PARROQUIA EL SALVADOR DE BAEZA HOMILIA DEL VI DOMINGO DE PASCUA D. MARIANO CABEZA PERALTA
SEXTO DOMINGO DE PASCUA AÑO C Queridos hermanos: La vida cristiana es una novedad absoluta. Lo fue en su tiempo y lo sigue siendo, especialmente para los que la desconocen o tienen una imagen viciada del cristianismo y de la misma Iglesia. La Palabra de Dios y el Espíritu de Dios no dejan de sorprendernos y siempre agradablemente y positivamente. Frente a los que quieren aferrarse al pasado o encadenarse a tradiciones que hacen más pesada la vida, nos encontramos a Dios que rompe cadenas y libera de todo tipo de atadura. La primera de todas la muerte, que ha sido vencida en la resurrección de Cristo Jesús. Es el gozo del tiempo pascual, la gran noticia de la resurrección de Cristo y la experiencia feliz de que Cristo vive entre nosotros. Todos hemos vencido con el resucitado, unidos a él, en comunión con él, nadie tiene por que tener miedo y mucho menos al mayor enemigo de la humanidad, la muerte. En la primera lectura de los hechos de los apóstoles nos muestra cómo algunos que se llamaban cristianos aún no habían captado esta frescura y esta novedad. Se empeñaban en conservar tradiciones judías, incluso las ponían como indispensables para seguir a Cristo y para alcanzar la salvación. Pero nada de eso era necesario, todo lo contrario, Cristo nos había liberado de muchas cargas que hacían insoportable la vida del hombre. Qué frase más alentadora: “El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido”. Porque esto es lo que había prometido Jesucristo en el Evangelio: “El Espíritu Santo será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho”. Un Espíritu de vida, un Espíritu libertador, un Espíritu de paz y armonía, un Espíritu defensor ante cualquier opresión. Un Espíritu que guía a la Iglesia hacia esa ciudad santa de Jerusalén donde vive el Señor Dios todopoderoso y el Cordero, que brilla como piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Un Espíritu de comunión, de universalidad, que nos hace a todos los creyentes del mundo, de toda raza, pueblo, nación y condición decir lo mismo:
“Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben” (Sal. 66) Queridos niños y niñas de primera comunión. Vosotros estáis en esta novedad de la que hablamos. Hoy el Señor Jesús os sorprenderá muy gratamente porque vais a entrar en él y él en vosotros. Una comunión perfecta entre Cristo Eucaristía y vosotros. Novedad y sorpresa. “El que me ama guardará mi palabra y vendremos a él y haremos morada en él”. Todo esto nos lo proporciona la Eucaristía. La Palabra de Dios, la presencia de Dios en las especies del pan y vino que se van a convertir en el Cuerpo y Sangre de Cristo por medio del Espíritu Santo. La presencia de Cristo Resucitado en la comunidad, en nuestras vidas particulares cuando nos acercamos a comulgar, en el Sagrario. Queridos niños, no dejéis nunca de acudir a la Eucaristía porque será acudir a Cristo vivo, y sin el Señor poco podemos ser y hacer. Os invito a dar gracias al Señor por su amor y por su cercanía. Os invito a tomar muy en serio estas palabras del Señor en el Evangelio y que hagamos firme propósito de guardar la Palabra del Señor como un tesoro. De cumplirla y obedecerla, de conocerla y desearla. Que sea esa palabra nuestra guía, nuestra consejera, nuestra maestra, nuestra vida. Una Palabra llena del Espíritu de vida, una Palabra que nos de alientos cada mañana para aspirar a la santidad de vida y costumbres, para hacer de nuestra vida digna morada de Dios. En este mes de Mayo, queridos niños y mayores, contemplemos a la Virgen María. Ella si que supo vivir la Palabra de Dios, ella si que supo hacer en su vientre digna morada a la Palabra que se hace carne y que se llama Jesucristo. Ella si que tuvo y tiene una vida acorde a la voluntad del Señor: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra”. Nos enseña a decir siempre Sí, a no dudar y amar mucho a Dios y a los demás. Que Ella, la madre de la Iglesia, la que es Salud de los Enfermos en esta Jornada del día del Enfermo, ore por nosotros y por los que más lo necesitan. Que así sea.