Nitrato.

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Oriol Luis Serrano Nitrato





Nitrato


Primera edición: 4 de marzo de 2020 © Oriol Luis Serrano, 2020 Autoedición digital para el día de cumpleaños de Paulina. Carrer de Los Castillejos, 283 08025 Barcelona www.oluiso.com Idea, textos y maquetación: Oriol Luis Serrano


Oriol Luis Serrano Nitrato



A Paulina que me cuida el alma.



El nitrato estĂĄ presente de forma natural en el medio ambiente como consecuencia del ciclo del nitrĂłgeno, que puede ser alterado por diversas actividades agrĂ­colas e industriales..



“Eras tú una verdad, sola verdad que busco, más que verdad de amor, verdad de vida” Luis Cernuda


Paulina quiere algo de mi no estoy seguro si lo sabe aún ni siquiera sabe que existo, ella decidió no saber de mi. La primera vez que la veo vivo la pérdida, un vacío, una silla solitaria, una sala desolada en un espacio olvidado. Paulina repite una y otra vez que sus ojos porfían en la mentira, entre sus manos oculta qué desea, que no quiere saber de mis sombras. La primera vez que la conozco estoy entre áridas piedras, un vacío, una tierra solitaria, un lazo desierto en un pasado presente.


Paulina sabe algo de mi no estoy seguro si lo quiere aĂşn ni siquiera decidiĂł si existo ella sabe no querer de mi. La primera vez que la vivo estoy en una mentira, unos ojos entre sus manos, un deseo que quiere saber de su olvido.



“Mis origenes divinos es la libertad que llevo, el delirio de mi pueblo” Constantine Ochaa Nve

Corta el curso vagabundo, mi comisura entrometida y deprimente de escandalosos silencios. Un bosque de riscos mortales colgantes en laderas y cortezas, manos agrietadas murmullan. Llego caminante a tus manos, ondulada desnudez reposa. Lavo mi hollín en nieve de tu cuerpo. Se escucha el griterío de mi gente, los puños blancos enrojecen con el sol del desierto. Despierto bermejo sedentario. Se escucha a lo lejos el murmullo de tus manos que acarician el mañana.



“Furia color de amor amor color de olvido” Luis Cernuda

Me asesina el cielo con su color de olvido. Golpean el suelo sus lamentos, las hojas bailan el son de la inadvertencia blanca. Y tú, que caminas suelos áridos y yo tan sordomudo ahogo mis oídos en el crepitar de tus pasos desérticos. Perdí la voz mirando la hora, aguardando tus caminos curvos. He dejado brotar y crecer mis agostadas manos

con el color de amor amor color de olvido.



Es el fin del camino. El remo se hunde en la arena, gravitan las piedras y tus cabellos negros en el aire caen hĂşmedos sobre el regreso. Navegamos, almas solitarias. La quilla encalla entre tus palabras que arrambla el salto de las olas y tus mareas mecidas por mis manos deslizan un rociado destierro de ausencia.



Me hablaste del tiempo. La noche te era propicia amante de medianoche y las palabras que amabas te tomaron al contar horizontes cuando – al detener el ciclo – atisbaba campanadas, por las orillas más húmedas, con cara de cautiverio en un día lluvioso. Furtivamente, me miraste cuando oímos que rociaba en el espejo que me tenía a través del vidrio herido y desnudo con los dedos sujetos me pedías que no me fuera a la polución melancólica. Me hablaste del tiempo, era tarde y fuera llovía.


Golpeó mi cabeza el pavimento en un impacto negro urbano Me desparramo sobre las líneas como una mala hierba. Miradas urbanas inquisitorias apartan con el pie mis restos desordenados por la rugosidad de la calle que tu canturreabas días antes de irte a la estación, hacia donde se esparce mi última mirada. Harina en flor que caminantes pasearán


en sus apresurados zapatos hasta sus urbanas casas, con sus urbanos mobiliarios de catálogo y sus urbanos electrodomésticos. Y tú, ajena a ese trazo de tiza en el urbano lienzo negro que te señala con la yema de los dedos de la última copa, un día de septiembre, recordarás mi rugosa cara, olvidarás mi nombre.



Creía, en un acto solitario que me leías los surcos, fisuras cerámicas, hendiduras de voz de auxilio. De barro negro, la pulida alfarería en tu cuerpo, dinámica como un valle, un oasis atacameño sediento llueve sobre el desierto. Repasaba, con la herencia exiliada la iconografía altiplánica de tu vasija oscura que sostienes en tu simbología circular. Eres, negruzca cocción, surcos contrastados, olor de tierra yerma y fértiles cerámicas de arenas antiguas como el abrazo silencioso del viento del desierto.



Desearía estar en ella, al otro lado de la ventana. El pasaje permanece callado, se oye el murmullo del alcohol que está por llegar a la esquina. Quería saber su otro nombre, aquel que oculta la alfarería de sus labios. La estancia quedó en silencio se escucha el crugir de mi piel al agrietarse en saber de su presencia. Bebí de su agua de altura, tomé de sus labios el líquido de su apellido

ella olvidará el mío.



“Hidrata’t amb l’aigua del fons del poema”

Anna Gual

Recorda’m les velles possessions de l’anterior mirada un descontrol addicte una paraula animal. Dóna’m indicis de matança esberla’m maduixes, arrapa’m llavors, et regalimo qualsevol porta. Escriu-me els teus records a l’esquena llisa, en una arruga de cotó.



Tu que navegas la colina ocre al caer la luz de tus madres tus abuelas tus hermanas tus tĂ­as tus compaĂąeras todas Andaste caminos aprendidos, senderos de una historia equivocada deconstruye duda juzga absolutamente todos tus pasos Existen caminos que cruzan tu cabello negro que desvanecen este pasado nuestro de las tuyas

de todas



Gano palmo a palmo el día – el día de aguas grises – con expresiones ausentes y recuerdos afilados. He vencido días con el dorso de mis dedos deslizados hasta las colinas sin respuesta alguna de una vida hirsuta. El tiempo traicionó mis promesas. Palmo a palmo, las aguas grises humedecen recuerdos ausentes y días afilados.



Liberatemi da quest’assurda sera piena di silenziosi segreti ricordi. Sotto un cielo di ferrovia mi ha colpito la sua bellezza, le sue parole giovane e una locomotiva che arriva. Mi hanno buttato ai piedi dei passaggieri in partenza. C’è una lettera sulla tavola – forse tornerà da me, oppure mi dimenticherà – sotto una ferrovia in cielo, mi colpiscono le tue parole giovane. Liberatemi da quest’assurda notte piena di rumorosi ricordi scritti.



Escucha el paso breve de los hechos la respiración que nace de tu rostro pequeñas odiseas que no recordarás. Con la llegada de la primavera la lucha trabajadora y el olvido de la dictadura como un regreso a casa tras una larga noche recuerda. Escúchame transparente frente un muro donde me detuvieron con la alternativa a un futuro erróneo, cuando desapareció el rostro de la respiración. Silencio.


Te necesito más cerca aún más cerca. Ven y acércate. Se escucharán los colores que carecían las miradas hasta este momento, habrá una palabra que te llenará este pasado que vives hoy y atravesará tus mares un transatlántico que contrabandea con tus gestos y hará saltar por los aires todos mis relatos.


Te necesito más cerca aún más cerca. Ven y acércate. Tendremos el color de unas bombillas al fondo de la sala entre las manos, el rojo de la madera deslizándose, cogeremos aguacates azules. Por la mañana no seremos más que el olor del café en tazas amarillas y palabras naranjas, acabando el collage con nuestros mejores presentes. Te volveré a querer más cerca y aún más cerca. Vendrás y me acercaré … de nuevo, a ti.



Dudas continentales Preludio y fuga


Preludio de la luz tu voz callada oculta entre las ramas de la ciudad extranjera.


He buscado mis palabras, letras borradas en el tiempo metálico detenido en lo alto. Has paseado mis recuerdos, en páginas amarradas al humo bajo un sol tímido. Buscaban sus letras borrosas entre páginas metálicas.


– Dejaré mi última imagen antes de partir hacia el poema –, pensé. Derramaba mi rostro entre las hojas y las maderas desnudas en esta huida perseverante hacia mi propio olvido.


Lejos de la árida costa, vuelan los pájaros negros de la fábrica triste de sábanas desiertas. Ella camina adueñándose de la claridad inocente de la lejana cerca.


La casualidad me paseó entre líneas curvas y cuerpos desnudos, sonrisa de tez oscura, la calle cómplice, entre dudas continentales – un verso de maíz, una prosa andina comprometida –.


Con el paso de los dĂ­as circulares persiste el sabor de la palta con color aguacate. ApareciĂł a contraluz emanada de entre las costuras de un pasillo nocturno, silencioso el trazo de mis pasos. Era forma inconsciente de una sĂ­laba hermosa.


Quedaron entre mis palabras letras a medio borrar en el tiempo ya calcรกreo y a merced del viento. Paseas mis recuerdos presentes en pรกginas amarradas en ondas de lanas en lontananza.


Serán palabras calcáreas Recuerdos de lana en días de viento.



Tu también eres mi compañera. Quizás de un modo tímido, pero te quiero, Paulina.





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