Boletín Nº 15 consentimiento y rechazo a las violencias contra las mujeres en Bogotá

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Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte

Observaciones de Ciudad

Boletín Informativo del Observatorio de Culturas

Consentimiento y rechazo a las violencias contra las mujeres en Bogotá

No 15 2011


Boletín No 15/2011

OBSERVACIONES DE CIUDAD

Contenido I. II. III. IV. V.

Prólogo Presentación Introducción Agresiones y denuncia Reconocimiento de comportamientos como violentos, reprochables o normales VI. Percepción frente al maltrato a las mujeres cometido por una persona reconocida o famosa VII. Sanción más eficaz para que no se repita el abuso VIII. Percepciones frente a la responsabilidad en los casos de maltrato IX. Excusas frente a lo inexcusable X. Reacción ciudadana frente a una situación de violencia en contra de una mujer XI. Cercanía con mujeres víctimas de maltrato físico XII. Perfil sociodemográfico de la población encuestada XIII. Ficha técnica


Consentimiento y rechazo a las violencias contra las mujeres en Bogotá

I.

Prólogo:

D

esde la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte hemos tenido la certeza de que la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, encierran las claves para lograr una ciudadanía integral y una democracia más sólida. Nuestro sector es consciente de la responsabilidad que tiene de avanzar en este propósito, trazado como meta en uno de los Objetivos de Desarrollo de Naciones Unidas para el milenio. Tenemos la responsabilidad de fortalecer los derechos de las mujeres y buscar posicionar una cultura libre de sexismo. Este énfasis hace parte de nuestro empeño por reducir cada vez más las barreras que llevan a la discriminación, la exclusión y a obstaculizar el ejercicio libre de la ciudadanía. Para avanzar en esta línea nos hemos concentrado en dos frentes. Por un lado, hemos desarrollado estrategias en nuestros más importantes eventos públicos, los festivales al parque, para rastrear y superar aquellos factores que contribuyen a que las mujeres dejen de asistir a la oferta cultural masiva. Por otro lado, de la mano del Observatorio de Culturas, entregamos este Boletín que presenta los resultados de la segunda medición realizada por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, que nos muestra algunas de las percepciones ciudadanas acerca de las violencias contra las mujeres como un aporte al seguimiento de la Política Pública de Mujer y Género. Catalina Ramírez Vallejo Secretaria de Cultura, Recreación y Deporte

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II. Presentación:

P

ara la Secretaría Distrital de Planeación – Subsecretaria de Mujer, Géneros y Diversidad Sexual- es muy importante participar en la presentación de los resultados del sondeo de observaciones de ciudad, sobre percepciones ciudadanas de conductas y comportamientos referidos a las violencias contra las mujeres. El propósito de esta publicación es brindarle a las instituciones información pertinente para promover una cultura que reconozca, valore y respete a las mujeres de acuerdo con su diversidad y así estimular transformaciones en la cultura institucional, dirigidas a construir nuevas prácticas cotidianas que generen alternativas de relación equitativa entre mujeres y hombres. Para contribuir a la eliminación de imaginarios y estereotipos sexistas, discriminatorios y excluyentes. La información obtenida en el sondeo de percepciones, interpela las instituciones para avanzar en acciones dirigidas a garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias, en el entendido que los derechos de las mujeres hacen parte de los derechos humanos. Bogotá cuenta con una Política Pública de Mujeres y Equidad de Género orientada a reconocer, garantizar y restablecer los derechos de las mujeres que habitan el Distrito Capital, de manera que se modifiquen, de forma progresiva y sostenible las condiciones injustas y evitables de discriminación, subordinación y exclusión; en este sentido, los resultados presentados en el sondeo de percepciones se constituyen en un insumo importante para generar acciones que procuren transformaciones culturales, para cambiar los imaginarios que la ciudad tiene sobre las mujeres; y que ellas puedan disfrutar de una ciudad sin miedo y sin violencias. Entendiendo la violencia contra las mujeres como el resultado de relaciones basadas en un ejercicio de poder desigual entre los géneros; lejos de ser conductas aisladas o producto de desórdenes mentales de algunos individuos, es una costumbre dolorosamente frecuente en la vida de ellas. Estas violencias hacen parte de las prácticas de la cotidianidad, se dan en la casa y en la calle, en el trabajo, en los sistemas de


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transporte, en escenarios de conflicto armado, y reflejan una cultura patriarcal que es urgente transformar. Para avanzar en la erradicación de las violencias contra las mujeres, se requiere observación, garantía y reconocimiento del derecho a una cultura libre de sexismos, así como avances en procesos de cambio cultural que cuestionen los valores, las tradiciones, los mitos, las actitudes, que subvaloran lo femenino y sobrevaloran lo masculino. Para ello se exhorta a la innovación y a la transformación de paradigmas culturales, siendo la cultura la más lenta y silenciosa de todas las transformaciones sociales, es urgente trabajar en este sentido hacia el cambio cultural que implica la producción y creación de símbolos, significados y representaciones, así como la construcción de una nueva ética y estética, en la que se reconozca a las mujeres como interlocutoras válidas en todos los espacios reales e imaginarios en las cuales transcurre la cotidianidad de hombres y mujeres en cuyos cuerpos se entrecruzan e interceptan sus múltiples diferencias. Bogotá es una ciudad multiétnica y multicultural y en este diálogo y encuentro de culturas se deben construir nuevas miradas que incluyan a las mujeres desde el universo simbólico femenino como sujetas de derecho; la expresión de las identidades desde la libertad sólo será posible con la participación equitativa de hombres y mujeres con iguales oportunidades. En este sentido es necesario fortalecer el reconocimiento de los aportes de las mujeres al cuidado de la vida, a la construcción de cultura, a la necesidad de hacer política de otra manera, al arte, y al conocimiento, así como los avances normativos para la defensa de sus derechos.

María Cristina Hurtado Subsecretaria de Mujer, Géneros y Diversidad Sexual

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III. Introducción:

E

n el año 2009, integrantes de la Subsecretaría de Mujer, Géneros y Diversidad Sexual de la Secretaría de Planeación Distrital, solicitaron al Observatorio de Culturas una medición sobre la recién lanzada Política Pública de Mujer y Género. Ese año se realizó una medición a 646 habitantes de 13 años y más, residentes en la zona urbana de Bogotá que arrojó información importante sobre la percepción que la ciudadanía tiene en el tema de Violencia Contra las mujeres. Estos datos fueron publicados en el Boletín No. 3 Observaciones de Ciudad. Para dar continuidad a este proceso, durante el 2010, realizamos una medición sobre el acoso laboral y este año se propuso otra para el seguimiento a la política pública sobre Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades; en el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias, a partir de la coyuntura suscitada en los últimos meses en el país, en el tema del maltrato hacia las mujeres asociado con figuras públicas, como fue el episodio del Director Técnico de la Selección Colombia, el foco de interés se amplió y se generaron nuevas preguntas, sin olvidar los resultados del 2009. De esta forma, en fecundo diálogo con las delegadas de la Subsecretaría de Mujer, Géneros y Diversidad Sexual, se construyó un nuevo formulario, especialmente dirigido a recolectar información que diera cuenta del momento coyuntural y de la Política Pública. Sus resultados fueron discutidos y enriquecidos con esta instancia y con la Subdirección de Prácticas Culturales de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte. En este Boletín entregamos el análisis conjunto de los resultados de la medición realizada durante el año. Esperamos sean útiles para los propósitos de la Administración Distrital y los derechos de la ciudadanía en general. Otty Patiño Hormaza Jefe de oficina Observatorio de Culturas


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Precisiones de orden metodológico:

En

adelante para facilitar la lectura y análisis desde la perspectiva de géneros se

dispusieron para cada pregunta dos gráficos: en el lado izquierdo las respuestas correspondientes a los hombres y del lado derecho las de las mujeres. En algunos casos se encontrarán desagregaciones de los resultados generales (hombres y mujeres) según nivel socioeconómico (NSE) y rango etario (Edad).

IV. Agresiones y denuncia

E

n primer lugar se indagó a la población encuestada acerca de si en el último año habían sido víctimas de alguna agresión, referida a golpes o humillaciones, independientemente de si la agresión fue cometida o causada por hombres o mujeres, los resultados indicaron que tanto hombres como mujeres manifestaron en proporciones similares haber sido víctimas de agresiones o humillaciones en el último año, al respecto es preciso recordar que no se preguntó puntualmente por violencia intra familiar. (Ver gráfico 1) Gráfico 1. ¿En el último año usted fue víctima de alguna agresión humillaciones)? Hombres

(golpes,

Mujeres

Ns/Nr 0,15%

Si 16,17%

No 83,68%

Ns/Nr 0,12%

Si 14,08%

No 85,80%

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Al respecto como se muestra en la tabla No 1 construida a partir de datos del CEACS1 en 2008, las mujeres fueron víctimas mayoritarias en la sumatoria de las seis categorías de delitos, sin embargo se puede apreciar que son las categorías Violencia Intra Familiar Hombres Mujeres Violencia infantil 1.404 1.589 comprendidas como VIF (violencia Intra Violencia de pareja 1.725 11.027 Familiar) las que presentan un mayor peso, Dictámenes sexológicos 609 3.337 violencias acometidas generalmente por Subtotal 3.738 15.953 TOTAL 16.700 20.836 varones. Mientras que los hombres son víctimas de los delitos denominados de “alto impacto” y en menor grado los de VIF. Tabla No1. Victimización según sexo Bogotá 2008 Delitos de alto impacto Hombres Mujeres Homidicio 1.342 123 Lesiones comunes 5.416 1.959 Hurto a personas 6.204 2.801 Subtotal 12.962 4.883

Esta información recabada por el Instituto de Medicina Legal y la Policía Nacional MEBOG, pone de relieve la problemática de las violencias de género al interior del hogar y sugieren una revisión de la categoría delitos de “alto impacto”, donde la discriminación respecto a la esfera pública o privada de la comisión del delito, no menosprecie los delitos considerados como VIF y los visualice como delitos de tan alto impacto como los otros. Ahora, siguiendo con la investigación del Observatorio de Culturas, se indagó a las personas que afirmaron haber sido víctimas de alguna agresión el último año (16,17% Hombres, 14,08% mujeres) respecto a si entablaron una denuncia; los resultados muestran que el porcentaje de denuncias fue muy reducido para los dos sexos, no obstante para el caso de las mujeres la denuncia porcentualmente dobló a la expresada por los hombres. (Ver gráfico 2) Gráfico 2. ¿Denunció esta(s) agresión(es)?

Hombres Ns/Nr 0,92%

Mujeres Si 12,84%

No 86,24%

1

Centro de Estudios y Análisis en Convivencia y Seguridad

Ns/Nr 2,61%

Si 24,35%

No 73,04%


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Se preguntó a las personas que efectivamente denunciaron si la denuncia había sido útil, encontrando que para cerca de la mitad de las personas, no lo fue. No se observan diferencias substanciales entre la experiencia de mujeres y hombres. (Ver gráfico 3) Gráfico 3. ¿La denuncia fue útil?

Hombres

Mujeres Ns/Nr 3,5%

No 50%

Si 50%

No 42,8%

Si 53,5%

A las personas que no denunciaron alguna agresión de la que habían sido víctimas, se les indagó el por qué no habían denunciado. La principal razón que dichas personas adujeron fue la valoración como "no grave" de la agresión. En eso, el porcentaje de mujeres y hombres fue bastante parejo. Diferente porcentaje marcan mujeres y hombres cuando el motivo fue el temor a denunciar. Allí, se encontró que el 40,23% de las mujeres explican que no denunciaron por temor. Mientras que el porcentaje de hombres que dijeron inhibirse a la denuncia por temor fue del 25,26%. (Para este análisis hemos sumado a quienes dijeron que no denunciaron por “temor” con quienes justificaron la no denuncia porque "es mejor evitar problemas"). Al respecto como sugiere el documento: Bogotá sin violencia hacia las mujeres: un desafío posible2, hay algunas reflexiones, en primer lugar se debe tener en cuenta que para las mujeres la sanción al agresor, puede redundar en una revictimización en los casos en que la mujer depende económicamente de él, por otra parte, falta ver hasta qué punto el temor es producto de la intimidación al denunciar abusos que para gran parte de la sociedad han sido naturalizados3, en este sentido es preciso establecer canales de denuncia que no terminen agrediendo aun más a las mujeres que acuden en búsqueda de justicia. Por otro lado, se encontró que es mayor en los hombres la desconfianza en la utilidad de la denuncia y el desconocimiento de cómo entablarla. 2

Bogotá sin violencia hacia las mujeres: un desafío posible. Retos de las políticas de seguridad ciudadana y convivencia desde un enfoque de género, ONU – HÁBITAT PROGRAMA CIUDADES MÁS SEGURAS, ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ D.C., SECRETARÍA DISTRITAL DE GOBIERNO. Bogotá enero de 2010. 3 Conductas que ,a pesar de ser impropias, a buena parte de la gente le parecen "normales"

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Finalmente es preciso señalar que el incremento de las denuncias puede deberse tanto al incremento del delito como al de la apropiación y reconocimiento de los derechos por parte de la ciudadanía, en otras palabras las metas de ciudad en este tenor, no deben establecerse únicamente en bajar o subir los índices de denuncia, se debe procurar un estudio holístico en el que se indague cada fenómeno en su complejidad, lo cual permitiría avanzar en el reconocimiento de cómo los distintos tipos de violencias impactan de manera diferente a mujeres y hombres, y qué políticas públicas podrían contribuir en la búsqueda de una intersección entre temas como el derecho a la ciudad, los derechos ciudadanos y los derechos de las mujeres a vivir y disfrutar de la ciudad. (Ver gráfico 4) Gráfico 4. ¿Por qué no denunció? 26,44% 28,42%

No fue tan grave

24,14% 21,05%

Es mejor evitar problemas Temor

9,20%

No sirve para nada No sabe cómo

23,16%

3,45% 7,37% 16,09% 13,68%

Otra razón Ns/Nr

16,09%

4,21%

4,60% 2,11%

Mujeres Hombres


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V. Reconocimiento de comportamientos, como violentos, reprochables o normales

E

n esta sección de la encuesta se plantearon varios comportamientos con la posibilidad de que la ciudadanía los catalogara como actos de violencia, actuaciones solamente reprochables o comportamientos normales; en este sentido es posible identificar en qué tipo de situaciones la ciudadanía es más permisiva y en cuales la interiorización de los derechos está más avanzada. Como punto de partida vale señalar la definición de violencia de género propuesta por Virginia Vargas4, “...el concepto de violencia de género abarca todas las prácticas y relaciones sociales en que están inmersos hombres y mujeres, tanto en el espacio público como en el privado. Alude a toda violencia o inseguridad, real o imaginaria, que restrinja el desarrollo pleno de las mujeres, su movilidad y autonomía.” Y la definición de violencia contra la mujer emanada de la ley 1257 de 2008: “Por violencia contra la mujer se entiende cualquier acción u omisión, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial por su condición de mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, bien sea que se presente en el ámbito público o en el privado”.

4

Vargas, Virginia, Espacio Público, Seguridad Ciudadana y Violencia de Género. Reflexiones a partir de un proceso de debate, Cuadernos de Diálogo, UNIFEM, Brasil, 2008, p. 24

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Gráfico 5. De los siguientes ¿cuáles cree usted que son comportamientos violentos, cuáles son solamente reprochables y cuáles son normales?

Hombres Cuando la mujer es golpeada por su compañero porque ella lo ofendió

Mujeres

85,31%

12,46% 1,48%

Cuando la mujer es manoseada o tocada sin consentimiento

76,11%

22,40% 0,74%

Cuando el marido controla a su pareja con amenazas

75,07%

22,85%1,78%

Cuando un jefe intenta propasarse con su empleada Cuando a ella se le discrimina por ser mujer Cuando la mujer recibe burlas constantes de su pareja Cuando un hombre dice que las mujeres son brutas para manejar

58,31% 48,96% 43,32%

28,19%

Cuando un hombre le hace un piropo 19,88% vulgar a una mujer

Violento

40,21% 1,34% 47,63% 53,26%

60,09% 67,80%

Solamente reprochable

88,37%

10,16% 1,10%

84,33%

15,06%0,24% 20,07%0,61%

78,95% 62,91%

36,23% 0,61%

2,97%

55,45%

41,98%1,84%

2,82%

59,61%

38,80%0,98%

10,83% 12,17%

39,53% 25,34%

57,41% 2,69% 66,71%

7,83%

Normal

Como se puede ver en este gráfico, de los comportamientos señalados se reconoce mayoritariamente como acto de violencia, la agresión física del hombre hacia una mujer que lo ofendió. Esta es una conducta definida en la ley 1257 de 2008 como daño o sufrimiento físico y que se ve traducido en “riesgo o disminución de la integridad corporal de una persona.” No obstante no deja de ser preocupante que para un segmento de la población este comportamiento sea solamente reprochable (12,46% Hombres y 10,16% mujeres). En segundo lugar de rechazo se ubicó el manoseo, sin embargo es alarmante el porcentaje sobre todo de mujeres (15,06%) que consideran esta conducta algo solamente reprochable. En tercer


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lugar se encuentra el acoso sexual laboral, donde para los dos sexos el reconocimiento de los actos violentos cae significativamente, de aquí en adelante los comportamientos están cada vez más naturalizados, tanto por hombres como por mujeres, producto de una cultura patriarcal que legitima la desigualdad entre unos y otras determinando relaciones de poder en las que las mujeres se han visto subordinadas a los hombres, fruto de una construcción histórica alimentada por la escuela, la familia, la religión, los medios de comunicación y otros tipos de organismos e instituciones que reproducen la Cultura. El panorama no es alentador, si bien algunas conductas son rechazadas con mayor ahínco, otras hacen parte de la cotidianidad de hombres y mujeres en Bogotá, ya sea como víctimas resignadas, como victimarios llenos de sevicia o inconsciencia o como espectadores/as indiferentes, si bien se puede apreciar algún avance entre las mujeres si se tiene en cuenta que en todos los casos el reconocimiento de las conductas señaladas como actos de violencia fue mayor entre ellas, se hace vital proponer un modelo para hombres y mujeres que gravite en el concepto de seguridad humana, entendida esta como: “Un mundo humano donde las personas puedan vivir con seguridad y dignidad, sin pobreza y desesperanza. En un mundo así, a cada individuo se le garantizaría una vida sin temor y sin necesidades, con igualdad de oportunidades para desarrollar plenamente su potencial humano. (…) Esencialmente, la seguridad humana significaría una vida libre de amenazas profundas a los derechos de las personas, a su seguridad o incluso a sus propias vidas5”. (Ver gráfico 5)

5

La visión de la Red de Seguridad Humana” in http://www.humansecuritynetwork.org/menu-e.php

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Ahora se desglosarán cada una de las conductas indagadas para desagregarlas según nivel socioeconómico (NSE) y rango etario (edad) con el fin de ubicar en qué segmentos de la población cada una de las conductas señaladas tiene mayor reconocimiento como acto de violencia, para lo cual se aclara que la variable NSE está constituida por el NSE alto, al cual corresponden los estratos 4,5 y 6. El NSE medio, del cual hacen parte las personas que pertenecen al estrato 3. Y por último el NSE bajo en el que se agruparon las personas provenientes de los estratos 1 y 2.

Gráfico 6. Cuando la mujer es golpeada por su compañero porque ella lo ofendió, cruzado por NSE y edad. Edad

NSE 50 años y más Alto

Medio

Bajo

89,96%

78,40%

18,83% 2,16%

9,29%0,74%

87,48% 10,68% 1,17%

85,24% 12,44% 1,66%

Violento

36-49 años

84,42%

14,64% 0,62%

27-35 años

87,50%

11,74% 0,38%

18-26 años

93,53%

4,08% 1,92%

13-17 años

91,52%

6,67%0,61%

Solamente reprochable

Normal

Como se puede observar en la desagregación según NSE existe una relación directamente proporcional entre el NSE y el reconocimiento del comportamiento como acto de violencia, donde a mayor NSE mayor reconocimiento. En el caso de la desagregación etaria se puede ver que también existe una relación en este caso inversamente proporcional, en donde a mayor edad, menores porcentajes de personas que consideran la conducta un acto de violencia. Es necesario aclarar que esta y las siguientes son fotografías de la actualidad, no quieren decir entonces que las personas al llegar a cierta edad incrementen su permisividad frente a las conductas, simplemente indica que en este momento (2011) las personas de mayor edad expresaron en la encuesta ese comportamiento. (Ver gráfico 6)


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Gráfico 7. Cuando la mujer es manoseada o tocada sin consentimiento, cruzado por NSE y edad. Edad

NSE Alto

84,39% 14,87%0,74%

Medio

18,20%0,67%

50 años y más

75,62%

22,53%0,31%

36-49 años

72,90%

25,86% 0,93%

27-35 años

Bajo

80,80%

78,94%

21,21%0,38%

18-26 años

88,97%

10,79% 0,24%

13-17 años

89,09%

10,30%0,61%

Solamente reprochable

Normal

20,23%0,17%

Violento

77,65%

En este gráfico se observan claramente los mismos tipos de relaciones entre el NSE, la edad y el reconocimiento de la conducta citada como acto de violencia. El mayor salto se presenta en la desagregación por rango etario, donde el porcentaje de personas que consideran la conducta como apenas reprochable se duplica en los rangos comprendidos entre los 13 y los 26 años al rango entre los 27 y los 35 años, donde una de cada cuatro personas encuestadas manifestó que el manoseo a una mujer sin consentimiento es una conducta solamente reprochable. Este tipo de violencia es categóricamente reprochable desde cualquier punto de vista, ya que trasciende todo límite al entrometerse incluso en la intimidad de las mujeres y el control de sus propios cuerpos como frontera última de su ser. (Ver gráfico 7)

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Gráfico 8. Cuando el marido controla a su pareja con amenazas, cruzado por NSE y edad. Edad

NSE Alto

Medio

81,41%

77,30%

17,47%0,74%

21,87%0,67%

50 años y más

70,99%

26,54% 1,54%

36-49 años

69,78%

28,35% 1,56%

27-35 años

74,24%

18-26 años Bajo

75,12%

22,55%1,82%

Violento

13-17 años

Solamente reprochable

84,65% 89,70%

25,38% 14,39%0,96% 8,48%1,82%

Normal

Gracias a esta desagregación se logra observar nuevamente el mismo tipo de relación donde a mayor NSE mayor reconocimiento de la conducta como violenta, así como también se encuentra que este reconocimiento es mayor entre personas jóvenes y va disminuyendo conforme se asciende en el rango etario. Este tipo de violencia es completamente reprochable ya que en él se coarta la libertad de las mujeres a través de intimidaciones y chantajes, subordinando su voluntad a la de su pareja, quien ejerce una posición de dominador y viola el derecho al libre desarrollo de la personalidad, entre otros. Al respecto la ley 1257 de 2008 definirá como daño psicológico toda “consecuencia proveniente de la acción u omisión destinada a degradar o controlar las acciones, comportamientos, creencias y decisiones de otras personas, por medio de intimidación, manipulación, amenaza, directa o indirecta, humillación, aislamiento o cualquier otra conducta que implique un perjuicio en la salud psicológica, la autodeterminación o el desarrollo personal.” (Ver gráfico 8)


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Gráfico 9. Cuando un jefe intenta propasarse con su empleada, cruzada por NSE y edad. Edad

NSE Alto

Medio

Bajo

59,48% 39,78% 0,74%

60,10% 39,07% 0,83%

62,19% 36,15% 1,16%

Violento

50 años y más

54,01%

43,21%

36-49 años

54,21%

44,55%

1,25%

27-35 años

56,82%

42,80%

0,38%

1,85%

18-26 años

69,54%

29,98% 0,48%

13-17 años

71,52%

27,88% 0,61%

Solamente reprochable

Normal

En este caso se puede observar como a diferencia de lo que ocurrió en los comportamientos anteriores, la relación es inversamente proporcional entre la conciencia de que la conducta expresada representa un acto de violencia y el NSE. En otras palabras, se encontró una mayor identificación del acoso laboral como violencia en los niveles socioeconómicos bajos, donde además también se encontró un mayor porcentaje de personas para las que el acoso sexual-laboral es algo normal. Al respecto se podría intuir que son los estratos bajos los que en su mayoría cumplen con el rol de empleados/as y no de empleadores/as y que debido a esta situación sus niveles de conciencia al respecto son mayores. Por otra parte la desagregación etaria muestra una división en dos grupos, el primero de personas de 26 años y menos, donde la conducta es identificada en gran proporción como violenta, y el segundo grupo de personas mayores a 26 años donde para cerca del 42% el que un jefe intente propasarse con su empleada se traduce en un hecho apenas reprochable, no obstante la ley 1257 de 2008 tipifique claramente como daño o sufrimiento sexual todas “las consecuencias que provienen de la acción consistente en obligar a una persona a mantener contacto sexualizado, físico o verbal, o a participar en otras interacciones sexuales mediante el uso de fuerza, intimidación, coerción, chantaje, soborno, manipulación, amenaza o cualquier otro mecanismo que anule o limite la voluntad personal.” (Ver gráfico 9)

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Boletín No 15/2011

OBSERVACIONES DE CIUDAD

Gráfico 10. Cuando a ella se le discrimina por ser mujer, cruzado por NSE y edad. Edad

NSE Alto

Medio

52,42%

53,26%

45,35%

2,23%

44,74% 1,34%

50 años y más

47,53%

50,00%

1,23%

36-49 años

45,17%

51,71%

2,49%

27-35 años

44,32%

51,89%

3,41%

18-26 años Bajo

51,74%

44,28%

3,32%

Violento

13-17 años Solamente reprochable

61,39% 67,27%

35,97% 2,40% 29,70% 2,42%

Normal

Frente a la discriminación por ser mujer, en abstracto, se encontró que en términos de NSE no existen diferencias substanciales, sin embargo al desagregar según rangos etarios es evidente la división de la población nuevamente en dos grupos: el primero de personas de 26 años y menos para quienes en su mayoría esta discriminación representa un acto de violencia, el segundo grupo en el que están las personas mayores de 26 años donde para la mayoría esta discriminación es solamente reprochable, faltando a lo consagrado en la Constitución de 1991 que claramente ordena en su artículo 13 que: “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica.(…)” y a la ley 1257 de 2008 que erige como uno de sus principios la No Discriminación, al decir que: “Todas las mujeres con independencia de sus circunstancias personales, sociales o económicas tales como edad, etnia, orientación sexual, procedencia rural o urbana, religión entre otras, tendrán garantizados los derechos establecidos en esta ley a través de una previsión de estándares mínimos en todo el territorio nacional.”


Consentimiento y rechazo a las violencias contra las mujeres en Bogotá

Gráfico 11. Cuando la mujer recibe burlas constantes de su pareja, cruzado por NSE y edad. Edad

NSE Alto

Medio

Bajo

51,30%

52,59%

51,74%

47,21% 1,12%

45,58%

45,11%

Violento

1,50%

2,32%

50 años y más

50,00%

45,99%

2,47%

36-49 años

48,60%

48,29%

2,80%

27-35 años

46,21%

51,89%

1,14%

18-26 años

58,99%

39,81%

0,96%

13-17 años

56,36%

41,82%

1,82%

Solamente reprochable

Normal

En este caso la perspectiva desde niveles socioeconómicos usada en análisis de corte marxista ortodoxo no evidencia matices que permitan encontrar diferencias de orden determinista en la relación entre el estrato social y la conciencia de que las burlas constantes hacia una mujer por su pareja representan un acto de violencia. Sin embargo, el análisis etario permitió ubicar diferencias entre las percepciones de las personas más jóvenes y las de mayor edad, demostrando que las personas entre los 13 y los 26 años expresan en una mayor proporción niveles de reflexión frente a la comisión de esta conducta y su traducción como acto violento. Al respecto dirá Torres Falcón en su documento “Violencia y modelo patriarcal” que: “En este tipo de violencia psicológica aparecen con claridad los estereotipos de género, o más precisamente las nociones del deber ser de las mujeres. En el orden simbólico que hemos construido parece no haber espacio para los grises: las mujeres ostentan el blanco de la santidad –o por lo menos la castidad de solteras y la fidelidad de casadas- o el negro de la prostitución. Y las acusaciones de no cumplir cabalmente con lo que se espera de ellas – ser buenas madres y esposas- y sobre todo de no ser fieles lastiman profundamente. La magnitud de la herida deriva de la rigidez del orden simbólico”6.

6

Marta Torres Falcón, Coordinadora del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer de El Colegio de México.

19


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OBSERVACIONES DE CIUDAD

Gráfico 12. Cuando un hombre dice que las mujeres son brutas para manejar, cruzado por NSE y edad. Edad

NSE Alto

Medio

Bajo

36,43%

32,05%

35,32%

56,13%

62,10%

56,72%

50 años y más

32,41%

59,88%

6,48%

36-49 años

32,71%

60,12%

6,85%

27-35 años

29,55%

62,50%

7,20%

7,43%

5,18%

7,30%

Violento

18-26 años

38,61%

54,92%

6,00%

13-17 años

38,79%

56,36%

4,85%

Solamente reprochable

Normal

El tipo de violencia expresado a través de esta pregunta podría denominarse como violencia epistémica, en ella, el hombre como medida de todas las cosas, es el que lleva a considerar el comportamiento masculino normal, y el femenino, deficitario, desviado de esa norma. El mundo se define en masculino y el hombre se atribuye la representación de todas las cosas. Una de las herramientas más poderosas con las que se ha reproducido la cultura patriarcal es el lenguaje, ya que es gracias a éste que logramos signar y llenar de sentido el acto de la comunicación, el lenguaje está estrechamente ligado al pensamiento -se podría decir que lo que se habla es en cierta forma lo que se piensa-, efecto que contribuye a perpetuar condiciones de subalternidad de lo femenino, fenómeno que a su vez, recaba en el comportamiento social. Ahora, volviendo a los resultados se encontró que el nivel socioeconómico medio, es decir el estrato tres, evidencia niveles de permisividad frente a esta conducta, mayores a los expresados en otros estratos. Por otra parte la desagregación etaria muestra que las personas menores de 26 años encuentran violenta la conducta, sin embargo los niveles de aceptación es decir aquellas personas que consideran que la situación señalada es normal son superiores al 6% a partir de los 17 años. (Ver gráfico 12)


Consentimiento y rechazo a las violencias contra las mujeres en Bogotá

Gráfico 13. Cuando un hombre le hace un piropo vulgar a una mujer, cruzado por NSE y edad. Edad

NSE Alto Medio Bajo

18,22% 19,70% 27,36%

69,89% 71,62% 62,35%

Violento

11,90% 8,68%

9,95%

50 años y más

28,70%

62,65%

8,33%

36-49 años 21,50%

69,47%

8,72%

27-35 años 23,11%

64,77%

12,12%

18-26 años 19,42%

70,74%

9,83%

13-17 años 22,42%

66,67%

10,91%

Solamente reprochable

Normal

Este es otro caso de violencia a través del lenguaje, en una suerte de androcentrismo: el hombre al considerarse dueño y señor del universo, se siente en propiedad de la mujer, así que considera que puede y está en todo su derecho al dirigirse a ella en términos y maneras vulgares, incluso asumiendo que la mujer debe manifestar su agrado tras el “halago”, al respecto dirá Cecilia Varela que “…las mujeres son objeto –en su circulación por los espacios públicos– de una violencia que no reviste un carácter físico, violencia menos espectacular pero sí más sutil, rutinaria y cotidiana y que debiéramos considerar seriamente a la hora de abordar las percepciones y representaciones que las mujeres tenemos sobre los espacios públicos (y la cuestión de la sensación de inseguridad no puede ser extraída por fuera de este marco). Se trata de un conjunto de variadas situaciones que incluyen comentarios sexuales no solicitados, no bienvenidos y no recíprocos, miradas fijas, eventuales ‘toqueteos’ y persecuciones que imprimen un carácter jerárquico de género a la circulación por los espacios públicos” 7. Esta es, como se pudo ver en el gráfico 5, de las conductas indagadas la que mayor aceptación tiene. La desagregación socioeconómica muestra que al contrario de todas las conductas anteriormente expuestas en esta existe una relación inversamente proporcional entre el NSE y el reconocimiento de la conducta como violenta, donde en NSE bajos la proporción de personas que consideran los piropos vulgares un acto de violencia en contra de las mujeres es mayor y decrece conforme aumenta el NSE. La desagregación etaria no evidencia diferencias substanciales entre los rangos de edad.

7

Varela, Cecilia, “Miedo al delito - representaciones - (in)seguridad urbana - espacio público”, Género, Violencia y Seguridad Pública en http://www.fazendogenero7.ufsc.br/artigos/C/Cecilia_Varela_39.pdf39

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VI. Percepción frente al maltrato a las mujeres cometido por una persona reconocida o famosa

E

n muchas culturas, las personas más reconocidas son aquellas quienes tienen una mayor sabiduría, en otras son quienes tienen mayores habilidades para determinadas labores, en otras son quienes poseen mayores recursos económicos, quienes son más atractivas físicamente, más atléticas, o combinaciones de las anteriores cualidades, en este orden de ideas se esperaría que una persona que goza de un buen nombre y alto reconocimiento manifieste una alta conciencia social, ya que es precisamente la sociedad la que le ha permitido sobresalir en su interior; este tipo de personas al pertenecer a una élite deberían procurar mantener el estado de cosas, es decir mantener su buen nombre y reconocimiento ante las demás personas, haciendo evidentes sus valores éticos, morales y por qué no, en un Estado Social de Derecho como el Colombiano, sus valores democráticos, así que podría pensarse que son éstas personas quienes por su rol de figuras públicas están llamadas a dar ejemplo y ser modelos para la ciudadanía en general que en tan buena imagen les tiene.


Consentimiento y rechazo a las violencias contra las mujeres en Bogotá

En este sentido se indagó a la ciudadanía acerca de qué es más grave, que una agresión en contra de una mujer sea cometida por una persona destacada, reconocida o famosa o que sea impartida por una persona del común, los resultados son los siguientes: Gráfico 14. Cuando el maltrato contra una mujer lo comete una persona destacada o famosa es: Igual de grave a si lo comete una persona del común

65,85% 54,45%

Más grave que si lo comete una persona del común Menos grave que si lo comete una persona del común Ns/Nr

32,07% 41,84% 1,71% 3,26% 0,37% 0,45%

Mujeres Hombres

En este gráfico se puede apreciar que para la mayoría de las personas la gravedad del maltrato no depende de la posición social que ocupe el agresor, también se puede ver que en el caso de los hombres existe una mayor proporción que manifiesta que el maltrato es aun más grave si lo comete alguien reconocido/a o famoso/a.

VII. Sanción más eficaz para que no se repita el abuso

L

os tipos de sanción pueden ser leídos desde la óptica Mockusiana que propone tres esferas: la de la ley, la moral y la cultura, en este sentido se indagó a las personas acerca de cuál creían que era la sanción más adecuada para que el abuso no se repitiera; si un acto de contrición sincero, si la picota pública, es decir la sanción y el repudio social o la que consagra la ley entendida esta como "norma dictada por una autoridad pública que a todos y todas ordena, prohíbe o permite, y a la cual todos y todas deben obediencia."8.

8

César Quintero, en su libro Derecho Constitucional tomo I. 1966

23


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Gráfico 15. Cuando un hombre golpea a una mujer la sanción más eficaz para que no se repita la situación es: Tal como se puede ver en el gráfico 15, tanto mujeres como hombres consideran que la sanción Que el agresor se 9,06% arrepienta sinceramente y… 16,77% contemplada por la ley es la más Mujeres Que la sociedad lo señale y acertada para que no se repita la 3,92% rechace 8,01% Hombres situación, respuesta con mayor 4,90% Niguna es eficaz acogida entre ellas, ya que cuatro 5,04% de cada cinco mujeres optó por esta 1,35% Ns/Nr 1,19% opción, lo cual demuestra que no obstante los canales de denuncia puedan representar barreras e incluso revictimizaciones, las mujeres manifiestan un alto grado de confianza en la justicia y en quienes deben impartirla. La variable que acude al arrepentimiento es mayormente contemplada por los hombres, al igual que el rechazo social. Que el agresor reciba todo el peso de la ley

80,78% 68,99%

Desde la perspectiva de clase y etaria se encontraron dos tendencias claras en las que la opción que refiere al arrepentimiento cobró mayor sentido, la primera en relación inversamente proporcional respecto al NSE y la segunda, inversamente proporcional a la edad. A menor NSE o mayor edad, mayor aceptación del arrepentimiento como sanción eficaz. En este sentido el documento Bogotá sin violencia hacia las mujeres: un desafío posible dice que:”Las violencias hacia las mujeres como un asunto público que debe ser abordado de manera integral y reconocido como grave violación de los derechos humanos”. Y que además “El abordaje de las violencias que sufren las mujeres como un asunto del mundo privado y no como un asunto público ha dado como respuesta un tratamiento orientado a la conciliación como la forma privilegiada de afrontar el fenómeno, dejando el campo abierto a la impunidad y a la revictimización al enfrentar a la mujer violentada con su agresor. Además, el énfasis de las políticas de seguridad en esta categoría ha contribuido a la invisibilización de las violencias de género que se dan en el espacio público como problema”9.

9

Bogotá sin violencia hacia las mujeres: un desafío posible. Retos de las políticas de seguridad ciudadana y convivencia desde un enfoque de género, ONU – HÁBITAT PROGRAMA CIUDADES MÁS SEGURAS, ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ D.C., SECRETARÍA DISTRITAL DE GOBIERNO. Bogotá enero de 2010.


Consentimiento y rechazo a las violencias contra las mujeres en Bogotá

VIII. Percepciones frente a la responsabilidad en los casos de maltrato

L

a ley 1257 de 2008 enuncia como uno de sus principios el de la corresponsabilidad, dice: “La sociedad y la Familia son responsables de respetar los derechos de las mujeres y de contribuir a la eliminación de la violencia contra ellas. El Estado es responsable de prevenir, investigar y sancionar toda forma de violencia contra las mujeres.” Así mismo pone manifiestas en su capítulo IV responsabilidades del Gobierno Nacional, los departamentos y municipios, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Comunicaciones, el Ministerio de Protección Social, la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, las Administradoras de Riesgos Profesionales (ARP), los empleadores/as o contratantes, el Plan Nacional de Salud, la familia y la sociedad en general. De modo que el objetivo principal que es garantizar para todas las mujeres una vida libre de violencias, sea buscado desde varios flancos, en una estrategia holística, que comprenda tanto el ámbito público como el privado. Ahora bien, en una sociedad patriarcal, en la que el rol de la mujer se ha establecido históricamente como no hegemónico, y subalterno en toda forma y sentido, el tema de la responsabilidad es incluso atribuido a la víctima, es tan alta la inserción de la ideología en las personas de este tipo de sociedades que incluso las mujeres reproducen el discurso que las margina de la emancipación, en una suerte de bucle o círculo vicioso. En este sentido se preguntó a las personas encuestadas acerca de a quién debe atribuírsele la “culpa” cuando una mujer es maltratada, los resultados indicaron que para cerca de la mitad de la población la culpa es de quien la maltrató, sin embargo para un buen porcentaje (21,05% mujeres y 17,66% hombres) la responsabilidad recae sobre la víctima, fenómeno que deslegitima la Gráfico 16. Cuando una mujer es maltratada, la denuncia a partir de una continua culpa es generalmente: culpabilización de la propia mujer frente a las agresiones que recibe, 53,61% De quien la maltrató 49,26% minimizando, invisibilizando y 21,05% aceptando socialmente desde los De ella 17,66% improperios recibidos en el 19,58% De la sociedad Mujeres 23,74% espacio público hasta otros tipos 1,47% Hombres Del gobierno de violencia más fuertes, como 2,37% asuntos de convivencia 1,59% Otra 2,82% doméstica, intima y por lo tanto 2,69% Ns/Nr privada. 4,15%

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Otro elemento que vale la pena destacar de los resultados es el porcentaje cercano al 20%, tanto para hombres como para mujeres que atribuyeron la “culpa” a la sociedad, lo que puede indicar que por lo menos una de cada cinco personas reconoce la problemática como un malestar cultural de la sociedad donde el machismo es una estructura de poder y dominación. Al revisar las desagregaciones respecto a NSE y edad se encontró que a mayor NSE, porcentajes menores atribuyen la responsabilidad a la víctima y son mayores los porcentajes de culpabilidad de la sociedad. Frente al análisis etario se puede observar que los porcentajes de personas que atribuyeron la culpa a quien ocasionó el maltrato disminuyen conforme el rango etario aumenta, bajan de 64,85% en los menores de edad, hasta el 43,53% en mayores de 50 años. (Ver gráfico 17) Gráfico 17. Cuando una mujer es maltratada, la culpa es generalmente, cruzado por NSE y edad

Edad

NSE Alto 12,27% 1,12% 51,30% Medio 17,20% 2,00% 53,59%

29,00%

22,04%

50 años y 23,15% 3,70% 43,52% más

23,46%

36-49 años 23,36% 1,25% 48,29%

21,18%

27-35 años 15,91%2,27% 50,38% 0,96% 56,12% 18-26 años 17,03%

Bajo

24,71% 2,16% 49,92%

De ella

17,74%

Del gobierno

24,24% 21,34%

13-17 años 16,97%1,21%

64,85%

De quien la maltrató

De la sociedad

13,94%


Consentimiento y rechazo a las violencias contra las mujeres en Bogotá

IX. Excusas frente a lo inexcusable

E

ste segmento atiende a algunas de las disculpas más frecuentes con las cuales se suele justificar lo que de entrada es injustificable e inaceptable, las violencias en contra de las mujeres. Así las cosas, se indagó acerca de temas tales como el maltrato intramuros, el estado de embriaguez como disculpa, el manejo reservado de la violencia, la presunción de que el maltrato es deseado por las victimas y por último, la justificación a la falta de respeto fincada en una asumida provocación de la mujer en su forma de vestir.

Gráfico 18 De las siguientes afirmaciones conteste si está de acuerdo o en desacuerdo con ellas Hombres Es menos grave que un hombre le pegue 8,01% a una mujer en la casa a que lo haga en un espacio público Es menos grave que un hombre que esté 10,68% borracho maltrate a una mujer porque no está en sus cinco sentidos

Los casos de maltrato contra las mujeres deberían ser tratados discretamente Cuando una mujer es maltratada por su pareja y no hace nada, es porque le gusta que la maltraten

Si una mujer usa minifalda o ropa muy ajustada, provoca que le falten al respeto

21,96%

27

Mujeres

91,99%

5,63%

94,37 %

89,32%

7,59%

92,41 %

78,04%

44,51%

55,49%

46,14%

53,86%

Acuerdo

19,09 %

80,91 %

40,7%

46,7%

Desacuerdo

59,24 %

53,24 %


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Como se pudo observar, es escaso el grado de aceptación a las agresiones intramuros, nueve de cada diez personas indagadas le confirió la misma gravedad a las agresiones en el espacio público, un resultado que vale la pena destacar ya que uno de los primeros pasos para combatir este vejamen es el sacarlo de la esfera privada que le confiere cierta impunidad. Otra de las excusas que no contó con mayor aprobación fue la agresión en estado de embriaguez como un momento de inconsciencia que exime al agresor de responsabilidad por estar fuera de sí. Frente al manejo discreto de los casos de maltrato, es posible que la intención de quienes están de acuerdo con la afirmación radique en evitar una revictimización de la mujer al exponerla públicamente, no obstante el guardar silencio redunda en mayores patologías debido a que en muchos casos los agresores no asumen las consecuencias de sus actos. Al respecto es importante que se masifiquen mensajes en los cuales se muestren las consecuencias que acarrea la comisión de un delito como es el maltrato a una mujer, la ropa sucia ya no se lava en casa; es un problema de todos y todas, un problema que deberá ser atendido como sociedad. Más preocupante aún es la alta aceptación tanto de hombres como de mujeres sobre un posible gusto a la agresión y por ello no hacen nada; desconocen factores importantes como el temor a una nueva agresión, el desconocimiento de los mecanismos de defensa con los que cuentan las mujeres, la angustia originada en la que en muchos casos la víctima depende económicamente de su victimario y finalmente, y quizás uno de los factores más difíciles de erradicar, la creencia cultural replicada a través de la historia de que así deben ser las cosas. Por último, resulta alarmante la aceptación de la afirmación que atribuye a las mujeres la responsabilidad de las faltas de respeto porque se visten de alguna forma “provocativa”; respuesta igual en los dos sexos, que indica un bajo reconocimiento del derecho al libre desarrollo de la personalidad. Como afirma Ana Falú, “el espacio público sigue siendo masculino. Las mujeres han tenido históricamente vedado el espacio público y la ‘irrupción’ en él ha sido producto de sus luchas. Por ello, las mujeres suelen culpabilizarse si algo les sucede en el espacio urbano. La internalización cultural del espacio público o urbano como masculino y por ello vedado para las mujeres, contribuye a que éstas se sientan responsables cuando son víctimas de algún delito en la vía pública, por circular en horarios inapropiados o con determinada vestimenta”10. 10

Falú Ana, “Mujeres en la Ciudad De Violencias y Derechos”, Ponencia presentada en evento de la Red Mujer y Hábitat de América Latina, Ediciones Sur, Santiago de Chile, 2009.


Consentimiento y rechazo a las violencias contra las mujeres en Bogotá

A continuación se presenta un análisis gráfico a partir de cada una de las afirmaciones. Desagregadas las respuestas por nivel socioeconómico se puede observar que en todos los casos existió una correspondencia inversamente proporcional entre el NSE y la aceptación de la afirmación, de modo que, a mayores NSE, menores porcentajes de aceptación con las frases. Se podría decir que el nivel socioeconómico aporta desde el punto de vista de una Cultura Democrática con perspectiva de género, en tanto los resultados permiten presumir una mayor adopción y apropiación ciudadana del conjunto de valores que se desprenden de la tolerancia, el respeto y la cultura de los derechos, emanados del mandato Constitucional de 1991. (Ver Gráficos 19, 20, 21 y 22) Gráfico 19. Es menos grave que un hombre le pegue a una mujer en la casa a que lo haga en un espacio público. De acuerdo, en desacuerdo. Según NSE.

Alto 4,83%

95,17%

Medio

5,84%

93,49%

Bajo

8,29%

91,21%

De acuerdo

En desacuerdo

Gráfico 20. Es menos grave que un hombre que esté borracho maltrate a una mujer porque no está en sus cinco sentidos. De acuerdo, en desacuerdo. Según NSE.

Alto 7,81%

92,19%

Medio 7,35%

91,99%

Bajo 10,95% De acuerdo

88,39%

En desacuerdo

29


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OBSERVACIONES DE CIUDAD

Gráfico 21. Los casos de maltrato contra las mujeres deberían ser tratados discretamente. De acuerdo, en desacuerdo. Según NSE.

Alto 17,47%

82,16%

Medio 18,03%

81,30%

Bajo

24,38%

De acuerdo

75,12%

En desacuerdo

Gráfico 22. Cuando una mujer es maltratada por su pareja y no hace nada, es porque le gusta que la maltraten. De acuerdo, en desacuerdo. Según NSE.

Alto

27,14%

72,86%

Medio

44,24%

55,26%

Bajo

47,10%

52,90%

De acuerdo

En desacuerdo

Gráfico 23. Si una mujer usa minifalda o ropa muy ajustada, provoca que le falten al respeto. De acuerdo, en desacuerdo. Según NSE.

Alto

38,66%

61,34%

Medio

46,91%

52,25%

Bajo

49,59%

50,25%

De acuerdo

En desacuerdo


Consentimiento y rechazo a las violencias contra las mujeres en Bogotá

X. Reacción ciudadana frente a una situación de violencia en contra de mujer

una

La ley 1257 de 2008 en cumplimiento del principio de corresponsabilidad ordena que la sociedad tiene la responsabilidad de tomar parte activa en el logro de la eliminación de la violencia y la discriminación contra las mujeres y que para estos efectos deberá, entre otras cosas “Denunciar las violaciones de los derechos de las mujeres y la violencia y discriminación en su contra.” Y ”Realizar todas las acciones que sean necesarias para asegurar el ejercicio de los derechos de las mujeres y eliminar la violencia y discriminación en su contra.” Ahora bien, al preguntar a las personas acerca de qué harían si llegaran a escuchar que un vecino se encuentra golpeando a su pareja, cuatro de cada cinco mujeres afirmó que llamarían a una autoridad, relación que se muestra menor para el caso de los hombres. Si bien existe un 16,32% de hombres que expresan una disposición para intervenir y detener la agresión, también hay un 13,50% de ellos que no harían nada, faltaría explorar las razones de esa decisión, si tienen que ver con temor, indiferencia, consideran que no es su problema o que incluso la agresión está bien. Gráfico 24 Si usted ve o escucha que un vecino está golpeando a la mujer con quien convive ¿usted qué hace?

82,74% 68,25%

Llama alguna autoridad Interviene para detener la agresión

6,36% 16,32%

No hace nada

7,83% 13,50%

Otra

0,49% 0,89%

Ns/Nr

2,57% 1,04%

Mujeres Hombres

31


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XI. Cercanía con mujeres víctimas de maltrato físico Finalmente se preguntó a las personas por su experiencia personal, respecto a si tenían conocimiento de que alguna mujer muy cercana hubiese sido víctima de maltrato físico, independientemente de cuándo hubiera ocurrido, y se encontró que tanto en hombres como en mujeres, un alto porcentaje de la población manifestó saber de mujeres cercanas que han sufrido agresiones físicas. Este puede ser un indicador de qué tan común es el problema, y esto es tan sólo la punta del iceberg si se tiene en cuenta que existen una multiplicidad de formas de violencia que no se alcanzan a percibir y mucho menos a combatir. Con este panorama surge a modo de reto; lograr que los discursos emanados tanto desde las instituciones, la escuela, la familia y los medios de comunicación reconozcan el derecho que tienen todas y cada una de las mujeres de vivir una vida sin violencias, prestando la misma atención a la dimensión objetiva (crímenes, asaltos, violaciones) y a la dimensión subjetiva (percepciones, miedos, impresiones negativas) tanto en el ámbito público como en el privado. Gráfico 25. ¿Alguna mujer muy cercana a usted ha sido víctima de maltrato físico? Mujeres

Hombres Ns/Nr 3,41%

No 53,71%

Ns/Nr 5,14%

Si 42,88%

No 48,23%

Si 46,63%


Consentimiento y rechazo a las violencias contra las mujeres en Bogotá

XII. Perfil sociodemográfico de la población encuestada Sexo

Hombres

Mujeres 54,80%

45,20%

Edad 20,93% 22,70%

50 años y más

21,54% 21,51%

36-49 años

29,38% 26,26%

18-26 años 13-17 años

33

16,65% 18,99%

27-35 años

11,51% 10,53%

Mujeres Hombres

Nivel de educación declarado Posgrado Universitaria completa Universitaria incompleta Educación técnica/tecnológica

3,92% 4,01% 13,10% 16,47% 18,24% 16,02% 14,20% 12,02% 28,52% 30,27%

Secundaria Completa Secundaria Incompleta Primaria Completa Primaria Incompleta Ninguno Ns/Nr

9,18% 11,87% 8,20% 7,42% 3,79% 1,34% 0,61% 0,45% 0,24% 0,15%

Mujeres Hombres


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Principal actividad económica 49,94% 61,13%

Trabaja 26,07% 24,78%

Estudia Realiza oficios del hogar Pensionado/a Está desempleado/a

Otra actividad Ns/Nr

12,12% 0,74% 5,26% 6,68% 4,65% 5,79% 1,22% 0,89% 0,73% 0,00%

Mujeres Hombres

Estado civil 47,25% 44,96%

Está soltero (a)

22,15% 25,22%

Está casado (a) No está casado(a) y vive en pareja hace dos años o más Está separado(a) o divorciado(a) Está viudo (a) No está casado(a) y vive en pareja hace menos de dos años Ns/Nr

12,24% 14,39% 9,91% 9,35% 4,65% 1,48% 2,82% 4,30% 0,98% 0,30%

Mujeres Hombres

Actualmente vive con:

Hijos(as)

13,21%

Cónyuge/pareja Madre Padre Hermanos(as) Otros familiares

Solo/a Tios(as) Amigos(as) Novio(a)

12,81% 11,5% 9,12% 10,1% 7,85% 4,7% 3,29% 4,1% 6,91% 1,2% ,87% ,5% ,60% 0,13% 0,27%

21,3% 19,3% 18,85% 17,1%

Mujeres Hombres


Consentimiento y rechazo a las violencias contra las mujeres en Bogotá

Nivel socioeconómico

16,16% 20,33%

Alto

39,29% 41,25%

Medio

43,21%

Bajo

37,09% 1,35% 1,34%

Ns/Nr

Mujeres Hombres

Localidad

15,18% 16,91% 14,69% 13,35%

Kennedy Engativá

10,89% 11,72%

Suba Bosa Usaquén Ciudad Bolívar Fuera de la ciudad Puente Aranda San Cristóbal Tunjuelito Chapinero Rafael Uribe Uribe Fontibón Usme Teusaquillo Barrios Unidos Santafé La Candelaria Los Mártires Antonio Nariño Ns/Nr

7,10% 5,49% 6,12% 5,93% 5,51% 4,90% 5,26% 7,72% 4,41% 4,30% 4,16% 3,12% 4,16% 4,30% 4,04% 4,90% 3,18% 2,37% 2,94% 2,67% 2,82% 2,08% 2,82% 3,71% 1,84% 0,89% 1,22% 1,34% 1,22% 1,78% 0,86% 0,45% 0,37% 0,89% 1,22% 1,19%

35

Mujeres Hombres


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XIII. Ficha técnica Periodo de recolección: Lugar de recolección:

24, 25 y 26 de agosto de 2011 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

Carrera 4ª con calle 19 Calle 41 carrera 13 Portal Transmilenio calle 80 Portal Transmilenio Norte Carrera 7ª con calle 45 Autopista sur, con avenida 68, Puente Venecia Cra 7ª calle 40 Avenida Boyacá con avenida primero de mayo ,C.C. Plaza de las Américas 9. Carrera 15 con calle 127 , CC Unicentro

Metodología utilizada:

Interceptación aleatoria. Muestreo no probabilístico Interceptación aleatoria controlada por cuotas

Tamaño de la muestra

1.491 personas

Tipos de instrumentos aplicados:

Encuesta semiestructurada

Población Objetivo:

Población de 13 años y más

“Hay una única verdad universal aplicable a todos los países, todas las culturas y todas las comunidades: la violencia contra la mujer nunca es aceptable, nunca es excusable, nunca es tolerable.” Sr. Ban KI-Moon. Secretario General ONU


Consentimiento y rechazo a las violencias contra las mujeres en Bogotá

©Alcaldía Mayor de Bogotá ©Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte Clara López Obregón Alcaldesa Mayor de Bogotá Catalina Ramírez Vallejo Secretaria de Cultura, Recreación y Deporte María Cristina Hurtado Subsecretaria de Mujer, Géneros y diversidad Sexual Otty Patiño Hormaza Jefe Oficina Observatorio de Culturas Adriana Padilla Leal Jefe Oficina Comunicaciones César Pinzón-Medina Coordinador Observaciones de Ciudad Edilneyi Zúñiga Avirama Estadística Observatorio de Culturas Dirección y redacción Observaciones de Ciudad Cra 8 No 9-83 Tel 0571 3274859 Página de Internet www.culturarecreacionydeporte.gov.co Correo electrónico observatoriodeculturas@srcd.gov.co Coordinación editorial: César Pinzón-Medina Corrección de estilo: Gloria Inés Peláez Q. Fotografías: Oscar Chica María José Pizarro Marcela Osorio Liz César Pinzón-Medina Archivo Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte ISSN: 2145-2067 Todos los derechos reservados, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema recuperable o transmitida, en ninguna forma o por ningún medio magnético o electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros sin el previo permiso escrito de los/las editores/as.

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