MANUAL DE DISEÑO DE JARDINES

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JARDÍN con mucha madera

El lugar: Junto a un parque muy arbolado, en un barrio residencial de una pequeña ciudad, se encuentra esta parcela ajardinada de reducidas dimensiones. El terreno tiene una superficie de 287 m2 y, si se restan los 99 m2 que ocupa la casa, queda un jardín pequeño, de 188 m2. Un jardín de dimensiones humildes, pero muy bien aprovechado estéticamente. El clima del lugar puede clasificarse como de mediterráneo fresco, con buena pluviometría anual. En verano pueden alcanzarse los 33ºC y en invierno el mercurio no baja de los 3ºC por debajo de 0. La tierra es muy buena, de aluvión, puesto que se encuentra cerca de un riachuelo que corre al otro lado de la arboleda y que, en otros tiempos, inundaba la zona. Se trata de un pequeño jardín con madera, con mucha madera para tan poco espacio, pero dispuesta de tal manera que no desentona, antes al contrario, constituye su mayor encanto y su rasgo más distintivo.

La zona más amplia de este pequeño jardín, fotografiada desde la rampa que baja al garaje.

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Zonas y rincones: El poco espacio disponible en este jardín está muy bien distribuido y se le ha sacado buen provecho ornamental. Se ha evitado cualquier sendero que mermara metros cuadrados de césped y, excepto en el jardín de madera, los árboles y arbustos se han plantado separados para aumentar la superficie de césped, que crece a sus pies. No hay zona de estar al aire libre diseñada expresamente pero se ha habilitado improvisadamente para ello el cuadro de césped amplio que rodea al olivo. El resto del jardín se limita a una franja de césped, más o menos ancha, que circunda la casa. En los ángulos se han plantado árboles de hoja perenne (magnolia, laurel y acebo), siendo las restantes plantas de hoja caduca, arbustos de floración espectacular y árboles de atractiva coloración otoñal. Los límites del jardín son: un murete con verja de hierro que da a la calle, un muro, del vecino, en la cara norte, junto al que se ha plantado un seto de tuyas y dos laterales con enrejado y brezo que han quedado totalmente cubiertos por la magnífica trepadora Trachelospermum jasminoides (Jazmín chino), que también recubre la verja delantera.

Escalera de madera que accede a la casa, superpuesta a la ya existente de obra, y, a la derecha, aspecto del jardín anterior en invierno, estación en la que algunas resinosas mudan su coloración.

Esta fotografía está tomada tres años después que las anteriores y puede apreciarse lo que en jardinería se denomina “la cuarta dimensión”, o sea, el paso del tiempo (las plantas han crecido).

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N TJ

TJ

TJ

LS

IA

TJ

GB

LN

QR

CÉSPED

CJ PHC

FI

HS CASA

CÉSPED SCA

Sobre este murete de troncos de pino se plantó un Coprosma y dos Cotoneaster que cuelgan y dan vida a la madera con sus colores.

LISTONES

BT

TRONCO

JS

KJ

SETO DE THUJA ORIENTALIS

MA

SV

CÉSPED GARAJE CORTEZA DE PINO ESCALONES

BSS PM BALDOSAS

ENLOSADO

TRONCO

LI TJ

TJ

TJ

Magnolia grandiflora

Olea europaea (Olivo)

Este arriate, que sigue la pendiente de la rampa, está plantado con una masa de evónimos rastreros (Euonymus fortunei ‘Coloratus’).

Este roble americano, o roble rojo (Quercus rubra), es verde en verano pero se colorea de un bello rojizo en otoño.

Betula alba (Abedul) Thuja occidentalis ‘Globosa’

Juniperus conferta ‘Blue Pacific’

Thuja orientalis ‘Aura Nana’

Picea pungens ‘Hoopsii’

Picea excelsa ‘Nidiformis’

Coprosma x kirkii ‘Variegata’

Juniperus horizontalis ‘Prostrata’

Cotoneaster congestus

Picea albertiana ‘Conica’

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BSS: Buxus sempervirens ‘Suffruticosa’ (Boj)

LN: Laurus nobilis (Laurel)

BT: Berberis thunbergii ‘Atropurpurea Nana’

LS: Lagerstroemia indica (Júpiter, lila de verano)

CJ: Cydonia japonica (Membrillero japonés, cidonia)

MA: Mahonia aquifolium

FI: Forsythia x intermedia (Forsitia)

PHC: Philadelphus coronarius (Celinda, jeringuilla)

GB: Ginkgo biloba

PM: Pinus mugo ‘Pumilio’ (Pino negro enano)

HS: Hibiscus syriacus (Altea)

QR: Quercus rubra (Roble americano, roble rojo)

IA: Ilex aquifolium (Acebo)

SCA: Spiraea cantoniensis (Nevada)

JS: Juniperus scopulorum ‘Springbank’

SV: Syringa vulgaris (Lila)

KJ: Kerria japonica

TJ: Trachelospermum jasminoides (Jazmín chino, jazmín estrellado)

Ideas y soluciones: Todo jardín pequeño, si quiere tener una cierta personalidad, debe distinguirse de sus congéneres por algún elemento estructural, alguna o algunas plantas singulares, o por responder a un diseño peculiar que le haga diferente. Aquí, el toque de gracia ha sido la madera, madera de pino, reciclada en su mayor parte por tratarse de viejos postes de líneas eléctricas. Éstos postes, como todos, fueron sometidos a tratamiento químico para poder resistir durante muchos años el castigo de la intemperie y las inclemencias del tiempo y también los ataques de insectos xilófagos. Ello les garantiza poder durar al aire libre ya que, sin tratar, la madera de pino es una de las más vulnerables a la humedad y a la carcoma. Con los gruesos troncos se han construido los escalones y las paredes de las cajoneras, pero también se han empleado listones de pino tratados para completar el montaje. La madera es un elemento rústico y noble a la vez, que siempre resulta un buen compañero de las plantas: las presenta más tiernas, más delicadas y coloreadas, y aporta calidez al ambiente del jardín. En este caso el impacto visual de la madera se ha reforzado con el acierto de acolchar la tierra con corteza de pino entre las plantas.

Las dos grandes cajoneras de madera plantadas con coníferas de pequeño crecimiento y acolchadas con corteza de pino en la parte frontal de la casa. 31


Algunas plantas de este jardín: Las plantas que más llaman la atención son las coníferas de porte enano, que se encuentran en el jardín anterior, entre la corteza y la madera de pino. Son variedades escogidas por su colorido y por sus formas bien definidas y contrastantes (cónicas, piramidales, globulares y achaparradas), que conservan su belleza durante todo el año y cuyo mantenimiento es prácticamente nulo, aparte de algunos riegos ocasionales en verano. El magnolio y el olivo no precisan comentario porque sus excelentes cualidades ornamentales son sobradamente conocidas. El acebo y el laurel son dos plantas interesantísimas para jardines pequeños, por su forma estrecha y alta y por su crecimiento lento. Merece un par de líneas el trío de caducifolios de coloración otoñal. En su mejor momento componen una paleta explosiva, retrato de fuegos de artificio.

Hojas y flores de diamante (Pachysandra terminalis), una pequeña planta muy útil para cubrir el suelo tanto al sol como a la sombra.

El Coprosma x kirkii ‘Variegata’ es de naturaleza híbrida entre progenitores neozelandeses. Forma extensas matas rastreras que también pueden colgar. Su color variegado le hace muy atractivo. Exige emplazamientos a pleno sol.

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Aspecto invernal del Euonymus fortunei ‘Coloratus’ (bonetero rastrero). Sus hojas verdes se encuentran ahora teñidas de púrpura rosado. Es un óptimo cubresuelos que tolera todo tipo de terrenos, prefiriéndolos frescos. Admite una sombra ligera.

Flores de Mahonia aquifolium (uva de Oregón), interesantes por su aparición invernal entre las bellas hojas persistentes que se tiñen de rojo en la misma estación. Sus frutos, azul oscuro, son muy ácidos pero útiles para preparar confituras.

Detalle de la vegetación baja y compacta del pino negro enano (Pinus mugo ‘Pumilio’), muy resistente a la sequedad y muy apreciado para pequeñas composiciones.

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JARDÍN en una cantera El lugar: Nadie podría imaginar la existencia de un rincón tan hermoso tras la tapia blanca de una calle estrecha de la periferia de una ciudad, antiguamente amurallada, situada a 30 km del mar y a 120 m de altitud, que goza de un clima beneficioso para las plantas, porque es ligeramente frío en invierno, poco caluroso en verano y bastante húmedo. La tierra no existe (mejor dicho, no existía) en este jardín, porque éste se encuentra instalado sobre roca. Fue necesario crear un relleno con una capa gruesa (aproximadamente de 60 cm) de tierra fértil allí donde tenía que haber el césped y el huerto (que ahora no existe) y colocar los árboles donde los huecos del suelo rocoso permitían mayor altura de tierra y favorecían un mejor desarrollo. En el terreno destinado al jardín sólo había un grueso ciprés de Arizona (que ahora ha quedado incluido en el césped) y dos viejos nogales, por cierto bastante famélicos, que han subsistido y se han revitalizado con el ajardinamiento. Aventurarse a crear un jardín en un lugar como éste, donde, a pesar del pozo que allí se encuentra, no está sobrado de agua, era tarea de intrépidos y soñadores, dos cualidades de las que, sin ninguna duda, va sobrado el propietario, abnegado cuidador y artífice de este paraíso.

Vista de la zona encespada desde el murete de piedra que la separa del antiguo huerto, hoy zona de tierra apisonada con cuatro árboles en sus esquinas. La escalera del fondo conduce a la terraza y continúa ascendiendo hasta un rincón sin interés.

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Zonas y rincones: Este jardín puede dividirse en dos zonas muy diferenciadas que se comunican a través del rellano embaldosado adjunto al ángulo sur de la casa y por el escalón de baldosas, en el ángulo oeste de la pérgola. La zona anterior de la casa, a la izquierda de la pérgola, es independiente del resto del jardín, si bien puede considerarse unida a él por la magnolia. Su creación es posterior al jardín, de amplias escaleras de piedra, con el que, puede verse fácilmente, no guarda ninguna relación. Surgió al recortar la casa y agrandar un pequeño jardín delantero, ahora convertido en patio. Éste tiene tres ambientes distintos, relacionados por la gravilla de los pasillos y por las piedras que bordean los tres parterres. La pérgola, con travesaños de cemento armado, está cubierta por una vigorosa glicina y se utiliza, más que nada, para resguardar del sol algunas plantas umbrófilas, como azaleas, clivias y gardenias, cultivadas en macetas. El jardín propiamente dicho puede dividirse longitudinalmente por el murete que cerraba el huerto por arriba y por una rocalla que forma dos parterres donde se plantan tulipanes o flores de temporada, según la época. La zona de césped es la más vistosa cuando los grupos de flor están pletóricos. Una gran pajarera separa los dos arriates adosados a la masa rocosa del fondo.

Un ángulo de la terraza con yucas matizadas y un nogal delante de la casa. En primer plano, arriate con tulipanes bajo la muralla pétrea.

El césped y un fondo de tulipanes variados vistos desde la rocalla. En primer término, tulipanes y rododendro en flor sufriendo por el ya caliente sol primaveral mediterráneo.

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N CJA: Camellia japonica (Camelia)

Tinaja vacía

FH: Fuchsia hybrida (Fucsia)

Cuenco con Damasquinas

RH: Rhododendron hybridum (Rododendro)

HH: Hydrangea hortensis (Hortensia) RHY: Rosa hybrida (Rosal trepador)

Thuja orientalis (Tuya)

WS: Wisteria sinensis (Glicina)

Echinocactus grusonii

Juglans regia (Nogal)

Cupressus sempervirens ‘Stricta’ (Ciprés-aguja)

Cupressus arizonica ‘Fastigiata’ (Ciprés azul) CASA

Yucca aloifolia ‘Marginata’ (Yuca matizada)

Strelitzia reginae (Ave del paraíso)

Magnolia grandiflora

GERANIOS

ACERA DE BALDOSAS

Cedrus atlantica ‘Glauca’ (Cedro azul)

GRAVILLA

Cycas revoluta (Cica) DALIAS

Washingtonia filifera

Cordyline australis (Dracena)

Este gran parterre floral se planta con dos macizos, dalias y begonias, que se van alternando cada año para mantener la fertilidad de la tierra. Cada otoño, invariablemente, lo ocupan por entero los tulipanes.

O BEGONIAS GRAVILLA BEGONIAS O DALIAS

Citrus sinensis (Naranjo) CACTOS GRAVILLA RHY

Junto a la pé hacen fila co florece en ve

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En este arriate, bastante sombreado por los árboles del jardín vecino, se alternan las fucsias con un macizo de alegrías (Impatiens).

ROC A

RO C

A

FH

A TULIP

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LIA Y DA

ESCARPADO

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RÍAS

FH

CÉSPED PAJARERA

HH

LOSAS LOSAS

TULIPANES O HIEDRA

BEGONIAS TERRAZA

CÉSPED

LOSAS

HH RH

CÉSPED

CORTEZA

LOSAS CJA

LOSAS

BALDOSAS TIERRA

HIEDRA

RH

ESCALÓN

LOSAS TIERRA APISONADA GRAVILLA

HH

LOSAS RH WS ESCALÓN

RHY

érgola, dos soberbios rododendros on una gran mata de hortensia. Ésta erano, y aquéllos en primavera.

RHY

Junto a la tapia que da a la calle, coronada por la rejilla metálica pintada de blanco, hay un arriate estrecho en el cual se plantaron cuatro rosales trepadores de una estupenda variedad roja, Paul’s Scarlet Climber. A sus pies, diversas flores de temporada cubren la tierra.

RHY

Hasta hace pocos años, en esta zona se encontraba el huerto que se transformó en jardín.

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Ideas y soluciones: Cuando el jardinista se enfrenta a un proyecto, es lógico que, a lo largo de la instalación, se presenten diferentes problemas que deberá resolver, pero los condicionantes ineludibles son los que sacan de dudas y aceleran las decisiones. En nuestro jardín, el gran condicionante era la falta de suelo, lo cual llevó a optar por la construcción de muros y escaleras de piedra para contener la tierra y nivelar. La mole de roca escarpada del fondo se iba a convertir en el gran atractivo de este jardín insólito, especialmente de noche, cuando se encienden los focos que la iluminan desde abajo. En principio se proyectó un huerto que al poco tiempo hubo que abandonarse por falta de agua y de tiempo (factores que sólo conoce quien tiene huerto). Esto sirvió para agrandar felizmente el jardín porque permitió dar continuidad (ritmo) a la composición al repetir (como “ritornello”) tres especies arbóreas: cedros, ciprés y magnolia. De momento la tierra del frustrado huerto ha quedado libre, nivelada y apisonada de tanto pasar, a la espera de una futura intervención ornamental. Porque, valgan las sentencias, un jardín es una obra de arte en continua evolución, y un proyecto que no se puede mejorar no es un buen proyecto. Naturalmente, tanto las piedras como las losas utilizadas en el jardín son de la zona, de una cantera próxima aún en explotación, lo que da unidad de composición al conjunto y lo integra perfectamente en el paisaje dentro del cual se encuentra instalado.

Junto a la puerta grande que da a la calle, a la izquierda del camino enlosado que sube al jardín, hay mucha sombra y dan muy buen resultado los colores, que se plantan cada primavera. En otoño este arriate se cava y en él se plantan bulbos de jacintos y narcisos. Sobre el murete, macetas de terracota con alegrías guineanas.

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El patio visto desde detrás de los cactos.


En este rincón de la rocalla, donde se ve el tronco del otro nogal, las dos tinajas antiguas sin plantar ponen un acento de belleza muy estimable.

Bajando al césped desde la terraza, el sendero curvo de losas pasa por la derecha de un impresionante macizo de begonias situado casi en el centro del césped. Este macizo no aparece en la fotografía de portada porque es de reciente creación. La escalera, en curva, está construida con piedra de la zona.

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Inflorescencia del rododendro ‘Purple Splendour’, de un inédito color púrpura. El rododendro es “muy señor”: exige buena tierra (vegetal, ácida), buenas aguas (sin cal), pocos vientos y mucha sombra. Trabajoso, pero vale la pena.

Aquí puede verse la parte izquierda del patio con la valiosa colección de cactáceas. Al pie del magnolio, unos preciosos ejemplares de Echinocactus grusonii (cacto barril), que son conocidos en Méjico como “asientos de suegra”. En primer término, un vibrante macizo de begonias rojas, seguido de un grupo de dalias.

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Flor, blanca y fragantísima, de Magnolia grandiflora (magnolia), que, puesta en un plato con agua, puede perfumar toda la casa. Es un árbol perfecto, extremadamente decorativo, por sus hojas y por sus flores.

Flores de fucsia (Fuchsia hybrida), una planta encantadora para florecer a media sombra y también a pleno sol. Sus flores, generalmente bicolores, parecen bailarinas. En Sudamérica las llaman “brinco de princesa”; en España, “pendientes de la reina”. Viven muy bien en macetas.

Desde la puerta de la casa se domina la acera, el estrecho arriate con geranios y un macizo de begonias de color rosa. A su izquierda, un cuenco de barro cocido con damasquinas (Tagetes patula) y detrás un grupo de tuyas en cubeta, mal distribuidas bajo la pérgola.


Algunas plantas de este jardín: Un jardín forma parte de la imagen externa de su dueño y refleja rasgos de su personalidad. Este oasis de color, con flores y canto de pájaros, nos habla de la sensibilidad de su propietario. Efectivamente, es un hombre apasionado por la belleza, amante de la buena música, del arte y de las flores, que siente debilidad por los tulipanes. Vive su jardín, vive para su jardín y vive gracias a su jardín.. porque la práctica de la jardinería le mantiene joven. Es un joven que pasó de los setenta y que conserva su tercera juventud ajardineando. Detrás de cada flor de este jardín hay un suspiro y mucha dedicación, con los ingredientes de ilusión, cariño e imaginación. Sirva como ejemplo la manera como improvisó el macizo floral del centro del jardín, que antes no existía: surgió un rodal de grama en el césped y, para eliminarlo, no tuvo más remedio que aplicar herbicida con lo cual también quemó el césped que se encontraba en medio mezclado. Cuando vio la gran calva que se había producido en el prado, pensó que podía crearse un elemento muy atractivo si la llenaba con flores... y así fue. Cada planta de este jardín está en su sitio, en el lugar más adecuado dentro de las posibilidades. Por ejemplo, los cactos se encuentran en la parte más cálida y soleada del patio, las hortensias, la camelia, las alegrías y los coleos, a la sombra; los tulipanes, al sol. La tierra de los parterres y arriates es mejorada periódicamente con turba y abono orgánico, antes de una nueva plantación, y... no se ve una mala hierba en todo el jardín.

La hortensia (Hydrangea hortensis) es lo mejor del verano, por su abundante y prolongada floración. Las hortensias de flor rosa pueden azularse con aportaciones periódicas de sulfato de aluminio. El riego con aguas calcáreas les devuelve otra vez el color rosa.

El Coleus blumei (coleo, cretona) es de lo más variopinto para lugares muy sombreados, aunque puede acostumbrarse al sol si está bien regado y se planta en un lugar donde circule el aire. Para evitar que las plantas se espiguen y se deterioren, deben cortarse las flores a medida que aparecen. Estas flores son poco aparentes.

Aquí el macizo de tulipanes del centro del césped y los cuatro grupos de diferente color del fondo parecen más tiernos y delicados en contraste con la dureza y frialdad de la roca que los respalda. Tanto tulipán con las hojas de dracena en primer plano diríase que parece un rincón de Holanda a la mediterránea.

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