Boletín Nº 14 Bogotá mide su cultura democrática

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Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte

Observaciones de Ciudad

Boletín Informativo del Observatorio de Culturas

Bogotá mide su cultura democrática

No 14 2011


Bogotá mide su cultura democrática

Contenido I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII.

Presentación Introducción Aspectos de la Cultura Democrática La Constitución Política de Colombia y la Cultura Democrática Las Administraciones distritales y la Cultura Democrática La Cultura Político Democrática Construcción de Ciudadanía Democrática Ficha Técnica EBC 2009


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I.

OBSERVACIONES DE CIUDAD

Presentación:

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as personas que vivimos en Bogotá hemos participado en un complejo, apasionado e incierto proceso electoral. La ciudad ha demostrado una indudable madurez política en las propuestas y conductas de sus candidatos y candidatas. La competencia fue ardua, saludable y alentadora. Ganó Bogotá, aún para aquellas personas que no lograron sus aspiraciones electorales. El régimen político democrático se distingue porque tiene reglas ciertas y resultados inciertos. Lo contrario, reglas inciertas y cambiantes para producir resultados acomodaticios es lo que distingue a los regímenes arbitrarios. La democracia política es en Bogotá real y tangible. Y eso nos llena a todos y todas sus habitantes de satisfacción y orgullo. Esta democracia bogotana ha sido una construcción ciudadana, se fortaleció con la Constitución de 1991 y ha ido ganando terreno en la medida que logró abrirle la puerta a nuevas propuestas y a nuevas candidaturas. La oferta política bogotana se ha ido enriqueciendo año tras año, elección tras elección. Ese pluralismo es parte consustancial de la democracia en una ciudad diversa y multicultural. Pero los avances en democracia política no lo son todo. También son importantes, quizás más, los desarrollos que la gente tiene en valores democráticos. Los que se manifiestan en el respeto entre las personas, en la tolerancia en las creencias ajenas, en la igualdad de derechos entre las personas de distintos sexo, condición social, fe o identidad étnica. Todo eso es lo que se ha denominado Cultura Democrática. El mayor capital que tiene nuestra Bogotá es su Cultura Democrática. Se hace visible en los festivales masivos donde se encuentran expresiones culturales distintas sin que se produzcan choques violentos. Se desarrolla a través de las acciones afirmativas para proteger los derechos de los sectores más vulnerables, garantiza la libertad de expresión y movilización aún en la peor crisis de movilidad que estamos afrontando. Y por supuesto, hace del ejercicio de la política una competencia pacífica entre la ciudadanía. Medir ese capital es el reto que propone este boletín. Catalina Ramírez Vallejo Secretaria de Cultura, Recreación y Deporte

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II. Introducción:

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ste boletín contiene una reflexión acerca del concepto de Cultura Democrática, entendida como cultura de los valores democráticos, emanados y exigidos por el mandato constitucional de 1991, que a diferencia de la Constitución de 1886, planteó como sujeto de la Constitución al pueblo y no a la nación. Acto seguido se enunciarán algunas de las más relevantes diferencias entre las dos cartas magnas y las implicaciones que acarrean modelos de gobierno tan disímiles. Ofrece un acercamiento a través de los diferentes énfasis adoptados por las Administraciones Distritales en los últimos 20 años (años de vigencia de la Constitución de 1991). Desde el reordenamiento de las finanzas propuesto por Jaime Castro, luego la Cultura Ciudadana de Antanas Mockus-Paul Bromberg, el respeto e importancia del espacio público de Enrique Peñaloza, el respeto por la vida de la segunda alcaldía del profesor Mockus, hasta llegar al enfoque de derechos de las dos últimas Administraciones Luis Eduardo Garzón y Samuel Moreno- Clara López. También se plantean los aportes de la Constitución del 91 en términos de cultura político democrática, en tanto división de los poderes y finalización de los esquemas bipartidistas como modelos antagónicos de emprender apuestas políticas en un país marcado por varios y repetidos tipos de violencia. Finalmente se incluyen algunos resultados referidos a la aceptación del régimen democrático y la apropiación de conductas y valores de orden democrático, extraídos de la Quinta Encuesta Bienal de Culturas adelantada en 2009 por el Observatorio de Culturas de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, encuesta que indagó a más de 13.000 personas, hombres y mujeres mayores de 13 años, residentes de las 19 localidades urbanas y todos los estratos socioeconómicos. Estos resultados se incluyeron en una suerte de aterrizaje en la concreción y traducción del mandato constitucional en los hábitos de la ciudadanía bogotana. Se ofrecen como un punto de partida para ubicar los retos, necesidades más apremiantes y fenómenos más acuciosos en el advenimiento y realización de ciudadanías democráticas en sintonía con los principios fundamentales de la Constitución Política de Colombia. Otty Patiño Hormaza Jefe de oficina Observatorio de Culturas


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III. Aspectos de la Cultura Democrática

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ara hablar de Cultura Democrática se requiere determinar un concepto amplio y aceptable de qué es cultura. La actual Ley General de Cultura, de abril de 2005, en su título primero dice: “Cultura es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y emocionales que caracterizan a los grupos humanos y que comprende, más allá de las artes y las letras, modos de vida, derechos humanos, sistemas de valores, tradiciones y creencias”. Así, con este marco, se pueden abordar los diferentes aspectos de la Cultura Democrática para, a través de ellos, entender de qué se trata y el por qué el Observatorio de Culturas de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, a través de la sexta aplicación de la Encuesta Bienal de Culturas en 2011, se propone establecer cuál es el nivel, o la línea de base actual de la Cultura Democrática de los habitantes de Bogotá, a 20 años de expedida la Constitución de 1991. La Cultura Democrática hace referencia tanto a la adopción y apropiación ciudadana del conjunto de valores que se desprenden de la tolerancia —entendida esta, de acuerdo con la segunda acepción de la RAE, como el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias, y como la no discriminación de quienes por su aspecto, raza o condición son diferentes a la mayoría de las personas—, así como a la aceptación del régimen democrático y la voluntad de participar en los asuntos públicos. Se trata de la cultura de los derechos, en tanto que se conocen, apropian y reconocen en los demás; es la cultura del acuerdo, porque al aceptarse la relatividad de la verdad, los conflictos se pueden tramitar de manera horizontal y constructiva. Es la cultura político democrática, porque se reconoce el régimen democrático representativo donde existe un interés en participar en los asuntos públicos dentro de la legalidad.

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IV.

La Constitución

Política de Colombia y la Cultura Democrática

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a Cultura Democrática nace de la Constitución Política que consagró el mandato de construir un país democrático, basado en el derecho, la multiculturalidad, la integración social y la soberanía del pueblo. La Constitución de 1991, propuso una revolución cultural. Creó el marco para la generación de nuevas prácticas entre la ciudadanía, así como una nueva guía de valores, totalmente contraria a la que imperaba con la Constitución de 1886. La Constitución de 1886 establecía que la soberanía residía en la nación, entendida esta como el conjunto de instituciones y tradiciones que conformaban el orden prevaleciente. La Constitución de 1991 estableció que la soberanía reside en el pueblo, y con este postulado y sus desarrollos en el articulado constitucional puso las cosas al derecho, la subordinación de las instituciones para la defensa de las personas y sus derechos inalienables. Dicho de otra forma, el sujeto de la Constitución es la ciudadanía. El Estado existe para garantizarle sus derechos. La Constitución de 1886 establecía un Estado confesional y católico mediante el Concordato con el Vaticano. La Constitución de 1991 reivindicó y garantizó la libertad de conciencia y cultos y propuso la generación de un Estado laico. Hizo del tema de la religión un asunto privado, digno de toda consideración y respeto, pero sin potestad para guiar los asuntos públicos. La Constitución de 1886 generó un régimen autoritario y excluyente, produjo una gobernabilidad que abusó del estado de sitio y adoptó en la reforma de 1957 el Frente Nacional, como mandato de reparto del poder entre Liberales y Conservadores, un pacto restringido entre las élites de los dos partidos tradicionales; lo que impidió el concurso de otras expresiones políticas y en consecuencia generó la expresión política a través de organizaciones armadas. El pacto de élites que conjuró la violencia bipartidista, generó una nueva guerra, el conflicto interno. La Constitución de 1991 reivindicó el Estado Social de Derecho, limitó los tiempos y los alcances de los estados de excepción, fortaleció los órganos de control, reconstruyó el equilibrio de los poderes


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públicos y abrió la participación política a otras expresiones distintas a las tradicionales. En términos culturales, propuso un régimen democrático como ordenamiento y guía de la acción política, que no podrá ser trasgredido bajo ninguna excusa de excepcionalidad. La nueva Constitución amplió la democracia. La Constitución de 1886 no logró generar una Colombia civilizada. Su excesiva permanencia llevó al borde del abismo a una nación que en el contexto de la comunidad internacional se tornó inviable por su prolongado conflicto interno, por su desprecio a la legalidad y a la democracia real, por su insensibilidad frente a los sectores más débiles y pobres, por su alta concentración de poder en el Presidente de la República y por su sometimiento ciego a la hegemonía de los Estados Unidos. La constitución de 1991, proclamó la paz como un deber y un derecho de obligatorio cumplimiento; dio un tiempo y unos mecanismos de oportunidad para el ingreso a la legalidad de quienes estaban fuera de ella, puso la prevalencia de lo público sobre lo privado incluyendo el papel social de la propiedad, limitó el poder presidencial y señaló un rumbo claro de integración regional con los países latinoamericanos a partir de las identidades culturales. Es así como en el preámbulo mismo advierte que la Carta Política tiene como objeto crear un marco jurídico “… que garantice un orden político, económico y social justo, y comprometido a impulsar la integración de la comunidad latinoamericana…”. Esto mismo lo subraya en el artículo 9 cuando ordena que “… la política exterior de Colombia se orientará hacia la integración latinoamericana y del Caribe.” Este proceso de cambio cultural cumplió 20 años. 20 años en que la ciudadanía se ha venido apropiando de la Constitución; es decir, la ciudadanía ha comenzado a conocer sus derechos, a apropiarse de ellos y a reconocer los derechos de las demás personas. En la ciudad de Bogotá, además de este proceso de apropiación —basado en que la Constitución de 1991 que le permite a la ciudadanía acudir a ella sin necesidad de intermediarios para hacerla cumplir—, las diferentes Administraciones Distritales han acompasado sus planes de gobierno y, específicamente, sus planes de desarrollo con lo consagrado en la Carta Política.

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V.

Administraciones distritales y la Cultura Democrática Las

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esde la primera Administración Distrital, bajo la nueva institucionalidad que tuvo como eje el saneamiento financiero de la ciudad, se desató en la ciudadanía una preocupación por la cosa pública, en este caso por la transparencia de la gestión distrital. Después vinieron las políticas de cultura ciudadana que tuvieron como eje la convivencia. El siguiente gobierno fijó su atención en el espacio público y puso de relieve el tema de la igualdad en los espacios de todos y todas. El respeto a la vida fue el eje del siguiente gobierno. Y en los últimos ocho años el esfuerzo fundamental ha sido el de la inclusión social, lo que dio principal relevancia a la garantía de derechos. La transformación de la ciudad hacia una Cultura Democrática ha estado acompasada entonces con gobiernos que se han trazado la meta de construir ciudadanía democrática. La llamada “cultura ciudadana”, eje central de las dos Administraciones de Antanas Mockus, enfatizó el desarrollo de buenos comportamientos entre ciudadanos para mejorar la convivencia de una ciudad con las dificultades de una urbe inmersa en un caos urbanístico, con grandes desigualdades sociales, y con una clase política desprestigiada, a la que se le sumaba una ciudadanía incompetente para afrontar o, por lo menos, atenuar esas dificultades. La “cultura ciudadana” se basó en la armonización de tres dimensiones del control: el control legal, el control social y el autocontrol. De esa manera, aunque fuese de manera tímida, se empezó a articular la cultura ciudadana con la cultura de los derechos, ya que la otra cara de los deberes de una persona son los derechos de las demás. Pero la impronta de la cultura ciudadana estuvo signada por la prevalencia de los deberes, en un régimen de autoridad consentida y pedagógica.


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La Cultura Democrática tiene, desde luego, otras dimensiones que fueron abocadas no solamente por el mismo Mockus sino por otras Administraciones como las de Enrique Peñalosa y Luis Eduardo Garzón. Estas dimensiones tienen que ver con lo que se conoce como “lo público” y “lo social”. Ambas dimensiones surgidas desde la crítica al capitalismo como sistema que garantiza las libertades y la tenencia de bienes, que fortalece lo privado y lo individual pero deteriora lo público y lo colectivo. Lo público no es en sí mismo suficiente cuando ignora la realidad, la bogotana y la nacional en una sociedad fracturada socialmente, con grandes desigualdades sociales y enormes deficiencias en la satisfacción de las necesidades básicas. La cosa pública, al servicio del desarrollo económico, o como un “servicio colateral” de la iniciativa privada, pervierten el espíritu constitucional que establece la prevalencia del interés general sobre el interés particular. El primer artículo de la Constitución es muy claro al respecto: “Colombia es un Estado social de derecho organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la Dignidad Humana en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general.” Esa dimensión de “lo social”, más allá de los discursos políticos y de las concepciones ideológicas, tiene que ver, ante todo, con la garantía de los derechos sociales, económicos y culturales, todos ellos relacionados con los derechos fundamentales. La Constitución, como se anotó, le dio poder a la ciudadanía, a través de mecanismos como la tutela, de tal manera que en estos 20 años se ha venido abriendo una cultura de los derechos, que choca en muchas ocasiones con las disposiciones legales, cuyo marco ordenador en muchos casos es insuficiente.

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Bogotá mide su cultura democrática Entonces, no basta con el cumplimiento de los deberes por parte de la ciudadanía, y por lo tanto las realidades sociales hacen pensar que el concepto de cultura ciudadana, entendida como “buenos comportamientos” sea insuficiente para el desarrollo humano en una sociedad sana. La creación de ciudadanía democrática, va entonces mucho más allá de la cultura ciudadana. No la sustituye, la cultura ciudadana hace parte de este proceso transformador, pero sola es insuficiente. En general todas las políticas públicas deberán estar encaminadas a la transformación cultural planteada. Temas como el de la seguridad, la equidad, la transparencia, la movilidad y la educación pública, por citar sólo algunos, deben estar intrínsecamente ligados a este proceso transformador. Construir un país democrático, o mejor, una ciudadanía democrática, es un reto de todos y todas. La Constitución Política colombiana consagró ese mandato. Esta cultura deseada no solamente se expresa en la adopción ciudadana de nuevos valores, cimentados en la aceptación de la otredad, en la aceptación de sus diferencias físicas, sociales o culturales y en la aceptación de su forma de pensar y de definirse a sí mismo; también en la participación en los asuntos públicos y en la aceptación y promoción del régimen democrático.


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VI.

La Cultura

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Político Democrática

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uizás la dimensión menos visible por ser la más evidente que generó la Constitución de 1991 es la ruptura política con las formas tradicionales del ejercicio de la política. Toda la arquitectura política organizada en dos partidos, mala copia de la estructura política de los Estados Unidos —que es un esquema democrático con estados federales— se vino abajo con la constitución de 1991, al proclamar la libertad de fundar partidos y movimientos sin más fundamento que la voluntad de las personas que aspiren a hacerlo respaldada por firmas ciudadanas. Aunque la permanencia de esas agrupaciones independientes de ciudadanos y ciudadanas ya está limitada con las regulaciones de la reforma política de 2003, es claro que el país no regresará al antiguo esquema bipartidista. Los principales cambios culturales que son percibidos desde Bogotá —y seguramente comparte la mayoría de colombianos y colombianas a lo largo de todo el país— es que se acabaron esas fidelidades partidarias propias de una visión guerrerista de la política, explicables en una nación que en el siglo IXX estuvo signada por las guerras civiles, comenzó el siglo XX con otra, la de los Mil Días, y a mediados de ese mismo siglo, desató una violencia desde el Estado para ahogar la rebeldía liberal de una sociedad cada vez más urbanizada y que no cabía en el orden señorial de la Constitución de 1886. Este cambio constitucional también deslegitimó las armas de quienes se alzaron argumentando la exclusión política. De modo, que a la par del derrumbe del bipartidismo, se fue abriendo paso una cultura de paz, basada en el rechazo a la violencia y en la defensa del monopolio de las armas en manos del Estado. Generar una cultura que afirme otros principios de la democracia representativa tales como el equilibrio de los poderes públicos, el acatamiento a la ley, la delegación de la justicia en el Estado y los principios rectores de garantía de derechos y libertades de una democracia representativa, no es fácil en una sociedad que todavía padece una realidad de violencia, cuyo centro de gravedad es

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Bogotá mide su cultura democrática el narcotráfico y sus justificaciones ideológicas se encuentran en ambos extremos del espectro ideológico de la izquierda y de la derecha. Y aquí es necesario subrayar la necesidad de una pedagogía constitucional cuyos principales responsables son los educadores sociales, es decir, la familia, la escuela, el periodismo y los líderes políticos. En Colombia ese liderazgo pedagógico ha recaído fundamentalmente en los magistrados de las altas cortes, especialmente de la Corte Constitucional, enfrentada muchas veces a otros poderes institucionales o fácticos. De modo que la revolución cultural en el orden político es todavía una revolución inconclusa.


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VII. Construcción de Ciudadanía Democrática

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l resultado de la transformación cultural planteada es la construcción de una ciudadanía más democrática. Surge entonces la pregunta de en dónde está la ciudadanía bogotana en este momento, qué tanto se ha transformado. Sin conocer esa respuesta las acciones que se emprendan se harán en la oscuridad y sus resultados no podrán ser visibles. Indagar aspectos culturales de este tenor si bien no es fácil, tampoco es imposible. Es muy importante tener una línea de base clara de en dónde se está en el camino por recorrer y para medir los avances y retrocesos. La Encuesta bienal de Culturas 2011 tiene esa finalidad. Pretende medir la Cultura Democrática en Bogotá En 2009 el Observatorio indagó por algunos aspectos mencionados en este boletín, sus resultados son a todas luces interesantes y plantean múltiples retos para toda la sociedad. A continuación se exponen algunos resultados de la Encuesta Bienal de Culturas aplicada a más de trece mil ciudadanos con representación estadística para las 19 localidades urbanas de la ciudad de Bogotá, para sus hombres y mujeres, 5 grupos etarios a partir de los 13 años y 3 grupos socioeconómicos. La multipregunta 24 consultó a las personas encuestadas por el acuerdo o desacuerdo con una serie de afirmaciones referentes a los valores democráticos planteados.

Gráfico 1.

Entre más religiones se permitan en el país, es más difícil preservar nuestros valores

Acuerdo

46,78%

Desacuerdo Ns/Nr

49,80% 3,43%

Fuente: Observatorio de Culturas. EBC2009

Esta pregunta puede ser analizada desde dos aristas: como un indicador de discriminación y tolerancia, en el aspecto de la relatividad de la verdad, y como un indicador de la apropiación del mandato constitucional de la libertad de cultos (Ver gráfico 1).

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Bogotá mide su cultura democrática Gráfico 2.

A los homosexuales se les debe permitir ser profesores de colegio Acuerdo

38,78%

Desacuerdo Ns/Nr

57,28% 3,95%

Aquí se observa el prejuicio frente a la población de Lesbianas, gays, bisexuales transgeneristas e intersexuales y representa una oportunidad para diseñar planes específicos de construcción de ciudadanía democrática.

Fuente: Observatorio de Culturas. EBC2009 Gráfico 3.

A los homosexuales se les debe permitir ser profesores de colegio 13 a 17 años 18 a 26 años 27 a 35 años 36 a 49 años 50 años y más

38,26%

58,48%

45,54%

51,22%

42,83%

54,09%

38,12% 29,76%

Acuerdo

57,69% 64,78%

Desacuerdo

Fuente: Observatorio de Culturas. EBC2009

Al desagregar por grupos etarios las personas que respondieron la pregunta se obtiene como lo podemos ver en la gráfica 3 que se debe hacer especial énfasis en los programas de no discriminación en las poblaciones mayores de 36 años.


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La Encuesta Bienal de Culturas en 2009 también indagó, en la misma multipregunta, por una serie de prejuicios. Aquí se muestran los resultados frente a las personas en condición de pobreza y frente a las personas de tez negra: Gráfico 4.

Cuando la gente es pobre, es más propensa a cometer delitos Acuerdo

61,34%

Desacuerdo Ns/Nr

36,81% 1,86%

Fuente: Observatorio de Culturas. EBC2009 Gráfico 5.

Por sus características, los negros siempre tendrán limitaciones Acuerdo

28,96%

Desacuerdo Ns/Nr

68,01% 3,03%

Fuente: Observatorio de Culturas. EBC2009

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Bogotá mide su cultura democrática Frente a la cultura político democrática, se puede ver también rasgos en las respuestas de la multipregunta 41 que, al igual que la anterior, consultó el nivel de acuerdo con algunas afirmaciones: Gráfico 6.

Está bien que un presidente muy popular acuda al pueblo para cambiar las reglas electorales Acuerdo

46,55%

Desacuerdo

46,83%

Ns/Nr

6,61%

Fuente: Observatorio de Culturas. EBC2009

Uno de los preceptos más importantes de la democracia representativa es la condición de que haya elecciones libres, periódicas e imparciales. La afirmación condiciona este precepto a una acción de gobierno, considerado como “bueno”. Los resultados, como se observa en la gráfica 6 muestran que más del 46% de los bogotanos y bogotanas mayores de 13 años estarían de acuerdo en sacrificar este precepto democrático.

Gráfico 7.

Los gobiernos deberían cerrar los medios de comunicación que dicen mentiras Acuerdo

64,81%

Desacuerdo Ns/Nr

31,13%

4,05%

Fuente: Observatorio de Culturas. EBC2009

Otro precepto democrático es el de la libertad de expresión. Para indagar el grado de aceptación o rechazo con este precepto se consultó el nivel de acuerdo con la afirmación “los gobiernos deberían cerrar los medios de comunicación que dicen mentiras”. Los resultados son los que muestra la gráfica 7.


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Se preguntó: ¿Debería castigarse severamente a quien mate o mande matar a alguien considerado como lacra social? Las respuestas fueron las que muestran la gráfica 8. Gráfico 8.

¿Debería castigarse severamente a quien mate o mande matar a alguien considerado como lacra social? Sí 72,98%

Con esta pregunta se indagan dos cosas, la consciencia de que es el Estado el encargado de administrar justicia y el valor del respeto a la vida.

Es llamativo ese 21,3% en una 21,30% ciudadanía democrática, como lo es también el 50% de abstención en las elecciones, y como lo son los Ns/Nr 5,72% resultados, en general aquí expuestos. Sin embargo, no se Fuente: Observatorio de Culturas. EBC2009 puede olvidar que la Constitución sólo lleva 20 años desde su expedición, y que la anterior duró 105 años en los que no todas las personas eran iguales ni tenían los mismos derechos. En donde la forma de hacer política se corrompió y el clero ejerció su poder al lado de las élites que dirigieron el país. Una vez hecha esta reflexión, las cifras aquí expuestas se pueden observar de otra manera. El 72,98% de ciudadanos contestaron que se debe castigar severamente a quien mate o mande matar a alguien considerado como lacra social y se puede inferir que este porcentaje, en su mayoría, es fruto de este cambio emprendido por el país hace apenas 20 años. Sin duda un gran avance.

No

Los resultados obtenidos en 2009 muestran la dimensión del reto que tanto el gobierno de la ciudad, como sus habitantes tienen para avanzar en la transformación cultural que supone la construcción de una ciudadanía democrática, tal como lo ordena la Constitución de 1991. Como se mencionó, el Observatorio de Culturas de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de la Ciudad de Bogotá, se encuentra en este momento aplicando la sexta Encuesta Bienal de Culturas, cuyo eje es la Cultura Democrática. Al final del año Bogotá contará con indicadores confiables en lo que tiene que ver con aceptación del régimen democrático y apropiación de la Constitución, participación en los asuntos públicos, apropiación de derechos, reconocimiento de los derechos de los demás, tolerancia y discriminación. Indicador que permitirán construir un índice de Cultura Democrática, como línea de base para el monitoreo de la transformación cultural emprendida hace 20 años.

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VIII. Ficha Técnica EBC 2009 Periodo de recolección:

Septiembre-Noviembre de 2009

Lugar de recolección:

Zona residencial urbana de Bogotá

Metodología utilizada:

Muestreo probabilístico estratificado bietápico con una fase

Tamaño de la muestra

13.010 personas

Tipos de instrumentos aplicados:

Encuesta semiestructurada

Población Objetivo:

Población de 13 años y más residentes de la zona urbana de Bogotá 95% 0,96%

Confiabilidad Error muestral ponderado (Estimaciones porcentuales menores al 2%, con respecto al total general, tendrán errores de estimación mayores al 10%)


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©Alcaldía Mayor de Bogotá ©Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte Clara López Obregón Alcaldía Mayor de Bogotá Catalina Ramírez Vallejo Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte Otty Patiño Hormaza Jefe Oficina Observatorio de Culturas Adriana Padilla Leal Jefe Oficina Comunicaciones César Pinzón-Medina Coordinador Observaciones de Ciudad Mauricio Silva Osorio Asesor Observaciones de Ciudad No.14 Edilneyi Zúñiga Avirama Estadística Observatorio de Culturas Dirección y redacción Observaciones de Ciudad Cra 8 No 9-83 Tel 0571 3274859 Página de Internet www.culturarecreacionydeporte.gov.co Correo electrónico observatoriodeculturas@srcd.gov.co Coordinación editorial: César Pinzón-Medina Diseño de portada: María José Pizarro Corrección de estilo: Gloria Inés Peláez Fotografías: Oscar Chica. Archivo Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte María José Pizarro. Archivo Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte Fotografías Portada: Archivo Revista Semana Agradecimientos a la Revista Semana ISSN: 2145-2067 Todos los derechos reservados, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema recuperable o transmitida, en ninguna forma o por ningún medio magnético o electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros sin el previo permiso escrito de los editores.

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