La Fiebre Chikungunya en Yucatán

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LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN Testimonios, Indicios Y Prolegómenos de Una Campaña Mosquitocéntrica



Fa c ul t a ddeCi e nc i a sAnt r opol รณgi c a s


D.R. © UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN 2018 Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin permiso escrito del autor. COORDINACIÓN GENERAL DE POSTGRADO, INVESTIGACIÓN Y VINCULACIÓN CASA EDITORIAL Avenida Juárez Num. 421 entre 24 y 26 Ciudad Industrial, CP 97288 Teléfonos: (999) 924-72-60 y (999) 923-97-69 Mérida,Yucatán, México. Corrección de estilo: Gonzalo Rosado Diseño de portada: Irma Torregrosa Dibujos: Carol Santana Edición, elaboración de mapas y maquetado: Aurora Euan

ISBN:

978-607-8527-72-4

RC: Angelotti Pasteur, Gabriel 124.48 La fiebre chikungunya en Yucatán: testimonios, .A54 indicios y prolegómenos de una campaña mosquito 2018 céntrica / Angelotti Pasteur.—Mérida,Yucatán : Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán, 2018. 144 páginas : ilustraciones. 1. Chikungunya­—Yucatán—Siglo XXI 2. Chikungunya—Yucatán—Siglo XXI—Estudio de Casos. 3. Mosquito—Control—Yucatán. 4.Virosis—Yucatán—Prevención.

Editado en Mérida,Yucatán, México.


ÍNDICE INTRODUCCIÓN

LA LÓGICA MOSQUITOCÉNTRICA EN YUCATÁN....................................13

El “combate” contra los mosquitos.....................................................14 Consecuencias del “combate” contra los mosquitos........................19 Una enfermedad extraña en Yucatán.................................................21 ¿Para qué estudiar este problema?.....................................................25 ¿La culpa es del mosquito? Reportaje multimedia...........................29 Contenido del libro..............................................................................31

CAPÍTULO 1

APUNTES HISTÓRICOS DE LAS ENFERMEDADES TRANSMITIDAS POR MOSQUITOS EN YUCATÁN.....................................33

La fiebre amarilla o vómito prieto......................................................34 El paludismo o fiebre del pantano......................................................39 El dengue..............................................................................................44 La fiebre chikungunya.........................................................................48 Transmisión de la enfermedad...........................................................49 Incidencias del chikungunya en el mundo........................................52 ¿Cómo y por qué el virus del chikungunya llegó a Yucatán?..........54

CAPÍTULO 2

PROLEGÓMENOS DE UNA NUEVA ENFERMEDAD EN MÉXICO..............55

La fiebre chikungunya en América Latina........................................56 La fiebre chikungunya en México......................................................61 La fiebre chikungunya en Yucatán.....................................................62 Indicios de una epidemia no declarada.............................................63 Inicio de las campañas políticas.........................................................66 Las campañas contra los mosquitos y el dengue..............................66 Imprevistos e infortunios durante los operativos en el primer trimestre del año..................................................................................72


CAPÍTULO 3

LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN.................................................77

Primeros casos de la fiebre chikungunya en Yucatán......................77 El combate contra los mosquitos del género Aedes aegypti.............83 Medidas insuficientes en el combate contra los mosquitos.............91 Descontento social y colapso de los centros de salud......................93 El descenso en el número de casos de chikungunya........................97

CAPÍTULO 4

TESTIMONIOS EN TORNO A LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN......................................................................................................101

Testimonio 1: Mónica........................................................................102 Testimonio 2: Don Aureliano...........................................................107 Testimonio 3: Doña Damiana...........................................................111 Testimonio 4: Manuel........................................................................113 Otros Testimonios.............................................................................116

CAPÍTULO 5

COMENTARIOS FINALES............................................................................119

1) ¿Prevención o mitigación?...........................................................122 2) La falta de planeación integral.....................................................123 3) Circulación de enfermos por doquier.........................................124 4) Factores físicos...............................................................................125 5) La lógica mosquitocéntrica..........................................................126

BIBLIOGRAFÍA...........................................................................................131 ANEXOS Anexo 1...............................................................................................137 Anexo 2...............................................................................................139 Anexo 3...............................................................................................140


agradecimientos

La presente obra forma parte de los resultados académicos obtenidos en el proyecto titulado “Análisis de los sistemas locales de salud en comunidades mayas del Oriente de Yucatán, México: alimentación, enfermedad, prácticas e ideas”, y que formó parte de la convocatoria de Fronteras de la Ciencia, id 407-2015/1, del Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (CONACyT), y en el cual participé como colaborador. Por este motivo, agradezco a la Dra. Paola Peniche Moreno del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS Peninsular), responsable técnica del mismo, todas las facilidades para que este trabajo salga a luz. Así mismo, agradezco al equipo editorial de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), en particular, al Lic. Rogelio Horacio Baeza Ramírez, por todas las atenciones brindadas durante el proceso de publicación y haber estado pendiente de cada detalle de este libro. Durante la etapa de trabajo de campo en las localidades San Pedro Juárez (Tizimín), Izamal y Mérida, conté con el apoyo de numerosos colegas y alumnos, quienes brindaron su tiempo, atención y disposición hacia este trabajo, a todos ellos gracias: Zandra Pruneda, Carol Santana, Irma Torregrosa Castro, Sandraluz Yrigoyen Gómez, Manuel Guillén Robles, Alejandro Montañez Giustinianovic, Aurora Euan, Inés Cortés Campos, Feníx Martínez Azcorra, Rocío Cortés Campos y Gonzalo Rosado García. También a los colegas del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” (CIR) de la UADY, Unidad Biomédica, Laboratorio de Arbovirología, Dr. Julián García Rejón, Dr. Carlos Machaín Williams y Dra. María Loroño, quienes fueron muy amables y pacientes al explicar detalles sobre la vida de los virus y los insectos y me permitieron asistir a su laboratorio. En San Pedro Juárez (Tizimín), quisiera agradecer a Doña Filomena Uch Tec, una luchadora social incansable y excelente persona, que nos ha cobijado y apoyado en todas muestras necesidades en campo; y a don Porfirio Febles, doña Elena Cano, doña Damiana Choc Can, María Luisa May, doña Rosa María Can y María del Carmen Chan. En Izamal, a Don Aureliano Canché, más conocido como “Way yano´one´”, quien, gentilmente nos recibió en su casa y trató como amigos de toda la vida. En Mérida, mi reconocimiento a Mónica Bañuelos Martínez, Manuel Eduardo Moca May, don José Luis Gómez y a


Lupita. Este trabajo no hubiese sido posible sin el cariño de mi querida compañera de la vida, Paola, y de mis hijos, Matías y Constanza. Los contenidos, comentarios y señalamientos vertidos en este trabajo son de mi entera responsabilidad.


A la memoria de Inés Pasteur (1930-2018).


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Introducción La lógica mosquitocéntrica en Yucatán

El presente trabajo es una contribución desde el campo de la Antropología Social al estudio de las enfermedades provocadas por vectores. El argumento que subyace en la presente obra sostiene que la propagación de la fiebre chikungunya, en Yucatán durante el 2015, estuvo motivada por el incremento de la vulnerabilidad social de la población local. En específico, por efecto de ciertos factores sociales y estructurales que facilitaron el ingreso del virus y la difusión del mismo en todo el territorio. Este argumento contradice la versión oficial de corte fisicalista (Hewit, 1983; Lavell, 1993 y 2000)1 que ha privilegiado los factores ambientales y biológicos en la constitución del problema, proclamando al mosquito del género Aedes aegypti como el único culpable de la difusión y producción de la enfermedad en Yucatán. El argumento fisicalista ha justificado la lucha contra este insecto, apelando al uso de todas las fuerzas materiales, organizativas y simbólicas disponibles del gobierno para reducir su número y lograr su exterminio. La idea que ha prevalecido en este modelo es de tipo “mosquitocéntrica” (Mathías, 2018). Es decir: un modelo “guiado por una lógica que delimita y enfoca la acción pública en torno al control químico del Aedes aegypti” y que, al mismo tiempo, omite provocar transformaciones en el medio urbano y en el estilo de vida de las personas para generar un círculo virtuoso que facilitaría la reducción de los propios mosquitos (Mathías, 2018). El “modelo mosquitocéntrico” ha contado con el consentimiento de los organismos nacionales 1.  Un paradigma que ha tratado de explicar los desastres como consecuencia de los de eventos físicos, omitiendo en su análisis y estudio la incidencia de los fenómenos sociales. Desde esta perspectiva la sociedad ocupa un lugar pasivo en la gestión de los desastres.


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e internacionales, tanto del ámbito oficial como del privado de México y Yucatán. Al escoger este sistema como herramienta principal para evitar las enfermedades, se ha entronizado al mosquito como el gran enemigo sobre el cual se apuntan todas las fuerzas del sistema. El tiempo, sin embargo, ha demostrado la ineficacia de este método, pues, el empleo de sustancias químicas y procedimientos físicos, no han logrado disminuir el número de los mosquitos, ni tampoco han contribuido a reducir el riesgo de la población a contraer nuevas enfermedades. La endemicidad del dengue (desde 1980 a la fecha), la aparición del chikungunya en 2015, del zika en 2016 y la amenaza latente de la fiebre amarilla y el mayaro en Yucatán, constituyen evidencias que certifican la inoperancia del modelo mosquitocéntrico. Por lo contrario, de haberse enfocado todo el esfuerzo gubernamental a mejorar las condiciones sociales de vida y bienestar de la población (en específico, de los sectores vulnerables), no solo se hubiera evitado esta enfermedad sino, en el futuro, otros padecimientos.

El combate contra los mosquitos Si el científico cubano Carlos Finlay (1833-1915) viviera en nuestros días, se sentiría muy feliz al comprobar que la hipótesis sobre los mosquitos como agentes transmisores de la fiebre amarilla constituye en Yucatán el motor que impulsa las acciones sanitarias para combatir la fiebre chikungunya. Al mismo tiempo, se asombraría al observar que, hoy como ayer, los logros alcanzados por los científicos en los laboratorios no son aprovechados para resolver los problemas de salud de la población. En Yucatán, las instituciones del estado encargadas de aplicar las políticas públicas de salud y prevención ante desastres actúan, la mayor parte de las veces, al margen de los avances científicos. Esta indiferencia hace que los conocimientos alcanzados en el campo académico no logren cruzar el umbral de los laboratorios para convertirse en acciones que impulsen el bienestar social y constituyan los motores de las “políticas de gobierno”. Es justo decir, que los científicos que investigan en Yucatán no son culpables de este mal uso del conocimiento, ya que lo mismo ocurre con la cultura popular y los saberes locales, que tampoco son incluidos en los programas de gobierno; rara vez los científicos, las organizaciones de la sociedad civil y los organismos del estado, dialogan y colaboran en afán de un objetivo común:


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el beneficio social.2 Por estas razones, no es extraño, entonces, que una idea científica que fue revolucionaria en el siglo XIX, como aquella descubierta por Carlos Finlay, siga en Yucatán vigente hasta nuestros días. En 2015, la fiebre chikungunya afectó a miles de personas. Fue tal la magnitud del problema sanitario, que los organismos de salud de Yucatán resultaron insuficientes para atender a todos los pacientes. Durante los meses de agosto y septiembre, los hospitales y clínicas del estado fueron invadidos por un “alud de enfermos”, quienes, ante la desesperación por calmar sus dolencias, reclamaban atención inmediata. La respuesta fue exigua. El sistema de salud no contaba con los medios apropiados para atender tanta cantidad de enfermos. Como respuesta a ese problema, se incrementaron los operativos contra los mosquitos. El locus del accionar gubernamental fue señalar al mosquito Aedes aegypti como al verdadero culpable de todo el problema. Ellos basaban su proceder en el siguiente razonamiento: a menor número de mosquitos, menor serán los casos de chikungunya y dengue. Debido a esta “lógica” sanitaria, se inició la guerra contra este insecto. Por esta causa se emplearon distintos métodos: a) algunos de tipo pasivo: como la descacharrización, promoviendo el empleo de telas mosquiteras, miriñaques en puertas y ventanas; y b) otros, de tipo activo: mediante métodos químicos, fumigación, “abatización”3 y uso de aerosoles químicos en lugares públicos y en ambientes cerrados, con consecuencias secundarias no previstas en la salud y el ambiente. En la Imagen 1, presentamos un ejemplo de promocional empleado durante los últimos años desde la esfera gubernamental para atender las enfermedades transmitidas por los vectores. El lema central de la campaña fue claro y elocuente: “Los mosquitos causan zika, chikungunya y dengue”. 2.  El único sector que en Yucatán dialoga con el gobierno es el empresarial, representado por las cámaras de industria, comercio y afines. Con ellos establecen acuerdos y alianzas estratégicas, algunas con fines sociales y otras para beneficios de particulares. Tanta es la importancia de este sector en Yucatán, que en el año 2017 lograron modificar el calendario escolar de los ciclos iniciales con el fin de incrementar los días vacacionales y favorecer al sector turístico, hotelero y restaurantero de la región. En este cambio del calendario escolar, la sociedad civil (padres y madres de los educandos) no tuvieron participación alguna, tampoco los académicos. Este modo de actuar es común y así se ha procedido en otras áreas de la vida social local. 3. Abatizar: coloquialismo empleado en Yucatán para indicar la acción de esparcir polvo de “Abate” en las alcantarillas y recipientes en los cuales puedan alojarse las larvas de los mosquitos. El Abate es un insecticida granulado de la empresa Bayer que, tal como indica su publicidad: “Los larvicidas Abate® controlan el paludismo y otras enfermedades transmitidas por vectores controlando las plagas antes de que alcancen la madurez, evitando que se reproduzcan y propaguen enfermedades a través de nuevas generaciones de insectos.” Consultado en: https://agriculture.basf.com/en/Pest-Control/Abate.html


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Imagen 1: Tipo de publicidad para “concientizar” sobre las enfermedades transmitidas por vector. Estas marquesinas son de paraderos de “camiones” en Mérida. Fuente: archivo personal.

Sin embargo,el mensaje“Los mosquitos causan zika,chikungunya y dengue”carece de fundamentos científicos,pues,como se sabe desde la entomología, son los virus y no los mosquitos quienes transmiten las enfermedades. Resulta paradójico, entonces, que se pretenda “concientizar” a la población con una idea errónea: un concepto científicamente equivocado. Las acciones ejecutadas desde la esfera oficial en Yucatán para atender las enfermedades provocadas por los vectores fueron simples: consistieron en combatir y eliminar al vector que transporta los virus que afectan al hombre. El combate al mosquito fue —y es— el centro de la campaña gubernamental en Yucatán y en todo México. En ningún momento se pensó en resolver los problemas contextuales que favorecieron el desarrollo de estos insectos,


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en específico, los de carácter humano, social, político y económico que, como sabemos desde hace tiempo, son los factores que definen este tipo de problemáticas sanitarias. En cambio, la mejor opción fue echarle la culpa al mosquito. En la imagen 2, observamos el lema de toda la campaña contra los mosquitos. El mismo fue empleado en todos los programas gubernamentales: tanto combate contra los mosquitos adultos (mediante fumigación) como contra las larvas.

Imagen 2: Diseño oficial de la campaña “Cero mosquitos. Sin dengue”.

Este método de combate contra el mosquito fue similar al ensayado en Brasil en los años precedentes, cuando en ese país se había librado una verdadera “guerra” contra dichos insectos que involucró a miembros de las fuerzas armadas. Según Lia Giraldo (investigadora de la Fundação Oswaldo Cruz): “Este modelo centrado exclusivamente en el combate al mosquito no impidió la dispersión del Aedes en el territorio nacional. No impidió que el dengue se tornara endémica en Brasil. Y no impidió que una enfermedad que la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideraba benigna alcanzara el grado de mortalidad que vemos hoy” (Mathías, 2018: 127). La “guerra mosquitocéntrica” solo se enfoca al combate del mosquito como solución al problema de las enfermedades provocadas por los virus y transmitidas por los vectores (Ibid). El gobierno de Brasil puso en marcha muchos de los engranajes presentes en el enfrentamiento de epidemias del dengue. Como en brotes anteriores, cuando las acciones necesitaban ser intensificadas, los agentes de combate a las endemias recibieron el refuerzo de bomberos y soldados. Las Fuerzas Armadas movilizaron 220 mil militares que visitaban domicilios y propiedades junto con los equipos de vigilancia en salud de los estados y municipios. El método de trabajo consistió básicamente en realizar la inspección visual para detectar larvas y pupas del mosquito.


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Una vez localizado el criadero, entraba en escena la intervención tradicional, y que consiste en la aplicación de larvicida químico en los depósitos de agua domésticos y públicos (Mathías, 2018: 128).

Para fines expositivos y de análisis, en este trabajo, adoptaremos este concepto al considerar que lo ocurrido en Yucatán presenta rasgos similares a lo sucedido en aquel país.4 La “guerra contra los mosquitos” en México tiene larga data, ya se había practicado en el pasado para el caso de la fiebre amarilla, el paludismo y el dengue. En el pasado como en el presente, en México como en Brasil, los resultados de esta guerra fueron idénticos: el mosquito ha logrado sobrevivir y las enfermedades combatidas se han vuelto endémicas. La esencia de este sistema, el ethos que motiva este esfuerzo mosquitocéntrico, consiste en desaparecer al enemigo y con él, esperar a que desaparezca la enfermedad que transmite. El razonamiento es lógico y fácil de comprender, pero la historia ha demostrado que en la práctica dicha idea no funciona. Si pensamos con mayor detenimiento el problema, advertiremos que, desde una perspectiva científica, el factor real que provoca daños a la salud humana no es el mosquito, sino el virus que este lleva dentro de sí. El mosquito al picarnos busca succionar sangre para alimentarse (y cubrir sus necesidades proteínicas para la gestación de su prole) y en ese acto nos transmite el virus. El error, entonces, es conceptual y sus consecuencias son fatales. En particular porque nos conduce a una lucha que, desde el inicio, estuvo, está y estará perdida, dado que la pelea es contra el enemigo equivocado. Si aplicamos esta analogía mosquitocéntrica a una situación bélica convencional, sería similar a querer ganar una guerra combatiendo a los aviones que transportan a los soldados, pero no a los soldados en sí. Al actuar de este modo, la guerra consistirá en derribar todos los aparatos que se eleven por el aire: sean aviones militares o civiles, papalotes (barriletes) o globos aerostáticos. No obstante, está claro que los aviones no son los enemigos, sino los soldados que estos transportan. Esta analogía permite advertir del error cometido. En este punto, y adelantándonos a lo que se tratará en los próximos capítulos, el combate contra los mosquitos podría evitarse si se atendiesen las causas sociales, económicas y políticas que originan las epidemias. 4.  Se puede consultar este artículo en la traducción que he realizado para la revista digital de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la UADY. En. Maíra Mathias (2018).


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Consecuencias del “combate” contra los mosquitos En la guerra real e imaginaria librada contra los mosquitos, las autoridades de salud solo emplean productos químicos, muchos de los cuales son nocivos para la salud humana. El problema radica en que los mosquitos son una especie que logra adaptarse con éxito a estas sustancias y, muchas veces, sobreviviendo a las fumigaciones. Esta resistencia los convierte en seres peligrosos, debido a que prolongan su vida y la de los virus que portan dentro de sí, y las enfermedades que estos últimos producen. De manera que, el combate contra los mosquitos no aseguraría que se erradiquen las enfermedades, tales como el dengue, chikungunya o zika. Manuel Martínez Báez, a mediados del siglo XX, sostuvo que, para acabar con el paludismo en México, además de eliminar al mosquito se debía evitar la diseminación de dicha enfermedad en todo el territorio nacional mediante la eliminación de los virus o parásitos, y, protegiendo a las personas sanas. Los nuevos conocimientos hicieron evidente que la prevención del mal palúdico –aplíquese esto mismo para el caso del dengue, chikungunya y zika- podría ser lograda por tres vías: la supresión de los parásitos en los enfermos, que evitaría la infección de los mosquitos y, por consiguiente, la del hombre; la eliminación de los mosquitos, distribuidores de los gérmenes de la infección; y la defensa de las personas sanas, evitando que fuesen picadas por los mosquitos o engendrando en ellas un estado que hiciese imposible el desarrollo de los gérmenes que algunos mosquitos les hubiesen inoculado. La primera y la tercera soluciones pronto fueron consideradas como difíciles de lograr en toda la plenitud necesaria para lograr eficazmente el dominio del paludismo […] La atención del hombre empeñado en abatir el paludismo se fincó primordialmente sobre el mosquito (Mártinez Báez y Martínez Palomo, 2015: 195).

Los mosquitos, como seres vivos, no son malos ni buenos para la salud humana, aunque sí el virus que transportan y que ha logrado tejer con él una simbiosis singular. De manera que, la lucha focalizada en el insecto resulta incompleta e insuficiente. Las campañas realizadas para acabar con los mosquitos han simulado guerras en cuyas batallas se rocía el ambiente con sustancias químicas nocivas. Tras ello, los mosquitos (como diversos tipos de insectos, muchos benéficos para la vida humana) son parcialmente aniquilados. Estos productos químicos se aplican por fumigación en espacios abiertos y cerrados, o mediante el rociado en lugares clave con el fin de afectar el desarrollo de estos insectos (tanto en su fase adulta como larvaria). El problema se agravará en el futuro, pues, al resistir a los insecticidas, nos obliga a utilizar venenos más dañinos cuyos efectos secundarios (tal como aconteció con el


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DDT en el siglo XX) terminarán por afectar la vida humana y producir daños irreversibles en el ecosistema. La idea de combatir a los mosquitos fue ensayada en otros países. Desde inicios del XX, y bajo el auspicio de la Fundación Rockefeller, el continente americano, al unísono, se unió en lucha coordinada contra los mosquitos. Primero fue contra la fiebre amarilla, luego, contra el paludismo, el dengue, la chikungunya y, en la actualidad, el zika. En Brasil, donde en los últimos años se han producido casos importantes de enfermedades de chikungunya y zika, el empleo de las fuerzas militares en la lucha contra los mosquitos motivó una discusión que derivó en críticas hacia el sistema oficial que se estaba aplicando para acabar con estas enfermedades. Para algunos críticos, esa “guerra” escondía otra realidad y ocultaba la forma hegemónica de pensar la causalidad de una enfermedad sin tener en cuenta el contexto [social, económico y cultural] de la población afectada. Llegados a este punto es adecuado preguntarse: ¿Será el mosquito una especie de “chivo expiatorio”, un ente a quién se le echa la culpa de los problemas sociales que no se han podido resolver? Al parecer, para los organismos del estado y las agencias nacionales e internacionales, culpar al mosquito resulta un camino sencillo y simplista, que desata una guerra hacia algo definido. Esta lucha, sin embargo, es desigual, dado que este enemigo no posee la capacidad de defenderse ni de atacar. Pero, como señalamos, la guerra contra los mosquitos no es fácil, ya que este posee capacidades biológicas importantes de adaptabilidad y de resistencia ante los productos con los que se espera destruirlos. Las fumigaciones aéreas, mediante avionetas o camionetas en las calles de la ciudad, solo afectan a los mosquitos que encuentran en su camino o cerca de los espacios donde se esparcen los químicos. Para los mosquitos que se encuentran en el interior de las viviendas estas sustancias son inocuas, puesto que, no llegan a tocarlos.Y, como está demostrado científicamente, como producto del desarrollo evolutivo de esta especie, los mosquitos Aedes aegypti han preferido vivir junto a los humanos en vez de exponerse a la naturaleza. En este espacio de confort, los mosquitos Aedes aegypti permanecen lejos de sus enemigos naturales (pájaros, sapos, libélulas, murciélagos, entre otros) y encuentran la mejor fuente alimenticia: nuestra sangre, disponible las veinticuatro horas del día. Esta particularidad genética convierte a los mosquitos –desde una perspectiva evolucionista- en una especie exitosa (Angelotti y Peniche: 2017). La lógica de combatir al mosquito y acusarlo como culpable de este problema parece esconder, al mismo tiempo, la necesidad de crear una causa que fundamente la estrategia del combate.Y, de ese modo, disuadir y distraer


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a la opinión pública de aquellos asuntos sustantivos que son las causas reales del problema como: la desigualdad, inequidad, injusticia, pobreza, el acceso diferenciado a los bienes y la deficiencia de los servicios públicos, entre otros. Desde esta perspectiva, la “guerra contra los mosquitos” es idónea, ya que se ajusta muy bien a las prácticas de los gobiernos asistencialistas: aquellos que prefieren asistir y ayudar, en vez de cumplir con sus deberes desde una perspectiva horizontal y menos jerárquica. Una modalidad similar encontramos en el análisis que, desde las esferas oficiales, se hace respecto a los desastres. Los cuales, equivocadamente, son denominados “desastres naturales”, acusando de este modo a los elementos de la naturaleza (el viento, la lluvia, la tierra) y no a las fuerzas sociales y humanas que intervienen en su formación. Culpar a la naturaleza ofrece ciertas ventajas, pues, al igual que sucede con los mosquitos, se señala a algo o a alguien que no tiene voz, que no puede defenderse ni reclamar. Distinto sería, en cambio, buscar las causas en ámbitos sociales o políticos. Allí, por el contrario, se tendría que escuchar la opinión de quienes participan en el problema. Aunque, vale señalarlo, a los “débiles estructurales” (los pobres, los migrantes, los que viven en la periferia, los indígenas, etcétera) que, por lo general, no se les permite opinar ni participar en igualdad de condiciones. Combatir el virus también es una tarea difícil, para hacerlo se necesitarían considerables recursos económicos y científicos, y pocos gobiernos están interesados en invertir en la investigación y en el desarrollo tecnológico para la solución a estos males. Por lo general, en los últimos años, esta tarea se ha dejado en manos del ámbito privado. Una vez que este sector encuentra respuestas a los problemas de salubridad, la misma se oferta al ámbito público. Así ha ocurrido con el desarrollo de vacunas y nuevos mecanismos de combate contra los virus, por ejemplo, mediante el uso de bacterias.

Una enfermedad extraña en Yucatán A inicio del 2015, los medios de comunicación masiva (radiofónicos, televisivos, periódicos impresos e internet) comenzaron a alertar respecto de un nuevo virus transmitido por el mosquito Aedes aegypti, el cual estaba haciendo estragos en Brasil y Colombia. La extrañeza del nombre y la lejanía de dichos lugares parecían constituir una barrera infranqueable para los yucatecos. Sin embargo, bastaron unas pocas semanas para que el virus llegara a la península. En Yucatán, los primeros casos aparecieron en el mes de julio. Hubo dudas si se trataba o no de esa enfermedad rara. A los pocos días, y tras enviar las


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muestras a analizar al Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos, se confirmó lo peor. Para el mes de agosto, la enfermedad estaba diseminada por todo el estado y la mayoría de las personas estaban familiarizadas con sus síntomas: ya sabían de qué se trataba, cómo se transmitía y qué se debía hacer para prevenirla. Al inicio, los médicos confundían el diagnóstico debido a que pensaban que se trataba de la fiebre del dengue. Esto era entendible debido a que los síntomas de ambas enfermedades son similares. Sin embargo, la intensidad de la fiebre (prolongada y con valores cercanos a los 39°C), los dolores en las articulaciones, el dolor de cabeza, en los ojos y el salpullido, eran indicadores más que suficientes para saber que se trataba de otra enfermedad. Algunos pacientes sufrían dolores incapacitantes, impidiéndoles caminar o desplazarse con naturalidad. Por entonces, era común ver por las calles de la ciudad de Mérida a personas (hombres y mujeres de todas las edades) caminar “como viejitos”, a paso lento y encorvados, lo cual develaba el padecimiento: la chikungunya. Durante ese tiempo, en Yucatán el panorama fue desolador, tanto en los pueblos del interior como en la capital del estado, “todas” las personas padecían de la fiebre chikungunya o sabían de alguien que lo había sufrido. Los hospitales locales fueron desbordados por los enfermos que reclamaban atención inmediata, quedando al descubierto la fragilidad del sistema oficial de salud. Las salas de los nosocomios se vieron atiborradas de pacientes reclamando atención. Los médicos existentes resultaban insuficientes para atender a todos los afectados. Muchos de los enfermos preferían pasar las noches tirados en el piso de la sala de espera, con la esperanza de ser atendidos al día siguiente. Estos hechos fueron la evidencia del carácter masivo de la enfermedad. El descontento de la población fue incrementándose con el transcurso del tiempo y del número de los enfermos. La noticia sobre el chikungunya resultó inocultable, tanto para los medios comunicativos oficialistas (impresos y virtuales) como para los opositores. Las autoridades del gobierno y del sistema de salud buscaron minimizar el problema: no querían hablar de epidemia. De hecho, recurrieron al tecnicismo para demostrar que no se estaba bajo esa grave situación. Decían que las epidemias solo ocurren donde ya hubo antecedentes de alguna enfermedad, que, en este caso, como era una enfermedad nueva, no era apropiado usar ese término. De manera periódica se publicaban las cifras de los enfermos. No obstante, pocas personas creían en estos datos, habían fundadas sospechas de que se ocultaba información. La mayor evidencia aparecía en las puertas de los hospitales y clínicas de la ciudad de Mérida, y de todo el estado de Yucatán:


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largas filas de pacientes reclamando asistencia médica. El único aliciente para los enfermos era saber que la fiebre chikungunya no provocaba la muerte directa, aunque sí agravaba las enfermedades crónicas preexistentes, intensificando los dolores de quienes ya sufrían artritis, infecciones pulmonares, reumatismo, diabetes, hipertensión, entre otras. En algunos enfermos podía provocar desenlaces fatales; en otros, dolores intensos por semanas y meses. Aunque algunos, pasados unos días, podían volver a “la normalidad” y continuar con sus actividades cotidianas. El tratamiento que los médicos locales aplicaron a los enfermos consistía, por un lado, en reducir la fiebre y, por el otro, disminuir el dolor en el cuerpo. Para ello, solicitaban a los pacientes hacer reposo y consumir algún analgésico. El medicamento recomendado, el de mayor demanda y uso, fue el acetaminofen (comercialmente distribuido y conocido como Paracetamol). Durante aquellos días la demanda de esta medicina fue tal, que rápidamente se agotó en las farmacias de Yucatán, ocasionando un problema adicional al sector de la salud. Al mismo tiempo, en los laboratorios clínicos, escasearon los reactivos para la detección de la enfermedad. De modo que, para muchos enfermos, no solo era difícil aliviarse de los dolores, sino saber –científicamente hablando- qué enfermedad padecían. La única forma de reconocer la enfermedad era a través de los síntomas, es decir, mediante un diagnóstico de tipo apreciativo (incluso, subjetivo) que, como algunos especialistas afirmaban, por lo general, tenía un alto porcentaje de error.5 El tratamiento que los profesionales de la salud en Yucatán brindaban era uno y el mismo para todos los enfermos, sin importar la edad o género y consistía en recetar Paracetamol. Esta información fue inmediatamente “socializada” y compartida por las personas, al grado de que algunos que presentaban los signos característicos de la chikungunya (pero sin contar con algún análisis de laboratorio que lo confirmase) y contraviniendo las disposiciones legales (la publicidad oficial y el interés económico de los profesionales de la salud) optaban por automedicarse. Este procedimiento técnico (la automedicación) resultó lógico y justificado; incluso, económico y socialmente efectivo, ya que, de algún modo, la automedicación fue el mecanismo que permitió a muchos enfermos alcanzar una solución rápida y económica a su dolor y, así, colaborar, de un modo informal, al combate 5. Al respecto, se puede consultar el video titulado “Proyecto mosquito Yucatán 2016: diagnóstico a simple vista” en el que se reproduce la opinión de un entomólogo que indica acerca del componente de subjetividad que existe en el diagnóstico de los médicos en Yucatán. https://www.youtube.com/watch?v=k09bBobr0ZQ


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de la epidemia. Si bien, la automedicación suele ser satanizada por los médicos y las autoridades de salud e intensamente combatida, en esta ocasión fue motivada por una racionalidad que contribuyó al alivio de un malestar general. La venta libre de este medicamento, sin necesidad de que los clientes exhibieran una receta firmada por un médico, facilitó la adquisición del mismo. Así, cualquier persona podía comprar Paracetamol. Quienes optaban por esta modalidad de autoatención, quedaron fuera de las estadísticas del SINAVE. Por ello, es lógico suponer que el número de enfermos superó con creces las cifras oficiales. Como señalamos, el método empleado por las autoridades para combatir la enfermedad se focalizó en la erradicación del mosquito Aedes aegypti, ya fuera en estado adulto o larvario. Mediante este mecanismo, y de forma indirecta, se esperaba disminuir el número de virus y, al mismo tiempo, de enfermos. Durante el primer semestre del año 2015 se intensificaron las campañas de fumigación, se implementó un programa de control casa por casa, se “abatizaron” pozos, se realizaron numerosas campañas de descacharrización6 y la información sobre la enfermedad se intensificó en todos los medios de comunicación. En las escuelas, los maestros improvisaban pláticas y la mayoría de los planteles escolares de la ciudad de Mérida, y de gran parte de los municipios del estado, fueron fumigados. En algunas localidades los vecinos, motivados por las autoridades de salud local, hicieron marchas y evento públicos en afán de incrementar la “conciencia” sobre el problema. También, se confeccionaron pancartas, mantas, carteles alusivos, e incluso grafitis, que se expusieron en espacios públicos. Además, se implementaron medidas novedosas, como la de soltar peces en las lagunas y estanques para combatir biológicamente a los mosquitos y se motivó a la población a resguardar sus viviendas mediante la instalación de miriñaques en sus puertas y ventanas. En la imagen 3 observamos los camiones que se utilizaron para realizar la campaña de descacharrización.

6.  Luego ampliaremos sobre este tema. La descacharrización consiste en la recolección de cacharros domiciliarios. Por cacharro se entiende a todo aquel objeto inservible que tiene la capacidad de acumular agua residual (preferentemente de origen pluvial).


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Imagen 3: Inicio de la campaña de descacharrización en Mérida, todos los camiones que participaron en el operativo llevaban mantas con información sobre el problema. Fuente: archivo personal

Para el mes de diciembre, y con el cambio de la temperatura ambiente, y, posiblemente, por el efecto de las medidas llevadas a cabo por el gobierno y la ciudadanía contra los mosquitos, la enfermedad menguó en su impacto y se conocieron las estadísticas oficiales sobre las consecuencias del chikungunya en Yucatán. Según este conteo, se registraron un total de 1627 casos. Una cifra que, como anticipamos, no refleja lo visto y ocurrido con la población. Ahora, sobre lo ocurrido en aquellos meses presentaremos numerosa información hemerográfica y testimonios de los enfermos.

¿Por qué estudiar este problema? Como muchas personas en Yucatán, quien esto suscribe, padeció la enfermedad del chikungunya. La experiencia adquirida durante aquellos días de convalecencia y lo experimentado en el ámbito del sector de la salud,


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despertaron mi interés por investigar lo acontecido con esta enfermedad en Yucatán. Al decidir hacerlo, realicé un ajuste a los problemas que por entonces investigaba: la vulnerabilidad social ante los fenómenos naturales. Inmediatamente percibí que este marco teórico era apropiado para estudiar el impacto que las enfermedades transmitidas por vector tienen entre la población actual. Esto era posible, porque desde la perspectiva de la vulnerabilidad social, los desastres no son hechos inesperados o azarosos, sino que constituyen el producto de las fuerzas sociales, políticas y económicas preexistentes en la sociedad, debilitadas ante el efecto de una amenaza natural o antrópica (Dynes, 1994: 3; Marisa López, 1999: 6). Al mismo tiempo, este paradigma sostiene que los desastres no son fenómenos naturales y que, por ende, no deben confundirse con las amenazas propiamente dichas. Los huracanes, las lluvias, los terremotos, los deslizamientos de tierra, los incendios forestales, los tsunamis, los mosquitos y los virus, por sí mismos, no constituyen eventos peligrosos, no son desastres. Lo son, en cambio, cuando estos actúan sobre una población que no cuenta con los resguardos apropiados, los medios de comunicación, de organización o con los recursos necesarios (tecnológicos y sociales) para disminuir la fuerza de tales sucesos. Esta situación (que se manifiesta en el plano político, económico, social y cultural) no surge de un modo espontáneo, constituye un proceso social que dicha colectividad ha formado en el transcurso de su historia, volviéndose vulnerable a cualquier tipo de fuerza natural o antrópica. “El hacinamiento de la población, la contaminación del agua, el saneamiento deficiente, la baja calidad de las viviendas y el mal funcionamiento de los servicios sanitarios forman el escenario perfecto para la propagación de enfermedades” (Rodríguez García, 2014: 5). De manera que, los desastres constituyen “una ocasión de crisis”, observable en el tiempo y el espacio, en sociedades que sufren daños y alteraciones en su funcionamiento rutinario y donde las causas son producto de procesos sociales preexistentes de dicha sociedad (Lavell, 1993: 120). La razón del carácter social de los desastres se fundamenta en tres aspectos: 1) Que estos fenómenos se producen en una comunidad de personas. 2) Que el origen está relacionado con el actuar diario de los hombres, en especial con el daño ocasionado al ambiente natural. 3) Que estos fenómenos producen impactos a largo plazo, desde lo económico hasta lo psicológico (Lavell, 1993: 111). La vulnerabilidad se construye día a día y las acciones de los hombres tienen un papel relevante en su formación y, por ende, en su solución. Sin embargo,


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hay un detalle más importante: los desastres no son hechos extraordinarios ni crean rupturas dramáticas con el comportamiento anterior a la catástrofe. De este modo, los desastres son un espacio privilegiado para el estudio y el desarrollo de la investigación antropológica, porque allí se expone la estructura social de un modo directo y sin enmascaramientos (Dynes, 1994: 5). La tragedia, el dolor, la urgencia por atender y alcanzar soluciones inmediatas, hacen que los hombres se manifiesten sin ambigüedades. Durante un desastre podemos observar cómo se relacionan las familias entre sí, cómo es el trato que reciben de las autoridades, cómo es el actuar de estas autoridades, podemos conocer las debilidades y fortalezas de tales sociedades; qué recursos, conocimientos, saberes y acciones se despliegan para hacer frente, en un espacio de escases, las necesidades de vida. Las posibilidades de controlar la naturaleza son remotas (salvo en el campo de la ficción). Por lo tanto, la única manera de poder disminuir será reduciendo la vulnerabilidad social, es decir, actuando sobre las causas que hacen a las sociedades propensas a sufrir daños, y para ello, debemos actuar sobre las costumbres, modos de vida y la cultura de la sociedad. Visto desde esta perspectiva teórica, las epidemias son desastres provocados por la incidencia de una amenaza (en este caso, el virus del chikungunya) sobre una población vulnerable. Estas enfermedades se presentan como verdaderas amenazas a los territorios, siendo percibidas desde la óptica gubernamental como hechos exógenos, fenómenos que “siempre vienen de afuera” y que no tienen vinculación con hechos endógenos. A lo largo de este trabajo discutiremos este punto debido a que fue uno de los argumentos difundidos para explicar la enfermedad del chikungunya. En un coloquio organizado en el mes de septiembre de 2015, en conmemoración de los daños ocasionados en Yucatán por el huracán Isidore en 2002, en la ponencia inaugural afirmaba que los desastres en México “son –la mayor parte de las veces- atendidos desde arriba”, desde la esfera del gobierno, desatendiendo lo que opinan, piensan y saben los ciudadanos (“los que están abajo”). Decía que este modo de operar ante las tragedias era, paradójicamente, una de las razones que incrementaba la vulnerabilidad de la ciudadanía ante dichos fenómenos naturales porque, de ese modo, se marginaba a los ciudadanos, impidiéndoles participar en la solución de aquellos problemas que los afectan (sean estos comunes o extraordinarios). Logrando, por el contrario, promover una conducta apática entre las personas, una especie de “fatalismo resignado” que es suficiente para inhibir las iniciativas (individuales y colectivas) que podrían conducir a la solución de


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numerosos problemas sociales. De este modo, las personas son convertidas en un “depósito de favores” y de ayudas, en sujetos que poco tienen que hacer y pensar, en “damnificados” que se sienten ajenos a lo ocurrido en sus lugares de existencia, en personas carenciadas y a quienes se les impide reconocer su lugar en el problema para alcanzar soluciones a los mismos. En la misma alocución señalaba que la política pública aplicada, en México y en Yucatán, a este tipo de problemas en algunas circunstancias es de carácter cosmético: sirven para “simular que se hacen cosas” que, de antemano, se sabe no contribuirán a la solución del problema. Por lo contrario, esas medidas incrementarán la dependencia de los damnificados y, como si fuera un círculo vicioso, en el futuro justificarán la ayuda de las autoridades. Este procedimiento, sigue los lineamientos de lo que Norbert Elías (apoyado en el concepto doublé bind desarrollado por Gregory Bateson) dio en llamar, relación de “enlace doble” (o doble vínculo) y que, más o menos opera del siguiente modo: “la ayuda que se brinda a los damnificados (al considerarlos incapaces de resolver sus propios problemas), incrementará su vulnerabilidad y justificará la futura ayuda e intervención del gobierno” (Elías, 1990: 104-106). En aquella ponencia inaugural, enumeré tres condiciones indispensables para incrementar la resiliencia de la ciudadanía ante los desastres: 1) La necesidad de profesionalizar a la protección civil, transformándola en una institución autónoma del poder político en turno. 2) Comprender que la prevención ante las amenazas naturales y antrópicas debe ser permanente, y en el caso de los huracanes, debería realizarse en los meses previos a la temporada, no cuando estos estén en ciernes. 3) Empoderar a la sociedad civil: educarla y dotarla de instrumentos para enfrentar estas amenazas naturales. Estas ideas que fueron pensadas para explicar las causas que motivan los desastres provocados por los huracanes, a posteriori, fueron de gran utilidad para comprender el porqué de las causas que facilitan la difusión de enfermedades generadas por mosquitos en Yucatán. Al mismo tiempo, el hecho de haber estado enfermo de la fiebre chikungunya, fortaleció el aspecto subjetivo del estudio e incrementó el interés por conocer detalles de una enfermedad nueva que afectaba a la población. Algunos de los interrogantes que por entonces me abordaban fueron los siguientes: ¿Cómo era que la enfermedad había llegado a Yucatán? ¿Por qué razón había contraído la fiebre chikungunya si mi vivienda estaba protegida, limpia, libre de malezas, sin recipientes con agua estancada y tal como recomendaba la Secretaria de la Salud? ¿Por qué el médico que había consultado me brindó un diagnóstico equivocado? ¿Por qué razón los


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análisis serólógicos que me había efectuado dieron negativo de chikungunya? ¿Por qué las autoridades minimizaban la problemática social y evitaban mencionar el término “epidemia”, sabiendo que los hospitales y clínicas privadas no se daban abasto para atender a todos los pacientes y las medicinas se habían agotado en la mayoría de las farmacias de la entidad? ¿Por qué las cifras respecto del número de enfermos eran tan reducidas cuando la realidad demostraba lo contrario? Estas y otras dudas acapararon mi atención durante los meses posteriores a la viremia. En su aspecto benévolo, la enfermedad me permitió conocer en primera persona diversos detalles relacionados con la atención médica. También, me permitió evaluar la información que se emitía en los medios de comunicación masiva en Yucatán. De este modo, observé cómo ciertos periódicos (oficialistas del gobierno en turno) minimizaban el problema, mientras que otros (los de oposición) lo exaltaban. Comprobé que los medios de comunicación masiva (en especial los periódicos y la radiofonía) no brindaban la opinión de las personas comunes (de los enfermos de chikungunya), concentrándose, en cambio, en los dichos de los funcionarios, profesionales o representantes de algún colectivo (empresarial, sindical, magisterial, etcétera). Igualmente, observé que la publicidad e información que se difundía era de corte imperativo, que no estimulaba la reflexión, ni el conocimiento científico del problema y que tampoco se motivaba a la participación comunitaria. Por el contrario, se promovía la acción individual, pero no de las organizaciones que los vecinos conforman o las asociaciones civiles a las que pertenecen. Por entonces la información en los medios era abundante. De modo que aproveché dicha oportunidad para consultar numerosos periódicos, a la vez, seguía la información que se difundía en internet y las redes sociales.

¿La culpa es del mosquito? El reportaje multimedia7 En el año 2016, y cuando el virus del zika comenzaba a difundirse en Yucatán, realicé un proyecto de difusión científica que se tituló “Dengue, chikungunya y zika en Yucatán. Reportaje Multimedia”, mismo que obtuvo el respaldo del Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (CONACyT) de México en la convocatoria de apoyo a Proyectos de Comunicación Pública

7.  Este trabajo se puede consultar en el siguiente sitio web: http://mosquitoyuc.wixsite.com/ pmosquitoyucatan


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de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación de 2016. Mediante dicho proyecto elaboramos un reportaje multimedia sobre las consecuencias de las enfermedades transmitidas por el vector del mosco Aedes aegypti en Yucatán durante los años 2015 y 2016. Al mismo tiempo, difundimos conocimiento científico sobre el tema de salud e impacto sociocultural de las enfermedades del dengue, chikungunya y zika. De este modo, tratamos de atender, desde el ámbito de la divulgación científica, uno de los temas prioritarios del Plan Nacional de Desarrollo (2013-2018) del estado de Yucatán, como el de la salud, retomando el reto específico de enfermedades emergentes. La propuesta cobró relevancia tras el conteo final de enfermos de la fiebre chikungunya del 2015 y lo que estaba aconteciendo con el zika en 2016 y donde los índices de contagio de estas enfermedades alcanzaron niveles por encima de lo esperado por las autoridades del estado de Yucatán. A partir de datos de la Dirección General de Epidemiología (DGE) de la Secretaría de Salud, se calculó que, entre 2014 y 2015, el aumento de la morbilidad de enfermedades transmitidas por el Aedes Aegypti a nivel nacional fue de 19.3%, mientras que en Yucatán el problema fue más grave, dado que alcanzó el 190% de incremento. De los 3129 reportes oficiales recibidos por la DGE, el 52% se trató de fiebre chikungunya.8 El país se preparaba ante una eventual pandemia de zika, de acuerdo con la alerta declarada desde finales del 2015 por la Organización Mundial de la Salud (Organización Mundial de la Salud / Organización Panamericana de la Salud, 2015). En Yucatán, el gobierno estatal –a través de distintas dependencias- y otras organizaciones de la sociedad civil, habían implementado diferentes acciones de prevención que tenían como eje central la eliminación del vector. Mediante el reportaje multimedia pretendimos aportar información especializada y colaborar –en la medida de nuestras posibilidades- para mitigar una eventual epidemia de zika y nuevos brotes de dengue, dengue hemorrágico y chikungunya en Yucatán y el país. El aporte que propusimos fue de carácter comunicativo y de apropiación del conocimiento científico. Esta idea se relacionaba con las sugerencias emanadas por organismos internacionales –como la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) y Organización Panamericana de la Salud (OPS) (de las cuales México es país miembro)-, quienes recomendaban que en los territorios en los que

8.  Boletín Epidemiológico, Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, Sistema Único de Información, No. 1-53 (2014), No. 1-52 (2015), en: http://www.epidemiologia.salud.gob.mx/dgae/boletin/intd_historicos.html


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existía el Aedes aegypti se fortalecieran las estrategias de comunicación como una de las columnas de la prevención, contribuyendo a la apropiación de conocimiento pertinente y actualizado generado desde la investigación básica. En cierto modo, el presente trabajo retoma lo investigado en el reportaje multimedia, el cual sirvió de modelo y esqueleto para exponer el tema en formato de libro.

Contenido del libro El libro está integrado por cinco capítulos. En el capítulo 1, “Apuntes sobre las enfermedades transmitidas por mosquitos en Yucatán”, realizamos una revisión bibliográfica con la finalidad de conocer todas aquellas enfermedades transmitidas por vectores que han circulado por Yucatán. El recorrido bibliográfico va de la época prehispánica hasta nuestros días. La información del pasado es difusa y no permite certificar con rigurosidad científica si los mayas de antaño fueron afectados por este tipo de enfermedades. Los cronistas describen una enfermedad que se conocía como xekit, cuyos síntomas eran semejantes a la fiebre amarilla. Además, en este capítulo mencionamos lo ocurrido con otras enfermedades transmitidas por vectores que asolaron a la población durante los siglos XVIII, XIX y XX, tales como: la fiebre amarilla, paludismo y dengue. En el capítulo 2, “Prolegómenos de una nueva enfermedad en Yucatán”, iniciamos el recorrido documental y hemerográfico para conocer cómo la fiebre chikungunya en 2015 llegó a Yucatán. En este apartado del libro seguimos el –hipotético- itinerario del virus del chikungunya desde su aparición en África (en 1952), su paso por África, Europa, Asia, hasta su arribo a la región del Caribe, desde donde se difundió hacia Sudamérica, México y Yucatán. Mediante la información publicada en los periódicos locales observaremos todas las actividades gubernamentales realizadas para el control de los mosquitos, tanto los operativos de descacharrización como las fumigaciones de espacios públicos. Como podrá observarse, la información seleccionada pertenece, en su mayoría, a un mismo periódico: Por Esto! Dignidad, identidad y soberanía. Ello se debe a que este diario publicó la mayor cantidad de artículos sobre el tema, tanto de lo ocurrido en Mérida como de todo el estado. Para ello se consultaron las secciones “Ciudad” (que trata todo lo referente a la ciudad de Mérida) y “Yucatán”, en la cual decenas de corresponsales, de la mayoría de los municipios del estado, envían sus aportaciones sobre lo que acontece en su localidad. También, se consultó el otro periódico local de mayor circula-


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ción, El Diario de Yucatán, en específico, para confirmar datos de la enfermedad. El capítulo 3, “El chikungunya en Yucatán”, se trata sobre lo acontecido en el estado desde el mes de agosto (cuando se declaró el primer caso en este lugar) hasta la última semana epidemiológica del año 2015. En los últimos meses de dicho año fue cuando la enfermedad se difundió con virulencia en el estado. En ese periodo el número de casos de chikungunya alcanzó su máximo histórico. Por la gravedad del asunto, los servicios hospitalarios fueron insuficientes para atender a los pacientes que reclamaban atención médica. En los nosocomios de Mérida y las clínicas de los municipios la postal era la misma: las salas de emergencia estaban abarrotadas de enfermos y la población reclamaba a las autoridades por la falta de atención. Mientras esto ocurría, las autoridades de salud incrementaban las denominadas medidas “preventivas” contra los mosquitos. Las fumigaciones se intensificaron en toda la urbe y se realizaron numerosos ciclos de descacharrización. En este apartado, además de la información hemerográfica se incluyen los datos oficiales publicados en el Boletín Epidemiológico Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica Sistema Único de Información de México. El capítulo 4, está sustentado en el trabajo de campo etnográfico efectuado en distintas localidades de la entidad y basado en los lineamientos metodológicos sugeridos desde la Antropología de la Salud de corte relacional (ver: Eduardo Menéndez); asimismo, presentamos numerosos testimonios de personas que padecieron la fiebre chikungunya en Yucatán. El mismo se titula “Experiencias de la gente común ante la fiebre chikungunya en Yucatán”, presentamos algunas de las entrevistas realizadas a personas que en 2015 se habían enfermado de chikungunya. Durante la investigación se realizaron 18 entrevistas a profundidad, de las cuales 4 se reproducen en su totalidad en este capítulo. La información que se expone da cuenta de lo que estas personas padecieron durante su enfermedad. La idea de incluir este material obedece al interés metodológico de tratar el tema desde el punto de vista del actor, es decir, desde la perspectiva de quienes fueron afectados por el problema y no, en este caso, de las autoridades médicas, quienes, suelen tener un punto de vista diferente de los enfermos. Mucho más aún, de las autoridades de salud del estado, que haciendo uso de los medios de comunicación y todos los recursos que ofrece el gobierno, minimizaron el problema y lo redujeron a una afectación de índole individual. El capítulo 5 corresponde a los comentarios finales, en el cual analizamos lo ocurrido según los datos expuestos en los capítulos precedentes.


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capítulo 1 Apuntes históricos de las enfermedades transmitidas por mosquitos en Yucatán

EnYucatán, desde antaño, hay registros de epidemias transmitidas por vectores. Las primeras noticias sobre estas enfermedades las obtenemos a través de los relatos de los cronistas de la época colonial, quienes aseguraban que desde tiempos remotos ya existían enfermedades cuya sintomatología era similar a la actual fiebre amarilla. Esta enfermedad se conocía como xekik y, al parecer, había provocado muchas muertes entre los mayas prehispánicos. Fue en esos años cuando los barcos españoles introdujeron en el continente americano el mosquito Aedes aegypti, generando a posteriori, numerosos brotes epidémicos que afectaron tanto a la población nativa como a la foránea. En el siglo XVIII este mosquito propagó la fiebre amarilla; en el XIX, el paludismo; en el XX, el dengue, y en el XXI, la fiebre chikungunya y el zika. De todas estas enfermedades, la fiebre amarilla se ha destacado por ser la de mayor letalidad, habiendo provocado innumerables muertes entre la población local. En el presente capítulo, y en afán de ilustrar la historicidad de estas enfermedades, realizaremos un breve recorrido en el que abundaremos sobre las epidemias de fiebre amarilla registradas durante los siglos XIX y XX; de paludismo durante el XX y, finalmente, la fiebre del dengue que se inició a mediados del XX y que perdura hasta nuestros días.


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La fiebre amarilla o vómito prieto La fiebre amarilla es una enfermedad provocada por un flavivirus que tienes dos genotipos con distribución geográfica distinta: el genotipo I que vive en África y América tropical, y el genotipo II que se encuentra en África Oriental y Central (Romero, 2007: 469). En ambos casos, el flavivirus utiliza como huésped a los mosquitos del género Aedes y puede ser y transmitido tanto a los animales (en particular los monos) como al ser humano. Según los registros prehispánicos, los mayas tenían conocimiento de esta dolencia a la cual denominaban xekik, que significa “vómito de sangre”. Las crónicas del Chilam Balam de Chumayel mencionan algunos brotes de vómito de sangre que arrasaron Yucatán en el año de 1848 (Mediz Bolio, 1941: 182).Todo indica que el xekik correspondía a la fiebre amarilla de tipo selvático, misma que era transmitida por la picadura del mosquito Haemagogus (Domínguez Amaya, 2013: 64). En la época colonial, en las ciudades más importantes de Yucatán, surgieron las primeras epidemias de este tipo. Numerosos brotes se gestaron a lo largo del siglo XVII. En 1648 se registró un caso en la ciudad de Mérida, al mismo tiempo que hizo su aparición en otras entidades portuarias de gran importancia, como los puertos de las ciudades de Veracruz y La Habana, Cuba, con quienes Mérida mantenía un fluido contacto (Peniche, 2016). Se desconoce el lugar preciso del ingreso del virus, pero todo indica que podría haber entrado por alguno de los puertos locales de la península o por el ferrocarril, y de allí propagarse a la ciudad de Mérida y todo el estado, en especial la zona rural (Peniche, 2016; Alcalá, 2010). La fiebre amarilla fue devastadora para los españoles y mayas de la aquella época, por la simple razón de que no eran inmunes y no habían mantenido un contacto previo con el virus ni con la enfermedad. La fiebre amarilla también afectó a los trabajadores del campo, a los macehuales, desencadenando episodios de hambruna y crisis agrícola, incrementando el número de afectados y el índice de mortalidad (Peniche, 2016). Los historiadores han registrado numerosas epidemias en Yucatán, entre las de mayor impacto destacan las ocurridas en los años 1877, 1878, 1879, 1881, 1882, 1883, 1884, 1891, 1892, 1895, 1897, 1898, 1903, 1905-06, 1912 y 1919 (Alcalá, 2010). La enfermedad se conocía con el nombre de “vómito prieto”, en alusión al color negro de las sustancias que los enfermos expulsaban durante su convalecencia. El virus atacaba a los extranjeros y a todos aquellos que no habían tenido algún contacto con el mismo durante el transcurso de su vida.


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Por dicho motivo, en 1913, el Consejo Superior de Salubridad de México, dividía a los habitantes de Mérida según tres tipos: los inmunes (que habían nacido en lugares que son focos de la fiebre amarilla), los no inmunes (los niños locales y los habitantes de otras regiones) y los probablemente inmunes (extranjeros y mexicanos del interior del país con mucho tiempo de residencia en los focos de infección) (Consejo Superior de Salubridad de México, 1913: 4-5). Por aquellos años los índices de mortalidad fueron altísimos, estimándose que el 50 por ciento de la población fue afectada. El desconocimiento que se tenía del origen de la enfermedad impidió que se la combatiera con efectividad. Por entonces, se creía que se originaba por el miasma, una especie de efluvios dañinos que se producían por las emanaciones fétidas que salían de los pantanos y la basura (Peniche, 2016). Fue hasta 1881 cuando se desarrollaron las primeras hipótesis científicas respecto a la transmisión de esta enfermedad. Carlos Finlay fue el primer científico en exponer la hipótesis de la transmisión de la fiebre amarilla, y producto de las investigaciones llevadas a cabo durante más de 20 años. En la conferencia dictada en 1881 en la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, que se tituló “El mosquito hipotéticamente considerado como agente de transmisión de la fiebre amarilla”, Finlay aclaró que consideraba insostenible admitir que el origen de esta enfermedad se debiera a influencias atmosféricas (la alcalinidad del aire), miasmáticas, meteorológicas; tampoco, “al desaseo ni al descuido de medidas higiénicas generales” (Finlay, 1965). En cambio, señaló que podía ser provocada por la picadura de los mosquitos. En dicho sentido, planteaba Finlay: […] No era, pues, posible buscar ese agente entre los microzoarios ni los zoófitos, porque en esas categorías ínfimas de la naturaleza animada, poco o nada influyen las variaciones meteorológicas que más suelen afectar el desarrollo de la fiebre amarilla. Para llenar esta primera condición fue preciso ascender hasta la clase de los insectos, y, teniendo en cuenta que la fiebre amarilla está caracterizada clínica y también, según trabajos recientes, histológicamente, por lesiones vasculares y alteraciones físico-químicas de la sangre, parecía natural buscar el insecto que hubiera de llevar las partículas infectantes del enfermo al hombre sano entre aquellos que penetran hasta el interior de los vasos sanguíneos para chupar la sangre humana. En fin, en virtud de consideraciones que fuera ocioso referir, llegué a preguntarme si no sería el mosquito el que transmite la fiebre amarilla (Finlay, 1965).

Pese a lo dicho en la conferencia, la idea resultaba descabellada y la mayoría de los asistentes se burlaban del “señor de los mosquitos” como, tras bambalina, le decían a Finlay.Tanto los colegas de Cuba como los académicos


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y médicos de EE.UU., no creían en sus trabajos. Debieron pasar 20 años para que esta idea fuese aceptada por la comunidad científica de aquellos tiempos (Finlay, 1965). En Yucatán, por el contrario, no ocurrió lo mismo. Las autoridades y médicos locales encontraron plausible esta idea y la emplearon para combatir –con éxito- a los mosquitos. Esta idea produjo modificaciones en los métodos de prevención y entre las estrategias empleadas destacamos la de pintar las paredes de blanco, para identificar mejor a los mosquitos que se posaban en ella y combatirlos. Desde entonces, Mérida es conocida como “la ciudad blanca”. Tras la Revolución Mexicana iniciada en 1910, se produjo una significativa movilización de soldados del estado vecino de Quintana Roo (una zona selvática que estaba infestada de mosquitos) hacia la ciudad de Mérida. Con el ingreso de los soldados en 1911 aparecieron nuevos casos de fiebre amarilla en Mérida y otras localidades, tales como: Temax, Maxcanú, Motul, Espita, San Felipe y Tizimín. Hubo más de 50 muertos y el nuevo brote epidémico alarmó a las autoridades por las características epidemiológicas diferentes a lo entonces conocido. Investigadores locales trabajaron junto al Dr. Harald Seidelin, un especialista danés, profesor de anatomía en la Escuela de Medicina de Mérida desde 1906 a 1910, y que en 1911 fue enviado para estudiar el caso por el departamento de Fiebre Amarilla de la Escuela de Medicina de Liverpool.9 También llegaron investigadores cubanos para estudiar el caso, quienes temían, ante la cercanía geográfica, que el brote llegase a la isla. La duda que perseguían responder era saber de dónde procedía este nuevo brote. Lo habitual era que llegara por mar, de gente procedente de algún puerto infestado, pero en esta ocasión no era así. La investigación concluyó en 1912 y no se alcanzó una respuesta definitiva. Sin embargo, unos años después, el Dr. Balfour de la Fundación Rockefeller, se enteró que en la Isla Trinidad, por tradición oral, los habitantes sabían que la muerte de monos en la selva, anticipaban las epidemias de fiebre amarilla en los pueblos de la isla. De este modo pudo confirmarse que los animales pueden ser reservorio del virus de la fiebre amarilla selvática que luego puede migrar al ámbito urbano. Esto es lo que, en definitiva, había ocurrido en Mérida los años anteriores. Por esos años, inicios del siglo XX, la Fundación Rockefeller inició numerosas investigaciones sobre la fiebre amarilla en el continente americano, 9.  Los resultados de esta investigación se pueden consultar en Seidelin (1913).


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especialmente, en las zonas selváticas de América del Sur y en la Isla Trinidad (lugar donde la fundación tenía un laboratorio de experimentación). Los estudios indicaron que, poco a poco, la fiebre amarilla iba extendiéndose por todo el continente americano en dirección al norte (Oficina Sanitaria Panamericana, 1955: 8-9). Los cambios ocasionados en el hábitat y la consecuente desforestación de gran parte de la región de Centro América tras la construcción del canal de Panamá, incrementaron el número de mosquitos de los géneros Aedes aegypti y Haemagogus spegazzinii falco, y, al mismo tiempo, el riesgo del contagio de nuevas enfermedades transmitidas por virus o bacterias. Tras los primeros casos de fiebre amarilla que se habían registrado en Argentina en 1871, y en Brasil en 1908, la enfermedad se difundió con celeridad por todo el continente americano: llegó a Trinidad en 1909, a Chile en 1912, a Venezuela en 1918, a Perú en 1921 y 22, a México en 1924, a Bolivia en 1932, nuevamente a Venezuela en 1933, Brasil en 1934, Colombia en 1945, y nuevamente a Brasil desde 1946 a 50 (Oficina Sanitaria Panamericana, 1955: 3). En el mapa 1 podemos observar algunas de las fechas en que se registraron epidemias en el continente.

Mapa 1: En el mapa se pueden observar los lugares y fechas en que ocurrieron algunas epidemias de fiebre amarilla en América del Sur y Central. Fuente: Basado en la ilustración presentada durante la conferencia sobre la fiebre amarilla realizada en Nueva York por la Fundación Rockefeller, y a la cual hemos sumados otros casos omitidos.


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En 1914 la Fundación Rockefeller, ante el problema que representaba la construcción del Canal de Panamá,10 inició las primeras observaciones y acciones sistemáticas para prevenir la fiebre amarilla en el continente americano (Oficina Sanitaria Panamericana, 1955: 2). En 1915, tras el fin de la Primera Guerra Mundial, implementaron la Campaña Mundial de Erradicación de la Fiebre Amarilla. “La Campaña estuvo orientada en América del Sur, América Central y África” (Silva Magalhães, 2016: 9). La transmisión de la fiebre amarilla selvática estaba relacionada con el vector Haemagogus spegazzinii falco y la existencia de nuevos casos en zonas urbanas indujo a pensar en un nuevo tipo de agente transmisor: “un vector diferente del que conocemos hasta ahora” (Oficina Sanitaria Panamericana, 1955: 24). Al confirmarse la presencia del mosquito del género Aedes aegypti, como agente transmisor se inició su combate en todos los países de la región: Brasil,Venezuela,Trinidad, Guayana Francesa, Guayana Británica, Argentina, Uruguay, Cuba, Dominica, Haití, Perú y México. Para ello, rociaron las viviendas con insecticidas, fumigaron los campos y las ciudades (Oficina Sanitaria Panamericana, 1955: 36-38). El propósito era, tanto el de “erradicar” como “controlar” el virus de la fiebre amarilla. La erradicación era posible, porque así había ocurrido en La Habana y Río de Janeiro. La idea que dio sustento a estas campañas fue la de reducir la incidencia de la enfermedad, en vez de combatir al mosquito. La idea de erradicar al Aedes aegypti sería adoptada tras el combate exitoso contra el Anopheles gambiae, en Brasil, durante las campañas de 1939-1942. El éxito obtenido en estos operativos fue “el comienzo de la rehabilitación del concepto de erradicación entre los trabajadores de salud pública” (Soper, 1960: 125). La idea que subyace a los programas de erradicación de los mosquitos, tiene su origen en los planteos de Charles V. Chapin, quien sostenía que: “Si se puede evitar la propagación del contagio en cierta medida, se puede evitar por completo” la enfermedad (Ibid, 126-127). Este lema perdura hasta nuestros días. Sin embargo, pese a los esfuerzos realizados, fue imposible erradicar la enfermedad. Según Soper “el programa de la Fundación Rockefeller fue un fracaso; uno de los fracasos más magníficos en la historia de la salud pública”. Al finalizar la campaña de la fundación en el año de 1949, cuando ya habían transcurrido 34 años de campaña ininterrumpida, en los cuales muchos colaboradores perdieron la vida (por infecciones accidentales) y se invirtieron sumas astronómicas en equipos y productos químicos, “el virus de la fiebre 10.  El cual se inauguró en 1914.


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amarilla seguía ampliamente difundido entre los animales selváticos de África y Sudamérica” (Soper, 1960: 123). En México, la fiebre amarilla se erradicó el 7 de febrero de 1923, desde entonces, el país ha sido declarado libre de esta enfermedad. En la actualidad, se ha activado la alarma epidemiológica ante los brotes ocurridos en Brasil.11 La producción bibliográfica académica sobre la fiebre amarilla en Yucatán generó numerosas investigaciones sobre la materia. En el acervo local, encontramos numerosas tesis en el campo de la medicina y la historia, como ejemplo, mencionamos la realizada por Felipe Neri Navarrete Tejero (1890), La fiebre amarilla en Mérida; Domínguez A. Cipriano (1900), Fiebre amarilla; Villamil Mendoza (1920), Apuntes acerca de la fiebre amarilla; Arceo Zumárraga, Eduardo (s.a.), Vómito prieto; y, recientemente, la tesis de historia de Alfredo Joaquín Domínguez Amaya, (2013), Pensamiento médico y política sanitaria: cólera y fiebre amarilla en Mérida,Yucatán. 1891-1917.12

El paludismo o fiebre del pantano El término paludismo proviene del latín, palus, paludis, que significa laguna, dando a entender que la enfermedad es provocada por los efectos que provocan las aguas estancadas y los terrenos pantanosos en la salud del hombre. Esta enfermedad también se conoce como malaria, un término de origen italiano que significa “mal aire”, en el sentido del aire malsano (Dirección General de Sanidad, 1943: 3).Y ha recibido otras denominaciones, como: fiebre intermitente, fiebre palustre, fiebre maregmáticas, fiebre telúrica, malaria infección palustre, intoxicación telúrica y fiebre de quina (Vallejos, 1923: 6). El paludismo o malaria es una enfermedad potencialmente mortal causada por el parásito Plasmodium falciparum, que vive en el hombre y es transmitido a otros individuos sanos a través de la picadura del mosquito hembra del género Anopheles (OMS; Martínez Baeza, 20015: 58). Una vez

11. “La medida tiene especial relevancia para la Península de Yucatán por dos factores: uno de los principales vectores del virus es el mosquito Aedes aegypti, que ha hecho de esta región su hábitat, y hay continuo intercambio de viajeros entre Brasil y Cancún, razón por la cual se considera que Quintana Roo podría ser una puerta de entrada de la enfermedad.” Nota aparecida en El Diario de Yucatán, 14 de marzo de 2018. En: http://www.yucatan.com.mx/ merida/alerta-sanitaria 12.  Estas publicaciones se pueden consultar en formato físico en la Biblioteca de la Escuela de Medicina, Cirugía y Farmacia de la UADY o en sitio web: http://148.209.181.11/sisbiuady/ opac/sisbiuadyOPAC.php#


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en el cuerpo humano, el parásito se aloja en el hígado, en donde se multiplica en gran número e invade el torrente sanguíneo atacando los glóbulos rojos a los cuales destruye. Allí, se desarrolla y se vuelve a multiplicar. Como característica natural de esta especie, todos los parásitos siguen un mismo ritmo de vida y llegan a la madurez al mismo tiempo. La liberación súbita de todos los parásitos formados y de los restos de glóbulos rojos destruidos, “provoca una reacción general que consiste en un acceso de fiebre, en el que la calentura va precedida por calosfríos intensos y seguida por abundante sudor; es el característico acceso palúdico” (Martínez Baeza, 20015: 60). El paludismo tiene un largo historial en la Península de Yucatán que se remonta hasta la época colonial. Quienes esto afirman, consideran válidas las observaciones de los cronistas, quienes afirmaban que los “zancudos” (mosquitos) eran insectos molestos que asolaban a las personas de dicha época. Aunque, recién en la época independiente fue cuando se produjeron los primeros registros historiográficos (Blancarte, 1959: 14). La información que circulaba durante el siglo XIX respecto al origen del paludismo difiere de la de nuestros días. Por entonces, se pensaba que este era causado por el miasma y no por los mosquitos. Una explicación sobre la teoría miasmática respecto a lo acontecido en Mérida, Yucatán, figura en la tesis escrita por Santiago Villalobos Sosa en 1885, Las enfermedades palúdicas. En este trabajo, el autor reconoció como agente de contagio al “miasma palúdico”: un “agente específico que se desarrolla en los pantanos y que es producido por la fermentación de las materias vegetales y animales contenidas en ellos” (Villalobos, 1885: 5-6). Según Villalobos, para la producción de este miasma eran necesarias tres circunstancias: agua, calor y humedad; siendo los pantanos los lugares idóneos donde proliferan los “gérmenes dañosos” que descomponen la materia viva que allí habita. Cuando estos sitios se desecaban, los investigadores de aquellos tiempos encontraban que la fiebre amarilla desaparecía. Ante esta aparente relación directa entre “desecamiento” y “enfermedad”, resultaba inevitable argüir que allí se encontraba el origen del mal. Por ello,Villalobos sostuvo que únicamente los lugares “húmedos e incultos son los que favorecen el desarrollo del germen febrífugo” (Villalobos, 1885: 9). En dicho sentido, la orografía yucateca contribuía a fortalecer este argumento. Las numerosas aguadas existentes, inducían a pensar que allí era donde se generaba esta maligna propiedad. El autor menciona numerosos lugares con estas características: Yalahau, Xnuc, Yibá, Chicuil, Chimuch y Chemché y otros sitios en los partidos de Ticul, Maxcanú, Hunucmá, Sotuta, Izamal,Valladolid,Tinum,Tekax y Campeche, así como también las Ciénegas


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de Progreso y Sisal. En estas aguadas era donde: “Los residuos que deja el henequén, después de raspados y que son arrojados, en la mayor parte de las fincas, a las puertas de los corrales, producen en tiempos de lluvia, por la fermentación consiguiente, el miasma que envenena el aire que respiran los habitantes de nuestras haciendas” (Villalobos, 1885: 9). Esto mismo ocurría en la ciudad capital del estado, Mérida, en particular en las calles donde el agua quedaba estancada durante la estación pluviosa (de mayo a diciembre) y donde “bajo la influencia combinada de la descomposición de los vegetales y la materia orgánica, del calor y de la humedad” se producía el miasma palúdico (Villalobos, 1885: 10). Pese a estos detalles, poco era lo que se sabía respecto la composición morfológica y química del miasma palúdico. Algunos científicos de la época (L. Gigout y Lovoruxe), tras algunos exámenes microscópicos, pensaban que estaba compuesto por granos de polen, “restos de vegetales e infinidad de infusorios”. Otros, creían que estaba integrado por principios volátiles de diversas plantas acuáticas (de Antoxanthum odoratum y Chara vulgaris), también por esporas, vapor de agua condensado, células, corpúsculos de animales, diatomos y desmidias, etcétera. El viento, por su parte, era el que se encargaba de difuminar el miasma a lugares recónditos. Esto sucedía en las haciendas “en donde la grande extensión de los planteles de henequén permite la libre circulación del aire que viene cargado de miasma que recoge por los lugares pantanosos” (Villalobos, 1885: 14). Estos razonamientos fueron puras especulaciones y, pese a estos hallazgos microscópicos, persistía la duda de si estos eran la materia que componía el miasma palúdico (Ibid: 9-11). Años después, se develó la verdadera causa del paludismo que, por cierto, no era provocada por el miasma, sino por un parásito transmitido por los mosquitos: el Plasmodium falciparum. Este descubrimiento produjo un giro importante a las campañas para combatir la enfermedad: permitiendo saber cómo y dónde combatirlo. Producto de este nuevo conocimiento, en 1915 y bajo el auspicio de la Fundación Rockefeller, se iniciaron las campañas antipalúdicas; sin embargo, los resultados no fueron los esperados. Fue a partir de 1955, y mediante la iniciativa de la OMS, que se llegó a un acuerdo mundial para la erradicación del paludismo, asunto tratado en la reunión llevada a cabo en la ciudad de México en la VIII Asamblea Mundial de la OMS. Años después, se implementó el denominado Programa Mundial de Erradicación del Paludismo, al cual México y todos los países del continente americano se suscribieron. Mediante este programa se logró reducir la presencia de los mosquitos y con ello “consolidar niveles más elevados de salud y de


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desarrollo para el conjunto de las poblaciones afectadas”. Pero solo sería efectivo en los países industrializados, no así en África, América central, América del sur, y Asia, donde el mosquito logró adaptarse y reproducirse con eficiencia (Rodríguez Ocaña, 1981: 22). En las primeras décadas del XX era difícil establecer con precisión el número de enfermos; sin embargo, la incidencia del paludismo en Yucatán fue importante. En datos recabados en la tesis, para médico cirujano, de León Pérez (1954) se estima que entre 1940 a 1950 hubo un total de 17,814 enfermos de paludismo en Yucatán (León Pérez, 1954: 47 y 48). Para la eliminación de los mosquitos, en algunas ocasiones, se utilizaba petróleo, y a esta tarea se le denominaba “petrolización”. Para realizar esta operación los brigadistas de los Servicios Antilarvarios vertían petróleo en los sumideros y charcas formadas por la precipitación pluvial. En Yucatán esta práctica persistió hasta mediados del XX, cuando los habitantes, para evitar que el mosquito se reprodujera, vertían kerosene o petróleo blanco en los pozos de agua, de manera que al flotar en la superficie (por su mayor densidad) formaba una capa impermeable que impedía a las larvas respirar el oxígeno atmosférico, de modo que a los pocos minutos estas se morían. Este método también fue utilizado en España, con la diferencia de que allí se vertía aceite, parafina líquida o grasa de desechos de motores, todos estos productos químicos con el mismo fin. A largo plazo, este método resultó inocuo, ya sea por la elevada tasa de fertilidad de los mosquitos como por el daño irreparable que causaba al ambiente. También, se utilizaba petróleo mezclado con potasa, jabón, sosa, agua y DDT, pero la toxicidad de esta sustancia dañaba las hojas de todas las plantas que allí crecían. Además, el problema de este método radicaba en la insolubilidad de dicha sustancia y que dicho procedimiento era lento y costoso (Fernández Atasio, 2002: 151). En Yucatán, también se empleaba “verde de París” (acetoarsenito de cobre), un polvo que por entonces se creía “inerte” y que atacaba a las larvas de los anófeles que se alimentaban en la superficie del agua (Boletín. Secretaría de Salubridad y Asistencia, 1964: 6). Pero de todas las sustancias químicas, el Diclor difeneil tricloretano (más conocido como DDT) fue el producto más letal, tanto para los insectos como para los humanos. La relativa facilidad con que se pudo erradicar a los mosquitos Aedes aegypti llenó de entusiasmo a algunos trabajadores sanitarios (Oficina Sanitaria Panamericana, 1955: 35). También se recurrió a la “pescadización”, es decir, a la suelta de peces de especies seleccionadas en los ojos de agua y sitios lacustres. La mojarra yucateca (Cryptoheros spiluru)13 y el bolín (Fundulus gradissimus) fueron las

13.  Fuente de la especie: http://enciclovida.mx/especies/8010403


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especies escogidas por ser las “más voraces”, con características similares a la gambucia. Al mismo tiempo, en algunos sitios de la ciudad de Mérida se “fomentaron” criaderos de mojarras en los estanques de las quintas y en el lago artificial del zoológico (Boletín. Secretaría de Salubridad y Asistencia, 1964: 4). El 17 de diciembre de 1955 se inició en México la “Campaña Nacional de Erradicación del Paludismo”. Para su mayor efectividad y control, el país se dividió en 14 zonas estratégicas en las cuales se aplicaron medidas preventivas y de combate al mosquito. Yucatán, junto con el Territorio de Quintana Roo y el Estado de Campeche, integraba la zona 1 (Boletín. Secretaría de Salubridad y Asistencia, 1964: 2).

Imagen 4: Portadas de los Boletines publicados por la Secretaría de Salubridad y Asistencia en los cuales se difunde las acciones realizadas para la erradicación de los mosquitos en Yucatán durante la década de 1960.

La campaña se organizó en tres fases y se sostuvo que “si después de tres años de trabajo no aparecía ningún caso de paludismo, la enfermedad se declararía erradicada”. La primera fase se llamó de “preparación o plan piloto”, en la cual se desarrollaron dos actividades: 1) se efectuó el reconocimiento


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geográfico de la enfermedad y 2) se realizó una prueba inicial de rociado con DDT que duró tres meses. La segunda fase se focalizó en la erradicación total del mosquito y, para ello, se procedió al rociado intradomiciliario con insecticidas. Recién se eliminaron los mosquitos en el año de 1964, bajo el gobierno de López Mateos, y tras una campaña importante que, incluso, mereció elogios en el ámbito internacional. No obstante, el éxito contra los mosquitos poco duró, ya que unas décadas después apareció el dengue: una nueva enfermedad provocada por el mismo vector. Un hecho que, de algún modo, pone en tela de juicio lo hecho hasta entonces.

El dengue El dengue es una virosis provocada por un flavivirus (el virus del dengue) que se transmite, sobre todo, por la picadura de la hembra del mosquito Aedes aegypti y, en menor grado, por el mosquito Aedes albopictus (Cabrera, 2010: 7; OMS). Se trata de un arbovirus con cuatro serotipos agrupados –con base en criterios biológicos, inmunológicos y moleculares- en DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4 (Fajardo Dolce, 2012: 631; Torres Galicia, 2014: 123). Las personas enfermas con alguno de estos serotipos quedan inmunizadas del mismo de por vida. Sin embargo, ello no quita que en el futuro se padezca de la fiebre del dengue provocada por alguno de los otros serotipos. En estos casos, las infecciones suelen desencadenar un cuadro conocido como fiebre hemorrágica por dengue (FHD), que puede llegar a provocar la muerte del paciente (Torre Galicia, 123). En el mapa 2, observamos la distribución de los cuatro serotipos del dengue que circulan en México;Yucatán destaca por ser el único estado en el cual aparecen los cuatro tipos de virus. Esta presencia constituye un factor de riesgo para los habitantes y la posibilidad de contraerlos en el transcurso de sus vidas. El ciclo de contagio de la enfermedad del dengue se inicia cuando un mosquito infectado con el virus pica a una persona sana transmitiéndole el virus que le provoca la enfermedad. La infección en los humanos tiene cuatro fases características: 1) la fase de incubación en el cuerpo del enfermo, la cual puede durar entre 3 a 10 días; 2) la fase febril del enfermo, que oscila entre 2 a 7 días; 3) la fase crítica, que se presenta entre el tercer y el séptimo día del inicio de la fiebre y


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4) la fase de recuperación, la cual ocurre entre el séptimo y décimo día (Fajardo-Dolci, 2012: 632).

Mapa 2: Mapa: distribución de los serotipos del dengue en México. Fuente: CENAVECE/ INDRE.

Los síntomas característicos son los siguientes para el dengue clásico: fiebre alta y dos o más de los siguientes síntomas: dolor de cabeza intenso, dolor muscular y/o de articulaciones, erupción en la piel, dolor detrás de los ojos, náuseas, vómitos, cansancio y sangrado de la nariz o encías (Gómez Vega, 2007: 86). Para el caso de la fiebre hemorrágica por dengue (FHD), los síntomas son más intensos que los del dengue clásico, con la particularidad de que, en algunos casos, puede llegar a provocar la muerte del paciente (White, 2004). Durante los últimos decenios del XX, la incidencia del dengue en todo el mundo se incrementó. En la actualidad, se estima que existen aproximadamente 2 mil 500 millones de personas (dos quintos de la población mundial) que viven en territorios vulnerables y con riesgo de padecer esta enfermedad. La OMS ha calculado que cada año puede haber 50 millones de casos de dengue en todo el mundo.14 El espacio de

14.  Según la OPS y OMS, en: https://www.paho.org/uru/index.php?option=com_content&view=article&id=145:que-dengue&Itemid=243


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distribución de la fiebre del dengue en el mundo queda comprendido entre las isotermas de 10°C de julio y enero y que, en el caso del continente americano, abarca desde el norte de México hasta el centro de Argentina.

Mapa 3: Observamos la distribución de la fiebre del dengue en el mundo.15

En México, la presencia del dengue data de 200 años atrás. Sin embargo, fue hasta mediados del XX cuando se registraron los primeros casos (Fajardo-Dolci, 2012: 633). En el año de 1941 se notificaron 6955 casos y una tasa de 34.4 por cada 100 mil habitantes; cifras que fueron disminuyendo al mismo tiempo que se combatía el vector (Narro y Gómez, 1995: 13). Tras la momentánea eliminación del mosquito Aedes aegypti en 1964, a consecuencia de la intensa campaña aplicada en todo el continente americano contra el agente transmisor de la fiebre amarilla y dirigida por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la enfermedad casi desapareció. Sin embargo, en las décadas siguientes, se produjo un rebrote de dengue en algunas zonas del país (Narro y Gómez, 1995: 15; Fajardo-Dolci, 2012: 633), provocando que el dengue se instituyera en un problema de salud pública mundial (Torres Galicia, 2014: 123). 15. Tomado del Centro Internacional de Enfermedades Infecciosas (CIEIC).


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La incidencia del dengue en estos años fue motivada por el reingreso del mosquito al territorio nacional, reconociéndose dos vías de acceso: 1) por la frontera norte, donde el mosquito logró superar las fronteras internacionales alojado en el interior de las llantas usadas de automóviles que provenían de EE.UU. y 2) por la frontera sur, en Tapachula (Chiapas). De este modo, a fines de los años setenta, el dengue se diseminó por el territorio y en menos de 10 años, alcanzó a afectar a 29 entidades federativas. El informe de casos reportados por los organismos de salud entre 1978 y 1994 fue de 254 mil 168 enfermos de dengue. De este total, el 7% se registraron en Yucatán (Narro y Gómez, 1995: 15; Fajardo-Dolci, 2012: 633;Torres Galicia, 2014: 123). El reinicio de la transmisión a finales de los años setenta, coloca al dengue dentro de lo que algunos autores han descrito como la contratransición epidemiológica,16 definida como el proceso en el que problemas infecciosos que fueron controlados en el pasado, reaparecen ahora como problemas de salud pública” (Narro y Gómez, 1995: 13). Las causas que motivaron la contratransición fueron las siguientes: 1) Demográficas: incremento de la población producto de las mejoras de vida y el consecuente crecimiento en las zonas urbanas del país, principalmente en las capitales más importantes. 2) Fenómenos políticos, económicos y sociales continentales: mayor comunicación y tránsito de personas allende las fronteras. Incremento de los medios de comunicación terrestre, marítima y aéreas. Ello facilitó la comunicación desde grandes a cortas distancias. Entre estos desplazamientos destaca el incremento del turismo, nacional e internacional. 3) Proliferación de artículos manufacturados, en su mayoría desechables. 4) Problemas en la vigilancia, prevención y control de enfermedades. Entre los que destaca la anulación del programa de erradicación del vector desde la década de los setenta (y la falta de dicho programa en los EE.UU.) (Narro y Gómez, 1995: 13). A partir de su reintroducción, el dengue ha causado cuatro brotes epidémicos: el primero en 1980, en el cual se reportaron 51 mil 406 casos y se detectó la circulación de DEN-1; el segundo en 1997, con 53 mil 541 casos,

16.  Para profundizar en este concepto ver “La transición epidemiológica” de Delgado Ramos et al. En: http://www.revmatanzas.sld.cu/revista%20medica/ano%202003/vol1%202003/ tema03.htm


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de los cuales 980 correspondieron a FHD, y donde se observó la circulación predominante de DEN-3; el tercero en 2007, con 52 mil 369 casos, 9,433 de los cuales correspondieron a FHD, y el cuarto en 2009, con 55 mil 961 casos, de los cuales 11 mil 369 correspondieron a FHD (Torres Galicia, 2014: 124; Cueto, 2007: 159). Para el periodo transcurrido entre 1990-1999, el número de enfermos por dengue fue de 206 mil 797, de los cuales 3 mil 601 fueron de FHD. Posteriormente, para la década de 2000 a 2011 estos llegaron a 276 mil 453 casos, con un total de 54 mil 942 casos de FHD (Torres Galicia, 2014: 124). En el siguiente cuadro observamos los casos de dengue clásico y hemorrágico registrados en Yucatán: Cuadro 1: Número de casos de dengue y dengue hemorrágico en Yucatán en los últimos seis años, según datos del SINAVE

2012

2013

2014

2015

2016

2017

Total

Dengue

3157

1 844

627

1 129

267

76

7 024

Dengue hemorrágico

2497

914

434

327

123

35

4 295

La fiebre chikungunya En el año 2015 una nueva enfermedad se difundió en la península de Yucatán: el chikungunya. Hasta entonces, en esta parte del mundo, poco y nada se sabía de esta dolencia. Al principio, hubo cierta confusión sobre su nombre: algunas personas la pronunciaban con “ñ” y decían “chikunguña”; otros con “i”, le llamaban “chikungunia”; hubo quienes la pronunciaban con “y”, nombrándola como “chikungunya e, incluso, encontramos quienes la escribían con “c” chicungunya o con triple “ch”, chichunchuya”.17 Pese a esta diversidad de nombres, para las personas había algo fuera de discusión: que se trataba de una enfermedad nueva, muy peligrosa y grave para la salud humana. Quienes la padecían, inmediatamente lograban diferenciarla del dengue, pues, la chikungunya producía cuadros febriles intensos e insoportables dolores corporales. El término “chikungunya” es una palabra perteneciente a la lengua makonde, de allí la confusión que mencionábamos al principio respecto a

17. Ver la nota escrita por Navarro: 2015 titulada “Ni chikungunya ni chikunguña: chicunguña”. En: http://www.medigraphic.com/pdfs/imss/im-2015/im153b.pdf


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su denominación al adaptarla a nuestro idioma. La misma deriva del verbo kungunyala, y etimológicamente hace alusión a la postura de tipo artrítica que adoptan las personas que son infectadas, significando “el que se dobla” o “enfermedad del hombre retorcido” (Cárdenas y Arias, 2015).18 La fiebre chikungunya es una enfermedad viral generada por el virus del mismo nombre, del tipo ARN monocatenario que pertenece al género alfavirus de la familia Togavidirae (Cervantes-Acosta, et al., 2016; Cárdenas y Arias, 2015), perteneciente a la familia de los Togaviridae e integrada por dos géneros: a) llamado Rubivirus (de una sola especie, el virus de la rubeola) y b) el Alphavirus, caracterizado porque la mayoría es transmitida por artrópodos (Cervantes-Acosta, et al., 2016: 294). Este virus se transmite por la picadura de los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus. Los primeros científicos que describieron esta enfermedad fueron Marion Robinson y W.H.R. Lumsden en 1955 cuando estudiaron un brote surgido en la Meseta Makonde (a lo largo de la frontera entre Tanzania y Mozambique). El virus fue aislado a partir del suero de un paciente febril que habitaba en esta región.

Transmisión de la enfermedad La hembra del mosquito Aedes adquiere el virus de un “hospedero” (hombre o animal) que está afectado por una viremia provocada por el virus de la chikungunya. Al absorber la sangre, adquiere las proteínas necesarias para alimentar los huevos de sus futuras crías y, al mismo tiempo, ingiere virus de chikungunya, el cual se reproduce en el interior del mosquito. De este modo, el virus contagia al insecto alcanzando la hemolinfa y las glándulas salivales. En dicho lugar, el virus del chikungunya provoca una infección permanente alcanzando altos títulos en la saliva. De modo que, cuando el mosquito pica nuevamente a otro vertebrado (humano o mono) secreta saliva infectada, misma que contiene elementos anticoagulantes que evitan el taponamiento de la probóscide, y transmite el virus al nuevo hospedero. (Cervantes-Acosta, et al., 2016: 296). Así, continúa el ciclo de la enfermedad, transitando el virus de personas contagiadas a personas sanas. Se reconocen distintos tipos de virus: dos linajes en zoótico africanos, identificados como el linaje de África Occidental y el linaje del Este, Centro y Sur de África (ECSA), un tercer genotipo denominado asiático; el conocido como linaje del océano Índico (IOL por sus siglas en inglés) y una mutación denominada E1-A226V (Cervantes-Acosta, et al., 2016: 296).

18. Organización Mundial de la Salud. “Ckikungunya. Nota descriptiva”. Recuperado de: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs327/es/


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La picadura del mosquito es la única vía reconocida de contagio: no se transmite ni por besos, abrazos, saliva, por los alimentos o el aire que respiramos. Para que el virus pueda pasar de una persona enferma a otra sana, es necesario un agente intermediario, un vector: el mosquito. En las personas infectadas los síntomas de la enfermedad aparecen después de un periodo de incubación intrínseca de tres a siete días (Cárdenas y Arias, 2015). Luego, la persona experimenta los síntomas característicos: fiebre alta, alteración en la piel (rash), dolor de cabeza, dolores de articulaciones o dolores musculares. En algunas oportunidades los enfermos padecen de fuertes dolores abdominales, vómito persistente, sangrado de mucosas, fotofobia, alteración del estado de la conciencia, mareo postural, dolores incapacitantes, extremidades frías y sangrados (Rivera Ávila, 2014).

Imagen 5: Ciclo de transmisión de la fiebre chikungunya del ámbito selvático al urbano. Ilustración realizada por Carol Santana.

Si bien la mayoría de los pacientes a los pocos días se sienten restablecidos, algunas personas pueden desarrollar dolores intensos e inflamación de las articulaciones por meses o años. Rara vez la enfermedad suele ocasionar la muerte, pero las complicaciones son agudas en niños menores de un año y mayores de 65 que presenten alguna enfermedad crónica (diabetes,


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hipertensión, etcétera) que puede magnificarse.19 En algunas ocasiones, esta dolencia se confunde con el dengue, de hecho, son parecidas, pero en el caso de la chikungunya, la fiebre y el dolor de las articulaciones son más intensos, pudiendo alcanzar los 39 grados centígrados. Por su parte, las artralgias se inician en la mañana y en el transcurso del día disminuye, afectando las manos, pies y espalda. Ello dificulta la motricidad y hace que las personas se mueven como “ancianos”, encorvados, con paso lento y cansino.

Imagen 6: Postura de las personas que han contraído la enfermedad del chikungunya. Obsérvese la curvatura de su espalda y la forma de caminar como “viejitos”. Ilustración realizada por Carol Santana.

19.  Consultado en: https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=9260:2014-preguntas-respuestas-sobre-chikungunya&Itemid=0&lang=es


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Hasta el momento no se ha descubierto una vacuna para su prevención, pero una vez que la persona padece de la fiebre chikungunya, queda inmunizada para toda su vida. Los mecanismos de prevención son similares a los aplicados para el dengue y consisten en el control de los mosquitos, evitar exposición del cuerpo, descacharrizar y, de ser posible, aislar a los enfermos.

Incidencia del chikungunya en el mundo Scott Weaver (2014) recopiló toda la información difundida en la literatura sobre la materia y la ordenó cronológicamente en un cuadro. En el mismo, podemos ver lo ocurrido con el virus desde que se reportó el primer caso en Tanzania (1952) hasta el 2013, cuando llegó al Caribe. En este gráfico, se menciona la localidad, el número de personas afectadas (casos probables y sospechados), el tipo de virus (genotipo) que prevaleció en la enfermedad, el vector y las referencias que avalan el dato. Cuadro 2: Brotes de la fiebre Chikungunya representados en la literatura científica (traducción personal realizada del artículo de Scott Weaver, 2014)20

Año

Localidad

Número estimado de casos

Genotipo del virus

Notas

1952-1953

Tanzania

Incidencia estimada en 23%

ECSA

Vector Aedes aegypti

1961-1963

Camboya

Seis casos

No determinado

-

1956-19751977

Sud África

No reportado

ECSA

No Aedes aegypti

1957-19611962,1971

Zimbabwe

38 casos sospechados (uno confirmado, 1962)

ECSA

No Aedes aegypti

1958, 1960s

Tailandia (Bangkok y otras localidades)

Estimado 40 mil casos en 1960s

Asiático

Sospecha del Aedes aegypti

1962-1965

India (varias localidades incluyendo Calcuta y Nueva Deli)

273 confirmados

Asiático

Aedes aegypti principal vector

20.  Las referencias de los datos del cuadro están en el artículo original de Weaver (2014). No se incluyen por su extensión.


APUNTES HISTÓRICOS DE LAS ENFERMEDADES TRANSMITIDAS POR MOSQUITOS EN YUCATÁN

53

1962- 1964

Tailandia (Bangkok y Vietnam)

44 mil a 72 mil casos estimados

Asiático

Aedes aegypti principal vector

1966

Vietnam

10 casos confirmados

No determinado

Soldados de EE.UU.

1969

Nigeria

55 casos confirmados

No determinado

-

1998

Malasia, estado de Selangor

55 casos reportados

No determinado

-

1999-2000

República Democrática del Congo

40 mil casos estimados

ECSA

-

2004-2005

Kenya, Isla Lamu

No reportado

IOL

Principal vector Aedes aegypti

2005-2011

Comoros, Muaritania, La Reunión

300 mil casos estimados en La Reunión

IOL

Principal vector Aedes albopictus en La Reunión

2005-2008

India, Sri Lanka

1,4 a 6,5 millones de casos

IOL (E1 226A o V en diferentes lugares)

Vector Aedes albopictis y Aedes aegypti

2006

Bagan Pancho, Malasia

Menos de 200 casos reportados

Asiático

-

2006

Douala y Yacunde, Camerún

54 casos confirmados

ECSA

Sospecha del vector Aedes africanus

2006-2007

Libreville, Gabón

Siete casos confirmados

ECSA

Sospecha del Aedes albopictus

2007

Emilia Romagna, Italia

205 casos confirmados

IOL (introducido por turistas que viajaron a la India)

Principal vector Aedes Albopictus

2007, 2008

Moshi, Tanzania

55 casos confirmados

No determinado

-

2008

Tailandia

224 casos confirmados, 46 mil casos estimados

IOL

Sospecha del Aedes albopictus

2008

Malasia

34 casos confirmados

IOL

Sospecha Aedes albopictus

2008

Singapur

231 casos confirmados

IOL (EI 226 A)

Principal vector Aedes aegypti

2010

Fréjus, Francia

2 casos confirmados

IOL (EI-226A)

Sospecha del Aedes albopictus


LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

54

2010

Ndangui, Gabón

12 casos confirmados

No determinado

Principal vector Aedes albopictus

2010

Provincia de Guangdong, China

170 casos sospechosos y 10 confirmados

IOL

Sospecha del Aedes albopictus

2011

Camboya

24 casos confirmados

IOL

-

2012

Bhutan

78 casos sospechosos

IOL (EI-226A)

-

2013

Islas del Caribe

3 mil o más casos confirmados

Asiático

Principal vector Aedes aegypti

¿Cómo y por qué el virus del chikungunya llegó a Yucatán? Esta es una de las preguntas que ha generado gran curiosidad entre propios y extraños. Al respecto, no hay una postura oficial sobre el derrotero del virus desde su lugar de origen hasta la península. En el siguiente capítulo, sustentados en material hemerográfico, bridaremos detalles de lo ocurrido en el año 2015 cuando esta enfermedad ingresó en esta región del país.


55

capítulo 2 Prolegómenos de una nueva enfermedad en Yucatán

El miedo es más temible cuando es difuso, disperso, poco claro; cuando flota libre, sin vínculos, sin anclas, sin hogar ni causa nítidos; cuando nos ronda sin ton ni son; cuando la amenaza que deberíamos temer puede ser entrevista en todas partes, pero resulta imposible de ver en ningún lugar concreto. Miedo es el nombre que damos a nuestra incertidumbre: a nuestra ignorancia con respecto a la amenaza y a lo que hay que hacer –a lo que puede y no puede hacerse- para detenerla en seco, o para combatirla, si pararla es algo que está ya más allá de nuestro alcance (Zygmunt Bauman, 2007).

Poco se sabe de cómo fue que el virus del chikungunya llegó a la Península. La información publicada en el sitio web de la Secretaría de Salud de Yucatán,21 por ejemplo, solo hace referencia al primer caso registrado en Tanzania en el año de 1952 y al impacto que la enfermedad produjo en el continente americano en los últimos años, en específico, en la región del Caribe. No se dice nada relevante; tampoco explica por qué el virus afectó esta región del planeta. Este vacío informativo es llamativo, puesto que, contradice una de las premisas de la propia Secretaria de Salud, aquella mediante la cual se pretende “concientizar a la población” como paso preliminar para “acabar con la enfermedad”. Este silencio informativo, poco contribuye a esa meta. Por el contrario, motiva la circulación de falacias y versiones fantasiosas sobre el asunto. El presente capítulo lo dedicaremos a dilucidar lo ocurrido con la enfermedad del chikungunya en Yucatán durante 2015. Para ello, expondremos

21. http://salud.yucatan.gob.mx/2014/11/todo-sobre-la-fiebre-chikungunya/


56

LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

parte de la información bibliográfica y hemerográfica que hemos recopilado respecto a la circulación del virus por el mundo. Iniciamos este capítulo dando cuenta de la trayectoria de la enfermedad por el planeta, desde los casos ocurridos en África, Europa (de forma aislada) y Asia, hasta su arribo a la región del Caribe y del continente americano. Para analizar lo ocurrido en Yucatán nos apoyamos en el rico y variado material periodístico publicado durante aquel año. Esto nos ha permitido hacer un seguimiento de la enfermedad del chikungunya y facilitado conocer sobre lo sucedido en aquel tiempo: el número de casos ocurridos, las acciones emprendidas desde el ámbito oficial, la opinión de las autoridades de salud, la reacción de los enfermos, la opinión de los vecinos respecto las actividades gubernamentales, cuantificar las campañas y operativos para el control de los mosquitos, la percepción de los habitantes ante esta nueva enfermedad y otros datos que contribuyen a dilucidar el asunto. Iniciamos este recorrido con los casos de chikungunya registrados en América Latina y el Caribe; luego, presentaremos algunos datos de cómo arribó la enfermedad a México y, finalmente, lo acontecido en Yucatán durante todo el año 2015.

La fiebre chikungunya en América Latina Tras los casos de chikungunya ocurridos en Tanzania en 1952, la enfermedad se extendió por todo el planeta. Hay investigadores que sostienen que la fiebre chikungunya es una enfermedad re-emergente en el continente americano, y que los primeros casos se habrían presentado en las islas del Caribe a comienzos del siglo XIX (Halstead, 2015 y Kuno, 2015). Sin embargo, se sabe con certeza que, entre las décadas de 1960 hasta 1990, los dos tipos de genotipos de virus reconocidos fueron el ECSA y el asiático, los cuales durante esos años circularon por el continente africano y asiático. A partir del año 2000, en Kenya, se registró una nueva variedad, denominada IOL y cuyo vector fue el mosquito Aedes aegypti. Este genotipo fue el mismo que afectó India, Sri Lanka, Malasia, Tailandia, Singapur, Camboya y China, y en el continente europeo, Italia y Francia. Desde el 2005, la fiebre chikungunya reemergería provocando numerosos brotes en África, Asia (India), Oceanía, América Latina y Europa, con intervalos irregulares de 2-20 años entre cada uno, y llegando a alcanzar cerca de 102 países del mundo (Restrepo Jaramillo, 2014: 313; Weaver, 2014). En las siguientes ilustraciones observamos la trayectoria de la enfermedad desde el lugar de origen hasta su arribo


PROLEGÓMENOS DE UNA NUEVA ENFERMEDAD EN MÉXICO

57

a la región del Caribe. Las flechas de colores indican la distribución de las cepas enzoóticas del virus chikungunya en África y la aparición y propagación del linaje asiático (flechas negras y puntos) y el linaje del Océano Índico (flechas blancas y puntos) de África (Weaver, 2014).

Mapa 4: Distribución de las cepas del virus del chikungunya (Weaver, 2014).

En el año 2013, la OPS emitió una alerta epidemiológica para la región del Caribe.Este llamado fue motivado por los casos de transmisión autóctona que se habían presentado en la isla de Saint Martin,hecho que incrementaba el riesgo de transmisión en los países del Caribe (Ministerio de Salud Pública, 2014: 7).“El brote fue notificado por vez primera por la colectividad de ultramar francesa de Saint-Martin, que ocupa la parte norte de la isla, convirtiéndose en la primera zona de las Américas en describir la transmisión autóctona del CHIKV” (Henry y Francis, et al., 2017). Se reportaron un total de 658 casos, de los cuales 390 resultaron positivos. Las autoridades de la parte francesa de la isla alertaron a sus homólogos de la parte holandesa. Juntos trabajaron para evitar que el chikungunya afectara a los turistas que arriban a ese centro vacacional. Intercambiaron datos epidemiológicos y emitieron alertas; también notificaron a los viajeros, a su arribo a los puertos y aeropuertos de las medidas preventivas que debían seguir para evitar la picadura de los mosquitos. (Henry y Francis, et al., 2017). Lo realizado por las autoridades de salud en Saint Martin y el aviso de la OMS, sin embargo, no alcanzaron a impedir que el virus se difundiera por toda la región.


LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

58

A partir de ese momento, la epidemia se extendió a una velocidad sin precedentes en la Región. La expansión fue inesperada en el número de casos, la diseminación geográfica, el desafío a los servicios de salud, la letalidad y el impacto económico. Los programas de control de vectores, acostumbrados a trabajar con el dengue, tuvieron que reactivarse para hacer frente a una nueva amenaza (Espinal, 2017).

Como por efecto dominó, uno tras otros, los países del continente americano comenzaron a registrar casos de chikungunya, primero importados, pero, al poco tiempo (semanas o meses) de tipo autóctono. La fluida comunicación de las islas y los puertos continentales, y la presencia del vector (el mosquito Aedes aegypti) fueron dos factores esenciales para la rápida diseminación del virus y de la enfermedad por toda esta zona. En el siguiente cuadro presentamos los primeros casos que oficialmente se dieron en los países de América Latina y la fecha en que se identificaron los mismos. Esta información fue obtenida a través de una revisión hemerográfica de los periódicos locales de cada país. Los casos mencionados se ordenaron alfabéticamente según el nombre del país y, de poseer el dato, se especifica el origen del caso importado. Cuadro 3: Fuente: Elaboración personal según datos obtenidos en periódicos locales de los países de América Latina. Para ver los autores de las referencias, consultar el Anexo:1

Primeros casos declarados del chikungunya en el continente americano Lugar

Día y Mes

Año

Autóctono/importado

No. Referencia

Argentina

Agosto

2014

Importado de República Dominicana

17

Belice (Belmopan)

21 de noviembre

2014

Autóctono

7

Brasil

-

2010

importado

13

Brasil

septiembre

2014

Autóctono

13

Colombia

Cali 19 de julio

2014

Importado de República Dominicana

8

Colombia

11 de septiembre

2014

Autóctono

8A

Costa Rica

8 de octubre de

2014

Autóctono

1

Cuba

19 de junio

2014

Importado

21

Chile

Junio

2014

Importado

19

Ecuador

2 de octubre

2014

Autóctono

2

El Salvador

22 de mayo

2014

Autóctono

3


PROLEGÓMENOS DE UNA NUEVA ENFERMEDAD EN MÉXICO

59

EE.UU.

9 de julio La Florida

2014

Autóctono

20

EE.UU

2 de junio

2016

Autóctono

20

Guatemala

5 de julio

2014

Importado

6

Guyana (Región de Berbice, cerca de la frontera con Suriname)

28 de mayo

2014

2° lugar de Sudamérica en el que apareció el virus.

14

México (Jalisco)

Junio

2014

Importado de Antigua y Barbuda

11

Autóctono

12

México Nicaragua (Somotillo, Departamento de Chinandega)

9 de julio

2014

Autóctono

5

Panamá

22 de mayo

2014

Autóctono

4

Perú (Zarumilla. Región de Tumbes)

-

2015

Autóctono

9

Saint Martin

-

2013

1° Lugar donde llegó el virus

Suriname

Junio

2014

Paraguay

1 de julio

2014

Importado de República Dominicana

16

Uruguay

23 de enero

2017

Importado

18

Venezuela

5 de Junio

2014

Importado de República Dominicana

10

15

Como se comprueba, la isla de República Dominicana fue uno de los centros difusores de la fiebre chikungunya entre los demás países de América Latina. Por esas fechas, era el país más afectado por la epidemia, registrando 36 mil 835 posible casos.22 Esta isla se había convertido en los últimos años en un sitio predilecto para el turismo internacional, en particular, la localidad de Punta Cana, un exquisito lugar que cuenta con extensas playas y aguas cristalinas. Allí, desde Sudamérica, llegaron miles de turistas para disfrutar de ese exclusivo centro veraniego. Pero como en toda la zona del Caribe, allí proliferaban los mosquitos del género Aedes aegypti, algunos de los cuales, 22. Gabriela Velasco, Patricia Vázquez, Javier Santos y Ángeles Cruz, “Confirma la SSA primer caso por el virus chikungunya”, La Jornada, México, viernes 27 de junio de 2014, p: 16.


60

LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

alcanzaron a picar a los turistas, quienes, tras su regreso al país de origen, importaron la enfermedad. Hasta el 20 de junio de 2014, en la región del Caribe donde existía la transmisión autóctona del virus de chikungunya, la OPS había cuantificado un total de 183 mil 761 casos sospechosos y cuatro mil 676 confirmados de chikungunya. Por su parte, en el territorio continental de los Estados Unidos, los casos importados a la misma fecha sumaban 87 en total.23 Para una mejor visualización confeccionamos el siguiente mapa con los datos presentados en el cuadro anterior:

Mapa 5. Fecha de los primeros casos oficialmente declarados de fiebre chikungunya en el continente americano.

23. Ibid.


PROLEGÓMENOS DE UNA NUEVA ENFERMEDAD EN MÉXICO

61

La fiebre chikungunya en México La versión difundida en los medios de comunicación masiva (periódicos nacionales e internet) acerca de cómo el virus de chikungunya llegó a México se remonta al año de 2014. En junio de dicho año, el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE) identificó en México el primer caso “importado” de fiebre por chikungunya en una mujer mexicana que había asistido a una justa deportiva en la isla de Antigua y Barbuda, en el Caribe. La mujer, originaria del estado de Jalisco, había viajado al Caribe para participar en unas competencias deportivas. La paciente viajó al Caribe el 21 de mayo de 2014; pasó por las islas Santo Tomás, San Martín y San Kitts, para llegar a la Isla Antigua y Barbuda, donde acudió a un evento deportivo y en la que permaneció hasta el 28 de mayo. Ese mismo día por la noche, en su arribo a la Ciudad de México, refirió el inicio la sintomatología con fiebre no cuantificada, escalofríos, malestar y debilidad generalizada, cefalea, mialgias y artralgias. Los dolores articulares eran muy intensos (8 de 10 puntos en la Escala Analógica Visual [EVA]) en ambas rodillas, en la cadera, las muñecas, los codos y la espalda. El 29 de mayo, al llegar a la ciudad de Guadalajara los síntomas continuaron; el dolor se incrementó al grado de ser incapacitante (EVA 10 de 10) y se presentaron náuseas. Se buscó atención médica en la que se indicó metamizol y se solicitó una biometría hemática (Rivera-Ávila, 2014).

En el examen físico practicado a la paciente se presentaba fiebre de 39°C y cefalea con dolor retrocular y artralgias intensas. En base a la sintomatología y a los antecedentes epidemiológicos, “la impresión diagnóstica fue de infección de virus de chikungunya o fiebre por dengue”. Para su tratamiento, los especialistas emplearon “analgésicos paracetamol, hidratación oral y medios físicos para el control de la fiebre, reposo absoluto intradomiciliario” y recomendaron medidas preventivas para evitar la propagación de la enfermedad (Rivera-Ávila, 2014). Finalmente, el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE), dependiente de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud Federal, confirmó que el caso se trataba de chikungunya. La técnica empleada para la confirmación fue la “Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés), la cual dio un resultado positivo a chikungunya; de igual forma se realizaron los exámenes para dengue: detección del antígeno de superficie NS1, anticuerpos antivirus dengue IgG (Elisa) y PCR, los cuales se reportaron negativos” (Ibid).


62

LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

A los pocos meses, en el sureste del país, en el estado de Chiapas, se detectó el primer caso autóctono en una paciente de 8 años de edad.24 El 7 de noviembre de 2014 el titular del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (CENAPRECE), en atención al peligro que significaba la detección de este primer caso autóctono y en atención que ello ponía en riesgo la seguridad en salud de la población, emitió una “Declaratoria de Emergencia Epidemiológica EE-2-2014” para el estado de Chiapas. En la misiva se instaba a “fortalecer las medidas de prevención y control del vector para evitar la diseminación de la enfermedad por Chikungunya y Dengue en los estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán” (Secretaría de Salud, 2014). A partir de entonces, se reportaron casos de la fiebre chikungunya en Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Jalisco, Michoacán, Tabasco, Colima, Nayarit, Morelos, Estado de México, Coahuila, Durango, Quintana Roo y Veracruz. Y para el 2 de agosto de 2015, la enfermedad se había extendido a 16 estados del país, en los que se confirmaron 3 mil 306 casos, incluido el estado de Yucatán (Secretaría de Salud, 2014).25

La fiebre chikungunya en Yucatán El chikungunya llegó a Yucatán en el 2015 y, en pocos meses, miles de personas se contagiaron de esta enfermedad. En el recorrido cronológico que realizaremos, detectaremos algunos hechos (sociales y ambientales) que pudieron haber intervenido en la difusión de la enfermedad en el territorio. Los datos obtenidos provienen de fuentes hemerográficas, en específico de periódicos locales, en donde, día a día, se hacía un seguimiento de la enfermedad. La riqueza de este material permite reconstruir lo ocurrido por aquellos tiempos y contribuir a comprender la magnitud de la enfermedad del chikungunya, que tanto daño causó a la población en Yucatán.

24.  s/a (2014),“México registra el primer caso de chikungunya por contagio en Chiapas”, en: Expansión, 16 de noviembre de 2014. https://expansion.mx/salud/2014/11/16/mexico-registra-el-primer-caso-de-chikungunya-por-contagio-en-chiapas 25.  Porras Lara (2015), “Chikungunya llegó a México en 2014; ya hay más de 3 mil casos”, Milenio, México, 4 de agosto de 2015.


PROLEGÓMENOS DE UNA NUEVA ENFERMEDAD EN MÉXICO

63

Indicios de una epidemia no declarada La Península de Yucatán es un territorio que carece de ríos superficiales y elevaciones montañosas. El suelo tiene un origen cárstico y pedregoso, conformado por rocas sedimentarias-marinas calizas (Zúñiga y Palacio, 2005: 11). La vegetación es tropical, sin elementos boreales y se caracteriza por la verificación del litoral costero, selva baja caducifolia baja y espinosa y subperennifolia (Bautista y Palacio, 2005: 111). En la península encontramos distintos tipos de selvas: altas y baja, y en la zona costera existen zonas bajas y anegadizas, habitadas de manglares y palmeras de diversas especies (Morales, 2012: 14). El clima que predomina gran parte del año es caliente subhúmedo con lluvias en verano y sequías durante la canícula (Bautista y Palacio, 2005: 111) y que corresponde al trópico lluvioso con temperaturas promedios superiores a los 20ºC anuales, llegando a extremos de 45ºC durante el verano. La precipitación pluvial promedio es de 750 mm por año. Durante el año se pueden distinguir dos temporadas climáticas definidas: 1) La primera temporada, transcurre entre los meses de enero a mayo y es denominada la “época de seca”. Durante este tiempo las lluvias escasean y la temperatura ambiente oscila entre los 10°C (en los días de mayor frío) y los 30°C (en los más calurosos). Durante esta temporada los campesinos inician las labores agrícolas en sus terrenos, preparando la tierra para el cultivo de sus milpas. Para ello, suelen provocar pequeños incendios para eliminar los arbustos y dejar la tierra en condiciones para la siembra del maíz. 2) La segunda temporada, transcurre de junio a diciembre, y es cuando se inician las lluvias en la región.26 La radiación solar es intensa y la temperatura ambiente elevada, oscilando entre los 25°C y 45°C. La humedad ambiente llega a alcanzar guarismos cercanos al 90%, generándose condiciones apropiadas para la reproducción de los mosquitos. En los primeros días del mes de enero, algunos campesinos mayas elaboran el xook kin o cabañuelas, un sistema de predicción del tiempo basado en la observación de la naturaleza. Para confeccionar el xook kin, los especialistas observan la naturaleza, en particular, lo que ocurre en el ambiente durante las primeras horas del 1 de enero y los siguientes 15 días del mismo mes. Con esta información, ellos sabrán definir qué ocurrirá con el clima durante todo el año.27 Las hormigas, árboles de cedro, de roble y las 26.  Existe una importante literatura sobre la milpa tradicional, se recomienda consultar los trabajos de Terán y Rasmussen (1994) y Domínguez Aké (2015). 27.  En los últimos años el agrónomo y campesino maya Bernardo Caamal Itzá ha publicado numerosos trabajos sobre el tema de las cabañuelas.


64

LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

aves exponen datos que son interpretados como bioindicadores climáticos. Por ejemplo, cuando la “yuya” (también conocida como calandria yucateca, Icterus auratus) construye su nido, ofrece información relevante sobre el clima. Si los nidos que construye son largos, significa que las lluvias serán escasas; en cambio, si los nidos son cortos, significa que las lluvias iniciarán temprano y con intensidad. Pero, si el ave incrusta bejucos en su nido, ello significa que la temporada de lluvias será errática. Para el investigador Bernardo Caamal Itzá (campesino maya e ingeniero agrónomo), las cabañuelas del año 2015 indicaban un periodo errático de lluvias. Debido a esta situación, sostenía que la semilla nativa de maíz, como la de corto plazo, el x-mejenaal, tendrían problemas para reproducirse en el territorio.28 Durante este tiempo en Yucatán, los periódicos locales publicaron noticias y notas de color sobre distintos hechos que, a primera vista, parecían fenómenos anecdóticos e inconexos, pero que para los ojos de los locales constituían fenómenos interrelacionados y con un fin definido. El primero de estos sucesos ocurrió en la localidad de Yobaín, un pueblo cercano a la ciudad de Mérida y donde un pastor de la Iglesia Cristiana Ebenezer, quien, ante el temor a un desastre natural, encerró a los fieles de esta religión en el templo de la localidad. El religioso señaló que un presagio le había anunciado que “un meteorito caería en el puerto de Santa Clara y ocasionaría un tsunami que acabaría con la vida de todos” los habitantes de la región. Por esa razón, y ante el temor de que sus fieles perdieran la vida, el pastor decidió encerrarlos en la iglesia. El suceso, posiblemente, hubiera pasado desapercibido y transformado en una anécdota de no ser porque el pastor –al mismo tiempo- ocupaba el cargo de Director del Centro de Salud del pueblo de Yobaín y había decidido cerrar dicho centro de salud y suspender las atenciones a los derechohabientes.29 Esta última circunstancia alertó a los vecinos, quienes, alarmados por lo ocurrido, solicitaron la intervención de las autoridades del estado y de la Secretaría de Salud. Algunos se preguntaban: “¿Cómo puede estar al frente de una clínica de salud, una persona que actúa con fanatismo, como lo demostró con sus seguidores de su congregación?”.30 Unas semanas después, el funcionario fue trasladado a otra dependencia del estado y el problema quedó en el olvido.

28. Gómez Chi, Rafael (2015), “Se pierde conocimiento sobre el xook kin o cabañuelas”, Por Esto!, Mérida, Sección Ciudad, 2 de febrero de 2015, p: 9. 29.  Gómez Chi, Rafael (2015), “Evaluarán personalidad del Centro de Salud de Yobaín”, Por Esto!, Mérida, La Ciudad, 4 de enero de 2015, p:16. 30. Ibid.


PROLEGÓMENOS DE UNA NUEVA ENFERMEDAD EN MÉXICO

65

El segundo suceso fue protagonizado por las plagas de langostas que asolaron gran parte del estado de Yucatán y de la ciudad de Mérida. Estos insectos suelen frecuentar la región y llegan a producir enormes daños en la zona rural, comiendo todos los cultivos que encuentran a su paso: maíz, papaya, calabaza, cacahuates, entre otros. En el año 2014 en Yucatán, ya se habían detectado mangas de langostas que llegaron a dañar miles de hectáreas. Según las estimaciones de los científicos, una manga de langostas puede contener entre 40 y 80 millones de insectos, los cuales pueden llegar a consumir en un día hasta 129 millones de kilogramos de follaje.31 Es relevante señalar que, en Yucatán, para combatir a estos insectos se utiliza “parathion” metílico (metil paration),32 el cual es lanzado por medio de máquinas que provocan nubes de polvo. Debido a su alta toxicidad, este insecticida es eficaz y mata por contacto. La eficacia de estas operaciones oscila el 30%, y es imposible matar a todas las langostas de una sola vez. De manera que, muchas de ellas sobreviven y alcanzan a reproducirse.33 Una vez combatidas las langostas, dejaron de ser una noticia relevante y pasaron al olvido. El tercer hecho aconteció en las playas de Tulum, en el estado vecino de Quintana Roo, donde un sismo de magnitud de 4.2 grados en la escala de Richter provocó un leve movimiento telúrico y un estruendoso ruido que alarmó a los habitantes.34 Estas notas periodísticas aparecieron en la localidad como hechos anecdóticos y aislados entre sí. Sin embargo, para algunos intelectuales orgánicos de la región (los “antiguos”) y para algunos habitantes, no fue así. Ellos interrelacionaban lo ocurrido en distintos lugares de la península como “presagios” de algo malo por venir y auguraban “sequías u otras afecciones a la agricultura y a las labores del campo”.35

31. Euán, Carlos y Efráin Valencia (2015), “Mangas de langostas sobrevuela la ciudad”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 24 de enero de 2015, p: 11. 32.  Este es un pesticida organofosforado de alta letalidad, liposoluble, que se acumula en la grasa y la piel de las personas y animales. En la tabla toxicidad de los insecticidas organofosforados (IOF) son calificados como de “Muy alta toxicidad. Para mayor información ver: Manual del plaguicida en Centroamérica. En: http://www.plaguicidasdecentroamerica.una.ac.cr/ 33. Kálmán Verebélyi (2015), “Exterminan langosta en Hecelchakán”, Por Esto! Mérida, Sección Campeche, 31 de enero de 2015, p: 27. 34.  Mora, Romana (2015), “Sismo en Tulum”, Por esto!, Mérida, Sección Quintana Roo, 12 de enero de 2015. 35.  Pech Sánchez (2015), “Malos presagios. Presencia de plagas preocupa a pobladores”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 25 de enero de 2015.


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LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

Inicio de las campañas políticas En el mes de marzo de 2015 se iniciaron las acciones proselitistas para las elecciones intermedias en la que se renovaron 500 miembros de la Cámara de Diputados, 106 titulares de los Ayuntamientos y 25 Diputados al Congreso del Estado de Yucatán. Este acontecimiento político fue de suma trascendencia para muchos de los ciudadanos, pues, en el mismo, se definía el destino laboral para los próximos años. Al mismo tiempo, las elecciones determinan los funcionarios que ocuparán los cargos políticos y administrativos de los gobiernos municipales. De modo que, si el candidato que triunfa en la contienda es del mismo partido que el saliente, es posible esperar cierta continuidad en todos los programas de gobierno. Pero, en cambio, si es del partido opuesto, muy probablemente numerosos programas sociales que se ejecutaron en la anterior administración serán desechados y reemplazados por otros similares o distintos. De manera que, mucha de la obra social que se realiza con fondos públicos, depende del partido político que logre ganar la contienda. Como problema adicional, debemos considerar que, para el traspaso de gobierno, deben esperarse algunos meses. En esta oportunidad la asunción se llevaría a cabo en el mes de septiembre, es decir, 3 meses después de las elecciones. Este periodo de tiempo suele ser un espacio aciago, en el cual, algunos programas pueden ser ejecutados con cierta parsimonia hasta que asuman las nuevas autoridades. Las actividades proselitistas en Yucatán se iniciaron el 22 de marzo de 2015 y para ello se ofició un acto público que fue muy promocionado por la prensa local. En dicha oportunidad los candidatos de cada agrupación política se inscribieron para la elección y exhibieron sus actas como trofeos. Ese fue un día fiesta y de alegría cívica en todo el estado. Las elecciones, finalmente, se llevaron a cabo el 7 de junio.Y los ganadores, recién pudieron ocupar sus cargos en el mes de septiembre. Es decir, que el proceso de elección tuvo una duración de, aproximadamente, siete meses. Y quienes aquí vivimos, sabemos que este es un periodo de impasse, donde todo se paraliza, cuando no, se posterga hasta que se inicie el nuevo gobierno.

Las campañas contra los mosquitos y el dengue A pesar de lo antes dicho, la urgencia por evitar la enfermedad del dengue motivó la continuidad de las campañas contra los mosquitos de años anteriores. A nivel federal, estatal y municipal se ejercieron acciones para el


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combate de los vectores. En estos primeros meses del año, solo se combatió al mosquito que transmite los virus que provocan el dengue, aún no se mencionaba otra enfermedad. Pero, luego de una noticia llegada desde Colombia, comenzó a alertarse sobre los posibles estragos que podría provocar en la región una extraña enfermedad: la fiebre chikungunya. La primera nota periodística publicada en Yucatán sobre esta dolencia, apareció en un diario local el 18 de enero de 2015.36 En ella se narraba los estragos que el chikungunya estaba provocando en Colombia y se especulaba respecto la posibilidad de que se extendiera a todo el continente. En América del sur ya se habían producido, hasta esa fecha, 172 muertos, 24 mil 127 afectados y 1 millón 106 mil 488 casos sospechosos, según datos tomados de la Organización Panamericana de la Salud. De ese total, 169 personas habían muerto en el Caribe, hecho que indujo a las autoridades de salud a aplicar medidas extremas de prevención, entre otras, el “Control de las fronteras, fumigando con pesticidas y propiciar campañas para que las personas no guarden agua en contenedores al aire libre, que sirven como criaderos”. Según la Organización Panamericana de la Salud, la isla de Martinica encabezaba la lista de las islas del Caribe con 83 fallecidos, Guadalupe (67), Puerto Rico (8), República Dominicana (6), San Martín (3), Surinam (1) e Islas Vírgenes (1).37 Por entonces, esta enfermedad se percibía como lejana, de otra latitud. Esta visión distante del problema, sin embargo, no impidió que durante la primera quincena de enero se realizara el “Primer Preparativo de Combate a los mosquitos”, el cual abarcó todo el estado de Yucatán, tanto los municipios como las colonias de la ciudad de Mérida. El mensaje difundido para esta primera campaña sostenía lo siguiente: El Gobierno del estado (de Yucatán), en coordinación con la Secretaría de Salud Federal ha programado un operativo para estas primeras semanas del año (2015), que tiene como principal objetivo el reforzamiento de las medidas de prevención y control de las enfermedades transmitidas por vector Aedes aegypti. Actualmente en nuestro estado, la fiebre por dengue se encuentra en control y no se han registrado casos de fiebre de Chikungunya, sin embargo, el riesgo existe, por lo que con este operativo se pretende disminuir lo más posible la población de mosquitos adultos y con esto, reducir el riesgo de la población por dengue y también para fiebre Chikungunya, padecimientos que tienen el mismo vector.38

36. “Cómo pólvora. América refuerza medidas contra el chikunguña que se extiende rápidamente por el continente”, Por Esto!, Mérida, Sección Internacional, 18 de enero 2015, p: 14. 37. Ibid 38. Por Esto! Mérida, Sección La Ciudad, 12 de enero de 2015, p: 15.


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En el mismo anuncio se detallaban los días y las localidades donde se aplicaría el operativo, haciendo énfasis en las comisarías y localidades de riesgo. Al mismo tiempo, se solicitaba a la población a “Colaborar abriendo las puertas y ventanas de tu hogar al atardecer para eliminar los mosquitos que están dentro”.Y, el mensaje remataba con un logo con un mosquito tachado y el aviso “Por un Yucatán sin dengue. Cero mosquitos”. Este primer operativo se realizó desde el 12 al 16 de enero y cubrió un total de 67 localidades. Las actividades preventivas aplicadas consistieron en la fumigación de calles, viviendas y “abatización” de todos los depósitos de agua que se encontraban en el interior de las viviendas. Como insecticida se empleó el Temephos al 1% (que es un larvicida organofosforado). La dosis del insecticida consistió en una parte por millón (20 gramos por cada 200 litros de agua).39 Además, para el control de las larvas en cisternas, albercas en desuso y otros depósitos de agua se empleó Spinosad40, una tableta por cada 200 litros de agua. Durante las primeras semanas del año se realizaron operativos en todo el estado. En el municipio de Tizimín, las Brigadas del Centro de Salud Urbano, colocaron ovitrampas en distintos puntos de la ciudad. Mediante esta actividad se buscaba conocer la cantidad de mosquitos y cómo combatirlos. En total se colocaron 440 ovitrampas en distintas viviendas que habían sido escogidas aleatoriamente a fin de evaluar las zonas de mayor riesgo. Estos dispositivos poseen unos papeles donde se depositan los huevecillos de los mosquitos y, de esa forma, se realiza el conteo y calcula la densidad de insectos por vivienda. Aquellas que registran una densidad superior a 200 huevecillos son señaladas como propensa de presentar casos de dengue. Una vez detectados los lugares de mayor riesgo, se procede a combatir los mosquitos mediante el control larvario, la nebulización espacial y la descacharrización. Finalmente, esta información se captura en la Plataforma Nacional de Salud.41 A los pocos días, entre el 19 y 23 de enero, se llevó a cabo el “Segundo operativo de Reforzamiento de la prevención de Dengue y Chikungunya”.42 39.  Según información personal proporcionada por la Secretaría de Salud de Yucatán, “Aplicación de larvicidas para el control de criaderos de larvas de Aedes aegypti”. SSY. 2015. Folleto. 40. “Es un compuesto natural, insecticida biológico (bioinsecticida) producto de la fermentación del actinomiceto Saccharopolyspora spinosa”. Consultado en: https://www.terralia.com/ 41.  Pech Sánchez, Luis Manuel, “Evalúan zonas de alto riesgo de dengue”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 15 de enero de 2015, p: 13. 42.  Por Esto!, Mérida, Sección La Ciudad, 19 de enero de 2015, p: 8.


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La urgencia por combatir a los mosquitos habría motivado esta nueva actividad y, además, el “Tercer Operativo de Reforzamiento”.43 En la ciudad de Tizimín, las autoridades de salud aplicaron este mismo programa de lucha contra los vectores, y la actividad principal fue la fumigación de las calles durante las horas de la tarde. Para que el insecticida tuviese resultado en los insectos que se alojaban dentro de las viviendas, las autoridades, al igual que en Mérida, solicitaban a los vecinos abrir las puertas y ventanas de sus casas para que surtiera efecto.44 En el municipio de Dzidzantún, por su parte, durante esos días en un jardín de niños de la cabecera municipal arrancó una campaña contra el dengue. Durante este ejercicio, el Director de Salud brindó una plática a los padres, estudiantes y maestros. El funcionario instó a los presentes a empezar con esta campaña “desde las personas más pequeñas, para que se tome conciencia de lo importante que es erradicar el dengue”. El funcionario señaló que primero darían pláticas informativas a todos los preescolares; luego, procederían a “abatizar” la escuela y sus alrededores. Posteriormente, los voluntarios recogerían los cacharros para evitar potenciales criaderos de moscos. En estas actividades participaron maestros, padres e hijos.Y, por último, gestionaron ante la Secretaría de Salud de Yucatán (SSY) la nebulización y “abatización” de todo el municipio.45 En la ciudad de Progreso de Castro, el puerto más importante de la región y distante a 35 kilómetros de la ciudad de Mérida, se llevó a cabo la campaña denominada Tu escuela libre de criadero de moscos, en la cual se limpiaron los patios y zonas verdes de las escuelas; asimismo, se recogieron los recipientes en los que podrían criarse mosquitos. De este modo, las autoridades escolares pretendían lograr la certificación como “Escuela segura y libre de criaderos de larvas de moscos”.46 En la tercera semana de marzo se anunció un nuevo operativo de descacharrización para las Comisarías de Mérida. El mismo se llevó a cabo los días 21 y 22 de marzo de 2015, desde las 8 a las 15 horas.Tal como aconteció en otras oportunidades, en esta ocasión se solicitó a la población que sacara los 43.  Por Esto!, Mérida, Sección La Ciudad, 26 de enero de 2015, p: 9. 44. Valencia, Efraín, “Fumigación del resiento predial”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 24 de enero de 2015, p: 24. 45.  Corresponsalía, “Blindan combate contra el dengue”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 30 de enero de 2015, p: 14. 46.  Jiménez Mendoza, Julio, “Permanente campaña.Tu escuela libre de criaderos de moscos”, Por Esto!, Mérida Sección Yucatán, 5 de marzo de 2015, p: 7.


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cacharros y todos los objetos inservibles que pudieran acumular agua (como: latas, botellas, llantas, cubetas, envases y otros recipientes). En esta campaña participaron 5 mil personas, estimándose 1369 viajes en camiones de volquete hacia el relleno sanitario de Susulá, ello para transportar cerca de 1600 toneladas de cacharros.47 Estas mismas acciones también se aplicaron los días 23 y 24 de marzo, previo a las vacaciones escolares en toda la zona costera de Yucatán, en las localidades de Celestún, Sisal, Chuburná Puerto, Progreso, Chelem Puerto, El Cuyo, San Felipe, Río Lagartos, Las Coloradas, Yucalpetén Puerto, Chicxulub Puerto, Telchac Puerto, San Crisanto, Chabihau, Santa Clara y Dzilam de Bravo. En aquella oportunidad, como en todas las otras ocasiones, en los periódicos locales la SSY publicó avisos como el que reproducimos:

Imagen 7: Promocional del Gobierno de Yucatán publicado en el periódico Por Esto!, 22 de marzo de 2015, Sección La Ciudad, p: 18.

47.  Martínez,Verónica. “Hoy, descacharrización por dengue, van 40 casos”, Por Esto!, Mérida, Sección La Ciudad. 21 de marzo de 2015, p: 23.


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En el operativo de descacharrización realizado en Tizimín se eliminaron 192 toneladas de cacharros. En esta actividad participaron personal de la Jurisdicción Sanitaria No. 2 del Centro de Salud local, Ayuntamiento, elementos del Ejército Mexicano y empresas de la localidad, sumando un total de 106 personas, entre brigadistas, personal de protección civil y del Ejército. El alcalde de esta ciudad consideró que estos operativos eran importantes porque: Estos trabajos coordinados y unidos harán que Tizimín saque todos los cacharros antes de que comience la temporada de lluvias para que no nos afecte demasiado… porque sólo (sic) teniendo salud se puede obtener un mayor impulso, ya que es la entrada a un mundo de mayor productividad, porque de nada serviría tener grandes generadores de empleo si no gozamos de buena salud.48

Hasta ese periodo del año se habían registrado 40 casos de dengue en Yucatán, es decir, 80 por ciento menos que el año anterior. Estas cifras entusiasmaron a las autoridades locales, argumentando que el resultado alcanzado era producto de las acciones realizadas hasta ese momento y que ello demostraba que el camino para disminuir la enfermedad del dengue, en Yucatán, era el correcto. Antes de iniciar el operativo de descacharrización que se llevó a cabo los días 29 y 30 de marzo de 2015 en la ciudad de Mérida, el Secretario de Salud del estado de Yucatán, sostuvo que los bajos índices registrados hasta esa fecha, de casos de dengue en Yucatán, eran producto de “los cambios en la cultura preventiva de la población”. La satisfacción del funcionario era comprensible dado que, según sus estadísticas, en la semana epidemiológica número 11, se habían registrado 58 casos de dengue, y que estaba siendo el tercer año consecutivo en que bajaba el número de enfermos en la entidad: “[…] en 2013 con el 50%, en 2014 con hasta el 64 % y actualmente sobre un 80% de decrecimiento”. En la misma reunión, la Jefa de la Jurisdicción Sanitaria N° 1 añadiría que “la suma de esfuerzos entre ciudadanos y autoridades está dando resultados positivos en el combate al dengue”.Y que, “con estas acciones la población contribuye a generar entornos saludables y sanear el ambiente que la rodea, lo que a su vez ha hecho posible que los índices del dengue estén en descenso”. 49 En el transcurso del primer trimestre del año 2015 el número de operativos fue reducido, en comparación con los que se realizaron en los últimos

48.  Huerta, Raquel Margarita, “Eliminan 192 toneladas de cacharros”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 28 de marzo de 2015, p: 28. 49.  Manrique, José, “Participación de la sociedad ha contribuido a abatir el dengue”, Por Esto!, Mérida, Sección La Ciudad. 29 de marzo de 2015, p: 10.


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meses del año. No obstante, podemos advertir que las autoridades estaban pendientes de posibles brotes de la fiebre del dengue y el chikungunya. Para lo cual, fumigaron, abatizaron y descacharrizaron para combatir a los mosquitos, tanto en su estado de larva como en su faceta adulta. Estas campañas se promocionaron en todos los medios de comunicación masiva (periódicos, radio, televisión e internet) y en ellas se convocaba a la participación ciudadana. En el siguiente cuadro damos cuenta de las efectuadas durante los primeros dos meses del año: Cuadro 4: Acciones y campañas realizadas en Yucatán para combatir a los mosquitos durante los meses de enero y marzo de 2015

Mes de enero Tipo de actividad o nombre de la campaña

Convoca

Día

Lugar

Reforzamiento. Prevención del dengue y chikungunya.

SSY

12,13,14 y 15

Mérida y sus comisarías

2° Ciclo. Prevención del dengue y chikungunya. Segundo ciclo

SSY

19, 20, 21, 22 y 23

Mérida y sus comisarías

3° Ciclo. Prevención del dengue y chikungunya. Segundo ciclo

SSY

26, 27, 28, 29 y 30

Mérida

Mes de marzo Operativo de descacharrización

SSY

21 y 22

Mérida, sus comisarías

3° Ciclo de Fumigación

SSY

23 y 24

Todas las población de la costa de Yucatán

Descacharrización

SSY

29 y 30

Mérida

Fuente: Según las publicidades publicadas en los periódicos locales. Elaboración personal.

Imprevistos e infortunios durante los operativos en el primer trimestre del año En ese entonces, una situación inesperada afectó los operativos contra los vectores, alarmando a las autoridades de salud. La situación fue motivada por la aparición de “falsos fumigadores” en la ciudad de Mérida. Esto sucedió en algunas colonias de la ciudad de Mérida, donde los afectados denunciaron que habían sido víctimas de robo por parte de sujetos que se hacían pasar por fumigadores del gobierno. Estos falsos fumigadores, utilizaban los chalecos característicos e identificaciones de gobierno. El engaño consistía en solicitar a los empleados de una empresa que abandonaran las instalaciones


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para que ellos pudieran fumigar con insecticida. Al salir del lugar, los falsos fumigadores rociaban el sitio con una sustancia química inocua (de las que se emplean en las fiestas) que provocaba una intensa cortina de humo y, ocultos en la humareda, robaban las instalaciones. Al mismo tiempo que los ladrones cometían el atraco, en el exterior, otros miembros del grupo, distraían a los empleados mediante una encuesta relacionada con el dengue. Tras salir de la oficina, los ladrones pedían que los empleados firmaran una planilla con sus datos personales y se retiraban con el botín.50 Pese a lo sucedido, el primer trimestre del año terminó con relativa tranquilidad en cuanto al número de personas enfermas de dengue. En el aspecto epidemiológico, las autoridades de la SSY estaban confiadas por las estadísticas, que avalaban lo hechos hasta el momento. Los registros de dengue habían disminuido respecto a años anteriores y el chikungunya era una enfermedad lejana, que, de llegar, se suponía podría controlarse. Los operativos para la reducción de las larvas y los mosquitos continuaron realizándose en toda la entidad. Nada hacía prever que en los meses venideros la situación cambiaría drásticamente. Durante el segundo trimestre del año toda la fuerza del estado y el interés de los medios de comunicación estuvieron volcados hacia las elecciones políticas. Pese a ello, durante este periodo, acontecieron dos hechos climáticamente opuestos. El primero, producto de la sequía que afectó la entidad y, el segundo, de las lluvias que se iniciaron en el mes de mayo. Si caracterizamos estos periodos según la presencia o no de mosquitos, podríamos denominar a la época de lluvias como la “temporada de los mosquitos”. El mes de abril será recordado en los anales climatológicos locales por haber sido el más caliente del año y batido todos los records históricos de temperatura ambiente en Yucatán. El valor máximo registrado alcanzó los 43.6°C, con una media de 29.8°C.51 Este ambiente tan caliente y tan seco fue propicio para que se produjeran muchos incendios, algunos provocados por la simple incidencia del sol en un objeto reflejante (como un vidrio) que al irradiar sobre la hierba seca la enciende con celeridad. Otros incendios fueron producidos por la actividad humana, especialmente, por la labor de los campesinos, quienes, en su intento por limpiar los terrenos de hierbas para comenzar las labores de cultivo,

50. Tamayo Mendicuti, Luis, “Salud alerta contra inspectores y fumigadores falsos”, Por Esto!, Mérida, Sección Policial. 17 de febrero de 2015, p: 2. 51.  Centro Meteorólogico del periódico Por Esto!, Mérida, 8 de mayo de 2015, p: 16.


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queman todo el zacate del lugar. Han sido tantos los siniestros ocurridos en los últimos años, que se ha establecido un “calendario de quemas” en el que se indica los días y las horas en que se deben incendiar las parcelas. En el oriente del estado yucateco, en el municipio de Tizimín, durante esos primeros meses se produjeron cerca de 50 incendios forestales que afectaron la ganadería y agricultura de la zona. Para la primera semana de mayo, ya se había siniestrado un total de 100 hectáreas de pastizales.52 El trabajo a destiempo y la desatención de los calendarios de quema de algunos agricultores y productores ganaderos de Tizimín, provocaron nuevos incendios que alcanzaron a destruir más de 250 hectáreas en distintos ranchos de la región.53 El segundo fenómeno de carácter climático que ocurrió en esos primeros meses fue el inicio de la temporada de lluvias. El primer aguacero se adelantó a los festejos de San Isidro Labrador que se llevan a cabo el 15 de mayo, fecha en la cual debería –según la tradición local- producirse la primera lluvia de la época. Con la llegada del agua, el clima se tornó más fresco.54 Sin embargo, esta sensación de bienestar no duró mucho tiempo, ya que a los pocos días el calor volvió a sus niveles habituales. Con el exceso de humedad ambiente se produjo un fenómeno que en el argot local se conoce como “bochorno”. Es decir, una especie de sensación térmica que genera un efecto de malestar que en las personas provoca mucho sudor y la posibilidad de sufrir un golpe de calor. Durante este período las condiciones climáticas son propicias para la reproducción de los mosquitos. Es tanta la reproducción de estos insectos, que algunas personas dicen que inicia “la temporada de los mosquitos”. Las lluvias continuaron durante los meses de mayo y junio y con ellas, emergieron los problemas habituales de la ciudad y los pueblos de Yucatán: el encharcamiento de las calles, desbordamiento de las alcantarillas y la acumulación de agua en objetos, techos y oquedades naturales. Las calles de Yucatán, tanto en los pueblos como ciudades, no poseen drenaje entubado, sino un sistema de alcantarillas distribuidas en cada esquina en las cuales el agua pluvial drena por gravedad hacia pozos profundos y de allí va al acuífero subterráneo. El problema de este sistema surge porque estas alcan52. Valencia, Efráin, “Cuantiosas pérdidas económicas”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán. 9 de mayo de 2015, p:17. 53.  Huerta, Margarita Raquel, “Continúan conatos de incendio”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán. 19 de mayo de 2015, p: 20. 54.  Pech Sánchez, Luis Manuel, “Se anticipó Chaac”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán. 15 de mayo de 2015, p: 19.


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tarillas suelen taponarse con basura (orgánica e inorgánica) y, al no realizarse el mantenimiento apropiado, desbordan el agua en vez de sumergirla a las profundidades. Debido a que el sistema de drenaje funciona por gravedad, el escurrimiento del agua es lento y puede durar varios días o semanas hasta que logre secarse por completo. Cuando esto último sucede y queda un margen de agua depositada en los pozos, los mosquitos lo utilizan para su reproducción. Tras las lluvias, entonces, es obvio que las calles se inunden en su totalidad, incluso, hasta afectar las casas aledañas. El drenaje en la ciudad de Mérida constituye uno de los mayores problemas y desafíos para el crecimiento urbano, siendo uno de los rubros olvidados de las últimas administraciones del gobierno. Y si bien esta urbe presume de ciertos adelantos y modernidades, la carencia de este servicio hace que la vida de los habitantes no sea la apropiada. Lo mismo ocurre con el sistema de aguas grises y negras. Las aguas negras de todas las viviendas de la urbe (lo mismo acontece en los pueblos de todo el estado), se acumulan en pozos individuales que drenan al manto freático (ubicado, en algunos sectores de la ciudad a solo 10 metros de profundidad). Difícilmente esta urbe podrá mejorar los estándares de vida de sus habitantes e ingresar a la categoría de ciudad sustentable, ordenada y resiliente, en tanto no resuelva este malestar. No estamos exagerando, si decimos que, desde una perspectiva hidráulica, la ciudad de Mérida sigue operando como una urbe en tiempos de la colonia española. Los charcos que se producen tras las lluvias generan malestar entre los habitantes; también entre quienes visitan la ciudad como turistas. La urbe presenta dos imágenes distintas durante los días de seca y los de lluvia. “El turismo se asombra por este tipo de situaciones… [Los turistas] ven las calles encharcadas, las aceras sucias, como una muestra y una falta de atención […] Pero como no hay un programa, cuando vienen la lluvias las cuadrillas de trabajadores, están las 24 horas laborando y esto hace aparentar a los ciudadanos que el Ayuntamiento está trabajando” y haciendo obras en beneficio de la ciudad, y no es así.55 Cuando los problemas urbanos no son atendidos y la inoperancia desborda el ánimo de los vecinos, estos suelen aplicar medidas chuscas (pero efectivas) para llamar la atención de las autoridades. Al menos, así ocurrió en la localidad de Chicxulub Puerto cuando los vecinos inconformes porque

55.  Díaz Pérez, José Luis, “Negligencia total en el sistema de alcantarillado”, Por Esto!, Mérida, Sección Ciudad. 18 de julio de 2015, p: 23 y 24.


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las alcantarillas no se habían limpiado y estaban en mal estado “colocaron un chaleco luminiscente y un bote de gasolina, para indicar la existencia del hueco, a fin de prevenir un accidente”. En otra esquina de la misma localidad, los vecinos colocaron un letrero que decía “ésta (sic) y otras alcantarillas necesitan mantenimiento”.56 Lo antes dicho cobra relevancia si atendemos una característica importante de esta región: que se encuentra en la “ruta de los huracanes”. Es decir, en una zona donde, año con año, no solo se registran copiosas lluvias, sino que puede sufrir ante los embates de ciclones (huracanes y vientos tormentosos) violentos. El último de estos pasó en el año de 2002 (el huracán Isidore) y destruyó la ciudad de Mérida.

56.  Keb Cano, Gerardo, “Urge mantenimiento del sistema de alcantarillado”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán. 18 de julio de 2015, p: 7.


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capítulo 3 La fiebre chikungunya en Yucatán

Por muchos mosquitos que haya, si pican a gente sana, no tendrán enfermedad que transmitir. (Linde, 2018)

Primeros casos de la fiebre chikungunya en Yucatán Con las lluvias y los mosquitos aparecieron los primeros registros de enfermedades transmitidas por vectores. Hacía meses que el virus del chikungunya estaba en el territorio mexicano y la incógnita era saber cuándo llegaría a Yucatán y de hacerlo, cómo combatirlo. La existencia en el territorio del vector transmisor de esta enfermedad, el mosquito Aedes aegypti, agravaba el panorama, pues, de llegar el virus por alguna de las posibles vías de acceso (ver el Capítulo 5), muy probablemente se diseminaría con facilidad por toda la región. En el mes de junio, y cuando todavía no había caso confirmado, el titular de los Servicios de Salud de Yucatán (SSY) barajó la posibilidad de que “debíamos de prepararnos para enfrentar esta nueva amenaza”.Y agregó: “Ante la amenaza real de la enfermedad del chikungunya en México contamos con un “sistema de salud robusto”, pero no por eso debemos dejar de hacer labores como las que se han hecho en Yucatán para contener el vector, el mosco Aedes aegypti”. Recordó que el chikungunya había llegado a México en el año de 2014 a través de la frontera de Guatemala57 y de allí a Chiapas, Oaxaca y Guerrero.58 57. Aunque este dato parece no coincidir con la información difundida por la Secretaría de Salud de México, que admite que el primer caso registrado en el país fue el de una turista que regresó de la isla de Antigua y Barbuda. 58.  Gómez Chi, Rafael, “Enfermedad de la Chikungunya ya está en el país”, Por Esto!, Mérida, Sección La Ciudad, 12 de junio de 2015, p: 11.


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En una entrevista realizada al Dr. Carlos Machain Williams, académico de la Unidad de Ciencias Biomédicas de la UADY, puntualizó que la especie del mosquito Aedes aegypti no solo transmite el dengue, sino también la fiebre chikungunya, lo que convertía a este insecto en un agente muy peligroso. Ante la incógnita de cómo podría haber llegado el virus al territorio nacional, consideró que el transporte de mercancías y de personas (por ejemplo, vía el turismo) constituyen dos de las vías de acceso de las principales enfermedades humanas. Detalló que la sintomatología entre dengue y chikungunya son similares, excepto que en el segundo hay cuadros severos de artritis y dolores articulares que, se sabe, pueden prolongarse hasta siete meses posteriores al cuadro febril y que es común ver a gente mayor con artritis y esta es la que debe tener mucho más cuidado. En los primeros días del mes de julio, el Secretario de Salud de Yucatán declaró oficialmente que se había enviado 4 muestras de paciente del estado hacia el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE) para saber si se trataba o no de chikungunya. Esta institución es la única en México que “ofrece los diagnósticos para la identificación de los virus: dengue, chikungunya, zika, virus del oeste del Nilo, encefalitis de San Luis, encefalitis equina del este, encefalitis equina del oeste, fiebre amarilla, sarampión, rubéola, varicela, parvovirus B19, epstein barr, parotiditis, poliovirus, rabia, rotavirus, norovirus, adenovirus, astrovirus, así como Influenza y otros virus respiratorios”.59 Al mismo tiempo, el Secretario de Salud de Yucatán aclaró que “[el chikungunya] es una enfermedad que llegó a México y se va a quedar porque tenemos el mosco que es el vector, el Aedes aegypti”. No obstante, indicó que ellos trabajarían con todos los médicos para que estos “tengan en cuenta la posibilidad de ese diagnóstico”. Recordó que, entre los colegas, “está muy fijo el diagnóstico de dengue, pero ahora hay que pensar que una sintomatología muy intensa que salió negativo a dengue puede ser chikungunya”. Para alcanzar sus objetivos la SSY recibió la colaboración del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y las Fuerzas Armadas (SEDENA).60 La razón de tal advertencia obedecía a la naturaleza del chikungunya de presentar 59.  Para consultar sobre esta institución se puede visitar su sitio web: https://www.gob.mx/ salud/acciones-y-programas/departamento-de-virologia-del-instituto-de-diagnostico-y-referencia-epidemiologicos-109792?state=published 60.  Gómez Chi, Rafael, “Cuatro casos sospechosos de chikungunya en la Entidad”, Por Esto!, Mérida, Sección La Ciudad, 3 de julio de 2015, p: 7.


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síntomas parecidos a los del dengue. De manera que, ello podía confundir a los médicos. Así mismo, dejaba entrever que para definir la enfermedad se privilegiaría el diagnóstico mediante los síntomas declarados por los pacientes. Un procedimiento que, como señaló el Dr. Carlos Machaín (entomólogo del UADY), no era muy preciso y motivó numerosas confusiones. En dicho caso, el diagnóstico dependería de la subjetividad de los médicos y la interpretación que ellos realizaran de lo expresado por los pacientes. Por otro lado, hay que considerar que los médicos suelen ser influenciados por las noticias que abundan en los medios. De modo que, “si en la televisión se habla de chikungunya, y en la radio igual”, muy probablemente, cuando un paciente llegara a su consultorio y presentase síntomas similares a los que se difunden, el médico diagnosticaría que es chikungunya. El zika, dengue, y chikungunya se manifiestan, podemos ver que los signos y los síntomas son muy similares: tenemos dolor de cabeza, dolor de ojos, dolor de huesos, musculares, tenemos la aparición del exantema, entonces a simple vista nosotros podemos decir, es dengue, es zika o es chikungunya, y le estamos atinando. ¿Por qué? Pues, porque son los que tenemos y a simple vista, solo por cuestiones matemáticas, algunos de esos, nos estará dando. Ahora, cuando nosotros hacemos la prueba de laboratorio es recién cuando empieza la complicación con dengue y zika. Chikungunya, por ser un virus que está en otra familia, taxonómicamente es distinto a dengue y a zika, se puede diferenciar fácilmente. Sin embargo, dengue y zika, por ser familiares, cuando nosotros hacemos las pruebas de laboratorio, es muy difícil que podamos llegar a detectar sí es uno o el otro. Actualmente no existe, al menos en México, una prueba serológica. ¿A qué me refiero con esto? Que te saquen sangre y qué a través de tus respuestas de anticuerpos, tú puedas diferenciar entre dengue y zika. No es posible. Sin embargo, hay unas pruebas que, a nivel molecular, que quiere decir que a través del análisis del genoma del virus, te permite hacer esa diferenciación.61

Por ello, sostiene Carlos Machaín, para saber de qué enfermedad se trata, lo científicamente recomendable es realizar un análisis de laboratorio: En los primeros siete días desde la aparición de los síntomas se puede realizar un ensayo de PCR (reacción en cadena de la polimerasa) para detectar presencia de material genético del virus. A partir del cuarto o quinto día aparecen los anticuerpos de fase aguda (tipo IgM) en sangre. Su detección a partir de ese momento con aumento de los títulos y la aparición de IgG (anticuerpos que aparecen en una segunda fase) en dos muestras separadas de suero permiten diagnosticar el chikungunya.62

61.  La entrevista completa realizada al Dr. Carlos Machaín se puede consultar en: https:// www.youtube.com/watch?v=k09bBobr0ZQ 62.  Tomado de Web Consultas. Revista de salud y bienestar. En: https://www.webconsultas. com/salud-al-dia/chikungunya/diagnostico-de-la-fiebre-de-chikungunya


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LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

Las cuatro pruebas mencionadas por el Secretario de Salud de Yucatán fueron enviadas para su estudio al Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (INDRE) y a los pocos días se confirmaron los casos. Para la segunda semana de julio aparecieron otros nuevos: 6 casos positivos de 60 sospechosos que se habían analizado. Estos primeros enfermos eran oriundos de los municipios de Tizimín, Valladolid y Tinúm. Por su parte, en México, hasta ese momento había 2235 casos de chikungunya en 14 estados del país. La relación por estados era la siguiente: Guerrero, 1003 casos; Oaxaca, 455; Chiapas, 371; Colima, 133; Veracruz, 91; Michoacán, 71; Morelos, 48; Campeche, 42; Jalisco, 7; Yucatán, 6; Nayarit, 3; Estado de México, 3; Coahuila, 1; y Tabasco, 1. Respecto al dengue, el Secretario de Salud de Yucatán señaló que, hasta ese momento, en la entidad se habían registrado 173 casos de dengue, de los cuales 51 eran hemorrágicos. Los municipios que presentaron el mayor número de enfermos de dengue fueron los siguientes: Mérida, Buctzotz, Peto, Tekax, Tinum, Hunucmá, Motul, Progreso, Umán, Kanasín, Ticul, Tizimín, Valladolid, Chemax, Tzucacab, Celestún, Santa Elena, Muna, Oxcutzcab, Izamal, Maxcanú y Halachó. En estas 22 localidades se concentra el 70% de la población del estado de Yucatán, es decir, 1 584 504 habitantes.63 Ante la revelación de los primeros enfermos del chikungunya en Yucatán, los habitantes reaccionaron con miedo. En parte, ello era justificable debido a la poca información que existía sobre la enfermedad; también, al silencio u ocultamiento de lo que en verdad estaba ocurriendo. Así, por ejemplo, en el municipio de Tizimín, los vecinos admitían que se les estaba ocultando la verdad y que los enfermos de chikungunya eran muchos más de los declarados oficialmente. Esta duda surgía porque los propios vecinos conocían personas que, con certeza, tenía los síntomas del chikungunya y no estaban registrados en el conteo de la SSY. El siguiente es un testimonio que ilustra sobre las razones de ese temor: Uno de estos casos posibles es el de la señora M. I. K., de 24 años, quien presenta los síntomas de la enfermedad: erupciones (puntitos rojos) en sus piernas y vientre, las cuales le causan mucha comezón; dolores extremos en las articulaciones que le impiden moverse y caminar libremente; y la dificultad de cerrar la muñeca. Todo esto la ha obligado a mantenerse en cama. La afectada actualmente se encuentra embarazada y relató que tras los primeros síntomas que se le presentaron, el pasado lunes acudió al Centro de Salud, donde le indicaron que se trataba solamente de una alergia, la cual aún no se le ha quitado, pero coincide con los efectos que produce –la chikungunya- en el organismo humano.64 63.  Mis Cobá, Rafael, “Chikungunya ya está en Yucatán”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 15 de julio de 2015, p: 4. 64.  Pech, Luis, “Temor por casos de chikungunya”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 17 de julio de 2015, p: 21.


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La falta de rigurosidad en la realización de los diagnósticos y la atención de mala calidad en los centros de salud, motivaron la queja permanente de los pacientes en todo el estado. En el caso mencionado (y documentado por la crónica periodística) la paciente temía por su vida, pero, mucho más, por la de su hijo en gestación: Por todo lo anterior, resulta alarmante para la población, ya que consideran que el mosco transmisor del chikungunya se está reproduciendo con facilidad y aumentando su población, poniendo en riesgo la salud de la Entidad, por lo que solicitan a las autoridades de Salud que hagan algo al respecto y atiendan correcta y oportunamente a los pacientes. Incluso pidieron que informen sobre los supuestos casos para combatir la enfermedad, ya que consideran que es mejor que la gente esté informada para que apoyen a erradicar al mosquito transmisor de esta enfermedad.65

Por todos los medios posibles las autoridades trataban de calmar a la población y dejar en claro que, desde las dependencias gubernamentales, se estaba haciendo todo el esfuerzo por combatir a los mosquitos y atender a los enfermos. En este sentido, el Secretario de Salud de Yucatán pedía a la población […] no alarmarse sobre la chikungunya, pues ellos están eliminando los criaderos de los mosquitos y seguirán trabajando en todos los municipios haciendo la descacharrización. “Creemos que seguirá esta tendencia baja –se refería a los 6 casos hasta el momento registrados- pero sí aparecerán otros casos […] Señaló que las personas suelen estar muy alarmadas y confunden los síntomas con los del chikungunya: “Muchas veces son cuadros de tipo catarral, viral y se les da un manejo conservador, y salen sin problemas… El mayor peligro para el contagio del chikungunya es en las zonas en que tenemos mayor afluencia de gente de otros Estados, las zonas arqueológicas, Pisté, viene gente de Chiapas, Oaxaca; Valladolid es otra zona de mucha afluencia turística; Tizimín, muchos van a trabajar a otros lados, pero va a suceder un fenómeno parecido al dengue, en todo el Estado, pero de manera predominante en las zonas urbanas.66

Esta misma idea -“que las personas estaban alarmadas y confundidas”- fue replicada por funcionarios del gobierno en distintos foros. El Director del Centro de Salud de Tizimín, por ejemplo, en una entrevista realizada por un periódico local, exhortaba a la población a no dejarse llevar “por la moda del chikungunya” y creer que cualquier dolencia era producto de esta enfermedad. Según esta autoridad, la mayor parte de estas dolencias son “estacionales”, propias de la época y cuya sintomatología se confunde con otros males. Aclaraba que:

65. Ibid. 66.  Gómez Chi, Rafael, “SSY pide no alarmarse por casos de chikungunya”, Por Esto!, Mérida, Sección La Ciudad, 22 de julio de 2015, p: 13.


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Entre las enfermedades comunes se encuentran la tifoidea, la salmonelosis, infecciones, entre otras; la mayoría derivadas del consumo de productos fuera de casa, elaborados con falta de higiene, sobre todo aquellos que se venden en la calle, por lo cual recomendó que dichas enfermedades producen fiebre, entre otros dolores que pueden llegar a confundirse con las consecuencias del dengue y chikungunya.67

Así mismo, advertía que esta situación generaba mucho caos en los servicios de salud y ello impedía atender a las personas “que más lo necesitan”, por eso exhortaba no asistir a los nosocomios si no se estaba seguro de tener el chikungunya. Dijo, al respecto: Mucha gente se está dejando llevar por el caos y la desinformación, ya que, por cualquier dolor de cabeza, un simple rash o por tener temperatura o un mínimo dolor de huesos acude a los servicios de salud saturándolos y privando de ellos a personas que realmente los necesitan, cuando en realidad deberían tomarse una píldora o ejercer algún remedio para sanarse, sin desesperarse pensando que se trata de esos males mencionados.68

La nota periodística concluyó con una serie de recomendaciones –no menos controversiales- dirigidas a los pacientes: [El médico] explicó que en caso de contraer un dengue clásico o el chikungunya la clave para afrontar las enfermedades es el reposo y analgésico,“ya que el cuerpo necesita descansar para recuperarse”, porque no hay cura para estas enfermedades simplemente se minimiza la afección que causa al paciente, por lo que acudir al médico sólo (sic) serviría para recibir un analgésico, ya que no hay medicamento para esta virosis.69

Al mes siguiente, el Secretario de Salud deYucatán volvió a repetir la misma idea, señalando que el chikungunya es una “enfermedad de moda” y añadió que la enfermedad del chikungunya era más bien un problema de percepción y que, en poco tiempo las personas comprobarían que juntos estaban reduciendo el número de mosquitos, y en tanto eso suceda: “ […] disminuirá ese temor y seguramente cuando tengas una fiebre harás lo mismo que hacías antes, que era no ir necesariamente al médico; ahorita todos los que tienen fiebre están yendo al médico y por eso se han incrementado las consultas”.70 Respecto el número de enfermos el funcionario señaló que:

67.  Pech Sánchez, Luis Manuel, (2015), “No hay que alarmarse”, Por Esto!,Mérida, Sección Yucatán, 2 de agosto de 2015, p: 22. 68. Ibid. 69. Ibid. 70.  Mis Cobá, Rafael, “No todos los casos de fiebre son chikungunya”, Por Esto! Mérida, Sección Ciudad, 6 de septiembre de 2015, p: 4.


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No hay ocultamiento de cifras, pero tampoco podemos sobredimensionar el tema ni llevar a una crisis nerviosa de alarma cuando realmente no la hay, y lo que estamos haciendo es aplicar medidas enérgicas para no llegar a problemas severos… [en Yucatán]… es importante disminuir la cantidad de moscos, pero también hay que entender que, aunque se reduzcan, seguirá habiendo casos porque no hay esa inmunidad que se va dando a través de los años cuando la enfermedad le da a una persona y otras, lo que ocasiona que el grupo susceptible se vuelva más pequeño.71

Por entonces, el único camino que consideraban las autoridades de salud para contener la enfermedad era el combate frontal contra el mosquito. En los primeros meses del año las actividades orientadas a este fin fueron las mínimas; sin embargo, una vez que el virus del chikungunya se había detectado en Yucatán, estas se incrementaron exponencialmente, en especial, durante los meses de julio, agosto y septiembre. Sobre esta forma de proceder, es oportuno señalar un error conceptual cometido por las autoridades: confundir “prevención” con “mitigación”. En el mes de agosto, el chikungunya ya estaba en Yucatán, de manera que, ya no se podía prevenir, sino más bien, mitigar el problema.

El combate contra los mosquitos del género Aedes aegypti El reconocimiento de los primeros casos de chikungunya en Yucatán estimuló la ofensiva oficial del sistema de salud contra los mosquitos. Estos insectos cargaron con toda la culpa de lo sucedido. De allí que se incrementaran los operativos para reducir su número, tanto de los adultos como de las larvas. La hipótesis tácita que guiaba estas acciones sostenía que: “a menor número de mosquitos, menor será el número de enfermos”. De modo que, a través de los métodos de combate empleados se pretendió acabar con estos insectos y, por consecuencia, con la enfermedad. Fue así que, durante los meses de agosto y septiembre, los operativos antimosquitos fueron permanentes y se aplicaron en todo el estado de Yucatán: en las cabeceras municipales, comisarías y subcomisarías. Las actividades fueron coordinadas por el Sector Salud y los ayuntamientos del estado. Los operativos se iniciaron en las zonas de mayor vulnerabilidad, las cuales, de acuerdo con los registros de la SSY, alcanzaban un total de 22 municipios considerados de mayor riesgo en toda la entidad. Estas localidades se ubicaban en zonas semiurbanas y urbanas, caracterizándose por la alta concentración de población, como el caso de: Mérida,Valladolid, Tizimín, Progreso, Izamal, 71. Ibid.


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Ticul, Maxcanú, Kanasín, entre otros. En la ciudad de Mérida, las zonas de mayor peligro fueron detectadas en el poniente de la urbe, en los barrios de Juan Pablo II y el Fraccionamiento Francisco de Montejo.72 Para eliminar los mosquitos durante estos operativos se aplicaron productos químicos mediante fumigación, “abatización” (pulverización de abate) y nebulización. De igual manera, se emplearon ovitrampas (para contabilizar el número de larvas) y descacharrización. En el plano individual, los habitantes recurrieron a otros métodos para alejar a los insectos: mediante el uso de repelentes químicos, insecticidas en aerosol, espirales de piretro, tabletas, quema de zacate (pasto seco), raquetas eléctricas y, entre otras medidas, la quema de cáscaras de coco (preferentemente en la zona de la costa y rural de Yucatán). Para impedir el ingreso de los mosquitos en las viviendas, algunos habitantes cubrían las puertas y ventanas de las viviendas con telas mosquiteras o miriñaques. Del mismo modo, al momento de dormir, cubrían sus camas o hamacas con “pabellones” de tela de tul. La descacharrización constituyó uno de los métodos más eficientes practicados para reducir el número de las larvas de los mosquitos. Esta práctica consiste en la recolección de todos aquellos objetos inservibles, preferentemente los que se encuentran a la intemperie y que tienen la capacidad de contener agua. De modo que, durante las lluvias, estos suelen llenarse de líquido donde los mosquitos hembra depositan sus huevos. El peligro que estos objetos representan se relaciona con la cantidad de mosquitos que en ellos se podrían reproducir. En la siguiente tabla podemos observar la cantidad de mosquitos según los cacharros: Cuadro 5: Cantidad de mosquitos que se crían en objetos Tipo de recipiente

Cantidad probable de huevos de mosquitos Aedes aegypti

Tapa de refresco (corcholata, tapita)

10 huevos

Botella PET (250 cm3) de refresco (bebida de “cola”)

100 huevos

Llanta de automóvil/ o florero

500 huevos

Alcantarilla de 1 metro de largo

3000 huevos

Fuente: según la información proporcionada por el Dr. Julián García Rejón (2016).73 72.  Mis Cobá, Rafael, “Fortalecerán acciones contra el dengue en todo el Estado”, Por Esto!, Mérida. Sección La Ciudad, 4 de julio de 2015, p: 10. 73. “Chikungunya” parte 2 Acceso directo Julián García Rejón y Carlos Machain William, en: https://www.youtube.com/watch?v=BFZOdzQOAhU


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De este modo, se observa cómo la simple recolección de los “cacharros” incide en la reducción de la densidad de mosquitos en las viviendas y ámbitos urbanos. Tras el éxito obtenido luego del primer operativo de descacharrización del mes de enero, estos operativos se repitieron durante todo el año en las localidades del estado de Yucatán. Para estimular la participación de la población, la SSY realizó una intensa campaña de difusión en los medios de comunicación masiva (impresos, radiales, televisivos e internet); igualmente, informaban a los vecinos mediante volantes que se repartían casa por casa. De esta forma, desde el ámbito oficial aseguraban la participación de los ciudadanos. En los promocionales se indicaba con detalle en dónde depositar los cacharros para que fueran recogidos, así como la fecha y el horario en el que pasarían los camiones. En la siguiente ilustración podemos observar uno de los promocionales publicados en un periódico local:

Imagen 8: Promocional para la campaña de descacharrización publicado en el periódico Por Esto!, del 2 de septiembre de 2015, p: 2.


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En el operativo de septiembre realizado en la ciudad de Mérida, participaron 100 camiones (con volquetes), 65 camionetas y 420 personas (incluidos 100 elementos del ejército). En total se recogieron más de mil toneladas de cacharros, superando las 750 de la primera fase. El costo de esta campaña fue cercano a los 38.5 millones de pesos mexicanos, de los cuales 32.5 fueron destinados a la compra de material para fumigar.74 Al mismo tiempo, el servicio de salud utilizó distintos recursos didácticos para informar sobre estas enfermedades. Realizaron charlas en escuelas, en jardines de infantes, propiciaron actividades recreativas con botargas (“El mosquito Pepe Picas”), instruyeron a los derechohabientes sobre las medidas preventivas que debían aplicar en sus hogares y, además, enseñaron cómo diferenciar estas enfermedades según los síntomas que se presentan en el cuerpo de las personas. En afán de concientizar a la población, en las escuelas se enseñaba a los niños a reconocer al mosquito del chikungunya y diferenciarlo de otros que hay en la entidad. Las promotoras de salud mostraban ilustraciones del mosquito del género Aedes aegypti: “es un insecto pequeño, blanquinegro, con rayas al dorso y en las patas”, decían a los educandos. Explicaban cómo es el ciclo reproductivo y sobre los hábitos de estos insectos.75 Debido al elevado número de actividades que se desarrollaron durante este periodo del año, desarrollamos el siguiente cuadro con los detalles de estos operativos: nombre de la actividad o campaña, la institución que la organizó, la fecha y lugar en el que se llevó a cabo. Cuadro 6: Actividades realizadas para combatir los mosquitos durante el mes de agosto de 2015 en Yucatán76

Mes de agosto 2015 Tipo de actividad o nombre de la campaña

Convoca

Día

Lugar

Referencia

Fumigación

Centro de Salud. Jurisdicción Sanitaria No. 2

2

Colonia Yucatán, Tizimín

Fumigación

Departamento de vectores

3- 6

Tizimín

74.  Mis Cobá, Rafael, “Estado de alerta por Chikungunya en Yucatán”, Por Esto!, Mérida, 9 de septiembre de 2015, p: 3. 75. “Hogares libre de criaderos de mosquitos, meta del sector salud”, Por Esto!, Mérida, 27 de agosto de 2015, p: 11. 76. Las referencias bibliográficas de este cuadro se encuentran en el Anexo 2.


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87

Fumigación

Departamento de vectores

3

Panabá

3a

Fumigación. Por un Yucatán sin dengue ni chikungunya

SSY

3y4

Mérida, colonias

15a

Descacharrización, abatización y fumigación

IMSS. Comité de salud de Dzilam de Bravo

5

Dzilam de Bravo

17ª

Fumigación. Por un Yucatán sin dengue ni chikungunya

SSY

5y6

Mérida, colonias

16a

Fumigación

Jurisdicción Sanitaria No. 2

6

Valladolid

4a

Fumigación. Por un Yucatán sin dengue ni chikungunya

SSY

7y8

Mérida, colonias

18a

Capacitación contra dengue y chikungunya

Jurisdicción Sanitaria No. 2 y Ayuntamiento de Tizimín

10

Tizimín

5a

Abatización

SSY

10

Valladolid

6a

Abatización y consulta

SSY y Jurisdicción Sanitaria No. 2

11

Espita

7a

Descacharrización

Salud y Ecología de Progreso de Castro

11

Progreso de Castro

8a

Fumigación

Departamento de vectores. Jurisdicción Sanitaria No. 2

12

Panabá, Sicilá, El Cuyo y Sucopó

9a

Segundo ciclo de nebulización

SSY. Departamento de vectores. Jurisdicción Sanitaria No. 2

15 al 17

Tizimín, colonias de la ciudad

10a

Control larvario

SSY. Departamento de vectores. Jurisdicción Sanitaria No. 2

15

Tizimín, sector 1 de la ciudad.

11a

Yucatán sin dengue ni chikungunya. Fumigación

SSY. Departamento de vectores. Jurisdicción Sanitaria No. 2

25

Tizimín, fumigaron 45 escuelas

12a

Pláticas informativas sobre dengue y chikungunya

ISSSTE de Progreso de Castro

28

Progreso de Castro

13a

Campaña de descacharrización

SSY

27

Hunucmá

14a


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Durante el mes de septiembre, las actividades desarrolladas por las autoridades de salud fueron igual de intensas. A continuación, compilamos las publicitadas en los medios de comunicación: Cuadro 7: Actividades realizadas para combatir los mosquitos durante el mes de septiembre de 2015 en Yucatán77

Mes de septiembre 2015 Tipo de actividad o nombre de la campaña

Convoca

Día

Lugar

Referencia

Operativo de descacharrización. Contra dengue y chikungunya

SSY

5y6

Mérida, colonias de la zona sur

29b

Operativo de descacharrización. Contra dengue y chikungunya. Mapa

SSY

5y6

Mérida, colonias de la zona sur

30b

Por un Yucatán sin dengue ni chikungunya. Lava. Tapa. Tira y Voltea

SSY y Gobierno del Estado de Yucatán

7

Invitación a la ciudadanía a tomar medidas de higiene.

31b

Fumigación en Mérida para evitar dengue y Chikungunya

Gobierno del Estado de Yucatán

8

Mérida, cabecera municipal y comisarías

32b

Desfile para concientizar sobre el combate a los mosquitos

Alumnos de escuela preescolar y médicos de Homún

9

Municipio de Homún

1b

Fumigación

SSY

9 y 10

Mérida

33b

Primera marcha estatal contra el dengue y chikungunya

Jurisdicción Sanitara No. 2. San Felipe

9 al 16

San Felipe

1b, 4b

Programa emergente de descacharrización y fumigación

SSY Jurisdicción No. 3. Ticul

10

Ticul, todo el municipio

2b

Vigilancia entomológica de la densidad de ovipostura de los mosquitos

Jurisdicción Sanitaria No. 2. Tizimín.

10

Tizimín, cabecera municipal

6b

Descacharrización

Jurisdicción Sanitaria No. 2 Departamento de Salud y Ayuntamiento de Espita

10

Espita

7b

77. Las referencias bibliográficas de este cuadro se encuentran en el Anexo 3.


LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

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Campaña de sensibilización y concientización

Sector Salud y Conalep y Ayuntamiento de Tizimín

10

Tizimín

10b

Fumigación

SSY

10 y 11

Mérida

34b

Marcha “Todos contra el dengue y chikungunya”

Escuela de Izamal e IMSS

11

Izamal

9b

Fumigación en Mérida. Evitar dengue y chikungunya

Gobierno del Estado de Yucatán. SSY

11 y 12

Mérida, cabecera municipal

35b

Fumigación en Mérida. Evitar dengue y chikungunya

Gobierno del Estado de Yucatán. SSY

12 y 14

Mérida, todas las colonias y comisarías

36b

Primera campaña descacharrización “Todos contra el dengue”

IMSS Solidaridad y Ayuntamiento de Baca

12 y 13

Baca

8b

Abatización

Jurisdicción Sanitaria No. 2

13 y 14

Pisté

12b

Fumigación en Mérida. Evitar dengue y chikungunya

Gobierno del Estado de Yucatán. SSY

14 y 15

Mérida, colonias de la ciudad

37b

Campaña de descacharrización

ISSSTE. Jurisdicción Sanitaria No. 3 y Ayuntamiento de Tekax

15

Tekax, todo el municipio

11b

Fumigación en Mérida. Evitar dengue y chikungunya

Gobierno del Estado de Yucatán. SSY

15 y 16

Mérida, colonias de la ciudad

38b

Fumigación en Mérida. Evitar dengue y chikungunya

Gobierno del Estado de Yucatán. SSY

16 y 17

Mérida, todas las colonias de la ciudad

39b

Marcha de concientización

Jurisdicción Sanitaria No. 3. Programa Prospera.

16

Ticul

13b

Fumigación

SSY

17

Mérida

40b

Programa de descacharrización

SSY y Ayuntamiento de Progreso de Castro

19

Puerto de Progreso de Castro

5b

Campaña de descacharrización

Sector Salud y Conalep y Ayuntamiento de Tizimín

19 y 20

Tizimín

14b

Fumigación de Comisarías de Mérida. Contra dengue y chikungunya

Gobierno del Estado de Yucatán. SSY

19 y 20

Mérida, todas las comisarías de la ciudad

41b

Fumigación

SSY

20

Mérida. Comisarías

42b


LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

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Fumigación. “Un Yucatán sin dengue y sin chikungunya”

Jurisdicción Sanitaria No. 2. Tizimín

22

El Cuyo

15b

Fumigación

Jurisdicción Sanitaria No. 1 y SSP. Protección Civil

22

Tixkokob, cabecera y sus comisarías

16b

Prevención y combate al dengue y chikungunya

SSY y Ayuntamiento de Mérida

25

200 brigadistas para capacitación en combate al mosquito

17b

Primera Jornada de fumigación

Jurisdicción Sanitaria No. 2 y Ayuntamiento de Tizimín

25

Tizimín, cabecera

20b

Reforzamiento para combatir el mosquito

SSY y Ayuntamiento de Motul

25 al 28

Motul, todo el municipio

18b

Descacharrización

IMSS. Ayuntamiento de Izamal. Empresa Gas Imperial

25

Izamal, todo el municipio

24b

Descacharrización

Ayuntamiento de Valladolid, SSY y Ejército Mexicano

26

Valladolid

28b

Descacharrización y fumigación

Jurisdicción Sanitaria No. 2 y Ayuntamiento de Valladolid

26

Dzitás

23b

Primera campaña de descacharrización

Ayuntamiento de Tizimín.

26 y 27

Tizimín, cabecera municipal

3b

Jornada de descacharrización

Centro de Salud de Peto y Ayuntamiento de Peto

26 y 27

Peto, todo el municipio

19b

Campaña de descacharrización masiva

Ayuntamiento de Valladolid. Ejército Mexicano

27

Ciudad de Valladolid

22b

Fumigación

SSY

27

Baca, cabecera municipal y sus comisarías

25b

Fumigación

SSY. Ayuntamiento de Izamal

27

Izamal, cabecera municipal

26b

Descacharrización

Ayuntamiento de Peto

26 y 27

Peto y sus colonias

27b

Fumigación total de la ciudad de Mérida

SSY

28/9 al 2/10

Mérida, todas las colonias de la ciudad

21b


LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

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A simple vista, comprobamos que estos meses fueron muy intensos y de mucha actividad para el sector de la salud. La mayoría de estos operativos fueron organizados por la SSY; aunque, también participaron los ayuntamientos locales, Cruz Roja, Defensa Civil, SEDENA y la Secretaría de Educación. En uno de los operativos del mes de septiembre participó el propio gobernador del estado de Yucatán quien, junto con su familia, simulaba recoger cacharros depositándolos en un montón de basura de una esquina de la ciudad. Con estas acciones publicitarias, desde la esfera gubernamental, buscaban estimular la participación ciudadana.78

Medidas insuficientes en el combate contra los mosquitos Pese al esfuerzo realizado para reducir el número de mosquitos, en algunas ocasiones estas labores no cumplieron con su objetivo y generaron malestar entre los habitantes. Así aconteció, por ejemplo, en la comunidad de San José Nabalam (municipio de Temozón), donde los vecinos del lugar solicitaron a las autoridades locales del Servicio de Salud mejorar las actividades de prevención, ya que como habían comprobado, las nebulizaciones resultaban inútiles debido a que los brigadistas “pasan rápido a bordo de sus unidades, como si tuvieran prisa” y solo rociaban con insecticida las calles, sin afectar a los mosquitos que vivían dentro de las viviendas. Al mismo tiempo, los vecinos se quejaban de la calidad del insecticida empleado porque, según ellos, no era efectivo y no les hacía nada a los mosquitos, “solo los alborotaba”.79 Algo similar ocurrió en Tizimín, donde los vecinos manifestaron su descontento con las autoridades por lo realizado hasta ese momento porque, según su parecer, “había resultado insuficiente para contener a los mosquitos, y las nebulizaciones en la ciudad eran mínimas y pasaban muy rápido, cual si tuvieran prisa”. Además, estaban preocupados por la desatención de los espacios baldíos, lugares lóbregos y las hondonadas (como el hoc), lugares en los que se acumulaba agua lodosa que provenía de los drenajes de algunas viviendas. Por su parte, en el fraccionamiento de San Isidro, del municipio de Valladolid, los habitantes se quejaban porque, tras las lluvias, las calles permanecían anegadas y se formaban numerosos charcos de agua en

78.  Gómez Chi, Rafael, “Rolando se sumó a la campaña de descacharrización”, Por Esto!, Mérida. Sección La Ciudad, 7 de septiembre de 2015, p: 3. 79.  Pech, Luis Manuel, “Riesgo por proliferación de mosquitos”, Por Esto!, Sección Yucatán. 5 de febrero de 2015, p: 20.


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los que proliferaban los mosquitos. Este problema habría surgido debido a que las calles de la localidad no poseían drenaje pluvial.80 En el poblado de Benito Juárez (Municipio de Tizimín), los vecinos solicitaron a las autoridades de salud que los protegiera de los mosquitos que abundaban por allí. Esto sucedía porque los sumideros de numerosas viviendas estaban destapados y en los terrenos lóbregos de las casas abandonas proliferaban los mosquitos: había tantos que los vecinos no podían dormir por las noches.81 Al detectar la existencia de mosquitos del género Aedes aegypti algunos temían contagiarse de dengue o chikungunya, por ello, es que solicitaban la intervención urgente de las autoridades sanitarias y municipales para tomar medidas y evitar estas enfermedades.82 En Peto, localidad ubicada al sur del estado, las personas se extrañaban de que todavía no se hubiera podido controlar al mosquito, insecto del que se sabía en dónde vivía y cómo atacarlo. Por esta razón, un cronista de la localidad decía que los petuleños “viven en psicosis, mientras la información que se brinda es a cuenta gotas, y en el terreno de la realidad sólo (sic) vemos una infinidad de niños y gente de la tercera edad que afronta los efectos del virus”. La gente de esta localidad se quejó de la mala atención que recibieron en la clínica de salud. Sin embargo, los médicos también se quejaron porque fue mucha la demanda y ellos debieron trabajar turnos dobles atendiendo cerca de 38 pacientes por cada uno. Así y todo, no llegaban a cubrir la demanda de los pacientes. En los periódicos locales, este tipo de reclamos se repitió con frecuencia y ocupó un lugar importante en la prensa local. Los títulos de las notas periodísticas dejaron entrever el sentir de la población ante la desatención de las autoridades. Presentamos algunos de ellos: “Enormes lagunas artificiales en Santa Bárbara,Valladolid”,83 “Terrenos baldíos se vuelven incubadoras

80. Vázquez Rivero, Manuel, “Temen brotes de dengue o chikungunya por calles anegadas”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 12 de agosto de 2015, p: 14. 81.  Pech Sánchez, Luis Manuel, “Plaga de moscos en una colonia”, Por Esto!, Mérida. Sección Yucatán, 5 de julio de 2015, p: 25. 82.  Pech Sánchez, Luis Manuel, “Falta que el sector salud redoble esfuerzos”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 2 de julio de 2015, p: 21. 83.  Pérez Daniel, “Enormes lagunas artificiales en Santa Bárbara.Valladolid”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 7 de agosto de 2015, p: 15.


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de mosquitos”,84 “Denuncian enorme criadero de moscos”,85 “Falta que el sector salud redoble esfuerzos”,86 “Urge nebulización en Baca”,87 “Parque de Sucopó, gran criadero de moscos”,88 “Piden con urgencia fumigación en San Carlos”,89 “Temen brotes de dengue o chikungunya por calles anegadas”,90 “Piden se fumigue para combatir al mosco del Chikungunya”,91 “Cunde el temor”,92 “Desangelada campañas de descacharrización”,93 “Temor por casos de chikungunya”,94 “Temor ante el aumento de casos de dengue”.95

Descontento social y colapso de los centros de salud Ante la “epidemia” de chikungunya desatada en Yucatán, los centros de salud de la capital de estado, así como de los pueblos y municipios del mismo, resultaron insuficientes para atender a todos los pacientes. En muchos de ellos, las personas debían hacer largas colas para ser atendidas, incluso, debían llegar desde tempranas horas (por la madrugada) para alcanzar un turno en 84.  Chan Toloza, Carlos, “Terrenos baldíos se vuelven incubadoras de mosquitos”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 7 de agosto de 2015, p: 24. 85.  Pérez, Daniel, “Denuncian enorme criadero de moscos”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 7 de agosto de 2015, p: 24. 86.  Pech Sánchez, Luis Manuel, “Falta que el sector salud redoble esfuerzos”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 2 de julio de 2015, p: 21. 87.  Corresponsalía, “Urge nebulización en Baca”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 9 de julio de 215, p: 10. 88.  Pech Sánchez, Luis Manuel, “Parque de Sucopo, gran criadero de moscos”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 10 de agosto de 2015, p: 26. 89.  Pérez, Daniel, “Piden con urgencia fumigación en San Carlos”, Por Esto! Mérida, Sección Yucatán, 2 de agosto de 2015, p: 14. 90. Vázquez Rivero, Manuel, “Temen brotes de dengue o chikungunya por calles anegadas”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 12 de agosto de 2015, p: 14. 91.  Cocom, Leydi, “Piden se fumigue para combatir el mosco del Chikungunya”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 22 de julio de 2015, p: 14. 92.  Corresponsalía, “Cunde el temor”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 15 de agosto de 2015, p: 15. 93.  Reyna Fernández, Ramón, “Desangelada campaña de descacharrización”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 29 de agosto de 2015, p: 17. 94. Pech Sánchez, Luis Manuel, “Temor por casos de chikungunya”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 17 de julio de 2015, p: 21. 95.  Pech Sánchez, Luis Manuel, “Temor ante el aumento de casos de dengue”, Por Esto!, Mérida, Sección Yucatán, 22 de julio de 2015, p: 20.


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alguno de los nosocomios públicos. El caos provocó el descontento de la población y el miedo alteraba el ánimo de los ciudadanos, quienes, día a día, veían nuevos casos de chikungunya. Ante el incremento de los casos de chikungunya durante los primeros días de septiembre, el Secretario de Salud convocó a una conferencia de prensa, en la cual estuvo acompañado por miembros del Ejército, de Protección Civil y otras instituciones del estado y del ámbito empresarial. La presencia de estas personalidades, daba cuenta de la importancia del asunto. El funcionario, con la intensión de calmar a la población sostuvo que: No existe epidemia de chikungunya en Yucatán, pero sí estamos en un estado de alerta precisamente para controlar la enfermedad. [Aclaró] Que, si bien se está en un estado de alerta, no se debe confundir en que hay algún desastre o que las cosas se han salido de control… Los casos de chikungunya inevitablemente van a continuar porque es una enfermedad nueva y, por lo tanto, no hay inmunidad, pero con las acciones que se toman lo que se busca es disminuir los casos.96

Además, hizo notar que esta era una “enfermedad nueva”, y, como tal, durante las primeras 20 semanas el nivel de contagio suele ser elevado. Dado que en esos momentos se estaba en la semana número 8, era de suponer que en las próximas 12 semanas se presentarían nuevos casos “en vista de que los 2 millones de habitantes del Estado son susceptibles de contraerla”. Pero luego –agregaría– “estos disminuirían”.97 Para esas fechas, la SSY confirmó que en Yucatán se había presentado un total de 828 casos acumulados de dengue, de los cuales 620 eran clásicos y 208 hemorrágicos, mientras que se contabilizaron 185 casos de chikungunya, de los cuales 66 son hombres y 119 mujeres, además de 2,500 casos sospechosos. En ese entonces, Yucatán ocupaba el sexto puesto a nivel nacional en casos de dengue y el noveno en chikungunya.98 En las horas de la noche, los consultorios públicos se sobrecargaban de pacientes que reclamaban atención médica. Este panorama fue frecuente en el Hospital de la Amistad México-Corea, Hospital Agustín O´Horán, Hospital Regional del ISSSTE, la Unidad Médica No. 59 del Seguro Social 96.  Mis Cobá, Rafael, “Estado de alerta por chikungunya en Yucatán”, Por Esto!, Mérida, Sección Ciudad, 9 de septiembre de 2015, p: 3. 97. Ibid. 98.  Gómez Chi, Rafael, “Confirman que dengue y chikungunya va en alza”, Por Esto!, Sección Ciudad, 8 de septiembre de 2015, p: 4.


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del Centro y el Centro de Salud en la ciudad de Mérida. En todos ellos, las salas de consulta estuvieron colmadas de personas que manifestaban síntomas del chikungunya. Incluso, hubo ocasiones en que las personas debieron esperar en la calle para ser atendidas. La mayor parte de los enfermos fueron niños y personas de la tercera edad.99 En el Centro de Salud de los Servicios de Salud de Yucatán (de la calle 67, en Mérida), fue tal la cantidad de enfermos de chikungunya que debieron crear una sala especial para atenderlos.100 En el Centro de Salud Santa Rosa, en un solo turno atendieron a 75 personas de chikungunya.101 El Hospital de la Amistad México-Corea estuvo lleno de pacientes, de manera que, los médicos optaron por dar prioridad a los niños que presentaban cuadros de fiebre. En dicho lugar, algunos padres llevaban colchones para recostarse durante la espera para ser atendidos.102 En las localidades del “interior” del estado el panorama fue devastador. En el pueblo de San Francisco, municipio de Tinum, donde vivían 1603 habitantes, nadie se salvó de contraer chikungunya.103 En Tixkokob, se presentó una situación similar. Las clínicas del Seguro Social y las privadas de la localidad estuvieron abarrotadas de pacientes.104 En el puerto de Progreso aconteció lo mismo: los servicios de salud no lograban atender a todos los pacientes. En esta última localidad el costo de los análisis clínicos rondaba los 800 pesos. Un precio muy alto para muchas personas, quienes, en afán de saber a ciencia cierta qué tenían, llegaban a empeñar sus joyas personales para pagar este servicio en clínicas privadas. Así aconteció, por ejemplo, con M.C.P., quien había acudido a un consultorio particular económico para que atiendan a su hijo de tres años, que le habían diagnosticado chikungunya. Decía este señor: “Mi hijo tiene fiebre de 39 grados, está tirado,

99.  Manrique, José, “Se desata epidemia de chikungunya en Mérida”, Por Esto!, Mérida, Sección Ciudad, 4 de septiembre de 2015, p: 11 y 12. 100.  López Méndez, Roberto, “Destinan sala especial a enfermos de chikungunya en esta capital”, Por Esto!, Mérida, Sección Ciudad, 5 de septiembre de 2015, p: 7 y 8. 101.  Manrique, José, “Centros de Salud y hospitales siguen atestados”, Por Esto!, Mérida, Sección Ciudad, 13 de septiembre de 2015, p: 11. 102. Manrique, José, “Centros de salud y hospitales siguen atestados”, Por Esto!, Mérida, Sección Ciudad, 13 de septiembre de 2015, p: 11. 103.  Cocom, Leydi, “No ceden dengue y chikungunya”, Por Esto!, Mérida, 8 de octubre de 2015. Sección Yucatán, p: 15. 104. Villajuana, Peña, Pedro, “Chikungunya no da tregua”, Por Esto!, Mérida, 8 de octubre de 2015, Sección Yucatán, p: 17.


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pero en realidad los servicios del sector salud están saturados, por eso es que empeñamos una soguilla de oro para que el menor reciba atención médica de manera económica pero efectiva”.105 En el Municipio de Tekax (de 24 mil habitantes) los pobladores calcularon que el 40% de la población contrajo el chikungunya. Esta cifra excedía por mucho los guarismos oficiales, que presentaban cifras más conservadoras. Para comprobar la magnitud del problema bastaba con visitar las clínicas de salud del lugar, las cuales estaban saturadas de pacientes. Un habitante dijo que en Tekax el chikungunya era una enfermedad común a todos los tekaxeños: “si no tienes chikungunya, no estás en la moda”.106 En Oxkutzcab, debido a que todos los pacientes recibieron el mismo tratamiento, estos se habían vuelto “expertos” en el tema. En este pueblo “Es común saber de alguien que receta a sus amigos y conocidos algunos remedios para este mal… las farmacias reciben alta afluencia de personas que van a automedicarse, comprando tabletas de paracetamol y cápsulas o pastillas de complejos vitamínicos en su diversa variedad de presentaciones, desde el más barato al más caro”.107 En las notas periodísticas publicadas durante esos meses encontramos crónicas similares a las antes dichas. Las quejas de la población aumentaron en la medida en que se incrementaban los casos de chikungunya. Así ocurrió en Dzilam de Bravo, Peto, Tizimín, Dzidzantún, Valladolid, Kanasín y otras localidades de la entidad. Tan alarmante fue la situación que se vivió en Yucatán por esos meses, que las personas recurrieron a distintos medios para encontrar amparo y consuelo ante la angustia generada por el chikungunya. Como último recurso, en Tekax, el presbítero de la iglesia local convocó a los fieles a una misa para “orar por nuestro Estado (de Yucatán), para que la enfermedad del chikungunya deje de afectar a los enfermos que sufren calenturas y dolores”. 108

105.  Mendoza, Julio Jiménez, “Notable incremento de casos de chikungunya y dengue”, Por Esto!, Mérida, 26 de septiembre de 2015, Sección Yucatán, p: 3. 106.  Corresponsalía, “Chikungunya asuela a los tekaxeños”, Por Esto!, 26 de septiembre de 2015, Sección Yucatán, p: 17. 107. Venegas, Juan, “Chikungunya, desbordado”, Por Esto!, Mérida, 22 de septiembre de 2015, Sección Yucatán, p: 26. 108.  Cabrera Sánchez, Elisa, “Orar por los yucatecos que sufren chikungunya en Tekax”, Por Esto! Mérida, 15 de octubre de 2015, Sección Yucatán, p: 27.


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El descenso en el número de casos del chikungunya Para el mes de diciembre, los casos de chikungunya habían comenzado a descender. Según la información publicada en el Boletín Epidemiológico, Yucatán ocupaba el cuarto lugar en cuanto a la incidencia de esta enfermedad a nivel nacional, con un total de 1096 casos correspondiendo a mujeres y 417 a hombres, tan solo debajo de Veracruz en donde se reportaban 1 mil 795 casos, Guerrero con 1 mil 664 y Michoacán con 1 mil 600 casos de enfermos del chikungunya. En el siguiente cuadro compilamos los datos registrados en todos los boletines de salud durante las 52 semanas del año 2015. De igual modo, incluimos en el cuadro el total de casos ocurridos en México y el porcentaje de los enfermos detectados en Yucatán respecto a la totalidad del país. Observamos que, en enero, en Yucatán no había enfermos de chikungunya y para diciembre en la entidad había el 14.05% de los enfermos de chikungunya de todo el país. Cuadro 8: Vigilancia Epidemiológica Semana 2, 2015. Casos por entidad federativa de Enfermedades de Interés Local, Regional. o Institucional hasta la semana epidemiológica 1; E. V. Chikungunya hasta la 2 del 2015 Semanas

Acumulados

Total % del total Masculino Femenino En Yucatán en México

Total en México

1 a 25

0

0

0

0

2044

26

1

5

6

0.26

2235

27

1

5

6

0.24

2487

28

2

5

7

0.26

2646

29

3

7

10

0.30

3306

30

13

19

32

0.86

3698

31

13

23

36

0.85

4205

32

s/d

s/d

s/d

s/d

s/d

33

s/d

s/d

s/d

s/d

s/d

34

s/d

S/d

s/d

s/d

s/d

35 (30/8 al 5/9)

143

259

402

6.36

6314

36

184

375

559

7.97

7007

37

215

475

690

9.30

7413

38

235

513

748

9.41

7942

39

250

566

816

9.82

8303

40

279

636

915

10.55

8668


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98

41

296

688

984

10.93

9000

42

330

801

1131

12.06

9375

43

335

829

1164

12.09

9622

44

359

935

1294

13.00

9952

45

385

997

1382

13.19

10476

46

405

1064

1469

13.65

10760

47

417

1096

1513

13.69

11050

48

420

1109

1529

13.66

11190

49

437

1150

1587

10.32

15373

50

439

1160

1599

10.32

15484

51

440

1167

1607

13.97

11498

52

444

1183

1627

14.05

11577

La información del cuadro anterior la graficamos en la siguiente figura: Cuadro 9: Gráfica de los casos de chikungunya en Yucatán en 2015

Los datos presentados en las gráficas precedentes fueron elaborados con las cifras oficiales sobre el número de enfermos de chikungunya registrados por el SINAVE. Pese a la veracidad de la metodología empleada por este organismo, existen algunas evidencias que comprueban que, difícilmente, ese número de enfermos corresponda con lo que realmente sucedió en Yucatán.


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La eficacia del sistema de control contra los mosquitos como medida “preventiva” para evitar la fiebre del chikungunya, sería puesta en duda, meses después, cuando en este mismo territorio, la fiebre del zika afectó a miles de habitantes. Evidentemente, la lucha contra los mosquitos no fue adecuada, ya que el mismo vector, el Aedes aegypti, fue el que transmitió el zika a personas sanas.



101

capítulo 4 Testimonios entorno a la fiebre chikungunya en Yucatán

Las campañas de combate al dengue y ahora a zika y chikungunya, dicen con todas las letras que el eslabón más vulnerable en la cadena de transmisión es el mosquito.Pero el eslabón vulnerable somos nosotros.El mosquito viene demostrando bastante resistencia a ese enfoque Lia Giraldo (Maíra, 2018: 134).

A continuación, presentamos los testimonios de algunas personas que fueron afectadas por haberse enfermado de la fiebre chikungunya durante el año 2015. Estas breves historias personales permitirán comprender cómo algunas personas enfrentaron este problema de salud, qué hicieron para curarse, qué tipo de tratamiento recibieron, cómo fue que diagnosticaron la enfermedad, a quién o quiénes acudieron para su atención, dónde recibieron ayuda profesional, qué tipo de dolores y síntomas percibieron, qué sustancias y medicamentos consumieron, cuánta información tenían sobre esta dolencia y, entre otros aspectos, cómo suponen que se contagiaron. El interés por abordar esta problemática responde a la sugerencia señalada por Eduardo Menéndez (2009: 29) de estudiar el impacto que estas enfermedades tienen desde la “perspectiva de los sujetos”, es decir, desde quienes la padecen y no desde la visión de los curadores. La gente común constituye una fuente inagotable de conocimiento y los antropólogos solemos recurrir a ellos durante nuestra práctica de trabajo de campo etnográfico. Los testimonios, por momentos, desgarradores, dejan al descubierto algunas de las deficiencias del sistema de salud pública de Yucatán y la falta de una política pública orientada a la prevención integral.También, dejan entrever un modelo de biomedicina que, generalmente, excluye las experiencias


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LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

personales, los conocimientos heredados, así como los saberes y prácticas tradicionales, empleados para la curación y atención de los padecimientos de la salud. Estos relatos son una fuente informativa de gran riqueza para el investigador; así como para quienes, con menos afán académico, estén interesados en comprender el padecimiento de quienes, en este lugar del mundo, han sufrido de la fiebre chikungunya. Las entrevistas fueron realizadas entre los meses de agosto y octubre de 2016 en las ciudades de Mérida, Izamal y la comisaría de San Pedro Juárez (Tizimín). Allí nos trasladamos y compartimos con los informantes sus vivencias: conocimos sus viviendas, supimos de cuántos familiares se contagiaron, cómo se las arreglaron para atenderse, y otros detalles de la vida de estas personas.Al mismo tiempo, y al compartir estos testimonios estaremos “dando voz a los pacientes”: al sufriente, sufrido, aquel que espera para ser atendido por el médico, el profesional. En todos los casos que se presentan emplearemos seudónimos para identificar a los entrevistados.Aunque, algunas de estas entrevistas fueron compartidas en el artículo multimedia que se encuentra en la red de internet. Mediante estos testimonios pretendemos distanciarnos de la postura habitual de tratar a las personas como “simples datos estadísticos”, números fríos que solo sirven para justificar planes o procedimientos administrativos. Agradecemos a las personas que nos brindaron su tiempo y que permitieron publicar sus experiencias con un público anónimo, pero interesado en el asunto.

Testimonio 1: Mónica109 Entrevista realizada en agosto de 2016, ciudad de Mérida. Mónica es bibliotecaria en un centro académico en la ciudad de Mérida. En el momento que padeció chikungunya vivía en el barrio de San Sebastián, una zona tradicional y antigua de la ciudad de Mérida. Se dio cuenta de que tenía chikungunya en los primeros días de agosto, cuando sintió dolores en el cuerpo. Una vez que logró controlar la fiebre, continuó trabajando, como cualquier otro día de su vida. En su hogar se enfermaron su hijo y su madre. Ella compartió el presente testimonio de modo voluntario. El relato es claro y elocuente. En la transcripción se omiten las preguntas, dejando solo el relato de la informante.

109.  Los siguientes testimonios (1, 2, 3 y 4) fueron realizados junto con la Dra. Paola Peniche Moreno, a quien agradezco me permita emplear el material.


TESTIMONIOS EN TORNO A LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

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Testimonio -Mi nombre es Mónica, me dio chikungunya a principios de agosto del 2015. Me doy cuenta que me da chikungunya porque ese día amanecí con dolor de piernas y pensaba que era dengue, había noticas ya en internet que había estado dando dengue y una enfermedad rara llamada “chikungunya”. Como ya me había dado el dengue, lo relacioné y dije: “me está dando dengue”. Por ese tiempo tenía dolor de articulaciones, dolor de rodillas y sobre todo un dolor muy fuerte en un tobillo (que dos meses antes me había fracturado, había dado un mal paso y ese tobillo amaneció inflamado, como si yo me acabara de caer). Eso lo noté muy raro. Como tenía que venir a trabajar, a entregar un último reporte, antes de venir por la mañanita, decidí ir a un Doctor Simi. Cuando llego al Doctor Simi le comento mis síntomas, le dije:“he estado escuchando que está dando dengue, ya me ha dado dengue y siento que esto es dengue y aun una enfermedad rara, no sé cómo sea, pero sé que son ronchas ¿No será que es eso?”. El doctor me revisó y dijo: “no, no, no… es dengue, posiblemente es dengue o posiblemente te está dando algo que es viral, te voy a recetar reposo y no te puedo dar más que Paracetamol”. Entonces me tomo el Paracetamol y vengo al trabajo. Caminaba agarrándome de las paredes, ya que no podía dar un paso. Pero con el Paracetamol ya podía un poquito. Entregué el trabajo y regresé a la casa. En ese momento la calentura (fiebre) no me había dado fuerte, pero mi tobillo estaba muy hinchado y eso se me hizo extraño. Empecé a investigar por internet y con la información que encontré pensé: “el dengue no me dio así, no me dio de esta manera, no lo recuerdo”. Los síntomas los conocía bien porque ya me había dado tres veces el dengue. Entonces concluí que no tenía dengue. A esas horas las articulaciones me dolían demasiado: las muñecas, las rodillas y los tobillos. Entonces, como soy una buena enferma, las que se duermen, tras tomar el Paracetamol dormí todo el día. Al día siguiente no vine a trabajar. Me la pasé durmiendo. Al tercer día me empieza a dar una comezón muy fuerte, muy fuerte, muy fuerte y me entero por las vecinas que ellas están con lo mismo. Pero ellas no habían ido al doctor, por lo que no sabían qué tenían. Entonces pensé:“creo que esta comezón es una alergia al Paracetamol”, porque no estoy acostumbrada a tomar medicamentos. Entonces dejé de tomar el Paracetamol y comencé a tomar unas pastillas para la alergia, que son como Loratadina compuesta o algo así. De ese modo se me quita la comezón. Al día siguiente ya no tenía comezón. Paso la voz con las vecinas, y esa cajita se la rolaron dos vecinas, y a ellas se les quita la comezón.


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LA FIEBRE CHIKUNGUNYA EN YUCATÁN

A una de las señoras, una viejita, se le habían inflamado los ganglios y tenía otros síntomas. Lo mío eran nada más las articulaciones y el tobillo que se me había hinchado, que me había caído anteriormente. Lo que le rolo a ellas era la Loratadina compuesta para la picazón. Yo no regresé al doctor, y con eso me quité la comezón. Lo que hice fue no salir al sol, porque había como una lógica en mí, de que si salía la comezón me iba a dar más. Entonces, me la pasé encerrada ese jueves, viernes, sábado y domingo. Finalmente, el lunes me presenté al trabajo.Ya no tenía comezón, ya no tenía nada y me puse bien. La onda fue que a los dos días le da a mi mamá, quien vive conmigo. Pero a ella no le da fuerte, tampoco le dio calentura, pero si se le hincharon los pies, se le hincha mucho, mucho… mucho. La tuve que llevar al doctor y allí le dieron Paracetamol y unos desinflamatorios. Con estas medicinas se le quitó el dolor y la inflamación. A los tres o cuatro días siguientes le da lo mismo a mi hijo. Pero a él le afectó de otra manera. Le dio muchísima calentura, casi de 40° C, deliraba. De tanta fiebre lo tuve que meter a la regadera porque ya estaba delirando, se quitaba la ropa en su delirio, hablaba solo, y yo lo tuve que empujar hasta la regadera. Era el único lugar donde se le podía bajar la temperatura. Las articulaciones no le dolieron tanto.Yo veía que no caminaba, así como caminábamos todos, así encogidos. Pero las calenturas de él fueron muy fuertes. Así y todo, mi hijo fue a la escuela. Pero cuando regresó de la escuela, al medio día, el sol le había dado tan feo, tan fuerte, que al rato ya tenía todo el cuerpo cubierto con ronchas. No era la picazón como la que a nosotros nos dio; sino unas ronchas enormes, rojas, bien feas en todo su cuerpo con su espalda, en su tórax, en sus piernas, en sus brazos, horribles. Lo tuve que llevar al Doctor Simi para ver cómo le quitábamos las ronchas, porque con la Loratadina, ya no. Relacioné las ronchas con el sol. Entonces le di Paracetamol. A él ya no lo llevé al médico porque dije, si él tiene lo mismo que yo. Para ese momento ya había investigado todo en internet y ya había visto que lo que nos dio era chikungunya. Por entonces no había información en los medios, no había nada, se negaba absolutamente. Lo que hice fue investigar remedios caseros, y mi mamá y yo, estuvimos tomando la miel con la pimienta gorda. Era miel con pimienta roja y hoja de mango. Estuvimos tomando esos brebajes y sentimos bien. A mi hijo lo tuvimos que llevar al médico porque las ronchas eran muy grandes, muy exageradas y relacioné que fue el sol, pues, si se hubiera quedado en casa, no le hubiera pasado tanto, como mi mamá y a mí que no nos pasó lo de esas ronchas, él fue el único entonces.


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Como había dicho, cuando a él le dio la calentura, así y todo, fue a la escuela. Estuvo como dos días de calentura, dos noches de calentura, eran en la madrugada las calenturas, y al tercer día se fue a la escuela. Le pregunté: “¿Te sientes bien? Y dijo que sí, pues, es un chavo de 15 años, te sientes bien, pues estoy bien y ya. Cuando regresa al medio día en bicicleta aparecen las ronchas, pero horribles, lo llevo al médico y ya ahí cuando me atrevo ya a decirle al doctor: “Esto es chikungunya, ya lo investigué, esas rochas son de chikungunya, no de dengue”.Y ya me dice que sí, me dice él que sí, que sí es chikungunya. Igualmente lo llevé al Doctor Simi y me recetan un polvo, no me acuerdo su nombre. Era como una harina blanca, para que le haga baños a él y ya se le quitó con eso: lo feo fue después, la semana siguiente, o los meses siguientes, las secuelas. Yo mejoré, al poco tiempo empecé a estar bien. Sí es cierto, en las mañanitas me levantaba y me dolía. Pero una vez que ya el cuerpo estaba caliente, seguía como normal. Si me sentaba mucho tiempo, igual, pero podía venir a trabajar. Incluso yo solo falté los dos días. En el trabajo supe que le había dado o les estaba dando a unos compañeros, y a los tres días que vine le dio a mi compañera, la que tengo más cercana en la biblioteca. Solo a ella le dio, no a su familia. Ella fue la única de su familia, así que comprendí que yo la contagié. En mi familia las secuelas fueron lo peor. Porque me di cuenta que mi mamá, que es una persona de 75 años, tenía mucho que ver el estado anímico en el que estabas, ella se empezó como a deprimir por lo de su empeine. Le dolía mucho y no podía caminar las distancias que ella estaba acostumbrada. Ni hacer las labores que acostumbraba. Entonces, comenzó a deprimirse, se le fue el apetito y no quiso comer. Su pie no mejoraba. Incluso la tuve que volver a enviar al doctor, y le dieron otras pastillas. Con la falta de apetito vino el bajón de peso: ella bajó como 15 kg. ¡Fue sorprendente! De agosto a septiembre bajó un promedio de 12 a 14 kg. Para una persona de 75 años era muy fuerte. ¡Fue sorprendente! Su mente ya no carburaba bien, ya no podía hablar, tener una conversación fluida con un tema que te siga. Con mi hijo notamos eso.Y por lo mismo, que ella estaba como triste, no sabía que era, no podía comer, vomitaba. La llevé al médico para que le hagan estudios, no podía con ella, yo tenía que seguir viniendo a trabajar. De modo que la llevé a un [médico] particular para que le haga estudios porque yo ya no entendía que era lo que le estaba pasando. Investigaba y esto era ya: las secuelas del chikungunya. Pero noté, que a cada persona le da diferente y notaba que todas las secuelas eran diferentes. Nunca nos habíamos hecho


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análisis de sangre, ni otro estudio. Yo me daba cuenta lo que tenía por los síntomas. Nosotros no tenemos seguro médico. De modo que no fuimos a que nos hagan análisis, ni nada. Pero con mi mamá, como se puso muy mal la llevé a un médico particular; me mandan a hacer análisis de todo: orina, sangre, de todo. Y yo le había dicho: “a mí, se me hace que tienes como amibiasis”. A mí me había dado eso. Tenía los labios blancos: se me hace que tienes un problema de amibas.Y la llevo al doctor y aparece, estaba llena de bichos, eran los bichos los que no le permitían comer: ¡se la estaban comiendo! Yo no entendía que relación tenía, pero bueno, fue al poquito tiempo que le dio chikungunya. Mi mamá era un saco de huesos, les pido ayuda a mis hermanos que viven en Puebla, les digo; “yo no puedo sola con esto que está pasando”. Mi hijo volvió a tener secuelas, yo noté que… sí me ponía triste, sí me ponía melancólica, pensando en el problema, y sentía que en las mañanas mis dolores regresaban. Entonces, decidí quitarme esos dolores saliendo a hacer ejercicio, y se me quitaron, y no volví a tener secuelas. Pero me esforcé por salir todas las mañanas, salir a correr todas las mañanas de 6 a 7 y se me quitó como por magia todos los dolores. En cambio, a mi mamá se la tuvieron que llevar a Puebla. Allí estuvo tres meses en tratamiento de amibas. Pero no le regresaba el apetito. Allí le dan un tratamiento por un especialista en ancianos, y le da un tratamiento para que suba de peso, con sustitutos alimenticios y una dieta especial.Ya no tenía nada, ya no le encontraron nada, estaba limpia, no tenía nada de bichos ni de amibas. Pero ella tenía miedo que fuera cáncer, tenía miedo de muchas cosas. Le hicieron estudios y estaba limpia. Era el problema ese que había bajado tanto de peso, perdió musculo, perdió grasa que no podía caminar, estaba súper débil. En Puebla se recupera los tres meses y para enero me la mandan de nuevo, ya recuperados 3 o 4 kg. Una vez que llega, ya con el clima cálido -porque no aguantaba el frio-, ya no ha vuelto a subir el peso, hasta ahora no lo ha subido, pero ya come, ya puede caminar, ya tiene fuerzas Yo vinculo todo lo que nos pasó con el chikungunya. Porque escuché casos muy parecidos al de mi mamá, las contemporáneas de mi mamá se fueron enfermando de otras cosas y hasta ahora no se recuperan.Y ha pasado un año de eso, y no se recuperan. En la secuela que yo noté en mí y que yo he platicado con amigas y que coincidimos, en que la menstruación cambio; empezó a haber más dolores. Yo era una persona –y lo soy- una persona que no ha tenido síndromes menstruales ni nada de eso. Pero, tras el chikungunya empecé a tener dolores antes de mi menstruación y el fluido fue


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más abundante. Se me hizo muy extraño que, a partir de chikungunya, tenga ese cambio. Lo charlé con otras amigas que habían tenido chikungunya y coincidimos: sus ciclos menstruales, su menstruación y sus fluidos menstruales cambiaron. Respecto a los dolores con articulaciones me lo quité con ejercicio, y traté de no pensar en eso porque tenía que enfocarme en el problema que estaba viviendo con mi mamá. Haciendo un recuento de las personas que conocí recuerdo que en el trabajo fuimos como seis personas que nos dio. A mis vecinos, toda la calle les dio. A los que no les dieron mucho fue a los niños chiquitos, a los bebés, pero sí a las viejitas. Mi amiga con la que más hablé de esto de la menstruación, a todos sus hijos les dio, a su esposo a sus tías, o sea a muchas personas les dio. Cuando leí las noticias, los primeros datos que salieron en el periódico, decían que había 100 personas con chikungunya en todo Yucatán. ¡Me moría de la risa! Porque yo sabía que en mi calle ¡A todos nos había dado! Y no solamente mi calle, toda la manzana, porque sabíamos que fulanita tenía a su hermano que, etcétera, etcétera. Habíamos hecho el conteo que solo nosotros [en la colonia] éramos más de 100 personas enfermas. Entonces no podía creer esos datos. Cuando fui con mi mamá al hospital, al Seguro [IMSSS] –porque ella sí tiene un seguro de parte de mi padre-, cuando fue al Seguro a ver si la podían atender, dice mi mamá que ¡Todo el pasillo estaba lleno de personas tiradas! En esos pasillos de espera que hay en el Seguro Social. Entonces, cuando le leí la nota que decía que había 100 personas enfermas, ella dijo: “No, no es cierto, solo en ese pasillo había las 100 personas”. Al final, fueron muchos los viejitos que murieron. Ellas están seguras que fue por el chikungunya o por las secuelas del chikungunya. Es así, como dónde estás más débil, ahí te afectó, o sea, si estabas débil de los riñones, del hígado ahí es donde más... ellas tienen esa teoría.

Testimonio 2: Don Aureliano Entrevista realizada en septiembre de 2016. Lugar: Izamal. Don Aureliano vive en la ciudad de Izamal, ubicada al oriente del estado de Yucatán. Desde hace años es artesano y elabora con corteza de palma de coco y zacate rojo casitas mayas en miniatura. Fue un personaje público, ya que su imagen fue empleada durante la década de 2010 para revitalizar la cultura maya en un programa de gobierno que se denominó: Wey yano´ one. Por entonces, don Aureliano, vestido a la usanza tradicional, figuraba en grandes espectaculares que había por todo el estado y en los camiones


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(colectivos) de la ciudad. Fue famoso y recibió numerosas entrevistas de medios de comunicación nacionales e internacionales.

Testimonio -Yo me llamo Aureliano, ese es mi nombre, pero soy más conocido como Wey yano´one porque yo soy un personaje maya, entonces mucha gente más me conoce por mi apodo y no por mi nombre. Yo soy artesano, hace diecisiete años que estoy trabajando en artesanía en Izamal. Fui sastre cuarenta años, pero dejé la sastrería y me dediqué a hacer artesanía. Fui representante de los artesanos doce años, por eso me conoce mucha gente, aquí en Izamal todos me conocen y en todo Yucatán. Me conocen por mi apodo: Wey yano´one. Mira, a mí me dio la chikungunya el mes de diciembre [de 2015]. Entonces me empezó a dar calentura y luego me empezó a doler los huesos, a doler mucho. Muy duro y terrible, terrible. No podía yo caminar.Y como padezco artritis, tengo desgaste de rodilla, la chikungunya me afectó mucho. Fue por eso que me quedé sin caminar como un mes y medio. Fui al doctor del pueblo. Entonces me dijo que era una enfermedad, el chikungunya, y que cuando uno padece esta enfermedad, la otra enfermedad te avanza diez años adelante. Por ejemplo, sí tienes artritis, el chikungunya, te avanza esa enfermedad diez años más. Por eso yo me quedé defectuoso, y ahora no puedo caminar bien. Entonces ahorita, me duelen mis huesos, mis rodillas, es terrible. Cuando me dio el chikungunya, para caminar me tenía que apoyar con dos personas. Ahorita fui al doctor, un especialista de esos de los huesos. Entonces me hicieron una radiografía y me dijo que tengo un desgaste de tercer grado en la rodilla. Todo esto por el chikungunya. Me dijeron que me tienen que poner mi prótesis. Pero lo que estoy pesando, pues, ahorita puedo andar en bicicleta, puedo pedalear, pedaleo, hasta kilómetros. Pero sí me llegan a hacer la operación, no sé si voy a poder montar la bicicleta. Yo ando en bicicleta y la bicicleta no me afecta. La bicicleta, creo, que me favorece el movimiento. Me dicen los doctores: ¿Cómo es que tienes flexibilidad? El dolor que siento es el peso de mi cuerpo cuando me paro, pero si estoy sentado no me afecta. Me dicen los doctores que si no hay ejercicio, el cartílago de la rodilla se pega. Entonces, el hueso de la rodilla se vuelve a soldar y queda la pierna rígida porque ya se soldó otra vez, ya se pegó. A diario hago mis terapias. Yo lo hago aquí, en mi casa, hace como dos meses que lo estoy haciendo. Pongo paños de agua caliente en la rodilla.


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Como de a veinte minutos y luego lo empiezo a sobar cinco minutos.Tengo que sobarlo así [se frota la pierna].Tengo que sobar. Luego me siento en una colchoneta y empiezo a estirar los pies. En Izamal a mucha gente le dio chikungunya. Dios mío, fue una epidemia, terrible, le dio a mucha gente. Muchos se quedaron bien y otros quedaron defectuosos, como yo, casi inválidos. Eso fue una epidemia. En cada casa de Izamal había enfermos. Muchas familias. Toda mi familia, mis vecinos, mis amigos, niños. Hay niños que hasta de siete, ocho años, les dio chikungunya.Y no podían caminar. Estaban llorando. Decían los niños a las mamás: “¡No puedo caminar!” Fue una epidemia. Entonces, los niños no iban ni a clase, porque no podían caminar. Estaban llorando: “¡Mis pies, mis rodillas!” Los viejitos peor, por ejemplo, si hay personas que les dio embolia y les dio la chikungunya, se quedaron así inválidos, no se podían mover. Hubo muchos que murieron. Porque una vez que te da la chikungunya, no tienes que tomar [beber alcohol]. Los que tomaron, la gente joven que tomaron, por ejemplo, tenía la chikungunya (la enfermedad), el tercer día ya estaban muertos. Aquí en un pueblo que se llama Tekal de Venegas, murió uno, aquí en Izamal murieron como tres. Todos murieron por la “tomadera”.110 Ellos decían: “Me duele y voy a quitar el dolor con el alcohol”. Empezaban a tomar, cuando diga tres, ya estaban muertos. Hubo mucha desesperación.Y fíjese, que el gobierno nos dejó morir porque no pasaban a fumigar los moscos. Eso lo dejaron así: ¡Que se muera la gente! Y, vas al Seguro Social y te dan puro Paracetamol. Colas hacia la gente y se acaba. En el Seguro se acababa, claro. Colas largas. Así de gente. Como es Izamal, es municipio, las comisarias vienen aquí a consultar. Colas hacia la gente, a veces hasta cuatro, cinco, seis horas de cola nada más para tener Paracetamol. En la farmacia había [Paracetamol], pues, ahí lo compré, yo iba, la compraba en la farmacia. El dolor no se quita, está doliendo. Hay un muchacho que es diabético y le dio la chikungunya, entonces le empezó a doler su rodilla.Ya luego empezó a darle temperatura. Entonces, sí, ya tenía mucha temperatura, así diario, entonces ya después dice: “Me van a hacer mi radiografía para ver qué es lo que tengo”. Le hicieron su radiografía, eso de la rodilla, esto de aquí para acá, ya estaba flojo.

110.  Se refiere a la acción de beber alcohol.


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Yo conozco al mosco de la chikungunya. Es un mosco que tiene unas rayitas como cebra, así tiene sus rayitas. Lo he visto porque aquí vienen los médicos del Seguro Social, ya me lo mostraron. Casualmente estaba yo sentado aquí y estaba uno, dice: “Ese es el mosco de la chikungunya y tiene sus rayitas blancas”. Pues ahorita, sí hay chikungunya en Izamal, pero no mucho. Sí hay. A un amigo hace como un mes que le dio. Es un pintor, un artista rotulista, que hace buenos dibujos. Ahorita ya no puede caminar, se le falsea su pie y todo. Yo puedo trabajar. Como casi estoy sentado todo el día. Pero cuando me levanto me duele.Y otra cosa, también cuando me “forzo” a trabajar, en la noche ya tengo temperatura. Porque me esfuerzo de estar parado. El primer día que me dio tengo calentura y me duele todo lo que es mi cuerpo. Entonces, cuando pasaron tres días, ya no podía caminar. Me tengo que agarrar de una madera para sostenerme para que no me caiga. Luego ya no puedo, es terrible, ya no puedes dar ni un paso. Luego me salieron manchas negras. El doctor dice que esa enfermedad puede durar hasta tres o cinco años. Las personas que no padecen enfermedad, que no tienen artritis, que no tienen desgaste y la gente joven de treinta, de treinta y cinco años, le da y se les quita. Ellos se quedan normal, quedan como si nada, pero una persona que tiene edad y padecemos las enfermedades, es lo que más afecta. El gobierno nos abandonó. Porque ellos estaban viendo que está muriendo la gente, mucha gente tiene esa enfermedad, y no mandan a fumigar y hasta a mí me da coraje. Porque digo: “Este gobierno no se preocupa por la gente, quiere que se muera la gente”. ¿Por qué no pasan a fumigar? Está viendo que la gente tiene esa enfermedad, ¿Por qué no pasan a fumigar? No pasaban a fumigar mientras la enfermedad estaba sigue y sigue.Tampoco pasaban los médicos, aquí nunca nos llegó médicos. Lo que sí es en el Seguro Social, si es que tienes, pues, te vas al Seguro, allá haces cola, haces cuatro, cinco, seis horas y te atienden. Mucha gente se murió porque dicen que el Paracetamol te afecta el hígado porque es malísimo. Yo tomaba Paracetamol y me hicieron estudios: “¿Sabes qué don Aureliano? Te está afectando tu hígado tanto Paracetamol, véndelo y ya no vuelvas a tomar”. Y me suspendieron Paracetamol, ya no tomo Paracetamol. Pues ahorita ya no tengo dolor y con la terapia que estoy haciendo, pues, se me quitó el dolor, lo que sí, caminar es lo que me afecta. Pero después de la chikungunya camino defectuoso.


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Testimonio 3: Doña Damiana Entrevista realizada en la comisaría de San Pedro Juárez (Tizimín), agosto de 2016. Doña Damiana es de ascendencia maya. Reside en la comisaría San Pedro Juárez, perteneciente al municipio de Tizimín. Ella vive junto a su esposo en una casa maya tradicional. En el mismo terreno se encuentra la vivienda de la familia de su hijo. Todos los integrantes de este grupo familiar, tanto adultos como niños, se enfermaron de chikungunya.

Testimonio -Yo soy de la comunidad de San Pedro Juárez, yo vivo aquí más de 40 años, ya tiene tiempo que estamos viviendo. Soy de la familia Sansores, mi esposo se llama Luciano. Yo me llamo Damiana. A mí sí me dio chikungunya. El catarro ahorita no se me pasa; por las noches chillaba mi garganta así, como gato. Hasta me dice mi esposo “pareces gato”, me dice. Pues es la enfermedad que tengo, le digo, el chikungunya. Cuando entra la noche chillaba mi garganta. A mí la chikungunya sí me dio solo un día y una noche, me dio calentura, pero mucho y mi brazo se me quedaba duro.Yo pensé que se me iba a paralizar mi mano, pero pues, no. Fui al doctor, me dieron medicinas, pero solo Paracetamol. Lo estuve tragando y, pues, se me pasó. Hasta ahora, pues, a veces sí, así se quedan mis dedos agarrotados, y hasta mis pies. El doctor dice que no podemos tragar más medicamentos, porque solo Paracetamol, dice. Pero como yo padezco de diabetes, pues, esas pastillas a mí no me convienen. Cuando lo trago mucho, pues, cuando trago dos pastillas (una en la mañana y uno en la noche), me empieza a doler mi estómago. Pues, gracias a Dios, cuando me pasó la calentura, cuando tragué la medicina, pues, no me dio otra calentura, mis huesos me dolían, solo eso. Se tardó mucho tiempo el dolor en los huesos, como más de 5 meses. No podía lavar mi ropa. Pues, como mi hija tenía lavadora, allá lo llevo para que me lo laven.Y con la comida, pues, ella me trae, pero cuando se cayó también ella [le dio chikungunya], pues, no.A ella también le dio chikungunya. ¡Dios! ¡Más duele la de ella! Porque se hinchó sus pies, hasta su cara y sus dedos. Esa es como, como que nazca otro, uno así de nuevo, pero todo su pellejo se le peló. De verás. Hasta sus pies se peló. Llegas a ver cómo quedaron. Si no, ve, quitaron. Dice que hace más de un año cuando se le pasó, así.


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Tardó mucho la enfermedad. Ella no se levantó de su hamaca y no podía trabajar. Todos sus dedos se le pelaron y le dio ese también como… como salpullido. También, sí, le dio salpullido. Sí. Es muy fuerte, duele esa enfermedad. Esa enfermedad se transmite por los moscos. Los moscos, sí. Por eso yo, mayormente, cuando tenía su agua mis gallinas, a cada tres días, derramo el agua y lavo la pila. Y está limpio el agua para que no, para que no hagan los huevecillos los moscos, allí. Pero no lo conozco a ese mosco. El de zika que dice, ese sí, ya lo vi en el diario. Es uno así de grande, pero tiene rayitas así como negras. En cambio, el que da ese chikungunya, ese no sé. En mi familia le dio chikungunya a mi hijo y su esposa, y a sus niñitos. Ése chan niño que está andando allá, sí se hinchó también: sus pies, su cara, se hinchó así, sus ojitos quedaron chiquititos. Primero le dio a este [el niño], después a esta [la niña]. Después a la mamá [mi nuera]; después a mi hijo, a mi esposo también sí le dio, pero solo tres días. Fuimos cayendo uno por uno. ¡Por familia está dando! ¡Toda la familia! Hasta que termina con una familia y pasa a otra. Ajá, pasa a otra. Hasta uno de mis vecinos me dice: “Gío, no vayas, no salgas, no andas con esos niños, te van a pegar esa enfermedad”. Pero si esa enfermedad, pues eso, es todo, es para unos. Ajá. Cuando uno está en la (tierra) todo se va a ver. Lo que venga tenemos que ver. Para que no nos piquen los moscos entrando en la noche, quemo las cáscaras de coco. Así de día yo tengo cerrada mi casa. Meto la cáscara de coco (que está quemado) le pongo carbón y se prende. Cuando entro de noche… ya no hay moscos. También, cuando me voy acostar, a dormir, pongo mi pantalón y pongo una camisa larga, de manga larga y me acuesto a dormir.Y mayormente, como que yo padezco de mucha enfermedad, así de noche, yo tengo que poner hasta una toalla así en mi cabeza y me acuesto a dormir. Y cuando me voy a dormir, tengo que tapar mi boca así con pedacitos de ropa, pues, para que no respire mucho el fresco, si no cuando me despierte siento que mis pulmones están muy “volqueteados”. Si yo de por sí padezco de mucha enfermedad, tengo asma, sí. Asma y diabetes tengo.


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Imagen 9: Patio de la casa de doña Damiana, y donde se pueden observar numerosos recipientes y una batea típica que se emplea para lavar la ropa a mano. Fuente: archivo personal.

Con la chikungunya el asma y la diabetes se me complicó y luego, pues sí, a veces me desmayo. Cuando se sube el azúcar. De por sí la diabetes lo tengo. Se sube mi presión, a veces se me baja. Cuando se me baja mi presión, sí me tumba. Una vez me quité al doctor y se bajó mi presión, en la cancha me caí. Cuando me desperté, así de noche, veo que estoy en el hospital y digo ¿Como que vine aquí? ¿Qué hago acá? Amaneciendo así, pues, vinieron mis hijos a verme, pues no, ajá, salí, hice como ocho días allá me dejaron salir del hospital. Así fue mi enfermedad.

Testimonio 4: Manuel. Entrevista realizada en el lugar de trabajo, en Mérida en julio de 2016 Manuel trabaja en una institución pública como conserje. Es compañero de Mónica (ver testimonio 1). Vive en la colonia Mulchechén de Kanasin, cercana a la ciudad de Mérida.Tuvo chikungunya en julio de 2015.También se enfermó su esposa que, por entonces, estaba embarazada con seis meses de gestación. Él supone que se contagió de la enfermedad del chikungunya en el proceso de mudanza que estaban hacia el Parque Científico, ubicado en la comisaría de Sierra Papacal, donde observó que había muchos mosquitos.


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Testimonio En julio de 2015 me dio chikungunya. Me di cuenta porque tenía dolores en los pies, en la espalda, en los brazos y los dedos.Yo creo que eso fue por el chikungunya. Antes no tenía esos dolores. En los pies me dolía en los talones, los brazos y en la planta de los pies. Por lo general, siento el dolor por la tarde. Para que se me quite es que tomo pastillas. Ya pasó un año, y cuando vuelvo a sentir dolor, cuando es dolor muscular, pues, tomo alguna pastilla. También tuve diarrea, tenía ganas de vomitar, frio en todo el cuerpo y no podía caminar. Me dio como dos días la calentura; luego se me quitaba y me regresaba. La diarrea solo un día me dio. Me dolía todo el cuerpo, no podía caminar, sentía frío, me ardían los ojos, dolor de cabeza; la luz y el ruido me molestaban. Entonces, al tercer día de estar así, fue que decidí consultar al médico. Él me dijo que tenía chikungunya y me recetó Paracetamol. Solo me dieron Paracetamol. Me dijeron que no haga mucho esfuerzo, nada más. El médico solo me checó el cuerpo y me empezó a explicar y todo eso. Me empezó a revisar, me dijo que era chikungunya combinado con el dengue, y me recetó lo que es el Paracetamol y puro suero, porque mis labios y mi boca estaban resecos. Y al día siguiente le dio a mi esposa. Y fue lo mismo. Casi nos dio a los dos juntos. Pero a mi esposa sí le dio un poco más fuerte, porque sí tardó la enfermedad. A ella se le resecó los labios y la boca. Ella estaba muy pálida. Sí, le dio a ella más fuerte que a mí. Igual la llevo a consultar y le dijeron que era el chikungunya. Le dio la calentura y el dolor de cabeza igual. Así nos tardó, y ahorita, [después de un año], igual tenemos la secuela del dolor. Yo me fui a consultar al Seguro de la empresa que tengo, ahí fui. Y había mucha gente sentada en espera, con dolor; había quienes ya no aguantaban y querían que los atiendan. A la sala de espera entraban personas que con trabajo podían caminar, venían agarrados de alguien. Sí, así me paso igual, cuando fui a consultar, con trabajo fui, porque es como incómodo así que te da, no te puedes parar ni puedes caminar y el dolor de cabeza es incómodo por la luz y el ruido, y la calentura ¡Ni que decir! Los pies y la espalda, era donde más me dolía. Porque cuando te acuestas –como todo el día- cansa la espalda y los pies. Los dedos de la mano, pues, un poco, pero no tanto. Si quedan las secuelas, o sea, caminas y te cansas por la secuela que te dio el chikungunya. Pasó un año de aquello y sigo sintiendo ciertos dolores, como que no puedo estar mucho tiempo parado y me empiezan a doler mis pies.


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Pienso que me contagié acá, en el trabajo, en el Parque Científico, en Sierra Papacal. Allá había un montón de mosquitos e insectos y hasta ahorita vamos con el temor que hay bastantes mosquitos e insectos. En el centro de investigaciones donde vamos no hay luz, no hay agua, ni hay nada y está exagerado de mosquitos. Pues, creo que ahí me habré picado, ahí lo cargué. Ahora hay mucha lluvia y saca más moscos.Y ahorita que mi esposa está embarazada, teníamos el temor por los moscos. Dicen que no es bueno que te piquen cuando estás embarazada, porque no te pueden recetar nada: la calentura es riesgosa teniendo mucho tiempo. Para proteger a mi esposa de los mosquitos compramos lo que es un pabellón, que lo pones en tu hamaca y ya no tanto entran los mosquitos, pues eso, tenemos que cuidar más, por ella, porque esta así, y es peligroso que la piquen. Ella tiene 6 meses de embarazo, si enferma no le pueden dar nada ni puede tomar nada. Hasta ahora no ha tomado nada. Sí, tenemos ese cuidado cuando se acuesta de dormir con ropa, con pantalón largo o camisa larga. Recuerdo que por el chikungunya estuve como tres días sin trabajar y regresé por ahí del jueves. Esos días sentía que no podía caminar solo, que no podía ir al baño solo y el dolor de cabeza era insoportable, tuve nauseas. Esos dos días fueron muy fuertes. En esos días no podía trabajar bien, no podía alzar nada pesado porque lastimaba. El médico solo me recetó Paracetamol, y nos dijeron qué consecuencias tiene: que no puedes tomar cerveza porque te puedes morir o hacer efecto. Me dijeron que si quieres puedes tomar hasta 6 meses después o un año a más tardar, y muchos no lo creían, muchos decían que era puro cuento. Por mi casa murieron señores así, porque les dijeron que no puede tomar y no lo creían, ellos tomaban igual. Uno de ellos que tenía chikungunya, al día siguiente de tomar se infló y murió. Cuando me dio a mí, me salió unas cositas detrás de la oreja, unas bolitas, pero a mí se me quitó. A mi cuñado le salió igual, pero a él sí, hasta ahorita no se le ha quitado y ya le creció. En donde vivo como a 4 o 5 familias le dieron igual, a todas las personas. Y ellos decían lo mismo, que sentían mucho dolor y que no podían hacer nada, ni pararse para ir al baño. Muchos, aun cuando ya se les había quitado el chikungunya, caminaban cojeando, así como arrastrado su pie. Y sí, mayormente, aunque ya se te haya quitado el dolor, te queda la secuela de que ya sigues cojeando, arrastrando tu pie. Ahora, después de un año, tengo miedo de volver a tener chikungunya. Porque es incómodo y es algo peligroso. Pues, ahorita, ya salió el zika, pero aquí [en Yucatán] no ha llegado. Dicen que es más peligro el zika que el dengue y el chikungunya, porque te da lo que es conjuntivitis, la calentura,


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los mareos. Y cuando me dio a mí el chikungunya me dio rasquera, así salpullido, la rasquera era incómodo, y más en la noche, no te podías acostar en hamaca porque te empiezan a picar. Ahora, después de haber enfermado de chikungunya, trato a los moscos de otra manera, ya soy más cuidadoso en ese aspecto y a veces, cuando vamos allá [al parque Científico], sí siento un poco de miedo, porque hay un montón de moscos. Apenas estás entrando y se meten en lo que es el coche, y no son moscos como los de acá, negritos; allá son como naranjitas, como rojo y a veces te encuentras con otro mosco grande y sí, da miedo. Pero el mosco del chikungunya no lo conozco.

Otros testimonios111 Durante el trabajo de campo obtuvimos numerosos testimonios de personas enfermas. Estos relatos tienen numerosos puntos de coincidencia, de modo que, no sería apropiado reproducirlos en su totalidad. La mayoría de las personas enfrentaron problemas semejantes y alcanzaron soluciones parecidas. Las deficiencias de atención en los hospitales públicos y la falta de recursos económicos para asistir a médicos del sector privado, fueron dos situaciones comunes en las personas consultadas. También, la práctica de la automedicación, un ejercicio de curación que, como sabemos, es reprobado desde el ámbito oficial. Aunque, como está comprobado, ocupa un papel relevante (y funcional) para alcanzar una curación en este y otros padecimientos. Al platicar con los lugareños, quedaba la sensación que “todo el mundo” se había contagiado de chikungunya. Ante la pregunta ¿Cuántas personas conoce que tuvieron chikungunya? La mayoría, extendía sus manos formando un gran círculo e indicando que “todos los de este rumbo” habían tenido “la” chikungunya. El dueño de una de las tiendas de abarrotes del pueblo tuvo la enfermedad. Cuando mencionamos la palabra “chikungunya” hizo una expresión facial de espanto. Dijo que fue una enfermedad espantosa y muy dolorosa que atacó a la mayor parte de la población en San Pedro Juárez. Para curarse del chikungunya dijo que había tomado dos cajas de Paracetamol, y de ese modo logró aliviar los dolores de la enfermedad. Al mismo tiempo, le pareció extraño saber de personas que se habían curado al ingerir una sola píldora.

111.  Esta crónica sobre el impacto del chikungunya en San Pedro Juárez fue realizada por la Lic.Yesenia Castillo, en calidad de becaria, y agradezco me permita incluir la información obtenida en este apartado.


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Imagen 10: Botiquín de primeros auxilios de la comisaría de San Pedro Juárez. En la aparte superior, a la izquierda, en el segundo cuadro del estante, se observan las cajas de Paracetamol. Fuente: archivo personal.

Respecto a los dolores del cuerpo, tan habituales en esta enfermedad, él había observado que ellos no eran los mismos para todos los enfermos: unos tenían dolores en el brazo, otros en las muñecas o las rodillas. En su caso, señaló que una de sus rodillas es la que más le dolía y que, a veces, le costaba flexionarla. Si bien no acudió a un médico, comprendió que tenía chikungunya, al igual que numerosas personas del pueblo. En todos los casos los síntomas eran semejantes, solo variaban en intensidad: fiebre y dolor del cuerpo. Ante esta similitud difundió la información de que con Paracetamol la enfermedad podía aliviarse, razón por la cual, numerosas personas optaron por automedicarse. Doña M. fue otra de las enfermas. Ella dijo que se había contagiado mientras estaba trabajando en la cosecha, junto con otras mujeres, una de la cuales estaba recuperándose de la enfermedad del chikungunya. En el sitio donde se encontraban, un mosco grande picó a la mujer enferma y luego, hizo lo mismo con ella. Cuando llegó a su casa, en San Pedro Juárez, tanto ella como otra compañera sentían cierto malestar en el cuerpo. Por la noche, los dolores se intensificaron, razón por la cual, le pidió a una de sus hijas que la llevara con la representante de salud del pueblo para que esta le diera


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algún medicamento. En el dispensario no había medicamentos debido a que se habían agotado por otros enfermos. Pero, le consiguieron una sola pastilla, nada más y eso solo ingirió. Al día siguiente doña M. se sentía muy mal, no podía levantarse de su hamaca porque su cuerpo estaba dolorido. Expresó que ese día fue de suerte, puesto que, la caravana de salud se encontraba en la comunidad y tuvo suerte para que la asistieran médicos del sistema de salud. De esta forma, pudo tratar la enfermedad. En su casa, todos los integrantes de su familia se enfermaron de chikungunya, incluso un bebé. Doña M. dijo que aún, a casi un año, le continuaba doliendo uno de los pies. Doña M. reconoció que el chikungunya afectó más a las mujeres que a los hombres; y esto era porque las mujeres eran más débiles que aquellos. Otra señora de la localidad, doña G. señaló que esta enfermedad le había causado muchas molestias y complicaciones porque padecía diabetes. Para tratarse de curar, había acudido a un médico particular en la ciudad de Tizimín y que por una consulta le habían cobrado $2000.00. Agregó que en su familia todos los integrantes se habían enfermado. Otra joven mujer, dijo que también había sido muy afectada por el chikungunya, que, de toda su familia, ella era la que más dolor había padecido. Se dio cuenta de la enfermedad un día que estaba lavando la ropa en su casa, y al tratar de colgarla para que se secara, sintió muchísimo dolor en todo el cuerpo. Ella ya había escuchado de esta enfermedad, y sabía que se aliviaba tomando pastillas de Paracetamol. Fue por eso que decidió comprar una caja y medicarse. Tras tomar una dosis, comenzó a sentirse rara, no podía levantarse de su hamaca y tuvo que pedirle a su esposo que preparara la cena. Él también había sufrido del chikungunya, pero no le había dado con tanta intensidad. Al igual que sus hijos, quienes se recuperaron rápidamente. El esposo contó que había adquirido la enfermedad tras una visita a sus padres en la localidad cercana de Dzonot Carretero. En primera instancia, había pensado que estaba intoxicado por alguna comida, puesto que, le salieron granos y salpullido en su espalda, pero, al día siguiente, un intenso dolor y elevada fiebre no le permitían levantarse. Por ello, fue que acudió a un médico particular en Tizimín. Allí, la doctora que los asistió le diagnosticó chikungunya y le recetó un antiflamantorio debido a que los dolores musculares eran intensos. Asegura que fue la primera persona que tuvo esta enfermedad en San Pedro Juárez y que no pasó mucho tiempo después para que su esposa e hijos también se enfermaran del chikungunya.


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capítulo 5 Comentarios finales

A decir de las autoridades de salud, la difusión de la fiebre chikungunya en Yucatán durante el año de 2015 fue un hecho inminente. Por entonces, no se pensó en detener esta enfermedad allende los límites del país; tampoco se trató de incrementar las capacidades endógenas de la población para prevenirla de dicha dolencia. El temor de las autoridades se redujo a saber qué tanto afectaría la enfermedad a la población y si el sistema de salud hospitalario sería suficiente para atender a todos los posibles enfermos. De algún modo, antes del arribo del virus, se prefiguraba un panorama desalentador. La información sobre la enfermedad comenzó a fluir después de que se registraron los primeros casos autóctonos de fiebre chikungunya en Yucatán. Ello aconteció por el mes de julio de 2015; antes de dicha fecha, era poca la información que circulaba por los medios de comunicación masiva local. Sin embargo, por internet sí era posible obtener mayores datos sobre el problema. La página de la OMS y la OPS, por ejemplo, poseían información actualizada sobre cómo tratar a los enfermos, los síntomas que provocaba en el cuerpo, el tratamiento que debían llevar los enfermos y otra información relevante sobre los efectos de la fiebre chikungunya. Tras los primeros casos autóctonos, los medios locales, impresos, televisivos y radiales, incrementaron su interés en el tema y ello se reflejó en el volumen informativo transmitido. Así, mediante infografías, notas científicas, reportes especiales y otros recursos comunicativos, la población comenzó a conocer esta nueva enfermedad. Al mismo tiempo, día a día, las autoridades de la Secretaría de Salud reportaban lo que ocurría en el estado: brindaban cifras de los enfermos y emitían recomendaciones sobre cómo proceder ante la aparición de algunos de los síntomas característicos de la enfermedad. Pese al esfuerzo realizado, la población manifestaba cierto temor y desconfianza por todo lo ocurrido en torno a la fiebre chikungunya. Estas actitudes eran


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comprensibles si tenemos en consideración que el número de enfermos declarados por el sistema oficial no coincidía con el panorama que presentaban las salas de espera de los hospitales y clínicas públicas, que se encontraban abarrotadas de pacientes que reclamaban atención. La diferencia entre lo que se decía y lo que ocurría en la realidad era evidente y estaba a la vista de todo el mundo. Las palabras de los especialistas y los números oficiales no lograban ocultar el verdadero problema que afectaba a la población. En los hospitales la situación era extrema, durante la noche numerosos enfermos permanecían en el piso de las salas de espera para alcanzar un turno y ser atendidos al día siguiente. Entre los meses de julio y septiembre, cuando se registró el mayor número de enfermos, las farmacias de la ciudad habían agotado las reservas de Paracetamol y analgésicos, y en algunos centros privados escaseaban los reactivos para detectar la enfermedad. Mientras esto ocurría, en los medios de comunicación las autoridades minimizaban el problema, señalando que la enfermedad era temporal y que en poco tiempo más, todo pasaría al olvido. Decían que la enfermedad había llegado a Yucatán “para quedarse” y pedían a la población no alarmarse, pues, y tal como había sucedido con el dengue, quienes ya se habían enfermado de chikungunya, se volverían inmunes a ella. En el mismo sentido, solicitaban a quienes sentían una molestia en su cuerpo, no dejarse llevar por lo que parecía “una moda”, y que no todos los síntomas debían ser asociados con la fiebre chikungunya, que bien podía ser otra enfermedad de la temporada. Este tipo de noticias generaba confusión en los enfermos, en particular en quienes decían tener los síntomas del chikungunya (fiebre alta, dolores en el cuerpo y salpullido en la piel). En este contexto, la automedicación constituyó una medida lógica y razonable practicada por los pacientes. Era de conocimiento público que los médicos (del sector privado como del estatal) solo recetaban analgésicos, antiinflamatorios y reposo, y que no aplicaban otro tratamiento o curación adicional o alternativa. Esta información fue socializada con celeridad, no había razón alguna para desconfiar de los consejos de familiares y amigos, pues, en definitiva, lo mismo dirían los médicos en una consulta. La ventaja de la automedicación era (y es) que no tiene costo alguno, es expedita y provocaba el mismo resultado que el brindado por los médicos. La desventaja es su carácter incuantificable: los enfermos que se tratan de este modo no aparecen en las estadísticas oficiales. Lo mismo ocurriría con aquellos enfermos que recibían tratamiento en clínicas o consultorios privados en la ciudad de Mérida o en las cabeceras municipales del interior de Yucatán. Tal


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vez, estas podrían ser las causas por las cuales hubo pocos casos registrados por el sistema oficial de epidemiología. En este marco fue cuando se iniciaron las campañas contra los mosquitos. El combate en la ciudad de Mérida, así como en los municipios del interior del estado, fue tenaz: se fumigaron las calles y todos aquellos lugares que se suponía había mosquitos en fase adulta. Para evitar el ciclo reproductivo de estos insectos se efectuaron numerosas campañas de descacharrización, logrando juntar miles de toneladas de desperdicios.También se combatió a los mosquitos en su fase larvaria, añadiendo Abate en las oquedades naturales y todos los recipientes que se encontrasen a la intemperie. Con la finalidad de “concientizar” a la población, se realizaron pláticas en las escuelas, hubo marchas de difusión en las calles de las ciudades principales, los medios de comunicación publicaban noticias de ciencia general sobre el tema, se pegaron infografías y afiches en todos los espacios públicos y se implementaron otras medidas afines. En el ámbito doméstico, las personas emplearon distintos recursos para espantar o matar a los mosquitos: mediante repelentes químicos, insecticidas de aerosol, quemando hojas secas o cáscaras de coco, cultivando árboles de neem, protegiendo las puertas y ventanas con telas mosquiteras, entre otros. Se trató en conjunto, mediante estas acciones, de acabar con los vectores y, de esta forma, con la enfermedad. Esto último, recién fue posible a partir del mes de diciembre, fecha en la que el número de casos comenzó a disminuir; época en la que también la temperatura ambiente comenzó a descender y, con ello, el número de mosquitos en el ambiente. ¿Cuáles fueron las razones que facilitaron la difusión de la enfermedad del chikungunya en Yucatán durante el 2015? A continuación, y sustentado en la información suministrada en los capítulos precedentes, examinamos algunas de las posibles causas (sociales, organizativas, culturales y físicas) que pudieron haber contribuido al incremento de la vulnerabilidad social e intervenido en la proliferación de esta enfermedad en Yucatán. Las causas que exponemos pueden no ser todas las que hayan incidido en este problema, quizás existan otras, pero las mencionadas permiten reflexionar sobre los hechos acontecidos con dicha enfermedad y contribuir al debate sobre el asunto.


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1) ¿Prevención o mitigación? La primera causa a considerar se vincula con la política de “prevención” implementada para el control de los vectores. Hacemos referencia a las campañas y operativos cuya finalidad era de “prevenir” a la población del contagio de esta enfermedad. Esta forma de proceder llevaba implícito un error conceptual y terminológico cometido por las autoridades al realizar acciones de “prevención”, ya que en realidad ejecutaban tareas de “mitigación”. Esta confusión era evidente durante la promoción de las campañas y operativos contra los mosquitos, al indicar que, mediante la fumigación y “abatización”, pretendían “prevenir” a la población de la fiebre chikungunya. Este término se repetía con frecuencia en las intervenciones de los funcionarios, dando a entender con ello, la preocupación asumida ante el problema. Pero, técnicamente hablando, el uso era incorrecto, ya que prevenir y mitigar son actos que difieren sustancialmente. Hay una gran diferencia importante –sobre todo, temporal- entre “prevenir” y “mitigar”. La confusión se produce porque las acciones realizadas durante estas etapas “pueden ser similares”. Sin embargo, la prevención se lleva a cabo “antes” de que aparezca la amenaza; mientras que la mitigación ocurre cuando la amenaza está en ciernes y lo que se pretende es atenuar los efectos del mal. En un boletín de la UNICEF sobre la niñez se puede aclarar esta confusión: La prevención se refiere a la aplicación de medidas para evitar que un evento se convierta en un desastre. Por ejemplo, sembrar árboles previene la erosión y los deslizamientos del terreno. La mitigación es la aplicación de acciones para reducir la vulnerabilidad frente a ciertas amenazas. Por ejemplo, hay formas de construcción que aseguran que nuestras casas no se caigan con un huracán (Oficina de Comunicación de UNICEF, 2006: 16).

Durante esos meses, según la información recabada en los periódicos locales (ver tablas), observamos que se realizaron el mayor número de operativos contra los mosquitos. La diferencia es notable respecto a los primeros meses del año. El hecho es llamativo porque en enero de 2015 se tenía conocimiento de la proximidad del virus chikungunya y existía información de su avance en el continente y su proximidad a Yucatán. De hecho, fue en el 2013 cuando la OMS emitió una alerta epidemiológica para la región del Caribe. Una medida que el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (CENAPRECE) replicó tras el primer caso autóctono registrado en México el 7 de noviembre de 2014. Entonces, emitió la “Declaratoria de Emergencia Epidemiológica EE-2-2014” para el estado de


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Chiapas, solicitando que se reforzaran las medidas para evitar su propagación en los estados del sureste del país, es decir, Campeche, Quintana Roo y Yucatán. Si las autoridades ya sabían de lo ocurrido en Chiapas y habían sido advertidas para proteger a la población local: ¿Por qué no se reforzaron esas medidas en toda la Península de Yucatán? ¿Por qué se tuvo que esperar a que ocurriera el primer caso en Mérida para que, de modo frenético, se aplicaran medidas urgentes para evitar la proliferación de los mosquitos? ¿Por qué no se descacharrizó durante la época de seca, cuando aún no iniciaba la temporada de lluvias en Yucatán?

2) La falta de planeación integral Al mismo tiempo, la confusión terminológica señalada anteriormente dejaba al descubierto un hecho realmente importante: la carencia de un plan de gestión del riesgo integral orientado a la reducción de las enfermedades transmitidas por vectores. Es decir, un instrumento de trabajo a corto, mediano y largo plazo, que hubiera permitido coordinar las numerosas tareas realizadas (desde las tres esferas del gobierno: municipal, estatal y federal) para la difusión de la fiebre chikungunya. Entre ese conjunto de tareas, el control de los mosquitos por medio de la fumigación debió haber sido el último recurso, debido a los efectos secundarios negativos que este método de combate genera en el medio ambiente y en la población local, y no el método central de las acciones del gobierno. La carencia de dicho plan integral demuestra que se estaba trabajando de forma reactiva, atendiendo la coyuntura según se presentaban las circunstancias, mediante acciones coyunturales y de corto plazo. En el transcurso del año 2015 los operativos contra los mosquitos se intensificaron durante la temporada de lluvia. Cada uno de los 106 municipios que integran el estado de Yucatán lo hacía según sus posibilidades, recursos y juicio. Así, mientras en un municipio descacharrizaban, en otro aledaño, al mismo tiempo, fumigaban; sin embargo, en otros no se hacía nada. Este proceder anárquico, visibilizaba la falta de coordinación según un plan maestro. Esta diferencia en el periodo de combate era una oportunidad para los mosquitos, ya que les permitía migrar de un lugar a otro e iniciar su ciclo productivo. Las acciones ejercidas contra los mosquitos mediante un plan de combate casual y aleatorio (sin un plan sistemático de exterminio a corto, mediano y largo plazo), incrementa la resistencia de los mosquitos a las sustancias químicas empleadas contra ellos. De tal manera que, en los


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futuros operativos, mayor será la proporción de los mosquitos resistentes a los químicos y mayor nuestro peligro ante los insectos. Durante ese tiempo, los operativos contra los mosquitos eran anunciados como la panacea y la única solución a ese problema. La población confiaba en ese mensaje y colaboraba con empeño en las campañas que se realizaban en la ciudad y los pueblos del interior de Yucatán. En algunas localidades, hombres y mujeres chapeaban los terrenos lóbregos, quitando la maleza donde los mosquitos se asentaban. Igualmente, participaban en las campañas de descacharrización, desechando de sus viviendas todos los objetos inservibles que podrían permitir la reproducción de esos insectos; o, recolectaban la basura urbana y de la zona costera con el mismo fin. Pese al esfuerzo y empeño de los pobladores, queda claro que las autoridades actuaban de forma improvisada, movidos por la ocurrencia, el azar y la desesperación al observar cómo la población más vulnerable (tanto los pobres urbanos del sur de la ciudad de Mérida como los mayas que habitan en la zona rural) caían postrados tras ser contagiados de fiebre chikungunya.

3) Circulación de enfermos por doquier Otro factor que incidió en la difusión de la enfermedad fue aquel motivado por la carencia de filtros sanitarios en el territorio, en específico, en los lugares de circulación de personas (viajeros y pasajeros) que provenían o se dirigían a otras entidades o lugares donde ya se había registrado la enfermedad: centrales de autobuses, de taxis foráneos, supermercados, puerto de altura (lugar en el que arribaron miles de turistas de cruceros provenientes del Caribe), aeropuertos, carreteras, entre otros. Ello no se realizó, por el empeño de las autoridades de salud en minimizar el problema y “evitar alarmar a la población”. De tal manera que, los enfermos podían circular sin control alguno, y de ese modo, trasladar los virus de un punto a otro. Es relevante destacar que, durante el momento de mayor contagio de la enfermedad, la actividad turística nacional e internacional en Yucatán fue intensa, incrementándose respecto a los valores de años anteriores. Tanto el turismo de “congreso y convenciones” como el de “cruceros” fueron mayores que antaño. En agosto se llevaron a cabo 133 eventos, el aeropuerto de Mérida registró un movimiento de 149 mil 532 pasajeros (entre llegadas y salidas) y en el Puerto de Progreso arribaron en 12 cruceros con un total de 31 mil 632 pasajeros que llegaron a visitar Yucatán. Para el mes de septiembre, los valores fueron similares: 8 cruceros con un total de 21 mil 383


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pasajeros; se produjeron 159 eventos de congresos y convenciones, y en el aeropuerto el movimiento de pasajeros fue de 125 mil 881 pasajeros (entre llegadas y salidas). El acumulado de enero a septiembre de visitantes en las zonas arqueológicas fue de 2 millones110 504 visitantes.112 Es decir, que se permitió el ingreso de millones de visitantes en una entidad que estaba bajo los efectos de una enfermedad de fácil transmisión. Para esa fecha (semana 36), el acumulado de enfermos de chikungunya oscilaba los 559 enfermos en todo Yucatán (según las cifras oficiales). Se desconoce, si algunos de estos turistas, en su visita por Yucatán, adquirieron la fiebre chikungunya o, por el contrario, si alguno de ellos fue quien la difundió en esta entidad. La inexistencia de oficinas de control permitió que el virus circulara sin restricción alguna. La movilidad de personas enfermas también se permitió en espacios cotidianos: escuelas, fábricas, oficinas, medios de transporte, etcétera. En dichos lugares, las probabilidades de contagio eran elevadas. En dicho sentido, no hubo un solo mensaje oficial de la Secretaría de Salud estatal y federal que advirtiera de este peligro, y de la necesidad de aislar a los pacientes enfermos.

4) Factores físicos Encontramos diversos factores físicos en el medio urbano que intervinieron en el incremento de la vulnerabilidad social de la población a esta enfermedad, en específico, al permitir el desarrollo y reproducción de los mosquitos de forma masiva, aun cuando estos eran combatidos mediante fumigaciones de productos químicos. El primer elemento que destacamos es el del sistema de alcantarillas que hay en la ciudad y los pueblos de Yucatán. El cual, consiste en pozos profundos con zanjas de absorción de materiales sólidos, ubicados en las esquinas de las calles y protegidos por rejillas de metal. Tras las lluvias torrenciales que suele haber durante los meses de mayo a septiembre, es frecuente que estos pozos resulten insuficientes para drenar y desagotar el agua de las calles, razón por la cual se forman charcos que tardan horas en desaparecer. Esta masa de agua, en algunas ocasiones inunda las viviendas de los vecinos, provocando un daño al patrimonio de la población. También,

112.  Datos tomados de los boletines de la Secretaría de Fomento Turístico de Yucatán, consultado en: http://www.sefotur.yucatan.gob.mx/secciones/dinamicas/18


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en esos pozos, al contener agua, permiten que los mosquitos depositen sus huevos y se reproduzcan. Como apuntamos en uno de los cuadros, se llega a calcular que en estos depósitos pueden incubarse hasta 3 mil huevos de mosquitos Aedes aegypti. Para calcular la magnitud del problema, es importante señalar que en Mérida hay 94 mil metros de líneas de alcantarillas que desaguan en 55 mil pozos de absorción. Las viviendas de la ciudad, de la misma manera, constituyen un espacio propicio para la reproducción de los mosquitos. Esto es posible por el tipo de techos planos que son característicos de las casas. Los cuales, en caso de que el drenaje se obstruya, permiten la acumulación de agua. Esto es un problema en aquellas viviendas que se encuentran abandonadas o deshabitadas. En el ámbito rural, por su parte, las viviendas típicas (realizadas con material perecedero) no ofrecen barreras físicas a los mosquitos. El tercer factor de riesgo lo constituyeron las cloacas domiciliarias. Las viviendas de los pueblos y ciudades de Yucatán (incluida la capital del estado, Mérida) no poseen sistema de cloacas, sino fosas sépticas individuales. De este modo, todas las aguas negras domiciliarias drenan en el subsuelo contaminándolo. El problema surge en aquellas viviendas (abandonadas o habitadas) en las cuales dichos pozos no poseen tapa o están al aire libre. En ellos, la reproducción de mosquitos es masiva.

5) La lógica mosquitocéntrica La última causa que exponemos es de orden científico y la denominamos “lógica mosquitocéntrica”, la cual como anticipamos desde el inicio de este trabajo, señala a los mosquitos como los transmisores de la enfermedad del chikungunya. Esa idea, analizada con cabalidad, tiene un sesgo científico importante. La entomología –disciplina científica dedicada al estudio de los insectosdevela que los mosquitos no transmiten enfermedades, sino patógenos (virus) que al ingresar en nuestro organismo provocan una enfermedad. De manera que, el verdadero agente infeccioso es un virus y no el insecto que lo transporta y que lo cobija en su sistema fisiológico. El mosquito es un vector, es decir, un hospedero ocasional del virus, que transporta a este último hacia un nuevo huésped (el hombre) al cual enferma. Evitar la enfermedad del chikungunya mediante el combate a los mosquitos, no es lo mismo que hacerlo “mediante el combate” a los virus.


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La primera idea (que la enfermedad es provocada por los mosquitos), es la que todos conocemos y que, sin éxito definitivo se ha puesto en práctica durante los últimos 50 años. Esta misma idea, constituyó el mensaje central de las campañas de la Secretaría de Salud y se reprodujo en todos los formatos posibles: virtuales e impresos, radiales y televisivos, instituyendo a los mosquitos Aedes aegypti como los únicos enemigos y, por ende, responsables de lo padecido por miles de ciudadanos. En los discursos oficiales, así como en las alocuciones y conferencias públicas, ese mensaje se repetía sin aclaración alguna. Incluso, el concepto fue incorporado para diseñar el logo de los carteles que promovían las campañas de descacharrización y fumigación. En ellos aparecía la imagen de un mosquito tachado en el interior de un círculo con una leyenda que advertía: “Sin dengue. Cero mosquitos”. El mensaje fue exitoso y repetido de modo automático por legos y doctos, profesionales y profanos. Además, en la publicidad gubernamental y en los operativos contra el vector, el combate contra los mosquitos se presentaba como un hecho selectivo, en ellos se decía que solo se acabaría con los mosquitos del género Aedes aegypti. Cuando en la práctica sabemos que no es así, es imposible, puesto que, no existe sustancia química alguna que tenga la propiedad de matar a un organismo de una familia sin afectar a los todos los miembros de la misma o de otras especies.Ya que, cuando se fumiga un espacio abierto con clorpirifós113 o malation114 (tal como se hace en las calles de Yucatán) todos los tipos de mosquitos e insectos que allí existen son afectados (por no decir, exterminados). Es decir, el combate no es “solo contra los mosquitos del genero Aedes aegypti”, sino contra todos los insectos y otras especies animales: abejas, mariposas, abejorros, moscas, arañas, hormigas, libélulas, escarabajos, entre otros. También contra la fauna menor (murciélagos, lagartijas, caracoles, etcétera). Esto, sin contar las afecciones que dichas sustancias provocan en la salud humana y en el ambiente (en específico, en el sistema acuífero). Los efectos colaterales que esta “guerra química” ha provocado entre la población en Yucatán aún no se han evaluado científicamente, y, si ya se ha hecho, los resultados se han mantenido en secreto, a escondidas de la opinión pública.

113.  Salazar, José (2016), “Estrenan en Yucatán veneno contra el mosco del dengue”, Milenio Noticias, 2 de julio de 2016. Consultado en: https://sipse.com/milenio/yucatan-combaten-nueva-estrategia-mosco-dengue-zika-chikungunya-212038.html 114.  Según declaraciones de una funcionaria. En: López Méndez Roberto (2015), “Si no hubiera criaderos, no habría moscos”. Por Esto! Mérida, 1 de septiembre de 2015.


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De combatirse al virus, en cambio, las medidas deberían haber seguido otro camino, en dicho sentido, identificamos las siguientes: a) Combatir al virus de forma directa: este es lo que se pretende realizar por medio de la bacteria wolbachia, la cual, una vez en el sistema fisiológico del mosquito impide la replicación de todo tipo de virus, en especial del RNA como son los virus del dengue, zika y chikungunya. Este método comenzará aplicarse en Yucatán en el año 2019 en el “Laboratorio de Control Biológico del Aedes Aegypti, vector del dengue, chikungunya y zika del estado de Yucatán”. Este laboratorio será coordinado por la Universidad Autónoma de Yucatán en colaboración con la Universidad Estatal de Michigan (MSU).115 La infección de Wolbachia en los artrópodos tiene una función anti-patógena, protegiendo al insecto de infecciones por virus (especialmente ARN virus), y a su vez haciendo al mosquito inofensivo para el ser humano. El mecanismo molecular por el cual se produce este efecto es aún desconocido, sin embargo, existen varias hipótesis que apuntan a que la Wolbachia podría competir con el material del virus por los recursos del artrópodo, y otras que apuntan a que la bacteria podría producir cambios en la inmunidad del insecto provocando cierto efecto protector para otras infecciones. 116

En el aspecto positivo, el uso de la bacteria wolbachia reducirá el empleo de productos químicos para combatir a los mosquitos, y cuando ello suceda –como paradoja del destino- los mosquitos dejarán de ser nuestros enemigos y se convertirán en aliados para evitar la fiebre del dengue, zika y chikungunya. En el aspecto negativo, esta metodología, de corte “fisicalista”, no provocará cambios estructurales en la población. Las condiciones de desigualdad e inequidad seguirán siendo las mismas para la población vulnerable, en especial, la de origen maya que vive en la zona rural. Al encontrarse una solución a un problema tan específico, es probable que las carencias del sistema de salud continúen en el futuro. b) Combatir al virus de forma indirecta, reforzando el sistema inmunológico: la segunda forma de combatir al virus, sería reforzando el sistema inmune de las personas por medio de una vacuna, tal como ocurrió con la fiebre amarilla. Pero, hasta el momento, solo existe vacuna contra el dengue, no así

115.  Información consultada en: http://www.uady.mx/noticia/uady-inaugura-laboratorio-de-control-biologico-unico-en-su-tipo-en-mexico 116. Tomado de: http://fundacionio.org/viajar/enfermedades/wolbachia.html


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para prevenir el zika ni chikungunya.Y todo indica que deberán transcurrir varios años para que los laboratorios produzcan este reactivo. c) Aislar al virus: la tercera medida que procede aplicar para evitar el virus, es similar a aquella practicada en el pasado en Yucatán para prevenir la fiebre amarilla y que consistió en “aislar” a las personas inmunes de las no inmunes. Esta acción debería haberse practicado desde que se conoció el primer caso autóctono, ello hubiese impedido, en grado sumo, la difusión de la enfermedad. Los testimonios recogidos dejan entrever que no hubo cuidado alguno por parte de los enfermos. La mayoría de ellos, incluso padeciendo la enfermedad, admitían que seguían realizando sus actividades cotidianas con normalidad, en particular, asistir al trabajo. Esta misma actitud se repetía en las escuelas y oficinas del gobierno. Por la cual, era frecuente que personas enfermas y sanas convivieran en ambientes comunes, siendo los de mayor contacto, los espacios públicos: cines, medios de transporte, supermercados, plazas comerciales, parques, entre otros. Al respecto, no hubo recomendación alguna por parte de la Secretaría de Salud, tampoco campaña informativa que alertara respecto la peligrosidad de permanecer cerca de quienes presentaban los síntomas de fiebre chikungunya. De este modo, la sola presencia de un mosquito Aedes aegypti era más que suficiente para continuar con la cadena de contagio en un ciclo interminable. Fue por ello que, tal como lo indican los testimonios, era frecuente que al enfermarse un miembro de una familia, al poco tiempo todos los integrantes de la misma quedaran contagiados. Lo más acuciante es que la “lógica mosquitocéntrica” oculta las causas del problema, nos referimos a las causas sociales y estructurales, tales como: la pobreza y desigualdad social; la falta de acceso a servicios de salud de calidad (un problema que, como observamos en los testimonios, afecta a los más pobres y, en específico, a las personas de ascendencia maya del ámbito rural); la falta de empoderamiento de la sociedad civil en la zona rural y urbana, e inhibe la formación de grupos y colectivos de la sociedad civil, afectando la “concientización” de los ciudadanos. La política pública para combatir las enfermedades provocadas por vectores en Yucatán es simplista, se reduce a la eliminación de los mosquitos. Para el estado y los organismos de salud pública y privada, los mosquitos son el enemigo a combatir y contra él se apuntan todas las fuerzas del sistema, incluso, usando las fuerzas castrenses. Al parecer, resulta muy útil culpar al mosquito, es un camino sencillo y simplista. En esta lucha directa contra este aparente enemigo potencial se omiten numerosos factores que intervienen


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en esta compleja situación y que podrían ser la causa primigenia y principal del problema. Pero esta necesidad de buscar “chivos expiatorios” parece ser una estrategia recurrente para disuadir y distraer a la opinión pública de aquellos asuntos que son importantes. Esta modalidad de acción se ajusta muy bien a los gobiernos asistencialistas.Y si observamos con atención, y de un modo holístico, interrelacionando el fenómeno, encontremos algunas semejanzas con lo que ocurre durante los desastres, en especial, los provocados por fenómenos naturales: el mismo procedimiento se presenta durante los desastres que las epidemias. En los desastres, es frecuente que se le eche la culpa a los elementos no humanos que intervienen: el viento durante los huracanes, la lluvia o los ríos en las inundaciones, la tierra en los deslizamientos de tierra y así, con otros fenómenos naturales. Culpar a la naturaleza ofrece cierta ventaja, pues, se acusa a alguien que no tiene voz, que no puede defenderse ni reclamar. Distinto sería buscar las causas en ámbitos sociales, políticos o institucionales. Allí, sí tendríamos que escuchar a los que tiene algo qué decir. Los principales determinantes (de las epidemias) son: la política, economía y actividades humanas. Se requiere urgentemente una aplicación creativa y organizada de los recursos para controlar estas enfermedades independientemente del cambio climático futuro (Reiter, 2011). ¿Qué pasará en el futuro? ¿Ingresarán nuevas enfermedades transmitidas por vectores? Es probable que sí. La política pública que impera en el sector de la salud en Yucatán solo reacciona a los imponderables en vez de atender y propiciar cambios estructurales que están en la base de toda nueva enfermedad.


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Anexos Anexo 1: Primeros casos declarados de chikungunya en el continente americano 1. https://www.nacion.com/el-pais/vecina-de-parrita-es-el-primer-caso-autoctono-de-chikungunya-en-costa-rica/YZDLLZS2FZCJ5LEK7A5BIXH5QA/story/ 2. http://www.elcomercio.com/tendencias/ministeriodesalud-confirma-caso-chikungunya-ecuador.html 3. https://www.elsalvadormipais.com/todo-sobre-el-virus-de-chikungunya http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/sociedad/salud/cdc-confirma-presencia-de-chikungunya-en-el-salvador 4. https://www.telesurtv.net/news/Panama-confirma-primer-caso-Chikungunya-20140723-0147.html 5. http://www.minsa.gob.ni/index.php/103-noticias-2014/1268-minsa-reporta-nuevo-caso-de-chikungunya Ver tesis: http://repositorio.unan.edu.ni/8019/ 6 https://www.nacion.com/el-pais/salud/turista-francesa-es-el-primer-caso-de-chikungunya-en-pais/QKCZ6JTR7NGPRJURQ74QNLOXAI/ story/ 7. https://www.lachikungunya.com/2014/11/primer-caso-chikungunya-belmopan-belize/


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8. http://www.elcolombiano.com/historico/se_confirmo_primer_caso_de_ chikungunya_en_colombia-MGEC_303438 8ÂŞ. http://www.scielo.org.co/pdf/nova/v14n26/v14n26a05.pdf 9. https://www.elnuevodiario.com.ni/internacionales/362071-peru-confirma-primer-caso-chikungunya-autoctono/ 10. https://www.elespectador.com/noticias/actualidad/venezuela-registra-el-primer-caso-del-virus-chikungunya-articulo-496681 www.svmi.web.ve/comunidad/chikungunya.html 11. https://www.elnuevodiario.com.ni/internacionales/323305-mexico-reporta-primer-caso-enfermedad-chikungunya/ https://expansion.mx/nacional/2014/06/26/la-secretaria-de-salud-confirma-el-primer-caso-de-chikungunya-en-mexico 12. h t t p : / / w w w. s c i e l o. o r g . m x / s c i e l o. p h p ? s c r i p t = s c i _ a r t t e x t & p id=S0036-36342014000400015 13. h t t p : / / w w w. s c i e l o. b r / s c i e l o. p h p ? s c r i p t = s c i _ a r t t e x t & p i d=S0034-89102015000100509#B1 14. https://www.diariolibre.com/noticias/lleg-el-virus-chikungunya-a-guyana-BNDL630551 15. http://jour nals.plos.org/plosntds/ar ticle?id=10.1371/jour nal. pntd.0004625


ANEXOS

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16. https://www.tvn-2.com/nacionales/salud/Paraguay-reporta-primer-caso-chikungunya_0_3970853016.html 17. https://www.clarin.com/sociedad/Confirman-llegada-virus-chikungunya-Argentina_0_rkMzbt5cPQx.html 18. http://www.diariojornada.com.ar/179352/sociedad/confirmaron_en_ uruguay_el_primer_caso_de_chikungunya/ 19. http://www2.latercera.com/noticia/chikungunya-se-expande-por-elmundo-y-ya-hay-dos-casos-en-el-pais/ 20. http://www.who.int/csr/don/14-june-2016-chikungunya-usa/es/ 21. https://www.bbc.com/mundo/ultimas_noticias/2014/06/140619_ultnot_ cuba_chikungunya_6_casos_jgc

Anexo 2: Referencias hemerográficas de las campañas realizadas contra los mosquitos en Yucatán mes de agosto de 2015 1.a Pech Sánchez, Luis Manuel, “Acciones de nebulización espacial anti-mosquitos”, Por Esto!, Sección Yucatán, 3 de agosto de 2015, p: 13 2.a Pech Sánchez, Luis Manuel, “Refuerzan combate contra el dengue y chikungunya”. Sección Yucatán, 4 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 22 3.a Pech Sánchez, Luis Manuel, “Combate sin tregua a los zancudos transmisores”. Sección Yucatán, 4 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 23 4.a 2 s/a, “Intensifican medidas contra el mosco”. Sección Yucatán, 10 de agosto de 2015. Por Esto!, p:12


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5.a Huerta, Raquel Margarita, “Intensifican lucha contra dengue y chikungunya”. Sección Yucatán, 11 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 20 6.a Pérez, Daniel, “Exhaustiva lucha contra el mosco”. Sección Yucatán, 12 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 12 7.a s/a, “Secretaría de Salud intensifica acciones”. Sección Yucatán, 12 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 23 8.a May, Alfredo, “Recolectan cacharros en cruzada contra el dengue”. Sección Yucatán, 13 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 4 9.a Huerta, Raquel Margarita, “Intensifica acciones contra los moscos”. Sección Yucatán, 14 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 21 10.a Pech Sánchez, Luis Manuel,“Segundo ciclo de nebulización”. Sección Yucatán, 16 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 25 11.a Huerta, Raquel Margarita, “Acciones de control larvario”. Sección Yucatán, 16 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 25 12.a Huerta, Raquel Margarita, “Banderazo de salida a intensa campaña de fumigación”. Sección Yucatán, 28 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 20 13.a Jiménez Mendoza, Julio, “Pláticas informativas en el ISSSTE sobre el dengue y el chikungunya”. Sección Yucatán, 29 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 2 14.a Fernández, Ramón Reyna, “Desangelada campaña de descacharrización”. Sección Yucatán, 29 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 17 15.a Publicidad. Sección La Ciudad, 3 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 10 16.a Publicidad. Sección La Ciudad, 5 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 7 17.a Pastor Palma, “Neutralizan criaderos del mosquito”. Sección Yucatán, 6 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 21 18.a Publicidad. Sección La Ciudad, 7 de agosto de 2015. Por Esto!, p: 8

Anexo 3: Referencias hemerográficas de las campañas realizadas contra los mosquitos en Yucatán mes de septiembre de 2015 Referencias: 1.b Silverio Dzul Chan. 10/9 Por Esto! P: 9 2.b Guillermo Contreras Cruz. 11. Sep 2015. Por esto! P: 11 3.b Raquel Margarita Huerta. 10/9 Por Esto! P: 21 4.b Raquel M. Huerta. 10/9 Por esto! P: 21


ANEXOS

5.b Julio Jiménez Mendoza. 11/9. Por Esto! P: 4 6.b Raquel M. Huerta. 11/9 Por esto! P: 20 7.b Edwin Farfán Cervantes. 11/9. Por esto! P: 24 8.b Corresponsal. 12/. Por Esto! P: 15 9.b David Collí. 12/9. Por Esto! P: 17 10.b Raquel Margarita Huerta. 12/9. Por esto! P: 20 11.b Corresponsal. 15/9. Por Esto! P: 19 12.b Víctor Ku. 16/9. Por Esto! P: 15 13.b Guillermo Contreras Cruz. 17/9. Por Esto! P: 26 14.b Raquel Margarita Huerta. 18/9. Por esto! P: 21 15.b Raquel Margarita Huerta. 23/9. Por esto! P: 22 16.b Pedro Villajuana Peña. 24/9. Por Esto! P: 17 17.b Rafael Mis Cobá. 18.b Corresponsal. 26/9. Por Esto! P: 16 19.b Corresponsal. 26 de septiembre. Por Esto! P: 17 20.b Raquel M. Huerta. 26/9. Por Esto! P: 21 21.b 27 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 3 22.b Daniel Pérez. 27/9. Por esto! P: 12 23.b David Collí. 27/9. Por Esto! P: 16 24.b David Collí. 27/9. Por Esto! P: 18 25.b Corresponsal. 28/9. Por Esto! P:17 26.b David Collí. 28/9. Por Esto! P: 18 27.b Pedro Cauich. 28/9. Por Esto! P: 26 28.b Daniel Pérez. 29 de septiembre. Por esto! P: 12 29.b Publicidad. 1 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 10 30.b Publicidad. 2 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 10 31.b Publicidad. 7 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 10 32.b Publicidad. 8 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 10 33.b Publicidad. 9 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 9 34.b Publicidad. 10 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 10 35.b Publicidad. 11 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 10 36.b Publicidad. 12 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 9 37.b Publicidad. 14 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 16 38.b Publicidad. 15 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 8 39.b Publicidad. 16 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 9 40.b Publicidad. 17 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 10 41.b Publicidad. 19 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 8 42.b Publicidad. 20 de septiembre de 2015. Por Esto! P: 15

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La impresión de esta obra fue realizada en Solar Servicios Editoriales Calle 2 No. 21. San Pedro de los Pinos. Benito Juárez. 03800 Ciudad de México. La edición consta de 500 ejemplares y se terminó de imprimir el 31 de octubre de 2018.


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