É r i k a Sy lv a C har ve t
Tabla 8. Sabáticos, becas y comisión de servicios según género (2006-2008) Aspecto
Hombres
%
Mujeres
Sabático
123
88,5
Becas inv.
111
63,8
Comisión servicios
307
65,6
TOTAL
541
% 16
Total
% en relación al total de docentes (33.007)
11,5
139
0,4
63
36,2
174
0,5
161
34,4
468
1,4
240
781
Fuente: Base de datos del CONEA, 2009. Elaboración: Érika Sylva.
5. CONCLUSIONES La universidad ecuatoriana registra una contradicción: mientras se feminiza su población estudiantil, sus claustros docentes y sus espacios de poder y autoridad siguen fuertemente masculinizados. Eso implica que, a inicios del siglo XXI, la universidad sigue desenvolviéndose con patrones patriarcales tradicionales propios de la primera mitad del siglo XX. Por consiguiente la política e ideología que se difunde en sus espacios, presumiblemente, sigue impregnada de visiones y estereotipos de género que no permiten avanzar hacia una modernidad democrática. La evaluación de desempeño institucional del CONEA (2009a), por ejemplo, identificó la ausencia de «políticas de acción afirmativa» orientadas a garantizar la igualdad de oportunidades, en todos los ámbitos de la vida universitaria, de grupos tradicionalmente segregados, en un país históricamente caracterizado por la exclusión y la marginación. A este respecto, en la investigación se pudo comprobar una incomprensión e inclusive un rechazo a considerar este aspecto como indicador de evaluación de des18 empeño institucional por parte de ciertas universidades , evidenciando un real desconocimiento de planteamientos centrales en el debate actual sobre la educación superior, 19 como, por ejemplo, la íntima relación entre equidad y calidad. 18 «Las políticas de acción afirmativa están totalmente ausentes de esta IES, y lo preocupante es su falta de entendimiento del significado de las mismas, pues a pesar de que se les explicó sus características, no quisieron aceptar su inexistencia, colocándose en una posición cerrada al respecto» (CONEA, 2009b: «Conclusiones»). 19 Así, en la mayoría de los casos, las universidades no hacen referencia a la relación entre equidad y calidad en sus estatutos. Y, en aquellos casos en que se menciona este tema explícitamente en sus reglamentos, u objetivos, o políticas y estrategias, estas declaraciones quedan en una esfera meramente discursiva. Son pocas las que registran una mejor comprensión del tema, e inclusive en estos casos no es posible afirmar que sus prácticas promuevan la igualdad de oportunidades de todos los sectores discriminados (p. e. puede haber universidades que atiendan a poblaciones discapacitadas, o a personas de escasos recursos, pero que no registran un enfoque de género o étnico en sus políticas institucionales).
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