El camino de Santiago

Page 1

El Camino de Santiago Autores: GALERÓN SAIZ, Álvaro GARCÍA IGLESIAS Raúl Alumnos 6º EPO CEIP Miguel Delibes de Burgos


Álvaro es un niño, es moreno, con los ojos marrones, como casi todo el mundo, es majo y tiene 10 años. Raúl es el padre de Álvaro, es moreno, también tiene los ojos marrones, es bastante majo y tiene 37 años y viven en Castrojeriz. -¿Cuándo vamos a irnos, papá? -Espera, después de comer, que hay que preparar las cosas. -¿Como cuáles papá? - Pues... la mochila, las cosas que hay dentro...el bocadillo de merienda, los panfletos, y lo más importante, nuestra identificación. -¡Pues a que estás esperando! Un tiempo después ya lo han preparado todo y esperan a dormirse para levantarse a las 7:00, así que se tienen que ir a dormir pronto, a Álvaro le parece un "rollo" pero...¡qué se le va a hacer! Al día siguiente salen de su casa y siguen el camino que marca el mapa, empieza a llover a cántaros, y el camino se pone húmedo y lleno de barro. Decidieron ir hasta Carrión de los Condes, antes de que empeorara la lluvia. Les salió mal el plan, porque llegaron al albergue más tarde de lo previsto, cansados y llenos de barro, sobre todo Álvaro, que estaba hasta las rodillas de barro. Se metieron a la cama. A las 2 de la mañana, se abrió la ventana de la habitación en la que se encontraban ellos y se levantó Raúl para cerrarla. Al día siguiente se despertó Álvaro y... ¡No estaban en la habitación! ¡Estaban en la calle! Enseguida Álvaro llamó a Raúl. Raúl se sorprendió de verse tumbado en la hierba. Se levantaron de aquella hierba húmeda, se vistieron la ropa de andar, y emprendieron la marcha de nuevo, buscando alguna señal de que estaban cerca de un albergue o cualquier ruta turística del Camino de Santiago. Llegaron a un pueblo después de andar un buen rato, cansados. Fueron buscando a gente por el pueblo pero ni siquiera había un perro, si lo hubiera sería que tendría dueño y podrían preguntarle, pero no, allí no había ni una mosca zumbando. Entraron a una casa por la ventana, buscando cobijo o comida, Álvaro se enfadó por estar perdidos en medio de cualquier sitio y dió una patada a la pared de rabia. De repente se abrió una puerta ante ellos y cayó un mensaje del techo.


-Papá, ¡mira, un mensaje! Decía así: AQUEL PEREGRINO QUE QUIERA ENCONTRAR SU CAMINO ESTA PRUEBA HA DE PASAR: EL LABERINTO DE SANTIAGO. SI PASÁIS LA PRUEBA, EL LABERINTO OS GUIARÁ POR EL CAMINO ADECUADO. A Álvaro, le dió un poco de miedo eso del laberinto, pero Raúl decidió entrar para ver si era una broma del albergue o algo parecido, no se podía creer que de repente se haya despertado en medio de la nada, después de quedarse dormido en la cama del albergue sano y salvo. Siguieron el camino de después de la puerta, y justo cuando terminaron de pasar los dos... ¡ésta se cerró de golpe! Fueron a abrirla otra vez pero... ¡ya no había puerta! Había desaparecido y sin dejar ninguna señal, o ellos se habían movido de sitio. Había tres caminos ante ellos, uno con una hilera de sangre, otro limpio pero húmedo, y otro como un bosque con un arbusto y algunos pinos y otros árboles. Pensaron mucho a ver cual era el más indicado para pasar y Álvaro se acordó de un videojuego que tenía en la Nintendo DS que los que parecían buenos, eran malos y los que parecían malos, eran buenos. Pero Raúl no creyó que eso sería cierto, porque casi todos los videojuegos y las películas eran mentira y se arrimó al que era limpio pero húmedo y al del bosque a la vez. De repente...¡Empezaron a salir cucarachas de los agujeros de las paredes húmedas y de dentro del arbusto del bosque! Raúl las tenía pánico y decidió hacer caso a Álvaro rápidamente, antes de que se acercaran más las cucarachas a donde estaban ellos. Avanzaron y llegaron a un albergue metido en una especie de cueva, que parecía nuevo y especialmente bueno. Entraron y pidieron que si había alguna habitación libre, y dijo: - Sí, solo tenemos una, y está libre. - ¿Sólo tenéis una? Me había parecido que el albergue era más grande. - No pregunten, es la habitación número 1, lógicamente. - De acuerdo. Llegaron a su habitación, ¡era de lujo! Se asearon y, después de un rato, les llamó la recepcionista por una especie de altavoces, para que bajasen a cenar al comedor, que estaba en la planta baja el primer pasillo a la derecha.


Siguieron las indicaciones de la recepcionista y llegaron al comedor, que era... ¡solo una mesa en el medio de una habitación enorme con el suelo bien pulido y blanco y con vistas a la parte de arriba de la enorme cueva en la que estaba el albergue! Apareció, como por arte de magia, un montón de comida en la mesa, que parecía exquisita y con muy buena pinta. Enseguida se sentaron y se pusieron a comer. Después de un rato, vieron que se movió el agua de las copas. Luego se cayeron las copas con el agua. Después se movió la mesa y más tarde... La luz que salía de la parte de arriba de la cueva... ¡desapareció! Y en su lugar había...¡la cabeza de un gigante! - Ya decía yo que el suelo estaba muy pulido ¡estamos en un plato gigante!¡ era una trampa para atraer comida al gigante ese!- dijo Raúl. - ¿Y ahora que hacemos papá? -¡Corre, sígueme! Enseguida se fueron a la habitación lujosa que les habían dado pero... ¡ Había desaparecido igual que la puerta del pasadizo! ¡también habían desaparecido sus mochilas, que era lo que querían coger! Salieron del albergue rápidamente antes de que el gigante les encontrase y les comiese vivos con patatas. En cuanto salieron del albergue , vieron la hilera de sangre que iba hacia otro túnel extraño y oscuro que antes no estaba y decidieron rápidamente seguir la hilera de sangre sin preguntarse el porqué. -¡Corre Álvaro! ¡No te pares!- dijo Raúl

Estaban corriendo sin saber cuando parar porque el túnel se iba rompiendo poco a poco por detrás de ellos, porque venía el gigante


persiguiéndolos rompiendo el túnel para poder cogerlos, ya que él no cabía dentro. Después de un rato corriendo y esquivando las piedras que salían de las paredes, el gigante se cansó de perseguirlos, ya no les seguía. Raúl y Álvaro se pararon jadeando y se sentaron en el suelo a descansar. Pero vino otro contratiempo, era como si el túnel estuviera vivo porque salían rocas de la pared de el túnel por donde pasaban ellos y salientes en el suelo que tenían que esquivar con velocidad. Poco a poco el túnel se iba estrechando sin apenas dejarles pasar por dentro de él. ¡Vieron al final una luz a lo lejos, muy poco después, llegaron a la luz del final y recibieron una suave brisa de aire limpio. Salieron del túnel pero vieron que todavía no salían del todo, que había que subir por unas escaleras, parecía que eran millones de escalones, y empezaron la marcha sobre la escalera, para ver que había arriba al final. Se pararon a la mitad de las escaleras, no tenían agua y estaban cansados de tanto subir escalones pero tenían que continuar. Raúl tenía un cuchillo en el pantalón que nunca dejaba en la mochila, vieron una hierba en la pared, la cortó Raúl con el cuchillo y... ¡empezó a salir agua de el lugar donde habían cortado la hierba! Raúl comprobó que era potable y bebieron para recuperar fuerzas, a continuación, siguieron su marcha. Llegaron al final y vieron una puerta en el techo, que no se abría fácilmente, pero Álvaro dijo: -!Pégale una patada papá! ¡Ya verás como se abre! Enseguida Raúl hizo lo que le dijo Álvaro. La puerta se abrió. -¡Álvaro! ¡despierta hijo! ¡Ya es la hora de irse! -¿Adónde? -¿Tú que crees? ¡Al Camino de Santiago! - Papá, he decidido que... ya no quiero ir Todo era un sueño.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.