PARROQUIA EL SALVADOR DE BAEZA HOMILIA CON MOTIVO DE LA FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA CRUZ D. MARIANO CABEZA PERALTA
FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA CRUZ COFRADÍA DE LA VERA CRUZ SANTA CRUZ, DOMINGO 12 DE SEPTIEMBRE DE 2010 “Me pondré en camino donde está mi padre” Queridos hermanos Cofrades: Nuestra vida es un camino que vamos recorriendo y avanzando. Un año más nos trae hasta la Fiesta de Estatutos con motivo de la próxima fiesta de la Exaltación de la Cruz el día 14. En este año despidiendo a un hermano mayor que ha cumplido sus seis año de servicio a la Cofradía y en puertas de una nueva elección donde dar el testigo a otro Hermano Mayor que tendrá que seguir avanzando en la historia de nuestra venerable y antigua Cofradía. Demos gracias a Dios por ello. El camino de la vida de fe está lleno de retos, sorpresas, alegrías y como no, tentaciones, sinsabores e incertidumbres. Pero el cristiano tiene que ser persona de esperanza, de fe y caridad. Nuestra certeza absoluta debe ser que no caminamos solos, Dios está con nosotros y como Padre Providente, especialmente con los más pobres y pecadores, se hace cercano en los acontecimientos y en las personas. En este Domingo del Dulcísimo nombre de María, nos recordaba algo que no debemos olvidar nunca: Que Dios se define como el Misericordioso. Que por encima de todo prevalece el Corazón amoroso y generoso de Dios con nosotros que muestra una voluntad salvífica antes que una voluntad condenatoria. En las parábolas de la Misericordia que nos ha ofrecido el evangelista San Lucas Dios se identifica con el Buen Pastor que va en busca de la oveja perdida. Se identifica con el padre que espera a la vera del camino cada día, cada atardecer esperando la vuelta del hijo díscolo que por su mala cabeza pierde la vida entre necesidades y sufrimientos. Y esto no son palabras bonitas, ni teorías inaplicables. Un testigo de la misericordia de Dios es San Pablo. En la segunda lectura, cuando escribe a su amigo y hermano Timoteo le declara lo que Dios ha hecho con él. Pablo se autodefine como: “blasfemo, violento, perseguidor, insolente”.
Toda una lección de humildad el saber reconocer uno sus pecados. Un acto de valentía por hacerlo públicamente sin querer disimularlos ni maquillarlos. Todo lo hacía por ignorancia. Pero la paciencia y el amor de Dios lo han salvado de esta vida estéril. Ahora, dice Pablo, recorre su camino, el camino de su vida, con una actitud bien distinta, regalo de Dios, fundamentada esa nueva conducta en la Fe que Dios le ha dado. Paciencia y Misericordia que también nos mostraba, en el lenguaje propio del Antiguo Testamento, el libro del Éxodo. Por la intercesión de Moisés el pueblo elegido por Dios, pervertido e idólatra, se salva de un exterminio seguro. No estamos libres hermanos de esa ignorancia. Y no me refiero a los que no conocen a Jesucristo y el Evangelio que son muchos. Personas que han nacido en el seno de familias sin religión definida, o personas que han nacido en el seno de otras religiones y no han avanzado en el campo del amor que salva, del perdón que sana, de la paciencia que rescata. No me refiero a estas personas, sino de entre los nuestros. Familias cristianas, bautizadas pero que no se comprometen con Jesucristo, con su Palabra, con la Iglesia. Que viven un cristianismo cómodo, arraigado en unas pocas tradiciones pero que no influyen en una conversión de alma, cuerpo, mente y corazón. Cuando la Fe no está bien anclada en el conocimiento de Dios a través de la Sagrada Escritura, la Enseñanza de la Iglesia, una vida espiritual alimentada por la oración, la Eucaristía, la Penitencia y una vida moral marcada por la caridad y los principios fundamentales que emanan del Evangelio, es muy fácil sucumbir al atractivo de los nuevos ídolos, becerros de oro que no salvan porque son sólo eso ídolos, pero que engañan a los incautos. Por eso tenemos que estar siempre alerta, siempre atentos. Cuánto más en estos tiempos donde los medios de comunicación nos avasallan con sus mensajes, con sus insistencias, con sus proselitismos. ¿Pero sabéis cuál es el principal becerro de oro hoy?: Nosotros mismos, nuestro propio yo. No hay que buscar fuera. La persona se ha elevado hasta el centro del universo. Cada uno se ha constituido en único dueño y señor de su propia historia. El yo es el becerro donde gusta que todos se arrodillen y veneren.
Es la tentación más antigua del mundo. Aquella que la serpiente susurraba sugerentemente en el oído de nuestros primeros padres: “seréis como dioses”. Que luego se materializó en la torre de Babel y así sucesivamente en la historia de la humanidad. Qué bien lo representaba el hijo menor de la parábola: se decía para sí mismo, mi padre no sabe lo que dice, mi padre está equivocado, yo soy joven y se muy bien lo que tengo que hacer, quiero triunfar, quiero vivir y ser feliz pero mi padre es un impedimento. Se marchó y se equivocó. Sólo entonces reconoció la verdad, en la vida y las palabras de su padre. Es el argumento de muchos: Dios no, la Iglesia no. Yo se bien lo que quiero, soy libre, yo decido, tengo todos los derechos, vivo a mi manera, a mí nadie tiene que decirme lo que tengo que hacer… Cristo en la cruz nos desmonta todos esos falsos argumentos. La cruz es el camino de la vida, de la felicidad y de la salvación. La obediencia de María, Dulcenombre para nosotros sus hijos, es camino de vida, de felicidad y de salvación cumplida. Nuestra Cofradía tiene que ser ese cauce para los hermanos cofrades donde les recordemos estas cosas, donde le hagamos estas reflexiones, especialmente a los jóvenes que son los más vulnerables. Nuestra misión es ser como Moisés, como la Virgen María: interceder por todos, pedir por todos al Señor. Nuestra misión es ser como el padre de la parábola: esperar, ser pacientes, acogerlos cuando vuelvan heridos de sus equivocaciones, reintegrarlos con alegría, sin juzgar porque a nosotros no nos corresponde. Se lo pedimos al Señor en este día de Fiesta, lo ponemos en las manos de la Santísima Virgen de la Aurora, Madre e intercesora nuestra que vela por nosotros. Ponemos en manos del Señor la nueva andadura de la Cofradía con la nueva junta de gobierno y damos gracias a Dios por todos los esfuerzos hechos y los servicios prestados a la Cofradía y a nuestra Parroquia de El Salvador. Que así sea.