Nomastique # 12 / Promesas

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“La tensión era demasiado fuerte en aquel mundo que prometía tanto, que no daba nada“ Georges Perec

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AGORERO JS Martín Mi primera intención sigue intacta, aun conservo tus palabras como pies de página donde juego al equilibrio de una respuesta. Doy por descontado que todo esto que veo y siento tú ya lo conoces. Por las tardes siempre las palomas descoloridas y el paseo por la plaza. Los almacenes con sus almanaques de mujeres desnudas y paisajes siberianos, el asfalto caliente y la gente descosida, inofensiva. Por las noches la catedral, las campanas, las palomas volando dormidas, las luces artificiales, las escaleras vacías, la cama sin tender, el sueño reposado bajo el colchón. Siempre atisbando la aurora, el amanecer ramificado en los epigramas de mi cuerpo. Los gatos con antifaz en los tejados delineando la vulnerabilidad de los mundos, la posesión de las constelaciones, la geometría oculta de los puntos cardinales para fundir en un solo retablo del cielo la anécdota fugaz, el anhelo, la reencarnación coordenada de tu historia que jamás ha pertenecido a este reino como si fueras una idea entre líneas de los anales de las madres adoptivas. Como si este mundo o este sueño no hubiera sido capaz de retenerte.

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Con el rumbo atento al vórtice donde se desploma el horizonte, la luna fija el día con sus moños dorados, palomas y nubes estrelladas, la luz contra la sombra del empapelado de flores y tu mano izquierda de camino a la puerta, tus venas recorriendo punzantes mi radiador corporal, tu mirar indivisible de atados de piel quemada y empalagosa, y yo en la temperatura exacta para derretirme y prosperar en unos labios que sopesan cada detalle con complacencia lejana. Coladera de palabras dulces que han quedado estampadas en el viento, susurro mordaz de consonantes dislocadas en el cuenco de la palma de mis manos y en las bóvedas o los pasajes, tus mensajes se erizan como una onda de acero que derrenga y cubre el perfil de nuestras voces sepultas, tus augurios incólumes como caracoles aplastados contra las baldosas. Increíble la cantidad de llamadas equivocadas que recibo a diario, tanta gente que golpea a la puerta buscando a alguien que no soy yo, ni mi sombra o alguno de mis animales atornillados al resplandor de mis poderes solemnes estirados a la vera del pasillo donde creo que me saludas desde el precipicio de unos ojos infantiles, desde la guillotina de una boca que no puede pasar saliva, quizás mi sonrisa que tanto conoces te espere de pie rodeada de mariposas negras con el atuendo y el perfume de la piña en descomposición.

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Mi silueta verdosa se refleja en los árboles y los muros vecinos. Los eucaliptos empapados dejan caer gotas temblorosas de almizcle prensil y excremento de paloma sobre mi cabeza. Tomo un respiro y mis pulmones sienten el aire helado por el que transcurre mi vida como si fuera la tuya. Respiro con dificultad. La niebla espesa me castiga con la ilusión de ser yo mismo en tu vida. Las calles apagadas recuperan el amarillo con rayas blancas de los muebles, los ribetes de terciopelo del vuelvo al reverso del recuerdo indomable. Sin saberlo le marcaste otra pauta a mi tiempo. Sin darte por enterada me adelantaste el reloj. Fría de silencio la noche resquebraja un alba que nunca esta por llegar. La poca luz me permite advertir el vuelo de un grupo de palomas negras desplazándose desde los semáforos hasta los techos bajos de las tiendas de almanaques. Era para ti solo para mí un sostén ardiendo que baila sin usar la fuerza o el engaño. Cuando me levanto muy temprano y ayuno, te veo. Mis hermanos dicen que te han visto, que saben donde encontrarte. Cuando es mediodía y me cubro del sol con una sombrilla negra, te veo. A veces creo que te hablo y alguien me responde ¿Eres tu? ¿Serán los hijos de mis vecinos? ¿Será alguna novia muerta, algún recuerdo herido, alguna enemistad reciproca, algún rencor mal infundado por una palabra mal escogida y sin cartel? ¿Será algún desocupado pensamiento que se desvanece o algún viejo camarada en estado expansivo?

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Presento mi renuncia

Susana Santoyo

He claudicado ante un engañoso pesimismo, soy fugitiva del éxito. Corro para esconderme de la perfección que me fue demandada y simplemente busco el fracaso. No me he rendido, no soy un “parásito social”, finjo ser económicamente activa. Sin embargo, no pertenezco. He renunciado voluntariamente a aquel aplauso que tanto busqué, no sé cuándo envejecí tanto, no sé si mi generación ha envejecido también a este paso, aunque sí lo creo, nos desgastamos hace más de una década, en algún fin de año nos ocurrió el paso del tiempo, el que ya no era para nosotros.Nos acabamos, creyendo que pasando los años algo obtendríamos, algo “seríamos”, la gente decía “¡míralos ahora, imagínate en diez años!”, y crecimos esperando vernos a nosotros mismos pasado ese tiempo. Aunque no todos nos mintieron. Al mira hacia esos años me doy cuenta, el aviso sí estaba en nuestros tiempos, escondido de aquellos que nos decían qué hacer, qué esperar. Los otros estaban ahí, para avisarnos, para prevenirnos, para mostrarnos que ellos no veían en el presente la promesa materializada. “I wishthat I… wasbulletproof” Crecí escuchando a Radiohead, fue el sonido que me acompañó desde temprano. En la escuela secundaria ya mis mejores amigos tocaban canciones que Yorke y compañía habían escrito, las cantaban como si fueran de ellos, como si en cada aliento intentaran recuperar algo de la farsa que se nos había prometido.La bandera no la llevaba ThomYorke, no había bandera, ahí el punto, estuvimos cobijados bajo las luces neón que nos veían renacer en los límites de una nada. Se dice que en efecto una bolsa de aire salvó al músico en un accidente automovilístico y por eso parte de Airbag habla de renacer. Nosotros renacimos del accidente de nuestra época. “In theneonsign, Scrolling up and down, I am bornagain.” Así son las generaciones, supongo, se unen alrededor de una idea, de un sentimiento, de un aire de época que les recorre los huesos. Yo poco sé de todas las cosas, porque renuncié a tener certezas, sin embargo sospecho y leo en los otros, que el contexto nos llevó a la búsqueda de otros 9


horizontes, polvosos en el mismo fracaso, pero al fin posibilidades. Dice José Luis Brea, teórico, justo sobre las letras de Yorke “Quienes escuchan, quienes enuncian, son enfrentados al limite de su inconsistencia existencial, vivencial, y es la aproximación a ese borde la que hace estallar los flujos intensivos, afectivos, pasionales”. Flujos, estallando en los oídos, ansias de despertar… “We’retooyoungtofallasleep” pero despertar ¿a qué?. Creo que ni hoy lo sé. Fuimos una generación que cerró cosas para dejar paso a los otros, despedimos no sólo una década, despedimos un siglo, y un milenio. Nos quedamos con la llave luego de cerrar ¿qué debíamos hacer con ella?. Mirando a quienes dejaríamos pasar se nos fue el destello de la mirada, ya teníamos en la mano la pluma para firmar la renuncia. Quedaba aferrarnos a unas líneas que podíamos repetir y corear una y otra vez, al flujo colectivo, al mito. Está más allá de un hecho, es una leyenda recorriendo de voz en voz las mentes de los escuchas, ThomYorke ha dicho que él no escribió Street Spirit, ella se escribió sola, ellos sólo son mensajeros, que la ha cantado siempre al final de los conciertos pues lo deja emocionalmente acabado. Escuchar a Thom cantar la última frase de la canción, ya inentendible, el puro aullido, con esa voz aguda y entrecortada es desgarrador, la guitarra de Greenwood, en ese sube y baja, tic tac armónico, acompañando la lentitud de la voz, que se desliza aguda, que duele del oído al alma. Se le desvanece a uno el coro en los oídos, también, con uno mismo, con la expectativa, la leyenda a cuestas. La primera vez que Radiohead visitó México, mi generación tenía alrededor de 12 años, ellos no vinieron a la ciudad, tocaron en “periferia”. No fuimos a los conciertos, era complicado a esa edad… La segunda vez que vinieron, la primera “oficial”, la del campamento alrededor de las taquillas para esperar la venta de boletos, esa vez, compré mi boleto. Lo compré con el dinero que había ganado arduamente, trabajando, un boleto que no era barato. Es cierto, ellos siempre habían sido congruentes… habían renunciado a la disquera y el álbum In Rainbows había sido prácticamente regalado por internet. Sin embargo, la profecía se había cumplido, ellos llenaban estadios con entradas costosas y nosotros hacíamos filas eternas para llenarnos de ilusiones muertas que nos cabían en un pedazo de papel con un código de barras… “And fadeoutagain…” 10

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Sin título

Pablo Martínez Zárate

Ahí está presente inasible el mar de luces que gustas llamar Ciudad Madre a miles de kilómetros debajo de este monstruo de acero cada vez más lejos cada vez menos brillante ese mar que día a día crece en turba y en tamaño en donde viven millones y millones de espectros que se proclaman hombres mujeres niños en nombre de sus antepasados para quienes ya no se tiene nombre de quienes ya no guardamos nada ni la casa ni las voces ni la sangre nada para nadie y esas olas tintineando en el horizonte perdiendo entero su ritmo soñando seco un orden cercano al regazo materno y este presente huérfano cuya despiadada sordina hipnotiza hasta el artista insomne que persigue esas líneas de luz sabiendo que tarde o temprano se perderán en la noche. 13


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Podría ser una buena tarde... Gzreg Leiner La escena es ridícula. Un hombre lee solitario al inicio de un parque que en realidad es una barranca, bajo un árbol que tiene solamente unas cuantas hojas secas. El día se antoja otoñal pero es invierno y, a pesar de ello, hace bastante calor. El hombre se levanta, libro en mano inicia su camino cuesta arriba, no hay nadie más, tan sólo enormes edificaciones mudas lo rodean, árboles, nada más. Recuerdas una lectura budista que hablaba de los reinos del Samsara y su representación en el mundo de los hombres que son las ciudades, con sitios que se asemejan al infierno, sitios de deseo, sitios de desesperación y otros, parecidos a algún paraíso, bellos, acogedores ¿Qué reino representará este lugar? ¿A qué reino pertenecerá este antinatural silencio? Se escucha tan sólo el trinar de unas cuantas aves, el movimiento de los árboles y, a lo lejos, el ruido de un motor alejándose. La tarde avanza tranquila y sin embargo está vacía. Nadie te acompaña, nadie te está esperando. El hombre se aleja, se pierde en el movimiento autómata de esta parte de la ciudad en la que nada pasa, ciudad fantasma. Otro día monótono. ¿Será verdad aquel postulado que escuchaste hace poco? Es un mundo malvado, pero es una maldad pasiva, espera, aguarda en silencio, tiene la ventaja del tiempo… Nada pasa. Eternamente nada pasa.

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Círculo revolucionario Mis amigos revolucionarios pregonan y dicen que la revolución ya viene: y su voz se infla.

Oswaldo Trujillo

Los oigo hablar de gentes y de pueblos, oprimidos y vejados y robados, pero yo no veo sino brutos, por más brutos sometidos, dominados, angustiados –a gusto– porque la angustia tiene sus caricias y el confort de vivir de aloquediosquierea y de a loquesalióayerenlatelevisión. Desde luego, ellos piensan que esto está dicho desde un pensamiento burgués amanerado a las maneras de Dios y del Estado y que mis palabras son acicate para la desigualdad y la discriminación; que es fácil hacer versos comprados y difícil en cambio versos de a pié que exaltan la revolución dando la vida y la sangre en andrajos fabricados de claseprivilegiada que come marxismos en Coyoacán. Esta historia ya es rancia. Otras revoluciones cambiaron ya, derrocaron al régimen en turno; tiranos defenestrados al grito de la revolución ya viene. Pero la revolución ya vino, ya fue, ya pasó, sin tocar mucho las cosas, sin cambiar mucho los rostros, en este país del todosigueigual en el que todo Ya viene, ya vino, ya se va. 17


Saúl Gómez J. “Chaloo” http://laestaciongallery.com/leac/?page_id=263 http://garashgaleria.com/ portada, páginas 3, 7 y 8 Dinora Palma Javi Herrán (texto en dibujo p. 11) https://www.facebook.com/dinora.palma.1 páginas 11, 12, 14 y 16

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ADVERTENCIA: Mojigatos, liga de las buenas costumbres y persignados, abstĂŠnganse.

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