Pregón del Corpus Baeza 2009

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Introducción

Cuando Don José Ignacio Arredondo vino con la misiva por parte del Cabildo, invitándome a exponer en público el Pregón del Corpus Christi, me revolví interiormente: otra vez, otro pregón… Sentí un verdadero y auténtico sentimiento encontrado. A veces es “tan difícil decir la verdad como ocultarla”. Pero a este señor, por muchos motivos, no me podía negar, máxime cuando me comentó que Don Felipe Moreno hizo de mí un panegírico lleno de elogios en el Cabildo celebrado en el mes de Febrero bajo la presidencia de Ilmo. Sr. Don Francisco-Juan Martínez Rojas. Intuyo que Don Felipe Moreno los realizó llevado por el cariño y fidelidad que le expresó a mi padre. A ambos señores no me podía negar. Pero menos aún hacerlo a un tercer Señor, el Señor de la Historia y de la Eternidad que me brindaba la oportunidad de hablar de Él y que en Marcos, 4 me dice que “quien se avergüence de mí y de mis palabras también el Hijo del hombre se avergonzará de él”. Así pues me presto para que “la lengua humana cante este misterio” y para que “a toda la tierra alcance su pregón”. Mi más profundo deseo es rendirle toda mi veneración y toda gloria a Jesús Sacramentado… Todas las ilustres personas que me han precedido, sin duda, lo han hecho infinitamente mejor que yo y han aportado una serie de datos históricos, artísticos, literarios y teológicos que releyendo pregones anteriores me han dejado muy sorprendido. Y después de esto yo nada nuevo puedo aportar. No soy experto en nada. Solamente voy a exponer mi experiencia personal, intentando dar cumplimiento a lo que dice el Profeta Samuel: “No multipliquéis discursos altivos, no echéis por la boca arrogancias”. Espero pues que esta prueba no supere mi propia fuerza.

Mi experiencia personal I Infancia Mis padres me llevaron de la mano, un 7 de mayo de 1959 a las 10 de la mañana, a la Capilla del Señor de las Necesidades, un recinto de apenas 20 metros cuadrados, para hacer mi Primera Comunión…

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No sabía yo que allí me esperaba el acontecimiento más importante de mi vida. El hecho determinante de mi propia existencia. Que aún, al día de hoy, lo revivo con profunda emoción. Y con la mayor satisfacción y agradecimiento a su amor junto con su gracia puedo utilizar las palabras de Cicerón cuando dice: “He estado absorto en Dios desde mi infancia”. Y es que, en tu corazón, se da una innegable atracción hacia Dios. A veces, nos sorprende y hasta nos puede turbar el que Dios nos haga sentir su presencia en circunstancias extrañas, cuando menos lo esperas o cuando incluso estamos muy lejos de todo ambiente espiritual. Un buen amigo mío, alejado de una cierta práctica religiosa, se hallaba en la República de Santo Domingo, concretamente en una boda. Y sintió tal necesidad de comulgar que experimentó en su interior la fuerza del salmo 63 cuando dice: “Tengo ansia de Ti”… “Acércate confiado; es pan, no veneno” que diría S. Agustín. La Eucaristía es la rica herencia del Nuevo Testamento. En la Sagrada Biblia que nos regaló Don José Melgares, con motivo de nuestro enlace matrimonial y al que desde aquí quiero aprovechar esta ocasión para rendirle mi recuerdo más agradecido, la traducción del versículo 14 del salmo 147 dice: “con la flor del trigo te da hartura”, te da hartura… y es porque en el banquete de la Eucaristía saciamos nuestra hambre … Y parafraseando de nuevo a Cicerón puedo decir que “Dios se te mete en el corazón como una bola de fuego que da vida, alegría y resplandor mientras quema y consume todo lo ordinario y mezquino” . El secreto es mirar en la dirección correcta si quieres dar con Él: ni hacia arriba ni hacia abajo sino hacia dentro de tu corazón y exclamar: “Que te busque en mi deseo, que te desee en mi búsqueda. Que te busque amándote Y que te ame cuando te encuentre” Y para adentrarnos en el corazón lo que Dios nos pide es que nos pongamos en silencio, ante él. “No uséis muchas palabras…” nos dice. “Deja de hacer ruido y reconoce que yo soy Dios”. “No busques a Dios en tierras lejanas; no está allí. Está cerca de ti; está dentro de ti” nos dice Teresa de Calcuta. Precisamente “los grandes artistas, son por lo general, gente callada, hombres que considerarían embarazoso emplear palabras tan grandilocuentes como Belleza”. Ayer mismo el Santo Padre decía que la fe no sólo es pensamiento sino también arte. A título de ejemplo en la vida de Miguel Ángel, podemos observar que su poder de concentración y la retentiva de su memoria debieron ser tan extraordinarios que pronto no

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hubo actitud ni movimiento que encontrara difícil dibujar. Toda su minuciosidad se debió a su poder de concentración. Santa Catalina de Siena lo expresa admirablemente: “Oh Divinidad! Tú eres un mar profundo en el que, cuanto más me sumerjo encuentro más y cuanto más encuentro busco más…” Y así al encontrarme a mis ocho años con el Señor, Él me enseño que para entrar en el Reino de los Cielos había que hacerse niño. Teresa de Liseux en su infancia espiritual nos pone en el camino de Jesús: el Reino de los Cielos es para los niños… La Declaración de los Derechos del Niño proclamada por la Asamblea General de la ONU el 20 de noviembre de 1959 dice que “el niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación y en todas las circunstancias debe recibir una protección especial y socorro”. Estos principios nos deben servir a los laicos para sin complejos y ambigüedades, dar la cara, contra la Ley del aborto. Porque no somos reaccionarios, sino todo lo contrario, porque defendemos la vida, porque vivimos llenos de esperanza, porque estamos orgullosos del mensaje de las Bienaventuranzas, porque Cristo se ha vinculado en nuestra temporalidad, porque su encarnación nos lleva a la Vida, con mayúsculas, porque nos ha hecho dioses, porque nos ha coronado de gloria y dignidad y porque “de la boca de los niños de pecho ha sacado una alabanza”. “El aborto constituye la supresión de una persona motivo por el cual no puede ser disfrazado de salud reproductiva” ha dicho Benedicto XVI. La verdadera salud reproductiva emana del costado de Cristo, es esa agua de la samaritana que el que la bebe ya no tiene sed y el que come ese Pan de Vida, ya no tendrá hambre y que nos conecta directamente con la esperanza, con la alegría de vivir, porque la vida del cristiano es una vida alegre. “Estad siempre alegres”, nos dice San Pablo. Tenemos la obligación de transmitir este mensaje porque “la nación que se aparta de Dios, se aparta de su alma y sin alma no puede sobrevivir ninguna nación” decía brillantemente Cicerón. El Santo Padre, hace unos días, con motivo de su reciente peregrinación a Tierra Santa, advertía de los peligros para la democracia, la exclusión de la tradición cristiana de la esfera pública. La Custodia y la Institución de la fiesta del Corpus

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A los pocos días, vestidos con nuestro traje de primera comunión acompañábamos a la Custodia. ¡Qué maravilla de Custodia! Qué orgullosos estamos los baezanos de ella. Y cuando echamos la moneda y se corre el tablero se consigue justo lo que pretendieron los artistas del barroco: impresionar, deslumbrar y mostrar toda la variedad de complicadas ornamentaciones, efectos llamativos y decorativos. Aparece toda la simbología y alegorías contenidas en sus 72 columnas. Admiramos sobre todo la gran catequesis que encierra. Y en el centro del centro, en el viril, podemos percibir los destellos de su Belleza…donde su humanidad está escondida… No es preciso aquí hacer más referencias a ella. Cuando se construye nuestra actual custodia, en 1700, es una época en la que no solamente la Iglesia católica descubrió el poder del arte para impresionar y abrumar, sino que los reyes y príncipes de la Europa del siglo XVIII desearon igualmente ostentar su poderío e incrementar de este modo su influjo sobre el espíritu de las gentes. Este arte nos propone una idea anticipada del Paraíso. Precisamente los capiteles corintios se adornaban con hojas de acanto y el acanto es el símbolo de la eternidad. ”Alabad al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa”… Cristóbal de Morales, representante de la escuela andaluza de música compone, en 1551 “O sacrum convivium” y el representante de la escuela castellana, Tomás Luis de Victoria, el “Pange lingua” en 1581. Por supuesto que la actual custodia no era la primera que existía en Baeza. Según los datos consultados existían otras anteriores. Pero no es mi intención impartir un curso de la historia de las custodias ni en Baeza, ni en España, ni en Europa donde existen ejemplares extraordinarios. Lo que interesa señalar en este momento, es que a los niños se nos formaba según el espíritu de Tarsicio. Levantábamos la mano porque nosotros también queríamos ser como Tarsicio y esconder y custodiar en nuestro cuerpo el Cuerpo Sagrado de Cristo. Nuestro anhelo de que la Palmera alegre el arenal… Santa Teresa de Jesús en el Libro de su Vida declara que es muy devota de la fiesta del Corpus Christi. Fiesta que conmemora la institución de la Santa Eucaristía el Jueves Santo con el fin de tributarle un culto público y solemne

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de adoración, amor y gratitud. Esta Solemnidad se remonta al siglo XIII. Urbano IV, amante de la Eucaristía, publicó la bula “Transiturus” el 8 de septiembre de 1264. En esta bula se ordena que se celebre esta solemnidad de “Corpus Christi” el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad, otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la santa misa y al oficio. Este oficio, compuesto por el doctor angélico, Santo Tomás de Aquino, por petición del Papa, es uno de los más hermosos en el breviario Romano. Con este motivo, en este siglo XIII se introduce el oficio eucarístico en la modalidad del canto gregoriano, cuyo ejemplar me acompaña en este momento y que gentilmente me ha cedido el maestro de coro de La Trapa, el P. Felix, ejemplar que es muy posible utilizara el Hº Rafael. Hablamos de la época “de la Iglesia triunfante”, donde se construyen grandes catedrales góticas, de delgados pilares y estrechos nervios, con grandes ventanales siguiendo el ideal de los arquitectos inspirados en la manera de cómo se construyen los invernaderos. ¡Qué bien suena el “Ecce panis Angelórum” en estas abadías y templos góticos… “Y a la sombra de tus alas canto con júbilo”… En España se construye la Catedral vieja de Salamanca, en Francia la grandes Catedrales de Notre Dame de París, la de Chratres, Amiens, Estrasburgo, etc. Y en nuestra “noble Baeza de vieja tradición intelectual donde se lee un pasado glorioso”, citando a Machado, el P. Torres, jesuita del s. XVII, en su Historia de Baeza nos dice que precisamente en esta época arrancan las raíces maestras que configuran la ciudad actual y el ambiente cultural de sus habitantes”. En cuanto al pensamiento, en España hay que destacar a Ramón Llull una de las figuras más fascinantes y avanzadas de los campos espiritual, teológico y literario de la Edad Media. Porque la Iglesia siempre ha combinado admirablemente fe y cultura y razón. Benedicto XVI nos acaba de decir que “una tarea particularmente urgente de la religión es poner de manifiesto el gran potencial de la razón humana, que es un don de Dios. Creer en Dios, lejos de limitar nuestra capacidad de comprendernos a nosotros mismos y el mundo, la dilata". Por eso el pensamiento de Ramón Llull está de actualidad en cuanto a su exigencia misionera. De ahí que recordemos la “Instrucción Pastoral en la Actualidad de la Misión Ad gentes en España”, bajo la Presidencia de nuestro señor Obispo cuando nos habla del dinamismo misionero de la iglesia y la invitación a promover,

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actualizar e intensificar la dimensión trinitaria y cristológica. Don Ramón del Hoyo dice que “los tiempos han cambiado y mucho. El descenso de vocaciones y los efectos negativos de la cultura del relativismo y el laicismo han propiciado que España sea también tierra de misión”. Con motivo del encuentro de las Cofradías del Carmen de Andalucía, celebrado en Baeza, tuve ocasión de decir que no hay ninguna teoría política, social, religiosa, teológica y hasta económica que pueda superar al evangelio. Dije y mantengo que emplazo a quien quiera que me demuestre lo contrario. Solamente la persona que viva las Bienaventuranzas en su plenitud y radicalidad es capaz de cambiar este mundo. Porque ser limpio de corazón, pobre de espíritu, manso y humilde, pacificador y respetuoso, trabajador por la justicia y la paz está en la línea de remover este mundo y hacerlo tolerante y justo. La procesión del Corpus La religión cristiana es hoy la más perseguida en el mundo. Sólo en 2008, de los cerca de 2.200 millones de cristianos, 230 millones han sufrido discriminaciones, marginaciones, hostilidad permanente e incluso persecuciones a causa de su fe. Los cristianos son maltratados, al día de hoy en 25 países, puestos en prisión o muertos por su fe. Es “particularmente triste que en nuestros países occidentales esta tragedia ni siquiera la conozcan los propios cristianos. Una razón de este desinterés puede ser el hecho de que, mientras los hermanos perseguidos proclaman públicamente su fe, nosotros la hayamos reducido a un asunto privado. Nos encerramos en nuestros problemas internos y no tomamos seriamente en consideración nuestra misión pública en la sociedad, en la política, en el Estado, cuando no la olvidamos totalmente. Según Benedicto XVI “si los cristianos se resignan a considerar fe e Iglesia como asunto privado e individual, entonces la propia fe pierde fuerza”. Y cuanto más convirtamos la religión en un asunto privado, más pierde su alma. La procesión del Corpus es una gran ocasión para conseguir la presencia de lo sagrado por nuestras calles. “Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas”… Palestrina compone su famosa misa en 1563 “Lauda Sion”. De nuestra reciente peregrinación por Tierra Santa, quizás uno de los momentos más emotivos fue cuando en procesión subimos a Ain Karim, rememorando la primera procesión del

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Corpus, cuando “en aquellos días se levantó María y marchó con presteza a la montaña, a una ciudad de Judá...Vaya preciosidad de custodia: las entrañas de María. No pudo elegir el Padre mejor píxide y mejor viril…No ha habido una custodia más artística y más hermosa que las mismas entrañas de María…“Tu pecho ha nutrido al que alimenta el universo…” Ninguno de los decretos habla de la procesión con el Santísimo como un aspecto de la celebración. Sin embargo estas procesiones fueron dotadas de indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV y se hicieron bastante comunes a partir del siglo XIV. El Concilio de Trento introduce en la Iglesia la costumbre piadosa y religiosa para que con singular devoción y solemnidad sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos este excelso y venerable sacramento. Nuestro Buen Papa Juan Pablo II exhortó a que se renovara la costumbre de honrar a Jesús en este día llevándolo en solemnes procesiones. Parece ser que el origen de esta solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, tuvo que ver con Santa Juliana de Mont Cornillon, una monja belga de 1193 que desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Añoraba el que no hubiera una fiesta especial en su honor. Este deseo se intensificó por una visión que ella tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad. De ahí, parece ser, arranca el origen de esta festividad. El Dios uno y trino, en su misterio de amor, se encargó de borrar esta mancha negra en la Luna. Mancha que nos lleva a una especial evocación y recordar a María coronada como Reina y Señora de toda la Creado, sol, luna, fuego, aire y cielo… Elementos todos ellos estudiados por los filósofos griegos. Ella fue preservada de la triste herencia de Adán por decisión del Autor de las leyes. En Ella las cambió para engendrar al Sol de Justicia. Qué casualidad que Gaspar Núñez de Castro y Diego de Cozar, los mentores y artífices de la custodia introdujeran entre las columnas salomónicas la imagen de la Inmaculada en el primer piso de la misma. Toda una catequesis: María “vistiendo de alegre luz el aposento”… “En la zarza que Moisés vio arder sin consumirse reconocemos tu virginidad milagrosamente conservada…” II Adolescencia

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En mi periodo de formación y de manos de los benedictinos, especialmente del P. Juan Antonio Pascual, descubro a ese Jesús que necesitaba y que San Agustín admirablemente nos invita a conocer cuando dice: “Acércate a Cristo con alegría. Con tal que te presentes con humildad, no serás rechazado” (S. Agustín). Enseguida, en mis años de Preuniversitario el Hº Rafael se hace presente en mi vida y como modelo para la juventud nos dice “que nuestra vida sea un continuo acto de amor a Jesús” que “lo de menos es la Trapa y los trapenses…, que lo principal, lo único, es un Sagrario en el que se oculta la grandeza e inmensidad de Dios”. De ahí la anécdota que nos dejó el P. Arrupe: “Quince días después de la bomba atómica de Hiroshima, con 80.000 mil muertos e innumerables heridos el P. Arrupe recorría las calles con medicinas, vendas y alimentos para ayudar a las víctimas de la catástrofe. Llegó a una choza de palos y hojalatas donde antes había una hermosa casa. En la choza estaba una joven cristiana Nakamura San. Todo su cuerpo era una gran llaga, llena de quemaduras y pus. Al tratar el P. Arrupe de limpiar sus heridas, se caía la carne podrida e hirviente de gusanos. El P. Arrupe se arrodilló a su lado, mudo de horror y compasión. Entonces Nakamura abrió sus ojos y le preguntó con gran alegría. “Padre ¿me ha traído la Sagrada Comunión?” El P. Arrupe asintió con un gesto. Y, con lágrimas de alegría, la fervorosa joven recibió el Pan de Vida. Poco después daba su último suspiro”. Juventud divino tesoro!... Es la edad en la que “nos falta armonía”, que diría Miguel de Unamuno. Bruce Springteen, en una preciosa canción denuncia a esa juventud “de ojos apagados y rostros vacíos…” Y es cuando tenemos la obligación de decirle a nuestros hijos, siguiendo las instrucciones de este gran Papa, que es el tiempo de la esperanza, que sepan mirar hacia el futuro con diversas expectativas. Cuando se es joven se alimentan ideales, a veces falsas ilusiones, sueños y proyectos; la juventud es el tiempo en el que maduran opciones decisivas para el resto de la vida. Los jóvenes deben ser agentes de paz y aprovechar el mundo digital y las nuevas tecnologías para dar testimonio de la fe a través de un diálogo respetuoso, en donde se fomente la armonía y la auténtica y verdadera amistad. Es la etapa de la existencia en la que afloran con fuerza las preguntas de fondo: ¿Por qué estoy en el mundo? ¿Qué sentido tiene vivir? ¿qué será de mi vida? ¿cómo alcanzar la felicidad? ¿por qué el sufrimiento, la enfermedad? ¿Qué hay más allá de la muerte? Preguntas que son apremiantes cuando nos tenemos que medir con obstáculos que a veces parecen insuperables: dificultades en los estudios, falta de trabajo, incomprensiones

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en la familia, crisis en las relaciones de amistad y en la construcción de un proyecto de pareja, enfermedades o incapacidades, carencia de recursos adecuados a causa de la actual y generalizada crisis económica y social. Nos preguntamos entonces: ¿Dónde encontrar y cómo mantener viva en el corazón la llama de la esperanza?... No encuentro ninguna respuesta que se salga del ámbito del evangelio que es el que aporta la Buena Noticia porque solamente es Cristo, el Dios hecho hombre el que puede satisfacer las necesidades de una generación insatisfecha, desorientada y a veces hasta violenta. "Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor. Será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien" nos dice el Profeta Jeremías . En definitiva Él es la esperanza para todo aquél que anhele la felicidad. Se que es difícil transmitir esta Buena Nueva. No nos favorecen estos tiempos, por eso se necesitan laicos comprometidos y sacerdotes al estilo de nuestro cercano San Juan de Ávila, maestro de evangelizadores y Patrono del clero español y del santo cura de Ars, San Juan Mª Vianney, que el próximo día 19 el Santo Padre, con motivo del “Año Sacerdotal” lo proclamará patrono de todos los sacerdotes del mundo. Tuvo que superar incontables dificultades para llegar a ordenarse de presbítero. No estaba muy dotado para los estudios, pero en la Eucaristía encontró esa fuente que mana y corre y pasando largas horas en el Sagrario solucionó todas sus carencias. Nos atañe a todos comprometernos a una nueva evangelización, que ayude a las nuevas generaciones a descubrir el rostro auténtico de Dios, que es Amor, como magistralmente lo transmitió Pablo, el Apóstol de los gentiles porque “la autenticidad del evangelio se ve en la caridad”. Y es en la Eucaristía donde está el origen mismo de la Iglesia y donde debemos encontrar la fuente de todo contento. Alrededor de la Eucaristía nace y crece la Iglesia, la gran familia de los cristianos. Los jóvenes se deben alimentar de Cristo y ahí encontrarán sentido a su existencia, venciendo la natural tendencia a la prisa o la desidia o a querer obtenerlo todo y de inmediato. Ya sabemos que la Iglesia “se cimienta sobre la debilidad humana”. Pero debemos recordar los inicios cuando el Maestro erigía a Pedro como piedra donde edificar su Iglesia, precisamente al hombre que le negaría tres veces… No debemos escandalizarnos ante la historia eclesiástica. En el

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propio Colegio Apostólico ya hubo disensiones. Es el gran misterio que encierra esta Institución formada por hombres pecadores y débiles pero ¡ojo! también por grandes santos y mártires que lo han dado todo por ella. Los que aceptaron y aceptan el mensaje incondicionalmente: el grano de trigo muerto en la tierra, una vida grande para servir y no ser servido, una actitud de sencillez como palomas y una vida, insisto, dedicada siempre siempre a los demás. Como recompensa el ciento por uno. Como premio la liberación de todo temor: No tengáis miedo. Cuando se construye nuestra custodia Häendel compone su Aleluya. Y de nuestro interior invocamos el Salmo 100: “Para ti es mi música, Señor” … Recordar que en 1997 Don Martín Morales compone la marcha “El Día del Señor” como homenaje a Don José Melgares, ya que a este le gustaba recuperar el término tan baezano: “el Día del Señor.” “Acércate a comer, tú que comes, y a beber, tú que bebes. Ten hambre, ten sed; come la vida, bebe la vida. Es un manjar que restaura.” (S. Agustin). Ya Leonardo da Vinci había pintado su “Última Cena” uno de los grandes milagros debidos al genio del hombre.

III En la Universidad “Si Dios no existiera sería la mejor noticia” (Nietzche). Así nos recibió la Universidad. Pero mucho más pragmático y contundente era el marxismo que nos invitaba a enterrar a Dios: la religión es el opio del pueblo, aburre y amarga al hombre. Y “si Dios no existiera, el otro ¿llegaría a ser mi hermano?”…También te enseñan las entrañas de un feroz capitalismo carente de ética y lleno de codicia. Te quedas perplejo y dubitativo con este bombardeo de ideas nuevas que entran en tu vida. Y en este mundo confuso y lleno de incertidumbre se han quedado desgraciadamente muchos hermanos, amigos y compañeros. Algunos enquistados en un escepticismo, agnosticismo y ateismo. Otros instalados en una situación de tibieza. Dependiendo de los estados de ánimo y de la situación se acercan o no a la iglesia. Otros permanecen en actitud de crítica permanente cada vez que se habla de la iglesia, de la riqueza que atesora, de su poder, de los sacerdotes, de las eucaristías, de la liturgia, etc.

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Todo es negativo. Eso sí, utilizando el servicio que ofrece la propia Iglesia a la hora de ponerse la túnica, bautizar al niño, la primera comunión, las bodas, los funerales, etc. Pero no son capaces de interiorizar, estudiar, informarse bien, reciclarse en la fe, responsabilizarse en cualquier servicio de caridad que ofrece la Santa Madre Iglesia y arrimar el hombro para cooperar a la santidad a la que todos estamos llamados. Pero, desafortunadamente, la gran mayoría se han instalado en un estado de indiferencia porque esto de la religión no estimula, no es placentero y no seduce. Ante estas situaciones se exige un diálogo permanente entre fe y razón y desentrañar la raíz misma de nuestra propia existencia y ahondar en las palabras de Jesús cuando dice que “muchas cosas me quedan por deciros”. Es la invitación a la escucha permanente de su Palabra. De Dios venimos y hacia Él vamos… Jesús nos abre la gran puerta de su Costado y nos indica que Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Que no estamos solos. Precisamente el evangelio de hoy, ya Solemnidad de la Santísima Trinidad nos dice: “sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Que el Reino es para todos, que el banquete con el que Dios convida a toda la humanidad, no es un banquete elitista: están totalmente invitados los pobres, los descastados, los abandonados: “comerán los desvalidos hasta saciarse”. Y allí donde hayan sido excluidos los pobres, tendrá lugar un reajuste cósmico. María nos lo dice así: “A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos”. En este reajuste cósmico están invitados todos. Tomad y comed TODOS. Pero bien es verdad que muchos son los llamados y muy pocos los elegidos, que el sembrador sale a sembrar y que depende de la sementera de cada uno, de la libertad de cada quien, el recibir la simiente de la Palabra o rechazarla en los diversos grados que expone la parábola. Jesús en esta cena universal tomó el pan (eligió), lo partió (nuestra cruz) y lo dio (nuestra misión). Debemos identificarnos con esta decisión de Jesús. Al tomar el pan, debemos imaginarnos que nos elige, “somos el pueblo de su propiedad”; al partir el pan debemos sospechar de nuestra cruz, “el que quiera ser mi discípulo tome su cruz y me siga” y al repartir el pan, debemos entender nuestra misión evangelizadora: “Id y anunciad el evangelio a todas la criaturas”.

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Hay que destacar la importancia que tiene la libertad humana en la respuesta a la llamada de Dios. “La iniciativa libre de Dios requiere la respuesta libre del hombre”. En la Eucaristía el hombre encuentra la libertad y la paz interior. Cuando comulgamos entramos en ese ámbito de interioridad y recogimiento donde nos sentimos queridos, comprendidos y en donde con total libertad nos desahogamos, alabamos, pedimos y rezamos. Porque como señala San Ambrosio se trata de un “banquete precioso, sublime, grandioso, divino, admirable. Banquete saludable y lleno de suavidad, riqueza, dulzura de la misma Divinidad. Bajo las apariencias de pan y vino, se nos alarga para comer y beber el cuerpo y la sangre del Señor”. “¿Podrá Dios preparar una mesa en el desierto? ¿Podrá también darnos pan?... Dio orden a las altas nubes, abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre ellos maná, les dio un trigo celeste; y el hombre comió pan de ángeles, les mandó provisiones hasta la hartura” Nos dice este salmo que nos mandó provisiones hasta la hartura. Surge “Cáritas”, instituida por la Conferencia Episcopal y creada en 1947, con el fin de ayudar a la promoción humana y al desarrollo integral de la dignidad de todas las personas que se encuentran en situación de precariedad. En su trayectoria Cáritas asume un triple compromiso en su acción social: informar, denunciar y sensibilizar a la opinión pública sobre las situaciones de pobreza y vulnerabilidad, sus causas, consecuencias y la posibilidad de participación en el cambio. Por eso el día de Cáritas es el día del Corpus Christi. Jesús une en su oración sacerdotal en la tarde de Jueves Santo dos esencialidades: la institución de la Eucaristía y su misión salvífica de la humanidad. Los pobres -los menos responsables de la crisis económicase enfrentan a enormes dificultades para afrontar esta situación. Mientras se encuentran billones de dólares para ayudar al sistema bancario, resulta moralmente injustificable que algunos países ricos hayan reducido los fondos destinados a la ayuda. La crisis económica no debe distraer a los países ricos de su deber de ayudar a los países en vías de desarrollo. Porque si al atardecer de la vida nos juzgarán del amor, es porque el Jesús Eucarístico nos exigirá si hemos compartido, si hemos dado un vaso de agua al sediento, si hemos dado pan al hambriento, si hemos luchado por un mundo justo, si hemos consolado, ayudado, sonreído, etc., etc.

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“Cree que Jesús, está bajo la apariencia del Pan y que Él, Jesús, se encuentra en el hambriento, el desnudo, el enfermo, el que está solo, el no querido, el que no tiene hogar, el indefenso y el desesperado” nos dice esta gran mujer que es Teresa de Calcuta. Es la denuncia de la fracasada globalización de la avaricia. Es la revolución de los pobres, colocados en el centro de un universo basado en la justicia y la igualdad. Porque Él a pesar de su condición divina no hizo alarde de su categoría de Dios… La Universidad, pues, me llevó a encontrar el verdadero Pelícano, del cual no se conoce ni un solo caso donde un miembro de esta especie haya agredido a una persona. Ni las propuestas de Hengel y Hegel, como padres de un idealismo utópico, ni las de Carlos Marx diciéndonos que sólo en la sociedad comunista habrá desaparecido toda alienación me dieron respuesta a esa necesidad de Verdad que todo ser humano anhela. ¡“Vino el Señor mismo, como doctor en caridad”!... Y comprendí a San Pablo cuando dice “los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados – judíos o griegos-, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios”. En nuestro cercano edificio de la Universidad se lee en la cornisa: “Initium sapientia : timor Dominum” y también la condición necesaria para adentrarnos en este Misterio: “Ubi humilitas ibi sapientientia” … Y es en Cristo donde se da una concepción tradicional de lo viejo y lo nuevo. Para Ti es mi música Señor. Mozart nos regala su “Ave verum corpus” en 1791. “Tocaré para Ti ante las naciones…Despertad, cítara y arpa”.

IV Madurez Alcanzamos la plenitud vital en la madurez, sin haber llegado aún a la vejez cuando tratamos de beber “el adobado vino” del que magistralmente habla San Juan de la Cruz. Se trata de descubrir a Cristo en donde reside la plenitud y el saber. Precisamente la espiritualidad propia de la Adoración Nocturna trata de imitar a Cristo adorador del Padre. San Pascual Bailón 13


decía que la prolongación de la Eucaristía debe ser la adoración. El cristiano de hoy o es místico o no es nada. En esta etapa, ya madura, debemos beber ese vino “de amor suave, sabroso y esforzoso” y embriagarnos “en íntima sustancia”. Porque es de la mano del místico doctor, patrono de los poetas españoles, el más grande escritor de espiritualidad, el que nos debe llevar a encontrar esa senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido, sosegar la casa e intentar vivir la gratitud de la gracia, estar en el montón sin ser del montón, sumergirnos en la humildad y esperar con segura confianza y humilde paciencia… “Lo esencial es invisible a los ojos..." leemos en “El Principito.” En este trecho de la vida “el primer deber del hombre es ser hombre pleno e íntegro” que diría Miguel de Unamuno y para conseguir esa integridad solamente se consigue impregnando todos los momentos y actividades de nuestra vida en la “búsqueda del acto único de amor”. Y para conseguir este único acto de amor Carlos de Foucauld decía que “es necesario pasar por el desierto y quedarse allí. Es allí donde se expulsa de sí todo lo que no es de Dios”. En la carta a los Hebreos se nos dice que “Jesús, para consagrar al pueblo con su propia sangre, murió fuera de las murallas”. Salgamos pues, a encontrarlo fuera del campamento, fuera de nuestra propia comodidad. Porque el cristianismo no es una religión, sino un modo de ser, estar y comportarse. Hay que salir de uno mismo y afianzarse solo y exclusivamente en su Palabra. Jesús a sus seguidores nos ofrece el camino de la no instalación. La Iglesia nos da esa constante lección a través de los 21 Concilios Ecuménicos que se han celebrado a lo largo de los 21 siglos de historia eclesiástica. No bastan las leyes si no convertimos nuestro corazón de piedra en un corazón de carne. O renovarse o morir. “Incola ego sum in terra”. Sí, somos peregrinos, esto es un viaje. Y debemos ir ligeros de equipaje como los hijos de la mar… Y buscar lo eterno en lo cotidiano. La Iglesia ofrece una inmensa riqueza de carismas y caminos a través de los cuales el ser humano pueda realizar su vocación de bautizado: desde un santo matrimonio cristiano, hasta la multiplicidad de opciones, monásticas, religiosas, sacerdotales, carismáticas, neocatecumenales, célibes, consagrados, etc. etc. Allí donde haya una necesidad vital la Iglesia está presente cubriendo todo el panorama de la acción social, asistencial, sanitaria, misionera, educacional y espiritual. Hay que hacer un homenaje a tantas personas que han dado su vida, que siguen

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dando su vida por el ideal del Evangelio. Ellos dan vida a las Bienaventuranzas y plenitud a las obras de misericordia. El cristiano de hoy y el de siempre tiene que dejarse llevar por los dones y los frutos del Espíritu y así como Cristo no tuvo donde reclinar su cabeza y no vivió encorchetado en la vida que intentaron trazarle los hipócritas y los fariseos, a pesar de querer cazarlo como hemos leído esta semana en Marcos 12, sino que rompió la simetría de vida, así debemos vivir la auténtica Libertad de los hijos de Dios. Pensemos en la constante renovación del mundo de la cultura y del arte. En la pintura Goya representó la ruptura con la tradición; la revolución francesa dio un impulso a nuevas ideas; Wagner fue un pionero en el nuevo lenguaje musical y así en todos los órdenes los artistas intentan salir de un punto muerto. El cristiano, con el Bautismo nos convertimos en los hijos amados del Padre. Somos dioses. “Estis deis”, nos dice San Pablo. Con el sacramento de la Reconciliación experimentamos su infinita misericordia y descubrimos que nuestra vulnerabilidad y pobreza, nuestra limitación y miseria es lo que nos hace ser hombres y mujeres amados del Padre cuando alcanzamos el perdón como hijos pródigos. Pero es en la Eucaristía cuando podemos exclamar con Santa Teresa: “¡Ay cuando te dignas entrar en mi pecho!”… Sobran las palabras. “Cantad al Señor un cántico nuevo”. Y César Franck entona el “Panis angelicus” (1872) que contiene en sí todo deleite. Final Quiero terminar transmitiendo la alegría que supone vivir el evangelio. En Mateo, 4 se nos dice que Andrés, hermano de Pedro, estaba echando el copo en el lago cuando pasó el Señor y le hizo pescador de hombres. En el arte de la pesca echar el copo es una técnica para cercar por sorpresa a los peces cortando la retirada. Pues este hombre que estaba echando el copo es nuestro Patrón, San Andrés, que nos invita a que sin mirar ya para atrás le demos la respuesta. Que como peces no nos escapemos de la red, que sepamos vivir unidos como sarmientos a la Vid. Que nos dejemos atrapar por Él, que su yugo es ligero, su carga llevadera y que al hacerse alimento, Pan de Vida, trascendamos nuestra propio ámbito personal, sin miedo, con las manos sujetando el arado y abrir el surco de una existencia plena y feliz. Que como María, vivamos las virtudes ocultas, no lo extraordinario sino lo ordinario, lo cotidiano de una mujer de Galilea, que resistió, como un fuerte Alcázar los imprevistos y

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contradicciones de la vida, hasta llegar a la cruz. “Stat crux”, de pie, junto a la cruz. “Es el señor el que nos convida, aquí comemos y bebemos el pan y el vino de la Vida”

El salmo 32 nos dice que “el Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres; desde su morada observa a todos los habitantes de la tierra, él modeló cada corazón, y comprende todas sus acciones” Que vivamos la aventura del evangelio sin miedo. “Solo el sí a Dios, la vida llega a ser grande”. Que “a este festín, a este banquete están invitados todos los pueblos de todas las razas, de todas las naciones y continentes” (San Gaudencio de Brescia) Estos continentes cuajados de trigales y viñedos, de donde brotó un renuevo del tronco de Jesé… Quizás deba pedir disculpas porque la tarde está cayendo. Utilizo las mismas palabras de Juan “quédate porque atardece y el día ya va de caída”. …Tuve la suerte de conocerle al partir el pan, cuando mis padres, de la mano, me llevaron a hacer mi primera Comunión un 7 de mayo de 1959 a la Capilla del Señor de las Necesidades, un recinto de apenas veinte metros cuadrados… Muchas gracias

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