¿Por qué es necesaria la
democratización de la Universidad?
Editorial El martes 22/10 se realizó una sesión extraordinaria de Consejo Directivo en el Aula Magna del Pab I con la intención de elegir decano y vicedecano de la FCEN. Como veníamos anticipando, no existió ningún debate ni balance sobre la política implementada por las autoridades de la FCEN en el último período, y menos sobre el futuro de la Facultad por parte de quien se anunciaba sería votado como próximo decano: Juan Carlos Reboreda. El día de la sesión y los posteriores incluyeron: la votación de decano y vicedecano en medio de forcejeos y golpes a los estudiantes; la utilización de un grupo de trabajadores no-docentes como fuerza de choque que hasta utilizó un matafuegos como intento de dispersión; la toma del decanato que no impidió el dictado de clases; la imposición por parte de las autoridades de la FCEN del cierre de aulas, la Biblioteca Central y el Jardín Maternal junto al paro del gremio no-docente; y finalmente el intento de las autoridades junto a los Directores de Departamentos de imponer un “paro activo”, cuando muchos docentes resolvíamos continuar con nuestras clases y el debate en los playones, comedores y pasillos. En toda la semana las autoridades de la FCEN, lejos de buscar el diálogo con los estudiantes, intentaron organizar una marcha en contra de los mismos, que finalmente no terminó de ser por la sentada al canto de “abran las aulas que queremos estudiar” que los estudiantes realizaron en las escalinatas de entrada al Pab II.
Ahora parecería estar todo encaminado a que la Asamblea Universitaria del próximo 5 de Diciembre elija a Barbieri como Rector, actual Decano de la Facultad de Económicas, Facultad emblema de los posgrados pagos y generación de recursos con servicios a terceros con una fuerte injerencia de los bancos, monopolios y negociados en todos los niveles, llegando a facturar en esos rubros más de $600 millones. Todo esto, en un marco presupuestario donde el gobierno fijó un aumento del 73,2% más que este año al pago de la deuda externa y un aumento sólo del 11,4% en Educación, con lo que se vislumbra que las propuestas del gobierno de ajustes salariales del próximo año serán de esa magnitud. Y todo eso con una inflación pronosticada por los más optimistas por encima del 20%. En este contexto surge la candidatura de Barbieri a Rector, con la idea de encaminar el proceso de ajuste a la nueva situación política y presupuestaria del próximo período. Una candidatura que surge como expresión del acuerdo entre los grupos kirchneristas, radicales (UNEN) y hasta del PRO que gobiernan la UBA, para sellar este acuerdo el 5 de Diciembre, con las aulas y lugares de trabajo prácticamente vacíos, sin mediar ningún tipo de debate. Las autoridades de la FCEN vienen sosteniendo un acuerdo para gobernar la UBA con estos sectores desde el 2006. Las autoridades de la FCEN y el actual decano Aliaga han manifes-
tado que no votarán a Barbieri y en cambio propondrán, como ya declararon en varios medios, presentar un candidato testimonial que legitimará en los hechos la Asamblea Universitaria y al propio Barbieri como Rector de la UBA.
de extensión que funcionan en la FCEN puedan tener un espacio para su trabajo, pusieron a la FCEN en medio del acuerdo de YPF con Chevron y siguen aceptando año a año los fondos de la megaminería.
En todo este proceso de la semana pasada en la FCEN, en medio de un clima revuelto, se dejó un poco de lado el debate central: la necesaria democratización de los órganos de gobierno de la Universidad. Una democratización fundamental que, en el caso de los graduados, docentes, becarios e investigadores, podría generar las condiciones para avanzar con una gran cantidad de cuestiones y reclamos que una y otra vez se ven rechazados en un Consejo Directivo dominado por una minoría de profesores. Con esta composición del Consejo Directivo las autoridades de la FCEN niegan la igualdad de derechos entre todos los docentes, rechazaron el dictado del curso de posgrado “Aspectos sociales e investigación-Acción en Ciencia y Tecnología...”, se oponen a que los distintos grupos
En esta ocasión, queremos aportar herramientas para abordar estos debates, buscando la unidad de la mayoría de graduados, docentes, becarios e investigadores, y que nos permita recoger las enseñanzas de la enorme lucha por la democratización que en el 2006 no sólo logró que no eligieran como Rector a un funcionario de la dictadura como Atilio Alterini, sino también poner sobre la mesa por primera vez el programa de la democratización y muchas de las necesidades de docentes y estudiantes de la UBA.
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Los órganos de gobierno en la UBA Asamblea Universitaria
Elige al Rector y Reforma el Estatuto
122 profesores (*) 57 graduados 57 estudiantes
51%
controlado por los profesores (*)
Consejo Superior Gobierno de la UBA
18 profesores (*) 5 graduados 5 estudiantes
64%
controlado por los profesores (*)
Consejos Directivos Gobierno de cada Facultad
8 profesores (*) 4 graduados 4 estudiantes
51%
controlado por los profesores (*) con el voto del decano en caso de empate
CoDeps
Gobierno de cada Departamento
4 profesores (*) 2 graduados 2 estudiantes
51%
controlado por los profesores (*) con el voto del director en caso de empate
(*) En el claustro de profesores sólo votan y pueden ser elegidos los Profesores Titulares, Asociados y Adjuntos regulares (no los interinos). La inmensa mayoría de los docentes (JTPs, Ay1ra y Profesores interinos) no votan ni pueden presentarse en este claustro. Para colmo, la mitad de los candidatos para armar una lista de profesores para participar en una elección tienen que ser Profesores Titulares regulares, que sólo hay alrededor de 700 en toda la UBA, y sólo 59 en la FCEN.
El poder de una minoría y los concursos de profesores En la UBA, 700 Profesores Titulares concursados controlan el 51% de los Consejos Directivos y la Asamblea Universitaria, y el 64% del Consejo Superior. En la FCEN, los Profesores Titulares regulares son sólo 59, una pequeña minoría frente a los más de 1500 docentes. Sumado a esto, como los llamados, jurados y designaciones de los concursos de profesores se aprueban en estos órganos, tienen la posibilidad de controlar todo el proceso de los concursos que proveen los cargos necesarios para luego poder votar, conformar listas y volver a aprobar los llamados, jurados y designaciones de los concursos de profesores, volviendo a iniciar todo el ciclo nuevamente: un círculo vicioso. Mientras el claustro de profesores mantenga la mayoría directa en los órganos de gobierno no estará garantizada una Universidad verdaderamente democrática. Y seguirá también sin democratizarse el propio sistema de concursos, que se transforma muchas veces en un mecanismo para moldear el padrón de profesores.
Los Profesores Titulares en la FCEN Hace algunos años las autoridades definieron que en la FCEN no se llamarían más concursos de Profesores Titulares cuando un cargo de estas características quedara vacante, haciendo que el acceso a ese cargo pasara a ser sólo por el mecanismo de promoción, que sólo puede proponer el jurado del concurso y que se define en el propio Consejo Directivo. Al mismo tiempo, las autoridades también avanzaron en un manejo más discrecional de los concursos en el Consejo Directivo en este último tiempo, donde han perjudicado injustificadamente en varias promociones a quienes no son parte del bloque de las autoridades. En los hechos, en los últimos años, las autoridades pasaron a tener un mayor control sobre los cargos de Profesores Titulares a medida que en los distintos Departamentos de la FCEN quedaban estos cargos libres porque los titulares se jubilaban, determinando que esos cargos no se llamarían nuevamente a concurso con la categoría de Titular. En las últimas 2 elecciones de profesores, sólo el bloque de las autoridades juntaron los 8 Profesores Titulares necesarios para presentar una lista, y así las autoridades se garantizaron en el período 2009-2018 el control absoluto del Consejo Directivo con una lista única de profesores que controla 8 de los 16 consejeros.
¿Qué está en juego en los concursos de profesores? En el Consejo Directivo de la FCEN, los profesores tienen la mayoría directa (8 de 16 consejeros). Sin embargo, son una minoría entre los docentes: de más de 1500 docentes sólo 346 son profesores. Entre otras cosas, en el Consejo Directivo se elijen los jurados para los concursos de profesores. Detrás de la designación de los jurados es sabido que muchas veces se define de antemano el resultado del concurso. Aún más, es el mismo Consejo Directivo quien aprueba los dictámenes de los jurados, y tiene el poder para modificarlos o rechazarlos. Como sólo los Profesores regulares votan en el claustro de profesores y tienen la mayoría de los votos en el Consejo Directivo, se desprende que quien controle esos cargos se asegura el poder dentro de la FCEN. En las últimas 2 elecciones del claustro de profesores, 2009 y 2013, menos de 200 profesores definieron que una única lista controlaría el 51% del Consejo Directivo durante el período 2009-2018.
En la FCEN Luego de las últimas elecciones de los claustros de profesores, graduados y estudiantes en el mes de septiembre, el Consejo Directivo de la FCEN quedó conformado de la siguiente forma:
ES NT IA
Composición del Consejo Directivo 11 = Bloque de Gobierno de las autoridades de la FCEN
8 Profesores ADU - lista única
DECANO
3 Mayoría de Graduados Sumatoria (*) 400 no-docentes no tienen voto
tienen mayoría propia
estudiantes votaron a 4 consejeros
COMPOSICION DEL CONSEJO DIRECTIvO
EST UD
5807
profesores votaron a 8 consejeros
OS AD FE SORES PRO
GR
graduados votaron a 4 consejeros
245 AD U
1087
1 Minoría de Graduados 4 Estudiantes
El bloque de gobierno de las autoridades de la FCEN se compone de 8 consejeros votados por 193 profesores más 3 consejeros votados por 568 graduados, resultando en que ADU y Sumatoria pasaron a controlar 11 consejeros (8 profesores + 3 graduados). Mientras que más de 500 graduados y 5000 estudiantes que no votaron acompañar la política de las autoridades de la FCEN sólo tienen 5 consejeros (1 graduado y 4 estudiantes). Así, un pequeño grupo de profesores que manejan ADU y representan a menos de 200 profesores van a tomar las decisiones en el Consejo Directivo durante los próximos 4 años pese a lo que piensen el resto de los docentes, graduados, becarios e investigadores.
¿Qué implicancias tiene en la FCEN? Con esta composición en el Consejo Directivo las autoridades de la FCEN han profundizado en el último período sus prácticas discrecionales y arbitrarias. Con su mayoría en el Consejo Directivo de 11 sobre 16 consejeros rechazaron el dictado del curso de posgrado “Aspectos sociales e investigación-Acción en Ciencia y Tecnología” por expresar un análisis crítico del sistema científico y nuestro quehacer diario como investigadores y docentes. También se oponen a que los distintos grupos de extensión que funcionan en la FCEN puedan tener un espacio para su trabajo. Además, muchos de estos grupos dejaron de ser financiados por la Facultad, pese a que cada vez somos más quienes nos interesamos y participamos en estos proyectos de extensión. Además, este año dejaron a la FCEN en medio del acuerdo de YPF con Chevron, justificando la firma de este acuerdo mientras mantienen a miembros de las au-
toridades de la FCEN integrando el directorio de YPF. Año a año las autoridades defendieron seguir aceptando los fondos de la megaminería que contamina y saquea nuestros suelos. Y finalmente, en varios de los últimos concursos docentes, los criterios utilizados pusieron sobre la mesa la arbitrariedad y discrecionalidad con la que se manejan los mismos y hasta en algunos CoDeps han impulsado dejar afuera de las discusiones a quienes no sean profesores, resolviendo dejar sin representación a los graduados en el proceso de debate y formulación de propuestas en temas claves de nuestra vida diaria en la FCEN. La gran mayoría de todas estas cuestiones han sido procesos que de alguna u otra forma han llegado a discutirse en los Consejos Directivos y CoDeps. La gran mayoría han sido rechazados en los Consejos Directivos y CoDeps dominados por una minoría de profesores.
Reforma del Estatuto ¿Qué está en juego? La reforma del Estatuto para una democratización de los órganos de gobierno de la UBA es un debate que se profundizó con la enorme lucha por la democratización que en el 2006 no sólo logró que no eligieran como Rector a un funcionario de la dictadura como Atilio Alterini, sino también poner sobre la mesa por primera vez ésta y muchas otras necesidades de docentes y estudiantes de la UBA. El programa de la democratización desarrollado en conjunto entre docentes y estudiantes es algo que venimos peleando año a año. Recientemente, y a un día de la elección de decano, se logró que el Consejo Directivo se declarara a favor de un aumento en la representación estudiantil y la inclusión de los no-docentes con voz y voto, aunque las autoridades de la FCEN rechazaron la propuesta de unifi-
cación del claustro docente. Propuesta a la que las autoridades se vienen negando sistemáticamente. Actualmente, los más de 1500 docentes en la FCEN sólo podemos votar en el claustro de graduados que tiene 4 de los 16 representantes en el Consejo Directivo. Avanzar con la unificación del claustro docente para que puedan votar y ser elegidos todos los docentes (Profesores, JTPs, Ay1ra, regulares e interinos), y no sólo los profesores regulares, permitiría acabar con la situación actual donde, por ejemplo en la FCEN, un pequeño grupo de profesores que manejan ADU y representan a menos de 200 profesores controlan el 51% del Consejo Directivo más allá de lo que piensen los más de 1500 docentes y todos los graduados, becarios e investigadores.
La selección de la selección: La firma del lugar de trabajo para el ingreso CIC Hay una cantidad de cuestiones de cada Departamento de la FCEN que se resuelven cotidianamente en los CoDeps: asignación de docentes, recursos, propuesta de jurados de concursos auxiliares, llamados a concursos regulares. Una de ellas que últimamente se está empezando a discutir en varios Departamentos es la selección de postulantes a quienes se les firmará (o no) la presentación al ingreso a la carrera de CONICET (CIC); en este sentido es importante tener en cuenta el proceso que ha vivido la FCEN en los últimos años donde los institutos mixtos CONICET
han pasado a tener un peso cada vez más fuerte en las cuestiones y decisiones en los Departamentos, dado que comparten espacio y personal. Como para poder presentarnos a ingreso CIC es necesaria la firma del Director del Instituto que convive con el Departamento, hay Departamentos donde se viene realizando una “selección previa a la selección”. En algunos como sugerencia al director, otros con evaluaciones de antecedentes científicos aún más exigentes que las del propio CONICET, otros definiendo un cupo de cantidad de postulantes
a los cuales les firmarán el lugar de trabajo. Y todo esto, previo a la presentación y por sobre los propios criterios de las comisiones evaluadoras mediante las cuales el CONICET decide quiénes ingresarán a CIC. En el último tiempo, esta nueva y creciente metodología ha generado controversias y ha vuelto a poner de manifiesto cómo es que los profesores definen e inciden unilateralmente sobre la política científica y académica de los Departamentos pudiendo dar lugar a mayores arbitrariedades.
El presupuesto que se viene Ante el nuevo escenario planteado luego de las últimas elecciones donde el gobierno y los otros sectores dominantes se disputan cómo encaminar un proceso de transición a esta nueva situación, el presupuesto nacional propuesto para el próximo año plantea un 73,2% más que este año al pago de la deuda externa y sólo un 11,4% en Educación y un 10,9% en Salud, ver Figura 1. En esta situación puede preverse que las propuestas del gobierno de ajustes salariales del próximo año rondarán esa magnitud, a lo que podemos sumarle una inflación pronosticada, por los más optimistas, por encima del 20%. En este contexto surge la candidatura de Barbieri a Rector, con la idea de encaminar un proceso de transición a esta nueva situación política y presupuestaria del próximo período. Una candidatura que surge como expresión del acuerdo entre los grupos kirchneristas, radicales (UNEN) y hasta del PRO que vienen gobernando la UBA. Alberto Barbieri, candidato a Rector, fue decano de la Facultad de Económicas en todo este último período. La Facultad de Económicas es emblema de una Universidad donde predominan los posgrados pagos y la generación de recursos y servicios a terceros
con una fuerte injerencia de los bancos, monopolios y negociados en todos los niveles. El año pasado, el saldo de recursos propios de esa facultad llegó a $600 millones (Exp. UBA N° 312355/2012). Barbieri es uno de los principales impulsores del modelo de distribución presupuestario en la UBA por la cantidad de alumnos de cada facultad. Así, la participación de la FCEN en el presupuesto de la UBA, desde el 2007 hasta hoy, se redujo del 7% al 5,5%, equivalente a $60 millones menos en términos actuales.
Deuda Externa
73,2% Educación
Salud
11,4%
10,9%
Figura 1: Cuadros comparativos del Proyecto de Ley de Presupuesto 2014. Fuente: Ministerio de Economía.
Para democratizar la UBA Para democratizar el gobierno de la UBA hay que terminar con el poder concentrado de una minoría de 700 profesores. Por eso es necesaria una reforma del Estatuto de la UBA realmente democrática:
1)
Unificación del claustro docente: que puedan votar y ser elegidos todos los docentes (Profesores, JTPs, Ay1ra, regulares e interinos), no sólo los Profesores regulares.
2) Aumento de la representación estudiantil. 3) Inclusión de los no-docentes con voz y voto.
Un gobierno universitario dominado por una minoría de profesores es incompatible con una universidad verdaderamente científica, democrática y popular. La democratización del actual gobierno universitario es necesaria para conquistar un auténtico cogobierno de docentes, estudiantes y no-docentes. Con un claustro docente unificado donde puedan votar y ser elegidos todos los docentes, los Profesores, JTPs, Ay1ra, regulares e interinos, y no sólo los profesores regulares. Con un aumento de la representación estudiantil. Con la inclusión de los no-docentes con voz y voto. Para avanzar en terminar con la falta de derechos laborales para los docentes auxiliares, para poder avanzar en la democratización del sistema de concursos y que los docentes auxiliares tengamos una injerencia más directa en cómo se definen los criterios de evaluación y en definitiva en los propios concursos. Para poder avanzar por una Universidad verdaderamente científica, democrática y popular que pueda aportar a un desarrollo en CyT independiente, autosostenido e integral en beneficio de las grandes mayorías.
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