Perros Mucuchies

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López Méndez y don Tulio Febres Cordero lo reflejan en sus escritos

Hace 200 años se produjo el encuentro entre Bolívar y el perro Nevado El valiente y noble canino sirvió al Libertador y murió como un mártir de la causa patriota en la Batalla de Carabobo

T/ Alexander Escorche Caña F/ Avelino Rodrigues Mérida

ace 200 años se produjo el encuentro entre el Libertador Simón Bolívar y Nevado, el perro que hizo historia. De acuerdo con Manuel Suescún, director de Cultura de la alcaldía del municipio Rangel, el prócer estuvo en Mucuchíes, hoy estado Mérida, el 10 de junio de 1813. Explicó que la fecha “se confunde y se mezcla entre la leyenda y la realidad”, pero hay prueba de ello porque “ese momento de la Campaña Admirable lo refleja en sus escritos López Méndez, quien en ese entonces era el edecán del Libertador”. López Méndez dice que Bolívar llegó en horas de la tarde a la villa de Mucuchíes, donde pernoctó. “Eso quedó escrito para la historia, pero aparte de eso, también está plasmado en las letras fabulosas de Don Tulio Febres Cordero, que nos muestra al Nevado que se le encuentra ese 10

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de junio en la hacienda Moconoque, que está en la parte de atrás del Monumento al Perro Nevado”. Después, agregó, “Bolívar sube y se queda en Mucuchíes, y es tarde, casi entrando la noche, cuando el hijo del dueño de la hacienda, que era Vicente Pino, sube con Tinjacá y Nevado para hacerle entrega de ese obsequio a Bolívar, como lo dice la historia”. Insistió que el relato “es una leyenda que se conjuga con nuestra realidad porque en los preparadores del ejercito del Libertador está para siempre el nombre de Francisco Tinjacá, que figura como uno de los soldados, de los 87 hombres (de Mucuchíes) que se fueron con Bolívar”.

DETALLES DEL ENCUENTRO El canófilo Walter Demendoza, presidente de la Fundación Nevado (Funev), precisó que Bolívar se paró a descansar y a reabastecerse con sus tropas en un sector que se llama Moconoque, y fue atendido por un hacendado llamado don Vicente Pino.

“Pero cuando estaban entrando a la finca”, detalló, “les salió al paso un perro que detuvo a toda la tropa, porque se le enfrentó; y por más que estos sacaron las armas y era un grupo de soldados bastante nutrido, el animal no se echó para atrás, no se amilanó para nada; más bien se les enfrentó y no los dejaba pasar, hasta que su amo le dio la orden”. Inclusive, añadió, los soldados “estuvieron a punto de matarlo, y en ningún momento retrocedió, ni se amedrentó”. De acuerdo con el relato, el Libertador no permitió que mataran al perro, porque “quedó muy impactado e impresionado con su valentía; aparte de la belleza y lo grande que era”. Un vez dentro de la finca, atendidos por Pino, “el Libertador antes de irse le preguntó al hacendado que cómo haría él para tener un ejemplar de esos, y este le dijo que no había problema, que eso era muy fácil porque él le podía regalar uno para que tuviera un recuerdo de su paso por los Andes, para que le acompañe”. Y adicionó: “Antes de que termine el día te lo hago llegar’, le dijo, porque él sabía que ellos iban a estar acantonados en Mucuchíes. Y efectivamente, al atardecer mandó el perro con su hijo, y el Libertador quedó sorprendido porque era el mismo perro Nevado, en razón de que a pesar del tamañote y lo bravo que era, todavía era un cachorro”. Según Demendoza, al Libertador también le pareció muy gracioso el nombre de


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Nevado, y preguntó por qué se lo pusieron; le respondieron que “porque era muy negro y tenía manchas blancas encima, y parecía como cuando los picos están nevados”. Aseveró que el merideño ilustre don Tulio Febres Cordero, un gran escritor de la época, basó el relato de la historia en un material de las crónicas militares, pero su escrito es el más conocido.

NEVADO TAMBIÉN TUVO SU EDECÁN Febres Cordero cuenta que Nevado acompañó al Libertador Simón Bolívar durante muchas travesías y batallas. Describe que el cuidador y entrenador del perro fue el indio Tinjacá, al que los demás oficiales del prócer apodaron como “El edecán del perro”. Nevado acompañó a Bolívar en todas las cruzadas hasta llegar a Caracas. En la batalla de La Puerta (1814), Nevado y Tinjacá fueron apresados por Boves, pero afortunadamente lograron escapar poco tiempo después. Transcurrieron seis años para que Nevado y Tinjacá se reencontraran con el Libertador. La muerte del fiel amigo del Padre de la Patria ocurrió en batalla. Nevado se abalanzaba sobre los caballos de los españoles y murió cuando una lanza atravesó su robusto cuerpo durante la Batalla de Carabobo, el 24 de julio de 1821.

“HABLAR DE TINJACÁ Y NEVADO ES HABLAR DE BOLÍVAR” Toda mucuchicera y todo mucuchicero tiene la historia de Nevado inserta en el corazón, según Suescún. “¿Quién le quita a un mucuchicero la imagen de Tinjacá y Nevado? Hablar de ellos dos es hablar de Bolívar”, expresó. El pueblo de Mucuchíes erigió un monumento al Libertador, al indio Tinjacá y al perro Nevado en su plaza Bolívar. La estatua del indio Tinjacá y del perro Nevado fue confeccionada por el escultor Marcos León Mariño en 1938. De acuerdo con Suescún, originalmente fue hecha en cemento, pero luego se le hizo un molde y se vació en bronce. La escultura de ambos personajes es de tamaño real: mide entre 1,68 y 1,70 metros de altura. “Los mucuchiceros somos un poco pequeños, así son nuestros genes”, acotó Suescún.

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Homenaje en el páramo En la carretera trasandina (la principal vía que atraviesa los Andes venezolanos), entre Misigua y Moconoque, se encuentra el Monumento al Perro Nevado que, fue inaugurado en 2005 por el gobierno de Mérida, bajo la gestión de Florencio Porras Echezuría, según una placa que se muestra en la entrada. Otra inscripción al pie de la obra indica que “conmemora la entrega a Bolívar del perro Nevado por el niño Juan José Pino, a pedido de su padre don Vicente Pino, y el nombramiento del indio Tinjacá como edecán del perro; hecho ocurrido en junio de 1813, según la leyenda histórica de don Tulio Febres Cordero”. El conjunto lo integran cinco estatuas pedestres que representan a Bolívar, al indio Tinjacá, al niño Juan José Pino, al perro Nevado y al periodista e historiador merideño don Tulio Febres Cordero. Lo rodea un hermoso jardín y constituye una parada obligatoria durante cualquier recorrido por el páramo, no solo para tomarse una foto de recuerdo sino para conocer la historia del perro fiel del Libertador contada por un merideño, y ver de cerca un auténtico ejemplar de la raza mucuchíes.

Bolívar estaba representado en la parte alta del monumento con un busto, que era superado enormemente por la estatua de Tinjacá y Nevado. En consecuencia, en el conjunto escultórico la representación del prócer era pequeña. “No se sabía si era la plaza Tinjacá y Nevado o la plaza Bolívar”, indicó Suescún, y refirió que “eso lo dice Rafael Pineda, quien fue una autoridad en el estatuario nacional, en su libro Las estatuas de Simón Bolívar en el mundo”. Como la estatua de Tinjacá y Nevado era vaciada en cemento y recibió maltratos con el paso del tiempo, se tuvo que restaurar. “Había sido cercenada, el indio no tenía mano ni parte del sombrero. Su rostro estaba deteriorado, al igual que la pata levantada del perro”, detalló Suescún. Añadió: “Simplemente lo que hicimos fue restaurarla y destacar a Tinjacá y Nevado, porque nos representa y es parte de nuestra identidad. Adicionalmente se le agregó un Bolívar pedestre que señala con su espada la ruta de la Campaña Admirable. En su mano tiene una diadema de laureles, por la proclama del Libertador en la ciudad de Mérida, que el pasado 23 de mayo cumplió 200 años”.

En la otra mano tiene un pergamino. “Con su dedo índice y medio indica al pueblo la retoma de la República: ‘vamos por la Segunda República”. “La ruana, como símbolo nuestro, se elonga hacia la misma dirección que apunta su espada. Es decir, hacia Niquitao y Caracas, y simboliza los vientos favorables que acompañaron esa campaña tan admirable en la que Bolívar enfrentó con mil hombres a 10 mil, y lo hizo con éxito”, añadió. La figura pedestre de Bolívar tiene 2,20 metros de altura, pero el efecto visual de su ubicación hace que se vea del mismo tamaño que la de Tinjacá y Nevado. Suescún informó que tiene resguardada la estatua original de Tinjacá y Nevado en un espacio privado, porque no hay un sitio donde ponerla y hacerle los arreglos. “Como es una obra de cemento sólido, si se restaura en el aire para después moverla se puede perder el trabajo; además de que pesa demasiado. La idea es restaurarla en el sitio donde se vaya a dejar para siempre”, apuntó. Informó que hay conversaciones con los propietarios de la hacienda Moconoque para ponerla allí, porque fue donde el Libertador conoció al perro.


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Será registrado en la FCI como raza autóctona venezolana

El perro mucuchíes jamás se extinguió Canófilos, criadores y habitantes de los Andes venezolanos mantuvieron el linaje. La Fundación Nevado tiene casi 100 ejemplares puros

T/ Alexander Escorche Caña F/ Avelino Rodrigues Mérida

ace 400 años se originó una raza canina en la cordillera andina, en el páramo de Mucuchíes, en la Sierra Nevada. De acuerdo con el canófilo Walter Demendoza, presidente de la Fundación Nevado (Funev), a este terreno yermo, raso y desabrigado llegaron los frailes agustinos a finales del siglo XVI, y trajeron consigo las primeras ovejas, y con ellas, los primeros ejemplares caninos de la raza mastín de los Pirineos (mostines). En esa misma época, añadió, también llegaron a Venezuela otras razas de perro traídas por las tropas españolas, como el pastor atlas, el mastín español y el gran pirineo. Las razas se mezclaron entre sí, así como con otros ejemplares autóctonos existentes antes de la llegada de los europeos. “Las condiciones geográficas (de aislamiento), climáticas, de alimentación y consanguinidad fueron delineando las características de una raza nueva, que resultó ser un hermoso perro de trabajo, poderoso y muy versátil. Con el transcurso del tiempo, y debido a su lugar de origen, fue tomando diferentes nombres. Entre ellos, perro de Mucuchíes, pastor de Mucuchíes, perros nevados, perro mucuchicero o

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simplemente mucuchíes, como se le conoce hoy día”. De acuerdo con Demendoza, en 1964 el Gobierno Nacional lo declaró raza oficial de Venezuela. Lo hizo por su asociación histórica con el Libertador Simón Bolívar, quien tuvo uno –llamado Nevado– desde 1813 y hasta 1821, cuando el animal murió herido por una lanza.

NOBLE CON SUS AMOS, FIERO CON LOS EXTRAÑOS Demendoza describe el mucuchíes como un perro de gran tamaño, bien balanceado, atlético y de constitución robusta, como todo perro de montaña. “Es muy agradable e imponente, con mirada noble y de bondadosa expresión”, detalló. También, agregó, es un animal de gran energía y desarrollado instinto de vigilancia, que lo mantiene siempre en estado de alerta con movimientos ágiles y seguros. Con respecto a su temperamento y comportamiento, indicó que es una raza cariñosa, mansa, amable, alerta, atenta, muy obediente y vivaz. “Particularmente es inteligente y valiente; muy protector y noble con sus amos, pero a la vez desconfiado y fiero con los extraños”, subrayó.

AUGE Y DECLIVE El mucuchíes tuvo su auge en los años 60 del siglo XX, según el canófilo consultado, pero a mediados de los 70 comenzó su declive porque hubo un abandono de los campos

del país: “La gente se fue a las ciudades, dejando incluso al perro”. En consecuencia, los mucuchiceros abandonados a su suerte empezaron a salirse de las casas para buscar su propia comida; se metían en las fincas activas, donde comían el ganado y los demás animales. “Por un lado”, contó, “la gente empezó a matarlos; y por otro, no se continuaron reproduciendo como se hacía antes. La raza fue diezmando”. Aunado a esto, añadió, con las famosas producciones cinematográficas y series televisivas que mostraban historias de perros se hicieron populares otras razas, como la collie (Lassie) y el san Bernardo (Beethoven). La gente creyó que hacía una gracia al mezclar el mucuchíes. “Cada raza que se iba poniendo de moda se le iba poniendo a los mucuchiceros, sobre todo el san Bernardo, y se fue matando la raza original”, afirmó. Al respecto, aclaró que cuando se ligan dos razas puras no se obtiene una tercera, sino un mestizo. “Purificar una raza es cuestión de muchísimos años”, enfatizó. Para Demendoza, este problema responde más que nada a la ignorancia y al poder mediático que promueve la transculturación. Esto llevo a la casi extinción del mucuchíes. No obstante, un grupo de canófilos, de gente que –por cultura o legado histórico– estuvo involucrada con la raza, así como habitantes de los páramos andinos no dejaron que muriera, y mantuvieron ejemplares totalmente puros. “De hecho”, subrayó el entrevistado, “esa es la base genética en la que nos hemos afianzado” para el rescate de la raza. “Mucha gente decía que teníamos que reconstruir la raza de nuevo, pero no: hay material genético con qué levantar esta raza de nuevo. Y así lo hemos venido haciendo”, replicó.

EL RESCATE Los defensores del mucuchíes elaboraron un programa intensivo de crianza y le presentaron el proyecto al comandante Hugo Chávez, quien les dio su apoyo y asignó el proyecto al Ministerio del Poder Popular para el Turismo. Fue así como se creo la Fundación Nevado (Funev), que ya tiene cinco años, y su meta principal es el rescate, protección, consolidación, recreación, purificación y estandarización del perro. Los canófilos lucharon por más de 30 años. “Muchas veces íbamos a diferentes instituciones del Gobierno y hablábamos con sus representantes, pero nunca nos escucharon. No obstante, apenas el presidente Chávez tuvo conocimiento de esto, le dio su apoyo inmediato, y se ha seguido manteniendo con el presidente Nicolás Maduro, que nos sigue ayudando”, expresó.

ESTÁNDAR Y REGISTRO Un grupo de personas que integraban el Club de Amigos del Perro Mucuchíes definió el estándar de la raza mucuchicera hace más de 50 años, según Demendoza. “Eran personas con ganas de hacer las cosas motu proprio, y lo hacían sin ayuda de ningún organismo social ni del Estado; pasaban hasta una semana para llegar al páramo porque antes había que entrarle por el estado Zulia y llegarle por trochas. Te estoy hablando de mucho antes de que se abriera la carretera trasandina (la prin-


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cipal vía que atraviesa los Andes venezolanos). Después de que se abrió, se redujo el trayecto de una semana a horas”, apuntó. Esta primera definición del estándar de la raza, agregó, dio pie para que se hicieran exposiciones caninas, e incluso se declara el mucuchíes como Perro Nacional, en Gaceta Oficial. “También, por su legado histórico”, complementó. De igual manera, continuó, “se incentivó la crianza del perro mucuchíes, porque se creó un galardón especial para darlo anualmente al mejor ejemplar de la raza. Era un trofeo que se llamaba el Premio Indio Tinjacá, y lo entregaba el otrora Ministerio de Agricultura y Cría junto con la Oficina Nacional de Turismo, pero de mucho tiempo para acá se abandonó y no se volvió a dar. La intención es retomarlo”. Para poder registrar una raza en la Federación Cinológica Internacional (FCI) hay unos parámetros que, cuando se definió el estándar del perro mucuchíes, se intentó cumplir, pero el trabajo no se concluyó porque son esfuerzos largos y continuados. “En este momento, nosotros (la Fundación Nevado) estamos trabajando para el reconocimiento nacional e internacional de la raza. Estamos bastante adelantados; inclusive, gente de la FCI, que es el ente que agrupa a todas las federaciones caninas del mundo, sabe de nuestro trabajo, conoce del perro. Por primera vez en 60 años vinieron a Venezuela el año pasado. Acudieron a unos eventos en los que se les presentó el perro, y están muy entusiasmados y a la expectativa del trabajo que estamos realizando”. Explicó que hay que demostrar la homogeneidad del perro, que no solo es física sino genética. “Hay que hacer un mapeo genético; ya nosotros creamos un programa de registro genealógico en el que los perros tienen que estar tatuados, tienen que llevar

Estadounidenses intentaron registrar Walter Demendoza acotó que el rescate del perro mucuchíes es un trabajo que apenas se está iniciando, y que lo más importante es su continuidad y el seguimiento. “Para garantizar la supervivencia de la raza, aquí hay trabajo para muchos años; por eso la lucha para lograr el reconocimiento. Todo está en proceso, pero no hay fecha de conclusión; todo depende de lo bien que lo hagamos y de que cumplamos todos los parámetros que nos exige la gente de la FCI”, subrayó. Hay quienes se han querido adelantar y registrar la raza mucuchíes. Tal ha sido el caso de personas de Estados Unidos y de países vecinos. Apuntó que hay gente que -de manera inocente y no tan inocentese llevó ejemplares para otros países y ha tratado de registrarlos. “Y no recientemente”, comentó, “sino hace muchos años. En Estados Unidos se intentó registrar el perro mucuchíes de Norteamérica; inclusive, se pusieron en contacto con Venezuela para que le mandaran ejemplares, y se les dijo: ‘Esperen que lo registremos, y les mandamos los que quieran’”, expresó. Y añadió: “Tenemos que ponernos las pilas, porque si no, nos madrugan. Sería triste que nuestro perro nacional pertenezca o pase a ser de otra nación”.

un microchip de identificación, y tener un mínimo de 10 generaciones”. “Esta es la parte en la que nos falta poco (se han sacado más de cinco generaciones), y estamos trabajando en eso”. Aunque sus defensores aseguran que el mucuchíes es un perro de raza 100% pura, su real pureza la va a demostrar el mapeo genético.

RECRÍA Cuando la Funev emprendió la recuperación de la raza mucuchíes, hace cinco

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años, nada más contaba con 23 ejemplares que pudo catalogar como fenotípicamente puros. Según Demendoza, esta pequeña cantidad hace que para muchos sea una especie casi extinta. “Inclusive”, subrayó, “mucha gente que no sabía que existían esos ejemplares, incluyendo periodistas, ya la habían decretado extinta”. Agregó que la Federación Canina de Venezuela respaldó un libro que habla sobre todas las razas del mundo, y menciona al mucuchíes como una especie extinta. “Pero gracias a Dios y al comandante Chávez, que nos dio su apoyo, no es así, porque de verdad que para este momento ya no existiera el perro mucuchíes”, refirió. Confirmó que la Funev cuenta hoy día con casi 100 ejemplares totalmente puros. “Nosotros ocupamos instalaciones del Sistema Teleférico de Mérida (en la estación base, sector Barinitas) y del Sistema Teleférico Warairarepano (parte trasera del Hotel Humboldt en Caracas), pero la gran mayoría de los perros permanecen en Mérida. Solo tres (Joropo, Nevado y Humboldt) se dejaron en Caracas para las actividades culturales que se realizan en la capital, mientras remodelan el complejo hotelero”. Una parte del trabajo consiste en la reintroducción de perros en los hogares de familias que viven en el páramo; también se dan otros en concesión. El plan de recría que se ejecuta es bastante minucioso y estudiado, “porque si con tan pocos ejemplares nos descuidamos, caemos en lo que se llama endogamia (cruce entre familiares cercanos) o vicio de sangre, y se cierra el círculo genético, con lo cual se empieza a degenerar la raza. En cambio, si se hace un buen trabajo desde el principio, desde la base, llevando un control, se purifica la raza”. La Funev ofrece asesoramiento en el páramo y certifica a las criadoras y los criadores.


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Actualmente tiene 12 ejemplares. “Me ha costado mucho mantenerlos, sobre todo en la parte de alimentación, porque son animales grandes y robustos, y por lo tanto comen mucho”, añadió. Precisó que los alimenta con comida cocida mezclada con comida concentrada (alimento para perros industrializado). “He recurrido a muchas instituciones que de una u otra manera me ayudan. También busco residuos en los restaurantes”, agregó. La parte veterinaria la maneja él mismo “para bajar los costos de manutención”.

cado en la carretera trasandina, antes de llegar a Mucuchíes. Añadió que algunos perros se le han muerto envenenados con productos que ponen sus vecinos para matar roedores; no obstante, acotó, “la mayoría ha fallecido de vejez”. Aseveró que el ejemplar que más le ha durado lo llamó Turco, y vivió 18 años humanos, “que si los multiplicamos por siete –equivalencia en años caninos–, podemos decir que pasó los 100 años”. En la actualidad, el ejemplar de más edad que tiene se llama Condesa, y tiene nueve años humanos. “La más joven es Linda, una cachorrita de cuatro meses”, añadió. Cuando reproduce sus perros Albarrán tiene mucho cuidado para no cruzar la misma sangre. “Por eso trabajo con la Fundación Nevado (Funev); con ellos he aprendido muchas cosas y me he asesorado bastante. Como ellos trabajan por el rescate de la raza, prácticamente yo pertenezco a ellos”, comentó. Agregó: “Mis perros los intercambio con los de la fundación. Tengo machos que son de ellos, y como no tienen la misma sangre me sirven para hacer los cruces”. La venta de cachorros le ayuda mucho para el cuidado y el mantenimiento de los perros que son suyos. “Las personas que deseen comprar uno pueden acercarse a Mucuchíes cuando quieran, o llamarme por el 0426-772 72 57. Siempre tengo alguna perrita parida; ahorita, por ejemplo, tengo cuatro que recién acaban de tener sus crías”, indicó. Informó que el costo de un cachorro puro varía entre 2 mil y 3 mil bolívares. “Depende del tamaño del animal y del lugar al que vaya a ir”, aclaró, porque además los envía a cualquier parte del país. Albarrán asegura que ha vendido cachorros mucuchíes a turistas de todas partes del país. Dijo que los que más lo llevan proceden de Maracaibo, Barquisimeto, Valencia, Maracay, Caracas, Margarita y Puerto Ordaz. “A todos los cachorros que vendo les anoto sus datos para no perderles la huella”, acotó. “Si una persona me compra un cachorro y después otra me compra una hembra, puede pasar que de pronto se conocen y deciden cruzarlos, y no saben que son familia, y se nos viene el problema de la degeneración de la raza. Eso no nos conviene”. El seguimiento es también para saber de su evolución: “Siempre les estoy mandando un mensaje y me responden que están bellos y grandes. Muchas personas me han comentado que las cosas en su hogar han cambiado en lo afectivo desde que se llevaron los perros. Afirman que juegan mucho con ellos y que hay más unión en la familia; que el carriño que los perros les expresan los une más”.

HA CRIADO MÁS DE 30 MUCUCHÍES

“YO AMO LOS PERROS”

Albarrán aseguró que quiso mucho a la primera perra que tuvo, una mucuchíes que se llamaba Lupis. Hasta la fecha ha criado más de 30 ejemplares de la misma raza. En Semana Santa perdió uno de sus mejores ejemplares mucuchíes, porque se le escapó y se fue para donde un vecino, se intoxicó con herbicida y no lo pudo salvar. “Se llamaba Nevado y era el papá de Orinoco”, el perro que ahora le acompaña en otra bonita labor que emprende en el Monumento al Perro Nevado, ubi-

Los mucuchíes se han convertido en el centro de Edgar Albarrán, a tal punto que afirmó: “Los perros son mi proyecto de vida, yo amo los perros”. Contó que no tiene vivienda y actualmente reside en un refugio de la alcaldía del municipio Rangel. “Estaba optando por una vivienda”, relató, “pero cuando me dijeron que me la iban a dar, me preocupé por dónde voy a meter los perros”, y desistió. Precisó que en este momento tiene una parte de los ejemplares en casa de su mamá

Protectores de la casta siempre estuvieron relacionados con el animal

Edgar Albarrán: “Los perros son mi proyecto de vida” Para algunos criadores de mucuchíes la preservación de la raza está por encima de su mercantilización

T/ Alexander Escorche Caña F/ Avelino Rodrigues Mérida

dgar Albarrán se presenta como criador y rescatador de la raza mucuchíes, y asegura que toda su vida ha sido amante de los perros. “Desde hace más de 15 años me he propuesto el oficio de no solo cuidar la única casta autóctona de Venezuela, sino también de preservarla”, apuntó. Contó que le preocupaba mucho que la casta canina, originada en la cordillera de los Andes, “estaba desapareciendo por su mezcla indiscriminada con otras razas foráneas que se introdujeron”. Luego de años de dedicación, y con la garantía del deber cumplido, afirmó: “Ya nosotros hemos logrado obtener algunos ejemplares que representan muy bien a nuestro mucuchíes”. Albarrán comentó al Correo del Orinoco que a los 20 años de edad egresó como técnico agrónomo, y desde entonces se dedicó de lleno a lo que considera su pasión: los perros mucuchíes.

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Turistas son

“engañados” con mestizos Edgar Albarrán indicó que es difícil identificar un mucuchíes puro cuando está pequeño, y más si no se conoce bien la raza. Denunció que en el páramo andino muchas personas engañan a las y los turistas vendiéndoles perros que no son mucuchíes puros, sino mezclados con cualquier raza. “Les hacen creer que sí lo son y caen por el dicho que reza: ‘Todo perro chiquito es bonito”, subrayó. En consecuencia, “ese perrito va a parar a una zona cálida y no crece, y la y la otra en el albergue, porque, dado que lo conocen aceptaron que los mantuviera ahí y le cedieron un espacio. Recientemente pudo adquirir un terreno de casi 5 mil metros cuadrados “a un módico precio”, en el que piensa crear una sede del perro mucuchíes. “Ya tengo, primero, dónde hacer mi casa, y segundo, dónde crear aquel lugar en el que los turistas puedan llegar y conocer todos los ejemplares; van a tener la oportunidad de verlos en un museo pequeño que quiero hacer, para mostrar lo que significan y cómo surgió la raza”.

Añadió que como parte de su proyecto, las y los turistas también podrán llevar a pasear un ejemplar por todo el páramo y devolverlo. “En el terreno también voy a tener la oportunidad de criar ovejos, porque el mucuchíes se caracteriza desde su origen por ser un pastor ovejero y todavía lleva eso en la sangre”. Adelantó que también va a criar conejos y otros animales para hacer una granja agroecológica. Albarrán destacó que suele llevar sus ejemplares a las escuelas para que

las niñas y los niños conozcan la raza mucuchíes y sepan cómo fue aquel encuentro con Bolívar y quién era el indio Tinjacá. Ahora solicita la colaboración de una arquitecta o un arquitecto que sea paisajista, y le ayude a diseñar su proyecto. “Cuando tenga mi proyecto en mano quiero llegarle a algún ente del Estado y decirle: ‘En esto quiero trabajar”. Subrayó que “es un proyecto socioproductivo, porque no solamente es mío; ahí va a participar toda la comunidad”.

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persona cree que por el calor se pasmó, pero no es así”. Explicó que “no es que el calor le afectó; es que no es de raza pura”. Afirmó que cuando el perro va a una zona cálida sí se desarrolla, y para ello lo importante es que tenga espacio, porque es un animal grande y lo exige. “Encerrarlo es un crimen”, destacó. Aconsejó que hay que adquirirlo antes de que cumplan los cuatro meses, porque a esa edad botan todo el pelaje y definen el que van a tener en el lugar donde van a vivir. “Si están en una zona cálida, desarrollan menos pelos que en una fría”, detalló. “Hace poco”, continuó, “vendí una parejita que se llevaron para Maracaibo. Esta semana contacté a los dueños y dicen que están muy bien”. VIDA AL MONUMENTO Albarrán asegura que le ha dado vida al Monumento al Perro Nevado. “Las personas que venían lo veían apagado porque no había nada. Era uno de esos lugres en los que la gente dice: ‘Ay, qué bonito, pero vámonos porque no hay nada que hacer”. Ahora él tiene un perro y relata la historia, y todo el mundo se fotografía. “En las temporadas esto se pone full. Mis perros se estresan. Hay uno que trabaja hasta el mediodía y luego viene otro y lo suplanta hasta las 6:00 pm. Como son varios, los vamos turnando”, concluyó.

Se convierte en un integrante más de la familia

Miguel Rangel: El mucuchíes es un buen compañero T/ Alexander Escorche Caña F/ Avelino Rodrigues Mérida

n su casa, Miguel Rangel se dedica a la agricultura y cría de animales como perros mucuchíes, truchas y gallinas. También siembra plantas medicinales. Desde niño ha criado perros mucuchíes para venderlos en la carretera. “Esa es una raza que aquí se mantiene. Yo siempre mantengo mis ejemplares y los he vendido a personas que han venido a la casa”, apuntó. Rangel también dio fe de que no todos los cachorros que venden en la carretera trasandina son mucuchíes puros. “Pueden ser callejeros, san bernardos o de otra raza, pero no el legítimo mucuchíes”, aseveró. Aseguró que ha criado cerca de 50 generaciones de perros mucuchíes. Dos de las tres perras que posee en la actualidad acaban de tener crías. Una tiene un año humano y pasó su primer parto; la otra tiene 10 años humanos y ya lleva unos nueve partos. “Creo que es el último porque está un poco mayor”, subrayó. La restante, añadió, “es un ejemplar traído de la Fundación Nevado (Funev), nacida en el Hotel Humboldt, con un perro que yo

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tenía aquí, que crié desde pequeño y se llama Nevado”. Refirió que en este momento tiene muchos ejemplares a su cargo, porque realmente siempre ha tenido uno o dos. “El trabajo mío es trabajar para mantenerlas a ellas, porque cuando me dan, me dan lo suficiente como para yo mantenerme”, acotó.

EN EL PÁRAMO HAY BUENOS EJEMPLARES Rangel aseguró que en el páramo ahorita hay muy buenos ejemplares de mucuchíes, porque los criadores han recibido asistencia por parte de la Funev. Además, añadió, “tenemos a Edgar Albarrán, que siempre nos está asesorando e indicando. Él tiene unos ejemplares muy buenos y nos los ha prestado”. Afirmó que tiene mucho cuidado al cruzar la raza. Por ejemplo, destacó, “el color de mis perras es blanco con negro; no las mezclo ni siquiera con un ejemplar de otro color”. Indicó que para hacer los cruces por lo general recurre a ejemplares de otras comunidades, para no ligar familias.

RECOMENDACIONES Rangel vende los cachorros a mil bolívares. Asegura que la gente los paga

porque sabe que el mucuchíes es un perro muy educado, dócil y de mucho respeto. A todo el que tenga o quiera tener un ejemplar le recomienda, primero que nada, que le brinde atención: “La salubridad también es fundamental: debe tener todas sus vacunas al día y debe garantizársele su dieta básica. De nada sirve tener un perro bonito y que lo deje pasando hambre”. Para Rangel un mucuchíes es un integrante más de la familia; es como un hijo, un hermano, un compañero y un guía. Recuerda que cuando estaba joven eran un buen compañero para ir solo al páramo: “Era un guía y un compañero. Uno no se sentía solo en los páramos, además de que el perro detecta cualquier peligro”.

Tradición en la carretera Miguel Rangel indicó que cría mucuchíes desde los años 60 del siglo XX. “Estaba joven, porque aquí siempre ha estado esa tradición de salir a vender los perros en la carretera”, dijo. Los ejemplares que ha tenido se le han muerto de viejos. En lo personal prefiere a las hembras. “El último se lo regalé a Edgar (Albarrán); era un perro muy bonito, muy grande, pero no lo pude tener más porque tenía mucha fuerza y para tenerlo amarrado no me sirve”.


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Mensualmente Mintur aporta más de Bs 50 mil a la Fundación Nevado

El teleférico es también un hogar para los perros mucuchíes Ventel dispuso de dos espacios para los animales: uno, en Mérida, y otro en el Parque Nacional Waraira Repano T/ Alexander Escorche Caña F/ Avelino Rodrigues Mérida

a Fundación Nevado (Funev) tiene una estructura propia, pero es auspiciada, promovida y financiada por el Gobierno Bolivariano, mediante el Ministerio del Poder Popular para el Turismo (Mintur) y Venezolana de Teleféricos (Ventel). Ventel se encarga de los gastos fijos y corrientes del mantenimiento de los perros mucuchíes (cuidado y alimentación), y de albergar a los canes. Según su presidente, José Gregorio Martínez, dispone de dos espacios para los animales: uno, en la estación base del nuevo Sistema Teleférico de Mérida (STM), en el sector Barinitas, donde permanecen más de 50 ejemplares; y otro en el Hotel Humboldt del Parque Nacional Waraira Repano, donde hay tres animales en contacto con las y los turistas. Martínez informó que está previsto incorporar mucuchíes en algunas estaciones del sistema como atractivo turístico,

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“no generando criaderos en la montaña, pero sí teniendo algunos ejemplares para que las y los turistas puedan conocer la raza y su historia, y tener contacto con ella”. Indicó que la perrera permanecerá pero con menos ejemplares, puesto que “se está generando un proyecto junto con las autoridades locales del municipio Rangel del estado Mérida, para crear unos espacios en Mucuchíes, como una especie de parque temático del perro, donde pueda generarse la reproducción de los animales”. Por ello, el lugar principal para el perro “lo vamos a tener en Mucuchíes, porque es oriundo de allá y creemos que deberíamos orientar el esfuerzo para mantener allí un espacio con las condiciones”. El proyecto está en elaboración. El servidor público confirmó que “la inversión que en la actualidad realiza Ventel está por el orden de los 50 mil bolívares mensuales, en materia de sanidad, alimentación y manejo de las personas que trabajan en los espacio cedidos”.

CALIDAD Y NO CANTIDAD El presidente de Ventel aclaró que “la idea de la Funev no es tener mil perros sino estabilizar un grupo, que no va a ser nunca superior a los 80 ejemplares”. Refirió que hay muchos productores que dejaron de criar los mucuchíes porque “en algún momento la raza se perdió, se

“Lo que les falta es hablar” En la estación Barinitas del Sistema Teleférico, la guardia patrimonial Theanny Suárez es una de las responsables de los más de 50 ejemplares de mucuchíes que permanecen en el lugar. Durante toda una mañana, la servidora pública mostró al Correo del Orinoco cómo es el laborioso trabajo que a diario se emprende para el rescate de la raza. Lo hizo en el campo de labores (la perrera) y en su oficina (una cabina del antiguo STM que le fue acondicionada). No solo lleva el récord de cada animal en carpetas individualizadas, sino que es capaz de dar reportes de memoria de todos, como una maestra que conoce muy bien a todos sus discípulos. “Es que ellos son como personas, lo que les falta es hablar”, confesó emocionada. deformó o no tuvieron la orientación en el manejo adecuado; no sabían atender los partos o no tenían un programa sanitario”. La idea, ahora, es que los productores puedan retomar la práctica de la cría y la reproducción del perro con una buena orientación. “La reproducción siempre es controlada, va a responder a los lineamientos, a la planificación y a los cruces; los perros no están en reproducción libre y se

José Gregorio Martínez

cuida mucho que vaya orientada a la recuperación real de la raza. Por eso en algunas ocasiones no se generan los partos permanentes sino que se permite que las perras descansen más para generar las condiciones apropiadas para que el parto sea verdaderamente productivo”, detalló. Concluyó que no hay un afán por la cantidad, sino por la calidad. “Ahorita en Mucuchíes hay cantidad de gente criando perros, pero es un trabajo progresivo y permanente; hemos venido procurando que esa cantidad se transforme en calidad para el mantenimiento de la raza”.

APORTES DE OTROS ENTES En un recorrido por distintas instituciones públicas del estado Mérida, el Correo del Orinoco intentó conocer de parte de sus responsables los aportes directos a la Funev. El gobernador de la entidad, Alexis Ramírez, confirmó su intención de aportar una ayuda económica al despacho de Turismo. La Corporación Merideña de Turismo y el Fondo Mixto de Turismo aseguraron que en sus programas de capacitación y sensibilización se promueve el

mantenimiento de la raza pura del perro mucuchíes. El director de cultura del municipio Rangel, Manuel Suescún, afirmó que la alcaldía ayuda a la Funev a conseguir un terreno en Mucuchíes. “Ya se le ubicó uno que en estos momentos está en manos de la Corporación de Los Andes (Corpoandes), y se le está pidiendo que ayude a la organización”, señaló. Acotó que desde que el municipio está en manos de la Revolución Bolivariana, la alcaldía se ha preocupado por el rescate de la raza. “Nosotros sabíamos desde antes que era la única raza autóctona y que se estaba extinguiendo. Había llegado gente que quería rescatarla de manera privada”, pero con fines comerciales, criticó. “Gracias a Dios”, complementó, “la Fundación Nevado nace en Caracas y comienza a buscar recursos, y encuentra el apoyo del Gobierno Nacional directamente”. Desde hace año y medio el Concejo Municipal y el alcalde Oscar Albarrán otorgaron la buena pro “para que Corpoandes le termine de entregar el terreno que se encuentra frente a la laguna de Mucubají, en el páramo”, concluyó.

Redacción: "MFYBOEFS &TDPSDIF $BÔB t Fotos: "WFMJOP 3PESJHVFT t Diseño gráfico: +PTÌ .BOVFM )FSOÅOEF[ $IBDÐO t Corrección: Eliécer Aché, Miguel Hidalgo y José Brito


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