Yayerias del CRA Matarranya

Page 1

YAYERÍAS DEL CRA MATARRANYA

Curso 2012-2013

Calaceite Mazaleón Valdeltormo


YAYERÍAS

DEL CRA MATARRANYA



INTRODUCCIÓN

“YAYERÍAS DEL CRA MATARRANYA” ha surgido a partir de la visita de Félix Albo a nuestro centro. Tomando como ejemplo el libro Yayerías del mismo autor, hemos hecho una recopilación de historias, cuentos, curiosidades… de nuestros mayores, que como él mismo ha escrito en sus dedicatorias: “Los yayos guardan tanto…” Ha sido una experiencia muy positiva porque ha supuesto interrelación y afectividad entre los alumnos y sus abuelos contando sus recuerdos y sus vivencias y a su vez compartirlas con todos los compañeros del CRA. Hemos querido publicar este libro dada la gran participación de nuestros mayores y el interés de los alumnos, así como por la carga afectiva de muchos de estos relatos. Este proyecto ha supuesto el interés, la colaboración y el entusiasmo de todos los maestros que pertenecemos al CRA Matarranya. Esperamos que el resultado sea tan agradable como lo ha sido su elaboración. ¡Que disfrutéis con la lectura!

3



INFANTIL Calaceite


RAMÓN Y SU CABRITA Mi tío Ramón era un niño muy travieso que vivía en Valderrobres y tenía una cabrita blanca y negra. Un día su abuelita le dijo: “coge a la cabrita y llévala junto al río para que coma y beba, pero ve con cuidado y no tardes mucho”. Él se fue muy contento saltando y cantando pero corría demasiado y al pasar por una acequia se cayó en el agua y la cabrita se quedó en la orilla balando hasta que pasó un vecino y al verla sola se acercó y oyó una voz de niño que decía: “¡Socorro, socorro! ¡Sacadme de aquí que tengo mucho frío!” El vecino le ayudó y le sacó del agua cogiéndolo en brazos y le dijo: “Siéntate aquí al sol hasta que te seques la ropa y no te preocupes, yo iré a dar de comer y beber a la cabrita”. Cuando llegó a casa, su abuelita le dijo: “No tienes que correr tanto y mirar bien por dónde pisas para que no te vuelva a pasar”. Desde entonces, fue un niño obediente y nunca se separó de su cabrita. MARC SALVADOR

6


MANOLITO Había una vez un niño llamado Manolito, que tenía una extraña enfermedad. En cuanto se quedaba solo se hacía pequeñito. Un día su mamá salió de casa, para ir a comprar y cuando regresó, Manolito se había hecho pequeñito. En cuanto su madre lo cogió asustada, Manolito fue el mismo de siempre. Otro día cuando llegó su papá del trabajo y entró en su cuarto para darle un beso, lo encontró en un rinconcito y era muy chiquitín, como un muñequito pequeño. Los padres, asustados, lo llevaron al médico y éste después de un buen reconocimiento, llegó a la conclusión de que lo que le pasaba a Manolito era sencillamente, que no podía estar solo y les aconsejó a sus padres que buscaran un hermanito y muchos amigos. Así pues, Manolito creció siempre rodeado de tíos, abuelos, amigos y, como no, de hermanos Y como tenía tantos amiguitos y hermanitos, nunca más se quedó solo y así fue creciendo y creciendo hasta hacerse mayor. Y entonces se libró de aquella extraña enfermedad. Y colorín colorado este cuento se ha acabado. ÁNGELA IBAÑEZ

7


LOS TRES CERDITOS En el bosque vivían tres cerditos. Se despidieron de sus padres y partieron a la aventura. Querían probar vivir solos. El más vago hizo una casa de paja. Llegó el lobo, quería entrar. De un soplido la tiró. El cerdito huyó hacia la casa de madera que había hecho su hermano. Le dijo: -El lobo ha tirado mi casa y viene hacia aquí para comernos. Llegó el lobo y de un soplido, la casita de madera salió volando. Los cerditos corrieron entonces a casa del hermano mayor. La casa era muy bonita y estaba hecha de ladrillos. El lobo se quedó sin aire de tanto soplar y no pudo tirarla así que decidió entrar por la chimenea. El tercer cerdito puso en el fuego una olla con agua hirviendo y el lobo cayó por la chimenea y se quemó. Salió huyendo. Después del susto los tres cerditos salieron muy contentos a celebrarlo. SARA FEL

8


LA HISTORIA DE LA ABUELA DE DIANA Una niña pequeñita que vivía con sus papás y su hermanito, cada invierno se desplazaban a una masía para coger olivitas. Estaban allí durante muchos días. Los papás de la niña tenían que llevarse a la masía todos los animalitos que tenían en casa: el gato, las cabras, los conejos, la gallina y los pollitos, porque si no les acompañaban, morirían de hambre. Era invierno y hacía mucho frío. Todo estaba helado y cerquita de la masía había una balsa de agua helada. Un día sus papás y el hermanito se fueron a recoger las olivitas. La mamá le dijo a la pequeña que se quedara en la masía y cuidara a la gallinita y sus pollitos pequeñitos. La niña como era pequeñita, se puso a jugar con sus juguetes y de repente oyó: “pío, pío, pío, pío” Todos los pollitos habían salido de la masía y estaban cayéndose a la balsa de agua helada. La niña estaba muy asustada y llamó a su hermanito:- hermano,

hermano!, Ven rápido que los pollitos se caen a la balsa. Su hermanito fue corriendo muy rápido y se tiró dentro de la balsa para coger a los pollitos. Los cogió a todos, los sacó y se los dio a la gallinita. Los pollitos tenían mucho frío y se pusieron debajo de las alas de la gallinita para estar calentitos. La niña, el hermanito y sus papás estaban muy contentos porque todos los pollitos se habían salvado. DIANA HURTADO

9


10


EL PEQUEÑO ORIOL Un día mientras el pequeño Oriol daba un agradable paseo por el bosque, descubrió una preciosa nuez de oro a un lado del camino justo cuando se disponía a guardar la nuez en el bolsillo, alguien dijo a su s espaldas. – Siento comunicarte que esta nuez que llevas en tu mano es mía. Al escuchar estas palabras Oriol se dio la vuelta para conocer al que decía ser el dueño de la nuez. Cuando lo hizo se topó con un personaje bastante extraño, de un tamaño bastante más pequeño que el suyo, que iba vestido con unos llamativos ropajes de color rojo y un gorro con forma apuntada. –Siento haberte asustado pequeño humano. Soy el duendecillo de la Floresta y en cuanto me devuelvas lo que me pertenece te dejaré de molestar. Si es tuyo, dijo Oriol, sabrás seguro cuántos son los pliegues de su corteza. Solo te lo devolveré si aciertas el número exacto, si fallas, aunque sea por uno, me lo quedaré para mí y lo usaré para comprarles ropas a los niños pobres de mi pueblo. No hay problema, dijo el duendecillo, la nuez tiene mil ciento un pliegue. Cuando el niño vio que estaba en lo cierto le devolvió con mucha pena la nuez. Puedes quedártela, dijo el duendecillo, ya que tus propósitos con ella son nobles. De ahora en adelante pídele a la nuez lo que desees y ella te lo concederá. Sin saber cómo la pequeña nuez se encargaba de darles ropas y comida a todo aquel que lo necesitaba. Desde entonces el niño fue conocido como Oriol el de la nuez de Oro. ORIOL SANCHO

11


EL MILAGRO DE LAS ERMITAS Muchos cuentos terminan así, se casaron y vivieron felices, pues este que aquí contamos, empieza así. En Calaceite, hace muchos muchos años, la gente se casaba muy temprano por la mañana y después de la boda se repartían peladillas entre los niños, y pastas y vino rancio entre los mayores, luego se iban a comer con los novios sólo los familiares más cercanos, el menú siempre era el mismo “arroz amarillo”, por la tarde los amigos se juntaban con los novios y era costumbre ir a la ermita de San Cristóbal a tocar la campana si querían tener un niño y si querían tener una niña iban a la ermita de Santa Ana, las ermitas siempre estaban abiertas porque allí vivían los ermitaños. La gente que estaba en el campo al oírla se alegraba y gritaba “¡vivan los novios!”. En una ocasión se casaron Modesto y Antonia, el novio decía: iremos a Santa Ana a tocar la campana y la novia decía: no, iremos a San Cristóbal porque yo quiero tener un niño. Por fin decidieron que irían primero a Santa Ana y después a San Cristóbal. Al año siguiente, nacieron los gemelos Pilar y Agustín para gran alegría de sus papás Modesto y Antonia y…. “Colorín colorado este cuento se ha acabado” pero… no es un cuento, ¡que es verdad! MARÍA VALSELLS

12


EL LOBO Y EL ERIZO Había una vez un lobo y un erizo que estaban hambrientos y se fueron a un huerto en busca de comida. En ese huerto había melones y sandías, entraron allí por un agujero que había y se pusieron a comer. El erizo era más listo que el lobo, porque comía un poco y probaba a ver si cabía por el agujero, en cambio el lobo comía sin parar, sin importarle si después podría salir por el agujero del huerto. Al cabo de unas horas, querían irse del huerto porque el dueño podía aparecer en cualquier momento. El erizo salió rápidamente y cuando quiso salir el lobo no cabía por el agujero. Era demasiado gordo y se quedó allí atrapado. Se pusieron a pensar rápidamente alguna solución y al erizo se le ocurrió una idea. El lobo debía hacerse el muerto y cuando viniera el dueño le cogería de la pata y tiraría de él hacia fuera. Así lo hicieron. Todo salió como habían pensado y los dos pudieron escapar muy felices y lo más importante, sin hambre. SAFWA MAADANE y WISAL MAADANE

13


14


EL CABALLO DE CARTÓN Querido nieto: Recuerdo que era yo como tú de pequeño, cuando los Reyes Magos me trajeron un caballo de cartón. Este regalo me produjo tanta ilusión que estuve todo el día jugando con él, además era tan grande que hasta podía montarme en él. En mi casa teníamos un huerto y yo le pedí a mi papá que me bajara el caballo al huerto para seguir jugando. Terminando el día me fui a dormir muy cansado y el caballo se quedó en el huerto… A la mañana siguiente, cuando me levanté bajé corriendo al huerto para seguir jugando con mi caballo, pero cuando me intenté montar en él: ¡plofff! El caballo se rompió como si fuera de papel y yo me quedé muy triste. Mi papá me dijo que esa noche había llovido y que por eso se había roto mi caballo porque se había mojado. Este cuento tiene una moraleja y es que cuando terminamos de jugar, tenemos que guardar los juguetes en su sitio, para que no te pase como a mí.

JOAQUÍN LIZANA

15


El LOBITO Y LA ZORRITA Había una vez un lobito y una zorrita que cogieron un destajo de olivas y quedaron en comprar una jarrita de miel para comérsela al terminar el trabajo. Pero la zorrita que era muy astuta no podía esperar hasta terminar y le dijo al lobito:-Dentro de unos días me llamarán para ser madrina. Ah! Pues muy bien. Le dijo el lobito. Al cabo de unos días la zorrita gritó como si la llamaran:- Ehhh! Mira que me llaman para ser madrina. La lobita se marchó en busca de la jarrita de miel y se puso a comer, cuando volvió al trabajo el lobito le preguntó que nombre le habían puesto. Empezarum. Dijo la zorrita. Al cabo de unos días la zorrita volvió a decir:- Ehhh! Mira que me vuelven a llamar. Así que se volvió a marchar y se comió la mitad de la jarrita de miel. Cuando volvió al trabajo el lobito le volvió a preguntar qué nombre le habían puesto. – Mediorum. Dijo la zorrita. –Pues qué nombres más raros les ponen. –Se extrañó el lobito. Al cabo de unos días la zorrita volvió otra vez. –Ehhh! Ya me vuelven a llamar. ¿Otra vez?,- Dijo el lobito y la zorrita volvió a la jarrita de miel y se la comió entera, no dejó ni gota. Cuando volvió al trabajo el lobito le volvió a preguntar por el nombre y ella le dijo:- Terminarum. Cuando terminaron el trabajo el lobito le dijo: ahora nos comeremos la miel y al llegar vió que la jarrita estaba vacía. El lobito acusó a la zorrita pero ésta lo negó repetidas veces e incluso acusó al lobito de habérsela comido él. Como no llegaban a ninguna conclusión, la zorrita que era muy astuta le dijo al lobito: -Mira, nos tumbaremos los dos al sol y a quien le sude el ombliguito miel, ese será el que se la ha comido. Al lobito le pareció bien, así es que los dos se tumbaron de panza al sol y antes de que el lobito despertara, la zorrita untó un poquito de miel que quedaba en la jarrita en el ombliguito del lobito y entonces le despertó y le dijo: Mira, ya sabemos quien se ha comido toda la miel, has sido tú. ¿ves cómo te suda el ombliguito? ALEIX GALINDO

16


QUESO Y REQUESÓN La abuela hacía queso y requesón de la leche de las cabras con el cuajo natural de las alcachofas. Se pone a remojo y luego se pica y se pone el caldo que sale. Se añade a la leche cuando está templada y se hace el queso y después cuando se pone a hervir se hace el requesón. Dichos: Cuando estaban en la masía no había televisión ni radio y los hombres del tiempo eran ellos: Las trecenazas eran en diciembre; el día 13 empiezan, cada día representa un mes: el trece era el mes de enero y así todos los días eran los meses hasta el día 25 y el

26 empezaban por el mes de diciembre y terminaban el día 5 de enero. Si coincidían los mismos días del mes el tiempo: llover, hacer viento, o sol cuando llegaba el mes correspondiente hacía el tiempo que habían señalado esos días. Si llueve el día 25 de Marzo lo hace durante 40 días. Que no pase Marquet y Creveta no te quites la chaqueta. ALICIA URQUIZU

17


LA YAYA PASTORA Mi yaya Carmen nació en un pequeño pueblo del pirineo aragonés, llamado Alastuey. En un pueblo tan pequeño, con tan pocas casas y tan pocos coches, los niños ayudaban en las tareas del campo y la granja: coger los huevos, dar de comer a los animales, ayudar a regar… Un día mi yaya, con sólo ocho años, fue encargada de llevar unas ovejas a pastar. Mi yaya Carmen era muy miedosa pero ese día se atrevió, además hacía mucho calor y así estaría muy fresca a la sombra de los árboles. Pasó la tarde merendando y echando una siesta pero, de repente, se desató una tormenta veraniega con muchos rayos y relámpagos que la asustaron mucho. La yaya empezó a correr hacia casa olvidando a las ovejas y al perro. Corría entre las zarzas perdiendo el delantal y empapándose con la fuerte lluvia. Cayó varías veces y se mojó toda la ropa, sólo lloraba y gritaba. Cuando llegó a casa y la secaron y calmaron, ya más tranquilos, decidieron que Carmen no sería la pastora de la familia. LEO ASCASO

18


19


HUEVOS DE PASCUA Cuando Jesús fue crucificado, una mujer, María Magdalena, se a cercó a la cruz llorando. Llevaba en la mano una cesta con huevos y flores. Las gotitas de sangre de Jesús caían en la cesta pintando los huevos de color rojo. De ahí la tradición de pintar los huevos de color rojo, aunque en el día de hoy se pintan de todos los colores. DELIA MARIUTA

20


EL TRONQUITO DE LEÑA En un día de invierno frío y blanco, pues había nevado mucho, Pedrito salía de su casa para ir al colegio, la nieve helada crujía a cada paso que daba, le gustaba oír ese ruidillo que producían sus pasos. Pedrito llevaba la cartera donde guardaba el “catón”, el plumier, la libreta y el almuerzo. En la otra mano transportaba un “ buscall”, un tronquito de leña que su mamá le había dado, para que Don Julián lo metiera en la estufa. Cada alumno traía un tronquito. Al pasar por un recodo del camino, resbaló y… zas se cayó, llenándose la cara de nieve. -¡Hay qué fría está!-se dijo Pedrito. Se levantó, cogió la cartera, pero…¿dónde está el tronquito?, se preguntó. Se había caído al fondo del terraplén, él no podía llegar, estaba muy abajo y resbaladizo. Pedrito se puso muy triste y entre sollozos entró en la escuela. -Pedrito, ¿por qué lloras?- le preguntó el maestro. -He perdido el tronquito que mamá me ha dado para la estufa, se me ha caído por la cuesta de la balsa. Don Julián dijo a toda la clase: -¡Vamos!, tenemos que recuperarlo. Salieron todos, los mayores primero, pues tenían las piernas más largas, Pedrito y sus amigos les siguieron con los abrigos desabrochados. Cuando lo vieron Don Julián dijo: -Hagamos una cadena humana. Se cogieron de la mano el maestro, los mayores y luego los más pequeños y al final de la cadena …Pedrito. Hasta que dijo: -¡Lo tengo! Estiraron con fuerza para recuperarlo. De vuelta a la escuela el maestro los felicitó. Pedrito, estaba muy contento, el tronquito ardía en la estufa dando calorcito a toda la clase. Don Julián aprovechó la ocasión para contar una historia al hilo de lo sucedido. MARÍA ESTEBAN

21


GARBANCITO Era un niño tan pequeño que le llamaban Garbancito. Un día su mamá le mandó comprar hilo a la tienda y por el camino iba cantando: “ Pachín, pachín, pachín mucho cuidado con lo que hacéis, pachín, pachín, pachín, a Garbancito no piséis”. Cuando terminó de comprar el hilo, estaba tan cansado que se sentó en el campo a descansar, apoyado en una col. Pasaba por allí un buey y al ver la col le entró hambre y se la comió con Garbancito dentro. Los papás al ver que tardaba tanto le llamaban: “Garbancito, ¿dónde estás? Y él respondía:- En la barriga del buey que ni nieva, ni llueve…” Y así mucho rato hasta que lo oyeron dentro del buey y corrieron hacia allí. Le hicieron tantas cosquillas al buey que Garbancito salió disparado y fue corriendo a abrazar a su mamá….Fueron felices y comieron perdices. Colorín, colorado, este cuento se ha acabado. JAVIER DÍAZ

22


CAPERUCITA ROJA Había una vez una niña que vivía con su mamá y era muy feliz. Tenía una abuela que le regaló una bonita caperuza roja. Le gustó tanto que la llevaba siempre, por eso se llamaba Caperucita Roja. Un día su madre le dio una cesta con un trozo de pastel para su abuela que estaba enferma. Caminando por el bosque le salió un lobo y le dijo que recogiera flores para su abuela. Entonces el lobo se fue corriendo a la casa de su abuela y engañó a Caperucita. Entró en la casa de un bocado se la tragó. Cuando Caperucita Roja llegó el lobo estaba en la cama con el pijama de abuela. Le preguntó: -¿Por qué tiene los ojos y la boca tan grande? - Para comerte mejor, - le gritó el lobo Y se la tragó. Un leñador que pasaba por allí comprendió lo que pasó y cogió unas tijeras para liberar a la abuela.

ÓSCAR MARIUTA

23


24


EL RÍO Y LA MASÍA La abuela de Sheila vivía en un pueblo por el que pasaba un río. En las casas no había agua corriente y la ropa sucia se iba a lavar al río. Las sábanas se tendían muy estiradas encima de la grava y la ropa pequeña se secaba en casa. Las sábanas quedaban muy blancas del sol y como si estuvieran planchadas, se sujetaban con piedras pequeñas. Los abuelos de Sheila eran agricultores y tenían una masía. Cuando tenían que arreglar las viñas se quedaban a dormir allí, encima de la paja. Una vez querían que la mamá de Sheila, con cinco años, se quedase con ellos a dormir pero, cuando empezó a hacerse de noche, ella comenzó a llorar porque tenía miedo. El abuelo de Sheila tuvo que coger el caballo y el carro y llevarla al pueblo a dormir a casa. SHEILA ALBESA

25


26


BLANCANIEVES Mi abuela Carmen siempre me contaba este cuento porque me gusta mucho: Había una vez una bella princesa llamada Blancanieves. Su madrastra, la reina, era muy vanidosa y cada día preguntaba al espejo mágico quién era la más bella -“tú, mi reina”- le respondía. Pasaron los años y la misma pregunta pero, cierto día le contestó que la mas hermosa era Blancanieves. La reina ordenó a un cazador que la matara pero él sintió pena y la dejó huir. Para que la reina la creyera muerta, el cazador le llevó el corazón de un jabalí. Blancanieves corrió asustada por el bosque y encontró una casita, entró y vio una mesita con siete sillas y siete platos con comida, comió y se durmió sobre siete pequeñas camas. Los dueños de la casa eran sietes enanitos que al conocer la historia la invitaron a quedarse allí. La malvada reina se enteró de que Blancanieves vivía y furiosa se disfrazó de anciana y fue a la casita del bosque para ofrecerle una manzana envenenada. Cuando Blancanieves la mordió cayó al suelo desvanecida. Los enanos colocaron su cuerpo en una caja de cristal, entonces llegó un príncipe, la besó y ella revivió. Se casaron y fueron muy felices.

MARÍA FEL

27



INFANTIL Mazale贸n


¡MOMENTOS INOLVIDABLES! A mi yayo Manolo le gusta mucho pescar y cuando mi mamá era pequeña íbamos de camping, mi mamá, mi tío y mis abuelos y bisabuelos. Entonces nos lo pasábamos muy bien. Hacían campeonatos de petanca y pesca, y mi yayo se apuntaba a todo. En la petanca, una vez quedó primero, y en la pesca “casi”, cuando pescaba algo nos lo comíamos en la barbacoa. Mi tío Juan nos llevaba a la playa, y él se sumergía y nos cogía caracolas y mejillones para comérnoslos juntos. Mi yayo, cada mañana nos llevaba a la playa. Cuando volvíamos la yaya nos ponía guapos para cenar en familia; esto era casi todo el año. Pero en verano era especial. Hay momentos imborrables del camping. Mi madre aprendió a ir en bicicleta ese verano y fue muy valiente. El yayo y la yaya vivían con mucho entusiasmo las verbenas de San Juan; pero mi madre tenía mucho miedo a los petardos, mientras que su hermano disfrutaba como un enano, siempre acompañado de su yayo. Cuando llegábamos los viernes, nuestra tarea era regar la morera que teníamos en la parcela y si teníamos gusanos les poníamos hojas de la morera. Fueron unos años cargados de momentos inolvidables, experiencias que alimentan cuando tú eres el papá, y todo esto pasa por tener unos padres especiales. NOA MARTÍNEZ

30


EL TESORO ESCONDIDO Dos niños pequeños muy amigos iban juntos a la escuela y a jugar a una plaza pequeña que había cerca de su casa. Allí saltaban, corrían y jugaban con la tierra hasta que su mamá los llamaba para ir a cenar. Así muchas tardes. Pero cuando llegaba la primavera, había unos árboles que tenían muchas hojas con las ramas muy largas y les gustaba hacer pulseras y collares con ellas. Se divertían mucho. Pero un día, uno de los niños dijo: “Siempre jugamos a lo mismo”, y otro dijo: “¿Por qué no escondemos un tesoro aquí en la tierra?”. Y así lo hicieron. Al día siguiente llevaron el bolsillo lleno de cosas: una rosa, piedras de colores, dos trozos de cinta roja del pelo, flores de geranios y dos trozos de cristal y uno de los niños dijo: “el cristal para tapar el tesoro”. Así que cogieron un palo y se pusieron a sacar tierra para hacer un agujero muy ancho dónde pusieron los pétalos de rosas, las flores del geranio y piedras, y lo taparon con el cristal. Se veía precioso. Ya tenían su tesoro escondido para siempre.

JULIA FERNÁNDEZ

31


32


LA HISTORIA DEL CURA JOVEN Y EL CURA VIEJO (narrada por mi abuela Conchita) En mi pueblo teníamos a Mosén Joaquín, un cura muy viejo pero con mucha experiencia. Un día llegó su sobrino, un cura joven y sin experiencia, para que su tío le enseñara todo lo que sabía. Como vivía en el pueblo de al lado, todos los días iba a preguntar a su tío las dudas que le iban surgiendo. Así llegó el tiempo de Cuaresma; su tío le explicó: el Miércoles de Ceniza vendrán los hombres y les harás la cruz con la ceniza diciendo: “Polvo eres y en polvo te convertirás”. Hasta aquí perfecto, pero cuando le tocó el turno a la maestra, la primera mujer que pasaba, pensó: “Y a las mujeres,… ¿cómo se lo tengo que decir?”, ya que su tío solo le había hablado de los hombres. Se fue corriendo a preguntárselo a su tío y este le contestó: “TROS DE RUC, HOME Y DONA TOT ES UN”. Colorín, colorado este cuento se ha acabado.

LAURA MARGELÍ

33


LA POBREZA EN LOS AÑOS 60 EN MAELLA Mis bisabuelos Horacio y María decidieron marcharse a una masada a coger aceitunas y cuidar animales para poder comer. Tenían 4 hijos, mi abuelo Rudesindo y mis tías Fina, Carmen y Pili. Esta masada estaba a 8 Km.de Maella y mi abuelo con 10 años y mi tía la mayor con 7 años (las otras eran pequeñas) todos los días iban y venían al colegio de Maella andando y cuando oían un ruido de algún coche, moto... se salían de la carretera para esconderse por miedo a que los raptaran. Al cabo de 4 años volvieron a Maella. Mi bisabuelo era pintor y como no había trabajo le hacían pintar alguna habitación o cocina y como la gente no tenía dinero para pagar le daban pan, aceite, etc. a cambio de trabajo. Volvieron a trabajar en la otra finca de unos ricos de Maella, allí estuvieron 4 años y a los 17 años mi abuelo decidió ponerse a pintar con mi bisabuelo. A los 21 años se fue a la mili y estuvo 18 meses en Zaragoza. Al volver de la mili continuó trabajando como pintor y poco después mi bisabuelo cayó enfermo. Mi abuelo junto con sus hermanos tenía que mantener a la familia. Luego mi abuelo conoció a mi abuela Encarna, se casaron y tuvieron 3 hijos: Mª Pilar, Sergio y Laura, de los cuales, Mª Pilar, mi madre se casó con mi padre Pepe de Mazaleón y nos tuvieron a mí (Jorge) y a mi hermano Iker. JORGE GINER

34


LA SEÑORA CÓDIGA Y EL GATO COMÁTICO La señora Códiga Módiga Pisipódiga no tiene puños, de la cola del gato comático pisipático le haremos unos, ya responde el gato comático pisipático con grandes humos: –No será mi Códiga Módiga Pisicódiga cola para sus puños. (Historia que contaba a mi padre su abuelo) VICTOR EJARQUE

35


GARBANCITO Había una vez un niño llamado Garbancito, de pequeña estatura y muy travieso. Se fue a jugar a un huerto de su padre que tenía muchas clases de frutas y hortalizas. Se formó una tormenta y empezó a llover. Garbancito se escondió debajo de una coliflor. Garbancito se durmió. Por el huerto salió a pastar un toro, que se comió la coliflor donde estaba Garbancito (también se comió a Garbancito). Había parado de llover y sus padres estaban preocupados. Se organizó una batida para encontrar a Garbancito. Todas las personas del pueblo se reunieron en la plaza, se hicieron unos grupos y empezó la batida. Su padre fue al huerto donde vio al toro durmiendo. Para no despertarlo iba diciendo en voz baja: –Garbancito ¿Dónde estás? Cuanto más se acercaba, se oía la voz de Garbancito que decía: –Dentro de la barriga del toro, donde no llueve ni nieva. Su padre fue a la plaza del pueblo a avisar a todos. Decidieron matar al toro y así lo hicieron. Mataron al toro y de su tripa salió Garbancito. Como tenían tanta carne de toro decidieron hacer una fiesta para celebrar que Garbancito estaba vivo. También llamaron a una charanga del pueblo vecino. FIN

MAURICIO CARDONA

36


HISTORIA DE FIESTAS EN LOS AÑOS 50 Yo soy Marta Celma Gimeno y tengo 76 años. El 24 de agosto son fiestas en La Fresneda. Tenemos parientes allí y eran tantas las ganas de fiesta que yo y mi prima Agustina (de 14 años las dos) mareamos a mi padre hasta que lo convencimos para que nos llevara a cuestas sobre la mula y él (Daniel Celma) caminando por el río arriba. Pasamos por debajo del puente de La Torre del Compte, costó cinco o seis horas. Nos quedamos tres o cuatro días como mucho, los tres claro, pues mi padre se esperó los mismos días que nosotras, pues teníamos que volver con la mula los tres. Para estas fiestas una tía mía modista en Barcelona, me hizo un vestido blanco con estampado de flores de colores, que me quedaba muy bonito y estaba guapísima. Ir de fiestas a otro pueblo era un lujo o un capricho que no tenían todas, sólo fuimos dos años, luego se terminó. La siguiente vez que fui de fiestas a otro pueblo,

ya fuimos con amigos y novios a Valdealgorfa. Un carro lleno de chicos y chicas con 18 años y llenos de ilusiones y ganas de pasarlo bien, Siempre claro, en casa de los parientes, el que no tenía parientes no iba de fiestas. Esta es la historia real de 60 años atrás. CARLOTA ROYO

37


38


CUENTO DE LA FERIA DE MACARULLES Por el camino de la Val de Alcañiz, un día iba una “rabosa” de camino a la feria de Macarulles. Se encontró con un gallo y le dijo: - ¿Quieres venir conmigo a la feria de Macarulles? No tengo dinero. Dijo el gallo. Es igual, ya llevo yo. Y así se pusieron los dos de camino a la feria. Más adelante, se encontraron un gato, una cabra y un burrito a los que también invitaron. Así que al final, eran cinco. Cuando se hizo de noche vieron un más y pensaron en quedarse a dormir allí. Pero el burrito dijo:- No, que aquí vienen muchos ladrones. No te preocupes, dijo la “rabosa” que los asustaremos. El gallo se puso en el balcón, la “rabosa” en un rinconcito, el gato cerca del fuego, la cabra en el rellano y el burro en el corral. Cuando llegaron los ladrones, el gallo les avisó y cuando se sentaron a contar el dinero, la “rabosa” saltó del rincón, dándoles un susto terrible. Tiraron el dinero al suelo y entonces salió el gato del fuego. Bajando por las escaleras, la cabra les corneó con sus cuernos y el burro les pegó unas coces. Los ladrones se marcharon pensando que en el más había brujas y no volvieron nunca. Así los cinco amigos, se quedaron con el dinero y se fueron muy contentos a la feria de Macarulles. IVAN RAMS

39


LA VACA DEL CURA PEQUEÑO Había una vez un pueblo muy pequeño y un cura llamado Cura Pequeño que tenía una vaca. Un día la vaca se escapó de la casa del cura y una señora que la encontró la encerró en su casa para hacerle pucheros de leche a su hijo. Una tarde el cura oyó al niño que decía: “La vaquita del Cura Pequeño La tiene mi madre en el cuarto vaquero Y con ella hacemos los buenos pucheros”. El cura, contento por descubrir donde estaba su vaca convenció al niño para que dijera la poesía. El domingo a la salida de misa, a cambio de una peseta (que en aquel tiempo era mucho dinero). El niño se la contó a su madre y ésta le dijo: No, no, no, dirás otra poesía. Escucha. Y la madre le dijo otro poema…. Llegó el domingo y el cura dijo en misa: -¡Al terminar quédense todos que un niño dirá una poesía! Y será tanta verdad como la misa que acaban de oír. Pero cuan grande fue la sorpresa del Cura Pequeño al escuchar: “El Cura Pequeño duerme con mi madre la risa será si mi padre lo sabe” ¡¡ La peseta, la peseta, quiero mi peseta!! FIN NURIA VALLÉS

40


INFANTIL Valdeltormo


Con el fin de enriquecer más la actividad de las “yayerías” y al contar con tan solo 7 alumnos, como tutora decidí que fuera también una actividad de aula. Tras explicarles el fundamento de la actividad les propuse que vinieran al aula y nos contaran esa historia, leyenda, anécdota o cuento de su época. A todas les pareció bien. Así que solo quedaba determinan cómo lo haríamos. Entre todas, lo hablamos y decidieron que estarían más relajadas si venían al aula todas a la vez, que no por separado. Para facilitarles su colaboración, quedé con ellas que recogería por escrito sus relatos y que haríamos fotos para completar la actividad. Los niños estuvieron muy atentos y disfrutaron con la presencia de sus abuelas, por lo que la actividad resulto muy gratificante para todos. A continuación, relataré las “yayerías” que todas ellas nos contaron. Gracias a todas por su colaboración.


AULLIDOS EN EL BOSQUE Esta historia le ocurrió al bisabuelo de Marina, el abuelo Victorian. Al abuelo, le gustaban mucho las fiestas y por eso un día decidió ir a las fiestas de Valjunquera. Allí, conoció a una chica, se enamoraron y se casaron. El abuelo tenía que trabajar las tierras de Valdeltormo y Valjunquera. Venía hasta aquí con una burra. Un día que tenía que venir a una finca de Valdeltormo, le dijo a su mujer que esa noche no iría a dormir porque tenía que regar la huerta. Pero a las doce o la una de la noche aproximadamente, había terminado y decidió ir a dormir a su casa, a Valjunquera. El camino que debía seguir hasta el pueblo atravesaba una especie de bosque. De repente oyó unos aullidos. Era un lobo que bajó con la manada. El lobo se perdió de la manada y se quedó solo. El abuelo continuaba caminando con su mula, intentando no asustarse más, pero de repente la mula se paró. No quería andar. Después de insistir, consiguió que la mula anduviera un trocito, pero al poco tiempo, otra vez se paró. Como había Luna llena, pudo vez una especie de bulto, una cosa negra. No sabía qué podía ser. El perro que lo acompañaba era muy valiente. Así que fue él, quien se acercó. Pero tras andar tres pasos, se quedó también quieto. El abuelo, encendió la mecha del mechero y entonces el lobo, al ver la luz, se asustó y se fue. A partir de entonces, pudieron seguir tranquilos su camino hasta llegar a casa, en Valjunquera. Cuando llegó a su casa se lo contó a su mujer y le dijo que nunca más iría a regar por la noche porque había pasado mucho miedo. MARINA MONREAL

43


LA RATITA PRESUMIDA Laralalarita…, limpia mi casita Va a romper un plato, laralalaloto…, Y todos los días la misma faena Más lo hago contenta, porque alguien lo vea Lalaralarita…… Una vez una ratita barriendo la escalerita un dinerito se encontró Que suerte tengo, pensó Y como era muy presumida y le gustaba ir muy bien vestida Pués pronto empezó a cavilar que se podía comprar: compraría un delantal, unas medias de cristal, zapatos, guantes, quizás un bolso de persiglás, algo que me haga atrayente por si sale un pretendiente. Al fin se dijo gozosa ya está!! un lazo de color rosa y entró en una mercería y compró con la moneda tres palmos de fina seda Al verse en el espejito tan mona con el lacito Pensó la muy pretenciosa: “Encontraré maridito” Y se puso en el balcón Y acertó a pasar por allí un burrito: - Ay, ratita y qué guapa estás. ¿Te quieres casar conmigo? ¿y por la noche qué harás? Y el caballo relincha. - Ay! No, no que me asustarás. Y pasó por allí un patito: - Ay, ratita y qué guapa estás ¿Te quieres casar conmigo? ¿Y por la noche qué harás? “cua, cua, cua” Ay, No que me asustarás.

44

Pasó por allí un gallo: Ay, ratita y qué guapa estás ¿Te quieres casas conmigo? ¿Y por la noche qué harás?

“kikiriki, kikiriki” Ay, no, no que me asustarás Pasó por allí un conejo: Ay, ratita y qué guapa estás. Te quieres casar conmigo? ¿Y por la noche qué harás? “iiiiiiiiiiiiiiiii” Ay, no, no que me asustarás Y finalmente pasó por allí un gatito muy guapo - Ay, ratita y qué guapa estás ¿Te quieres casar conmigo? ¿y por la noche qué harás? Dormir y callar Pues contigo me he de casar Se casaron y a su boda asistieron todos los vecinos y al acabar la ceremonia, le dijo la ratita al gato: Ay, gatito. ¿Siempre me vas a querer? Verás con este besito como te voy a comer El gato la cogió y casi la mata: Socorro, socorro!! – gritó la rata huyendo por la escalera Pues descubrió su maldad. Quería como una fiera comérsela de verdad. COLORÍN, COLORADO, ESTE CUENTO SE HA ACABADO.

NACHO ALCOBER


¡QUÉ MIEDO EN LA PORTELLADA…! Cuando era pequeña vivía en La Portellada. A todos los niños, nos contaron una historia que nos asustaba mucho. Decían que en una cueva que había cerca del pueblo, en el monte, vivía una señora mayor, que iba mal vestida, sucia, despeinada, con unas uñas muy largas… Se parecía a una BRUJA. Dicen que bajaba al pueblo por la noche para que nadie la pudiera ver. Mis amigos y yo teníamos mucha curiosidad en conocer a esa mujer y estuvimos tentados en más de una ocasión de ir a la cueva. Pero nuestros padres nos habían prohibido ir porque aunque nadie la vio nunca, todos tenían mucho miedo de ella. AMAYA TIMONEDA

45


46


¡QUÉ MIEDO PASARON EN CASA…! Esta historia ocurrió cuando el papá de Oscar era pequeño. Un día, su papá y yo tuvimos que marcharnos y en casa se quedó Daniel y unos primos con el yayo Pepe. Dormían en la planta de arriba, en la misma casa de ahora pero esa parte todavía no estaba arreglada del todo. Esa noche, los cinco niños bajaron corriendo para decirle a su abuelo que tenían mucho miedo. Habían oído un ruido muy raro. Se parecía al llanto de un bebé. Pero ahí arriba no había ningún bebé… ¿Entonces, cómo podía ser? El abuelo los tranquilizó diciéndoles que no había nadie y que se durmieran tranquilos, pero ellos seguían pensando que algo había. Tuvieron una idea para la noche siguiente. Para ver si de verdad detrás de la puerta desde la que oían ese ruido había alguien, pusieron harina en el suelo. De esta manera,

si había un niño al andar dejaría sus huellas marcadas. Estuvieron tres noches haciendo “guardia” para comprobar si alguien dejaba marcas en la harina del suelo. Pero nada. No pudieron comprobar nada Esa historia nunca la han olvidado porque esas noches lo pasaron mal. Tuvieron mucho miedo. ÓSCAR SOLSONA

47


48


OCURRIÓ EN VALDELTORMO, HACE MUCHOS AÑOS… Una niña de 3 años llamada Victoria, se escapó de casa. Quería ir a buscar a su papá. Como era tan pequeña se perdió. Se hizo de noche y nadie la encontraba. Todo el pueblo buscaba a la niña. Al día siguiente salieron fuera del pueblo a buscarla y…., nada. Victoria no aparecía. Al final, al tercer día, cuando todos estaban ya desesperados, la encontraron dormida junto a una piedra. Estaba a más de 3 Kilómetros de Valdeltormo, llena de arañazos, sucia… Para celebrar que la habían encontrado tocaron todas las campanas del pueblo.

CARLOTA E INÉS MONTERDE

49



PRIMARIA Calaceite


MI ABUELA JOSEFINA Érase una vez hace muchos, muchos años mi abuela Josefina cuando era pequeña iba al colegio y los profesores eran monjas. Como no había coches, iban andando y no había gente mala. Por la mañana estudiábamos y por la tarde hacían labores y a la hora del recreo jugaban al “bater” de la pelota y a los dados y a saltar a la comba. No iban tanto a jugar como ahora. Por la tarde cuando salían del cole se iban a hacer tapetillos de malla a casa de una amiga. Iban a aprender a bailar jota. No tenían tanto tiempo libre como ahora porque tenían que ayudar en casa. Cenaban en las bodegas y después iban a bailar con música de discos en el teatro. MARTA BEL AGUAS

52


MIS YAYOS Y SUS YAYERÍAS Tengo mucha suerte porque viven mis cuatro abuelos. Ha sido muy divertido preguntarles por sus yayerías. Os comento sus travesuras: Mi abuelo Dionisio un día de matanza con la masa reposando al pie de la escalera, él desde lo alto decidió apuntar con su pis ¡Y lo consiguió! Mi abuela Angélica, ayudando a mi bisabuela a bajar unas sartenes de lo alto de un gallinero, vio como su madre aterrizaba en el suelo con la cara llena tiznajos. Empezó a reírse y no podía parar, su madre se enfadó mucho con ella. A mi abuela Modesta le encantaba coger renacuajos, con sus primos, para meterlos en las tinajas de agua que usaban para beber. Cuando su abuela los descubría, ya convertidos en ranas, corría detrás de los niños para atizarles con un sarmiento. Mi abuelo Ángel cuenta que cuando era muy pequeño, su mamá estaba tan ocupada que era él quien tenía que sacar el pie entre los barrotes de su cuna para apoyándose en la pared mecerse. LUCÍA MARTÍNEZ

53


54


LA NIÑA PERDIDA Érase una vez una niña que se llamaba Pepita y era muy traviesa. Un día su madre la mandó a comprar arroz y como era tan traviesa se fue a jugar y se hizo de noche. Pepita estaba jugando en la fuente de la Villa con unos cachorros. Cuando vio a sus padres se puso a llorar, les dijo que no haría nunca más y les pidió que la perdonaran. Quería mucho a los cachorros. Al final, Pepita no compró el arroz y se quedaron sin cenar. PAULA BEL BOSQUE

55


LOS TRES CERDITOS Este cuento era de tres cerditos que vivían en una granja. Un día pensaron escaparse. Cuando ya eran libres pensaron de hacerse cada uno una casita en el bosque. El mayor pensó de hacerla de paja, el mediano se la hizo de madera que era más resistente que la de paja. Y el hermano pequeño se la hizo de piedra, aunque le costó mucho trabajo terminarla. Al cabo de unos días, pasó un lobo que tenía mucha hambre. Primero fue a la casa de paja, sopló y sopló y la casa se derrumbó. El cerdito salió y se fue a la casa de su hermano mediano. El lobo llegó a la otra casa y también sopló y sopló y la casa se destrozó. Los cerditos muy asustados salieron corriendo a la casa del hermano pequeño, el lobo fue tras ellos, vio que tenía chimenea y se metió por ella, pero el cerdito pequeño encendió el fuego al ver que el lobo quería entrar por ella. El lobo se quemó y salió corriendo. Los cerditos muy contentos cantaron una canción juntos.

LEYRE COLOMER FALGÁS

56


HUERTO EN EL MATARRAÑA Cuando mi abuelo era un niño iban al huerto de Matarraña y cargaban las caballerías de estiércol para abonar las plantas que hacían en el huerto. Después de comer se iban a pescar al río y cogían peces, y después para merendar se los comían fritos. Esta historia es verdad. SERGIO ANDRÉS OLLÉS

57


58


JACINTO ROIG SERRANO Mi abuelo cuenta una historia de sus abuelos: Estaban en la masía recogiendo las olivas y les pilló una gran nevada. Se les terminó la comida que tenían. En la puerta de la masía aparecieron dos lobos que tenían hambre y querían entrar. El perro de mis bisabuelos ladraba para que los lobos no pudieran entrar. Cuando se hizo de día decidieron marcharse al pueblo a buscar comida. Pero los lobos se dieron cuenta de que se iban y entonces los siguieron. Las hijas de mis bisabuelos iban encima de la mula y los lobos intentaban atacarlas. Entonces mi bisabuela decidió tirar una cuerda que estaba enganchada a las caballerías. Los lobos tenían miedo a la cuerda y no se acercaban a los niños. Al entrar al pueblo los lobos se fueron y no pasó nada. Me cuenta mi abuelo que es una historia real que le contaron mis bisabuelos a él. MARTINA ROIG FARRÉ

59


CANCIÓN DE LA RANA Cuando la rana se puso a cantar vino la mosca y le hizo callar. La mosca a la rana, la rana que estaba cantado debajo del agua. Cuando la mosca se puso a cantar vino la araña y le hizo callar. La araña a la mosca, la mosca a la rana, la rana que estaba cantando debajo del agua. Cuando la araña se puso a cantar vino el ratón y lo hizo callar. El ratón a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana, la rana que estaba cantando debajo del agua. Cuando el ratón se puso a cantar vino el gato y le hizo callar. El gato al ratón, el ratón a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana, la rana que estaba cantando debajo del agua. Cuando el gato se puso a cantar vino el perro y le hizo callar. El perro al gato, el gato al ratón, el ratón a la araña, la araña a la mosca, a la rana, la rana que estaba cantando debajo del agua. Cuando el perro se puso a cantar vino el hombre y le hizo callar. El hombre al perro, el perro al gato, el gato al ratón, el ratón a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana que estaba cantado debajo del agua. Cuando el hombre se puso a cantar vino la suegra y lo hizo callar. La suegra al hombre, el hombre al perro, el perro al gato, el gato al ratón, el ratón a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana, la rana que estaba cantando debajo del agua. Cuando la suegra se puso a cantar ni el mismo diablo la hizo callar. JULIA RIOL SUÑER

60


EL CAMPING Mis abuelos hacían camping durante los fines de semana y algunas vacaciones. Me acuerdo que íbamos a la playa y piscina durante las vacaciones y por la tarde jugaban mis abuelos a la petanca y eran muy buenos jugando. Mi abuela era picadora y lo hacía muy bien, y yo le aplaudía mucho. También dábamos largos paseos por la tarde y tomábamos algún helado maché ya que nos gustan mucho. Los sábados y los domingos baile y cine y juegos infantiles. Era todo muy divertido y bonito. Fue una etapa de mi niñez muy feliz. ALBERT BENAVENTE ÚCEDA

61


EL VIAJE EN TRACTOR Hace cincuenta y tres años cuando yo era tractorista de un EICHER, dicho tractor se compró entre veinticuatro socios. Había otro tractorista que había venido de la mili. El tractor según este tractorista no funcionaba bien y decidieron llevarlo a la casa del tractor que estaba en Madrid para que lo arreglaran allí, porque en aquellos tiempos no había mecánicos. Los socios decidieron no pagar el porte de un camión y que el tractor lo llevaran los dos tractoristas hasta la calle Claudio Cuello. Salimos a las dos de la mañana y llegamos a la una del medio día del día siguiente. Paramos en Alhama de Aragón a cenar y luego continuamos toda la noche para llegar al medio día a Madrid. Esto era en el mes de junio y al pasar por Medinaceli hacía mucho frío. Al señor Pedro le tocó conducir toda la noche ya que el otro tractorista era muy corto de vista con gafas de culo vaso. De regreso nos recogió un camión que iba a Zaragoza. De Zaragoza a Calaceite fuimos andando con el tractor. Llegamos a Calaceite a las tres de la tarde, cogí la moto y me fui a ver a la novia. JORDI VIADERO

62


EL ZORRO Y EL LOBO Un día iba un zorro que tenía mucha hambre y se encontró con un lobo, y le dijo: -¡Qué hambre tengo! ¡No sé donde hincar el diente! El zorro le contesto: -No me hables, que yo ya hace muchos días que no como. Mira, allí en aquel campo están cosechando. ¿Por qué no vamos? Seguro que a aquella gente le llevarán comida a la hora de comer. Fueron al campo y mientras esperaban a que llegase la comida, el lobo le dijo al zorro: -¿Sabes cómo nos la tenemos que comer? Vamos a una balsa que hay y tú te beberás toda el agua. -¡Pero me volverá a salir! Respondió el lobo. -No te preocupes, te pondré una piña en el culo y así no podrá salir el agua y así podrás bebértela toda. Así lo hicieron. El lobo se bebió toda el agua y se fueron al campo. Cuando vieron que llegaba la comida el zorro se puso a gritar: -¡Monjes, monjes al campo! ¡Qué se les moja la paja! Entonces se fueron todos al campo porque se les mojaba la paja. Mientras el lobo se paseaba por encima de la paja ya que se había quitado el tape que llevaba en el culo y al salir toda el agua mojaba la paja. El zorro se comió todo lo que le apeteció y se puso bien harto. Cuando los campesinos volvieron del campo ya no quedaba comida. El lobo también se quedo sin comida. Y el zorro le dijo al lobo: -¡Ay, que malo estoy, muy malo! -¿Qué te pasa? Y es que con toda la picardía se había puesto en la cabeza un poco de ajoaceite y le dijo: -¡Mira si estoy malo que se me sale el seso! ¡Tengo todo el seso por fuera! -¡Oh, si que es verdad- Dijo el lobo. Se lo subió a la espalda y se lo llevó. Mientras el zorro le cantaba al lobo: -¡Ajoaceite en la sesera, bien hartito y buen caballero! Así canto todo el camino y el que ganó fue el zorro porque se puso hartito y encima el lobo lo tuvo que llevar al cuello. ANDRÉS CLARAMUNT

63


MI ABUELO Y SU BURRO Mi abuelo tenía un burro que lo quería mucho. Tanto para andar cada día 10 kilómetros para verlo. Pero cada vez se hacía más viejo y no podía andar tanto. Cuando ya era muy mayor tuvo que vender a su burro para comprarse un coche. Cuando ya tenía el coche echaba de menos a su burro. Le dijo:- ¿No te importa si voy cada día a visitar al burro? El chico le dijo: -No me importa, si me ayudas con el huerto. MARTA TELLO

64


MI BISABUELO Y LA BURRA Un día estando con mi abuela, me contó algo que le pasó a mi bisabuelo. Tenía una burra y se fue al campo, como hacía siempre. La burra se escapó porque no la ató bien. Tuvo que volver andando hasta el pueblo, preguntó a todos si habían visto a la burra pero todos le dijeron que no, menos una persona que le dijo que habían visto como unos gitanos se la llevaban. Entonces la buscó por todo el pueblo. La encontró en una calle junto con un burro. El burro de los gitanos. Los dos, mi bisabuelo y la burra, volvieron al campo a buscar sus cosas. En medio del camino se encontraron con un charco y la burra frenó de golpe, haciendo que mi bisabuelo cayera de cabeza en el charco. JUDIT PRATS

65


66


LA NOCHE DE TODOS LOS SANTOS Antes cuando eran las fiestas de todos los Santos encendían velas en las lápidas del cementerio y cuando llegaba la noche, las personas mayores nos decían que pronto a casa, porque los niños se juntaban en Santa Bárbara y venían las lucecitas del cementerio. Nos decían que eran las almas de los muertos. Todos los niños corríamos a casa, solo encenderse las luces del pueblo. JORDI SÁBADO

67


LA MUJER QUE NUNCA SE ENFADABA

Había un señor que tenía una mujer que nunca se enfadaba. Y un día dijo, pues hoy la voy a hacer enfadar. Todos los días cuando llegaba del campo entraba su borrico a la entrada de su casa. Siempre lo hacía entrar de cara y ese día lo hizo entrar de culo, y como no había manera de que entrase de culo, su mujer le dijo al borrico ¡A la! Tantas veces has entrado de cara que por una vez puedes entrar de culo. Y así no logró que su mujer se enfadase. El hombre no logro enfadar a la mujer pero si consiguió enfadarse el. Esta historia ha sido verdad. SANDRA BONDÍA

68


69


EL AVANCE DE LOS ORDENADORES Hace más de 30 años el primer ordenador de mi padre tenía 1KB de memoria, aunque no os lo creáis no había ni DVD ni pinchos de memoria. Las pantallas eran teles en blanco y negro. Los juegos se tenían que hacer escribiendo el código y solo eran monigotes de cuadraditos. Para grabar los juegos que hacíamos teníamos que conectar un reproductor de casetes al ordenador y grabarlos en una cinta. Cuando pasados unos años conseguimos ordenadores con 24 KB o 48 KB y ya se vendían juegos de casetes. A veces podían tardar 1 hora en cargar un juego. Si querías trucar los juegos tenías que programar tú mismo. Aunque no os lo creáis no existía Internet. Los dibujos se tenían que hacer programándolos porque no existía los ratones y mucho menos los programas de edición tipo PhotoShop. RICARD VEGA

70


EL SUEÑO DE MI ABUELO Un día mi abuelo cuando era joven los domingos que se iba tarde a dormir, el lunes iba a labrar con las caballerías. Como tenía tanto sueño decía: después de cenar me iré a dormir, pero cuando llegaba a casa el sueño ya se le había pasado. Después de cenar se iba a la plaza del pueblo a estar con los amigos. Al cabo de un rato pasaba su novia por allí y se iban a la calle de la novia a festejar. Entonces estaban horas y se iban a dormir tarde y de esta forma mi abuelo siempre padecía sueño. De esta manera se daba cuenta de que a la mañana siguiente cuando lo llamaban para ir a trabajar tenía sueño otra vez, y así la historia continuaba día tras día. LUCAS MARTI

71


ENRIQUE Y LOS LIBROS A Enrique le gustan los libros, pero no como a ti o a mí. A él le gusta comérselos. Todo empezó por un error, una tarde en la que estaba distraído. Empezó comiendo una palabra. Simplemente por probar. Luego lo intentó con una oración completa y tras eso la página entera. Sí, definitivamente le gustó. Para el miércoles ya se había comido todo un libro. Y para el final de mes podía devorarse un libro de un tirón. Le encantaba comer toda la clase de libros: novelas, diccionarios, almanaques, atlas, libros de bromas, libros de historias y hasta de matemáticas. Pero los rojos eran sus preferidos y los devoraba a un ritmo increíble. Mientras más comía más listo se hacía. En poco tiempo pudo resolver el crucigrama de su padre en el periódico. Y hasta era más listo que los profesores de su escuela. Así que siguió comiendo libros. Se fue haciendo más listo… y mas listo… Pero las cosas entonces empezaron a ponerse complicadas. Empezaron a ponerse muy, muy, mal. Enrique comía demasiado rápido. Todo lo que iba aprendiendo se volvía un revoltijo porque no le daba tiempo de hacer buena digestión. Dejó de comer libros y se quedó triste largo rato en su cuarto. ¿Qué iba a hacer? Casi por accidente, Enrique tomó del suelo un libro que tenía a medio comer pero en lugar de llevárselo a la boca lo abrió y empezó a leer. Después de aquello descubrió que le gustaba mucho leer y que si leía bastante podría llegar a ser la persona más lista del mundo. Ahora Enrique siempre está leyendo. Aunque la verdad de vez en cuando…come algo. DENISA DIONISIE

72


EL MIEDO SALVÓ NUESTRA AMISTAD

Cuando mi abuelo era pequeño vivía aquí en Calaceite y jugaba todas las tardes en la plaza del pueblo. Un día se peleó con su mejor amigo y el alguacil del pueblo, viendo que no podía apaciguar a ninguno de los dos ordenó que los encerraran en la prisión que hay en el ayuntamiento. Los encerraron juntos y del miedo que pasaron aquella noche no se volvieron a pelear. ISABEL VEGA

73


JUEGOS DE OTROS TIEMPOS Mi abuela Villar vivía en un pueblo que se llama Armejún. Era un pueblo que estaba entre montañas. Solo se podían divertir corriendo por la montaña. También se entretenía cazando ranas, les ponía un cigarro en la boca y como solo aspiraban la rana explotaba. Otro juego era a buscar cuevas. También sabe una leyenda que decía: A un paso de burro y a cuatro zancadas de caballo había una mina de oro saliendo del pueblo al pico de la montaña. Mi abuelo, un día con los amigos de la cuadrilla, soltaron un becerro en la plaza de toros de Alcañiz. Menos mal que lo cogieron pronto y no pasó nada importante. Aquella noche estuvieron detenidos en las dependencias municipales. LUCÍA ABÁS

74


75


CATÁSTROFE EN EL CINE DE CALACEITE Calaceite 9 de Diciembre de 1934. En el año 1934, Calaceite tenía una gran población. En invierno, como hacía mucho frío, igual que ahora, la gente acudía al cine todos los domingos por la tarde. En la sala no había butacas para todo el mundo, así que la gente se traía su propia silla de casa. La tarde del domingo, 9 de Diciembre no fue una excepción, el cine estaba lleno. Ponían una película americana. Ahora las máquinas proyectoras funcionan con electricidad pero entonces funcionaban con carbón. Durante la proyección el hombre que la hacía funcionar tuvo un descuido y la película se incendió, la máquina proyectó la llama en la pantalla y el público, creyendo que el incendio estaba en la sala tuvo una reacción de pánico. Todo

el mundo se levantó y salió de estampida hacia la puerta. Hubo una gran avalancha. Como la salida tenía escaleras, ya que el cine estaba donde hoy está la Biblioteca Municipal, la gente empezó a caer y los demás a pasar por encima de ellos. Nueve personas murieron y hubo un montón de heridos. El incendio, en realidad, solo afectó a la sala de proyección, pero el pánico se apoderó del público y el resultado fue horrible. ALBERTO COLOMER

76


EL COLEGIO DE MI ABUELA Iba al colegio de Fuentespalda e iban andando o con carros. La escuela estaba dividida en dos partes, una para chicos y otra para chicas. A las profesoras se les llamaba por su apellido. Ella estudiaba todas las asignaturas con una profesora. Entraban al colegio a las 10 y salían a las 5 de la tarde. El Gobierno para almorzar les traía leche en polvo, la leche se la hacían ellos porque eran unos años de pobreza. Los chicos y las chicas solo se unían un cuarto de hora, que era cuando hacían la leche. El cuarto de hora lo utilizaban para jugar y beberse la leche. La leche en polvo se la podían beber en 5 o 10 minutos y lo que les sobraba lo utilizaban para jugar a la comba o a las canicas. Los profesores por la mañana les enseñaban a sumar, restar, multiplicar y dividir y por la tarde les enseñaban a coser cosas. Cuanto tenía 9 años se tuvo que ir a Tortosa

a estudiar. Allí los chicos iban arriba y las chicas iban abajo. En el instituto había 12 profesores, 6 para chicos y 6 para chicas. Del instituto salían a las 12 y se iban a casa. Ella se acostaba a las ocho y leía libros como La Lechera, Pulgarcito y Caperucita Roja. SANDRA BEL

77


UN CUENTO Y DOS CANCIONES Mi tía tiene 102 años y se llama Nieves. Una tarde bajé y le dije que me contara un cuento, y me contó un cuento y dos canciones. El cuento se titula el Cigronet (Garbancito) pero no sabemos como acaba, pero de todos modos os lo voy a contar. Había una vez un niño que estaba de mozo en una casa, era una casa de gente muy pobre y Garbancito estaba escondido y le dijeron: Irás a trabajar con las monjas. Las monjas lo enviaron a comprar, pero como era un Garbancito no lo veían y le decían: ¿Dónde estás? ¿Quién es? Y como no lo veían les robó a las monjas y Garbancito cantaba: “A las monjas capuchinas les he robado, después se metía en una teja”… Canciones

Estas son las canciones que me ha cantado. A la virgen del Rosario le adoraban cuatro faroles: Concepción, Encarnación, Dolores y Cristobalina. A la virgen del Rosario le han hecho un desacato porque le han quitado la piedra para hacer un sindicato.

78

CARLA TELLO


79


LA COVA DEL TIO TURUBIO Cuando mi abuela era muy pequeña, iba al campo con su hermana y sus padres (mis bisabuelos). Al lado de la finca vivían unos abuelos muy ancianos, que aprovecharon una roca natural para fabricarse una cabaña. El padre de mi abuela (mi bisabuelo), les decía a mi abuela y a su hermano que se comían las serpientes. Mi abuela y su hermano, iban todos los días y les daban algo de comer. Pero, la verdad es que iban a ver si se comían las serpientes. Nunca los vieron comerse ninguna serpiente.

CUENTAN DE UN SABIO....

Cuentan de un sabio que un día tan pobre y mísero estaba, que solo se asustaba

de unas hierbas que él cogía. ¿Habrá otro entre sí decía, tan pobre y mísero como yo? Y cuando el rostro volvió, halló la respuesta viniendo, que otro sabio iba cogiendo las hierbas que él arrojó.

PABLO RIOL

80


LA VIDA DE MI ABUELO MÁXIMO Fue a la escuela poco, porque empezó la guerra civil y tuvieron que emigrar y marchar de su pueblo, Valdeltormo. Tuvo que ir a Cataluña con sus padres, su tío y su hermana con el carro y el macho. Estuvieron una temporada viviendo allí hasta que acabó la guerra y pudieron volver a su casa. Como había poco trabajo, al cabo de un año vinieron a vivir a Calaceite y trabajar en el campo en una masía:” Lo más de les Garcíes”, allí conoció a mi abuela porque eran vecinos. Eran muy jóvenes, mi abuelo tenía 18 años y mi abuela 15, cuando empezaron a festejar. En aquella época mi abuelo era cazador, venían a cazar unos amigos que tenía en Viladecans. Siempre que venían se iban muy contentos con las perdices y conejos que habían cazado. La amistad entre ellos duró muchos años y todavía hoy perdura. Cuando mis abuelos se casaron, se fueron de viaje de novios a Viladecans con sus amigos y allí pudieron ver el mar porque ninguno de los dos lo había visto nunca. Los llevaron a la Barceloneta a comer y luego pasaron la tarde paseando por la playa. Fue la primera vez que mis abuelos conocieron el mar.

ÁLVARO INSA SEGARRA

81


LO MIG POLLET Una vegada hi havie un mig Mollet que el van convidar a les festes del rei. Se va ficar tot mudat i tot i tot repolit i se’n va anar. I camina que caminaràs, camina que caminarás, camina que caminarás...., va trobar formiguetes: Mig Mollet, a on vas? A les festes del rei que m’han convidat Pos dixa’m vindre No, no que te cansaràs. No me cansaré, no. Sequix Carrere. Camina que caminaràs, amina que caminarás,camina que caminarás... Mig Mollet, me canso Veus, ja t’ho deia jo que te cansaries. Fica’t dins del meu culet. Camina que caminaràs, camina que caminaràs....trobem les matroguetes: Mig Mollet, a on vas? A les festes del rei que m’han convidat. Dixa´m vindre No, no que te cansaràs No me cansaré, no. Seguix a darrere. Camina que caminaràs, camina que caminaràs, camina que caminaràs... Mig Mollet, me canso. Veus, ja t’ho deia jo que te cansaries. Fica’t darrere el meu culet. Camina que caminaràs, camina que caminaràs... Trobem lo riuet: LUIS CUELLA

82


83


LA FIESTA DE SANTA ANA HACE AÑOS Para el mes de mayo cada año en la ermita de Santa Ana, cuando yo era pequeña o más bien cuando iba a la escuela, la fiesta se hacía en martes de la misma semana. La romería era por la tarde, se iba en procesión con la peana que la llevaban los quintos. Junto con las gentes, los amigos íbamos a la romería, en una bolsa llevábamos la merienda que era pan con chocolate, ya que en aquella época no había demasiadas cosas para comer. Después de llegar a la ermita fuimos a dejar las meriendas a un masico de Santa Ana que era el huerto de las monjas. Cerramos la puerta y fuimos a misa y allí cantando una de nosotras hizo un gallo y todas nos reímos y vino un guardia civil y nos dijo gamberras. Como comprenderás el disgusto fue gordo, ya que por aquella época el respeto a la autoridad era muy grande. Cuando fuimos a merendar al huerto de las monjas cual sería nuestra sorpresa que al abrir la puerta encontramos todas las meriendas comidas a medias y todo destrozado. ¡Y a casa sin merendar!

84

CARLOS ABÁS


TRAVESURAS POR LOS HUERTOS Hace muchos años las mujeres iban a lavar en la fuente de la Vila, Tendían la ropa allí y la dejaban para secar, pero había niños que iban a hacer travesuras y muchas veces las mujeres se encontraban la ropa dentro de los lavaderos mojada. Allí también había huertos, está el huerto de Casasús y el huerto de las monjas. En los huertos también hacían travesuras, pero una noche se hizo oscura y había tres niños que aun estaban por allí, se metieron en el huerto de las monjas y les salió una monja y los huertos empezaron a correr, pensándose que era la madre superiora. Al día siguiente volvieron y resultó que era un hábito de las monjas que estaba allí para que se secara y no volvieron más. AINHOA SÁBADO

85


86


UNA CASA PARA DORMIR Había una vez un hombre con un caballero que no tenía casa y estaba buscando un lugar donde poder refugiarse. El hombre iba llamando casa por casa, a ver si le dejaban pasar o le daban un poco de comida. Primero llamó a una casa: ¡Riiiiiing! ¿Sí? Dijo el hombre de la casa. Hola, ¿me puede dar un ayudita por favor? No, por supuesto que no, contestó el hombre. Así que probó a llamar en otra casa. ¡Riiiiiing! ¿Sí? Contestaron en la casa. Hola, ¿me puede dar un poquito de limosnita por favor? ¡Claro que no! ¡Búsquese la vida! Le contestaron. Y así llamando a todas las casas del pueblo y toda la gente diciéndole que no. Cuando ya se hacía de noche y empezaba a hacer un poco más de frío, el hombre llamó a otra casa. ¡Riiiiiing! ¿Sí? Hola, ¿me dejaría pasar la noche aquí por favor? Dijo el hombre desmontándose de su caballo. ¡Pues claro que si! Dijo la señora que estaba en casa. Pase, pase usted se quedará aquí abajo en el garaje. Como no había comido nada y tenía la tripa vacía, le dieron un poco de comida y le echaron una mantita para que estuviera un poco más calentito. El hombre decía: ri ji ji qué frío hace aquí. E iba subiendo los escalones, ri ji ji qué frío hace aquí, hasta que llegó al rellano. Ri ji ji qué frío hace aquí, hasta que llegó a la cocina. A la mañana siguiente al ver que el hombre estaba en la cocina le riñeron y le echaron de casa. Luego le tiraron peras y manzanas podridas. Él se agachó y cogió una pera podrida. La mujer le dijo ¡Qué tonto eres! Bajas del caballo para coger una simple pera podrida. Y el hombre le contestó: ¡Pues más tonta es usted porque decía…! Ri ji ji qué frío hace aquí y encima en su propia casa. ¡Que lo diga yo, pero que lo diga usted! ESTEFANÍA CAMPS

87


88


PRIMARIA Valdeltormo


EL SABIO Y LES TRES PALOMETES Cuentan de un sabio que un día tan triste y mísero estaba que solo se sustentaba de unas hierbas que cogía, ¿habrá otro (entre sí decía), más pobre y triste que yo? Y cuando el rostro volvió halló la respuesta viendo que otro sabio iba cogiendo las hierbas que él arrojó. Tres palometes en una paloma salten y brinquen al peu del altá, toquen a misa y alsen a Deu y besen los peus de la mare de Deu y si toquen al sermó, besen los peus de nostre Siñó. La mare de Deu cuan ere chiqueta anae a escola a dependre de lletra, se portae un llibre de or y una cadireta. LAURA IBAÑEZ

90


LA PRINCESA Y LA ESTRELLA Hace a帽os hubo una princesa que se llamaba Margarita y fue a coger una estrella al cielo y el padre de la princesa dijo: -Vete a devolverla al cielo. Y la princesa se enfad贸. PATRICIA ALCOBER

91


LOS CABRITILLOS DE MI ABUELA MIGUELITA Mi abuela Miguelita me ha contado que cuando era pequeña tenía dos cabritillos. Los quería mucho. Todas las tardes iba a buscarlos cuando venían con el rebaño y jugaba mucho con ellos. Una tarde se perdió un cabritillo. Mi abuela se puso triste y salió a buscarlo. Cuando lo encontró se alegró mucho y le dijo que hasta que fuese mayor no lo dejaría nunca. CRISTINA ALCOBER

92


UNA DE ABUELOS… Hace muchos años, aproximadamente en 1945 mi abuela en su casa no tenía agua, la cogían de un pozo. En el pueblo tampoco había luz. En las casas solo había dos bombillas, una en el cuarto donde estaba toda la familia y otra en el piso de abajo. La luz la sacaban de un molino de harina. Cuando pusieron la luz y el agua en el pueblo de Valdeltormo, los habitantes se pusieron muy contentos. Mis abuelos cuando eran niños jugaban a la gallinita ciega, el pañuelo, las canicas, la comba, a balón prisionero, pilla-pilla, los dados, las cartas, el parchís, la oca y la ralleta. Una de las canciones que cantaban era: Uno, dos, tres, cuatro, cinco y aceite. Sal y canela. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho y nueve pasaremos por la calle nueva. Un pintor y una pintora que pintaban por San Juan. Que salga fuera la más grande. Aceite, sal, canela, melón ¡Colegio! Qué molino, qué Manuela, qué melón, qué melonera. LORENA MOMPEL

93


CUENTO DE “LA LUZ MALA” Mi bisabuela Nélida vivía en el campo y siempre le gustaba contarnos historias a la luz del fuego en la masía. Uno de esos cuentos trataba de “La luz mala” (La Luna). A nosotros nos gustaba escucharla, pero al mismo tiempo nos daba miedo, trataba sobre los excrementos de las vacas que brillaban a la luz de la Luna.

94

GIULIANA MIRACCO


LOS CUENTOS DE MI ABUELA Cuenta esta leyenda que en el pueblo de Ayacucho en Argentina, donde vivía mi abuela Nilda, en las noches más calurosas del verano se paseaba la “llorona”. La llorona era una mujer que había perdido a su esposo del que estaba muy enamorada. Los vecinos del pueblo la veian asomarse por las ventanas de las casa llorando desconsoladamente, pero tal como aparecía desaparecía y las familias no se libraban de darse un buen susto. LUCIO MIRACCO

95



PRIMARIA Mazale贸n


UN PUENTE NUEVO EN MAZALEÓN Érase una vez en Mazaleón había un puente con un río llamado Matarraña. Un día hubo una tormenta en Mazaleón e inundó las casas, los campos… hasta inundó el puente, pero las personas no se inundaron. El río estaba lleno de agua, como el río estaba lleno de agua rompió el puente… Muchos más años construyeron un puente nuevo. Mazaleón mejoró muchísimo y el puente es muy bonito. A partir de ahora Mazaleón es precioso. Historia que ocurrió en Mazaleón en el año 2000. Hay que cuidar el medio ambiente. DOUAA Y AYOUB CHAHAOUAT

98


UNA FAMILIA MUY POBRE Érase una vez una familia muy pobre que decidieron, ir a buscar fortuna, al día siguiente salieron de su casa, pero antes de salir la mujer le dijo al marido:- marido, la puerta de la casa es nueva, tendremos que llevárnosla. Así lo hicieron, caminaron durante mucho tiempo y empezó a oscurecer, decidieron pasar la noche debajo de un pino muy grande. Al poco rato, escucharon unos ruidos de unas carretas que venían. Decidieron subirse encima de un pino para que pasaran las carretas, pero las carretas se pararon también debajo del árbol. Se pusieron a hacer la comida. Después de mucho rato, el marido le dijo a su mujer que tenía ganas de hacer pipi. La mujer le dijo que lo dejara caer. Los dueños de las carretas gritaron exaltados:- Ay Señor! Qué nos tiran aceite del cielo. Al poquito rato le entraron ganas de hacer caca. La mujer le dijo: - Pues, déjalo caer. Los de los carros daban gracias al Señor diciendo:- Ay Señor! Que nos tiras morcillas del cielo. Al poco rato el marido le dijo a su mujer:- Cariño, no puedo con la puerta. La mujer contestó:- Pues, déjala caer. Los dueños de las carretas asustados gritaron:- ¡Qué se nos cae el cielooooo!. Salieron corriendo muertos de miedo. Después bajaron los pobres y se llevaron los carros que estaban llenos de cosas y desde entonces... fueron muy felices y comieron perdices. CRISTIAN MARGELÍ

99


100


LAS FIESTAS DE PUEBLO NUEVO Cuando yo era pequeña, en la Fiesta Mayor del barrio de Pueblo Nuevo, siempre salía con mis padres a pasear por las calles que ponían. Cada uno lo hacia de diferente manera, a ver cual quedaba más bonita para ganar el primer premio, segundo o tercero. En la Rambla de Pueblo Nuevo hay tiendas, bares, heladerías, siempre ponían una churrería y en el casino de la Alianza daban el pregón para empezar las fiestas y entonces estaban los gigantes y los dragones y un gigante que era un loro muy antiguo del barrio. Entonces mis padres y mi hermano íbamos a pasear por la feria, subíamos a las atracciones y cuando nos íbamos a casa comprábamos churros. Cuando acababan las fiestas en la playa había fuegos artificiales. Y es una de las cosas entre muchas de lo que mi yaya recuerda con cariño de pequeña cuando íbamos mis padres, mi hermana y yo. EDGAR MARTÍNEZ

101


L’HOME DELS NASOS La historia que os voy a contar es un juego- engañifa que hace años contaban los abuelos a los niños el día 31 de diciembre. A mí me lo contaba mi madre y mi abuela y a ellas mi bisabuelo Antonio. El juego empieza unos días antes del 31 de diciembre cuando te van diciendo: “pronto vendrá a la plaza el hombre de las narices, si te paseas por allí el día 31 verás a un hombre que tiene tantas narices como tiene el año”. Tú te quedas horrorizada porque piensas que va a venir un señor con la cara llena de narices. Puede ser espantoso y además dará mucho miedo. Cuando llega el día, con toda tu inocencia, vas a ver quien es este señor tan raro que tiene tantas narices como el año. Tu sorpresa es que no ves a nadie así, todos tienen una sola nariz. Cuando vuelves a casa y dices que no has visto a nadie con tantas narices te hacen volver a mirar otra vez.

Mi madre, cuando era pequeña, tuvo que ir al menos 8 veces a la plaza y no consiguió ver nadie con tantas narices. Al final no ves nada raro y empiezas a no creértelo. Si eres muy pequeña te tiene engañado un año más porque no lo entiendes. Hasta que un año pillas el truco y te das cuenta que solo vas a ver gente con una nariz porque al año sólo le queda un día. NOELIA BALBÍN

102


103


LA PARTICIÓN DE LOS TÉRMINOS DE MAZALEÓN Y VALDELTORMO Hace mucho, mucho tiempo se reunieron los habitantes de Mazaleón y Valdeltormo para acordar como se dividían los términos municipales. Después de mucho pensar, se les ocurrió que lo mejor sería elegir a una viejecita de cada pueblo, cada una de ellas saldría de la plaza de su pueblo y allí donde se encontraran sería el límite de los términos municipales. Llegado el día, las dos viejecitas se prepararon. La de Mazaleón, con el ánimo de no fallarle a su pueblo, se levantó con el alba y su puso a caminar… Cual fue la sorpresa de los vecinos de Valdeltormo, cuando al salir la viejecita de allí, se encontró con la de Mazaleón llegando a Valdeltormo. La viejecita de Valdeltormo se había dormido y por lo tanto, el término de Mazaleón llega hasta las primeras casas de Valdeltormo. Todavía hoy se les dice con ironía a la gente de Valdeltormo, que los de Mazaleón tenemos un término muy grande gracias a que nuestra viejecita fue muy madrugadora. TONI RAMS

104


105


LA YEGUA CHATA Me llamo Aimar, voy a contar un poco las vivencias de mi yaya cuando era pequeña, como era dura la vida. Mi yaya tenía una yegua llamada Chata, que mi yaya la vio nacer en casa y por eso era tan mansa. Con ella y el carro hacían las tareas del campo, era tan mansa que Chata era la encargada de llevar todos los juguetes en Navidades a los niños en el carro y el alguacil los iba repartiendo a las casas de los niños. También me cuenta que la montaba sin montadura ni nada y cabalgaban al trote con ella. En las temporadas de la recogida de las olivas iban los niños con los padres al campo durante varios días y se quedaban a dormir toda la semana en la masía y dormían en el pajar y en terminar la campaña volvía al cole del convento de las monjas. No había luz en las casas, ni agua corriente y tenía que ir a buscar agua a las fuentes del pueblo y lavar en los lavaderos municipales, y en todas las casas se criaban animales domésticos para el consumo. Una vida feliz y apasionante y una yaya alucinante. Gracias yaya por compartir tu vida conmigo.

AIMAR FERRER

106


107


LA EXCURSIÓN AL MÁS DEL LABRADOR Érase una vez cuando mis abuelos eran pequeños, se fueron de excursión con los maestros. Como no tenían vehículo se fueron en un camión al Mas del Labrador. Se sentaron en banquitos y la carretera estaba hecha de piedra. Cada vez que el camión daba un bote se caían. Cuando llegaron se sentaron todos, maestros y niños, debajo de los pinos y comieron. Las madres les hicieron una comida muy rica, les metieron en sus bolsas pocas “chuches”, porque entonces no había. También cantaron, contaron cuentos e hicieron un montón de juegos. Lo pasaron muy bien. Por la noche, regresaron a casa muy felices. El camión de Machi era el único camión del pueblo y en el camión para poder sentarse metieron bancos de la Iglesia, para que todos fueran más cómodos. Ese día fueron tan felices que todavía lo recuerdan, después de más de 55 años.

WESSAL BELASRI

108


LA HORMIGA Y EL RATÓN Había una vez una hormiga que estaba barriendo tranquilamente la calle y de repente pasó un grillo y le dijo: -Hormiguita, ¿te quieres casar conmigo? -¿Cómo harás por las noches? Le dijo la hormiga. -Gric, gric, gric. Le contesta el grillo. -Pues no me despertarás. Contestó la hormiga y siguió barriendo. Más tarde pasó una cigarra y le dijo: -Hormiguita, ¿te quieres casar conmigo? -¿Cómo harás por las noches? Le preguntó la hormiga. -Rac, rac, rac. Contestó la cigarra. -Pues no me despertarás. Contestó la hormiga y siguió barriendo. Entonces pasó un ratoncillo y le dijo: -Hormiguita, ¿te quieres casar conmigo? -¿Qué harás por las noches? Le respondió la hormiguita. -Dormir y callar, dormir y callar. -¡Pues contigo me voy a casar! Respondió la hormiguita.

ARANCHA ALBESA

109


A POR AGUA AL RÍO A la ribera del Matarraña hay un pequeño pueblo a la izquierda, río arriba que se llama Torre del Compte que es muy bonito. En el que antiguamente la gente tenía que ir a buscar el agua al río porque antes no había agua corriente. Por lo que los pueblos de alrededor como Mazaleón y otros pueblos más cercanos cantábamos una canción por la costumbre de tener que ir a buscar el agua al río con una burra. Por lo que había la costumbre en dichos pueblos de cantar dicha canción la cual se considera ahora un poco o mucho de historia pasada. Dicha canción dice así: Si te casas en la Torre tendrás una gran fortuna irás a por agua al río a caballo de una burra.

NEREA PELLICER

110


EL RELOJ DE SOL Una vez en un pueblo decidieron construir un reloj de sol. Pero cada vez que llovía se mojaba y era un desastre. Había costado mucho dinero y no podía estropearse. Así que decidieron ponerle un tejado y … ¡Claro está! no entraba la luz del sol y no sabían que hora era. ¡Esto si era un desastre! MAR ZAPATER

111


LA ERMITA DE SAN MIGUEL Esta leyenda me la han contado mis abuelos de Beceite y dicen, que es verdad. Hace muchos años llegó a las montañas de Beceite un hombre vestido con ropas viejas y rotas de tanto andar por los caminos. Le habían dicho que en esas montañas había una cueva. Venía en su busca para refugiarse en ella y esconderse por lo mal que se había portado con las gentes de su pueblo. Una vez la encontró se puso a vivir en ella y empezó a construir una capilla dedicada a San Miguel. La gente de los alrededores iba a visitarlo y le llevaban algo de comida. Así fueron pasando los años y el peregrino que se llamaba Juan Gari, se convirtió en una buena persona y con la ayuda de los vecinos de las masías de alrededor construyeron la Ermita de San Miguel de Beceite. JORGE VALLÉS

112


113


DE VUELTA A CASA

Había una vez un chico que vivía lejos de su casa y todos los días quería ir a darles un abrazo a sus padres y hermanos. Decía que él tenía un traje de limón y un florero de cristal. La gente que estaba con él le decía que no fuese a su pueblo que en la montaña había muchos ladrones. Pero él decía que era muy valiente y que si le quitaban el traje de limón y el florero de cristal, se quedaba sin nada. Aunque la gente le decía que no fuese, el chico metió el traje de limón y el florero de cristal en una bolsa. Salió de casa y se fue corriendo hacia su pueblo. Cuando llegó a la montaña le salieron unos ladrones y le dijeron: - La bolsa o la vida. El chico se asustó y dijo: - Virgen Santa, los ladrones. Los ladrones le volvieron a decir: - La bolsa o la vida. El chico se fijó en el reloj de uno de los ladrones y dijo: - Anda, si son Juanico y el tío Coles. Los ladrones dijeron: - ¡Anda, este muchacho también nos conoce! El chico se fue a su pueblo a dar un abrazo a sus padres y a sus hermanos y desde entonces no volvió a pasar por la montaña. MÓNICA DOLZ

114


HISTORIA DE UN LABRADOR EN MAZALEÓN Soy José Maria García, tengo 77 años y he vivido toda la vida en Mazaleón. Mi vida consistía en levantarme temprano e ir a labrar o a hacer los trabajos del campo. Cuando se terminaba la jornada nos encontrábamos en la plaza con los amigo y decidíamos a que casa se iba a comer unas olivas y a hacer dos vasitos de vino. Después nos contábamos lo que había pasado durante el día. Entonces tendría entre 16 o 17 años. Cuando nos tocó ser quintos para el día del Pilar, con la rondalla, hicimos unos pasacalles. La gente de las casas daba dinero, huevos, harina, chorizos… otros nos seguían para escuchar las jotas. Con lo recogido, las quintas hacían cocas y meriendas y nos lo comíamos todos juntos. El día de San José de 1945, José Fuertes y yo cogimos el tren de Teruel a Zaragoza,

de Zaragoza a Córdoba, de Córdoba a Ceuta y de allí, con camiones, nos llevaron a nuestros destinos. Yo, a Alcazalquivir (hace años que no pertenece a España). Estuve dos años en Marruecos y solo vine una vez de permiso unos 40 días. Mi vida ha sido dura, como la de cualquier persona que se ha dedicado a la agricultura, pero hemos sabido divertirnos y pasárnoslo estupendo con nuestros amigos. Por cierto, hay quien ya ha muerto, desde aquí un recuerdo para todos ellos. JACOBO ROYO

115


116


HISTORIA DEL MÁS DE LOS ESCASOS DEL TÉRMINO DE MAZALEÓN Los habitantes de las masías del Más de los Escasos, situadas en la margen derecha del río Matarraña, eran un término independiente en la Edad Media. Debido a que tenían poca defensa y sufrían constantes robos y asaltos pidieron unirse a los pueblos vecinos, pero el único que las admitió fue Mazaleón. Según cuenta la leyenda, debido a que Calaceite no les prestó su ayuda, surgió el dicho que aún circula, que dice así: “Calaceite, buena villa y mala gente”. También cuenta la leyenda que los habitantes de Mazaleón se llevaron todo lo que había en el término del Más de los Escasos, dejándolo “todo pelado”. De aquí surgió que a los habitantes de Mazaleón se les denomine “los pelats” RAÚL BALA MUÑOZ

117


LA HISTORIA DE JUAN Y LOLA La historia de Juan y Lola narrada por mi abuelo Tomás. En un pueblo vivía Juan, estaba siempre triste porque vivía solo. Un día paseando se cruzó con Lola y como los dos vivían solos decidieron vivir juntos, así estarían acompañados. Lola le puso una condición, que no le gustaba fregar los platos. Juan pensó que no era una cosa importante: Ya lo arreglaremos. Pero tal como pasaba el tiempo la vajilla se iba acumulando y decidieron irse a viajar por el mundo. A Juan le gustaba llevarse un recuerdo a su casa y se llevó la puerta. Nos puede servir para descansar. Un día yendo de un país a otro, hacía tanto calor que decidieron descansar. Subieron la puerta a un gran árbol para estar frescos. Cuando estaban a punto de dormirse les sobresaltó unas voces, al escuchar comprendieron que eran unos ladrones que llevaban un saco lleno de billetes y no sabían como repartirlo. De repente Lola le dijo a Juan:- Tengo muchas ganas de hacer pipi, no puede ser nos descubrirían, aguanta, aguanta. Juan contestó:- puedo más. Por fin hizo pis. Como los ladrones tenían tanto calor pensaron que llovía, vendición, decían, llueve, llueve. Al cabo del rato Juan dice:- Tengo ganas de hacer caca. Lola le contestó:- ¡Eso sí que es bueno! Nos descubrirán y aquí terminará nuestra historia. No puedo más decía Juan. ¡Aguanta! Insistió Lola , pero no pudo aguantar, los ladrones en lugar de enfadarse pensaron lo contrario y gritaban:- Bendición llueven albóndigas, caen “mondonguillas” del cieloooo. Al oír esto Juan y Lola quisieron ver lo que ocurría y al moverse cayó la puerta y ellos detrás. Los ladrones que se asustaron mucho se fueron como alma que lleva el diablo. Lola y Juan al ver el saco lleno de billetes pensaron devolverlo pero luego pensaron que si lo devolvían pensarían que habían sido ellos los ladrones. Vieron solucionado su problema, volvieron a su casa y se compraron un lavavajillas. Así tuvieron la vida solucionada pues no tenían que fregar los platos. Colorín, colorado la historia de Juan y Lola ha terminado. MARÍA MARGELI

118


PATUFET Había una vez un niño que era muy pequeño y es llamaba “Patufet”. Cuando iba por la calle para que nadie lo pisara cantaba: Pachín, pachan, pachon mucho cuidado con lo que hacéis, a Patufet no lo piséis. Un día, fue a la tienda a comprar con un céntimo, dejo el céntimo en el mostrador y la tendera pregunto:- ¿De quién es el céntimo?, porque no veía a nadie. Él decía: - del Patufet que estoy aquí. Otro día estaba por el campo y se puso a llover, se escondió debajo de una hoja de col. Al cabo de un rato vino un buey y se comió la hoja de col donde estaba resguardado Patufet. Al no ir a casa sus padres se pusieron a buscarlo y decían: - Patufet, ¿Dónde estás? Y él les contestaba:- En la barriga del buey que se mueve y donde no nieva ni llueve. Su madre lo seguía llamando desconsolada. Al final se dio cuenta de que la voz venía de la barriga del buey, entonces decidió darle muchas coles al buey, hasta que le explotó la barriga y Patufet salió disparado. Colorín, colorado esta historia se ha acabado.

BELÉN MARTÍ

119



AGRADECIMIENTOS Agradecemos la colaboración a todos y cada una de las familias que han hecho posible la elaboración de un libro como este donde cada niño nos cuenta lo que le contaron un día sus abuelos con cariño y paciencia. Para la elaboración de este libro ha sido imprescindible la colaboración y participación de nuestros alumnos. Durante de el día de la visita de autor se llevó a cabo un taller de ilustración donde por grupos hicieron dibujos de algunas de las Yayerías. Por lo que el autor de cada yayería e ilustración no se corresponden. De igual manera, a los profesores del CRA Matarranya en el curso 2012- 2013 por su trabajo de traducción, investigación, redacción y maquetación. Sin ellos, esto no hubiera sido posible porque han sido muchas, muchas las horas invertidas en su realización. Félix Albo, es un artista de la palabra y de los cuentos. Su obra Yayerías nos ha inspirado y motivado a la edición de este libro. GRACIAS

Esperamos que lo disfrutéis



Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.