de esta artesana tiene un encanto particular. Ahora trabaja sin descanso en nuevas versiones del nacimiento, como la de la Virgen y San José andinos con niño venezolano, que aparecen en la ilustracion. Je venden en Pro-Venezuela, El Hueco de los Artistas, Taller de la Esquina y Galería Contini. O en su taller: teléfono 752. 9961.


EXPOSICIONES DE MAS ALLA Una de esas exposiciones para la historia, muy difícilmente repetible, es la que realiza desde el 24 de setiembre (hasta el próximo 16 de enero) el Museo de Arte Moderno de New York. Nada del "Picasso en cubitos" que entregara con humor cierto manual ilustrado. En Picasso y Braque, pioneros del cubismo, se trata de una exhaustiva exploración de las fuentes y la evolución de una de las más influyentes corrientes del arte moderno. Algo que no deberían perder de ninguna manera quienes se acercan a la gran ciudad en este fin de año. Allí mismo, hasta el 21 de diciembre, "Calle Sésamo", en conmemoración de los 20 años del programa infantil. Desde el 15 de este mes hasta 18 de enero, "Vincent Minelli", una completa retrospectiva, con películas y afiches, como homenaje al singular director de cine. De enero 11 al 6 de marzo, "Los jardines de Roberto Burle Marx", diseños de parques y jardines del más importante arquitecto paisajista de la centuria. Del 10 de febrero al 24 de abril, "Robert Moskowitz", una retrospectiva de la obra del pintor americano contemporáneo. Y desde el 18 de febrero al 29 de mayo, "La fotografía hasta hoy", con motivo de los 150 años de la invención de la más joven de las artes.

LA MAGIA DEL SONIDO DE CRISTAL Nada tan etéreo como el sonido. Pero si ese sonido es producido por un instrumento de cristal —sea un arpa, sea aquella armónica de la época de Mozart para la cual compuso una obrilla encantadora— , la inmaterialidad es casi absoluta. Bruno Hoffman, nacido a comienzos de siglo es hoy en día el mayor experto en estos instrumentos. En 1938 recorrió los cuatro continentes con su frágil arpa de cristal. Se lo puede escuchar en una grabación compacto laser, con obras de Rameau, Bach, Handel, Haydn, Mozart, acompañado por la agrupación Renaissance de Stuttgart. Una curiosidad musical. Sello Cosmus. Discotienda de oro. Boulevar de Sabana Grande.

CANEPA el vino moderno

Indudablemente el vino CANEPA, es el vino chileno cuya relación calidad-precio es la mejor del mundo. Ezio Rivella

Con Warhol en el 90 Desde hace varios meses están circulando en New York las agendas Andy Warhol 1990. Con ilustraciones y citas escogidas para cada semana, del más célebre y controvertido representante del Pop Art, muerto hace tres años. En la portada hay una reproducción de su obra Cuatro variaciones sobre Marilyn; en cuanto al costo de la agenda, es de 10.95 dólares.

pdte. de la Asociación Internacional de Enólogos (Civiltá del Bere, marzo 89) Para mayor información llamar por los tfnos: 986.06.21 - 986.98.54 Fax: 986.61.77

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PINTOR REPATRIADO Hasta el 17 de este mes podrá visitarse, en la Galería Arte Hoy, la exposición de Rafael Pérez, pintor carabobeño, residenciado en Suiza, quien regresa al país después de seis años de ausencia. Procedente de una familia de artistas, él mismo con una sólida y dilatada trayectoria, ha trasegado por el post-cubismo, el expresionismo, el neofigurativismo y el cinetismo, hasta converger en la tendencia constructivista ,donde se ubican sus trabajos más recientes, y dentro de la cual se le reconocen valiosos aportes. Avenida El Empalme, Urbanización El Bosque.

Mensaje gráfico, marca abierta a cualquier interpretación, And and And con el subtítulo de "totalmente irresponsable", refleja una manera de vivir y de concebir el mundo dentro de un circuito cerrado, cuando apenas se ha pasado el umbral de los 20 años. Materializado por ahora en exclusivas franelas que no llegan a todo el mundo, ni se distribuyen masivamente. No es asunto de precio (cuestan entre 500 y 600 bolívares), sino de classe. Tres socios, nada irresponsables por cierto, son los creadores de la cofradía: Louis Chataing, Gilberto Armand y Edgar Jiménez, talentoso autor este último de los diseños (seis diferentes cada mes). Para su distribución y venta se valen de los mismos compradores e iniciados, en su mayoría estudiantes que se ubican en un ingreso nada desdeñable, más o menos 10.000 bolívares según la habilidad para conseguir adeptos. .(íor ' •"

ANDWYND Acontecer nocturno Gaitas decembrinas con el grupo "Maracaibo 15", los martes, miércoles y jueves, del 5 al Ven el Palladium del CCCT. • Los sesenta en música y en vivo, para convocar en la euforia a quienes tienen 20 años y en la nostalgia a los de 40. Los jueves gaitas con "Los Sandungueros". Siguen

tos concursos m'yugos (mitsreolog) y minimta lbs sobados. City Rock Café. Centro Comercial Chacaito. • Cuatro años de La Guacharaca . La acogedora concha nocturna —bar, restaurante, cabaret humorístico, 22

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único en su género en el país— celebrará con bombos y platillos su cuarto aniversario. Para esa fecha, el 4 de este mes, reunirá a sus vedettes del humor, y a lo largo de diciembre presentará a Carlos Sicilia, el conocido anfitrión de Cállate Sicilia , con los mismos disparates y el mismo humor de su programa televisivo. Av. Luis Roche. Altamira. • Juan Sebastián Bar , por su parte, mantiene el invariable esquema de música al medio día con el trío de guitarra, bajo y batería. Los viernes música latina durante el día y todas las noches jazz en vivo. Av. Venezuela, El Rosal.


Mantener la línea de su cuerpo es saludable y fácil... Sí, T.P.M. El método suizo de adelgazamiento ya está en Venezuela para que usted obtenga la figura que desea sin arriesgar su salud. Figurella, la organización de belleza integral más importante de Europa, le

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SUMA CODICIA LO ULTIMO EN RELOJES Los ecos de la Perestroika en el Pentágono no son de índole exclusivamente política. En una sociedad en la que acaso todo lo rige el imperativo de la moda, los fabricantes de relojes también obtienen sus dividendos con la actualización de cierto diseño de pulsera inspirado en los de la armada soviética. Se distinguen por el tradicional tablero con números arábigos, la estrella roja, símbolo de la infantería en la parte superior y la contramarca CCCP en caracteres cirílicos. El mecanismo de medición del tiempo en cuarzo tiene un margen de error de 10 segundos al año. Correa de cuero, resisten los golpes y la inmersión en el agua hasta los 99 pies. Fabricados por Gruen, con un valor comercial de 99.50 dólares en el mercado de los Estados Unidos.

Siempre irlire

mérito de esta tienda, cuya vidriera to-

Cuarenta años bien llevados está

dos hemos contemplado con codicia, es haberse mantenido, más

cumpliendo "Reflejos", la tienda fundada en octubre de 1949 por Felix

allá de las crisis, las restricciones

Morreo, antes de que el boulevard

y las remontadas del dólar, con

Sabana Grande fuera tomado por las

las mejores marcas europeas:

hordas de buhoneros y consumidores de baratijas. Actualmente en manos de Beatriz, la hija, culta mujer, y ubicada en el Paseo Las Mercedes. Hoy como ayer, el

Baccarat, Limoges, Bavaria, Rosenthal, Christofle. Uno de los pocos lugares en donde

siempre se pueden adquirir los suntuosos cristales Lalique de París.

No pocos anhelos son satisfechos por el Video Laser,

aparato que conjuga la perfección del sonido digital con la imagen redivivo. O sea que un arte total como el de Maria Callas es restituido en todo su esplendor y seguramente en condiciones de comodidad que no tuvieron quienes la vieron en la Scala. Fabricado por Pioneer y más asequible ahora, adaptado a televisores de 27 y 30 pulgadas, con control remoto. También recibe disco compacto clásico. Lo están vendiendo en Play

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House Club do la Avenida Orinoco en

Los Mercedes y disponen en el momento de títulos como Picasso, Dar, La Boheme, Carmen de Saura, Michael Jackson, Madonna, Alicia en el país de las maravillas.



SUDOR 11KILATES IMPF

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mente con 12 asociaciones y otros tantos clubes, para un total de 7.800 afiliados, cuya actividad la regulan tres leyes: del deporte, de protección de la fauna silvestre y de armas y explosivos. Para obtener licencia de cazador se requiere ser venezolano, naturalizado o residente, haber cumplido 18 años e inscribirse en un club. También son admitidas las mujeres y de hecho se cuentan en el país aventajadas pupilas de Diana.

Representan un desafío no sólo a las trampas de agua sino también a los lagos y lagunas frecuentes en las canchas de golf. Cómplices del jugador son estas pelotas flotantes, en virtud de un dispositivo interno que las hace más livianas que el agua, no obstante tener el tamaño y el peso aceptados oficialmente. Como si fuera poco, máxima resistencia a los golpes. En empaques de una docena por un precio de 29.95 dólares en el mercado norteamericano.

CAZA Y CONSERVACION Practicar la cacería deportiva es algo más que lanzarse al monte con la escopeta al hombro y el perro detrás. Una organización, una legislación y un código de ética rigen las andanzas del cazador deportivo, que no quiere de ninguna manera que se le confunda con el furtivo. Este último, inmortalizado en una de las primeras óperas del romanticismo, es un personaje encantador en la escena del Teresa Carreño, pero en sus incursiones por la vida real, atenta contra la naturaleza. El arquitecto Luis Felipe Luciani, presidente de la Federación de Cazadores Deportivos de Venezuela, explica que el cazador deportivo, en la medida en que no tiene como móvil la sobrevivencia ni el comercio, coloca al animal en condiciones favorables, dándole el máximo chance de evasión. Insiste en que el cazador deportivo es el primer conservacionista ("conservar es usar el recurso racionalmente"), y aunque suene a paradoja, resulta a la postre un defensor de los recursos naturales. Debe acogerse a un código de ética y respetar unos reglamentos internacionales que varían según

13 cireungtaneia de cada Pais. Entre las federaciones deportivas de Venezuela, la de cazadores es una de las más grandes y sin lugar a dudas, más organizadas. Está inscrita en el IND y el Ministerio del Ambiente, y cuenta actual26

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A COMER PAVO Esta época de aguinaldos y hallacas también es de ajetreo para los cazadores deportivos. La temporada anual de caza se inició el primero de noviembre y se prolongará hasta el 30 de junio, con excepción de la Semana Santa. Son períodos de veda total los meses de junio a octubre incluido, por corresponder a la reproducción de las especies. Pero además, según la resolución vigente del Ministerio del Ambiente, está prohibida durante todo el año la cacería de venados, danta, manatí, tigre, jaguar, lapa, puercoespín, ardillas y armadillos. Así que más vale renunciar a ciertas carnes y conformarse con el tradicional pavo a la hora de diseñar el menú para las celebraciones.


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KUE HP O ACTIVO Así, con K, se llama una asociación que opera en Venezue-

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la desde hace dos años, con sede en Caracas. Aglutina a pro-

fesores de aeróbicos, una profesión y una práctica en auge en el mundo entero. No una moda , como observa Liliana Lugo, directora ejecutiva, sino "un ticket para una calidad de vida mejor". Son razones de ser de esta institución la formación , actualización e información para profesores de aeróbicos y profesiones afines. Por primera vez en el país se está certificando a dichos instructores, lo cual será un aval de garantíapara los numerosos gimnasios que ofrecen el servicio. Con regularidad realizan eventos que tienden a promover el ejercicio y la vida sana entre todo tipo de público y a una actualización de conocimientos de anatomía, kinesiología, fisiología del ejercicio, prevención y tratamiento de lesiones y primeros auxilios. Para el próximo año invitarán afigw-as mundiales, entre las cuales a la celebérrima Jane Fonda. CCCT, Torre B. 104 B . Teléfono:

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Todo parece señalar al Triatlón como el deporte de los 90. Lo curioso es que bastaralo combinar con otras dos prácticas (atletismo y natación) para que el más marginal de los deportes, el ciclismo, adquiera status. Se conoce en el país como "deporte de exhibición" desde hace cinco años y está suscitando el más vivo entusiasmo entre personas jóvenes (no son muchos los cuarentones), en su mayoría hombres, en óptimas condiciones físicas. Nacido en Estados Unidos hace una década, tanto allí como en Europa tiene el rango de deporte profesional y será elevado a la categoría de olímpico en las próximas olimpíadas mundiales. Requiere de seis a ocho meses de preparación y los costos no son nada desdeñables: una bicicleta de competencia (de 12.000 a 15.000 bolívares), un casco obligatorio (más de 1.600) y unos buenos zapatos. Marisol Terán se impuso en la última prueba realizada en Margarita. Habría que ver cómo le va en Maracaibo el 17 de este mes. En poco tiempo más estará conformada la correspondiente asociación venezolana.

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papá Extraña mutación la del gobierno: si en 1974 nos reservaba los más tiernos arrumacos, hoy apenas espera quince y últimos para arrebatarnos la cartera. esdc que fue erigido por Joaquín Citspo—complaciendo una petición de su esposa Jacinta— el Palacio de Miraflores se convirtió en la mejor sala de fiestas con que cuenta la República. La oficina de Cordiplan, ubicada hábilmente en uno de sus anexos, primero, y mudada por no menos conveniencia al Parque Central, luego, es despacho de un ministro que cumple en las reuniones de gabinete el papel de hombre orquesta. En el contorno del poder su prestancia, sus declaraciones, semejan la de un solista de piano bar deleitando a su público. En la hora de la gerencia, ninguno mejor dotado que Gumersindo Rodríguez, cuya interpretación a dos voces fue un remedo de Memo Morales y Cheo García, recordados intérpretes de la Billo's Caracas Boys. Mas la asistencia al baile, desbordó las fronteras de Venezuela, para deslumbrar a los marginales de Colombia, República Dominicana

D

P AP A - Regulación y control de precios para los bienes'y servicios de la cesta básica. - Promulgación de la Ley de Protección al Consumidor. - Creación de una red de memados populares (Mersif rica). - Regulación de precios de las medicinas y los servicios médico-asistenciales. - Regulación de las tarifas de la educación privada y los textos escolares. - Aumento de sueldos y salarios entre 25 y 5 por ciento. - Reducción de la carga impositiva y aumento de los desgravámenes por gastos en servicios médicos, educación, financiamiento de

y

Migntlág W§Ulbt. - 6.000 becas para el programa Gran Mariscal de Ayacucho. - Regulación de las tasas de interés y de comisiones en las ventas

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a plazos para proteger el ingreso real de la población. - Creación del INAVI (Instituto Nacional de la Vivienda) -Acondicionamiento de 565 medicaturas rurales. - Planes habitacionales por 600 millones de bolívares. - Promulgación de la Ley Contra Despidos Injustificados. - Obligatoriedad de utilizar personal en labores de limpieza y aseo en todos los establecimientos que prestan servicio público (Decreto 21). - Concesión de placas de alquiler únicamente para los pobres. Obligatoriedad de emplear ascensoristas en los edificios no residenciales. - Creación de los hogares de cuidado diario. - Inflación de 8,5 por ciento. - Crecimiento de 4,5 por ciento del PTB (Producto Territorial Bruto).

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y Ecuador.

Y como si se tratara del primer hit de la cartelera A todas partes te llevo mi panquecito, el otrora guerrillero convertido en el zar de la planificación, llegó a ejecutar acordes que extasiaron a los asistentes, proponiéndoles al oído el sueño de la Gran Venezuela. Por arte de magia, a estas alturas no cabe decir otra cosa, Zumaque 1 estalló de nuevo, regando oro negro por doquier. Ese año (1974), el festín de Baltasar puso a disposición de los venezolanos un aumento del 27,4 por ciento en trapos de vestir, un 20,2 por ciento más en zapatos y antes que nada, los cauchos —prueba de que todo iba sobre ruedas— rompieron récord de ventas, con una subida de 27,6 por ciento. Así iba el maestro Gumersindo, de plaza en plaza, como la Banda Marcial Caracas, ofreciendo recitales, cambiando el repertorio, lanzando dádivas en un merengueo de nunca acabar. A su paso, seguía el recorrido de rústicas camionetas, ele—


a chulo vadas por neumáticos de bulldozers al ritmo de unas minitecas de ocasión. En pleno apogeo, las gloriosas notas de Manos a la obra, prometieron un aumento de 2.107.903 pupitres en la matrícula escolar, 672 establecimientos hospitalarios y la fundación de 15 aldeas rurales por año, con 3 mil viviendas cada una. Corría el champagne, el whisky 12 años y los vinos de bodega. Venezuela convertida en vomitorio, ¡Ave Cesar! Quiso entonces Gumersindo entonar a capella, uno de sus tantos cánticos, mas se le fue el gallo cuando propuso rehabilitar las minas de Naricual, herencia universal de Bolívar, con una planta capaz de producir 500.000 toneladas de coque. Ya el hombre no era el mismo, y arrojado a la arena del circo, murió devorado, mientras el pueblo excitado hasta el paroxismo, pedía a gritos su destitución por aguafiestas. Marchó a la consultoría privada, para que se presentara ante su patrón, aquel joven diplomado en Yale que se hacía llamar Miguelito Rodríguez, 10 años después. Como en una parábola bíblica, el nuevo jefe de Cordiplan habrá de enfrentar la ruina del imperio, el exiguo ritmo de otros tiempos. Lo que suena en la plaza es algo así como La pelota de

Carey, ya no en retretas gratuitas, ni en auspiciosos conciertos, sino en tarimas a buen precio. Yergue el cogote Miguelito para anunciar el paquete económico, como un talego de harina pan, para cobrar por un dólar —exclusiva propiedad del Estado en Venezuela— la molleja de 40 bolívares. De golpe y porrazo, sube en tres porciones escalonadas, y de las cuales apenas se ha visto la primera, el precio de la gasolina, otro monopolio estatal. Raspando la olla, siguiendo el golpeteo de una pandereta, encarece los servicios públicos, inservibles o inexistentes. Sigue la música y Miguelito descubre que se puede chulear a los asistentes, cobrando por cada una de sus piezas un impuesto a las ventas y una deducción de 25 por ciento sobre los ingresos, contra la cuenta estatal. Su patrón, mientras tanto, acorta el plazo del protocolo, de la fatua ceremonia presidencial y reduce la corte que merodea por Miraflores, aunque a ratos reclama un clásico de los de Gumersindo. Y es cuando Miguelito exprime el piano bar, aumentando los impuestos al licor y el tabaco, agraviando a los asistentes, que sin remedio soportan su ejecución monocorde y pedigüeña. A la hora de los eructos, el show debe continuar.

- Cambio único flotante. - Liberación de las tacas de interés. - Congelación de la nómina de personas empleadas en el sector público. - Aumento consecutivo por tres años de la gasolina y otros derivados del petróleo. - Aumento progresivo del servicio eléctrico y telefónico - Aumento de las tarifas y fletes del transporte terrestre, aéreo y marítimo y del servicio postal telegráfico. - Salario mínimo en la ciudad de 4.000 bolívares (100 dólares) y de 2.500 bolívares en el campo (62 dó-

lares). - Inflación del 80 por ciento. - Caída del 5 por ciento del PTB (Producto Territorial Bruto) . Y ya se anuncia para el 90: - Creación del impuesto a las ventas. - Reforma del Impuesto Sobre la Renta (pago único de una tarifa fíat y eliminación de las deducciones). - Despido de 120.000 funcionarios públicos. - Aumento de las cotizaciones del Seguro Social. - Deducciones salariales para financiar el seguro de paro forzoso, el plan habitacional y la CTV.

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Quizás muy pocos saben que existe una Declaración Universal de los Derechos de los Animales, unos desechos, como los humanos, más violados que acatados. Lo cierto es que en el mundo de los animales tampoco reina la igualdad y todo es cuestión de suerte. Se calcula que en Caracas hay más de 250 mil perros sueltos, enfermos, maltratados, abandonados a su suerte. Y sólo una minoría ha logrado escapar a la vida de perro, consiguiendo el calor de un hogar. En el amor por los perros también se dan todos los grados y matices. Habría que averiguar cuántos dueños de mascotas comparten la sentencia del moralista "cuanto más conozco a los hombres más amo a mi perro". 1. Muñeca Pug Bull Dog chino, de cuatro años y 7 kilos de peso. Goza del privilegio del cariño y los cuidados de una de las más bellas mujeres del planeta, en su apartamento de recién casada (Urbanización Los Samanes). Tanto Bárbara Palacios como su esposo Víctor Manrique son activos promotores de la defensa de los animales. Los bulldogs chinos, comenta ella, son perros de compañía, escasos y muy costosos; también actúan como defensores en ciertas circunstancias. Cariñosos, muy inteligentes y respetuosos de las normas. Muñeca sabe que hay lugares, objetos o muebles que le están vedados. Pero en cambio cuenta con sus juguetes y huesitos para entretenerse. Come una vez al día (carne, verduras, arroz) y el secreto para proteger su delicada piel es una buena alimentación combinada con cepillado frecuente. Bárbara no delega en nadie el placer de bañar a su mascota una vez al mes y, cada vez que pueda, llevarla a pasear al parque cercano o a la playa. Duerme en su mullida camita en el cuarto de la pareja y recibe los cuidados c'el doctor Gosling. 2. Rocky Gran Danés, seis años y unos 70 kilos de peso, de padres americanos. Ei ginecólogo Augusto Ríos adora los animales. En los predios de su quinta Viento Alto del Alto Hatillo, conviven diversas clases de animales (pájaros exóticos, loros, 30

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gallos y varios perros), sin contar los caballos que tiene en el hipódromo, uno de ellos,Azafrán, es ganador. Pero Rocky está seguro de su posición de rey de la casa y preferido de su señor. Cariñoso, defensor de los niños y galán por excelencia, comenta Lilian de Ríos: 'cuando una perra entra en celo o llega de visita, se dedica a cuidadas, a protegerlas; si pudiera les llevaría flores". No es intransigente con la comida y se ofrece auténticos banquetes de sobras y huesos cuando hay por ejemplo cordero en el menú familiar. También come carne, especialmente comprada para él, mezclada con Perrarina, Le brindan mucho cariño, pero sin embargo —puntualiza Lilian— 'aquí los animales son animales": duermen donde les corresponde, y en el caso de Rocky, se baña cuando "huele a perro". La alimentación de Rocky le cuesta a la familia unos 500 bolívares mensuales. 3. Zorro San Bernardo alemán, cinco años y 85 kilos de peso. Perro dócil, muy cariñoso y celoso con su amo Günter Mobel, comerciante nacido en Friburgo y radicado en Venezuela desde hace 20 años, quien no duda que Zorro preferiría dejarse morir antes que aceptar otro dueño. En alguna oportunidad lo llevó por unos días a una pensión y no volvió a comer. Lo baña una vez al mes, le revisa diariamente la piel para


evitar que se le introduzcan animales y le cuida con esmero las orejas, especialmente frágiles en estos perros. El apetito de Zorro es voraz: consume más de dos kilos de proteinas diarias y su dieta incluye, además de perrarina y carnes, pescuezo de pollo y panza de res. Un promedio de 1.500 bolivares mensuales que hay que sumar al presupuesto familiar. Duerme en la terraza de la quinta en Loma Larga, frente a un soberbio paisaje de montañas verdes. Un perro como Zorro se cotiza en unos 100.000 bolívares, aunque Mobel se anticipa a precisar que no lo vendería por ningún precio. 4.Bud

Raza Pitbullterrier, de año y medio y 35 kilogramos de peso. Estos animales tienen la mordida más poderosa de todos sus congéneres. De allí que se les conozca como "perros asesinos", prohibidos en varios estados norteamericanos. Pero Harry Madenfrost, su dueño y señor, rechaza este apelativo: "Bud es un perro noble y juicioso que jamás ha hecho un daño en la casa". Ama especialmente el mar y los ríos, y su mayor felicidad es escalar el Avila. Siempre al lado de su amo que lo lleva consigo, incluso al trabajo, un pequeño negocio de franelas (Peaks and Tops). Es muy celoso y no soporta ver a Harry con otros perros. Cada dos semanas recibe su baño y duerme en un cubrelecho que hace las veces de cama al lado de la de su amo. Su alimentación no representa un problema: come huesos, carnes para perros y Perrarina que facturan más o menos unos 300 bolívares mensuales. 5. Rosca

Sharpei chino de siete meses y 17 kilos de peso. Los perros de compañía más caros del mundo; favoritos de los antiguos emperadores chinos. Actualmente tienen un valor de 2.000 a 2.500 dólares. Simón Zajac, residente en San Bernardino, se entrega con esmero al cuidado de su perrita que tuvo hospitalizada durante cuatro meses por una mordedura de serpiente. Todos los días, sin falta, Rosca recibe su dosis de talco para niños en los numerosos pliegues de su piel. Cachorra aún, come mucho, sin embargo: car-

ne, arroz, vísceras (especialmente corazón). Alimentos que complementa Zajac con vitaminas, calcio, levadura de cerveza y Nematopan B 12. Es juguetona, cela a su amo con otros animales y duerme en la terraza, en donde espera ansiosa todas las tardes el regreso de quien trabaja con su padre en una fábrica de tejidos de punto. 6. Gigio

Chihuahua mexicano de dos años. Los ojos pelados, muy abiertos, siempre al acecho, delatan el nerviosismo propio de estos animales, al que no escapa Gigio, perro muy inquieto: percibe cualquier movimiento y, no obstante su juventud y su reducido tamaño, contribuye a la defensa de la enorme quinta de Altamira, donde vive Graciela Ramírez, su ama y una de las primeras divas venezolanas, soprano coloratura formada en la Scala de Milán. Los aficionados al bel canto no olvidan su memorable versión de Gilda en Rigoletto, en el Teatro Municipal, por allá en el 39. En cuanto a Gigio, es un perro consentido que duerme en una cunita en el cuarto de su donna , es alimentado con pollo, hígado, arroz, zanahoria y Ileticas y cuando se enferma es .741 44 atendido por el doctor Luis Eduardo Egoavil de la Clínica Veterinaria de El Hatillo. 7. Hans

Un Schnauzer alemán de nueve años y ocho kilos de peso. Su amo, el abogado Miguel Toro, descendiente directo del Marqués del Toro, lo define como un perro inteligente, cariñoso, fiel y muy celoso, cuando se ve desplazado por alguna persona extraña que llega a la casa. Cada tres meses recibe los cuidados de una peluquera que viene expresamente a afeitarlo y hacerle su baño antiparasitario. Su dieta alimentaria incluye carne (aproximadamente 1/4 de kilo diario), pollo, zanahoria, arroz y galleticas. Duerme en el umbral de la puerta de su señor, al que sólo abandona cuando va al trabajo (administrador de una compañía de bienes raíces) y cuando sale en las tardes a practi.., car golf o equitación en el Country Al""*41 Club. El costo de un perro de estos

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ronda los 10.000 bolívares. Sobra decir, que en el caso de Hans, no está a la venta ni saldrían de él por ningún motivo. 8. Caimán Dogo argentino de año y medio y 18 kilos de peso. Quedó huérfano después del parto, siendo criado con tetero por su madre de adopción Beatriz de Capecchi. En lo más elevado de los Altos de San Antonio se encuentra la quinta El Carrizo, defendida por una cuadrilla de perros que preside Caimán, el consentido de la familia, dulce, fiel como ninguno, y el más calificado, como que cuenta con 10 puntos acumulados para el próximo campeonato (entrenado para exposición). Animal de piel delicada, se alimenta casi exclusivamente de carne de pollo molida, mezclada con polenta de maíz. Consume un kilo diario de carne y duerme en una poltrona en el cuarto del televisor. Cariño, ejercicio, sol y buena nutrición son los cuidados básicos de estos perros que están costando entre 20.000 y 25.000 bolívares. Por cierto los Capecchi son los únicos criadores de dogos en Venezuela. 9. Cristina Maltés de dos años y medio y un kilo ochocientos gramos de peso. Veterana en materia de concurso, ostenta varios títulos: mejor perro venezolano, primera y segunda del grupo faldero y ganadora de la raza. Le faltan dos puntos para el campeonato internacional. Cariñosa, inquieta y muy ladradora. Su dueña, María Soledad Mosqueda, quien trabaja en una compañía de servicios de computación, le brinda los cuidados de un bebé: desayuno de Nestum con leche en la mañana. Su almuerzo, al mediodía, a base de hígado de pollo con ración de queso fundido que mucho le gusta, carne molida con arroz para la cena, y una vez a la 1 semana, una yema de huevo. Baño cada quince días con un champú especial importado, y todos los días el mantenimiento de su bello y largo pelo con talco o maizena. En el t;1511 -

áé de cuidados de Cristina se cuentan seis cepillos y peines para usos distintos, todos producidos fuera del país, además de ligas y lacitos de dife32

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rentes colores. Duerme con Soledad, se le suministra regularmente una dosis de vitaminas y cuando su salud lo requiere, recibe atención médica del doctor Alfredo Alcalá. El costo de un cachorro maltés llega a los 15.000 bolívares. 10. Marisol

Los poodles son perros de compañía, también adecuados para entrenamientos en circos. La mascota de Beatriz Dubuc de Olivo tiene cuatro años y quiere a su dueña con una fidelidad a toda prueba, llegando a ser en ocasiones tremendamente posesiva y absorbente. Son animales más bien delicados y de apetito moderado. En cuanto a Marisol come una vez al día. En su menú hay carne molida con zanahoria, arroz y perrarina. Regularmente se le suministra su dosis de vitaminas y una vez al mes es llevada para menesteres estéticos donde María, la peluquera. Duerme en una cama de bronce con copete especial para perros, que le compró su señora en Estados Unidos, pero eso sí, puntualiza ésta, duerme con otros animales en la parte baja de la casa ubicada en la Lagunita Country Club. La manutención de Marisol factura unos 1.000 bolívares mensuales del presupuesto famiI liar.

Grandes consumidores Los perros, pero sobre todo sus dueños, son elevados exponentes de la sociedad de consumo. Una ligera exploración en una tienda por departamentos, especializada en canes, puso en evidencia más de 2.500 artículos distintos que van de las primordiales demandas de sobrevivencia a lo suntuario, accesorio, inútil. Veamos cómo están agrupados esos artículos: alimentos y teteros, vestidos, champú y acondicionadores, insecticidas y matagusanos, vitaminas, medicamentos y vermífugos; correas, collares y arnés, cadenas, bozales y ahorcadores, jaulas, libros, huesos y juguetes, cepillos y cortauñas, camas, colchones, y cestas, repelentes, acostumbradores, máquinas de afeiar. Para los más sifrinos, los lentes de

sport con sombrero compañero (Bs. 300) y el collar de fantasía forrado en piedras (1.500), Un renglón del consumo que no parece muy afectado por la crisis. Don Perro. Av. Santa Teresa, La Castellana. (AV


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5) DESVIO U OBSTACULO: La CAVN reactiva al MM Sierra Nevada para transportar a los mercados exteriores la creciente producción derivada del proceso de reconversión. Cuando Pérez se apresta a estrellar la botella de champaña para botar de nuevo el buque, recibe atónito un telegrama citándolo al Tribunal de Etica de Acción Democrática,

4) DESVIO U OBSTACULO: Orlando Bosch es repatriado a Venezuela desde Miami y de pronto empiezan a desplomarse los vuelos comerciales. Pérez lee su ho,,seji-róscopo y decide romper nuevamente relaciones con Cuba. De paso, suspende todos sus viajes. --

6) DESVIO U OBSTACULO:' Cierra el Palacio de Miraflores para celebrar una piñata infantil y al final del festejo se da cuenta de que cualquiera tiene su corazoncito y recuerda aquello del techo de vidrio. Declara a los periodistas: 'Lusinchi merece todo el respeto".

1.211.11■■•■•■• 1) LA META: Tras 10 días de confinamiento en la embajada de España en Chacao, el gobierno provisional le concede un salvoconducto. Se exilia en Madrid, donde publica sus memorias, que le harán famoso como escritor. En una sesión de firma de ejemplares en Galerías Preciados, lo aborda Marcos Pérez Jiménez, quien con un abrazo sella la conciliación entre los paisanos.

4r • •••••

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Lo que debe resolver no es fácil: ayudar a un político a cumplir una promesa. Pero juegue con nosotros, que burla burlando, Carlos Andrés Pérez removió en usted su más íntimo deseo de revancha institucional. Para nada fue una boutade dominical ni una tomadera de pelo la del entonces presidente electo cuando, el 8 de enero de 1989, ofreció pedir asilo si la inflación detonada por su propuesto programa de ajustes rebasaba el 80 por ciento. La gente de Rubio es cordial y ocurrente, pero no juega con esas cosas. Usted sí que puede jugar. Y no va a perder el tiempo. Porque las cifras son terminantes: quizás en este mismo instante en las oficinas del Banco Central se deciden las próximas vacaciones de Carlos Andrés; según los indicios que se manejan, si por la gracia de la Providencia los guarismos inflacionarios no son de tres dígitos, todos podremos respirar aliviados. Entonces, ande, reúna a la familia, que juntos harán futurología mientras ejercitan la vista y el pulso. Haga de cuenta que es un asunto de envite. Por un lado, están 2) DESVIO U OBSTACULO: La ReforCAP y su gabinete económico, con todo unfardo de certificados del ma del Estado marcha a paso forzado y se LESA a cuestas, apostando a que no. Usted apuesta a que sí. Tan crea el cargo de Primer Ministro, quedando simple. Y más aún, porque usted juega con un pitazo de la banca. el Presidente como decorativo oficiante de ¿Vio? ocasiones como el acto del Día del Arbol o el Oriente entonces a Carlos Andrés Pérez por el laberinto del po19 de abril. Carlos Blanco, Vladimir Gessen y Claudio Fermín disputan el nuevo puesto..7 4, , der hasta una salida decorosa; digamos que el gobierno de Felipe González ( ¿acaso sus amigotes de la Internacional Socialista le deA.."0 jarían en la picota en un momento así?) le concede un - apacible asilo donde podrá hurgar entre los recuerdos In 44~ para redactar su autobiografía. Pero, ¡cuidado!, porque . si la política es el arte de lo posible, en Venezuela lo imposible tiene carta de ciudadanía. Cualquier imprevista celada, un atajo mal tomado durante un parpadeo, po3) DESVIO U OBSTACULO: En un lapsus dría desviarlo de la meta española y acabar en una peque lo lleva a confundir La Carlota con La Ermita llega Pérez con sus maletas al bunker de Jaime na peor que el exilio. Corra, pues, a trazar la ruta de es7,---.5,,,ii, cape de CAP; cualquiera de los fu." Lusinchi. Más tarde, Carmelo Lauda y Beto Finol ribundos consumidores acogotalo confinan al sótano, y con un foco apuntándole 4, 2.'4«4 ;:• :« 4:: 2410v , !' 4 ge* la cara, le preguntan: "¿Quién dateó aJosé Vicen- 1. : 11.1'45.4'7.■11011:-; dos por la inflación podría adelante y Tablante? ¿Quién cometió esa diablura?" társele. A ir. • •

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7) DESVIO U OBSTÁCULO: Pérez, hurgando en el pasado, rememora la osada sentencia de Betancourt: "Si he robado, que se me quemen las manos". Pero también recuerda las manos vendadas del brujo de Pacairigua después del atentado de Los Próceres. Se arrepiente entonces de sus vaticinios y telefonea al BCV para que escamoteen las cifras de la inflación: 79 por ciento.


ELECCIONES SIN ALLENDE

EN LETRAS DE NEON

Chile 001

.S i 11141 1/4 T1 14 11 141 4;,

■ ;i4

Más separado por sus diferencias económicas que por la propia Cordillera de los Andes del resto de América Latina, Chile cambia de década y de

régimen, aturdido por los espejismos del consumo.


No se abrieron nuevas alamedas, sino nuevas galerĂ­as.

1:

III vil Exces0 Diciembre-Enero 1990 37


guindo, lo bastante lejos como para que se ase y compruebe: un animen los que tienen auto y se inhiban los sedán de lujo, el Peuque no lo tienen. Llegar hasta allí en colecgeot 405 SR, full etivo tomaría mucho tiempo y 2.000 pesos, quipo, a poco menos una buena tajada del salario promedio de del equivalente local a 15.000 dólares. ¿En El automóvil se ha cualquier obrero. qué otra parte de Sudamérica consigue un No, no es el mismo Santiago éste de la precio asís? Pero no es de ningún modo la rehabilitación de la democracia representamejor oferta en el zoco automotriz que es convertido en el símbolo tiva, justo antes de las elecciones del 14 de ahora Santiago de Chile: para eso se comerdiciembre. Quien entusiasmado quiera secializan unas 27 marcas de coches importaguir al pie de la letra aquello de Yo pisaré las dos, variedad para todo gusto y posibilidad. calles nuevamente, de Pablo Milanés, podríaEl propio Hernán Büchi, candidato presidel bienestar económico extraviarse entre el smog que producen los dencial de la nueva derecha, exministro de cerca de medio millón de autos particulares un régimen fervorosamente anticomunista, que corren por las calles, 100.000 de los cuapredica la verdad de su credo ultraliberal a les se incorporaron al tránsito en los últimos bordo de un Lada, el clon soviético del Fiat 7 años. Cuando el problema arrecia, en los 124 , barato y confiable ¡Pero aguarde que peores meses de inviene lo mejor! Allí vierno, la bruma no tiene los automóviles deja ver más allá de japoneses: se pueden dos cuadras de distanver por todas partes, cia. Se han impuesto sobretodo circulando restricciones vehiculadesde y hacia la cordires en el casco histórillera, pujando por un co de la ciudad; pero el espacio en las congestionadas rutas que corniño mimado del Chitan transversalmente le actual no es el único el área metropolitana culpable: también lo de Santiago. Toyota, es la densa y gaseosa Mitsubishi, Daihatsu, inmundicia que vierNissan, Honda; los más, ten día a día los vetusimportadós directamentos motores diesel de te del Japón, otros trabuena parte de los ídos de las factorías en 11.000 buses y microMéxico y Brasil, pujan buses que se apiñan en en las calles ante los las avenidas. tradicionales Renault Las propias coory Peugeot para sepuldenadas de la ciudad Santiago, e n invierno, permanece oculta por el smog de medio millón de autos. tarlos en una chilenise han mudado. Como dad caduca. en Caracas, la aristocracia local, los viejos y El automóvil se ha convertido en el símnuevos ricos —que nuevos muchos hay, embolo del bienestar económico del país tras 16 briagados por los efluvios de la bonanza y la años de severa terapia militarizada. En una especulación—, se corrieron hacia las zonas tras 16 años de severa ciudad en la que, 20 años atrás, el vehículo altas del este. Al pie de la cordillera de Los particular era una utopía para obreros y asaAndes brotaron urbanizaciones como Las lariados de clase media, un plan de vida paCondes, Santa María de Manquehue, La Dera sectores más acomodados, y un trámite hesa, Los Dominicos; como antes la iglesia terapia militarizada. borrascoso para la clase alta, ahora se conso la plaza mayor, exclusivos centros comertruyen centros comerciales diseñados expreciales, como Apumanque y Parque Asamente para permitir el acceso sólo a quierauco, nuclean los opulentos asentamientos. nes lleguen conduciendo un automóvil. El Allí no es difícil encontrar supermercados

01112 1 fútbol elc la Univergidad Cát¿iica, divisa tradicional de los momios, levantó su modernísima sede en San Carlos de Apo38

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con 32 cajas registradoras, repletos de quesos franceses y espirituosos del norte. Pero ya se proyectan otros centros de compra aún


menos asequibles, donde los pobres diablos no vengan a hacer un rencoroso windowshopping que aquí llaman huevear. venida Bernardo O'Higgins. Este es otro Santiago. El del centro. Antes de la estampida era un reducto de la aristocracia; ahora también la baratija importada hace de las suyas. Como el portal del túnel del

SUS

mente como sandwich Barros Luco. Todavía se conserva el ambiente ligero y desprevenido —boleros, tangos y zarzuelas, regados con buen vino y comidas típicas—, casi tanto como el biombo que un vicepresidente ordenara colocar en 1910 para resguardar de los curiosos la recepción que ofrecía al cuerpo diplomático, o como la centenaria caja registradora. Gilberto Lobos, un chileno que se forjó al calor del fogueo hotelero durante casi 20

nanitues se muaaron al este, pero el"forres sigue nem» nace iiu anos en el centro.

tiempo, a cuatro cuadras de La Moneda, está la entrada del bar Torres. Desde un hace 110 años casi todos los presidentes de Chile se han sentado allí. Ramón Barros Luco, uno de esos mandatarios de comienzos de siglo, se aficionó a una especialidad de la casa: el emparedado de carne y queso derretido, que terminaría conociéndose precisa-

años en Suiza y España, desde hace cinco se encarga del local, considerado Monumento Nacional. Su empeño es el de perpetuar la tradición del Restaurant-Confitería Torres. Pero la tradición es un valor difícil de colocar en el virtual mercado de los corozos que es el democatizado centro. No lejos queda el Paseo Ahumada, un boulevard comercial de

solera. Los menos afortunados vienen a aprovisionarse en sus tiendas, con un surtido que va de lo decoroso a la pacotilla. La degradación en la categoría social del Paseo Ahumada no es sólo una afrenta a la historia, sino hasta una traición a un slogan de éxito: por mucho tiempo al Paseo se le conoció como la calle de Falabella, una unánime institución del gentilicio, una tienda por departamentos que, como los colegios de instrucción pública —en este país la educación privada es poco menos que subalterna, tanto en calidad como en matrícula—, parecía reunir a los chilenos de toda condición social. Ahora Falabella ha reservado su mejor mercancía, la más costosa, para sus sucursales de las urbanizaciones altas. En los aledaños del casco citadino han prosperado los locales de topless. Pueden parecer, como en efecto lo son, una sofistica encubierta de la prostitución, sitios donde "puede caminar algo"; pero hace una década no existían. En verdad, la vida nocturna santiaguina nunca ha sido muy vigorosa. La moda y el desplazamiento de las referencias urbanas rehabilitaron a Bellavista, antes un sombrío villorrio de gentes empobrecidas en el camino hacia el cerro San Cristóbal, atalaya histórico-recreacional de la ciudad, donde una ermita y un zoológico han entretenido por generaciones a los chilenos; Bellavista pasó a ser el sector bohemio de la capital. Pero nadie se confía mucho y para solventar las carencias de cosmopolitismo en las pizarras electrónicas del aeropuerto de Pudahuel se programan hasta ocho vuelos diarios a Buenos Aires. A guisa de la nueva prosperidad, por ejemplo, el asueto festivo del 18 de setiembre se ha transformado de hecho en un puente aéreo hasta la metrópolis argentina, a donde van en tropel los chilenos para recrear una ficción de Europa en Corrientes o la Costanera. De los cinco millones de habitantes que reseñan los censos más o menos oficiosos del área.metropolitana, sólo una porción, los que se atrincheraron en las faldas de los Andes, se refocilan en el festín económico que ya dura cinco años, y que resulta inusitado en este país más bien austero por pobre, ensimismado por recóndito. La economía, como la letra, con sangre entra; y el ojo draconiano del régimen militar inmunizó contra cualquier desorden que evitara al caballo de

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las finanzas engordar. La estrategia neoliberal prescribió la inserción de Chile a los mercados internacionales a como diera lugar. Y dos graves crisis financieras, las de 1978 y 1982, debieron ser conjuradas, incluso, recurriendo a la estatización de las pérdidas privadas. Pero los guarismos del éxito son probablemente una compensación: en el último año Chile vendió más de 7.000 millones de dólares en exportaciones no tradicionales, un eufemismo que en el caso chileno es traducible a exportaciones no cupríferas. La tasa de mortalidad infantil bajó a 18 por cada mil, en todo caso, más proxima a los 11 por mil de los Estados Unidos, que, por supuesto, a los 123 por mil de Bolivia, y que, incluso, los 36 por mil de la vecina, rival y arrogante Argentina. Como en cualquier nación del primer mundo, en Chile las enfermedades del aparato circulatorio son la primera causa de decesos, seguidas por el cáncer y las muertes accidentales. Más de 16.000 jóvenes, en diversas instituciones de educación superior, estudian alguna de las 281 carreras relacionadas con la computación y la informática que se dictan en el país. En contraste, la tasa de crecimiento interanual de la producción industrial se desplomó desde un promedio de 5,5 por ciento durante el período 1960-1970, hasta el 0,8 por ciento entre 1974 y 1987. Entre 1980 y 1989, el consumo de leña subió de 40.000 toneladas por año a 450 mil toneladas solamente en Santiago, como respuesta al incesante incremento de las tarifas del servicio eléctrico. En un arco que arranca al sureste de la ciudad, curvea por el poniente y concluye al norte, se extiende el reino de las poblaciones, el cinturón de miseria de la ciudad, tiznado con leña quemada. Allí se amontonan los perdedores, los rezagados, quienes en el flamante pero despiadado modelo no han podido "rascarse con sus propias uñas", los magnates de la economía informal; quienes sobreviven gracias a la bondad de la organización colectiva: ollas comunes, batidas locales. Un corresponsal nórdico chequeó recientemente la eficacia de esa organización: fue asaltado mientras recorría las callejuelas

del célebre sector de La Victoria. Planteó su drama a los representantes comunales y en media hora obtuvo respuesta: le fueron devueltos sus equipos fotográficos. 40

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Adiós Latinoamérica, bienvenido PacífiCo. los chilenos abarrotan los cursos de japonés del Instituto Berlitz.

Después de 16 años de lo mismo se han desarrollado amores platónicos

con

10 desconocido,


a habilidad para hacer negocios marca la pauta. En el Santiago de hoy, las señas del aggiornamiento llevan los ojos rasgados. En el Instituto Berlitz de Idiomas, al este de la ciudad, los cupos no dan abasto para satisfacer la demanda en boga: inscripciones para cursos de japonés. Iluminados por el éxito económico, los chilenos han descubierto.una nueva vocación oceánica. Joaquín Lavin y Luis Larrain, a la vez que popularizaron sin culpa el lema de Adiós Latinoamérica, bienvenido Pacífico, enunciaron el sentido de esa vocación en un best seller nacional, Chile, sociedad emergente: "A nosotros, el área del Pacífico nos da la bienvenida. Con 4.000 kilómetros de costa, miramos a un mercado que en el año 2000 concentrará a más de la mitad de la población del mundo. Los espectaculares índices de Japón, Corea, Taiwán, Hong Kong y Singapur, la sitúan, además, como la región con mayor crecimiento económico del globo". Ergo, las exportaciones chilenas hasta los cotos asiáticos de los dragones del Pacífico aumentaron 514 por ciento en los últimos diez años. Los minutos de comunicación telefónica entre Chile y Hong r,00

El gallo tapado de los democristianos: Eduardo Frei, el hijo del presidente.


Hernán Büchi, con su melena, es el candidato de los yuppies a la chilena.

Kong se multiplicaron por seis en seis años; entre Chile y Corea, Taiwán y Japón, por cinco en el mismo lapso. Mientras el opúsculo de Lavin y Larrain amenaza con convertirse en una especie de Libro Rojo del pospinochetismo, otro tipo de personaje, el que atesta los vuelos a Buenos Aires y New York, atiborra el protagonismo de la ciudad. Quizás su manifestación más conspicua sea Hernán Büchi, el desgarbado descendiente de una familia suizoalemana, que por ningún costado muestra el perfil de un candidato presidencial típico de la política latinoamericana. La derecha tradicional lo aborrece. Toma yogurt a borbotones y todos los días trota 15 kilómetros. Cuando era ministro llegaba a su despacho en autobús, y por preservar el descuidado corte de su melena a flecos, se enfrentó al mismo general Pinochet. Su aura de tecnócrata es su aval funClAinital, La oposición democristiana guarda a la sombra de Patricio Aylwin su propia respuesta a la insurgencia de la nueva tendencia 42

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ejecutiva. Se trata del ingeniero Eduardo Frei, hijo del extinto presidente; se presenta a las elecciones como candidato al Senado por Santiago, y es su éxito como empresario lo que le garantiza una excelente votación en su cantón. Ambos, Büchi y Frei, son, a su manera, yuppies en un país muy politizado. Pero sin duda hay ejemplares más pasteurizados y, quizás, más rutilantes, de la nueva especie. Podría ser el editor de la revista de distribución continental América-Economía, siempre al volante de un Nissan de 30.000 dólares. Como también lo podría ser el ingeniero Carlos Cardoen; hace algunos años creó su propia empresa de insumos bélicos e inventó una bomba de racimo que resultó ser la preferida por la Fuerza Aérea Iraquí durante el conflicto con Irán. Con el tiempo, Irak llegaría a comprar la licencia de Cardoen para instalar una fábrica en su propio SUCIO. Mora multimillonario, Cardoen es dueño de armerías y usinas militares en España y Grecia, mientras ensambla blindados para la exportación en Chile.

Desde la humilde tachada del Hotel Valdivia, 33 años de pasiones os contemplan.


Si Pinochet llegara al 2000, quizás mudarla su ,

capitlAs.

El ejército espera tranquilo. Una hipoteca suya pende sobre el nuevo gobierno.

Paradójicamente, un probable antecedente del fervor empresarial chileno ya es parte de una tradición, tradición ininterrumpida por lo demás. En sus 33 años de servicios, sólo ha cerrado 48 horas el hotel Valdivia: los dos días inmediatos al derrocamiento de Allende. Y sin embargo, mientras los Hawker Hunter de la aviación chilena bombardeaban con precisión profesional al Palacio de La Moneda, a unas 15 cuadras del lugar, algunas parejitas desfogaban pasiones en ese laberinto de diez casas que con el correr de los años se transformaron en el virtual complejo de deleites que es hoy. Cincuenta habitaciones en cuatro categorías: Super Vip, Vip, Suite y Departamento, la más one-

de ellas, por apenas una suma equivalente a 1500 bolívares. La fachada antigua y modosa, descascarada por el tiempo, oculta el fastuoso interior: saunas, jacuzzis, cascadas interiores, y las recámaras especiales de fantasías, el palacio hindú, el egipcio, el japonés, el árabe, patrimonios del folklore erótico de Santiago. rosa

Cleopatra y Marco Antonio encontrarían lecho propicio en el Hotel ValdIvia.

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Los payasos pobres enseñan amargas lecciones en la Plaza de Armas.

or siete horas cada sábado, Don Francisco, la versión chilena de un Amador Bendayán teutonizado, regordete y de pronto malencarado, acapara la sintonía con su maratónico programa Sábado Gigante. El magazine televisivo, que oscila entre lo ridículo y lo solemne, mantiene un equipo periodístico en el exterior, que de cuando en cuando tiene misiones como la de localizar a los chilenos que preparan empanadas en Japón; el esfuei-zo de producción es, en cualquier caso, el mínimo tolerable para las exigencias de un público que, como el chileno, concedió un récord de rating a la emisión operística de El Trovador de Verdi por el Canal 13, con 37.1 puntos en el survey. La recordada aparición de Ricardo Lagos en el programa De cara al país, cuando el dirigente socialista confrontó públicamente a Pinochet, sólo logró 32 puntos de share. El mismo Don Francisco aparece desde hace tiempo en la cadena estadounidense Univisión, de habla hispana. Fue el estandarte en el último desfile de la Hispanidad en New York, y hasta el párroco de la Catedral de San Patricio lo detuvo para palmearle unos cuantos votos de admiración. Y es que los más exitosos productos for expon de Chile quizás sean los que relucen en las pantallas de los televisores que se exhiben en las 44

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vitrinas del centro de Santiago. La publicidad chilena ha ganado prestigio como la más creativa y exigente de América Latina. Filmocentro, importante productora cinematográfica de la capital, suele ser una suerte de legación extranjera: a una reciente sesión de casting para una cuña de Cerveceras Unidas, acudían cuatro modelos: una argentina, una brasileña, una española y una solitaria chilena. La misma inteligencia que se coló hasta los burós climatizados de las publicidades, fue la que fundó el contramensaje que ha aflorado tras los primeros años de represión pura, y los subsiguientes de retórica oficial apoliticista. La reacción comenzó, por supuesto, entre los jóvenes, y en sus vedados más indemnes: el rock. Los Prisioneros, un trío reconocido en el resto de Sudamérica, cantaba con soma: "lo estamos pasando muy bien/ye, ye, ye/ esto es magnífico/ia, ia, ia, o"; el grupo Congreso le haría después el relevo en la denuncia musicalizada. Ya en este 1989 la rebelión anticipada alcanzó la desfachatez. La obra de teatro más vista de la temporada, La Negra Esther, narra la relación de Roberto Parra, el hermano de Violeta, con una prostituta del puerto pesquero de San Antonio. Todas las noches, más de 1.000 personas llenan la carpa tendida sobre el cerro Santa Lucía, improvisado escenario teatral.

Desde hace seis años la expresión más genuina, sin embargo, la representa un grupo de 30 jóvenes padres de familia, provenientes de sectores populares, que a pulso ganaron, en literales batallas con la policía, un espacio en la histórica Plaza de Armas de Santiago. Son los paf asos ambulantes, que entre saltimbanquis, folkloristas y declamadores se instalan de tarde en la céntrica explanada y empiezan su rutina con una advertencia: —En este espectáculo usamos la palabra huevón—, dice uno con voz chillona, en tanto otro repite y complementa el concepto. —Y para que ustedes sepan que huevón no es mala palabra, cuando lleguen a sus casas búsquenla en el diccionario. Se darán cuenta de que significa amigo. —Por eso— terminan la travesura—, dedicamos esté espectáculo a todos los amigos presentes. La gente se mira atónita. No atina a sentirse definitivamente agredida. Entre incrédulos e iracundos, los presentes ajustan el círculo que los separa de los payasos quienes, entretanto, se han destapado en su lenguaje: "Aquí no obligamos a nadie para que se quede". Pero los espectadores no se van, fascinados ante los actores empobrecidos que les confirman que la ironía ha ingresado definitivamente al acervo de los santiaguinos de comienzos de los 90. (MED



94,

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DE IGLESIAS Una situera de vértigo la hizo Miss Bikini quince años atrás, y de allí la llevó a las portadas de revistas europeas, avalada por su edulcorado vínculo con el más afamado cantante

español del siglo. De vuelta a la apacible vida caraqueña, ahora hace muñecos.



i los afiches de mujeres tuvieran voz, si por prodigio la arquitectura infinitesimal de algún circuito integrado facultara a esos impresos para hablar, probablemente lo harían como Virginia S ipl: a trancos narrativos que eluden la anécdota, llamando las cosas por su nombre, con una voz gruesa y cálida que de cuando en cuando padece el traspiés de una risotada de gitana. Su propia historia llevará siempre por pie de página los apodos que se le han endilgado: "El cuerpo más bonito", como la llamó la prensa española; "La flaca", como la llamara por su parte Julio Iglesias, el bronceado crooner cuyo notorio y casi legendario prontuario donjuanesco muestra un prolongado paréntesis de cinco años al lado de Virginia. Los motes, dignos de una pin-up girl de cartel en la década de los 50, no hacen sino contornear el prominente fenotipo de la rubia caraqueña, que ningún manejador artístico vacilaría en calificar de desbordante.

"María Conchita en esa época era una santica. No usaba traje de baño ni para tomarse una foto". Quince años después de que las candilejas del salón de convenciones del Macuto Sheraton apuntaran su triunfo en el certamen Miss Bikini 1974, en definitiva, el espaldarazo que la lanzó al ruedo del éxito publicitario y, por más tortuosos senderos, a los brazos de Iglesias, Virginia Sipl reaparece desde los burladeros de la discreción en los que a cada tanto se refugia. Esta vez su propósito, quizás más que nunca, es mercantil, pero el sesgo artesanal de la empresa le confiere un ángel inusitado: desde hace más de medio año, Virginia suda para hacer viable, en oportunidad de la temporada navideña, el lanzamiento de su propia línea de muñecos. Los siete duendes de la suerte se llama la colección, y literalmente hizo sudar a la ex-

lb, MI& kfillá E éáda una de las criaturas de cerámica. No debe extrañar la vocación manual de Virginia. Si no bastaran sus estudios de Diseño y Decoración en la Aca48

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Antes adornaba portadas, pero ya no hará más fotos así, "a menos que me paguen mucho dinero".


demia Villasmil para explicarla, o los tres años invertidos en el menudeo de ropa informal de creación propia, téngase como aval genético las habilidades reposteras de su madre, regente actual de la pastelería Danubio. Su apartamento en la empinada urbanización de Los Naranjos parece una colonia irlandesa: miembros de gnomos hechos con arcilla cubren una mesa, minipergaminos inscritos con caracteres góticos yacen enrollados, y una montaña de duendes encapsulados en crisálidas de plástico aguardan en un rincón su partida al mercado pascual. Allí Virginia, junto a su afelpado gato blanco, destapa la seguidilla de rnatriushlcas de su vida pública, una historia que podría comenzar varias décadas atrás cuando sus padres, provenientes de lo que fueran las comarcas serbias del Imperio Austro-húngaro, desembarcaron en Venezuela, o quizás más tarde, cuando en un curso primario del Colegio Humboldt un párvulo descifró para ella los arcanos del primer y precoz piropo; pero no, su vida para los titulares comienza un mes de abril de 1974, con un bañador de dos piezas. —Me metí al Miss Bikini por inventar, después me metí al Miss Venezuela cuando renuncié al Miss Bikini porque estaba muy fastidioso. Me inscribí con unas amigas mías, que si "ay, mira, vamos a meternos"...Nos divertimos, me encantó, lo pasamos muy bien, después fui al Miss Turismo donde me eligieron primera finalista, la pasé también muy bien. Y así empecé también a ser modelo para cuñas y avisos. —Participaste en el Miss Venezuela que ganó Maritza Pineda, ¿no? —Sí. Desde el concurso es una de mis mejores amigas. Cuan-

Reservaciones: 285.03.22 283.80.08 Exces0

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do se casó yo fui su madrina. —¿Ya eras entonces compinche de María Conchita Alonso? —Entramos juntas al concurso. El novio que ella tenía era muy amigo de mi novio. Salíamos juntas, éramos amiguitas. Pero María Conchita era una santica en esa época. No se quería poner ni traje de baño para tomarse fotos. Y yo no le paraba al bikini. —¿Siempre fuiste tan arrojada? —Sí. Futurista, diría yo. Y para nada, porque los bikinis que yo me ponía en esa época, si saliera hoy con eso pensarían "y esa qué se cree con tanta tela encima". —¿Cómo planearon entrar al concurso? ¿Fue una travesura? —Eso fue un día que yo me había metido en el Miss Bikini y ella en el Miss Princesita, y ella ganó lo suyo y yo gané lo mío. Entonces yo renuncié porque me estaban fastidiando mucho los del concurso. Me hacían hacer cosas que me fastidiaban; por ejemplo, hacían una cuña, ellos ganaban 40

cuatro días en el mismo rollo. No me gusta. Ya no. Sólo si fuera una propaganda buena para el pueblo de Venezuela de cómo freír las caraotas, o dónde conseguirlas más baratas, ¿entiendes? A mí me gusta, sí, la política. —Se dice que eres cercana a Carlos Andrés Pérez. —Yo voté por Carlos Andrés. —Pero que incluso tienes amistad con él. —Yo conozco a mucha gente. —O sea, que sí lo conoces. —Yo conozco a mucha gente. Pero me gustaría encontrarme a Carlos Andrés para decirle que pinte los ranchitos de blanco para que no se vean tan feos para los turistas. Por los ojos entran las cosas. Cada vez que viajo afuera y regreso, cuando entro a Ca-

go nada malo. Esas no son cosas malas; y hay que probarlas para saber que no son cosas malas.

c

ontados hitos trazan el ciclo elíptico de Virginia Sipl respecto a la celebridad: su palmarés en eventos de belleza, la relación con Julio Iglesias, ahora, posiblemente, sus proezas de manualidades. Desde luego, el perigeo de esa trayectoria fue entre 1977-82 cuando, como otros venezolanos, encuentra un destino en Miami, pero como ningún otro compatriota, al lado de un ídolo gallego. Su vínculo con Iglesias es a la vez un puente a la escena internacional: pasa a ser la venezolana más conocida en España, despampanante comodín de las revistas del corazón y de chismes faranduleros, presa fa-

"Si no me casé con Julio no creo que nunca me vaya a casar con nadie". mil bolívares y a mí me daban nada más 20 mil. Eso me fastidia...ja, ja, ja...No me gusta que nadie me explote. Entonces renuncié y María Conchita me dijo "vamos a meternos en el Miss Venezuela, anda, yo me voy a meter", y tal. "No, vale, si acabo de renunciar". "No hombre, métete, métete". Total, me metí, aunque sabía que no iba a ganar. —¿Por qué? —Porque las rubias como que no tenían mucho que ver antes, ahora sí. Y más nada, me metí, echamos broma, lo pasamos divino y ya está. Me ofrecieron después para hacer novelas, para dar noticias, me ofrecieron de todo. Pero no...y no es que despreciara eso, sino que doy la oportunidad de que lo haga otro a quien le guste más. Fíjate, he visto a

racas y veo los ranchos, ¡qué deprimente! Imagínate para los turistas cómo será. Los horroriza. —¿Qué te decían tus padres cuando te desataste en esos concursos? —¡Ay! A mi mamá sí le gustaba un poco, pero a mi papá le horrorizaba. Y también a mi hermano. —¿No hicieron nada por impedirlo?

mis amigas trabajando en las novelas, la

—Bueno, no podían hacer nada porque

misma María Conchita, por ejemplo, y ¡ay! yo no aguanto eso. Ella al principio me decía "no aguanto más esa trabajadera en las noches". Después, haciendo cuñas, tres o 50

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en el aire, a oordo de jets y neucopteros, m'o gran parte ae su affaire con JUNO.

yo era muy rebelde. —¿Nunca te lo reclamaron? —No hombre, mi papá y mi mamá saben que yo hago lo que quiero, pero que no ha-

vorita de los paparazzi que merodeaban por las playas mediterráneas cazando un topless. Pero su preminencia informativa se ha ido extinguiendo con el declive simultáneo del astro hispano, su antiguo enamorado. Desgraciadamente. O quizás afortunadamente. Porque a Virginia le fastidia todo lo pasado: los concursos, el modelaje. Mientras posa para las fotos y se le insinúa la piscina de su edificio como locación, al voleo advierte: "Nada de fotos en bikini; es que he hecho tantas cuñas y tantas fotos en traje de baño que, ¡ay! llega un momento en el que sólo si te pagan mu-


Un problema tan grave como el Sida tiene una prevención más que simple:

el uso de preservativos

e

<0031ZESERVATIVOS C~DN ~~'

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USA .TU INTELIGENCIA PARA SEGUIR VIVIENDO.

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cho dinero". Y al husmear en la entre- tás", "ah, bueno, chao". Pero más nada. vista el tema de Julio Iglesias, un mo- Después él me empezó a llamar por tehín de desdén pretende conjurar el tópi- léfono, me llamaba desde todas partes co a la vez que desmenuza una segun- del mundo. Volvió después a Venezuela, y cuando volvió fue cuando fuimos a da advertencia: "Recuerda que ahora ver si salíamos o no. El ya se había setambién tengo novio". Rara vez das entrevistas largas. parado de su mujer. —Las publicaciones españolas in—Casi no. Bueno, sí, me gusta salir sisten con el cuento de que tú has sido en revistas, pero me da fastidio hacer la la única relación auténtica de Julio entrevista y las fotos. Y a veces sacan cosas que yo ni he dicho. Agarran fotos Iglesias. Claro, eso es verdad. no sé en donde y entonces ponen una ¿Por qué lo afirmas así? entrevista, o qué sé yo, o toman fotos —Bueno, porque yo conozco a Jude antes e inventan una entrevista nuelio, él me conoce a mí, y nosotros sava, cosa que me la han hecho a mí... —¿Sigues apareciendo en las revis- bemos lo que fue. Estuvimos juntos durante cinco años, casi seis. tas españolas? Pero ese estar juntos, ¿cómo era? —En Hola tengo como un año que —Yo vivía en su casa, en Miami. no salgo. En Interviu fui hasta portada, Estábamos casados, pues, como Dios pero también tengo tiempo sin salir. Pero en Semana, sí, siempre salgo. A los manda...lo que fue es que no firmamos papeles, pero eso era un matrimonio, mi españoles les encanta hablar de mí. amor. —¿Y qué cosas dicen? —Bueno, el mismo disco rayado de —Es decir, te sentiste la esposa de siempre. Las entrevistas igualitas: "¿qué Julio Iglesias. haces? ¿tienes novio? ¿cuándo te casas? —Yo vivía con él y con su mamá, Y a Julio, ¿no lo has visto más?". "No, nada más. Eramos superamigas. Nos nunca". "¿No vas a volver con él?" "No, queremos mucho su mamá y yo. Y tammás nunca". "¿Qué tienes que decir de bién era así con los hijos de él. él?". "Bueno, que lo veo muy bien, que —Si había tanta armonía, ¿por qué me alegro mucho de que esté tan feliz, a crees que terminó? veces hablo con él, me llama el día de mi —Es que a mí me gusta estar así cocumpleaños, el 22 de octubre, también mo tú ves, sola, más tranquila en mi caen Navidad, para saludar a mi familia". sa, sin tanta publicidad ni tantos perioSiempre digo lo mismo. distas alrededor entrevistándote, bus—¿Eso te molesta? ¿Que tu noto- cando averiguar qué es lo que vas a hariedad para esas publicaciones, como cer, lo que no vas a hacer, que si no vipara casi todos, provenga de tu relación no, que si se quedó...También eso influcon Julio Iglesias? yó mucho. Y también esa viajadera que —Internacionalmente, por supues- si pa'cá, que si pa'llá. No, vale, hay un to, me conocieron porque yo estuve momento en que tú te quieres quedar viviendo con Julio muchos años. Pe- en tu casa. ro no me molesta, porque si fue novio ¿Lo acompañabas en sus giras? mío ya está, pues, eso es pasado, eso —Lo acompañaba al principio, pero ya no existe. ya después preferí esperarlo en la casa. ¿Cómo lo conociste? Es que después... ¡ay, qué hago si ya no —Lo conocí aquí en Venezuela. me da ganas ni siquiera de ir con él! Y Una vez que vino a cantar. Yo venía de si quedarme en Miami me da fastidio, hacer unas fotos para publicidad. En- bueno, mejor me voy para mi casa de tonces, un amigo me fue a recoger y una vez y me olvido. —

dijo "voy a llevarle unos papeles a un amigo mío". Y resultó que el amigo al que le iba a llevar los papeles era Julio. Lo saludé. "Ay, bueno, Julio, cómo es52

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— ¿A cuántos países fueron juntos? —Ay, a todas partes. Llegué hasta Grecia. A Japón no llegué. Pero sí fui a la Polinesia, a toda Europa. Porque eso


i Lo siento chicas !

¿Quién puede culparme por preferirla? Me siento más cerca de Visa Banco Latino porque puedo disponer de efectivo en cualquier momento, hacer reservaciones en hoteles y espectáculos, obtener financiamiento a 24 meses para mis viajes nacionales e internacionales y tantos otros servicios, que .., ¿Quién me culparía por preferirla? Además es la única respaldada por el Latino:

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sí, Julio me dio la vuelta por todo el mundo... — Varias veces se han anunciado tus próximas bodas. —¡Ah, claro! Tú no puedes tener un novio que ahí mismo dicen que te casas. Eso no es así. Dudo mucho que yo algún día me vaya a casar. Después de Julio Iglesias me pasé dos años sin novio, y cuando después me vieron con un novio, con Alejandro Ugarte, ¡ajjj!, se va a casar. Y no es así. Yo nunca he hablado de casarme, jamás. Si yo no me casé con Julio, dudo mucho que me case con alguien en mi vida. —O sea, que Julio Iglesias es el mejor partido posible. O el mejor que has encontrado. —No, no es el mejor partido, te lo digo porque como yo viví como su esposa, entonces yo sé lo que es vivir una vida de matrimonio, aunque no me haya casado. Así, si yo no me casé con él, viviendo así, entonces no tengo necesidad de casarme con nadie. A mí me gusta tener mi marido o mi novio, estar con él feliz, pero también tener mi casa, mi libertad, no perder mis amigos. Estar enamorados, juntos pero no revueltos, porque ya entonces se pone monótono. — ¿Y eso lo sentiste con Julio Iglesias ? —Sí, eso lo sentí. Eso de un marido todos los días en mi casa no me gusta mucho, aunque uno no debe decir nunca de esta agua no beberé. —¿Esa experiencia no te ha hecho escéptica con respecto a los hombres? Todas las mujeres desfallecen por una leyenda con la que tú viviste y a la que conoces en las cosas menudas. —Sí, aunque no me gusta echármelas de lo que no soy y de que estuve con Julio Iglesias por quien todas las mujeres se mueren...Pero me da risa porque Julio es tan normal como cualquier hombre. Sí, cómo no, es un ídolo; pero yo lo veo a él como puedo ver a cualquier amigo mío. Ahora, toda la vida, desde chiquita, los hombres se me han acercado y bueno, ¿qué hace una?, una debe saber comportarse con los hombres. Si se me acercan ¿qué quieres que te diga? se me acercan con buenas y con malas intenciones, ya yo veré si ese señor tiene buenas intenciones y sabré cómo tratarlo. Y eso no me lo enseñó a mí Julio; eso lo sé yo de toda la vida. ¿Cuándo tuviste tu primer noviecito? —

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—Mi primer noviecito lindo que tuve también lo quiero mucho y sigue siendo un gran amigo, porque da la suerte de que mis novios son mis mejores amigos. —¿Y eso no es raro? —Ay, no, yo los adoro, y cuando necesito un favor, o tengo un problema que resolver, acudo a mis amigos que son mis exnovios. ¿Quién fue ese primer novio? —No, no te voy a decir nombres y apellidos. Dime entonces el nombre. —No. No quiero meter nombres de nadie en nada. Aquí estoy yo norn4s. Yo no te voy a revelar ningún nombre. No se les vayan a subir los humos...ja, ja, ja...Pero todos mis novios han sido venezolanos. El único que no lo ha sido es Julio. Ni siquiera cuando estuve internada en Viena, en un colegio —

"Seguramente Julio me engañaba, porque como él es hombre y las mujeres se le regalan..." de monjas, me interesaron los europeos. —¿Cuál era tu edad cuando tuviste tu primer novio? —Catorce años. Lo veía en misa y me agarraba la mano. No me dejaban salir entonces pero los domingos lo buscaba en la iglesia, ja, ja, ja...Eso era en El Marqués. Duró como un año. Después tuve mi segundo novio, amado y adorado, que es el mismo que tengo ahora. —¿Ugarte, el abogado? —Esa es la más linda relación que he tenido. Más linda que la de Julio. Porque Alejandro era mi novio bello pero se me fue porque tuvo que irse a estudiar a Alemania. Se fue, se casó, tuvo su vida, y yo despechada fui a llorar a los brazos de Julio...ja, ja, ja...Ahora que se divorció Alejandro, desde hace cuatro años, estamos otra vez juntitos

me den una razón. Claro, entiendo que yo me quería casar cuando estaba muy jovencita porque no me dejaban hacer nada y entonces tenía que salir de mi casa de alguna manera. Pero ahora que puedo hacer lo que yo quiera, no tengo por qué casarme. Yo después de que estuve viviendo con Julio, que pude vivir con él sin casarme, sin que nadie me obligara, después de eso tampoco tengo que casarme para estar con nadie. A mí me duran mis maridos hasta que yo quiera. Cuando se ponen fastidiosos se tienen que ir, pero si se portan bien se quedan. —En torno a Julio Iglesias se formó una industria del chisme: libros, revistas del corazón. A ti, que fuiste testigo de la vida cotidiana de Julio, ¿no te dan ganas de replicar? ¿Decir "esto es cierto, esto es falso"? —A veces lo he hecho. Pero, por ejemplo su mayordomo, a quien conocí: pobrecito, se estaría muriendo de hambre, le pagaron algún dinero y, por supuesto, lo que más le da es hablar mal de Julio. Y como él, muchos. Yo también escribí unas memorias de mi vida con Julio, son 14 capítulos, una belleza. Sin cuentos malos, porque de verdad no hay nada malo que contar de Julio. ¿Qué voy a contar? ¿Que le gustan las mujeres? Gran cosota. A todos les gustan las mujeres. Y él, claro que me engañaba, en las giras y eso, pero me lo negaba y yo ¿qué iba a hacer? Si me decía que me quería yo le creía, mi amor. —Pero algún día le desbarataste el argumento. —¿Por qué lo dices? ¿Porque terminamos? No, nada que ver. Amigas tenía él miles, así como yo miles de amigos. Incluso, muchas de sus amigas son ahora amigas mías, tanto como de él o más. Ahora, que un día se me fuera a montarme cachos por otra parte, seguramente. Porque como él es hombre, y las mujeres se le regalan... —¿Y a ti no te preocupaba eso? —No, porque mientras él me dijera que me quería y que yo era el amor de su vida, a mí no tenía que estar importándome lo que pasara con los demás. A mí no me dan celos. Eso no puede ser motivo para dejar de

hombre de

estar con el hombre que yo quiero. Además,

mi vida. De pronto tendrán ganas de casarse. —No, ¿para qué, si estamos bien así? ¿Para qué quiere uno casarse? Yo quiero que

Julio jamás anduvo con una y se quedó con ella. Eso sí que nunca pasó. Debe ser que nunca le importó ninguna, y yo le importaba mucho más.

y superenamorados, Ese es el —


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HOJA DE RUTA PARA DESCUBRIR

Francisco Vera Izquierdo

No está tan extraviada como imaginó Arthur Conan Doyle la Guayana, pero la diversidad increíble de pueblos, monumentos kitsch, puentes ele antología, leyendas, pequeños hoteles y restaurantes domésticos, comunidades virtuosas que las demoníacas abejas buscan corromper con su miel alucinógena, un Escorial en medio del desierto, todo a lo largo de una carretera para el asombro, escapa a cualquier convencional guía de turismo. 56

Exces0 Diciembre-Enero 1990


os viernes negros de

de burladeros donde los vehícu-

turistas con registros y pregun-

los últimos años han abierto las puertas al turismo interno y a las aventuras por los caminos de Dios en la Venezuela de hoy. En ese trance, un viaje a la Alta Guayana no es una

los pesados tuvieran que detenerse para dejar pasar a los rápidos. Después de Caucagua una parte considerable del tráfico desvía hacia Higuerote. En Caucagua, donde se ha formado un centro comercial, el viajero se puede aprovisionar de algunas cosas que olvidó. Luego, hasta la entrada de Tapipa sigue un camino estrecho y sinuoso y a partir de allí una vía de rectas largas, bien pavimentadas. Las verduras de Barlovento, en toda época del año, enmarcan el camino con una belleza excepcional. Los potreros de Remolino y Alejandría fueron, durante muchos años, modelos de tecnología del agro en el país. En cuanto a la alcabala de Cúpira, que en el pasado era la espada de Damocles de los viajeros, se ha tornado inofensiva. Menos mal,

tas extravagantes y sin atisbos de comprobaciones, sólo por el mero gusto de ejercer autoridad. El puente de Clarines es de antología, con su pasarela peatonal sin accesos. Unico en el mundo: se le puede tomar una foto. Ya el viento salitroso ha herrumbrado la estructura sin que nadie haya podido usarla. Los peatones tienen que atravesar la calzada agazapándose entre las vigas cuando se cruzan dos vehículos y abarcan toda su anchura. En Clarines no es mala idea una visita a la iglesia. Pienso que se planeaban dos naves laterales y cuando no estaban techadas las eliminaron, pero dejando pilastras y arcadas, lo cual le confiere una originalidad mucho más artística que la del puente con la pasarela inaccesible.

L

odisea como la de Livingstone en Africa, o la de Monseñor Martí, ni una fatídica excursión a Canaima, la divinidad del mal de Gallegos, pero tampoco es tan convencional como para imaginar un alegre itinerario por hoteles, restaurantes y tiendas. Además de estas salvedades, in pectore, hay que incluir en la maleta un buen mosquitero y complementariamente, repelente, porque los zancudos parecen interminables escuadrillas de Stukas en picada sobre el viajero. Bueno, también hay que agregar un equipo de dormiry algunacobija, porque elclima es ligeramente más fresco que el de Caracas. En cuanto a medicamentos, no omitirlos, porque aun cuando hay farmacias bien surtidas en Tumeremo y en Santa Elena de Uairén, entre esas dos poblaciones median unos 400 kilómetros. Todo listo para el safari, preferiblemente con un doble tracción. Se puede salir a las 8 am. y después de cuatro horas largas almorzar en Clarines. El Parador tiene una comida excelente, aunque el servicio es de una lentitud exasperante. La autopista hasta Guatire está en buenas condiciones, pero en Araire comienza una parte desagradable, sobre todo porque las autoridades de tránsito fastidian más de la cuenta. Casi todo el trayecto tiene un ancho suficiente para tres canales, aunque sólo hay dos habilitados y si los vehículos pesados se mantuvieran en la derecha sería fácil pasarlos, lo que no ocurre. Tampoco sería mala idea establecer una suerte

IGLESIA rie clApiMES. porque esta institución de las alcabalas en Venezuela es realmente pesada para los turistas y también ineficaz, no obstante los mil y un recaudos y papeleos, como se probó en el caso del secuestrado Niehous, que apareció más allá del Orinoco después de haber atravesado más de media docena de estas garitas sin que nadie cayera en cuenta de que era el hombre más buscado del país. Pero continúa la institución sin otro aparente objetivo que molestar a los

De Clarines a Ciudad Bolívar y Puerto Ordaz: tres vías alternas.

P

ara ir a la Alta Gua-

yana hay tres vías alternas: una, a Ciudad Bolívar por los Potocos-EI Tig re; otra, por Clarines-Aragua de Barcelona-El Tigre y la tercera a Puerto Ordaz por Maturín. Aquí también hay que visitar la Iglesia de Píritu y el pueblo de Puerto Píritu. Hay excelente hotel y buen restaurant en la Casacoima. Esta vía de Maturín presenta el atractivo de buena hotelería en esta ciudad, así como el paso del Morichal Largo, que no sólo es uno de los paisajes más bellos atravesado por un puente venezolano, sino una excelente oportunidad para un baño delicioso. A los asustadizos se les puede asegurar que tan cierta es la existencia de anacondas como su absoluta inofensividad para el hombre. Cuando Hernán Hernández Vásquez era niño, saltaron en Apure de una curiara a la orilla y una culebra de agua, pisada, se le enrolló en la pierna a un viajero, que la mató con el revólver. Don Juan Vicente Hernández Delgado le dijo: "Ella lo habría soltado enseguida sin hacerle ningún daño y, además, si se mata la culebra de agua , se seca la laguna. Pasado el Morichal Largo, se atraviesa una parte de los pinares de Uverito, donde se han hecho ensayos victoriosos que pueden cambiar o, mejor dicho, crear la economía de esta zona. Es justicia reconocer la iniciativa de J.J. Cabrera Malo y la confianza que en su competencia tuvo Rafael Alfonzo. En una tierra que sólo daba reptiles y una paja sin nutrientes, se ha generado un capital apreciable en pinos, indudablemente valiosísimos. Para que una res se mantuviera, no digamos engordara, se necesitaban entre 12 y 14 hectáreas. Cabrera Malo dedujo que podía darse el pino caribe y co-1[100

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menzó el trabajo. Fue menester crear primero que nada un personal enamorado de su trabajo y, además, inventar máquinas adecuadas, entre otras, una sembradora que va plantando los pinitos, arrastrada por un tractor. El peligro estriba en los incendios, porque los árboles arden como fósforos. Hay atalayas servidas las 24 horas del día, que avisan la aparición de la primera humareda y van entonces con unas pértigas provistas de gomas en las puntas, para sofocar las llamas. Un estanque extintor se atascó en su propia agua y hubo que desarrollar el nuevo sistema. La chalana de Los Barrancos ofrece un pasaje pintoresco por el Orinoco, que es como un estrecho de agua dulce. Puerto Ordaz, en cambio, no tiene nada especial para encandilar a un turista. En su activo cuenta con el Salto Cachamay y las ruinas de las Misiones Capuchinas, pero el tráfico es diabólico, con tantos choques diarios como Maracaibo, que la cuadruplica en población automotriz. El plan de la ciudad es moderno y, por tanto, no cuadriculado, lo cual hace descarriar al forastero. Además, no es fácil conseguir planos y el Consejo cambia de continuo los nombres de las calles. Cambios caprichosos, porque no se trató de que una calle Caldera fuese rebautizada Lusinchi, sino de algo más insólito como el de la Avenida Anzoátegui por Avenida Monagas. En la vía El Tigre-Ciudad Bolívar se encuentran los restos del Museo Bogarín, perdido por la desidia gubernamental. Era un Museo de grandes obras al aire

nal, sino de un gran alivio para el viajero. Ciertamente, desde hace unos años, los sembrados han hermoseado un camino que antes era un desierto de chiribitales, pero el museo merecía, sin duda, mayor cuidado y atención. En Ciudad Bolívar elijo los hoteles Paoca y Valentina. En Puerto Ordaz, el Rasil. En Upara, el Canaima. En Tumeremo, el Leocar. En El Dorado, el Campamento Turístico. En el 88, almuerzo en el restaurante de La Cubana. Es preferible no dormir en la zona por su alta incidencia palúdica. Durante muchos años ese flagelo pudo considerarse erradicado, pero la desidia de los últimos gobiernos destruyó la magnífica labor desarrollada por los doctores Arnoldo Gabaldón y Enrique Vogelsang. ,

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libre, que alegraba un camino monótono y largo. Había obras de calidad varia, pero formaba un conjunto, no solamente origi-

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l Dorado queda sobre el río Cuyuni (palabra grave y no aguda), y se llega por un puente que también tiene su historia pintoresca. Para cruzar en Perú el río Jequetepeque, habían encargado a Alemania un puente que habría de llamarse Simón Bolívar. Por razones más o menos comprensibles, se confundieron los del buque y desembarcaron la armazón en Puerto Cabello. Ya terminada la descarga y zarpado el barco, advirtieron el error. Sacaron sus cuentas los alemanes y resolvieron que les resultaría más conveniente una sustancial rebaja sobre el precio pactado que asumir los gastos de un nuevo embarque y desembarque. Gómez vio que era un buen negocio y ordenó la adquisición. Comenzó entonces la búsqueda de un río venezolano que se correspondiera con el Jequetepeque en el ponteadero y después de varios estudios acordaron que el lugar aplicable estaba sobre el Guárico, en El Sombrero. El 19 de diciembre de 1933 cumplía Gómez 25 años en el Poder y construyeron el puente para inaugurarlo en esa fecha. Resultaba bastante absurdo, porque sólo servía para pasar el río de una orilla a la otra, ya que en invierno eran intransitables las vías para acceder al puente, desde la capital o desde el interior del Estado. Fueron necesarios muchos años para que la carretera hiciera franqueables el Pa'Ya, Guarumen, Guesipo, el

La iglesia de Piritu: una reliquia en la vía a Puerto Ordaz, por Maturín.

Las ruinas de las misiones capuchinas.

Orituco y otros, entre ellos el propio Guárico en San Juan, y el paso metálico comenzara a cumplir racionalmente su cometido. Se trataba de un puente de una sola vía y el tráfico guariqueño demostró su inutilidad, pero tras otra avalancha de estudios para un puente en busca de destino, se encontró que el Cuyuni, en El Dorado, cumplía con las necesidades. Para mí fue gran sorpresa, al cruzarlo por primera vez en 1970, ya reubicado, encontrarlo familiar. Sabía lo del Guárico, pero, sobre la zona, Guillermo Orsini me puso al tanto. Antes me había sucedido algo similar al ver el puente sobre el Tuy en Santa Teresa y encontrarlo como conocido. Se trata del viejo Puente de Hierro caraqueño, rearmado en ese lugar.


La Gran Sabana reúne todos los contrastes naturales en el marco de un cielo quieto e imponente. Una buena carretera pavimentada remonta La Escalera por el Paso del Danto. Se mantiene el nombre, pero no es la original, hecha de bejucos por los indios para remontar un contrafuerte de la Sierra de Lema. Podían subirla hombres, monos y animales pequeños, no caballos ni perros. Trepé por ella en 1945 y tengo la impresión de que estaba a unos cuatro o cinco kilómetros al oeste de la Peña de La Virgen, en el trazado actual. Poco después se halla el Salto del Danto, debidamente anunciado por letreros indicadores. Muchas personas de la región cuentan que mientras los ingenieros estudiaban cómo remontar la Sierra de Lema, uno de ellos se fijó en la trocha que utilizaba un danto y decidió trazar la rasante por allí. Vale la pena una pequeña caminata hasta un mirador, también anunciado, desde donde se divisa un amplio panorama de la selva guayanesa.

oco después del Salto del Danto se abre de golpe La Gran Sabana. Hay un Monumento al Soldado Pionero, que vale la pena fotografiar por ser el engendro más feo de Venezuela y del mundo que conozco. Deja fácilmente atrás a la Catedral de Barquisimeto, a la basílica de La Coromoto en al Pinar y al Negro Primero de San Fernando. Frente al campamento militar llamado El Fuerte se abre el camino que va hasta Kanavayén. En la Misión capuchina recibían huéspedes e ignoro si continuarán haciéndolo, porque me confió el Prior hace algún tiempo que así como ya no servían comidas, planeaban suprimir también el alquiler de camas concebido más como servicio que como negocio, porque les entorpecía la labor misional. Ellos le enseñaron a cocinar a La India María, que instaló un lugar de comida sencilla y aceptable. Un español llamado Ramón tenía en Chivatón (a unos 20 kilómetros de la Misión) un negocio donde residía, pero murió y no sé si alguien continuará con el establecimiento. Es dolorosamente árida la tierra. Me explicaron los misio-

neros que frecuentemente les regalan toros como sementales y al cabo de un par de años aparecen muertos en la sabana. La falta de nutrientes les descalcifica las patas hasta que se les fracturan y el pobre animal, anclado, se muere rápidamente de hambre y sed. La visita a Kanavayén resulta indispensable. La topografía es imponente y sorprende hallar en medio del desierto algo que es materialmente un Escorial. No es recomendable la visita al Salto Cargual, por el pésimo camino; en cambio, sí deben visitarse los saltos del Aponguao (Chinak) y del Torón. En el pueblito se encuentran fácilmente guías, pero no hacen falta, ya que el camino hasta el embarcadero para el Salto está bien indicado. Se llega hasta un sitio donde ya se han unido el Parupa y el Aponguao. Allí hay indios que sirven de bateleros y guías. Conviene ajustar previamente los precios.*Muy cerca de la Misión está una quebrada llamada de La Laja, con bello colorido y supongo que geológicamente tiene afinidad con la de El Jaspe. Pese a la carretera venezolana la influencia del portugués se siente más que hace 40 años. En 1945 se decía Aponcuón, como lo pronuncian indios y brasi-N.

Las antesalas de la Gran Sabana, anunciada con el Monumento al Soldado Pionero, uno de los engendros más feos de Venezuela. Convento en Kavanayen.

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La catarata de Río Kamá.

leños, aunque estos escriben Aponguao. Igualmente, en la escuela nos enseñaban a decir Roraima (en taurepán es Roroimé) y hoy se ha generalizado la forma portuguesa de Roraima. Es frecuente oír hablar de indios y lengua pemones. Esto es erróneo. Pemone significa india, así como "racional" es gente blanca. El idioma es taurepán y la población, arecuna, rama de los caribes. El camino El Fuerte-Kanavayén es de tierra, De El Fuerte hacia el Sur está muy bien pavimentado y me parece la parte más hermosa de toda la vía. El trazado viejo era muchísimo mejor, por ir junto al farallón. El actual se aleja en promedio unos 500 metros y, obviamente, ofre-

formas muy nítidas y, si se sigue por cualquiera de los bordes del anfiteatro, puede tomarse una buena foto de la caída. A unos 300 metros de la carretera se hallan los Rápidos del Kamoirán. Interesantes y sobre todo, es recomendable almorzar en casa de la India Rosa, junto a los rápidos. En paso Pacheco hay posibilidades de un agradable baño de agua fresca. En toda la zona el agua de los pozos resulta demasiado fría. Pasado el Yuruani y los pueblos adyacentes, a 40 kilómetros de Santa Elena, se abre hacia el este una pequeña trocha, de unos 500 metros, según los anuncios, pero que en realidad son muchos más. Conduce a la Quebradura de El Jas-

ce paisajes inferiores. Llegados al río Kamá, vale la pena bajar para ver la catarata. No tiene la magnitud del Chinak, pero es de

pe que, por sí sola, vale un viaje desde Caracas. La trocha está en pésimo estado y si las autoridades de Santa Elena envia-

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A Santa Elena de Uairén y al paso, la extraña comunidad de Pacaraima: indios y europeos alejados deliberadamente de la

ran una cuadrilla, bastarían dos horas para arreglarla. Un automóvil delicado no debe usarse para este recorrido. Parece estar formada por un polvillo volcánico que se ha depositado allí hace millones de años. No conviene olvidar que esta zona de Guayana es de las más antiguas del planeta.

civilización.

ogt GRAL-



H

ay un criterio erróneo generalizado acerca del término Gran Sabana. El aplicado por el Ministerio, al establecer los límites del Parque Nacional Gran Sabana, es científicamente correcto. Al norte linda con la Sierra de Lema; al este, con la Guayana Esequiva y al sur y al oeste con la vaguadas de los ríos Cuquenán y Caroní. Lo corriente es alargar el término Gran Sabana hasta los límites con Brasil y, a simple vista, puede verse la diferencia de topografía, fauna y vegetación, al pasar los antedichos linderos. En Santa Elena de Uairén hay alojamiento aceptable en el Hotel Fronteras, en el McKing y en uno cuyo nombre he olvidado y que está entre Santa Elena y la línea. Creo que se llama Tropical y sólo he llegado una vez, pero pienso volver a él. No hay problemas porque existen varios sitios donde se puede comer agradablemente. Entre otros, el mismo hotel Fronteras. Ya pasaron los tiempos en que salir de Venezuela era hacer economía, pero en el lado brasileño pueden conseguirse cosas, especialmente cuchillería y textiles, más baratas que aquí. No hay dificultades para pasar la frontera ni para introducir una cantidad moderada de adquisiciones. Son recomendables las hamacas brasileñas llamadas Rede Filomena y el jabón Phebo. Santa Elena está a unos 800 metros de altitud y su clima es más o menos como el de Caracas. Al oeste, un camino en pésimas condiciones conduce hasta Icabarú y más allá, sobre el río del mismo nombre, hasta un

remo, llamada Lucía, tiene un sabroso restaurante en el propio lcabarú. Pasado El Paují (1.000 metros), el camino se vuelve malísimo y, entre Peraitepuy y Cantarrana, es_ c" invierten casi tres horas para recorrer 25 kilómetros. No es difícil conseguir alojamiento. Claro que esas cosas cambian en la zona de mes a mes, pero nuestro Ilegadero es Cantarrana, donde los Borrero tienen un delicioso bañadero natural y excelente comida. En la zona de Pacaraima, mal llamada Gran Sabana, hay una comunidad extraña formada por indios que han preservado sus propias costumbres y de " racionales", personas con nivel medio de bachillerato. La mayoría son europeos. Puedo asegurar con pleno conocimiento de causa que es una patraña, al menos todavía, lo de la drogadicción. Ellos comulgan con religiones antiguas,resucitadas: esoterismo y gnosticismo. En una fiesta don. de estuvimos no solamente una mayoría no probó el alcohol, sino que hubo hasta quienes no comieron tortas, porque la masa contenía huevo, que conspiraba contra el vegetarianismo. Es gente que ha prescindido de muchas fal-

embarcadero donde pUéde témarse una curiara para bajar el río. Ya esto está a unos 400 metros y el agua es deliciosamente relajante. Una señora de Turne-

sas necesidades del hombre moderno. No leen periódicos ni oyen radio.Suelen tener pequeñas rentas y rinden veneración al tra-

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bajo manual. No sólo en Cantarrana hay alojamientos cómodos y pulcros. Tienen paseos bellísimos a lugares distantes donde pueden organizarse expediciones. Están justamente alarmados por los rumores de que Rockefeller planee establecer un complejo turístico, que destrozaría la región. El principal ingreso de la comunidad es la miel, tan buena como la mejor de La Alcarria. Según me explicaron, una persona puede atender sola hasta cien colmenas, que les dan un rendimiento económico suficiente para la frugalidad de sus vidas. Más de un centenar de colmenas requieren un ayudante. Las abejas producen tres cosechas al año, de tres mieles diferentes, según hayan libado flores de sabana, de montaña o mezcladas. En ocasiones han perdido una cosecha por haber salido miel alucinógena, lo cual parece una ironía terrible para una comunidad virtuosa. Si las abejas liban flores alucinógenas, la miel lo será también. A esto que se debe la leyenda de que la miel de guanota emborracha. No es borrachera. Es trona. A mí personalmente me fascina la zona, y le veo como máximo inconveniente los poderes irrestrictos de las Fuerzas Armadas, en unas comunidades tan peculiares como las de indios autónomos y blancos bachilleres. Creo que las autoridades deberían abanonar las actitudes propias las Ofaturas civiles ordi-

rias, pero aún así hay e admitir que no se escuhan en la zona quejas conra la Guardia ni la tropa. C11


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Bob Kennedy y Diego Arria: una promesa frustrada y otra en reserva.


DIEGO ARRIA

DESAPÁRCI O et-setter por vocación y finanzas, al más mundano de los políticos venezolanos algunos caraqueños se permitieron echarlo de menos en los últimos comicios. Alternó con magnates y estadistas, apareció en las páginas del diario de Warhol, pero en su país sigue moviéndose entre las sombras.

sta es una historia de expectativas defraudadas. En su edición del 8 de julio de 1974, la revista Time publicaba en New York una selección de las 150 jóvenes personalidades que muy probablemente ejercerían el liderazgo mundial durante los últimos dos decenios del siglo XX. Apenas siete latinoamericanos figuraban en la muestra: dos brasileños, dos mexicanos, un argentino y un venezolano, Diego Arria Salicetti. 15 años más tarde, Arria, que en el interín había padecido como candidato presidencial el más olímpico desdén del electorado, y hasta sufriera las penurias de una breve pero humillante prisión, parecía, sólo parecía, sentenciado a una pena de perpetuo ostracismo político. Esta es también una historia de recompensas. Como empresario, quizás el venezolano más exitoso de la década, Arria es también añorado por sus antiguos súbditos. Por lo menos, eso es lo que destilan los resultados de todas las encuestas del segundo semestre de 1989: si se hubiera postulado para las elecciones del 3 de diciembre, hoy bien podría ser el alcalde electo de la ciudad de Caracas. Hace años virtual tapado de Carlos Andrés Pérez, repudiado virulentamente por los cenáculos partidistas, encarnación última y paradigmática de lo que fuera la ilusión —¿o pesadilla?— de la Gran Venezuela, a nadie debería extrañar que los cabildeos en su oficina de Las Mercedes no sean más que los prolegómenos de una revitalización de su perfil público para los venideros años 90. Hasta allí, la parábola de Diego Arria pudiera tomarse como la de cualquier ciudadano que salta la valla para pasar del país nacional al país político: encuentras una comarca fulgurante y peligrosa, donde tu hermano de ayer puede ser tu verdugo de mañana. Pero no. La errática trayectoria del hombre del bastón ha sembrado boyas de mundanidad y savoir faire bastante raras por estos lados del continente. Si cubrió de porrones el casco histórico de Caracas, también, es verdad que es un inveterado habitué de Moustique, la exclusiva comunidad insular del Caribe; si luchó a brazo partido por la acepExces0 Diciembre-Enero 1990 65


tación de sus propuestas en el CEN de Acción Democrática, tampoco le faltó cancha para alternar en frecuentes y personales almuerzos con Andy Warhol en su reducto de The Factory. De hecho, en Venezuela nadie más que Diego Arria —y no sólo dentro de la parcela política— puede encarnar el nudo de intersección entre mundos tan disímiles como los de Jimmy Carter y el policía Apascacio, o los de Donald Trump y Marco Ferreri, o José Napoleón Duarte y Tomás Eloy Martínez. rimero la gente. Tal fue, junto a otro lema que se prestó a las más sanguinarias chanzas, Dale tu mano a Diego, la consigna de la frustrada campaña electoral de 1978. Quizás no fuera más que otra línea en el coro de voces hueras que cada quinquenio desafina en el hapenning comicial venezolano; pero de algún modo la frase describe el arnés fundamental que ha garantizado el ascenso de Arria por la pendiente social: su innato don de gentes, habilidosamente depurado en destreza de relaciones públicas. En lo anecdótico, esa tendencia se traduce en un prodigio mnemotécnico. Arria puede conocerte hoy en el más fugaz y tangente de los encuentros y, sin embargo, si te ve dentro de cuatro años, recuerda tu nombre. Neuronas y sinapsis engrasadas a punto para compilar miles de patronímicos y mantenerlos a mano para cualquier estímulo externo: pocas cosas pueden impresionar de manera tan favorable como que te salude con tu nombre de pila un personaje que se codea con el poder. "Es fácil recordar lo que le interesa a uno", intenta explicar esa costumbre un viejo allegado. "La preocupación de Diego y su interés por la gente han hecho de su memoria un instrumento automático". Pero no es ésta la dimensión estelar de su propensión a intimar. Siempre ha sido un hombre de amistades. De deudas afectivas por saldar o lealtades que se eternizan. Así ha remachado táci-

tos pactos de por vida con personalidades que cumplieron y siguen cumpliendo el rol dual de tutores y aliados: Alberto Calvo, Antonio Casas, Carlos Andrés Pérez... 66

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La cuestión ya es para Piaget: ¿podría haber una programación genética, filial, en esas actitudes? Muchos que conocen a Diego no aguardan la respuesta para asegurar: sí. Y recuerdan a su padre, el viejo Arria, quien muchas veces debió ejercitar su elocuencia y simpatía durante sus pininos como vendedor viajero y hasta que llegó a ser apoderado de la Casa Zingg. Ese atractivo halo fue sin duda una herencia crucial para el futuro de Diego —como para su hermano Humberto, quien también se ha abierto brecha como gerente de relaciones públicas en diversas empresas—; pero la impronta paterna se notaría también en el barniz de elegancia que recubrió al futuro gobernador. El patriarca de los Arria, sucesor de una estirpe andina, mercaba con Mercedes Benz, y hasta llegó a manejar una agencia automotriz de la marca de Stuttgart. Del mismo modo, la estrella sobre el radiador de esos sedanes simbolizaba el gusto por la refinada y cálida atmósfera que don Arria se empeñara en instaurar en su hogar y que doña Yolanda, custodia del legado corso de los Salicetti de Guayana, auspiciaba también. Tanta pulitura tuvo sus salpicaduras. Los patricios caraqueños que no sucumbieron ante su encanto y mundanidad, tuvieron a Diego por un recién llegado, un pintoresco intruso de Caurimare o, peor, de Los Caobos. Sólo hasta que se casó con una Atencio y se mudó al Country Club de Caracas, pudo allanar el sendero hasta una membrecía plena en el quién-es-quién del valle. Pero hasta entonces, aspiró con ventaja. Aunque sus calificaciones en La Salle para nada fueran notables, su padre no dudó en enviarlo hasta las estribaciones de la Ivy League universitaria de los Estados Unidos. Los estudios de economía en Michigan y Georgetown dieron a Diego Arria no solamente el pretexto para un fogueo académico-intelectual, ni tan sólo la oportunidad para la explosión de sus definitivas aptitudes, sino especialmente el acceso a la factoría de líderes del este norteamericano, que en su caso particular se tradujo en la incorporación a un club latinoamericano de lumbreras. Los monseñores, se llamaban entre sí, y en su oficiosa jerga se tuteaban Felipe Herrera, el argentino Alberto Calvo, el chileno Orlando Letelier, quienes reclutaron a comienzos de los 60 a dos brillantes venezolanos, tanto pa-


ra el clan como para la cartera ejecutiva del Banco Interamericano de Desarrollo (BID): Antonio Casas González y Diego Arria Salicetti. Como delegado-asesor del BID para América Central, no fue mundo, precisamente, lo que conoció Arria. Pero los periplos entre las destartaladas capitales de las banana republics de esos años y Washington le expidieron una patente que luego sabría capitalizar: alternó con los cónsules del poder político y financiero. Tasó en meetings ejecutivos y recepciones diplomáticas el hechizo de su jovialidad caraqueña. De vez en cuando paraba en Maiquetía y un bisoño periodista, condenado a llenar las cuartillas de una columna de torre de control, entrevistaba al joven gerente sobre las perspectivas de la economía venezolana, sin adivinar que así ponía una primera piedra al pedestal de técnico que se levantaría para Arria ante la carpa política criolla. También por esos años otro hecho fortuito, y por demás doloroso, definiría la silue-

dagaba durante períodos todas las posibilidades lumínicas de un color, que en su caso, nunca se ha apartado de las tonalidades ocres. Con su joven esposa Beatriz Camejo, una tarde estival de 1964, fue hasta la avenida Massachussets de Washington, para recoger en una galería uno de sus cuadros recién enmarcados. La diligencia, en su acepción más caraqueña, no duraría demasiado, así que dejó el motor en marcha y a Beatriz, que no sabía manejar, en guardia junto al volante. El infortunio quiso que un movimiento en falso de la Camejo llevara a su marido del éxtasis artístico al desmayo hospitalario. Mientras se cambiaba de asiento, Beatriz golpeó la palanca de cambios, que saltó a retroceso. El parachoques del flamante Pontiac de la pareja venezolana aprisionó a Diego, que justo en ese instante pasaba por detrás, entre dos automóviles. La alternativa, sin duda, era diabólica: el minuto que pasó allí, virtualmente con las extremidades trituradas mientras Beatriz no atinaba a adelantar el auto, fue el más largo de su vida, pero si

uince años atrás "Time" lo nombraba entre los 150 jóvenes líderes más importantes del mundo. Hoy, los partidos políticos lo repudian. ta del líder, que el carisma propio y la embriaguez petrolera de los 70 terminarían por colorear. Desde adolescente, Diego pintarrajeaba paisajes y naturalezas muertas que luego trastocaría por composiciones más abstractas y simbólicas. A duras penas vencía ciertas inseguridades antes de enfrentar al lienzo; y aún hoy, aunque algunos de sus cuadros rondan los capitolios de varias metrópolis de Europa y América Latina, no firma sus creaciones, además para evitar que su prestigio como gerente y asesor político arroje sombras sobre su desconocido talento pictórico. Un día, Pablo Neruda se sorprendió: "¿y en qué momento pinta, Diego?". Por ese entonces, atravesaba su etapa Tierra de Siena; como los grandes, Arria in-

no se hubiera encontrado con un vehículo estacionado detrás, el Pontiac lo habría atropellado. Y ese apenas sería su primer infausto impasse con los vehículos. Férula por unos días, una armazón de hierro por un año sobre la pierna derecha; finalmente, el bastón para caminar sería el remedio permanente prescrito por el accidente. Arria convertiría a la larga ese bastón en un emblema, en 'un gancho. El de empuñadura de plata sería motivo de chismorreo político durante su gobernación. Tal fue su efectividad en la explotación iconográfica del accesorio que muchos descreídos aseguraron que la lesión era fingida. Según se le veía sudando sobre las calzadas del Central Park neoyorquino durante sus diarias sesio-

nes de jogging, o se le ve en estos días, escalando por Sabas Nieves el cortafuegos de El Avila en shorts y franelita de Batman, la especie cobró solidez. Pero lo cierto es que, como su propia voluntad de sobresalir, la pierna derecha de Diego Arria no se puede doblar. ería su amigo Antonio Casas, el hoy Director General de Petróleos de Venezuela, quien lo rescataría de esas lides trasnacionales para arrojarlo al ensogado de la administración pública venezolana. Casas había sido reclutado por el recién electo presidente Rafael Caldera para dirigir Cordiplan y, entusiasmado por la renovación del aparato gubernamental tras diez años de égida adeca casi tanto como por la prédica tecnocrática de la joven gestión copeyana, no dudó en recomendar a su encantador condiscípulo. Por supuesto, Arria debió pagar el peaje político. La suya era una familia de solera betancurista, y, para colmo, los muchachos de la Juventud Revolucionaria Copeyana recordaban haberlo visto conmovido por las cuerdas de Soledad Bravo y Mercedes Sosa, unas veleidades izquierdosas insoportables para la ortodoxia del San Ignacio, ya a punto de deshacerse de los herejes de la izquierda cristiana. No obstante, el caudillo yaracuyano dio el visto bueno desde Miraflores. Y así, a los 31 años de edad, Diego Arria se convirtía en Director de Turismo del Ministerio de Fomento. En 1969 estaba de moda el recién enunciado Principio de Peter, y de acuerdo a sus corolarios, resultaba evidente que un despacho en las torres de El Silencio no podía ser techo para las capacidades de Arria. Casi a propósito, el gobierno creó la Corporación Nacional de Hotelería y Turismo (Conahotu). A su cabeza, Arria crearía una red de hospedajes que a su partida se perdería. También sería la atalaya contra la que lloverían las primeras denuncias de corrupción en su contra: la contratación sin permiso por 3 millones de bolívares para el remate de las obras del Hotel Llano Alto, en Barinas, fue la primera piedra. Y aunque trataron de lapidarlo, se le recordaría más por una sucinta. Exces0

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creación: el slogan Venezuela Suya, síntesis patria durante 15 años, anatemizado en una obra de teatro. Junto a José Curiel y la Conquista del Sur, fue el gerente estrella de la administración socialcristiana. La revista World Travel Digest lo puso en su portada como Hombre del Año 1972. Magras recompensas para las aspiraciones de Arria, sin embargo. En lo que sería un patrón intermitente de su vida pública, se retiró a unos breves cuarteles de invierno. En pleno año electoral, creó una asociación política, Causa Común, a cuyo invisible zurcido ideológico se le vio la costura más tarde: el big switch que permitió al administrador más reconocido de un gobierno demócratacristiano ser después el hombre-emblema de un gobierno socialdemócrata. El jugo de la guanábana se exprimió en casa. Porque aunque en principio Arria formalizó entrevistas con los candidatos de Copei, Lorenzo Fernández, del MAS, José Vicente Rangel, y de la alianza de izquierda Nueva Fuerza, Jesús Angel Paz Galarraga, su madre intercedía ante el virtual vencedor, Carlos Andrés Pérez. Se dice que Doña Yolanda evocó el historial adeco familiar; no en balde, después del golpe militar del 24 de noviembre de 1948, Rómulo Betancourt — en compañía de Alejandro Oropeza— durante tres días con sus noches se guareció de las patrullas que lo perseguían en casa de los Arria, en Los Caobos. Su intervención, en todo caso, fue suficiente. Pérez entró en contacto con Diego, quien en definitiva se sumó a su cruzada por el poder. Fue una relación prét-a-porter. Literalmente. Si Arria requería una nao que lo salvara de la deriva en medio de la tormenta política, Carlos Andrés Pérez no sólo clamaba por un técnico en la campaña; su talante de montonero, de político de seccional, varió por las corbatas de última moda, los sacos a cuadros y las patillas de prócer, un par algo más moderado que el que 15 años después popularizaría Carlos Saúl Menem. El tándem Pérez-Arria, con sus desencuentros y correspondientes reconciliaciones, sería una variable eterna de la política venezolana. Amistades concuspicentes, las llamaría Pedro Duno. Como botín de campaña, Diego Arria integró el gabinete ejecutivo de CAP con el cargo de Gobernador del Distri68

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to Federal, y sería en ese cónclave donde estrechó relaciones con Gumersindo Rodríguez Gil, Ministro de Cordiplan, con quien compartiría las maldiciones de la vieja guardia adeca. Ambos serían nombrados como dos de los taumaturgos económicos del quinquenio 1974-79 en un best seller de la época, Los doce apóstoles: "Dieguito es el hombre del día y de la noche, del rumor, del chisme. Pero todos estos comentarios, críticas menudas, sirven, en el fondo, para dejar sin crítica los aspectos más negativos de este personaje. Detrás de toda esta pantalla están los negocios con Delfino, los planes para controlar la industria turística en Venezuela y parte del Caribe, las concesiones y las conexiones con grandes complejos extranjeros dedicados al tráfico y la explotación del turi s mo". Sería la época dorada de Arria. La del cierre peatonal de la Plaza Bolívar, las citas en Los Próceres a las seis de la mañana, el balneario de Camurí Chico y la gestación del decreto de apertura de todas las playas para el público. Se cita con alcaldes de otros continentes, aquí y en el exterior, para intercambiar experiencias. Las encuestas lo revelan como el funcionario más popular del régimen. Un revés momentáneo, la opción del Metro subterráneo en lugar de su propugnado Aerorriel, da pie sin embargo a la importación de cientos de autobuses, Ikarus húngaros y Leyland británicos. Caracas se vuelve cosmopolita como su gobernador. Y recíprocamente su gobernador la trata con deferencia: cuando la nombra, incluso en la más informal ocasión, la llama pomposamente Ciudad de Caracas. Un subordinado de entonces ha alcanzado a contar: "a Diego le daba por hacer notar que llevaba el mismo nombre del fundador de la ciudad. Burla burlando, gustaba compararse con Diego de Losada". Pero un socio de hoy lo desmiente: "Jamás he oído algo tan ridículo". Señal de que su ciclo biorrítmico andaba esos años al tope de la montaña rusa fue su fulminante encuentro con Tiqui Atencio, a mediados del quinquenio maravilloso. Tiqui había sido la baby face de la alta sociedad caraqueña durante los finales de los 60, y después de casada, su belleza seguía siendo un lugar común en los rankings de las notas de sociales. Cuando los dos se conocieron, inhumaron sus vínculos anteriores: Arria se

separó de Beatriz Camejo, con quien tenía una hija, Carolina. Y comenzaba así una tórrida historia. "En todas las reuniones que recuerdo, Tiqui siempre estaba así, montada encima de Diego", rememora una amiga de la pareja, quien para recalcar la vehemencia de la rubia caraqueña cuenta: "yo creo que Tiqui arrastró a Diego cuando él fue candidato presidencial. Entonces ella como que descubrió los barrios. Se emocionó muchísimo, más que el mismo Diego, y pensó que tenía que hacer algo". Como regalo de bodas, la familia de la novia les obsequió un bungalow playero en Moustique, vecino de la propiedad del Lord inglés que urbanizó esa isla del Caribe, puerto seguro del jet set internacional. Serendipity, bautizó alguna vez un cronista esa virtud innata, vocación o sino, que lleva a Arria a estar en el lugar donde suceden las cosas en el momento oportuno. ehusó el cargo de Subsecretario del Medio Ambiente de las Naciones Unidas que Kurt Waldheim le ofrecía desde New York para seguir en la administración pública. Fue titular fundador del Ministerio de Información y Turismo. Pero antes, siendo aún Gobernador, su prominencia institucional le dio la rara oportunidad de reponer un débito vitalicio de amistad. Era setiembre de 1974 y su compadre Orlando Letelier —padrino bautismal de Carolina Arria Camejodirigente del Partido Socialista de Chile y ex Canciller del inmolado Salvador Allende, permanecía confinado desde hacía un año en el miserable exilio interno de la isla de Dawson, al extremo sur del continente, junto a otras personalidades del depuesto régimen. La vieja cofradía de Los Monseñores se puso a valer entonces. Casi clandestinamente, Arria abordó una avioneta hasta Bogotá; para despistar, tomó allí un vuelo regular hasta Santiago de Chile. Pero la maniobra resultó estéril: el día 12, las agencias internacionales de noticias registraban la llegada del Gobernador de Caracas para sostener una entrevista con el general Augusto Pinochet. Cualquier duda sobre la labia de Diego Arria se volvió trizas ese día en el despacho


presidencial, entre el vidrio y el hormigón del edificio sede de la UNCTAD en la avenida Portales. Pinochet, entre incrédulo y conmiserativo, oyó el alegato del venezolano. Respondió con admoniciones y media hora de denuestos contra Letelier, pero, sorpresivamente concluyó: "mire, doctor Arria, le voy a hacer un favor que hasta ahora no le he hecho a nadie". Llamó a la Armada y ordenó que trajeran al prisionero hasta Santiago. En las angustiosas horas de espera en la capital chilena, mientras Arria compraba los boletos de vuelta para él y la familia Letelier y se mudaba del lujoso Hotel Carrera a la residencia del Embajador de Venezuela, Antonio Arellano Moreno, en Caracas se cocían habas de otro color. Se cumplía el primer aniversario del bombardeo a La Moneda y la caída de Allende. Para la efemérides, alebrestados por las informaciones oficiales sobre la reunión entre Arria y Pinochet, los estudiantes de la UCV apuraron la organización de una marcha de protesta, para denunciar al funcionario venezolano que le hacía la corte al dictador austral. Cuando Arria volvió a Caracas, escoltando al liberado Letelier, se apresuró en declarar ilegal la manifestación; pero esta vez, sólo por esta vez, la excesiva discrecionalidad del Gobernador se vio recompensada por la complacencia del estudiantado. La convocatoria a marchar fue suspendida. Tres años después moría Letelier en un atentado dinamitero en Washington. El bien informado Arria deslizó a la legación estadounidense en Caracas su certeza de que los hermanos Novoa, en combinación con las facciones más radicales del terrorismo anticastrista, habían llevado a cabo el raid. Pero el FBI desestimó esa versión, que tras 24 meses de pesquisas ese organismo y jurado norteamericano terminarían por corroborar. Nuevamente Arria viajaría por su viejo amigo, ahora para trasladar el cadáver desde Estados Unidos hasta un nicho en el Cementerio del Este de La Guarita. Y entre quienes los recibieron se veía a varios chilenos, antiguos reclusos del campo de concentración de Dawson, que estaban trabajando con Arria: Darío Pavesi, ex Director del CORFU, o Arturo Girón, ex Ministro de Salud convertido en médico de cabecera del superejecutivo Arria. La diáspora chilena no fue la única en Pi»

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conocer los favores del benefactor venezolano. En la Gobernación, Arria hizo punto de honor la eliminación del quemadero de basura de Ojo de Agua; logró convertirlo en un relleno sanitario, metamorfosis que quiso celebrar con un evento tinto en el desproporcionado refinamiento al que es tan afecto: la Orquesta Sinfónica Venezuela animó con sus acordes clásicos las chabolas circundantes al basurero. No fue mucha gente. Pero sí se encontraba el técnico centroamericano al que Arria había puesto a cargo de la supervisión de los trabajos de relleno, el ingeniero José Napoleón Duarte, un lustro más tarde presidente de El Salvador. Más tarde reuniría una peña argentina en torno suyo en el Ministerio de Información y Turismo: el escritor y periodista Tomás Eloy Martínez, quien ya estaba en Venezuela; Rodolfo H. Terragno, luego superministro del gobierno Alfonsín, y Miguel Angel Diez, actual editor de la revista Uno en Madrid, a quienes trajo desde Buenos Aires. Después se sumarían Raúl Lottito y hasta Juan Fresán, el díscolo diseñador al que muchos achacan la autoría de un mueble emblemático de Arria: la biblioteca en el Country Club, cuyos anaqueles terminaban en filos que reproducían en madera los perfiles del propio Diego, de Tiqui y de sus niños. La creación en verdad era de Mario Cerolli, un escultor italiano amigo de Arria, autor del Monumento al Inmigrante, hasta hace poco arrumado junto a una curva de la avenida Boyacá. Cerolli, en otra travesura, cinceló sobre el cielo raso de una capilla italiana, hecho por encargo, una escena celestial en la que los ángeles llevan los rostros de famosos de la escena italiana y europea. Dos de los querubines muestran facciones de picardía: son las de Arria y Carlos Andrés Pérez, ambos en el cielo. La pandilla argentina seguiría a Arria cuando dejó el gobierno, atizado por Luis Piñerúa y la ortodoxia adeca, para asumir los riesgos de una campaña electoral independiente. Todos le aseguraron que era tiempo de cosechar la popularidad desperdigada; y Diego desempolvó los conjuntos safaris, gatrapate¿ un opúsculo y se preparó para un manjar electoral, quizás olvidando que a él, Sísifo venezolano, después de tanto tiempo de buena estrella, le tocaba ser arrollado por la roca al despeñarse de vuelta al valle. 70 Exces0 Diciembre-Enero 1990

ste 8 de diciembre Diego Arria cumple 51 años; una posta propicia para los balances. En números rojos destacarán los exiguos 60.000 votos con los que el electorado desoyó su llamado. Pringando la contabilidad, estarán las huellas de la marea de acusaciones que casi lo ahogó al fin de su gestión: chanchullos supuestos en las negociaciones de los terrenos de Itagua, de Camurí Chico, de La Hoyada. Por fin, en octubre de 1980, se le dicta, junto a Luis Teófilo Núñez Arismendi y otras cuatro personas, auto de detención por las averiguaciones en relación a la objetada transacción por unos terrenos en Antímano, en lo que —si no hubiera sido por el pudor de sus colegas que pusieron las barbas en remojo— bien podría haberse llamado el Caso de los Editores. Tras unos días de

solicitado por la justicia, coincidió con una extemporánea convocatoria de los accionistas de la empresa editorial. La asamblea entre gallos de medianoche aprueba un aumento de capital; Arria, ausente, queda relegado a la liliputiense dimensión de un accionista ínfimo y El Diario, por arte de prestidigitación, pasa a otras manos. Apremiado por estos acontecimientos, todavía le aguarda una amarga celada: en junio de 1982 muere su madre, doña Yolanda, víctima de un cáncer que ya, casi una década antes, la había llevado a desistir del manejo de su propio restaurante de especialidades criollas, El Mantuano, en Las Mercedes. Y seis meses más tarde su única hija, Carolina, entonces de 22 años, agoniza por dos días tras ser atropellada por un camión cerca de New Haven, Connecticutt. Bien no fuera por la nefanda racha, Arria paró en New York. Primero en un apartamento cerca a Madison Avenue y la 62; lue-

n New York se asoció con Donald Trump para promover Television City, uno de los mayores proyectos urbanísticos de la ciudad. confortable fuga, Arria se entregó a sus 4ntiguos subordinados de la zona 2 de la Policía Metropolitana, en El Junquito. No era el primer zarpazo que lo hería. El loop de la fortuna había torcido poco antes, durante su breve exilio. En 1979 había fundado El Diario de Caracas; según la leyenda negra, David Graiver, el financista montonero, habría sido quien sembró la inquietud editorial en Arria. En realidad, fue José Gelbard, ex Ministro de Economía del último gobierno de Perón, quien le sugirió hacer un tabloide en el estilo de la gran prensa europea, interpretativa y selectiva. Al frente del proyecto quedaron sus consejeros argentinos: Martínez, Terragno y Diez. Pero las exigencias financieras del arranque lo obligaron a invitar al aquelarre accionario a los puntales del grupo 1BC. La partida de Arria,

go a otro, más lujoso, en la calle 57, que dominaba un formidable cuadro de la pareja Arria-Atencio vestida en blanco. No era de Warhol, como algunos quisieron, ni de Peter von Arstens, como otros pensaron; era de Jorge Stebert. Pero el piso fue la base para una nueva etapa más ambiciosa. El escenario de Arria dejó de ser el Club Caribe de Tanaguarena para ser el 21 de Manhattan, o las fiestas con Plácido Domingo, Botero o algún Kennedy. Y los negocios sufrieron una mudanza en escala equivalente. El ramo de bienes raíces le deparó una creciente fortuna.

Con Hank González, una suerte de émulo mexicano, entrepreneur y populista a la vez, fraguó fructíferas aventuras comerciales. De su negociación estelar llegaron ecos a Venezuela: Lincoln West, un megaproyecto en sociedad con el multimillonario Donald


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Trump, que aspiraba renovar unas 13 cuadras del noroeste de Manhattan. A la postre, Trump compraría todo el proyecto, y lo rebautizaría como Television City. Pero en sus pretensiosa arquitectura quedaría el rastro indeleble del pensar en grande de Arria. Parecía el momento de volver a Venezuela. Las cicatrices eran muchas, y aunque parecían restañar tras cuatro años de exilio, el inicio de la nueva era exigía un sacrificio ritual. La relación con Tiqui Atencio fue la ofrenda. María Eugenia Maury, ex esposa de Gilberto Correa, desde entonces le hace el quite. Instala en Las Mercedes su holding de comunicaciones mientras su viejo mentor, Carlos Andrés Pérez, vuelve a estar en campaña: nunca se incorpora al comando oficialmente, pero CAP no puede despreciar los consejos de un hombre que ha asesorado a Virgilio Barco, Carlos Salinas de Gortari, Felipe González, entre los victoriosos, y Michael Dukakis, asesorías que encontraron pagos más utilitarios que el meramente monetario. Como el presidente, Leopoldo Sucre Figarella ha requerido de sus servicios, incluso ahora, cuando una previsible arremetida contra el zar guayanés podría afectar sus dominios. Sin embargo, el acceso de Arria a Miraflores no es tan fluido; las cortapisas ya no emanan de los recelos de Acción Democrática solamente, sino del cauto sentido de posesión de una dama de palacio. A 15 años de su zenit precedente, la mención de su nombre como posible Ministro de Comunicaciones alarmó a más de un diario. Pero en las dietas del poder, todavía se preguntan para conjurar el enigma: ¿quién teme a Diego Arria? E.S. <Ay)

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con t icicy, en la campaña presidencial del 78, un recuerdo en Super 8 y una derrota may r.

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LOS AÑOS DEL APOCALIPSIS

DEUDA ..;.\.11 k.

Que no cunda el pánico, pero llegó la hora cero: el 1 de enero comienza el conteo previo a la hecatombe universal anunciada por las profecías decimonónicas. ¿Serán los 90 la cita con el fin del mundo? TIA

a Metrópolis del año 2026 de Fritz Lang, o la ciudad de Los Angeles versión 2019, prevista por Ridley Scott: ambas, muestras de sociedades angustiosas y despersonalizadas, pero no mucho menos tolerables que la actual. Y ambas, además, predicciones más amables que las catástrofes depurativas contempladas en las profecías que desde hace siglos anuncian un albedrío a plazo para la humanidad. Sobre todo, porque el plazo está por concluir. Si por verosímil y comparativamente optimista, el cine ha reemplazado a las profe-

cismo o padecer, por el contrario, un sangriento mentís. Lugar común de las más célebres profecías, la década de los años 90 habrá de ser la oportunidad de una cadena de desastres y hechos extraordinarios, un colapso de la civilización que tradicionalmente se ha llamado el fin del mundo. Sin duda, se trata de un síndrome de fin de milenio: el traspaso de un umbral siempre despierta temores. Sin embargo, desde hace algún tiempo los oráculos arrastran el lastre del desprestigio; disminuidos a una abigarrada colonia de atlantófilos, ufólogos, excéntricos, charlatanes y chiflados, vivianes de toda calaña. Jung, en la década del 30, se interesó en el estudio de los trances premonitorios. Pero ni siquiera así las profecías recobraron' el lustre, marchito tras dos siglos de revolución tecnocientífica, a lo que tampoco contribuyeron las muy especulativas y nada rigurosas reseñas de Erich von Dani-

cías finiseculareg en á imaginario del mundo postindustrial, lo cierto es que a la medianoche del 31 de diciembre de 1989 se inicia la cuenta final para refrendar todo escepti-

kn, Charles Berlitz y Rodolfo Benavides. En el alambicado tenguaje de esas profecías, sin embargo, muchos se empeñan en decodificar los signos de una hecatombe pa-

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ra la década que comienza. Según ellos, nada reconfortante nos aguarda para los 90. Para conocer una crónica adelantada de lo que podría ser la década que viviremos en peligro, habrá que respirar profundo antes de pasar revista a las inquietantes predicciones de lo que vendrá.

Tras el comodato ganado a sangre y fue-

go, primero por Francia, después por Inglaterra, sobre Egipto, científicos y místicos europeos empezaron un peregrinar indagatorio —que continuaría por todo el siglo XIX— hasta la Gran Pirámide, llamada de Keops, a las afueras de El Cairo. Como en un peculiar hobby victoriano, numerólogos de todo el continente, en particular británicos, mensu-


raron la construcción hasta agotar todos los retruécanos matemáticos que escondía: el perímetro de la base es igual a 365,04, es decir, el número de días del año solar; al dividir ese perímetro entre el doble de la altura, se obtiene 3,14159 ó Pi, un número clave de la geometría; la altura de la pirámide multiplicada por un millón equivale a la distancia que separa ala Tierra del Sol durante el equinoccio de otoño; y mientras otro torrente de guarismos, difícilmente atribuibles a alguna casualidad arquitectónica, se exprimía a partir de las antiguas piedras, divertidamente se concluyó que la Gran Pirámide era una suerte de monumental regla de cálculo astronómico. Por eso cuando en 1865 el escocés Robert Menzie presentó un pliego de cálculos para respaldar sus tesis particulares en tomo a la utilidad de la faraónica obra, pocos se exaltaron; podía tratarse de los apuntes de otro sagaz desocupado. La sorpresa vino cuando Menzie enunció: "El sistema interior de pasillos y cámaras es una representación cronológica de las profecías". Y remachó su barrunto diciendo que, en verdad, la Gran Pirámide era la transcripción pétrea del Libro de los Muertos, la Biblia egipcia. Quienes se aventuraron a seguir las pistas de Menzie obviando todo bochorno académico verificaron que, asociando un valor cronológico a cada pulgada, la escala axil de la Gran Pirámide equivale a un trecho de 6.000 años de historia. Y además, que en el caprichoso trazado de los pasadizos internos, cada quiebre y cambio de dirección correspondía al final de un determinado período de la Humanidad. Esa bitácora finaliza sobre el friso de la Cámara del Rey, el nivel superior de las intrincadas escalinatas interiores, también identificado por el cotejo con el Libro de los Muertos como la Sala del Juicio. El conteo concluye el 17 de setiembre del año 2001. Otra tradición piramidal, la azteca, precisa también un itinerario vital de unos 13.500 años para la Tierra, descrito en cinco tramos o soles: el actual período, el último o Sol del Terremoto —011in Tonatiuh-- habrá de terminar el día 4-011in, tal como se inició, con

la llegada de Quetzalcoatl, el misterioso profeta barbado, Gran Señor de Tula. Esa nueva visita será precedida por 52 años de destrucción, que empezaron a correr en 1953 y no antes, como equivocadamente creyera Moctezuma, al reconocer en el desembarco de Cortés el eventual retorno de Quetzalcoatl y, con él, la señal de un prematuro desahucio del planeta. En épocas precolombinas, creían los aztecas, sólo los rituales sacrificios humanos aplacaban a los Dioses y prevenían los desastres. Pero, ¿y ahora?

an remota e inmutable como esos pronósticos, es la ancestral observación del movimiento de precesión equinoccial —el movimiento retrógrado de los puntos equinocciales— y su simultaneidad con el discurrir de ciertas etapas históricas, paralelismo que ya anotara Platón. Serge Reynaud de la Ferriére, un místico francés que quiso conjugar ciencia y espiritualidad, explicó de esta manera, transcrita por su discípulo David Ferriz, el fenómeno: "La atracción de la gravedad causa que el eje inclinado comience a tener recesión en la parte superior, describiendo la superficie de un cono... "La fuerza que causa que el eje de la Tierra tenga precesión es ejercida por el Sol y la Luna sobre la ligera protuberancia equinoccial... "El efecto de esta fuerza es cambiar la dirección del eje, no su inclinación; el eje permanece a 23Q 27' mientras describe la superficie de un cono cada 25.920 años... "Los equinoccios se mueven con la rotación del eje, haciendo también una revolución cada 25.920 años...con un desplazamiento de 72 años por grado de arco en la eclíptica. Dividido en 12 partes, corresponde a cada una un promedio de 2.160 años pa-

ra cada Era Precesional ...I as variables de la precesión equinoccial, a pesar de su insignificancia en el tiempo, pueden ser investigadas con precisión para facilitar la minucia histórica". Según el punto de referencia, una nueva Era Precesional, la de Acuario —cada una se identifica por las coordenadas estelares correspondientes—, se inició en 1948, 1953, ó 1967, al expirar los 2.160 años de la de Aries o del Carnero. Así como ésta fue marcada por el auge y decrepitud de la civilización judeocristiana, y su precedente, la de Piscis, lo fue por el esplendor de las culturas sumerio-babilónicas y derivadas, la de Acuario debe ser escenario de un nuevo orden que apenas se está gestando, pero cuyo parto sólo será consecuencia de un período de grandes tribulaciones. ¿Un holocausto nuclear? ¿El efecto invernadero? ¿El Sida? ¿Todos al alimón? El fórceps de la nueva era sería en todo caso lo que Michel de Nostradamus previó en el siglo XVI. Nacido en 1509 en Saint-Remy (Francia), médico y vidente, Nostradamus se enclaustró para recibir los favores de Catalina de Medicis —una ferviente esotérica— y posteriormente de su hijo, el rey Carlos IX. Las deferencias reales se verían empequeñecidas, sin embargo, por la celebridad que sus Profecías, desgranadas en cuartetas, alcanzarían cuatro siglos más tarde, popularizadas por el cine y la TV. Las oscuras metáforas de Nostradamus, propias de iniciados, no velan la claridad cronológica con la que describe el fin de la era: "El año 1999, séptimo mes, Un gran rey del terror bajará de los cielos, Para resucitar al gran rey de Angolmois, Por esta época, Marte reinará para la buena causa" (...) "Transcurridos veinte años del reino de la Luna Siete mil años otro tendrá su monarquía Cuando el sol tome sus días cansados Entonces cumplida y consumada mi pro- gilm.

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fecía". Otro protegido de la cuadra de Catalina de Medicis, Ulrich de Mayenco, escribía entre tanto sus 46 volúmenes de profecías, titulados Arbor Mirabilis, donde asentó su fulgurante visión para finales del siglo XX: "Una gran guerra, donde surge sobre una roca inaccesible un gran gigante con muchas cabezas, cada una de diferente animal, con tentáculos en lugar de brazos y piernas. El monstruo gritará: «Criaturas del fuego, volved al fuego, ya que no habéis podido entenderos». Esa guerra terminará por un retorno ala era primitiva". Una extemporánea coincidencia con Albert Einstein, quien alguna vez, preguntado en una conferencia sobre cómo esperaba él que sería la Tercera Guerra Mundial, hizo un chiste cruel: "No sé cómo será la Tercera. Pero sí sé que en la Cuarta se combatirá con piedras y palos".

a sido en los píos corrillos de la Iglesia Católica donde las profecías encontraron el más feraz de los caldos de cultivo. La profecía absoluta, el Apocalipsis de San Juan, o Libro de las revelaciones, fundamenta el resto de las proyecciones cristianas: una catástrofe final en la que la jurisprudencia divina castigará a los pecadores y vengará los sufrimientos de los inocentes. Pero, ¿cuándo? Entre los crípticos renglones del evangelista, relicarios de arcaicos conocimientos de astrología y esoteria, los estudiosos han

casi siempre debidas a canonizados o canonizables, en el Vaticano apenas se les concede un rango oficioso. Las estrofas dedicadas al fin de la Iglesia —acontecimiento equivalente en ese código al fin del mundo— y escritas por el búlgaro San Metodio, la sueca Santa Brígida, o la alemana Santa Hildegarda, en las umbrosas simas de la Edad Media, no cuentan aún en el siglo XX con acreditación pontificia alguna. Quizás más justificadamente, las notables Profecías de los Papas, atribuidas a San Malaquías, tampoco han logrado la sanción eclesial. El irlandés Malaquías O'Mongcris (1094-1148), Obispo de Armagh, habría escrito 112 consignas o divisas que definirían, de un modo entre metafórico y literal, las 112-gestiones papales que restarían desde la sucesión de Inocencio III, el jefe de la Iglesia por esos días, hasta el fin de Roma.

El inicio de una nueva Era Precesional sugiere el próximo ocaso de la civilización judeocristiana. Los oráculos profanos de entonces se caracterizaron por la precisión de sus vaticinios. La Sibila de Praga, en 1658, con pulso cronométrico anunció para 1997: "Nuevos nubarrones oscurecen la Tierra, envolviéndola en hielo y oscurecimiento. En el día de Santa Verónica (4 de febrero), la Humanidad lanza un grito de espanto y terror. Se estremece la Tierra y Dios ejerce un juicio terrible. Pocos fueron los sufrimientos pasados, en comparación a estos golpes del destino". En ese aciago día de la década que se inicia, "aún perduras, mi Praga querida, pero también para ti suena la última hora. Del

creído encontrar una indicación: "Vi un Angel, tomó al dragón y lo encadenó mil años. Y lo arrojó al abismo y lo encerró allí hasta que se cumplieran mil años. Después de esos dos mil años, y cuando estén cumplidos, Satanás será desatado. Entonces llegarán las grandes tribulaciones del fin del mundo" (X X,4-6). Si el Angel es Cristo, la prescripción del confinamiento de Satanás coincide con el término de los dos milenios de historia eclesiástica, es decir, el próximo año 2000; pero, de acuerdo a quienes objetan la fecha establecida del nacimiento de Cristo, para ubi-

ate viaii un dragón terrible, que con sus nueve veces noventa ojos escupe relámpagos mortales, y sus fauces muy abiertas exhalan aliento venenoso".

carla el año 6 a.c., la cita letal podría estar fi-

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jada para 1994. A esta interpretación, sin embargo, así como a todas las demás profecías cristianas,

Durante toda la Edad Media se rumoró acerca de la existencia de tales profecías, rumores alentados por la mención que hace San Bernardo, biógrafo y amigo íntimo de Malaquías, de los dones premonitorios de su colega irlandés. Finalmente en 1595 Arnold de Wion, un benedictino flamenco, dio a conocer su versión de unos manuscritos de Malaquías resguardados en el Monasterio de San Benito de Mantua. Una pasmosa similitud entre las divisas prescritas por Malaquías y la personalidad o ventura de los papas correspondientes ha

otorgado un gran prestigio a esas profecías: asignó al primer papa de su lista, a quien no conoció, Celestino II, la sentencia latina de Ex Castro Tiberis ; Celestino había nacido en la ciudad de Castello, junto al río Tíber. Al ale.



segundo Papa, Lucio II, lo llamó Inimicus Expulsus; y el apellido de paisano de ese pontífice era Cacciaenemici, en italiano, lanza-enemigos. El polaco Karol Wojtyla, el actual Papa Juan Pablo II, vendría a ser el número 110 de la milenaria nómina, asociado a la divisa De solis laboris. Faltaría un penúltimo, identificado con el lema De Gloria Olivae, y finalmente Petrus Romanus, Pedro como el primer Papa, quien tendría que lidiar con las grandes tribulaciones que anteceden al juicio final, entre ellas, la destruccióilde la ciudad de las siete colinas, Roma: "In persecutione extrema Sacrae Romanae Eclesiae sedebit Petrus Romanus, qui pascet oyes in multius tribulationibus quibus transactis civitas septicollis diruetur: el judex tremendus judicabit populum". Si se considera que el promedio de cada

as historias de iluminados no son efluvios exclusivos del pasado más remoto. En este mismo siglo, un heredero de las llaves de San Pedro espantaría nuevamente a la cristiandad con sus profecías. Angello Roncalli, Arzobispo de Mesembria y entonces delegado apostólico en Turquía, pero además un reconocido iniciado, en 1935 escribió sus Profecías. El peso específico de ese cuaderno se incrementaría en la misma medida en que su autor, Roncalli, llegaba a ser Juan XXIII, el Papa bueno. Aunque sus traductores entienden que la

El primer emperador muere de hambre encerrado en la torre de su sueño. El segundo emperador, en el desierto, atacado por los desconocidos animales de la peste. La hija de Caín ha ido a predicar al norte. Siete años de lujuria en la nueva Babilonia. El séptimo año cae el séptimo velo de Salomé, pero no hay emperador, no hay nadie capaz de levantar la espada y cortar el cuello de Juan. Se acerca el momento". Entre la multitud de psíquicos y visionarios de circo que pulularon desde el primer cuarto de siglo en los Estados Unidos, apenas un puñado lograría salvar el tamiz del descrédito y hacerse de un nicho en los anales universales de la profecía. Entre ellos, Jeane Dixon, neoyorquina, mejor conocida

Al!

San Malaquías, Juan Pa11 0‘ Según blo II debe ser el antepenúltimo Papa antes del Juicio Final. período papal ronda los siete años y medio —término que, por cierto, Juan Pablo II, consagrado en 1979, ya rebasó con largueza—, muy probablemente la asunción de ese último Papa, el 112 según San Malaquías, se consumaría en la década de los 90. Apostilló a San Malaquías el Venerable Holzhauser, un místico alemán del siglo XVII, que en su célebre Opusculum visionarum variarum vaticinó el cisma de la Iglesia en Gran Bretaña, amén de anunciar el fin del mundo tras la elección del último Papa: "Este ángel es el último Pontífice Romano...será el predecesor inmediato de Jesucristo en su segunda venida, como San Pedro fue su sucesor en la primera...No habrá ningún Pontífice que lleve el nombre de Pedro excepto el primero y el último". 76

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fecha prevista por Juan XXIII para la hecatombe es el año 2033 —luego de varios extraordinarios sucesos, como la muerte en Berlín de la primera mujer Presidente de los Estados Unidos—, para este fin de siglo también auspicia trances difíciles: "Es la época de los dos emperadores. Y la Madre no tiene Padre porque muchos desean serlo. Y los que se enfrentan apoyan a dos. Se alzan los gritos y se levantan las barreras del combate, pero ya sale del agua la Bestia. Y la escasez frena a los ejércitos. Los hombres creen morir.

Y tras la escasez, la peste. Dios ha desencadenado la guerra de la Naturaleza para impedir la guerra de los hombres.

como la Vidente de la Casa Blanca desde que Franklin Delano Roosevelt la consultara un par de veces, poco antes de morir en 1945. Según Dixon, de 1990 al año 2000, "una mujer estará en la presidencia de los Estados Unidos, un Papa será herido", pero por sobre todo, "la humanidad sentirá la fuerza de un gran hombre espiritual que nació el 5 de febrero de 1962, poco después de las 7, en el Oriente medio, que aumentará su poder hasta 1999". ¿El rey del terror de Nostradamus? ¿El anticristo? ¿Said Raydán? Sea como fuere, llegó la hora de enfrentar el dilema: si en los próximos diez años no ocurre ningún cataclismo terminal en el planeta, habrá que decretar, por invalidación, el fin de las profecías. Lo contrario será peor: estaremos a las puertas de vivir —y morir— el fin del mundo. E.S. COY)

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tEXPIATORIO~» El caso Recadl tiene su Libro Gordo de Petete: el único detenido, después del gran escándalo montado por el Juez La Rin OS ND Fuk Wing, cuya larga marcha se agota en la cárcel de El Junquito, mientras clama inútilmente por una Inocencia que está tan probada como su culpa. En ese limbo, el empresario chino pasa las navidades. 78

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a aventajada superficie que ocupa el Internado Judicial de El Junquito contrasta con los promontorios aledaños, remecidos por los ranchos que acribillan el paisaje. Paradójicamente, las miserias de la libertad golpean, sin rubor alguno, las recelosas miradas de los procesados. Ho Fuk Wing, el único empresario cautivo por la fugaz intervención del juez Luis Guillermo La Riva en el caso Recadi, prefiere la intimidad de una pequeña habitación, a los privilegios de una mañana estival en el patio del retén. Al escuchar que tocan a la puerta, abre escudado en un silencio proverbial para contratacar de inmediato: "Disculpe que no lo pueda recibir con las atenciones del caso, pero fueron ustedes —los periodistas— quienes me hundieron en la cárcel". Un televisor Sony de 19 pulgadas recoge las incidencias de la última fecha del futbol italiano. Ho, embutido en un short de lycra como única vestimenta, sigue la transmisión del encuentro. Pero el dormitorio es lo suficientemente pequeño como para que un recién llegado contamine la atmósfera. El hombre pulsa el control remoto y la imagen se diluye en un fondo negro. Pronto se cala una franela de algodón, propone tomar asiento y beber un café: "Yo llegué a Venezuela en compañía de tres hermanos, procedente de Hong Kong en 1972. Mi padre, que había emigrado mucho antes gozaba ya de la nacionalidad venezolana y tenía un restaurante de comida china en el centro de Caracas". Plataforma que sirvió para un despegue académico en ingeniería electrónica. En los años de la libre convertibilidad, cuando el mismo James Bond tasaba sus honorarios en dólares, francos suizos o bolívares, Ho supo poner la proa frente a los proveedores de cauchos y maquinarias agrícolas que operan desde mercados tan disímiles como competitivos: Estados Unidos, China Popular y Japón. Un traspiés, como toda incidencia tribunalicia, reseñado en 1987, habrá de configurar una sutil pero endemoniada venganza: "Ese año yo

denuncié a Valentín Caruci y a José Gregorio Rodríguez, quienes comandan una banda de extorsionistas. Con mis empresas utilizaron el mismo modus operandi que emplearon contra la compañía Balgrés". Lo que no asegura Ho es si la denuncia que interpuso el diputado Carlos Tablante ante el juez La Riva se hizo en combinación con aquellas personas. "Eso no lo sé, pero el entonces candidato a la gobernación de Aragua armó todo este escándalo para subir en las encuestas. Soy un preso político de estas elecciones. A esa conclusión llegamos el doctor Nicomedes Zuloaga y yo, durante los meses en que coincidimos en la cárcel". Conforme se acerca la hora cero para la transferencia de Hong Kong a la República Popular China, los principales hombres de negocios de la isla abandonan el mercado financiero más importante del sur de Asia para instalarse en vetustas oficinas del centro de Vancouver, sobre la costa oeste del Canadá. Ho no se lamenta de haber anclado en el Tercer Mundo, en este recodo de la América del Sur, pero bromea: "para decirlo en la jerga carcelaria, estoy precisamente en canadá. O sea, pagando cana". media mañana, el sol remonta el quiebre topográfico y aterriza con fuerza sobre el muro del retén. A la derecha de una puerta blindada se agolpa una fila de hombres; los guardias los obligan a correrse para abrirle paso a un jeep blindado que enfila repleto de presos, rumbo a El Rodeo. "Esos van para el infierno", se escucha en la fila. "El Junquito es una beca. Aquí hay cursos, hay de todo". Hasta un comité de relaciones públicas espera en un pasillo que sirve de antesala. "¿Esta es la primera vez que usted viene de visita?" —inquiere uno de los reclusos, casi anticipando una respuesta afirmativa. "¿Y a quién viene a ver? ¿Al Chino Ho?", aclara después de escuchar un balbuceo. En el trayecto a la habitación promulga otra de sus ocupaciones en un tono muy peculiar: Do

you speak english?" , a lo que obtiene un only spanish como indecorosa respuesta. De reojo suelta: "Good, my friend, very good... Bien, yo también me ocupo de impartir los cursos de inglés". n cinco meses de reclusión, "un tiempo inactivo, perdido", Ho se ha limitado a leer un revisterío internacional que abruma, "atiendo a mi familia en esta pequeña habitación" —algo comprometido, como se verá más tarde, cuando su esposa Nereida y el primer vástago del matrimonio, Jorge León Ho de apenas dos años, comparta inquieto la estrechez de su encierro—. "A veces troto, aunque algunos me obligan a descansar, pero no he sentido curiosidad por los cursos que imparten aquí". Congela la mirada, y cae en la cuenta con una sonrisa: "¿Acaso puedo hacer un posgrado de electrónica?". La cruzada del diputado Carlos Tablante iba a encontrar invariablemente una estación carcelaria, previa a los tribunales, punto de llegada. Un trasbordo que nunca suele desestimar el encuentro con los periodistas, potentes amplificadores de su palabra. "Yo he tenido que hacer de policía", ha dicho el diputado en clara alusión a las carpetas de un prontuario que invade la competencia de un tribunal. "Documentos que prueban que el chino es un empresario", ataja su abogado defensor, Sin Sun León. Las fisuras del expediente inspiran a la defensa una estrategia que abarca desde pequeñas deficiencias hasta algunas cuestiones que parecen auténticas perogrulladas. Hay dos frentes activados por la defensa, en respuesta a la jurisdicción de Salvaguarda, donde se ventila el expediente. "En la investigación —aclara el abogado— tiene que corroborarse que la institución u organismo defraudado (Recadi) es un ente público de los indicados en el artículo 4 de la Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio Público, o bien que el Estado tienen intereses mayoritarios en el mismo y se ajusta a lo requerido en diExces0

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cho artículo". En su opinión, estos son unos de los tantos supuestos que no han sido probados. Pero hay más, esta vez con relación al chino. "En ninguna parte se prueba que mi defendido sea funcionario público; o bien, que es un particular que mantiene o está bajo una contratación con Recadi (algo que no ha sido suficientemente determinado en la investigación); o que tales fondos, bienes o recursos hayan sido entregados al indiciado o de alguna forma manejados o distraídos por él del ente estatal". Las empresas de Ho Fuk Wing salieron a flote en la cloaca de las divisas preferenciales, una vez que aparecieron en los listados de la prensa como beneficiarias de la conformidad de importación por 25.6 millones de dólares, para traer al país 143 cosechadores agrícolas. Y la investigación revienta porque el chino no se ha tomado la molestia de afiliar sus compañías a los gremios empresariales que funcionan en el país, por lo que Tablante presume que se trata de "empresas fantasmas". Pero el abogado defensor aclara que "ni los decretos relativos a Recadi, ni el Código de Comercio, ni el Código Civil, ni la Ley de Impuesto Sobre la Renta, ni el Código Orgánico Tributario, ni las ordenanzas municipales, prohiben la constitución de empresas, y menos aún, que funcionen en un solo local". Ho las inventarió en 18 con "papeles en regla; algunas operando, otras no", domiciliadas en la calle París de Las Mercedes y con varios depósitos, ubicados en las principales ciudades del país.

cial, que les será vendida, no regalada, ni cedida, ni prestada. Es decir, que comprarán las divisas en un mercado de cambio controlado". Pero en el expediente no hay ninguna prueba de que el chino o sus empresas hubieren recibido monto alguno en divisas de parte del Gobierno Nacional. Lo que sí llegó a sus manos fueron las conformidades de importación, "que en ningún caso constituyen un título valor, un bien negociable y de ninguna forma circulante", dice el abogado. Esto es, el chino no ha visto un solo dólar del Estado. orno empresario, su destino estaba cantado: presentar las conformidades de importación ante un banco; abrir las cartas de crédito a nombre de sus empresas, respaldar la negociación con su patrimonio y varios empréstitos (algunos cedidos por instituciones bancarias y otros por sus proveedores), esperar 180 días para cancelar el monto de las divisas, al que aluden los documentos, y finalmente ganar su parte en el negocio, en una ruta que siguieron otros como él, acorralados por el gobierno. Pero Ho se quedó en el camino, mucho antes de que fueran desconocidas las cartas de crédito pactadas inicialmente al cambio de 14,50. En la vía La Guairita —Hacienda La Encantada—, las autoridades decomisaron un lote de 20 cosechadoras, que llegaron al país a bordo del buque Alma llanera. "Si fueron introducidas ilegalmente al país,. mi defendido debe ser juzgado por contrabando, pero la documentación que presentó el capitán del barco ante las autoridades, en un documento que fue elaborado únicamente por él, se incluye la importación del chino, entre otras mercancías que fueron embarcadas, en containers o como piezas sueltas", aclara el defensor. Sin embargo, el juez La Riva ordenó enajenar los bienes del chino, congeló

espués de varias lecturas de la denuncia, León ha sacado en claro que del texto de la misma se desprende "que hay una relación necesaria entre unos comerciantes, sus empresas y la Oficina de Régimen de Cambio Diferencial (Recadi); que las empresas debidamente constituidas, con sus registros, solvencias, insCripGi0ne5 1

SUS cuentas bancarias y embargó las 25

han optado por importar ítems que han de ser cancelados por ellos, no por el Estado, pero que para la cancelación de los mismos recurren a una divisa preferen-

cosechadoras requisadas por las autoridades. "A mí este proceso me ha ocasionado pérdidas millonarias. Espero que el Tribunal resguarde un patrimonio

80

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que me ha costado 16 años de trabajo. ¿Pero qué puedo decir? Mi libertad, que es lo más importante, está en manos de los magistrados". Ho le pide a su esposa otra ronda de café. En tanto, una despensa al descubierto deja ver una cocina portátil de dos hornillas y casi todos los ingredientes para sazonar un Chop Suey, como en los viejos tiempos. Una nevera de cinco pies contiene las vituallas del caso y la diferencia de una gavera de refrescos, medio vacía. "No lo crea, aunque parezca lógico no me voy de Venezuela. Toda mi vida la hice aquí. Mi mujer es de Acarigua y mis hijos son venezolanos. Bien o mal, me quedo". Unos cuantos cambios se han producido en la cárcel desde que se marchó el doctor Nicomedes Zuloaga. Los 800 litros de agua que a diario traía un camión, y de los cuales el empresario apenas utilizaba una fracción ínfima, ya no recalan en las instalaciones de El Junquito. "Por ahora, el agua no ha hecho falta", conviene el chino. Pero la Guardia ha vuelto a sus viejos métodos de esposar a los reclusos, durante el traslado al tribunal. "Puede ser que en Venezuela encuentres a un hombre tan honorable como yo, pero no más que yo", dice Ho con cierta amargura. "No voy a salir esposado a ninguna parte, porque no soy un delincuente, aunque los periódicos se hayan encargado de decir otra cosa. Y lo primero que voy a hacer al salir de aquí es expresarle mi agradecimiento a los viejos amigos que fueron solidarios conmigo". De pronto, Ho se pierde en el laberinto del pensamiento, hilando frases, acaso en chino o en inglés. O quizás sea una falsa alarma, cuando se inclina y suelta en voz baja: "Quiero decirte que en Venezuela las mujeres son mucho más solidarias que los hombres. Algunos amigos me han dado la espalda, pero he sabido que algunas de mis exnovias se han preocupado por mi suerte, cosa que no quiero que sepa mi mujer". Como un consuelo, mientras la gente olvida que el máximo responsable del caso Recadi fue juez y parte en una investigación pospuesta y quizás enterrada. (141V


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ZONA 01101,111111,1

RUBEN MONASTERIOS

LA SEDUCCION DE LA NOCHE

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abemos que la noche es la zona de tolerancia del tiempo, pero nadie puede decir con exactitud cuándo comienza: sólo percibimos un momento difuso e inaprensible en el tiempo y en el espacio; un desmayarse de la luz, un lánguido postrarse de la claridad enrojecida por sombríos fuegos y amarillos vacilantes, llamado crepúsculo, que es a un mismo tiempo el rastro de un día fugitivo y la primera presencia de la nocturnidad. La oscuridad nace con majestuosa lentitud de la luz agónica, y es de noche ; la .negrura se extiende ineluctable opacando las formas de las cosas y su color, y con ella cobran aliento los seres que medran en las tinieblas. En los montes son las bestias depredadoras: compulsadas

golosas, esas fieras, el sabor de la sangre tibia y fresca; y también están sus víctimas, alertadas por el escalofrío de una muerte posible. En las ciudades, con sus noches más entenebradas por el vaho de la basura humana, son otros los seres, aunque idénticamente divididos en dos bandos: los victimarios y las víctimas. Pero con la noche vienen, además, otras cosas; son entes volátiles, alados, translúcidos, intangibles; seres creados por la alucinación o la fantasía, nutridos por nuestras pasiones, anhelos insatisfechos y miedo. Algunos de ellos son beatíficos, otros aterradores.

yr al instinto táriCO.00tIttaen

de todos aquellos condenados a

sus belfos en el rictus salvaje que prepara los colmillos para el ritual de la matanza; anticipan,

vagar errantes, sin tregua, por toda la eternidad. La oscuridad, apenas maculada por ramalazos

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a noche es tiempo de los espantos, de las brujas, de los duendes, de las ánimas y

fugitivos de luz de luna, es el ámbito del vampiro que con su aliento maldito aletarga a la mujer escogida para saciar su sed, a la cual deparará placeres inconmensurables en tanto chupa su vida. Por la noche salen las mariposas callejeras a ofertar sus ajados encantos, y en la penumbra el paseante trasnochador puede ver la brasa de sus cigarrillos iluminando unos ojos impúdicos: uno lleno de tibio amor y el otro lampiño. Más allá, hundidos en la noche, quizá exhibiendo sus imperfectos atractivos a la luz frágil de un farol callejero, están los hombres que quieren ser como ellas; siendo de noche logran velar la sombra de la barba viril bajo las capas de maquillajes espesos, pero ni aún las sombras nocturnales pueden ocultar las membrudas pantorrillas, ni los gruesos tobillos que a veces se doblan al hacerse precario el equilibrio por su falta de

dominio de los enormes zapatos de tacón alto; ruedan ellos- ellas por los vericuetos de la noche con sus cuerpos llenos de silicones que tarde o temprano harán germinar el cáncer; y rodeándoles están los varones animados por la turbia compulsión de aplacar su sexo alterado con algo parecido a una mujer.

la

s por la noche cuando el miserable al que le tocó el lado podrido de la vida hurga en las bolsas de basura, y cuando el jíbaro pasa y cobra. En las turbiedades de la noche se inyecta el infeliz incapaz de manejar los hilos de su propio destino; lleno desde la boca hasta el otro extremo del tubo digestivo sale vuelto loco por ahí, arrebatado en una alegría que él cree centellante, cuando en verdad es más gris que la muerte; y la muerte buscada en cada dosis al fin la encuentra en forma del brutal


choque nocturno que deja los huesos, las fibras musculares, las vísceras y las venas enredadas en un amasijo de hierros candentes. a noche es el tiempo del chulo y del malandro; del asaltante acechador en el rincón sombrío; del ebrioso despistado que vendrá a ser su víctima; del ladrón que busca y del policía que se rebusca. La noche es tiempo bueno para el criminal que lleva la muerte alevosa en forma de bala o de navaja; de noche la sangre de la herida, en vez de verse roja, luce negra, y así se confunde con las demás negruras de la noche. Una noche diamantina, burbujeante y aterciopelada es la del buen vividor acaudalado en su bohemia dorada plena de risueñas

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damiselas de flexibles talle vestidas en lamé , que no obstante andar perfumadas con Chanel, tan mariposas de la noche son como las feúchas busconas de la calle. ambién pertenece a la noche el bohemio pobre, empapado en aguardiente canalla que a veces logra mitigar el hambre de la amanecida con la arepa brindada por otro más afortunado; y es de ella el guitarrista cantor de estacionamientos de clubes nocturnos; su sueño de ser estrella bañada en luces y oros se rompió por el camino de la vida, y ahora se conforma con pasar el sombrero luego de azulear con sus boleros los amores de las parejas apresuradas por el dulce-ardoroso incentivo de continuar su encuen-

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tro en la cama. Imagina el cantor que la noche íntegra es el escenario dispuesto para él, con la luna como reflector cenital, y las estrellas como candilejas, y los stops de los carros como luces de marquesinas que titilan su nombre. Pero el artista triunfador en el gran teatro también es parte de la noche, y solamente la noche y sus misterios lunares pudieron inspirar a Beethoven la célebre sonata y a Chopin sus lánguidas fantasías musicales: por algo las llamó nocturnos. La noche es el tiempo propio y esencial del amor; sabe distinto: más dulce, cómplice y apasionado hecho de noche. on criaturas de la noche las hadas en su constante deambular noctámbulo en torno a los amantes y artistas para nu-

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trirse de la energía magnífica dimanada de ellos; una vez ahí tas, las hadas pasan del nivel etéreo al astral, y cual pulsátiles esferas de luz se alejan en la noche hasta volverse pequeñitas, quedándose al fin prendidas en la infinita soledad oscura del firmamento; entonces uno, el mortal, las llama estrellas. Es de la noche el piloto naval que cuadra su posición en 1 a mar a partir de las hadas inmóviles que supone estrellas, y el astrónomo, observador acucioso de la inmensidad cósmica. Cosas de la noche son los ensueños tejidos en la duermevela y los sueños a través de los cuales accedemos a los fantasiosos universos de la irrealidad onírica; y son de la noche los ángeles y arcángeles, cuyos insustanciales aleteos arrullan el buen dormir de los inocentes. ClIF)

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DI 1A DICHA CAPITAN (R) UBERTO VILLAVENTURA

AÑORANZA DE LA GUERRA

urante las últimas décadas la humanidad parece alejarse peligrosamente de una buena guerra. Tanto los dirigentes de la Unión Soviética como los de las grandes potencias occidentales están haciendo gala de una evidente cobardía y un total desinterés en satisfacer sus necesidades de expansión, de controlar mercados, someter a pueblos inferiores, modificar fronteras e imponer sus ideas por la fuerza a los imbéciles del otro lado. Esta ausencia generalizada de combatividad puede traer graves consecuencias para el futuro del planeta. Aunque por suerte todavía se continúan fabricando armamentos, por cierto cada vez mejores y más sofisticados, al mismo tiempo se nota una preocupante actitud de miedo que ha llevado A (ICSMOIltar

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decenas de los misiles con cabeza nuclear que tanto les costaron a los contribuyentes de las gran84 Exces0

des potencias, o bien a reducir unilateralmente divisiones acantonadas en sitios estratégicos y que se nos inunde con promesas de desarme general. "Esta conducta es una manifiesta irresponsabilidad, y sin que tomemos posición por uno ú otro bando, debemos recordarles que de no surgir un hombre con sentido mesiánico en los altos niveles de la dirección mundial, vamos a llegar al período más largo de la historia sin esas grandes hecatombes que son la base del renacer de la especie, de la formación de nuevas repúblicas y los cambios en las formas políticas. Si bien aún hay guerras locales, como es el caso del Líbano, la h.roica gesta irano—iraquí, y uno que otro foco menor en Asia, Africa y América Latina, que son quienes mantienen vivo el espíritu bélico del ser humano, lamentablemente aquellos que pueden desatar el gran cataclismo universal parecen poco interesados en el asunto. abe preguntarse: ¿saben estos seudo-líderes de ahora la importancia que tienen las guerras en el desarrollo de las sociedades? ¿Es que no se dan cuenta de que si decae la industria armamentista se iniciaría una terrible ola de desem-

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pleo mundial, se estancarían los avances tecnológicos y la fluidez de las grandes operaciones financieras? ¿No tienen noción

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del ser humano destruir a sus semejantes para demostrarles quién es el más fuerte; lo grave es que esta hipócrita actitud pacifista desmoraliza a la juventud y puede producir una disminución en las fuerzas de defensa de los grandes países. De no ser por las series televisivas y esas películas de acción y violencia que mantienen viva la ilusión y el espíritu de conservación de nuestros jóvenes, ya todos habrían caído bajo el dominio de la droga.

de que las guerras son uno de los controles más importantes del desaforado crecimiento de la población? ¿Olvidan que el ejército es el principal bastión del valor, el patriotismo y la moral de un pueblo?

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o que molesta no es el hecho de no haber

in la menor duda, este debilitamiento de la tensión mundial se debe a dos factores: primero, al miedo que existe por las armas nucleares y luego a la pérdida del espíritu de conquista que se vino abajo con las alharacas anticolonialistas que siguieron a la segunda guerra mundial. Lo primero podría ser razonable pero no tiene sentido; la gran hecatombe nuclear, además de inevitable, purificaría el planeta, que como el Ave Fénix siempre revivirá de sus cenizas para dar nuevas y más excitantes formas de vida. La otra, sin que se justifique, se explica porque Europa, agotada por la segunda guerra mundial no podía mante-

a las colonias y prefirió de-

estallado aún la tercera guerra mundial;

jarlas a su suerte . Lo que es la-

sabemos que tarde o temprano llegará, porque como decía Hobbes, forma parte de la esencia

mentable es que los Estados Unidos, la última gran potencia militar y guerrerista del mundo

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se haya ido hundiendo en la vergüenza. 1 ridículo pacifismo del presidente Bush ha llevado a engavetar el hermoso plan de guerra de las galaxias del presidente Reagan, restándole el vigor y la muestra de fuerza que necesita el imperio; él es la causa de que el General Noriega se les burle en la cara, y de que los japoneses le roben los mercados mientras Colombia, Perú y Bolivia les invaden descaradamente el territorio con todo tipo de drogas en un manifiesto acto de agresión. Desgraciadamente los halcones del Pentágono parecen dormir la siesta mientras la generación de los hippies, ya dueños del poder, los sumen en otro vergonzoso Vietnam.

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or su parte, la Unión Soviética ya no es la de antes. El regenerado Gorbachov, multimillonario por los derechos de autor de su famosa Perestroika se olvidó de las banderas de Lenin, de Stalin y Kruschev. Los líderes comunistas, vendidos al brillo de las vitrinas de occidente, entregaron Afganistán a su inmolación y en ellos no se vislumbra ni el más mínimo resto de combatividad. Se les olvidó que la fuente del poder bolchevique está en la violencia revolucionaria y mientras disfrutan acolchados de los privilegios oficiales, le dan la espalda al marxismo, que exalta la lucha entre contrarios, y subliman el empuje que les permitió cogerse media Europa y les dió el respeto en Hungría, Checoslovaquia, Corea y Vietnam.

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nsistimos: el peligro no es que se acaban las grandes guerras para siempre. Lo dramático, lo alarmante, es que mientras llegue la próxima conflagración, la población se multiplica, disminuye la industria armamentista y al no haber nada que reconstruir, abunda el dinero ocioso, que con el continuo crecimiento económico y la falta de mercados producirá un mayor caos y desmoralización en la sociedad de nuestro tiempo. ara los que amamos la guerra queda la esperanza del Medio Oriente. Allí está la actitud patriótica de Israel, el hemico fanatismo musulmán y las calles del Líbano, para recordar el sabroso repiqueteo de las ametralladoras y saludarnos el alma con el aullido ensordecedor de las ambulancias, los excitantes bombardeos nocturnos y ese sorpresivo explotar de los obuses sobre las escuelas, los hospitales y la población dormida. Mientras tanto, limitémonos a recordar.

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oñemos con las grandes leyendas de la raza humana: Alejandro, César, Atila, Genghis Khan, Napoleón, Hitler, Stalin, Musolini, McArthur, los hermanos Dulles, Reagan, Jomeini, hombres que verdaderamente trazaron linderos definidos en las confusas explanadas de la historia. Por desgracia sólo un sueño mientras llegue ese glorioso día en que la China entusiasmada decida extender su territorio. CIL)

JUAN LISCANO

NO HAY AÑO NUEVO

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1 terremoto de San Francisco recuerda que la especie humana no puede liberarse enteramente, como lo desearían la tecnociencia y el ideal de poder antropocéntrico, de los fenómenos naturales. La llegada a la luna no exonera al hombre de su escasez biológica. Capaz de pensar el universo, de fisionar el átomo, no sabe escapar a una enfermedad mortal ni a un conflicto psicológico mayor. No sabe hacer por sí mismo. Las máquinas que inventa hacen por él. Pero a la hora de la verdad, este soberbio creador de satélites artificiales, cohetes interestelares, sondas astrales, posibilidades de exterminación bacteriológica o nuclear, no sabe cómo quitarse un catarro pertinaz, dominar una emoción negativa o detener por un momento los mecanismos divagantes de su cerebro. Por eso, en los tempranos días de su aparición sobre el planeta aceptó la potencia de fuerzas del más allá y los poderes de la naturaleza, ideando técnicas de conciliación, alianza y armonía. Las técnicas mágicas y religiosas, chamánicas y de inicia-

MIRO

ción, produjeron al técnico, quien rompió sus vínculos con la naturaleza y logró servirse de ella para fines de poder antropocéntrico. De modo que hemos llegado paulatinamente a crear la sustitución sistemática de lo natural, telúrico y cósmico, pero siempre dentro de nuestra incapacidad de dominar un vicio, un resfriado o una jaqueca. Al parecer, los astronautas que alunaron, regresaron bastante alterados. No sacaron gran provecho de esa experiencia, en lo que se refiere a su desarrollo interior. Los honores recibidos no los transportaron a ninguna felicidad ni a clarividencia, como sucede momentáneamente en el éxtasis y el trance místicos. Eran y siguieron siendo simples funcionarios de la NASA. Por cierto, la muy singular y notable escritora uruguaya Cristina Peri Rossi, en su novela La nave de los locos (1984, Seix Barral), obra maestra de nuestro tiempo, inventó la ficción de un personaje que resulta ser uno de los astronautas alunados, quien rehuye el mundo y se confina en un pequeño pueblo, vivenciando el exilio al que lo condenó su experiencia. Padecía de la psicosis del espacio.

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Tenso que la humanidad actual padece casi toda de esa psicosis causada por la obsesión de penetrar racionalmente el espacio y por el alud de películas, historietas, videos, libros de ciencia ficción, mórbi- Diolo

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damente fijados en los terrores de los extraterrestres, sus posibles invasiones, las guerras galácticas, los monstruos del espacio mucho más horribles y poderosos que las serpientes y los pulpos gigantes de las ficciones marinas de ayer. El sueño de la razón crea monstruos, dijo Goya. La razón tecnocientífica espacial inspira las pesadillas de las que se alimentan niños, adolescentes y adultos, en esta época de enorme desarrollo tecnológico y empobreciemiento de los sentidos. De modo que una metafísica espacial metafórica, en plena era de triunfo racionalista de la tecnociencia, cuando la humanidad perdió su inteligencia de los ordenamientos astrales, de la marcha del sol a través de solsticios y equinoccios, de los ciclos precesionales, de la acción cósmica, vuelve a revelarle de un modo desordenado y ficticio, casi siempre terrorífico y bélico, las presencias del cosmos, sus ritmos olvidados, el milagro de un calendario perpetuo. Y para confirmar esa existencia de la que la especie no forma parte, esa realidad gigantesca fuera del hombre, el poder de destrucción inherente a la naturaleza, están los terremotos, los huracanes, los volcanes, los meteoritos, los cometas temidos, todo lo que escapa al cálculo preciso, tódo lo que de pronto sincroniza la vida humana con el cosmos. De modo que el sol de la Navidad no es nuevo, ni el año, todo continua su marcha circular, todo sigue cumpliendo el circuito planetario, la sucesión de las conjunciones y el rit-

a muerte es un hecho de cada día, pero cuando se inserta con toda su realidad en esa mitología de lo cotidiano que es el cine, o arrastra de un modo insólito a alguno de sus protagonistas, el argumento no deseado es otra historia, tan accidental como dramática. Hubo tres casos en que la muerte y Hollywood se entrelazaron fuera de guión. En 1966 se filmó la película El vuelo del Fénix protagonizada por James Stewart. La trama refiere la odisea de un grupo de técnicos petroleros cuyo avión bimotor, a causa de una tormenta de arena, se ve obligado a un aterrizaje forzoso en el desierto del Sahara. Al transcurrir varios días sin que fuesen rescatados, a uno de ellos se le ocurrió ensamblar un monoplano con los restos del aparato, uno de cuyos motores funcionaba. Tras muchas dificultades lograron que el avión se elevara con los cinco sobrevivientes aferrados a las

pasajes rasantes sobre el desierto mientras las cámaras rodaban. Para maniobrar tan burda aeronave los estudios contrataron a Paul Mantz, un veterano en esas lides. Nadie imaginaba que todo iba a terminar en tragedia, con un episodio semejante 16 años después, durante la realización de otra película. El día de la filmación de El vuelo... Mantz se dio cuenta de que el intenso calor proveniente de la arena haría mucho más difícil mantener estable aquel avión armado con partes de distinta procedencia. Aun así lo-

alas y el fuselaje.

mo de las periodicidades. Los que podemos renovarnos seríamos nosotros, si fuéramos capaces de ser y hacer. <ME)

gró el cometido y ya las cámaras

La escena clave del film requería que el monoplano, armado en verdad con piezas distintas para la película, hiciese varios

habían captado varias tomas aprovechables cuando el director, Robert Aldrich, pidió por radio al piloto "un pasaje rasante

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MINN RAFAEL SYLVA

MUERTES FUERA DE GUION

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más". Mantz contestó: "Haré uno escalofriante". El suspenso cinematográfico requería que el avión simulara perder altura, casi tocando tierra. Mantz decidió, en aquella última maniobra, descender lo más posible y rozar la arena. Pero bajó tanto que las ruedas "tropezaron" y aunque Mantz aceleró elevando la nariz del monoplano, el fuselaje, torpemente armado, no resistió y para horror de todos los presentes se partió en medio de horripilantes volteretas, hasta desintegrarse. La muerte del piloto fue instantánea. n Saugas, California, el 23 de julio de 1982 Vic Morrow, famoso durante los años 60 como el protagonista de la teleserie Combate, y dos niños vietnamitas de seis y siete años, se preparaban para filmar una escena de la película Al filo de la realidad. La secuencia en cuestión requería que un helicóptero, tras estallar en el aire, se precipitara en llamas hacia el actor y los niños. El joven director, John Landis, en su afán por lograr mayor realismo, exigió que el aparato cayese lo más cerca posible del grupo. A pesar de que miembros del equipo de filmación advirtieron a Landis del peligro que ello representaba y que lo más prudente era utilizar un doble para Morrow y muñecos en vez de los niños, el director insistió en utilizar a los protagonistas, exclamando: "Al diablo con todos, ustedes no han


logio de la locura 11111.11.41:11*.u.n ;In

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Muchas veces se tilda de locura a un comportamiento que no se comprende. Y, en general, suele suceder que lo inaprehensible resulta, a la larga, un hecho, una idea, un concepto contundente e irreversible. En publicidad, no se necesita, estar loco para crear nuevas ideas. Se necesita, sí, un espíritu abierto y fresco, capaz de asimilar lo nuevo sin traumas ni reservas; pero, también, con rigor crítico. Así pensamos en ARS Publicidad. Creemos que esa

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pizca de locura que hace que los genios sean tales, es la diferencia que puede hacer efectivo y creativo un mensaje. Hoy, cuando PUBLICIDAD y MERCADEO arriba a un nuevo aniversario, queremos hacer un elogio de la locura creativa, pues sin creatividad no hay realmente, publicidad efectiva...y cuando hablamos de creatividad, nos referimos a ésta en todas las áreas. Sin creatividad, no podríamos decir: "permítanos pensar por usted".

PUBLICIDAD, S.A. PERMITANOS PENSAR POR USTED.


light zone) fue exhibido en los Estados Unidos y también en Venezuela, pero ninguno de los espectadores que presenciaron la escena de la muerte de Morrow y los niños imaginó siquiera que habían perdido la vida para satisfacer la criminal vanidad de un director de cine. ¿Quién no recuerda a John Wayne? Eterno cowboy, soldado y héroe utility de la pantalla. Aquel recio y veterano actor, fallecido de cáncer en 1981, jamás imaginó, siete años antes, cuando decidió filmar la película El conquistador, que estaba aceptando su sentencia de muerte. Fue durante el rodaje de aquella producción (en la cual Wayne hizo uno de los papeles más ridículos de toda su carrera al representar a Genghis Khan),

visto nada todavía y esto va a ser sensacional". gual como había ocurrido en la filmación de El vuelo... , la tragedia no se hizo esperar. Un pequeño error de cálculo del especialista que debía hacer explotar al helicóptero determinó que el aparato se precipitara a tierra antes de lo previsto. Morrow se dio cuenta y tratando de salvar a los niños murió con ellos cuando el helicóptero incendiado les cayó encima. Las cámaras continuaron filmando y aquellas tomas fueron proyectadas durante el juicio que se le siguió al director John Landis por "conducta criminal e irresponsable". Aquel film Al filo de la realidad (Twi-

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cuando contrajo el terrible mal que le costaría la vida. esulta difícil aceptar que la filmación de una película (sobre la vida y hazañas de de Genghis Khan) en el desierto de Utah, pueda provocar cáncer. Pero según lo afirma John Fuller en su libro El día que bombardeamos a Utah así ocurrió. Científicos y abogados han discutido por décadas si las precipitaciones radiactivas llevadas por el viento hacia el este de Nevada, donde se realizaron pruebas nucleares en los años 50 y 60, pudieran haber causado cáncer epidémico en el sur de Utah. Para Fullop no hay dudas, y tras una abundante y bien documentada información menciona, precisamente, el caso de la filmación de El conquistador en las planicies y desiertos cercanos a Saint George, Utah, en 1954. Antes de comenzar el rodaje, tanto Wayne como el director y también actor Dick Powell ya estaban enterados de que por aquellas polvorientas tierras donde iban a filmar (simulando que la acción ocurría en Asia) habían pasado nubes radiactivas provenientes de pruebas atómicas. Muchos de los actores y actrices también sabían del asunto, pero no hicieron demasiado caso, especialmente después que el gobierno, a través de la Comisión de Energía Atómica, les aseguró que el posible riesgo de contaminación con residuos radiactivos, si es que alguna vez había existido, desaparecía hacia 1954. Durante la filmación, con espectaculares escenas de acción en las cuales los actores aparecían constantemente envueltos por nubes de polvo o caían sobre la arena, peleando, la exposición al plutonio, todavía activo —por

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lo menos así lo sostiene Fullop— era más que posible. Quienes no rodaron por el piso cubriéndose de arena, o tragándola, parece que también se contaminaron por el contacto con la piel, el cabello, los ojos y oídos. Puede que todo no fuese más que una coincidencia, pero el primero en morir de cáncer fue el director, Dick Powell; luego le tocó el turno a Susan Hayward, la heroína del film; después, a Agnes Moorehead, la villana. Les siguió el propio Wayne, que hacía el papel de Genghis Khan y otros 90 actores y técnicos participantes en la producción. El asunto llegó a dilucidarse en los tribunales de Estados Unidos, donde los abogados de la defensa argumentaron que todos aquellos que murieron de cáncer, supuestamente provocado por residuos radiactivos en las arenas de Utah, eran también fumadores empedernidos y había sido el tabaquismo y no la radiactividad la verdadera causa.

s

in embargo resulta difícil ocultar una evidencia como la de 4.390 ovejas que enfermaron mortalmente después que los ensayos atómicos precipitaron una nube radiactiva sobre sus pasturas, en Nevada. Y está el caso de Lisa, una bebé de dos años que sufrió graves quemaduras aún estando en el interior de su propia casa, después que el viento empujó partículas radiactivas a través de una puerta metálica. Eventualmente, Lisa murió de leucemia. Sería imposible demostrar que fueron

pruebas atómicas las que causaron todas las muertes, pero la

evidencia que presenta Fullop parece indicar que fue así y que el actor John Wayne resultó ser una de las muchas víctimas.CM)


CUENTO

El sol le loscorpiones HUBERT HADDAD

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c

uando supo que no podría irse de Oumt-elS ur antes de que se acabara la epidemia, Juste Maine maldijo el destino que lo asediaba como la sed en el desierto. El único camino a Bengazi estaba sepultado bajo la arena desde hacía mucho tiempo y a nadie en la ciudad parecía preocuparle la ineluctable asfixia. Quemaban pilas de huesos todas las noches y amontonaban los enfermos en las mezquitas, pero hilaban el lino en los puestos como siempre y todas las mañanas abrían los zocos a pesar de que día a día iban escaseando las mercancías. Construida en un oasis del Sahara libio, Oumt-el Sur refulgía, encaramada como una ciudadela sobre los acantilados calizos que dominan el vasto infierno de sal que los nómadas apodan el Desierto de los Escorpiones. Ninguna caravana había hollado el foso en el que bullían las serpientes y aquellos cangrejos de aguijón fulminante. Allí bajaban a los condenados a muerte con los pies desnudos y las manos atadas, mientras el almuédano entonaba alaridos glorificando a Dios. Un espejismo inmóvil semejante a la huida del tiempo se sumaba al terror que inspiraba este desierto en los habitantes de la ciudad alta: allá, idéntica y luminosa, del otro lado de la extensión maldita, aparecía al amanecer la copia exacta de Oumt-el-Sur, erigida a unas veinte leguas, en el acantilado de enfrente. Pero el sol envolvía rápidamente el espejo de las fachadas y la ciudad se disolvía bajo la plena luz hasta la mañana siguiente. Juste Maine contemplaba el extraño fenómeno con los ojos encandilados por la reverberación. Las blancas construcciones se perfilaban tan claramente que confundían las distancias, de no ser por las caravanas de largas migraciones, en torno a este antiguo lecho de un lago en el que los buitres reemplazaban a las gaviotas. Por un instante pensó huir de la peste detrás de los camellos de los nómadas que iban hacia el Mediterráneo, pero Maharba, su joven amigo, lo disuadió: el ejército rechazaba a los portadores del germen y, al volver, Oumtel-Sur cerraba sus puertas a los tránsfugas que iban a morir en las dunas entre las carroñas de sus bestias. Allá, bajo el gran sol de la aurora, la ciudad misteriosa relumbraba sobre la fosa de los mártires. Maharba señaló la punta de los minaretes y la cresta de las murallas.

"LA RATA HUÍA ENTRE LAS PIEDRAS Y LAS SERPIENTES

,

COMO ÉL MISMO

HABÍA HUÍDO EN ÁRIDAS Y

PELIGROSAS

SOLEDADES" .

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"Ningún habitante del Sur ha llegado al final del viaje." Claro, había una ciudad al otro lado del desierto, el mapa del administrador no dejaba la menor duda. Pero los caminos para llegar a ella eran tan apartados y las medinas de la región tan parecidas que ningún viajero hubiera podido afirmar a su regreso que Tell-elSebkha, la Colina del Lago Salado, fuera en realidad la ciudad gemela, visible al alba, todos lo días. El joven árabe, queriendo distraer a su amigo, le puso la mano en el brazo. "Los ancianos cuentan que no existe. Dicen que es un espejismo que desaparece cuando el sol asciende, una disposición de la luz que al amanecer refracta la imagen de Sur sobre los acantilados de sal..." Maine volteó a mirar el foso en llamas. La sólida fortificación de ladrillos blancos desde donde podía divisar la ciudad y el abismo, coronaba el acantilado como la postrer defensa contra la mordedura del simún. Puso los codos en el lienzo de la muralla. Al pie de los , acantilados, bajo la polvareda de silicio y los cráneos abiertos de las rocas, esqueletos humanos desparramados por la voracidad de los buitres, cubrían la llanura muerta. La mirada se consumía en el tormento infinito. Al fondo del silencio de piedra, bajo el esplendor raso del día, la ciudad gemela era un decorado de teatro abandonado en un escenario eterno. Juste Maine entrecerró los ojos como si buscara una figura en la filigrana del paisaje. ¿Cuál era la ley que lo guiaba de caos en caos desde su infancia? Indagaba su historia, siguiendo con los ojos un roedor que corría enloquecido, tropezando, en el Desierto de los Escorpiones. La rata huía entre las piedras y las serpientes como él mismo había huído en áridas y peligrosas soledades. Todo comenzó en Europa con la muerte estúpida y brutal de un desconocido en una confusa riña. El vino quévomitó entonces sobre su cuerpo exangüe era un alcohol de espanto ante lo irremediable. Vino la errancia parecida a la huída del ciervo frente a la jauría, de graneros a hoteles de mala muerte, con ese murmullo hostil de las estaciones al fondo de los campos, como si ya hubiera encontrado el camino. Un día, por fin, borracho y a punto de rendirse, se alistó en la Legión Extranjera, recurso habitual de los fugitivos; y languideció en un cuartel con nostalgia de la prisión. Conoció el Africa y el sabor de la pólvora. Lo enviaron a Tchad para proteger la bandera de los financieros y descubrió con amargura el precio sangriento de la impunidad ¿No era él allí un ser impune para masacrar, obligado a matar una y otra vez al desconocido para que le perdonaran la primera falla, la imborrable? En los combates era el último en disparar, sus balas desollaban la corteza agitada de las palmeras cuando el rebelde se escondía detrás. En las ejecuciones fallaba adrede el blanco y desertó después de una escaramuza en la fron-


• tera. Con sus dólares de mercenario compró una falsa identidad que arrastró de oasis en oasis. Negoció su salvación con la policia y los contrabandistas, y finalmente, con la complicidad de un rico camellero, encontró refugio en Oumt-el Sur, una especie de principado en el corazón arcaico de Libia, cuya relativa independencia se debía más a su situación geográfica que a su poder bélico. La ciudad, aislada en las rocas escarpadas, parecía olvidada por lo inaccesible y su población vivía reducida a la repetición de su propia historia, según la leyenda de las ciudades sepultadas, tan fiel a su muerte como los frescos de los ritos efímeros de los príncipes en una tumba egipcia. Las semanas pasaban, días embrutecidos de sol, alimentados por el misterio simétrico en el que se agotaban las plegarias de los antepasados. La reserva de los indígenas hacia él significaba más que la usual desconfianza al extranjero y al conflicto de las costumbres. Una ausencia, un secreto ahuecaban esas miradas envejecidas por el esfuerzo de l as lejanías y el acecho sin fin de un día que se escapaba y reaparecía con la regularidad de una farsa cósmica. Pronto vio que lo que escondía la ciudad no era sino el reverso exacto de lo que le había revelado hasta el día en que la enfermedad y su fuerza opaca se infiltraron por todas las grietas de las fortificaciones, levantadas contra el abrazo mineral de las dunas. Como las primeras salpicaduras sobre un espejo que hasta entonces devolvía la imágen nítida, visible al amanecer, del otro lado de los acantilados. Los habitantes de Oumt-el-Sur vieron morir a los primeros contagiados con la fingida indiferencia de una superstición largo tiempo reprimida y a partir de ese momento, más a menudo, se pusieron al acecho de la certeza que les llegaba desde lo alto de los minaretes. Por fin algo rompía los sellos eternos. Cuando Juste Maine los interrogaba, el alfarero y el tejedor escrutaban al extranjero incrédulo nombrando el Desierto de los Escorpiones como el lugar sagrado donde renuncian el sabio y el demente a pesar del sol naciente. ¿Qué significaban esa entrega a los signos y esa alegría en el abandono? El desertor había atravesado muchos países y había aprendido todo lo que quería saber pero no comprendía que le cerraran la puerta mientras una ventana permanecía negligentemente abierta. ¿Por qué tenía que consumirse entonces en la contemplación de una imagen insensata, ciudad o espejismo ligado al canto del almuédano? Maharba pasó su mano ante la frente del legionario. "¿Qué miras? Te pareces a los fumadores de opio que duermen con los ojos abiertos de par en par." No contestó. Una súbita tristeza oprimió su corazón. El opio por lo menos explica un poco el mundo mientras la pipa está encendida. Nuevamente volteó a mirar la multitud de terrazas encajonadas unas en otras como los peldaños de una absurda escalera sin alto ni

bajo, contruida para confusión del "EL OPIO POR LO espíritu. ¿Qué belleza obligaba a la contemplación, semejante a los haMENOS EXPLICA UN llazgos de Narciso arrobado con su POCO EL MUNDO propia imagen? Sur era el lugar de la identidad porque un desierto la MIENTRAS LA PIPA rodeaba y un espectro se le enfrenESTÁ ENCENDIDA. taba, y cada cual se hundía en el vértigo de esta permanencia como NUEVAMENTE si por este reflejo la muerte fuera diferente, magnificada en la ale VOLTEÓ A MIRAR LA gría de las realizaciones, vista desMULTITUD DE de un ángulo eterno en el que Sur resplandecía. La simetría da una TERRAZAS clave al visionario aunque se trate de una clave doble. La belleza col- ENCAJONADAS UNAS ma su misterio mientras la mirada EN OTRAS COMO LOS congela para siempre los humos de la adormidera que adoptan la forma PELDAÑOS DE UNA ideal, la insospechada. Pero Maine ABSURDA había aprendido demasiado para resignarse a morir ahora. Los habiESCALERA" . tantes de Sur podrían creer en los espejismos, él venía de los caminos donde el horizonte es apenas una joroba más que salvar. Jamás aceptaría pisar ese corredor sin fin entre los dos espejos. El sol subía poco a poco sobre la ciudad y se aferraba a los minaretes en los que el último almuédano anunciaba la última estrella. Maine recorrió el horizonte con una mano sobre los ojos y luego caminó hacia la muralla que dividía el mundo en dos: vio en las callejuelas las túnicas blancas de los mercaderes que cargaban sus as- s nosparelmcd.Ataiulscenz,-; de los osarios aún subían sobre los techos como incienso de fiestas nocturnas. El cielo se aclaró por etapas hasta llegar al azul del acero. Las primeras plañideras comenzaron a cantar. De pronto Maharba llamó a su amigo desde el otro borde. "¡Mira! la ciudad se esfuma como todos los días a esta hora..." Tell-el-Sebkha ya no era sino una forma difusa y plateada que flotaba desde los lejanos acantilados. Un escalofrío febril sacudió a Juste Maine quien a pesar de su deslumbramiento se esforzó por retener la extraña desaparición. Cuando ya no quedó sino el infinito de las dunas, apartó su mirada y sintió que lo invadía un gran vacío. Siguió a su compañero hacia la ciudad. Maharba tomó del brazo al hombre enceguecido y guió sus pasos por la escalera de piedra. Niños desnudos asomaban sus caras risueñas por las ventanas de los talleres. Los artesanos ambulantes, cargando manojos de lino o telares de madera, partían hacia los zocos con el ceño fruncido. El joven árabe saludaba a los muleros que bajaban a los pozos con sus vasijas que balanceándose colga- polw.

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ban del flanco de las mulas ¡El tierno Maharba! El hombre observó a su amigo y sonrió tristemente. Lo había encontrado en la muralla en los primeros días de la epidemia. El niño acababa de quemar a su madre en las altas brasas purificadoras. Sollozaba contemplando la negra humareda que ascendía sobre la ciudad. El extraño puso su mano sobre la cara de rasgos preciosos, endurecidos por el dolor. Maharba cogió entonces su mano y la bañó en lágrimas. Tenía esa belleza sombría que rompe el corazón de los solitarios. A la mañana siguiente, el niño todavía estaba en la muralla y Juste Maine corrió a su encuentro. Se volvieron inseparables, uno contando sus viajes y el otro la leyenda de Sur, ambos de pronto emocionados bajo el sol de los escorpiones. Deambulaban todo el día a lo largo de los muros blanqueados con cal, siguiendo el recorrido de la muerte y los aullidos de las plañideras. La dulce voz de Maharba envolvía al desertor como un halo protector, como si un niño poseyera el secreto de las dunas y hubiera querido salvar a un hombre. El desertor no se cansaba de oir a su amigo, maravillado por su gracia y la sutileza de su lenguaje. Nunca había conocido un ser tan noble y tan simplemente fiel. Sus harapos sentaban mejor a su joven cuerpo que los ropajes de un príncipe y el agua que bebía en las fuentes corría entre sus dedos como un tesoro de perlas. Cuando caía la noche árabe tan brutal como un vuelo de águila, subían lentamente a las murallas para estar más cerca de los astros. El clamor de las procesiones y el resplandor de las antorchas que recorrían la ciudad llevaban su mirada hacia las puertas del desierto donde llameaban las primeras hogueras. Así permanecían horas enteras oyendo silbar las dunas mientras la noche poco a poco adoptaba la pesada agilidad de la pantera negra con máscara estrellada de sarmientos, para acercarse al sueño humano que acecha el terrible silencio. Amanecer en el desierto. Linea azulada de las dunas donde caen los últimos trazos de fuego. Rayones, cintas de sombra bajo los espirales, reflejos, inagotable obra del viento ¿Qué playa es ésa ante el muelle, a mil leguas del mar? Multitud en movimiento, duna tras du-

"MAINE MIRABA A LAS MUJERES CON VELOS COSER LA MORTAJA SOBRE EL CUERPO AMADO"

na, ausencia. Acuden y se reúnen para luego estallar en millones de olas semejantes a las jaspeaduras de los siglos. Mañanas. Lenta oxidación donde hasta las guadañas se corroen. ¡Qué Dios es éste que se arrastra al borde de la arena, cargado de picas y de encajes! Sol, gar92

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ganta de fuego que sopla las piedras del cielo. El muro de acantilados orientaba ya sus escudos contra las primeras lanzas, y Tell-el-Sebkha, la ciudad de la leyenda, apareció en el esplandor del alba como el sueño íntegro de Sur, ennegrecida bajo las cenizas de los osarios. Maharba sacudió con dulzura al durmiente y sus ojos se abrieron a la lejanía. "¡Mira como es de bello el sueño de los antepasados!" Juste Maine se negaba a creer en el espejismo ¿La ciudad intermitente no estaba debidamente impresa en el mapa del Administrador? Tell-el-Sebkha no podía ser un sueño aunque ningún habitante de Sur hubiera llegado a ella de frente, atravesando el desierto. No comprendía a los extraños narradores que no negaban la existencia de una ciudad pero que por una sorprendente pereza le dabari nombre a cualquier alucinación o espejismo, como si la Colina del Lago Salado fuera al mismo tiempo ese punto de tránsito real de los nómadas obligados al largo rodeo y esa imagen efímera de la mañana. La epidemia engrosaba cada día más los cortejos fúnebres. No pasaba una hora sin que un sollozo de terror se ahogara en una nueva casa. Los enfermos gemían a la sombra de los talleres mientras clavaban las puertas de los hogares muertos. 1 desertor hacía algunos servicios a cambio del mal whisky del administrador, quien garantizaba una tregua a los aventureros si sabían ocuparse sin husmear en los asuntos de la ciudad. Así, con la secreta esperanza de encontrar un cómplice para huir de la peste, Maine, que había aprendido primeros auxilios en combate, secundaba al único médico de Sur. Andaba por las calles seguido de su joven amigo. La infección se extendía insidiosamente, tocando las caras con las primeras ojeras, abrumando a los niños con una súbita fatiga y a los viejos en las ventanas con la ansiedad de los mirones. La necrosis mordía la piedra bajo el sol como un esqueleto roído por las caries. Desde su faro, el almuédano sondaba la friable tempestad del tiempo en que volaba el polvo humano ¡Canto de la muerte! Cómo es de azul el cielo sobre la ciudad cuando la fiebre ahoga la mirada de los moribundos. Maine miraba a las mujeres con velos coser la mortaja sobre el cuerpo amado. Envolvían los cadáveres desnudos con dulzura material. Cabeceaban en un vaivén sin fin pero sus ojos estaban secos en medio de los velos negros. En el crepúsculo él se dirigía hacia las murallas para interrogar el vuelo de los buitres sobre los osarios dispuestos para las llamas. El alcohol que bebían todo el día tornaba su espíritu como el movimiento de las dunas. Ahuyentaba las preguntas que se formaban más allá mientras se agotaba removiendo la arena


en el gran vacío. Destino, voluntad de la ausencia. La muerte lo obligaba a una especie de comunión casi religiosa, pero con la vida, con toda la vida. A veces el sentimiento de lo atroz lo forzaba a la terrible sentencia: la muerte no es la de desaparición sino la de repetición. Soñaba entonces en sus años vagabundos y en ese súbito encallamiento ¡Cómo era de bella Europa en los días de inocencia! Pero de pronto el mundo cabe en el ojo y en las contracciones de la minúscula pupila frente al sol ¿Cuál es el rehén plegado de la memoria que gime en el fondo de inmensos calabozos? Maine bebió el último trago de una botella de whisky y la lanzó violentamente contra un muro en minas. Así estallaría su cráneo bajo el pico de los buitres. A veces ayudaba a los árabes a descansar los cuerpos. El ir y venir de los asnos a los osarios le recordaba el fastidio del pocero con sus jarras de barro cocido. Atravesaban la ciudad guiados por un niño y se detenían ante los interminables gritos de las vi udas.Los enfermos los veían pasar desde sus puertas con una especie de sonrisa en los labios. Descargaban los muñecos en las dunas a cien metros de la primera casa mientras los acólitos en albornoz escalaban las pirámides. El desertor amontonaba las máscaras con la camisa empapada. Sus manos desnudas resbalaban sobre las erupciones negras y los abcesos relucientes. Descargaba los muertos uno por uno cogidos de los pies o de los brazos, corno si fueran viajeros adormecidos. El árabe, al otro extremo del cuerpo, parecía un viejo amigo. Como él, sus ojos fatigados contemplaban los despojos antes de tenderlos sobre el tapiz de carne. Rociaban las pilas con petróleo y la llama brotaba de pronto en la noche clara. Las hogueras crujían largo tiempo en medio de un círculo de hombres alelados. Con la cara enrojecida, Maine tosía entre el humo acre. El fuego animaba con gestos fascinantes el montón de cuerpos. Las rodillas se doblaban, los brazos se retorcían. Algunos, jalados por las llamas, se levantaban en la hoguera mientras otros se aferraban en un abrazo alucinante como si estuvieran despiertos. Cenizas en la arena. Por la mañana no quedaban sino enormes regueros grises donde humeaban los restos de las osamentas. 1 desertor ofrecía sus últimos dólares a los plácidos caravaneros pero ninguno quiso escucharlo. El último nómada había huido desde el principio de la epidemia y los habitantes de Sur despreciaban el pánico del extranjero. Huir, abandonar esta pesadilla era el único pensamiento que lo ocupaba noche y día aunque nunca había estado tan cerca de creerse inmortal como si la hecatombe lo excluyera en un juego continuo de sustituciones. Cada segundo un hombre moría para preservar su reino. La presencia de Maharba y el milagro co-

E

tidiano de la ciudad gemela daban a su vida la dimensión suficiente para implicarlo en el orden de las cosas. En su propia historia podía darse por descontada la muerte al pie de los acantilados, pero no lo afectaba, del mismo modo que el corifeo no participa en el drama. Sin embargo la ausencia de socorros acabó por inquietar a Maine. Faltaban las medicinas y los víveres escaseaban. A pasar de que el administrador se cansaba de repetir que los auxilios aéreos eran inminentes y que los militares de Trípoli despejaban las rutas del Mediterráneo, Sur ya no parecía un lugar de este mundo. Sus habitantes incrédulos, con la cara hacia el desierto, hacia Tell-el-Sebkha, preferían escuchar la leyenda de los antepasados. Al alba, la cresta destellante de la ciudad aparecía como una promesa de perdurabilidad y el dedo inperioso de las mezquitas se desdoblaba a lo lejos como la voz del almuédano en el eco religioso. Juste Maine subía entonces a las fortificaciones y contemplaba el Desierto de los Escorpiones donde se estremecía el sol del amanecer. El olor de la carne calcinada oprimía todavía su garganta y su cuerpo apestaba a sudor, a alcohol. A lo lejos el sueño de Sur tenía la pureza del diamante. La ciudadela, perfilada sobre el oro del amanecer, elevaba sus decorados bajo las poleas de los astros y la extraordinaria realidad de las construcciones cristalizadas en los acantilados lo arrobaba siempre: a pesar de la distancia la ciudad enigmática forzaba lo real como esas toscas y colorearlas visiones de la infancia. Pronto una pesadez le oprimió las sienes y una gran mancha negra flotó en lugar del eclipse. Sur permanecía solitaria en el desierto en el que crecía el claro azul. Ebrio ya de sol, Maine interrogaba el horizonte vacío. Cuando el simún silbaba sobre las dunas creía oír motores de aviones pero sólo el vuelo de los buitres interrumpía la linea de plata trazada sobre el infinito. Un día Maharba escupió sangre y cayó en cama. El desertor que nunca había atrevesado el umbral de su pobre casa, tuvo que prometerle a una anciana sin velo que cuidaría de su nieto. Ella desapareció inmediatamente y no volvió nunca. El joven árabe sonreía a su amigo, sacudido el cuerpo por la fiebre. La enfermedad iluminaba sus preciosos rasgos. Los gruesos labios temblaban de emoción y las ebúrneas aletas de la nariz palpitaban como párpados. Maine se arrodilló a la cabecera del niño. Sus manos se posaron sobre la frente húme-

"Loco DE DOLOR VOLVÍA ENTONCES A CASA DE MAHARBA. UN GRITO INSUPERABLE ATRAVESABA SU CARNE Y SE ABISMABA EN LA ESTRELLA DEL MEDIODÍA"

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CUENTO

da con un gesto de terror. Maharba no debía morir ¿Acaso no era tan invulnerable como el sueño de Sur? Recostó su cabeza en sus brazos y sollozó a pesar suyo, maldiciendo su corbardía ¿Por qué no había intentado atravesar el desierto? Tal vez hubiera podido obligar a las autoridades a salvar Oumt-el-Sur de su leyenda. Porque ya lo sabía: la epidemia era una invención de los hombres para violar los sellos eternos. Toda la arena del desierto se hubiera podido deslizar grano a grano en la palma del almuédano antes de que su voz se agotara en la memoria de los fieles. En lo más intenso de la pasión, la muerte desanudaba su abrazo. Y los hombres caían de pronto como moscas en la llama de las hogueras que ellos mismos habían encendido. Sonreía al extranjero con los ojos brillantes de lágrimas o por el mensaje de los antepasados. "Por fin una nube en el cielo de Sur, una huella de pasos en el mármol..." - ¡Yo te curaré! —"La vida es una enfermedad. Moja mi frente . . ." Maine acudía a la cabecera del niño a cualquier hora del día. Pasaba la noche pegado a él velando su aliento y calmando su delirio. En sus horas lúcidas el niño miraba a su amigo con una profunda ternura como si él fuera el enfermo. Maine no sabía qué hacer para ahuyentar al enemigo invisible. Muchas veces corrió a implorarle al administrador que le prestara un guía para ir en busca de auxilios. Invariablemente le respondían que el señor oraba por ello y que no se le podía molestar. Loco de dolor volvía entonces a casa de Maharba. Un grito insuperable atravesaba su carne y se abismaba en la estrella del mediodía. Alrededor de él, los árabes mantenían LUEGO, LÁGRIMAS la rutina con ademanes anecestrales mientras los muertos de la noche DE ALEGRÍA Y eran transportados hacia los osarios.

DE DOLOR RESBALARON POR LA PIEDRA CALIZA. !HABÍA ATRAVESADO EL DESIERTO DE LOS ESCORPIONES ¡HABÍA ROTO LOS SELLOS ETERNOS! 94

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El día que Juste Maine tomó su decisión, Maharba estaba muy grave. Pagó generosamente al médico la promesa de una visita diaria hasta su regreso. Le compró un asno al pocero. Aperada la bestia, esperó junto al niño a que cayera el sol. Finalmente la besó una última vez y se alistó. En el momento de partir colgó del cuello de su amigo una cadena de oro, regalo de su madre. Maharba puso la mano sobre la medalla y sonrió. Para lle-

al

gar Desierto de los Escorpiones, más allá de las fortificaciones, Maine tuvo que darle vuelta a la ciudad. La claridad de las hogueras iluminó pronto el trote del asno.

xtrario jinete bajo la luna, extraña noche. El desertor se quedó mirando Oumt-el-Sur para contemplar las altas llamaradas rojizas y castigó luego el flanco de su montura. Las osamentas brillaban bajo las estrellas como para marcar su camino. Pronto, Sur desapareció tras los acantilados y el hombre seguía bajando. El silencio del desierto atrapaba su memoria bajo el gran disco de los astros ¡Cuánta errancia! ¡Cuántas lejanas auroras! Su vida volvía a él como el sueño de otro, el sueño de un desconocido asesinado una noche. A veces, cuando el asno se topaba con una piedra, Maine se sobresaltaba como si despertara bruscamente en la ausencia eterna, un instante trastornada por un torrente de imágenes. Así debían pasar a su lado los habitantes de Sur, vacilantes sobre la montura legendaria y con los ojos imantados por el fondo del gran espejismo. Iba por el desierto hacia los acantilados, allá lejos donde nunca nadie había llegado. Las horas pasaban sin que la menor duda le hiciera aflojar la marcha al extranjero. Al final de la arena llegaría a esa ciudad tan parecida a Sur que había conmtemplado al alba. Tellel-Sebkha no era un espejismo. Le traería al niño la vida y el almuédano le cantaría a los sobrevivientes sus hazañas dignas de un heraldo del Mandi, el destructor de leyendas.

E

uando el sol subió en el oeste, Maine descubrió que el círculo estaba vacío y que ni atrás ni adelante se veían Sur ni su gemela. Sin duda los acantilados demasiado elevados escondían las ciudadelas a los ojos del jinete, quien espoleó su asno pensando en el próximo incendio. La sonrisa de Maharba flotaba antes sus ojos deslumbrados por las hogueras del día. A pesar de los golpes del desertor, la bestia agotada aminoró el paso. A media mañana el sol era tan tórrido que se cubrió la cara con un paño empapado en el agua de una botija. Maine guiaba su asno entre el caos de piedras. Decenas de escorpiones, presto el aguijón, huían de los cascos. Las cascabeles se deslizaban silbando entre el cascajo. Durante todo el día Maine creyó alcanzar los fulgurantes acantilados. Sin embargo, el sol declinó antes de que hubiera alcanzado el cenit bajo el bailo de plomo. Ante él Maharba no dejaba de sonreír y por todas partes había lagos y mares mecidos por palmeras. Una banda de buitres dibujaba sobre el jinete una negra aureola. De pronto el asno se inmovilizó en la mitad del lago desecado y comenzó a rebuznar de dolor. El hombre rodó por el polvo con el animal fulminado. Una larga serpiente silbó a unos centímetros de su cara y desapareció por un hueco. Las botijas de barro se habían roto en la caída salvo una que Maine llevaba a la cintura. Reemprendió camino hacia los acantilados como un borracho


en busca de su casa. Ya el crepúsculo incendiaba las gradas de piedra. Detrás de él, los buitres devoraban el cadáver del asno. Cada paso le costaba un sobresalto de energía. Avanzaba para no caer. Los escorpiones amenazaban su aterrorizada carrera. El suelo le parecía una sola superficie venenosa cuya menor partícula producía la muerte. Así caminó toda la noche. Su cuerpo estaba tan embotado que cuando un muro se interpuso en su camino, Maine creyó estar acostado en el suelo. Luego, lágrimas de alegría y de dolor resbalaron por la piedra caliza. ¡Había atravesado el Desierto de los Escorpiones! ¡Había roto los sellos eternos!

s

acó de la fiebre las fuerzas que le faltaban. Los últimos meteoros rayaban la bóveda de ébano. Como al salir de Sur, buscaba los contornos para alcanzar la cumbre de los acantilados. Caminó todavía más de una hora en las arenas soberanas, casi feliz de ver la salida que había retrocedido ante tanta esperanza. Por fin, la ciudad apareció, blanca como la primera luz ¡Tell-elSebkha, la Colina del Lago Salado, la ciudad intermitente al otro lado de los acantilados! El desertor corría hacia las puertas de la ciudad. Ya podía salvar al tierno Maharba. Corría sin aliento con los ojos llenos de lágrimas. Cuando llegó a la primera casa, un silencio de muerte lo detuvo en seco. Ningún ruido se filtraba por esos muros, ningún canto ascendía de los minaretes. Penetró en el recinto desierto. Nada, ni un asno en las calles. La ciudad parecía deshabitaba desde hacía muchos años porque la arena obstruía los umbrales de las casas. En otras callejuelas descubrió montones de huesos blanqueados por el sol. Esqueletos de hombres y de niños habitaban las moradas oscuras. Maine recorría la extraña desolación de calle en calle con estertores de estupor cuando la imposible verdad rasgó su espíritu: reconocía esa fuente muerta y esa tienducha con los vidrios rotos, ¡y el camino hacia la ciudad alta! De nuevo corrió por la inmensa necrópolis tropezando con cada piedra del camino como si fuera una estela milenaria. Por fin empujó una puerta que se desmoronó ante él con un gran estruendo que levantó una polvareda gris. Sobre un montón de lonas endurecidas descubrió el delicado esqueleto de cuyas costillas colgaba una cadena de oro en el sitio del corazón. El hombre salió de la casa de Maharba y se dirigió hacia las fortificaciones. Después de subir la escalera puso sus codos en el lienzo de la muralla ante el Desierto de los Escorpiones. Allá, en los acantilados deslumbrados, aparecía Oumt-el-Sur con el primer trazo del alba.

Traducción de Rosario del Castillo Ca>

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Steve Hamaoui M.I. Durante el pasado mes de agosto se disputó en Gran Bretaña el Segundo Campeonato Juvenil de Bridge. Siete equipos de las distintas zonas del mundo, más Inglaterra como país sede, se disputaron el título, resultando ganadores los muchachos ingleses que se impusieron en la final al aguerrido equipo argentino. Los equipos de Australia, Francia, India, Indonesia, Panamá/Guadalupe y Estados Unidos, lucharon como pudieron pero no llegaron a la final. Felicidades a todos los integrantes de equipos que no triunfaron y espero que en años futuros también nuestros muchachos venezolanos puedan competir en tan magno evento, para así poder foguearse con los mejores jugadores de las otras zonas del mundo. La mano más curiosa del Round Robin fue jugada durante el match clasificatorio entre Argentina y los representantes del C.A.C. (Panamá/ Guadalupe).

E-A4 C-DJI08432 D-63 T-J9 N E-KQJ65 E

D-AQ875 O T-853

E-1032 C-A965 D-J2 T-AK104

S E-987 C-K7 D-K1094 T-Q762 Argentina E/0 y C.A.C. N/S NORTE ESTE SUR Paso 2E Paso Paso! 4 Corazones Paso Paso (Gracias)

OESTE Doblo Paso!

La apertura de 2 Espadas por Norte muestra una mano débil en cualquier color y el subsiguiente paso al doble de Oeste engañó totalmente al jugador sentado en Este, que pensando que el color de Norte era Espada, brincó directamente a 4 Corazones. La declaración correcta de Este es, probablemente, 3 Espadas (cue-bid), pero la culpa del contrato final tiene que recaer en el jugador Oeste y en la psíquica de Norte. El contrato final fue 3 down mientras que en la otra sala los del C.A.C. jugaban 4 Espadas hechas 6 para un swing total de 14 IMPs a favor del equipo caribeño, COD

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Realeza y ralea

•or,

Leopoldo Flores

¿TECNICA O TEOMAQUIA? Ganar una partida de ajedrez, ya ganada teóricamente en forma impecable, técnicamente, sin una falla, es lo que uno espera de un gran maestro. La escuela posicional llevó este proceso a la perfección, sobre todo en el período inmediatamente anterior a la primera guerra mundial. Es una especie de ajedrez minimalista y perfeccionista, en cuyo desarrollo uno no acierta a mejorar ninguna jugada. Si el perdedor comete el más mínimo error inicial, queda irremisiblemente perdido cuando se enfrenta a un Capablanca o a un Rubinstein, entre 1907 y 1914. No es el caso de las llamadas partidas inmortales de la era romántica, de los sacrificios espectaculares posibles, en parte por errores importantes del vencido. Morphy y Anderssen tuvieron genio para demostrar, con jugadas increíbles e invirtiendo la escala de valores conocida entonces, la dinámica y estética ocultas en posiciones de las que no se esperaba un desenlace sorpresivo. En algunas raras partidas, aún los analistas no están seguros de cuándo se cometió la equivocación. La partida que presentamos ahora corresponde a ese período e ilustra muy bien las finezas y precisiones que surgen, tan fácil y espontáneamente, pero por supuesto sólo en apariencia. Está avalada por José Raúl Capablanca, quien la considera un modelo en su género. Con Akiba Rubinstein y Karl Schlechter integró el trío que le disputaba a Lasker la corona mundial del ajedrez en esa época. Rubinstein aprendió a jugar ajedrez a los 16 años, una edad relativamente tardía, pero pronto estaría conquistando los principales torneos europeos. Como el que aprende un nuevo idioma una vez que ha dejado de ser niño, de repente la lengua se traba o se comete un error garrafal. Sin embargo, dejó partidas de antología en su mejor época y convenció, como pudo hacerlo San Pablo hablando mal el griego. Su carrera fue corta, pues ya en la cuarentena comenzó a tener esos lapsos en que un titubeo, una falla de la memoria, son el anuncio de psicosis o de la apoplejía en la ancianidad. Pero durante siete mágicos años tuvo esa luz que Dios creó antes del sol. San Sebastián 1912 1. d4 d5 2. Cf3 Cf6 3. c4 e6 4. Cc3 c5 Una transposición del peón dama a la Tarrasch. 5. cxd5 Cxd5 Si 5... exd5 6. Ag5 Ae6 7. e4 ligeramente mejor el blanco. Con 7. Ag5 Ae7 8. e3 Cc6 el negro logra la igualdad Euwe-Milne-Barry Hastings 19381939. 6. e4 Cxc3 7. bxc3 cxd4 8. cxd4 Ab4 + Mejor 8. Ae7! igualdad, como demostró Flohr en Moscú 1935 contra Ulienthal. 9. Ad2 Da5 10. Tbl! Impide el desarrollo del fiancó dama negro y gana en desarrollo. 10.

Defensa Semi- Tarrasch Blancas: A. Rubinstein Negras: K. Schlechter ta esta situación en forma perfecta. 13. Ab51 Jugada consecuente con la anterior: atornilla el la-

8 7

do dama 13. ...06 14. Ad3 Td8 15.

6

Thc 1 No puede pedirse mayor mezcla de sencillez y eficacia. 15.... b4 16. Tc7 Cd7 17. Re3 Cf6 18. Ce5 Ad2 19. g4! h6 20. f4

5 4 3

Ae8 21, g5 hxg5 22. fxg5 Cal 23. h4 Tdc8 24. Tic 1 TxT 25. TxT Td8 (para impedir el eventual

2

avance blanco d5, entregará el peón de a6). 26. Tal f6 27,

1

gxfó gxfó 28. Cg4 Ah5 29. Ch6+

Axd2+ 11. Dxd2 Dxd2+ 12, Rxd2 0- 0? probablemente el error

decisivo, que permite entrada de torre blanca en 7q, 11100.

Rh8 30. Ae2 1 Ae8 31. Txaó Rg7

a b c d

96

Exces0 Diciembre-Enero 1990

9

Posición del diagrama después de 34.

BiOnent:

Po3 Td7

Negras:

h

fxe4 Ae2 Ce5 a2 d4 h4

( 7 plezas )

Era mejor Re7 que permitiría disputar esa invasión. Pero lo importante es cómo Rubinstein explo-

e f

Rh8 Td8 Ae8 Ch7 b5 e4 e6

( 7 piezas )

32. Cg4 f5 33. Ta7+ Rh8 34. Ce5

fxe4 (diagrama) 35. Axb5 Cf6

36. AxA TxA 37. Rf4 Rg8 38. Rg5 Tf8 39. Rg6 abandona. No extraña el aval de Capablanca. Aklba ha Jugado esta partida con el duende del habanero. (Ifili)


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Las Medallas de reconocimiento de calidad de Monde Selection son otorgadas después de rigurosos análisis técnicos de laboratorios, pruebas organolépticas, evaluaciones y certificaciones de los siguientes entes oficiales y gubernamentales: • C.E.R.I.A./Centro de Enseñanza y de Investigaciones de las Industrias Alimenticias, Bruselas - Bélgica. • Reconocido por el Ministerio de Salud Pública de Bruselas - Bélgica (Registro L-7-M.). • De acuerdo a las-hormas ISO/ International Standard Organlzation, (Normas #

3308 (1977) - 3400 (1976) 3402 (1978). • Evaluaciones realizadas según acuerdo del Ministerio de Asuntos Económicos para la organización de certámenes de este tipo y la atribución de distinciones en aplicación del reglamento de la Comisión de las Comunidades Europeas. . La Edición 1989 de Monde Selection, realizada en Londres, otorga una Medalla de Oro al cigarrillo Fortuna. Por primera vez en los últimos quince años un cigarrillo venezolano es reconocido con tan preciado galardón.

Probado y comprobado. Advertencia: 'Se ha determinado que el fumar cigarrillos es nocivo para la salud". Ley de Impuesto sobre cigarrillos.


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