El_Cerebro_Humano

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EL CEREBRO PROGRAMADO Todos llevamos dentro de la cabeza un modelo de la realidad que nos ha sido inoculado por la tradición, la formación, la costumbre y los prejuicios. Cuando los sucesos de la vida y la conducta de las personas a nuestro alrededor se conforman a ese modelo, permanecemos tranquilos y nos parece que todo marcha bien; pero cuando no se conforman al modelo, nos alborotamos por dentro. Así, lo que en realidad nos trastorna no son esas personas o esos sucesos, sino el modelo que llevamos dentro. El tal modelo, para colmo, es accidental y arbitrario. Cae en la cuenta de eso, y nada volverá a trastornarte." Mi manera de ver y de pensar, mis juicios y mis principios, aun mis gustos y mis preferencias, son el resultado del largo proceso de vivir en el complejo familia-colegio-iglesia-sociedad que ha moldeado mi mente y ha decretado cómo debo reaccionar

"espontáneamente"

(¡con

espontaneidad hereditaria!) ante hechos y situaciones. Eso puede ser muy necesario y muy útil, pero también puede imponer a veces modos de ver que no son necesarios y que yo sigo arrastrando en la vida y dejándome gobernar por ellos, siendo feliz cuando ellos me dictan que lo sea, y desgraciado cuando, según ellos,

debo

sentirme

desgraciado.

Esa

sensación viene de dentro, no de fuera; y, por tanto, está en mi mano corregirla si así lo creo ahora conveniente para bien mío y de los demás. Reconocer que mis trastornos vienen de mí mismo es el primer paso para remediarlos. Si hay algo que te trastorna a ti y, sin embargo, no trastorna a otra persona. Eso quiere decir que la causa del trastorno no está en la realidad objetiva, sino en tu manera de percibirla. Si la causa estuviera fuera de ti, habría afectado a la otra persona también; pero el hecho de que al otro no le ha hecho nada prueba que la causa estaba dentro de ti. El modelo que llevas dentro de tu cabeza es distinto del que el otro lleva en la suya, y así fue como el mismo incidente a ti te afectó y a él no. En la India, un hombre casado se molestaría seriamente si invitara a un huésped a su casa y el huésped se acostase con la mujer del amigo que lo había invitado. En cambio, a lo que parece, un esquimal no se alteraría si su huésped se portara de esa manera; y, de hecho, podría incluso invitarlo a que lo hiciera. Son dos hombres casados que tienen modelos distintos de lo que constituye una conducta aceptable y, por

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consiguiente, reaccionan de manera distinta ante el mismo hecho. El hecho externo es el mismo, pero la manera de percibirlo en la mente es distinta. Y es la manera de percibirlo lo que causa la reacción correspondiente. Cambia la percepción y cambiarás la reacción. Este ejemplo va sólo a probar que no hay que echarle la culpa de nuestras molestias interiores a causas externas. Toda molestia viene de dentro, del cerebro condicionado y programado." Un diamante es algo valiosísimo para nosotros... y sin valor alguno para algunas tribus africanas. Nos da asco la suciedad, mientras que los niños disfrutan jugando con ella. Todo depende de la imagen que se ha creado en el cerebro. El modelo, el condicionamiento, la programación... La gran conclusión de todo esto es que ningún sufrimiento (aparte, como siempre, del dolor físico) viene de causas objetivas, sino de mi "programación" interna. Mi cerebro ha sido programado de manera que ciertas cosas le parezcan agradables y otras desagradables, y él sigue ciegamente el programa cibernético. Se alegra cuando tiene que alegrarse, cuando la cinta del ordenador le dice que se alegre, y se apena cuando le dice que tiene que apenarse. Obedece al programa como el robot más fiel. Por eso, cuando me encuentro irritado por una situación, molesto ante una persona, disgustado conmigo mismo... no tengo más que cambiar el programa del ordenador, y la molestia cesará. Cuando decimos: "fulano me está molestando, me está fastidiando, me está sacando de quicio", debemos pensar en que ¿Desde cuándo le hemos dado permiso para

que

nos

moleste,

nos

fastidie, nos saque de quicio? ¿Desde cuándo le hemos entregado la llave de nuestra libertad de tal manera que nos divertimos cuando fulano te divierte y nos fastidiamos cuando fulano te fastidia? Echarle a otros la culpa del propio malestar de uno es un escape, un mecanismo de defensa psicológico, un tratar de quitarme la responsabilidad de los hombros y echársela encima a los demás, un hacerme la víctima inocente e indefensa que nada puede hacer más que sufrir pacientemente lo que otros despiadadamente me echan encima. Ante situaciones como: "Me ha insultado, me ha engañado, no me ha hecho caso, no me ha correspondido." La respuesta es: si has de tomar medidas para contrarrestar el daño que te ha hecho o puede hacerte, tómalas y arregla el asunto; pero lo que no vale es quedarte tú sentado sin hacer nada más que quejarte a los cuatro vientos de la injusticia de que eres objeto, y

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pretender que te tengan lástima y te den la razón. De ninguna manera. Si quieres sufrir, sufre, pero asume la responsabilidad de tu sufrimiento y reconoce que viene de ti mismo, de tu enfado contigo mismo por tu impotencia y tu cobardía, del rechazarte tú a ti mismo por tu derrota sin lucha, por tu frustración. Tú eres quien te estás haciendo sufrir a ti mismo, y nadie más. Cuando tengo el "cerebro programado" creo que si no consigo éxito, debo dolerme; que si no me aman, debo desesperarme; que si se muere un amigo mío, debo quedar hecho polvo; y yo me duelo y me desespero y me quedo hecho polvo debidamente, e inclino mi sufrida cabeza bajo la carga de penas sucesivas, como he aprendido a hacer y estoy convencido que es mi deber hacer. No hay tal deber. Sólo hay una estructura prefabricada, sólidamente encajada en mi cerebro, que me fuerza a dolerme y desesperarme y quedar hecho polvo en ciertas ocasiones, así como a regocijarme y entusiasmarme en otras de manera totalmente arbitraria. Esa estructura es la que determina mi felicidad o mi desesperación. Soy esclavo de mi condicionamiento mental. Y así en todo. Necesitamos compañía porque nos han hecho creer que la necesitamos; de hecho, podemos ser perfectamente felices sin ella. ¡Cuánto sentido de culpabilidad, resentimiento, odio a sí mismo, sufrimiento y frustración vienen de la imagen que ha sido esculpida en mi mente y del decreto tiránico que me fuerza a ajustarme a esa imagen! Si consigo librarme de esa imagen y de ese decreto, habré dado un paso de gigante hacia la verdadera felicidad, satisfacción y paz del alma, que es lo que en definitiva busco y deseo." La solución entonces está en desprendemos de las falsas ilusiones. Ilusión es que, para ser feliz, necesitas a esa persona, ese objeto, ese suceso, esa circunstancia, esa reacción, ese éxito, esa satisfacción, esa seguridad... Todo eso no son sino falsas ilusiones creadas en tu mente por el adoctrinamiento y la costumbre: el lavado de cerebro al que nos han sometido desde la infancia, con la mejor intención, sin duda, y para nuestro bien, pero que es el que ha causado nuestra ruina. Nos ha forzado a pensar de una manera, a disfrutar con ciertas cosas y sufrir con otras, y a no podemos pasar sin otras. Todo eso es pura ilusión. Podemos muy bien pasamos sin todo eso y ser tan felices. Si logras liberarte de la convicción de que todas esas cosas te son necesarias, tú mismo te quedarás sorprendido de ver lo fácil que es vivir sin ellas. Abre los ojos, míralo y entiéndelo. En cuanto ves que una ilusión es una ilusión, deja de serio. Ese es el camino, y no hay otro. La lógica, la argumentación, los silogismos, la fuerza bruta, no sirven de nada aquí. Sigue escudriñando las maquinaciones de tu mente, y cae en la cuenta de que todo tu sufrimiento viene de la programación de tu cerebro. Desprenderse de la ilusión es caer en la cuenta de que lo es. Sigue limpiando tu cerebro de toda la suciedad y oxidación que ha adquirido a lo largo de tantos años que lleva ya funcionando, y verás cómo la salud y la felicidad vuelven a tu vida.

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Un dicho japonés: "No es el ruido el que te molesta a ti; tú le molestas al ruido." Quiere decir: estoy fastidiado, porque alguien está armando un verdadero estrépito cerca de donde yo estoy, y no puedo concentrarme en mi trabajo, no puedo estudiar, no puedo escribir, no puedo dormir. El ruido me molesta. Me impacienta y me pongo furioso, maldigo al ruido y a todos los que lo hacen, pero no puedo evitar que lo hagan, ya que son trabajadores que están reparando unas tuberías, lo cual tienen pleno derecho y obligación de hacer, aunque, por desgracia, eso les lleve a hacer un ruido insoportable. Esa consideración no aplaca mis nervios, y cada vez me pongo más furioso con ellos y conmigo mismo. Sí, conmigo mismo, porque sé muy bien que hay otras personas que viven y trabajan aquí mismo, donde yo lo hago, y a las que no les molesta el ruido para nada. Pueden trabajar o dormir en medía de un terremoto. Y en cambio, a mí me basta el vuelo de un mosquito para sacarme de quicio. ¿Por qué ha de ser así? ¿Por qué estoy yo hecho de esa manera? ¿Por qué los otros se quedan tan tranquilos? ¿Cuándo diablos va a parar ese ruido? ¿Va a explotarme la cabeza, o me voy a marchar de aquí antes de reventar? Estoy hecho una lástima, y lo sé muy bien. Analicemos lo anterior: Para empezar, no es el ruido en sí lo que me molesta, porque hay otras personas en esta misma casa que están oyendo el mismísimo ruido y se quedan tan tranquilas. Está bien claro que· lo que me molesta a mí no es el taladro eléctrico, sino mis nervios de punta. Otro paso: ¿Qué quiero decir cuando hablo de "mis nervios de punta"? Ni más ni menos que la convicción, grabada en las células de mi cerebro desde mi más tierna infancia, de que yo soy una persona muy sensible, que necesito paz y tranquilidad para trabajar, que no puedo aguantar el ruido, que en una sociedad civilizada no debería haber ruidos, que la carta de los derechos humanos de las Naciones Unidas me da derecho a una existencia libre de ruidos y de decibelios y de taladros eléctricos en las cercanías de mis delicados oídos. Y todo eso, bien visto, no es más que una solemne estupidez. No es que yo esté constituido intrínsecamente de manera que no pueda tolerar el ruido, sino sencillamente que las circunstancias y ambientes que he vivido me han acostumbrado a rechazar el ruido, así como a otros les han acostumbrado a tolerado, y aun a otros a no poder vivir sin él, que también se dan casos. De modo que tampoco son mis nervios como tales los que no pueden tolerar el ruido. De acuerdo. Pero ahora viene la última y desesperada defensa de mi pobre y acorralada sensibilidad contra la ofensiva del ruido: "Sí, lo admito, me he acostumbrado mal, y eso es lo que me hace ahora que me parezca el ruido insoportable; yo mismo quisiera que no fuera así, y poder yo aguantar el ruido como todo el mundo, pero ¿qué le voy a hacer?, el mal ya está hecho y no tiene remedio. Mis nervios se han puesto así, de punta, como decía, y es ya demasiado tarde para intentar cambiados. Lo único que me queda ya es sufrir sin esperanza de alivio, ponerme algodones en los oídos, quedarme sin dormir, padecer la molestia perpetua de mi debilidad ante el más mínimo ruido y aceptar con resignación mi destino, por desagradable que sea. No queda otro remedio." Ese es mi último refugio, y he de destruirlo inmediatamente, sin dejar piedra sobre piedra, si es que quiero avanzar en la vida. Es verdad que he estado sometido a un condicionamiento que me ha llevado a este triste estado; pero, una vez que lo sé y lo admito, todo lo que he de hacer para remediar la situación es cambiar el condicionamiento.

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Nunca es demasiado tarde para caer en la cuenta, desprenderme de la visión artificial que se me había impuesto y volver a la sana naturaleza, a la realidad virgen tal y como es. Entonces caeré en la cuenta de que, lejos de ser el ruido el que me molesta a mí, "yo soy quien le molesto a él". Ese ruido, sea que venga del martilleo inevitable de trabajadores honrados o del tubo de escape de una motocicleta irresponsable sin silenciador, es parte de la realidad que me circunda y que no está bajo mi control. Esa realidad está ahí, para bien o para mal, y si yo la rechazo, porque no encaja con mis deseos y necesidades, soy yo quien mentalmente estoy atacando a esa realidad y al ruido que conlleva.. Si aprendo a cambiar mi perspectiva, a reconciliarme con los hechos que no puedo cambiar, a aceptar el ruido, llegaré a poder concentrarme en mi trabajo y a conciliar el sueño. Todo sufrimiento viene del cerebro programado. No eches a nadie la culpa de él ni te eches la culpa a ti mismo. Es sólo la maquinaria que llevas dentro la que está mal ajustada, y hay que volver a ajustarla suavemente. Obsérvala sin cesar. Desenmascara tus falsas ilusiones. Pon todo en tela de juicio. Haz tu trabajo. Nadie lo hará por ti. Es trabajo duro que requiere introspección, reflexión, honestidad, tiempo y valor. Y, más que nada, perseverancia. No es trabajo de un día. Las falsas ilusiones han de caer una a una y cuanto antes las despachemos, mejor. ¡Manos a la obra!

¿QUÉ ES LO QUE QUIERO? ¿Qué espero de la vida? ¿Cuánto he recibido de lo que espero? ¿Qué estoy haciendo respecto a lo que no estoy recibiendo? ¿Cómo hago para conseguir lo que quiero? ¿Qué necesito para obtener lo que quiero? Arriesgarse es perder el equilibrio momentáneamente. No arriesgarse es perderse uno mismo.

¿QUÉ ES LO QUE SOY? ¿Qué ofrezco?

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¿A quien(es) se lo ofrezco? ¿Qué resultados he obtenido? ¿Cuáles son mis valores? ¿Me siento satisfecho con ello?

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Encontrar la felicidad en nosotros mismos no es fácil, pero encontrarla en cualquier otro sitio es imposible… Agnes Repplier

JUNTOS PERO NO REVUELTOS La diferencia entre trabajar juntos y trabajar en equipo es algo que se relaciona con la competencia que cada uno tiene para comunicarse con el otro. Por propia experiencia sabemos que aquello que pensamos no siempre somos capaces de transmitirlo, al menos de una manera que el otro pueda entender. Gran parte de las dificultades que se originan entre las personas obedecen a que no decimos lo que pensamos, porque no nos damos cuenta de lo que sentimos o porque no somos capaces de transmitir lo que sentimos para que otras personas puedan escucharlo del modo apropiado. Si en un grupo de trabajo cualquiera se pregunta sobre lo que cada uno cree que es un equipo, probablemente tengamos tantas definiciones como personas haya en el grupo Si este grupo entrase en una discusión interna sobre lo que cree que es un equipo, probablemente se llegaría a la conclusión que la discusión no condujo a nada. Esto sucede porque cada uno tiene un convencimiento, su propia "verdad" y la verdad, en este terreno como en muchos otros, es algo que conviene poner entre paréntesis o con signos de interrogación.


Si hay muchas verdades evidentemente no hay "una" verdad. El trabajo consiste entonces en cómo trabajar juntos poniéndose de acuerdo acerca del modo que cada uno observa la realidad. Desde lo anteriormente descrito, entonces, podemos entender un equipo como un conjunto de personas que está en un tiempo y un espacio determinado, donde cada uno considera que su presencia y participación son cruciales para los otros. Si no existe esta comprensión de que "yo" soy importante y que los "otros" son importantes para que funcionemos juntos, el esfuerzo se diluye.

12 Todos deben sentir que son parte de una totalidad y que su presencia y su participación son completamente fundamentales. Además tienen un compromiso: están allí para lograr algo junto. No sólo está el concepto de "lograr o alcanzar un objetivo" sino también está el sentimiento de hacer las cosas de la mejor manera para trabajar juntos. Todo esto debe suceder en entendiendo siempre que el equipo se encuentra en el marco de una organización mayor, más grande que el equipo. Puede ser una organización o institución de cualquier tipo, donde a su vez existen ciertas normas, objetivos, políticas y estrategias. Si un equipo no tiene conciencia de dónde está instalado y a qué responde, pierde su posibilidad de actuar efectivamente, porque se dispersa al no tener en cuenta las necesidades y las búsquedas estratégicas de la organización o institución. EL LENGUAJE GENERA ACCIONES Generalmente asociamos las funciones del lenguaje a lo descriptivo usamos el lenguaje para referimos a cuestiones que hemos visto, para adquirir información y para comunicamos olvidando así que el lenguaje es generativo Afirmar que el lenguaje genera acciones, implica que también genera reacciones en las personas y por tanto, también posibilidades dentro de un equipo. Si alguien dice: "Eres un incompetente" Este concepto no es descriptivo, sino que está generando una descripción con respecto la persona y si otra escucha esta frase se podría formar un juicio que podría condicionar trabajos futuros. En este ejemplo sencillo, la persona que emitió esta opinión está influyendo sobre la imagen pública y limitando las posibilidades de acción efectiva de una persona. Si esto lo trasladamos a un equipo, y allí alguien piensa y dice: "yo para el trabajo en equipo soy un desastre" mientras interiormente piensa, aunque no lo diga: "trabajar con este equipo me friega bastante", lo que está haciendo es colocar una barrera, generar una distancia. De hecho, no podemos dejar de tener pensamientos y juicios e interpretar la vida y la realidad y todo lo que nos rodea desde nuestra particular perspectiva. De lo que se trata es de ser


conscientes para que no actuemos sin saber con qué interpretaciones lo hacemos ni por qué estamos actuando COHERENCIA Y ACCIÓN Todas las personas somos una coherencia constituida por un cuerpo, una emoción y un lenguaje Desde esta coherencia no solamente realizamos ciertas acciones que producen determinados resultados Es desde esta coherencia desde donde cada uno de nosotros puede actuar de manera distinta ante situaciones determinadas, sean ellas positivas o negativas, y con ello producir resultados distintos a los que comúnmente estamos acostumbrados, Es importante señalar que cada persona tiene un conjunto de creencias y que éstas llevan a percibir la realidad de determinada manera, Esto no es peligroso ni complicado, a condición de que no creamos que todo el mundo percibe el mundo como lo percibo yo Nuestra historia personal y profesional influye en nuestra percepción que damos al mundo que nos circunda, Por lo tanto, cuando un equipo se dispone a llevar a cabo una tarea específica, el primer paso que debe dar es conocer desde qué lugar cada integrante está percibiendo la tarea, El fenómeno de percibir es el mismo, pero el ángulo de abordaje puede ser distinto para cada integrante del equipo. Lo rico de esto es darse cuenta que la heterogeneidad dentro de un equipo ayuda a poder hacer evidente las diferencias para construir desde ahí algo que sea provechoso para todos, La dificultad aparece cuando el equipo no se da cuenta de que existen diferentes distinciones y se generan discusiones de las cuales es difícil salir si se utiliza el famoso "yo lo veo así.. " PUNTO DE VISTA Y CONSENSO Otro elemento a tener en cuenta es la interpretación. Una cosa es lo que objeto percibido "es" y otra el juicio personal que cada uno- tiene del mismo. Si ese objeto es una persona, los juicios pueden multiplicarse casi hasta el infinito. A veces no podemos ponernos de acuerdo en la interpretación de un objeto simple, cuánto más cuando se trata de personas u hechos. Esto está relacionado con la apreciación individual que se puede tener. Por ejemplo, cuando alguien que algo es poco. ¿Poco con respecto a qué? ¿Cuál es el estándar? Un dueño de casa le dice al electricista "Me gustaría tener la sala bien iluminada" ¿Cuál es el estándar de iluminación que tiene el esposo? ¿Su estándar es igual a la del electricista? No es seguro, sin embargo el dueño de casa puede estar creyendo que cuando dijo "bien iluminada" su pedido fue entendido perfectamente. Después resulta que el dueño de casa pensaba en focos dicroicos y el electricista en fluorescentes.

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Esto nos lleva a otro punto que pasa por la búsqueda de consensos. Muchas veces el modo que se utiliza el lenguaje pone en peligro su logro. Por ejemplo en una reunión alguien dice "hace calor" y abre la ventana. Minutos después alguien dice "Hacer fría" y cierra la ventana. Como el primero vuelve a decir que "hace calor" se genera una discusión sobre si hace calor o fría. El problema es la palabra "hace". Si en vez de "hace", se hubiese utilizado la palabra "siento", no haberla motivo para ninguna discusión. El

caso

anterior

puede

repetirse en infinidad de distinciones: vamos rápido o

vamos

ordenado desordenado;

lento,

está

o es

está decir,

consideraciones que están relacionadas

con

los

estándares que cada uno tiene y como cada uno lo vive. Si nos referimos a las personas la situación se complica. Esa persona "es" simpática o "es" odiosa. Estamos condicionados por el pensamiento científico y creemos que diciendo "esto es así" queda avalado todo lo que hacemos, que podemos dominar ciertas cosas del mundo poniéndoles un título. No toleramos la ambigüedad, el no saber y esto es distorsionado al no ajustarse con el dinamismo de la vida misma en general y de lo que nosotros somos en particular. FORMACIÓN DE EQUIPOS La formación de equipos es un proceso. Es habitual que en las organizaciones "se instale" un equipo para que obtenga determinados resultados. Pero un grupo de personas no comienza a funcionar efectivamente como equipo de modo automático. Es necesario visualizar y comprender el proceso para crear equipos de alto desempeño, no sólo para obtener resultados superiores sino también para desarrollar compromisos y competencias superiores. Este proceso requiere de la figura de un coordinador competente que acompañe el proceso por las distintas etapas que se presentan en la formación de equipos:

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1ª Etapa: Formación: En esta etapa, al realizar la convocatoria, el responsable no sólo necesita tener en cuenta los objetivos, sino que también debe evaluar quiénes son las personas, cuáles son sus competencias y cómo podrían trabajar en conjunto. Su buena "escucha" y diálogo con cada uno de los integrantes permitirá dar un buen comienzo al proceso de constitución del equipo. Más allá de las competencias técnicas y el conocimiento de las personas seleccionadas, se hace imprescindible considerar las competencias y la calidad de las interacciones posibles. Estas interacciones se relacionan básicamente con las interpretaciones individuales, las opiniones que tengas con respecto a los demás. 2ª Etapa: Conflicto: Es frecuente que se constituya un equipo con la expectativa de que naturalmente se llegará a los resultados. Pero los resultados se van generando a medida que el equipo crece en su proceso evolutivo. La mayor parte de los equipe se frustran, se deprimen y se desintegran cuando aparece el conflicto. La tendencia humana, cuando aparece el conflicto, es el rechazo. Las variables suelen ser: huir del conflicto o enfrentarlo agresivamente. Pero el conflicto puede proporcionar una valiosa oportunidad a partir de la cual se puede generar un cambio positivo. El conflicto es una oportunidad. Hay muchos equipos que no son productivos o que pasan mucho tiempo sin ninguna acción efectiva simplemente porque el conflicto se esconde debajo de la mesa y no es visible De allí que la capacidad de ver el conflicto, analizarlo y conversar acerca del mismo es fundamental. 3ª Etapa: Generando normas: Desde el Coaching Ontológico, una de las bases teóricas para la generación de normas son los denominados "actos del habla" de los cuales no centraremos en tres: los pedidos, las ofertas y las promesas. Los pedidos, dentro de un equipo de trabajo, constituyen un tema al que se le debe prestar atención, máxime con el uso del mail como herramienta de comunicación interna. Alguien envía un mail pidiendo algo, y después de enviarlo queda convencido que el destinatario lo recibió, lo entendió y que dijo que sí. Y puede ocurrir que no ha sucedido ninguna de las tres cosas. El resultado es que el remitente se ofende profundamente y entabla un conflicto con aquel destinatario que no cumplió su pedido. La dificultad para pedir lo que realmente se quiere es uno de los problemas más agudos dentro del funcionamiento de organizaciones o equipos. Existe una "anatomía de un pedido" el cual tiene varias etapas que presentan entre el orador y el oyente La primera, obviamente, es que el orador debe "confirmar" la existencia del oyente: no puede partir de la suposición de que existe un oyente.

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Inmediatamente se plantea la siguiente situación: al orador le falta algo, tiene una inquietud; del otro lado hay· un oyente que puede proveer eso que le falta al orador. Pero el orador debe estar seguro que el oyente puede proveerlo, no suponer que puede hacerlo. El orador debe explicar claramente su expectativa de cumplimiento y su estándar. Si quiero un lapicero de color negro y no lo indico, corro el riesgo que me presten uno azul. Más complicado es cuando llega un informe que no tiene los parámetros que el orador quiere revisar, pero que nunca solicitó explícitamente. También existe un tiempo de cumplimento y al formular un pedido debe señalarse ese tiempo. Al cumplir estas etapas el orador sabe ya que alguien se hizo cargo de su inquietud, que conoce las expectativas para que se cubra de determinada forma y que será cubierta en determinado tiempo. A eso, agrega una solicitud de confirmación de que el pedido ha sido recibido y la confirmación de que el pedido podrá ser cumplido. Cuando el oyente responde afirmativamente a esta última confirmación, recién entonces ese proceso se constituye en una promesa Mientras no exista confirmación no existe pedido ni promesa. Muchas veces nos enojamos por la falta de cumplimiento de promesas que nunca llegaron a ser tales. Además hay otro tema referido al contexto y la obviedad. Es entonces cuando deben formularse

preguntas

como:

¿Tengo la misma distinción que el otro? ¿Estoy seguro que el otro

me

entiende?

¿Qué

contexto le voy a dar? 4ª Etapa: Desempeño: Si se parte de la suposición de que todos los pasos sugeridos en este trabajo han sido dados y, como

consecuencia,

nos

encontramos frente a un equipo que está generando buenos resultados,

algo

que

debe

tenerse en cuenta para reforzar esos resultados es el poder de las declaraciones Una declaración puede abrir o cerrar un mundo, tener resultados efectivos o no producir reacción. Por ejemplo, la capacidad de decir que si y decir que no. Un "yo lo voy a hacer" automáticamente genera un compromiso. Tener ese sí disponible coloca a la pers9ra en un

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lugar donde se convierte en una posibilidad para el otro. Un sí genera un compromiso, una relación y un vínculo No se puede dar un sí y pensar que uno no está comprometido, relacionado y vinculado. Sin embargo, hay personas que dan el sí para huir, para postergar, para no comprometerse. Este último tipo de personas no es útil en un equipo, de la misma manera que no lo son aquellos que permanentemente dicen "no" Una declaración importante es "no sé". Para algunas culturas es muy difícil, casi imposible, admitir que no se sabe, ya sea por soberbia o por miedo. Puede suceder que dentro de un equipo un Jefe diga: "ustedes que saben, hagan determinada tarea" y nadie en el equipo abre la boca pese a que nadie sabe cómo hacerla. No se puede discutir en un espacio donde los que no saben no lo declaran El decir "no sé", en cambio, abre una posibilidad de explicación y como consecuencia de aprendizaje. Abre también posibilidades la declaración para pedir disculpas. Existen comportamientos sociales donde es inimaginable pedir disculpas. Sin embargo, una disculpa, permite recuperar una relación La disculpa es una declaración que puede convertirse en una pieza fundamental en determinado momento de un trabajo. Al pedir disculpas, puede suceder que el otro la acepte o pida una reparación. Ambas situaciones crean un nuevo status en la relación y abren un campo enorme de posibilidades. También en este terreno se encuentra la declaración gratitud, de decir "gracias"

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