Cómo ayudar a su hijo/a en el estudio

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Ana Isabel
 Jiménez

CÓMO AYUDAR A SU HIJO/A EN EL ESTUDIO DEPARTAMENTO DE ORIENTACIÓN DEL IES SEVERO OCHOA DE SAN JUAN DE AZNALFARACHE


PAUTAS PARA LAS FAMILIAS EL ACUERDO ▪ Fijar un objetivo concreto a conseguir: “que el alumno apunte en su agenda los deberes y realice las tareas de estudio en casa”. Lo que le pedimos al alumno tiene que ser concreto y se debe poder “medir”, observar y comprobar su ejecución. No expresiones generales o abstractas (“estudiar”, “portarse bien”, “ser bueno”). Hay que asegurarse de la comprensión, por parte del alumno, de lo que tiene que hacer. ▪ Los padres y el alumno negociarán un acuerdo en el que se establecerán los “compromisos” a adquirir por ambas partes. Dicho ACUERDO recogerá: - Un horario fijo de estudio. La obligación de apuntar en la agenda, todos los días, los deberes, trabajos y exámenes que pongan los profesores. - La obligación de realizar las tareas que se planifiquen. - Los privilegios que el alumno obtendrá por cumplir con lo acordado (Play, móvil, TV, etc…). -

EL PROCEDIMIENTO ▪ Los padres, al inicio del estudio, pedirán todos los días al alumno que les muestre la agenda y comprobarán que el alumno ha apuntado las tareas a realizar. Asimismo, le ayudarán a:


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Identificar la tarea: ejercicios, actividades, temas a estudiar…

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Disponer de un lugar tranquilo para trabajar en casa. Disponer de una mesa de trabajo adecuada.

Determinar la adecuación de los materiales que se están usando. Planificar la tarea. Hacer un programa-plan y controlar el progreso. Determinar criterios en relación con el éxito (qué tiene que hacer exactamente para conseguir el “privilegio”). - Comprobar personalmente que el alumno comprende lo que tiene que hacer.

▪ Si el alumno no ha apuntado los deberes en la agenda (o dice que no tiene deberes), se le propondrá una tarea alternativa en función de los exámenes o de las asignaturas en las que el alumno tenga más dificultad (ej: hacer el resumen de una parte de un tema) y perderá el privilegio pactado a tal efecto. Si realiza el resumen propuesto se le otorgará un “privilegio alternativo”, acordado de antemano, pero mucho menos apetecible que el anterior. ▪ EL NIÑO SIEMPRE TIENE TAREAS PARA CASA: lectura, resumen, esquema y memorización de los temas que se vayan impartiendo en clase, por lo que no hay excusa para no estudiar ningún día de la semana. ▪ En el caso de que diga que no sabe hacer la tarea, se le podrá facilitar ayuda si la tarea es sencilla, y si no, se le pedirá que apunte sus “dudas” para preguntárselas al día siguiente al profesor. ▪ Si el alumno presenta problemas de atención es necesario analizar y secuenciar las tareas, descomponiéndolas en unidades, y facilitarle el autocontrol mediante la temporalización de las mismas y el uso de instrumentos que le ayuden a autorregularse (temporizador, reloj, etc…). ▪ Cuando finalice el tiempo de estudio establecido, los padres supervisarán la ejecución de la tarea, comprobando si el alumno la ha realizado. En el caso de que sea así, se le permitirá disfrutar del privilegio pactado. En el caso de que el alumno no haya realizado la tarea, NO recibirá el “premio”. ▪ La tarea debe estar ejecutada en su totalidad (debemos ser realistas en cuanto a lo que le pedimos, comenzar exigiendo poco, para que el alumno la acabe con facilidad y se motive). Si le permitimos un día “no acabarla del todo”, al día siguiente probará a dejar parte de la tarea.


▪ Cuando la tarea consista en leer o memorizar un texto, los padres deberán comprobar finalmente que el alumno lo ha hecho preguntándole sobre el mismo o pidiéndole que haga un resumen. En definitiva, comprobar que el alumno ha realizado la actividad acordada antes de ofrecerle el privilegio pactado.

LOS REFORZADORES ▪ La supervisión debe ser diaria y la ejecución de la tarea escolar se tiene que seguir SIEMPRE del premio pactado. ▪ Ahora bien, si el alumno no ha realizado la tarea, NO SE LE PERMITIRÁ disfrutar del privilegio. ▪ La sistematicidad y la coherencia son fundamentales, si “no siempre se le sanciona cuando no realiza la tarea”, si los padres son “incoherentes en sus pautas y cada uno sigue normas distintas”, si le “perdonamos la vida” al niño, si no mantenemos control sobre lo que tiene que hacer y le enviamos mensajes genéricos “¡estudia!”, o abstractos, “¡pórtate bien!”, no conseguiremos el cambio de actitud. ▪ El niño no debe pasar toda la tarde paseando y mareando los libros sin centrarse en el estudio: si no realiza la tarea en el tiempo establecido, se “retirarán los privilegios” pactados, pero no se hará nada más, es decir, no se le reñirá, ni se le gritará, ni se le pegará o castigará de ninguna otra manera, eso sólo conseguirá deteriorar la comunicación y supone un tremendo e inútil gasto de energía. ▪ Con estas pautas el objetivo que se persigue es “que el alumno apunte en su agenda los deberes y realice las tareas de estudio en casa”, por lo que, cuando nos centremos en ello, no contaminaremos dicha situación con ningún otro acontecimiento o problema con el niño de otra índole, ni cambiaremos sobre la marcha los acuerdos pactados con anterioridad. ▪ La aplicación de refuerzo (premio) se debe acompañar siempre del razonamiento social o moral que justifica la necesidad de la conducta adecuada. ▪ SIEMPRE hay que felicitar al niño cuando esté haciendo lo que debe. El niño debe sentir que lo valoramos, que confiamos y creemos en él.


▪ Los “privilegios” se deben otorgar diariamente, en relación al esfuerzo que el alumno realiza cada día, no en función de las notas obtenidas al final del trimestre. Debemos premiar el esfuerzo, no los resultados. ▪ La decisión de castigarle “quitándole todo lo que le gusta en tiempo indefinido” no es efectiva ya que el niño se adaptará a la situación y entrará en un estado de apatía e inacción. Dicha práctica redundará, asimismo, en el deterioro de la comunicación con los padres.

EL OBJETIVO ▪ El niño debe ser autónomo a la hora de realizar su tarea, por lo que no debemos hacer el esfuerzo por él. Los padres pueden resolverle alguna duda o invitarle a que la apunte y lo pregunte al día siguiente en clase, pero no sustituir la labor del profesor, eso no le ayudará a madurar y provocará desatención en el aula (“sus padres se lo resolverán por la tarde”).


▪ Durante el tiempo de estudio, no se le debe presionar ni instigar para que realice la tarea (tenemos que fomentar su autonomía y responsabilidad). ▪ Debemos desarrollar la sensación en el niño de “que es capaz de”, de “que puede hacerlo”. Cuando se tiene dicha sensación se activan los recursos, oportunidades y capacidades necesarias para influir sobre las circunstancias de la propia vida. Enseñar a los adolescentes a ser responsables incrementa su sensación de poder. ▪ Los padres deben intentar controlar su ansiedad por el hecho de que el niño no “cumpla” con su deber, la responsabilidad no es suya, es de su hijo y si ellos se agobian y se implican demasiado, el niño sacará ventaja de la situación, sabrá como presionarles y delegará en ellos la responsabilidad de sus éxitos o fracasos. Asimismo, los profesores no dispondrán de información veraz de la dedicación y el esfuerzo del niño en la realización del trabajo en casa, por lo que no podrán ayudar al alumno a progresar ni a la familia a mejorar las pautas educativas y de comunicación con su hijo. El niño debe aprender a afrontar sus fracasos, y para ello debemos perderle el “miedo al suspenso” ya que si nosotros “compensamos” su falta de actitud estamos impidiendo su maduración y bajando su autoestima, ya que el mensaje latente que le estamos enviando al niño es que no creemos en él ni en sus posibilidades. ▪ Cuando consigamos con este procedimiento que el alumno alcance algún éxito escolar (aprobado, buena nota…) o refuerzo social (halago del profesor o de los padres), los reforzadores artificiales (premios materiales) irán siendo paulatinamente sustituidos por un refuerzo mucho más potente, la aprobación de los demás, el éxito escolar y la satisfacción personal.


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