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DISEÑO PRAGMA ESPACIO Y COMUNICACIÓN VISUAL 9: 2-17 (2013)

Hacia el diseño de una ciudad sustentable Towards the design of a sustainable city Pedro Joaquín Gutiérrez-Yurrita Instituto Politécnico Nacional (IPN) pgutierrezy@ipn.mx


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Gutiérrez, P. J.: Hacia el diseño de una ciudad sustentable.

Resumen El principio de sustentabilidad, como lo enuncia el derecho ambiental, proporciona un crecimiento económico bajo unas condiciones reales y naturales del territorio; aprovecha la infraestructura con la cual se cuenta; fomenta la conservación de las teselas paisajísticas y siempre utiliza los recursos más idóneos para que cada acción se sustente por sí sola, con la mínima inversión de energía externa y desprendimiento de calor. Pero en el contexto de ambientes totalmente antropofizados, como una ciudad, se genera una nueva confusión en el término sustentabilidad. La ciudad, por definición ¿puede ser sustentable? Bajo el principio de la sustentabilidad aplicado con el paradigma de la ecología integral y enfoque holístico, se diría que una ciudad, vista como sistema complejo, tiene propiedades emergentes y que su principal sustento energético es externo a ella, puesto que su base productora es totalmente insuficiente; sin embargo como tiene posibilidades de generar una especie de producción interna y reciclar y reutilizar los diferentes subproductos y residuos que generan, sí podría llegar a la sustentabilidad. El problema radica, en que una ciudad genera una gran cantidad de calor que no siempre puede ser amortiguada por los paisajes que la rodean, y que para paliar este efecto, sería necesario conceptualizarla como una ciudad región, que por definición, debería incluir el concepto de ciudad sustentable. Para resolver este conflicto epistemológico, se aborda el concepto de ciudad sustentable bajo el paradigma de la ecología integral con enfoque holístico y metodología de sistemas termodinámicos no equilibrados y sistemas holárquicos abiertos de auto-organización. Palabras clave: Sistema complejo, ciudad sustentable, ecología integral, sistemas termodinámicos no equilibrados, sistemas holárquicos abiertos de auto-organización

Abstract

Whether by luck or misfortune, but more and more we talk about sustainability rather than sustainable development. And not to get into discussions sterile, although they are dialectical, on what sustainable development means, I think that there is a consensus on what should be the sustainability. The principle of sustainability, as environmental law states, providing economic growth under natural real conditions of the territory administered, leverages the infrastructure with which account, promotes conservation of landscape patches and always use the most appropriate resources for each action is sustained by itself, with minimal external energy inputs and heat release. But in the context of entirely anthropogenic environments, such as a city, it generates a new confusion in the term sustainability. Explained in paradoxical terms: the city, by definition, can it be sustainable? The sustainable development paradigm would say that certainly, as it is an economic concept, something social, and very little green. The principle of sustainability from the perspective of integral ecology say that a city, seen as a complex system has emergent properties, and its mainstay energy is external to it, as their production base is totally inadequate and insufficient, but it does potential to generate a kind of domestic production and recycling and reuse of different products and waste generated. The problem is that a city generates a large amount of heat that cannot always be cushioned by the surrounding landscapes, and to mitigate this effect, it would be conceptualized as a city region which by definition should include the concept of sustainable city. To resolve this conflict, apparently epistemological, approach the concept of sustainable city through the prism of thermodynamic systems unbalanced systems and Holarquic open systems for self-organization. Key words: Complex system, sustainable city, integral ecology, thermodynamic systems unbalanced systems, Holarquic open systems for self-organization

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Introducción a Ordenación Ecológica del territorio (OET de aquí en adelante), es más que prioritaria, respecto con otras políticas públicas; es un imperativo para mantener el desarrollo del país con objetivos de sustentabilidad y seguridad nacional, incluso para cumplir los objetivos de ‘Adaptación’ propuestos en la última reunión sobre cambio climático, es indispensable (SEDESOL, 2007)1. Bajo esta premisa, el OET debe atender a diversos criterios políticos con el fin de resolver conflictos históricos y actuales y, de prever los conflictos futuros en los marcos social y económico. Pero todo ello, dentro de las áreas naturales protegidas y en áreas naturales que rodean grandes zonas metropolitanas se ve potenciado. Este fenómeno es totalmente comprensible en un país, como México, en donde se concentra aproximadamente el 30% de la población en tres megaurbes (INEGI, 2005)2; pero por otro lado, un país que tiene una enorme dispersión de la población en aproximadamente 185,000 pequeñas localidades, a las que es extremadamente difícil dotar de infraestructura, equipamientos y servicios adecuados por la compleja orografía y extensión territorial nacional (SEDESOL, 2007). Aspecto relevante de esta dispersión de núcleos poblacionales es que aproximadamente el 60% de las personas catalogadas como

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de muy bajos recursos económicos en México (pobreza multidimensional), habita en o cerca de las áreas mejor conservadas del país (Rosillo y Gutiérrez-Yurrita, 2010); y que el 90% de esas personas que viven en la indigencia, son ‘de grupos étnicos minoritarios” (Shelton, 2005)3, que no saben siquiera hablar español, ni tienen acceso a los servicios básicos de una sociedad medianamente tecnificada –agua potable en sus casas, drenaje y electricidad en su comunidad-. No conocen la justicia y sólo han visto la corrupción, el abandono por parte de las autoridades y el menosprecio social, incluso, del rezagado urbano (INEGI, 2010). Los nuevos paradigmas, muchas veces, se construyen al destruir los viejos paradigmas; es decir, un paradigma nace al morir su antecesor, aunque es verdad que coexisten ambos durante el tiempo que transcurra la transición. El paradigma de desarrollo sustentable es un concepto que surgió en las filas de la economía desde los inicios de la década de los 70’s (UN, 1972), se arraigó y tomó su forma actual en 1988 (Brundtland, 1987) y se afincó en nuestras vidas como un principio rector del derecho ambiental a partir de 1992 (ONU, 1992). Posteriormente se intentó socializar y pintar de verde, pero como los resultados positivos son exiguos

El Plan Nacional de Desarrollo presenta un capítulo específico de Cambio climático desarrollado por la Comisión Intersecretarial de Cambio Climático, donde se promueve como eje central de varias políticas públicas la creación de Áreas Naturales Protegidas y de Corredores Ecológicos, los cuales no podrán hacerse sin el concurso simultáneo de varias secretarías y de un Plan de Ordenación Ecológica Territorial Integrado. 2 En el Centro de la República Mexicana, lo que es la elevada cuenca endorreica del Valle del Anáhuac (Ciudad de México -16 delegaciones del Distrito Federal-, su zona conurbana del Estado de México -40 municipios-, y un municipio del Estado de Hidalgo) alberga a más de 18.8 millones de personas; en el Centro-occidente de la república, la Ciudad de Guadalajara, Jalisco, con su zona conurbana sostiene a casi 5.6 millones de habitantes; y en el Noreste del país, la Ciudad de Monterrey, Nuevo León, con sus dedos urbanos adyacentes posee más de 3.6 mill. de habitantes. Un informe de la Asociación Mexicana de Municipios A.C. (2006), menciona que de los 2,433 municipios oficiales –sin contar las 16 delegaciones del D.F.-, hay nueve municipios con más de un millón de habitantes y un municipio con cerca de 855,000 habitantes (Mexicali, Baja California), pero cuyo crecimiento comparado entre los dos últimos conteos, con cinco años de diferencia, fue de casi 200,000 habitantes. 3 Aunque hay controversia en definir qué es un grupo indígena, se tiene aceptado por la mayoría de los antropólogos y sociólogos que son un grupo de personas que descienden de las personas que habitaban originariamente un territorio, antes de ser ocupado éste por personas provenientes de otros lados; los grupos indígenas poseen así, cultura propia, diferente a la de las sociedades que los circundan, tienen lengua propia y un fuerte sentido de la identidad. 1


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y hay muchas desilusiones, se va dejando atrás; sobre todo al darnos cuenta de que es un desiderata; es un medio para alcanzar un fin; no es un fin en sí mismo. El fin es, entonces, la sustentabilidad (Gutiérrez-Yurrita, 2009a)4 del sistema. Este sistema bien puede ser una ciudad o un paisaje, con mucho, poco o nulo nivel de perturbación humana. Aunque es posible que en un núcleo urbano no pueda haber desarrollo sustentable, sí podría llegar a la sustentabilidad. La ciudad no tendrá un desarrollo sustentable porque el crecimiento y las demandas urbanas crecen a un ritmo más acelerado que el mismo desarrollo tecnológico planteado para resolver los problemas que se presentan técnicamente y, los conflictos sociales emergentes; así como para adquirir fuentes constantes y suficientes de energía; generación de tecnología limpia, altamente eficiente en ahorro de energía y con una mínima carga de residuos; una tecnología altamente competitiva al utilizar recursos primarios reciclados y que genere materiales fácilmente reutilizables. Una tecnología, que además, sea limpia y poco contaminante, ahorradora en agua y otros recursos naturales no renovables. Por otro lado, aún y contando con la tecnología necesaria como para llegar al desarrollo sustentable, si su puesta en marcha no va acompañada de un programa integral de instrumentalización que contemple cambios en nuestras pautas de consumo, de comportamiento, de respeto hacia la naturaleza y a nuestros vecinos; si no se enmarca en un sistema holístico de manejo de parques y jardines, de transporte público, de gestión de los recursos hídricos y de un programa de ordenación ecológica del territorio [por

ejemplo], de nada o de muy poco servirá. Y finalmente, si la esfera social no avanza en la misa dirección y con la misma celeridad en términos de justicia social y ambiental, acceso a la justicia, equidad de género, bienestar colectivo, etc. no puede decirse que hay desarrollo sustentable, tal vez haya, solamente, crecimiento económico (Gutiérrez-Yurrita, 2009a). Las ciudades, vistas desde la perspectiva de la ecología de sistemas, son paisajes antropofizados que pueden entenderse como sistemas complejos cuyas propiedades emergentes implican su total dependencia de energía exterior para funcionar, puesto que su base productora es totalmente insuficiente [pocos parques; escasas áreas naturales protegidas; vegetación no adecuada para el clima y suelo natural de la ciudad; rompimiento de las rutas naturales del movimiento de los vientos; fragmentación de los sitios naturales de recarga de agua de los acuíferos; por mencionar algunos ejemplos]. De esta forma, para llevar una ciudad a su sustentabilidad, debe abordarse su estudio bajo el prisma de Sistemas Termodinámicos No Equilibrados y Sistemas Holárquicos Abiertos de Auto-organización (Gutiérrez-Yurrita, 2004). Ambos modelos descansan sobre las mismas bases, y hacen referencia a que su comportamiento coherente espontáneo y su organización ocurren en sistemas abiertos con alto grado de intervención humana, esto es, en una ciudad. La clave, para entender los fenómenos que ocurren en un paisaje altamente humanizado [urbanizado], es entender la forma en la cual un sistema abierto administra la calidad de su flujo de energía (exergía), así como su espiral de funcionamiento y periodos de auto-organización periódica (Kay et al, 1999).

En este artículo he optado por manejar indistintamente los términos desarrollo sustentable y desarrollo sostenible; así como sostenibilidad y sustentabilidad, para no llevar el tema por caminos que nos desvíen del objetivo principal.

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Del desarrollo sustentable a la sustentabilidad La civilización maya, como la mayoría de las otras civilizaciones de la antigüedad, aunque no fue del todo respetuosa con su entorno natural inmediato, como se ha creído en un principio, sí tenía un sistema de gestión de suelos cuyas características básicas no difieren en mucho de lo que ahora se llama Desarrollo Sustentable (Toledo, 2000); Lo anterior aplica para algunos aspectos productivos de los nahuas, en especial los habitantes de la zona chinampera del Anáhuac. Esto quiere decir que es difícil precisar cuándo aparece la noción de Desarrollo Sustentable, ya que parece estar presente en todas las culturas de la humanidad. Por su lado, el mundo europeo, desde todos los tiempos, ha tenido economistas que han escrito que para que la población siga teniendo un ritmo de crecimiento económico constante, de forma permanente, debe ser razonable con los sistemas productivos (agricultura, pesca y pecuarios) y extractivos de los recursos naturales (bosques, minería). También han escrito los expertos en economía que el crecimiento económico basado en la utilización directa de los recursos naturales no puede ser indefinido, sino que llegará a ralentizarse, hasta alcanzar una curva asíntota con respecto al crecimiento mismo. Incluso Malthus, en su famoso y multicitado trabajo “An Essay on the Principle of Population” (1798, ed. Rev. 1803) ha sido interpretado

únicamente en el sentido de que no es posible un crecimiento ilimitado, cuando el mismo Malthus no dejó claro que realmente creyera que la población humana iba a sucumbir por agotamiento de los recursos. Sin embargo, el escrito malthusiano ha prejuiciado el pensamiento de los gobernantes desde hace dos centurias, a tal grado de que la base de esta idea fue retomada por un biólogo popular en los años 60´s, cuando el entonces presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Richard Nixon, encarga que se realice un estudio del estado de la nación en términos de potencial de crecimiento económico y bienestar social5. Así, bajo el panorama sombrío de Paul R. Ehrlich, ni el desarrollo tecnológico, ni un férreo control de la natalidad podrían salvar a la humanidad de una extinción por falta de alimento. Tal fue el pánico social generado que las Naciones Unidas decidieron tomar cartas en el asunto, para lo cual convocaron a una cumbre en Estocolmo en 1972(UN, 1972), considerada por muchos ecologistas y políticos ambientalistas como el inicio del Derecho Ambiental, al menos en su fase administrativa e internacional de los tiempos modernos. Ahora, a casi 40 años del comienzo de la era ‘moderna’ del desarrollo sustentable, en realidad no se puede decir que haya sociedades que tengan un desarrollo sustentable; algunas puede que estén transitando hacia él, pero todavía falta mucho para lograrlo. Sin embargo, sí puede pensarse en que el desarrollo sustentable sea un

5 Es paradójico que predomine la visión apocalíptica del mundo de Ehrlich sobre la optimista de Commoner o la de la abundancia de Simon, a pesar de que no se ha cumplido nada de lo que predijo para la década de los 70’s, o de los 80’s, o incluso de los 90’s…y de que en aquellos momentos de auge catastrofista (finales de la mayor influencia hippie y su parafernalia en las políticas públicas ambientales y alimentarias de 1968 a 1972) Ehrlich perdiera todos los debates públicos e incluso apuestas con otros científicos, con fuerte apabullamiento por parte de William Gaud y Norman Borlaug al formular sus ideas de la llamada “Revolución verde” como único medio de salvación de nuestra extinción biológica. La explicación y posible solución a la paradoja es más cultural que científica, ya que desde nuestros orígenes como Homo sapiens, la humanidad ha estado dominada más por creencias religiosas, que por creencias racionalistas; y en todas las religiones se habla de finales apocalípticos si nuestro comportamiento no es de abnegación y sometimiento a nuestros dioses como ellos lo expresen…y parece que nunca nos hemos portado muy bien para temer un trágico final.


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método para alcanzar la sustentabilidad, el fin último de nuestras sociedades industrializadas y las que están en proceso de industrialización. La sustentabilidad se coloca, entonces, en el centro de la mira del derecho ambiental como uno de los principios que ayudarían a la gobernanza de las naciones y como factor que da coherencia a otros principios iusambientalisatas del derecho internacional, por ejemplo (Bosselman, 2008).

La ciudad bajo la mirada de la termodinámica Las ciudades, como centros de aglomeración de individuos de una especie, son un sitio que dista mucho de ser sustentable, ya que requiere de ingentes cantidades de energía para funcionar con una sola especie dominante y poca diversidad biológica, al igual que los sistemas agrícolas. Cuando el hombre, a lo largo de su historia ha desarrollado grandes urbes, también ha exterminado sus recursos naturales aledaños y echado mano de recursos cada vez más lejanos (Reifenberg, 1952; Alonso, 1994)6. Una manera de conocer cómo puede llegar una ciudad a ser sostenible ambientalmente, es a través de estudios bioenergéticos de la misma. Así, la ecofisiología con enfoque bioenergético, considera a una unidad organísmica (como puede ser una comunidad en una ciudad o la ciudad entera) como un ente que se ajusta de manera dinámica a su entorno en constante transformación. Al mismo tiempo, ayuda a estimar las rutas preferentes del flujo de energía del sistema, con lo cual pueden hacerse predicciones de su eficiencia ecológica, así como y de los requerimientos energéticos para su subsistencia; el modelo bioenergético, al trasladarse

a unidades de energía-trabajo (Joules), puede interpretarse en términos económico-sociales y ambientales, para la sostenibilidad urbana. Como unidad altamente atrayente de energía externa al sistema, una ciudad debe ser analizada como un ‘Sistema complejo’ bajo la teoría termodinámica de los sistemas abiertos. Esta teoría define un sistema complejo como aquel que está formado por un gran número de elementos que interactúan entre sí de varias formas y en el cual las intervenciones humanas no son siempre de la misma magnitud ni dirección; el sistema, al ser adaptativo, contempla la posibilidad de que cambien con el tiempo la intensidad y las relaciones de los componentes que lo integran. El sistema incluso llega a admitir nuevos elementos y a perder elementos originales (Vriend, 1994). Es importante señalar que el análisis de los sistemas complejos se vuelve cada vez más común en el estudio de biología de la conservación al analizarla bajo la perspectiva de la ecología integral, dadas las acciones y los impactos del hombre sobre los ecosistemas naturales, desencadenando planes de manejo no siempre acordes con las necesidades de todos los grupos sociales que utilizan los recursos, lo que origina nuevos y diversos conflictos (Gutiérrez-Yurrita, 2004). La ecología integral, considera que los sistemas, al ser termodinámicamente abiertos no están en equilibrio, ya que su apertura es a un conjunto grande de subsistemas que les ayudan a su auto-organización, mientras más diverso es el sistema, más se acerca a su nivel máximo de entropía y más fácil auto-mantenerse. El modelo que se construye hace referencia a que el comportamiento del sistema, en este caso, de una ciudad, es coherente, espontáneo y en su

Ahora se tienen muchos documentos que atestiguan que gran parte de las civilizaciones que lograron gran desarrollo y por tanto, un crecimiento poblacional muy grande, han desaparecido por agotar sus recursos naturales cercanos, por ejemplo, la teotihuacana en el centro de México, por otro lado, famosa es la frase de Reifenberg: “…a los hijos del desierto, habría que llamarles los padres del desierto…” para referirse a la catástrofe ecológica que ha acontecido en el medo oriente, por lo propios pobladores de aquella zona en el pasado. 6

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organización deben estar presentes varios subsistemas tanto internos como externos, todo ellos también termodinámicamente abiertos (Kay et al, 1999). En otras palabras, los subsistemas que aportan algo de energía al gran sistema ciudad son los jardines y parques intraurbanos; mientras que los sistemas abiertos que aportan energía externa son las áreas naturales periurbanas y las otras fuentes externas que abastecen de energía a la ciudad, como los sistemas agropecuarios que la surten de alimento. La clave para entender cómo funcionarían estos sistemas complejos, de acuerdo con Gutiérrez-Yurrita (2004), es entender la forma en la cual un sistema abierto administra la calidad de su flujo de energía (exergía), así como su espiral de funcionamiento. Estos sistemas se auto-organizan periódicamente para responder a los cambios (lentos, pero progresivos o catastróficos) con un comportamiento nuevo, pero coherente con las nuevas condiciones, para mantenerse estables hasta alcanzar el umbral en el cual podría acontecer otra catástrofe o perturbación. El tiempo que transcurre entre dos grandes perturbaciones podría denominarse clímax urbano, ya que la ciudad permanece en un balance energético estable por un periodo muy prolongado de tiempo, como podrían ser décadas. En la condición clímax el sistema urbano es incapaz de experimentar espontáneamente un cambio de estado al estar sometido a factores de presión ambientales tanto internos como externos compensando fuerzas (Mandl, 1988). Esta situación convierte a la ciudad en un sistema termodinámico abierto, mas no aislado, por tanto el primer principio de la termodinámica no opera en ella tal como se estableció. Esto es, el sistema urbano bajo esta teoría se asume como un sistema que tiene

diferentes tiempos de equilibrio momentáneo, los cuales están en balance entre la cantidad de energía que recibe y la que mueve hacia afuera del sistema (situación clímax urbana), pero la cual no es en la misma cantidad ni mucho menos calidad. Por tanto, lo que entre de materia y energía a una ciudad, deberá salir; y sale en forma de calor y de residuos. Si entran alimentos, saldrán residuos sólidos; si entran aparatos tecnológicos, saldrán restos de materia inanimada, desechos químicos, contaminación …dicho vulgarmente, la ciudad regresa la materia y energía que recibe en forma de basura y polución. Es importante recordar que una situación clímax urbana no denota inmovilidad, equilibrio; más bien, significa que es un estado de lento cambio entre los balances energéticos que lo componen. Del primer principio termodinámico se deduce que “el calor y el trabajo” son formas de Energía Equivalentes, y eso conlleva a cambios en la energía total del sistema, debidas a incrementos o descensos en el trabajo (dW), a modificaciones en la fuerza ejercida (F) o a la presión recibida del exterior que depende de la distancia de la fuente (dX) y de [y sobre] el volumen (dV) de la fuente y del receptor; y finalmente, por el calor transmitido a través de un gradiente térmico (dQ), como se expresa en la siguiente ecuación: dE= dQ + dW; lo cual nos lleva a pensar que el segundo principio termodinámico opera con precisión conceptual en el seno del clímax urbano. Una de las consecuencias clave del segundo principio termodinámico7 es que un sistema heterogéneo, como una mancha urbana y su región adyacente, está en estado de clímax cuando con modificaciones infinitamente pequeñas a las condiciones que lo determinan, la respuesta es infinitamente pequeña y en sentido adecuado. Así, una ciudad, vista como un sistema complejo,

El segundo principio de la termodinámica establece que no es posible transformar el calor íntegramente en trabajo, de tal forma que indica el sentido de las transformaciones.

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puede estar en un estado de clímax urbano hasta que se modifiquen sus condiciones ambientales de forma radical o gradual que rompan el balance mecánico y térmico que la mantenían estable. No hace falta que se perturben y modifiquen varias rutas de transferencia de energía, puesto que un sistema dinámico, al estar sometido a fuerzas de presión, tiene balanceadas sus rutas energéticas preferentes (Griem, 2005). Y si la que se rompe, es una ruta clave para el funcionamiento general del sistema, éste cambia totalmente de balance, es decir, se convierte en un sistema diferente al anterior [en términos netamente ecológicos, ni mejor ni peor, sólo diferente]. Las rutas preferentes de energía son las que transforman la mayor cantidad de energía, por ejemplo los elementos del subsistema de transporte; el subsistema de abastecimiento de agua o de energía eléctrica; o el subsistema de mantenimiento y conservación de áreas boscosas adyacentes que favorecían los vientos y con ello la limpieza del aire de la ciudad; o por la multitud de personas caminando sobre una explanada calentada por el sol de cenit. Así, una ciudad se comporta bajo el segundo principio termodinámico, por ello, la producción de entropía del mismo centro urbano cuando está en su balance clímax termodinámico es meramente potencial (García-Velarde y Fayren-Le lay, 1980); y lleva la tendencia a maximizarse y quedarse en ese estado durante toda su fase clímax. La ciudad como sistema, presenta procesos continuos de intercambio de materia y expulsión de calor promovidos por los mecanismos de destrucción-construcción de la materia viva y que no llegan nunca a cerrarse como si fuesen ciclos, ni siquiera llegan a ser cíclicos; funcionando todos estos procesos a través de los elementos que componen el sistema urbano como unidades disipativas de energía (Prigogine, 1977). Aquí es donde debemos prestar atención, puesto que si a la ciudad le llega energía externa en formas diversas como se ha explicado antes, pero

que sirve para mejorar el bienestar humano, el cual se manifiesta en el crecimiento desmedido de la población urbana (especie biológica dominante del sistema), se tiene, como el mismo principio infiere, que la existencia de la vida se basa en el aumento del grado de la entropía de sus alrededores, ya que los seres vivos tomamos materia de baja entropía y regresamos desechos de alta entropía (y calor). Y la pregunta es ¿cómo poder tener una ciudad sustentable sin proteger los alrededores de la misma? puesto que no es un sistema aislado [como establecen los principios termodinámicos en su teoría]. La respuesta es bastante simple: No se puede. La Figura 1 muestra esquemáticamente cómo funcionaría una ciudad bajo una perspectiva termodinámica. La energía que entra a la ciudad sería: dF = f (A, V, I, O, E°)

Ec. 1,

dP = f [Q, B, (G, W)]

Ec. 2,

donde dF es la diferencia en las fuerzas de presión sobre el sistema, la cual está en función de la energía hídrica (A), eólica (V), inorgánica (I), orgánica (O) y solar (E°); mientras que la energía saliente es: donde dP es la derivada de las fuerzas salientes (Producidas) generalmente en forma de calor, y está en función del calor generado (Q) y de la entalpía (H) de los residuos (B). Dentro del sistema se hayan dos bucles de realimentación que si bien pueden enviar algo de energía al exterior del sistema, puesto que éste no está equilibrado del todo ni se encuentra aislado (dQ), generan subsistemas de energía interna (U) que a la postre, también incrementa la entropía general de toda la ciudad: G (reciclaje de materiales) y W (producción de energía producto del trabajo interno del sistema como resultado del propio metabolismo citadino.

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10 Figura 1. Flujo hipotético del funcionamiento termodinámico de una ciudad en estado de clímax regional (estado termodinámico abierto, holárquico y prolongado) (modificado de Gutiérrez-Yurrita 2009).

Termodinámicamente hablando, entonces, una ciudad podría estar en su clímax urbano cuando: dF ≈ dP; por lo que si hay alguna manera de alcanzar la sustentabilidad metropolitana ésta debería ser cuando A+V+I+O+E° ≈ [Q+B+(G+W)] y que se mantenga la relación en un balance dinámico holárquico. Estas variables pueden cambiar de magnitud sin que se rompan las propiedades termodinámicas, por ejemplo, si se reduce B y se crean más elementos internos, y se incrementa G, se lleva al sistema a su máxima capacidad de entropía (S), con lo que la entropía que se genera en los sistemas adyacentes es menor (se reduce Q de liberación y por ende S).

Desarrollo de la función referencial para la sostenibilidad urbana Tres postulados centrales de la teoría del desarrollo sustentable son esenciales para desarrollar un modelo que conduzca a la sustentabilidad bajo términos ecológicos: • La capacidad de uso máximo de los elementos de un ecosistema está en función del número inicial de individuos que comienzan a poblar el sistema; así como del número inicial de individuos que comienzan a explotar los elementos del sistema (Gutiérrez-Yurrita, 2009a). • La capacidad de uso de los ecosistemas es limitada, el límite surge del crecimiento


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poblacional de cada población que lo conforma; de ahí que se resalte la importancia de la relación entre velocidad de crecimiento y crecimiento máximo sostenido (Gutiérrez-Yurrita, 2009b). • Así como hay un límite natural para el crecimiento de las poblaciones que forman un ecosistema, también hay un límite natural para la explotación de las poblaciones y demás recursos del ecosistema (GutiérrezYurrita, 2009c). Ahora bien, el desarrollo sustentable como camino a la sustentabilidad citadina tiene una parte importante de crecimiento económico, la cual, depende de la cantidad y disponibilidad de recursos externos para comerciar, utilizar o explotar [ya sean recursos naturales, o recursos bióticos silvestres inducidos en su crecimiento por el hombre, o recursos agropecuarios]. Bajo este supuesto, se puede decir que mientras más se acerca la ciudad, como sistema, a la capacidad máxima de utilización de un recurso, menos posibilidades de crecimiento [económico y poblacional] hay en ese sistema.

La Figura 2 muestra cómo se vería una gráfica de este tipo. Además, se especifican algunas consideraciones que surgen del mismo modelo: el consumo de recursos no renovables, R[C], está en función de la cantidad máxima posible de un recurso, Rmáx, menos de la pérdida de recurso por cualquier causa que pueda reducir su disponibilidad o cantidad, en resumen, su acceso a él, Z[C]. Además, la función que describe la velocidad de acceso al recurso conforme se incrementa el consumo del mismo Z[C], también está asociada a la función que determina la capacidad para transformar un bien [Y]: Y = f (R, D, L)

Ec. 3,

donde R es el capital natural [la cantidad de recursos ambientales disponibles]; D representa el capital real y L representa al capital de trabajo; f es la función que los relaciona. Esta función, que ayuda a resolver la función referencial del consumo [C] de recursos puede vislumbrarse como la inversa de la produc-

Figura 2. Representación gráfica del modelo lineal que puede explicar el desarrollo sustentable bajo la filosofía de la economía ecológica, tomando como eje de partida la limitación en el uso de los recursos no renovables. Se marcan los puntos críticos del desarrollo sustentable: en Rmáx puede crecerse sin restricciones puesto que en ese punto los recurso limitantes no se hayan bajo utilización; cuando los recursos comienzan a usarse se estima el valor máximo de utilización del recurso natural no renovable (K); más allá de este valor en el eje de las abscisas, no puede permitirse el crecimiento económico, porque el sistema no mantendría la sustentabilidad deseada. La velocidad del crecimiento económico está determinada por la pendiente de la recta R[C].

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ción de recursos [Y] de la Figura 2: C= -[RcRmáx/Z], o visto de otra forma: 1-[Rc-Rmáx/ (Rmáx/K)]; así cuando la ecuación simplificada sea C= 1-Rc/K, se podrá ver que al ser iguales el consumo de recursos con la limitante en su consumo, el valor debe ser cero; cuando el valor del uso de recursos sea inferior al de la limitante superior, el resultado final de C siempre será positivo; y por el contrario, cuando se necesite carga adicional para soportar una ciudad o cualquier sistema, y la K sea menor que la Rc, los valores serán negativos, con lo cual se podrá saber que se necesita una entrada de energía adicional al sistema para que éste se mantenga funcionando, antes de colapsarse. En el modelo lineal del desarrollo sustentable, el crecimiento económico es cero cuando la línea recta corta el eje de las abscisas, puesto que se ha alcanzado la capacidad máxima de utilización del recurso [K]; para continuar el crecimiento urbano por encima de este límite, se requiere traer los insumos de otro sitio o insumos menos eficaces que los primeros, y eso supondría incrementar el coste económico de cada bien o servicio que se oferte en la ciudad, lo cual incidiría también en los balances económicos y sociales, sin contar que también habrá desbalances ambientales. Utilizar insumos de mala calidad produce más residuos y menos oportunidades para reciclar materiales, lo que se traduce en mayor contaminación y generación de residuos [B]; en resumen, no se tendría una ciudad en balance cercano a la sustentabilidad (recuérdese el diagrama de flujo de la Figura 1) o en clímax termodinámico. Y por tanto, tampoco se transitará hacia el nuevo concepto de urbanismo, al de la Ciudad Región. La ciudad región es un concepto que al contrario de lo que se piensa, la ciudad no engulle a sus alrededores no urbanizados, sino que la región como un paisaje natural o antropofizado hace suya a la ciudad de tal forma que el crecimiento urbano se verà supeditado a las condiciones ecológicas del

territorio que la circunda (Hall y Pfeiffer, 2000). Llegados a este punto surgen las grandes preguntas con pocas respuestas y éstas, a medias. Si se ha llegado a la capacidad máxima de disponibilidad de los recursos [K], pero la población humana y la mancha urbana siguen creciendo [r], aunque sea a un ritmo muy lento, ¿se tendrá que sobrepasar ese umbral? ¿tendrá que emigrar la población excedente a otra parte? ¿se deberán buscar fórmulas tecnológicas para incrementar la base productiva y la producción del recurso bajo explotación? ¿es posible sustituir un tipo de capital por otro, por ejemplo un recurso por otro recurso? ¿pueden sustituirse los diferentes tipos de capital, por ejemplo, capital natural por capital de trabajo? ¿es posible que la ciudad región prevenga este tipo de csituaciones?. Cuando se llega al umbral [K], no puede haber más desarrollo porque entonces no sería sustentable; el punto K es un punto de no retorno, sobrepasa lo deseable y se convierte en lo superviviente, podrá haber crecimiento económico, pero éste será a costa de deteriorar los elementos ambientales que le confieren la integridad ecológica al sistema (la región de la ciudad), la cantidad de entropía (en forma de residuos y calor) que sale de la ciudad y llega a los sistemas adyacentes podría sobrepasar su capacidad de asimilación; y estos sistemas adjuntos son la base para que la población humana pueda tener acceso a los recursos que está utilizando. De cara a llevar un sistema urbano regional a la sustentabilidad, la economía ecológica se centra en determinar hasta qué punto una variable puede ser sustituida por otra, porque si se sobreexplota un elemento natural, hay deterioro del ecosistema que lo provee y consecuentemente, habrá pérdida de resiliencia del sistema y con ello de valores ambientales, y de calidad de vida de los pobladores de ese lugar. Al partir de Y = f (R, D,


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L) y dejando fuera del modelo el capital de trabajo (L), se tiene que los elementos que quedan son esenciales para producir bienes y recursos para la ciudad: Y = (Ra) (Db). Así, se aprecia que no es posible reemplazar totalmente un tipo de capital por otro, ya que si R o D son cero, entonces Y dará cero; pero sí es posible manejar diferentes proporciones de cada recurso. Otro aspecto que puede tomar la ecuación y que habla del poder que juega el desarrollo tecnológico en la producción al usar recursos naturales es la siguiente: Y = [aR] + [bD], ya que aunque el valor de R sea cero, puede haber cierta producción del bien. En este contexto, cabe mencionar que puede hablarse de reciclado de materiales o de utilizar recursos renovables para la producción de bienes y servicios: Y= [a Rrenovable + Rno renovable+G] + [bD]

Ec. 4.

Si al esquema de ecuaciones anterior le añadimos la hipótesis central de la teoría del decrecimiento, propuesta inicialmente por Georgesco-Roegen (1966) y actualizada por Ariès (2005); y la teoría de la utilidad en el uso de los recursos, ambos principios asociados a la eficacia en la transformación de los productos, el modelo quedaría más complicado, pero todavía comprensible. El significado que esto tiene en un modelo económico-ecológico para una ciudad que busca la sustentabilidad regional es que aunque el nivel de satisfacción de una persona es subjetivo, puede suponerse que el nivel de satisfacción aumenta al aumentar la capacidad para consumir, hasta llegar a un tope, y posteriormente éste decrece progresivamente (Riera et al, 2008). Por ejemplo, si tenemos sed, nuestro placer aumenta al beber un vaso de agua, pero va decreciendo conforme aumente la cantidad de agua que bebemos hasta llegar a

la saciedad. Así, una función de utilidad de la forma U= f (C, Z) donde C es el consumo de bienes ordinarios y supuestamente necesarios y Z representa bienes ambientales y no siempre vistos como necesarios para nuestra existencia actual, como por ejemplo aportar una cantidad de dinero para preservar las áreas verdes [parques naturales periurbanos o intraurbanos] a través de nuestros impuestos, en un principio nos viene bien, pero cuando pasa hambre la gente, cuando el sistema de distribución de agua o la red de alcantarillado está en pésimas condiciones y, algunos grupos ecologistas promueven que se incrementen los recursos destinados a la conservación del medio ambiental, nos ponemos agresivos por tal actuación y generamos conflictos intraurbanos, ya que nuestro nivel de satisfacción del bien ha sido saturado y va a la baja; y creemos que se deberían distribuir los impuestos de otra forma, más antropocéntrica y menos ambientalista. La teoría del decrecimiento implica que el nivel de vida permanezca aunque no se continúe el desarrollo, ni siquiera el llamado desarrollo sustentable, ya que este concepto, desde la mirada de la economía pura, se basa en la producción de capitales como bienes y servicios y en el acaparamiento de bienes materiales. Se puede mantener e incrementar el nivel de vida si se sigue el modelo que se ha propuesto, en el sentido de que nunca se llegue al valor de K, y cuando crece la población y la demanda de servicios en la ciudad, se debe diversificar la oferta productiva, cambiar las pautas de consumo y velar más por la conservación de los bienes de legado y de existencia, que por la conservación de los bienes de consumo. Así, se tendrán diversos crecimientos económicos, cada uno tendiente a llegar a su K, y todos en conjunto tendientes a la sustentabilidad, en este caso, urbana.

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La Figura 3 muestra de forma esquemática cómo podría darse la sustentabilidad regional utilizando como medio el desarrollo sustentable local de los diversos paisajes que pueden aportar energía a la ciudad (en forma de bienes y servicios como se mostró en la Figura 1).

Figura 2. Representación gráfica teórica del desarrollo Sustentable conjugando conceptos ecológicos con conceptos económicos para generar bienestar social, además de crecimiento económico sin llegar a deteriorar el medio ambiental ni agotar los recursos naturales, tendiente a la sustentabilidad regional del sistema. C representa ser las diversas actividades desarrolladas con los criterios de sustentabilidad, en este caso se ejemplifican tres: 1, 2, 3.

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Conclusiones • Las metas de una ciudad sustentable parten de la base de que la sociedad civil debe permanecer activa en la transformación de la ciudad. No es la clase política ni los sectores económicos los que deben diseñar la sustentabilidad regional de la ciudad para apropiarse del espacio; por el contrario, debe existir un cuerpo transdisciplinar de académicos y ciudadanos, que trabajen juntos para que sean capaces de responder y resolver las demandas de la sociedad. • La ciudad sustentable debe tener políticas claras hacia la conservación, así como planes de desarrollo que propicien un abanico de posibilidades para la transformación del paisaje, basados en la equidad, en la solidaridad y en la inclusión. El paisaje como lugar, más que geográfico, denotará un entorno físico no solamente limitado para el consumo de energía y transformación de bienes materiales; y estará en función de las demandas de los jóvenes, niños, mujeres, ancianos, etc. para que cada gremio o sector siga participando en la toma de decisiones y para que la organización social responda más hacia lo colectivo que lo individual. • Tener un plan permanente de concientización y sensibiliza-


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ción de la ciudadanía de que por más construcciones “sustentables” que parezcan las ciudades, de no transformar las formas de producir, consumir y distribuir los bienes y servicios producidos de manera desigual socialmente, el consumo ingente de energía, materia e información no tendrán signos de preservación. Las ciudades son ambientes artificiales, con vestigios y pinceladas de naturaleza, por lo tanto, su mantenimiento se debe a fuentes externas de energía y su calidad de aire, agua y suelo, también proviene de las áreas aledañas al núcleo urbano (la región); de no conservar estos pulmones y tener algunos parques ecourbanos que sirvan de corredores y potenciadores de los bienes y servicios ambientales que llegan de los alrededores, la vida dentro de la ciudad, será cada vez más precaria. La sustentabilidad regional es el paradigma posible a seguir para llegar a la meta del desarrollo sustentable regional y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, lo que se hará trabajando en diferentes frentes simultáneamente, pero de forma coordinada y trasnversal (derecho, sociología, antropología, biología, etc.), pero además, dotando de ingresos económicos, personal capacitado e infraestructura para ayudar a que todos los ciudadanos morales y físicos nos concienticemos de lo que representa una ciudad sustentable. Es imperativo desarrollar una estrategia para la diversificación de proyectos productivos en la zona urbana y conurbada de las metrópolis, que sean ambientalmente compatibles con el entorno natural (región), de tal manera que sean sustentables ecológicamente y rentables, económicamente. La conjugación de la teoría del decrecimiento, con políticas de conservación biológica y diversificación de la base productiva, son los pilares del método que utiliza la sustentabilidad para alcanzar la meta del desarrollo sustentable. Un concepto, por excelente que sea, si no se aplica, de nada sirve.

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Pedro Joaquín Gutiérrez-Yurrita, Profesor Titular TC “C” del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo del Instituto Politécnico Nacional [CIIEMAD-IPN]. Biólogo, Doctor en Ciencias (Ecología) por la Universidad Autónoma de Madrid y candidato a Doctor en Derecho Administrativo (línea de grado Ambiental) por la Universidad de Alicante; Maestría en Ciencias (UNAM) y Máster en Derecho Ambiental y de la Sustentabilidad (UA). Posdoctorado en Ecología y Manejo de Recursos Bióticos y estancias de investigación y año sabático en las Universidades de Madrid, La Laguna (España), Évora (Portugal) y Alicante. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SIN), perfil PROMEP, miembro de la Red de Medio Ambiente. Profesor invitado en el posgrado de la Universidad de Alicante.

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La calidad de la vivienda y su influencia en el bienestar de los usuarios. Estudio de caso: San Andrés Azumiatla, Puebla, México.

Influence of housing quality on the wellbeing of users. Case study: San Andres Azumiatla, Puebla, Mexico. Julia Judith Mundo-Hernández Universidad de las Américas, Puebla. julia.mundo@udlap.mx

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Julia Hernández-Álvarez Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. maestrajulia@unicup.edu.mx Ma. Cristina Valerdi-Nochebuena Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. crvalerd@gmail.com Vianet Nava-Navarro Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. vianetnn28@hotmail.com Jorge Sosa-Oliver Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. chepus46@hotmail.com Benito de Celis Alonso Facultad de Medicina Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. benileon@yahoo.com


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Mundo, J.J.; Hernández, J.; Valerdi, M.C.; Nava, V.; Sosa, J.; de Celis, B.: La calidad de la vivienda y su influencia en el bienestar de los usuarios. Estudio de caso: San Andrés Azumiatla, Puebla, México.

Resumen El artículo presenta las características arquitectónicas del caso de estudio de vivienda rural y sus posibles consecuencias en la salud y el confort de los habitantes en San Andrés Azumiatla (SAA), comunidad de bajo desarrollo social. SAA tiene una población de 8 mil personas y se encuentra ubicada a 12 Km. de la Ciudad de Puebla en la región Central de México. Se muestra un diagnóstico de la situación de los habitantes en términos de salud y se discuten los orígenes de algunas enfermedades en relación al emplazamiento, orientación y características de sus viviendas, mostrando los resultados del estudio de campo que incluyó la medición y observación de 46 viviendas sobre sus características en términos de orientación, funcionalidad, materiales, temperatura, ruido, humedad e iluminación, y la percepción de los usuarios respecto a la calidad de sus casas. Se detallan los resultados obtenidos en 3 de las 46 viviendas [figs. 1 y 2]. La importancia de este estudio radica en la premisa de que el mejoramiento de la salud y el confort de los habitantes de una comunidad es un elemento básico para lograr que se desarrolle de manera armónica y sostenible, sustentando que una vez que la gente se encuentre saludable y en confort en su vivienda como ambiente propio, así como en su entorno inmediato y en toda la comunidad, será capaz de lograr cambios significativos para mejorar su territorio y por lo tanto, su calidad de vida. Palabras clave: salud, vivienda, bienestar, ciudad saludable, percepción.

Abstract

This paper presents the results of a case study on rural housing and the influence of its quality on the health and comfort of its occupants. The study was performed in an under developed community called San Andrés Azumiatla (SAA). SAA is located 12 Km away from Puebla city in central Mexico and it has eight thousand inhabitants. The diagnostic study presented here relates health conditions of the population with housing characteristics such as: orientation, space distribution and construction materials. Results from the field study presented here consisted of physical measurements of light and noise levels, humidity and temperature, and measurements of building dimensions, orientation, construction materials and space distribution of 46 homes. In addition, a questionnaire was designed and distributed among 46 families in order to know the users perception regarding the quality of their homes. Results obtained from the analysis of 3 houses are presented in detail. The analysis of the health and comfort of the inhabitants of San Andrés Azumiatla is related to the life quality concept considered for the Sustainable Development of any community. It relies on the premise that healthy people, who feel comfortable within their home and their natural and social environments, are able to produce significant changes in order to improve their territory and their quality of life. Key words: health, housing, welfare, healthy cities, users’ perception.

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Figura 1 – 2. Viviendas en San Andrés Azumiatla (JJMH, 2010)

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Introducción Salud para un desarrollo humano sostenible xiste una estrecha relación entre medio ambiente y la salud humana; los seres humanos dependemos del medio ambiente para nuestro desarrollo y permanencia, y nos vemos afectados o influidos por el ambiente que nos rodea. De acuerdo a Rubio González (2008) el Desarrollo Sostenible de nuestros entornos es indispensable para asegurar una relación exitosa entre medio ambiente y la salud de sus habitantes. Para ello es necesario identificar los principales factores típicos del entorno que condicionan la salud pública de la población (2008:21): • Las características naturales y del clima del lugar. • La naturaleza y composición del suelo. • Tipos de residuos. • La contaminación del aire. • La calidad del agua. • El ambiente sonoro. • El ambiente visual. • La contaminación electromagnética. • Impactos olfativos.

E

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud ambiental es aquella relacionada con todos los factores físicos, químicos y biológicos externos de una persona; los cuales podrían incidir en la salud. La salud ambiental se basa en la prevención de enfermedades creando ambientes propicios para la salud, libres de contaminantes. En esta definición queda excluido cualquier comportamiento o factor no relacionado con el medio ambiente, como el entorno social, económico y la genética (OMS, 2010). Según el Instituto del Bienestar de la Universidad de Cambridge, el concepto de bienestar se refiere a todas las características positivas y sostenibles que permiten que un individuo u organización florezcan y sean plenos (The Wellbeing Institute, 2011). La salud y el medio ambiente son entidades dependientes ya que las personas permanentemente interactúan con su entorno. Por lo tanto la relación entre actividad humana y entorno puede determinar que


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la salud de las personas mejore o empeore, y que su calidad de vida también sea influida por esa relación. De acuerdo a Prüss-Üstün y Corvalán (2006) alrededor de la cuarta parte de la morbilidad mundial y más de un tercio de la morbilidad infantil son consecuencia de factores ambientales modificables. Es así que resulta importante conocer su impacto en distintas enfermedades, así como la magnitud del mismo. Las enfermedades cuyos orígenes se encuentran claramente relacionadas con el medio ambiente son: la diarrea, las infecciones de las vías respiratorias inferiores, distintos tipos de lesiones accidentales y el paludismo. Los mismos autores mencionan que la carga de morbilidad por diarrea está asociada a factores de riesgo ambiental como el consumo de agua contaminada y el saneamiento y la higiene insuficientes. Las infecciones de las vías respiratorias inferiores están asociadas a la contaminación del aire exterior, del aire en locales cerrados, a la exposición pasiva al humo de tabaco y la contaminación del aire por la utilización de combustible sólido en los hogares. Un 42% de paludismo es atribuible a factores ambientales como las políticas de aprovechamiento de tierras, deforestación, el manejo de los recursos hídricos, ubicación de los asentamientos y el diseño de los desagües de las viviendas. La morbilidad causada por este tipo de enfermedades es mucho más elevada en los países en desarrollo, como México, que en los países desarrollados, a excepción del caso de enfermedades como las cardiovasculares y los cánceres, cuya morbilidad per cápita es superior en los países desarrollados. En México existen enfermedades de países desarrollados como las mencionadas anteriormente (cardiovasculares, cáncer, diabetes) y también las más comunes de los países en desarrollo. Las enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes, cáncer y cirrosis, son las principales causas de muerte y discapacidad en México

(Secretaría de Salud, 2009). Sin embargo, la morbilidad de la población menor de 5 años en México durante el 2008 se debió principalmente a defunciones por asfixia y trauma al nacimiento (3.7 defunciones por cada mil nacimientos), infecciones respiratorias agudas (25.5 muertes por cada cien mil menores de 5 años), y enfermedades diarreicas agudas (11.5 defunciones por cada cien mil menores de cinco años) (Secretaría de Salud, 2009). Esto hace de México un país vulnerable con un sistema de salud insuficiente y habitantes que padecen distintos tipos de enfermedades además de un envejecimiento poblacional, ocasionando baja productividad y desarrollo, y una alta morbilidad, sobre todo infantil.

Estado de Salud de los habitantes de Puebla El Estado de Puebla se encuentra localizado a 120 Km. al Sureste del Distrito Federal (Ciudad de México). Tiene una población de 5 millones 779 mil personas, ubicándose como la 5ª entidad más poblada del país. De esos habitantes, 2.5 millones viven en la zona metropolitana de la capital del Estado, la ciudad de Puebla, y algunos municipios del Estado de Tlaxcala (Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática. INEGI, 2010). Según los índices de morbilidad publicados por la Secretaría de Salud Federal en 2007 (Del Castillo, 2008), Puebla se encuentra entre los primeros lugares nacionales en enfermedades venéreas, anencefalia, enfermedades ocasionadas por mordedura de perro, cisticercosis, diabetes mellitus tipo 2, enfermedades del hígado, infecciones de vías urinarias, infecciones intestinales, tumores cervicales y de mama, enfermedades cerebro-vasculares, quemaduras, desnutrición, infecciones respiratorias agudas, picaduras de animales y accidentes de tráfico. Con los antecedentes anteriores, este se soporta en el trabajo documental y de campo (figs. 3 y 4) y se concentra en analizar las

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características de las viviendas que pudieran ser causa de enfermedades al ser la vivienda nuestro principal medio ambiente construido, ya que es el lugar donde pasamos más tiempo, donde comemos, dormimos y realizamos gran parte de nuestras actividades. Se toman como referencia los índices de confort recomendados para lograr una vivienda confortable y por lo tanto saludable, en términos de iluminación, ventilación, soleamiento, acústica, temperatura y humedad.

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Figura 3 – 4. Equipo de investigación: CECACVI, CA -116BUAP/CA-31-BUAP , Jóvenes Investigadores VIEP (JJMH, 2010)

Descripción de San Andrés Azumiatla y su población Según el Plan Municipal de Desarrollo 2008-2011 en el municipio de Puebla aún existen viviendas particulares sin agua entubada, drenaje y energía eléctrica, así como hogares con hacinamiento. De las 353 mil viviendas existentes en el municipio, 8,300 tienen piso de tierra y 6,200 tienen carencias de agua. Además, el municipio de Puebla cuenta con 54 “Polígonos Hábitat” de pobreza patrimonial donde habitan 163 mil personas que perciben menos de 55 pesos diarios. Dentro de esos Polígonos del Municipio de Puebla se encuentra la Junta Auxiliar de San Andrés Azumiatla ubicada 12 Km. al sur del municipio. Esta comunidad tiene una población de 8,509 personas, de las cuales 4,173 son hombres y 4,305 mujeres; cuenta con 1,770 viviendas habitadas. Según los indicadores de marginación establecidos por el Consejo Nacional de Población (CONAPO), por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) y por el INEGI, tiene un grado de marginación alto, y un grado de rezago social medio (Secretaría de Desarrollo Social, 2011). Algunos de los indicadores y porcentajes considerados son los siguientes: • Población mayor de 15 años analfabeta: 38% • Población sin derecho a servicios de salud públicos: 98% • Viviendas con piso de tierra: 34% • Viviendas sin excusado o sanitario: 76% • Viviendas sin agua entubada de la red pública: 13% • Viviendas sin drenaje: 83.5% • Viviendas sin energía eléctrica: 2% • Viviendas sin lavadora: 93% • Viviendas sin refrigerador: 85.8% • Viviendas con algún nivel de hacinamiento: 71% Por lo tanto SAA está considerada como una comunidad urbana según el gobierno del municipio de Puebla, sin embargo, como se ha hecho evidente, tiene un fuerte rezago social que incluye problemas de salud, bajo nivel


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Figura 5. Vivienda en Azumiatla (JJMH, 2010)

educativo, desempleo, migración, condiciones deplorables de vivienda y muy pocos servicios públicos. Por ejemplo, del total de la población, 47% tienen una o dos habitaciones para familias de 5 y 6 integrantes, y 71% queman la basura por la escasez de servicios de recolección (CECACVI-BUAP1, 2009). La ocupación principal de los habitantes de SAA es la albañilería (46%), seguido por la agricultura (20%) (CECACVI-BUAP, 2009). Es por ello que la mayoría de las casas son auto construidas, hechas con una gran variedad de materiales tanto locales como utilizados comúnmente en las zonas urbanas (vigueta y bovedilla principalmente) (figs. 5-6). 1

Figura 6. Vista de la comunidad (JJMH, 2010).

Metodología La metodología empleada en este proyecto de investigación es retrospectiva empleando métodos cualitativos y cuantitativos. Se ha dividido en las siguientes etapas: • Revisión bibliográfica de sistemas constructivos, materiales, confort en la vivienda, sistemas de energía renovable y ejemplos de viviendas sustentables, enfermedades más comunes y la relación entre salud y medio ambiente. • Revisión y análisis de la información estadística sobre la población y geografía del lugar. Análisis del sitio.

Centro Comunitario de Atención al Cuidado de la Vida – Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (CECACVI-BUAP)

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Sector 2 de San Andrés Azumiatla

Figura 7. Plano de los 4 sectores analizados por el CECACVI. Junta Auxiliar de San Andrés Azumiatla, Puebla (fuente: CECACVI, 2009).

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Trabajo de campo: levantamientos arquitectónicos de 46 viviendas, análisis fotográfico, entrevistas a los usuarios y mediciones de niveles de luz, ruido, humedad y temperatura. Las mediciones se realizaron simultáneamente en el interior de las viviendas y en el exterior. La muestra seleccionada corresponde a viviendas del sector 2 de San Andrés Azumiatla. El CECACVI ha dividido geográficamente a la comunidad de Azumiatla en 4 sectores para facilitar los censos de población y el control de la salud de los habitantes (fig. 7). Para esta investigación se ha elegido analizar el Sector 2 ya que es el área con mayor densidad poblacional y donde existen datos estadísticos confiables y disponibles para establecer la relación entre la salud de los habitantes y las características de su entorno más próximo, es decir, de sus viviendas. Las casas fueron seleccionadas de acuerdo a los siguientes parámetros: defecación al aire libre y calidad de los materiales de construcción (suelo de tierra y techos de lámina) considerando que el suelo y el techo influyen considerablemente en las condiciones ambientales de una edificación. El trabajo de campo se llevó a cabo durante los meses de febrero y marzo de 2010.


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Resultados A continuación se presentan las características generales de las 3 viviendas analizadas a detalle, así como la descripción de sus usuarios. VIVIENDA 1 (manzana 57- registro 21) Esta vivienda pertenece a una familia de cinco integrantes: padre de 41 años, madre de 38 años, hijos de 18, 16 y 8 años de edad. Tienen cinco habitaciones separadas por un patio central. Los muros son de block, la losa de vigueta y bovedilla y el suelo de cemento. A pesar de que en esta vivienda no existe hacinamiento, si se constató que no cuentan con los servicios básicos de sanitarios y drenaje. La gente defeca al aire libre en un espacio abierto destinado para ello en la parte más alta del terreno. Esto constituye un problema de salud no sólo para la familia en cuestión si no también para la comunidad ya que el suelo con excremento es arrastrado por las lluvias hacia partes más bajas de esa zona, hacia otras casas y hacia una calle donde juegan niños y viven otras familias. Tienen electricidad, agua y no hay drenaje. Viven en esta casa desde hace 41 años (figs. 8 y 9).

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Figura 8. Vista del patio, bodega y habitaciones al fondo (JJMH, 2010).


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Figura 9. Fachada principal de una habitación. Al lado una bodega con techo de lámina (fuente: JJMH, 2010)

Figura 10. Vista interior de la vivienda (JJMH, 2010).

VIVIENDA 2 (manzana 57- registro 8) Esta vivienda pertenece a una familia de cinco integrantes: padre de 29 años de edad, madre de 28, hijos de 9, 7 y 1 año de edad. La casa tiene una sola habitación construida con muros de block sin acabado, techo de lámina y vigas de madera, las ventanas no tienen vidrios, están tapadas con cartón y tela, el suelo de la casa es de tierra. La gente defeca al aire libre sin un espacio destinado para ello, simplemente al lado de la casa. Tienen electricidad, agua y no hay drenaje. Viven en esta casa desde hace 12 años (figs. 10-11). Figura 11. Vista exterior de la vivienda con el equipo de trabajo (JJMH, 2010).


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VIVIENDA 3 (manzana 39- registro 16) Esta vivienda pertenece a una familia de cinco integrantes: padre de 52 años, madre de 48 años, hijos de 29, 23 y 18 años. La casa tiene dos habitaciones, una funciona como cocina y comedor, y la otra como recámara, sala de estar-costura y almacén de maíz. Los muros son de piedra y block, la losa de vigueta y bovedilla y el suelo de cemento. No tienen baño, así que defecan al aire libre. Tienen electricidad, agua y no hay drenaje. Viven en esta casa desde hace 15 años. (figs. 12, 13 y 14).

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Figura 12. Vista exterior de la vivienda (JJMH, 2010).


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Figura 13. Interior de la vivienda con altar, máquina de coser, almacén de maíz, y dormitorio (fuente: JJMH, 2010).

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Figura 14. Interior de la cocina de gas (fuente: JJMH, 2010).


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A continuación se presentan en la Tabla 1 las características ambientales promedio del interior del total de las 46 viviendas analizadas. Se comparan esos resultados con las condiciones ambientales exteriores presentes en el momento de realizar los levantamientos. También se han incluido algunos datos generales promedio respecto al número de integrantes de las familias, rango de edad, ocupación y tipo de baño. En la Tabla 2 se hace una comparación de las características ambientales de las 3 viviendas tipo estudiadas respecto a las condiciones ambientales exteriores registradas simultáneamente el día que se realizó el trabajo de campo. En las tres viviendas los niveles interiores de iluminación natural se encuentran

por debajo de los niveles deseables para realizar actividades como leer, escribir, cocinar y trabajos manuales como coser y tejer (media de un 40% más bajo). Esto a pesar de que los niveles de luz exteriores eran altos, es decir, el día en que se tomaron las mediciones fue un día con cielo claro. Es importante destacar las características geográficas de Puebla: latitud 19o Norte, altitud 2,160 msnm (INEGI, 2010), y radiación solar promedio de 5.5 kWh/m2 por día (ECOTEC SA, 2011). Respecto a los niveles de ruido registrados en el interior de las viviendas se encontró que en todos los casos son el doble de los máximos deseables para una casa. La temperatura interior y la humedad relativa registradas se encuentran dentro de los límites de confort (tabla 3).

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* Nota: El servicio de agua lo reciben dos veces por semana, por lo tanto, la gente tiene que almacenar agua. El gas es utilizado poco ya que es caro y la gente cocina mayormente con leña y carbón. La recolección de basura se realiza dos veces por semana pero el camión sólo pasa por las calles principales y algunas familias entierran o queman su basura (fuente: entrevista con familias de Azumiatla en el Taller “Diseña tu vivienda saludable”, Abril 2011). ** Los espacios encontrados sin ventanas son recámaras, fogón y cocinas.

Tabla 1. Características generales y ambientales promedio de las 46 viviendas estudiadas (fuente: elaboración propia)


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Tabla 2. Comparación entre las características ambientales de las viviendas y las condiciones ambientales exteriores (fuente: elaboración propia).

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A continuación se muestra una tabla comparativa (tabla 3) entre los índices de confort recomendados para viviendas (Rodríguez, et. al, 2001) y las mediciones tomadas en las tres viviendas de San Andrés Azumiatla.

Tabla 3. Comparación entre niveles ambientales recomendados para una vivienda y valores obtenidos en el trabajo de campo (fuente: elaboración propia).


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Mundo, J.J.; Hernández, J.; Valerdi, M.C.; Nava, V.; Sosa, J.; de Celis, B.: La calidad de la vivienda y su influencia en el bienestar de los usuarios. Estudio de caso: San Andrés Azumiatla, Puebla, México.

Además de las mediciones físicas se realizó una entrevista a los habitantes de las viviendas para determinar su percepción respecto a la funcionalidad y comportamiento ambiental de sus viviendas, así como de la satisfacción general que experimentan respecto a ellas. La mayoría indicaron que sus casas son frías durante los meses de invierno, y una familia dijo que su casa es caliente durante la primavera. Reportan que son obscuras y húmedas. Dicen que los espacios con los que cuentan no son suficientes para el tamaño de sus familias, y que quisieran tener drenaje, baños, mejores suelos y techos, y espacios más amplios. En general, las tres familias dicen estar satisfechas con sus viviendas. Los resultados obtenidos se han incluido en la tabla 4.

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Tabla 4. Percepción de los usuarios respecto a sus viviendas (fuente: elaboración propia).

Conclusiones Resulta importante establecer medidas de salud preventivas para reducir la morbilidad y los costos para el sistema sanitario, sobre todo en países en vías de desarrollo como los Latinoamericanos y en este caso particular en México. Para ello, es necesario realizar un diagnóstico de los factores ambientales que influyen en el estado de salud de las personas, especialmente en las enfermedades más comunes ya detectadas por el sistema de salud. Así, se puede contribuir a establecer medidas para mejorar ese medio ambiente tomando en cuenta las costumbres de la gente y sus posibilidades económicas. Las acciones de los sectores no relacionados con la salud, como la arquitectura, influyen en muchos de los factores ambientales como la calidad del aire y del agua, el uso de energía, el aprovechamiento de tierras y la planificación urbana, los cuales afectan a la salud y al comportamiento humano de manera directa e indirecta.


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La información presentada en este estudio nos ofrece un panorama general de las condiciones de las viviendas en el sector 2 de SAA, donde los mayores problemas detectados que afectan la calidad de vida de las personas son: la falta de drenaje, de baño, la falta de iluminación y ventilación adecuadas en sus viviendas, y la utilización de materiales de construcción de baja resistencia térmica. Las viviendas analizadas muestran que no cumplen con las recomendaciones de confort en cuanto a humedad, iluminación y acústica. La temperatura en las viviendas se encuentra dentro de los límites del confort térmico de Olgyay (18-26 oC) (Olgyay, 2008), aunque es alta considerando que las mediciones se tomaron en el mes de Febrero, es decir, durante el invierno en México. En este caso, hay que tomar en cuenta el clima del Municipio de Puebla: templado sub-húmedo con lluvias en verano y temperaturas máximas anuales durante la Primavera, en abril y mayo. La temperatura media anual es de 16-18oC (INEGI, 2010). A pesar de que la Humedad Relativa (HR) registrada en las viviendas se encuentra dentro de los límites de confort, cabe señalar que la diferencia entre la HR exterior y la interior en las casas es alta, de casi un 9.6% en promedio, donde la HR es más elevada adentro que afuera. El trabajo a futuro de este proyecto de investigación incluye: el análisis de los resultados del estudio diagnóstico arquitectónico y de salud del 100% de las viviendas estudiadas, el desarrollo de recomendaciones plasmadas en un documento guía para mejorar el estado de las viviendas desde el punto de vista de salud y de confort, proceso en el cual se está considerando que la gente de la comunidad haga las modificaciones pertinentes a sus viviendas, y también se realizará un programa de intervención educativa para dar a conocer e implementar esas recomendaciones entre la población de esta comunidad. El diagnóstico realizado servirá de base para el desarrollo de un modelo de vivienda que responda a las características culturales, sociales, económicas y climáticas de SAA. Agradecimientos Este proyecto de investigación para San Andrés Azumiatla, Puebla ha sido financiado por el Programa de Mejoramiento al Profesorado (PROMEP) de la Secretaría de Educación Pública de México. Se agradece la colaboración del CECACVI y del Cuerpo Académico de Enfermería Comunitaria (Facultad de Enfermería, BUAP), del Cuerpo Académico de Diseño y Tecnología (Facultad de Arquitectura, BUAP), de la Presidencia de la Junta Auxiliar de San Andrés Azumiatla, de alumnos de Servicio Social y del Programa Jóvenes Investigadores de la Vicerrectoría de Investigación y Estudios de Posgrado de la BUAP.


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Mundo, J.J.; Hernández, J.; Valerdi, M.C.; Nava, V.; Sosa, J.; de Celis, B.: La calidad de la vivienda y su influencia en el bienestar de los usuarios. Estudio de caso: San Andrés Azumiatla, Puebla, México.

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Julia Judith Mundo-Hernández Arquitecta, Doctora en Arquitectura por la Universidad de Nottingham, Reino Unido. Profesora de tiempo completo del Departamento de Arquitectura de la Universidad de las Américas Puebla. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel C.

Vianet Nava-Navarro Enfermera, Maestra en Ciencias de la Enfermería por la BUAP. Profesora-Investigadora TC de la Facultad de Enfermería de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Directora del CECACVI-BUAP. Integrante del Cuerpo Académico de Enfermería Comunitaria.

Ma. Cristina Valerdi-Nochebuena Arquitecta, Doctora en Arquitectura por la Universidad Benito Juárez de Oaxaca. Profesora-investigadora TC de la Facultad de Arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Líder del Cuerpo Académico de Diseño y Tecnología. Miembro del Padrón de Investigadores Institucional.

Benito de Celis Alonso Físico, Doctor en Física por la Universidad de Nottingham, Reino Unido. Profesor-investigador TC de la Facultad de Medicina de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I.

Julia Hernández-Álvarez Enfermera, Maestra en Calidad de la Educación por la Universidad de las Américas Puebla. Profesora-investigadora TC de la Facultad de Enfermería de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Evaluadora de los CIEES. Integrante del Cuerpo Académico de Enfermería Comunitaria.

Jorge Sosa-Oliver Arquitecto, Maestro en Docencia Universitaria por la Universidad Iberoamericana plantel Golfo-Centro. Profesor-investigador TC de la Facultad de Arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Integrante del Cuerpo Académico de Diseño y Tecnología. Miembro del pardon de investigadores institucional.


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La planeación y gestión urbanas para el desarrollo de los proyectos en la Barcelona contemporánea. Urban planning and project managment development in contemporary Barcelona María de Lourdes Flores Lucero Benemérita Universidad Autónoma de Puebla maria.flores@correo.buap.mx

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Enrique Vergara Juárez Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona enrique_trabajos@hotmail.com


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Flores, M.; Vergara, E.: La planeación y gestión urbanas para el desarrollo de los proyectos en la Barcelona contemporánea.

Resumen La ciudad de Barcelona ha mostrado una evolución urbana favorecedora donde la continuidad de los proyectos ha sido una de las cualidades de la planeación. El espacio público como elemento estructurador, (re) ordenador de la ciudad y elemento fundamental de identidad y cohesión social, permitió a la ciudad de Barcelona generar no sólo un modelo de ciudad, sino de gestión y planeación con el reconocimiento internacional. En el presente texto, pretendemos resaltar las bondades que ha ofrecido el modelo de gestión y planeación urbanas barcelonés en las últimas tres décadas. Haremos énfasis en dos instrumentos claves, uno de planeación y el otro de gestión, para materializar las propuestas urbanas: la Planeación General basada en el Plan General Metropolitano (PGM) y los Planes Especiales de Reforma Interior (PERI); y en dos eventos que sirvieron para impulsar el desarrollo de los proyectos preestablecidos en la planeación barcelonesa: los Juegos Olímpicos de 1992 y el Foro de las Culturas 2004. Palabras clave: Planeación y gestión, PERI, Plan General Metropolitano de Barcelona, Juegos Olímpicos, Fórum de las Culturas 2004

Abstract One of the characteristics of the urban development of the city of Barcelona has been the continuity of its projects. The public space as a structuring element, and as a key element of identity and social cohesion, has enabled the city to generate not only a city model, but also a model of planning and managing of international renown. In this paper, we aim to highlight the benefits that have been granted by the model of urban management in Barcelona, over the past three decades. We will focus on two key instruments, one of planning and the other of management, that have been used to materialize the urban projects: the General Planning based on the Metropolitan General Plan (PGM) and on the Specials Plans for the Internal Reform (PERI); and on two events that served to boost the development of the projects: the 1992 Olympic Games and the 2004 Forum of Cultures Key Words: Planning and urban management, PERI, Metropolitan General Plan of Barcelona, Olympic Games, 2004 Forum of Cultures.

Barcelona y el espacio público. a importancia de la recuperación del espacio público, entendido más allá del espacio resultante de la disposición de los edificios, ha sido una de las tareas más abordadas por el gobierno barcelonés desde inicio de los años ochenta, tomando como base las propuestas de Cerdá de 18591.

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Con base en su teoría general de la urbanización, Cerdá propuso para la ciudad de Barcelona un modelo de Ensanche que le permitiría crecer ordenadamente con principios de orden higiénico, moral, económico, político y jurídico, considerando aspectos sociales, funcionales y estéticos, la racionalidad, los sentimientos, la justicia, la libertad, la igualdad y la coherencia interna [ Soria, 1999]. Lo anterior bajo una visión sistémica y compleja muy visionaria para su tiempo.

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Después de la caída del gobierno franquista en 1979, el nuevo gobierno democrático de Barcelona empezó los trabajos de recuperación de la ciudad condal. Para ello, fue indispensable la colaboración de expertos reconocidos como Borja, Bohigas, Joan Busquets, De Sola-Morales, entre otros, quienes hicieron énfasis en que la materialización de la democracia debía reflejarse en los espacios de toda la ciudad. “La recuperación de un cierto protagonismo de la dimensión física del proyecto o de la estrategia urbana pasa en gran medida por el énfasis de la puesta en valor del espacio público como lugar privilegiado en el hecho urbano: sea en la ciudad central o en el suburbio periférico” [Busquets, en línea, 2011] Además, tomaron en cuenta las cualidades formales del espacio público como la continuidad del diseño urbano, su facultad ordenadora, la capacidad de adaptabilidad a usos diversos a través de los tiempos y que la generosidad de sus formas, de su imagen y de sus materiales, dotaran a los espacios abiertos de accesibilidad y permeabilidad urbana [Entornos Vitales, 1999]. Se consideró que para materializar las ideas antes citadas era necesario el proyecto urbano, entendido como el proyecto para dar forma a un proceso físico, arquitectónico e ingenieril, que combinara suelo, edificios e infraestructura [De Solá-Morales, 1997] Bajo esta visión, se logró que Barcelona se posicionara como una ciudad global fundamentada en el rescate y valoración del espacio público, que descartó de una forma ejemplar la teoría de la desaparición de las ciudades a partir de la difusión espacial causada por las tecnologías de la información2.

Las autoridades municipales de la ciudad de Barcelona, con el apoyo del gobierno central y la iniciativa privada demostraron su voluntad e interés al considerar la necesidad de aplicar estos conceptos para llevar a cabo una profunda transformación urbana en la ciudad que les permitiera afrontar los retos que significaba su ingreso a la unión europea. En este sentido, la gobernabilidad de Barcelona tenía como objetivo intensificar el nivel de atracción de la ciudad en el escenario internacional y nacional, para así poder dinamizar sus niveles de acumulación de capital humano, físico y tecnológico. Para ello fue necesario redefinir los proyectos a través de sus instrumentos de planeación y gestión, elaborados desde el llamado gobierno democrático de 1979, que brindaran a los habitantes una ciudad con espacios óptimos confortables y con calidad para su goce y desarrollo integral. Hubo dos eventos impulsados que permitieron la intervención financiera, local y nacional para la renovación de la ciudad: los Juegos Olímpicos de 1992 y el Foro de las culturas en el 2004. Los principales proyectos de renovación urbana. Desde los juegos olímpicos del 92 hasta el Foro de las culturas 2004. Los barceloneses reconocen que sus grandes actuaciones urbanas, de finales del siglo XX y principios del XXI, tuvieron su origen con el primer ayuntamiento democrático en 19793, y que a partir de entonces se identifican dos momentos clave de su historia urbana: los juegos olímpicos de 1992 y el Foro de las culturas 2004. A partir de 1979 el ayuntamiento considera prioritaria la recuperación del espacio público

2 No todas las ciudades han tenido la capacidad adaptar su estructura urbana a los fenómenos desestructuradores de la globalización en sus territorios, perdiendo el equilibrio entre lo que Manuel Castells ha llamado el espacio de los flujos(estructurado en circuitos electrónicos que ligan entre sí, globalmente, nodos estratégicos de gestión y producción) y el espacio de los lugares; debido a la dominación en las sociedades actuales de las ciudades del espacio de los flujos sobre el espacio de las ciudades, pues mientras el espacio de los flujos está globalmente integrado, el espacio de los lugares está localmente fragmentado [Borja y Castells:1997] 3 Antes de 1979 hubo una destrucción de los espacios urbanos y una pérdida masiva de áreas verdes. Sólo se recuperaron 70 Has. durante toda la dictadura de Franco, mientras que de 1982 hasta 1992 se recuperaron más de 200 hectáreas (20 hectáreas por año) de parques [Calavera, 1993]


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Flores, M.; Vergara, E.: La planeación y gestión urbanas para el desarrollo de los proyectos en la Barcelona contemporánea.

y en ese momento empieza la elaboración, discusión y debate de las políticas urbanas (gestión y proyecto de la ciudad democrática) que determinarían las características y formas en que se ejecutarían los primeros proyectos de generación y recuperación del espacio público. Surge la política de recalificación urbana que se centra en la recuperación de espacios libres, calles y equipamientos, ya que se consideraba que “las intervenciones sobre los espacios y equipamientos públicos eran un factor dominante del proceso de reestructuración urbana” [Subirós, 1999:20]. A mediados de los años 80, empiezan las actuaciones urbanas para los Juegos Olímpi-

cos del 92. Inician las obras de apertura de la ciudad al mar (4 km. de fachada marítima) entre las que destacan los proyectos de la Villa Olímpica y la Fusta del Moll. Las zonas periféricas son atendidas a través de los proyectos de recuperación ferroviaria, infraestructura viaria y litoral. Además se empieza la recuperación de barrios de la antigua zona industrial como el Poble Nou, donde más tarde se harán las obras para el Foro de las Culturas 2004. En el centro de la ciudad (casco antiguo) se realizaron obras para demoler las zonas irrecuperables y aumentar el espacio público con el afán de aumentar la permeabilidad urbana y facilitar la funcionalidad de la ciudad (fig 1).

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Figura 1. Imagen lat. Izq.:Espacio público en la zona del casco antiguo en 1980 y en 2002 (Imagen lat Der.). Fuente: Esteban y Barnada, 1999.


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Durante este periodo se definieron seis líneas básicas del llamado Modelo4. Barcelona , que enumeramos en la siguiente tabla: LINEAS DE ACCIÓN DEL MODELO BARCELONA 1. Apertura de la ciudad al mar

UBICACIÓN DE LOS PRINCIPALES PROYECTOS

DÉCADA DE LOS 80 Port Vell y Villa Olímpica

2. Regeneración del centro

Ciutat Vella – casco antiguo

4. La definición de las áreas de nueva centralidad, para descongestionar el centro

Vall d´Hebron y calle Tarragona

5. El esponjamiento de la ciudad densa y compacta

Plazas dispersas y espacio público

3. Renovación, reciclaje y reuti- Periferia de la lización de los tejidos ciudad

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6. La creación de infraestructuras

Rondas y el nudo de las Glorias

Tabla 1. Líneas básicas de acción del modelo Barcelona Fuente: elaboración propia basada en Carreras-Moysi (1999)

DÉCADA DE LOS 90 Frente marítimo y Diagonal-mar Ensanche

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Feria 2000 y Foro 2004

Ejes cívicos, calles peatonales, la bicicleta, cambios de secciones viarias e incremento de zonas verdes Estación del Tren de Alta Velocidad (TAV) y reintroducción del tranvía

En la década de los 80 se hace más hincapié en el espacio público de la ciudad, sobre todo por las actuaciones para los Juegos Olímpicos. Por ejemplo, de las 200 hectáreas de parques que se recuperaron en esta década 110 corresponden a la operación olímpica y se desarrollaron en las líneas de acción 1,3 y 5. Una de las características de estas líneas ha sido su abordaje a través de técnicas urbanísticas delicadas, donde se insistió en el detalle del proyecto urbano La nueva manera de hacer y rehacer (planificación, gestión y forma de gobierno) la ciudad, después de la dictadura franquista, es conocida como El Modelo Barcelona y fue impulsado con la administración de Maragall en los años 80 aunque empezó desde la administración de Narcís Serra quien representó al primer ayuntamiento democrático de Barcelona (1979-1982) y entre sus decisiones más importantes fue la de hacer el lanzamiento de la candidatura de la ciudad de Barcelona para los juegos olímpicos de 1992. 4


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Flores, M.; Vergara, E.: La planeación y gestión urbanas para el desarrollo de los proyectos en la Barcelona contemporánea.

[Esteban y Barnada, 1999]. Para ello el ayuntamiento de Barcelona desarrolló y afinó los instrumentos de planeación y gestión, de los que destacan los proyectos especiales de reforma interior y de los que hablaremos más adelante. Cabe destacar que la responsabilidad de los proyectos fue 100% pública, donde el capital social fue 51% del Estado Español y 49% del Ayuntamiento de Barcelona. Es importante aclarar que aunque el capital fue 100% público, la empresa responsable (el municipio) estuvo formada por dos sociedades municipales formadas por empresas privadas y que fueron las encargadas de la construcción del anillo Olímpico y la Villa Olímpica (Ambas con sus respectivas instalaciones) y de promover y organizar el desarrollo de la propiedad relacionada con los juegos olímpicos (Solé y Subirats, 1994). En el periodo 1992 al 2000, se reconoce un letargo en la actuación urbana debido, según Llàtzer Moix [2010, en línea] al malestar económico ocasionado por la fuerte inversión para los proyectos de los juegos olímpicos y a la crisis del Ayuntamiento de Barcelona (Generalitat). A pesar de ello, se trató de dar continuidad a los proyectos de los Juegos Olímpicos haciendo énfasis en los de tipo cultural como el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) (fig. 2) y el Teatro Nacional de Cataluña. En ese momento se plantea la segunda renovación de Barcelona y adquieren una importancia relevante las cuestiones de la escala regional: territorio, reservas naturales, tráfico metropolitano, redes de transportes públicos [Montaner, 2010, en línea] A finales de la década de los 90, se impulsa el proyecto urbano para replantear a la ciudad de

Figura 2. Con la construcción del MACBA en el Barrio Chino (zona marginal del casco antiguo) se rescató y revaloró el espacio público. Uno de sus efectos principales fue la reapropiación del espacio por parte de los habitantes del lugar. Foto: Vergara,2002

Barcelona, con una visión ad hoc a los nuevos tiempos, donde la información, el desarrollo, el conocimiento y la protección al medio ambiente urbano son parte inherente del espacio público y su entorno material. Barcelona se renueva, entonces, para ser la ciudad del conocimiento. Para ello se planteó realizar el Foro de las Culturas 2004 ya que necesitaban un detonante (como el de los Juegos Olímpicos) para atraer a los inversionistas, y continuar con el desarrollo urbano, principalmente de la zona del Levante (zona popular al noreste, donde se ubicó antiguamente la zona industrial). En dicha zona de la ciudad, se plantearon tres zonas de nueva centralidad: Plaza de las Glorias, que marca el inicio del proyecto 22@ Barcelona5 donde se ubican equipamientos culturales, de escala metropolitana como el Teatro Nacional de Cataluña, Auditorio de Barcelona y el Archivo de la Corona de Aragón, y

El proyecto 22@Barcelona tuvo como objetivo principal transformar 198 hectáreas de la zona industrial en desuso (ubicada en el Noreste) con usos de suelo mixto, utilizando tecnologías alternativas menos agresivas al medio ambiente e impulsando las actividades económicas, investigativas y culturales para el desarrollo de Barcelona bajo un modelo de ciudad compacta y compleja.

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en el mediano plazo se sumarían el Museo del diseño, la Plaza de las Artes y el Campus Audiovisual del Distrito 22@Barcelona y el Foro Universal de las Culturas.En este último se ubican equipamientos educativos (Campus Universitario Besos), empresariales, centros de investigación, comerciales y los propios para el evento del Foro de las culturas como el parque de los auditorios, el zoológico marino y nueva Mar Bella, y el puerto deportivo. Todos estos equipamientos se planearon para potenciar las actividades económicas, culturales y tecnológicas de vanguardia para impulsar el desarrollo de la ciudad con principios de sustentabilidad. En ese momento el espacio público se replantea y, entre otras cosas, se proponen redes de ciclovías (fig. 3), se ensanchan las aceras (hasta 7m), el espacio público se diseña para personas con movilidad reducida y se incrementan las zonas verdes; y finalmente, La Estación Intermodal de La Sagrera, obra iniciada en 2010, donde se ubicarán los principales medios de movilidad entre los que destaca el Tren de Alta Velocidad (TAV) que conectará a Barcelona con Madrid y Perpignan (Francia). Como podemos observar, en las actuaciones más recientes de intervención urbanística de Barcelona, el espacio público es un elemento intrínseco del proyecto urbano y no el factor fundamental de la estructuración urbana como fue planteado en el período de gestión democrática de los años 80. Para muchos ha sido el declive del llamado modelo Barcelona, para otros, principalmente la industria privada, un éxito inmobiliario de renovación urbano-arquitectónica de la ciudad condal.

Figura 3. Plano de ciclovías en la zona del Levante. Proyecto 22@Barcelona. Además del espacio público, se incorporan, a los proyectos urbanos, nuevos elementos urbanos que dan prioridad a formas de movilidad menos contaminantes como el uso de la bicicleta. Fuente: Ayuntamiento de Barcelona, en línea 2009.


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Flores, M.; Vergara, E.: La planeación y gestión urbanas para el desarrollo de los proyectos en la Barcelona contemporánea.

El Plan General Metropolitano y los Planes Especiales de Reforma Interior: instrumentos clave para la transformación urbana de Barcelona. Consideramos que el éxito de Barcelona se debe, además de la voluntad política y a su marco instrumental de planeación y gestión urbanas que ha garantizado la ejecución y continuidad de sus proyectos. El Plan General Metropolitano (PGM) como instrumento de planeación y los Proyectos Especiales de Reforma Interior (PERI) como instrumentos de gestión han permitido desarrollar un proyecto de ciudad a largo plazo, con una visión a futuro y que se ha ajustado a las demandas de los barceloneses en su escala local y global. El planeamiento marco de Barcelona se basa en el Plan General Metropolitano (PGM) que permitió, en 1979, romper con las formas tradicionales de hacer urbanismo e imponer nuevas formas de ordenamiento territorial. Inicialmente se propusieron grandes áreas para zonas verdes y equipamientos. Para ello fue necesario fortalecer los documentos normativos y hacer numerosas modificaciones al PGM, hechos que marcaron un punto de partida fundamental para dar paso a la llamada gestión democrática. Para el reordenamiento de Barcelona se consideraron tres escalas para ejecutar los proyectos: el sector urbano, el municipio y la metrópoli. La primera fue la más desarrollada al principio y definió la reestructuración de los tejidos y la articulación de las otras dos escalas; por tal razón haremos énfasis en ella y en los Proyectos Especiales de Reforma Interior (PERI), que fueron la herramienta urbanística utilizada para desarrollarlos. Por su parte, la escala municipal y metropolitana, se manejaron a mediano y futuro plazos con instrumentos de planeación de escala intermedia en zonas de nueva urbanización de los que destacan los Planes Parciales (PP), Programas de

Actuación Urbanística (PAU) y los Proyectos de Urbanización (PU). El sector urbano se trabajó a partir de proyectos específicos, mencionados en el apartado anterior, que tomaron como base la “fragmentación” de la ciudad, esto permitió hacer mejoras y propuestas más sustentables en la ciudad mediante un análisis más detallado de cada parte de la ciudad. El arquitecto Bohigas [1980], describe de la siguiente manera esta forma de hacer ciudad: “llevar a cabo una serie de actuaciones concretas que hagan de focos regeneradores de su entorno, con el convencimiento de que este proceso real tiene a menudo resultados más inmediatos y más radicales que la trayectoria deductiva que parte exclusivamente del planeamiento sistemático a gran escala”; mediante esta estrategia de intervención urbana fue posible intervenir el espacio público de la ciudad y llevar a cabo propuestas urbanísticas y de diseño que articularan medios económicos y técnicos capaces de conseguir trabajos de homologación y de diseño como los que se lograron, y que permitieron mantener una relación e intervención equilibrada entre los diseñadores y la industria en los elementos de urbanidad de la ciudad de Barcelona. Para ejecutar los proyectos de renovación y reciclaje, se recurrió, y se sigue haciendo, al Plan Especial de Reforma Interior (PERI) que es un instrumento de gestión que incide sobre áreas consolidadas de la ciudad (sectores) y que están en estado de deterioro, mal formadas, vacías u obsoletas [Noguera, 1998]. Estos planes especiales pueden ser de protección (cuando protegen el patrimonio histórico y artístico, de las bellezas naturales y del paisaje; de infraestructuras y de equipamiento [Noguera, 2003]. Con los PERI se han podido abordar diferentes objetivos como la racionalización de las vialidades existentes y la reutilización del suelo vacío intraurbano para equipamientos, jardines, parques, plazas y viviendas. Con

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los PERI hubo logros sin precedentes como: afirmar la particularidad de los barrios (ante la generalidad del PGM); sirvió de instrumento para canalizar las reivindicaciones de los vecinos (relacionadas, sobre todo, con las áreas verdes, equipamientos y conservación de los espacios o edificios significativos, no previstos en el PGM; sirvió también como instrumento de oposición a las afectaciones, generalmente de vialidad, propuestas por el PGM. El ayuntamiento de Barcelona [1999], destaca que la lógica y riqueza de sus propuestas urbanas se encuentran en los PERI, instrumento urbanístico que ha permitido al ayuntamiento ir tejiendo un conjunto de propuestas con una repercusión urbana que se ha aprovechado y desarrollado para llevar a cabo proyectos como la construcción del paseo Lluís Companys, la rambla del Prim, la conexión paseo de Sant Adría, la Diagonal-sur, valldaura, Aiguablava, el conjunto costero del frente marítimo hasta la Barcelonesa, o el conjunto de espacios públicos de Port Vell. Entre los PERI más destacados están los que se desarrollaron para la llamada Ciudad Bella (casco antiguo); las áreas de nueva centralidad (ANC) y los del proyecto 22@Barcelona. En el caso de Ciudad Bella los trabajos del PERI reconsideraron la vialidad y la recomposición de su trama urbana e hicieron operaciones de recuperación de espacios libres (fig. 1) aunque la mayor parte de las actuaciones se centraron en la mejora de los tejidos edificados [Gallén, 2008: en línea]. Respecto a las ANC, de acuerdo a Noguera [1999], se definieron 10 (fig. 3), mismas que presentaban las condiciones espaciales para albergar nuevos edificios del sector terciario y equipamientos; además tenían usos obsoletos que propiciaban la remodelación urbana. La Villa Olímpica, por ejemplo, permitió la recuperación infraestructural del frente Marítimo (para los Juegos Olímpicos), que dio paso a la recuperación

del frente Marítimo y Diagonal Mar (1999) y recientemente al Frente Litoral Besos (del proyecto para el Foro de las Culturas). Por su parte el sector de Vall D´Hebrón desarrolló una nueva centralidad a partir de parques y equipamientos deportivos, en una zona muy poblada y con escasez de servicios. La utilización de estos espacios para los juegos olímpicos y el mismo Foro de las culturas, permitió elevar el nivel de urbanidad del sector y dinamizar los equipamientos existentes [Busquets, En línea, 2011]. En el caso de los PERI de los barrios marginales periféricos, las actuaciones fueron más difíciles debido a la falta de estructura urbana y de urbanización de los mismos. Para ellos, los PERI iban precedidos de análisis exhaustivos del estado de las viviendas y estudios sociológicos; además las operaciones se dirigían a mejorar su conectividad con el resto de la ciudad, a urbanizar las calles y habilitar sus espacios públicos [Gallén, 2009, en línea] Por su parte, el proyecto 22@bcn ha sido el más ambicioso y reciente, y fue programado para realizarse en un plazo entre 15 y 20 años. Para ello fue necesario hacer modificaciones al PGM que permitieran regular los usos e intensidades del edificabilidad, dar una nueva calificación de equipamientos (llamados 7@ -tecnología del conocimiento-), crear el Plan Especial de Infraestructuras, los Planes de ámbito mínimo de manzana (que abarcan ámbitos de transformación no delimitados y que pueden ser gestionados por iniciativa pública o privada) y, por su puesto, los PERI en los que se propone “el mantenimiento del carácter industrial, redefiniendo el actual concepto de actividad económica para potenciar la implantación de nuevos sectores productivos; el reconocimiento de las viviendas existentes; la conservación del patrimonio arquitectónico industrial y la posibilidad de reutilizarlo; la creación de nuevos elementos de arquitectura urbana; el mantenimiento del complejo tejido


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Flores, M.; Vergara, E.: La planeación y gestión urbanas para el desarrollo de los proyectos en la Barcelona contemporánea.

Figura 4. Conservación de la morfología urbano-arquitectónica de las actuaciones de intervención urbana del proyecto 22@ en el barrio de Poblenou. Foto: Vergara, 2004

Figura 5. La reutilización del patrimonio arquitectónico industrial para la implantación de nuevos sectores productivos da como resultado una nueva fisonomía urbana y arquitectónica en el barrio de Poblenou. Foto: Vergara, 2002

urbano de Poblenou; la mezcla de usos y actividades; y la posibilidad de generar reservas para grandes actuaciones estratégicas a nivel metropolitano…” [Carreras-Moysi: 1999]. Actualmente, pese a las críticas de cómo se están ejecutando los proyectos urbanos, éstos se siguen materializando y dan continuidad a la transformación de la metrópolis de Barcelona y su espacio público; un ejemplo importante es la Rambla de la Mina (ubicada en un barrio periférico marginal cerca del polígono del Fórum), a la que se insertan proyectos como la nueva línea de tranvía T4 y T5, donde, según Theros Xavier (El país: 13/04/08) “la calle se ha vuelto más cosmopolita […] hasta el paisaje humano parece más pacífico”. Es importante destacar que junto con el proyecto de la Mina se han desarrollado otros, ubicados en su entorno inmediato como la escuela Mediterránea, la biblioteca y centro sociocultural, nueva vivienda social y de mercado libre y se prevé instalar comercio y bancos.

Figura 6. Rambla de la mina y tranvía. Actuaciones, en proceso, de recuperación del espacio público y desarrollo de uso mixto de suelo. Fuente: Consorcio del Barrio de la Mina (en línea 26-10-2011)

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Por otro lado, aunque se reconoce la prevalencia del sector público en los procesos de renovación del espacio público, los números nos indican que el sector privado está ganando terreno, lo que se ha dado por llamar la intervención del sector privado por “desgaste”, es decir, la iniciativa privada asume roles que le corresponderían al sector público o que en mucho de los casos este no está dispuesto o no está en condiciones de asumir. Cada vez más, la inversión privada prevalece sobre la pública. Por ejemplo, para las infraestructuras, edificaciones y equipamientos del área del Foro, el sector privado tuvo una participación del 58.44%, mientras que para las actuaciones de los juegos olímpicos el capital fue mayoritariamente público6. Es importante no perder el control de la planificación y gestión y recordar que el llamado gobierno democrático de Barcelona (década de los 80), logró la conciliación entre gestión pública e iniciativa privada ya que, hasta 1992, el poder municipal tuvo la máxima autoridad para poder reconducir el fuerte flujo de capitales de los operadores urbanos privados; reconducirlos hacia unos objetivos claramente colectivos utilizando los instrumentos de planificación urbana disponibles, bien perfeccionados: el Pla Regional Metropolitano, las ordenanzas municipales, los Planes Especiales, los concursos y los proyectos urbanos y arquitectónicos concretos. [Montaner, 2008: en línea].

Reflexiones finales La experiencia barcelonesa nos muestra la importancia del espacio público para el desarrollo urbano de la ciudad en su sentido más amplio, ya que considera aspectos urbanos, ambientales, económicos y sociales en el sentido de equidad y bienestar. Destaca la intervención equilibrada de las actuaciones ur6

Fuente: Ayuntamiento de Barcelona, 2004

banísticas en la ciudad condal, en las últimas décadas, donde se han realizado proyectos nuevos y de rehabilitación urbana de escalas variadas con una visión articuladora de la estructura urbana de la ciudad. La “fórmula” es compleja y muy variada, podemos destacar algunos elementos fundamentales: un momento histórico que permitió la creación de un gobierno local con toda la voluntad de democratizar sus espacios urbanos, la definición de un Plan General Metropolitano flexible y con una visión a largo plazo, la equidad y estructuración del espacio público, que permiten la cohesión social en las áreas centrales y periféricas de la ciudad ( a través de la áreas de nueva centralidad), ejes y paseos urbanos. Aunado a lo anterior detectamos dos eventos clave que permitieron la inversión público-privada para el desarrollo de los proyectos: los Juegos Olímpicos de 1992 y el Foro de las Culturas 2004, éste último con menor empuje pero que ha permitido dar continuidad al desarrollo de la ciudad condal. Por su parte los Planes Especiales de Reforma Interior (PERI) han resultado ser una herramienta urbanística que ha permitido desarrollar a detalle los proyectos urbanos, con la cualidad de permitir la intervención de los diferentes actores sociales para articular los proyectos al tejido urbano y social. A lo largo de la reciente historia urbana de la Barcelona contemporánea, observamos no solo la continuidad de las ideas de los proyectos urbanos a través del Plan General Metropolitano, sino su visión a largo plazo y la flexibilidad de los instrumentos de planeación y gestión para adecuarlos a las situaciones de contexto. No obstante, en las intervenciones más recientes - aunque se reconoce la prevalencia del sector público en los procesos de


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Flores, M.; Vergara, E.: La planeación y gestión urbanas para el desarrollo de los proyectos en la Barcelona contemporánea.

renovación de los espacios urbanos de la ciudad-, el sector privado está ganando terreno en las actuaciones urbanísticas hecho que algunos han llamado la intervención del sector privado por desgaste, es decir, la iniciativa privada ha asumido roles que le corresponden al sector público o que en muchos casos este no está dispuesto a tomar. Ante esta situación se

hace necesario recordar la visión social de los proyectos del gobierno democrático de principios de los años setenta y la conjunción que se logró hacer entre la intervención públicaprivada para el desarrollo de los proyectos urbanos. Visión que se tradujo en términos de planeación y gestión del proyecto urbano en el llamado Modelo Barcelona.

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María de Lourdes Flores-Lucero Profesora-investigadora de la Facultad de Arquitectura de la BUAP. Doctora en Gestión y Valoración Urbana por la Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona, España. Miembro del SNI, Nivel I. Miembro del Cuerpo Académico Sustentabilidad y Desarrollo Urbano Sustentable. Perfil PROMEP. Miembro del Padrón de investigadores de la BUAP. Miembro del Consejo de Ecología del Municipio de Puebla. Correo electrónico: maria.flores@correo.buap.mx Enrique Vergara-Juárez Diploma en Estudio Avazados (DEA) del Doctorado en Gestión y Valoración Urbana de la Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona. Miembro de la Red de Estudios Territoriales desde la Sustentabilidad (RETSUS).


TEORÍA-HISTORIA-PATRIMONIO EDIFICADO Véjar, C.: La cultura ambiental del Gran Caribe.

La cultura ambiental del Gran Caribe. The Grand Caribbean environmental culture. Carlos Véjar Pérez-Rubio Universidad Nacional Autónoma de México elaleph@archipielago.com.mx

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Resumen El tema del desarrollo urbano, la arquitectura y la cultura ambiental de la región del Gran Caribe es analizado en este trabajo, partiendo del concepto de ambiente como unidad del hombre y el entorno, natural y artificial. Se hace una somera caracterización de la cuenca de los huracanes, su devenir histórico, sus condiciones geográfico-físicas y las formas de vida que en ella se recrean, en las que se expresan la pobreza material y la desigualdad social que privan en la región. Y se expone asimismo la enorme riqueza cultural de la que paradójicamente ha estado siempre dotada, cuya proyección es universal. Palabras clave: Sincretismo, identidad, cultura ambiental, urbanismo-arquitectura, Caribe.

Abstract

The issue of urban development, architecture and cultural ambience of the Great Caribbean region is discussed in this essay, based on the concept of ambience as a unity of man and the environment, natural and artificial. It makes a brief characterization of the hurricane basin, its historical, geographical and physical conditions and ways of life recreated there, in which material poverty and social inequality that prevail in the region are expressed. And it also exposes the enormous cultural richness that paradoxically has always been gifted, whose projection is universal. Key words: Syncretism, identity, environmental culture, , town planning- architecture, Caribbean

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1. El ambiente y la ciudad a identidad ambiental del Gran Caribe… interesante tema a investigar en estos tiempos en los que la globalización, el cambio climático y la sustentabilidad están en boca de todos. Se trata al fin y al cabo de la vida del planeta y de todos aquellos seres que lo habitan. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos realizada en Vancouver en 1976, se definió el sistema ambiental — el habitat— como “el ámbito físico natural y artificial en el que desarrollan su vida las sociedades humanas”. Es el habitar lo que le da sentido a un sistema ambiental, trátese de minúsculos poblados rurales o de grandes centros urbanos. Las obras arquitectónicas cobran vida solamente cuando son habitadas por una determinada sociedad (Oliver, 1978: 8)1. Y es la habitabilidad la categoría que mejor califica sus cualidades funcionales, estéticas, simbólicas y técnico-constructivas. La cultura ambiental que se genera en toda ciudad en un momento histórico determinado es tan multifacética y variada como lo sean sus habitantes, unidos o diferenciados por motivos económicos, políticos, ideológicos, sociales, religiosos, étnicos y culturales, en su más amplia acepción. Son los individuos, los sujetos sociales, con su actuación e interacción consciente e inconsciente, quienes van creando ese complejo entramado de la vida urbana.

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1 Muchos años y esfuerzos ha costado superar la visión estrecha del historicismo moderno de la arquitectura, originada en la History of Architecture de James Fergusson (1874), que consideraba solamente a las grandes obras como “arquitectura” y centraba su atención en los edificios construidos, soslayando las relaciones entre éstos y las sociedades que los construyeron y habitaron.


TEORÍA-HISTORIA-PATRIMONIO EDIFICADO Véjar, C.: La cultura ambiental del Gran Caribe.

Cada ciudad se vive y se percibe de cierto modo por cada uno de sus habitantes, para quienes siempre existirá la calle entrañable, la esquina memorable, la casa, la escuela, la tienda, el cine, la iglesia, la fuente, la estatua, la pinta en el muro, el farol fundido, la plaza arbolada, la banca en el parque, la parada del tranvía o del autobús. En realidad, todos los habitantes de una ciudad tienen relación cotidiana o eventual con alguna o varias de sus partes, lo que hace que la imagen que conservan de ella esté siempre llena de recuerdos y significados. Las relaciones que se establecen entre los pobladores, las diversas expresiones culturales que se manifiestan en la convivencia cotidiana, los ritos, los mitos, los usos y costumbres, las tradiciones, las contradicciones sociales, sumados a las características geográfico-físicas del lugar y a sus antecedentes históricos, conforman la cultura ambiental y le dan a una ciudad su carácter específico, acercándola al campo de la poética urbano-arquitectónica, en cuya expresión metafórica las edificaciones son símbolos polisémicos en los que una cultura se reconoce a sí misma. Henri Lefebvre, allá por el siglo pasado, decía: “Habría que estudiar cómo se significa la globalidad (semiología del poder), cómo se significa la ciudad (es ésta la semiología propiamente urbana), y cómo se significan las maneras de vivir y habitar (semiología de la vida cotidiana, del habitar y del habitat).” (1969: 83), La lección era evidente: el espacio en su totalidad está cargado de sentido. “La justicia ambiental materializa la justicia social”, decía el arquitecto cubano Fernando Salinas en su estudio sobre la cultura ambiental de la Revolución Cubana, publicado en La Habana en 1984 (en Véjar, 1994:36), axioma que se expresa crudamente en las ciudades caribeñas, en

las que la desigualdad social —y ambiental— es carta de identidad. En su propósito manifiesto de hacerlas a su imagen y semejanza, el Primer Mundo les exporta una arquitectura y un concepto de ciudad a partir de sus peculiares modos de vida, sus avances tecnológicos y su potencialidad económica, expresiones que contrastan con aquellas que emergen anónimas y precarias en los barrios populares. Ambas expresiones urbano-arquitectónicas muestran dos mundos encontrados y conforman una sola, desoladora realidad, por ello es conveniente analizar los precedentes (fig. 1).

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Figura 1. La Habana de Forestier (1925).

En los años 30 del siglo pasado (XX), cuando soplaban ya con fuerza en el mundo los vientos de la modernidad, los temas relativos a la ciudad y la cultura ambiental que en ella se genera atraían cada vez más la atención de los especialistas, principalmente en los países desarrollados. Todo había comenzado a mediados del siglo XIX, cuando la expansión acelerada de la sociedad industrial y la urbanización consiguiente2 propiciaron el surgimiento de una nueva disciplina, distinta a las artes urbanas anteriores por su carácter

La población urbana de Europa no pasaba del 3% hacia 1800 y la de Estados Unidos alcanzaba el 6.1% del total. Un siglo después, hacia 1900, esos porcentajes se habían proyectado al 40%, aproximadamente, mientras que en México sólo el 10.5% de la población era urbana. Para 1930, 49% de la población inglesa y 45% de la estadounidense habitaba ya en grandes ciudades. (Cf. Fernando Chueca Goitia, 1970: 186).

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reflexivo y crítico, y sus pretensiones científicas: el urbanismo. A lo largo de ese siglo, pensadores como Owen, Carlyle, Ruskin, Morris, Fourier, Cabet, Proudhon, Marx y Engels, entre otros, se habían ocupado del problema de la ciudad, sin disociarlo nunca de las cuestiones relacionadas con la estructura y la significación de las relaciones sociales, así como de su correspondencia con su opuesto, el campo. Incluso, la idea de la ciudad como sede de la vida civilizada, contrapuesta a la barbarie rural, es puesta a crítica por muchos de estos pensadores, alineados con el socialismo emergente de la época.

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Figura 2. El plan de Haussmann para París (Burnham, 1993)

Cabe recordar que en ese entonces se realizaron importantes obras de regeneración urbana a fin de embellecer y sanear las ciudades europeas y estadounidenses, en donde el proceso de industrialización estaba más avanzado (Sánchez Ruiz, 2008)3, siendo quizás la más significativa la ejecutada en el corazón medieval parisino bajo los designios del barón Georges Haussmann, prefecto de esa región

del Sena entre los años 1853 y 1870. Este ambicioso plan de modernización del París decimonónico (fig. 2), que barrió con buena parte de los barrios antiguos, habría de tener gran influencia en ulteriores propuestas aplicadas a las más variadas urbes del planeta, latinoamericanas e incluso caribeñas. Cabe señalar que detrás de esos propósitos —y los de funcionalidad y seguridad que les acompañaban— estaba también la necesidad apremiante del Estado de revalorizar el suelo urbano, a fin de abrirle un camino atractivo al capital de los inversionistas inmobiliarios privados, necesario para el desarrollo urbano arquitectónico de las zonas regeneradas, cuyos habitantes originales fueron expulsados sin miramientos a los barrios proletarios de la periferia. La convivencia en la gran ciudad modernizada se complicaría todavía más a partir de ese momento. El filósofo y sociólogo alemán Georg Simmel publica en 1903 su libro Las grandes ciudades y la vida del espíritu, cuestionando ahí la enajenación del hombre moderno que habita en la gran ciudad, vista como un conjunto de edificios, aglomeraciones, tráfico ininterrumpido de personas y mercancías, en donde la vida es más intelectual y fría que en la ciudad pequeña. En las grandes ciudades, la proximidad espacial está asociada a una distancia espiritual, y los sentimientos y lazos afectivos de la población son menos importantes que en la ciudad pequeña. (op. cit: 55). Y hay que pensar que las grandes ciudades en su tiempo eran, por ejemplo, Berlín, que en 1910 tendría 3,400,000 habitantes (fig. 3); o París, con 3,000,000; o la más grande, Londres, que llegaría a los 7,000,000 de habitantes en ese mismo año (García Ramos, 1965: 93) Este traba-

Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos y, en segundo término, Holanda, Italia y España, fueron los países en donde surgieron los principales planes para adecuar sus ciudades a las nuevas exigencias de la sociedad industrial, el crecimiento demográfico y la ajetreada vida que se gestaba. Se crearon incluso diversas escuelas de planeación urbana, que habrían de interactuar a lo largo del tiempo. Este urbanismo moderno comienza a definirse entre 1830 y 1850, con la promulgación de las primeras leyes sanitarias.

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jo de Simmel es el corolario de su obra mayor, Filosofía del dinero (1900), en la cual cuestiona el ideal romántico del progreso cultural al sostener que la economía del dinero estimula en el hombre la tendencia a la abstracción, favorece el desarrollo de las facultades intelectuales en menoscabo de las afectivas y, al mismo tiempo, provoca una despersonalización de las relaciones humanas (Simmel, 2003)4.

procesos migratorios inherentes, han propiciado que la yuxtaposición de símbolos edificados sea más un desorden ininteligible que una estimulante expresión de variedad.

Figura 4. Charlotte Amalie, Islas Vírgenes. Fotografía: Germán Carrasco

Figura 3. Friedrichstrasse, George Grosz, litografía, 1918.

2. Tipos y estereotipos caribeños El espacio urbano arquitectónico no es algo inmutable, que se manifieste siempre de igual manera. Más bien, una vez definido como signo, este espacio pasa a ser reconocido como una matriz generadora de signos. En el caso de las ciudades caribeñas (fig. 4), asentadas en un ambiente de naturaleza exuberante y desbordada, el subdesarrollo y la dependencia, así como los 4

Cf. Choay, (1970: 504).

Antonio Benítez Rojo dice que llevan “en sus entrañas ciudades minúsculas, fetales, nódulos de turbulencia que se repiten —cada copia diferente— por marinas, plazas y callejones” (1998: 251). Además, ocurre con ellas lo mismo que con todas las cosas sometidas a un proceso de mezcla, de mestizaje: pierden su expresión original y lo ambiguo pasa a ocupar en ellas el lugar de lo auténtico, es el sincretismo ambiental, el cual:

[…]tiene una significación que no es negativa o reductiva —como sí ocurre con el eclecticismo—, en primer lugar, al expresar una integración creadora y original de elementos que se fusionan en un producto inédito; y, en segundo lugar, al absorber atributos de la cultura popular dentro de la cultura profesional, otorgando una particular importancia a los componentes vernáculos y aquellos originados en las estructuras productivas, hegemónicas en las plantaciones rurales, los que luego se revierten en las tipologías arquitectónicas urbanas. (Segre, 2003: 17)

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Figura 5. Café de La Parroquia en Veracruz. Fotografía: Joaquín Santamaría.

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La mimesis y la parodia están presentes en las características ambientales de las ciudades caribeñas, sean ellas de origen colonial español, inglés, francés u holandés, como La Habana, Santiago de Cuba, Veracruz (fig. 5), San Juan, Santo Domingo, Cartagena, Maracaibo, Panamá, Puerto Limón, Nassau, Kingston (fig. 6), Saint George’s, Port-au-Prince (en creole Pòtoprens), Cap-Haïtien, Fort-de-France, Basse-Terre, Portof-Spain, Point-a-Pitre, Oranjestad y Willemstad, por mencionar sólo algunas de las principales Bridgetown, por ejemplo, la capital de Barbados, es tan británica que sus estrechas callejuelas de nombres ingleses, como Broad Street, desembocan en una Trafalgar Square en miniatura, estatua de Nelson incluida (Cuesy, 2002). Willemstad, la capital de Curaçao, es en buena medida una reproducción a escala de Amsterdam, si bien en la capital de Holanda las fachadas de los edificios escalonados en hilera no son multicolores ni se reflejan en el tibio mar azul, sino en los grises y gélidos canales que la surcan. Fort-de-France, la capital de Martinica, es una porción de Francia situada en los trópicos, en la que los isle-

Figura 6. Kingstown, San Vicente. Fotografía: Germán Carrasco

ños siguen los dictados de la moda parisina, consumen baguettes y croissants, beben vino y pagan con euros (francos anteriormente), aunque, cuando la música zouk suena en los aparatos de sonido, el ambiente de los bares y las salas de fiesta se enciende y la cosa cambia. Y encontramos también casos emparentados con lo real maravilloso, como la isla de Saint Martin o Sint Maarten, situada al este de Puerto Rico, que está partida en dos: la fracción sur pertenece administrativamente a las Antillas Holandesas, junto con Curazao, Bonaire, San Eustaquio y Saba, y tiene como capital a Philipsburg; mientras que la parte norte pertenece a los territorios de ultramar de Francia, y su capital es Marigot. A pesar de la minúscula superficie de la isla —98 km2—, ambas ciudades, matices de por medio, son un espejo de la cultura ambiental de sus respectivas metrópolis, transportada al trópico. Un caso diferente es el que se da en los territorios continentales, por ejemplo, en el Caribe costarricense, en donde las playas de arenas blancas se extienden al pie del imponente bosque tropical húmedo que es el Par-


TEORÍA-HISTORIA-PATRIMONIO EDIFICADO Véjar, C.: La cultura ambiental del Gran Caribe.

que Nacional de Cahuita, marco exuberante en el que se ha desarrollado una cultura original y propia, surgida del encuentro y mestizaje de los indígenas originarios de estas tierras, los colonizadores europeos y los africanos traídos de Jamaica el pasado siglo por las compañías bananeras para trabajar en las enormes fincas de la zona y en la construcción del ferrocarril (a los que habría que sumar también una cierta cantidad de orientales, chinos e hindúes). Esta cultura regional se manifiesta tanto en la lengua —idioma criollo derivado de la fusión del inglés con idiomas africanos que se esparció como un soplo en el Caribe—, como en la arquitectura, la música, la gastronomía, la vestimenta y la misma idiosincrasia de sus pobladores. En el corazón de este paraíso tropical está Puerto Viejo, cuyo ambiente festivo y bohemio hace vibrar en las noches a sus visitantes y a la población local con la cadencia del calipso trinitario, el ska y el reggae jamaiquinos, la salsa neoyorquina y otros ritmos afrocaribeños, que pueden gozarse mientras se saborea alguno de los platillos típicos regionales —rondon y agua de sapo, por ejemplo— en los restaurantes y bares típicos del lugar. Otro caso interesante del Caribe continental centroamericano es el de los garífuna o “caribes negros”, descendientes de aquellos esclavos africanos que huyeron de la esclavitud y se mestizaron con los caribes de la isla de San Vicente, su añorada Yurumein, en el siglo XVII, a los que se les conoce por su estilo de música único, llamado punta, que evolucionó actualmente a lo que llaman punta-rock. El antropólogo mexicano Jesús Serna (2002) cuenta que en una investigación de campo en la costa caribeña de Honduras algunos inmigrantes salvadoreños les decían que:

“los garífunas son muy flojos; no piensan más que en bailar y cantar, para ellos la vida es una fiesta, no les preocupa hacer dinero. Ninguno de ellos quiere dedicarse a algún negocio, fuera de andar

en el mar para pescar o trabajar sembrando, ambas cosas sólo para cubrir lo que necesitan para vivir. Con lo poco que tienen viven felices. No quieren progresar, ni les interesa la modernidad. Es gente que va a vivir pobre todo el tiempo…” (p. 65)

Esas palabras, en los albores del siglo XXI, cuando el pragmatismo, el utilitarismo y el consumo de bienes materiales se imponen en todas las latitudes, lo dicen todo. Se advierte en ellas la dimensión de su alteridad cultural y de su cosmovisión, dirían los antropólogos. La mimesis y la parodia… No es de extrañar. En general, las manifestaciones artísticas, literarias, urbanísticas y arquitectónicas dominantes de los países colonizados y dependientes han estado determinadas siempre por los cánones dictados por las metrópolis, que han coercionado así, históricamente, la creatividad de sus pueblos originarios y mestizos. Alejo Carpentier lo hacía notar en una de sus crónicas parisinas de 1931, en la que afirma que en: “América Latina, el entusiasmo por las cosas de Europa ha dado origen a cierto espíritu de imitación, que ha tenido la deplorable consecuencia de retrasar en muchos lustros nuestras expresiones vernáculas [...] Hemos soñado con Versalles y el Trianón, con marquesas y abates, mientras los indios cantaban sus maravillosas leyendas en paisajes nuestros, que no queríamos ver” (Carpentier, 1985: 481).

Este fenómeno se centraba precisamente en París y, en segundo lugar, en Londres, al menos desde la segunda mitad del siglo XIX. Toda la cultura ambiental de América Latina y el Caribe en esa época dará cuenta de ello.

3. Caribbean Style La influencia cultural de los Estados Unidos, notoria ya en los años 20 del joven siglo XX ― the roaring twenties―, cobra mayor intensidad en la década del 30, sobre todo en el área del Gran Caribe (fig. 7), en donde estaban sus dos joyas más preciadas, Cuba y Puerto Rico, de

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las que sale un flujo continuo de visitantes y emigrantes, de todas clases sociales, hacia Florida y Nueva York, principalmente, aprovechando los vuelos de las compañías comerciales de aviación que comenzaban a regularizarse en esos tiempos, o las travesías de los barcos de las navieras tradicionales. Esta influencia cultural e ideológica estadounidense desplazará definitivamente a la europea en los años 50, al término de la Segunda Guerra Mundial, contando para ello con los continuos avances en la comunicación de masas, como la radio, el cine y la televisión, que difunden exitosamente las bondades del american way of life y su entretenimiento. Es el despegue de la sociedad de consumo, que en nuestra época ha llegado a niveles insospechados.

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Figura 7. Puerto Príncipe, Haití. Fotografía: Germán Carrasco

Esta vía imitativa, no obstante, estaba lejos de ofrecer un camino fácil y seguro. Los modelos y dogmas importados se confrontaron siempre —en un interesante ejercicio dialéctico—, con los diversos factores que conforman la realidad concreta caribeña, imposibles de soslayar. Las condiciones físico ambientales, por ejemplo, rebasan las fronteras geopolíticas y temporales, teniendo una influencia determinante en el carácter e idiosincrasia de los pobladores y en su modo de vida. Y esto, no es determinismo ambiental. “La influencia de la naturaleza es el único elemento que no cambiará con la metamorfosis de las culturas tradicionales”, dice Bruno Stagno en su libro Arquitectura para una latitud (1997: 33). Y cita enseguida al arquitecto estadounidense Louis Kahn, quien una vez dijo que:


TEORÍA-HISTORIA-PATRIMONIO EDIFICADO Véjar, C.: La cultura ambiental del Gran Caribe.

“se aprenden las reglas del arte viendo mucho, oyendo mucho y sintiendo mucho, pero hay otras cosas que surgen de las características mismas del aire y de la luz… presencias eternas y muy simples con las que debe mantenerse una conversación permanente en arquitectura” (íbidem).

En las zonas tropicales, los espacios arquitectónicos deben protegerse del sol, que irradia calor y luz excesivos, lo que proyecta la convivencia hacia el espacio público sombreado y debidamente ventilado. La vivienda cerrada e introvertida de los climas fríos o del desierto inhóspito es reemplazada por la casa abierta al exterior, con el que se establece una relación a través de sucesivos espacios sombreados, con diferentes acentuaciones lumínicas. La ventilación debe ser cruzada y los espacios interiores más altos, con techos protectores de acentuada pendiente y acabados que no absorban el calor. La luz es filtrada, modulada, atenuada por volados, terrazas, parteluces, celosías y vitrales, que juegan al mismo tiempo un importante papel en la estética arquitectónica. Los espacios abiertos —el patio, el jardín, la calle, el parque, la plaza...— suelen acogerse a las frondas de los árboles que abundan en esas regiones (fig. 8). Pero también deben protegerse los lugares habitables de los vendavales que tanto abundan en esas latitudes y del agua que suele acompañarlos. En los países desarrollados ha existido siempre la creencia de que el hombre que habita en el trópico es un ser indolente, perezoso, extrovertido, festivo, sensual, que cuando no se encuentra bailando, cantando o amando está plácidamente dormido bajo un sombrero de palma en una hamaca suspendida de dos palmeras, de donde le basta estirar la mano para cortar una banana cuando tiene hambre y un coco para saciar su sed. Visión estereotipada que el cine hollywoodense y la literatura best seller se han encargado de difundir,

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Figura 8. Barrio de La Huaca, Veracruz. Fotografía: Carlos Véjar Pérez-Rubio

mientras hacen caso omiso de los Premios Nobel surgidos de la región. Poco se sabe en esos lugares primer mundistas de las penurias que se padecen en las zonas tórridas por los rigores del clima, acentuados últimamente por el calentamiento global, que van desde la canícula provocada por el sol abrasador, la humedad excesiva, las lluvias torrenciales, las


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inundaciones, los vientos huracanados y la sequía prolongada, a lo que se suman plagas de insectos y alimañas que destruyen las cosechas y provocan las más diversas enfermedades tropicales. Calamidades todas ellas difíciles de enfrentar con los limitados recursos de los países subdesarrollados y que, lógicamente, padecen con mayor intensidad las mayorías depauperadas que habitan en los barrios populares de las ciudades, cuyas condiciones urbanísticas y arquitectónicas están lejos de brindarles una adecuada protección del inclemente medio físico, por muy folclóricas y típicas que puedan lucir a veces las edificaciones. Es en este marco en el que se genera todos los días la cultura ambiental de una gran parte de la población caribeña, que contrasta con aquella de los sectores acomodados y los turistas extranjeros, cuyo modo de vida es radicalmente distinto y, desde luego, mucho más seguro y receptivo a las influencias foráneas, con las que hay que estar obligadamente a tono. La (in)justicia social y ambiental de la que hablaba Fernando Salinas (Véjar, 1994), está aquí bien expresada.

4. Reflexiones finales Los pueblos caribeños han desarrollado a pesar de todo una cultura ambiental propia a lo largo de los siglos, una cultura híbrida (García Canclini, 1989: III)5 que no ha podido ser engullida por el “progreso” y la “modernidad”, a pesar de los más entonados cantos de sirenas eurocéntricas, lo que ha sido clave para la construcción de su identidad regional. Una cultura derivada de las peculiaridades étnicas de sus habitantes, de sus antecedentes históricos y de las formas de organización social y producción económica que se han

desarrollado en la zona a lo largo del tiempo, incluida desde luego la herencia colonial, que no puede ser mirada de lado.

Figura 9. Arquitectura vernácula del Caribe tico. Fotografía: René Moser

La palabra híbrido, al trasladarse de la biología a los análisis socioculturales, perdió univocidad, por lo que algunos prefieren hablar ahora de sincretismo cuando se refieren a cuestiones religiosas; mestizaje cuando se trata de historia y antropología; y fusión, tratándose de música.

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La riqueza de lo vernáculo se expresa en los espacios arquitectónicos construidos todavía con materiales y técnicas artesanales preservadas celosamente por la tradición, en los que la adecuación al clima y la idiosincrasia es fundamental, a pesar de las limitaciones y riesgos mencionados. Los magníficos ejemplos de este tipo de arquitectura que se pueden encontrar aún en los más diversos ámbitos del Gran Caribe, que contrastan con las anónimas torres de cristal que extienden sus tentáculos al ámbito bucólico, son una buena muestra de ello, como lo son también la música, los bailes, las fiestas, la gastronomía, la vestimenta, los giros lingüísticos y las artesanías, entre tantas otras manifestaciones populares (fig. 10). Roberto Segre recuerda en un ensayo reciente que hace un par de décadas circuló por el mundo el libro Caribbean Style (Slessin et al, 1985), que difundió la belleza naïve de la arquitectura popular antillana,

asienta ni necesaria ni mayoritariamente en las zonas urbanas, sino a lo más, en su periferia, en donde se encuentran playas hermosas y paisajes cautivantes. El problema de la identidad ambiental —que no puede entenderse sin su opuesto: lo diferente— adquiere una connotación particular en este caso, ya que la colonización hispana impulsó la creación de importantes ciudades en el Caribe insular y continental, identificadas con las instituciones políticas, administrativas y comerciales de la metrópoli española y puente necesario para el flujo de riquezas de sus vastas posesiones americanas. Los principales símbolos edificados serán las fortalezas, las plazas, los cabildos, los templos, los palacios señoriales, las mansiones, los mercados (fig. 10).

“[…] imagen paradisíaca coincidente con el acelerado desarrollo turístico de la región y la proliferación de hoteles, resorts, Clubs Mediterranée, en todas las playas y costas de las islas, cuya utilización por los visitantes del Primer Mundo movilizó a las frágiles economías locales, sometidas a progresivas crisis por los acelerados cambios en el sistema mundial globalizado” (Segre, 2006: 46-61).

Esta arquitectura vernácula se explica además por la preeminencia del medio rural sobre el medio urbano en la mayor parte de la región caribeña, en donde el proceso de urbanización ha sido más lento que en otras partes de América Latina. Entre otras causas, habría que anotar que la industrialización, asociada históricamente con la urbanización, ha sido más limitada en la cuenca de los huracanes, particularmente en las islas del archipiélago. Y el turismo, la “industria sin chimeneas”, de gran desarrollo en la región y empleador intenso de mano de obra del ámbito rural, no se

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Figura 10. Habana vista desde Casablanca, 1959. Fotografía: Jean-Bernard Naudin


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Pero nada semejante ocurrió con el resto de las islas y territorios continentales colonizados por las otras potencias europeas, considerados únicamente como centros de producción de azúcar, café y tabaco, en los que las ciudades no eran más que puertos de abrigo para el almacenamiento y la exportación de la materia prima. De allí la modestia relativa de los centros urbanos franceses, holandeses e ingleses, que contrasta con la monumentalidad de las ciudades españolas, destacando también en esos territorios la vivienda vernácula de los ricos hacendados como icono del sistema ambiental de la plantación, contrastando con los barracones del batey6 en los que se hacinaban los esclavos. Desaparecido el sistema colonial hispano en las postrimerías del siglo XIX, disminuido el francés, el inglés y el holandés, e implantado ya firmemente en la región el dominio estadounidense en las primeras décadas del siglo XX, serán estos contrastes y la hibridación resultante del encuentro de la cultura popular con los modelos europeos y norteamericanos importados por las burguesías nacionales y las compañías transnacional es, lo cual será adaptado por los arquitectos, constructores y usuarios de cada localidad, siendo los que le otorguen su sello a la cultura ambiental caribeña, con sus consecuentes peculiares rasgos de identidad.

6 En Cuba y la República Dominicana, la unidad básica de la producción de azúcar se suele llamar ingenio. Algunas de las partes que los componen son: oficina administrativa central, el ingenio azucarero, una refinería de azúcar, la oficina de la ciudad y los campos de caña, así como diversos equipos de producción, como camiones, trenes, tractores, y la zona de vivienda para los trabajadores, llamado batey, lugar cercano de los trabajadores a su sitio de trabajo


TEORÍA-HISTORIA-PATRIMONIO EDIFICADO Véjar, C.: La cultura ambiental del Gran Caribe.

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Carlos Véjar Pérez-Rubio Arquitecto, Maestro en Historia del Arte y Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Investigador en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM y profesor de la Facultad de Arquitectura de la misma universidad. Fundador y director general de Archipiélago. Revista Cultural de Nuestra América. Sus libros más recientes son La espiral del sincretismo. En busca de una identidad para nuestra arquitectura (2007), Plaza Cuicuilco y otros cuentos de variada intención (segunda edición 2010) y El exilio latinoamericano en México (Coordinador, segunda edición 2010). Este artículo se realizó en el marco del proyecto de Investigación Básica “Independencia y comunicación. México en las redes de información atlánticas, 18101821”, (clave Conacyt 83711).

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Fuentes, patrones y modelos modernos en la decoración interior de las residencias palaciegas de los industriales en Lodz. Modern patterns and models versus decorations of Łódź interiors in industrialists’ residencies Ewa Kubiak Universidad de Lodz e.kubiak24@gmail.com

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Kubiak, E.: Fuentes, patrones y modelos modernos en la decoración interior de las residencias palaciegas de los industriales en Lodz.

Resumen El artículo describe y analiza algunos ejemplos de decoración en interiores de residencias (villas y palacios) propiedad de industriales en la ciudad de Łódź, caracterizando en el contexto de los modelos, lo que podría haber sido la fuente (original o secundaria) de su creación. Los conceptos que se mencionan en el título, “patrones” y “modelos”, son entendidos de manera diferente. Los primeros son fuentes impresas, tales como tratados o publicaciones, que de alguna manera han afectado la tradición arquitectónica europea, mientras que los modelos son objetos específicos, que pudieron haber influido historicísticamente en las composiciones en Łódź. Se presta especial atención a los modelos y patrones de los siglos XVI y XVII expresados en dibujos de autores como Sebastiano Serlio, Hans Vredeman de Vries y Dietterlin Wendel, los cuales fueron modificados y multiplicados durante los siglos siguientes, gozando finalmente de mucha popularidad en Lodz en el siglo XIX. La Capilla de Segismundo I en la Catedral de Cracovia fue en ese momento un modelo cuyos trazos fueron muy importantes para el gusto de los polacos relacionándolo con la búsqueda del “estilo nacional”. Palabras clave: patrón, fuente, Sebastiano Serlio, arquitectura del siglo XIX, residencias.

Abstract

The article discusses examples of decorations from interiors of Łódź industrialists’ residencies (villas and palaces), characterised in the context of models, which might have been the (original or secondary) source of their creation. The notions, which are mentioned in the title, namely “patterns” and “models”, are understood in a different way. Patterns are printed sources, such as treatises or publications, which have affected international European architectural tradition, while models are specific, created objects that may have influenced historicist Łódź compositions. Particular attention is paid to models and patterns of modern provenience (16th and 17th centuries – drawings of such authors as Sebastian Serlio, Hans Vredeman de Vries and Wendel Dietterlin), transformed and duplicated in later centuries, which enjoyed great popularity in Łódź. An important model, which means a specific object shaping Polish tastes and fulfilling demand for the national style, was certainly Sigismund’s Chapel — its traces can be found in decorations of Łódź residencies. Key words: patterns, models, Sebastiano Serlio, architecture of 19th century, residencies.

L

a arquitectura de la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX no tiene un estilo homogéneo, es más bien un mosaico de estilos y formas, que al mezclarse crean un efecto colorido y único. El arte en Lodz es uno de los mejores ejemplos de un caleidoscopio estilístico que surgió de la variada pluralidad social y de las búsquedas artísticas de finales del siglo. A menudo en el mismo edificio encontramos elementos arquitectónicos procedentes del gótico, del renacimiento o del barroco en una simbiosis con las nuevas formas del modernismo. Para el arte de finales de siglo XX en presenta un cierto dualismo: Por un lado se habla de una época en la que aparecen nuevas solucio-

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nes, tanto espacial-funcionales como también en cuestión de materiales modernos, por otro lado sin embargo se trata de un arte profundamente arraigado en la tradición de las épocas pasadas. Esta característica se encuentra no tan solo en la decoración exterior y en las fachadas sino también en la composición de los interiores. A veces en un edificio con un “orden estilístico” donde cada habitación presenta formas de una época determinada, en otras ocasiones sin embargo se pueden encontrar estucos decorativos del estilo rococó encima de una estufa renacentista con finos herrajes de motivos vegetales del modernismo. Estas singularidades decorativas se observan tanto en la arquitectura residencial como en ejemplos de arquitectura sacra, sin embargo este breve artículo se dedicará únicamente al análisis de algunas edificaciones seglares elegidas, concretamente residencias palaciegas de los industriales de Lodz, cuyos interiores presentan las formas modernas más interesantes. El análisis se centra sobre todo en la decoración ornamental que abunda en las villas y palacios de Lodz, las cuales se encuentran en techos, revestimientos de paredes, en los portones, en la decoración de estufas y chimeneas. Los términos “fuente” y “patrón” se emplean como términos diferentes, las fuentes en particular las escritas, se entienden como tratados y publicaciones ocasionales, que tuvieron cierta influencia en la tradición arquitectónica europea, mientras que como patrones se designan aquí a las realizaciones físicas concretas que pudieron haber tenido cierta influencia en las composiciones historiadoras en Lodz. Pero también aquí hay un dualismo indiscutible y es difícil de separar los alcances de las influencias de forma decidida. Sobre los motivos renacentistas en lo general en la ar-

quitectura polaca del siglo XIX y XX escribieron Tadeusz Jaroszewski y Andrzej Rottermund. Ambos autores señalan a menudo fuentes concretas, sin embargo se dedican en primer lugar a analizar las decoraciones exteriores, haciendo referencia al interiorismo solamente en pocas ocasiones y refiriéndose a realizaciones posteriores, de los años 20 del siglo XX (Jaroszewski, Rottermund, 1976: 613-638). Las referencias renacentistas en la arquitectura de Lodz menciona Irena Popławska al margen de su análisis Architektura mieszkaniowa Łodzi w XIX wieku [Arquitectura residencial en Lodz en el siglo XIX] como la fuente principal de los motivos renacentistas en las realizaciones en Lodz, la autora apunta a la formación profesional de los artistas (entre otro menciona por ejemplo la predilección para el renacimiento italiano de Hilary Majewski, que estudió en la Academia de Bellas Artes en San Petersburgo) pero también las publicaciones de los años 70 del siglo XIX que promovían este estilo (Popławska, 1992: 123-128)1. Pero también en este caso se trata tan solo de unas pocas comentarios que surgieron al preparar el análisis general – el capítulo Fuentes y Limitaciones ocupa tan solo seis de las más de cien páginas de la publicación. Al parecer hasta ahora en los análisis de los objetos arquitectónicos de Lodz se empleaban términos clasificatorios que hacían referencia a un estilo o una época en concreto – de este modo tenemos formas renacentistas (o incluso pertenecientes al renacimiento italiano o al estilo neerlandés), formas barrocas, rococó o incluso modernas – sería significativo analizar aquí más profundamente su proveniencia tanto en el contexto de la tradición arquitectónica como en cuanto a la influencia de concretos objetos arquitectónicos modernos.

Como una de las fuentes principales la autora cita: Bauornamente de Nauzeit, Berlin 1886; A. Geul, Die Anlage der Wohngabäude mit besonderer Rücksicht auf das städtliche Wohn und Miethaus, Stuttgart 1868. 1


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Kubiak, E.: Fuentes, patrones y modelos modernos en la decoración interior de las residencias palaciegas de los industriales en Lodz.

Figura 1. El esquema del techo de castrón, Sebastiano Serlio, Libro quarto: Regole Generali di Archtettura di Sebastiano Serlio Bolognese, Sopra la cinque maniere de gli edifici, cioé, Toscano, Dorico, Ionico, Corinthio & Composito, Venezia 1566

Un elemento que a menudo domina el interior es la decoración del techo y más si se trata de un techo de casetón. El orden general muestra a menudo coincidencias con el tipo de composiciones arraigadas en le época moderna e igual que en la arquitectura de ésta época en primer plano se encuentran esquemas basados en el tratado de Sebastiano Serlio. Tal como ya en el siglo XVI y a principios del siglo XVII la fuente más importante para los esquemas decorativoornamentales sigue siendo el cuarto volumen de la obra, donde al final el autor había incluido las composiciones de techos. Al realizar el análisis fueron importantes las dos ediciones venecianas del tratado, una del año 1566 y otra del año 1584, como también de la edición española del año 1552. (Serlio 1566; Serlio 1584; Serlio, 1552[1990].) No se pretende demostrar que los artistas de los finales del siglo se basaban directamente en el tratado del artista italiano, pero no cabe duda ninguna que las ilustraciones incluidas en la obra tuvieron una influencia indudable en la creación de la tradición arquitectónica europea. Jerz Kowalczyk señala unos ejemplos más tempranos de empleo de composiciones de techos, anteriores al tratado de Serlio, quien los incluye en el cuarto volumen de su obra (fig. 1) y a

quien KOwalczyk atribuye su popularización. El autor también presenta ejemplos de modernas composiciones polacas basadas en los modelos de Serlio (Kowalczyk, 1973: 119-125.3). Sebastiano Serlio dedica en su tratado una página entera a indicaciones sobre la composición de “techos planos de madera”. Expone que debería tenerse en cuenta primero el lugar donde se va a colocar la estructura (en lo alto) y el lugar desde el que se va a contemplarla (desde abajo). Así que el acabado del techo debe de ser tan plástico que su apariencia quede bien en los ojos del espectador, por lo que el artista recomienda un relieve profundo y una decoración pictográfica explícita. Por supuesto también deben de tenerse en cuenta las reglas de la perspectiva y el tamaño de los elementos, el que debe corresponder con las posibilidades de la percepción, de modo que se puedan contemplar “sin fatiga”. El arquitecto italiano sugiere también algunas soluciones en cuanto a la gama de colores, aunque prefiere claramente las decoraciones multicolores, menciona también la posibilidad de la ornamentación en blanco y negro o en otros colores de contraste, oscuros y claros. Entre otras indicaciones, apunta que Roma, Florencia, Bolonia y en primer lugar Venecia son lugares donde hay más techos de madera de diferentes índoles. Serlio elogia también la costumbre de emplear rosetas doradas y formas grotescas en la decoración del techo. La composición debería estar encerrada y rodeada por una cornisa (marco), que preferentemente debería ser dorada o si no se quisiera emplear el oro para la decoración, se debería elegir un color distinto de los otros. Por encima de todo la composición debería ser homogénea, elegir un solo tipo de decoración (o unos pocos, pero empleados con moderación) y seguirlo al componer el total – de este modo el aspecto total no causa cansancio ni “confunde la vista” (Serlio, 1552: f.LXXII-LXXIII).

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Figura 3. Techo de estuco que imita las formas renacentistas de techo de casetón – villa palacio de Rudolf Keller, C/Gdańska 49/53

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Figura 2. Friedrich Weinbrenner (1810-19)

Una vez establecidas las reglas claras y transparentes de construir techos de madera estuvieron vigentes también en las épocas siguientes. El esquema de la composición promovido por Serlio fue reproducido y repetido varias veces en tratados posteriores, incluso en el siglo XIX, se reencuentran también en muchas realizaciones de Friedrich Weinbrenner en su obra Architektonisches Lehrbuch (publicada en las primeras décadas del siglo XIX), (fig. 2) que más que un tratado era un manual de construcción (algo cada vez más habitual en la época moderna), donde en la tabla Nº17 reproduce algunos ejemplos de decoraciones y entre otros esquemas, a menudo mucho más simples que las propuestas por Serlio, aparece también una composición igual que la del arquitecto italiano (Evers, 2006: 368). Se trata de una composición de octágonos y cuadrados separados por anchos listones y decorados con distintos tipos de rosetas. Exactamente este esquema, uno de muchos incluidos en el tratado de Serlio, fue el más empleado en Lodz (Mączeński, 1956: ilustración727, p.338)2. Normalmente la composición se realizaba en estuco, en algunas ocasiones se empleaba pintura blanca para conseguir un composición muy característica y homogénea. Esta solución se puede contemplar en la villa palacio de Rudolf Keller en la Calle

El esquema gozaba de gran popularidad en la época del renacimiento, como ejemplo podemos nombrar Palazzo Vecchio en Florencia.


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Gdańska 49/53 (fig.3), pero también en la villa - palacio de la familia Jarisch, ubicada en la calle Piotrkowska 153. El esquema de composición fue modificado en varios aspectos, así por ejemplo en casa de R. Keller la composición es muy plana, los listones decorados con astrágalo dividen la superficie en campos y tan solo en unos pequeños casetones cuadrados se encuentra la decoración de carácter flamenco3. En la residencia de los Jarisch (fig. 5) se localiza un orden más complejo y con una composición tridimensional que recuerda más las cajas cuadradas de los casetones. También aquí se habían empleado listones con astrágalos para realizar la división, pero adicionalmente cada campo de la composición fue moldeado de forma tridimensional, sobresaliendo en el centro de cada uno de los elementos. En la composición del techo de la residencia de la familia Jarisch los campos más decorativos son las superficies octogonales, cada una con una roseta en medio. Este estilo está más cercano a los esquemas modernos y el uso de las rosetas para complementar la com-

Figura 4. Techo de estuco como imitación de madera en el palacio de Maksymilin Golfeder, C/ Piotrkowska 77

posición aparece también en el siglo XIX en la obra de Weinbrenner. Un recurso interesante basado en el esquema de Serlio se encuentra en el techo de las escaleras en el palacio de Maurycy POznanski en la Calle Więckowskiego 36. Se trata de una composición de dos sistemas sobrepuestos – uno de formas simples con división en cuadrados y del esquema serliano compuesto por octágonos y cuadrados – los campos más pequeños están enriquecidos decorativamente por unas rosetas doradas sobre el fondo azul y rojo, en los campos más grandes están visibles restos de policromía. En ocasiones las decoraciones de estuco pretendían imitar casetones de un techo de madera y hay que reconocer que los resultados muestran una habilidad extraordinaria de disimularlo – la ilusión es perfecta y sin haber comprobado el material es muy fácil equivocarse a la hora de interpretarlo. En el palacio de Maksymilian Goldfeder en la calle Piotrkowska 77 (figs. 4, 5) se observa el modelo serliano justo en uno de estos techos “imitaciones” (Stefański, 2005: 44).

Figura 5. Los detalles de los techos de la villa palacio de Rudolf Keller, C/Gdańska 49/53 y del palacio de la familia Jarisch, C/Piotrkowska 153.

3 Archivo del Conservador de Patrimonio del Voivodato de Łódz (en adelante AWKZ en Lodz), ficha de registro del edificio, realizada por P. Filipowicz, Łódź 1983 – se incluye solamente una nota genérica sobre la decoración: “Edificio ecléctico, con referencias arquitectónicas al barroco, renacimiento y clasicismo.”

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La composición presenta una gran riqueza tanto en cuanto a la ornamentación como en el uso de colores, las decoraciones de oro muestran un bello contraste con el fondo oscuro correspondiendo exactamente a las reglas artísticas que recomendaba en su época Serlio. Otro ejemplo de un trabajo con características similares que está repitiendo el esquema del tratado italiano es el techo de la habitación de descanso en el palacio de Izreael Poznanski en la calle Ogrodowa 15. En este caso el esquema original fue ligeramente modificado, una parte de los campos octogonales fue sustituida por formas circulares y la composición fue “ordenada” y uniformizada aplicando en cada línea del esquema el principio de alternación de formas. Un aspecto interesante es la elección de los colores para la decoración. Además de los ya enumerados contrastes de colores promovidos por Serlio para la decoración de techos, el arquitecto recomienda también la colocación de rosetas sobre un fondo azul, de tal modo que se crease una sensación de un cielo estrellado (Serlio 1552: f. LXXII ), un reflejo de esta tradición se encuentra en el mencionado techo en el palacio de Poznanski. Parece interesante que algunas de las recomendaciones incluidas en el tratado, que hoy en día parecen carecer de mayor importancia, en su época se empleaban con gran frecuencia. Una interpretación interesante que aprovecha el modelo serliano se ve en la decoración del vestíbulo de la villa palacio de Ewald Kern. El lugar central de la composición ocupa un tragaluz pero en los laterales se encuentran espacios rectangulares “rellenos” de una decoración singular; Un papel estampado de color dorado que repite en miniatura el dibujo de los octágonos y cuadrados, decorado adicionalmente con motivos vegetales (Żaki, 2007: 6-7). La ornamentación que cubre los casetones merece un análisis aparte, que en este momento dadas las limitaciones espaciales y temporales se dejarán al lado.

Figura 6. Esquema del techo de casetón, Sebastiano Serlio, Libro quarto: Regole Generali di Archtettura di Sebastiano Serlio Bolognese, Sopra la cinque maniere de gli edifici, cioé, Toscano, Dorico, Ionico, Corinthio & Composito, Venezia 1566; El techo de casetón en la residencia de Oskar Kon, C/Targowa 61


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Kubiak, E.: Fuentes, patrones y modelos modernos en la decoración interior de las residencias palaciegas de los industriales en Lodz.

Figura 7. Imagen lat. Izq.: El techo de madera en el salón del palacio de Jakub Herz, C/ Kościuszki 4 Imagen lat. Der.: Techo de la basílica de San Juan de Letrán.

El segundo tipo de composición del techo basado en el tratado de Serlio que se observa en los interiores de las residencias en Lodz, se compone por un esquema de octágonos, con cuatro rectángulos alargados y un cuadrado central. En la villa de OSkar Kona en la calle Targowa 61 (fig. 6) se contempla exactamente esta composición, aunque las rosetas decorativas fueron sustituidas en este caso por una forma circular en el centro de cada módulo. Sin embargo el orden de los listones separadores que dividen la superficie creando las formas del esquema e inclusive las imitaciones de remaches que disimulan los herrajes de hierro están perfectamente elaborados. En cuanto a la composición de los techos se encuentran además de los modelos de Serlio, también trabajos que aunque podrían ser relacionados con el tratado italiano, muestran ciertas analogías con algunas realizaciones modernas. Una composición de casetones especialmente bella y de gran riqueza ornamen-

tal se puede contemplar en el techo de una de las estancias en el palacio de Jakub Herz en la calle Kościuszki 4 (fig.7). Se trata de una composición compuesta por grandes cuadrados rodeados de unas figuras en forma de la letra L o T, cruces y rectángulos alargados. Algunos de estos elementos incluidos en la composición se reencuentran, aunque en una configuración distinta, en el tratado de Serlio – en el libro IV en las tablas de las páginas LXXIII y LXXIIII, pero también en el libro III en las páginas LVI – donde el arquitecto presenta las descripciones ilustradas de antiguos monumentos romanos. En algunos casos se ven analogías evidentes entre otros con el techo de casetón realizado por Francisco Borromini en la basílica de San Juan de Letrán en Roma (fig.7). Teniéndolo en cuenta, las fuentes u orígenes de la decoración del techo del palacio de J. Herz podrían encontrarse entre las fuentes y modelos de la época moderna, aunque en este caso resulta mucho más difícil determinar una fuente concreta.

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Figura 8. Imagen lat. Izq.: El techo de madera en el salón del palacio de la familia Poznanscy, C/Wieckowskiego 33 Imagen lat. Der.: La reconstrucción del techo en el palacio en Podhorce (hoy Ucrania), el siglo XVII.

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Sin ninguna duda esta composición es una de las más extraordinarias en Lodz, el color oscuro, y la muy rica pero bien equilibrada decoración trasmite una sensación de suntuosidad, de riqueza, pero también de elegancia. En otras ocasiones sin embargo se tiene que admitir el genérico carácter renacentista de las composiciones, sin someterse en la búsqueda de analogías, sobre todo si se trata de trabajos de un alto nivel de geometricismo con formas simples, como por ejemplo en el techo de casetón en la villa de Herbst en la Calle Przędzalniana 72. El segundo tipo de composiciones de techos en los interiores de residencias en Lodz repite el modelo de las composiciones del siglo XVII de techos con marcos preparados a colocación de los lienzos (estructuras, composiciones enmarcadas). Este tipo de decoración de techo se pone de moda en la época de Vladislav IV, el dibujo del marco que dividía la superficie en campos como también su decoración podrían

reflejar influencias tanto de la tradición italiana como de la holandesa (Miłobędzki, 1980: 223224)4. En la interpretación moderna además de la distribución decorativa un elemento de gran importancia era la decoración pictográfica en enormes lienzos colocados entre los listones divisorios. Las composiciones a la vuelta de los siglos en Lodz por lo común se limitaban a repetir simplemente el esquema de la composición y si estaba acompañado por una decoración pintada, se trataba de imágenes pintadas directamente en el techo y las composiciones no eran de carácter complicado y hacían referencia a menudo a la función que tenía la estancia. Como en el caso de los techos de casetón, también las composiciones enmarcadas eran realizadas en estuco pintado en su totalidad de blanco; Como ejemplo se citan los techos en la residencia de Teodor Majerhof en la calle Dowborczyków 18, o en el palacio de Edward Kern en la Calle Piotrkowksa 179.

Las decoraciones más conocidas de este tipo las encontramos en los apartamentos en Kielce o en las habitaciones del piano nobile en el palacio de Podhorce. 4


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Figura 9. Imagen lat. Izq.: El techo de madera en el salón del palacio de la familia Poznanscy, C/Wieckowskiego 33 / Imagen lat. Der.: El diseño del techo en el palacio obispado en Kilece, el siglo XVII; el diseño con el motivo decorativo de la pared de Tylman van Gameren, la segunda mitad del siglo XVII.

Sin embargo, parecen más interesantes las realizaciones elaboradas en madera o las que, elaboradas en estuco, imitan a la madera de un modo prácticamente perfecto, imposible de distinguir a primera vista. Una de las composiciones más interesantes a presentar es la decoración del techo de la sala representativa en el palacio de Maurycy Ponzanski en la Calle Więckowskiego 36 (figs. 8, 9). La estructura de la composición es bastante complicada, por un lado se relaciona seguramente con el tratado de Serlio, sin embargo por otro lado se muestran ciertas analogías con otras realizaciones polacas del siglo XVII. Algunas formas se pueden encontrar en la composición del techo en el Salón Festivo del palacio en POdhorce (fig. 9), en las habitaciones de apartamentos del palacio episcopal en Kielce o en los proyectos en Ujazd de Tylman de Gañeren (fig. 9). Un patrón más sencillo, basado en el modelo de los techos enmarcados de la época moderna se pueden admirar en algunas estancias del palacio de August Haerting en la Calle Piotrkowska 236, en la villa palacio de Herbst, en el palacio de Goldfeder en Calle Piotrkowska 77 y en la residencia de J. Richter. Estas realizaciones se relacionan tanto con algunos ejemplos presentados por Serlio como con decoraciones del siglo XVII en edificios de tipo residencial. Al margen de estas reflexiones, no hay que olvidarse de las soluciones modernas que aparecieron en Lodz y que con toda la seguridad surgieron sobre el fondo de la confrontación de las experiencias artísticas modernas con formas modernistas y métodos de construcción de finales del siglo XIX. Como ejemplos se presentan los techos que se encuentran en los palacios de E. Kern y M. Goldfeder. En ambos casos se encuentran soluciones modernas que combinan el techo de casetón (palacio de M. Goldfeder) o placas con ornamentos renacentista (palacio de E. Kern) con un tragaluz ubicado de forma céntrica. En el segundo ejemplo, el techo en cuestión se encuentra también en la entrada, se trata de un

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tradicional techo de casetón, de formas más geométricas que modernas, con una extraordinaria vidriera en el centro, un elemento decorativo muy característico para el arte a final de los siglos mencionados y que se encuentra a menudo en los interiores de las residencias en Lodz (Awkz en Lodz, 1996)5. En el mismo edificio se encuentra también otra solución, un precioso techo en el salón marroquí. Por un lado se trata de una estructura tradicional y Krzysztof Stefański lo describe así: “La construcción consiste en vigas redondas transversales con los extremos planos en las paredes. Los campos rectangulares entre las vigas están divididos en cuadrados. Toda la construcción está decorada por un ornamento lineal de formas vegetales y geométricos con motivos arabescos” (Stefański, 2005: 45.).

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Es justo esta decoración ornamental que determina el carácter del interior y refleja la moda contemporánea. Otra influencia que se retoma es de destacadas realizaciones de la época moderna que en los gustos en Polonia, especialmente en los de los artistas, se encuentran reflejados en ciertas formas que podemos contemplar en varias residencias palaciegas de finales de siglo de los industriales en Lodz. Como primer ejemplo de una influencia importante es sin duda la Capilla de Segismundo en Wawel. Se trata de una obra que desde el momento de su construcción se convirtió en un modelo muy importante, como lo describe Stanisław Mossakowski:

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“El lugar que ocupa una obra de arte en la historia artística está definida también por su terreno de influencia. La Capilla Real en Wawel no tan solo despertaba admiración, sino se convirtió también – y es algo muy extraordinario – en el hito en el camino del desarrollo artístico del país entero. (…) Incluso cien años más tarde

los arquitectos que buscaban encontrar un ‘estilo nacional’ estaban repitiendo las formas de la capilla de Wawel. (…) La influencia del mausoleo real incluía también las formas de las decoraciones grotescas (Mossakowski, 2007: 293).

En la segunda mitad del siglo XIX los monumentos que se consideraban “típicamente polacos” o que eran únicos en el país, gozaban de una popularidad excepcional. El interés tanto por la Capilla de Segismundo como por el castillo en Wawel se vio seguramente aumentado por las renovaciones que se estaban llevando a cabo a finales de siglo XIX y principio de siglo XX. Por la gran importancia de estos monumentos destacaban T. Jaroszewski y A. Rottermund (Jaroszewski, Rottermund, 1976: 633). Los trabajos de renovación en la capilla empezaron a principio de los años 90 del siglo XIX, exactamente el 29 de julio de 1891 como se indica en el libro de registro de los trabajos. La restauración de la capilla fue un acontecimiento no tan solo artístico, sino también cultural y social. Los trabajos en el mausoleo y el interés por la edificación se reflejaron en las publicaciones de la segunda mitad del siglo XIX que pudieron tener cierta influencia en la popularización de formas decorativas procedentes del mausoleo. Entre las publicaciones de mayor importancia seguramente fueron seguramente los libros “Las iglesias de Cracovia” publicado en el año 1865 por Filip Pokutynski (fig.10), que incluía las medidas realizadas por M. Mamczyński i E. Baudisch, y “El álbum de los adornos de la Capilla de Segismundo y de dos tumbas […] de la Catedral de Cracovia”, publicado también en Cracovia en el año 1878 con fotografías de Awit Szubert – ambas publicaciones son una extraordinaria fuente iconográfica. T. Jaroszewski y A. Rottermund señalan también a las publicaciones científicas, trabajo que popularizaron las formas rena-

Ficha de registro de la obra del arte, Techo del vestíbulo, realizada por K. Stefański, Łódź.


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Figura 10. Imagen lat. Izq.: Lavabo – villa palacio de Józef Richter, C/ Ks. Ignacego Skorupki 10/12; Imagen Central: Grabado del libro de F. Pokutyński, Kościoły krakowskie [Las iglesias en Cracovia], Kraków 1865.

centistas consideradas ya nacionales. A principios del siglo XIX proyectos como el Castillo de Wawel o la Capilla Real despertaban mucho interés apareciendo en los trabajos de Christian Peter Aigner y Piotr Sierakowski, y algo más tarde también en las publicaciones de Kazimierz Morawski o Slawomir Odrzywolski (Jaroszewski, Rottermund 1976: 614-615). También dignos de mencionar son análisis más modestos como los que se encuentran en “El Calendario Cracoviense de Jozef Chech” de principios de los años 90 del siglo XIX publicado por Stanisław Tomkowicz o Władysława Łuszczkiewicz entre otros. La popularidad de los ornamentos procedentes de la capilla de Segismundo se ve reflejada también en el entorno de Lodz. Muchos motivos se encuentran en la decoración de los interiores de los edificios residenciales, como en las chimeneas, estufas, y la decoración de los revestimientos de madera. Es cierto que algunas de las formas, o por lo menos formas similares, se pueden encontrar también en muestrarios de la época moderna, pero también hay una residencia donde la influencia de la Capilla Real parece indudable, esto es en la villa- palacio de Jozef Richter , ahí se encuentran dos ejemplos de la fuerte influencia del mausoleo cracoviense como modelo artístico: la decoración de la chimenea y del lavabo. (fig.10). Desde luego difícilmente se encuentran motivos decorativos que fueran copias exactas de los ornamentos de la capilla de Segismundo, pero el material piedra arenisca y mármol (Awkz en Lodz (1999)6, el carácter de la decoración, la manera en la que están decorados los pilastras e incluso la selección de los motivos hacen pensar inequívocamente en el mausoleo de los JAgellonen. No se trataba de copiar fielmente los detalles, sino de imitar la impresión que causaba en los visitantes la capilla de Segismundo. La idea para esta solución es probable que vino del ejecutor, no tanto del propietario del pa6

Ficha de registro de la obra del arte, Lavabo, realizada por E. Kajzer, Łódź.

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lacio, en este caso ambos trabajos – tanto la chimenea como el lavabo – proceden probablemente del taller de Antonio Urbanowski. Según Krzysztof Stefanski, mientras el taller estaba trabajando en la capilla de la familia Heinzl, recibió el encargo para algunos de los elementos del interior para “el palacio del Don R.” como se pudo leer en una nota de prensa. En el encargo se trataba de chimeneas “de mármol y piedra arenisca en estilo renacentista”, elementos que encajan con la realización analizada (Stefański, 2000: 56). Un hecho interesante es que uno de los objetos considerados “típicamente polacos” en la segunda mitad del siglo era también el altar cracoviense del siglo XVII de la iglesia Santa Catalina de la orden de los Agustinos en Kazimierz. En Sosnowiec se hizo una copia de la obra que acompañada por otros trabajos que en conjunto tenían que crear un “carácter nacional” de la nueva iglesia. El templo se construyó entre los años 1893 y 1901, su autor fue Karol Kozlowski, un arquitecto de Varsovia. Se trata de una iglesia basilical de tres naves, con un transepto y con una decoración neorrománica. El carácter especial de la iglesia está determinado en primer lugar por su decoración del interior: 14 escenas de contenido histórico y religioso como 62 imágenes de santos con un programa ideológico muy amplio, todo realizado en policromía que cubre las paredes y la bóveda. En las escenas relacionadas con la historia de Polonia y de la iglesia predominan los contenidos nacionales7. Autores de la policromía de los años 1904-1906 son są Włodzimierz Tetmajer y Henryk Uziembło. Las vidrieras con imágenes de santos y el altar principal conjugan perfectamente con la decoración pictográfica. El altar fue donado por los trabajadores y maestros de Walcownia Milowicka (acería “Milowice”) y realizada por el escultor de 7

Figura 11. Wendel Diettterlin 1598

Olkusz, Pawel Turbas. En el altar, además de la escultura, se encuentra la imagen de la Asunción de la Virgen, pintada por Tetmajer. El altar no es una copia exacta, pero aún así se puede indudablemente relacionar con el original. El carácter nacional de la realización determina por un lado la ubicación del altar, por otro lado también algunas formas, en primer lugar la decoración de las columnas cuyos pies están envueltos en una abundante y rica decoración ornamental. En Polonia este tipo de decoración que cubría los pies o la parte inferior de las columnas y que estaban cubiertas por motivos ornamentales, eran muy populares.

En la escena de “Reyes Magos” fueron representados los reyes de Polonia: Kazimierz Wielki, Stefan Batory y Jan Sobieski.


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Kubiak, E.: Fuentes, patrones y modelos modernos en la decoración interior de las residencias palaciegas de los industriales en Lodz.

Figura 12. Imagen lat. Izq.: Columna del portal en el salón del palacio de Jakub Herz, Avda. Kościuszki 4; Imagen Central: H. Vredeman de Vries, Architectura, oder: Bauung der Antiquen auss dem Vitruvius, woellches sein funff Collummen Orden, Antwerpie : Apud Gerardus de Jode, 1577; Imagen lat. Der.: Columna del salón del palacio de la familia Poznanscy, C/Wieckowskiego 33

La gran parte de objetos similares se encuentran en el norte de Polonia (Sulewska, 2004), pero se pueden encontrar numerosos ejemplos también en otras regiones del país. Las columnas decoradas están viviendo, por cierto, el renacimiento de su popularidad en construcciones historiadoras de la época moderna. Los patrones – igual que en los siglos XVI y XVII – proceden mayormente de las obras de Hans Vredeman de Vries (Vredeman de Vries, 1577; Zimmermann, 2002: 73-74) [fig. 12] y de Wendel Dietterlin (1598 en SULEWSKA 2004: 158175) (fig. 11)8. Como un ejemplo de una realización típica para Lodz que emplea estos modelos se pueden señalar las columnas del portal del salón en el palacio de J. Herz en la Calle Kościuszki 4, las columnas del salón en el palacio de Poznański en la Calle Więckowskiego 36 (fig.12) o algunas decoraciones del antiguo salón de caza en la residencia de Herbst en Ksiezy Mlyn. Como se pudo ver, las fuentes y patrones de la época moderna, modificados y repetidos en los siglos posteriores, gozaron en Lodz de una gran popularidad. Con este análisis desde luego no se agota el tema, tan solo se muestran posibles direcciones en las que pueden seguir las futuras investigaciones relacionadas con el arte de Lodz a finales de siglos. Una cuestión que no se ha tratado aquí pero que parece igual de interesante es la procedencia de los esquemas decorativos de los ornamentos que se encuentran en los interiores de las residencias en Lodz – un material documental y en sitio – muy abundante que está a la espera de ser analizado.

Motivos parecidos en la época moderna señala también Renata Sulewska – aunque la autora no se dedica tan solo a la decoración arquitectónica, sino también ornamental, por lo que entre los autores de los patrones aparecen también otros nombres como Cornelis Floris. 8

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Agradecimientos Este artículo fue posible gracias al Prof. Krzysztof Stefański. Ya que durante algunos años, formé parte en los trabajos del equipo de investigación que bajo su supervisión realizaba el inventario de las residencias palaciegas de los industriales en Lodz. Quiero transmitirle mis agradecimientos también por el apoyo durante la preparación de este artículo. También quiero expresar mis agradecimientos a Profesor Zbigniew Bania, dr Piotr Gryglewski y mgr Karolina Kochanowska por sus indicaciones y comentarios.

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Bibliografía Documentación del Archivo del Conservador de Patrimonio del Voivodato de Łódz: • AWKZ en Lodz (1983), Ficha de registro del edificio, realizada por P.Filipowicz, Łódź. • AWKZ en Lodz (1999), Ficha de registro de la obra del arte, Lavabo, realizada por E. Kajzer, Łódź. • AWKZ en Lodz (1996), Ficha de registro de la obra del arte, Techo del vestíbulo, realizada por K. Stefański, Łódź. • ŻAKI J. (2007), Projekt renowacji wnętrz w budynku przy ulicy Piotrkowskiej 179 w Łodzi, d. pałac Ewalda Kerna, Łódź.

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Ewa Joanna Kubiak Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Cardenal Stefan Wyszyński en Varsovia, se desempeña como docente titular en la Universidad de Łódź. Es miembro del SHS Stowarzyszenie Historyków Sztuki, (Asociación Polaca de Historiadores del Arte), sección en Łódź. Beneficiaria de la beca de la Fundación de la familia Lanckorońscy de Brzeź (2004) para realizar los estudios y la investigación de los archivos en Roma; (2006) la beca de la FNP (La Fundación de la Ciencia Polaca) para la participación en IV Congreso Internacional de Barroco Ibero-Americano en Ouro Preto e Mariana; (2008) la beca de la FNP (La Fundación de la Ciencia Polaca) para participar en el II Simposio Internacional sobre Religiosidad, Cultura y Poder. Autora de numerosos artículos sobre el arte colonial y polaco de los siglos XVII y XVIII


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páginas en las que se encuentra el artículo al cual se hace referencia.

Por ejemplo: Talavers, U.J.C., Gonzalo, F.D. y Berruecos, J.M.

1973. Pérdidas económicas por problemas reproductores. III: Edad y causas por las que son desechadas en México

las vacas lecheras estabuladas. Rev. Tec. Pec. Méx., (24): 21-32.

Fuentes electrónicas:

ONU (2003). Programa de ciudades seguras. Programa de las

Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, http:// www.un-habitat . org. (accesado el 1 de octubre de 2003) Fotografías, cuadros y gráficos

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en el cuerpo del texto y numerarlos en series separadas, así mis-

mo llevar leyendas. Utilizar letra tipo Arial 10 puntos, negrita,

texto centrado. Las fotos deberán trabajarse en formato JPG de alta calidad con una resolución mínima de 300 ppp. Descripción de las partes del artículo

La introducción informa tres elementos: el objetivo de la investigación, su importancia y el conocimiento actual del tema

(información sobre los antecedentes y trabajos anteriores rela-

cionados con el problema, conteniendo referencias a formulaciones previas del mismo). Señala la hipótesis adoptada para resolver el problema de investigación, que podrá ser confirmada o

rechazada conforma a los resultados obtenidos. Debe ser corta y redactada en tiempo pasado (se observo, se estudió etc.) El método

Incluye una descripción de la metodología y de las técnicas, así como de los instrumentos, aparatos entre otros empleados. Se

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Para mostrarlos se pueden utilizar tablas, gráficas e ilus-

traciones, que sean fáciles de leer y de comprender, con título breve y claro, comentando en el texto los datos expresados. Discusión

Discute, argumenta e interpreta los resultados y sus implicacio-

nes. Discute los aspectos más importantes y novedosos del estudio, así como las conclusiones que se desprenden de los mismos.

Discute las posibles implicaciones (teóricas o de aplicaciones)

del estudio realizado. Debe ser concisa, evitando redundancias. Conclusión

Es la deducción, consecuencia o resolución que se propone, la extensión es breve y debe relacionarse con el (los) objetivo(s) y la hipótesis. En ella se pueden proponer futuras líneas de investigación.


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