Don ratón colorado

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DON RATÓN COLORADO



Este libro ha sido producido gracias a Juanillo (ÂĄquĂŠ pillo!) Lorente de No.


Texto Ilustraciones Maquetación

: Héctor Aún (hectoraun@gmail.com) : Paola Paolucci (paoluccipaola@alice.it) : Ibrahim Mohammad (ibrahim@eurogafbd.com)


A Adriรกn. Y a Juan.



Héctor Aún Paola Paolucci


Atención, atención: ésta es la historia de don Bernardo Bigotes y de su amigo ratón. En casa de don Bernardo vive un ratón, que no es un ratón cualquiera, es un ratón colorado. Duerme en su madriguera, debajo del escritorio donde don Bernardo inventa don Quijotes y Tenorios.



Era don Quijote un hombre que luchaba por un mundo mejor. Y todo lo que él hacía era digno de honor. Don Tenorio, en cambio, sólo era un tipo ligón. Pasaba las horas pensando en las mujeres, sin preocuparle lo más mínimo otros derechos y deberes.



Y era, como os decía, don ratón un tipo particular, por el color de su piel y por su forma de pensar. Pensaba que la justicia era una delicia, y no entendía que en el mundo hubiera malicia. Y a pesar de que leía y leía, eso del mal en el mundo no lo entendía.



-Preguntaré a don Bernardo, que en esto parece un experto, pues en sus libros inventa hombres malvados y honestos. Don Bernardo, don Bernardo, dicen que los hombres son como gatos y ratones, ¿cree que para este problema hay posibles soluciones? Don Bernardo acaricia sus bigotes y piensa, pero no dice nada. ¿Pensará don Bernardo que todo es una bobada?



Don ratón queda asustado y perplejo, pues Bernardo no le ha dado solución. -¡Maldición! ¿Qué haré ahora? – Piensa el ratón colorado. Y en esto aparece un gato con un quesito en la mano. Parece un tigre y don ratón está asustado. -Si me traes a otros ratones para que me los coma – dice el gato – yo te regalo mi queso. Si no quieres colaborar, tú ocuparás su lugar.



-Este es un problema difícil – dice don Bernardo – incluso para un ratón colorado. Márchate si quieres llegar a viejo, descuida, yo te protejo. Pero don ratón no huye, lo tiene claro. Don ratón parece un loco a lomos de su caballo, y cuando mira al gato no lo imagina tigre, ni piensa en que su vida peligre. Al contrario, piensa que es don Quijote contra ciento, o contra molinos de viento.



-No atacaré a sus aspas, que son sus garras – dice el ratón que se cree caballero-. Caerá solo: seré como un topo que destruya sus raíces y cimientos. Así hizo don ratón, se metió bajo tierra y, a los pies del molino de viento, escarbó y escarbó. Y después de mucho tiempo sus paredes derribó.



Desde entonces, en casa de don Bernardo, los gatos no cazan ratones ni los hombres se aprovechan del esfuerzo de otros hombres.



Texto Ilustraciones Maquetación

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Héctor Aún (hectoraun@gmail.com) Paola Paolucci (paoluccipaola@alice.it) Ibrahim Mohammad (ibrahim@eurogafbd.com)


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